Está en la página 1de 2

COMENTARIO HISTORIA MEDIEVAL

REALIZADO POR ANTONIO CARLOS LÓPEZ JIMÉNEZ


2º GRADO DE HISTORIA
CONCORDATO DE WORMS

El texto que nos ocupa es un documento histórico que pone fin al conflicto conocido como la
Querella de las Investiduras, el cual tuvo lugar entre el papado y el Imperio en los siglos XI y
XII. Este documento fue suscrito durante una dieta (asamblea) en la ciudad de Worms, a
petición del papa Calixto II y el emperador germánico Enrique V.

Para entender el texto en cuestión, es necesario tener conocimiento del conflicto


previo, la Querella de las Investiduras, que se desarrolló entre los años 1075 y 1122. Dicho
conflicto giraba en torno a la competencia por el nombramiento de obispos, en la que tanto el
Papado como el Imperio reclamaban autoridad.

Los orígenes remotos de esta disputa se remontan al año 754, cuando el rey franco Pipino el
Breve cedió al papa Esteban II el territorio de los Estados Pontificios. Esta acción estableció
una estrecha relación entre los dos poderes más importantes de la Edad Media, el trono
(futuro emperador) y el altar (el Papado). Esta relación se intensificó aún más cuando el papa
León III proclamó a Carlomagno como emperador en Roma en el año 800.

Los antecedentes directos de la Querella de las Investiduras se sitúan en los años 1073 y
1074, cuando el recién llegado Papa Gregorio VII promulgó varios decretos con el objetivo
de limitar el poder del Imperio en asuntos eclesiásticos. Hasta ese momento, el nombramiento
de obispos recaía en señores feudales que eran vasallos del emperador. Sin embargo, con
estos decretos, el Papa buscaba establecer su autoridad exclusiva en la designación de los
obispos.

El análisis del texto revela que este documento marca el fin del conflicto de las investiduras
entre el papado y el Imperio. A lo largo del tiempo, la relación entre ambos poderes había
sido compleja. Desde el año 962, el papa tenía la potestad de nombrar al emperador, lo que
establecía una buena relación entre ambos poderes. Sin embargo, surgieron problemas en
1054, cuando el Papa Nicolás II prohibió la investidura de laicos por parte del emperador y
cualquier interferencia en la elección papal. El emperador Enrique IV reaccionó
enfrentándose directamente al papado, y el Papa Gregorio VII respondió arrogándose el
poder de nombrar y deponer a los reyes.

En 1075, el conflicto se agravó aún más cuando el emperador encerró al papa en el castillo de
Canosa. Como respuesta, el papa excomulgó al emperador en el Concilio de Letrán en 1076,
liberando así a sus súbditos de su obediencia. Tras la penitencia de Enrique IV, el papa
Gregorio VII levantó la excomunión y lo perdonó. Durante medio siglo más, los papas y los
emperadores continuaron luchando por el control y el dinero en la llamada "querella de las
investiduras". Durante este periodo, el emperador nombró a un papa

También podría gustarte