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Poder Judicial de la Nación

CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES DEL TRABAJO


SALA V
Expte. nº 8891/2018/CA1

EXPTE. NRO. CNT 8891/2018/CA1


SENTENCIA DEFINITIVA. 86992
AUTOS: “G., C. A. c/ CASA DE MONEDA SOCIEDAD DEL
ESTADO s/ Juicio Sumarísimo” (JUZG. Nº 35).

En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Capital Federal de la República Argentina, a


los 27 días del mes MARZO de 2023 se reúnen los señores jueces
de la Sala V, para dictar la sentencia en esta causa, quienes se expiden en el orden de
votación que fue sorteado oportunamente el doctor GABRIEL de VEDIA dijo:
I. Contra la sentencia definitiva dictada con fecha 16 de
junio de 2022 que hizo lugar a la acción entablada por la parte actora y decretó la
nulidad del despido dispuesto por la demandada -Casa de Moneda Sociedad del Estado-
y ordenó la reinstalación del trabajador en su puesto de trabajo, se agravian ambas
partes. La parte actora lo hace en los términos y alcances del memorial recursivo
acompañado con fecha 29/06/2022, mientras que la demandada lo hace conforme los
alcances del memorial glosado digitalmente el 05/07/2022, cuyas réplicas obran en
idéntico formato. Asimismo, se agravia la perito contadora por la regulación de sus
honorarios a los que considera bajos.
USO O F I C I A L

La parte actora si bien acuerda con el resultado de la


sentencia, refiere que en grado se omitió tratar la conducta de la demandada como
contraria a la normativa nacional e internacional en cuanto lesiona la representación
gremial, y por lo tanto objetivamente subsumida en el tipo previsto en el art. 53 de la ley
23.551 con la consecuente aplicación de las sanciones previstas en el art. 55 del mismo
cuerpo legal.
A su vez, cuestiona que el juzgador no haya impuesto
intereses sobre las diferencias salariales devengadas, pues ello implica consagrar un
enriquecimiento sin causa en cabeza del deudor del monto por diferencias salariales.
En última instancia, se agravia porque en la anterior
instancia nada se dijo respecto a la reparación por daño moral requerida en el libelo
inicial y por la distribución de costas en el orden causado.
A su turno, el recurso interpuesto por la demandada apunta a
cuestionar la decisión de grado por la cual se consideró nulo el despido decidido, pues
sostiene que el trabajador nunca ostentó tutela sindical alguna en los términos de la ley
23.551. Que la eventual actividad sindical que pudo desarrollar el actor con anterioridad
al despido no lo transforma en titular de tutela sindical alguna. Que el accionante no ha
desempeñado ningún cargo de representación elegido por el voto directo y secreto de sus
compañeros de trabajo, situación reconocida por el magistrado de origen. Tampoco los
hechos posteriores al despido, como pudo ser la supuesta designación del Sr. G.
Fecha de firma: 27/03/2023
Firmado por: GABRIEL DE VEDIA, JUEZ DE CAMARA
como paritario de CYMAT,
Firmado por: BEATRIZ ETHEL FERDMAN, JUEZ DE CAMARA
nada tuvo que ver con la situación fáctica existente al
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Firmado por: JULIANA CASCELLI, SECRETARIA DE CAMARA

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momento del despido. Que los arts. 41 y 48 desmienten la postura asumida en la anterior
instancia, en tanto el actor nunca fue delegado de ATE.
En síntesis, se agravia por una incorrecta valoración de la
prueba rendida, por la ausencia de toda condición gremial del actor y por la inexistencia
de un acto que evidencie un comportamiento discriminatorio a su respecto.
Indica que según informó RRHH, durante el año 2017 se
han despedido sin causa 50 agentes que se encontraban en la misma situación que el Sr.
G., en función de la situación económico financiera de la empresa, tal como lo
acreditaron los testimonios de Martinez, Larotonda y Brunengo. Que la demandada no
conocía la supuesta condición de activista por lo que nunca pudo haber despedido al
actor como reproche o castigo.
Refiere que el precedente Madorrán utilizado por el
sentenciante de la anterior instancia para fundar sus argumentos no se aplica al presente
caso y por ende no puede hacerse extensiva dicha doctrina. Que los supuestos fácticos
son totalmente distintos y cita profusa jurisprudencia en apoyo de su postura.
II. Para decidir de la forma en lo hizo el Sr. Juez de grado,
no sólo tuvo en cuenta las probanzas arrimadas a la causa, sino que además hizo
hincapié en el obiter dictum del caso Madorrán. Concluyó que, con los testimonios
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rendidos a instancias de la parte actora y con más la prueba oficiaría de ATE donde
certificaba a fs. 781 que el actor fue elegido en elecciones libres y democráticas como
paritario en la CYMAT. Es decir que quedaba acreditado no sólo la participación
militante del actor en la vida del sindicato con anterioridad al despido sino que, con
posterioridad a la reinstalación en marzo de 2018 por medida cautelar, el actor fue electo
en cargo paritario en la CYMAT. Esto demostró la activa intervención en la vida
sindical y su legitimación frente a los compañeros que representaba y organizaba, cuya
protección emana del art. 47 LAS y 14 bis CN.
III. Delimitadas sucintamente las posturas recursivas de
ambas partes, en primer lugar destaco que el marco de análisis no es la violación a la
garantía prevista por la norma del art. 48 LAS en la cual el actor no estaba amparado,
sino de las previsiones normativas del art. 47 LAS, art. 1 de la ley 23.592 y demás
normas convencionales internacionales que integran el plexo normativo del sistema legal
argentino.
Por ello, es que no coincido con la diferencia doctrinaria que
se cita en el fallo de la anterior instancia, pues no sólo se trata de una cuestión de prueba,
ya que al invocarse un supuesto discriminatorio con indicios verosímiles quien debe
demostrar que la situación fáctica no es la descripta por el sujeto discriminado es la
demandada.
Es cierto que no puede analizarse los hechos planteados por
Fecha de firma: 27/03/2023
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la parte actora como si se tratara
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de una acción instada por un sujeto comprendido en la
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estabilidad por representación. Técnicamente, el planteo del actor se funda en las


represalias que sufriera como consecuencia del ejercicio de libertades sindicales
individuales comprendidas en el artículo 4 LAS1 que ve su reflejo directo en la norma
del art. 47 LAS2 que, precisamente, ampara a los trabajadores u organización sindical
que sean impedidos del ejercicio de las libertades sindicales.
Lo que debe tenerse en cuenta es que la libertad cuya tutela
se pretende es la libertad sindical en su plano individual, es decir, aquello que pueden
realizar en forma lícita los trabajadores para ejercer sus derechos sindicales. El art. 47 no
tutela la libertad individual en el plano colectivo. Por ello, la acción entablada en los
términos del artículo referido espeja las libertades establecidas en la norma del art. 4 y 5
de la ley de asociaciones sindicales.
La forma de proteger estas libertades es la potestad que tiene
el juzgador para hacer cesar el impedimento u obstáculo al ejercicio pleno garantizado
por la Constitución Nacional y por las normas internacionales.
En esto radica la diferencia con el supuesto protegido por la
norma del art. 48 LAS, pues en esos casos el amparo está dirigido a la representación
individual del colectivo mientras que lo que aquí se discute es impedir una represalia
destinada a obstaculizar el ejercicio regular de los derechos de la libertad sindical en el
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plano individual. La norma del artículo 47 LAS no es una norma de protección de un


representante sindical.
Ahora bien, es cierto que, en el caso, coinciden tanto la
acción antidiscriminatoria (en tanto la causa del despido puedo haber sido la pertenencia
del actor al grupo de actuación gremial) como la acción por represalia ante el ejercicio
de una libertad sindical en términos del artículo 47 LAS, cuya consecuencia jurídica
inmediata no es un resarcimiento adicional sino la pérdida de efectos jurídicos del acto
discriminatorio o de represalia antisindical. Además, tanto en uno como en otro caso, la
carga de la prueba del carácter no discriminatorio y no antisindical del distracto pesa
sobre el demandado, ante la verosimilitud de las circunstancias narradas por los testigos
citados en la sede anterior.

1
Los trabajadores tienen los siguientes derechos sindicales:
a) Constituir libremente y sin necesidad de autorización previa, asociaciones sindicales;
b) Afiliarse a las ya constituidas, no afiliarse o desafiliarse;
c) Reunirse y desarrollar actividades sindicales;
d) Peticionar ante las autoridades y los empleadores;
e) Participar en la vida interna de las asociaciones sindicales, elegir libremente a sus representantes, ser
elegidos y postular candidatos.
2
Todo trabajador o asociación sindical que fuere impedido u obstaculizado en el ejercicio regular de los
derechos de la libertad sindical garantizados por la presente ley, podrá recabar el amparo de estos derechos
ante el tribunal judicial competente, conforme al procedimiento Civil y Comercial de la Nación o
equivalente de los códigos procesales civiles provinciales, a fin de que éste disponga, si correspondiere, el
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cese inmediato del comportamiento antisindical.
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En ello radica la importancia de las pruebas producidas en la


causa y la falta de idoneidad probatoria de los medios ofrecidos por la demandada que
resultaran hábiles como para derribar los certeros indicios sobre discriminación o
represalia antisindical.
Digo ello, pues la demandada en todo momento durante sus
agravios se enfoca en que el actor no era delegado electo al momento del despido (Cabe
aclarar como bien lo hace la anterior instancia que fue electo paritario con posterioridad
a la reinstalación cautelar en marzo de 2018), pero no desvirtúa de ninguna manera que
el actor desarrollara actividades sindicales dentro del establecimiento y participara
activamente en la vida interna de la asociación, en la comisión de medio ambiente y en
la organización y administración de los problemas de seguridad e higiene dentro del
establecimiento (cfr. art. 4 LAS) y fue despedido “sin causa” por la demandada el
18/10/2017 dentro de un grupo numerosos de trabajadores en base a que la demandada
arguyó motivos de reestructuración de la empresa por una situación financiera
complicada.
Sin embargo, los testigos que declararon en la causa hicieron
referencia primero que el actor es un militante activo del sindicato ATE que se estaba
normalizando dentro de la empresa, más que nada de CYMAT, Comisión de Medio
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Ambiente y Condiciones de Trabajo.


Segundo que era quien llevaba los problemas del sector, el
aire acondicionado y el problema del olor de los billetes por ejemplo a las asambleas.
Piñeyro a fs. 734 y sgtes. dijo que “le consta las tareas del actor porque hablaba mucho
con él, si bien el actor no era “normalizador”, era la referencia que tenían dentro del
sector de calcografía y representaba a sus compañeros. No tenían delegado en el sector
donde trabajaba el actor. El actor trasladaba los problemas de los compañeros del
sector hacia la junta referida o hacia los delegados normalizadores en su momento”.
Tercero que fue uno de los denunciantes de un problema de
seguridad e higiene que afectaba a sus compañeros de trabajo. Que el inconveniente
ocurrió con los billetes de 20 pesos porque la tinta era muy tóxica y había compañeros
que se descomponían, el actor denunció esto ante la Cymat -comisión de Medio
Ambiente- y “los jefes lo hacían culpable de no poder imprimir los billetes de veinte
por la denuncia que había hecho el actor…” (testimonio de Piñeyro).
Que junto con Alejandro Ortolani, hicieron una recorrida y
pudieron corroborar el olor en el sector denunciado por el actor donde él mismo
trabajaba, cuando entraron les dolían los ojos y les picaba la garganta, el actor trabajó
hasta el día en que lo despidieron en el mes de octubre, con otra compañera
denunciaron que la tinta utilizada era tóxica y que la empresa demandada no quería
que pasara esto… al día siguiente o en el transcurso de la misma semana echaron al
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actor sin causa… que hubo
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muchos despidos, el actor era un delegado prácticamente,
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lo que no tenía eran los fueros (ver testimonio de Gabriel Eduardo Berlusconi a fs. 731 y
sgtes.).
El valor probatorio proviene que los testimonios se exhiben
concordantes y objetivos, en tanto han dado la razón de sus dichos porque han
presenciado personalmente los hechos que relataron, ya sea por ser compañeros del actor
que se han desempeñado en el sector de trabajo o bien por ser miembros de la
agrupación que integró el actor junto con otros compañeros (cfr. arts. 386 y 456 del
C.P.C.C.N.).
Cabe destacar que la libertad sindical no se agota en el
conflicto social contra la empleadora (privada o estatal) sino que también se trasluce en
las asambleas de personal ante situaciones que requieren la discusión democrática de la
decisión colectiva a tomarse en el ámbito del establecimiento, como ocurrió en el caso.
Lo expuesto por los testigos, en favor de la postura asumida
por el trabajador desde el inicio, habilita presumir indiciariamente que existió un despido
discriminatorio por ser parte del colectivo gremial o que el mismo se produjo como
represalia por haber ejercido su control y ocupación de ciertas medidas de seguridad e
higiene dentro del ámbito del accionar sindical y con la finalidad de impedir u
obstaculizar el ejercicio pleno de la acción sindical.
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Desde esta perspectiva, configurado el despido sin causa


efectivizado por el empleador, correspondía a él demostrar la inexistencia de estas
hipótesis, máxime cuando la parte actora produjo prueba idónea en ese sentido. Cabe
destacar que la inversión de la carga probatoria no exime de prueba a la parte que tilda
de discriminatorio un acto ni mucho menos de la invocación concreta de los hechos en
los cuales se basa para demostrar que la conducta fue discriminatoria.
Sobre todo porque si bien la demandada arguyó que según
un informe de RRHH, durante el año 2017 se despidieron sin causa 50 agentes que se
encontraban en la misma situación que el Sr. G. por restructuración financiera, no dejo
de advertir que al actor lo despidieron en octubre de 2016 en concordancia temporal con
los hechos narrados por los testigos. Y ello viene adunado a que tampoco acreditó un
supuesto desfasaje financiero que afectara a la sociedad, en virtud que era ella quien
debía demostrar que el despido del actor no se produjo por causas gremiales.
En este contexto, considero que la hipótesis de represalia
antisindical emerge ante la premura en la decisión rupturista y la vinculación temporal
con el ejercicio de las actividades sindicales mantenidas por el trabajador dentro de la
organización sindical. Y de ello, nada dijo el apelante. Reitero que los agravios sólo se
centraron en la inexistencia de tutela sindical en términos del art. 48 LAS y en la
imposibilidad de extender dicha protección a quien no se encuentra amparado por dicho
status.
Fecha de firma: 27/03/2023
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Si bien se esforzó en decir que la valoración de la prueba


testimonial aportada era equivocada, en momento alguno explicó razones suficientes que
permitieran analizar que la decisión rupturista tuvo una causa distinta a un accionar
discriminatorio o de represalia antisindical. En este contexto, más allá que la demandada
hizo hincapié en sus agravios que no podía conocer la actividad desplegada por el
trabajador dentro del establecimiento, varios de sus compañeros lo sitúan con facultades
de delegado en el sector de calcografía apuntado los reclamos de sus compañeros para
trasladarlos a las asambleas de delegados y en actividad constante dentro de la comisión
de medio ambiente.
En este mismo sentido se ha expresado la jurisprudencia
que comparto, pues si el actor aporta indicios suficientes respecto a la lesión de sus
derechos fundamentales, corresponde al empleador demostrar “que su actuación tiene
causas reales absolutamente extrañas a la invocada vulneración de derechos
fundamentales (…)” (CNAT, Sala V, sent. 68536, 14/6/2006, “Parra Vera Máxima c/
San Timoteo S.A.”, Sala V, sent. 69131 21/12/2006, “Arecco, Maximiliano c/ Praxair
Argentina S.A.”, "Alvarez, Maximiliano y otros c/ Cencosud SA" Sala II del 25 de
junio de 2007; "Olguin Pedro Marcelo c/ Rutas del Sur SA" Sala IV del 19 de marzo
de 2010; "Muñoz Carballo Alejandra Noelia c/ Casino Buenos Aires SA Compañía de
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Inversiones en Entretenimientos SA UTE" Sala X del 30 de abril de 2010, entre


muchos otros). Criterio también utilizado por la CSJN en los autos “Pellicori, Liliana
Silvia c/ Colegio Público de Abogados de la Capital Federal s/ amparo” del
15/11/2011 (P.489, XLIV)3, “Sisnero” (Fallos: 337: 611) y recientemente en “Varela”
(CSJ 528/2011 del - 04/09/2018).
Por lo expuesto, considero que la participación activa del
trabajador en la vida sindical dentro de la organización y del establecimiento en modo
regular se encuentra suficientemente acreditada en la causa con los testimonios
analizados y el informe emitido por ATE, cobrando relevancia entonces la garantía
prevista por el art. 47 de la ley 23.551 y el derecho a no ser objeto de discriminación, por
lo cual se advierte que la decisión de la demandada de excluirlo -sin la acreditación de
un motivo concreto y objetivo- contraría también el ejercicio de la libertad sindical del
actor en su faz individual y colectiva, lo que determina que el acto del despido deba ser
dejado sin efecto (en concordancia con el art. 1 de la ley 23.592).
Por lo demás, y teniendo en cuenta la preponderancia de la
norma del art. 1 de la ley 23.592, la potestad que tiene el juzgador de declarar la
ineficacia del acto reprochable, se funda en que el mismo ostenta un objeto prohibido

El Alto Tribunal destacó en este caso que "…resultará suficiente, para la parte que afirma dicho motivo,
3

con la acreditación de hechos que, prima facie evaluados, resulten idóneos para inducir su existencia,
caso en el cual corresponderá al demandado a quien se reprocha la comisión del trato impugnado, la
prueba de que éste tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a toda discriminación. La
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evaluación de uno y otro extremo, naturalmente, es cometido propio de los jueces de la causa, a ser
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DEidCaAdMcAoRnAlas reglas de la sana crítica"
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(cfr. arts. 279 y 387 del CCyCN vigente al momento en que se sucedieron los hechos)
pues pretende conjugar un acto discriminatorio que afecta un derecho fundamental
protegido por normas de orden público nacional e internacional.
No por nada, los tratados internacionales incluyen con
mayor o menor extensión, la libertad sindical como uno de los derechos fundamentales
de los trabajadores. Así se estableció, por ejemplo, en el Convenio 98 OIT por el cual los
trabajadores deberán gozar de adecuada protección contra todo acto de discriminación
tendiente a menoscabar la libertad sindical en relación con su empleo. Según el Comité
de Libertad Sindical de la O.I.T., dicha protección deberá ejercerse, especialmente,
contra todo acto que tenga por objeto despedir a un trabajador o perjudicarlo de
cualquier otra forma, a causa de su afiliación sindical o de su participación en
actividades sindicales.
No soslayo los argumentos esgrimidos por la demandada
respecto a que el precedente Madorrán no resulta aplicable al caso. Coincido en que
corresponde aclarar las varias salvedades que deben hacerse al invocarse este
precedente. Sin embargo, entiendo que el sentenciante de la anterior instancia lo hizo en
función de “La estabilidad del empleado público (art. 14 bis de la Constitución
Nacional) significa que la actora no pudo válidamente ser segregada de su empleo sin
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invocación de una causa justificada y razonable, de manera que su reclamo de


reinstalación fue considerado procedente, confirmándose la sentencia que declaró nulo
e inconstitucional el art. 7 del convenio colectivo 56/92 “E” según el texto dispuesto
por el laudo 16/92 del Ministerio de Trabajo y Seguridad de la Nación, por impedir que
el art. 14 bis produzca los mencionados efectos”. Por ello se condenó a la
Administración Nacional de Aduanas a reincorporar a la actora, dando así operatividad a
esta última norma.
En consecuencia, ante la orfandad probatoria de la parte
demandada y la ineficacia de los argumentos recursivos, corresponde confirmar lo
decidido en grado respecto a la nulidad del despido impetrado en virtud de los
fundamentos aquí vertidos.
IV. Respecto a la petición de la parte actora por la existencia
de prácticas desleales por parte de la empleadora, debo decir que en el caso no
vislumbro la intencionalidad que la norma del art. 53 LAS exige para considerar un
accionar desleal para con el sindicato o sus integrantes, especialmente por el carácter
represivo de las normas que regulan este instituto y atendiendo al principio de legalidad
que exige establecer con claridad la configuración fáctica de la conducta reprochable.
Más allá de la discusión que merezca el carácter taxativo o
abierto de la enumeración del artículo 53 LAS parece claro que la actitud de la
demandada no se incluye en ninguna de las hipótesis de los incisos de la norma
Fecha de firma: 27/03/2023
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requeridos por la parte actora.
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Nótese que no se adoptaron represalias contra los


trabajadores por su participación en medidas de acción sindical colectiva o que se
hubiera intervenido en los procedimientos vinculados al juzgamiento de las prácticas
desleales (inc. e) –reitero que el despido represalia del actor no lo fue en función de una
acción sindical colectiva- y mucho menos del inciso i, por cuanto el actor no era
representante sindical con estabilidad de acuerdo con los términos de este régimen. En
consecuencia, no corresponde acceder a la acción por práctica desleal.
V. Seguidamente, corresponde dar tratamiento al daño moral
peticionado que, como corolario de lo expuesto previamente, corresponde otorgar
conforme las reglas generales que emanan de los arts. 1737 y 1738 y ccdts del CCyCN
por los cuales existe un daño -que debe ser reparado- cuando se lesiona un derecho o un
interés que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia
colectiva, debiendo la indemnización comprender la pérdida o disminución del
patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio económico esperado de
acuerdo a la probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chances, incluyendo
especialmente las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la
víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica y sus afecciones espirituales
legítimas.
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Cesar en el acto discriminatorio no implica que no deba repararse el


daño ocasionado –moral o material-. Así, en el caso "Álvarez Maximiliano c/ Cencosud
SA", la Corte Suprema de Justicia de la Nación expresó que “(...) la reinstalación
guarda singular coherencia con los principios que rigen a las instancias
jurisdiccionales internacionales en materia de derechos humanos (...) El objetivo
primario de las reparaciones (remedios) en materia de derechos humanos, es preciso
destacarlo, debería ser la rectificación o restitución en lugar de la compensación; esta
última sólo proporciona a la víctima algo equivalente a lo que fue perdido, mientras
que las primeras reponen precisamente lo que le fue sacado o quitado (...) sólo un
entendimiento superficial del art. 14 bis CN llevaría a que la ‘protección contra el
despido arbitrario’ implicara una suerte de prohibición absoluta y permanente a toda
medida de reinstalación (...) admitir que los poderes del empleador determinen la
medida y alcances de los derechos humanos del trabajador importaría, pura y
simplemente, invertir la legalidad que nos rige como Nación organizada y como pueblo
esperanzado en las instituciones, derechos, libertades y garantías que adoptó a través
de la Constitución Nacional. Por el contrario, son dichos poderes los que habrán de
adaptarse a los moldes fundamentales que representan la Constitución Nacional y el
Derecho Internacional de los Derechos Humanos (...)”
Desde esta perspectiva en los términos dispuestos por el art. 1 de la
ley 23.592 luego de nulificarse el acto prohibido, la responsabilidad del empleador corre
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e n el se n t id o d e r e p arar el perjuicio
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causado, por lo que de conformidad con lo normado
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por el art. 165 del CPCCN estimo prudente fijar el mismo en la suma de $100.000 con
más los intereses debidos desde que se produjo el acto prohibido (19/10/2016) y hasta su
efectivo pago conforme tasas CNAT 2601-2630-2658 y 2764, mismas tasas que deben
aplicarse a los intereses –omitidos en grado- que corren desde la fecha del distracto
(19/10/2016) hasta marzo de 2018 cuando fue reincorporado por medida cautelar. A
estos importes, debe descontarse la suma de $310.479 al momento en que se efectivizó
el pago a cuenta, imputado a liquidación final.
Asimismo, en tanto el 7 de septiembre de 2022 en acuerdo de
mayoría de CNAT se introdujo una modificación a la forma de cálculo de la tasa de
interés vigente (cfr. actas 2601, 2630 y 2658) pues se resolvió la capitalización anual
desde la fecha de notificación de traslado de la demanda en los términos dispuestos por
el art. 770 inc. b CCyCN, corresponde estar a los parámetros dispuestos en dicho
acuerdo, considerando que en el caso la fecha de notificación de la demanda ocurrió el
07/04/2018.
Es decir que a partir de esa fecha, corresponde capitalizar los
intereses y a los 365 días repetir dicha operación aritmética en forma anual y sucesiva
hasta la fecha de su efectivo pago.
Cabe recordar en este contexto, que si bien es cierto que las tasas de
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interés que como referencia adoptó la CNAT por mayoría en los acuerdos mencionados
(Actas 2601, 2630 y 2658), no son obligatorias ni emanan de un acuerdo plenario, el
criterio allí plasmado de los jueces que formaron aquella mayoría evidenciaron que las
mismas resultaban equitativas y razonables para compensar al acreedor de los efectos de
la privación del capital por demora del deudor, para resarcir los daños derivados de ésta
así como para mantener en lo posible el valor de la indemnización frente al deterioro del
signo monetario que se ve afectado por la grave inflación que aqueja la economía del
país.
Esta es la idea que imperó en la modificación introducida en el Acta
2764/22 para adicionar el sistema de capitalización anual en los términos dispuestos por
la norma del art. 770 CCyCN, sin perjuicio de lo dispuesto en su oportunidad conforme
la norma del art. 771 CCyCN. Ello, en el entendimiento de la labor reglamentaria a la
cual se encuentra facultada la Cámara y por la cual debe disponer el método a utilizar
para la aplicación de intereses que implican la inclusión de la variación del precio por el
uso del dinero (cfr. parámetros del art. 23 LO).
VI. En cuanto a los honorarios regulados a las representaciones
letradas de cada parte, encuentro que los mismos resultan equitativos y ajustados a
derecho, teniendo en cuenta las tareas desarrolladas, extensión, mérito e importancia, por
lo que se confirman (arts. 38 LO y normas arancelarias vigentes).

Fecha de firma: 27/03/2023


Firmado por: GABRIEL DE VEDIA, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: BEATRIZ ETHEL FERDMAN, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: ANDREA ERICA GARCIA VIOR, JUEZ DE CAMARA
Firmado por: JULIANA CASCELLI, SECRETARIA DE CAMARA

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No así los regulados a la perito contadora que lucen bajos. En este


sentido, teniendo en cuenta la tarea pericial desplegada y las pautas arancelarias vigentes
corresponde elevar los mismos a la suma de $56.155 (equivalente a 4.5 UMA).
En materia de costas, teniendo en cuenta el hecho objetivo de la
derrota y el agravio interpuesto por la parte actora, sugiero que las mismas sean
impuestas a la demandada vencida en ambas instancias (artículo 68 CPCCN). Los
honorarios de alzada establecen en el 30% de lo que les fuera regulado en origen (cfr.
art. 30 de la ley de honorarios).

La doctora BEATRIZ E. FERDMAN manifestó:


I. Disiento con la postura esgrimida por mi colega preopinante, en
tanto considero que no surge acreditado indiciariamente que el trabajador efectuara una
representación sindical de sus compañeros de trabajo ante la empleadora. En concreto,
considero que en la causa no se han configurado los presupuestos fácticos que resulten
idóneos para inducir a la existencia de discriminación; máxime teniendo en cuenta el
estándar probatorio delineado por la Corte Suprema de Justicia a través de los
precedentes “Varela” y “Pellicori”. Me explico.
En virtud de las particularidades del caso, cabe recordar que el
USO O F I C I A L

marco de la acción sumarísima interpuesta por el actor es el art. 498 CPCCN. Allí adujo
que el despido dispuesto por la demandada resultó discriminatorio porque se dio en el
marco de un reclamo y denuncia por temas de seguridad e higiene. Por ello es que
solicitó la nulidad del despido así dispuesto con la consecuente definitiva reinstalación
en el puesto de trabajo que ostentaba antes de la decisión rupturista, todo ello con
sustento en las leyes 23.551 y 23.592.
Ahora bien, a mérito del planteo recursivo de la demandada, la
hipótesis de análisis es si el despido formalizado por Casa de la Moneda tuvo un móvil
discriminatorio en los términos de la ley 23.551 o 23.592 o si la medida rupturista
obedeció a las causas de índole económicas invocadas en el conteste.
No soslayo en este sentido que lo dificultoso del tema está dado por
la carga probatoria, pues no parece factible que un empleador despida en forma directa
alegando la verdadera causal, menos si ésta encuentra fundamento en un proceder
prohibido. Por ello es que es necesario que el trabajador -después de perfeccionado el
distracto- invoque la existencia hipotética de discriminación y demuestre o aporte
indicios suficientes sobre el acto que lesiona su derecho fundamental. Luego una vez
que se encuentra configurado el cuadro indiciario, recae sobre el empleador la carga de
acreditar que su actuación tiene causas reales absolutamente extrañas a la invocada
vulneración de derechos fundamentales (CNAT, del registro de esta Sala V con una
integración anterior, sent. 68536, 14/6/2006, “Parra Vera Máxima c/San Timoteo S.A.”,
Fecha de firma: 27/03/2023
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Sala V, sent. 69131 21/12/2006,
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“Arecco, Maximiliano c/ Praxair Argentina S.A.” Sala
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II, sent. 95.075, 25/6/2007, “Alvarez, Maximiliano y otros c/ Cencosud S.A.”, Sala IV,
sent 94.581 19/3/2010, “Olguin Pedro Marcelo c/ Rutas del Sur SA. s/ acción de
amparo”, Sala X “Muñoz Carballo Alejandra Noelia c/ Casino Buenos Aires S.A.
Compañía de Inversiones en Entretenimientos S.A. UTE”, sent. 17.456 del 30 de abril de
2010, entre muchos otros).
Este fue el criterio que luego sostuvo la Corte Suprema de Justicia
de la Nación en "Pellicori, Liliana Silvia c/ Colegio Público de Abogados de la Capital
Federal s/ amparo" (sentencia del 15/11/2011, Fallos 334: 1387) al sostener que la
cuestión de los medios procesales destinados a la protección y, en su caso, reparación de
los derechos y libertades humanas se erigió siempre como uno de los capítulos
fundamentales del Derecho Internacional de los Derechos Humanos (...) y ponen de
relieve los serios inconvenientes probatorios que regularmente pesan sobre las presuntas
víctimas, nada menos que en litigios que ponen en la liza el ominoso flagelo de la
discriminación, cuya prohibición inviste el carácter de ius cogens.
Así, resultará suficiente para la parte que afirma haber sido
discriminada con la acreditación de hechos que prima facie evaluados resulten idóneos
para inducir su existencia, caso en el cual, corresponderá al demandado a quien se
reprocha la comisión del trato impugnado, la prueba de que este tuvo como causa un
USO O F I C I A L

motivo objetivo y razonable ajeno a toda discriminación.


La evaluación de uno y otro extremo, naturalmente, es cometido
propio de los jueces de la causa, a ser cumplido de conformidad con las reglas de la sana
crítica. Sin embargo, la doctrina del Tribunal no supone la eximición de prueba a la parte
que tilda de discriminatorio a un acto, pues de ser esto controvertido, pesa sobre aquélla
la carga de acreditar los hechos de los que verosímilmente se siga la configuración del
motivo debatido (cfr. considerandos 11 y 12 del precedente citado).
En igual sentido se ha expedido recientemente el Máximo Tribunal
en la causa “Varela, José Gilberto c/ Disco S.A. s/ amparo sindical” sentencia del
4/9/2018, Fallos 341:1106) señalando en el considerando Nro. 9 que “(…) esta Corte ha
señalado cuál es el estándar de prueba aplicable cuando se discute la existencia de
medidas discriminatorias en el marco de una relación de empleo dada la notoria
dificultad, por la particularidad de estos casos, de considerar fehacientemente
acreditada la discriminación ("Pellicori", Fallos: 334: 1387, "Sisnero", Fallos: 337:
611). Según dicho estándar, cuando se discute si la medida obedece a un motivo
discriminatorio, la existencia de dicho motivo se considerará probada si el interesado
acredita de modo verosímil que la medida fue dispuesta por esa razón y, en ese caso, el
demandado no prueba que responde a un móvil ajeno a toda discriminación (…)” El
art. 47 de la referida ley 23.551 así lo exige expresamente. (…)”.
Expuesto estas circunstancias, lo cierto es que en la presente causa
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el análisis de las pruebas
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producidas -la testimonial principalmente- no posibilita
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concluir -ni aun aplicando el estándar probatorio descripto- que se hubiesen configurado
los indicios requeridos por el art. 165 inc. 5 del CPCCN como para pensar en la
existencia de un despido atentatorio del derecho fundamental que tiene toda persona a no
sufrir un trato desigual arbitrario.
En efecto, no encuentro parámetros probados que permitan
visualizar una actividad sindical representativa desplegada por el actor. Ser parte de una
comisión de ambiente no implica una participación incuestionable de una actividad
gremial.
Tampoco la colaboración o apoyo a la organización gremial que
permita calificar dicha colaboración como actividad gremial en el sentido propio del
término. La protección consagrada por el art. 47 de la ley 23.551 no apunta a quienes se
encuentran investidos de representación a través de cargos electivos (supuesto previstos
por los arts. 48 a 52 LAS). Sin embargo, la participación en actividades sindicales per se
no autoriza a calificar a todos aquellos que se encuentran involucrados, como activistas,
pues desde esa perspectiva, cabría colegir que todo trabajador que participa de una
medida de fuerza, de un paro o de una asamblea, se encontraría comprendido en el
esquema legal apuntado.
En este contexto, nótese que los testigos citados en la sentencia de
USO O F I C I A L

grado sólo hicieron mención sucintamente a que habrían despedido al actor por un
reclamo de material tóxico (tintas de billetes) pero nadie esgrime que su actuación
tuviera características de representatividad o intención de postularse como delegado
“normalizador”. Ninguno describe qué tareas realizaba con habitualidad el actor para
poder considerarlo como un activista sindical.
Es decir, no se cuenta con ningún elemento objetivo e imparcial,
que permita corroborar las declaraciones de los propios interesados y que permita
vislumbrar siquiera la supuesta actividad gremial del demandante, máxime cuando surge
claramente que la acción sindical era llevada adelante por los delegados
“normalizadores” elegidos por el voto de sus compañeros.
Las declaraciones brindadas resultan carentes de precisiones en la
medida en que no permiten identificar el ejercicio efectivo de la actividad gremial
alegada, ni menos aún que la empresa conociera la supuesta actividad desarrollada por el
Sr. G. dentro del establecimiento, mucho menos que revistiera la calidad de representante
formal de los trabajadores.
En el mismo sentido se ha expedido el Máximo Tribunal en la causa
“Varela, José Gilberto c/ Disco S.A. s/ amparo sindical” ya citada, al sostener que “No
toda actividad sindical constituye el ejercicio regular de un derecho sindical y, dado el
lenguaje utilizado, no puede entenderse que la norma otorgue la protección que concede
a quien no ejerce uno de sus derechos sindicales. En el caso de la ley 23.592, el
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interesado debe acreditar
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de modo verosímil que el tipo de actividad desarrollada
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cuenta como una opinión gremial a los fines de dicha ley y que la actividad satisface los
requisitos más generales del ejercicio de la libertad de expresión. Una vez demostrados
verosímilmente por parte del trabajador los extremos mencionados, el empleador puede
todavía probar que el despido no fue discriminatorio (…)”. Criterio recientemente
reiterado por el Máximo Tribunal en la causa “Fontana, Edith Fabiana c. Cibie
Argentina S.A. s/ juicio sumarísimo” sentencia del 8/4/2021.
En este orden, cabe aclarar que la participación que uno o más
trabajadores puedan tener en acciones colectivas destinadas a garantizar los derechos e
intereses del grupo al que pertenecen y aun demostrándose una concordancia manifiesta
con la actuación de la dirigencia gremial en el marco de algún conflicto específico, no
puede colegirse el ejercicio de una actividad de naturaleza sindical si quien participa del
modo señalado no ejerce algún grado de representación de, al menos, un grupo de
trabajadores.
No cualquier participación en acciones reivindicatorias puede
conformar una actividad de naturaleza gremial, en tanto la acción pública y la
multiplicidad son las condiciones inherentes a la sindicalización o agremiación pues esta
destinada a beneficiar al colectivo de trabajadores, pero ello no conlleva algún grado de
representación.
USO O F I C I A L

Lo expresado, a la luz de la sana crítica no permite evaluar en forma


distinta la prueba testimonial colectada. Tampoco corresponde atender a que luego de ser
reinstalado a través de una medida cautelar en el año 2018, fue electo como paritario en la
comisión de medio ambiente, puesto que lo que debe analizarse es la situación que
imperaba al momento en que la demandada decidió su despido (cfr. art. 386 del
C.P.C.C.N.).
Desde este punto de vista, el activismo sindical, inversamente a la
simple participación, importa la acción intensa dirigida en una línea de acción
determinada, que se refleja en actos reivindicatorios con repercusión en la vida pública de
la organización, extremos que no se verifican en la especie. Por ello es que considero que
las probanzas arrimadas a la causa no logran demostrar la actividad sindical invocada por
el actor.
No soslayo que está en tela de juicio la libertad sindical y actos que
se califican o reprochan como discriminatorios, por violatorios de dicha garantía
constitucional, pero si bien la decisión patronal de despedir sin causa o de modo
injustificado constituye un ilícito contractual (Justo López, “Ley de Contrato de Trabajo
Comentada”, t. II, pág. 1.566) y por ende, se deben las consecuencias jurídico
económicas así generadas, no resulta per sé que el acto sea conjugado como
discriminatorio, prohibido por la ley.
Lo expuesto no significa legitimar la conducta de la accionada al
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disponer el despido del trabajador,
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sino considerar que en el marco contractual habido
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entre las partes de este proceso no se desprende la existencia de conductas u omisiones


que revelen la comisión de actos prohibidos y que denote que la medida extintiva hubiese
obedecido a razones antisindicales, con menoscabo del pleno ejercicio sobre bases
igualitarias de los derechos y garantías fundamentales reconocidos por la Constitución
Nacional y Tratados Internacionales.
A mayor abundamiento, es dable agregar que a diferencia de lo que
ocurre con los representantes gremiales –art. 48 LAS- en cuyo caso la discriminación se
presume de jure cuando se incurre objetivamente en alguno de los supuestos que la ley
prohíbe o veda, en casos –como el de autos- donde se invoca la tutela del art. 47 de la
LAS, más allá de la polémica en orden a la intensidad de la prueba exigible a quien se
dice discriminado y de la recepción de la doctrina de las “cargas dinámicas”, lo cierto es
que no existe una presunción legal a favor del actor y la procedencia de la acción
depende, como antes fuera expuesto, de la acreditación de hechos que “prima facie”
evaluados resulten idóneos para inducir la existencia sobre la discriminación, o por lo
menos de “una batería de indicios precisos y concordantes capaces de apuntalar en
sana crítica una presunción judicial” (ver Tratado de Derecho del Trabajo, Tomo VII,
Dir. Mario E. Ackerman, págs. 700 y sgtes, Ed. Rubinzal Culzoni).
Lo hasta aquí expuesto me lleva a propiciar la revocatoria de lo
USO O F I C I A L

resuelto en grado y, consecuentemente el rechazo de la demanda, en todos sus términos,


lo cual torna abstracto el tratamiento de los restantes agravios.
Atendiendo, al nuevo resultado de la contienda y lo dispuesto por el
art. 279 del CPCCN, corresponde dejar sin efecto la decisión de grado en materia de
costas y honorarios.
En virtud de la naturaleza de la cuestión debatida y la forma de
resolverse la cuestión en ambas instancias, impónganse las costas de ambas instancias en
el orden causado (art. 68, segundo párrafo, del CPCCN).

La doctora ANDREA GARCIA VIOR dijo: En lo que es materia


de disidencia entre mis distinguidos colegas, adhiero al voto del Dr. Gabriel de Vedia
por análogos fundamentos y en tanto sus consideraciones se encuentran en correlato con
lo sostenido por la Corte Interamericana de Derechos Humanos(CorteIDH) en su
Opinión Consultiva OC- 27/21 s/ Derechos a la libertad sindical, negociación colectiva y
huelga, y su relación con otros derechos, con perspectiva de género (del 5/5/21).

En virtud de lo que surge del acuerdo que antecede, el TRIBUNAL


RESUELVE: 1. Modificar la sentencia de grado y hacer lugar al reclamo por daño
moral condenando a Casa de Moneda Sociedad del Estado al pago de la suma de PESOS
Fecha de firma: 27/03/2023
Firmado por: GABRIEL DE VEDIA, JUEZ DE CAMARA
CIEN MIL ($100.000) con
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más los intereses dispuestos conforme considerandos del
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primer voto. 2. Confirmar la sentencia de grado en lo demás que fue materia de agravios
con costas en ambas instancias a la demandada vencida. 3. Elevar los honorarios
regulados a la perito contadora conforme considerandos del primer voto. 4. Regular los
honorarios de los profesionales interviniente en la alzada en el 30% de lo que les fuera
regulado por su actuación en la instancia anterior. 5. Regístrese, notifíquese, cúmplase
con el art. 1 de la ley 26.856 y punto 4 de la Acordada C.S.J.N. 15/13 y devuélvase. Con
lo que terminó el acto, firmando los señores jueces por ante mí, que doy fe.
FL

Gabriel de Vedia Beatriz E. Ferdman Andrea García Vior


Juez de Cámara Jueza de Cámara Jueza de Cámara
USO O F I C I A L

Fecha de firma: 27/03/2023


Firmado por: GABRIEL DE VEDIA, JUEZ DE CAMARA
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