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Reparos Anatómicos al implementar Técnicas de

RCP al momento de una Emergencia Médica

Autores:

Mileto Cedeño C.I: 31.058.392

Leonela Rendon C.I: 31.393.673

Genay Maestre C.I: 31.610.328

Andrea Rodríguez C.I: 31.034.871

Tutor:

Alejandro Navarro

República Bolivariana De Venezuela

Ministerio del Poder Popular Para la Educación

Universidad Nororiental Privada Gran Mariscal De Ayacucho

Sede de Odontología – Barcelona

Catedra Anatomía Humana

07 de Marzo de 2023
Resumen

La parada cardiorrespiratoria es debida al cese de la actividad mecánica

cardíaca y se diagnostica por la falta de conciencia, pulso y respiración. El

conjunto de medidas aplicables para revertirlo se denominan reanimación

cardiopulmonar.

Previo a comenzar las maniobras de resucitación cardiopulmonar o RCP es

necesario asegurarse de que está ocurriendo realmente un paro

cardiorrespiratorio, que la víctima no tiene un pronóstico inmediato fatal y que no

existe negativa previa por parte de la víctima o sus familiares a que se practiquen

dichas maniobras debido a alguna característica propia del individuo que

obstaculice la adecuada realización del procedimiento.

Una vez es seguro iniciar las maniobras de RCP se debe tener sumo cuidado

con los órganos circundantes y con las estructuras del tórax propio que al estar

involucradas en la maniobra, tienden a sufrir lesiones y laceraciones traumáticas

producto de una mal uso de la fuerza requerida. Es necesario entender pues, que

en un momento de emergencia con una vida en juego, el practicante de la salud

tiene que guardar la calma y realizar la maniobra con cuidado.

1
INDICE

Pag

Resumen……………………………………………………………1

Índice………………………………………………………………..2

Introducción……………………………………………………….3

1.- PLANTEAMIENTO, JUSTIFICACIÓN Y OBJETIVOS……4-5-6

1.1.- PLANTEAMIENTO Y JUSTIFICACION…………………..….4-5

1.2.- OBJETIVOS……………………………………….………………6

1.2.1.- Objetivo General……………………….………….6

1.2.2.- Objetivos Específicos……………….………....…6

2.- ANTECEDENTES HISTORICOS…………….……………………7

3.- MARCO TEORICO…………………………….……………………8

3.1.- Definición de los términos a utilizar….…...………..8-9

3.2.- Éxito de la Reanimación Cardio Pulmonar…..…….10

3.3.- Anatomía Del Tórax…………………………...………..11

3.4.- Pasos de la Maniobra RCP…………………………….14

3.5.-Consecuencias negativas de la maniobra RCP…19-20

3.6.-Lesiones producto del RCP……………..…...…….…..21

4.- MARCO METODOLOGICO………………………...…………….24

5.- Conclusiones………………………………………..…………….33
Introducción

La reanimación cardiopulmonar o mejor conocida como RCP es un

procedimiento indispensable caracterizado por la iniciación inmediata de las

maniobras de compresión torácica y la desfibrilación temprana con el fin de

reanimar los signos vitales y el funcionamiento normal y adecuado del sistema

sanguíneo y pulmonar del individuo. Es necesario mencionar y hacer énfasis en el

estado de la salud general de los pacientes que ameritan y necesitan una RCP en

situación de emergencia, esto debido a su impacto directo en el éxito de la

maniobra y además, su posible prevención basándonos en las consecuencias que

la salud deteriorada implica e involucra.

Existen precedentes concretos sobre fracturas de esternón y de costillas

durante la realización de RCP, esto se considera como una retaliación producto

del uso indiscriminado de fuerza sin reparo alguno en la contextura o fisioanatomia

que el paciente en emergencia presenta, es debido a esto que es necesario

estudiar la literatura y las características anatómicas que deben ser preservadas

durante la realización del RCP.

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Justificación Del Problema

La reanimación cardiopulmonar tiene como objetivo resucitar al individuo

reestableciendo las funciones vitales a través de una maniobra específica que es

necesaria cuando tiene lugar una descarga eléctrica, un ahogamiento o un ataque

cardiaco. La RCP implica la respiración boca a boca a la víctima (procedimiento

que provee de oxígeno a los pulmones) y las compresiones torácicas, las cuáles

mantienen la sangre circulando en el cuerpo de la persona. Por lo tanto, la RCP es

capaz de salvar vidas y estudiar las consecuencias directas de la realización de

RCP en los órganos relacionados con dicha maniobra, además, es imprescindible.

A su vez, la maniobra por poseer características físicas muy toscas y rusticas,

tiende a generar lesiones en las estructuras del tórax, tales como costillas

laceradas, lesiones en estómago, hígado y hasta el mismo corazón, por ello es

necesario explicar a detalle la anatomía y las características morfológicas de las

estructuras que deben ser preservadas durante la realización de RCP en adultos

que presentan una emergencia.

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Este trabajo permitirá definir de manera eficiente la clínica de un PCR o paro

cardiorrespiratorio a través de la información recopilada de diversas fuentes

verificadas, es así que se explicará a detalle los pasos de un RCP con el fin de

establecer la identificación de la emergencia y la realización adecuada de la

maniobra en el paciente. Se encargará pues de ofrecer una perspectiva asertiva

sobre el criterio a tomar durante la emergencia y los reparos anatómicos

indispensables que deben ser asumidos al momento de realizar un RCP.

Planteamiento del problema

¿Cuáles son las caracteristicas anatómicas de los órganos que pueden ser

afectados durante una maniobra de RCP?

¿Con qué incidencia ocurre una lesión producto de la realización de una

maniobra de RCP?

¿Cómo se define la clínica de un Paro cardiorrespiratorio y cuáles son los

pasos a seguir para la adecuada realización de una maniobra de RCP?

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Objetivo General

Conocer y estudiar las características Anatómicas

relacionadas con Técnicas de RCP al momento de una

Emergencia Médica cuando las mismas son empleadas en

adultos, esto con el fin de evitar generar consecuencias negativas

propias de la mala realización de una maniobra en un paciente

que padece una emergencia.

Objetivos Específicos

 Describir las características anatómicas de los órganos y

estructuras que son afectados por las técnicas de RCP en

adultos al momento de una emergencia.

 Estudiar el índice y margen de consecuencias negativas

producto de una mala realización de técnicas de RCP en

adultos.

 Conocer los pasos de la maniobra de RCP en adultos y la

clínica de un Paro Cardiorrespiratorio o PCR.


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Antecedentes Históricos

No existe fecha exacta sobre cuando se utilizaron por primera vez las

compresiones de pecho para reanimar las pulsaciones, pero, existen

registros varios sobre los primeros bosquejos de esta maravillosa maniobra,

en 1776 ya se describía procedimiento de hacer presión sobre el cartílago

cricoides cuando se realiza insuflación artificial por la boca con el fin de

evitar la entrada de aire al esófago.

Para la década de los 50 se desarrolló la definición de “respiración

boca a boca” en los estados unidos, donde con el tiempo, evolucionarían

las ideas en torno a esta maniobra y a la reanimación cardiopulmonar. Para

la década de 1960, William B. Kouwenhoven junto a Guy Knickerbocker y

Jim Jude explicaron en sus estudios las ventajas de la compresión torácica

para provocar la circulación artificial. Posteriormente Safar, un brillante

cientifico y médico, estableció el protocolo de la RCP el cual continuó

siendo asumido por la Asociación Estadounidense del Corazón y se

estableció como el primer registro de la implementación de una técnica

como esta.

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Marco Teórico

RCP o Maniobra de Reanimación Cardio Pulmonar

La reanimación cardiopulmonar, o reanimación cardiorrespiratoria, abreviada


como RCP, es un conjunto de maniobras temporales y normalizadas, destinadas a
asegurar la oxigenación de los órganos vitales cuando la circulación de la sangre
de una persona se detiene, independientemente de la causa del paro
cardiorrespiratorio.

Paro Cardio Respiratorio

Un paro cardiorrespiratorio es la repentina detención de la respiración y del


latido cardíaco en un individuo. Puede ocurrir por diversas causas, algunas de las
más típicas son ahogo por inmersión o choque eléctrico, efectos de anestesia u
otros fármacos, esfuerzo físico muy extremo.

Implica la detención de la circulación de la sangre y, por lo tanto, la


interrupción del suministro de oxígeno al cerebro. Si un paciente entra en este
estado la muerte es inminente, lo que requiere una intervención inmediata a través
de reanimación cardiopulmonar (RCP), es decir, compresiones torácicas y
respiración artificial. Antes de iniciar la RCP se debe avisar inmediatamente a los
servicios de urgencia más cercanos para comunicar el estado de la víctima y la
dirección exacta del lugar, y no se debe abandonar la RCP en ningún momento sin
la indicación de un profesional sanitario titulado.

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A veces se habla simplemente de paro circulatorio o paro cardíaco. De no
tratarse en unos cuantos minutos el paro cardíaco conduce irremediable y
tajantemente a la muerte.

Contusión:

La contusión es una lesión producida por la acción de una fuerza mecánica


externa que no llega a romper la piel, pero produce magulladuras o
aplastamientos.

Fractura de Costillas

La fractura por sí misma rara vez es grave, aunque el traumatismo que causó
la fractura ocasionalmente ocasiona otros problemas, como un hematoma dentro
del pulmón (contusión pulmonar) o un colapso pulmonar (neumotórax). Si el
traumatismo produce una fractura de las costillas inferiores, en ocasiones también
daña el hígado o el bazo. Cuantas más costillas estén fracturadas más probable
es que los pulmones u otros órganos se hayan lesionado. Se puede producir un
tórax inestable o volet costal si se fracturan varias costillas adyacentes en más de
un lugar. En un volet costal, un segmento de la pared torácica está separado del
resto de la pared y se mueve en la dirección opuesta cuando el paciente respira.
Respirar resulta más difícil y cansado. Por lo general, un traumatismo lo
suficientemente fuerte como para causar un tórax inestable también lesiona el
pulmón situado por debajo de la pared lesionada (denominada contusión
pulmonar).

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Éxito de la reanimación cardiopulmonar

Aunque el porcentaje de éxito para la restauración inmediata de la circulación


luego de PC (paro cardiaco) intrahospitalario es cercana al 60%, únicamente entre
el 6,5 y el 24% de los pacientes que presentan PC en el hospital salen vivos de
este, sin tener en cuenta el estado neurológico ni la calidad de vida. Para el resto
de los pacientes, es decir, entre el 76 y el 93,5% en cuyo caso la RCP no fue
exitosa, podemos considerar esta maniobra como una extensión del proceso de
muerte del paciente. Esta prolongación de la muerte posiblemente se alargó por
horas o días en una unidad de cuidados intensivos. El amplio rango de éxito (entre
el 6,5 y el 24%) depende, entre muchos factores, de si el PC es o no presenciado.
En los servicios generales la tasa de éxito es mucho menor que en salas de
cirugía o en las UCI, donde la mayoría de los PC son presenciados y se inician
rápidamente las maniobras de reanimación. Existen otros factores que se
consideran predictores independientes de muerte en las primeras 24 h después
del PC, como lo son el sexo masculino y los ritmos de PC no desfibrilables, como
actividad eléctrica sin pulso y asistolia

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Anatomía del Tórax

El corazón y los pulmones son dos órganos que se alojan en la cavidad


torácica. El corazón se encarga de bombear la sangre y con esto, el oxígeno a los
diferentes tejidos y órganos del cuerpo;

El primer paso para entender la anatomía del tórax es saber sus límites. La
pared torácica (caja torácica) o del pecho, consiste de un esqueleto, fascia,
músculos, vasos y nervios, todos conectados para formar una caja protectora
fuerte y también flexible.

El tórax tiene dos orificios o aberturas principales: como sus nombres lo


indican, el orificio torácico superior se encuentra en la porción más superior y el
orificio torácico interior en la porción más inferior. El orificio torácico superior se
abre hacia el cuello. Está limitado por los huesos del tórax superior; el manubrio
del esternón, el primer par de costillas y el cuerpo de la vértebra T1. El orificio
torácico inferior está casi completamente cubierto por el diafragma, separándolo
de la cavidad abdominal.

Continuando con la estructura esquelética del tórax, tenemos al tórax óseo.


Este se encuentra formado por el esternón, doce pares de costillas, doce
vértebras torácicas y articulaciones que las conectan. Las principales
articulaciones torácicas incluyen los discos intervertebrales, costovertebrales,
esternocostales, esternoclaviculares, costocondrales e intercondrales

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Entre dos costillas adyacentes existen espacios denominados espacios
intercostales. Son once en total, cada uno contiene a los músculos intercostales
(externos, internos e íntimos) junto con el paquete neurovascular intercostal. Este
último consiste en la arteria, vena y nervio intercostal.

Además de los músculos intercostales y el diafragma, que son los músculos


del tórax más importante, ya que son responsables por la respiración, hay
músculos adicionales involucrados en la formación de la pared torácica. Estos
incluyen los músculos transverso del tórax, subcostal, elevadores de las costillas,
serrato posterior superior y serrato posterior inferior. Hablando de forma general,
se insertan en las costillas, sus cartílagos, o vértebras torácicas, descendiendo o
elevando las costillas. Además, todos los músculos torácicos proporcionan soporte
adicional y fuerza al tórax.

La pared torácica en realidad es la cavidad, o espacio, que está ocupado por


varias estructuras anatómicas. Como existen tantas, en anatomía se ha dividido la
cavidad torácica en varios compartimentos, lo cual ayuda a localizar estas
estructuras. El mediastino está ubicado centralmente, limitado por las dos
cavidades pleurales hacia lateral. El mediastino como tal se divide en un
mediastino superior e inferior. A su vez, este último está subdividido en los
mediastinos anterior, medio y posterior.

La cavidad torácica se comunica con el cuello mediante el orificio torácico


superior y con la cavidad abdominal por medio del orificio torácico inferior a través
de espacios anatómicos que perforan el diafragma.

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Todas las arterias torácicas se originan de la aorta y las tres más grandes son
el tronco braquiocefálico, la arteria carótida común izquierda, y la arteria subclavia
izquierda. Algunas arterias viscerales también irrigan varios órganos torácicos
incluyendo: las arterias bronquiales, esofágicas, pericárdicas y muchas pequeñas
arterias mediastinales. De la aorta torácica también emergen ramas parietales
para los músculos torácicos. Esto incluye las arterias intercostales posteriores,
frénicas superiores y subcostales.

Uno de los órganos más importantes que se localiza en el tórax es el corazón.


Es del tamaño de un puño cerrado y se ubica en el mediastino medio dentro del
saco pericárdico. Este órgano muscular es una bomba que recibe sangre
directamente de la circulación coronaria y está formado por cuatro cámaras: dos
atrios y dos ventrículos.

El lado derecho del corazón recibe sangre desoxigenada, mientras que el lado
izquierdo recibe sangre oxigenada. Varios vasos principales entran y salen del
corazón llevando sangre desde y hacia las circulaciones sistémica y pulmonar.
Estos vasos son: las venas cavas superior e inferior, arterias pulmonares, aorta y
venas pulmonares. El flujo sanguíneo entre los atrios y los ventrículos es regulado
por las válvulas cardíacas (válvulas atrioventricular izquierda (mitral),
atrioventricular derecha (tricúspide), aórtica y pulmonar). Para que el corazón
pueda latir y cumplir su función, posee un control nervioso autónomo facilitado por
el nodo sinoatrial, nodo atrioventricular, fascículo atrioventricular (de His), sus
ramas derecha e izquierda, y los ramos subendocárdicos (fibras de Purkinje).

Los pulmones son parte del sistema respiratorio y son el lugar donde se
realiza el intercambio gaseoso y la respiración.

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Estas estructuras bilaterales ocupan las cavidades pleurales y están formadas
por lóbulos y segmentos broncopulmonares separados por fisuras. El aire entra y
sale de los pulmones a través de una red de vías aéreas formadas por la tráquea,
los bronquios, bronquiolos y alvéolos. Varias estructuras entran en cada pulmón
por el hilio: bronquios principales, arteria pulmonar, dos venas pulmonares, vasos
bronquiales, plexo autónomo pulmonar, vasos y ganglios linfáticos y tejido
conectivo. Cada pulmón está rodeado por dos capas de pleura (parietal y visceral).

El parénquima pulmonar está irrigado por las arterias y venas bronquiales, e


inervado por el plexo nervioso pulmonar.

Pasos de la RCP

La reanimación cardiopulmonar (RCP) es una técnica para salvar vidas que


es útil en muchas situaciones de emergencias, como un ataque cardíaco o un
ahogamiento, en las que la respiración o los latidos del corazón de una persona se
han detenido. La Asociación Americana del Corazón recomienda comenzar con
RCP haciendo compresiones fuertes y rápidas en el pecho. Esta recomendación
de RCP solo con las manos se aplica tanto a las personas sin capacitación como
al personal de primeros auxilios.

Si tienes miedo de hacer RCP o no estás seguro de cómo hacer RCP


correctamente, debes saber que siempre es mejor intentarlo que no hacer nada.
La diferencia entre hacer algo y no hacer nada puede ser la vida de una persona.

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Estos son algunos consejos de la Asociación Americana del Corazón en
base al tipo de persona que puede presenciar la emergencia:

-Persona sin capacitación. Si no has recibido capacitación en RCP o no estás


seguro de si puedes hacer respiraciones de rescate, solamente haz RCP con las
manos. Esto significa hacer compresiones ininterrumpidas en el pecho, entre 100
y 120 por minuto, hasta que lleguen los paramédicos (se describe con más detalle
a continuación). No es necesario que intentes hacer respiración de rescate.

-Persona capacitada y lista para actuar. Si estás bien capacitado y tienes


confianza en tus habilidades, comprueba si hay pulso y respiración. Si dentro de
los 10 segundos no hay pulso ni respiración, comienza a hacer compresiones en
el pecho. Comienza la reanimación cardiopulmonar con 30 compresiones en el
pecho antes de hacer dos respiraciones de rescate.

-Persona con capacitación pero que hace tiempo que no practica la


maniobra. Si has recibido capacitación en RCP en el pasado pero te sientes
inseguro de tus habilidades, limítate a hacer entre 100 y 120 compresiones en el
pecho por minuto (los detalles se dan a continuación).

Los consejos anteriores son válidos para situaciones en las que adultos,
niños y bebés necesiten RCP, pero no para recién nacidos (bebés de hasta 4
semanas de edad).

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La reanimación cardiopulmonar puede mantener la circulación de la sangre
oxigenada hacia el cerebro y otros órganos hasta que un tratamiento médico de
emergencia pueda restablecer el ritmo cardíaco normal. Cuando el corazón se
detiene, el cuerpo ya no recibe sangre oxigenada. La falta de sangre oxigenada
puede causar daño cerebral en solo unos minutos.

Si no has recibido capacitación y tienes acceso inmediato a un teléfono,


antes de hacer RCP llama al 911 o a tu número local para emergencias. El
operador te dará instrucciones sobre los procedimientos adecuados hasta que
llegue la ayuda. Para aprender a hacer RCP correctamente, debes tomar un curso
acreditado de primeros auxilios que incluya RCP y que enseñe cómo utilizar un
desfibrilador externo automático.

Es imprescindible el uso de Compresiones con el fin de restaurar el flujo


sanguíneo.

Las compresiones significan que usarás tus manos para presionar con fuerza
y rápidamente de una manera específica sobre el pecho de la persona. Las
compresiones son el paso más importante en la RCP. Se deben seguir estos
pasos para hacer compresiones de RCP:

1. Acuesta a la persona de espalda sobre una superficie firme.

2. Arrodíllate junto al cuello y los hombros de la persona.

3. Coloca la parte inferior de la palma (base) de tu mano sobre el centro del


pecho de la persona, entre los pezones.

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4. Coloca tu otra mano encima de la mano que está sobre el pecho. Mantén
los codos estirados y coloca tus hombros directamente encima de tus
manos.

5. Presiona hacia abajo el pecho (comprime) al menos 2 pulgadas (5


centímetros), pero no más de 2,4 pulgadas (6 centímetros). Usa todo el
peso de tu cuerpo (no solo tus brazos) cuando hagas compresiones.

6. Presiona el pecho con firmeza a un ritmo de 100 a 120 compresiones por


minuto. La Asociación Americana del Corazón sugiere hacer compresiones
al ritmo de la canción "Stayin' Alive". Deja que el pecho vuelva a su posición
(retracción) después de cada compresión.

7. Si no estás capacitado en reanimación cardiopulmonar, continúa realizando


compresiones en el pecho hasta que haya señales de movimiento o hasta
que llegue el personal médico de emergencia. Si has recibido capacitación
para hacer RCP, abre las vías respiratorias y proporciona respiración de
rescate.

Es imprescindible la atención en las Vías respiratorias, se deben abrir las


vías respiratorias

Si estás capacitado en RCP y has realizado 30 compresiones del pecho, abre


las vías respiratorias de la persona mediante la maniobra de inclinarle la cabeza y
levantarle el mentón. Coloca la palma de tu mano sobre la frente de la persona e
inclínale suavemente la cabeza hacia atrás. Luego, con la otra mano, levántale
suavemente el mentón hacia adelante para abrir las vías respiratorias.

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Respiración: respira por la persona

La respiración de rescate puede ser boca a boca o boca a nariz, si la boca


está gravemente lesionada o no se puede abrir. Las recomendaciones actuales
sugieren hacer respiración de rescate usando un dispositivo con bolsa y mascarilla
con un filtro de aire de alta eficiencia (HEPA).

1. Después de abrir las vías respiratorias (usando la maniobra de inclinarle la


cabeza y levantarle el mentón), apriétale las fosas nasales para la
respiración boca a boca y cubre la boca de la persona con la tuya, haciendo
un sello.

2. Prepárate para dar dos respiraciones de rescate. Proporciona la primera


respiración de rescate (de un segundo de duración) y observa si se eleva el
pecho.

3. Si el pecho se eleva, proporciona la segunda respiración.

4. Si el pecho no se eleva, repite la maniobra de inclinarle la cabeza y


levantarle el mentón y luego proporciona una segunda respiración. Treinta
compresiones del pecho seguidas de dos respiraciones de rescate se
consideran como un ciclo. Ten cuidado de no proporcionar demasiadas
respiraciones o de respirar con demasiada fuerza.

5. Continúa con las compresiones del pecho para reiniciar el flujo sanguíneo.

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6. Tan pronto como consigas un desfibrilador externo automático, aplícalo y
sigue las instrucciones. Administra una descarga, luego reanuda las
compresiones en el pecho durante dos minutos más antes de administrar
una segunda descarga. Si no estás capacitado en el uso de un DEA,
cualquier operador del 911 u otro operador médico de emergencia puede
guiarte con instrucciones. Si no tienes a mano un DEA, ve al paso 5 a
continuación.

7. Continúa haciendo RCP hasta que haya señales de movimiento o hasta


que llegue el personal médico de emergencia.

Consecuencias Negativas de la Maniobra RCP en adultos

Cuando un paciente está en peligro de morir en cuestión de minutos, como es


el caso de un PC, rápidamente se hace el ejercicio moral considerando que
cualquier intento de reanimación tiene como objetivo evitar la muerte (no
maleficencia) y el prolongar la vida (beneficencia). Pero debemos preguntarnos si
hacer una RCP puede dañar aún más al paciente (maleficencia). En general,
aunque el beneficio de un tratamiento (beneficencia) depende del resultado de la
intervención, el determinante más importante es la percepción que tenga el
paciente de ese resultado.

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Es aquí cuando la autonomía toma importancia superando la beneficencia y la
no maleficencia, pues algunos pacientes quieren que los reanimen por la pequeña
posibilidad de sobrevivir, pero la gran mayoría no quieren correr el riesgo de «casi
sobrevivir» con largos periodos en la UCI sin restaurar su calidad de vida, la cual
puede ser mucho más importante que la cantidad de vida ofrecida.

En el informe de la NCEPOD en 2012 titulado «Es hora de intervenir» se


hace un llamado a los médicos para cuestionar la aplicación de la RCP en todos
los pacientes que presentan un PC, recordando el deber que tienen de articular las
realidades de la RCP con la práctica clínica diaria. Una de las estrategias
propuestas para lograrlo es implantar la evaluación en las primeras 24 h del
cuadro clínico de todos los pacientes que ingresan al hospital, para así identificar
los que están en riesgo de presentar PC, abordando con ellos el tema de la RCP
para conocer si desean o no la RCP y si existe una ONR, una voluntad anticipada
o un documento de derecho a morir dignamente.

Este abordaje se debe hacer directamente con el paciente o sus familiares,


anotando en la historia clínica si debe o no realizarse RCP en caso de un PC. La
indiferencia ante este tópico es inaceptable, especialmente cuando no se toman
medidas al respecto y se actúa con asombro cuando los pacientes frágiles sufren
un PC supuestamente inesperado. Hay mucho que hacer, y esto comienza en la
cabecera de cada paciente. La comunicación con los pacientes y familiares acerca
de si realizar o no la RCP en caso de un PC es demasiado importante para dejarla
al azar o a la casualidad.

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La comunicación médico-paciente-familiares es una de las obligaciones
morales de todos los médicos. En especial en este tema, requiere de tiempo,
experiencia y habilidad y no se debe dejar de forma rutinaria a los colegas más
jóvenes o en entrenamiento. La NCEPOD recomienda adicionalmente que cada
hospital o clínica realice una revisión periódica de todas las RCP realizadas,
analizando cuáles pacientes deberían haber tenido una y cuáles no.

“La reanimación cardiopulmonar trae consigo manipulaciones iatrogénicas


invasivas a los pacientes sometidos a ellos. Por una parte, este mecanismo es
esencial para la supervivencia tras una parada cardiorrespiratoria, pero por el otro
puede provocar daños peligrosos a la víctima.”

Lesiones Presentadas en Tórax producto de RCP

Lesiones torácicas

Las lesiones torácicas son las más comunes de todas las lesiones. Siendo,
según un estudio, el 42,1% de todas las lesiones en pacientes sometidos a RCP.

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Fracturas costales

Las complicaciones de la RCP más frecuentes descritas en la literatura son


las fracturas costales. Estas lesiones suelen venir acompañadas inicialmente, de
hematomas costales tras compresiones torácicas repetitivas, proporcionadas
enérgicamente para comprimir el pecho a 1 pulgada de profundidad (2,54 cm).

A menudo suceden por una mala posición de las manos al hacer la maniobra,
tal como comprimir el pecho a una profundidad de más de 6cm en el adulto medio
(hay que intentar que los dedos entrelazados no coincidan con la parrilla costal), la
existencia de patologías que dificulten la creación de huesos resistentes, o la
edad. En edades extremas, las fracturas de costilla son habituales (algunos
afirman que en edades menores la elasticidad de la pared torácica es mayor y, por
lo tanto, menos riesgo de fracturas). Hay casos en que el sexo también cobra
importancia a la hora de descubrir fracturas costales: acorde a un estudio sobre
las complicaciones de la resucitación cardiopulmonar, las mujeres soportan más la
presión torácica resistiendo a una fractura que los hombres. Sin embargo, no se
contaba con una significante diferencia entre los datos de cada sexo.

Fracturas esternales

Las fracturas de esternón giran en torno al 43%. Éstas se deben a la presión


continua sobre el hueso al realizar la RCP. La fuerza, en la resucitación, se debe
realizar sobre la mitad inferior del esternón, no obstante, muchos reanimadores
tratan de hacerlo en el extremo inferior, precisamente, en la apófisis xifoides.

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Las mujeres, generalmente, tienen el hueso del esternón de menor tamaño y
más delgado que el de los hombres, lo que hace afirmar que las fracturas de
esternón son más frecuentes en el sexo femenino. En general, la rotura de este
hueso no depende de la edad de la persona. En el estudio de Yoshiaki Hashimoto,
Fumio Moriya. y Junichi Furumiya, de 96 personas autopsiadas, las fracturas por
esternón estaban presentes en un 39% (30% acompañados de fracturas de
costilla y 9% sin ellas).

Trastornos pulmonares y mediastínicos

Junto con la caja torácica, las vías aéreas también son afectadas
iatrogénicamente durante una resucitación. Además de los daños en la cavidad
bucal y avulsión (salida de un diente de forma total de su alvéolo causada por un
traumatismo) ocasionada por los múltiples intentos de intubación, a veces se
observan edemas en la mucosa traqueal junto con hematomas y úlceras
provocadas por los mismos intentos. Según un estudio donde se recogían datos
de 113 personas que fueron intubadas, 40,6% de ellas sufrieron lesiones; esto
quiere decir, que casi la mitad sufrió lesiones a causa de la intubación.

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Marco Metodológico

El presente es un estudio observacional, descriptivo y reotrspectivo que se ha


realizado a través de la obtención de investigaciones y documentos médico
forenses que determinan la incidencia de lesiones post RCP. Los datos son
utilizados con finalidades descriptivas, concretamente para describir las lesiones
secundarias a la aplicación de maniobras de resucitación cardiopulmonar.

Se recopilo pues la información de trabajos de investigación orientados al


estudio de cadáveres a través de la autopsia presentando así una fiabilidad
pertinente para el adecuado estudio de los factores y variables.

En la revisión del informe forense se constata si existen lesiones por RCP,


junto con otras que puedan ser señaladas. Se recogen todos los datos, tanto si el
paciente ha recibido RCP o no y si, en su caso, existen lesiones post-reanimación
cardiopulmonar. Por tanto, la recogida de información para conocer las lesiones
por reanimación cardiopulmonar y su estudio, es a través de la descripción del
examen externo e interno de la víctima, básicamente, los informes de autopsias.

Para completar y comprobar la información puntualizada en los informes de


autopsias se lleva a cabo la revisión de informes de emergencias médicas
(CECOES), toxicología, laboratorio e histología.

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Los factores indispensables a estudiar en este marco metodólogico son:

Edad y rango de edad

La edad en los casos de las autopsias practicadas oscila entre 5 días y 98


años, estableciéndose un rango de edad para grupos de: 0 a 15 años (4 casos),
16 a 36 años (49 casos), 37 a 64 (252 casos), y 65 a 100 años (274 casos).

Sexo

La mayoría de los autopsiados en el año 2016 han sido varones. De los casos
revisados, 423 son varones y 160 mujeres.

Circunstancia de la muerte

La circunstancia de la muerte puede ser natural, accidental, violenta y


homicida. Las muertes de causa natural constituyen el 54,58% (316 casos),
seguido de muerte violenta con el 22,80% (132 casos), accidental en un 21,76%
(126 casos) y homicida en un 0,86% (5 casos). Las muertes de causa violenta
incluyen óbitos de causa tóxica, accidental y suicida.

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Causas de muerte

Las causas de la muerte han sido muy variadas, englobándolas en apartados


como trastornos cardiocirculatorios (cardiomegalia, cardiopatías, insuficiencia
cardiaca, infartos y hemorragias de distinta ubicación, arteriosclerosis, y
aneurismas, estenosis valvular, fibrosis miocárdica y pericarditis, entre otros),
traumatismos (fracturas, politraumatismos y traumatismo craneoencefálico), asfixia
por distintas causas (ahogamiento, ahorcadura, sumersión, aspiración y
atragantamiento), intoxicación y consumo de drogas (medicamentos, alcohol,
drogas, organofosfatos, insecticidas y plaguicidas, insulina, y dióxido de carbono),
enfermedades respiratorias (asma, neumonía y bronconeumonía, enfisema,
EPOC, edema agudo de pulmón e inhalación de humo), trastornos digestivos y
renales (hepatitis, cirrosis, insuficiencia renal, pancreatitis, rotura de bazo,
obstrucción y perforación intestinal, entre otros), grupo de heridas por armas,
quemaduras, electrocución y agresión física, lesión de centros vitales y muerte
súbita; causas varias como epilepsia, deshidratación y desnutrición; neoplasias y
metástasis.

Lesiones secundarias a la reanimación cardiopulmonar

La RCP, por un lado, es un mecanismo salvavidas potente, pero por el otro,


produce daños llevando a cabo un riesgo para la supervivencia tras una parada
cardiorrespiratoria. En 181 casos de personas autopsiadas se constata
resucitación cardiopulmonar en el año 2016, encontrándose que en 125 casos
hubo lesiones post-reanimación cardiopulmonar, en tanto que en los 56 casos
restantes no se detecta ningún tipo de lesión post-reanimación.

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Las lesiones encontradas han sido: hematomas torácicos, distensión gástrica,
fracturas costales, fracturas de esternón, marcas superficiales de reanimación,
hematomas hepáticos, y contusión pulmonar.

 Hematomas torácicos: Los hematomas se localizan en la zona


retroesternal, paraesternal y entre las costillas. Estas lesiones son
las más observadas en las autopsias de 2016, apareciendo en un
38,7% (70 casos de 125 que sufrieron lesiones y otras 111 que no).

 Distensión gástrica: Esta complicación es encontrada en un 26%


(47 casos).

 Fracturas costales: El 24,3% de personas (44 casos) presentaron


en el tórax la rotura de los huesos de las costillas, mientras que un
75,7% (137 casos) no.

 Fractura esternal: se advierte en un 8,8% (16 casos) mientras que


en 91,2% (165 casos) de personas no se observaron.

 Marcas de reanimación: En nuestro estudio 8 personas fueron


halladas con estas marcas, mientras que 173 tenían el pecho
indemne.

 Hematomas hepáticos: en cuanto a las lesiones hepáticas,


solamente se hallan hematomas en dos cadáveres, que equivale a
un 1.1%. No se observaron laceraciones ni rupturas.

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 Contusión pulmonar: esta lesión es presenciada en un 0,6% (1
caso). Y ocurrió por una fractura de costilla desplazada hacia la zona
pulmonar sin causar hemorragias importantes.

 Edema laríngeo: en un caso se detecta edema retrofaringeal si bien


la causa no está clara y el paciente falleció por inhalación de humo.

En el bazo y en el corazón no se han observado lesiones relacionadas con la


reanimación cardiopulmonar.

Fracturas costales, sexo y edad

Tras analizar los resultados de 181 autopsias de personas a las que se les
realizó RCP, se observan diferencias en la presencia de fracturas costales entre
hombres y mujeres. Se puede afirmar que los varones fueron más propensos a
padecer las fracturas que las mujeres: las fracturas costales estaban presentes en
un 27,2% (37 casos) en los hombres y 15,6% (7 casos) en las mujeres.

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Las lesiones más comunes relacionadas con la reanimación son los hematomas
(28,8%) al igual que en los resultados de este estudio. Se producen por la presión
esforzada directa y repetitiva en el tórax del paciente apareciendo como un primer
signo de lesión detectable antes de una fractura. Para la patología forense es de
destacar la importancia estos hematomas observados en el tórax en cuanto a su
causa (RCP o violenta) a la hora de realizar las autopsias.

A los hematomas descritos le siguen las fracturas de costilla y esternón junto


con hemorragias costales. Muchos estudios señalan que las fracturas de costillas
son las lesiones más frecuentes relacionadas con la resucitación cardiopulmonar y
según Jeffrey P. Krischer, son más observadas en autopsias que las fracturas
esternales. Es importante recalcar que las compresiones torácicas cautelosas
podrían evitar la rotura de los huesos en el individuo, pero no salvarían su vida.

En los pechos rígidos y enfisematosos las fracturas podrían ser hasta un


requisito previo para una adecuada recuperación circulatoria. De la misma
manera, las fracturas costales y esternales no incrementan la mortalidad tras
recibir RCP ya que, no se consideran como un requisito para causar daño a los
órganos internos, pero sí pueden contribuir a ello.

. Hay que destacar que en este estudio las fracturas costales y de esternón siguen
en frecuencia a los hematomas torácicos y distensión gástrica.

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Además, resultan más habituales las fracturas costales respecto a las
fracturas de esternón, y si bien en un pequeño porcentaje pueden presentarse
conjuntamente, en la mayoría de los casos se advierte hallan fracturas costales sin
hallarse fracturas de esternón.

Algunos autores afirman la influencia de la edad y el sexo en la producción de


lesiones torácicas. Baubin M y cols Observaron relación entre las fracturas
esternales y el sexo femenino mientras que las fracturas costales eran más
frecuentes en el sexo masculino. En este estudio se cumple esta última afirmación
de mayor presencia y significación estadística de fracturas costales en el sexo
masculino, además de que a más edad más riesgo de fractura de costilla. En
cuanto a las fracturas de esternón, en este trabajo han sido más frecuente en el
sexo masculino, aunque la muestra con respecto al sexo femenino no es
considerable, por lo que la diferencia no es categórica.

Por lo lado, existe la idea de que el esternón de las mujeres es de menor


tamaño que el de los hombres y por lo tanto la rotura del hueso se puede producir
con mayor facilidad. En general, la edad y el sexo sí influyen en las lesiones
peligrosas para la vida.

Las marcas de reanimación son lesiones superficiales que aparecen en el pecho


del cadáver a causa del choque eléctrico de las palas y aunque no surge como
una complicación, resultan bastantes dolorosas y constantes en pacientes vivos.

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En este estudio han sido muy poco frecuentes al igual que hematomas
hepáticos o la contusión pulmonar. Krischer y cols Definieron las lesiones mortales
secundarias a la reanimación: daño al hígado y el bazo junto con rotura de la aorta
que produce una hemorragia de diversa magnitud, incluso muy grave, en la misma
zona. En otro estudio se reveló la incidencia de las lesiones hepáticas y del bazo
en las muertes por causa accidental y homicida. La edad, el sexo y la duración de
la reanimación cardiopulmonar son factores que aumentan el riesgo de
experimentar estas lesiones peligrosas para la vida.

La rotura de bazo no se ha advertido en ninguna de las autopsias con


reanimación cardiopulmonar de nuestro estudio.

El edema en la laringe encontrado en uno de los cadáveres se produjo por


múltiples intentos de introducir el tubo traqueal con el ángulo incorrecto, pero no
se puede afirmar con certeza ya que, el paciente afectado murió por inhalación de
humo. La intubación incorrecta y el lugar de la realización de la RCP
(intrahospitalaria o extrahospitalaria) no son considerados riesgo de muerte para el
individuo.

Otras lesiones pueden aparecer en las autopsias como resultado de la


ejecución de la resucitación cardiopulmonar: petequias faciales y conjuntivales,
hemorragias retinales y subaracnoideas, laceraciones pulmonares, atelectasia,
hemotórax, neumotórax, lesiones de la pleura y corazón, lesiones en la cervicales,
taponamiento pericárdico secundario a la rotura de aorta.

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En las complicaciones derivadas de las compresiones torácicas otro factor
influyente es la duración de las mismas. La reanimación cardiopulmonar va
perdiendo calidad a medida que pasa el tiempo debido a la fatiga y disminución de
la atención del reanimador y, por lo tanto, las complicaciones afloran con una RCP
prolongada en el tiempo. Asimismo, la continua isquemia tisular y la rigidez
corporal también colaboran en el cansancio del reanimador.

Algunos autores afirman que el grado de formación o la experiencia por parte de


los reanimadores influyen en la aparición de complicaciones. Bedell y cols apenas
encontraron complicaciones relacionadas con la resucitación cuando fueron
realizados en unidades de cuidados intensivos en comparación de cuando se
realizaron en otras plantas de los hospitales. Sin embargo, estos hallazgos no
indican casualidad: afrontar la situación con calma y una mejor experiencia con las
compresiones torácicas influirá en menor cantidad y gravedad de lesiones. Los
reanimadores con menor experiencia realizarán la actuación con precaución por el
miedo de causar daños a la víctima. Krischer y cols en su estudio descubrieron
fracturas costales que podrían ser evitadas, precisamente en un 20% y consistían
en una incorrecta posición de la mano al ejecutar la maniobra: posición plana o
con poca presión. Una técnica adecuada podría disminuir la frecuencia de las
lesiones, pero en general, la evaluación de dicha maniobra no se determina por la
evitación de las lesiones sino la habilidad de mantener una adecuada circulación.

La existencia de personas formadas adecuadamente y el conocimiento de


posibles lesiones post-reanimación contribuirá a la mayor efectividad de la RCP,
consiguiéndose menores secuelas y la conservación de la vida en mejores
condiciones.

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Conclusiones

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