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CAPITULO 7 EL GASTO PUBLICO EN PENSIONES Y APOYO ECONOMICO A LA

VEJEZ

De acuerdo con lo presentado en el diagnóstico, la Comisión del Gasto señaló que


el sistema pensional presenta una bajísima cobertura y el gasto público destinado
al pago de las pensiones resulta fuertemente regresivo en términos de la
distribución del ingreso entre los colombianos y alarmantemente costoso en
términos fiscales.

Según el informe, más de una cuarta parte de los impuestos pagados por los
colombianos al Gobierno Nacional se destina a pagar faltantes para el pago de las
pensiones.

La entidad investigadora afirmó que es imperativo introducir una reforma


importante al régimen pensional y al sistema general de protección económica
para la vejez, conclusión que coincide con la de otros estudios recientes sobre el
tema. La comisión advirtió, que la reforma que se adopte debe buscar dos
objetivos centrales:

1) Aumentar la cobertura del sistema de protección económica a la vejez, con


énfasis particular en los segmentos de la población que no logran las condiciones
para obtener una pensión en el sistema general de pensiones

2) Moderar la magnitud del gasto público en pensiones y corregir su regresividad


que actualmente afecta la distribución del ingreso.

Punto de vista del grupo

Cuando se habla del gasto público en pensión, se puede interconectar con el tema
de los subsidios sociales que se transfieren a la sociedad y que vienen de los
pagos que esa misma sociedad le hace al estado por medio de los impuestos,
entonces surgen dos preguntas ¿es un subsidio lo que se les da a los adultos
mayores mediante el programa “Colombia Mayor”, que en promedio son 65 mil
pesos mensuales?, ¿eso se puede llamar una pensión no contributiva como se
señala en la página 22 del Informe, cuando lo que reciben es poco menos de lo
que vale una bolsa de leche diaria? Teniendo en cuenta que ellos son personas
que se envejecieron entregando la vida a la sociedad para que pudiéramos
disponer de alimentos, en el caso de los campesinos, o de servicios esenciales sin
los que no podríamos vivir, en el caso de los trabajadores urbanos informales.
Sin duda alguna, eso no es un subsidio: es una migaja que se les da a personas
que entregaron toda su vida a la sociedad proveyéndola de bienes y servicios y
que actualmente viven una vejez carente de derechos sociales. Mucho menos es
un donativo el gasto en educación y salud. Se trata de derechos sociales,
obligaciones del Estado con los ciudadanos, las cuales, a su vez, generan el deber
de los ciudadanos de pagarle los impuestos al Estado. Se trata de un contrato
social.
El programa “Colombia Mayor” pretende compensar la ausencia de la cobertura en
pensiones. El Informe señala que solo el 24 % de los mayores de 65 años tiene
pensión, y que para 2050 ese porcentaje se reducirá al 17 % si se mantienen las
tendencias actuales. Ese es el problema más importante del sistema de
pensiones, como lo reconoce la Comisión, la cual, paradójicamente, no lo debate
en el Informe, sino que aborda la discusión de las pensiones solo a partir del
concepto de los subsidios.
En concreto se afirma que “en el Régimen de Prima Media (RPM), que es de
Colpensiones, el Estado otorga un subsidio incluso para los ingresos de un
salario mínimo, pero este subsidio va creciendo a medida que el ingreso
aumenta”. Ahora ¿En qué consistiría dicho subsidio? Aunque el Informe no lo
dice, corresponde al valor que se debería ahorrar para que, , según el cálculo
actuarial apropiado, se pueda financiar la pensión correspondiente.
El problema es que precisamente en el Régimen de Prima Media la pensión no
se fondea ni se determina de esa forma. Se está aplicando al sistema de
reparto simple (que es el Colpensiones) una metodología propia para el
Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad. En el reparto simple las
contribuciones de los afiliados van a un fondo común en el que todos ponen y
del cual todos toman, mientras que en el Régimen de Ahorro Individual con
Solidaridad las contribuciones van a una cuenta individual de cada afiliado.
Aparte de esta discusión, que es de carácter técnico y de la cual no se sabe si
fue la abordada por la Comisión, la pregunta es: ¿cómo se reparten los
subsidios? Según el Informe “hay una alta concentración de los subsidios en
los niveles de ingreso elevado que solo representan el 3 % de la población:
86 % de los subsidios pensionales se dirigen al 20 % más rico de la población,
mientras el quintil de más bajos ingresos solo recibe el 0,1 % de los subsidios”.
Sin desconocer que existen megapensiones, hay que relativizar estas cifras: en
el RPM el 75 % de los afiliados está por debajo de dos salarios mínimos y el
91 % por debajo de cuatro. Por otra parte, solo el 0,3 % (tres milésimas) está
por encima de 16 salarios mínimos. Estas cifras muestran que aunque las
megapensiones son un asunto inaceptable, que se debe condenar, no es el
problema estructural porque corresponde solo a tres milésimas. El grueso del
problema está en la población que tiene pensiones por debajo de cuatro
salarios mínimos.
Por eso no es tan sencillo calificar de regresivo el sistema sin un análisis
integral. Existen elementos tanto de regresividad como de equidad: el hecho de
que una cuarta parte de la población mayor haya logrado una pensión es un
principio de equidad; la regresividad está en la ausencia de ese derecho social
para las tres cuartas partes restantes.
Es verdad que el presupuesto público debe asumir una carga considerable
financiando el pasivo pensional y que, como lo dice la Comisión, dos terceras
partes son resultado de los regímenes especiales en los que las fuerzas
armadas y la Policía son los que más pesan. Pero no es cierto que, en el caso
de Colpensiones, el déficit sea por la existencia del sistema de prima media,
como insistentemente pregonan la Asociación Nacional de Instituciones
Financieras y la Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de
Pensiones. Es al contrario: la creación del régimen de ahorro individual
establecido en la ley 100 absorbió a los cotizantes nuevos, desfinanciando al
antiguo Instituto de Seguros Sociales, hoy Colpensiones, y dejándolo con la
carga de los pensionados.

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