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Gusto y comunicabilidad

en la estética de Kant.

Laura Quintana. 2008. Gusto y comunicabilidad en la estética de Kant. Bogotá:


Universidad Nacional de Colombia - Universidad de los Andes [pp.406].

Ana María Amaya-Villarreal *

* Filósofa de la Universidad Nacional de Colombia y actualmente estudiante de la maestría en Filosofía en la misma


Universidad. Correo electrónico: amaya.villareal@gmail.com.
Revista de Estudios Sociales No. 34
rev.estud.soc.
diciembre de 2009: Pp. 176. ISSN 0123-885X
Bogotá, Pp.153-157.

S
experiencia del mundo. El interés y la diante la reflexión filosófica. Se trata,
intención, entonces, de lidiar con lo más bien, de comprender el modo en
desarraigado, con lo irreductible y lo el que unas circunstancias materiales
particular, condiciones que llevan rá- determinadas –las vicisitudes del pro-
pidamente al reconocimiento de lo di- ceso urbano que llevó a la emergencia
i se empezara a reseñar verso y la pluralidad, están en la base de las grandes ciudades– configuran
este libro, fruto de la investigación de la investigación de Laura Quinta- modos de autointerpretación y de in-
doctoral llevada a cabo por la profesora na. Y, claro está, del mismo modo le terpretación del mundo que también
Quintana, haciendo énfasis o concen- subyace el reto que supone tal reco- sirven para comprenderlas, y que es-
trándose en los temas que refieren los nocimiento y que tiene una relevancia tán profundamente relacionados con
términos mismos que componen su ética y política evidente: la indagación el pensamiento moderno y los ideales
título –comunicabilidad de los juicios por las posibilidades de establecer o y problemas teóricos que a él se asocian.
estéticos de gusto, estética kantiana–, descubrir lo que pueden llegar a tener De ahí que el examen de las reflexio-
se correría quizás el riesgo de dar una o tienen en común los seres humanos, nes estéticas que se recogen en Gusto
idea del mismo que es, precisamente, lo que les permite o puede permitirles y comunicabilidad en la estética de Kant
la que no quisiera destacar aquí. Me comunicarse, relacionarse, vincularse, pueda brindar elementos, sin necesidad
explico: aunque es un libro que trata considerarse entre sí como teniendo de esforzarlos o violentarlos, para pensar
con todo el rigor y minuciosidad el algo que los hermana. los problemas que he mencionado.
problema del gusto en el siglo XVIII y
el modo en el que Kant y otros auto- La pregunta natural, por supuesto, es ***
res se enfrentaron a él, lo primero que cómo –a partir de un problema estéti-
quisiera decir es que ofrece una oca- co– se llega a estos asuntos que son Los intereses que están detrás de la in-
sión para aproximarse no sólo al tema relevantes en otros ámbitos del pensa- vestigación llevan entonces a la autora
especial y difícil que se circunscribe miento y, en especial, en lo que atañe a hacer un rastreo no sólo estético sino
a lo que podemos llamar “la estética al pensar y al comprender el espacio inicialmente sociológico del concepto
kantiana”, sino a problemas y asuntos de lo social, de lo público, de la polí- de gusto. Apoyándose tanto en análisis
que sobrepasan esta temática que en tica. ¿Cómo es que el análisis de los de eminentes sociólogos acerca de los
principio parece tan delimitada y atrac- juicios de gusto, juicios basados en un procesos sociales propios de la moder-
tiva solamente para estudiosos con inte- sentimiento peculiar de placer, está nidad, como en fuentes directas ilus-
reses muy definidos y particulares. tan relacionado con el intento de pen- tradoras (Rousseau, Swift, Lope de
sar las condiciones propias de la cons- Vega), se explica lo que ella llama “el
En este sentido, hay que destacar el titución de una comunidad moderna, carácter desvinculado del individuo
enfoque amplio que ilumina de prin- mundana, incluyente y cosmopolita, moderno”. La irrupción de la noción
cipio a fin el recorrido investigativo así como con el modo de ser que ésta de “gusto” en el siglo XVII como un
que es Gusto y comunicabilidad en habría de tener? Pues bien, la clari- ideal de formación cortesano sólo se
la estética de Kant, enfoque que da dad de esta relación emerge cuando hace posible dado tal contexto de des-
lugar a los problemas generales que la aproximación al problema del gusto vinculación en el que las pequeñas co-
atraviesan este libro y que le dan a se centra, como lo hace la profesora munidades, y los lazos a partir de los
su temática un carácter plenamente Quintana, en el rasgo que funda- cuales éstas se establecían, se están
actual. Resumiendo, esos problemas menta incluso su surgimiento como disolviendo de modo tal que el vínculo
generales tienen que ver con las difi- problema: el de su pretendida validez interpersonal deviene en algo que no
cultades que impone al pensamiento intersubjetiva. En el análisis de este está establecido, que está por lograrse.
y a la práctica la condición social típi- rasgo, como se muestra con detalle El conjunto de las características de
camente moderna de desarraigo y des- en el primer capítulo de su libro, apa- comportamiento social según las cua-
vinculación del individuo, así como recen compenetradas la modernidad les se afirma que alguien es poseedor
con las distintas dificultades que, entendida como momento de la his- de buen gusto asegura, pues, una vin-
dada esa condición, trae la afirmación toria social del mundo occidental y la culación con la “buena sociedad”. Esta
de los ideales modernos, tan vigentes modernidad en cuanto momento de la noción primera, que la autora analiza a
aún, de individualidad irreductible, historia del pensamiento: no se trata la luz de escritos de Baltasar Gracián,
de autonomía personal, de una razón de derivar de lo estético conclusiones va mostrando ya rasgos esenciales del
liberadora que establece sus propios para lo político, ni de la aplicación a la asunto del gusto: un modo de ser que
criterios, de un yo que constituye la realidad de conceptos construidos me- surge del reconocimiento de la plura-

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lidad, y que suscita una preocupación ción que regulará la discusión suscita- previamente determinado, sino por la
doble y simultánea, y en este sentido da por su ineludible diversidad. conjugación de una variedad compleja
paradójica a primera vista: la de dis- de factores, entre los que se cuentan
tinguirse para vincularse. Ahora bien, Se quieren destacar con el examen y las convicciones, la formación y el
conforme se amplía aún más el espa- discernimiento de estas dos posicio- sentimiento: todos ellos susceptibles
cio público, los juicios de gusto ya no nes dos modos de comprender el fe- de ser puestos en juego en un diálogo
pueden resultar vinculantes en cuanto nómeno de la pluralidad: o la diversi- que puede llegar a transformarlos. La
se refieren a una suerte de consenso dad de juicios en la esfera del gusto respuesta que tendría esta propuesta
fáctico (la buena sociedad, en este es asumida como un hecho desafortu- al problema de la desvinculación de
caso), y, por eso mismo, se los empieza nado, causado por la intervención de los sujetos es una que no se da, como
a pensar en relación con una capaci- factores azarosos y fortuitos que se su- lo dice la autora, en términos fuertes.
dad plenamente autónoma enraizada en peran cuando se deja que primen sin El hecho de que aquello que se afirma
facultades constitutivas del ser humano, constricciones estructuras subjetivas en un juicio de gusto sea indemostra-
especialmente, en aquellas que posibili- comunes (Hutcheson, Burke y Kant), ble, lo más que permite es que la po-
tan lo que se considera más personal e o es asumida como un rasgo constitu- sibilidad de validez intersubjetiva ha
individual de cada quien: la experiencia tivo de la misma (Hume). Igualmente, de tenerse en cuenta como un prin-
sentimental y, particularmente, la que según Quintana, están en juego aquí cipio regulativo que dispondría ciertas
involucra sentir placer. dos nociones de comunicabilidad: una reglas para el ejercicio discursivo del
para la que la interacción discursiva gusto, entre ellas, especialmente, la
El problema del gusto se convierte, en- no cumple un papel determinante, flexibilidad y apertura frente al otro y
tonces, en el problema de dar cuenta excepto si es usada sólo para poner la búsqueda de premisas compartibles.
de unos juicios valorativos que tienen de presente los obstáculos que tiene El acuerdo entonces, para Hume, se
su origen en una experiencia placente- alguien para adherirse al transfondo da, si es que llega a darse, en el ejer-
ra, en una experiencia eminentemen- común, para desplegar correctamen- cicio de la discursividad, lo que lo
te subjetiva, y que, sin embargo, no se te la facultad asociada al gusto, y otra hace, además, siempre frágil, siempre
comportan como juicios absolutamen- para la que la discursividad es esen- susceptible de revisión.
te subjetivos o privados. Por el contra- cial a ella, indispensable. Es de notar
rio, el juicio de gusto, para los autores que, siguiendo la interpretación que El análisis de las reflexiones kantia-
en cuestión, eleva una pretensión de presenta la autora, se disciernen aquí, nas, que ocupan el grueso de la inves-
consenso en torno a la apreciación de lo además, dos actitudes frente al pro- tigación, estará relacionado, de uno
que se juzga, una pretensión, entonces, blema del gusto: una que lo considera u otro modo, con estas dos maneras
de impersonalidad y abstracción que pa- un verdadero problema, la que adopta y actitudes según las cuales afrontar
rece contraria al placer que lo origina. Hume, abrazando toda su compleji- el problema de los juicios de gusto.
dad, y otra que lo aborda apenas como Una aproximación al estilo de Hume
A la luz de estas consideraciones que un pseudoproblema, pues, en efecto, se considera, aunque de pasada, en la
describen una suerte de rareza proble- podría decirse que para Hutcheson y Crítica de la facultad de juzgar, y re-
mática propia del gusto, señala Quin- Burke no hay tal cosa como un “proble- suena en ciertos planteamientos kan-
tana las dos perspectivas generales por ma de la comunicabilidad de juicios de tianos precríticos. En estos últimos,
las que transitan las estrategias que gusto”, toda vez que ésta está garantiza- señala la profesora Quintana, Kant
tratan de explicar y dar cuenta del pro- da por facultades que tienen y pueden se deja ver oscilante entre las dos al-
blema. Mientras una trata de concebir ejercer todos los seres humanos. ternativas reseñadas anteriormente,
el gusto “apelando a unas estructuras lo que interpreta ella, precisamente,
subjetivas que funcionarían de mane- Las consideraciones hechas por Hume como señal de una aproximación no
ra uniforme en todos los sujetos” (p. en On the Standard of Taste introducen reduccionista. Es de notar, además,
78), esto es, del mismo modo que se entonces en la investigación elemen- que entre las dos posibilidades Kant
da cuenta de la uniformidad de los tos que no habían aparecido en lo pre- trata de encontrar una tercera alterna-
juicios de conocimiento o morales, la cedente. Para este autor la posibilidad tiva que conjuga elementos de las dos:
otra, por su parte, procura tomarse en de consenso en el terreno del gusto no la apelación a una idea de “la totalidad
serio el hecho irrefutable de la diver- se da ni como confluencia sentimen- de aquellos que juzgan” a la hora de
gencia entre los juicios de gusto, y con tal, ni como actualización de un punto formarse un juicio de gusto, es decir, a
esto, entender la pretensión de validez de vista universal, ni porque se cir- la idea de una suerte de tribunal ima-
intersubjetiva sólo como una aspira- cunscriba en un marco de referencia ginario conformado por posibles inter-

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locutores. Esta apelación supondría según él mismo, el juicio de gusto se necesidad “aduciendo que se basan en
una capacidad de reflexión autónoma distingue esencialmente. un principio o estructura mental que
que depende, en ese sentido, de ele- puede considerarse como condición
mentos a priori, y que, sin embargo, El estudio exhaustivo de la “Analítica indispensable de la posibilidad de la
tiene a la vez en consideración y re- de lo bello” (que comprende la expo- experiencia” (p. 348).
flexiona sobre la posible perspectiva sición y la deducción de los juicios de
de otros, los distintos ángulos de apre- gusto) termina mostrando no sólo una Sometiendo a una cuidadosa revi-
ciación según los cuales emitir un jui- caracterización arbitraria del juicio de sión la argumentación kantiana de la
cio, suponiendo y haciendo posible así gusto, en lo concerniente a su comu- “Deducción”, se muestra, sin embar-
la sociabilidad del gusto (y con ella, la nicabilidad, sino también una serie go, que tal sentido común estético se
pluralidad). Se trata, en este caso, de de descuidos y fallas argumentativas considera necesario y real por medio
asumir la difícil tarea de comprender que son, para la autora, indicativos de una argumentación circular. Lo
la autonomía en términos relaciona- de que un tratamiento trascendental que Kant argumenta para afirmar la
les. La comunicabilidad no se entien- fuerte (o, más bien, en términos cons- existencia de tal sentido es la misma
de, entonces, como una “unanimidad titutivos) no es el que le corresponde exigencia de validez universal que el
que queda garantizada por la corres- a una indagación acerca de los juicios juicio de gusto supuestamente osten-
pondencia con ciertas condiciones del de gusto. Al introducirlo en este mar- ta como rasgo fenomenológico, y que,
conocimiento, ni como un acuerdo de co de comprensión, el juicio de gus- precisamente, intentaba justificar a
facto alcanzado en la interacción con to se convierte en objeto de examen través del recurso a dicha capacidad
otros” (p. 187). Sin embargo, la autora para determinar, en concreto, si es del sentido común estético. Esto que-
señala con algo de decepción que esta posible como juicio sintético a priori. da muy claro, como señala la autora,
tercera vía no resulta ser una propues- No obstante, esta caracterización pa- en el hecho de que la deducción sim-
ta concluyente, sino una idea, una al- rece de entrada limitada, pues se lo plemente recoja y reformule lo dicho
ternativa que Kant apenas explora. considera como un juicio que exige en la “Exposición”, dejando de lado el
el asentimiento de los demás, rasgo carácter hipotético que ésta debería
Podría decirse que la clave para com- que, según la misma filosofía kantia- tener y como si se estuviera asumien-
prender las estrategias de resolución na, es propio de los juicios que tienen do –en un descuido imperdonable si
del problema del gusto que aparecen un fundamento universal, que están en verdad se está siguiendo una me-
a lo largo de la investigación está en legitimados por un principio a priori todología trascendental– que lo allí
entender y analizar la caracterización subjetivo. Kant parece –según se nos dicho configuraba una demostración
misma de los juicios de gusto desde la muestra en la investigación– hacer o legitimación de los rasgos que se
que se parte. Esta caracterización, en caso omiso de esto, y sigue tratando proponían de los juicios de gusto. Esta
el caso de Kant, toma un giro radical de adaptar el problema del gusto a una falla argumentativa, nuevamente, es
en el momento de analizar los juicios perspectiva trascendental fuerte. En clara señal para la profesora Quintana
de gusto según la perspectiva trascen- efecto, para dar cuenta de la exigen- de que el punto de partida de la inves-
dental, pues el análisis fenomenoló- cia de asentimiento que le atribuye al tigación kantiana ha sido caracteriza-
gico de este juicio, punto de partida juicio en cuestión, el autor formula la do inadecuadamente.
de la investigación, incluye adscribirle hipótesis de una relación particular de
un rasgo que resulta cuestionable: la las facultades cognitivas del sujeto: No se puede dejar de señalar el he-
pretensión de validez intersubjetiva en un libre juego de la imaginación y el cho, algo misterioso, de que Kant haya
términos de exigencia. Para la profeso- entendimiento que, además, suscita- omitido las consideraciones y alterna-
ra Quintana esta exigencia tiene que ría un sentido común. Se trataría de tivas que había hecho no sólo en sus
ver con una comprensión inadecuada una capacidad que en la “Exposición” reflexiones precríticas sino también
y algo dogmática del hecho de que tal postularía apenas el posible principio en el parágrafo 22 de la tercera Críti-
juicio se preste a la discusión (que a priori de los juicios de gusto. La ar- ca, en el que aborda la posibilidad de
no sea incomunicable pero tampoco gumentación que sustente la necesi- concebir la pretensión de validez in-
resulte demostrable). Parecería ser dad real de ese principio a priori, así tersubjetiva como un ideal de la razón.
que el autor no le hace suficiente como la existencia del sentido común Las razones por las cuales Kant adop-
justicia a este rasgo, al entenderlo estético, es propia del momento de la ta una actitud ciertamente dogmática,
por analogía con la pretensión de “Deducción”, a la que le corresponde- que queda al descubierto en sus plan-
universalidad de los juicios de cono- ría legitimar y afirmar la realidad de teamientos y modo de argumentación,
cimiento, de los que, sin embargo, las pretensiones de validez universal y no se exploran en el libro. Sería intere-

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sante, desde mi punto de vista, tratar eso están condenados a la absoluta Gusto y comunicabilidad en la estéti-
de plantear hipótesis que den cuenta incomunicabilidad, privacidad o, in- ca de Kant es, entonces, una ocasión
del modo dogmático e incluso descui- cluso, irracionalidad. Acepta entonces para pensar la política de la mano de
dado con el que Kant se ocupa de los que en tales ámbitos hay otro tipo de la estética que invita a comprender
juicios de gusto en la tercera Crítica, comunicabilidad, que no es irrestric- las reflexiones tanto de la una como
según lo ha puesto al descubierto en ta, y que se justifica a través de otro de la otra en toda su complejidad y
su libro la profesora Quintana. Y es tipo de criterios que le otorgan algún en relación con diversos ámbitos de
que, a mi modo de ver, no deja de re- tipo de validez pública. la reflexión y la experiencia de los se-
sultar paradójico que, como se sigue res humanos en el mundo. Tengo que
de lo planteado en Gusto y comunica- Al vincular el juicio de gusto con el decir, para terminar, que pocas veces
bilidad en la estética de Kant, se asista de opinión o creencia en lo que ata- encuentra uno una aproximación crí-
en la Crítica de la facultad de juzgar a ñe a su comunicabilidad vuelve a tica al pensamiento kantiano que se
un planteamiento que parecería forzar ponerse de relieve lo significativo de exprese con la claridad rigurosa de
los límites del conocimiento: se le per- una investigación como ésta para el este libro, rigurosidad y claridad gene-
mite a éste tratar de abrazar un campo pensamiento acerca de la política, el rosas que permiten entender, incluso
que le es hostil, y, además, se llega allí ámbito en el que, y sobre esto esta- a través de la misma crítica a ellos,
a conclusiones que parecen ignorar mos de acuerdo, no tienen cabida, o los planteamientos de la filosofía kan-
dogmáticamente un punto intermedio no deben tenerla, criterios objetivos y tiana. Es en realidad una suerte para
entre lo demostrable y lo puramente definitivos. Las discusiones y la com- nuestra comunidad académica encon-
incompartible e incomunicable. Pien- prensión de la política ganan una sana trarse con este libro que entreteje de
so que todo esto le da un tinte muy restricción si se las entiende a partir modo fino y dinámico temáticas que
poco “crítico” a estas reflexiones que, de este tipo de juicios, pues se acep- abrazan los intereses de muchos de sus
como Kant mismo parece reconocer- ta que “lo que somos en común” no miembros: fervientes de Kant o no, co-
lo, tienen que ver, en todo caso, con lo es una realidad empírica ni fáctica nocedores consumados de su filosofía o
ético y lo social. que se asuma apelando a principios principiantes en el ejercicio que trata de
universales, que pueda entonces comprenderla, interesados simplemen-
Lo anterior resulta aún más sorpren- imponerse. Por el contrario, la con- te en las reflexiones que hacen de la
dente en cuanto la concepción de la cepción de un lazo que comunique a estética un campo riquísimo de la filo-
pretensión de validez intersubjetiva los seres humanos –esto quiere decir sofía o preocupados por comprender el
como ideal –o como idea regulativa que les permita comunicarse: distin- momento histórico o filosófico que refe-
de la razón, explorada por Kant– es, guirse y vincularse– no resiste una rimos con el nombre de modernidad, y
además, afín, como recalca frecuente- postulación más fuerte que la que lo en general, para no seguir con una lista
mente a partir del capítulo tres la pro- entiende como una expectativa, una que sería larga, todo aquel que se sien-
fesora Quintana, con las ideas kantia- aspiración que regularía y sugeriría ta concernido y atraído por reflexionar
nas acerca de los juicios de creencia y ciertas actitudes y prácticas de aper- filosófica, política o existencialmente
opinión. En efecto, Kant reconoce que tura y consideración de los otros que acerca de esa dimensión misteriosa y
hay terrenos en los que no es exigible se movería, cuidadosamente, entre retadora en la que somos individuos
el acuerdo, como los de la opinión y la los frágiles límites de lo respetuoso y solitarios que luchan, de modos tan
creencia, y que, sin embargo, no por lo vinculante. distintos, contra su soledad. 

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