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SOBRE LA RELACIÓN ENTRE POESÍA Y

FOTOGRAFÍA. TEXTO DE RAÚL HERNÁNDEZ.


Existe una cercanía de acción en el acto de escribir un poema y sacar una fotografía, entre el
proceso creativo de despojar de la realidad misma, el momento genuino del instante, ese lugar
reservado para lo que no se vuelve a repetir. Estoy poseso, escribo, siento un impulso de hacer
el click final que desencadenará el posterior proceso de revelado, de artesanía personal,
logrando visualizar lentamente el resultado de mi captura. Ese punctumdel que habla Roland
Barthes en su libro “La cámara lúcida”, ese momento cúlmine del pinchazo, es el que se
comparte entre un poema y una foto. El acto fotográfico en una obra poética que se podrá
visualizar a partir de la fractura, de la herida y del impacto que generará el poema, a partir de
su propia realidad, del traspaso de una realidad.
 El poema como realismo y como forma de mirar: me posiciono casualmente en una captura
fulminante, un estado de éxtasis breve, en donde el diafragma personal dialoga con el preciso
instante del evento, y es trazo continuo de creación a partir de una perspectiva, conmoción y
desapego de todo barómetro que interceda en lo natural de este “capturar una imagen”, que es
suceso y memoria, historia y casualidad, estilo y sentir, de accidentar lo cotidiano con el
espíritu del que deviene en la creación. Detalles que van siendo parte del corpus esencial, sin
análisis ni sombras.
El poeta William Carlos Williams demostró en su obra una increíble capacidad de fotografiar
lo cotidiano, que muchas veces parecen ser obviedades de cada día, pero ¿que es lo obvio? ¿El
vagabundo casi inerte en la calzada o el letrero gigante arriba de los edificios? Pasan cosas,
que van acompañadas de un trabajo posterior, que es el revelado natural del poema. Y
fotografiar no es describir: La fotografía es, antes que nada, una manera de mirar. No es la
mirada misma  dice Susan Sontag en “La fotografía (breve suma)”.
Y es que en la previa acción del poema y la fotografía, existe la alianza del tránsito, el pasear
por la línea divisoria entre lo fortuito y lo buscado, lo que llega y lo que se espera. Pasear por
la ciudad o el pueblo, mirar. Digamos que la fotografía también se ha alineado con el cine para
hacer permanecer muchas veces esa cercanía con el decir poético. El poema siendo expuesto
hacia un lector como la fotografía a un espectador. El poema que detalla y alude. La fotografía
que declara y desnuda.
Muchas veces veremos al poeta accionar su obra como si guardara sus vivencias para la
posteridad. Hablar de los demás o hablar de sí mismo; varían las formas pero existe un mismo
contexto: el fotógrafo logrará ese mudo poema que se encuadra. La cercanía puntual entre el
poema y la fotografía no es tangible, sino que una leve cortina transparente que se sitúa entre
toda esta ceremonia. Alianza que choca, como una bola de acero en una campana, señalando
el punctum de un nuevo día.
SOBRE LA RELACIÓN ENTRE POESÍA Y FOTOGRAFÍA ...
https://sergiogomezgarcia.wordpress.com › 2011/12/05

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