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CIENCIA Y ESPISTEMOLOGIAS

LECCIÓN No 08
TEMA: Teoría del Conocimiento y Epistemología .
Llama también  gnoseología y epistemología, es una reflexión sobre el proceso
del conocimiento humano y los problemas que en él se plantean. Como reflexión que es,
supone una actividad de segundo orden, igual que la epistemología o la filosofía de la
ciencia, sobre una actividad primera que es el conocer o el conocimiento, que es su
objeto de estudio, pero es también, al mismo tiempo, una interpretación o explicación del
fenómeno del conocer, según el principio de que «nadie sabe que p, a menos que sepa
también cómo sabe que p». Por eso, puede definirse como un estudio crítico de las
condiciones de posibilidad del conocimiento humano en general, que se ocupa de
responder a cuestiones como: ¿en qué consiste conocer?, ¿qué queremos decir cuando
decimos que sabemos o conocemos algo?, ¿qué podemos conocer?, ¿cómo sabemos
que lo que creemos acerca del mundo es verdadero? o bien ¿«cómo es posible un
conocimiento digno de crédito»? (Habermas). Johannes Hessen, en su clásica y conocida
obra, Teoría del conocimiento , recurriendo a una descripción fenomenológica del
conocimiento, es decir, a una descripción que pretende presentar la esencia misma del
fenómeno del conocimiento, lo describe como una relación entre un sujeto y un objeto,
siendo esta dualidad una característica esencial del conocimiento.

Para el racionalismo, la razón es el origen o la fuente principal del conocimiento, y


éste es verdaderamente tal sólo cuando sea necesario y universal. El enunciado «el sol
calienta las piedras», cuando se le entiende como ley de la naturaleza, en el sentido de
que el sol es la causa de la temperatura de las piedras, y no como mera constatación de
un hecho aislado, es un enunciado que implica universalidad y necesidad, propiedades
que no es posible haber obtenido por simple observación de la experiencia y que hay que
atribuir a algún hecho de la razón, esto es, a la idea de causalidad. Más presencia de la
sola razón puede observarse en afirmaciones como «el todo es mayor que la parte», o
«todo cuerpo es extenso». Estos últimos enunciados tienen unas características que los
hacen semejantes a los enunciados matemáticos: su verdad no depende de ninguna
experiencia. El racionalismo, de hecho, concibe todo el conocimiento a imagen y
semejanza de una clase determinada de conocimiento, a saber, el conocimiento
matemático, cuyas características básicas son la universalidad y la necesidad. Como las
matemáticas, el conocimiento en general ha de ser de naturaleza deductiva, es decir, ha
de poder inferirse de unas cuantas verdades iniciales incuestionables.

A estas verdades dio el racionalismo categoría de verdades innatas (como


en Descartes, Spinoza y Leibniz, por ejemplo) o de verdades simplemente a priori, o
independientes y anteriores a toda experiencia (como en el caso de Kant). La doble
característica de la presencia de verdades universales y necesarias, por un lado, y de la
posibilidad de deducir otras verdades de unas primeras innatas o a priori, dio al
racionalismo su carácter dogmático: el entendimiento es capaz de conocer todas o
muchas verdades, con certeza deductiva.

Por otro lado, el empirismo mantiene la tesis opuesta de que la única fuente, a la


vez que justificación, del conocimiento es la experiencia. Distingue entre verdades de
razón y verdades de hecho, propias las primeras del ámbito de la lógica y las
matemáticas, y las segundas del mundo de las ciencias de la naturaleza y de la vida
ordinaria; pero no existen ideas innatas -la mente es una  tabula rasa, o un papel en
blanco- ni tampoco a priori, porque nada hay en la mente que antes no haya estado de
algún modo en los sentidos.

Frente al conocimiento universal y necesario del racionalismo, el empirismo


aprecia y valora el conocimiento concreto y probable; al dogmatismo optimista opone con
frecuencia, a lo largo de la historia del pensamiento, el escepticismo, o la afirmación de
que la razón humana tiene los límites que le impone la experiencia, y que no son
demasiadas las cosas que el espíritu humano puede conocer con certeza.

El problema fundamental de la teoría del conocimiento consiste en precisar


debidamente en qué sentido una idea o un concepto son representaciones mentales de
las cosas. Los sistemas clásicos al respecto son el realismo y el antirrealismo, en sus
formas de idealismo y fenomenismo.

El realismo sostiene la existencia independiente de las cosas, aunque no sean


conocidas. Según el llamado realismo ingenuo o natural, que no llega a distinguir entre el
objeto conocido y el mismo objeto, porque ignora la elaboración del objeto debida a
la percepción humana, las cosas son tal como las conocemos. Para el realismo crítico es
preciso distinguir entre las cualidades objetivas y las subjetivas del objeto conocido: la
mejor expresión histórica de este realismo ha sido la teoría de las cualidades primarias y
secundarias, difundida sobre todo por Locke.

El idealismo sostiene que no existen otros objetos o cosas que los contenidos de


la propia conciencia, o mente, como ideas, vivencias, sentimientos, percepciones, o los
llamados objetos ideales, como, por ejemplo, las entidades matemáticas, y las
conciencias o las mentes -incluida la de Dios- que los piensan. Berkeley hizo clásica esta
opinión sosteniendo que «ser es ser percibido», ya que, conociendo sólo ideas y siendo
éstas sólo contenidos de la conciencia humana, no tenemos certeza ni conocimiento
alguno de otra cosa que no sea de la propia idea subjetiva.

El fenomenismo (en cuanto pueda distinguirse del idealismo de Berkeley), teoría


según la cual el hombre no conoce la realidad de las cosas, sino sólo sus apariencias
o fenómenos, puede contemplarse como un estado intermedio entre el realismo y el
idealismo. Defiende una doble manera de ser de las cosas: lo que es la cosa en sí y lo
que conocemos de ellas (ver en sí / para sí). En sí las cosas son inaccesibles al
conocimiento del espíritu humano y son, a lo sumo, inteligibles o pensables. Lo que de
ellas conocemos, sin embargo, no es pura receptividad del espíritu humano, porque el
conocimiento es acción del espíritu que configura y da forma a la materialidad caótica de
lo sensible. El mundo del conocimiento es el mundo fenoménico, de los contenidos de
conciencia.

El fenomenismo se acerca, pues, al idealismo, pero se aleja de él en cuanto


admite la existencia de las cosas meramente inteligibles o pensables, aunque no
conocibles, más allá de la experiencia. D. Hume, J.S. Mill, B. Russell (ver texto ) y A.J.
Ayer son fenomenalistas o fenomenistas.

Este problema fundamental del conocimiento, ahora aludido, puede contemplarse


igualmente desde la perspectiva de los problemas de la percepción.

La filosofía analítica ha incidido sobre la teoría del conocimiento cambiando el


punto de mira. El problema no está tanto en justificar si y hasta qué punto son las ideas
representaciones de la realidad, sino qué sentido tienen, y de dónde lo toman, las
palabras que usamos para hablar de las cosas. El problema epistemológico deja su sitio
al problema del significado y a la filosofía compete más bien la labor terapéutica de
deshacer los problemas que genera el lenguaje cuando se aplica a las cuestiones
tradicionalmente consideradas filosóficas.

En conclusión:

El Racionalismo. Esta escuela epistemológica sostiene que el conocimiento tiene


su origen en la razón, afirma que un conocimiento sólo es realmente tal, cuando posee
necesidad lógica y validez universal. En tal sentido se afirma que la razón es capaz de
captar principios evidentes de los cuales luego deduce otras verdades. Se afirma que
existen ideas innatas, es decir que nacemos con ciertos contenidos, estructuras que son
comunes en todos los hombres. El racionalismo tiene sus principales exponentes en
Platón, Descartes, Spinoza, Leibnitz y Popper.

Platón propone la teoría de las ideas según la cual existen un conjunto de


esencias eternas, invisibles y dotadas de un tipo de existencia diferente al de las cosas
materiales, por lo tanto, habitamos en un mundo de sombras, conformado por meros
reflejos de un mundo ideal, basado en la teoría de las ideas, lo que indica que nuestros
sentidos nos engañan y que las cosas reales se encuentran en un mundo que nos es
inaccesible.

Rene Descartes al enfrentarse a todo el legado de conocimientos que había


adquirido en sus estudios los encontró inconsistentes y decidió, como método de estudio,
el dudar del conocimiento mismo (Descartes 1999), e incluso de si mismo, llegando a la
conclusión de que su duda (duda metódica), confirmaba su propia razón y existencia, el
razonamiento confirmo su razonamiento. Esto lo condujo a enunciar su llamado método,
el cual ha dominado las ciencias desde entonces.

Baruch Spinoza en su obra Ética Demostrada Según el Orden Geométrico


(Spinoza 1996), establece que el universo es igual a Dios, que es la sustancia que llena
todas las cosas, para Spinoza el concepto de sustancia no está relacionado con
entidades físicas, sino más bien es una entidad metafísica, de la cual establece que los
hombres sólo tenemos acceso a dos de sus atributos, la extensión, y la racionalidad.

Gottfried Wilhelm Leibnitz afirma que el universo está formado de sustancias


inmateriales de las cuales sólo una especie está dotada de reflexión (González 2000),
éstas son las denominadas mónadas y están unidas entre si por su causalidad ideal y
comunicándose para formar una armonía universal perfecta. Leibnitz establece el
concepto de fuerza como agente principal de la naturaleza.

Karl Popper afirma que existen tres tipos de realidad o mundos (Popper 1999), el
objetivo conformado por los objetos materiales, el de las experiencias mentales subjetivas
y el producto de la actividad intelectual y cultural. Popper critica el criterio de verificación y
propone el criterio de falsabilidad, según esto las teorías científicas no pueden ser
verificadas completamente por la experiencia, en cambio sí pueden ser falseadas por
ésta, para lo cual basta con observar un ejemplo contrario a la teoría.

El Empirismo Sostiene que la única causa del conocimiento humano es la


experiencia, bajo tal supuesto el espíritu humano, por naturaleza, está desprovisto de
todo conocimiento, por lo tanto, no existe ningún tipo de conocimiento innato. Una de las
corrientes filosóficas procedentes del empirismo, que destaca por su importancia, es el
Positivismo (y el Positivismo Lógico), que indica que la ciencia es el conocimiento de los
hechos, de los sucesos observables y medibles. El empirismo y el positivismo tienen sus
principales representantes en Bacon, Locke, Hume, Berkeley, Comte y el Círculo de
Viena.

Francis Bacon se manifiesta como crítico de la forma de investigar de la edad


media (Bacon 2003), afirmando que es preciso partir de la experiencia y no de los
conceptos, que es necesario sustituir el método deductivo por el inductivo, que toda
investigación debe partir de la observación y la formulación de hipótesis, y que la
investigación debe ser sistemática y rigurosa.

John Locke es considerado como el fundador del empirismo moderno, afirma que
el entendimiento proviene del conocimiento sensible, afirma que, de las sensaciones, o
ideas simples, provienen por asociación las otras ideas, o complejas. En su obra refuta la
teoría innatista sobre las ideas (Locke 1998).

David Hume afirma que el conocimiento humano se fundamenta en impresiones


sensibles e ideas, que se forman a través de los datos percibidos por los sentidos, por lo
que no podemos ir más allá de los sentidos, y resulta infructuoso tratar de abarcar las
ideas (Hume 1998).

George Berkeley afirma que el mundo es expresión del acto de percibir, por ende,
los seres sólo existen en la medida en que son percibidos. Afirma que toda idea tiene un
origen vivencial y no pueden trasladar al hombre a un plano metafísico (Berkeley 1990).

Auguste Comte plantea la existencia de tres etapas históricas en la evolución de


la cultura humana, la teológica, la metafísica y la positiva. En la primera el pensamiento
está dominado por las creencias en divinidades y deidades, en la segunda los conceptos
pasan a ser construcciones verbales vacías y en la tercera la ciencia es liberada de la
religión y los conceptos oscuros, basándose en hechos y datos medibles, cuantificables
(Comte 2000).

El Círculo de Viena constituyó un grupo de filósofos y científicos dentro de los que


destacaron Schlick, Carnap, Neurath, Hahn, Feigl y Kraft, que mantenían un programa
que consistía en la construcción de una ciencia unificada bajo la observación y el
lenguaje de lógica. Según esto, los enunciados científicos son verdades lógico
matemáticas y bien deben ser reducidos a un lenguaje observacional (Carnap 1992).

ACTIVIDAD No 08

Analiza con sentido crítico la información disponible y luego realiza las siguientes
acciones:

1. Elabora un resumen en organizadores gráficos.


2. Haz un comentario critico reflexivo del tema materia de estudio en 30 renglones.

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