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El pensamiento sistémico puede facilitar la detección de patrones y ciclos de

retroalimentación en la forma en que los empleados, los equipos de proyectos


o los departamentos interactúan. Se produce un ciclo de retroalimentación
cuando diferentes partes de su empresa refuerzan el comportamiento de los
demás para bien o para mal.  
Por ejemplo, suponga que un director de proyecto exige más tiempo a uno de
los miembros de su equipo, lo que interfiere con su trabajo habitual. El
supervisor habitual del miembro del equipo responde exigiendo más trabajo a
cambio, lo que reduce la eficacia del equipo. El conflicto se intensifica a partir
de ahí.   
El problema no es solo con el supervisor o el director del proyecto, sino con la
forma en que interactúan. El pensamiento sistémico puede mostrarnos el
panorama general, que es el primer paso para solucionarlo. 
Para concluir, el pensamiento sistémico de la mano con las habilidades
comunicativas, el liderazgo y la innovación, se convierten en el kit que todo
capitán necesita para llevar a su embarcación a buen puerto y siempre
emprender nuevas rutas de éxito.

Algunas ventajas y beneficios para la organización son:

 Capacidad de aprender con mayor rapidez que los competidores.


 Mejoramiento de la innovación y productividad.
 Reacción más ágil y efectiva ante el cambio y exigencias del mercado.
 Colaboradores comprometidos con una visión compartida.
 Cambios hacia un enfoque de calidad total.
 Clientes satisfechos y leales que prefieren el servicio.
 Cumplimiento de objetivos.

El pensamiento sistémico ayuda a los gerentes y líderes de las organizaciones en la


toma de decisiones y a poder guiar a su equipo de trabajo, en un desempeño
colaborativo que le ayude a reconocer lo que debe mejorar, cambiar, continuar y
proyectar

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