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Capítulo 1 garrido

La ciencia antropológica

La Antropología, una disciplina científica

La antropología es una:

- disciplina científica de

-carácter global.

-holístico.

-comparativo

-que trata de explicar el origen y el desarrollo del ser humano y las civilizaciones, así como las
formas de vida y comportamientos de los diferentes grupos socio culturales antiguos y
mordernos.

Esta tarea los primeros estudiosos de la diversidad cultural la heredaron del siglo XIX y
establecieron las bases de una nueva disciplina dedicada a dilucidar este enigma.

Ramas de la antropología

Antropología Física o Antropología Biológica: se ocupa de la diversidad del cuerpo humano en el


pasado y en el presente, es decir se interesa por la evolución de la anatomía humana, en las
diferencias y relaciones entre los pueblos actuales y sus adaptaciones al ambiente. Como ser la
evolución de los primates, en el pasado era llamada antropología física aunque con cierta
disparidad de conceptos.

La antropóloga física fundamenta los demás campos de la antropología en nuestro origen animal
y nuestra naturaleza biológicamente determinada.

Quienes se ocupan de la antropología biológica se orientan a reconstruir el curso de la evolución


humana mediante el estudio de los restos fósiles de especies antiguas y tratan de describir la
distribución de las variaciones hereditarias entre las poblaciones contemporáneas, y distinguir, y
medir las aportaciones relativas de la herencia, la cultura, y el medio ambiente a la vida humana
(m. Harris)

Antropología social, Antropología cultural o Etnología (conocida también como antropología


sociocultural):

Estudia el comportamiento humano, la cultura, las estructuras de las relaciones sociales

La antropología cultural se ocupa del análisis y la descripción de las culturas-las tradiciones


socialmente aprendidas- del pasado y del presente.

La etnografía se consagra a la descripción sistemática de culturas contemporáneas.

La comparación de estas descripciones proporciona la base para hipótesis y teorías sobre las
causas de los estilos de vida humano. (m.harris).

Especializaciones
La antropología general, ante la magnitud y complejidad de su campo de estudio, se fue
fragmentando y especializando en varias áreas de investigación.

Antropología física

Lingüística antropológica

Arqueología

Antropología social y cultural.

Algunos antropólogos siguen sosteniendo la idea que la antropología es una ciencia integral.

-Antropología social: el origen del término se encuentra en escritos de los antropólogos ingleses
del principio del siglo XX. Centra su interés en los aspectos sociales de las culturas “primitivas”
contemporáneas.

Durante las primeras décadas se comenzó a manifestar esta corriente, pero fue a finales de la
segunda guerra mundial cuando se consolido como una ciencia especializada de alto rigor teórico
y empírico centrada en el estudio de las instituciones sociales de las sociedades no
industrializadas.

-Antropología cultural: conocida como particularismo histórico. Su desarrollo se produce en los


estados unidos. Privilegia el análisis de la cultura. Considera la cultura como una totalidad, un
conjunto de elementos integrados.

Área cultural: describe un núcleo de influencia, es decir una zona amplia en donde se observa
como un rasgo cultural deja su huella en distintas culturas.

Etnología: Estudia y compara diferentes pueblos. Por algunos autores es considerada una
disciplina y método de investigación de la antropología. Estudia sistemáticamente y busca
establecer relaciones comparativas entre las características de los diferentes pueblos humanos
desde diferentes aspectos.

1- Diversidad cultural: concibe a la cultura como una pluralidad y en oposición a la


naturaleza. Así, el estudio de la cultura obliga al análisis de las relaciones que unen y
separan ambas dimensiones en la sociedad humanas y también a esclarecer lo que es
universal en el ser humano y lo que es arbitrario en su comportamiento, generando una
reflexión sobre los nexos que unen las reglas naturales con las reglas culturales.
2- Parentesco entre diferentes sociedades y sus influencias.
3- Subsistencia y sistemas económicos de las culturas o civilizaciones.
4- Religión y expresión simbólica trascendental.
5- Organización familiar, sistemas sociales y políticos.

A pesar de la diferencia de conceptos, las escuelas estuvieron dedicadas a explicar fenómenos


socioculturales comunes con métodos y técnicas semejantes.
Así, podemos entenderla como una misma disciplina que se fue manifestando de diferentes
maneras, debido a que es producto de diferentes tradiciones nacionales
Sin embargo, esta divergencia es cada vez menos notales, a tal grado que los términos se utilizan
indistintamente.

Actualmente, un antropólogo social estudia la cultura y las instituciones sociales de los diversos
grupos humanos, sean cazadores-recolectores de África, horticultores de Sudáfrica, campesinado
de Latinoamérica, obreros malayos, gente de la bolsa de Wall Street o pandilleros/tribus de
cualquier ciudad.
Quienes se dedican a la antropología estudian temas relacionados a
- Formas de adaptación ecológica y la organización social
- Los sistemas económicos
- Las relaciones políticas
- Las normas y valores
- Las creencias religiosas
- La cosmovisión
- La mitología
- La magia
- El arte, etc.

Esto tiene una finalidad:

. Explicar las semejanzas y las diferencias

. el cambio y la continuidad en los distintos sistemas socioculturales .

Para un científico social es fundamental el hecho de identificar y comprender los factores y


mecanismo que intervienen en estos fenómenos, de ese modo es posible explicar por qué los
grupos defieres de sus estructuras sociales, en sus creencias y en sus valores.

Bourdieu. “efecto de teoría” (efecto de ideología)

Alteridad- lo distinto.

El antropólogo se constituyo como “especialista” del otro lejano e incierto, se encarga de borrar la
incertidumbre, en transformar eso exótico, en eso conocido.

Trabajo de campo

Un factor que ha contribuido a la DEFINICION DE LA ANTROPOLOGIA como una DISCIPLINA


ESPECIAL EN LAS CIENCIAS SOCIALES ha sido el hecho de que EL TRABAJO DE CAMPO Y LA
OBSERVACION PARTICIPANTE SE HAN CONVERTIDO EN EL MEJOR MEDIO DE RECOLECCION DE
DATOS PARA EL ANALISIS ANTROPOLOGICO.

Investigación de campo=sello distintivo de la antropología social: El vivir con el grupo de estudio,


aprender su idioma y sus costumbres. Y participar en los diferentes momentos de su vida
cotidiana, ha permitido a los antropólogos una aprehensión de lo social y lo humano de gran valor

- El trabajo de campo se constituye como una fase primordial de la investigación


antropológica pero NO es toda la etnografía.
- El trabajo de campo es una situación metodológica, es intencionado dado que hay un
acercamiento del investigador que debe comportarse de la forma más natural posible.
Esta función variara en función de lo que se estudie.
- El objetivo de la etnografía es captar significados y reglas de acción social en un contexto
particular a partir de la interacción con personas con las que llegamos a interpretar su
realidad.
- El trabajo de campo es interactivo, flexible, con idas y venidas del proyecto a la recogida
de datos.
- Para iniciar una investigación enológica es necesario que el/la investigador/A genere una
capacidad de extrañamiento y que se evite el etnocentrismo. (Velasco y rada) (antropusi)

El trabajo etnográfico es consustancial al trabajo antropológico.


Branislaw malinowski es considerado por muchos como el padre fundador de la antropología
social e inventor del trabajo de campo como método científico de recolección de información.

Compromiso social

Es importante señalar que el antropólogo no debe ser un científico o académico alejado del
compromiso social.

Es normal que las personas elijan ejercer esta carrera motivadas por intereses personales de
experimentar vivencias místicas, o con la esperanza de convertirse en sabios

Pero esta ilusión debe dar paso a un interés más legítimo: la intención de aplicar todos los
esfuerzos al tratamiento de los problemas del mundo moderno. La utilidad de la aportación
antropológica puede manifestarse de diferentes maneras, pero la prioridad debe ser la
contribución a esclarecer y proponer soluciones a los problemas de las sociedades en que vivimos.

Ciencias sociales, antropología. Aportes para su abordaje.

Los paradigmas de la investigación determinan como se conceptualiza el objetivo de estudio, los


problemas a estudiar, los métodos y técnicas a utilizar, la forma de explicar, interpretar o
comprender los resultados de la investigación realizada.

A través de la investigación se aplican técnicas y procedimientos con la intención de lograr la


solución de problemas esenciales, encontrar respuestas a preguntas y estudiar la relación entre
factores y acontecimientos.

Incertidumbre: motivación para el conocimiento de la realidad. En las sociedades occidentales, la


ciencia es la forma hegemónica de construir y certificar el conocimiento de la realidad: pero es
apenas una forma de expresión de esta búsqueda, no exclusiva, no concluyente, no definitiva.

La pregunta iniciativa fue ¿Cómo certificar la verdad? . La modernidad modifico esta situación al
buscar explicaciones específicas para cada proceso. Se trata no solo de saberes laicos, sino
específicos: conocimientos biológicos para la naturaleza, sociales para lo social etc

La aparición de la ciencia moderna en dos etapas:

-Ataque filosófico a las verdades reveladas.

-Negar el derecho de las autoridades políticas y religiosas a promulgar la verdad.

¿Qué es la ciencia?

Es el quehacer humano que consiste en observar y experimentar dentro de un orden particular de


conocimientos, organizados de manera sistemática mediante determinados métodos, partiendo
de un núcleo de conceptos o principios básicos. A fin de alcanzar un saber de validez universal.

Conocimiento

En la obtención del conocimiento intervienen 3 elementos: un sujeto que quiere conocer (sujeto
cognoscente)- un objeto del estudio (objeto de conocimiento)- el conocimiento propiamente
dicho.

Conocimiento científico

Construcción sociocultural de lo que se considera legítimo.

Posee historicidad.

No es el único.

No es el objetivo. Posee una perspectiva occidental.

Conformado por paradigmas.


Principales corrientes en la obtención del conocimiento científico

a) Conocimiento empírico: se desprende de la experiencia y a través de los sentidos. Sin


razonamiento elaborado, ni critica.
b) Conocimiento científico: El conocimiento empírico se convierte en conocimiento científico
al extraerlo de la realidad con métodos y herramientas precisas. Se integra en un sistema
de conceptos, teorías y leyes. Puede generalizarse. Puede pronosticarse.

La investigación en ciencias sociales

-las ciencias sociales nacen y se desarrollan como ciencias empíricas. (importancia del dato)

-Su objeto de estudio son hechos únicos, irrepetibles, que tiene como actor principal a seres
humanos y sus conductas.

-Debe aprehender el comportamiento de los seres humanos mediante una comprensión


explicativa.

-Esta explicación debe realizar metódicamente

Fundamentos de la investigación

Metodología: rama de la lógica aplicada al razonamiento de la investigación científica.

-Es un sistema de métodos

Métodos: son los modos de procedimiento.

-una serie de pasos a seguir en el proceso de producción de contribuciones al conocimiento.

-método y metodología son dos conceptos diferentes. El método es el procedimiento para lograr
los objetivos. Metodología es el estudio del método.

Metodologias:

Metodologías cuantitativas: Abstraer aspectos teóricamente relevantes para analizarlos en


búsqueda de regularidades, de constantes, que sostengan generalizaciones teóricas. Ej: encuestas
y análisis estadísticos de datos secundarios

Metodologías Cualitativas:

Parte de la idea de la unidad de la realidad, de ahí que sea holística y fiel a las perspectiva de
los/as actores involucrados en esa realidad.

Ej: El método etnográfico: el análisis de los discursos sobre las representaciones de la realidad.

Ambos se entrecruzan a través de la Triangulación.

No hay una cosa única que podamos denominar metodología cualitativa. Se trata de la diversidad
de caminos en el marco de la investigación social. Esa diversidad de opciones viene dada tanto
por la naturaleza de cada método empleado, como por la diversidad de paradigmas, modelos y
procedimientos que la dan sustento.

Estos métodos a pesar de su diversidad, comparten las siguientes características.

1. El procesamiento de datos se realiza, predominantemente, atendiendo más a las


cualidades que a las cantidades, por medio del estudio del lenguaje, de las descripciones
detalladas, de los procesos de codificación y categorización. (lógica inclusiva, formal,
dialéctica: análisis de lenguaje ( discurso, contenido).
2. Buscan la comprensión totalizante de un evento dado ( holística).
3. Tendencia a la totalidad (circulo hermenéutico). Relación partes-todos. El proceso va por
una via inductiva, de los datos a la teoría. ( se puede aceptar una parte deductiva en algún
momento del proceso)
4. Es necesario considerar la intersubjetividad, la posibilidad de objetivar el mundo subjetivo
de las personas, de interpretar los significados que ellos le dan a los acontecimientos. Los
significados no son absolutos, sino negociados, puestos en común y discutidos con los
actores de los eventos.

Los m.cuali permiten una comunicación horizontal (igualitaria) entre el investigador y los
sujetos investigados.

Metodología y antropología

La antropología se caracteriza por haber desarrollado un acercamiento a su objeto de estudio a


través de la utilización de técnicas de tipo cualitativo, hasta casi identificarse con las mismas,
como es el caso del trabajo de campo a la vez que se detiene en aquello que otras disciplinas
suelen pasar por alto: - el mundo tal y como lo viven y explican sus propios protagonistas

-la perspectiva del actor.

- privilegia un enfoque cualitativo, sin dejar de lado lo cuantitativo.

Algunos aportes de la antropología y etnología a las ciencias sociales en general:

El desarrollo del concepto de cultura

La descripción del OTRO social.

Las técnicas cualitativas para el abordaje de la vida cotidiana

El conocimiento etnográfico

Y el emblemático trabajo de campo, a través del cual procuramos una aproximación al espacio
físico y el espacio social donde se desarrolla la compleja trama del devenir humano.

El trabajo de campo

¿Qué es el campo?

El denominado trabajo de campo no solo refiere a la utilización de técnicas cualitativas, sino al uso
personalizado de las mismas por parte del antropólogo, en todos los pasos del proceso de
investigación, desde el diseño del mismo hasta la descripción y análisis de los datos, pasando por
la obtención de información directa en campo.

Los supuestos metodológicos en los que se basa, sustentan su pretensión de elaborar una teoría
de “lo social”

El campo es la porción de lo real que se desea conocer,

el mundo natural y social en el que se desenvuelve la realidad

conjunción entre un ámbito físico, actores y actividades.

Es un recorte de lo real, que es construido en la relación entre el/la investigador y los


informantes.

De entre sus particularidades podemos decir:

No es un espacio geográfico

Es una decisión del investigador

Abarca ámbitos y actores

Reflexión sobre las experiencias de trabajo de campo


La observación participante

Serie casi infinita de actividades con variado grado de complejidad

Objetivo: detectar los contextos y situaciones en los cuales se expresan y generan los universos
culturales y sociales, en su compleja articulación y variables.

De carácter presencial, con percepciones y experiencias directas de la realidad.

Implica dos actividades presenciales:

.observación sistemática y controlada de la realidad.

.Participación en dicha realidad.

La etnografía

Antiguamente la etnología y la etnografía eran utilizados indistintamente para designar a las


ciencias que tenían por objeto el estudio y análisis de las sociedades primitivas.

Pero en la actualidad se podría decir que su tarea principal es la recogida de datos de “campo”.

Las entrevistas

Si bien la observación es considerada como la técnica más básica para la realización de


investigaciones, es sin lugar a dudar la entrevista quien toma el lugar de principal técnica para la
producción de datos verbales.

En general los antropólogos privilegian el uso de entrevistas del tipo no estructurada, ya que
permiten que los entrevistados/as puedan expresarse con mayor libertad sin encontrarse
encorsetados.

Otras técnicas de abordaje cualitativo

Historia oral.

Relatos de vida

Autobiografía

Registros

La subjetividad en el territorio

-Los sistemas de análisis que se utilizan actualmente están basados en datos cuantitativos
principalmente, que apenas permiten visualizar la vida que realmente sucede.

-Se hacen necesarias otras formas de investigación basadas en la observación, en la


experimentación, en las que haya mapas conceptuales y emocionales, que tomen el pulso a la
vivencia de los ciudadanos/as en determinados espacios y sus transformaciones.

-El/la investigador necesita habitar (caminar, observar) vivir el terreno para obtener respuestas en
profundidad, respuestas que no dan los números y los porcentajes. Lo que se denomina en
antropología “poner el cuerpo”.

-La objetividad que producen los datos cuantitativos convencionales deben dar cabida a la
subjetividad de los datos cualitativos.

-La naturaleza de esta subjetividad es “compleja”, como la realidad misma, y es a través del
abordaje cualitativo que se profundiza en el mundo de los significados, de los motivos, las
aspiraciones, valores, etc. de las acciones y relaciones humanas.

Interrogantes y problemáticas en el proceso de investigación vinculados a la especificad de su


objetivo
-Como acercarse o aproximarse al comportamiento de sociedad (consideración, interpretación,
incorporación de actores/as)

-como comprender a esa realidad.

-como leer las prácticas.

-como acercarse al otro.

La utilización de metodologías cualitativas viabilice:

-Conocer la experiencia individual y/o colectiva en su singularidad.

-Entender la dinámica interior de determinados situaciones y casos.

-Acceder a información detallada y en profundidad.

-Saber acerca de la diversidad, las idiosincrasias, los matices, las cualidades, etc.

-Hacer contacto directo con personas y situaciones.

-Superar las limitaciones de otras metodologías.

-Agregar profundidad, detalle y significación a las generalizaciones estadísticas y de las encuestas.

-Comprender que hay detrás de los números.

Capítulo 1- El campo de la antropología . roberto

ringuelet

Las divisiones tradicionales de la antropología

Los temas que han interesado a los antropólogos suelen reunirse en dos interrogantes:

-¿cómo funcionan los diferentes sistemas culturales ?

- ¿Cómo han llegado a ser lo que son?

El problema central de la Antropología es, en este sentido, la descripción y

Explicación de las semejanzas y diferencias, de la continuidad y del cambio

Cultural en el tiempo.

Levi-Strauss:

"la Antropología apunta a un conocimiento global del hombre y abarca el objeto en toda su
extensión geográfica e histórica; aspira a un conocimiento aplicable al conjunto del
desenvolvimiento del hombre desde los homínidos...y tiende a conclusiones -positivas o
negativas-, pero válidas para todas las sociedades humanas, desde la gran ciudad moderna hasta
la más pequeña tribu melanesia"

Debido a la amplitud del campo que esta disciplina abarca, se han desarrollado, desde los
comienzos de la misma, tres grandes ramas que responden a una división del trabajo
científico/académico y que conforman campos analíticos que, centrados en las diferentes
dimensiones de la experiencia humana, adquieren significación sólo cuando se los considera como
aspectos de totalidades integradas y relacionadas entre sí.
Distinguimos tres ramas de la Antropología General:

- Biológica o Física

- Arqueológica

- Cultural o Social

Antropología Biológica o Física

La Antropología Física como actividad específica, surge en el siglo XVIII,

Cuando logra independencia de la zoología. En este período Linneo, Buffon y

Blummenbach, plantearon los siguientes problemas:

a- La existencia, origen y variaciones de la especie Homo sapiens.

b- La relación entre el hombre y los animales.

c- La cuestión de las “razas” y las clasificaciones raciales.

En el clima de pensamiento de la época, se encuentra en ellos el intento constante de aunar la fe con el


espíritu científico, no atreviéndose a desafiar abiertamente los dogmas cristianos, en tiempos en que la
Iglesia tenía gran preponderancia política y social, junto a un rígido y limitado criterio ortodoxo acerca del
origen de la vida y del hombre.

En la segunda mitad del siglo XIX, con los adelantos en otros campos de la ciencia (geología, estratigrafía,
paleontología), se multiplicaron y reforzaron los testimonios en favor del origen prehistórico de los seres
humanos. Lo que preocupó a los investigadores de esta época era el origen del hombre, su evolución y las
manifestaciones culturales del pasado lejano, como así también la descripción y clasificación de las
diferencias físicas entendidas en términos de razas humanas.

La Antropología Física constituyó, ante todo, una técnica centrada en la medición del cuerpo, la
clasificación y correlación, con énfasis en la taxonomía. De aquí que su núcleo principal fue por largo
tiempo la Antropometría (Somatometría y Osteometría) sin salirse de una fase descriptiva y clasificatoria.

Había necesidad de convencerse de que el "otro" era no sólo inferior al blanco sino casi animal.
Apoyándose en la teoría “darviniana” como la síntesis del pensamiento evolucionista de la época, se
extrapoló lo biológico para explicar lo social.

. Así, lo que posteriormente se llamó “darwinismo social” (1) venía a afianzar y confirmar la política de
expansión y de agresión en menoscabo de los pueblos considerados inferiores. La reducción a la
esclavitud, extinción y explotación de aquellos etiquetados como "salvajes", fue justificada científica e
ideológicamente como el cumplimiento de la teoría de que un conjunto humano inferior está destinado a
ser reemplazado por otro superior.

Los factores culturales han influenciado ampliamente sobre la biología de la humanidad, de modo que no
podemos efectuar una separación entre biología y cultura en el estudio de lo humano.

Es esta realidad la que da a la Antropología, en sentido amplio, su unidad como ciencia y por lo tanto, la
que determina para la Antropología Física objetivos, finalidades y técnicas que no son exclusivamente
biológicos.

Desde esta perspectiva y aunque conocimientos y métodos de las Ciencias Naturales son utilizados por las
investigaciones en Antropología Física, la misma está estrechamente ligada a las Ciencias Sociales, ya que
en el centro de su reflexión ha de situarse la aparición de la vida social humana, del simbolismo, del
lenguaje; en fin, de la cultura. Y es desde allí, en el contexto del desarrollo de una condición particular –la
condición cultural- que deben enfocarse las transformaciones anatómicas y fisiológicas de esta especie
viviente (Geertz 1973).

Arqueología- arqueólogos (historiadores del pasado no escrito)

La Arqueología, en sus orígenes, constituyó el arte de rescatar objetos pertenecientes a las "civilizaciones
clásicas". Como técnica, inició su desenvolvimiento en el Renacimiento (Siglo XV).

Sus primeros cultores fueron anticuarios interesados fundamentalmente en el valor estético de los
objetos sin considerar al hombre que los había confeccionado y/o utilizado, la función que cumplían en
los diversos contextos culturales o la tecnología empleada en su elaboración.

Con la Ilustración (Siglo XVIII) se comenzaron a modificar las concepciones acerca del origen y de la edad
del género humano, hasta entonces basadas en versiones de relatos bíblicos La convicción de que había
existido una humanidad antediluviana, evidenciada por hachas de piedra cuya simpleza contrastaba con
los restos greco-romanos y orientales, se veía ratificada por los principios estratigráficos.

El crecimiento del coleccionismo entre los grupos nobles y aristócratas europeos del siglo XVIII, la
admiración por las producciones artísticas greco romanas, impulsaron el desarrollo de la Arqueología, que
se fue especializando en la búsqueda de objetos fuera de Europa. Frescos, cerámicas, monumentos,
esculturas, entre otras producciones artísticas de diferentes pueblos, se convirtieron en botines de guerra
(objetos preciados) que, a principios del siglo XIX, incrementaron tanto las colecciones privadas de nobles
y burgueses como los objetos patrimoniales de los museos europeos que se iban constituyendo.

Hasta aproximadamente 1940, la tendencia fue la de ignorar al hombre creador y productor de los
objetos. El ordenamiento puramente cronológico del material hallado, proporcionaba sólo un catálogo de
culturas extintas. El acercamiento hacia la Etnografía por parte de algunos arqueólogos, les proporcionó la
posibilidad de formular marcos teóricos en pos de la explicación del cambio y desarrollo cultural.

La investigación propendió, en consecuencia, a reconstruir contextos culturales definidos como la forma


de vida característica de los habitantes de un área según se infería de los resultados materiales de la
conducta cultural y sus asociaciones.

Lo que la investigación arqueológica de las sociedades y culturas del pasado descubre a través de los
vestigios materiales, son seres humanos que han producido esos objetos en contextos culturales y
sociales específicos.

La arqueología como ciencia remite al siglo XIX y se relaciona contextualmente con el surgimiento y la
consolidación, tanto en Europa como América, del Estado-nación en tanto unidad territorial y cultural
regida por un sistema político-administrativo común.

Antropología social y cultural

En el siglo XIX, las que llamamos ramas de la antropología presentan rasgos comunes que le dan un
unidad relativa: una visión de la humanidad global (unidad psicobiologica de la especie) y comparativa, a
partir del estudio de las otras sociedades extra-europeas, con un enfoque integral (biológico-cultural).

La referencia a aquellas sociedades extra-europeas delimitó la Etnología y Etnografía del siglo pasado. Así,
la Etnografía se constituyó en una primera etapa de estudio descriptivo y la Etnología como un siguiente
paso de síntesis.

Si bien el nombre de Etnología se prolongó hasta el siglo XX asociado a trabajos históricos comparativos,
fue reemplazado por el término de Antropología Social o Cultural, cuando se hacía referencia a la vida de
poblaciones en sus etapas actuales de existencia.
La distinción de Antropología Social y Cultural, aunque usadas frecuentemente en forma de sinónimos,
nos remite a enfoques teóricos diferentes.

Antropología cultural: El nombre de A.C fue utilizado en los EE.UU. en términos de una orientación
teórica: el “particularismo histórico", donde se privilegia el concepto de cultura: el hombre aparece como
Homo faber, la vida humana se interpreta a través de un conjunto de rasgos culturales, sean bienes
materiales tanto como simbólicos. Se intentaba un análisis consistente en la realización de un listado de
rasgos culturales en pos de la reconstrucción comparativa de historias particulares.

Antropología Social: El nombre de A.S fue usado en Inglaterra en términos de otro determinado enfoque
teórico: “el funcionalismo”, que privilegia la organización social, las relaciones sociales que
interrelacionan personas y grupos. En un Primer momento interesó esencialmente desentrañar los
mecanismos actuales de funcionamiento de las sociedades, a través de las estructuras de equilibrio y las
funciones de integración.

El predominio de la dimensión cultural en los Estados Unidos se relaciona con el hecho de que ese país se
representa a sí mismo como un país de inmigrantes provenientes de diferentes orígenes culturales (la
idea de “crisol de la humanidad”) y, a su vez, con la presencia de diferentes comunidades originarias.
Mientras que al énfasis en la organización social por parte de la Antropología Inglesa se lo debe relacionar
con el colonialismo y la necesidad de conocer las diferentes formas de organización e instituciones de los
pueblos colonizados.

Ambos enfoques son perfectamente complementarios en una primera confrontación. El nombre de


Antropología Cultural ha sido frecuentemente usado con un sentido muy abarcativo, no sólo en referencia
a las poblaciones actuales, sino también para aludir a estudios etnohistóricos y aún arqueológicos.

De manera tal que, por razones de precisión, preferimos la denominación de Antropología Social cuando
queremos delimitar una disciplina que focalice la vida actual de las poblaciones.

Elementos específicos de la misma: El enfoque concreto de las sociedades con su metodología


característica (trabajo de campo), el criterio de totalidad, el comparativismo y el relativismo cultural y el
extrañamiento como orientación metodológica, se fueron consolidando como sus rasgos distintivos, más
allá de las redefiniciones críticas y los nuevos enfoques que se fueron planteando en el discurso
antropológico a partir del proceso de descolonización.

El énfasis tradicional de la Antropología Social en el estudio de los fenómenos no capitalistas. El "otro


cultural”.

La A.S, aparece recortando como objeto de estudio los grupos socioculturales no europeos. La estrategia
a escala mundial elaborada en esta orientación, dio repentinamente presencia y realidad a las regiones
más apartadas del planeta, aquellas en las que se refugiaron los últimos pueblos “primitivos” en relativo
aislamiento: ciertas zonas de África, la parte septentrional de América del Norte, el interior del SE del Asia
y de las islas de indonesia.

Esta delimitación se correlaciona con el lugar destacado que la tradición disciplinar otorga a la categoría
de otredad como herramienta teórica de formulación y desarrollo de la pregunta antropológica por la
diversidad (diferencias y semejanzas culturales)

La historia de esta expansión, es decir del occidente hacia las regiones mencionadas y el dominio colonial,
se reflejó en las corrientes teóricas evolucionista (siglo XIX) y funcionalista (siglo XX), aunque entre la
primera y la segunda se marcó una profunda diferencia; las teorías del siglo XX son críticas del
evolucionismo especialmente del carácter hipotético y especulativo de la reconstrucción histórica que
éste elaboró y del sesgo etnocéntrico en la aplicación del método comparativo.

Hacia 1860, el pensamiento dominante en Antropología, se fundaba en la idea que las sociedades estaban
alineadas en un continuo homogéneo y único, señalizado por estadios de avance. Se pretendía así
reconstruir la historia cultural de la humanidad. Este momento está impregnado en el campo intelectual
por las ideas organicistas-evolucionistas, sustentadas en la teoría de la evolución de Darwin, que se
expandían y penetraban todo el pensamiento académico de la época.

L. Morgan, J. F. McLennan y E. Tylor, autores clásicos del pensamiento evolucionista decimonónico,


coincidían en sus planteamientos sobre los estadios progresivos por los que debían pasar todas las
sociedades. De este modo, al convertir al progreso en una ley de la naturaleza inducían una visión
naturalizada de la historia.

La introducción en el análisis evolucionista de una clasificación cultural organizada en torno a la sucesión


salvajismo, barbarie, civilización (Morgan) produce la visibilizacion de la otredad pero al mismo tiempo su
naturalización al introducirla en una secuencia que -como bien señala Lorite Mena-. es pertinente para el
observador, pero ajena al observado

Ahora bien, si examinamos algunos de los términos que han sido usados para designar a los pueblos
estudiados en el siglo XIX y hasta la segunda mitad del siglo XX, encontramos expresiones tales como
“razas inferiores", "pueblos primitivos", "sociedades analfabetas", "sociedades simples", "otras culturas",
se confirma entonces la continuidad de la línea que demarca el objeto de estudio de la Antropología: el
“otro cultural.

Es decir, en los inicios de la disciplina, ese "otro cultural” objeto de estudio de la Antropología, se
constituyó a partir de datos existentes que se habían acumulado gracias a los informes de viajeros,
comerciantes y colonizadores que desde el siglo XVI habían incursionado por América, África y Asia. En
esta etapa, se construyó un orden jerárquico de la otredad: la Antropología estudiaba sociedades sin
instituciones modernas, sin historia escrita, sin complejidad institucional, adjetivaciones todas que
indicaban grados de carencia o ausencia de cualidades.

Una indagación que parta del análisis de los términos primitivo, sencillo, ágrafo, como conceptos relativos
e indicativos de una estrategia comparativa que establece grados de evolución y complejidad, nos lleva a
enlazar esta concepción del objeto de estudio de la Antropología con las estructuras ideológico-políticas y
económicas de la empresa colonial europea. El discurso eurocéntrico de la época -realzar lo europeo y
desvalorizar lo no europeo-, se centraba en la superioridad global de la sociedad civilizada. Los propios
colonizadores, percibían la situación colonial como resultado de una misión civilizadora inevitable que les
competía en relación a los pueblos inferiores.

La categoría “primitivo”, permitió y justificó la destrucción, la modificación y la explotación.

En el siglo XX son integrados al estudio antropológico sistemático, los pueblos que se iban incorporando
aceleradamente al mundo capitalista como efecto del proceso de expansión colonial. En un contexto
histórico en el que en el campo académico y socio-político se implementaban acciones colectivas contra el
racismo y otras formas de discriminación, la idea de la otredad cultural distante se relativiza, y se rescata
la equivalencia cultural de las diferencias a partir de la experiencia etnográfica, que construye la idea del
relativismo cultural.

Tanto en la escuela funcionalista en Inglaterra, cuanto en el particularismo histórico en EEUU, la


Antropología deja de ser el observador de las “costumbres exóticas” para ser el mirador de la vida
auténtica. Es así que antropólogos de una y otra región, se desplazan en el espacio para ir a estudiar
culturas diversas con las que comparten la contemporaneidad de su tiempo. A partir del trabajo de campo
realizado en las islas Trobriand en la segunda década del siglo XX, B. Malinowski sienta las bases del
método etnográfico postulando que para el antropólogo que quiere construir una imagen científica de la
sociedad indígena se impone en primer término, albergar propósitos estrictamente científicos y conocer
las normas y los criterios de la etnografía moderna, es decir se debía combatir el etnocentrismo en tanto
actitud que considerara la cosmovisión propia como la deseable llevando a la persona o al grupo social a
interpretar la realidad de acuerdo a sus principios culturales.

Además, como método para lograr una visión inmediata Malinowski señala que el estudioso debe vivir
lejos de otros blancos, en completa convivencia con los indígenas. Finalmente debe ser el propio
antropólogo quien obtiene datos de primera mano, quien los sistematiza, analiza e interpreta
(Malinowski, B.1973: 21). (Segundo momento)

A partir de 1930, comienzan a desarrollarse en los EE.UU. los estudios de aculturación –como
introducción en una cultura de elementos culturales de otra-; y en Inglaterra, más circunscriptos, los
estudios de cambio cultural.

Durante esta primera parte del siglo XX la antropología siguió teniendo como objeto paradigmático las
sociedades pequeñas, aisladas, lejanas. Desde ese momento hasta nuestros días, la Antropología sufrió un
proceso de desestructuración interna en concordancia con la "desintegración" del mundo colonial. Esta
dio por resultado después de la Segunda Guerra Mundial, un reordenamiento y en algunos ámbitos una
reelaboración y una profunda crítica, del papel desempeñado por la Antropología en el proceso de
expansión imperial.

Se visibiliza en los sectores críticos del propio campo académico - especialmente en la perspectiva del
neomarxismo en antropología- la articulación entre poderes y saberes modernos/coloniales como
constitutiva de la disciplina.

Es, entonces el momento de la redefinición del objeto de estudio de la Antropología. El modelo de “otro
cultural” se construye a la vez como objeto de estudio y de la imposición colonialista, incorporando la
dimensión histórica y social de los sujetos y la noción de desigualdad en la dimensión relacional.

Con la emergencia de antropólogos nativos, cambian los parámetros de la relación del investigador con el
objeto de estudio. Al ampliarse el campo de estudio a la propia sociedad, esta relación se establece en la
proximidad, se trata de otro cultural cercano: el campesinado, las instituciones totales, las mujeres, los
extranjeros, etc.

Es así que los antropólogos comenzaron a mostrar interés en campos que eran reservados hasta ahora a
otras ramas científicas, como la vida urbana, la organización industrial del trabajo, las enfermedades
mentales, las políticas del desarrollo.

El método comparativo

Desde los orígenes del pensamiento científico en antropología, el método usado para la reflexión y el
análisis de los hechos culturales ha sido el método comparativo. Este pensamiento predominó en la
mayoría de las ciencias sociales durante el siglo XIX.

Desde esta perspectiva se apuntaba que todo conocimiento debía ser referido, para su posibilidad de
generalización, a otras instituciones de otras formas socioculturales.

Ya a fines del siglo XIX, la Antropología busca construir sistemas clasificatorios, a través de la formulación
de etapas o estudios evolutivos por los cuales debía transitar la humanidad. En este contexto el
comparativismo implicaba buscar las diferencias culturales como ausencia de clase o de grado en los
diferentes rasgos culturales, ante la cultura occidental "blanca".

Llegando el siglo XX, el interés de la Antropología se vuelca a la cultura occidental y el “problema central
de la antropología será la explicación de las semejanzas y las diferencias, de la continuidad y del cambio
cultural en el tiempo” y será la Antropología “la única disciplina que siguió conservando la comparación
como elemento básico de comprensión de la realidad social” (Kaplan y Manners, 1981:21-22). Teniendo
en cuenta este método comparativo, el antropólogo estudia la diversidad cultural y sus intercambios.

Esta continuidad del método comparativo se vincula a lo que constituye el recorte del objeto de estudio
de la antropología “ el otro cultural”

En un primer momento en los trabajos del funcionalismo inglés y del culturalismo norteamericano se
tenía una visión idílica del "otro cultural" y las poblaciones no occidentales eran vistas como mundos
armónicos en contraposición a Occidente. En este período, a través del método comparativo, se buscaron
las diferencias culturales no ya para clasificar y jerarquizar culturas, sino para encontrar mecanismos de
funcionamiento universales en las distintas instituciones sociales.
En este sentido, el enfoque comparativista afirma que una institución, o un aspecto de la cultura, debe ser
separado de su matriz cultural para poder compararlo con los de un contexto sociocultural diferente.

El problema del relativismo cultural

Kaplan y Manners nos dicen que el relativismo al considerarlo como una tesis Ideológica, establece que
cada cultura es una configuración única, con su Propio sabor, estilo y espíritu.

La antropología debe superar los excesos de relativismo porque precisamente tales excesos hacen difícil
la comparación y la investigación científica.

La doctrina del relativismo cultural entra en escena para discutir los planteos del evolucionismo, quienes
detentaban una posición etnocéntrica al considerar a las culturas representando etapas que reflejaban
una sucesión evolucionista.

Frente a estas ideas algunas corrientes antropológicas –como los funcionalistas o los históricos culturales,
entre otros- discuten esta postura considerando que las culturas deben ser analizadas a partir de sus
propias experiencias; por ende defienden la idea que toda expresión cultural es tan digna de respecto
como las demás

Según Herskovits, el principio del relativismo cultural nos plantea que “los juicios de valor están basados
en la experiencia y la experiencia es interpretada por cada individuo a base de su propia endoculturación”
(Herskovits, 1968:77).

Por ende no se puede afirmar que determinadas acciones están bien o mal por no encuadrarse en nuestro
marco cultural, ya que se debe considerarlas en el conjunto de valores referentes a cada cultura, sin
pensar que una es preferible o mejor que la otra.

La cultura occidental es un tipo de respuesta entre otras posibles referidas a medios de subsistencia, de
organización social, etc; pero la definición de lo normal o anormal, de lo bueno o malo, depende de lo que
una persona aprende de su grupo social y esto es variable.

Esto nos remite a un planteo crítico sobre el relativismo, porque al plantear que todas las culturas deben
considerarse igualmente válidas, deja sin explicar las desigualdades existentes en el seno mismo de tales
diferencias.

Por ende, si bien no podemos dejar de reconocer el valor metodológico que tiene el concepto del
relativismo cultural al dejar de lado los valores que uno conlleva desde su propia cultura para poder
comprender otras culturas, esto nos enfrenta –a su vez- tal como lo plantea Benito Narvaja, a “un callejón
sin salida”

Si bien el relativismo cultural es un concepto que en el campo de la Antropología superó la visión


etnocentrista, no podemos desconocer que un relativismo absoluto no sería posible, dado que las
culturas no existen de manera aislada sino que cada vez más se encuentran interconectadas por el
desarrollo económico, político y sociocultural del mundo capitalista.

Esto nos enfrenta a preguntarnos si es válido para los antropólogos reivindicar tal concepto ya que, en la
medida que una cultura debe ser examinada como una totalidad en sí misma, se pierde de vista las
relaciones con la sociedad global que está condicionándola. Por ende, hay que superar los excesos de
relativismo que imposibilitan la comparación y la investigación científica.

No estamos planteando no considerar el relativismo, sino rescatar el aspecto metodológico del mismo
que refiere a analizar las culturas sin preconceptos y rechazar el aspecto ideológico que implicaría
considerar a las mismas como una configuración única.

¿Cómo redefinir entonces este concepto?

No se deben considerar las culturas sólo como diferentes, porque así se elude la explicación que muchas
de las diferencias son resultado de situaciones de desigualdad.
Por tanto, acordamos con varios autores que para explicar científicamente las diferencias culturales, hay
que evitar las “visiones idílicas”; esto es, no tener en cuenta a las culturas particulares sólo en términos de
“armonía” constante con sus propios valores, como unidades autónomas; debemos analizarlas en sus
relaciones de desigualdad y de conflicto tanto internos cuanto en interdependencia con las otras culturas.

Se puede decir entonces que el relativismo cultural, fue el resultado paradójico de la expansión colonial
imperialista.

Por tanto es importante que el antropólogo centre su análisis alejándose de los valores de la cultura a la
cual pertenece; descentrarse de sus propias concepciones al estudiar culturas diferentes a las nuestras;
rescatando la idea de la relatividad de las respuestas culturales.

El enfoque correcto

De la serie de características que aún en la actualidad orientan la Antropología Social identificándola


como tal dentro del ámbito de las ciencias sociales, un rasgo privilegiado es aquel que podemos definir
como el enfoque concreto: dentro de él distinguiremos tres aspectos:

el trabajo de campo,

la escala local de los estudios y

la visión inmediata de los grupos sociales estudiados.

El trabajo de campo

En muchos manuales de los antropólogos ingleses que en el período de postguerra comenzaron a realizar
síntesis teóricas, encontramos la caracterización detallada del trabajo de campo, como la técnica
particular de la Antropología Social y aún como un conjunto metodológico más amplio.

En síntesis, la Antropología Social se enfoca actualmente en estudios de intensivos y detallados, en un


grupo de unas pocas culturas seleccionadas, con el objeto de resolver problemas limitados.

Los peligros de un enfoque concreto como fin en sí mismo, se evidencian en el empirismo en el que
quedó encerrada la Antropología inglesa funcionalista

El trabajo de campo en las últimas décadas fue cambiando en dos sentidos: primero, se fue realizando
una sistematización del método y técnicas cualitativas con un amplio intercambio de experiencias y la
complementación de técnicas extensivas de tipo censal

Segundo, se efectuó una reubicación del papel que le cabe al investigador considerando sus ideas como
parte de la situación.

La escala local

Aproximadamente desde la segunda mitad del siglo XX, la Antropología se planteó cada vez más la
necesidad de ubicar los estudios locales -de aquellas sociedades relativamente mas diferenciadas y
aisladas que estudiaba-, en relación al contexto social más abarcativo con el que está inevitablemente
ligado y del que forma parte.

En esas circunstancias fue necesario definir niveles de inclusión e interrelación de los fenómenos y
considerar las interrelaciones entre los ámbitos sociales locales, regionales, nacionales y otros (Banton
1980).

Asimismo especialmente desde entonces, se pasaron a realizar también estudios en los mismos centros
urbanos “modernos”.

Uno de los antropólogos que vivió estos cambios nos dice:


"A pesar de que la Antropología inició sus investigaciones en los llamados pueblos primitivos del mundo,
últimamente los antropólogos se han mostrado cada vez más interesados en las poblaciones rurales, que
forman parte de sociedades mayores y más complejas. Cuando se veía, antiguamente, a un antropólogo
examinando los medios de vida de un bando errante de cazadores del desierto o de cultivadores
migratorios que ocupan un poblado en alguna floresta tropical, se ve ahora con bastante frecuencia, al
mismo investigador interesado en una pequeña ciudad de Irlanda, India o China, o sea áreas del globo que
abrigaron durante mucho tiempo una variada y rica tradición cultural, con una gran diversidad de tipos
humanos..." (Wolf 1982: 14).

Visión inmediata

La nueva Antropología que se fue creando en el siglo XX, adoptó una posición metodológica de cercanía
con las sociedades en estudio. A partir de esta especial "mirada", se pretendió observar y analizar al
"grupo concreto".

Al respecto, podemos citar a Margulis cuando dice:

"El objeto de la Antropología Social sería el estudio intensivo de un campo concreto determinado (una
institución, una comunidad, un grupo) en el seno de una formación económico-social (…). Las estructuras
económico sociales se manifiestan en las conductas concretas mediatizándose a través de la ideología.
Es a nivel de las conductas concretas, de lo cotidiano y dramático, que las busca

la Antropología Social, tratando de recorrer el camino inverso: partiendo de las conductas y materiales
culturales en un sector limitado, reencontrar las estructuras económico-sociales e ideológicas (…).
Considero que en el marco de una Ciencia Social Unica, la Antropología Social es el nivel de trabajo más
cercano a la realidad empírica, aquel que se ubica en una relación de inmediatez con el objeto..."
(Margulis, 1970: 10).

El criterio de totalidad

Partimos de afirmar que la Antropología tiene como uno de sus rasgos definitorios la intención de abarcar
en forma totalizadora u holística aquello que pretende estudiar.

Ahora bien, ¿qué se quiere decir cuando se habla de totalidad? Los antropólogos de la primera mitad del
siglo XX, realzaron este aspecto como una cualidad de la vida social a la vez que como una necesidad
metodológica. Esto está en relación con la concepción de cultura imperante en ese momento en la
disciplina

Como argumentaba B. Malinowski, una cultura debe ser considerada como una totalidad coherente y no
fragmentada en sus diversos aspectos que presenta: parentesco, economía, política, religión, etc."
(Malinowsky 1966).

Así, en el estudio del comercio Kula -intercambio de objetos ceremoniales que circulan en torno al anillo
formado por las islas de la Costa Oriental de Nueva Guinea-, se muestra cómo, mediante las actividades
que preceden, acompañan y prolongan estos intercambios, se interpenetran todos los aspectos de la vida
social, los cuales deben ser tomados en consideración por el analista-investigador para la comprensión del
fenómeno total.

Del mismo modo, por ejemplo, no podríamos realizar un estudio de las actividades agrícolas sin plantear
problemas de tecnología, de hábitat, de calidad de tierras, pero también, a su vez, sin efectuar un análisis
de los diferentes grupos y sus relaciones, la propiedad, el derecho, la organización política, las
concepciones religiosas asociadas, etc.
El fin perseguido, entonces, es el conocimiento de la totalidad cultural, donde todo es significativo y por lo
tanto nada debe dejar de ser considerado. El todo no es meramente la suma de sus partes, sino el
resultado de un único ordenamiento y de una única interrelación de las partes que han producido una
nueva entidad.

Esta posición teórica conlleva la hipótesis de que, un cambio en un aspecto de la realidad social, resultaría
en cambios en toda otra serie de aspectos, aún en aquellos que parecieran menos relacionados.

En el pensamiento de Malinowski y otros antropólogos del período clásico de constitución de la disciplina,


lo anterior significa la integración de los diversos aspectos de la cultura.

Alfred Métraux (1959). Este autor señala que la adopción de hachas de hierro, a la vez que facilita y
simplifica las tareas técnicas y económicas, puede llevar a una verdadera “destrucción de las civilizaciones
indígenas”. Esta herramienta, antes desconocida por determinados grupos -los que usaban hachas de
piedra-, aparece en el contexto de relaciones con los “blancos”, en este caso proporcionada por
misioneros.

Métraux, cita como ejemplo el caso del grupo Yir Yoront del norte de Australia, que fue estudiado por
Lauriston Sharp. En términos de los autores, habiendo adoptado las hachas de metal, los Yir Yoront
perdieron el conjunto de las instituciones económicas, sociales y religiosas que se relacionaban con la
posesión, el aprovechamiento y la transmisión de conocimientos sobre el uso de las anteriores hachas de
piedra, produciéndose así un conjunto de sucesos inesperados y negativos. Así, la introducción de un
nuevo elemento más perfeccionado en un área de la cultura –en este caso la producción- con
consecuencias de aceleramiento del proceso productivo, se habría traducido en una serie de cambios en
otros ámbitos aparentemente alejados de la misma, llevando al “desplome de la organización social y la
descomposición del grupo” (Levi Strauss 1989: 189). La sola incorporación de las hachas de acero habría
conducido así a una destrucción total.

Lo que se ve en el caso de los Yir Yoront citado por Metraux, es que a través del modelo que formula, a
partir de su especial unidad de análisis, el antropólogo no sólo vive la relación del todo con las partes sino
que tiene una aproximación práctica a lo que significa la imbricación del mismo ante la posibilidad de un
cambio radical (3).

Este interés por relevar todos los subsistemas de una cultura y su interrelación, difirió tradicionalmente
del trabajo de otros científicos sociales (políticos, economistas, sociólogos, etc.) los que se concentraban
en uno u otro subsistema dentro de las sociedades industrializadas, habiendo ignorado durante mucho
tiempo las sociedades con las que trabajaban los antropólogos.

De alguna forma, estos últimos debieron desarrollar habilidades para cubrir en sus estudios aspectos de
muy diversa índole (ecológicos, económicos, demográficos, históricos, organizacionales, psicológicos, etc),
que en los análisis sobre la propia Europa se realizaban bajo el dominio de otras disciplinas, como la
Sociología, la Economía, la Historia, la Geografía, la Psicología. Esta condición, unida a la escala pequeña
en la que habitualmente se trabajaba, contribuyeron a desarrollar una imagen de las “culturas” o
“sociedades” como “totalidades”.

A esto se agrego la minimización de las relaciones del grupo o sociedad estudiada con la sociedad mayor o
la administración colonial. Se configuraba así un modelo de sociedad como totalidad integrada,
homogénea y autónoma.

Esta imagen, que no se correspondía con las realidades concretas, profundamente fracturadas y
crecientemente modificadas y re organizadas por la penetración colonial, constituye un ejemplo de la
manera en que los modelos teóricos de la realidad, contribuyen a visualizarla de determinada forma,
haciendo énfasis sobre ciertos aspectos -teóricamente interpretados- y dejando de lado otros.

Finalmente, cabe señalar que la pretensión de totalidad, subsiste en Antropología como posición
epistemológica y metodológica.
El "extrañamiento" de la realidad como perspectiva antropológica

La perspectiva antropológica, al interesarse por la alteridad cultural y constituir su estudio en el “otro


cultural”, se basaría, así en una tensión existente entre el antropólogo como miembro de un sistema
social y cognitivo (su propia sociedad), en relación a otro sistema social y cognitivo: la sociedad de un
"otro cultural”.

Esa tensión, genera una relación “nosotros/ellos”, representada por un “nosotros” en el que se ubican los
antropólogos y un “ellos/otros” que son los actores sociales que estudia.

Pero es necesario distinguir cómo ha ido variando ese colectivo “otros/ellos” en el transcurso de la
disciplina antropológica; cómo se fue construyendo la alteridad como objeto de estudio de la
antropología, para comprender la perspectiva del extrañamiento. Retomemos las ideas de Leach para
esclarecer estas ideas:

“Yo me identifico a mí mismo con un colectivo “nosotros” que entonces se contrasta con algún “otro”. Lo
que “nosotros” somos, o lo que el “otro” es, dependerá del contexto (…) En cualquier caso “nosotros”
atribuimos cualidades a los “otros”, de acuerdo con su relación para con nosotros mismos. Si el “otro”
aparece como algo muy remoto, se le considera como benigno y se le dota con los atributos del “Paraíso”
(…) En el extremo opuesto, el “otro” puede ser algo tan a mano y tan relacionado conmigo mismo, como
mi señor, o mi igual, o mi subordinado. En la vida diaria podemos reconocer docenas de estas relaciones
de dependencia: padres-hijos, empleados-dueños, doctores-pacientes, profesor-alumno, hombre de
negocioscliente…y así sucesivamente. En todos estos casos, las reglas del juego están perfectamente
definidas. Ambas partes conocen exactamente como se “espera” que el “otro” se comporte y, en tanto en
cuanto estas expectativas se cumplen, todo funciona con disciplina y orden (…) pero hay una tercera
categoría que despierta un tipo de emoción totalmente distinto. Se trata del “otro” que estando próximo
es incierto.” (Leach 1967:2).

Estas reflexiones del antropólogo Leach, son ilustrativas para destacar que cuando el antropólogo se
dirige a una investigación de campo, se desplaza físicamente de sus parámetros cotidianos, insertándose
en parámetros que, aunque no le sean exóticos, le son desconocidos por no ser un actor social
significante, al no poseer una historia y una identidad vivida y preestablecida en aquella red social en la
que pasa a trabajar.

El extrañamiento, por ende, es una experiencia socialmente vivida, básica en la construcción de la


perspectiva antropológica en la que se ubica el antropólogo, para acercarse y estudiar su objeto de
estudio: el Otro, quien experimenta una tensión cuando el antropólogo -como parte de su particular
sistema social y cognitivo- pretende conocer un otro “exótico” y transformarlo en “familiar”.

Este concepto de extrañamiento puede relacionarse con la noción de "conciencia práctica" desarrollada
por Anthony Giddens.

¿Cómo explicar entonces esta idea de “extrañamiento”?

El antropólogo pasa a representar para estos agentes (los actores sociales que estudia) una ruptura en el
flujo de la regularidad cotidiana.

Por tanto, su presencia en los contextos sociales en los que investiga, provoca una ruptura de la rutina en
sus actividades sociales, posibilitando la reflexión sobre las condiciones que estructuran la práctica de los
sujetos.

Por ende, “descotidianizar" implica romper con las acciones cotidianas; no sólo es una manera de ver,
sino también de vivir; se trata de una búsqueda por solucionar la tensión aproximación/distanciamiento
que le permita al antropólogo comprender los elementos constitutivos de la realidad social.

Por tanto, el antropólogo intenta rescatar la perspectiva del actor, rescatar los sentidos que los actores
sociales les dan a sus acciones con el fin de lograr reproducir la vida social de los mismos.
Esto es lo esencial de la posición de extrañamiento, donde el antropólogo plantea una ruptura de lo
cotidiano, de lo rutinario de sus acciones sociales, descotidianiza las acciones de los sujetos, al tener que
hacerlas concientes.

Esto es, se revela como una experiencia subjetiva y objetiva del antropólogo, por el hecho de desconocer
subjetivamente la conciencia práctica de los actores sociales: lo que significa que desconoce cómo operan
en su cotidianeidad; pero a su vez, como investigador, como científico, apunta a percibir esa rutinización
objetivamente.

ANTROPOLOGÍA, CIENCIAS SOCIALES Y PSICOLOGÍA

Siendo el objeto general de las Ciencias Sociales el estudio de la sociedad humana, podemos observar la
coincidencia y superposición parcial de teorías y abordajes metodológicos entre las diversas disciplinas.
Las diferenciaciones disciplinarias, tienen que ver con el recorte analítico de la vida social y el énfasis
metodológico que pone cada una.

Las distinciones disciplinarias del siglo XIX y principios del XX, se basaron en la existencia de ámbitos
académicos/sociales más fragmentados.

Ya transcurridas las grandes transformaciones del siglo XX, los científicos sociales se han vuelto menos
diferenciados y especializados respecto a sus metodologías, más interdependientes en la investigación y
su transferencia.

No queremos decir con esto que la identidad de las disciplinas necesariamente irá desapareciendo, dado
que la complejidad cada vez mayor de nuestro mundo, requerirá, seguramente, de una continua división
del trabajo entre las diferentes ciencias sociales, aunque quizás reformuladas de otra manera.

La autonomía de una disciplina, no depende del monopolio de un pedazo de la realidad en particular


como su propio y especial campo, sino, más bien, deriva del hecho de que tiene una serie de problemas y
preguntas que son de su especial interés. El tipo de preguntas que una disciplina hace a la realidad,
determina la forma en que conceptualiza esa realidad y su abordaje metodológico.

Desde el siglo XIX y hasta la primera mitad del siglo XX, la llamada Sociología era el estudio de las
relaciones sociales en los grupos contemporáneos, entendidos como un orden de magnitud distinto y una
complejidad mayor que las sociedades de los pueblos colonizados (las “sociedades primitivas”), de las
cuales se ocupaba la Antropología. Pero desde el final de la segunda guerra mundial, como vimos
anteriormente en el texto, la velocidad de las transformaciones culturales y los cambios globales se ha ido
intensificando de forma acelerada. Los procesos interculturales derivados de la descolonización y las
migraciones internaciones, han proporcionado un campo común de investigación para todos los
científicos sociales.

A medida que el orden moderno urbano industrial se expandió, la Antropología necesitó ubicar sus
estudios locales en el contexto social más abarcativo, redefinir la naturaleza de su unidad de análisis,
replantear sus supuestos, reformular su metodología.

Comenzaba, un paulatino encuentro entre sociología y antropología -más allá del mantenimiento parcial
de sus identidades-, la primera a partir de su privilegio de los datos cuantitativos y estudios de nivel
macro, y la segunda a partir de los datos cualitativos, su cercanía a las comunidades estudiadas y los
estudios microsociales. Actualmente, es difícil no confundirlas.

Los abordajes psicológicos, dentro de su integración al conjunto de los estudios sociales, establecen un
corte relativo, al circunscribir su objeto de estudio en la indagación introspectiva de la mente, si bien el
acceso a tal fenómeno se realiza mediante las manifestaciones externas de la conducta.

El conocimiento psicológico, transita un andarivel complejo, por cuanto los procesos mentales - tanto más
en sus inicios en el niño, aunque asimismo en los adultos-, evolucionan estrechamente ligados a los
avatares de la vida social.
Cuando un niño nace, las ciencias que aportan a su conocimiento son casi exclusivamente la antropología
y la biología: el mundo cultural que incluye al recién nacido en su seno y sus potencialidades biológicas,
pero es tan dinámica la vida psíquica, tan rápida evolución y tan compleja su estructuración, que el
estudio de los procesos psíquicos demandan una identidad que justifica la fundación de una disciplina
para su investigación: La Psicología.

Recalcamos los ejes básicos de la cita referidos a la actividad psíquica (como campo de la psicología): - la
actividad nerviosa superior como condición de posibilidad del psiquismo y no como determinación
mecánica, - en tal sentido el carácter de construcción de la vida psíquica, en el transcurso de la
asimilación del individuo al medio sociocultural como fuente del psiquismo, mediante un proceso de
internalización (Berger y Luckman 1994). Incorporando la psicología en el concierto de las ciencias
sociales, con sus particularidades, ésta entonces puede reivindicar un accionar profesional específico y
puede construir teorías sobre las circunstancias mentales del individuo. Aunque explicaciones generales
sobre el comportamiento social, sobre, por ejemplo la violencia, sobre la salud en general o la salud
mental en particular u otros temas amplios, derivan de una cooperación interdisciplinaria.

Tanto en la etapa de socialización primaria en la niñez, cuanto en el transcurso de la vida adulta, hay dos
registros necesarios para el conocimiento psicológico e intervención: Los condicionamientos universales
básicos del inconciente y la compresión de los procesos mentales inscriptos en la niñez. Pero estos
procesos internos, adquieren significación según el carácter (dinámico históricamente) de los procesos
sociales (externos).

Hay una coincidencia inicial en la actividad profesional del psicológico y el antropológico. Enfrentados
ambos al estudio de un hecho humano en la interacción con otros (personas-grupos), deben tomar
conciencia de lo que el Otro le está diciendo, a partir de sus propios sistemas de entendimiento. Esto se
relaciona con el fenómeno de extrañamiento analizado anteriormente. El Otro no necesariamente tiene
los mismos o parecidos códigos sociales que el profesional, lo que a la vez que facilitaría la comunicación,
la podría obturar al quedar invisibles mecanismos culturales comunes. El psicólogo/antropólogo debe
realizar un proceso metodológico de “extrañamiento”. Para esto precisa un conocimiento de los mundos
sociales que los convocan, a uno y otro y a las circunstancias que los contienen (4). El profesional precisa
entonces implementar una “vigilancia epistemológica” sobre sus adscripciones sociales personales que
conforman una construcción ideológica en contraste con el/los otro/os (5). Asimismo sobre la situación de
poder configurada por el efecto de su autoridad profesional.

Pero el conocimiento del mundo social, también forma parte de las operaciones teóricas/prácticas de la
psicología, para poder acceder a una visión suficientemente completa de las dinámicas de los mismos
hechos psicológicos. Por cuanto lo social ilustra lo que muchos psicólogos llaman actualmente producción
de subjetividad, o sea, el modo en el cual las sociedades determinan las manifestaciones específicas de las
conductas psicológicas, más allá de la permanencia de determinadas pautas inconscientes. Por ejemplo,
una cuestión es la problemática históricamente persistente de la represión, constituida por la prohibición
del cuerpo del niño como lugar de goce del adulto y como sujeto reproductivo, pero ésta represión no
puede ser concebida como un fenómeno constante que se “recubre de cultura”, sino que esta pautación
de la conducta que llamamos edipo, está atravesada por elementos ideológicos generados según las
diferentes sociedades-formaciones históricas (6). Si esto lo vemos en relación a las patologías mentales,
podríamos afirmar que una comprensión amplia de las mismas, sólo se logra poniendo en relación los
conflictos sociales que puedan situar a las personas en una relación alienada de sí, de sus interacciones
sociales y de su producción (Damiani 1973; Foucault 1961; Blejer 1963).

Boivin- Contructores de otredad- introducción

Al definir el trabajo antropológico dos cuentan con el mayor consenso bibliográfico.

Uno tiene que ver con su objeto, en el cual la Antropología es definida como el estudio de la otredad
cultural, de la alteridad cultural o de la diversidad cultural.
El segundo se refiere a su “técnica” o “método” y sostiene que la particularidad de la Antropología
residiría en su forma de trabajar, en el modo en que se recolectan, analizan y exhiben sus datos: la
observación participante.

Sostenemos que no se puede explicar qué hace hoy la Antropologia sin referirnos a la historia de su
constitución como parte del campo científico, porque la ciencia es acumulativa y los componentes que
encontramos hoy provienen de las teorías elaboradas en distintos momentos históricos. Esa acumulación
no implica una sumatoria o una idea mayor a menor, sino que tiene que pensarse como una
“acumulación conflictiva” de sus diferentes partes.

En consecuencia para entender a un antropólogo es necesario tener en cuenta,

en 1er lugar el contexto histórico y social en el cual se desarrolló la Antropología su relación con el
campo científico en general (la ubicación de esa ciencia en relación con las otras) y las relaciones entre las
partes que la constituyen: objeto, teoría, método y técnicas

En segundo lugar, ni el objeto de la Antropología ni su técnica han sido los mismos a lo largo del tiempo ni
aún en un mismo espacio. No obstante, pueden distinguirse tres momentos constitutivos de la
Antropología en Europa y Estados Unidos. Momentos en los cuales se desarrollaron teorías que fueron
dominantes y que definieron y explicaron de manera distinta el quehacer antropológico. Distinguimos tres
momentos.

El primero de ellos surge a fines del siglo XIX (1) en donde la Antropología se constituyó como ciencia y la
teoría que logró dominar el discurso antropológico fue el evolucionismo.

El segundo momento fue el que se desarrolló entre las dos guerras mundiales (2) y se caracterizó por la
aparición de una “diversidad” de teorías que tuvieron en común el intento de explicar la diversidad
cultural. Y el tercer momento,

que comienza luego de la Segunda Guerra Mundial (3), en el cual las teorías anteriores todavía siguen
siendo dominantes pero aparecen las “otras” Antropologías, las “no occidentales” que plantean teorías
alternativas sobre la otredad cultural

Sostenemos que, como toda ciencia, la Antropología es una “construcción”. Se acepta comúnmente que
la Antropología se constituyó como ciencia a partir de construir explicaciones sobre la “otredad cultural”,
pero nosotros agregamos que no sólo construyó sus explicaciones sino que fundamentalmente construyó
una imagen, un modelo de la otredad (del otro cultural).

De tal modo que ese “otro cultural”, que se constituyó en como objeto de estudio antropológico, no
respondió a un “hecho empírico real”.

Por el contrario fue (y por supuesto lo sigue siendo) un objeto construido de manera científica por las
distintas teorías que dominaron en cada uno de los momentos históricos. Así, la teoría evolucionista –
considerada como la primera teoría científica– no se limitó a explicar la otredad cultural sino que
“construyó” su objeto (aquel que explicó) a partir de la “diferencia cultural”, el “otro” como diferente al
“nosotros”. Las teorías posteriores, en cambio, construyeron un objeto caracterizado por la particularidad
y hablaron de “diversidad cultural”. El “otro cultural” fue pensado como diverso, como distinto.

Por último, cuando la idea de la dominación de una cultura sobre otra se puso en evidencia, el objeto
antropológico se constituyó en torno a la noción de desigualdad: el otro cultural era producto de esa
desigualdad.
Fines del siglo XIX:

A fines del siglo XIX, la Antropología se formalizó como ciencia. Fue un momento en el cual el
conocimiento del mundo, de la existencia de modos de vida diferentes, se hizo más patente por los
cambios ocurridos en Europa y por la expansión de Occidente.

Por una parte, la revolución industrial –como producto de cambios tecnológicos importantes– generó
nuevas diferencias: de clase, nacionales, étnicas y “problemas” que con el tiempo fueron denominándose
“sociales”. La cuestión fundamental de las ciencias sociales fue la de explicar esos cambios que se
producían en el mundo europeo. Cuando occidente se expandió a otros pueblos, a otros modos de vida
distintos al modo europeo.

Si bien el encuentro intercultural no era nuevo y siempre despertó una actitud de asombro ante lo
distinto, en este caso el asombro de occidente se distinguió de los anteriores porque no fue un encuentro
ingenuo, y por sobre todo porque ese asombro fue domesticado bajo las reglas del mundo científico: la
diferencia se constituyó en objeto de explicación científica. El nuevo encuentro de los europeos con otras
culturas distintas dio origen a lo que sería la pregunta fundante de la Antropología: ¿por qué estos
hombres son distintos? La primera teoría científica sobre la diferencia fue el evolucionismo que contestó
esta pregunta a través del concepto de evolución.

Esta teoría se desarrolló en una época en la que la Antropología se estaba constituyendo como ciencia al
mismo tiempo que el campo científico se estaba conformando, buscando su propio espacio, en función de
obtener un tipo de autoridad distinta a la de la religión y la filosofía, y esa autoridad provenía de la
objetividad de la ciencia y, especialmente, del método científico: un conjunto de reglas para probar las
afirmaciones. En este caso el método de la Antropología fue el comparativo, método de moda en las
ciencias naturales. ( La idea era que aquellos que vivían de modo diferente en otros lugares podían dar la
clave de cómo había sido el pasado del hombre civilizado. Se intentó analizar la naturaleza humana a
partir de la diferencia entre las culturas y estas diferencias surgían de la comparación entre ellas.)

La teoría de la evolución se constituyó como tal en función de la aplicación del método comparativo y
sobre la base de una concepción precisa de su objeto: el hombre. Este objeto era concebido con una
particularidad: su dualidad; el hombre era tanto cuerpo como espíritu. Como cuerpo pertenecía al mundo
de la naturaleza, en tanto “espíritu” pertenecía a otro mundo, al de la cultura. Siguiendo esta dualidad, la
Antropología se constituyó en dos ramas: la Antropología física y la antropología cultural. Pero, no
obstante, las diferencias entre los hombres fueron pensadas por estos evolucionistas, básicamente, como
“diferencias” culturales

Para estudiar al hombre en las distintas manifestaciones en las que se presentaba, se estableció una
división del trabajo científico dentro de las ciencias humanas y sociales. Por un lado, la historia y la
sociología tomaron como objeto (objetivo) de estudio las sociedades complejas, civilizadas, desarrolladas.
Por el otro, las sociedades primitivas, no complejas, no desarrolladas, sin historia y sin Estado pasaron a
constituirse como el objeto propio de la Antropología. Esta división, producto de un proceso histórico, se
realizó en función de las distinciones de las sociedades o las culturas en tiempo y espacio, teniendo como
parámetro la ubicación de Occidente.
La Antropología indagó en el interrogante ¿por qué llegamos a ser lo que somos?, es decir, ¿cuál es el
origen de estas diferencias culturales? La primera corriente teórica de esta nueva ciencia construyó sus
respuestas comparando a las sociedades en el devenir espacio-temporal y elaboró, de esta forma, una
historia natural de la humanidad.

Entre las dos guerras mundiales:

Un segundo momento, ubicado cronológicamente entre las dos guerras mundiales, se caracterizó por “un
cierre de las fronteras nacionales” y por la consolidación de la presencia europea en sus colonias. En la
Antropología europea y Norteamérica se producen dos hechos importantes: la crisis del evolucionismo
como paradigma único y la separación de la ciencia en escuelas nacionales; aparecen así el
estructuralismo y funcionalismo inglés, el particularismo histórico en Estados Unidos, la escuela histórico-
cultural en Alemania y la escuela sociológica francesa.

Cada una elaboró teorías alternativas, muchas veces sin contacto entre ellas, pero todas tuvieron en
común la crítica al evolucionismo. Criticaron, en primer lugar, las técnicas que utilizaron los
evolucionistas, postulando que los datos con que la Antropología se debía manejar debían ser obtenidos
de primera mano, es decir que es el antropólogo, particularmente el etnólogo, el que tiene que buscar en
las otras culturas los datos con los cuales se construyen las teorías.

De este modo, se introduce, se inventa, la observación participante como técnica privilegiada de la


Antropología, lo que implica el traslado del investigador a otras sociedades. La idea era que estudiando en
su totalidad a una cultura de modo muy extenso, muy específico, se podría dar cuenta de las diferencias y
semejanzas culturales.

Por ejemplo, en la escuela británica el enfoque que dominó en esta época fue el de considerar que una
cultura estaba conformada por partes y que cada parte tenía que ser vista en función del conjunto
(sistema/estructura) y que cada cultura conforma una totalidad (holismo).

La segunda crítica fue respecto al método comparativo, principalmente porque fue aplicado teniendo
como referente de la comparación los valores de la sociedad occidental. Es decir, los evolucionistas
fueron acusados de etnocéntricos.
Pero la crítica al método también fue resultado de aplicar la técnica de la observación participante ya que
al observar una cultura como totalidad, como un conjunto de partes indisolublemente unidas, en la cual
cada parte tiene relación con el todo, se tornaba imposible la operación evolucionista de abstraer una
parte para compararla con otra de otra cultura. Y segundo, porque en la medida en que se estudiaban de
modo muy detallado las distintas culturas, menos elementos en común se encontraban.

Así, el método comparativo fue puesto entre paréntesis y se lo sustituyó por el relativismo cuyo postulado
extremo implicaba la imposibilidad de comparar, ya que cada cultura es una configuración distinta y
entendible sólo en sus propios términos.

Es decir que estas escuelas nacionales tuvieron en común el haber elaborado teorías “relativistas”. Las
teorías relativistas intentan mostrar que todas las culturas son diferentes entre sí pero equivalentes, por
lo tanto, son diversas.

No obstante, existen diferencias entre las principales escuelas de esa época. Así, por ejemplo, mientras
que el estructural-funcionalismo británico plantea conocer una cultura a partir de su presente (sincronía),
el particularismo histórico norteamericano recurrió al pasado para conocer una cultura.

Se diferenciaban también por los lugares donde sus antropólogos hacían trabajo de campo. Mientras que
los antropólogos ingleses trabajaron en sus colonias de África y Oceanía, los antropólogos
norteamericanos trabajaron sobre “sus indígenas” pero, como éstos se transformaban rápidamente, el
trabajo de los antropólogos consistió en reconstruir por medio de historias orales (o material
arqueológico) el pasado “no occidentalizado” de esos pueblos.
De alguna manera, lo que ambas escuelas van a tener en común es la tendencia a especializarse en
“pueblos primitivos”. Va apareciendo ya en ese momento una separación fundamental para la teoría,
entre Antropología Social y Antropología Cultural. La primera se interesará por la forma en que se
organizan los hombres, mientras que la segunda lo hará en la manera en cómo viven y piensan sus vidas y
el mundo.

Así, cada escuela va a plantear su relación con distintas ciencias. La Antropología Cultural norteamericana
va a tener relaciones estrechas con la Psicología y con la Historia, mientras que la Antropología Social
británica va a estar inmediatamente relacionada con la Sociología.

Después de la Segunda Guerra Mundial:

A partir de la década del ‘50 se producen simultáneamente dos tipos de transformaciones.

* Por una parte, se produce la transformación de las sociedades primitivas

*Por otra, y de modo paralelo, se modifican también las prácticas de los antropólogos

Respecto de las sociedades “primitivas”, las transformaciones que surgieron fueron de distintos tipos:

• La desaparición física, una disminución cuantitativa y acelerada de sus miembros, vía la guerra, las
enfermedades, el genocidio.

•una transformación cualitativa, principalmente hacia formas occidentales de vida (occidentalización) y la


consecuente desaparición cultural producto de la presión de Occidente. A este proceso –que hace
referencia a la acción y a las consecuencias que provoca toda política de cambio o transformación
forzada, de asimilación y cambio de mentalidades o valores nativos– se lo denominó etnocidio o
genocidio cultural.

Estos cambios “forzados” fueron considerados como producto de un proceso de acción proveniente del
mundo Occidental: la colonización.

Así algunas sociedades desaparecieron completamente en cuanto entidades independientes mediante su


absorción en unidades mayores (colonización), otras desaparecieron totalmente físicamente y otras se
fueron transformando en nuevas naciones (“guerras de liberación”). Los cambios –básicamente políticos–
que sufrieron estos pueblos fueron los que los llevaron a transformarse de “pueblos primitivos” en
sociedades complejas (La Segunda Guerra había contribuido por un lado a ocultar la emergencia de esos
nuevos movimientos pero al mismo tiempo los había impulsado ya que las potencias centrales hicieron
participar activamente a sus colonias en el conflicto. Al concluir éste, emergen nítidamente los
movimientos de liberación).
Estas transformaciones no eran nuevas dado que desde que Occidente se conectó con el resto del mundo
comenzaron esos procesos de transformación. Lo que en realidad cambió es la mirada sobre el “otro” que
tenía Occidente y –específicamente– la mirada que la Antropología tenía sobre las otras culturas.

Es decir que la práctica de la Antropología dominante también se transformó, adaptándose a las nuevas
realidades, . Dos líneas son notorias. En una se ubican las teorías que, dejando de lado las
transformaciones que sufrieron estos pueblos, continuaron estudiando aquellas sociedades o culturas
que aún podían ser consideradas “primitivas” antes que desaparecieran completamente, realizando una
especie de Antropología de salvataje.
En esta línea, puede inscribirse el estructuralismo francés, que continúa trabajando con el modelo de la
diversidad pero introduciendo algunos cambios a la posición estructural-funcionalista británica.

Lévi-Strauss plantea tres niveles del quehacer antropológico:

• un primer nivel en el cual el antropólogo pretende “aislar y describir los modelos que un pueblo usa
para percibir, relacionar e interpretar sus experiencias”. Es el momento en que el antropólogo realiza la
etnografía;

• un segundo nivel donde el antropólogo compara el contenido y la organización de los sistemas


culturales para analizar, interpretar y explicar la diversidad. Es el momento de la etnología, del estudio
comparado de las distintas culturas;

• un tercer nivel, el de la Antropología estructural, en el cual el antropólogo llega, a través de la


construcción de modelos formales a los axiomas básicos, a las estructuras constantes y comunes a todas
las culturas.

No obstante este reconocimiento de la práctica científica como tres momentos interrelacionados, Lévi-
Strauss se centró, casi exclusivamente, en el tercer momento. (La Antropología se relaciona en esta
perspectiva con la lingüística, el psicoanálisis y con la ciencia de la comunicación.)

Otros antropólogos, en cambio, tomaron otra vía y se propusieron estudiar las transformaciones que las
sociedades no occidentales estaban sufriendo. Uno de los problemas que tuvieron que afrontar estos
antropólogos fue el hecho de que las herramientas (teorías y técnicas) de la Antropología clásica no eran
las adecuadas para explicar estas nuevas culturas. Por ejemplo, respecto a la técnica, la observación
participante era una herramienta creada y pensada para estudiar culturas “sencillas” o “primitivas” pero
ahora esas culturas se habían transformado en “complejas” y no podía aplicársele esa técnica de modo
directo.
Lo mismo sucedió con las teorías que habían explicado la diversidad cultural a partir del supuesto de que
ésta era un hecho natural y que, por lo tanto, todas las sociedades debían ser tratadas como “iguales”.
Así, los antropólogos que se preguntaron por las causas de las transformaciones se encontraron con que
el “hecho natural” era producto de un tipo de contacto particular: el de la colonización, esta era
considerada como un proceso caracterizado por la dominación de un pueblo sobre otro, lo que produjo
un fenómeno evidente: la desigualdad entre culturas. De tal forma que las teorías sobre las
transformaciones de las culturas “primitivas” se centraron en explicar la desigualdad cultural como
producto de la dominación de Occidente.

La antropología se proveyó de las técnicas de otras disciplinas principalmente de la historia y la sociología,


y de otras teorías sociales.

No obstante, la teoría que permitía dar una primera explicación sobre la desigualdad y la dominación era
el marxismo. La influencia de esta línea de pensamiento en las explicaciones antropológicas se acentuó
aún más dado que durante la década del ‘60 hubo una especie de “explosión” de discusiones entre las
distintas vertientes del marxismo, discusiones que fueron ampliamente difundidas y que influenciaron de
manera directa en algunas de las Antropologías dominantes.
Como ejemplo del impacto que esas discusiones generaron, algunos antropólogos hicieron una revisión
de los estudios realizados por los clásicos sobre las “sociedades primitivas”, intentando describirlas y
explicarlas a partir de las relaciones de desigualdad que, según ellos, existían dentro de esas sociedades.
Todo este movimiento y la enorme cantidad de información obtenida hasta el momento, llevó a que la
mirada antropológica se fragmentara y que el antropólogo se especializara, ya no en las “sociedades
primitivas”, sino en problemas que toda sociedad o cultura presentaban.

Así van a surgir las especialidades: antropología económica, simbólica, política, urbana, rural, etc.

Es decir, un proceso opuesto al de las escuelas nacionales (período de entre guerras) donde las
sociedades o las culturas se tenían que tomar como un todo estrechamente relacionado y donde no se
podían separar las partes. ( se lo podrá relacionar con lo de totalidad de ringuelet¡?)

Pero ahora, la especialización permitía nuevamente la aplicación del método comparativo. Así, por
ejemplo, la Antropología política se dedicaba a establecer semejanzas y diferencias respecto a las formas
de dominación entre distintas culturas o a comparar distintos sistemas políticos.

Pero en esta etapa no sólo cambiaron el objeto y las teorías; también se sumaron nuevos “sujetos” de
conocimiento: los antropólogos “nativos” que estudiaban sus propias sociedades.

Esto trajo problemas teóricos y epistemológicos: ¿quién es ahora el otro? ¿Dónde vemos lo distinto? Y
una respuesta posible fue establecer que era el antropólogo el que de manera consciente y metódica
marcaba la distinción. Ya no era el “objeto” el distinto por sus características propias, sino que el
antropólogo construía la distinción, lo extraño.

Es éste el que distingue, desconoce, se “extraña”. Esto modificó la base de observación participante e
introdujo el “extrañamiento” como un recurso metodológico y como punto de partida necesario de toda
investigación antropológica.

El antropólogo se constituyó en “especialista” del otro lejano e incierto. Su tarea consistió en borrar la
incertidumbre, en transformar eso exótico, en cierto conocido.

–1diferencia, 2diversidad, 3desigualdad

APROXIMACION AL PROCESO METODOLOGICO DE LA INVESTIGACION CUALITATIVA. Cap 5

Los enfoques de investigación que estamos desarrollando en este libro, la etnografía y la investigación-
acción, pueden enmarcarse en el rubro general de las metodologías cualitativas. Más allá de las
particularidades y especificidades de cada enfoque en relación a sus fundamentos conceptuales y a sus
procedimientos metodológicos, puede afirmarse que ambos tienen como factores comunes:

• Su oposición al positivismo como corriente filosófico-científica válida para la comprensión del mundo
social;

• Su rechazo a las posiciones epistemológicas que pretenden explicar lo social (en nuestro caso lo
educativo) en base a criterios de causalidad propios de las ciencias naturales;

• su crítica al monismo metodológico (que postula que el único método válido es el hipotético-deductivo)
y su defensa del pluralismo metodológico (que postula que las particularidades del objeto de
investigación requieren adaptaciones del método científico, de lo que devienen múltiples metodologías);
• su oposición a los supuestos metodológicos que postulan que la realidad puede ser descripta y
explicada en términos de relaciones causales y que la validez del proceso de observación radica en la
posibilidad de establecer las propiedades o atributos de la realidad, utilizando sistemas lógico-
matemáticos y asignando propiedades métricas (medibles cuantitativamente) a los fenómenos sociales.
Por el contrario postulan que el interés de la investigación (socio)educativa es comprender la realidad y
captar las cualidades que la caracterizan
Investigación Etnográfica e Investigación-Acción

La investigación científica en el campo de la educación es entonces una forma especializada (en el sentido
de que conforma una especie particular) de conocimiento de la realidad educativa. En tanto actividad de
conocimiento supone la concreción de una serie de operaciones lógicas y de procedimientos, aceptados
como válidos por la comunidad científica, en un momento histórico dado. Estas operaciones lógicas y
procedimentales, lejos de aplicarse mecánicamente, suponen la capacidad del investigador de adoptar
decisiones respecto a la realidad que pretende estudiar, de actuar estratégicamente y de elegir entre las
múltiples alternativas que la metodología pone a su disposición para poder reconstruir el objeto que se
propone estudiar. Con esto queremos enfatizar el carácter flexible, multifacético y multidireccional del
proceso de investigación cualitativa.

Las metodologías cualitativas lejos de suponer un proceso de investigación caracterizado por etapas fijas,
secuencialmente ordenadas y siempre proyectadas hacia delante, se presentan a sí mismas resaltando su
carácter dialéctico, flexible y adaptable a las particularidades del objeto de estudio y del contexto en el
que se lo aborda, en este punto debemos aclarar que las particularidades aludidas no implican que no
pueda describirse un conjunto de fases que caracterizan el proceso metodológico.

Las metodologías cualitativas poseen criterios y procedimientos lógicos y procedimentales que le


permiten alcanzar la validez y confiabilidad de sus teorías. Es decir que en las metodologías cualitativas
encontramos criterios específicos de vigilancia epistemológica. Estos son los que permiten evaluar la
cientificidad de los conocimientos producidos por tales enfoques.

Para ser más claros, las metodologías cualitativas poseen procedimientos y modos de razonamiento que
le son propios y que establecen los patrones de validación de los conocimientos obtenidos. Por esa razón
es impropio evaluar el proceso metodológico de una investigación cualitativa con los parámetros y
criterios propios de la investigación cuantitativa (basado fundamentalmente en el método hipotético-
deductivo).

Otro aspecto metodológico que queremos enfatizar para una mayor comprensión de las metodologías
cualitativas, se refiere a la superación de la idea tan arraigada en los ámbitos académicos y de formación
docente de que el método de investigación consiste en un conjunto de indicaciones y pasos que el
investigador debe seguir puntillosamente, y según la secuencia lógica indicada. Actualmente los
estudiosos de la teoría de la investigación científica señalan que aún en la práctica de la investigación
cuantitativa el proceso de investigación registra una dinámica que no se corresponde con los supuestos
del método hipotético-deductivo.

Se abre así la posibilidad de hablar del proceso metodológico como un proceso en el que se puede
identificar un conjunto de fases. Para esto debemos tener en cuenta que es el:

conocimiento científico: dijimos que era aquel tipo de conocimiento producido en base a la contrastación
de modelos teóricos, teorías o proposiciones científicas acerca de la realidad, con un corpus de
información obtenidos de una realidad particular mediante la observación empírica.

Pese a la diversidad que aparece en la literatura especializada se observa que el elemento común en
todos ellos es su descripción del proceso metodológico como un conjunto de procedimientos que permite
la contrastación de datos obtenidos empíricamente con modelos teóricos.
Nuestra perspectiva se basa en los aportes de Sirvent (1997) quien entiende que en el proceso
metodológico se deben atender tres dimensiones independientes entre sí (en la medida en que remiten a
temas de diferentes naturaleza), pero que a la vez son altamente interdependientes y están sujetas a una
continua interacción. A estas dimensiones las denomina:

1) epistemológica, 2) de la estrategia general y 3) de las técnicas de recolección y análisis de


información. Cabe aclarar que las caracterizaciones del proceso metodológico que hemos indicado
son generales, por lo que valdrían para describir tanto metodologías cuantitativas como cualitativas,
aunque como hemos indicado remiten a procedimientos, criterios y actuaciones del investigador muy
diferentes.
Para describir el proceso metodológico nos referiremos a las fases y a las dimensiones como términos
equivalentes, dentro de los cuales acontecen momentos que están unidos entre sí. Cada momento
alude a decisiones epistemológicas, lógicas y procedimentales y orientan la acción del investigador.

EL PROCESO METODOLÓGICO EN LAS METODOLOGÍAS CUALITATIVAS

La dimensión epistemológica

En esta fase o dimensión el investigador trata de construir un modelo teórico que permita dar cuenta
del objeto. El eje de esta fase es la determinación de cuál es el objeto de investigación que quiero
estudiar y cuáles son las posibilidades de conocerlo. Así queda planteado entonces que es propio de
esta fase:
• determinar el tema a investigar;
• formular la o las preguntas de investigación que se intentarán resolver;
• identificar las fuentes del problema y los antecedentes teóricos que permitan construir un modelo
conceptual que de cuenta de los rasgos relevantes del objeto;
• formular los objetivos de investigación.
•explicitar los supuestos o anticipaciones de sentido.

Para comprender las particularidades que en las metodologías cualitativas presenta esta dimensión
debe explicitarse previamente la posición que éstas tienen respecto al conocimiento de la realidad.
Para ellas, las realidades humanas y sociales no son una «cosa dada» o «natural» (como es el caso de
los fenómenos del mundo físico), sino que son realidades construidas por los mismos sujetos sociales
y re-construidas por los investigadores.

De esta manera no hay objetos evidentes de por sí, ni que se puedan tratar como cosas, susceptibles
de ser medidas y cuantificadas, sino que éstos son construidos en base a los esquemas cognitivos y al
sistema de creencias propio del momento histórico o de la sociedad particular. A partir de este
supuesto, las metodologías cualitativas se plantean la tarea del conocimiento como una tarea de
comprensión (y en algunos casos de transformación) del mundo humano y social. Así, el
investigador cualitativo se orienta al descubrimiento y la generación de teorías y modelos teóricos,
antes que a la contrastación y verificación de las teorías con la realidad.

El proceso metodológico no se orienta a la explicación de los procesos sociales y los fenómenos


humanos, sino que su intención es comprenderlos. Por ello, renuncian a obtener una visión lineal de
causa-efecto para elaborar modelos holísticos, contextuales y sustentados en las prácticas de los
actores sociales y de sus contextos.

En cuanto a la posición del investigador frente al objeto de investigación, estas metodologías lo


consideran un sujeto activo, que en su interacción con la realidad se modifican mutuamente. El
investigador actúa como un sujeto social que es parte de la misma cultura que se pretende estudiar y,
por ello, no tiene una posición de neutralidad valorativa frente a la realidad. Por el contrario, sus
prejuicios y preconceptos son su punto de partida y se irán modificando a medida que vaya
profundizando su conocimiento del objeto.
De este modo, la objetividad del conocimiento producido mediante el uso de estas metodologías no
se alcanza negando la subjetividad y los sesgos del investigador, sino a través de la explicitación de sus
posicionamientos.
Se puede alcanzar un conocimiento objetivo (característico del saber científico) de la realidad humana
y social a través de la intersubjetividad como criterio de validación y renunciando a la pretensión de
tener una visión objetiva (neutra) de la realidad.
El investigador asume así una tarea constructiva en la que evita asumir apriorísticamente constructos
o modelos teóricos que pueden encorsetarlo e impedirle captar las propiedades y cualidades de los
hechos o fenómenos que observa. Por el contrario, a lo largo de todo el proceso de investigación el
investigador interroga a su objeto y evalúa la pertinencia de los modelos teóricos que va
construyendo.
El investigador cualitativo opera desde una noble perspectiva. Por un lado, trata de describir el modo
en que los mismos sujetos sociales entienden sus conductas, acciones, significados y discursos y cómo
se interpretan a si mismos y su realidad.
Además, adopta una posición externa o extraña a la situación social que observa y realiza sus propias
interpretaciones sobre la realidad observada. En otras palabras, en esta perspectiva -llamada ETIC- el
investigador aplica sus propias categorías y esquemas teóricos para interpretar las acciones e
interpretaciones que realizan los actores sociales. Desde la perspectiva ETIC el investigador interpreta
desde sus propios esquemas referenciales (los valores de su cultura, de su grupo, de las teorías socio-
educativas que utiliza) las interpretaciones de sentido común realizadas por los actores sociales
investigados.

EN LAS METODOLOGÍAS CUALITATIVAS LA POSICIÓN DEL INVESTIGADOR SE CARACTERIZA POR


-es un sujeto social activo que interactúa con otros sujetos y es permeable al influjo de esas
interacciones,
-adopta una actividad permanente de interrogación y descubrimiento del objeto
-debe «sumergirse» en la realidad que quiere conocer para comprenderla
- en la inmersión en la realidad se involucra desde sus preconceptos, sus prejuicios, sus conocimientos
prácticos, etc.
- Reconoce que la construcción del objeto de investigación es siempre parcial, «situada» en un
contexto y en una posición social y basada en un «recorte» teórico. En algún sentido supone el
relativismo de cualquier producción científica.

Hay diferentes niveles de teorías, según el nivel de abstracción que posean, caracterizamos cada uno
de estos niveles:

La gran teoría, también llamada paradigma teórico es un sistema de proposiciones y conceptos


abstractos que describen, predicen o explican, exhaustiva y no probabilísticamente, grandes
categorías de fenómenos. Estas alcanzan el mayor grado de generalización como leyes universales, de
carácter explicativo, de algún fenómeno. En las ciencias humanas y sociales no pueden encontrarse
teorías de esta naturaleza, de las que puedan derivarse leyes que reúnan los requisitos mencionados.
Los modelos teóricos son un conjunto de supuestos, conceptos y proposiciones interrelacionadas de
forma laxa, que configuran una visión del mundo. Sirven para establecer marcos conceptuales.
Las teorías formales se construyen en base a una abstracción conceptual elaborada sobre datos
empíricos explícitamente identificados y referidos a un área de la experiencia humana.
Las teorías sustantivas son aquellas que tratan de describir intensamente un sujeto, grupo o
población, situándolos en un contexto o escenario y en una dimensión temporal específica. Estas
teorías sólo permite dar cuenta de la población concreta que se ha investigado y, sus resultados son
generalizables sólo a poblaciones o escenarios similares.

El nivel de teoría propio de los métodos cualitativos es el de las teorías sustantivas.


De allí que en la investigación educativa que utiliza este enfoque metodológico se trata de generar
teorías acerca de procesos organizacionales, pedagógicos o curriculares muy puntuales. Estas teorías
permiten comprender procesos y acontecimientos que ocurren dentro de las aulas

Por ejemplo, podría hablarse con propiedad de construir una teoría acerca de las normas de
regulación del trabajo pedagógico en el aula, estudiando a un grupo reducido de docentes de dos o
tres escuelas o aún de una sola institución. La teoría, es decir el conjunto de proposiciones que
expresen las cualidades de ese proceso, debe ser evaluada no según el alcance o el nivel de
abstracción, sino por el cumplimiento de los requisitos de validez y confiabilidad.

El énfasis que hemos puesto en las teorías sustantivas no debe hacer pensar que las metodologías
cualitativas sólo puedan usarse para generar este nivel de teoría. Por el contrario, su utilización -
tomando otros recaudos metodológicos tales como la ampliación de las muestras y el uso del método
de comparación constante- permite desarrollar teorías formales y aún más, elaborar modelos teóricos
para el investigador. Tanto es así que en la psicología, la antropología, el análisis organizacional y la
sociología podemos encontrar teorías formales y modelos teóricos que han sido desarrollados
utilizando metodologías cualitativas.

Breve caracterización de los momentos del proceso de investigación relativos a la dimensión


epistemológica
1) Determinación del tema a investigar: implica ni más ni menos que la selección de lo que va a ser el
objeto de estudio de la investigación.
2) Formular la o las preguntas de investigación que se intentarán resolver. La tarea principal de este
momento es la explicitación del problema de investigación. Como venimos diciendo, los problemas de
investigación en los enfoques cualitativos son problemas de conocimiento relacionados con las
prácticas sociales. Es decir, son interrogantes acerca de las acciones e interpretaciones que los actores
sociales realizan en determinadas situaciones y en el marco de instituciones sociales particulares.

En resumen, un problema práctico puede generar varios interrogantes(para convertirse en un


problema a investigar) según la perspectiva e interpretación que de él realicen los actores
institucionales y según la orientación al cambio que se plantean los miembros del grupo de
investigación en el caso de la investigación-acción. Finalmente, conviene señalar una particularidad de
la formulación del problema en las metodologías cualitativas: el investigador una vez que está en el
campo, va reformulando el problema, complejizándolo, enriqueciéndolo o incluso abandonando
búsquedas que aparecen como inconducentes

3) Identificar las fuentes del problema y los antecedentes teóricos que permitan construir un
modelo conceptual que de cuenta de los rasgos relevantes del objeto.
4) Formular los objetivos de investigación. En este momento el investigador debe explicitar los
objetivos que se plantea.
Es conveniente identificar un objetivo general y varios específicos que señalan los logros particulares
que deben alcanzarse para cubrir el objetivo más amplio.

En el caso de la investigación etnográfica se observa una diferencia importante en relación a la


investigación-acción en lo relativo al proceso de establecimiento de los objetivos. En la primera la
formulación de objetivos corre por cuenta del investigador y la mayor parte de las veces los actores
sociales no conocen los objetivos reales del estudio. En la investigación-acción en cambio la
formulación de objetivos es la resultante del proceso de negociación y de producción colectiva del
grupo.

5) Explicitar los supuestos o anticipaciones de sentido. En las metodologías cualitativas no se habla


de hipótesis ya que el objetivo de ellas no es verificar hipótesis sino generarlas como resultado del
proceso de investigación.
Sin embargo, cuando el investigador formula su problema de investigación y establece sus objetivos
puede adelantar posibles respuestas a su interrogante, que luego guiarán su trabajo de campo en las
fases iniciales. A estas conjeturas se las denomina supuestos o anticipaciones de sentido y con ello se
quiere significar que cuando el investigador se «sumerge» en la realidad lo hace orientado por una
serie de categorías.

En resumen, la resolución de la dimensión epistemológica se alcanza cuando se logra esclarecer qué


es lo que se va a investigar, y cuál es el alcance, la relevancia y los marcos conceptuales que nos
permitan identificar claramente ese qué.

La dimensión de la estrategia general

Esta fase del proceso metodológico implica tomar decisiones acerca del cómo se va a resolver el
problema de investigación que se ha planteado.A la luz de las características del objeto de
estudio, y según las preguntas realizadas a él, el investigador debe decidir cuáles serán las
estrategias metodológicas más apropiadas. A nivel más general, la primera elección estratégica se
relaciona con el tipo de perspectiva metodológica que se adoptará (cuantitativa o cualitativa).
Dentro de las metodologías cualitativas, las decisiones de esta fase se vinculan a la adopción de
alguno de los enfoques disponibles (investigación-acción, etnografía, investigación participativa,
etnometodología, etc.)

La resolución de esta dimensión implica tomar decisiones acerca de:

• El tipo de diseño y de enfoque de investigación que se utilizará

• La elección del contexto y los escenarios en que abordaremos el fenómeno que nos interesa

• Cuáles serán los sujetos, las organizaciones o las situaciones relevantes.

• Cuál será la dinámica del proceso de recolección y análisis de información, su secuencia y


fundamentos

• Cuáles serán los criterios para seleccionar los casos que se estudiarán.

Esta dimensión coincide con lo que algunos autores denominan la etapa de planificación o
diseño de la investigación. La palabra diseño tiene varias acepciones en la literatura
metodológica, aunque en este momento lo circunscribiremos a dos aspectos:

El diseño como un plan que debe preparar el investigador en el que plasma sus decisiones
respecto a cómo, cuándo, donde, bajo que condiciones y de qué modo se interrelacionarán los
modelos teóricos con los datos empíricos. En esta acepción conviene imaginarse el diseño como el
plano que realiza un arquitecto antes de construir una casa

En el sentido que venimos señalando diseñar una investigación es, por lo tanto, planificar un
conjunto de acciones y procedimientos que garanticen el logro de los objetivos.

puede inferirse que realizar el diseño de una investigación no es un procedimiento mecánico


basado en el cumplimiento de etapas formales, sino que implica poner en juego decisiones,
valoraciones y alternativas conceptuales y procedimentales que garanticen que el modelo
descriptivo y explicativo de las teorías se corresponda con las características del fenómeno o la
situación estudiados.

Breve caracterización de los momentos del proceso de investigación relativos a la dimensión de la


estrategia general

1) Seleccionar el enfoque metodológico a utilizar.


Para ello el investigador debe conocer las posibilidades y restricciones de cada metodología.
Debe evaluar si los supuestos epistemológicos de la metodología son compatibles con los
intereses investigativos y si ese enfoque le permitirá describir y comprender su objeto de
estudio

2) Definir cuáles serán los contextos y escenarios en los que se «sitúa» el fenómeno o
situación que se quiere estudiar.

En este punto debe señalarse que la lógica subyacente a las metodologías cualitativas es la
inductiva.

Es decir que la construcción de los conocimientos se realiza a partir de la observación de casos


particulares, de los cuáles se extrae una generalización y en base a ella se formula una
proposición de carácter general.

De allí que el investigador debe identificar situaciones, contextos, escenarios y formas de


actuación de los sujetos «típicas».

3) Elegir el contexto y los escenarios en que abordaremos el fenómeno que nos interesa.
4) Determinar cuáles serán los sujetos, las organizaciones o las situaciones relevantes: Se
trata de establecer cuál será la población bajo estudio. Ambos enfoques se basan en la
interacción del investigador con los actores sociales que son parte de su estudio. En el
caso de la investigación etnográfica se dice que el investigador debe “fundirse” en el
escenario y debe realizar un proceso de inmersión en la cultura y las prácticas de la
comunidad.
En el caso de la investigación-acción si ésta se realiza en el ámbito de la institución
educativa y el objeto de estudio lo constituyen las prácticas de los profesores, el proceso
de reflexión grupal permitirá elucidar los valores propios de la cultura escolar y
someterlos a crítica.
En el diseño deben evaluarse las posibilidades
de acceder al campo, a los informantes o a la información necesaria para realizar la
investigación. Hay muchos buenos problemas de investigación que no se han resuelto
satisfactoriamente por la falta de previsión en este
aspecto

5) Establecer cuáles serán los criterios para seleccionar los casos que se estudiarán. Las
metodologías cualitativas se orientan al estudio de casos o unidades simples, tales como
una escuela o una clase (es decir que sean representativos teóricamente). Se deriva de
esto que tanto en la investigación etnográfica como en la investigación-acción, el
investigador debe ofrecer criterios válidos acerca de la selección de los informantes o
los contextos de observación. En las metodologías cualitativas no interesa tanto el
tamaño de la muestra como su relevancia teórica.

Los métodos de selección de informantes y contextos típicos de las metodologías cualitativas son el
muestreo intencional y el muestreo teórico.

En el proceso metodológico cualitativo se pueden identificar dos tipos de muestras: a) las muestras
intencionales: conformadas por unos pocos casos seleccionados como punto de partida para el
trabajo en terreno, y b) el muestreo teórico: caracterizado por la concreción de procesos
progresivos y secuenciales de “ampliación” o “reducción” de la muestra según las categorías teóricas
que van emergiendo en el proceso, combinado de la obtención y el análisis de la información.

6) Anticipar la dinámica del proceso de recolección y análisis de información, su secuencia y


fundamentos. En las metodologías cualitativas el proceso de construcción de conocimientos no es
lineal. Es común caracterizarlo como un proceso en espiral ascendente. Como ya dijimos, no se
parte de una teoría que se va a contrastar, sino que se va a elaborar una teoría sustantiva (que de
cuenta de las características del fenómeno en un contexto, en una situación histórica y bajo ciertas
condiciones institucionales) a partir de los datos.

En las metodologías cualitativas la recolección y el análisis de datos son procesos simultáneos, que
se desarrollan durante todo el proceso metodológico. En tal sentido, se oponen a la perspectiva
metodológica cuantitativa que fija en una etapa del proceso investigativo la recolección de datos y,
en otra etapa posterior, el análisis de la información. En esa lógica, el investigador «toma contacto»
con el campo sólo en el momento de la recolección de información y esa es su única oportunidad
para recabar la información que necesita. Por el contrario, en los enfoques cualitativos el
investigador registra sus observaciones y los discursos de los actores sociales desde las fases
iniciales de la investigación y vuelve al terreno tantas veces como lo necesita para que sus datos
adquieran sentido y puede mantener reiteradas interacciones con los sujetos.

Durante el proceso de investigación el investigador cualitativo tiene que sostener una dinámica
que le permita recoger información, sistematizarla, elaborar algunas hipótesis descriptivas o
explicativas, y luego volver a terreno a buscar información para reformular la hipótesis y así
sucesivamente.

Siguiendo el hilo de los datos el investigador cualitativo construye conceptos e hipótesis cada vez
más alejadas de la realidad empírica y buscará información relevante para comprender con mayor
profundidad el objeto en estudio. Para ello el investigador debe dejar que los “datos hablen” y
muestren la estructura profunda del fenómeno estudiado.

Esa dinámica de construcción de conocimientos, representada como una espiral ascendente,


expresa la dialéctica constructiva de la investigación cualitativa.

La dimensión de las técnicas de recolección y análisis de la información

En esta dimensión del proceso metodológico se trata de especificar el modo en que el investigador
va a operar en el terreno. Es decir, tiene que definir con que instrumentos relevará la información y
cuáles serán las técnicas de análisis de ella.

Por otra parte, debe organizar el modo en que aplicará esos instrumentos, y tendrá que definir la
dimensión temporal y espacial en que aplicará los instrumentos y analizará la información que
obtiene con su uso.

Si la dimensión epistemológica alude al qué investigo y la de la estrategia general al cómo, esta


dimensión se refiere a los dispositivos mediante los cuáles se puede obtener información y
analizarla para reconstruir el objeto de estudio.

Breve caracterización de los momentos de esta dimensión

Los principales momentos son:

1) Selección, diseño, elaboración y aplicación de los instrumentos de recolección de


información.
2) Elección de las técnicas y de los procedimientos para el análisis de información: Más allá de la
diversidad de procedimientos analíticos con que cuentan las metodologías cualitativas, todas
ellas tienen en común la dinámica de análisis en espiral en la que se combinan, obtienen y
analizan datos provenientes de distintas fuentes. En este momento es fundamental el “método
comparativo constante” (consistente en comparar casos para establecer similitudes y
diferencias, con el objeto de captar la presencia y diferenciar atributos idiosincráticos y
propiedades comunes). El método de comparación constante de datos constituye el
procedimiento básico en el que se apoya el proceso inductivo de generación de teoría.
3) Realización del trabajo de campo: adopta las características propias de cada enfoque de
investigación y de las características de aplicación de las técnicas de recolección de datos.
4) Codificación y reducción de la información: debe reiterarse que los momentos que conforman
esta dimensión están interactuando y aplicándose simultáneamente en el proceso
metodológico.
Por ello, la codificación y reducción de información es una tarea que se realiza permanente
durante el trabajo de campo. Este momento es fundamental, ya que de él depende que se
pueda establecer la fiabilidad de la información y, por lo tanto, pueda establecerse la
credibilidad o validez de la teoría sustantiva construida
Tanto en el diseño como en el trabajo de campo, el investigador debe utilizar los procedimientos
de vigilancia epistemológica propiamente cualitativos, tales como la triangulación; la
reconstrucción del proceso metodológico (mediante la redacción de la historia natural de la
investigación) para detectar sesgos o distorsiones introducidas por el investigador, por la
metodología, por los instrumentos de recolección de datos o por los procedimientos analíticas
utilizados; y análisis de la consistencia entre la teoría y los datos y entre la teoría y los actores
sociales involucrados en la investigación.

5) Sistematización y presentación de los conocimientos elaborados: en la investigación


cualitativa el proceso de sistematización de información y de construcción de avances teóricos
es una tarea permanente. Así el investigador produce memorandums, matrices, descripciones
típicas de situaciones y las va reelaborando. El enfoque cualitativo de investigación otorga un
valor particular al lenguaje y a las relaciones entre el lenguaje de los actores sociales y el
lenguaje de la ciencia. Eso lleva a que plantee modalidades específicas de construcción
discursiva de las teorías. La teoría se escribe desde lo que dicen y con lo que dicen los actores
con sus discursos y con sus interpretaciones acerca de lo que el investigador ha observado.
La Etnografía Educativa

Supuestos teóricos y epistemológicos de la etnografía

La etnografía puede ser descripta metodológicamente como un método de investigación (el


fundante de la antropología cultural en la actualidad) o como una estrategia o técnica de trabajo
de campo (tal el caso de la sociología, la psicología y más recientemente, la didáctica).

La etnografía como forma de conocimiento se enmarca dentro de la tradición interpretativa de


la investigación social. De allí que generalmente se la incluya dentro del Paradigma
Fenomenológico/Comprensivo/ Interpretativo.

Estas diferentes denominaciones que utilizamos para designar al paradigma, remiten al énfasis
que se pone sobre alguna de sus dimensiones constitutivas: 1) la concepción filosófica de la que
se nutre y que le provee los fundamentos acerca de lo “real” y las posibilidades de conocerlo; 2)
los supuestos metodológicos en los que basa su pretensión de elaborar una teoría de lo social: y
3) el papel que los actores sociales tienen en la producción y reproducción de lo social.

En su concepción filosófica, este paradigma se nutre de los aportes de la fenomenología social,


representada por su máximo exponente, Alfred Schutz. Este autor se inscribe en la tradición
filosófica inaugurada por Husserl y se apoya en las contribuciones sociológicas de Weber.

La fenomenología surge como una reacción al empirismo y al positivismo, a los que se opone por
la concepción que éstos sostienen acerca de la realidad y de las formas de conocer. En el primer
caso postula que lo social no es una cosa. Los hechos sociales no son equiparables a los hechos
del mundo físico y, por lo tanto, no se los puede tratar como cosas, no se pueden establecer
regularidades, ni admiten la formulación de predicciones a partir de ciertas leyes universales.

La fenomenología opone una visión activa y constructiva del sujeto. Este es quien otorga
significados a las cosas, a los contextos y a su realidad, a partir de las interpretaciones que realiza.

El carácter activo del sujeto se ve reflejado en el peso que le otorga esta teoría a la acción
humana. Enfrentando a las disciplinas científicas fundadas en el positivismo, que pretendían
describir y explicar la conducta humana, la fenomenología va a postular que la investigación social
debe centrarse en el estudio de la acción humana, es decir en los significados que los sujetos
otorgan a sus comportamientos en el marco de un contexto social específico.

La significatividad de la acción se relaciona con el proceso de interpretación de la realidad del


mismo actor, aunque la acción adquiere sentido dentro de los contextos sociales específicos, que
son los que establecen las reglas de identidad entre significados, acciones y sentidos.

La investigación social desde esta corriente, debe centrarse en el estudio de la acción humana, del
sentido común, de los procesos de construcción de significados y de la relación de ellos con los
contextos de significación en que adquieren sentido.
En definitiva, para la concepción fenomenológica la entidad de lo social no depende de que
puedan identificarse una serie de situaciones, instituciones y prácticas objetivas, que existen por
sí mismas «naturalmente», sino que lo propio de la realidad social es la posesión de una
estructura intrínsecamente significativa, constituida y sostenida por las actividades interpretativas
de sus miembros.

La perspectiva comprensiva constituye el supuesto metodológico en que se basa este paradigma.


Como proyecto de producción de conocimiento, se propone sustituir las nociones de explicación,
predicción y control (características del paradigma positivista) por las de comprensión, significado
y acción. El fin cognoscitivo de la actividad de investigación social es la interpretación de la vida
social como producto de entendimientos cotidianos. La compresión consiste en explicar las
acciones humanas clarificando el pensamiento que las informa, situándolo en el contexto de las
normas sociales y de las formas de vida dentro de las cuales aquellas ocurren.

Etnografía y teorías

La investigación etnográfica se ha desarrollado en el campo de los estudios culturales y,


particularmente, en su disciplina fundamental: la antropología. La etnografía se orienta al estudio
de la cultura o, mejor dicho, de las culturas.

Etimológicamente, significa “descripción del modo de vida de una raza o grupo de individuos”.
Como método antropológico, la etnografía ha experimentado una evolución. En sus orígenes se
interesó por el estudio de las razas humanas, principalmente de aquellas consideradas “salvajes”.
Actualmente la etnografía se utiliza también para abordar las sociedades urbanas y las sociedades
industriales, para lo cual analizan a los grupos como tribus y a las acciones como rituales.
Actualmente, los etnógrafos sostienen que hacer etnografía es interpretar la cultura.

Además de su relevancia en el campo de la antropología, el enfoque etnográfico fue adoptado por


la sociología, la psicología social y la etnometodología, donde se lo considera el método
fundamental para investigar empíricamente los modelos teóricos provistos por el interaccionismo
simbólico y la etnometodología de Garfinkel

Cualquiera sea la perspectiva disciplinar adoptada, existe acuerdo acerca de que la etnografía es
un enfoque metodológico apropiado y eficaz para describir e interpretar cómo las modalidades de
interacción entre los seres humanos, situadas en un tiempo histórico determinado, practicadas en
el marco de instituciones especializadas (la familia, la escuela, el asociacionismo, las formas de
vincularse con la naturaleza, las formas de organización política, etc.) y que utilizan determinadas
herramientas culturales (signos, códigos, lenguajes, etc.) generan un conjunto de normas, valores,
formas de percibir la realidad y de actuar propios de esa situación. Las acciones de los actores y
los significados que éstos le atribuyen sólo adquieren sentido dentro de ese contexto socio-
cultural.

Colas Bravo (1998) identifica las siguientes modalidades: etnografía antropológica, etnografía
clásica, etnografía sistemática, etnografía interpretativa, etnografía crítica y etnografía de la
comunicación

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