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alimentos
Alimento alterado: según el Código alimentario español →“Alimento que, durante su obtención,
preparación, manipulación, transporte, almacenamiento y, por causas no provocadas
deliberadamente, haya sufrido variaciones en sus caracteres organolépticos*, composición química
o valor nutritivo, de tal forma, que su aptitud para la alimentación haya quedado anulada o
sensiblemente disminuida, aunque se mantenga inocuo”.
Un alimento alterado puede ser inocuo o no, pero no es apto para el consumo. Alimentos
contaminados pueden mantener una propiedades sensoriales y nutricionales adecuadas pero
representan un riesgo para la salud pública.
“Alteración” suele tener una connotación típicamente negativa, ya sea por el desarrollo de colores,
olores, texturas o sabores indeseables, por la reducción del valor nutricional del alimento o por la
presencia de contaminantes. No siempre es así, algunos procesos alterativos son esenciales para que
ciertos alimentos adquieran las propiedades organolépticas que les caracterizan. Controlar
alteraciones que se producen de forma natural ha servido para disponer de alimentos con una vida
útil mucho mayor que la de las materias primas de partida, ej: alimentos fermentados.
Alimento alterado
Los alimentos frescos son alterados por una amplia variedad de bacterias y de hongos, y cada tipo
es colonizado por un microorganismo en particular. Las propiedades químicas de los alimentos son
muy variables, diferentes alimentos son colonizados por aquellos microorganismos que son mejores
a la hora de aprovechar los nutrientes disponibles.
Las bacterias entéricas como Salmonella, Shigella y Escherichia son patógenos potenciales que
vienen del intestino de los animales, raramente implicados en la alteración de frutas o vegetales. En
los mataderos, los contenidos intestinales (bacterias vivas) pueden contaminar la carne. De igual
manera, las bacterias ácido-lácticas de los productos lácteos son las mayores responsables de la
alteración de estos. Especies de Pseudomonas en el suelo y en los animales: son responsables de la
alteración de los alimentos frescos.
Tabla: los géneros destacados en negrita son aquellos que contienen posibles microorganismos
patógenos para el hombre.
Cuanto mayor carga bacteriana inicial del alimento, más breve será su vida útil debido al aumento
de las actividades microbianas.
La composición química de los alimentos y las condiciones en las que se encuentren pueden
favorecer el crecimiento y predominio de unos tipos u otros de microorganismos:
El crecimiento bacteriano en los alimentos sigue el patrón estándar del crecimiento bacteriano. El
tiempo requerido para que la densidad de población de la bacteria alcance un nivel significativo en
un determinado producto alimenticio depende del inóculo inicial y de la tasa de crecimiento, que
a su vez dependerá de diferentes factores:
Factores intrínsecos:pH
El pH de un alimento es crítico: pH bajo favorece el crecimiento de levaduras y mohos. En alimentos
con pH neutros o alcalinos, como las carnes, las bacterias son más dominantes en la descomposición
y la putrefacción. Las bacterias patógenas son las más exigentes referente a los rangos de pH.
Algunos alimentos se caracterizan por una inherente acidez, mientras que otros deben la suya a la
actividad de ciertos microorganismos (acidez biológica) →caracteriza a algunos alimentos como las
leches fermentadas, el chucrut (col agria), fermentación de las hojas de col y los encurtidos.
Algunos alimentos soportan mejor los cambios de pH que otros. A los que tienden a resistir estas
modificaciones se les suele denominar tamponados. Por regla general, las carnes están más
tamponadas, debido a las diversas proteínas de la carne que contribuyen a este efecto tampón. Las
hortalizas suelen contener una menor proporción de proteínas, las inhabilita para soportar bien los
cambios de pH durante el crecimiento de los microorganismos.
La actividad de agua de la mayor parte de los alimentos frescos se sitúa por encima de 0,99. Por
regla general, las bacterias requieren valores de actividad de agua más elevados que los mohos para
su desarrollo y las bacterias Gram-negativas tienen más necesidades de agua que las positivas.
*La mayoría de las bacterias alterantes no se multiplican por debajo de una actividad de
agua de 0,91, mientras que los mohos pueden hacerlo hasta un valor de 0,80.
*El valor mínimo de actividad de agua observado que permite el crecimiento de bacterias
alimentarias es de 0,75 para las halófilas, mientras que esos mismos valores para los mohos
xerófilos y las levaduras osmófilas se sitúan en 0,65 y 0,61 respectivamente.
Los microrganismos aerobios (ej.: Bacillus) necesitan valores de Eh positivos (oxidados) para crecer,
mientras que los anaerobios (ej.: Clostridium) precisan de valores negativos (reducidos).
Con respecto al potencial Eh de los alimentos, los productos vegetales (zumos), suelen caracterizarse
por valores de Eh entre +300 y 400 mV. Las bacterias aerobias y los mohos son la causa más frecuente
de la alteración de estos. Los quesos de diversos tipos presentan un potencial Eh en el lado negativo:
-20 hasta -200 mV.
A los microorganismos les afecta el Eh de su entorno de la misma manera que lo hace el pH.
Especialmente los aerobios son capaces de disminuir el potencial Eh de su medio, mientras que los
anaerobios no. Conforme crecen los aerobios, el oxígeno circundante se va consumiendo, y, el Eh
disminuye, por lo que el medio se empobrece en sustancias oxidantes y se enriquece en reductoras.
Factores extrínsecos
Factores extrínsecos: Son aquellos a los que se expone el alimento según avanza por la cadena
alimentaria, están influenciados por el medio ambiente donde se almacena, transporta o manipula
un producto. Temperatura durante el almacenamiento y la distribución. Estos parámetros son
independientes del producto en sí mismo. Se refieren a las condiciones de almacenamiento que
afectan tanto al alimento como a los microrganismos que éste contenga. El más destacado para la
supervivencia de los microorganismos es la concentración de gases (CO2, O2).
Los mohos son capaces de desarrollarse en unos intervalos de pH, presión osmótica, contenido en
nutrientes y temperatura más amplios que las bacterias. Las cepas mencionadas pueden
multiplicarse en huevos, vacuno y frutas.
Las levaduras pueden desarrollarse a temperaturas tanto psicrófilas como mesófilas, pero no
suelen hacerlo en la vertiente termófila.
Cuando un alimento tiene una aw de un valor de 0,60, es importante que la HR del entorno en el
que se almacene no permita que el alimento capte humedad del aire que lo rodea, pues se
incrementaría el contenido en agua y su aw en la superficie y en las zonas más profundas hasta un
grado que permitiría el crecimiento microbiano.