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fin de la educación, depende la impostación de la relación y del método
educativo, el rol de las instituciones educativas que acompañan la
maduración del educando. El fin, la finalidad de la educación está, a su
vez, estrechamente ligada a la concepción del hombre.
De este modo podemos considerar el conjunto de la sociedad que se debe
construir mediante la educación, desde varios puntos de vistas de la
filosofía. Hay quienes sólo ven al hombre, como factor de trabajo y a los
trabajadores como explotados, tendrán su visión de hombre, de sociedad
y de educación, conforme a sus ideas o ideologías.
La filosofía personalista y humanista, por su parte, “ve al hombre en su
desarrollo humano dinámico durante el cual se forma en cuanto persona
humana, - provista de las armas del conocimiento, de la fuerza del juicio, y
de las virtudes morales – mientras, al mismo tiempo, le llega le herencia
espiritual de la nación y de la civilización a la que pertenece, y el singular
patrimonio de las generaciones que así puede ser conservado. El aspecto
utilitario de la educación – introduciendo al niño en grado de ejercitar más
tarde una profesión y ganarse la vida – no se debe despreciar, porque los
hijos de los hombres no están hechos para el ocio aristocrático. El medio
más práctico es desarrollar todas las capacidades humanas en todas sus
posibilidades. Y los estudios especializados que podrán ulteriormente
realizarse no deben poner en peligro la finalidad esencial de la educación”
(J.Maritain, la educación en el cruce, 25)
Por eso, nosotros estamos aquí para reflexionar, hasta qué punto la
cultura paraguaya ha sido construida durante las épocas pasadas y las
actuales, desde una visión filosófica, y desde unas prácticas educativas,
que, como siempre, necesitan actualización. Estamos pues, considerando
dos temas de importancia. Conocer bien la cultura paraguaya, en diálogo
con la cultura moderna y post moderna. Para que ubiquemos bien nuestra
tarea, desde los valores culturales propios e inalienables, en continuo
diálogo con la cultura de la globalización.
El Papa Francisco nos invita a un “pacto global educativo” para seguir
profundizando hoy la tarea educativa en la formación de las nuevas
generaciones, dentro del contexto de nuestra cultura paraguaya y en
diálogo con la cultura que se quiere imponer. Así hablamos dela cultura
del descarte, de la cultura del encuentro, de la cultura del diálogo…
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Comentarios…
Para iluminar cómo influye la cultura sobre la educación, me parece
importante hacer referencias a algunos pensadores, que han criticado la
educación como medio de mantener la cultura, y la disponen como medio
de transformación de la misma cultura de un determinado país.
Algunos autores marxistas han criticado seriamente la cultura cristiana, y
se han propuesto el cambio cultural con un estilo particular de educación,
contraponiendo las clases sociales en continua lucha, para el logro del
proletariado. Como la cultura no es estática, sino dinámica, entonces, con
el tiempo, esta lucha de clases se fue disminuyendo. Hoy día, el cambio
cultural que muchos pensadores, llamados así de la izquierda, tienden a
una reducción de la antropología, donde la naturaleza es desplazada por la
libertad. La posmodernidad está actualmente influyendo la cultura
globalizada, imponiendo su ideología y pretendiendo abarcar todo lo
referente a educación desde una perspectiva consumista, materialista y
subjetiva. Para ellos, ya no hay verdad, pues, todo cuanto importa al
sujeto, eso es su verdad.
El cardenal Joseph Ratzinger escribiendo sobre la esencia de la cultura dice
que no sería difícil demostrar que la perplejidad de esas ciencias humanas
es lo que respecta a la cuestión acerca de la verdad - una perplejidad que
entretanto se ha convertido precisamente en cólera hacia esa cuestión -
se basa de todo en que tales ciencias quieren emplear el mismo canon
metodológico y alcanzar la misma clase de seguridad que se da en el
ámbito empírico.
La limitación metodológica de las ciencias naturales a lo comprobable
experimentalmente, se convierte precisamente en la garantía del carácter
científico, más aún, de la racionalidad en general. La renuncia
metodológica, que tiene sentido y que incluso es necesario en el marco de
la ciencia empírica, se convierte así en un muro contra la cuestión acerca
de la verdad: en el fondo se trata del problema sobre la verdad y el
método, de la universalidad de un canon metodológico de carácter
estrictamente empírico. Frente a esa universalidad, se defiende la
pluralidad de los caminos de la mente humana, la amplitud también de la
racionalidad, la cual, según la correspondiente índole del objeto tiene que
conocer asimismo diferentes métodos. Lo que no es material no puede
abordarse con métodos que se acomoden a lo material. De esa manera,
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podríamos sintetizar a grandes rasgos la objeción contra una forma de
racionalidad que es unilateral. La disputa con la cultura moderna, la
disputa en torno a la verdad y al método es una línea fundamental en la
filosofía educativa” (Sobre la esencia de la cultura, 168-169, en Fe, Verdad
y Tolerancia).
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las artes y de cultivar la belleza. Así, las costumbres recibidas forman el
patrimonio propio de cada comunidad humana. Así también es cómo se
constituye un medio histórico determinado en el cual se inserta el hombre
de cada nación o tiempo y del que recibe los valores para promover la
civilización humana”. (GS. 53)
Luego el documento habla de nuevos estilos de vida menciona al hombre
como autor de la cultura y plantea las dificultades y tareas actuales en
este campo. (GS 54-56).
En Latinoamérica se ha desarrollado mucho el pensamiento conciliar.
Basta recordar que, desde Medellín, Puebla, Santo Domingo y Aparecida,
el tema cultura está trasversalmente en toda la evangelización, desde
1967 al 2007.
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en cuanto tal, que podríamos definir : “el conjunto de los modos de
vida inseparablemente expresados tanto en las orientaciones
especulativas (literatura, filosofía arte, religión, música, etc) , que
se crean, se asumen y se transmiten de una generación a otra entre
los miembros de una sociedad determinada; modos de vida que son
indispensables a cada uno y a la comunidad, en un ineludible
condicionamiento recíproco, y que, por su orientación a los valores
universales de perfeccionamiento de la persona humana, exigen
abrirse a una confrontación enriquecedora con las demás culturas.
De ellos se sigue que “la cultura no es una especie de adorno
extrínseco que vendría añadirse a la existencia del hombre para
darle un atractivo suplementario, por un principio no indispensable.
Es la condición misma de la existencia verdaderamente humana”
(Ladriére, 1978, 114).
La cultura es parte constitutiva de la naturaleza humana, porque
sólo la cultura hace de nosotros seres específicamente humanos,
racionales y críticos y éticamente comprometidos. Gracias a la
cultura discernimos los valores y efectuamos opciones. El hombre
se expresa por medio de la cultura, toma conciencia de sí mismo, se
reconoce como un proyecto incompleto, pone en cuestión sus
realizaciones, busca incansablemente nuevos significados y crea
obras que lo trascienden” (Unesco 1982).
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nutrición, higiene) y, en cambio, en el segundo caso, a los aspectos
más interiores (imaginación, observación, inteligencia, razón,
sentido crítico, emotividad, capacidad de relación, expresividad, la
curiosidad). El uso histórico evidencia la polisemia del término,
considerado sinónimo de desarrollo, crecimiento, aprendizaje,
formación, socialización, inculturación, instrucción, enseñanza,
adiestramiento, puesta al día; y evoca ambientes institucionales
especiales como la familia, la escuela, las iglesias, los grupos, las
asociaciones, los movimientos; pero comprende también la
responsabilidad social en su complejo: el sistema de los medios de
comunicación y de los medios de noticias en particular. En las
lenguas modernas, el inglés education está muy cerca a instrucción
o, en todo caso, a educación escolar, mientras que se usa bringing
up para el hacer crecer (especialmente en la familia) y training en la
capacitación para actuar. a su vez, el alemán Erziehung subraya la
intervención en el proceso de transformación humana.
2. Los muchos rostros de la educación. La educación puede entenderse
en varios sentidos, acentuando uno u otro de los muchos aspectos,
según los cuales se puede considerar. En el uso diario, cuando se
habla de educación, se entiende ante todo una actividad humana
particular, conexa con determinadas figuras y roles particulares,
como padres, maestros, docentes, sacerdotes, profesores,
educadores, en una relación interpersonal especial, y dirigida a
nutrir, cuidar, formar individuos de la generación que está
creciendo. Es, sin duda, el uso más antiguo del término, al que
parece referirse la incierta etimología (acción educativa, acción
didáctica). Cada vez más insistentemente en la época moderna y
contemporánea, se ve la educación como actividad y deber de
quien pertenece a la generación que se está haciendo, y por lo
tanto, se tiende a identificarla con el proceso de crecimiento
personal, acentuando su aspecto activo (formación, auto-
formación). en algunos casos, refiriéndose a la situación en la que se
despliega la actividad educativa, se la ve como un proceso, es decir,
una secuencia organizada de actividades destinadas a la
estructuración y a la consolidación de la personalidad y de su vida
de relación (proceso educativo). Otras veces, se habla de educación
queriendo indicar el resultado total y la importancia de esa
actividad en un sujeto o en una pluralidad de sujetos (como cuando
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se habla de educación en general o de educación escolar, de
educación clásica, de educación tecno- científica, o de educación
primaria, secundaria. etc.) Sin embargo, en el lenguaje corriente,
casi siempre que se habla de educación, se hace mención a un
sistema o un conjunto de estructuras, instituciones, personas,
procedimientos sociales, en el que se realizan todos o en parte los
significados enunciados antes (sistema formativo, sistema educativo
de instrucción y de formación). Así por ejemplo se habla de una
educación diferente de nación a nación (educación europea,
asiática, americana, etcétera), o de un período histórico a otro
período (educación antigua, medieval, moderna); realizada por
diferentes instituciones o en diversas situaciones (educación
familiar, escolar, eclesiástica); o según modalidades especiales,
reglas de funcionamiento o de gestión (educación pública o privada;
neutra o confesional; centralizada o descentralizada). más aún, no
es raro el caso en el que educación se tome puramente como
equivalente a escuela y a procesos de instrucción escolar; sobre
todo en la literatura anglófona o en la pedagogía académica
tradicional.
3. Novedad en la práctica y en los significados de educación. Estas
diversas perspectivas, según se entiende el término educación, se
han enriquecido nuestro tiempo con nuevas connotaciones. Por lo
que se refiere a la educación entendida como sistema, se va
adquiriendo conciencia del crecimiento constante de las llamadas
agencias y situaciones educativas. La educación se realiza no sólo, o
no tanto, en la familia, o en la escuela o en la parroquia o en las
asociaciones tradicionales, sino también y con frecuencia en la calle,
en la vida de barrio; en los grupos de compañeros de su misma
edad, o más aún, en los llamados grupos espontáneos; en los
momentos de juego y de tiempo libre; por medio de la lectura de
periódicos, vídeos, revistas, libros; en las discotecas o en el cine; a
través de la radio y de la televisión; y hoy, navegando en la red
telemática con el computador y otros instrumentos “hi-fi”, en el
deporte en la diversión en el turismo, etc. También en lo que se
refiere a la educación entendida como actividad educadora no se
reduce ya a la acción y a la presencia de los educadores
tradicionales. Junto a ellos adquieren cada día más valor el grupo,
los líderes, el héroe del video, la estrella de la pantalla, del cine, o
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de la canción, los jefes carismáticos de movimientos o partidos, los
campeones deportivos. También así toman conciencia de su valor
educativo los operadores sociales, los animadores socioculturales,
los terapeutas. y en general, se asiste a un rápido multiplicarse y
especializarse de roles y figuras educativas profesionales específicas
como los educadores profesionales y sociales los expertos de
procesos formativos, los pedagogos, los animadores, los
mediadores culturales, los tutores, los monitores de tiempo libre,
los mentores, etc. Si, además, nos situamos desde el punto de vista
de la educación como intervención en los procesos de crecimiento
personal, hoy se resalta, junto a la asimilación y la adaptación, el
aspecto activo y creativo de quienes sujeto de educación, por lo
menos en el sentido de que, en la medida en que le es posible por la
edad y las dotes personales y contextuales, toma cada vez más,
posiciones respecto a los procesos de crecimiento y a las múltiples
intervenciones formativas o sociales en las que actúa o vive, prueba
e intenta (arriesgando gravemente con frecuencia o
comprometiendo su futuro y en todo caso experimentando por sí
mismo); y esto no es sólo en el periodo que va desde la edad de
llamado uso de la razón a la mayoría de edad. Los tiempos de la
educación se han ampliado hacia abajo y hacia arriba. Se adquiere
conciencia de que fundamentalmente la educación dura tanto como
la existencia, aunque sea en formas diversas, desde el punto de
vista cronológico y estructural. Esa conciencia y convicción son
impulsadas por las categorías de educación preescolar, de
prolongación de la educación escolar, de educación recurrente, de
educación de adultos, de educación de la tercera edad, globalmente
de educación permanente (que se entiende cada día más como
educación para toda la vida, de toda la vida, en todas las situaciones
de la vida). Junto a la educación formal (intencionada y organizada,
como la educación escolar), destaca el relevante significado de la
educación no formal (de la educación no formal, intencionada,
intencionada pero no demasiado organizada como en la familia, en
los movimientos, en los centros formativos y sociales) y de la
educación informal (ni intencionada ni organizada, como en el
mundo de las vivencias urbanas, de la diversión o del mundo de lo
virtual). También la educación como resultado muestra nuevas
connotaciones. Las modernas prácticas y concepciones educativas
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han intentado superar la unilateralidad de ciertos planteamientos,
demasiado frecuentemente con exceso de moral, o al contrario,
demasiado excesivamente intelectulistas; o demasiado humanistas,
o, por el contrario, demasiado técnicos. Se ha recuperado el
carácter pluridimensional de la educación, en el que se funden
desarrollo físico-biológico, maduración psicológica, formación
cultural, crecimiento moral, madurez religiosa, inserción ambiental,
participación histórica y así sucesivamente en la perspectiva de una
educación integral de la persona, coherente con la existencia
comunitaria histórica.
4. La especificidad educativa. En estos contextos totalmente nuevos
en muchos aspectos, se habla de emergencia educativa. Es verdad
que la edad moderna y contemporánea han exaltado, pero también
han criticado y rechazado ásperamente (desescolarización,
marxismo, psicoanálisis) la acción social de la educación. Sin
embargo, las naciones y las organizaciones internacionales
relacionan estrechamente desarrollo social y educación, conscientes
de la función social de la educación y de que es uno de los derechos
fundamentales del hombre y del ciudadano. A la problemática de
siempre, relacionada con la diversidad generacional, con la
disparidad de experiencia y de vida entre educadores y educandos,
con las interferencias dadas por las innovaciones y los cambios que
se introducen en el tiempo y en las diversas edades de la vida, hoy
se añade la que deriva de la particularidad de la vivencia social
contemporánea. Esta ampliación de la perspectiva y del
compromiso, pero también de la problemática, requiere en el nivel
lógico un suplemento de clarificación y precisión, para evitar
confusiones, , excesos, incomprensiones, estragos. Después de
Rousseau se ha comenzado hablar de educación como obra del
hombre sobre el hombre. Con el mismo fin, pero con deseo de una
mayor precisión, después de los años 20 del siglo XX, los pedagogos
empezaron a distinguir entre educación intencionada y educación
funcional. Con esta última (o con las terminologías afines de
educación, no formal y de educación informal) se entienden las
incidencias más variadas sobre la personalidad en desarrollo que
surgen sin un programa preciso (y sin una conciencia educativa
demasiado clara) de las fuerzas socioculturales, políticas,
económicas o del ambiente. con educación intencionada (o con los
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términos afines de educación formal, educación sistemática y
educación organizada) se requiere caracterizar, en cambio, esa serie
de acciones e intervenciones queridas y específicas, predispuestas
explícitamente según un cierto orden metódico y realizadas por
quien tiene incumbencias y responsabilidades educativas,
individualmente y/o colectivamente, para favorecer y promover el
proceso formativo de la personalidad de los sujetos de educación. El
crecimiento personal y su formación comprometen a instituciones y
personas en un amplio espectro de acción. Dentro de él, la
educación parece caracterizarse por la atención a la globalidad y a la
unidad de vida personal. Precisamente por esto, ha de tener en
cuenta toda la gama de relaciones de la que está tejida la vida
humana (en ese sentido se habla de formas de la educación: física,
psíquica, intelectual, moral, estética, religiosa, técnico-profesional,
etc.) Más aún, la educación parece encontrar su proprium, directo y
específico, en la referencia a la estructuración orgánica de la
personalidad humana y de su comportamiento histórico,
consciente, libre, responsable, y hoy, en un contexto de
interdependencia global de vida, proactivamente solidario. En este
horizonte de sentido viene a ser cualificadas educativamente las
otras actividades formativas (aprendizaje, la enseñanza, la
formación cultural, las actuaciones metódicas de socialización y de
inculturación, el adiestramiento, la crianza, el sano desarrollo bio-
psíquico, etc.); de modo que el ser humano, sano, oculto,
socializado, competente, profesional sea persona y viva
auténticamente su existencia histórica, juntamente con los demás y
en la apertura a la trascendencia. Por estos motivos hay que decir
que tal vez, sólo mediante una investigación profunda sobre la vida
y la libertad humana se podrá comprender mejor y más
adecuadamente el significado específico de la educación: en el
sentido en que se convierte en obra propiamente educativa sólo
cuando se ayuda a crecer en “humanidad”, cuando se trabaja para
la “génesis de la persona”, cuando se hace obra de iniciación al
actuar éticamente válido y prácticamente capaz. Pero es evidente
que en este nivel resulta preponderante el influjo de las
concepciones que se tienen del mundo y de la vida, y más en
particular, de la imagen que se tiene del hombre y su destino:
histórica y religiosamente trascendente. (Educación, Carlo Nanni, en
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Diccionario de Ciencias de la Educación, por J. M. Prellezzo, 357-
350).
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estructuras y de relaciones sociales de producción hablan también de la
sociedad post industrial por la emergencia y el dominio sobre lo terciario,
es decir, los servicios informatizados, respecto a la precedente hegemonía
de la actividad industrial, es decir secundario.
Los factores de la crisis en el campo teórico pedagógico contribuyeron a
una serie de estimulaciones de orden propiamente teórico. La sociología
crítica de la escuela de Frankfurt (M. Horkheim,er, T. Adorno, W.
Benjamin, E. From y su precursor J. Habermans ) en que Marx, Freud, y el
mismo Hegel se unieron para un análisis de la sociedad y de la condición
humana en vista a la emancipación.
El mismo grupo de la sociología crítica de Frankfurt hizo parte H. Marcuse,
cuyo marxismo radical libertario fue festejado y después criticado. pero su
búsqueda de un nuevo modo de sentir unido sobre todo al arte, puede ser
indicativo de la despedida del máximo tradicional y de un nuevo modo de
pensar que se difundió en la segunda mitad de los años 1970 y que pudo
ser nombrado globalmente como cultura radical. Se sustenta sobre todo
en el psicoanálisis estructuralista y ha visto la existencia como incesante y
libre producción “des-orgánica” de las necesidades y de deseos. En este
contexto, une casi impensable la misma subjetividad humana, reducida a
un juego pirotécnico de pulsaciones y de necesidades. Todo esto desde un
concepto tradicional de subjetividad.
Esto ha llevado a una búsqueda de enfoques filosóficos sobre la
educación. Creo que debe tener la tarea de hacer la clarificación del
lenguaje científico y no científico sobre la educación mediante una clase
de análisis lógico a hacer emerger con claridad la problemática de la
educación en toda su variedad poliédrica.
Se trata, pues, de buscar un método hermenéutico, constituido por
procesos históricos vitales, para dar nuevo sentido a la situación
educativa. También se habla de método de investigación en la categoría
de sistema, entendida a tomar la red de relaciones e interacciones que se
encuentran en una realidad dinámica (sistema cerrado) en relación con
otras realidades con la que se relaciona (sisma abierto). En el fondo, se
busca una forma de filosofía práctica, como una teoría fundamentalmente
dirigida a iluminar y dar razón a la acción y a la intervención educativa
concreta.
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Como conclusión
Me parece importante hacer referencia a la Doctrina social de la Iglesia,
citando dos textos. El primero, es el servicio a la persona humana. El
segundo, el servicio de la cultura.
1. El servicio a la persona humana. Entre los ámbitos del compromiso
social de los fieles laicos emergen, ante todo, el servicio a la persona
humana: la promoción de la dignidad de la persona, el bien más
precioso que el hombre posee es” una tarea esencial, es más, en
cierto sentido es la tarea central y unificante del servicio que la
iglesia, y en ella los fieles laicos, están llamados a prestar a la familia
humana.
La promoción de la dignidad humana implica, ante todo, la
afirmación del inviolable derecho a la vida, desde la concepción
hasta la muerte natural. Además, el reconocimiento de la dimensión
religiosa del hombre, el reconocimiento efectivo del derecho a la
libertad de conciencia y en la libertad religiosa. En el actual contexto
cultural aquí el especial de urgencia el compromiso de defender el
matrimonio y la familia.
2. El servicio de la cultura. La separación entre la fe cristiana y la vida
cotidiana es juzgada por el concilio vaticano segundo como uno de
los errores más graves de nuestro tiempo. El extravío del horizonte
metafísico; la pérdida de la nostalgia de dios en él narcisismo
egoísta y en la sobre abundancia de medios propia de un estilo de
vida consumista; el primado atribuido a la tecnología y a la
investigación científica como fin en sí misma; la exaltación de la
apariencia, de la búsqueda de la imagen, de las técnicas de
comunicación: todos estos fenómenos deben ser comprendidos en
sus aspectos culturales y relacionados con el tema central de la
persona humana, de su crecimiento integral, es su capacidad de
comunicación y de relación con los demás hombres, de su continuo
interrogarse acerca de las grandes cuestiones que connota la
existencia. Téngase presente que la cultura es aquello que a través
de lo cual el hombre en cuanto hombre “se hace más hombre” “es
más”, accede más al “ser” .
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1. ¿Qué filosofía educativa tiene nuestra educación paraguaya?
¿Qué tipo de hombre necesita el país, en estos contextos
culturales actuales?
2. ¿Conocemos bien la cultura paraguaya y sus valores? ¿Pueden
ayudar a dar un enfoque particular a nuestras instituciones
educativas católicas y a las nacionales?
3. Podemos revisar la “Reforma educativa del 1992” a la luz de la
historia política, económica y cultural de los años precedentes.
¿Pero, encontramos alguna continuidad? ¿Qué podemos
rescatar de lo bueno y mejorar sus deficiencias?
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