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República Argentina

Instituto de Criminología
Servicio Penitenciario Federal
SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL
INSTITUTO DE CRIMINOLOGÍA

DIRECTOR
Emiliano Blanco

COORDINADOR
Alejandro Yapur

Equipo de investigación y redacción:


Juan Ambrogi, Pablo Ambrogi, Mariano Arrigo, Emiliano Blanco, Juan De Feo,
Santiago Méndez, Marcela Reganzani, Federico Sarudiansky,
Cristian Suriano, Alejandro Yapur.

Equipo de trabajo de campo:


Mariano Arrigo, Andrea Cardazzo, Daniela Díaz, Mariela Dutra, Daniela Fernández,
Silvia González, Genaro Hijós, Carlos Marchese, Milena Torrens.

Colaboraciones específicas:
Sandra Cristobal, Micaela Dragneff, Vicente Lupis, Juan Ignacio Manchiola,
Carlos Marchese, Fernando Martínez, Sebastián Pardo, Jorge Vassilion.
Revista de Criminología - Número I - Año 2015

INDICE

Capítulo I. Marco Teórico


1. What Works: Lo que funciona para reducir la reincidencia......................................7
2. Sistemas penitenciarios en el derecho comparado..................................................43

Capítulo II. Nuevos desafíos de la administración penitenciaria


3. Hacia un sistema de clasificación inicial y evaluación
de riesgo y necesidad.............................................................................................91
4. Crimen organizado transnacional.........................................................................103
5. Reducción de muertes en contexto de encierro.....................................................111
6. Una aproximación a la visión de los internos sobre
la violencia intramuros.........................................................................................145

Capítulo III. Modelos de Gerenciamiento y Clima laboral


7. Modelos de gerenciamiento: encuesta a directores
de establecimientos penitenciarios.......................................................................157
8. Gestión y clima laboral en el Servicio Penitenciario Federal:
encuesta al personal penitenciario........................................................................171

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

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Revista de Criminología - Número I - Año 2015

PRÓLOGO

Me complace presentar esta recopilación de trabajos que se realizaron por iniciativa del
Servicio Penitenciario Federal, en el marco de la creación de la Dirección del Instituto de
Criminología, bajo la órbita de la Dirección Nacional, en 2015.

El fundamento de los estudios y trabajos encarados encuentra raigambre en el convenci-


miento de que la política penitenciaria debe asentarse sobre evidencia y bases empíricas
sólidas, que proporcionen herramientas adecuadas para abordar las distintas problemá-
ticas a las que se enfrentan las administraciones penitenciarias en general y el Servicio
Penitenciario Federal en particular.

El ideal perseguido por el Instituto de Criminología, es lograr que las decisiones de la


administración se sostengan en fundamentos científicos, lo cual requiere de tenacidad,
metodología y planificación. Es un camino que nos obligará como administradores a sos-
tener en el tiempo una forma constante y sistemática de trabajo, que nutra y dé sentido a
nuestra tarea para poder dar solución a las disímiles problemáticas y nuevos desafíos con
las que nos enfrentamos.

Es esta misma visión la que ha inspirado y acompañado la gestión, entendiendo que los
objetivos y finalidades de la administración penitenciaria, deben ser un eslabón esencial
del sistema de justicia criminal, cuyas metas principales sean la protección pública, el de-
sistimiento del delito y la reducción de la reincidencia, en pleno ejercicio de los derechos
de las personas privadas de su libertad bajo el principio de normalidad.

El Instituto en esta tarea se centró en la recolección y análisis de datos empíricos. Así, en


este volumen podrán verse los resultados de diversas encuestas realizadas a distintos
grupos de interés que conforman la vida penitenciaria, buscando ser un primer precedente
que servirá para fundamentar de modo cuantitativo y cualitativo los modelos de gestión
e intervención adoptados, para luego poder medir y evaluar la eficiencia y eficacia de las
políticas emprendidas, permitiendo establecer estrategias de bases sólidas.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Debe esgrimirse que desde el Instituto se ha incluido siempre una dimensión que no suele
contemplarse con asiduidad en la literatura criminológica y es justamente, la inclusión
de la perspectiva de quienes deben implementar y ejecutar los cambios que se exigen en
términos criminológicos y penales. Los directivos y el personal penitenciario, asumen un
rol fundamental en la vida diaria de los establecimientos penitenciarios, y por supuesto,
tienen un papel central en el impacto de los programas, intervenciones específicas y con-
secuentemente, en los sistemas de justicia criminal.

La gestión 2014-2015 en general y estos trabajos en particular han sido inspirados por los
postulados de lo que podemos denominar como la perspectiva criminológica conocida
como What Works. De allí, que trataremos de analizar cuáles son los requisitos básicos
que debe tener un sistema para efectivizar la implementación de estrategias y políticas pú-
blicas que concurran en la eficaz gestión de la criminalidad, a través de objetivos claros,
simples y posibles, destinados a reducir las tasas de violencia y reincidencia.

Esperamos que esta publicación sea un estímulo para continuar la tarea emprendida por
Instituto de Criminología y con la colaboración y participación del personal se logre re-
cuperar la agenda académica y de investigación criminológica y penitenciaria basada en
evidencia empírica.

Dr. Emiliano Blanco


Director del Instituto de Criminología

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Revista de Criminología - Número I - Año
2015

Capítulo I
Marco Teórico
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Revista de Criminología - Número I - Año

What Works: Lo que funciona para reducir la reincidencia

1. Consideraciones introductorias

En el presente artículo, trataremos de indagar sobre posibles respuestas al problema de la


criminalidad, asumiendo dos metas fundamentales: la protección pública y la reducción
de la reincidencia. Para ello, esperamos que esta revisión permita, cuanto menos, proveer
de cierta direccionalidad a los decisores de políticas públicas en términos del tipo de
intervención que ha sido probado como el más efectivo a los fines de la reducción de la
reincidencia o bien, en el desistimiento1 de la criminalidad.

A su vez, utilizaremos los postulados de lo que podemos denominar como perspectiva


criminológica conocida como What Works e indicaremos cuáles son los requisitos básicos
que debe tener un sistema para efectivizar la implementación de estrategias y políticas pú-
blicas que concurran en la eficaz gestión de la criminalidad, a través de objetivos claros,
simples y posibles, utilizando estructuras uniformes de las sentencias impartidas (expan-
diéndonos a las comunitarias) y consecuentemente, diseñando servicios de intervención
completa2, articulados multisectorialmente sean públicos o privados, destinados a reducir
las tasas de reincidencia.

Debe decirse, además, que las personas criminalizadas se enfrentan a múltiples y comple-
jos problemas (entendidos como causas) que a su vez, están fuertemente interconectados
y todo debe pensarse desde esa premisa, entendiendo que si bien la justicia criminal es
competente en aquello, en definitiva, son cuestiones que importan al orden social y deben
ser abordados, según creemos, desde políticas sociales. Esto implica que para lograr ven-
cer la reincidencia (u obtener índices razonables3) tiene que existir una política multisec-
torial que se piense y aborde desde cada localidad y que debe brindar apoyo en cada una
de estas áreas para que se reduzca la probabilidad de reincidencia y en paráfrasis inglesa,
se logre cortar el círculo del crimen.

Debemos hacer hincapié en que las soluciones para vencer la reincidencia y reintegrar a

1
Se utiliza este término amplio, que excede el concepto que entendemos en el lenguaje teórico penal, re firiendo
al período de tiempo en el que un sujeto detiene la comisión de ilícitos.
2
Termino conocido en la lengua inglesa como END TO END.
3
Damos por supuesto que nadie puede pretender como positivo que exista un índice razonable de reincidencia.
Sin embargo utilizamos este concepto teniendo en cuenta que en todas las sociedades del planeta se da en
mayor o en menor medida el fenómeno de la reincidencia. Asimismo, si queremos realizar un trabajo teórico que
pueda ser útil a la gestión pública de la seguridad ciudadana no podemos distanciarnos de la idea de que toda
actividad de gestión demanda un proceso en donde los problemas se reducen de forma gradual, paulatina y
constante.

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los ofensores4 a la comunidad, deben contar con el consentimiento de la opinión pública


local, ya que son ellos quienes deben participar, cuanto menos, conociendo las directrices
implementadas. Este mero conocimiento sobre los destinos del dinero público -cómo y
porqué- genera cierta actitud de consenso con la política adoptada, y consecuentemente,
representa la posibilidad de mantener un mejor diálogo con la comunidad, y, por otra
parte, ayuda, en definitiva, a justificar el castigo y explicar los pasos y etapas que los
ofensores deben trascurrir para finalmente reparar o compensar el daño causado.

Logrado aquello, podremos pensar en implementar políticas de justicia restaurativa dón-


de se acerquen víctimas, victimarios y comunidad para solucionar alguna clase de delitos.

Por supuesto, no nos es ajeno que, desde antaño, la concepción sobre el castigo y el
encar- celamiento ha estado ligada a cierta sensación de frustración social. Y esto no es
casual, ya que históricamente el desarrollo de cada uno de los sistemas jurídicos (common
law y continental europeo), las particularidades que presentan y los senderos de solución
ofre- cidos por la ciencia jurídica han reposado muchas veces bajo el lecho de la suerte
moral de la política cultural global de los Estados.

Tanto así, que los sistemas jurídicos han sido construidos sobre la base de las tradiciones
culturales más relevantes en las naciones que los representan (Gran Bretaña, Estados
Unidos y Canadá por un lado, Francia y Alemania por otro); fundamentalmente a partir de
las revoluciones que tuvieron lugar en los siglos XIX y XX en Europa 5. Vemos por
ejemplo que en el modelo anglosajón, tomando como paradigma Gran Bretaña y en es-
pecial, Inglaterra, la idea central es el gerenciamiento (o manejo) eficiente y efectivo del
sistema de justicia criminal en orden a determinados objetivos propuestos; mientras que
en Alemania, paradigma de la tradición continental europea, todo el sistema jurídico se
encuentra fundado en una visión dogmática o teórica del mismo. Francia, por su parte, se
caracteriza por una idea social y crítica respecto de las instituciones jurídicas, máxime en
lo que atañe a la materia penal.

Estos diferentes enfoques culturales han sido las bases sobre las que se construyeron los
distintos sistemas jurídicos. Así, cada uno de ellos, según sus peculiaridades, brinda di-
ferentes respuestas a las preguntas más relevantes en la materia que nos convoca, como
ser: ¿Cuál es la finalidad de la pena? ¿Cuál es la etiología del delito? 6 ¿Cuál es la manera
4
Utilizaremos este término para referirnos a aquellos que han cometido un ilícito, y su sinónimo, delincuente. Am-
bos términos si bien no condicen con el lenguaje utilizado en nuestro medio, resultan sin embargo, más abarcativos y
se corresponden, con la terminología anglosajona.
5
Siguiéndose el análisis de Marx realizado por Luis Althuser puede expresarse que la Revolución Industrial Inglesa
fue económica; la Revolución Francesa fue política; y en Alemania se dio una inclinación al pensamiento teórico.
6
O bien, si existe alga causa o causas a la que le podamos atribuir el origen de la delincuencia.

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de reducir los índices de reincidencia? ¿Cuál debe ser el rol del Estado en relación con la
cuestión criminal?, etc.

En breve, cabe señalar que en la mayoría de los países anglosajones existe, en general,
una importante inclinación a vincular las problemáticas de los sistemas de justicia penal
con una mirada científica de la cuestión delictiva. Tanto así, que las distintas corrientes de
pensamiento criminológico surgidas durante la segunda mitad del Siglo XX han pretendido
explicar la etiología del delito o, en base a estudios meta-analíticos y econométricos, busca-
ron responder cuestiones claves de la eficiencia y eficacia del sistema de justicia criminal,
generando un relevante impacto en la forma de entender y abordar estas problemáticas.

Por su parte, en los países europeos continentales se ha dado una visión más dogmática o
teórica sobre la problemática del delito y, fundamentalmente, en los aspectos relaciona-
dos con el Derecho Penal; y, por otra parte, un enfoque más social e, incluso podría de-
cirse, crítico de lo relacionado con el funcionamiento de los sistemas de justicia criminal.

En estos países se define teóricamente el delito 7 y, en cada caso concreto, se busca deter-
minar si se cumple con los extremos necesarios para la ocurrencia del mismo. Sí es así, el
estado debe imputarle una pena al sujeto responsable, debido a que esa pena reafirma la
vigencia del sistema jurídico. La respuesta a la finalidad de la pena, aquí, es de naturaleza
preventivo general, pero proveniente de un origen claramente retributivo que se puede
encontrar en las ideas de Kant o de Hegel, para quienes no puede darse una justificación
instrumental de la aplicación de penas, sino que las mismas deben ser impuestas porque
son la respuesta justa del ordenamiento a quienes lo quebrantan.

Sin embargo, como hemos mencionado, al adentrarnos en los sistemas de justicia cri-
minal de estos países, la pena se justifica desde una perspectiva preventiva especial:
“reinserción”. Y la doctrina más relevante, en su gran mayoría crítica, habla acerca de la
reducción al mínimo del recurso al Derecho Penal y a la pena más emblemática en la
actualidad: la privación de libertad a través de la prisión.

Ahora bien, en cualquiera de los países, sea cual fuere el sistema que haya adoptado, el
lugar que ocupa la prisión es, por así decirlo, secundaria. En general, las prisiones, de
no existir caos, estragos, motines, escándalos de funcionarios, fugas, muerte o violencia
de cualquier índole, poco importan a la sociedad, prensa o incluso al poder político. Un
ciudadano promedio, en caso de ser acorralado a preguntas acerca de ello, poca simpatía
tendrá sobre el sujeto privado de su libertad y estará bastante más preocupado sobre el
7
La definición más aceptada es que es una acción típica, antijurídica y culpable.

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destino de sus impuestos, en este sentido, que en interiorizarse de lo que pasa día a día en
una prisión. Tampoco importará demasiado, al menos en nuestro medio, el contexto del
ofensor o el delito cometido a la hora de responder sobre el quehacer de la pena. Por su-
puesto que estas sensaciones no son reprochables, ya que el daño y el costo del delito para
una sociedad es altísimo8 y las respuestas no son siempre equivalentes. Por eso mismo,
el abordaje de la criminalidad tiene que ser confiable y eficaz, de forma tal que el imagi-
nario público incorpore a la cárcel como una herramienta de reducción de criminalidad y
abandone el concepto de depósito humano.

Pero, sin embargo, las preguntas relacionadas con ¿quién va (o debería ir) a prisión?,
cuánto tiempo, bajo qué condiciones, y cuándo y cómo debería salir, han sido contestadas
de un tiempo a esta parte por un sinfín de políticos, periodistas y público en general, cuyo
enclave o fundamento ideológico, lejos de preciso, ha carecido por completo de la más
mínima confirmación de investigaciones científicas pasadas, presentes o futuras (es decir,
tendencias y probabilidades).

Este clamor público produjo lo que conocemos como politización del encarcelamiento9,
cuyo resultado ha sido la existencia de normas accesorias de carácter penal totalmente
desarticuladas de los códigos de fondo, o bien reformas penitenciarias de emergencia
cuya única finalidad es autorizar partidas presupuestarias para grandilocuentes acciones
en plazos irrisorios.

En este sentido, los efectos de las nuevas políticas criminales fueron, entre otros, osci-
laciones pendulares (en lapsos menores a 10 años) de tasas de encarcelamiento bajas y
altas –de ridículamente bajas a peligrosamente altísimas en relación con diferentes grupos
específicos (mujeres, jóvenes, ancianos)-.

A las claras y con la mera descripción de ciertos problemas puede llegar a surgir la sen-
sación de frustración y con ello a presumir que nada de lo que se haga en materia de
criminalidad funciona.

Pero nuestra intención es diametralmente opuesta. Veamos.

8
En 2002, Gran Bretaña ha calculado el costo del delito en 11 billones por año. Social Exclusion Unit, “Reducing re-
offending by ex-prisoners”, página 7 y ss. Office of the Deputy Prime Minister. Londres, 2002.
9
Sparks. R, “The politics of imprisonment”, Capitulo 4, página 77 y ss; enJewkes.Y. “HandbookonPrisons”.Willan
Publishing, Londres 2007.

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2. Marco histórico: Surgimiento de la Perspectiva Criminológica del What


Works

Tal como fuera mencionado en los parágrafos que anteceden, el debate central de la cien-
cia criminológica durante el Siglo XX se ha caracterizado de forma pendular en dos co-
rrientes: castigo (con un sentido más retributivo y disuasivo) y rehabilitación.

Hasta la década del 70, la rehabilitación como fin de la sanción penal y forma de trata-
miento a las personas privadas de su libertad fue ampliamente aceptada como objetivo
legítimo de las funciones primordiales de las administraciones correccionales y, con-
secuentemente, ha sido acogido casi completamente por las legislaciones de todos los
Estados.

Sin embargo, iniciando la década del 70, el aumento exponencial de las tasas de cri-
men10 y de encarcelamiento y el hacinamiento en las prisiones, conllevó a que los pro-
gramas de rehabilitación resultaran sumamente ineficaces, quebrantando el equilibrio
de poder entre los objetivos de la rehabilitación y el castigo 11. En consecuencia, el
modelo de tratamiento empezó a ser fuertemente criticado en el campo empírico y se
le atribuyó el aumento del delito a la ineficacia en la implementación de modelos de
reinserción social.

En 1974, con la obra de Robert Martinson12, se produce la reacción más influyente en


contra de la rehabilitación, creándose la doctrina de Nothing Works (nada funciona).

A pesar de que la obra fue altamente criticada 13por ser metodológicamente débil y por
carecer de evidencia suficiente para afirmar que los tratamientos no influyen de manera
alguna para reducir la reincidencia14, la retórica pesimista de la doctrina de Nothing Works
fue rápidamente acogida y, obviamente, tuvo como efecto el abrupto abandono de inver-
10
En EEUU las tasas desde 1963 a 1973, se vieron incrementadas en homicidios: de 4,5 por cada 100.000 a 9,07; en los
delitos contra las personas aumentó de 91,4 a 193,6; en hurto de 61,5 a 177,9, y el robo de 1,128.5 a 2,431.6,
respectivamente. Véase, Miller. J, “The Debate on Rehabilitating Criminals: Is It True that Nothing Works?,
D.S.W., Washington Post, Marzo 1989.
11
Andrews y Bonta, 1998, citado en Department of Corrections New Zealand, “What Works Now? A review and
update of research evidence relevant to offender rehabilitation practices within the Department of
Corrections, Strategy, Policy and Planning”. Página V y ss. Diciembre 2009.
12
El trabajo de Martinson básicamente se centró en la revisión de 231 estudios de los programas de
rehabilitación que se desarrollaban en distintas prisiones y sobre la base de su análisis concluyó que el
tratamiento de los delin- cuentes era bastante ineficaz.
13
Principalmente, por Lipton y Wilks en el año 1975.Op Cit. íbid.
14
“the represent array of correctional treatments has no appreciable effect - positive or negative - on rates of
recidivism of convicted offenders.”Comentario publicado en un artículo publicado del diario New Republicen 1976.
Cit. íbid.

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sión de recursos en actividades de rehabilitación y, dependiendo de la ideología elegida 15,


la aplicación de sanciones penales más severas.16

De allí que muchos sociólogos y criminólogos17 (predominantemente norteamericanos y


luego, ingleses), comenzaran a criticar la teoría del Nothing Works, ya que utilizando cier-
tas metodologías matemáticas no implementadas para investigaciones anteriores, dejaron
en evidencia conclusiones contradictorias sustanciales a la teoría de Martinson. Y con
ello, podría decirse que se inicia la corriente o perspectiva que nos convoca.

Sin embargo, la estocada final en contra de la posición Nothing Works fue entregada
por su propio creador. El propio Martinson escribió un artículo en HofstraLawReviewen
1979 en el que reconoció errores en las revisiones anteriores e informó sobre una serie de
nuevos estudios que demostraron que algunas cosas habían funcionado18.

Así las cosas, en los años transcurridos el péndulo ha oscilado de vuelta y con firmeza a
favor de la idea de que las correcciones basadas en tratamiento pueden influir en el com-
portamiento de un ofensor en direcciones pro sociales y, según entendemos, éste ha de
ser el camino a transitar.

A partir de ello, un gran número de estudios basados en meta-análisis 19 han demostrado


15
En general, las ideologías y políticas aplicadas eran similares a la de los gobiernos de Thatcher y Reagan en el
Reino Unido y Estados Unidos de América, respectivamente.
16
En EEUU, el 18 de enero de 1989, se abandonó completamente la idea de rehabilitación en la sentencia con fir-
mada por la Corte Suprema de los EE.UU. en el caso Mistretta v. United States. El Tribunal confirmó eliminar «las
pautas de sentencia». Los acusados en adelante serán sentenciados estrictamente por el delito, sin
reconocimiento alguno de otros factores (tales como docilidad al tratamiento, antecedentes personales y
familiares, los esfuerzos anteriores para sí mismo, la rehabilitación, o las posibles alternativas a la prisión).
www.findlaw.com, Mistretta v. United States, 488 U.S. 361 (1989).
17
Los autores más sobresalientes en este sentido fueron Ted Palmer, Don Andrews, Gendreau y Robert Ross (entre
otros). Op. Cit. Department of Corrections New Zealand, “Historical Background: The What Works? Debate”, pá-
gina 1, http://www.corrections.govt.nz/research. La traducción nos pertenece.
18
“… some treatment programs do have an appreciable effect on recidivism”, y más “[s]uch startling results are
found again and again in our study, for treatment programs as diverse as individual psychotherapy, group coun-
seling, intensive supervision, and what we have called individual/help (aid, advice, counseling).” (1979-254:255) ,
citado en Sarre. R, “BeyondWhat Works? A 25 yearjubileeretrospective of Robert Martinson”, paper presentado en
el History of Crime, Policing and PunishmentConference celebrada en el Instituto Australiano de Criminología en
conjunto con la Universidad de Charles Sturt, Canberra, 9-10 Diciembre de 1999.
19
“Las investigaciones o estudios meta-analíticos son muy populares en las técnicas de investigación de
resultados ya que permiten la agregación estadística de los resultados de estudios independientes. La variable
de resultado clave en meta-análisis es el tamaño del efecto medio (r). Un tamaño del efecto proporciona una
estimación de la diferencia en las tasas de reincidencia entre las muestras experimentales y de control. Por
ejemplo, un tamaño del efecto de r = + 0,10 que equivale a una diferencia de 10 puntos porcentuales entre el
grupo experimental y control. Por lo tanto, si la tasa de reincidencia en el grupo control fue de 55%, un tamaño
del efecto de r = + 0,10 se traduciría en una reducción en la reincidencia del 55% al 45% para el grupo
experimental”. Citadoen: Depart- ment of Corrections New Zealand, “Reviews of offender rehabilitation”,
http://www.corrections.govt.nz/research. La traducción nos pertenece.

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la eficacia de intervenciones y métodos de tratamiento, tanto en espacios penitenciarios


como comunitarios.20

Durante los últimos años, los investigadores y otros funcionarios del campo de la justicia
criminal han estado acumulando lo que es frecuentemente conocido como evidencia de
base de What Works, a fin de suministrar una base de evidencias para la toma de deci-
siones en política y temas legislativos en toda la esfera gubernamental, siempre bajo la
finalidad de proteger al público y reducir la reincidencia.

3. What Works y sus postulados básicos21

Básicamente, el nuevo paradigma de What Works nos sugiere que la reincidencia y la re-
encarcelación pueden ser reducidas puesto que existen ciertos factores que pueden poner
al ofensor en riesgo de cometer nuevamente delitos en el futuro. En consecuencia, bajo la
técnica estadística de meta-análisis o econometría, se han logrado identificar cuáles son
los principios claves para el logro de una intervención o asistencia efectiva.

Esta literatura, conformada por un cuerpo de evidencia, gira en torno a una serie de prin-
cipios claves de la rehabilitación que, en caso de implementarse en el diseño y prestación
de servicios, llevaría a una reducción de reincidencia.

En general, los principios22de la rehabilitación eficaz podrían dividirse en tres principales


dominios: la evaluación del riesgo, los objetivos de sentencia y la responsividad.

La evaluación de riesgos, implica conocer la probabilidad relativa de un ofensor a la


reincidencia. La utilidad de los datos de riesgo se ha demostrado en términos de incapaci-
tación y también en metas de rehabilitación. El principio sugiere que el tratamiento debe
estar dirigido a los ofensores de mediano y alto riesgo, y no a los de bajo riesgo.

Tal como veremos a continuación, las herramientas de predicción de riesgo se han multi-
plicado y la investigación sugiere que los instrumentos para la medición de riesgos deben
ser claramente estructurados para evaluar las variables estáticas (estable y duradera) y
los factores de riesgo o factores dinámicos (implican progreso o retroceso). También se
20
En general, le evidencia demuestra que son más efectivos los tratamientos comunitarios de aquellos que
suceden en espacios de custodia.
21
Véase al respecto: “What Works: Reducing Reoffending: Guidelines for Research and Practice”. Ed. James
McGuire, Inglaterra, Mayo 2006., y los informes de los reportes temáticos de Inglaterra, Escocia, Australia y Nueva
Zelanda.
22
Estos principios, fueron delineados por Andrews, Bonta y Hoge 1990, “Does Correctional treatment work? A clini-
cally relevant and psychologically informed meta-analysis”, Criminology, 28: 369–404, Online 2006.

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sugiere que se evalué las características positivas en la vida de un ofensor (habilidades,


fortalezas y recursos sociales) en función a la relevancia para el riesgo de reincidencia, y
deben ser incluidas en una evaluación global del riesgo.

El término objetivo23 (en inglés, el término exacto es “Target”) se utiliza para referirse a
aquellos aspectos de la personalidad del infractor penal, estilos de vida o circunstancias
que, abordados eficazmente, pueden, de alguna manera, conducir positivamente a evitar
resultados que importan a los factores que influyen en la posible reincidencia.

Las características personales a la que nos referimos son las siguientes:

• Creencias y actitudes anti-sociales

• Amistades o compañías anti-sociales

• Intereses sexuales desviados

• Abuso y dependencia de drogas y alcohol

• Baja auto-gestión y las habilidades de resolución de problemas24

• Conflictos y disfunción familiar

• Trastornos psiquiátricos

• Educación y déficits relacionados con el empleo.25

Se discute si la propensión a o hacia la violencia en sí misma debe ser clasificada como


un objetivo. La violencia aparece como polifacética con una amplia gama de causas que
contribuyen y, sobre esta base, debe adoptarse un enfoque terapéutico amplio.

Target se refiere al enfoque específico para la intervención; en general, suele utilizarse la


terapia cognitiva conductual (TCC), con técnicas tales como la re estructuración cogni-
tiva y el entrenamiento en habilidades sociales; últimamente se han implementado otras
técnicas que tienden a fortalecer estos programas con abordajes específicos26.
23
El término sustituye a la anterior “necesidadades criminógenas”, concepto, que ya no es tan ampliamente aceptado.
24
La evidencia sugiere que esta característica es el centro de la propensión a cometer delitos. Como tal, esta con-
strucción tiene importancia como foco de los esfuerzos de tratamiento.
25
Antes de 1998 la educación y la actividad relacionada con el empleo se consideraba en gran parte como tiempo
de relleno para los presos, y su utilidad en la reducción de la reincidencia era relativamente escasa. Sin embargo,
en los últimos diez años una serie de estudios sólidos han demostrado resultados positivos logrados como
resultado de la focalización en delincuentes con formación educativa y laboral.
26
Las intervenciones basadas en la fe se han expandido rápidamente en muchos países durante los últimos diez años.
Sin embargo, en este momento no hay pruebas concluyentes de que estos enfoques puedan ser eficaces.

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El principio de responsividad implica que los ofensores sólo se beneficiarán de aquellas


asistencias que sean significativas para ellos y sean dirigidas de una forma apropiada para
suaprendizaje. Se deben tener en cuenta las necesidades de grupos particulares (por ejem-
plo: mujeres, minorías étnicas, aquellos con dificultades de aprendizaje). La asistencia
debería ser implementada lentamente, y se debería ofrecer a los ofensores la oportunidad
de poner en práctica sus nuevas habilidades/actitudes y comportamientos. Los programas
deberían apuntar a la motivación.

Por su parte, la Guía para la Práctica Efectiva del Ministerio del Interior de Inglaterra y
Gales (1998), agrega a los principios descriptos:

• Método de Tratamiento; los tipos apropiados de intervención son aquellos orientados,


en general, a habilidades, a un modo activo, y diseñadas para abordar la resolución de
problemas a través de interacciones sociales y otros tipos de habilidades de imitación.
Hasta aquí, la información disponible de la investigación muestra que los métodos más
efectivos son las técnicas de comportamiento cognitivas.

• Programa de integridad; los programas deben tener objetivos claros e identificados,


métodos apropiados y guías para los tutores. Los dispositivos deben ser correctamente
dirigidos y el personal correctamente entrenado.

• Programas de base comunitaria; se observaron resultados más positivos cuando los


programas se basan en la comunidad, o han sido continuados dentro de la sociedad.

Debe destacarse, que en palabras de Andrews todos estos principios se encuentran es-
trechamente inter-relacionados, tanto es así que la evidencia sugiere que la mayoría de
las asistencias se adhieren a todos ellos, y no sólo a uno de dichos principios. Cuando
se considera la aplicación de estos principios dentro de la justicia criminal, se torna in-
mediatamente evidente que un buen sistema de evaluación de riesgos y necesidades es
un pre-requisito esencial de una asistencia efectiva. Sin tal sistema no es posible asignar
de forma consistente y adecuada el tipo correcto de asistencias a cada ofensor, no hay
medios para medir el impacto de las intervenciones a un corto o a mediano plazo, y las
dependencias de justicia criminal no cuentan con los perfiles de necesidades básicas para
planificar y realizar las previsiones para las poblaciones penales.27

27
Nótese que en sí, la clasificación de personas privadas de su libertad es una herramienta que todos los servicios
de prisiones utilizan desde hace varios años. En lo relativo a Latinoamérica, son pocos los sistemas que
tienen la posibilidad de generar cuanto menos grupos homogéneos pero siempre de alguna u otra forma,
aparecen obli- gadamente ciertos patrones clasificatorios que enfatizan aspectos o características fuertemente
subjetivas, que muchas veces devienen en impropias y hasta incrementan las posibilidades de no garantizar
siquiera el derecho a la vida o integridad física.

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4. Hacia un sistema de Clasificación28 y Evaluación de Riesgos

4.1 Clasificación Subjetiva

Debemos revisar entonces con mayor nitidez el camino a recorrer para llegar a un sistema
de las características pretendidas. Vale aclarar, que en un principio lo explicaremos dentro
de la lógica penitenciaria, es decir, con exclusiva dedicación al espacio carcelario. Ello a
los fines de sentar las bases en el medio más conocido y con mayor relieve práctico, para
luego extenderlo a los alcances que creemos necesarios.

Clasificar, según la Real Academia Española, es ordenar o disponer por clases. En su


versión inglesa, se agrega a la definición mencionada, asignar (personas o cosas) según
clases o categorías de acuerdo a cualidades o características similares 29.

La clasificación de la población penal responde exactamente a dicho sentido y puede defi-


nirse, simplemente, como la asignación de internos o internas a una categoría adecuada 30.
Para ello, se trata de categorizar a la población penal a partir del análisis de la historia
personal, contexto social y pasado criminal del sujeto y la determinación programada de
las actividades que deberá desarrollar en relación a los objetivos trazados para el cumpli-
miento de su sentencia.31 Ahora bien, cómo se organiza y se conduce la clasificación varia
demasiado según el país, la jurisdicción, el tipo de condiciones edilicias y las capacidades
cuantitativas y cualitativas con que se cuente en términos de personal penitenciario.

Sin ánimo de realizar una crónica histórica de la clasificación penitenciaria, podemos


decir que en los orígenes y, en general, la misma era efectuada por un oficial designado
por el director de la prisión, que usualmente recaía en la misma persona que manejaba y
controlaba todos los aspectos de la vida intramuros y decidía, en consecuencia, unilateral-
mente según su generalmente limitado conocimiento sobre el comportamiento y actitudes
de los internos o internas.

Probablemente, este método resultaba sumamente eficaz en términos de gobernabilidad


de un espacio que, si recordamos, se caracterizaba por ser meramente punitivo y con poca
interacción entre el personal y la población penal.

Con posterioridad, el sistema exigió modificaciones y la responsabilidad que recaía es-


28
Utilizaremos Clasificación para ser más claros y congruentes con el lenguaje general utilizado.
29
The Oxford English Dictionary “Arrange (a group of people or things) in classes or categories according to shared
qualities or characteristics”.
30
Veremos a continuación ciertos parámetros que nos permitirán objetivamente definir qué es lo que se entiende
por adecuada.
31
Usualmente se conoce como necesidades criminológicas, sin embargo utilizaremos el objetivo o meta, que guar-
da correlato con la literatura de What Works, en lo que refiere a Target.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

trictamente sobre el director de la unidad, se trasladó en cierta forma a comités de cla-


sificación. Los mismos estaban compuestos por grupos de profesionales o jefes de sub
materias que debían regularmente evaluar nuevos internos o bien, revaluar el diagnostico
de los que ya se encontraban privados de su libertad para asignar una custodia, un aloja-
miento, asignación de trabajo o educación adecuado. En general, este comité era presidi-
do por el director de la unidad o quien este designaba como reemplazante y era integrado
por los jefes de seguridad, educación, servicio social y área psicológica. Debe señalarse
que muchos sistemas en la actualidad aún cuentan con este estilo de clasificación.

Sin embargo, estos sistemas se destacan por la problemática subjetividad de los diagnós-
ticos.32 Si asumimos que a mayor precisión en la clasificación, mayor será la posibilidad
de elevar los estándares de seguridad (mayor o menor), control y tratamiento, de ello po-
demos inferir que habrá mayor factibilidad de generar un ambiente carcelario armonioso
en donde impere el orden y sea posible alcanzar una seguridad dinámica. 33

En tal inteligencia, un sistema de clasificación tiene que ser simple de utilizar y lo sufi-
cientemente sensible para reflejar la necesidad de cambio en el progreso de una persona
privada de su libertad al servicio de su plan de sentencia.

Muchos sistemas de la región, suelen trabajar conceptualmente sobre un sistema típico de


clasificación, diseñado para considerar la historia social y criminal del sujeto privado de
su libertad, su delito actual, el tiempo de condena y cómo responde el individuo a las
reglas de la prisión, que tiene como primordial función la de diagnosticar por los funcio-
narios de seguridad y de forma empírica un supuesto riesgo de fuga o violencia. Así, las
variables que utilizan tienen que ver con sospechas de violencia o hechos de violencia
sucedidos con anterioridad. En consecuencia, la clasificación solamente tendrá efectos en
términos de administración de la prisión. El sujeto acorde a esta sensación o conocimien-
to del profesional, será categorizado en un espacio de alta, mediana o baja seguridad.

4.2. Clasificación Objetiva

Los sistemas de clasificación objetiva son aquellos en los que las decisiones están basa-
das en criterios explícitos en lugar de juzgamientos subjetivos. El criterio objetivo está
32
Incluso en la mayoría de los sistemas el personal de seguridad sigue determinando el alojamiento, basado en
el posible conocimiento que tenga del sujeto a partir de detenciones anteriores o características especí ficas en la
comisión del ilícito (uso de violencia o armas, por ejemplo).
33
Un sistema de seguridad dinámica implica el diseño de distintos canales de comunicación dentro de la prisión
para generar mayor interacción entre las personas privadas de libertad y el personal penitenciario. Este sistema
tiene a los efectos que nos interesan, dos grandes facetas: por un lado, permite anticiparse a cualquier problema
que surja en un pabellón (incluso alcanza a problemas personales) y por otro, distrae y evita la predicción por
parte de los internos, de los movimientos del personal.

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organizado dentro de un instrumento acompañado por procedimientos operacionales para


aplicar sistemáticamente dicho instrumento a la población penal. Debe señalarse que es-
tos sistemas también incorporan aquel juzgamiento subjetivo al que hacíamos referencia.

Lo interesante de estos sistemas es que abarcan muchas áreas, tales como nivel de custo-
dia, salud mental, abuso de sustancias, necesidades programáticas, etc. De esta manera,
permiten establecer estándares de conducción en la evaluación de la clasificación.

Por supuesto, al tratarse de investigaciones científicas, han de estar sujetas al cumplimien-


to de ciertos estándares éticos, como ser confidencialidad, consentimiento informado, no
generar daño a los sujetos de estudios, y finalmente, análisis y reporte de los resultados
obtenidos.

Parece ineludible, entonces, la necesidad de dotar de objetividad a un sistema de clasifi-


cación, que contenga por ejemplo, las siguientes premisas:

a) Que esté basado en hechos.

b) Que sea fiable (el sistema funcionará con independencia al personal) y válido
(será preciso en el análisis del comportamiento del interno).

c) Que utilice los mismos estándares para todos los internos.

d) Que se analicen mediante un proceso racional y simple los factores relacionados


directamente con la decisión de clasificación.

e) Que pueda ser entendido fácilmente por internos y personal.

f) Que permita un monitoreo del progreso de los internos con eficiencia y efectividad.34

Los servicios de prisiones de Norteamérica y de países de Europa del Norte y Nórdicos


han desarrollado desde los años 80 sistemas objetivos de clasificación, como consecuen-
cia de los resultados arrojados por los estudios al respecto. Y durante la década siguiente,
la evidencia de investigación disponible apuntaba a “que la probabilidad de comporta-
miento criminal futuro se podría cuantificar con precisión, y que los métodos estruc-
turados de evaluación de riesgos fueron más precisos en la predicción de reincidencia
que los no estructurados”35.
34
Carlson, P y Garrett, J., “Prison and Jail Administration: Practice and Theory”, Parte II, página 59 y ss. Ed. Jones
and Barlett Publishers. Subury, Massachusetts, 2008.
35
Carlson, P y Garrett, J., “Prison and Jail Administration: Practice and Theory”, Parte II, página 63. Ed. Jones and
Barlett Publishers. Subury, Massachusetts, 2008.

2
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Debe mencionarse, que en la literatura de evaluación de riesgo y clasificación de necesi-


dades han existido tradicionalmente dos proyectos principales de valoración: el modelo
de pronóstico clínico y el modelo actuarial.

4.3 Enfoque de la evaluación de riesgos36

El modelo de pronóstico clínico funciona como diagnóstico y se basa en el juicio profe-


sional. Generalmente, toma la forma de una evaluación clínica donde un profesional rea-
liza una entrevista al ofensor y consulta la documentación existente con el fin de realizar
un juicio con relación al riesgo del infractor penal, utilizando sus propios conocimientos
y experiencia. Sin embargo, este proyecto no ha demostrado ser confiable sobre la base de
evidencia.37

Esto no quiere decir que los juicios clínicos no sean una parte importante en la evaluación
de riesgo. Tienen un rol esencial en el entendimiento de los factores de predisposición y
de la causa del delito, como así también realizan una función de diagnóstico válida. Sin
embargo, el hecho de pronosticar niveles de riesgo de forma correcta no es adjudicable
sólo a ellos.

Por su parte, el modelo actuarial para la evaluación ha sido desarrollado en reconoci-


miento a las limitaciones de los métodos clínicos. Este proyecto tiene sus raíces en los
intentos de la industria de seguros para maximizar la efectividad de sus cálculos de pro-
babilidad de ciertos eventos negativos, que ocurren al analizar ejemplos de información
estadística. En el caso de prever la reincidencia, una posibilidad es generada al comparar
las características del ofensor con aquellas de un amplio ejemplo de ofensores conde-
nados quienes han sido monitoreados con el objeto de verificar si han sido condenados
nuevamente en un período determinado, que generalmente es de dos años.

4.4 Factores estáticos y dinámicos en la evaluación de riesgos y clasificación de ne-


cesidades38

Las variables39 utilizadas, correspondían básicamente a:

36
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASysReport 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002.
37
La primera generación de estudios para examinar la previsión clínica en el ámbito de la justicia criminal fueron
estudios realizados a los delincuentes con problemas mentales que salieron en libertad desde institutos por
órdenes judiciales y controlados luego en la comunidad. Por ejemplo, Steadman y Keveles (1972) descubrieron
que de 969 delincuentes que fueron liberados de un hospital penitenciario, habiendo sido alojados en sectores
para delin- cuentes peligrosos, sólo el 17 por ciento fue reincidente dentro de los cuatro años de seguimiento, de
esta manera y en términos de pronóstico de peligrosidad, más del 80 por ciento han resultado falsos positivos.
Cit. Íbid.
38
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASysReport 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002.
39
Prison Service Order 2205. “OASys”. HMPS. Londres, 2003-2005.

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• La edad actual

• La edad en la primera condena

• El número total de condenas previas

• El número de condenas anteriores de prisión

• La naturaleza y la gravedad del (de los) delito (s)

• El tiempo total empleado en la cárcel.

Las puntuaciones de riesgo, evaluadas sobre la base de variables estáticas, tales como las
mencionadas, correlacionaban altamente la reincidencia posterior y el nuevo encarcelamiento.

Una ventaja evidente de la utilización de los tipos de las variables mencionadas anterior-
mente es que la evaluación del riesgo podría automatizarse y realizarse en grandes grupos
de ofensores y entonces la información sobre nivel de riesgo individual de los infractores
penales tiene una utilidad práctica para el manejo interno de toma de decisiones, ya que:

• Orientaba las decisiones de sentencia (es decir, el uso de la incapacidad se tornaba más
selectivo)

• Guiaba las decisiones sobre solturas anticipadas y bajo qué condiciones

• Permitía la focalización de recursos hacia los más propensos a reincidir y, por el contra-
rio, evitaba el desperdicio de recursos en aquellas personas que probablemente no volve-
rían a delinquir

• Mejoraba la validez de la información relativa a los resultados de la eficacia de los pro-


gramas y servicios (es decir, proporcionando tasas de referencia respecto de reincidencia).

Existen muchos otros factores, dinámicos, relacionados a la situación personal del ofen-
sor, que también pueden ser considerados. Son “dinámicos” porque pueden cambiar en el
tiempo, no así la historia criminal. Por ejemplo, un ofensor puede ser más o menos adicto
a la droga, o puede conseguir o perder un empleo. Se considera más dificultoso medir los
factores dinámicos que a las variables de historia criminal porque la información debe ser
compilada de diferentes fuentes y frecuentemente requieren interpretación, y nunca han
sido recopiladas de forma uniforme.

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Revista de Criminología - Número I - Año

A mediados de la década de 1990, una serie de estudios indicaron que el riesgo podría ser
razonablemente evaluado con precisión por medio de herramientas estructuradas que
también incluían factores dinámicos. Así, puede lograrse la evaluación de las caracterís-
ticas más cambiantes, como pueden ser el comportamiento, las relaciones y hasta su si-
tuación laboral. La herramienta canadiense Level of Supervision Inventory (más conocida
como LSI) fue el ejemplo de evaluación del riesgo dinámico, a pesar de que incorpora
tanto variables estáticas y dinámicas. Las variables dinámicas fueron las siguientes:

• Actitud antisocial/orientación

• Compañías antisociales

• Alcohol/drogas

• Problemas financieros

• Dificultades familiares/matrimonio

• Problemas de vivienda

• Ausencia pro-social de ocio/actividades de recreación.

A partir de la revisión de LSI, conocido como LSI-R fue posible identificar los objetivos
de cambio que pueden ser abordados con el fin de reducir el riesgo, algo que las medidas
actuariales no hacen. Sin embargo, la desventaja es que las evaluaciones que utilizan esta
herramienta requieren un análisis individualizado de los ofensores, que implican un costo
mayor y su toma necesita más tiempo.

Los factores dinámicos pueden ser subdivididos de diferentes maneras. Una división se
relaciona a los factores de necesidad social y tiene que ver con las circunstancias del
ofensor, tales como el alojamiento y finanzas, mientras que los factores personales inclu-
yen temas emocionales y cognitivos. Una segunda división se refiere a la posibilidad de
cambios del factor: esto produce un rango desde los factores dinámicos estables, los que
poseen poca posibilidad de cambio a los factores dinámicos agudos, que pueden cambiar
rápidamente. Una complicación de la terminología es que algunos factores sociales y per-
sonales, tales como vivencias en la niñez, son lógicamente o prácticamente imposibles de
modificar, con un origen en el pasado de la constitución mental y física del infractor penal
esto debe ser referido a los factores estáticos.

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5. Hacia la implementación de un sistema de evaluación de riesgo y


clasifica- ción de necesidades 40

5.1 Elementos Básicos del Sistema para el aseguramiento de los postulados de What
Works.

Como corolario a lo antes descripto, debemos señalar que para asegurar que los principios
de What Works puedan ser implementados, se debe contar con un sistema de evaluación
de riesgos y necesidades. Dicho sistema debe tener ciertos elementos, tal como los del
-sistema inglés OASys41:

• “Debe proveer un perfil de necesidades referidas a delito, el cual identifica los facto-
res relacionados al delito cometido por el individuo. Los factores pueden ser sociales
o personales pero deben ser de alguna manera causa de, o al menos contribuir con,
la comisión de un delito, factores criminológicos.42Claramente, habrá circunstancias
y características del delincuente (y su estilo de vida) que no se relacionen con su
com- portamiento delictivo, pero estas no deberían ser parte de un perfil no
determinado por intervenciones que tienen como fin reducir los índices de
reincidencia.
• Se le debe permitir al personal formular un plan de supervisión que identifique los
pasos a seguir a fin de reducir las necesidades criminológicas. Debe suministrar
objetivos y orientación a los evaluadores con el fin de asistirlos y seleccionar la asis-
tencia correcta para los correspondientes delincuentes –de esta manera, los factores
que no son criminológicos y si son los requeridos para este objetivo, también tienen
que suministrarse los medios para el control del desarrollo. Se deben identificar los
temas de responsividad, las que son de carácter individual para el delincuente - por
ejemplo, si se encuentran motivados para el cambio, capaces de realizar el cambio
40
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASys Report 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002.
41
Hemos optado por este, pues lo consideramos el más sofisticado y abarcativo, pero cabe destacar algunos otros: El
Servicio Correccional de Canadá (CSC) utiliza varias herramientas para la evaluación de riesgos y se han desarrol-
lado recientemente nuevas escalas para su uso futuro en la gestión de riesgos en el sistema correccional. Las her-
ramientas utilizadas tanto por el servicio correccional como el de libertad condicional para evaluar el riesgo son: a) La
evaluación del consumo de Delincuentes (OIA), b) La información estadística sobre la reincidencia (SIR), c)
PSI-R. En Nueva Zelanda se utiliza, entre otros TheRoC*RoItool, esta herramienta fue desarrollada por el personal
de Servicios Psicológicos, sobre la base de los antecedentes penales de 133.000 condenados masculinos y femeninos.
RoC*RoI produce una puntuación entre cero y uno que indica la probabilidad de que un delincuente sea a la vez re
condenado en el futuro y ser condenado a una pena de prisión por ese delito. En Australia, elLSI-R es muy utilizado y
es el instrumento primario de valoración utilizado. Las autoridades de Queensland han desarrollado una nueva
herramienta de evaluación (ROR-PV) de riesgo/necesidad referida a probabilidades de reincidencia. Por último, en
Estados Unidos las herramientas de uso incluyen: The Statistical Information for Recidivism (SIR) Scale, PCL-R, Static
99, STABLE 2007, ACUTE 2007, Violence Risk Scale (VRS), Salient Factor Score (SFS), LSI-R, and the screening version of
the LSI-R, Minnesota Sex Offender Screening Tool.
42
Andrews definió como factor criminogenico a una necesidad o un déficit donde una reducción de esa
necesidad/ déficit resulta en una reducción de los riesgos de reincidencia.

2
Revista de Criminología - Número I - Año

etc. y si existen algunos temas tales como problemas de lectura, falta -de habilidades
básicas o problemas mentales, los que pueden excluir al interno de ciertos tipos de
asistencias.

• Debe ser posible identificar el nivel de posibilidad de delinquir nuevamente dentro


de un plazo determinado, que es de dos años. El comportamiento en el pasado (en
este caso de registro criminal) es siempre el mejor pronosticador del comportamiento
futuro, pero el proceso de cálculo de reincidencia debería incluir suficientes factores
dinámicos para asegurar que cambios significativos en las circunstancias del delin-
cuente o en su comportamiento puedan alterar este pronóstico.

• Además de la probabilidad de reincidencia, la evaluación debe identificar si el delin-


cuente posee riesgo de generar serios daños, bajo qué circunstancias y quien tendría
riesgo de resultar herido. La razón de esta circunstancia es que la clasificación de ries-
gos no es solamente de los índices de reincidencia sino también del manejo de riesgos.
El delincuente que presente riesgos de daños-serios afectará al plan de supervisión, la
prioridad de asistencias y los posibles tipos de intervenciones disponibles.

• Debe ser posible identificar cambios en el perfil de necesidades del delincuente, pro-
babilidades de reincidencia y riesgos de daños serios, en virtud del cambio de cir-
cunstancias, actitudes y comportamientos. Ajustar tales cambios permite a los ser-
vicios correccionales modificar el manejo del delincuente, y suministra una medida
intermedia de efectividad de las asistencias. Se debería permitir el paso al descubri-
miento, proceso por el cual los cambios en la evaluación ocurren no por un cambio
real sino porque (usualmente) los detalles desfavorables acerca de circunstancias de
los delincuentes aparecen luego de que se realice la evaluación inicial. Esto sucede
frecuentemente ya sea porque el delincuente desea ocultar cierta información en las
evaluaciones que preceden a la sentencia, como categorización de la seguridad, etc.,
o porque comienzan a tener confianza para brindar al evaluador la información que
les resulta difícil expresar.

• Finalmente, un sistema de evaluación no permanecerá estático, su efectividad debe-


ría ser constantemente revisada. Los factores que son importantes pronosticadores de
reincidencia en algún punto en el tiempo pueden pasar a ser menos relevantes por los
cambios generales en los patrones de conducta o actitudes en la sociedad.

• Un sistema de evaluación de riesgos y necesidades que cumpla con estos requisitos


será también una herramienta valiosa para la determinación de programas de
evaluación, sentencias y otras asistencias o intervenciones. Si los riesgos y
necesidades se pueden

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medir apropiadamente al comienzo y en períodos posteriores, reflejaránlos cambios


que hayan ocurrido durante la intervención y será posible estimar la efectividad en
ambas formas, a través del cambio en los niveles de riesgo/necesidad y por compara-
ción de las medidas esperadas y reales, tales como la reincidencia. Los investigadores
también pueden utilizar los resultados con el fin de comparar ejemplos de delincuentes
con la población más amplia de delincuentes, por ejemplo, para generar grupos de
control, u obtener información de antecedentes para la prevalencia de características y
comportamientos entre la totalidad de la población de delincuentes…”43.

5.2 La utilidad y los beneficios de un sistema de estas características

5.2.1 La incidencia de la evaluación por riesgos en la determinación de la senten-


cia. Sentencias Comunitarias vs. Custodia

Tal como fuera mencionado, ante determinado nivel de riesgo, en términos de la literatura
What Works, es más eficiente el abordaje comunitario que el que se efectúa en espacios
de custodia44. En este sentido nos es ineludible detenernos en las sentencias comunitarias.
En general, suele entenderse por este tipo de penas aquellas por las cuales el castigo se
impone en la comunidad o bien fuera de la prisión. Ello no es enteramente así, pues con
esas características deberíamos considerar la multa 45 como paradigma de aquello. Sin
embargo, y en consonancia con el pensamiento del filósofo del derecho Joel Feinberg 46,
estas últimas no logran cumplir los estándares exigidos por la sociedad para expresar el
reproche a esa acción disvaliosa, ya que, por ejemplo, éstas, a diferencia de una condena
de prisión, no hacen demasiado para evitar o prohibir acciones incorrectas y tienen carac-
terísticas, en sus términos, misceláneas.

En tal inteligencia, la discusión relacionada a este tipo de penas, en general suele agotarse
43
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASys Report 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002. La traducción nos pertenece.
44
En otras palabras, la prisión funciona (en términos de preventivos) para delincuentes violentos e reincidentes,
pero a las claras no es la respuesta para aquellas personas a quienes se las castigaría con una pena de prisión corta.
45
Su sentido aquí lo utilizaremos como cierta privación de la propiedad del delincuente, en términos de castigo.
46
En la obra, “The Expressive Function of Punishment” de 1965, Feinberg a firma que el castigo tiene una función
expresiva “Punishment, on the other hand has an expressive function: a) “conventional device for the
expression of attitudes of resentment and indignation, judgments of disapproval and reprobation”; b)
“symbolic significance” (Paginas 73 y74), y afirma que dadas nuestras convenciones sociales la condena es vista y
entendida como dolor y duro tratamiento, pero siempre debe existir un correlato entre el hecho desaprobado y el
castigo impuesto. Given our conventions, of course, condemnation is expressed by hard treatment, and the
degree of reprobation of the former. Still, this should not blind us to the fact that it is social disapproval and its
appropriate expression that should fit the crime, and not hard treatment (pain) as such. Pain should match
guilt only in so far as its infliction is the symbolic vehicle of public condemnation.”(Pag. 89).

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en lo que conocemos como probation47, entendida ésta como aquella pena que permite al
ofensor no perder su libertad en tanto cumplimente ciertos requerimientos exigidos por la
autoridad judicial competente, y que conlleva una supervisión por un servicio especiali-
zado y autorizado para ello.

De un tiempo a esta parte, en el mundo anglosajón, especialmente en Inglaterra, a partir


del dictado de las leyes Criminal ServicesAct 2000 y Criminal JusticeAct 2003, se co-
menzaron a discutir otras penas, tales como las órdenes de libertad bajo monitoreo elec-
trónico o bien, las órdenes de sentencia comunitaria 48. En sí, la lógica y el concepto de la
probation ha sido desplazado por el de sentencias generales comunitarias49, que pueden
ser impuestas hasta 3 años, y a esta puede añadirse un catálogo de doce medidas 50 (con
posibilidad de ser combinadas) como ser: trabajo no remunerado, actividades específicas,
programas especiales, prohibición de determinadas actividades, toque de queda (de 2 a 12
horas diarias en general monitoreados electrónicamente), exclusiones de concurrencia a
determinados lugares, residencia especifica, tratamientos de salud mental, rehabilitación
o programas específicos de drogas y alcohol, supervisión y atención específica.

Tal como puede apreciarse, este catálogo penal conjuga criterios o finalidades de pena
que hacen a la aplicación de un castigo, a la posibilidad de gestación de un cambio, la
necesidad de control y por supuesto, la oferta de ayuda.51
Intuitivamente, uno creería que estos 4 pilares resultan claves y fundamentales a la hora
de pensar una alternativa al encarcelamiento, máxime si se habla de delitos que no poseen
reincidencia o no cuentan con características violentas, ya que general es una opción real
de devolver (en cierta medida) el mal ocasionado a la comunidad y al mismo tiempo,
cumple el fin y efecto de reducir el delito52. Sin embargo, muchas veces la opinión pública
47
El concepto de Probation, proviene del latín, probatio o probare, que implica pruebas. Tiene raíces históricas
en la práctica de la tregua judicial. En el derecho común inglés, antes del advenimiento de la democracia, la
justicia podía temporalmente suspender la ejecución de una sentencia para que un acusado pudiera pelar ante el
monarca de un indulto. La Probation se desarrolló por primera vez en los Estados Unidos cuando John Augustus,
conocido como el padre de la misma, como ciudadano de Boston, persuadió a un juez en 1841 (año en que regía
la prohibición de consumir bebidas alcohólicas) para darle la custodia de un condenado por ebriedad por un
breve período y luego ayudó a que apareciera el hombre rehabilitado para el momento de la sentencia. Para
1858, Augustus había dado libertad bajo fianza de 1.946 hombres y mujeres. Un año más tarde, en homenaje a
Augustus, se promulgó la ley de libertad condicional en Massachusetts, lugar de su nacimiento. En lo que a
Inglaterra concierne, si bien existe evi- dencia de su uso en tiempos anteriores, su origen podemos situarlo en
1907. Véase: Probation Journal: The Journal of Community and Criminal Justice y National Association
of Probation Officers (UK).
48
Este tipo de pena incluía la reparación indirecta supervisada por el Servicio de Probation.
49
Antes del 2003, conocidas como órdenes de rehabilitación comunitaria.
50
Sobre este punto, véase Blanco.E, “El sistema de Ejecución Penal en Inglaterra y Gales”. Revista de Ejecución
de la Pena Privativa de la Libertad y el Encierro N° 5. Ed. Fabián J. Di Plácido. ISBN: 1850-1338. Buenos Aires, 2011.
51
HM National Probation Service,“AnnualReport 2008”, HM NPS, Londres, 2008.
52
Todo ello, sin detenernos en la abultada reducción de costos económicos. En Inglaterra, el costo anual de man- tener
una persona en prisión oscila en las 35.000 libras

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considera demasiado suaves (al menos en Irlanda del Norte o Inglaterra y Gales) a este
tipo de penas, y aparece nuevamente cierta sensación de fracaso frente a sistema criminal
o de justicia53. En otras palabras, el umbral social del castigo merecido exige prisión, qui-
zás porque sea el fiel sentir, o bien por qué el resultado de una solución mental y cultural
más veloz y conocida. Pero ello escapa a los fines del presente artículo.

Como corolario, a partir de su instalación, este tipo de sentencias otorgaron la posibili-


dad de funcionar como alternativas reales al encarcelamiento54 y crean conciencia de la
necesidad de dar una segunda oportunidad para los ofensores y sus familias, generando
el doble efecto de evitar la desocialización que implica el sistema de encierro y por otro
lado, lograr la aceptación de los infractores penales y sus familias en la comunidad. A su
vez, fomenta la acción a la comunidad para apoyar la rehabilitación y la reintegración de
quienes hayan cometido un ilícito en la sociedad.

5.2.2 Posibilidad de manejar55 la ejecución de las sentencias. Incapacitación vs.


Prevención. Duración de las penas.

Una vez determinada la sentencia, y tal como se explicara en los parágrafos que ante-
ceden, los puntajes de riesgo generados por las herramientas de clasificación de riesgo
permitirán categorizar el manejo de las sentencias que le fueran asignadas al condenado.
En consecuencia, la asignación de recursos por parte de los organismos encargados de
ejecutar las penas serán, a las claras, más eficientes, pues significa perfeccionar y justifi-
car con mayor precisión la elegibilidad de los participantes a programas y servicios.

Ahora bien, la planificación de las intervenciones, nos lleva a indagar sobre los tiempos
de duración de las sentencias. Ha sido demostrado que sentencias largas, fuera de los
efectos de incapacitación, no tienen en sí efectos positivos en la reducción de reinciden-
cia. Es decir, frente a determinados delitos lo que funciona son las penas de corto plazo,
es decir aquellas que no superan el año. Aún más es el tiempo de detención mientras dura
el proceso y tal como mencionáramos previamente, lejos estamos de suponer una
adecuada intervención para estos sujetos56.

53
Los representantes llevan a las comunidades que los eligieron consultas respecto al funcionamiento del sistema
para obtener información sobre la sensación de éxito de los mismos y evaluar si existe cierta descon fianza al sis-
tema, que de modo alguno conlleva a la gestación de grietas que hacen difícil en el sentir público que ha de estar
protegidos y seguro.
54
Han operado y operan como una solución a las altas tasas de encarcelamiento que han sufrido la mayoría de los
Estados.
55
Si bien el término utilizado no es el más adecuado en atención a los criterios de nuestra lengua, lo consideramos
pertinente para tratar de respetar el acuñado en el medio anglosajón.
56
Son conocidas las voces que afirman que la prisión preventiva opera como condena real y social.

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En este sentido, podemos afirmar que las condenas de largo plazo generan efectos ne-
gativos en términos de reincidencia, pues se ven más afectadas las barreras sociales y la
posibilidad de obtención y mantenimiento de trabajos estables.

Recordemos que existe cierta evidencia que nos dice que la prisión puede prevenir que
algunos individuos no cometan futuros delitos, especialmente aquellos contrabajos esta-
bles o relaciones, puesto que tienen mucho más que perder a partir de su encarcelamiento.
Estudios relacionados con el costo del crimen han logrado cierta evidencia tendiente a
demostrar que frente a costos tangibles y no tangibles del crimen, el encarcelamiento de
delincuentes de alto y serio riesgo puede representar cierto valor en dinero en el corto pla-
zo, pero los costos tienden a incrementarse respecto de los beneficios cuando los delitos
son de menor envergadura y se trata de ofensores no reincidentes.

Finalmente, podemos concluir que en lo que atañe a prevención especial (que es lo que
nos interesa a los fines de reducción de reincidencia), importará más la intervención tanto
cuantitativa como cualitativamente, que la sanción en sí. Pero a los fines pretendidos en
este artículo, nos queda aún pendiente saber qué resulta menos costoso en términos de
dinero público.

Al respecto, si bien la información es escasa, podemos tomar como referencia un estudio


realizado en Inglaterra, en el año 2007, por parte del Matrix Knowledge Group, que logró
evidenciar que las sentencias comunitarias, sean monitoreadas electrónicamente o no,
representan menor costo que el comparado a prisión. Por su parte, tampoco encontraron
diferencias sustanciales a nivel estadístico en los costos de las intervenciones comunita-
rias (y su control) con los programas cognitivos desarrollados en prisión.

5.2.3 El factor etario. Adultos vs. Jóvenes

Distintos estudios longitudinales, han demostrado que la delincuencia comienza en la


temprana adolescencia. Un estudio por la Universidad de Edinburgo, del Centro de De-
recho y Sociedad (Centre for Law and Society, Edinburgh Study of Youth Transitions and
Crime57),ha demostrado que a los 14 años (el 52% de los Jóvenes) se produce el pico más
alto de comisión de delitos (hasta cuatro delitos), descendiendo fuertemente a los 17 años
y quedando sólo un 5% que en la entrada adultez persisten en el crimen.

Se ha comprobado, también,la relación entre la edad y el delito. La misma es interpretada


como un reflejo de cambios biológicos, de contexto social, actitudes y circunstancias de
57
Smith.D, “Social Inclusion and Early Desistance from Crime”. ESYTC. Edinburgo, 2006.

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vida y eso puede influir fuertemente en la motivación a desistir de la comisión de ilícitos.


La Universidad de Cambridge realizo un estudio relacionado con el Desarrollo de la De-
lincuencia, mediante el cual se midió el comportamiento de 411 hombres de clase social
trabajadora en South London desde los 8 a 46 años. La mayoría de estos desistieron del
crimen cerca de los 28 años. En consecuencia, podemos afirmar que la mayoría de los
ofensores desisten del crimen al tiempo que cumplen entre 25 y 35 años.

De allí, que a la hora de pensar en esta problemática debemos analizar el factor etario y
su relación al riesgo de reincidencia. En consecuencia, una buena forma de prevenir la
reincidencia en este colectivo es a través del diseño deintervenciones tanto comunita-
rias como de custodia que promocionen el desarrollo personal y el comportamiento de
los jóvenes, tomando en consideración especiales circunstancias que son particularmente
relevantes para este colectivo, tales como: la importancia del contacto con la familia y
las personas que deben cuidar de ellos y la influencia de los padres –y de la presión que
ellos ejercen- sobre sus conductas. Asimismo, debe contemplarse la impulsividad y la
proyección en el corto término que caracteriza a las personas no adultas, por su
inmadurez emocional.

Por cierto, la literatura psicológica nos sugiere que el período asociado al crimen en la
mujer se detiene en general a una edad más temprana respecto que en los hombres.

Esto puede explicarse también en las razones que tanto hombres y mujeres otorgan a la
hora de explicar porqué abandonan sus “carreras” criminales. Las mujeres tienden a ofre-
cer58 argumentos morales y razonamientos utilitarios a la hora de explicar su desistimien-
to en la comisión de ilícitos. En general enfatizan en la importancia de ciertas relaciones
como pueden ser, cuestiones relacionadas a victimización59, cambios en las relaciones con
sus padres, asunción de responsabilidades maternas o de pareja y obviamente, abandono
de compañías y relaciones delictivas; mientras que los hombres, por su parte, tienden a
justificar su desistimiento en decisiones personales y proyectos propios.

Existen evidencias suficientes que demuestran que los jóvenes están en condiciones de
cam- biar su manera de comportarse, adaptándose a las pautas esenciales de convivencia
social y ello puede lograrse con políticas basadas en la asistencia –necesidades- y control –
riesgos-, máxime en lo que atiende al control de sus impulsos y el abuso de los
estupefacientes y el
58
Estudio en Escocia 2000-2001, se entrevistó a 20 mujeres y 20 varones.
59
En nuestro medio, resultan frecuentes los casos de homicidio al cónyuge victimario de violencia doméstica y de
género. Muchos de estos casos, terminan por resultar en el homicidio del victimario, pero esto no necesariamente
indique que esas mujeres son pasibles de matar a otras personas, sino que las características personales dentro de ese
contexto y subyugamiento conllevan a la comisión del ilícito descripto.

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alcohol, la reducción de la conflictividad y la violencia. Una vez, abordadas estas cuestiones


podemos concentrarnos en efectivizar sus capacidades educacionales y laborales.

En breve, queda por destacar que el abordaje de esta problemática excede la respues-
ta sancionatoria, debiendo abordarse multisectorialmente, evitando que las prisiones se
transformen en el primer contacto institucional de estas personas. El estado debe acom-
pañar los procesos propios de maduración, transición, cambios de estilo de vida y relacio-
nes de este colectivo, y las intervenciones deben ser integrales, abordando las múltiples
necesidades

5.2.4 Intervenciones: De la necesidad al gerenciamiento de soluciones

El Ministerio de Justicia Inglés ha desarrollado un nuevo compendio de estadísticas de


reincidencia y análisis de las mismas, bajo la finalidad, tal como se desprende del do-
cumento, “de responder a una serie de cuestiones estadísticas que no están cubiertas
en las publicaciones de reincidencia existentes… El enfoque de la publicación radica
en contestar las preguntas más frecuentes por parte de los medios de comunicación y
los profesionales, y muestra la eficacia de las diferentes sentencias que se imponen, las
cifras de reincidencia de personas privadas de su libertad, el desglose detallado de los
materiales publicados, y series de tiempo de reincidencia a largo plazo y las compara-
ciones internacionales”60. Los datos comprendidos, son el resultado de una encuesta que
permite el análisis detallado del comportamiento de los infractores penales en términos de
riesgo de reincidencia de acuerdo a sus experiencias tempranas de vida, situación previa
al encarcelamiento, educación y empleo, consumo de sustancias y necesidades de salud
física y mental.
Instrumentos como el mencionado contribuyen a enfocar políticas multisectoriales con
mayor seriedad y, por consiguiente, con metas precisas que hagan efectivas las interven-
ciones elegidas. Asimismo, permiten evaluar con mayor eficiencia y economía los recur-
sos que serán necesarios para llevar a cabo los objetivos propuestos.

Así, podremos plantearnos determinado riesgo de reincidencia y, a partir de ello, arbitrar


las medidas necesarias para reducirla y facilitar el desistimiento del delito.

Tanto así, que como contracara permitirá diseñar políticas específicas para abordar pro-
blemas transversales y, luego, intervenciones que atiendan a necesidades y riesgos espe-
cíficos, ya sean para determinado colectivo o bien respecto de determinada persona.

60
Ministry of Justice UK, “Surveying Prisoner Crime Reduction (SPCR), Londres, 2012.

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Veamos, someramente, algunas conclusiones arrojadas por la encuesta de marras 61.

Respecto a vivienda y contexto familiar:


a. El 60% de los encuestados respondieron que el hecho de tener una vivienda, im-
plicaría su desistimiento del delito. (De este porcentaje, 63% de los que respon-
dieron esto, habían sido previamente condenados). El 79% de los que informaron
estar en situación de calle (homeless) antes de la condena, fueron recondenados
en el primer año con posterioridad al egreso.

b. El 24% declaró que había estado de atención estatal en algún momento de su in-
fancia. Aquellos que habían estado en atención, eran más jóvenes al momento de
la primera detención, y eran más propensos a ser recondenados en el año después
de la liberación de custodia de los que nunca había estado en la atención.

c. Muchos de los encuestados habían sufrido malos tratos (29%) o violencia do-
méstica (41%) cuando eran niños. Aquellos que informaron haber sufrido abu-
sos o violencia cuando eran niños eran más propensos a ser recondenados en
el año después liberados que aquellos que no transcurrieron por esas experien-
cias.

d. El 37% de los encuestados informaron tener miembros de la familia que habían


sido declarados culpables de un delito, de los cuales el 84% había estado en la
cárcel, en una institución de jóvenes delincuentes o en un reformatorio.
Los internos con algún miembro de la familia condenado, eran más propensos a
ser recondenados en el año siguiente a su liberación de los que no tienen familia-
res bajo el sistema criminal.

Respecto a la discapacidad y problemas de salud:


e. Puede considerarse que estimativamente, el 36% de los encuestados tienen una
discapacidad o problema de salud. De los examinados, el 18% sufre ansiedad
y depresión, el 11% algún tipo de discapacidad física, y el 8% con ambos62.
El 34% (55% mujeres y 34% varones) de la misma muestra respondió afirmati-
vamente cuando se les preguntó si pensaban que tenían alguna discapacidad o
problema.63No se han observado diferencias en la tendencia a reincidir durante
61
Ministry of Justice UK, “Surveying Prisoner Crime Reduction (SPCR), Londres, 2012.
62
La razón por la que la suma no da 36%, es debido al redondeo que se efectúa. Citado en Cit. Íbid.
63
Al respecto, se exhibió una diferencia entre la población con y sin discapacidad. Los presos con discapacidad
eran más propensos a informar: a. el haber consumido drogas y manifestar la necesidad de un tratamiento o
bien, el mero apoyo a un problema de drogas o alcohol; b. haber experimentado abuso o violencia infantil; c.
no contar

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el primero y segundo año desde liberados entre las personas con discapacidad o
sin discapacidad. El enfoque ha de estar en los programas dentro de la prisión.

Respecto al trabajo y la educación:


f. El 13% de los encuestados no informó haber tenido un puesto de trabajo.
Alrededor de un tercio (32%) informó estar en un empleo remunerado en las
cuatro semanas previas a la custodia, y el 63% de ellos, que ya había perdido el
trabajo o que lo perdería por el solo hecho de estar en prisión.
La divulgación de antecedentes penales también se informó como un disparador
para la pérdida de empleo.

g. En promedio, los encuestados que habían trabajado alguna vez informaron haber
recibido un salario bajo en comparación con la población en edad de trabajar64.

h. El 48% de los encuestados informó que necesitaban ayuda para encontrar un tra-
bajo al momento del egreso. El41% ayuda con educación y el 40% capacitación
para mejorar las habilidades relacionadas con el trabajo. El 68% convino en que
tener un trabajo le ayudaría a desistir del delito.

i. Las actitudes de los encuestados hacia el aprendizaje y la educación mostró que


claramente entienden el valor de la educación, y estaban dispuestos a aprender.
Sólo uno de cada diez encuestados pensaban que “el aprendizaje no es para
gente como yo”.

j. Tanto el haber trabajado en el año anterior a la custodia y la posesión de una


cualificación educativa se asociaron con una menor probabilidad de reincidencia
en el año posterior al egreso que el hecho de estar desempleado y no tener un
título (40% frente al 65%,y 45% en comparación con 60%, respectivamente).

k. El haber sido titular de beneficios sociales 65 en el año anterior a la custodia se


asoció con una mayor tasa de reincidencia en el año después de su liberación
(58% frente al 42% para aquellos que no disfruta de las prestaciones).

con vivienda antes de ser condenados; d. que necesitan ayuda para encontrar un trabajo. Sin embargo, no eran
más propensos a ser recondenados en el primer y segundo año después de liberados que a los presos sin
discapacidad. Cit. Íbid.
64
250 libras semanales los hombres y 164 libras semanales, las mujeres. Cit. Íbid.
65
Por ejemplo, Jobseeker’s Allowance (JSA), Incapacity Benefit (IB), Severe Disablement Allowance, Disability
Living Allowance, Income Support and National Insurance credits only.

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Podemos apreciar que si bien intuitivamente cualquier persona preguntada sobre posibles
necesidades que afecten la inclusión social de las personas que han estado privadas de
libertad pueda identificarlas sin mayores inconvenientes, lo cierto es que resultados como
los expresados con antelación permiten trabajar seriamente, brindando posibilidades me-
todológicas y económicas reales, que permitan al mismo tiempo justificar con base sólida
las políticas a desarrollar y por sobre todas las cosas, otorguen un horizonte confiable del
gasto o en este caso, inversión, de los recursos para hacer frente al delito.

Creemos que así puede construirse un sistema sólido de respuesta social al problema del
delito y su desistimiento. Porque con lo expuesto hasta aquí ya podemos observar que es
necesario buscar más de una respuesta al problema del castigo, pues la prisión tal como la
entendemos y hacemos uso, sólo puede brindar respuestas suficientes de incapacitación
para casos de riesgo extremo (que en general son un porcentaje reducido de las poblacio-
nes penales), quedando el resto de los riesgos medios y bajos acaparados por la misma
solución, que no hacen más que deteriorar la socialización de los sujetos e incluso, agre-
gar un factor más severo y estático, como es el haber estado en prisión.

Veamos por último, algunas herramientas que permiten desplazar ciertos paradigmas y
hacernos pensar al menos de otro modo.

6. Construyendo la posibilidad de concebir una administración de Justicia


Restaurativa

Tal como fuera planteado en los parágrafos que anteceden, queda ahora analizar un mode-
lo de Justicia, que si bien sus orígenes pueden encontrarse en las XII Tablas o bien, en el
mundo germánico – en el código de leyes de Ethelberto Kent-, en la actualidad es conoci-
do como Justicia Restaurativa66, y cada vez son más los países europeos continentales67 y
del commonlaw68 que la han implementado.
En breve, podemos decir que la justicia restaurativa es, según John Braithwaite,»un pro-
ceso en el que todas las partes interesadas afectadas por una injusticia tienen la oportu-
nidad de discutir la forma en que se han visto afectados por la injusticia y para decidir
qué debe hacerse para reparar el daño”. 69 Este proceso requiere e implica un cambio en
la responsabilidad de hacer frente al delito.
66
Se abordará aquí los programas de justicia restaurativa en materia penal y penitenciaria, pero debe advertirse
que los procesos de restauración se están aplicando a muchos contextos, tales como el escolar y laboral.
67
Suecia, Dinamarca, Noruega, España, Bélgica, República Checa, Finlandia, Francia, Alemania, Holanda, Polonia,
Eslovenia, Irlanda, Italia, Rusia.
68
Australia, Canadá, Inglaterra y Gales, Nueva Zelanda, Estados Unidos de América.
69
Braithwaite. J, “Restorative Justice and De-Professionalization”. The Good Society, Volume 13, No. 1, 2004.

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Consiguientemente, la justicia restaurativa tiene como metas fundamentales, por un lado,


que las víctimas que estén de acuerdo en participar en estos procesos puedan realizarlo de
forma segura y con miras a resultados satisfactorios, y por otro, que el ofensor entienda
en toda su magnitud cómo su acción ha afectado a la víctima y a los demás, asumiendo en
consecuencia la responsabilidad de los resultados de su acción y se comprometa a realizar
la reparación correspondiente.

Para ello, se prevén medidas relativamente flexibles, que son acordadas entre las partes y
tienen como fin y siempre que así sea posible, reparar el daño causado, haciendo hincapié
en las causas que originaron la infracción. De esta forma, se hace posible realmente la (re)
integración social, puesto que se comprenden las razones del comportamiento ofensor, y
a su vez, la víctima puede desahogar el dolor generado por el ilícito.

Para lograr aquello, los documentos relacionados a Justicia Restaurativa, suelen agrupar-
los procesos en distintas fases:

F1. Encuentro entre las partes, es decir, el ofensor, la víctima, la comunidad y cualquier
otra parte que estuvo involucrado en el crimen inicial.
F2. Modificación del status quo del delito, es decir el ofensor adopta (y ejecuta) las medi-
das necesarias para ayudar a reparar el daño causado.
F3. Restauración de la víctima y el ofensor: esta acción también involucra a la comunidad
y otros que estuvieron involucrados en el crimen inicial.
F4. Etapa de inclusión que proporciona la oportunidad abierta para ambas partes a parti-
cipar en la búsqueda de una resolución.

Los procesos de justicia más utilizados y eficientes70, son:

a. Mediación víctima-ofensor: Este proceso surge como consecuencia de un caso


ocurrido en 1974 en Canadá, cuando un tribunal alternativo en Kitchener (Onta-
rio) reunió a dos acusados de vandalismo con todas sus víctimas.
Básicamente, este proceso consiste en una reunión, en presencia de un mediador
(especialmente capacitado para ello), entre la víctima y el ofensor. Este sistema se
concentra sobre todo en las necesidades de la víctima. Puede operar con antela-
ción al proceso, durante el proceso y también, con posterioridad a una sentencia
condenatoria (incluso, en penas de prisión efectiva). Debe advertirse que esta
práctica suele reservarse para delitos de menor gravedad.
70
United Nations Office on Drugs and Crime, “Handbook on Restorative Justice Programmes”, página 5 y ss. Nueva
York, 2006.

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b. Conferencia Comunitaria y Familiar: Este proceso, si bien está inspirado en


modelo histórico de resolución de conflictos Maorí, se adoptó legislativamente en
primer término para la justicia juvenil en Nueva Zelanda, en el año 1989 y luego
se extendió en Australia del Sur, Sudáfrica e Irlanda.
Este proceso, tiene un círculo más amplio de participantes, puesto que añade per-
sonas conectadas, de una u otra forma, a las partes principales, es decir víctima y
ofensor. (familiares, amigos y hasta incluso, vecinos.). Entre todos, tratarán bajo
la dirección de un profesional, encontrar las razones al crimen cometido, analizar
sus consecuencias, y consiguientemente, elaborar un plan de reparación o restau-
ración.

c. Círculos de Sentencia: En este proceso participan también el juez, abogado de-


fensor, fiscal, agente de la policía, la víctima y el ofensor con sus respectivas fami-
lias, y también los residentes de la comunidad.
Este proceso es un claro ejemplo de justicia participativa, ya que los miembros
de la comunidad pueden involucrarse directamente en la respuesta al delito. El
objetivo común es encontrar maneras más constructivas para responder a los
conflictos en su comunidad.
El resultado del círculo generalmente se presenta al juez y no es vinculante para el
tribunal, quien puede, por ejemplo, adoptar el plan y combinarlo con penas de pri-
sión u otra sanción de la amplia gama de sanciones que existen a su disposición. 71

Este proceso se utiliza predominantemente en Canadá e Inglaterra con resultados


positivos72.

Al respecto, debe destacarse que un estudio meta-analítico 73 relativo a las conferencias


de justicia restaurativa arrojó resultados positivos, encontrando respecto a las víctimas,
mayor capacidad para volver a trabajar, mayores posibilidades de reanudación de activi-
dades diarias, mejores posibilidades de conciliar el sueño, menor sensación de inseguri-
dad y mayor empatía con el ofensor y familia; y respecto a los ofensores, menor abuso de
violencia (verbal o física), reducción de miedos y temores, menor probabilidad percibida
para la comisión de otro delito, y por último, respecto tanto a las víctimas como ofenso-
res, mayor sensación de confianza en los demás; aumento de los sentimientos de confian-
za en sí mismos; reducción de ansiedad.

71
United Nations Office on Drugs and Crime, “Handbook on Restorative Justice Programmes”,página 14 y ss. Nueva
York, 2006. La traducción y adaptación del texto nos pertenece.
72
Miers, D., “An International Review of Restorative Justice, Crime Reduction Research Series”. Paper 10, Policing
and Reducing Crime Unit Home Office. Londres, 2001.
73
Sherman y Strang. “Restorative Justice: The Evidence”. University of Pennsylvania, 2007.

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Vemos así, que bajo estos procesos aparece la posibilidad real de inclusión y demuestra
la capacidad de transformación de la administración de justicia penal y las normas de
política pública.

De allí, que podamos afirmar que estos procesos de justicia restaurativa puedan ser replica-
dos en espacios penitenciarios y post penitenciarias. La finalidad de transmutar los princi-
pios de Justicia Restaurativa tiene que ver más con la idea de asistir a las personas privadas
de su libertad en el proceso de rehabilitación y reintegración a la sociedad. En este sentido,
trabajar en la reparación de la relación entre internos/as y víctimas e internos/as y comu-
nidad, permite entender y abordar las circunstancias que contribuyeron a la comisión del
delito y por consiguiente, establecer criterios en orden a prevenir y reducir la reincidencia.

Muchos considerarán cuanto menos complicado pensar en generar procesos de justicia en


los contextos de encierro74, pero, como veremos, es más simple que obtener regímenes
como los conocidos. Para que una prisión funcione y opere bajo los principios de justicia
restaurativa, solo deben plantearse objetivos simples: buscar que los internos decidan
que quieren encontrar una manera de solucionar o reparar el daño causado y juntarse con
sus víctimas. Para que ello ocurra, el personal penitenciario debe fomentar la responsa-
bilidad en los internos y a su vez, satisfacer las necesidades cotidianas en la medida de
sus posibilidades. Luego, a través de distintas intervenciones y procesos, se podrá llegar
a mediaciones entre las víctimas, círculos de conferencias, etc. Debe advertirse además,
que toda acción debe estar enmarcada en un programa genérico de reducción de violencia
y estrategias transversales orientadas a fomentar el dialogo y la comunicación tanto entre
el personal penitenciario como de las personas privadas de su libertad, y de ellos entre sí.
Todo ello, bajo la finalidad de reemplazar o sustituir las formas de violencia que existen
en modos de solución pacíficos de los conflictos.

A modo de ejemplo, cabe mencionar entre muchísimos otros, una prisión situada en Pens-
ylvannia, Estados Unidos, que ha adoptado procesos de justicia restaurativa en su sistema
y ha demostrado reducir significativamente la reincidencia y los conflictos internos dentro
de las prisiones.

En tal inteligencia, si bien aún no ha pasado tiempo suficiente para que exista evidencia
robusta de los efectos de las prácticas de justicia restaurativa en materia penal y peni-
tenciaria, estudios han demostrado que existen reducciones modestas y significativas en
relación a la reincidencia.
74
Los argumentos contrarios se centran, predominantemente, en que la justicia restaurativa se construye desde
una base comunitaria y además, porque el medio penitenciario se presenta a veces y a priori como hostil para
efectuar estos abordajes.

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7. Consideraciones Finales

El presente artículo lo hemos realizado alrededor de una cuestión de gran relevancia hoy
día: ¿Es posible reducir la reincidencia criminal? Podemos concluir, llegados a este pun-
to, que es posible lograr ese objetivo.

A pesar de todo lo que se dice al respecto, tanto a favor como en contra, los estudios
serios sobre criminalidad llevados adelante en varios países del mundo demuestran que,
con políticas públicas coordinadas y reforzadas, pueden reducirse los índices de
reincidencia y, consecuentemente, prevenirse el delito y protegerse al público.

Ahora bien, esos mismos estudios e investigaciones demuestran que no cualquier acción
es suficiente para lograr esos objetivos, sino que las acciones deben establecerse estraté-
gicamente bajo una política criminal que, entre otras, deba poseer las siguientes caracte-
rísticas:

a) Ser multisectorial.
b) Ser efectiva y eficiente.
c) Aborde el tratamiento de las personas tanto dentro como fuera de la prisión.
d) Basarse en las nociones de riesgo y necesidad.
e) Establecer objetivos de sentencia claros y precisos.
f) Tener basamento en el principio de responsividad y responsabilidad.
g) Adoptar en las diferentes esferas del proceso penal y cumplimiento de la pena, los
institutos derivados de la noción de justicia restaurativa.
h) Fomentar la participación proactiva de la sociedad en las soluciones relacionadas
al delito.

El establecimiento de políticas públicas racionales que aborden de forma completa el


tránsito de la persona dentro del sistema de justicia criminal y que se basen en los princi-
pios anteriormente mencionados permitirá reducir, efectiva y eficientemente, los niveles
de reincidencia criminal.

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Sistemas penitenciarios en el derecho comparado

Introducción

La comparación de sistemas jurídicos en países con realidades muy diferentes supone un


ejercicio que no es ajeno a los esfuerzos desarrollados por disciplinas como la Política, el
Derecho, la Criminología, la Filosofía, la Psicología, la Historia y la Sociología, entre otros.

Ahora bien, en relación a la temática que abordaremos, debe esgrimirse que la función de
las prisiones y la finalidad de la pena han variado a lo largo del tiempo, y ambas no han
sido ajenas a los distintos cambios de perspectivas político criminales. Desde la concep-
ción de guarda y custodia, hasta el advenimiento de la criminología crítica y las políticas
criminales abocadas a castigar de manera más severa el delito, la función y finalidad de
las prisiones han sido un tema de vital importancia en el ámbito de la ejecución de la
pena; más aún cuando, y como resultado de la corriente denominada Nothing Works, se ha
instalado la sensación de que las prisiones no son lo suficientemente eficaces para modifi-
car la conducta, reducir la reincidencia y garantizar la seguridad pública. Esta situación en
algunos casos llevó a una pauperización de los sistemas correccionales e inevitablemente
a un deterioro en la concepción sobre las funciones del sistema de prisiones.

Sin embargo, una nueva mirada sobre la persona, atenta a sus específicas necesidades,
dio lugar al desarrollo de una nueva concepción criminológica, denominada What Works.
Esta nueva corriente, basada en estudios derivados de las ciencias sociales y utilizando
diversas herramientas estadísticas, y econométricas, entre otras, logró identificar distintos
factores que inciden en la reincidencia criminal y consideró que ciertos programas, dis-
positivos y acciones habían dado resultado a la hora de reducir el delito. De esta manera,
se comenzó a concebir a las prisiones como un verdadero instrumento de protección pú-
blica, obligando a los diferentes sistemas penitenciarios a generar programas eficientes y
eficaces de tratamiento para las personas allí alojadas, de forma de incidir en la reducción
de la reincidencia y, por ende, del delito.

Esta postura no ha sido incorporada por todos los sistemas, pero actualmente, tal como se
verá, muchos programas están encarando las modificaciones pertinentes para incorporar
los lineamientos del What Works.

El objetivo de este trabajo comparativo es estudiar cómo se concibe y ejecuta la pena en


diferentes sistemas penitenciarios. Con este fin, se desarrollarán los aspectos más significa-
tivos del régimen de la ejecución penal en los sistemas legales de diversas partes del
mundo.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Claro está, que este trabajo no pretende constituirse en un verdadero estudio integral de
derecho comparado, sino sólo en un esbozo empírico con una determinada pretensión
conceptual tendiente al mejor funcionamiento de nuestro sistema de ejecución de penas.

Por otra parte, el funcionamiento de las prisiones presenta matices que resulta importante
analizar. Muchos de los países que se han seleccionado se rigen por una inspiración dis-
tinta y tanto sus culturas como su legislación y el funcionamiento de sus cárceles revelan
discordancias que es interesante destacar.

El análisis permitirá desarrollar propuestas coherentes con la situación real del sistema y
pasar, finalmente, a un derecho aplicado que permita el mejoramiento de las condiciones
de detención al interior de los establecimientos penitenciarios.

1. Canadá

El sistema de prisiones de Canadá es administrado por el Servicio Correccional de Ca-


nadá (SCC), organismo bajo la órbita del Ministerio de Seguridad Pública y Protección
Civil, mientras que los gobiernos provinciales están a cargo de las instalaciones provin-
ciales, institutos de menores, etc. El alojamiento de condenados a dos o más años se lleva
a cabo en los centros penitenciarios federales. 1

En el presente estudio nos abocaremos al sistema federal SCC, quedando a cargo de los
sistemas regionales la administración de las penas menores a los dos años.

El SCC tiene tres niveles de jerarquía. El superior es el comisario, que se encuentra en la


capital Ottawa. Le sigue el nivel regional, con cinco sedes, ubicadas en Moncton, Laval,
Kingston, Saskatoon, y Abbotsford. Finalmente, en el tercer escalafón está el nivel local
o institucional.

Muchos de los centros penitenciarios de Canadá fueron construidos en los años 1960 y
1970. En 2007, un estudio encargado por el ministro de Seguridad Pública examinó su
funcionamiento, las cuestiones relacionadas con el envejecimiento de la infraestructura
y los costos de mantenimiento. La revisión encontró que muchos centros penitenciarios
eran inadecuados para la gestión de las poblaciones de internos y recomendó que los más
antiguos y menos eficientes sean reemplazados por nuevas instalaciones.2

1
Roth Mitchel P. Prisons and Prison Systems, United States of America, 2006, Pág. 53
2
http://www.oag-bvg.gc.ca/internet/English/parl_oag_201405_04_e_39335.html

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Revista de Criminología - Número I - Año

El SCC, como la mayoría de los servicios de prisiones, no ha estado exento de reformas.


En febrero de 2008 se creó un equipo de trabajo para dar respuesta rápida a situaciones
que lo ameritaban y que a su vez tuviesen un efecto duradero en la seguridad pública. El
programa de transformación abarcó los siguientes temas:

• Fortalecer las obligaciones de los internos.


• Mejorar el control de ingreso de drogas y otras sustancias prohibidas a los estableci-
mientos penitenciarios.
• Mejorar las intervenciones en los programas de tratamiento.
• Renovar la infraestructura carcelaria.

a. Función del Sistema de Prisiones

La Política correccional de Canadá se basa en la rehabilitación en lugar de la retribución


y el encarcelamiento se considera una medida punitiva de último recurso. 3

El SCC gestiona instituciones de diversos niveles de seguridad y supervisa la libertad


condicional en la comunidad, aunque la decisión sobre la puesta en libertad de los inter-
nos depende de la Junta Nacional de Libertad (Commission Nationale des Libérations
Conditionnelles - CNLC).

Como se dijo, el SCC es responsable de la preparación de los internos que serán analiza-
dos por la CNLC y el monitoreo hasta que hayan cumplido la condena. En el periodo
2003-2004 se otorgó la libertad condicional a 7875 internos según lo establecido en la
Correctional and Conditional Release Act.

La función del SCC se focaliza en diversos puntos. Uno de los principales es la adecuada
gestión de la población penal con el fin de garantizar la seguridad pública (una cuestión
primordial del sistema penitenciario canadiense).4 La adecuada gestión en la rehabilita-
ción y reinserción constituyen el eje central de la política del SCC.

b. Establecimientos:

En Canadá hay 234 establecimientos penitenciarios. De estos, 57 son administrados por


el SCC y 177 corresponden a las jurisdicciones provinciales.
3
Roth Mitchel P. Prisons and Prison Systems, United States of America, 2006, Pág 53
4
http://www.oag-bvg.gc.ca/internet/English/parl_oag_201405_04_e_39335.html

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

El Centro Regional de Recepción (Centre Régional de Réception CRR) es un estableci-


miento con múltiples niveles de seguridad, ubicado en la región de Quebec. Proporciona
un entorno altamente estructurado para algunos detenidos que no pueden permanecer en
otras unidades, o cuyo nivel de riesgo y necesidades no ha sido determinado, o necesita
una nueva evaluación.

Cuando una persona ingresa en el CRR se toman todas las medidas para retornar lo más
pronto posible a un entorno de máxima seguridad. La duración de la estancia depende
de la evaluación del riesgo planteado por el interno como así también para el personal y
otros internos.

Según la Ley de instituciones penitenciarias y las condiciones de liberación 5 los estable-


cimientos se clasifican en los siguientes niveles:

• Establecimientos de máxima seguridad.

• Establecimiento de mediana seguridad.

• Establecimientos de mínima seguridad.

• Centros Correccionales Comunitarios.6

c. Tratamiento Penitenciario

El tratamiento penitenciario se basa en planes y/o programas correccionales que están


asociados con la conducta delictiva. Los internos que participan aprenden las habilidades
y estrategias necesarias para evitar la reincidencia.

Diseñados para que los infractores se hagan responsables de su comportamiento delictivo


y basados en la investigación sobre prácticas efectivas, los programas ayudan a cambiar-
las actitudes que llevan al delito y a reducir el riesgo, en vista a lograr la reinserción en
la sociedad.

5
http://laws-lois.justice.gc.ca/fra/lois/C-44.6/index.html y http://www.csc-scc.gc.ca/lois-et-reglements/706-cd-fra.
shtml#s9
6
Aunque los Centros Correccionales Comunitarios ( CCC) se clasifican como de mínima seguridad , los internos que
se encuentran allí gozan del beneficio de estar en libertad sujeta a alguna orden de supervisión dictada a largo plazo,
pero no están obligados a cumplir con las normas que tienen los establecimientos de seguridad mínima. (ver DC
714 - Normas para los centros penitenciarios de la comunidad en http://www.csc-scc.gc.ca/text/plcy/ cdshtm/714-cd-
fra.shtml

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Revista de Criminología - Número I - Año

La eficacia de los programas es óptima cuando el contenido y la intensidad se correspon-


den con las necesidades de la persona. Para ello, el SCC debe evaluar pormenorizadamen-
te al interno. Aquellos que necesitan más intervención pueden ser derivados a programas
de alta intensidad; los que necesitan una respuesta más acotada serán atendidos mediante
programas de intensidad moderada y de acuerdo a sus realidades culturales. 7

Los cuatro planes de tratamiento principales se dirigen a:

• Personas de sexo masculino que han delinquido.

• Personas de sexo femenino que han delinquido.

• Personas de sexo masculino pertenecientes a comunidades indígenas que han reincidido.

• Personas de sexo femenino pertenecientes a comunidades indígenas que han delinquido.

Cada uno de los planes se subdivide en programas específicos. El destinado a personas de


sexo masculino que han delinquido, por ejemplo, incluye programas para la prevención de
la criminalidad en general, un programa para la prevención de la violencia, el programa
nacional para agresores sexuales, el programa nacional para drogodependientes, entre otros.

El plan para personas de sexo femenino que han delinquido engloba programas dirigidos
a establecer responsabilidad y compromisos, programas de control de la impulsividad y
auto control, etc.

Los planes de tratamiento para personas pertenecientes a pueblos o comunidades origina-


rias cuentan con programas específicos, destinados a la resolución de conflictos, al con-
trol de la ira y las emociones, al desarrollo de habilidades Interpersonales, de destrezas
de comunicación.

Estos programas incluyen ejercicios que ayudan a los internos a establecer metas, a adop-
tar actitudes sociales positivas y creencias y a adquirir la motivación para seguir sus
planes correccionales. Participan ancianos de diferentes pueblos o comunidades, lo que
permite mantener la cultura y valores de los pueblos originarios, permitiéndoles a los
internos desarrollar sus propios planes de recuperación y el autocontrol.8
7
Las diferencias entre estos dos tipos de programas incluyen la duración de los mismos en cuanto al número de
sesiones, las lecciones y los materiales utilizados. Los programas de alta intensidad son más y tienen más se- siones. A
su vez, para satisfacer las necesidades específicas de los detenidos aborígenes, CSC ofrece una serie de
programas correccionales adaptados a su realidad cultural. Al respecto ver: http://www.csc-scc.gc.ca/processus-
correctionnel/002001-2001-fra.shtml#s1
8
http://www.csc-scc.gc.ca/processus-correctionnel/002001-2001-fra.shtml#s1

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

En el caso de los detenidos que participaron en un programa correccional, se pudo com-


probar que la tasa de reingreso y la reincidencia en general se redujo en un 45% y la tasa
de reincidencia violenta en el 63%.9

Como parte del tratamiento, el SCC cuenta con programas de Justicia Restaurativa (JR),
cuyo proceso se inicia con la solicitud de la víctima. Su objetivo es proporcionar apoyo a
los afectados por la delincuencia (víctimas y/o damnificados),como así también lograr en
los detenidos la capacidad de comunicarse y participar en procesos de promoción del
reconocimiento y asunción de responsabilidad de la reparación del daño.

Se trata de un camino hacia la comprensión, la seguridad y el apaciguamiento, con un


enfoque no controversial y excluido de la idea de punición, centrado en la recuperación
de las víctimas, la responsabilidad del infractor y la participación ciudadana, con el fin de
crear comunidades más sanas y seguras.

En los procesos de justicia restaurativa se ve al delito como una infracción a las personas
y las relaciones, buscando determinar las necesidades de los intervinientes y la manera de
satisfacerlas. Se llevan adelante a través de:

• La mediación entre víctimas y el interno.


• Reuniones grupales.
• Tratamientos colectivos.
Las víctimas tienen la oportunidad de contar su historia, expresar el daño sufrido y en-
contrar respuestas importantes para ellas.

Los infractores tienen la oportunidad de asumir la responsabilidad por sus acciones y


ofrecer explicaciones a los perjudicados.

Se potencia así a las sociedades para lograr un mayor entendimiento de la causa que
originó el delito, permitiendo que sus integrantes expresen y reduzcan sus temores.

d. Población:

Durante el período 2013-2014 el SCC fue el responsable de un promedio de 22.969 in-


ternos, 15.215 de ellos en la jurisdicción federal (en unidades de diferentes niveles de
seguridad) y 7.754 en centros correccionales comunitarios de la comunidad.10
9
Ibídem
10
http://www.csc-scc.gc.ca/publications/005007-4500-2013-2014-fra.shtml

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Revista de Criminología - Número I - Año

2. Holanda

La Administración de Prisiones está a cargo de la Agencia Nacional de Instituciones Pe-


nitenciarias (DJI)11, en la órbita del Ministerio de Seguridad y Justicia.

Dentro de la mencionada cartera ministerial se encuentra la Dirección General de Inspec-


ción Penitenciaria (DJI), que supervisa la actuación en materia penitenciaria y el sistema
penitenciario holandés. Esta Dirección marca las directrices de la DJI.

El trabajo en los establecimientos penitenciarios se orienta a la seguridad, tratamiento y


atención, 24 horas al día y siete días a la semana.

Con miles de empleados, la mayoría funcionarios públicos, también contrata personal de


empresas privadas. La mayoría se encuentra directamente involucrado en la seguridad, la
orientación o el tratamiento de los detenidos mayores o juveniles, como así también con
pacientes con cuidados especiales.

Los principios que rigen la actividad penitenciaria son:

• El principio de resocialización.

• El principio de que una sanción se implementa tan pronto como sea posible después de
su imposición.

• El principio de que la persona encarcelada debe ser sometida a las menores restricciones
posibles.

a. Función del Sistema de Prisiones

En palabras de la misma DJI, este organismo “Contribuye a la seguridad de la socie-


dad a través de la ejecución de penas privativas de libertad y las medidas privativas de
la libertad otorgando a la personas la oportunidad de construir una vida socialmente
aceptable.”12

En esta línea, se puede decir que el sentido de la pena de prisión tiene tres objetivos fun-
damentales:

11
http://www.dji.nl/
12
http://www.dji.nl/Organisatie/ Y Dienst Justitiële Inrichtingen, hereinaft er DJI).Custodial Institutions Agency
Where freedom ends and may be regained Pag. 3

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

1. La pena impuesta muestra que la sociedad no acepta violación de las leyes y norma.

2. Como la mayoría de los delitos implican víctimas, se establecen programas para ayu-
darlas a aceptar y sobrellevar la experiencia por la cual han atravesado.

3. Cumplimiento de la sentencia.

En definitiva, podemos resumir estos tres objetivos en: Sanción, Seguridad y Prevención
de la Reincidencia.13

El tratamiento se realiza de manera individualizada y diferente, con el fin de preparar a la


persona en su regreso al medio libre, incluyendo dentro de sus programas a internos de
otras nacionalidades.

La concepción del servicio de prisiones tiene tres objetivos:

1. Retribución: la sentencia demuestra que la persona no acepta las leyes y reglamentos


que rigen la vida en sociedad.

2. Seguridad de la Sociedad: Las prisiones tienden a garantizar la seguridad de la socie-


dad tendiendo a disminuir la amenaza constituida por el autor del delito.

3. Prevenir la reincidencia: La mayoría de los internos reingresan provenientes del me-


dio libre, realidad que se intenta disminuir mediante la aplicación de programas. El
sistema de prisiones de Holanda ofrece dispositivos orientados a fomentar y fortalecer
las habilidades prácticas, con el fin de lograr el regreso a la vida social. Cuando la
duración de la condena lo permite, si el interno lo solicita puede acceder a cursos de
capacitación en la unidad penitenciaria.

b. Establecimientos

Según cifras de 2013, Holanda tiene 77 establecimientos. De ese total, 51 son prisiones
para adultos; 9 instituciones juveniles (edad comprendida entre los 9 y los 13 años); 4
para inmigrantes ilegales (centros de detención y deportación); y 13 clínicas de interna-
ción (TBS clinics)14

Hay establecimientos penitenciarios cerrados, semiabiertos y abiertos. Cuando una perso-


13
Dienst Justitiële Inrichtingen, hereinaft er DJI).Custodial Institutions Agency Where freedom ends and may be
regained Pag. 2
14
http://www.dji.nl/Organisatie/Organisatiestructuur/

5
Revista de Criminología - Número I - Año

na entra al sistema de prisiones, su alojamiento dependerá de la duración de la pena, junto


con la evaluación del riesgo de fuga y riesgo social. Por lo general, el primer ingreso se
realiza en establecimientos cerrados donde los beneficios son comparativamente escasos
y la seguridad tiene un peso predominante.15

Dentro de las instalaciones de mediana y/o mínima seguridad es donde se aplica más in-
tensamente el programa para el regreso al medio libre, con la posibilidad de que el interno
adquiera un trabajo diurno o asista a programas de formación fuera del establecimiento.

No obstante ello, existen instituciones especiales para quienes reinciden de manera pro-
lífica. En estos casos, la justicia puede determinar el encarcelamiento durante dos años en
una institución para delincuentes reincidentes mediante la imposición de una medida
adicional como el tratamiento psicológico. Estos casos se aplican personas que son decla-
radas culpables de más de 10 delitos dentro de los últimos 5 años. Durante su permanen-
cia, se intenta que el reincidente adquiera un enfoque individual preparado para volver a
la sociedad.

En lo que hace al nivel de seguridad de los establecimientos, existen cinco tipos: de muy
baja seguridad, de baja seguridad, de seguridad media, de alta seguridad, y de máxima
seguridad.16

c. Tratamiento Penitenciario

El programa de reducción de reincidencia se inició en 2002, merced al trabajo conjunto


del Ministerio de Justicia, las autoridades de libertad condicional y del servicio de prisio-
nes. Su implementación fue motivada por las siguientes causas:

1. El alto porcentaje de reincidentes entre los internos (70%).

2. La presión política para reducir la reincidencia y la delincuencia, mejorando así la


seguridad pública.

3. La presión social frente a la delincuencia.

4. Los resultados obtenidos en Canadá e Inglaterra.

15
http://www.dji.nl/Onderwerpen/Volwassenen-in-detentie/Straffen-en-maatregelen/#paragraph1
16
Tak, Peter J.P. “Prison policy, prison regime and prisoners’ rights in the Netherlands under the 1998,
Penitentiary Principles Act”, Radboud University Nijmegen disponible en
http://www.internationalpenalandpenitentiaryfoun- dation.org/Site/documents/Stavern/23_Stavern_Report
%20Netherlands.pdf

5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

5. Los recortes presupuestarios que llevaron a un uso más selectivo de la aplicación de la


libertad condicional (teniendo en cuenta grupos de mediano y alto riesgo).

Todo esto forma parte de un programa más amplio de seguridad puesto en marcha por el
gobierno holandés.

La aplicación de un sistema de riesgo, necesidades y responsabilidades (RNR) permitió


un abordaje integral de la problemática de la persona de manera individual, focalizando
la atención de forma particular y especifica.

La aplicación del sistema de RNR se integra con los programas de capacitación para el
desarrollo de habilidades cognitivo conductuales (COVA), que es la versión holandesa
de ETS (Habilidades de Pensamiento Mejorado).

En 2005 se implementó el ETS- COVA en los Países Bajos y se desarrolló un modelo


de organización que incluyó la garantía de calidad para todas las personas en contexto de
encierro y la sociedad en general.

El primer paso consiste en identificar los factores que intervienen en la comisión del
delito, para luego modificar aspectos tales como la imagen auto- percibida, la conducta
agresiva o la ira. Al momento del ingreso, los trabajadores sociales analizan la situación
económica del interno y su entorno, las necesidades específicas de acuerdo a la perso-
nalidad y el sector de alojamiento. Para aquellos condenados a seis meses o que no re-
presentan un peligro público, la parte final de la condena puede ser cumplida fuera de la
prisión, combinando actividades de trabajo, capacitación, y otras tendientes a evitar que
reincidan, contando con seguimiento mediante dispositivos electrónicos. 17

Otras de las principales líneas del tratamiento se basan en la base de dos criterios objeti-
vos: el tipo de delito por el cual la persona ha sido detenida y la duración de la condena. 18
De este modo los internos son separados en tres grupos. Los primeros son aquellos en
prisión preventiva, luego los condenados a menos de 4 meses, finalmente aquellos conde-
nados a penas superiores a los 4 meses.

La división en estas tres categorías afecta a diversos factores del tratamiento, el programa
de detención y las medidas de seguridad.

17
Dienst Justitiële Inrichtingen, hereinaft er DJI).Custodial Institutions Agency Where freedom ends and may be
regained Pag. 13
18
Tak, Peter J.P. “Prison policy, prison regime and prisoners’ rights in the Netherlands under the 1998, Penitentiary
Principles Act”, Radboud University Nijmegen disponible en http://www.internationalpenalandpenitentiaryfoun-
dation.org/Site/documents/Stavern/23_Stavern_Report%20Netherlands.pdf

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Revista de Criminología - Número I - Año

Para las personas en prisión preventiva, el programa de día se limita a actividades tales
como deportes, recreación, atención religiosa y visitas (incluidas aquellas al aire libre).
Esta categoría debe estar a disposición de los órganos del sistema de justicia penal (po-
licía, fiscalía, tribunales) para un buen desarrollo de la investigación previa al juicio o
juicio en la corte.

Los detenidos a corto plazo reciben un tratamiento básico similar, así como apoyo prácti-
co adicional para prepararse para volver a la sociedad.

Aquellos detenidos a largo plazo reciben el tratamiento básico pero también pueden reci-
bir un programa complementario que consiste en la formación del comportamiento.

El personal penitenciario recibe entrenamiento para estimular internos condenados a lar-


go plazo en la incorporación de programas suplementarios.

El trabajo y la educación no son parte del programa básico y se encuentran disponibles


para los detenidos a largo plazo. En el pasado, el trabajo sí era una parte importante del
programa de tratamiento. Sin embargo, sólo era rentable en una serie de áreas, lo cual
consumía gran parte del presupuesto del servicio. En la actualidad, se ofrece cuando es
rentable o no causa costos a la prisión.

Dentro de estas distintas categorías de internos, la detención es medida de manera fre-


cuente con la seguridad, el alojamiento y el tratamiento, así como el contenido y la inten-
sidad del programa aplicable. Además, es posible adaptar la detención y el tratamiento
en relación a diversos factores de riesgo (como la fuga, evasión, gestión y reincidencia).

La buena conducta es recompensada (más visitas, más actividades), mientras que el mal
comportamiento es desalentado mediante sanciones tales como la restricción de visitas,
entre otras. 19

d. Población

Conforme datos de 2014 la población del sistema holandés es de 10.540 internos 20. El,
5,4% es de sexo femenino, el 1,5% son menores de 18 años, y el 23,2% son mayores. El
39,9% son procesados sin condena.

19
Ibidem
20
Gevangeniswezen in getal 2009-2013| julio 2014, pág. 27 disponible en http://www.dji.nl/actueel/kerncijfers-dji-
2009-2013-verschenen.aspx?cp=93&cs=26181

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

El 53,4% de los reclusos son holandeses de nacimiento, en tanto que un 46,6% ha nacido
en otros países, con cuatro que se destacan sobre el resto: 21 Turquía, Marruecos, Antillas
Holandesas, y Surinam.

3. Suecia

La Administración Sueca de Prisiones y Libertad Condicional (Kriminalvardsstyrelsen)


depende del Ministerio de Justicia. El sistema de prisiones se divide en una oficina central
y seis regiones administrativas, cada una con su propia área de actividad, que se traduce
en una o más ubicaciones para el cumplimiento de penas.

Datos de 2012 muestran que el Servicio sueco de Prisiones y Libertad Vigilada tuvo
un coste total aproximado de 837 millones de euros (7.500 millones de coronas suecas,
SEK). Según datos oficiales del Kriminalvården, durante 2013 el costo promedio por
persona y por día en prisión preventiva fue de 353 euros.

Dentro de las prisiones los costos se abaratan. De esta forma y aunque el coste varía por
los diversos tipos de cárceles que existen en Suecia, el promedio en una prisión normal o
de alta seguridad es de 315 euros por recluso y día. Mientras que en una de baja seguridad
es 200 euros por recluso y día.

En comparación con lo anterior, la asistencia penal sin reclusión es considerablemente


más barata. El coste promedio de las personas en el sistema penitenciario pero no priva-
das de libertad fue de 22 euros por persona y día en 2012.

En las instituciones penitenciarias suecas trabajan cerca de 11.000 personas, un número


que incluye a muchos tipos de perfiles profesionales. El principal lo componen funcio-
narios de prisiones. Seincluye a inspectores de la libertad condicional, conductores de
transporte, maestros, psicólogos, directores de programas, jefes de producción, personal
sanitario, personal de catering, limpiadores, abogados, asistentes y distintas categorías
de gerentes y expertos. Además, el Servicio de Prisiones y Libertad Condicional sueco
emplea grupos de profesionales a través de servicios externalizados22.

21
SIERRA RODRIGUEZ “Manual de Sistemas Penitenciarios de la Unión Europea”, Universidad de Murcia 2012, Pág
34.
22
http://www.kriminalvarden.se/jobba-hos-oss

5
Revista de Criminología - Número I - Año

a. Función del Sistema de Prisiones

El tratamiento penitenciario actualmente es objeto de una serie de experiencias y esfuer-


zos de modernización en el país nórdico, con base en las concepciones de la nueva defen-
sa social. Los fines de la pena no son los de la represión, sino la prevención del crimen y
la reeducación de los delincuentes. La administración penitenciaria sueca tiene un
carácter eminentemente social.

Al respecto, corresponde destacar las secciones 4 y 5 de la Ley de Tratamiento en el ám-


bito del Servicio Penitenciario:

Sección 4: “El tratamiento en el ámbito del Servicio Penitenciario será concebido para
promover la adaptación del interno con la sociedad y contrarrestar las consecuencias
perjudiciales de la privación de la libertad. El tratamiento en el ámbito del Servicio Pe-
nitenciario debería comenzar con medidas que preparen al interno para la vida fuera de
prisión solo en el caso que esto se pueda lograr sin afectar la necesidad de protección de
la comunidad. La salida en libertad será desarrollada sin demoras.”23

Sección 5: “El tratamiento dentro del ámbito penitenciario será planificado y llevado a
cabo a través de una estrecha colaboración entre las varias dependencias del Servicio
Penitenciario y de Probation. En virtud a que el logro de los objetivos del tratamiento re-
quiere la colaboración de otros organismos sociales, la colaboración necesaria será coor-
dinada con los representantes de tales organismos.
La planificación del tratamiento del interno se dará en consulta con el interno. Los parien-
tes cercanos del interno también serán consultados cuando se realice una planificación
conveniente. El interno tendrá la oportunidad de expresar una opinión acerca de cual-
quier medida planificada que lo/la afecte a menos que razones extraordinarias lo hagan
inviable.”24

b. Establecimientos

Actualmente, el Servicio Sueco cuenta con 79 centros; de ellos, 47 corresponden a prisio-


nes y 32 a Centros de Detención Preventiva.25

Existen diferentes establecimientos penitenciarios dentro del sistema. La primera diferen-


cia corresponde a los centros para procesados y para condenados.

23
Ley de Tratamiento en el ámbito del Servicio Penitenciario Sección 4.
24
Ibídem Sección 5
25
International Centre for Prison Studies http://www.prisonstudies.org/country/sweden

5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

En este país las personas menores de 15 años no pueden ser condenadas por crímenes y
los adolescentes de entre 15 y 17 años son poco frecuentes en los centros penitenciarios.

Existen cuatro instituciones especiales para jóvenes (Lulea, Täby, Kristianstad, Hallby y
Boras). La mayoría de los internos oscila entre los 18 y 21 años de edad.

Las mujeres condenadas son alojadas en los centros penitenciarios de Färingsö, Sagsjön,
Ljustadalens Valle, Ringsjön o institución Ystad. Estas representan un poco más del 5%
del número total de reclusos en las cárceles del país. 26

En lo que respecta a las condiciones de seguridad, las prisiones se dividen en tres niveles.

El nivel 1 corresponde a los establecimientos de alta seguridad y con régimen cerrado,


preparados para una población de mayor conflictividad o con riesgo de evasión o fuga.
Se trata de los centros de Hall, Kumla y Saltvik, también conocidos como departamentos
de seguridad.27

El nivel 2 está conformado por Instituciones cerradas con nivel de seguridad inferior. Los
establecimientos de esta categoría pueden tener diferente grado y forma de vigilancia y
control. Algunos tienen muro y valla; otros son centros de tratamiento puros; otros tienen
un contenido mixto.

Finalmente, en los establecimientos de seguridad de grado 3 los controles son mínimos y no


hay mayores medidas de seguridad que las necesarias para el perfil criminológico del interno.

El servicio de prisiones de Suecia establece que cada interno debe estar en el lugar correc-
to y nadie debería tener más supervisión que la necesaria. Es por eso que cada persona es
evaluada con vistas a garantizar su correcto alojamiento.28

c. Tratamiento Penitenciario

Al igual que en Holanda, el tratamiento se basa en una evaluación de riesgo y necesida-


des. Ello contribuye a que la planificación de la pena se ajuste al perfil y necesidades del
interno. De este modo, toda persona que está cumpliendo una condena en la prisión o
está en libertad condicional tiene una planificación personal para la sentencia, tendiente a
determinar las posibilidades de reincidencia. 29
26
http://www.kriminalvarden.se/fangelse-frivard-och-hakte/fangelse
27
http://www.kriminalvarden.se/fangelse-frivard-och-hakte/fangelse/sakerhetsklass
28
Ibidem
29
http://www.kriminalvarden.se/fangelse-frivard-och-hakte/verkstallighetsplan

5
Revista de Criminología - Número I - Año

La planificación del tratamiento consta de dos partes: la investigación y la evaluación.


La investigación o estudio es una amplia revisión de la situación económica y social, de la
educación, la vivienda, la familia del infractor y la existencia de adicciones. En este
contexto, la evaluación de los riesgos y necesidades resulta vital para planificar las inter-
venciones. La planificación es realizada por el personal del Servicio de Prisiones y el de
Libertad Condicional junto con el interno.

Durante su permanencia en prisión la planificación y el contenido del programa son rele-


vantes para el trabajo del interno. Se puede participar en cualquiera de los programas de
tratamiento, formación o trabajo profesional.

La Junta de Procesamiento es la encargada de determinar cómo se está llevando a cabo la


ejecución del tratamiento y la preparación para el futuro regreso al medio libre.

El plan continúa más allá de la obtención de la libertad condicional (se obtiene tras dos
tercios de condena), con la intervención del servicio de libertad vigilada.

A su vez, existen otros organismos que cooperan con el sistema, especialmente los ser-
vicios sociales, de atención de la salud, de Empleo y Seguridad Social. Todo lo que sea
incluido en el plan debe ser programado y controlado.

De este modo, el trabajo va asociado al tratamiento de manera que el interno pueda gene-
rar hábitos y responsabilidades tendientes a reducir la criminalidad.

d. Población

El sistema de prisiones de Suecia cuenta con una población aproximada de 5.525 inter-
nos30, de acuerdo con datos de 2014. Se incluyen aquellas personas que están en prisión
preventiva (representan el 24.5%)31. En tanto que, los menores de 18 años alojados cons-
tituyen el 0,2%. La población femenina representa el 5,8%. Los extranjeros, el 31,6%.

4. Francia

En la actualidad la misión penitenciaria francesa está a cargo del Ministerio de Justicia,


cuya organización deriva del Decreto 2008-689 del 9 de julio de 2008. Dentro de su es-
30
http://www3.unil.ch/wpmu/space/space-i/prison-stock-2013-2014/
31
http://www.prisonstudies.org/country/sweden

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tructura se encuentra la Dirección de la Administración Penitenciaria (DAP). A su vez, el


Ministerio tiene a su cargo el servicio de libertad condicional.

a Función del Sistema de Prisiones

En 2009 se consagró la conformidad de la ley penitenciaria en la Constitución francesa.


Esto permitió que el país se dotara de una ley que permite al servicio público penitencia-
rio llevar a cabo sus tres misiones fundamentales: “Proteger la sociedad, sancionar los
actos individuales y criminales, y favorecer la reinserción social de los internos” 32.

El sistema fue concebido apuntando a la ejecución de las medidas judiciales y a la dis-


minución de la criminalidad. Ello puede observarse en la función asignada a la DAP, que
tiene dentro de sus principales la prevención de la reincidencia y el seguimiento de las
medidas y penas en medio abierto. Es decir, la función del sistema penitenciario francés
se aboca principalmente a la disminución de la reincidencia, corolario ultimo de la rein-
serción social.

b. Establecimientos

Según datos del Ministerio de Justicia de 2013, existen en Francia 190 establecimientos
penitenciarios, que se distribuyen a lo largo de todo el territorio.

El sistema francés ha desarrollado tres tipos de establecimientos: las cárceles, las insti-
tuciones especiales y las prisiones, diseñadas para cada tipo de internos y su situación en
particular. A esto se debe agregar la existencia de alojamientos para menores. 33

Las cárceles se encuentran en las proximidades de los tribunales de mayor jurisdicción.


Alojan a quienesse encuentran en espera del juicio y a condenados cuya pena no excede
el año de duración.34

Las instituciones especiales fueron diseñadas para detenidos que padecen alguna disca-
pacidad física o trastornos de comportamiento incluidos en las concepciones médico-
legales para dichas patologías. Estos centros de salud pueden hallarse dentro de las
instalaciones correccionales o por fuera de ellas, como por ejemplo sanatorios u hos-
pitales psiquiátricos.
32 11
Kaminski, D, “L´Institución du Droit pénitentiaire”, Ed, LGDJ la pensé juridique, 2010, Pág 51
33
Terril, Richard, World Criminal Justice System – A compar4eative Survey – Anderson Publishing – United States
of America, Pág 187
34
Ibidem

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Revista de Criminología - Número I - Año

Las prisiones se subdividen en tres categorías:los centros de detención, los centros peni-
tenciarios y las instalaciones de máxima seguridad.35

El sistema cuenta con una unidad de clasificación nacional centralizada, ubicada en la


región de Fresnes, que determina el lugar donde la persona debe cumplir la condena. La
distribución de la población penal en los diferentes establecimientos tiene en cuenta su
categoría penal, edad, estado de salud y personalidad. El régimen de internamiento ven-
drá determinado en función de la personalidad, la salud, la peligrosidad y los esfuerzos en
materia de reinserción social.

Cada institución, ya sea un centro de detención, centro penitenciario, o instalación de


máxima seguridad, ofrece variaciones sobre el régimen que aplica, en base a las diversas
necesidades de la población penal.

Los centros de detención han adoptado un modelo de colaboración destinado a mejorar la


relación entre los reclusos y el personal. De este modo se permite al interno tener mayores
grados de libertad y generar responsabilidad individual.

Cabe señalar que no todos los condenados pasan por la unidad de clasificación central de
Fresnes. Aquellas personas que son condenadas a penas más cortas son clasificadas en la
cárcel local, donde permanecieron durante el juicio.

Los establecimientos penitenciarios pueden ser de “gestión delegada”, lo que supone un


manejo mixto entre el Estado y una empresa privada, siendo el exponente de la privatiza-
ción penitenciaria en Francia. En ese caso el Estado conserva las responsabilidades de di-
rección, vigilancia e inserción, mientras que las funciones de manutención, limpieza, man-
tenimiento, trabajo penitenciario y formación profesional las lleva a cabo el sector privado.

c. Tratamiento Penitenciario

Conforme la ley de ejecución penal francesa, el sistema tiene por finalidad conciliar la
protección de la sociedad, la sanción del condenado y los intereses de las víctimas con la
necesidad de preparar la inserción o la reinserción de la persona detenida para permitirle
mantener una vida responsable y de prevenir la comisión de nuevas infracciones. 36

35
Ibidem
36
Loi pénitentiaire du 24 novembre 2009 - article 1 “Le régime d’exécution de la peine de privation de liberté
con- cilie la protection de la société, la sanction du condamné et les intérêts de la victime avec la nécessité de
préparer l’insertion ou la réinsertion de la personne détenue afin de lui permettre de mener une vie responsable
et de prévenir la commission de nouvelles infractions.”

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Existieron diferentes regímenes de internamiento, pero finalmente, en 2009, mediante


ley nro. 2009-1436 del 24 de noviembre se puso fin a la clasificación por grados, intro-
duciendo la posibilidad de poner en aplicación “regímenes diferenciados” con el objetivo
de mejorar la individualización administrativa del tratamiento de la persona detenida,
así como de la ejecución de la pena. La innovación reside en el hecho de que permiten
combinar aspectos característicos de cada uno de los grados penitenciarios. De esa forma,
con el fin de abordar las necesidades específicas del interno y de subsanar sus carencias,
se podrá, sin requerir autorización alguna por parte del juez de aplicación de las penas,
combinar diferentes aspectos.

La realización de regímenes diferenciados resultará en cada establecimiento de un estu-


dio previo de la personalidad, que condicionará el ingreso a un determinado centro. 37 Las
conclusiones de los estudios son remitidas al juez encargado de la ejecución de la pena, a
los fines de informarle el motivo y justificación del alojamiento.

La diferenciación de los regímenes permite combinar varias medidas de internamiento


adaptándolas a la personalidad del interno, a sus esfuerzos en materia de reinserción so-
cial y a su aptitud para vivir en la colectividad.38

La aplicación de este régimen es una herramienta pertinente de gestión en la ejecución


de la pena. Constituye un vector de la individualización de la pena y de prevención de la
reincidencia en la medida en que involucra al detenido dentro de la evolución de su
trayectoria y dentro de un proceso de socialización. Así se pretende asegurar que el tra-
tamiento esté basado realmente en un programa que considere las necesidades específicas
del interno y dé una respuesta a sus carencias.

Si bien los internos tienen derecho a trabajar, en el sistema francés esto no es obligatorio,
aunque permite que aquellas personas que realizan labores obtengan su propio dinero.

Otras de las actividades que se desarrollan en los establecimientos penitenciarios son la


educación y la formación profesional. No es sorpresivo que la tasa de analfabetismo sea
mayor en las prisiones que en la población en general. Para paliar esta situación los minis-
terios de Justicia y de Educación firmaron acuerdos para permitir a los internos perseguir
una amplia variedad de programas que van desde la alfabetización hasta la preparación
para ingresar a las universidades. El Ministerio de Asuntos Sociales dispuso por su parte
talleres en diversos campos de las artes y el funcionamiento de bibliotecas, sumando a
37
Al respecto el art 717 del Código Procesal Penal de Francia establece que “…a partir del ingreso a la cárcel y
tras un periodo de evaluación pluridisciplinaria, las personas privadas de la libertad serán sometidas a un examen
de personalidad.”
38
Nota DAP del 20 de julio de 2009 relativas a las modalidades de aplicación de los regímenes diferenciados en el
seno de los establecimientos penitenciarios.

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Revista de Criminología - Número I - Año

ello las instalaciones deportivas de los casi 200 establecimientos con los que cuenta el
sistema de prisiones de Francia.39

d. Población

1 de julio de 2014 la población penal en Francia ascendía a 68.295 personas, experimen-


tando un crecimiento apreciable desde 2006.

En lo que respecta a otros datos de demografía penitenciaria, la sobreocupación llega al


117% de su capacidad oficial; el porcentaje de mujeres es del 3.3% y un 21.7% de los
internos son extranjeros: A su vez, el 1.2% de la población es menor de 18 años.40

5. Inglaterra y Gales

Los orígenes del sistema de encarcelamiento británico se remontan al siglo XI, cuando se
erigió la “Torre de Londres”. Sin embargo, en el año 1106 fue Henry II el que estableció
un fuerte derecho público y de administración. El mandatario ordenó la construcción de
diferentes establecimientos carcelarios en cada condado para alojara los imputados hasta
que fuesen juzgados.41

En 1400, surgió una fuerte crisis en el sistema de prisiones como consecuencia de los pro-
blemas económicos que enfrentaba el Reino Británico, manifestados fundamentalmente
en grandes problemas de pobreza y vagancia. En virtud de estas circunstancias comen-
zaron a funcionar las casas de corrección, donde se encerraba y castigaba a los pobres
inactivos para corregir su pereza.

En el Siglo XVIII, como consecuencia de la Revolución Industrial se produjo una gran mi-
gración de personas hacia los centros urbanos, que provoca un aumento de su población y
del nivel de delincuencia y encarcelamiento. Este incremento se vio agravado por la
cantidad de prisioneros de guerra provenientes del conflicto con la Francia napoleónica y el
indiscriminado encarcelamiento de deudores. Las prisiones se volvieron insuficientes y se
comenzaron a uti- lizar los puertos y los buques (Hulks) abandonados en el Támesis como
prisiones “flotantes.”

39
Terril, Richard, World Criminal Justice System – A comparative Survey – Anderson Publishing – United States of
America, Pág 188.
40
Al respecto ver http://www.prisonstudies.org/country/france
41
Acta Assize of Claredon de 1166 citada por Morris. N y Rothman D, en The Oxforord History of the Prisons.

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Oxford University Press, 1995.

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Revista de Criminología - Número I - Año

A partir de 1557, con motivo del reclamo social por la dureza del castigo y debido a la
fuerte presión sobre el sistema penitenciario, se implementó la figura del destierro, con la
idea de humanizar el castigo. Primero hacia los Estados Unidos, hasta la independencia de
las colonias norteamericanas en la década de 1770; posteriormente hacia Australia, entre
1788 y 1868.

Inglaterra no fue la única nación que aplicó la figura del destierro. Francia adoptó el
empleo del «destierro penal» dentro de su sistema legal, reservándolo para los delitos de
mayor gravedad, particularmente los asesinatos.

A partir del año 1823 y hasta la actualidad en Inglaterra se dictaron diversas leyes
tendien- tes a imponer estándares para unificar el sistema penitenciario. Así, en 1835, por
medio de la “Prison Act” se logra el nombramiento de inspectores de cárceles designados
por el Ministro del Interior. En 1877, a pesar de la legislación que había surgido, las
condiciones de las cárceles seguían siendo malas. Por eso, se transfirió la competencia y
responsabi- lidad que recaía sobre los jueces al Ministerio del Interior, que delegó esta
función en la “Comisión de Prisiones.”

En 1948 se dictó la Ley de Justicia Criminal (Criminal Justice Act) que introdujo
cambios profundos: se abolieron los trabajos forzados y se puso el acento en combatir la
reinciden- cia, en el entrenamiento, la disciplina y la reforma de la persona.

En 1961, los principios establecidos en el documento “Penal practice in a changing socie-


ty” (La práctica penal en una sociedad en proceso de cambio), editado dos años, fueron
receptados en la nueva Criminal Justice Act, que pregonó un ambicioso y sofisticado
sistema de observación y clasificación de internos, sobre la base de sus personalidades, y
una capacitación adicional para atender sus necesidades especiales.

En 1963 se disolvió la Comisión de Prisiones y comenzó a funcionar el Departamento de


Prisiones (Prison Department) en el Home Office. Hoy es conocido como “Her Majesty´s
Prison Service” (Servicio de Prisiones de su Majestad).

Finalmente, en 2003, y como consecuencia de los informes elaborados por Sir Robin
Auld y John Halliday, se sancionó una nueva Criminal Justice Act, que introdujo la última
reforma al sistema penitenciario en Inglaterra y Gales.

A partir del nuevo enfoque, el gobierno británico tuvo que unificar los criterios sobre la
gestión de las personas privadas de la libertad. Para eso resultó necesario generar un
único administrador responsable de cada una de las sentencias, que actúe sin fisuras y en
forma integrada, de manera de cumplir con los siguientes objetivos propuestos:

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Revista de Criminología - Número I - Año

1. Protección pública.
2. Reducción de la reincidencia.
3. Castigo a los ofensores.
4. Rehabilitación de los internos.

En el Reino Unido coexisten varios sistemas penitenciarios diferenciadosque se estructu-


ran en los territorios de Inglaterra y Gales, Escocia e Irlanda del Norte42.

Servicio Escocés de Prisiones (SPS): coordina 14 prisiones de gestión pública y dos de


gestión privada.

Servicio de Prisiones de Irlanda del Norte (NIPS): coordina dos prisiones y un centro
de menores.

Inglaterra y Gales. Posee la mayor estructura penitenciaria en función del número de


centros y de reclusos que dependen de esta. En el seno del Ministerio de Justicia
coexisten varios servicios con funciones en la materia, como el Servicio de Prisiones de
su Majes- tad, el Servicio Nacional de Gestión de Delincuentes, el Servicio Nacional de
Libertad Condicional, las inspecciones de servicios y de libertad condicional, entre otros.

En el presente trabajo nos abocaremos al sistema de Inglaterra y Gales, por tratarse del
más complejo de los tres mencionados.

a. Función del sistema de prisiones

En 2004 se creó el Servicio Nacional de Manejo de infractores (National Offender


Management Service – NOMS), una agencia ejecutiva dependiente del Ministerio de
Justicia que tiene bajo su órbita el Servicio de Prisiones (Her Majesty´s Prison Service
–HMPS) y el Servicio Nacional de Probation (National Probation Service – NPS).

La finalidad del NOMS es proporcionar la más alta calidad en servicios penitenciarios y


post penitenciarios, como en toda otra intervención alternativa a la prisión, garantizando
que todos sirvan a la protección pública y reducción de reincidencia. Así ha favorecido la
implementación de un sistema de ejecución penal coordinado y funcional con las finali-
dades de la pena.

42
“Javier Sierra Rodríguez - Sabine Wilden “Manual de Sistemas, Penitenciarios de la Unión Europea” UNIVERSI-
DAD DE MURCIA, Reino de España, 2012, Pag 70.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

El NOMS ha podido brindar una óptica comunitaria con relación a la ejecución de la


pena, articulando toda la acción estatal (HMPS, NPS), bajo la idea de que el ofensor pro-
viene de la comunidad y volverá a ella.

El Servicio Nacional de Probation (NPS) es otra de las agencias públicas que confor-
man el sistema que se encarga de las personas que han delinquido. Su principal función
es minimizar el impacto de la delincuencia en las comunidades, en especial de los delitos
violentos o sexuales.43 Sus objetivos principales son:

1. El control sobre el cumplimiento de las órdenes impuestas por los tribunales, tanto en
lo que hace a las condenas con penas en la comunidad como a las requisitorias para la
liberación; también en relación con algunas medidas que deben tomarse para proteger
al público.

2. El acompañamiento y seguimiento del interno en su tránsito desde la cárcel hacia la


comunidad, fundamentalmente orientado al abordaje de aquellas problemáticas más
relacionadas con el delito y la reincidencia.

Desde esta óptica, el fin de la pena ha sido gobernado por la necesidad de contribuir al
orden social mediante el respeto de los valores que deben ser tratados por la administra-
ción de justicia para satisfacer las necesidades de la sociedad ante un incumplimiento,
tendiendo a lograr la reducción de la delincuencia y la reparación del daño causado.

De esta manera, el NPS combina la evaluación de riesgos, peligrosidad y gestión conti-


nua de riesgo, suponiendo una contribución especial para las decisiones sobre la puesta
en libertad mediante la producción de informes. A su vez, administra 100 hospedajes de
libertad condicional para los infractores controlados en libertad bajo fianza, sentencias en
la comunidad y licencias posteriores a la pena de encierro.

Her Majesty Prison Service (HMPS)es la organización más compleja de las tres. Cuen-
ta con alrededor de 142 prisiones, alojando a un total de 85.744 internos en Inglaterra y
Gales. 44Su capacidad operativa total es de 88.038 plazas.45
43
En éste ámbito se ha creado una Multi Agencia de Protección Publica (Multi-Agency Public Protecction Arrage-
ments –MAPPA), que comenzó a funcionar en abril de 2001 y tiene como función primordial evaluar y gestionar
el riesgo de las personas que han cometido un delito en todas las comunidades de Inglaterra y Gales. En los casos
más graves, puede recomendar el aumento de la vigilancia de la policía, medidas especiales para proteger a la
victima y el uso de alojamiento supervisado. La MAPPA está integrada por el Servicio de Prisiones, Servicios
Sociales, Servicios de Salud y autoridades locales.
44
Population and Capacity Briefing for Friday 22nd May 2015 - https://www.gov.uk/government/statistics/prison-
population-figures-2015
45
Population and Capacity Briefing for Friday 22nd May 2015 - https://www.gov.uk/government/statistics/prison-
population-figures-2015

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Revista de Criminología - Número I - Año

Se trata de un servicio público destinado a proteger a la comunidad manteniendo en cus-


todia a las personas que han sido condenadas por los tribunales, con estricto respeto al
principio de humanidad y en pos de lograr que aprendan a manejarse respetando la ley
tanto en las prisiones como en la vida libre. Dentro de sus objetivos destacan:

1) Mantener a los internos seguros.

2) Reducir el riesgo de reincidencia.

3) Proveer prisiones sanas y ordenadas donde el trato sea humano, digno y lícito. 46

El HMPS forma parte del Ministerio de Justicia y depende jerárquicamente del jefe ejecu-
tivo de NOMS, quien a su vez tiene dependencia directa del Secretario de Estado de Jus-
ticia y trabaja en forma conjunta con el Servicio de Prisiones y el Servicio de Probation.

Dentro de su estructura administrativa y por debajo de su Director General existen cinco


direcciones: la Dirección de Prisiones de Alta Seguridad, la Dirección de Fianzas, la Di-
rección de Operaciones, la Dirección de Personal y la Dirección de Salud en Prisiones.

b. Establecimientos

En lo que refiere específicamente a la función de las prisiones y su organización, los esta-


blecimientos se clasifican en diferentes categorías y funciones, como edad, género, riesgo
y seguridad de los internos.

Es preciso aclarar que la categorización recae tanto sobre los internos como sobre las
prisiones. En este sentido, existen cuatro categorías de prisiones: A, B, C y D. Las tres
primeras corresponden a instituciones cerradas; la D a establecimientos abiertos.

Estas categorías se vinculan con aquellas establecidas para clasificar a los internos, como
se verá más adelante, que determinan el alojamiento en diferentes instalaciones.

Las prisiones de Alta Seguridad (categoría A) alojan a aquellos internos que ameritan
que se tomen todas las medidas necesarias para que su evasión deba resultar prácticamen-
te imposible, ya sea por encontrarse en juego la seguridad pública o la estatal.47

46
Blanco, Emiliano, “El sistema Penitenciario en Inglaterra y Gales”, Revista de Ejecución de la Pena Privativa de la
Libertad y el Encierro”, Año 5, Nro 5, Fabián J. Di Plácido Editor, Buenos Aires, 2011, pág 18.
47
NOMS PSI 05/2013 - CATEGORY A FUNCTION - The Identification, Initial Categorisation and Management of
Potential and Provisional Category A / Restricted Status Prisoners y PSI 40/2011 CATEGORISATION FUNCTION -
Cat- egorisation and Recategorisation Of Adult Male Prisoners

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Las Prisiones Locales (Categoría B) alojan a quienes están disposición de los tribunales
locales, procesados e incluso condenados (generalmente, con penas de hasta 1 año). Las
hay para hombres adultos, mujeres y jóvenes.

Por último, las Prisiones de Entrenamiento (C y D) están destinadas a los siguientes


tipos de internos:

-para quienes no son necesarios los más altos niveles de seguridad pero las posibilidades
de evasión deben resultar lo más difícil posibles;

- quienes carecen del grado de confianza para estar en instalaciones abiertas, pero no se
ha detectado que tengan ni recursos ni voluntad para evadirse;

- aquellos con bajo riesgo de evasión y que pueden vivir en condiciones abiertas.

En el caso de mujeres y jóvenes, las prisiones se clasifican en cerradas o abiertas.

En el año 1990 fue introducida la privatización de las prisiones en el Reino Unido. Hoy
existen 11 establecimientos privados que son manejados por diferentes compañías como
GLS, SERCO, Bronzefield, YOI Forest Bank y G4S. El contralor de la gestión privada
está en cabeza del Inspector de Prisiones y del Ministerio de Justicia.

Por otra parte y sin perjuicio de la categorización en A, B, C y D, los establecimientos


pueden estar destinados a:

1. Adultos hombres mayores de 21 años.

2. Mujeres adultas.

3. Centros Seguros e Instituciones para jóvenes delincuentes (entre 14 y 21 años), divididos en:

a. Secure Training Centres (STCs): centros especializados y educacionales para


jóvenes entre 14 y 17 años.

b. Secure Children´s Homes (SCHs): son administrados por los Servicios Sociales
y se concentran en la atención física, emocional y en las necesidades de compor-
tamiento de los jóvenes vulnerables.

c. Young Offender Institutes (YOIs): alojan jóvenes de entre 15 y 21 años de edad.

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Revista de Criminología - Número I - Año

c. Tratamiento Penitenciario

Como sucede en todos los sistemas, la mayoría de la población penal que ingresa está
caracterizada por problemas de comportamiento, problemas familiares, educacionales,
laborales y de salubridad.
En razón de ello, los agentes del servicio de prisiones, de acuerdo al previo análisis de
las características personales del interno, establecen un plan de sentencia individual que
pretende conectarlos con las distintas actividades.
Los programas de rehabilitación o de tratamiento, denominados Offender Behaviour Pro-
grames (OBPs), son trece y, con exclusión de los programas de tratamiento de drogas,
han sido plena o provisionalmente acreditados por el CSAP, el grupo de acreditación de
servicios correccionales.
Los OBPs abarcan diferentes áreas. El “Enhanced Thinking Skills (ETS)”, por ejemplo,
tiende a mejorar las habilidades de pensamiento y refiere a la mentalidad y comporta-
miento relacionado con la delincuencia. Esto incluye el control de impulsos y los pen-
samientos flexibles; las perspectivas sociales, los valores y los razonamientos morales;
el razonamiento general y la resolución de problemas personales. Es el programa con
difusión más frecuente.48
El “Cognitive Skills Booster” (Refuerzo de Habilidades Cognitivas) es ejecutado por el
HMPS y el NPS. Esta diseñado para reforzar el aprendizaje de los programas en general,
como el ETS, a través de las competencias de ensayos y la prevención de las recaídas.

Existe también programas destinados al control de la ira y su manejo, como el “Contro-


lling Anger and Learning to Manage It”, destinado a que los participantes puedan reducir
la intensidad, frecuencia y duración de las emociones negativas que se asocian con sus
delitos. Estas emociones son la ira, la ansiedad y los celos.

Por otra parte, para aquellas personas condenadas por delitos sexuales o violentos existen
los denominados “Cognitive Self Change Programs” (CSCP – Programas de Automodi-
ficación Cognitiva). Dirigidos a delincuentes violentos de alto riesgo, incluyen sesiones
de grupo individuales donde se los dota de habilidades para ayudarlos a controlar su vio-
lencia y evitar la reincidencia.

Asimismo, el “Sex Offender Treatment Programmes” (STOP, Programa de Tratamiento


de Delincuentes Sexuales) contiene una serie de dispositivos que están disponibles para
este tipo de internos y cuya aplicación depende del nivel de riesgo y de las necesidades.
48
www.hmprisonservice.gov.uk/adviceandsupport/offenderbehaviourprogrammes

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El “Healthy Relationships Programme” (HRO – Programa de Relaciones Saludables)


está diseñado para hombres que han sido condenados o poseen un comportamiento abu-
sivo y violento en su hogar y en los que, además, se advierten riesgos de violencia en sus
relaciones íntimas.

El “Chromis” es un programa intensivo y complejo que busca reducir la violencia en los


internos de alto riesgo, fundamentalmente cuando se presenta un nivel o combinación
de rasgos psicopáticos que perturban su capacidad para aceptar el tratamiento y el cam-
bio. Está diseñado específicamente para tratar las necesidades de las personas altamente
psicopáticas y proporciona a los participantes las habilidades necesarias para gestionar y
reducir el riesgo.

El “FOR” es un breve dispositivo piloto con un basamento cognitivo motivacional, cuyo


objetivo es lograr o aumentar la motivación para participar en su propia rehabilitación y
avanzar hacia mayores objetivos en pro de la resocialización. Existen programas separa-
dos para hombres y mujeres.
“Choices, Actions Relationships and Emotions” (CARE – Decisiones, Acciones, Relacio-
nes y Emociones) es un curso destinado a internos cuyos delitos se relacionan con dificulta-
des en el control de la identificación y reconocimiento de emociones, para lograr su
manejo.
“How to get to where you thought you were going” (¿Cómo llegar a donde pensabas que
ibas?), trabaja en la motivación de los internos para participaren actividades pro-sociales
y alejarse de la delincuencia. Los pilotos se han completado con una variedad de grupos,
entre ellos mujeres, internos vulnerables, agresores sexuales y consumidores de drogas.
Por último, están los programas destinados a jóvenes infractores, llamados “JETS Living
Skills” (Habilidades de Vida JETS), basado en las habilidades cognitivas del programa de
ETS, pero que ha sido desarrollado específicamente para utilizarse con un grupo de me-
nores de edad. Al igual que el ETS, el JETS aborda el pensamiento y el comportamiento
asociados al delito.
Pero la actividad de los internos no sólo se aboca a los diferentes programas sino que
también desarrollan tareas laborales y educativas.
El trabajo forma parte del catálogo de acciones previstas para otorgarles conocimientos y
calificaciones que les permitan obtener un empleo cuando recuperen su libertad. La tipo-
logía laboral depende de cada establecimiento penitenciario, de los recursos y necesida-
des de seguridad y control. Las prisiones B, C y D proporcionan conocimientos en oficios
como técnica textil, carpintería, imprenta, carga de datos, moldeo de plástico, montaje de
componentes, diseño y edición.
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Revista de Criminología - Número I - Año

El trabajo en los establecimientos puede ser dividido en tres tipos. El primero correspon-
de a tareas de mantenimiento de la prisión: limpieza de celdas, pisos, cocinas, lavado de
ropas y jardinería. El segundo puede sintetizarse en todos los trabajos por contratación
externa: embolsados, relleno de sobres, reparaciones y montajes simples de componen-
tes eléctricos. Por último, los trabajos más complejos, ya sea de contratación externa o
interna, incluyen: construcción, fabricación de marco de ventanas, ingeniería eléctrica,
moldeo de plástico y vidrio, entre otros.

Por otra parte, el HMPS y el Departamento de Educación crearon en el año 2001 una uni-
dad llamada PLSU, destinada a mejorar la educación en contextos de encierro y contribuir
en mayor medida a una mejor reinserción. El sistema busca abordar la conducta delictiva
del interno para aumentar su empleabilidad y reducir el porcentaje de reincidencia. De este
modo, la educación está dirigida fundamentalmente a los factores criminógenos. Los resul-
tados del sistema educativo son evaluados mensualmente es aspectos tales como el manejo
de la información y la concordancia entre el servicio y los estándares existentes.

d. Población

Según datos del 29 de mayo de 2015, la población en establecimientos penales asciende a


88.047 personas. Del total, 3918 son mujeres, 1290 inmigrantes (hombres y mujeres)y el
resto masculinos. A su vez, 2034 personas están en prisión domiciliaria.49

Como ya se mencionó, convive la clasificación de los establecimientos con la de los


internos, en busca de un adecuado equilibrio entre las condiciones de seguridad y las
necesidades de las personas alojadas, lo que redundará en mayores posibilidades de apro-
vechamiento del tiempo en prisión.50 En tal sentido, las categorías son:

A: se trata de internos cuya evasión o fuga puede ser altamente peligrosa para el público,
para la policía o para la seguridad del Estado, sin importar cuán poco probable pueda ser
esta fuga, y para quienes el objetivo de escaparse debe resultarles imposible. Se entenderá
que existe esta clasificación cuando la persona haya cometido alguno de los siguientes
delitos:51

49
https://www.gov.uk/government/statistics/prison-population-figures-2015
50
Respecto de la categorización de internos, recomendamos la lectura de la Prisión Service Instruction. 40/2011 y
Categorization & Allocation for Prison Custody. (https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attach-
ment_data/file/310118/2014-01-20_MTCS_CA_Spec_P2.3.pdf)
51
NOMS PSI 05/2013 - CATEGORY A FUNCTION - The Identification, Initial Categorization and Management of Po-
tential and Provisional Category A/ Restricted Status Prisoners.

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• Homicidio

• Lesiones dolosas

• Abuso sexual

• Robo, y robo en banda


• Delitos cometidos con armas de fuego
• Trafico de drogas
• Posesión o suministro de explosivos
• Delitos relacionados con el terrorismo

B: son internos para los que las condiciones más altas de seguridad no son necesarias
pero a quienes escapar les tiene que resultar muy difícil. Si cualquiera de las siguientes
características se aplica a un prisionero masculino, se clasificará inicialmente como B:
• Cumple actualmente una condena actual de 10 años o más de prisión

• Sirve a una sentencia indeterminada de 5 años o más

• Con condena anterior a tiempo indeterminado

• Con condena anterior de prisión encuadrada en los términos del nivel “A” de seguridad.

• Con condena anterior o actual por delitos vinculados al terrorismo

• Con condena anterior de 10 años o más

• Ha intentado evadirse de una cárcel cerrada, de la policía o de la escolta.

• Se encuentra cumpliendo una condena por un delito violento, amenaza para la vida,
estrago, incendio premeditado, delitos con armas de fuego, robo, tráfico de drogas y/o
los delitos sexuales.

C: son los internos a quienes no se les pueden confiar condiciones abiertas pero carecen
de recursos y voluntad para intentar fugarse. Comprende a personas que cumplen con los
siguientes criterios:

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Revista de Criminología - Número I - Año

• Condena anterior de 12 meses o más por delitos violentos, amenazas, estragos, delitos
sexuales, tráfico de drogas o delitos aduaneros.

• Condena actual de 12 meses o más por delitos violentos, amenazas, estragos, delitos
sexuales, tráfico de drogas o delitos aduaneros.

• Antecedentes de evasión, o en su defecto el incumplimiento de las pautas establecidas


cuando se otorgó la excarcelación.
• Existe conjuntamente con la condena una pena accesoria de embargo, decomiso, etc, o
bien la persona fue condenada por más de un delito.

D: Corresponde a los alojados que presentan un bajo o casi inexistente riesgo de evasión,
y en quienes la autoridad puede confiar razonablemente que pueden vivir en condiciones
abiertas y que estas son las adecuadas para la persona. 52 Si no se dan ninguna de las con-
diciones citadas anteriormente la categorización inicial será “D”.

Todas las categorías iníciales estarán sujetas a una nueva evaluación del riesgo. Si durante
esta evaluación los niveles más altos de seguridad se indican relevantes, entonces la cate-
goría de seguridad del prisionero estará sujeta a un cambio.

La regla por excelencia es que todos los internos en la primera categorización deben ser
considerados “D” a menos que hayan sido condenados a penas mayores a los 12 meses
por delitos violentos, por delitos sexuales, exista una condena anterior a más de 12 meses
por cualquier delito sexual o violento, y no hayan cumplido parte de ella en una cárcel
abierta, existan condenas previas por tráfico de estupefacientes, antecedentes recientes de
evasiones o fugas. En los casos mencionados, cuando estos criterios se han aplicado, los
internos deben ser considerados en su primera categorización como “C”.

Cabe destacar que aquellas personas que se encuentran procesadas por fuera de la cate-
goría provisional “A” se colocarán en la categoría “U” (Unclassified - No clasificados) y
generalmente tendrán un alojamiento categoría “B”, o bien de contar con las instalaciones
adecuadas serán alojadas en un establecimiento “C”, siempre y cuando se disponga de
información suficiente para sugerir que la categoría “B” no es necesaria.

52
Ibidem

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Distribución de la población penal según categorías

Tipo de
Categoría Descripción Prisión
prisión

A Internos cuyo riesgo de evasión es altamente probable y


riesgoso para la seguridad pública. Los delitos que pueden dar
lugar a la consideración de la categoría A o de estado
restringido incluyen: homicidio, lesiones dolosas, abuso sexual,
robo o robo en banda, robo con armas de fuego, delitos de
armas de fuego, tráfico de drogas, posesión o suministro de
explosivos, terrorismos, violación de secretos de estado., etc.
Prisión
cerrada
B Aquellos internos que no requieren permanecer en prisiones de
máxima seguridad, pero resulta necesario que sean alojados en
instituciones donde las medidas de seguridad sean las
necesarias para evitar que se evadan.
C Aquellos internos que si bien no representan un alto riesgo de
evasión, no tienen el grado confianza para poder determinar
que no se intentaran evadir.
D Internos en los que se pueden confiar razonablemente que no
tratarán de evadirse, y por ende se han ganado o se los ha
categorizado como “D”. Implica que se les da el privilegio de
Prisión una prisión abierta. Mayormente se encuentran a la espera o
abierta cuentan con una licencia temporal de salida (ROTL
- Release On Temporary Licence) para trabajar en la
comunidad o para regresar a su país de origen una vez que
han pasado del tiempo de fecha de condena.

6. Nueva Zelanda

El Departamento Correccional de Nueva Zelanda está en la órbita del Ministerio de Jus-


ticia. El sistema penitenciario es una parte importante del Sistema Judicial neozelandés.

En la actualidad, todas las penitenciarías son manejadas por el Departamento Correccio-

7
Revista de Criminología - Número I - Año

nal. La autoridad máxima es el Ministro de Administración Penitenciaria, responsable de


determinar la política y el ejercicio de las facultades legales y funciones relacionadas con
las prisiones. También de informar y brindar explicaciones ante el Parlamento sobre la
manera en que lleva a cabo sus funciones de manera adecuada y eficiente.

La Ley de administración penitenciaria de 2004 y el Reglamento sobre instituciones co-


rreccionales de 200553 son los principales instrumentos legislativos que establecen los
límites dentro de los cuales opera el servicio de prisiones. La Ley de 2004 introdujo una
serie de nuevas políticas, procedimientos objetivos y principios rectores, entre estos:

• La obligación de establecer planes de gestión individuales, por medio de programas


para la rehabilitación de las personas detenidas, con miras a su reinserción social.

• Adecuación de las disposiciones internas del Servicio Correccional para que tiendan
a garantizar los derechos mínimos de los internos, en consonancia con las Reglas Mí-
nimas para el Tratamiento de Reclusos de Naciones Unidas.

• Establecimiento de mecanismos eficaces para la detección de drogas y elementos no


autorizados en los establecimientos penitenciarios.

• Mejoramiento del sistema de intercambio de información entre el Departamento Co-


reccional, la Policía y el Servicio de Inmigración respecto de aquellos que representan
un peligro público (por ejemplo, los delincuentes sexuales).

Por su parte, el Reglamento sobre instituciones correccionales del año 2005 introdujo
significativos cambios, entre los cuales se destacan:

• Modificaciones sobre separación de internos.

• Asignación, revisión y reconsideración de procesos para la clasificación de seguridad


de los internos.

• Modificaciones en el tratamiento de internos jóvenes, adultos, mujeres y madres.

En mayo de 2010 se aprobó la ley “Three strikes and you are out” (tres golpes y estás fue-
ra) que establece una lista compuesta por 40 delitos; todas aquellas personas que cometan
tres serán sentenciadas con el máximo rigor. En cada caso (strike), deberán cumplir con
la sentencia que se les otorgue y únicamente en el primer strike podrán apelar a libertad
53
Cfr. Warren Young Deputy President of the New Zealand Law- Commission, Department of Corrections Prison
policy, prison regime and prisoners rights in New Zeland, http://www.legislation.govt.nz/act/public/2004/0050/lat-
est/DLM294849.html y http://www.legislation.govt.nz/regulation/public/2005/0053/latest/DLM315417.html.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

condicional. La ley intenta brindar mayor seguridad a los ciudadanos locales, aunque ha ge-
nerado distintas repercusiones en el país, con opiniones contrarias. Lo cierto es que la ley
ha sido promulgada y se estima que genere mayor población carcelaria en los próximos
años. La estimaciones de la Justicia Criminal (Criminal Justice forecast) prevén que la
población en las prisiones aumentará drásticamente durante al menos los próximos 8 años.

El Gobierno ha elaborado un considerable presupuesto en 2009 para la construcción de


prisiones y se estima que se va a necesitar una inversión de hasta $915 millones en los
próximos 10 años para hacer frente a la demanda y para reponer la capacidad obsoleta de
las instalaciones.54

a. Función del Sistema de Prisiones

El objetivo del sistema penitenciario es mejorar la seguridad pública y contribuir al man-


tenimiento de una sociedad justa, a través de:

• Garantizar que las medidas y sentencias impuestas por los tribunales y la Junta de
Libertad Condicional se lleven delante de una manera segura, humana y eficaz;

• Proporcionar los recursos necesarios para que las instituciones correccionales puedan
operar según las normas contenidas en la Ley y el Reglamento, que se basan en las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de Naciones Unidas;

• Asistir en la rehabilitación de los delincuentes y su reintegración en la comunidad.

Sin perjuicio de ello, la actividad del Servicio Correccional de Nueva Zelanda se rige por
prin- cipios contenidos en la sección 6 de la ley de 2004. Entre ellos podemos destacar:

• El mantenimiento de la seguridad pública como cuestión primordial en las decisiones


sobre la gestión de personas bajo control o supervisión.
• Los intereses de las víctimas deben ser considerados en las decisiones relacionadas
con la gestión de personas bajo el control o supervisión.

• Siempre que sea posible, razonable y factible, los internos deben estar provistos de
acceso a cualquier proceso diseñado para promover la justicia restaurativa entre de-
lincuentes y víctimas.
54
Informe sobre infraestructura en Nueva Zelandia – Embajada Argentina en Nueva Zelanda, http://argentinat-
radenet.gov.ar/sitio/datos/docus/Infraestructura%20en%20NZ1.pdf

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Revista de Criminología - Número I - Año

• Siempre que resulte razonable y posible, la familia de un interno debe ser tenida en
cuenta y participar en las decisiones relativas a la planificación y gestión correspon-
dientes a la rehabilitación y la reintegración.

• La planificación del tratamiento, el desarrollo de programas, actividades de rehabili-


tación y reinserción, y la gestión de los condenados deben tener siempre en cuenta los
antecedentes culturales; la identidad étnica.

• La ejecución de las penas y directivas internas del servicio correccional no deben ser
gestionadas de manera más restrictiva que la razonablemente necesaria para asegurar
el mantenimiento de la ley, la seguridad del público, del personal de las prisiones, y de
las personas detenidas.

• En la medida de lo posible, el contacto de los internos con sus familias debe ser
impulsado y apoyado, siempre y cuando sea coherente con el mantenimiento de la
seguridad y protección dentro del contexto de encierro.

b. Establecimientos

Según el último reporte anual correspondiente al periodo 2013/2014, el Departamento


Correccional controla 17 prisiones de hombres y 3 de mujeres. 55 De las 17 prisiones para
la población masculina, 16 son administradas por el Departamento y 1 es gestionada de
manera privada por la empresa SERCO.

A su vez, el Departamento tiene a su cargo 151 centros correccionales, que alojan a quie-
nes los tribunales concedieron la libertad condicional o impusieron alguna medida dife-
rente a la prisión.

La única cárcel de máxima seguridad es la prisión de Auckland. Con una capacidad para
681 personas, aloja a internos de máxima y mediana seguridad, aunque los módulos para
cada una de esas categorías están separados. 56 También se encuentran personas con ne-
cesidades complejas. La demás instalaciones penitenciarias albergan personas de baja y
media seguridad.

El Departamento Correccional de Nueva Zelanda entiende que la construcción de unida-


des de menor tamaño facilita y mejora las condiciones laborales, como así también tiende
55
www.corrections.govt.nz/ data/assets/pdf_file/0007/767923/Corrections_Annual_Report_2013-14_Full.pdf
56
Warren Young, “Prison policy, prison regime and prisoners’ rights in New Zealand,” http://www.international-
penalandpenitentiaryfoundation.org/Site/documents/Stavern/24_Stavern_Report%20New%20Zealand.pdf

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

a lograr una mayor eficiencia en el tratamiento que se brinda a las personas privadas de
la libertad.

c. Tratamiento Penitenciario

El tratamiento comienza con una evaluación de la persona, cuyo objetivo es establecer una
clasificación de seguridad. Esta se basa en los riesgos que se plantean para el individuo
tanto dentro como fuera de una prisión, con vistas a gestionar el tratamiento más adecuado.

Posteriormente, se establece un espacio llamado “inducción”, donde se explica al interno


cómo es la vida en prisión, las normas penitenciarias y los procedimientos, y se efectúa una
evaluación de su salud y del riesgo de autolesión.

Los planificadores de sentencias son los encargados de evaluar las necesidades del interno
y asignar una categoría al comienzo de una pena de prisión. Los de mayor riesgo y con
poca motivación para abordar su comportamiento serán el foco principal de los programas
de rehabilitación del Servicio Correccional.

A los internos identificados como de bajo riesgo se los alienta a hacer frente ala obtención
de un empleo, a la educación, la reintegración y a la vida en general.

Debido al costo de los programas, las evaluaciones iniciales son fundamentales, pues re-
sultan necesarias para asignar tratamientos a aquellos que se beneficiarán en mayor medida
con los programas que se ofrecen.

Hay diversidad de programas. Están los destinados a lograr la motivación, la rehabilitación,


la reintegración; están los que se abocan a la educación y la formación y capacitación para
el trabajo.

Los programas de motivación están diseñados para alentar a que los internos hagan frente a
los diferentes problemas que los llevaron a delinquir.

Los de rehabilitación tienen por fin ayudarlos a que puedan analizar los motivos y causas
que los llevaron a delinquir y a que incorporen alternativas positivas a su conducta criminal.

Los programas de reintegración buscan preparar a la persona para su vuelta a la comunidad.

Tanto los programas de rehabilitación como los de reintegración se pueden aplicar de forma
grupal. Generalmente se llevan a cabo en unidades o establecimientos destinados a tal fin.

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Revista de Criminología - Número I - Año

El sistema correccional neozelandés tiene diferentes instalaciones para efectuar los trata-
mientos. Se destacan las que atienden a integrantes de pueblos indígenas,57 las destinadas
a trabajar con la problemática de drogas y alcohol, con la prevención de la violencia, con
internos que han agredido sexualmente a niños o personas jóvenes.

Los detenidos menores de 18 años y aquellos de entre 18 y 19 años que han sido
clasificados como vulnerables, residen en instalaciones separadas del resto de la población
penal.

Las actividades educativas tienen como objetivo aumentar la alfabetización y otorgar el


nivel secundario.

En el caso de las actividades laborales, el servicio correccional opera conjuntamente con


una serie de industrias que dan la oportunidad de trabajar en un entorno similar al del
medio libre. El empleo y formación para el empleo aumentan el nivel de habilidad de los
internos y los preparan para un eventual egreso.

En función de su comportamiento y los riesgos que suponen, las personas detenidas


también pueden ser liberadas para trabajar fuera de la prisión durante el día (después del
trabajo vuelven a prisión). Parte de los salarios que perciben fuera es devuelto a las cárceles
para ayudar a compensar los costos de custodia. 58

Desde hace aproximadamente diez años, el servicio Correccional de Nueva Zelanda ha


adoptado un sistema de Riesgo, Necesidades y Responsabilidad basado en las ideas del
“What Works”,59influyente en el diseño del marco de gestión de la planificación de los
tratamientos. Sin embargo, el enfoque adoptado no se limitó a las publicaciones directa-
mente alineadas con “What Works” sino que se busca considerar todas las nuevas pruebas
que ayuden a lograr una rehabilitación correccional eficaz.

En base a las políticas, programas y tareas de educación y trabajo el sistema correccional


de Nueva Zelanda se ha propuesto como objetivo la reducción del 25% de la tasa de rein-
cidencia al año 2017.60

Finalmente, la obtención de la libertad condicional está a cargo de la Junta de Libertad


57
Maorí es el Pueblo Indígena de Nueva Zelanda. Representan aproximadamente el 50% de la población penal
del sistema, lo cual es significativamente más alto que la población en general, que representa el 15%.
58
En 2006/2007 el Departamento lanzó su estrategia de empleo para internos. Durante los siguientes cuatro
años se crearon más de 1.900 plazas para aquellos en condiciones de trabajar y para la actividad de formación.
La natu- raleza de las oportunidades es amplia: desde el sector forestal hasta la industria hotelera.
59
Para más información sobre los postulados del What Works en el sistema de prisiones de Nueva Zelanda ver:
http://www.corrections.govt.nz/resources/the-effectiveness-of-correctional-treatment/historical-background.html.
60
Ver http://www.corrections.govt.nz/working_with_offenders/prison_sentences/employment_and_support_pro-
grammes/education_and_training.html

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Condicional, una entidad independiente del Servicio de Correcciones, la policía y los tri-
bunales, conformada por veinte jueces y diecisiete miembros no judiciales.

El encargado de observar el cumplimiento de los objetivos propuestos al interno prepara-


rá un informe a la Junta de Libertad Condicional, para ayudarle a tomar decisiones apro-
piadas. Esta establece las condiciones para el beneficio de la libertad condicional y puede
revocarla si la persona no cumple con las condiciones impuestas. A su vez, asigna a la
persona puesta en libertad un encargado que deberá reportarse periódicamente y trabajará
con la persona para ayudar a asegurar que se cumplen con las condiciones, que tiene redes
de apoyo apropiadas para minimizar la probabilidad de reincidencia, y que se basa en los
cambios positivos realizados en la cárcel.
Para los internos condenados con pena de prisión
Período de
inducción en Egreso bajo el
las penas de régimen de
Evaluación Supervisión en detención Programas de reinserción
prisión Libertad
anterior a la Programas motivadores Salidas por trabajo condicional
condena y Programas de reinserción Regimen de pre-egreso con
Arresto Egreso
notificación Programas de educación notificación a la Junta conforme
domiciliario
al Juez que Formación en capacidades y de Libertad Condicional a ciertas
con habilidades laborales
la va a Arresto domiciliario condiciones
notificación a Trabajo de los internos
imponer con notificación a la Apoyo en
la Junta de Junta de Libertad la sociedad
Libertad Condicional
Condicional
del interno
Situación
procesal

Condenado por Inicio de la Período de cumplimiento Preparación para Egreso


el delito pena de la pena el egreso

Evaluación
Período de Penas alternativas
anterior a la a la prisión
condena y inducción en
Órdenes a cumplirse en Apoyo en
notificación las penas la sociedad la sociedad
al Juez que alternativas
Programas motivadores
la va a a la prisión
Programas de reinserción
imponer

Para los internos condenados con penas alternativas a la prisión

d. Población

Al 30 de junio de 2014 había 8.500 personas alojadas (7.165 hombres y 461 mujeres). 61

61
http://www.corrections.govt.nz/ data/assets/pdf_file/0007/767923/Corrections_Annual_Report_2013-14_Full.pdf

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Revista de Criminología - Número I - Año

El gran problema que enfrenta el Departamento Correccional de Nueva Zelanda es el


crecimien- to significativo de la población carcelaria, que está ejerciendo presión sobre la
capacidad de sus instalaciones. Entre junio de 1999 y el mismo mes de 2007, la población
detenida preventiva- mente aumentó en un 129% y la condenada un 27% (1.235 presos
condenados adicionales).

Sin perjuicio de la clasificación inicial de seguridad, el Reglamento sobre instituciones


correccionales de 2005 ha determinado las siguientes categorías de personas:

1. Las madres con hijos menores de 6 meses o que estén embarazas, siempre y cuando su
clasificación de seguridad sea baja, pueden solicitar permanecer con sus hijos; en caso
afirmativo, son alojadas en instalaciones apropiadas a su situación.

2. Las personas detenidas esperando su sentencia, y aquellos inmigrantes detenidos en


razón de la ley de migraciones.

3. Aquellas personas que se encuentran procesadas y el tribunal ha impuesto una fianza


para que puedan permanecer en libertad durante la tramitación del proceso, pero que
no cuentan con el dinero. Son alojadas en sectores específicos sin ningún tipo de con-
tacto con el resto de la población penal y solamente pueden comunicarse con algún
familiar o allegado con el propósito de obtener el dinero necesario para obtener su
excarcelación.

4. Las personas transexuales deben ser alojadas en sectores específicos; si se realizaron


la cirugía de cambio de sexo deben ser alojadas en una unidad correspondiente a su
nuevo género.

5. Personas que pertenecen o han pertenecido a alguna fuerza de seguridad no serán


alojadas con el resto de la población penal. Inclusive existen acuerdos especiales con
la fuerzas de seguridad o Fuerzas Armadas para el alojamiento de esta categoría de
internos.

6. Internos Jóvenes: son aquellas personas menores de 18 años que están detenidas o
condenadas. Deben mantenerse separados de los mayores de dieciocho años. Hay uni-
dades especiales para la juventud en las prisiones masculinas.

7. Australia

El derecho penal de Australia se administra generalmente por jurisdicciones individuales.

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Estas incluyen los seis estados, el gobierno de la Commonwealth y los territorios autó-
nomos. Su aplicación es en gran parte una cuestión exclusiva de los estados, con sólo un
pequeño subconjunto de actividades delictivas reservadas para el juzgamiento por parte
del gobierno de la Commonwealth. Cada estado tiene su propio código penal y administra
su propio sistema de prisiones, que no está disociado del sistema judicial sino que forma
parte del mismo. Las condenas por delitos tipificados en las leyes federales se llevan a
cabo en las agencias correccionales estatales62, dependientes del Ministerio de Justicia.

Sin perjuicio de la independencia de cada estado, los diferentes servicios han desarrollado un
guía de estándares a los fines de aunar criterios en lo que respecta a su actividad y el
tratamiento.63

a. Función del sistema de prisiones

La función del sistema de prisiones australiano es la protección pública, brindando a los


infractores las intervenciones necesarias para que reduzcan su participación en el sistema
de justicia penal mediante la adopción de estilos de vida respetuosos de la ley y de esa
manera promover la prevención del delito.64

El desarrollo y la proliferación de una serie de programas de rehabilitación que tienen


como objetivo hacer frente a los problemas de la delincuencia representan un componen-
te importante de la justicia penal contemporánea y la política penitenciaria en Australia.
Así las cosas, la rehabilitación de los presos se ha presentado como otro de los objetivos
principales de las agencias correccionales australianas. 65

Una forma de ayudar a lograr esta meta es a través de una serie de programas e interven-
ciones que se dirigen a conductas delictivas como el abuso de sustancias y la violencia.
En los últimos dos años, los distintos servicios han hecho un progreso considerable en el
número y la calidad de los programas y las intervenciones que se ofrecen. Como resulta-
do, el número de personas que se han incorporado tanto en los programas basados en la
comunidad como en las prisiones ha subido de manera significativa.

Los servicios correccionales de Australia ofrecen programas que abordan la adicción, la


delincuencia violenta, la delincuencia en general, la delincuencia sexual y están los que
trabajan para mejorar las habilidades cognitivas de las personas privadas de su libertad.
62
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/0/A4D719473BE50FDFCA2570EC001B2C95?opendocument
63
Al respecto, ver “Standard Guidelines for Corrections in Australia”, disponible en http://www.correctionalservices.
nt.gov.au/Documents/useful_links/aust-stand_2012.pdf
64
En este sentido http://www.corrections.sa.gov.au/home/mission-vision-values, http://www.correctionalservices.
nt.gov.au/AboutUs/Publications/Documents/DCS_Annual_Report_2013-14_web.pdf
65
http://www.aic.gov.au/media_library/publications/tandi_pdf/tandi427.pdf

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Revista de Criminología - Número I - Año

b. Establecimientos

Hay 88 establecimientos operando en Australia, 84 destinados a hombres y 25 con ins-


talaciones para mujeres. Las instalaciones correccionales se pueden dividir en cuatro ca-
tegorías, que se distinguen por el grado en que restringen la libertad de una persona y las
actividades que se pueden realizar, a saber:66

• Instalaciones de detención periódica, disponibles actualmente sólo para los tribunales


de Nueva Gales del Sur. Alojan a personas detenidas durante dos días consecutivos a
la semana, quedando en libertad para el resto de la semana.
• Instalaciones para sentenciados a custodias comunitarias. Allí están los infractores
privados de su libertad de manera limitada, confinados a un centro, vivienda o pro-
piedad y/o que tengan que estar bajo el control de supervisión por más de 50% del
tiempo. Las personas en este tipo de instalaciones tienen órdenes de restricción bajo la
autoridad de las agencias de servicios correctivos para adultos e incluyen restricción
de movimientos, reparaciones y órdenes de supervisión (libertad condicional). 67
• Instalaciones cerradas donde el personal de seguridad lleva a cabo una supervisión di-
recta de las personas alojadas. Un ejemplo de este tipo de instalaciones es el Goulburn
Correctional Centre, una unidad de supermáxima seguridad para hombres ubicada en
Goulburn, New South Wales.
• Existen centros para personas de nacionalidad extranjera que deben ser expulsadas
de Australia, ya sea por encontrarse ilegalmente, por haber cometido un delito o por
haberse concedido su extradición.

c. Tratamiento

Los tratamientos que se brindan en los diferentes servicios correccionales de Australia


tienen por objeto: “Ayudar a las personas que han cometido un delito a adquirir las ha-
bilidades que necesitan para vivir un estilo de vida respetuoso de la ley una vez que su
condena se ha completado”.68

Los programas de tratamiento están estructurados y son puestos a disposición de los inter-
66
Steering Committee for the Review of Commonwealth/State Service Provision 1997, Report on Government Ser-
vice Provision, Industry Commission, Melbourne – Disponible en http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/2f762f95
845417aeca25706c00834efa/ac2fc9cfef578001ca2570ec001b2fc5!OpenDocument
67
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
68
http://www.correctiveservices.wa.gov.au/rehabilitation-services/rehab-programs.aspx

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

nos de manera individual o grupal a través de las diferentes agencias correccionales que
resultan adecuadas para sus necesidades criminogénicas. De este modo, la capacidad de
respuesta, habilidades y antecedentes culturales de una persona se integran con su expe-
riencia en la prisión, con el fin de lograr el reintegro a la comunidad, disminuyendo en lo
máximo posible la violencia.

Cada programa se basa en evaluaciones de riesgo de la persona, en sus posibilidades de


reincidencia, necesidades criminogénicas y capacidad física y mental para participar. 69

Los internos deben contar con programas y servicios que tiendan a mejorar sus prácticas y
a fomentar el desarrollo de habilidades para hacer frente a las necesidades crimino-
génicas, para reducir la reincidencia y aumentar la seguridad pública. Así las cosas, los
programas deben ser objeto de un proceso estructurado de revisión y evaluación que ga-
rantice la eficacia en el logro de sus objetivos declarados.

Los programas de tratamiento son llevados a cabo por el personal idóneo en cada área. La
imposibilidad de la persona para completar programas sólo debería constituir una sanción
si el incumplimiento es intencionado. En caso contrario, la situación se maneja como una
parte normal del proceso de revisión del caso.

Los citados programas tienen en cuenta el género, origen cultural, deficiencia mental o
física, estado de salud, edad u otras consideraciones especiales, en consulta con grupos y
expertos comunitarios pertinentes.

Todos los programas deben llevarse a cabo en un ambiente que ha sido evaluado como
seguro para el personal y todos los participantes.

Cuando una persona comete un delito y es encarcelada, tiene la opción de asistir a una serie
de programas de tratamiento para ayudar a identificar sus áreas problemáticas. Se destacan:

• Los programas para agresores sexuales, que cubren una gama de temas, incluyendo la
empatía con la víctima, la toma de perspectiva social y el razonamiento crítico. El
objetivo es dar a los participantes las habilidades y conocimientos que necesitan para
aceptar la responsabilidad de su conducta delictiva. Muchos programas son de carác-
ter voluntario, por lo que los internos que continúan negando su conducta ofensiva no
pueden participar. Por esta razón en 2008 se introdujo el Programa de Delincuentes
Sexuales Negadores y actualmente funciona en las prisiones de Casuarina y Karnet,
ambas dependientes del Servicio Correccional de Australia Occidental.

69
http://www.correctionalservices.nt.gov.au/Documents/useful_links/aust-stand_2012.pdf

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Revista de Criminología - Número I - Año

• Por otra parte, existen una serie de programas para personas violentas que se ejecutan
en las diferentes unidades. Estos buscan las causas de la delincuencia violenta como
así también ayudar a los internos a desarrollar conductas y actitudes positivas. Tam-
bién están disponibles para los internos y se centran en aceptar responsabilidad por
sus acciones.

• Los programas para agresores generales, por su parte, tienen por objeto ayudar al
infractor a obtener una mejor comprensión del por qué de la agresión, usando una
variedad de métodos de tratamiento que incluyen la resolución de problemas, la pre-
vención de recaídas y la planificación de la seguridad. También se trabaja en la
mejora de otros aspectos de sus vidas. Se han diseñado programas específicos para
satisfacer las necesidades de las mujeres que se encuentran detenidas.

• A su vez, hay programas destinados a los internos aborígenes que quieren reencontrarse
con su tierra y la cultura, mientras logran el aprendizaje de habilidades cognitivas y
comportamiento positivo. Para ello se cuenta con un dispositivo denominado “Esquema
de Aborígenes Visitantes” (Aboriginal Visitors Scheme - AVS), en el que un grupo de
indígenas visitan las cárceles y centros de detención prestando apoyo y asesoramiento a
los integrantes de pueblos originarios que están privados de la libertad.70

Como puede verse, todos y cada uno de los sistemas correccionales que operan en Aus-
tralia cuentan con una variedad de programas que trabajan para mejorar la resolución de
problemas y las habilidades de interacción social de los internos, con el fin de ayudarles
a entender sus creencias y valores personales.

Los programas de tratamiento se han basado en el ‘‘What Works”, que ha demostrado ser
eficaz para reducir las tasas de reincidencia. Por su parte, la investigación y evaluación
continua también conduce a programar, modificar y revisar posibles reemplazos con in-
tervenciones tendientes a mejorar la práctica.

Estos programas se llevan adelante conjuntamente con dispositivos integrados de segu-


ridad dinámica. De este modo, los funcionarios de las prisiones están estrechamente in-
volucrados con la población carcelaria, lo que les permite cumplir a su vez la función de
seguridad. La aplicación de dispositivos de seguridad dinámica permitió romper algunos
de los efectos deshumanizantes de la institucionalización, mediante la asociación de fun-
cionarios e internos en un ambiente donde los prisioneros se sienten reconocidos como
personas y conservan la responsabilidad.

70
http://www.correctiveservices.wa.gov.au/rehabilitation-services/aboriginal-visitors-scheme.aspx

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d. Población

En el trimestre enero-marzo de 2015 el promedio de personas detenidas en instalaciones


cerradas de Australia fue de 35.466. Esto representó un aumento de 2.221 personas (7%)
respecto del mismo período de 2014, conforme se ve en el siguiente cuadro.71
Persons in full-time prison custody, average daily number per month
´000
37

36

35

34

33

32

31

30

29
Mar-13 Jun-13 Sep-13 Dec-13 Mar-14 Jun-14 Sep-14 Dec-14 Mar-15

Dicha población corresponde a 32.686 hombres y 2.780 mujeres. Esto representa un au-
mento en el número diario promedio de hombres de un 7% y de mujeres de un 6% en
comparación con el primer trimestre de 2014.72

Asimismo, del número promedio de detenidos en prisiones cerradas en el primer trimestre


de marzo de 2015, 25.764 (72,64%) son condenados y 9702 (27,35%) no tienen condena.
Los internos condenados aumentaron un 4% (994), respecto del primer trimestre de 2014.

Las jurisdicciones con mayor proporción de internos bajo custodia segura, esto es en pri-
siones cerradas y con supervisión continua, fueron: el territorio de la capital australiana
(98%, o 330 internos) y Tasmania (97%, o 459 detenidos).
71
Oficina de Estadísticas de Australia: http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
72
Oficina de Estadísticas de Australia: http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0

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Revista de Criminología - Número I - Año

Por otra parte, el número de personas en instalaciones para sentenciados a custodia co-
munitaria durante el primer trimestre de marzo de 2015 fue de 55.995, lo que marca un
descenso respecto de diciembre de 2014 (56.437) y enero de 2015 (55.790), y un aumento
entre febrero (55.787) y marzo de 2015 (56.409).73
Persons in Community-Based Corrections, average number on the first day of the month
´000

57

56

55

54

53
Mar-13 Jun-13 Sep-13 Dec-13 Mar-14 Jun-14 Sep-14 Dec-14 Mar-15

Por otra parte, la población indígena y los isleños del Estrecho de Torres representaron
el 28% de la población penal alojada en instituciones con custodia permanente. 74 En el
trimestre de marzo de 2015, el número de internos adultos pertenecientes a la franja bajo
análisis fue de 9838 personas, que comprende 8.861 (90%) hombres y 977 (10%) muje-
res. Entre los trimestres 2014 y 2015, la población masculina indígena y de isleños del
Estrecho de Torres aumentó 7 % (541) mientras que la población femenina se acrecentó
un 9 % (77).75 Tres estados representaron casi las tres cuartas partes de la población total
de internos indígenas e Isleños: Nueva Gales del Sur (2702, o 28%), Queensland (2300,
o 23%) y Australia Occidental (2150, o 22%).

73
Oficina de Estadísticas de Australia: http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
74
Cabe señalar que, la población indígena y del Estrecho de Torres mayor de 18 años en el año 2014 fue
de aproximadamente el 2% de la población australiana -
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/3101.0 75 Oficina de Estadísticas de Australia:
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Conclusiones

La peculiaridad de los sistemas de justicia criminal, con la particularidad de la normativa


que regula la ejecución de la pena, como las estructuras organizativas y las finalidades de
cada servicio de prisiones y aún más, la singularidad cultural y los perfiles de la población
penal, es un fenómeno que nos muestra diferentes necesidades a la hora de encarar la ges-
tión de las agencias de prisiones reducir la reincidencia y garantizar la seguridad pública.

La experiencia indica que es difícil encontrar un esquema organizativo capaz de dar una
respuesta homogénea a este universo de diversidad y por ello, encontrar puntos de unifor-
midad en los problemas y en las soluciones de las cuestiones que presentan los sistemas
de prisiones es una tarea más que compleja. Sin embargo, algunas dificultades aparecen
en todos los países de manera repetitiva, como la reincidencia, la sobrepoblación, la vio-
lencia, la rehabilitación de toxicómanos, etc. De esta manera, los centros penitenciarios
aportan datos de gran importancia para las estructuras de seguridad pública, puesto que
permiten descubrir problemáticas sociales, en personas con un importante componente de
marginación, y las cuales probablemente no son detectadas y/o tratadas por otros dispo-
sitivos de la comunidad, o lo harían en un grado de evolución demasiado prolongado para
esperar recuperaciones adecuadas.

Indagar en la comparación de sistemas permite corregir, emprender y realizar todos los


cambios necesarios a la hora de abordar las distintas cuestiones que se presentan en el
ámbito de las prisiones. A todo esto se le debe sumar la evidencia empírica, que como
información obtenida a través de la observación, la cual es debidamente analizada y pro-
cesada, favorece a la toma de decisiones tendientes a lograr el desistimiento del delito.

Como se puede observar, los países que efectivamente han logrado reducir la reinciden-
cia y en consecuencia garantizar, en cierto grado, la seguridad pública han dirigido todos
sus esfuerzos en torno a la instrumentación de herramientas basadas en la criminología
aplicada, y aquellos que han iniciado cambios lo han hecho en el sentido de lograr la apli-
cación de mecanismos que permitan brindar objetividad a la hora de mejorar sus sistemas
penitenciarios.

Básicamente, este nuevo paradigma nos sugiere que la reincidencia y la re-encarcelación


puede ser reducida puesto que existen ciertos factores que pueden poner al infractor en
riesgo de cometer nuevamente delitos en el futuro. En consecuencia, bajo la técnica esta-
dística de meta-análisis o econometría, se han logrado identificar cuáles son los principios
claves para el logro de una intervención o asistencia efectiva. Esta literatura, conformada
por un cuerpo de evidencia, gira en torno a una serie de principios claves de la rehabilita-

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Revista de Criminología - Número I - Año

ción que, en caso de implementarse en el diseño y prestación de servicios, llevaría a una


reducción de reincidencia.

La implementación de políticas criminales diseñadas en el marco de la criminología apli-


cada, no sólo conlleva a la rehabilitación de la persona, la misma es superadora de la vieja
idea de reinserción social, dado que apunta no sólo al individuo sino a este y su interre-
lación con la comunidad. Es decir se aspira a logra no una formación de la persona, sino
una verdadera transformación por medio de la generación de hábitos y responsabilidades
para que la persona pueda desenvolverse dignamente en el medio libre.

Otro aspecto importante a la hora de analizar la incidencia de los postulados que brinda
la criminología aplicada, se puede observar en la ratio que existe entre la cantidad de
personal y el número de internos. Este, entre otros, explica que la obtención de informa-
ción, su análisis y la posterior formulación de herramientas que brindan objetividad, han
permitido disminuir la conflictividad en contextos de encierro y mejorar los tratamientos,
logrando de esta manera una adecuada distribución de los recursos humanos de acuerdo
a las necesidades tanto de las personas como del sistema, y consecuentemente con ello
poder abordar una eficiente contratación del personal en cuanto a su cantidad y a la pre-
paración del mismo.

Como se observa, la criminología aplicada no sólo beneficia a las personas privadas de su


libertad, sino que tiende a mejorar las condiciones de trabajo del personal de las prisiones,
y a la sociedad en tanto que favorece la adecuada administración de recursos que se des-
tinan para la atención de los sistemas penitenciarios, ya sea tanto en el reclutamiento de
agentes como en los resultados obtenidos en lo que refiere a desistimiento de la conducta
delictiva.

Es conocido que un sistema de prisiones opera donde el resto de los sistemas sociales ha
fallado. No obstante, se ha demostrado que gestionado racionalmente y con las he-
rramientas adecuadas, se puede no sólo disminuir la tasa de reincidencia sino evitar la
generalización de delincuencia derivada del ámbito carcelario, por contraposición a la
delincuencia originaria que es la que adquiere la persona ante la ineficacia de los sistemas
sociales que operan extramuros.

Ahora bien, esos mismos estudios e investigaciones demuestran que no cualquier acción
es suficiente para lograr esos objetivos, sino que las acciones deben establecerse estratégi-
camente bajo una política criminal que, encare la problemática del delito de manera mul-
tisectorial, entendiendo que el tratamiento de la persona no sólo se circunscribe al ámbito
de la prisión sino que debe continuar fuera de la misma. Y que a su vez tome en cuenta
las

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

nociones de riesgo, necesidad basándose en el principio de responsabilidad, para lo cual


se necesitará establecer objetivos claros y precisos en lo que refiere al cumplimiento de la
sentencia. Y por sobre todas las cosas fomentar la participación proactiva de la sociedad
en las soluciones relacionadas al delito.

El establecimiento de políticas públicas racionales que aborden de forma completa el


tránsito de la persona dentro del sistema de justicia criminal y que se basen en los princi-
pios anteriormente mencionados permitirá reducir, efectiva y eficientemente, los niveles
de reincidencia criminal.

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Revista de Criminología - Número I - Año

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Revista de Criminología - Número I - Año
2015

Capítulo II
Nuevos desafíos de la
administración
penitenciaria
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

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Revista de Criminología - Número I - Año

Hacia un sistema de clasificación inicial


y evaluación de riesgo y necesidad

Introducción

Este documento es una síntesis de los avances a noviembre de 2015 en relación a Clasifica-
ción Inicial y Evaluación de Riesgo. Los lineamientos son los mismos que aquellos de los
documentos precedentes, bajo la perspectiva criminológica conocida como What Works.

Entre diciembre de 2014 y agosto de 2015 se implementó la Fase I del Sistema de Clasifi-
cación Inicial y Evaluación de Riesgo de la población penal del S.P.F.

Se pudo arribar a esta Fase como consecuencia de un intenso trabajo interdisciplinario para
la definición de las encuestas y los indicadores de riesgo; la informatización de los formu-
larios; y la carga de los datos en una base de datos relacional. Esto permitió avanzar en la
generación de los primeros reportes de perfil de riesgo durante septiembre y octubre de
2015.

En principio, siguiendo las prácticas internacionales en lo que hace a control de la violen-


cia, se trabajó sobre tres áreas temáticas que implican distintas medidas a aplicar para su
tratamiento en el sentido de reducir de la violencia;

• Nivel de Conflictividad
• Riesgo de Fuga, y
• Riesgo de Suicidio

Nota: En el análisis de estos tres indicadores se detectó un potencial índice de reincidencia que se está
monitoreando para su evaluación y ajuste.

Cada Indicador quedó establecido en 5 niveles (Bajo, Medio, Medio Alto, Alto y Muy
Alto). Para estimar los valores límites y definir la presencia de cada riesgo, se recurrió al
cálculo del promedio y el desvío estándar.

De esta forma quedó establecida en esta Fase una gradación de riesgo para cada indica-
dor, que permite diferenciar a los internos que presentan:
• Riesgo Bajo: internos que tienen un valor del indicador menor al promedio.
• Riesgo Medio: internos que tienen un valor del indicador entre el promedio y el pro-
medio más una vez el desvío estándar.
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

• Riesgo Medio Alto: internos que tienen un valor del indicador entre el promedio más
una vez el desvío estándar y el promedio más dos veces el desvío estándar.
• Riesgo alto:internos que tienen un valor del indicador entre el promedio más dos ve-
ces el desvío estándar y el promedio más tres veces el desvío estándar.
• Riesgo muy alto: aquellos que tienen un valor del indicador mayor al promedio más,
tres veces el desvío estándar.

A noviembre de 2015 se cargaron en la base un total aproximado de 4.300 entrevistas. Di-


cha carga permitió la elaboración de la siguiente cantidad de indicadores por tipo de riesgo:

• 3.060 indicadores de Conflictividad


• 3.150 indicadores de Fuga
• 2.510 indicadores de Suicidio

Nota: es importante destacar que a medida que se fue haciendo un aprendizaje en el relevamiento, la bre-
cha entre entrevistas e indicadores obtenidos se fue reduciendo sustantivamente.

En el siguiente gráfico se observa claramente la distribución de cada tipo de riesgo. Como


era previsible, los niveles de riesgo Alto y Muy Alto concentran porcentajes menores de
la población penal.

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Revista de Criminología - Número I - Año

Notas:

• La brecha entre las entrevistas realizadas y los indicadores obtenidos se origina en la falta de
respues- ta de algunos interrogantes, en particular, en la primera toma de datos. A medida que se
avanzó en el relevamiento las brechas se fueron reduciendo como consecuencia del aprendizaje que
realizaron los entrevistadores.

• Las entrevistas corresponden a un grupo inicial relevado en diciembre de 3343 internos (de diversas
Unidades, hombres), Viedma (259 internos, hombres), Mujeres (203 internas), Jóvenes Adultos (56
internos, hombres), Ingresos Unidad 28 en Septiembre 2015 (387 internos/internas) y Unidad 11 (111
internos, hombres).

• Es importante destacar que están pendientes las entrevistas a internos más conflictivos. Por lo tanto,
la curva del gráfico precedente puede resultar a futuro levemente más elevada en los niveles Alto y
Muy Alto.

I. Clasificación Inicial y Evaluación de Riesgo: Resultados Fase I

En los cuadros comparativos a continuación se exponen los resultados por variables obte-
nidos en las encuestas1. Se expresan por separado los resultados obtenidos en Mujeres y
Jóvenes Adultos dado que, en muchos casos presentan características específicas a desta-
car. Además de tratarse de grupos de tratamiento específico dentro de la Institución.

En lo que hace a las variables de Historial Delictivo podemos observar que el grupo de
mujeres entrevistadas presenta indicadores favorables respecto a la muestra total. Los
Jóvenes Adultos presentan valores más próximos a la muestra total (excepto en variables
que por la edad aún no están en condiciones de alcanzar dichos valores como “condenas
previas siendo mayor” y “duración detención anterior”).

1 Los resultados de la muestra total de referencia son al 3 de Noviembre de 2015 (incluyendo ingresos en la
Unidad 28 de Septiembre de 2015) y mantiene una distribución porcentual similar a la distribución de la
población total del S.P.F. En el caso de Jóvenes Adultos la muestra es al 11 de Noviembre de 2015. Es
importante destacar que las cargas se realizan en los ingresos a la Unidad 28 y por lo tanto la base se modifica
y nutre de nuevos datos a diario.

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Historial Delictivo Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes Adultos


Detención o Enc. Previo por delito violento Si 31,4% 12,3% 35,1%
Detención siendo Menor No 79,2% 90,1% 64,9%
Condenas Previas Siendo Mayor Si 44,8% 23,2% 31,8%
Duración Detención Anterior Menor a 5 años 82,1% 79,5% 97,4%
Incumplió Medidas Alternativas Si 10,8% 4,9% 5,3%
Diversos Delitos 1 76,6% 89,7% 83,4%
Diversos Delitos 4 ó más 2,7% 1,0% 2,6%
Antec. Delitos Intra Muro No 96,4% 89,7% 98,7%
Tiempo en Libertad previo Det. Actual 2 años o más 66,8% 80,3% 68,2%
Tiempo en Libertad previo Det. Actual Menos de 6 meses 16,9% 6,4% 15,2%

A continuación tenemos la síntesis de aspectos que hacen a Trabajo y Habilidades La-


borales. Los datos permiten deducir que hay un intenso trabajo a realizar en lo que hace
a tratamiento en los jóvenes adultos para facilitar su inserción laboral a la salida del SPF
mediante el desarrollo de habilidades laborales.

Trabajo y Habilidades Laborales Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Historial de Empleo Sin Problemas 55% 61% 40%
Historial de Empleo Serios Problemas 14% 13% 23%
Tiempo desde último trabajo estable Menos de 2 años 58% 42% 40%
Tiempo desde último trabajo estable Nunca 21% 9% 45%
Experiencia/Capacidad Laboral Sin Problemas 61% 59% 39%
Actitud frente al Trabajo Buena 59% 61% 58%

En Estilo de Vida y Sociabilidad podemos observar que es elevado el porcentaje de in-


dividuos que tienen ingresos por actividades delictivas.
En lo que hace a vínculos con infractores, las Mujeres y los Jóvenes Adultos presentan
porcentajes por encima del promedio.

Estilo de Vida y Sociabilidad Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Ingresos Actividad Delictiva No 57% 54% 46%
Vínculo con Infractores No 45% 20% 28%
Rasgos Manipulación No 55% 53% 58%
Situación de Calle No 88% 91% 85%
Integra grupos No Delictivos No 44% n/d 21%
Domicilio Fijo Si 86% 88% 85%

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Revista de Criminología - Número I - Año

Los datos relevados sobre Infancia y Adolescencia son los siguientes:

Infancia y Adolescencia Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Separación Padres No 54% 55% 45%
Violencia Doméstica No 76% 75% 79%
Abandono del Hogar No 74% 77% 63%
Abandono Escolar Primario Completo 57% 48% 85%
Vínculo Padre Hasta la Adultez 72% 72% 66%
Vínculo Madre Hasta la Adultez 82% 83% 87%

Luego, en Relaciones Interpersonales y Familiares se presenta un elevado porcentaje


de Mujeres con “pareja con antecedentes delictivos”, y de Jóvenes Adultos con “familia
con antecedentes delictivos”. En todos los casos es bajo el porcentaje de “apoyo familiar
para el abandono del delito”.

Relaciones Interpersonales Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


y Familiares Adultos
Relación con la Familia Si 81% 83% 83%
Pareja con Antec. Delictivos No 90% 55% 96%
Familia con Antec. Delicitivos No 74% 62% 48%
Apoyo Familiar Abandono del Delito Si 17% 16% 15%

A continuación se sintetizan los interrogantes específicos que hacen a Conflictividad (en


los últimos 5 interrogantes de la muestra de Mujeres hubo un alto porcentaje de interro-
gantes sin respuesta) y Vulnerabilidad.

Conflictividad Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Heridas con Armas No 70% 91% 68%
Heridas Autoagresivas No 88% 90% 81%
Cantidad Heridas Armas Fuego Ninguna 80% 96% 80%
Cantidad Heridas Armas Blancas Ninguna 75% 92% 76%
Alteraciones Graves Reg. Disciplinario No 82% 74% 81%
Agresión Visitantes No 97% 82% 96%
Peleas Internos No 83% 72% 87%
Agresión Personal Penitenciario No 93% 78% 93%
Destrucción Materiales No 93% 80% 97%

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Vulnerabilidad Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Abordado Hostilmente Internos No 75% 80% 79%
Magnitud Perjuicio Leve 48% 59% 52%
Trastorno Personalidad Dependencia No 81% 90% 89%
Grupo Criterios Raza No 90% 91% 97%

En lo que hace a los indicadores específicos de Fuga destaca la participación de Mujeres


en Grupos Organizados mientras que, los Jóvenes Adultos presentan mejor desempeño
que la muestra total.

Fuga Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Pertenece a alguna Fuerza No 90% 95% 99%
Tiene familiares en alguna Fuerza No 79% 90% 95%
Miembro de Grupos Organizados No 92% 84% 96%
Miembro de Grupos Armados No 93% 95% 98%
Tiene Tatuajes de Organización Criminal No 97% 97% 99%
Antecedentes de Fuga o evasión No 97% 100% 99%
Deseos de Fugarse No 98% 99% 98%
Grupo Fuga o Evasión No 98% 99% 99%

Aproximadamente un 15% de la población del S.P.F. tiene familiares detenidos en la


Institución. En muchos casos más de un familiar.
La distribución por tipo de familiar de cada grupo se detalla a continuación. Si bien “her-
mano” es la categoría que mayor participación presenta en la muestra total, alcanza un
valor del 56% en Jóvenes Adultos. En el caso de Mujeres es elevada la participación de
pareja detenida en el S.P.F. Este dato guarda una estrecha relación con lo que se observara
en la variable “pareja con antecedentes delictivos” en forma previa.

Familiar Detenido en el SPF Total (3/11) Mujeres Jóvenes Adultos


Hermano 37% 19% 56%
Primo 8% 4% 19%
Pareja 18% 42% 0%
Padre 8% 2% 6%
Madre 3% 4% 0%
Tío 8% 3% 19%
Abuelo 1% 0% 0%
Otro 17% 25% 0%

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Revista de Criminología - Número I - Año

Las Mujeres apoyan con menor intensidad la Conducta Delictiva y tienen mayor respeto
por la autoridad y aceptación de las reglas de la comunidad. También presentan un mayor
reconocimiento del problema. Los Jóvenes Adultos presentan una tendencia menos favo-
rable que el promedio excepto en lo que hace al reconocimiento del problema.

Actitudes Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Apoya Conducta Delictiva No 47% 66% 42%
Rechaza Autoridad Respeta 69% 84% 58%
Comunidad Reglas Respeta 62% 77% 53%
Reconoce Problema Comprende 60% 70% 65%

Excepto en el caso de mujeres es elevado el porcentaje que reconoce “Actuar sin Pensar”.
En todos los casos es escasa la capacidad de aplazar satisfacciones y de establecer obje-
tivos de mediano plazo.

Variables de Personalidad Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Actua Sin Pensar No 48% 65% 38%
Aplazar Satisfacciones Si 16% 4% 11%
Objetivos Mediano Plazo Si 18% 20% 25%
Comportamiento Agresivo No 82% 82% 78%

Un 65% de los entrevistados manifestaron consumir drogas en el presente. En el caso de


Mujeres sólo el 17%. Un bajo porcentaje reconoce ponerse violento bajo el consumo de
drogas, es bajo el porcentaje de los que reconocen la problemática y el tratamiento así
como también la dependencia o abuso.

Consumo de Drogas Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Uso de Drogas en el Presente Si 65% 17% 56%
Violento con el Consumo de drogas
(% de los que consumen) Si 15% 7% 21%
Reconoce Problemática y tratamiento
(% de los que consumen) Si 35% 3% 19%
Drogras ha sido su Mayor Actividad No 74% 92% 75%
Dependencia o Abuso (% de los que consumen) No 61% 66% 84%

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

La distribución por tipo de drogas se detalla a continuación. En todos los casos la Mari-
huana se encuentra en primer lugar. A continuación se encuentran la Cocaína, el Alcohol
y el Paco. No es menor el consumo de psicofármacos.

Consumo de Drogas Total (3/11) Mujeres Jóvenes Adultos


Consumo Repetido
Alcohol 15% 9% 11%
Cocaína 19% 20% 15%
Paco 13% 24% 15%
Psicofármacos 11% 13% 11%
Inhalantes 2% 0% 3%
Marihuana 34% 31% 34%
Anfetaminas 3% 2% 4%
Alucinógenos 2% 0% 3%
Opiaceos 1% 0% 2%
Otros 1% 0% 1%

Finalmente, se sintetizan los resultados específicos de Conductas y Pensamientos Suici-


das. Si bien un 8% han manifestado haber realizado intentos de Suicidio, sólo un 2,3%
manifestó haber materializado dichos intentos en el último año (como se destacara en el
informe de Gestión 2015, la tasa de suicidio en el SPF fue del 0,07%).

Conductas y Pensamientos Suicidas Respuesta Total (3/11) Mujeres Jóvenes


Adultos
Síntomas Depresivos No 76% 84% 90%
Trastorno de Personalidad No 80% 90% 89%
Tipología Delictiva No 89% 94% 87%
Antecedentes Familiares Suicidio No 92% 93% 91%
Pérdida Familiar Cercano No 77% 88% 83%
Intenciones Suicidas No 92% 88% 97%
Intento Suicidio Si 8% 5% 9%

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Revista de Criminología - Número I - Año

II. Distribución de Indicadores de Riesgo

En base a los datos relevados hasta el momento podemos observar que en materia de
Conflictividad un 30% de la población penal presenta valores inferiores al promedio
(grupo de Bajo Nivel de Conflictividad). Al observar el grupo de Jóvenes adultos vemos
que este porcentaje se incrementa casi al 40% y en el caso de Mujeres es mayor aún y
alcanza valores cercanos al 70%.
Conflictividad
Bajo Medio Medio Alto Alto Muy Alto
Total (03/11) 30,0% 43,4% 19,6% 6,1% 0,9%
73% 27%
Jóvenes Adultos 39,7% 44,5% 12,3% 2,7% 0,7%
84% 16%
Mujeres 68,7% 25,2% 4,6% 1,5% 0,0%
94% 6%

Los resultados de los grupos con mayor nivel de conflictividad son inversos pero clara-
mente los individuos más conflictivos son los hombres adultos y es allí, donde deberían
profundizarse las acciones para optimizar los recursos en materia de disminución de los
niveles de violencia.

En Riesgo de Fuga se presenta el mismo esquema pero, en este caso es mejor el desem-
peño de Jóvenes Adultos que el de Mujeres en lo que respecta a Riesgo Bajo.

Fuga
Bajo Medio Medio Alto Alto Muy Alto
Total (03/11) 36,7% 39,7% 17,3% 4,7% 1,5%
76% 24%

Jóvenes Adultos 70,5% 20,5% 6,8% 1,4% 0,7%


91% 9%

Mujeres 58,5% 29,2% 10,8% 1,5% 0,0%


88% 12%

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Similar tendencia presenta la distribución en lo que hace a riesgo de Suicidio.


Suicidio
Bajo Medio Medio Alto Alto Muy Alto
Total (03/11) 34,1% 46,3% 11,3% 4,9% 3,4%
80% 20%

Jóvenes Adultos 65,1% 27,4% 4,1% 2,1% 1,4%


92% 8%

Mujeres 81,4% 15,5% 2,3% 0,8% 0,0%


97% 3%

III. De aquí en adelante

Como se destacara desde un principio, es importante avanzar en el relevamiento del total


de la población penal del SPF para contar con datos más precisos, en particular en los
niveles Alto y Muy Alto de cada tipo de indicador.

En el mismo sentido, resultaría relevante complementar los datos obtenidos en las en-
cuestas con los registros de hechos de violencia que se verifican dentro de la Institución.

Sin lugar a dudas, este instrumento resulta en un valioso aporte para la toma de decisiones
actuales y futuras en materia de: definición de espacios físicos y asignación de internos
a cada espacio; medición y evaluación de programas de tratamiento; así como también
asignación de recursos humanos y económicos que como en toda institución son escasos
y resulta relevante optimizar. Todo ello orientado a reducir los niveles de hechos de vio-
lencia y la tasa de reincidencia.

Finalmente, es importante destacar que todos los internos que ingresan al SPF desde sep-
tiembre de 2015 por la Unidad 28 son entrevistados. Ya se han sistematizado los datos
correspondientes a 2 meses completos. A medida que se cuente con datos suficientes se
podrá también proceder a evaluar tendencias en el perfil de ingresos al S.P.F. y entonces,
definir cambios acordes en la gestión de recursos.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Crimen organizado transnacional

Nuevos desafíos se presentan en las administraciones penitenciarias en este nuevo mi-


lenio. Entre ellos, sin lugar a dudas, se encuentran el Crimen Organizado y el Crimen
Organizado Transnacional.

En la actualidad no existe una definición unívoca de crimen organizado. “A pesar –o,


tal vez, debido a ello- del interés político y público, el crimen organizado permanece
sin un concepto que lo rodee. Como explicaran en mayor detalle Paoli y VanderBeke, la
comprensión del crimen organizado ha variado desde 1920 yendo y viniendo entre dos
nociones rivales: (a) una se fija en una organización ilegal estable per se o cuyos miem-
bros se involucran sistemáticamente en el delito; y (b) otro pone énfasis en la seriedad de
las actividades criminales, haciendo foco particularmente en la provisión de bienes y
servicios ilegales, que mayormente se realiza con objetivos monetarios… Así, variando
entre estas dos nociones enfrentadas, algunas agencias encargadas de formular políticas
públicas y hacer cumplir la ley usan el término “crimen organizado” en ambos sentidos”1.

Si atendemos a la primera de las definiciones, vinculadas con el quién, podemos abordar


la problemática del crimen organizado desde las personas que participan de bandas es-
tructuradas y organizadas con el objetivo de llevar adelante acciones criminales. Un gru-
po dedicado al crimen organizado, como se entenderá en este trabajo, posee las siguientes
características:

• Su fin es el ánimo de lucro

• El medio para alcanzar el fin es el desarrollo de actividades ilícitas

• Permanencia temporo-espacial

• Estructura

• Altos niveles de sofisticación

• Corrupción

• Lavado de Dinero

• Una dimensión cada vez más transnacional


1
Paoli, Letizia; “The Oxford Handbook of Organized Crime”; Oxford University Press; 2014; p. 1/2.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Si, por otra parte, ponemos énfasis en la segunda definición, deberíamos ceñirnos a las
actividades realizadas. Allí encontramos que, cuando nos referimos a crimen organizado,
estamos hablando de los siguientes delitos:

• Narcotráfico.

• Trata de personas.

• Homicidios por encargo (Sicarios).

• Secuestros extorsivos.

• Tráfico de armas.

• Tráfico de órganos.

• Tráfico de bienes culturales.

• Falsificación de moneda.

• Delitos ambientales.

• Cyberdelito.

• Lavado de activos.

• Evasión de impuestos y contrabando.

Los autores distinguen cinco niveles en las que las organizaciones criminales se infiltran
en el sector público:

• Actos esporádicos de soborno;

• Actos regulares de soborno;

• Infiltración en agencias gubernamentales;

• Infiltración en altos niveles de gobierno;

• Infiltración en la arena política;

La administración penitenciaria, como parte integrante de ese sector público, no se en-

1
Revista de Criminología - Número I - Año

cuentra ajena a esa dinámica. De esta forma, se enfrenta a un doble desafío: por una parte,
evitar o prevenir las consecuencias disvaliosas del crimen organizado en cuanto a su fun-
cionamiento; y, por otra parte, servir como instrumento del sistema de justicia criminal
para la lucha contra el mismo.

Para lograr esas finalidades debe adaptarse a las nuevas realidades. Se ha comprobado
que la aparición de estas nuevas tipologías criminales de alguna forma y otra forma, han
quebrado el estatus quo y superado las tradicionales estructuras de los sistemas de justicia
de criminal, claro está, en todas sus facetas.

Como sabemos, los mismos, cuya raíz derivan de la revolución francesa, se tornan poco
funcionales para enfrentar las nuevas realidades y desafíos que proponen la criminalidad
organizada. Y ello produce que sea necesario aggiornar los dispositivos institucionales,
a fin de poder garantizar un abordaje eficaz de estas nuevas realidades delictivas de una
manera eficiente y dinámica.

I.- Evolución Histórica

Los primeros registros sobre crimen organizado en nuestro sistema penitenciario datan de
los años 60, cuando fuera descubierta una red criminal de connotaciones transnacionales
dedicadas al tráfico de heroína desde el continente europeo hacia Argentina, para luego
enviarla hacia los Estados Unidos de América. Las personas encarceladas eran miembros
de la denominada Hermandad Corsa. En ese entonces, la tipología delictual del contexto
carcelario estaba signada por delitos contra la propiedad. Debe destacarse, que para ese
entonces los narcotraficantes tenían un estatus menor en el orden de prelación categórica
de la población penal2. Esta situación se daba, en general, con la mayoría de los delitos e
internos vinculados a esta tipología criminal.

Sin embargo, con el paso del tiempo –y, sobre todo, con la ayuda de los recursos econó-
micos derivados de su actividad-, éstos supieron ganar espacios en la dinámica peniten-
ciaria, llegando, en la actualidad, a revertir su status en la vida intramuros. Hoy día están
colocados en el centro gravitacional de los nuevos escenarios que pretendemos resaltar
en este documento.

Su nivel socio-cultural y la facilidad de acceso a distintos recursos vinculados con el me-


dio libre -prestigiosos abogados, visitantes rimbombantes, influencias de carácter político
2
Para ese entonces, el delito por excelencia radicaba en asaltantes de mercaderías en tránsito, quienes silenciosa y
sutilmente dominaban la escena hacia el interior de las prisiones.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

o judiciales-, los fueron transformando en referentes de la población penal no vinculada


a esa tipología delictiva. A partir de los mismos, han logrado comprar voluntades de los
líderes informales de los establecimientos carcelarios, mediante el empleo no sólo de di-
nero, sino también a través de la oferta y manejo de economía informal (provisión de dro-
gas y otras sustancias), influencias personales o a la violencia. Y, en ese contexto, resulta
particularmente importante tener en cuenta que la misma, en principio, no se encuentra
orientada al lucro, sino, sobre todo, a ganar espacios de poder en la dinámica
penitenciaria.

En esa dinámica, podemos observar que las acciones más perjudiciales que estos sujetos
realizan son las siguientes: control total de los ámbitos potencialmente hostiles, pago a
cambio de protección; manejo de las acciones de los internos más violentos, entre otras.

Esta influencia, a su vez, se extiende a los internos privados de su libertad no vinculados


directamente al crimen organizado y, además, al personal penitenciario.

Por ello, estos internos representan un cada vez mayor desafío para el sistema. El riesgo
mayor, en términos de seguridad penitenciaria, es que estos internos puedan llegar a con-
trolar los resortes de la convivencia en los espacios donde se alojan.

II. Inserción en los contextos de encierro

En el esquema anteriormente mencionado, es claro que este colectivo de internos –sobre


todo los que son miembros relevantes de alguna organización criminal- han crecido en la
pirámide de poder de los establecimientos penitenciarios. Incluso, algunos miembros de
estos colectivos han accedido a estructuras de poder que existen hacia el interior de los
Establecimientos.

Es muy relevante, también, el contexto socio-cultural de este tipo de internos, más vin-
culados a lo que podríamos denominar delito de cuello blanco. Muchas veces, presentan
un nivel de educación superior al del resto de los actores que intervienen en el sistema
penitenciario, circunstancia que los coloca en un plano asimétrico en función de la mani-
pulación que hacen de su entorno.

Y, más importante aún, es el acceso, por una parte, a recursos económicos, que les per-
mite corromper o financiar distintas actividades que ponen en riesgo la seguridad de los
establecimientos penitenciarios; y, por otra parte, al uso de la violencia, que le permite
amedrentar e, incluso, atentar contra otras personas, tanto dentro como fuera de la prisión.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

III. Riesgo de corrupción en contextos de encierro

El poder corruptor de este tipo de organizaciones criminales, derivado de la enorme can-


tidad de recursos económicos y de otro tipo que maneja, ha generado un crecimiento
directo e indirecto de los niveles de riesgo de corrupción hacia el interior del sistema
penitenciario.

Los sistemas penitenciarios no han podido controlar que algunos de sus miembros hayan
sido cooptados por estas estructuras delictivas que, aun en contextos de encierro, siguen
operando a nivel delictivo. Pues, en efecto, estas organizaciones logran tal grado de fide-
lización (a través de métodos no convencionales, como suelen ser el sicariato y otras de-
mostraciones de poder análogas) que sus altos mandos encarcelados siguen determinando
los destinos del grupo delictivo desde el ámbito carcelario.

Una gran parte de la explicación de esto radica en lo siguiente: los nuevos fenómenos
delictivos, dentro de los cuales el narcotráfico es uno de los más poderosos en cuanto a
sus efectos disruptivos, tienen el potencial de quebrar las estructuras clásicas de manejo
de instituciones penitenciarias rígidas que, recordemos, fueron creadas para contener y
manejar una realidad completamente distinta.

Los internos de este colectivo (y detrás de ellos gran parte de la población común) tuvie-
ron la particular aptitud para detectar las permeabilidades del sistema y explotarlas. Una
enorme deficiencia del sistema, en ese sentido, es que los agentes siguieran por largos
periodos de tiempo cumpliendo la misma función en el mismo lugar en días y horarios,
sin otro control más que el formal y administrativo.

IV. Problemas estructurales y de perfil criminológico

Los problemas de definición terminológica, su conceptualización y alcances en los códi-


gos de fondo en materia penal, como así también, la información estática parcial con la
que muchas veces trabaja la administración, impiden o reducen las posibilidades reales
de generar una adecuada clasificación inicial y consecuente categorización objetiva de di-
chos internos, atentando por consiguiente contra las probabilidades de reducir los riesgos
de fuga o violencia. Tal situación, pone en una situación de alarma constante en términos
de protección y seguridad pública.

Dentro de los desafíos que presenta esta modalidad delictiva, aparece también la necesi-
dad de poder establecer parámetros objetivos en términos criminológicos para efectuar

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

una adecuada evaluación y análisis de los riesgos y necesidades de quienes se encuentran


condenados por su participación en estos delitos en pos de diseñar planes de sentencia que
mejoren las probabilidades para una mejor reducción de reincidencia o incentiven el
desistimiento del delito.

A modo de ejemplo, vale preguntarse si los alcances de las finalidades de tratamiento


exigidas por ley, fundamentalmente: trabajo y educación, son suficientes y necesarias
para estos internos, que en la generalidad de los casos poseen titulaciones universitarias,
variedad de profesiones y amplios recursos económicos. Idéntica, situación se plantea en
lo referente a programas específicos de tratamiento, pues dichos internos no suelen poseer
las características y perfiles de admisión requeridas.

V. Consideraciones sobre formas de abordaje de este nuevo escenario

Los servicios penitenciarios tienen como metas fundamentales proteger al público y redu-
cir la reincidencia, mejorando las probabilidades de reinserción social.

Existe cierto consenso en que la finalidad de la pena debe orientarse a la rehabilitación.


Sin perjuicio de ello, muchos autores han argumentado y evidenciado la necesidad de
asignar prioridad, para este colectivo, a la incapacitación.

En tal inteligencia, debe decirse que los sistemas tradicionales de seguridad, en conso-
nancia con la lógica tradicional de la dinámica penitenciaria que fuera anteriormente
descripta, son inadecuados para cumplir con las metas consignadas, especialmente en lo
referido a seguridad pública, en todas sus facetas.

Vemos como, en la actualidad, cada vez en mayor medida los miembros de organizacio-
nes criminales se encuentran en mejores condiciones para vulnerar esta función, sobre
todo en lo que tiene que ver con el control de lo que sucede en el interior de la prisión,
como también a través de la afectación de la seguridad pública por medio de la comisión
de delitos en el medio libre desde la cárcel.

Por ello, para que la administración penitenciaria pueda cumplir adecuadamente sus fun-
ciones, es necesaria la generación de una estructura acorde para abordar la realidad actual,
sobre todo aquella vinculada con el narcotráfico y las organizaciones criminales.

En lugar primero, debe focalizarse la clasificación inicial. fortaleciendo el sistema im-


plementado de clasificación objetiva, basado en riesgo y necesidades de los internos que

1
Revista de Criminología - Número I - Año

permita la adecuada evaluación de los factores estáticos que motivaron la comisión del
ilícito y los dinámicos, para entonces sí poder analizar la categoría y la asignación de
alojamiento que objetivamente resulte más adecuada.

En paralelo debe readecuarse la lógica de la seguridad penitenciaria. La misma debe


estar, además de lo físico, basada en lo dinámico de las relaciones interpersonales (se-
guridad dinámica), basada en la adecuada interacción entre el personal penitenciario y
comunicación fluida con adecuado análisis y manejo de la información. Debe tenerse
particularmente en cuenta, en lo que se refiere a esta temática, que debe prevenirse que
esa interacción no se transforme en un factor de riesgo de connivencia entre internos y
personal penitenciario, para lo cual debe elegirse especialmente al personal y capacitarlo
en las estrategias de anti-corrupción, como así también, generar turnos de custodia alea-
torios para discontinuar las posibilidades de influencia, convencimiento y cooptación.
Por supuesto, deben existir modalidades de supervisión y control, constantes y variables.

Asimismo, debe trabajarse en el desarrollo de protocolos de actuación simples y obje-


tivos, que sean de fácil adaptación a las realidades dinámicas, para facilitar la tarea del
personal y dar mayores niveles de seguridad y de eficacia.

Estos factores, que hacen al buen funcionamiento de cualquier sistema penitenciario, son
de gran relevancia para abordar la problemática del crimen organizado de forma adecuada.

En cuanto al aspecto puntual del crimen organizado, es claro que la administración peni-
tenciaria debería actuar inserta en un marco general de actuación de todos los organismos
estatales involucrados en la materia. En este sentido, las estrategias más específicas con-
tra el crimen organizado, deben contemplar:

a) la reducción de las amenazas y riesgos, concretos y potenciales;

b) la reducción de los vulnerabilidades, a partir de la protección -aumentar la protección


contra el delito organizado y grave- y la preparación -reducir el impacto del crimen
organizado-3;

c) Intercambio de información y estrategias conjuntas con diversas agencias del estado.

Asimismo, las administraciones penitenciarias deben prever estrategias tendientes a:

3
Es interesante como se plantea en el documento: “Serious and Organised Crime Strategy”, elaborado por el
Home Department del Gobierno de Inglaterra en el año 2013 y el documento, realizado en relación con este:
“National Strategic Assessment of Serious and Organised Crime 2014”, realizado por la National Crime Agency
(NCA).

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

• Desarrollar políticas anticorrupción efectivas y eficientes.

• Recolectar y manejar adecuadamente la información.

• Crear sistemas aleatorios de custodia, interacción y supervisión.

• Fomentar la búsqueda, selección y capacitación específica del personal.

• Desarrollo medidas para la protección de personal y ciertos grupos vulnerables de


internos y sus familiares contra la influencia del crimen organizado.

• Generar investigaciones de campo sobre los riesgos y las necesidades de este colec-
tivo.

• Diseñar planes de cumplimiento de pena con objetivos específicos.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Reducción de muertes en contexto de encierro


Introducción

A modo de exordio, debemos señalar que el presente trabajo describe cualitativa y cuanti-
tativamente, hechos e incidentes que por su naturaleza trágica, angustian tanto a familia-
res, internos y personal penitenciario.

Se pretende aquí, analizar los decesos ocurridos en contexto de encierro en el período


2014-2015, dentro del ámbito del Servicio Penitenciario Federal. La finalidad, más allá
de la comparación cuantitativa, pretende indagar sobre las modalidades y particularidades
de las mismas, con el objetivo de buscar patrones comunes y, así, poder generar políticas
adecuadas para prevenir y reducir decesos.

Debe señalarse que los datos fueron obtenidos del Departamento de Estadística, Censo e
Investigación Operativa del Servicio Penitenciario Federal, dependencia creada en 2014
para generar una base fidedigna de datos, ya que en los últimos 20 años se registraron
falencias en la sistematización, obtención y su consecuente análisis. Además, se tomaron
los informes de las comisiones interdisciplinarias de investigación de muertes, creadas a
tales efectos en la órbita de Dirección Nacional en 2014 y 20151.

La metodología empleada, radica en el análisis de las actuaciones judiciales, sumarios de pre-


vención, legajos, historias clínicas y criminológicas, y de toda la documentación pertinente.

Luego se realizó un planteo de las causas de las muertes en prisión y de las


recomendacio- nes que se consideran convenientes para su adecuada prevención y
reducción.

Por último, debe señalarse que la fecha de corte de los datos considerados corresponde al
período 1 de enero al 31 de Octubre de 2014 y 20152.

Consideraciones generales sobre los decesos en contextos de encierro

Desde antaño la humanidad se ha preguntado por qué algunas personas actúan en com-
pleta oposición al innato principio de auto-conservación, o bien por qué algunas personas
1
Resolución DNSPF Nº 04 de fecha 8 de enero de 2015 y Resolución DN SPF Nº 1662 del 23 de septiembre de 2015,
respectivamente.
2
Dicho corte estadístico guarda correlato por un lado con la necesidad de tomar medidas y acciones oportunas a
fin de prevenir las mismas, puesto que se ha detectado que los meses de Diciembre, Enero, Febrero y Marzo son
los que registran mayores niveles de violencia.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

se cortan o queman su piel, o intencionadamente ponen fin a su vida.

Para poder desarrollar una adecuada estrategia de prevención y reducción de violencia


y muertes, es relevante clasificar los decesos, máxime en lo atinente a suicidio y auto
lesiones3.

Las ausencia de claridad conceptual en la definición del suicidio, y el fenómeno pseudo-


suicida (muerte sin intención suicida), la ausencia de nomenclatura uniforme, y de méto-
dos de evaluación estandarizados; han desdibujado los límites en la categorización entre
el comportamiento suicida y el no suicida autolesivo, como así también la ponderación
adecuada de la ideación suicida.

La gama de la conducta autolesiva se restringió a ideas e intentos de suicidio, sin incluir


entre estos a otros tipos de comportamientos violentos que pueden conducir a la muerte.

El avance más significativo en la clasificación del suicidio, incluye la categorización de


intención —sea esta total, parcial o nula— en el deseo de morir. La mejor comprensión
de la conducta violenta auto-infligida con o sin intención suicida, mejorará la evaluación
de los riesgos, la predicción y la prevención.

Sin embargo, la carencia de definiciones operativas de la conducta suicida y de criterios


claros para distinguir entre ideación suicida, comportamiento suicida, ideación pseudo-
suicida e intento de suicidio, de las conductas auto-lesivas no suicidas, impiden identifi-
car con claridad a las personas en situación de riesgo.

1. Datos Generales sobre la población penal

Si consideramos la variación de la población penal durante el período comprendido entre el


inicio de 2003 y 2015, se verifica que la misma aumentó un 13,13%, destacándose un pe-
ríodo de descenso entre los años 2004 y 2008, año en que comenzó a elevarse nuevamente.

Se resalta que en enero de 2014 la población era de 9.850 alojados, cifra que se fue incre-
mentando, llegando en octubre del mismo año a las 10.485 personas, lo que representa un
aumento del 6,45%.

Asimismo, el número de alojados en el Servicio Penitenciario Federal al 31 de octubre


de 2015 es de 10.373 personas.
3
Se utilizará el término autolesión, como sinónimo de autolesión deliberada o autoagresión, en referencia a una
práctica consistente en la producción intencionada de heridas sobre el propio cuerpo.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

De esta manera, en la actualidad el sistema opera a un 95,81% de su capacidad (10.373


internos y 10.826 plazas de alojamiento). La relación entre población penal y capacidad
de alojamiento en cada una de las categorías de internos es la siguiente: hombres adultos
98,99%; mujeres 80,33%; jóvenes adultos 84,51%.

Estos números permiten sostener, como refleja el cuadro siguiente, el porcentaje de ocupa-
ción en el Servicio Penitenciario Federal, es menor a la media de Argentina y de los demás
países de América Latina.

Capacidad y Nivel de Ocupación en países seleccionados de América Latina


País Capacidad de Nivel de Año
Ocupación Ocupación
México 199.828 124,4% 2014
Chile 41.034 110,9% 2013
Brasil 318.739 171,9% 2012
Paraguay 7.053 130,9% 2013
Perú 31.010 218,9% 2014
Colombia 76.553 152,7% 2014
Bolivia 5.750 256,9% 2013
Argentina 60.240 101,6 % 2012
SPF 10.826 95,8% 2015 4

Capacidad Operativa de Alojamiento. Octubre 2015.


4 Sectores
Datos al 31 de Octubre de 2015. Fuente DECEIO SPF.
asistenciales Plazas Capacidad
Capacidad Capacidad Fijación Capacidad Coeficiente Población Tasa de
Unidades - sectores no Operativa
General Estándar Judicial Operativa funcional penal ocupación
para medidas utilizable Utilizable
discplinarias alojada
Inmed.
Internos 9.029 98,99%
10.026 423 9.603 122 78 9.403 282,09 9.121
Mayores
Mujeres 961 36 925 10 0 915 27,45 888 713 80,33%

Jóv. 681 4 677 0 0 677 20,31 657 555 84,51%


Adultos
Casa 55 48,46%
117 0 117 0 0 117 3,51 113
Pre- Egreso
Centro 21 44,18%
65 0 65 16 0 49 1,47 48
Asistencial
10.373 95,81%
TOTAL 11.850 463 11.387 148 78 11.161 334,83 10.826

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Evolución de la Población Penal: Período Octubre, años 2012 – 2015.

10.485

10.500
10.373

10.400

10.300

10.200
10.007
10.100

10.000 9.860
9.900

9.800

9.700

9.600
9.
0
Octubre 2012 Octubre 2013 Octubre 2014 Octubre 2015

Evolución Mensual población penal alojada. Período Enero – Octubre. 2014

10.600
10.500 10.485

10.40010.300
10.300

10.200 10.114
10.083 10.111 10.114
10.100 10.074
10.000
9.971
9.900
9.800 9.874
9.850
9.700
9.600

EneFebMarAbrMayJunJulAgoSepOct

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Evolución Mensual población penal alojada. Período Enero – Octubre 2015


10.700 10.652
10.641
10.613
10.600
10.544 10.54510.535

10.500
10.431
10.414
10.400 10.373
10.341

10.300
Ene Feb Ma Ab Ma Jun Jul Ag Sep Oct

2. Análisis Cuantitativo

2.1 Datos generales sobre muertes de internos

En el período enero–octubre 2014 se registró el deceso de 42 hombres privados de su


libertad, que se produjeron por las siguientes causas: 6 homicidios (3 en riña); 4 manifes-
taciones violentas seguidas de muerte; 5 suicidios y 27 muertes naturales.

Del 1 enero al 31 de octubre de 2015, se produjeron 34 fallecimientos (una mujer por cau-
sa natural), las causas de estos fueron: 6 homicidios (5 en riña); 1 manifestación violenta
seguida de muerte; 7 suicidios; y 20 muertes naturales.

Cantidad de fallecimientos según causales. Período 2014-2015. Octubre

Decesos
Causas
2014 2015
Naturales 27 20
Suicidio 5 7
Homicidio 3 1
Homicidio en riña 3 5
Manifestación violenta
4 1
seguida de muerte
TOTAL 42 34

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Cantidad de fallecimientos según causales por lugar de alojamiento.


Período Enero - Octubre 2014

Manifestación
Causas Homicidio en riña Suicidios Muerte natural Violenta seguida Homicidio
Total de Muerte
Unidad de Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg.
Alojamiento M F P C M F P C M F P C M F P C M F P C
C.P.F. I 13 3 3 2 2 6 2 4 1 1 1 1
C.P.F. II 11 1 1 8 5 3 1 1 1 1
C.P.F. III 2 2 2
C.P.F. C.A.B.A. 3 3 3
C.F.J.A. 1 1 1
U.4 1 1 1
U.5 1 1 1
U.6 2 1 1 1 1
U.7 1 1 1
U. 9 1 1 1
U.12 1 1 1
U.15 1 1 1
U. 21 1 1 1
U. 22 1 1 1
U. 31 1 1 1
U. 35 1 1 1
Alc. Paiva 0
3 0 3 0 5 0 3 2 27 0 16 11 4 0 0 4 3 0 1 2
Total 42
3 5 27 4 3

Cantidad de fallecimientos según causales por lugar de alojamiento.


Período Enero - Octubre 2015.
Manifestación
Causas Homicidio en riña Suicidios Muerte natural Violenta seguida Homicidio
Total de Muerte
Unidad de Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg.
Alojamiento M F P C M F P C M F P C M F P C M F P C
C.P.F. I 8 1 1 3 1 2 4 3 1
C.P.F. II 9 1 1 1 1 5 4 1 1 1 1 1
C.P.F. C.A.B.A. 6 1 1 2 2 3 2 1
U.4 3 1 1 1 1 1 1
U. 8 2 2 2
U.12 1 1 1 1
U. 21 3 2 1 2 1
U. 31 1 1 1
U. 35 1 1 1
5 0 2 4 7 0 3 4 19 1 13 7 1 0 0 1 1 0 1 0
Total 34 5 7 20 1 1

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Cantidad de fallecimientos según grupo etario. Período: Enero - Octubre 2014.

12
11

10

6
6

4 4
4
3 3 3
222
2
1 1
0
0
18-21 22-25 26-30 31-35 36-40 41-45 46-50 51-55 56-60 61-65 66-70 71-75 76-80

Cantidad de fallecimientos según grupo etario. Período: Enero - Octubre 2015.


7

6 6
6

5
5

4
3 3

2 2 2 2 2
32

1
1

0 0 0
0
18-21 22-25 26-30 31-35 36-40 41-45 46-50 51-55 56-60 61-65 66-70 71-75 76-80 81-85

En síntesis, a octubre de 2014 hubo un total de 42 muertes de internos, lo que representa


una tasa de mortalidad de 40,06 por cada diez mil internos.

A octubre de 2015, disminuyó a 34 defunciones, lo representa una tasa del 32,78, por cada
diez mil internos.

Como puede observarse en el siguiente gráfico, desde 2003 la tasa de mortalidad, descen-
dió un 46,83%.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Evolución de la tasa de mortalidad SPF. Período 2003-20155

5
Las tasas del período 2003-2013 corresponden a año completo. Las tasas del período 2014-2015 si abarcan de
enero a octubre de cada año.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Comparación internacional de tasas de mortalidad

Total De los cuales


Tasa de
de Total de
Intoxi- Otras mortalida
decesos población
País Homi - % Homi- Acci- % Acci- cados por % Intoxi- % (incluye d cada
en Suicidios % otras penal
cidios cidios dentes dentes drogas cados Suicidios enferme- 10.000
estableci alojada
/alcohol dades) internos
mientos
penales

Serbia 90 0 0,0 0 0,0 0 0,0 7 7,8 83 92,2 11.070 81,3


Azerbaiyan 133 0 0,0 3 2,3 0 0,0 4 3,0 126 94,7 21.034 63,2
Letonia 31 0 0,0 0 0,0 4 12,9 7 22,6 20 64,5 6.195 50,0
Portugal 66 0 0,0 0 0,0 0 0,0 16 24,2 50 75,8 13.614 48,5
Moldavia 31 NA NA 2 6,5 2 6,5 5 16,1 22 71,0 6.621 46,8
Suiza 29 20 69,0 NA NA NA NA 9 31,0 NA NA 6.599 43,9
España
(Catalunia) 44 0 0,0 1 2,3 3 6,8 5 11,4 35 79,5 10.211 43,1

Bélgica 52 NA NA NA NA NA NA 13 25,0 NA NA 12.310 42,2


Austria 33 0 0,0 0 0,0 0 0,0 12 36,4 21 63,6 8.756 37,7
Lituania 35 2 5,7 0 0,0 0 0,0 5 14,3 28 80,0 10.033 34,9
Argentina 34 6 17,6 0 0,0 0 0,0 7 20,6 21 61,8 10.373 32,8
Hungría 55 0 0,0 0 0,0 0 0,0 8 14,5 47 85,5 17.585 31,3
Bulgaria 32 0 0,0 0 0,0 0 0,0 4 12,5 28 87,5 10.663 30,0
Suecia 16 0 0,0 0 0,0 0 0,0 7 43,8 9 56,3 6.431 24,9
RU: Escocia 18 NA NA NA NA NA NA 1 5,6 NA NA 8.145 22,1
Países Bajos 25 1 4,0 1 4,0 0 0,0 10 40,0 13 52,0 11.324 22,1
Grecia 26 NA NA NA NA NA NA NA NA NA NA 12.479 20,8
Rep. 23 0 0,0 0 0,0 0 0,0 6 26,1 17 73,9 11.075 20,8
Eslovaca
Promedio 6,9 1,1 1,9 20,9 74,2 38,7
Mediana 0,0 0,0 0,0 20,6 74,8 36,3
Mínimo 0,0 0,0 0,0 3,0 52,0 20,8
Máximo 69,0 6,5 12,9 43,8 94,7 81,3

Fuente: Datos obtenidos del Consejo de Europa (SPACE I)- Estadística Anuales Penales, a septiembre del 2.012; y Argentina a octubre 2015.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

3. Clasificación de los decesos según ocurrencia en contextos de encierro.

3.1. Suicidio

Suicidio incluye todo deceso producido como consecuencia de una acción voluntaria
realizada para terminar con la propia vida. Estos casos son analizados en base a la infor-
mación que tiene la administración penitenciaria y a la corroboración de la intervención
judicial que confirma la causal como suicidio.

No se incluyen aquí los casos en los que la muerte se ha producido accidentalmente como
consecuencia de una acción del sujeto que, independientemente de su riesgo, no ha tenido
como finalidad principal el terminar con su vida. Estos supuestos serán analizados bajo la
categoría de manifestaciones violentas seguidas de muerte.

En el período enero - octubre 2014 hubo 5 suicidios. Y en el mismo período de 2015, 7.

En el siguiente cuadro se compara la tasa de suicidio del SPF con las de otras administra-
ciones penitenciarias:

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Comparativo internacional de la tasa de suicidios

% de
Total de De los suicidios de Total de Tasa de
decesos en cuales: la mujeres población suicidios
País Suicidios % Suicidios
establecimient cantidad de sobre el penal cada 10.000
os penales mujeres total de alojada internos
suicidios
Austria 33 12 36,4 0 0,0 8.756 13,7

Suiza 29 9 31,0 NA NA 6.599 13,6

Portugal 66 16 24,2 2 12,5 13.614 11,8

Letonia 31 7 22,6 2 28,6 6.195 11,3

Suecia 16 7 43,8 0 0,0 6.431 10,9

Belgica 52 13 25,0 1 7,7 12.310 10,6

Países Bajos 25 10 40,0 1 10,0 11.324 8,8

Moldavia 31 5 16,1 0 0,0 6.621 7,6

Argentina 34 7 20,6 0 0,0 10.373 6,7

Serbia 90 7 7,8 0 0,0 11.070 6,3

República Eslova 23 6 26,1 0 0,0 11.075 5,4

Lituania 35 5 14,3 0 0,0 10.033 5,0

España (Cataluni 44 5 11,4 0 0,0 10.211 4,9

Hungría 55 8 14,5 0 0,0 17.585 4,5

Bulgaria 32 4 12,5 0 0,0 10.663 3,8

Azerbaiyan 133 4 3,0 1 25,0 21.034 1,9

RU: Escocia 18 1 5,6 NA NA 8.145 1,2

Grecia 26 NA NA NA NA 12.479 NA

Promedio 7,4 20,9 5,6 7,5

Mediana 7 20,6 0,0 6,7

Mínimo 1 3,0 0,0 1,2

Máximo 16 43,8 28,6 13,7


Fuente: Datos obtenidos del Consejo de Europa (SPACE I)- Estadística Anuales Penales, a septiembre del 2.012; y
Argentina a octubre 2.015.

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Considerando los períodos enero-octubre entre 2012 y 2015, se evidencia una baja en el
número de suicidios, aunque con un leve incremento en 2015 respecto al año anterior.
Suicidio
Años
Nivel de Ocupación Población Penal Cantidad Tasa (por 10000)
2012 10.828 9.860 11 11,16

2013 10.763 10.007 8 7,99

2014 10.504 10.485 5 4,77

2015 10.826 10.373 7 6,75

Debe señalarse que en valores porcentuales, existe una reducción del 36,36% dado tam-
bién el aumento constante y progresivo de la población penal desde finales de 2013 hasta
principios de 2015.

Las características de los internos que se han suicidado en 2014 fueron las siguientes:

• Todos eran hombres.


• 4 tenían entre 24 y 30 años y 1 tenía 43 años.
• 3 internos estaban procesados y 2 condenados.
• Todos eran argentinos.
• Los 5 estaban detenidos por delitos violentos (3 por robo; 1 por homicidio; 1 por le-
siones y abuso de arma de fuego).
• 2 antes de cumplir el primer año de detención; 2 antes de llegar al segundo año de
detención; y 1 al octavo año de detención.

Las características de los internos que se han suicidado hasta octubre de 2015 fueron las
siguientes:

• 6 eran varones y 1 trans.


• Sus edades oscilaban entre los 21 y 39 años.
• 3 estaban procesados y 4 condenados.
• 6 eran argentinos y 1 extranjero.
• 3 estaban detenidos por violaciones a la ley de estupefacientes y 4 por delitos contra
la propiedad.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

• 2 antes de cumplir el primer año de detención; 3 antes de llegar al segundo año de


detención; 1 en el quinto año; el otro en el sexto año de detención.
Las modalidades de ocurrencia de los suicidios han sido tanto en 2014 como 2015, por
ahorcamiento.

3.2. Tentativa de Suicidio

El suicidio frustrado es, por definición, aquel acto suicida que no conlleva la muerte del
sujeto por circunstancias fortuitas, casuales, imprevistas, que si no se hubieran presenta-
do, se habría producido necesariamente el desenlace fatal.

En otras palabras, el suicidio frustrado es un suicidio que no se materializó por factores


externos al sujeto. Generalmente en el momento de ser descubierto y recibir los primeros
auxilios, la vida de los suicidas frustrados está gravemente comprometida, por lo que
todos los casos requieren hospitalización para tratamiento intensivo en el que se aplican
medidas de apoyo vital avanzado que garantizan el mantenimiento de las funciones car-
diaca y respiratoria.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Cantidad tentativas de suicidios según lugar de alojamiento.


Período enero- octubre 2014-2015
Causas Tentativa de suicidio

Unidad de alojamiento 2014 2015

C.P.F. I 10 3
C.P.F. II 9 1
C.P.F. III 13 4
C.P.F. IV 4 9
C.F.J.A. 1 1
C.P.F. C.A.B.A. 3 2
U. 4 7 8
U. 5 2
U. 6 3 1
U. 7 3 1
U. 8
U. 9 2
U. 10 1
U. 11 1 4
U. 12 1 2
U. 13
U. 14
U. 15 1
U. 16
U. 17 2 1
U. 19
U. 22
U. 25
U. 28 1
U. 29
Alc. Pettinato 1
U. 30 1
U. 31 1
U. 32 1
U. 35 2
TOTAL 65 42

El número de tentativas de suicidio presenta una disminución del 35,38% en el transcurso


de 2014 y 2015.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

3.3. Manifestación violenta seguida de muerte

Definimos a la muerte por manifestación violenta a todo deceso que en base a la infor-
mación con la que cuenta la administración penitenciaria y es luego corroborada judicial-
mente, ha ocurrido accidentalmente como consecuencia directa o indirecta de una acción
violenta del propio sujeto. Son ejemplos, el fallecimiento por quemaduras o las lesiones
autoprovocadas en ambos casos sin haber tenido la persona la finalidad e intencionalidad
de terminar con su vida. Quedan excluidas de la definición los fallecimientos por otras
causas.

Ello debido a las diferencias que existen entre las acciones de los sujetos y su intencio-
nalidad. De este modo se pueden diagramar modos de abordajes diferenciados, efectivos
y eficientes que permitan prevenir la muerte de los internos que recurren a cualquiera de
estos medios.

Entendemos que son sustancialmente diferentes los supuestos en los cuales alguien deci-
de deliberadamente quitarse la vida (suicidio), de aquellos en los cuales el sujeto decide
llevar adelante una acción sin intención suicida a pesar del gran riesgo implícito, que
en ocasiones no menores tienen como finalidad la búsqueda de un beneficio secundario,
la manipulación del entorno u otra motivación sin perseguir como objetivo la autolisis
(muerte sin intención suicida).

En el período de análisis del 2014 hubo 4 internos fallecidos por manifestación violenta
seguida de muerte, con las siguientes características:

• Todos eran hombres mayores.

• Todos estaban detenidos por delitos violentos (3 por robo y 1 por amenaza).

• Los 4 estaban condenados.

• Todos eran argentinos.

• 3 estaban alojados en complejos de régimen cerrado y 1 en el complejo de jóvenes


adultos, también con régimen cerrado.

• Los 4 tenían entre 20 y 30 años.

En lo que va de 2015 hubo un fallecido como consecuencia de una muerte sin intención
suicida. Las características son las siguientes:

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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

• Era hombre.

• Tenía 27 años.

• Estaba condenado.

• Estaba privado de su libertad por un delito violento (robo).

• Era argentino.

• Estaba alojado en una unidad de régimen cerrado.

En cuanto a las modalidades, todos los hechos se originaron a partir del inicio intencional
por parte del interno, que derivó en quemaduras de tipo “A” y “B” graves, y consecuen-
temente, el deceso.

3.4. Decesos como consecuencia de agresiones entre internos

Definimos agresiones entre internos al suceso de muerte, de un interno/a, ocurrido como


consecuencia de la agresión de otro interno u otros internos en un acto de riña interperso-
nal, en base a la información con la que cuenta la administración penitenciaria.

Durante 2014 hubo 6 muertes como consecuencia de agresiones entre internos. Las carac-
terísticas de esos casos son las siguientes:

• 3 fueron homicidios en riña6 y 3 homicidios7.

• Todas las víctimas fueron hombres.

• 3 aún no hacía un año que estaban privados de su libertad; 2 hacía más de dos años;
y 1 más de 3 años.

• 4 eran procesados y 2 condenados.

• 4 ocurrieron en el CPF I; 1 en la U. 6 y 1 en el CPF II.

6
Según el Código Penal de la Nación Argentina se denominan así a los casos de atentados contra la vida de una
per- sona cuando la agresión que causó la muerte fue producida por más de una persona al mismo tiempo y no
puede identificarse cuál de todas ellas ha sido la que causó la muerte.
7
Según el Código Penal de la Nación Argentina, se denominan así a los atentados contra la vida de una persona
cuando puede atribuirse a una o varias personas, estén identificadas o no, la realización de la acción que causó la
muerte.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

• 4 eran argentinos y 2 extranjeros.

• Todos estaban detenidos por delitos violentos.

• 2 tenían entre 20 y 24 años; 3 entre 25 y 30 años; y 1 tenía 58 años.

Hasta el 31 de octubre de 2015 ocurrieron 6 muertes de internos como consecuencia de


hechos de agresión. Las características de esos casos fueron las siguientes:

• Todos eran hombres mayores.

• 2 en el CPF II; 1 en el CPF I; 1 en el CPF CABA; 1 en la U.4 y 1 en la U.12.

• 2 antes del 1er año de detención; 1 durante el 1er año de detención; 2 durante el 2do
año de detención; y 1 durante el 5to año de detención.

• 2 eran procesados y 4 condenados.

• Todos estaban privados de su libertad por delitos violentos.

• 5 eran argentinos y 1 era extranjero.

• 2 internos tenían entre 23 y 25 años de edad y 4 tenían entre 25 y 35 años de edad.

• 5 fueron en riña y 1 homicidio simple.

3.4.1 Consideraciones sobre los victimarios

En este tipo de delitos y en relación a los posibles partícipes, en el rol de agresor, se ha


encontrado como patrón común que todos estaban condenados por delitos contra la pro-
piedad. Dos de ellos por privación ilegítima de la libertad con excesivo uso de violencia
contra las personas. Todos fueron declarados reincidentes.

Asimismo, el total de los agresores se iniciaron en la vida delictiva en la menor edad,


estuvieron internados en centros de régimen cerrado, y luego en servicios penitenciarios
provinciales. En el ámbito federal, fueron alojados en distintas unidades y Complejos.

Todos han registrado al menos un antecedente de violencia con otros internos y/o con el
personal. Al igual que sus víctimas, habían participado en hechos de violencia.

1
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Se detectó que la totalidad son hombres, y la mayoría de nacionalidad argentina. La franja


etaria comprende entre los 23 y los 35 años.

En la mayoría de los casos los profesionales del área correspondiente los calificaron como
líderes negativos y propiciaron el alojamiento en regímenes más rigurosos por la extrema
hostilidad que presentaban, y por graves problemas de convivencia en los lugares donde
estaban alojados.

Todos se iniciaron en el consumo de sustancias en la menor edad, aunque la mayoría no


reconocía problemas de adicción y rechazaban los tratamientos que se les ofrecían. Por
lo que, se advirtió resistencia a participar en tratamientos de rehabilitación de adicciones.

En el medio libre, alguno de ellos había realizado esporádicamente tareas poco calificadas
y la mayoría no tenía hábitos laborales.

En relación al nivel educativo la mitad de los casos analizados han completado la escola-
ridad primaria en prisión y el resto no completaron la escolaridad.

Cuatro de ellos habían sido abandonados por su padre, y uno provenía de familia disfun-
cional por problemas de adicción y conducta disocial. Ninguno tuvo contención y límites
adecuados en su infancia y adolescencia.

En la mayoría de los casos se presentan historias vitales con carencias, tanto materiales,
habitacionales, como afectivas, con figura de autoridad poco estables y referentes con
escasas posibilidades de marcar límites adecuados (hogares monoparentales). En líneas
generales los perfiles psicológicos refieren tendencia a la impulsividad, inmadurez afecti-
va, identificación con elementos culturales de la marginalidad; escasa autocrítica, falta de
previsión de las consecuencias posibles como resultado de sus actos.

El nivel intelectual de la mayoría se califica dentro del parámetro medio-bajo con pensa-
miento tendiente a lo concreto.

En cuanto a la modalidad de ocurrencia, en todos los fallecimientos producidos por homi-


cidio en riña se utilizaron elementos cortopunzantes como arma blanca.

El tipo de alojamiento era: en 4 casos celdas individuales, y en 1 caso, pabellón común.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

3.5 Muertes Naturales

Durante el período enero-octubre 2014 hubo 27 internos fallecidos por causas naturales,
a continuación se esgrimen sus causas:

Cantidad de muertes naturales según causales. Período 2014. Enero – Octubre.

Causas de Defunciones TOTAL Intramuro Extramuro

Infarto 4 4

Muerte Súbita 3 3

Paro Cardiorespiratorio no Traumático 7 5 2

Shock séptico 2 2

Absceso Fosa Iliaca Derecha 1 1

Arritmia Ventricular Compleja 1 1

Empiema Pleural 1 1

Neumonia 1 1

Enfermedad Hepática 2 2

Enfermedades Respiratorias 2 2

Accidente cerebro vascular 1 1

Cáncer 2 2

TOTAL 27 8 19

Las principales causas de defunciones han sido el paro cardiorespiratorio no traumático


con un 25,93%, seguido por el infarto con un 14,81%. El 70,37% de los decesos se pro-
dujeron en Hospital extramuros mientras que dentro de la Unidad sólo el 29,63%.

De esos internos, todos eran hombres. Sus edades eran las siguientes:

• Entre 20 y 30 años: 5.

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• Entre 30 y 40 años: 1.
• Entre 40 y 50 años: 7.
• Entre 50 y 60 años: 4.
• Entre 60 y 70 años: 6.
• Entre 70 y 80 años: 4.

En 2015 (hasta el 31 de octubre) 20 internos fallecieron por causas naturales. Los detalles
se expresan en el cuadro a continuación:

Cantidad de muertes naturales según causales. Período 2015. Enero Octubre.

Causas de Defunciones Total Intramuro Extramuro

EPOC Reagudizado 2 2
Muerte Súbita 3 3
Paro Cardiorespiratorio no Traumático / HIV 2 2
Insuficiencia Renal 1 1
Neumonia 1 1
Falla Multiorgánica 1 1
Shock Séptico 1 1
Cáncer 3 3
Falta Informe 1 1
Síndrome de Impregnación Neoplásica 1 1
Shock Hipovolémico 1 1
Diabetes 1 1
Infarto 1 1
Insuficiencia Respiratoria 1 1
Total 20 6 14

Todos los fallecidos durante ese periodo eran hombres. Sus edades eran las siguientes:

• Entre 30 y 40 años: 3.
• Entre 40 y 50 años: 4.

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Revista de Criminología - Número I - Año

• Entre 50 y 60 años: 4.
• Entre 60 y 70 años: 3.
• Entre 70 y 80 años: 4.
• Entre 80 y 90 años: 2.

4. Variables que inciden en la tasa de mortalidad

4.1 Sobrepoblación e internos altamente vulnerables

Como podemos observar en los datos presentados, a partir del mes de noviembre de 2013
se produjo en el ámbito del SPF, en contra de lo previsible, un aumento de la cantidad de
internos, que se mantuvo constante hasta principios de 2015. Esto ha generado grandes
inconvenientes en el funcionamiento del sistema penitenciario.

En primer lugar, porque se trabaja por sobre la capacidad operativa de internos mayores
adultos –mayor demanda del sistema-. Esto genera un aumento de los niveles de violencia
y disrupciones en la convivencia y la necesidad de utilizar recursos que se encontraban
destinados a otros objetivos.

La sobrepoblación perjudica el cumplimiento adecuado de los cometidos y el correcto


funcionamiento del sistema penitenciario.

Si bien es difícil demostrar el vínculo directo entre la cantidad de internos y las muertes,
a partir de los datos presentados en este estudio vemos que se da una correlación –que
también ha sido evidenciada en informes realizados por otros países 8- entre estas dos si-
tuaciones. Sobre todo, la influencia a partir del aumento de la población penal y el incre-
mento de los movimientos de internos al interior del sistema. Esto contribuye a aumentar
los niveles de vulnerabilidad de un importante número de alojados.

El tener que lidiar con los efectos de la sobrepoblación genera lo siguiente:

a) La administración no se puede concentrar en quienes necesitan apoyo adicional.

b) Impacta negativamente en la habilidad del sistema para valorar y manejar adecuada-


mente el riesgo.

8 Ver: House of Lord, House of Commons, Joint Committe on Human Rights; “Deaths in custody. Third Report of
Session 2004/05”; 8 de diciembre de 2004.

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c) Causa mayor nivel de estrés entre los internos.

d) Aumenta los niveles de violencia.

e) Produce que el foco del sistema esté puesto en cómo alojar a los internos y desplaza cuestiones
prioritarias, como aquellas relativas a la clasificación y abordaje de los riesgos y necesidades.

Resulta medular, en cualquier programa de acción orientado a la reducción de los índices


de muerte de internos, abordar como primera medida la sobrepoblación, de forma de ga-
rantizar que el sistema trabaje sin exceder su capacidad operativa.

En consonancia con esta cuestión, al momento de analizar las tasas de mortalidad debe
tenerse presente que estas se encuentran inexorablemente ceteris paribus vinculadas al
número de internos; es decir, en la medida que el sistema opere por debajo de su capa-
cidad operacional la cantidad de internos fallecidos tenderá a disminuir 9. En la medida
en que el sistema opere con un número de internos que exceda su capacidad operacional
óptima, la probabilidad de fallecimiento de internos tenderá a subir.

Por otro lado, a partir de principios de 2014 la cantidad de internos empezó a subir de
forma continua y eso produjo un aumento de muertes por hechos de violencia (homicidio,
suicidio y manifestación violenta seguida de muerte).

Es importante, entonces, resolver y manejar adecuadamente el problema de la creciente


población penal, si se pretende reducir la tasa de muertes.

Ahora bien, excede a la administración penitenciaria la decisión acerca de la cantidad de


internos con los que debe trabajar, ya que tanto los ingresos como los egresos son com-
petencia del Poder Judicial.

En este sentido, también resulta problemática la cantidad de internos en prisión preventiva


(en la actualidad rondan el 63% del total), porque se producen grandes distorsiones sobre
un sistema pensado para trabajar con condenados. Esta situación perjudica la realización de
una adecuada clasificación y conspira contra la intención de reducir las muertes en prisión.

Bajo la finalidad de reducir muertes, son indispensables las siguientes condiciones:

a. Que el sistema trabaje con una cantidad de internos acorde con su capacidad operacional.

b. Que exista un número razonable de internos procesados bajo. Según fuentes de dere-
cho comparado el promedio aceptable es entre el 10 y 15%

9
Por supuesto, considerando las mismas condiciones y modalidades de administración y gerenciamiento .

1
Revista de Criminología - Número I - Año

c. Que las prisiones preventivas (internos procesados) no se extiendan por largos periodos.

d. Que se encuentren medidas alternativas a la prisión más adecuadas para las personas
que poseen un alto grado de vulnerabilidad psicofísica.

4.2 Necesidad de capacitación específica y permanente del personal

Tener personal adecuadamente capacitado es indispensable para el buen funcionamiento


de la administración penitenciaria y, en consonancia, para la reducción de muertes en
prisión. Las fallas con la evaluación de las necesidades de salud, tanto sea física como
psíquica; la inadecuada utilización de métodos de restricción; y los defectos en la forma-
ción provista, en este sentido, al personal que se ocupa de la seguridad de los internos,
contribuye a la toma de decisiones erróneas. Y ello, indudablemente, aumenta las proba-
bilidades de muerte de internos.

Hemos detectado, de forma tangencial, que el personal, sobre todo aquel relacionado con
la seguridad –escalafón cuerpo general, en la nomenclatura del Servicio Penitenciario
Federal-, no posee, en general, adecuada formación en relación con estas cuestiones. Por
ejemplo, muchas veces se toma la decisión de aplicar mecanismos de sujeción (esposas,
alojamiento en celda de castigo, etc.) ante internos con comportamientos disruptivos que
podrían estar vinculados a problemas de salud mental. Ello, por supuesto, aumenta los
riesgos de estos internos.

Mejorar la capacitación del personal en este sentido es indispensable para que posea las
herramientas necesarias al momento de tomar decisiones sobre esas cuestiones.

4.3 Necesidad de mejorar los sistemas de clasificación, categorización y asignación


objetiva de alojamiento.

La clasificación, categorización y asignación objetiva de alojamiento es el eje central del


funcionamiento de cualquier sistema penitenciario. La valoración adecuada y sobre la
base de la mayor información posible del riesgo y las necesidades de los internos desde el
primer momento que ingresan a prisión, es esencial para el manejo del mismo.

Actualmente, si bien existen algunos parámetros objetivos generales 10, en la práctica nos
encontramos, en lo general, con una determinación subjetiva, en algunos casos, basada en
10
Condenado/Procesado; Hombre/Mujer/Trans; Mayor/Joven adulto; e, incluso, algunas divisiones de espacios de
alojamiento en base al delito que cometen los internos, entre otros parámetros .

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

opiniones clínicas de profesionales, o con un componente exclusivamente de seguridad


interior, de la clasificación y el alojamiento de internos.

Este tipo de sistemas de clasificación, de las experiencias y estudios que se han realizado
sobre la materia, posee grandes defectos y conspira contra el adecuado funcionamiento de
cualquier sistema penitenciario.

Por ello, la tendencia ha sido objetivar el sistema. Las administraciones más avanzadas
que existen en la actualidad han logrado establecer, sobre la base del análisis probabilísti-
co, cuáles son los factores de riesgo y cuáles, como contrapartida, las necesidades de los
internos. Ejemplo de ello son los servicios de prisiones de: Inglaterra y Gales, Australia,
Nueva Zelanda, Estados Unidos, Suecia y muchos otros países que trabajan con sistemas
de clasificación objetivos clínico-actuariales.

Dentro de este espectro, que involucra todo el servicio público que debe prestar la ad-
ministración penitenciaria, hay aspectos que tienen una directa conexión con la temá- tica
tratada en el presente informe; a saber: probabilidad de que el interno realice una agresión
contra sí mismo; probabilidad de que el interno tome riesgos irrazonables y
potencialmente dañinos para sí; y probabilidad que el interno agreda a otros internos o
al personal.

A su vez, cada una de estas situaciones requiere la toma de medidas por parte de la admi-
nistración penitenciaria que aborde adecuadamente cada uno de esos riesgos.

Es decir, a efectos de reducir el índice de fallecimiento de internos en el Servicio Peni-


tenciario Federal, es necesario realizar un adecuado análisis de riesgos del interno rela-
cionados con esa cuestión y, a partir de ese análisis, poseer programas o herramientas que
permitan abordarlos adecuadamente.

Ahora bien, los defectos detectados en relación con la clasificación y la determinación del
alojamiento de los internos, y sobre todo la subjetividad que rige el sistema, dificultan la
detección de los riesgos y, por ende, el tratamiento adecuado de la situación del interno.

Es necesario, por ello, emprender el camino hacia la objetivación y simplificación del


sistema de clasificación, que debería estar basado en los riesgos y necesidades de los in-
ternos, de forma de poder garantizar que las decisiones sobre el nivel de seguridad bajo
el cual deberían estar alojados y el tratamiento específico que se les brinde, contemple,
entre muchas otras cuestiones, la adecuada detección y manejo de los riesgos de suicidio,
homicidio, manifestación violenta cuyo resultado sea la muerte o muerte natural.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Sin un correcto sistema de clasificación que tome en cuenta estos puntos, la probabilidad
de tomar decisiones erróneas sobre alojamiento y tratamiento aumenta exponencialmente
y, con ello, crecen las probabilidades de muertes en prisión.

Cabe destacar, en este sentido, que es indispensable, además, que los riesgos relacionados
con estas cuestiones sean evaluados lo más inmediatamente posible desde el ingreso del
interno y por personal adecuadamente capacitado, sobre todo en aquello relacionado con
problemas de salud física o mental y demás riesgos de suicidio o autoagresión 11.

En relación con este punto, cabe destacar que, en la actualidad, el Servicio Penitenciario
Federal ha resuelto utilizar –a través del empleo de instrumentos de criminología aplica-
da–, programas específicos tendientes a realizar la clasificación inicial por riesgo de las
personas que ingresan a las alcaidías del Servicio Penitenciario Federal. A través de ellos
se evalúan los niveles de riesgo para sí, para terceros y para la sociedad que presentan los
internos que por orden judicial ingresan al sistema12.

A su vez, formulada la clasificación, corresponde realizar la categorización, es decir, la


determinación específica del alojamiento de acuerdo con los riesgos y necesidades de los
internos. Para ello, se dictó un protocolo que prevé destinar la Unidad V del Complejo
Penitenciario Federal I de Ezeiza como establecimiento de ingreso, clasificación, cate-
gorización y distribución por riesgo inicial, en donde el Centro de Evaluación realizará
dentro del plazo de 15 días hábiles desde el ingreso de cada interno el dictamen único
integral por el cual se asesora al director del Complejo sobre el lugar de alojamiento y las
pautas del régimen aplicable al caso.

4.4 Base y serie de datos pocos fidedignos y confiables.

Uno de los principales problemas con los que nos hemos encontrado es la carencia de se-
11
Ver: House of Lords, House of Commons, Joint Committee on Human Rights; “Deaths in custody. Third Report
of Session 2004/05”; 8 de diciembre de 2004; pag. 41.
12
Deben destacarse, en ese sentido, las reglas penitenciarias europeas que establecen la utilización de estos
instru- mentos, a saber: Articulo 52.1. Tan pronto como sea posible tras su ingreso, cada interno debe ser
evaluado con el fin de determinar si presenta algún riesgo para la seguridad de otros internos, del personal
penitenciario o de las personas que trabajan en la prisión o la visitan de forma regular, así como para establecer
si representa riesgo para sí mismo. 52.2. Deben ponerse en marcha procedimientos para asegurar la seguridad
de los internos, del personal penitenciario y de todos los visitantes, así como para reducir al mínimo el riesgo de
violencia y otros incidentes que pudieran amenazar la seguridad. 52.3. Deben desplegarse todos los esfuerzos
posibles para permitir que los inter- nos participen plenamente y con toda seguridad en las actividades diarias.
52.4. Los reclusos deben contar con los medios necesarios para contactar con el personal en todo momento,
incluida la noche. 52.5. La legislación nacional general en materia de salud y de seguridad debe aplicarse
igualmente en las prisiones. (Consejo de Europa, Reco- mendación Rec (2006)2 del Comité de Ministros de los
Estados Miembros sobre las Reglas Penitenciarias Europeas.)

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ries históricas y base de datos e información adecuada que permita realizar un diagnóstico
correcto de la situación.

En primer lugar, no existe una cultura de registro adecuado de datos sobre muertes, suici-
dios, hechos de violencia o manifestaciones violentas seguidas de muerte; tanto sea de las
que han logrado su cometido, como de las que han quedado en intento.

Por tal motivo, para realizar este trabajo fue necesaria la conformación de una comisión
especial que analice cada uno de los decesos y corrobore la información.

Tener datos ciertos y fidedignos es indispensable para el desarrollo de cualquier política


pública, y esta no es la excepción. Por eso, entendemos que deben ajustarse los mecanis-
mos tendientes a la recopilación, almacenamiento y análisis de datos, a fin de que estos
sean los que marquen las causas de la muerte y permitan, de esa forma, garantizar los
ajustes necesarios para lograr un abordaje adecuado de la problemática.

En segundo lugar, y asociado a esta cuestión, hemos detectado que no existe una investi-
gación adecuada de la causa de las muertes ocurridas en el Servicio Penitenciario Federal,
lo que permitiría un mejor abordaje de las mismas y, en consecuencia, una reducción de
la tasa de mortalidad.

Por ello, entendemos que sería de gran ayuda la conformación de una comisión permanente
inter poderes y sectorial que, actuando ante cada hecho grave de violencia o fallecimiento
de interno, establezca cuáles han sido las causas de la misma. El conocimiento profundo de
esas causas permitiría que, al abordarlas, pueda prevenirse la muerte de internos.

4.5 Alerta temprana y cooperación en el manejo de la información.

Una cuestión vinculada con la clasificación y categorización es el manejo de la informa-


ción. Esto, además, está fuertemente vinculado al punto anterior: no puede pensarse en un
esquema de adecuada circulación, análisis y manejo de la información si la misma no es
correctamente recabada y registrada.

Para poder prevenir muerte de internos, sobre todo aquellas no debidas a causas naturales,
es necesario el manejo adecuado de la información. Es decir, la administración peniten-
ciaria debe contar con herramientas que permitan la recopilación, análisis y circulación
eficaz y eficiente de la mayor cantidad de datos e información posible a fin de prever
sucesos en los que podrían ocurrir muertes de internos por cualquier causa.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Dicha información tiene, en relación con la cuestión estudiada, varias funciones; a saber:

a. Permite a las autoridades conocer los factores, en términos de probabilidades,


sobre los cuales se pueden dar hechos de suicidio, manifestación violenta seguida
de muerte u agresiones entre internos o entre estos y el personal penitenciario.

b. Permite conocer cuál es la realidad de la administración penitenciaria en cada uno


de esos puntos y, así, realizar las correcciones necesarias.

c. Permite tomar decisiones adecuadas sobre el alojamiento y el tratamiento de cada


uno de los internos.

d. Permite prever probables intentos de suicidio, manifestación violenta seguida de


muerte u agresión.

e. Garantiza un abordaje adecuado en caso que se detecte a un interno con altas pro-
babilidades de incurrir en alguna de estas conductas.

Por ello, es necesaria la corrección de los defectos que, en la actualidad, existen tanto en
lo que se refiere a la recopilación de la información como en los canales de circulación de
la misma. A partir de eso, se generaran mejores condiciones en relación con la prevención
de muerte de internos.

4.6 Internos con graves problemas de salud

Otra cuestión relevante en relación con la tasa de mortalidad de internos son los problemas
de salud, tanto física como mental, que poseen. En este punto, además, es central recordar
que el encarcelamiento, en muchas ocasiones, tiene un efecto negativo sobre los mismos.

Por otra parte, los cuadros psíquicos de base favorecen las probabilidades de que los
inter- nos se agredan entre ellos, realicen acciones altamente riesgosas para su salud o
cometan atentados contra sí mismos.

En cualquiera de estos grupos, nos encontramos ante internos con un mayor grado de
vulnerabilidad que, por ende, deben ser tenidos en cuenta por la autoridad penitenciaria.

Lo primero, ante tal situación, es la detección adecuada de los riesgos vinculados a estas
cuestiones, tanto físicos como psíquicos. Un adecuado sistema de clasificación por riesgo
y necesidades es indispensable para ello.

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Los riesgos psíquicos están vinculados, ante todo, a la prevención de suicidios y, en algu-
nos casos, de hechos de violencia que pueden terminar en homicidio o manifestaciones
violentas seguidas de muerte.

Por otra parte, los riesgos físicos, probablemente más fáciles de detectar, consisten en
advertir las patologías médicas de base que posee cada interno.

Donde más defectos hemos encontrado y consideramos que es un área a mejorar, es en la


detección y manejo de los riesgos y necesidades vinculados a la salud mental.

Este punto, entendemos, debe trabajarse con el sistema de clasificación por riesgo y ne-
cesidades. Un adecuado sistema de clasificación es lo que debe permitir detectar riesgos
de esta naturaleza.

Es crucial, además, el abordaje de la problemática relacionada con los efectos del abuso
de drogas o alcohol por parte de los internos. Esto tiene una incidencia altísima en el au-
mento de la conflictividad al interior de las prisiones y en la probabilidad de que el
interno atente contra su vida o realice acciones sin ser consciente de los riesgos que
conlleva.

4.7 Deficiencia en las investigaciones de las muertes

Anteriormente hemos referenciado que encontramos, como defecto, un escaso conoci-


miento de las causas de las muertes y que esto perjudica el trabajo de prevención de las
mismas.

Ahora bien, lo que ocurre también es que tampoco las investigaciones judiciales sobre las
muertes llegan a buen término al momento de establecer qué fue lo ocurrió y de determi-
nar responsabilidades.

El contexto penitenciario es muy complejo para llevar adelante este tipo de investigaciones
y, además, el personal penitenciario, que es el primero en acudir al lugar del hecho, en
gene- ral no está adecuadamente capacitado para tomar las medidas de preservación del
lugar del hecho y de la prueba. A ello se suma, además, el secretismo y la cultura existente
entre in- ternos, que impide un mayor conocimiento de lo ocurrido por parte de la autoridad
judicial.

No obstante ello, que son razones atendibles, entendemos que las investigaciones judicia-
les sobre muerte de internos, coadyuva con su prevención, dado también que motivarán
el desistimiento de las acciones de este tipo13.
13
Existen muy pocas condenas por homicidios en contextos de encierro, lo que complica en este aspecto poder

1
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tra- bajar en un sentido de valor de la vida y resolución alternativa de los conflictos interpersonales.

1
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Es necesario, entonces, que se establezcan mejores mecanismos de colaboración entre la


administración penitenciaria, la autoridad policial y el Poder Judicial, a fin de esclarecer,
juzgar y condenar a los responsables por esas muertes. Si bien indirecto, este es un factor
fundamental a la hora de establecer un plan para la reducción de muertes en prisión.

5. Conclusiones

5.1 Características de internos fallecidos por causas violentas

Según las clasificaciones de muertes con las que trabajamos, son violentas aquellas de-
rivadas de agresiones entre internos, autoagresiones conscientes (suicidio) y acciones
riesgosas, cuyo riesgo no se representa la persona privada de libertad, que han concluido
en su muerte (manifestaciones violentas seguidas de muerte).

A partir de los datos relevados, podemos concluir que las características más salientes de
las personas privadas de su libertad fallecidas por causas violentas han sido: todos eran
hombres; en un rango de entre 24 y 35 años; el 80%, argentinos; el mismo porcentaje era
condenado y reincidente; todos estaban detenidos por delitos violentos contra la propiedad.

Se debe tener en cuenta que en la actualidad sobre el total de la población alojada en el SPF,
el 93,06 son hombres, de los cuales el 44,50 % se ubica en el rango etario de 24-35 años.

Respecto de la situación procesal, son procesados el 60,52 % y condenados el 39,43 % de


los casos, habiendo sido el 0,05 declarados inimputables, habiendo el 68,37 % privados
de su libertad por delitos violentos y el 12,41 % fueron judicialmente determinados como
reincidentes.

Esta situación, que obviamente requiere mayor estudio 14, es importante porque permite
desarrollar un perfil de interno que podría tener mayor riesgo de muerte violenta y llevar a
cabo acciones preventivas para reducirlo.

5.2 Necesidad de contar con datos e información confiable

Uno de los grandes problemas con el que nos hemos encontrado para la realización del
presente estudio sobre muertes en prisión es la carencia de información confiable y con-
tinua en términos históricos.
14
Ello debido a que es escasa y deficiente la serie de datos con los que se cuenta para el presente estudio.

1
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Este es un grave problema que conspira contra cualquier política, sea orientada a la reduc-
ción de muertes o a otro cometido.

Los defectos, como hemos marcado anteriormente, han sido detectados en todas las fases
del proceso de información, tanto en lo que se refiere a la recopilación y registración de
datos relevantes, como en lo relativo a la sistematización y manejo de la información.

Por ello, en relación con cada caso de muerte de alguna persona privada de su libertad,
hemos comenzado a trabajar sobre el desarrollo de guías que informen al personal acerca
de cuál es la información relevante en caso de muerte de internos y establezca cómo debe
registrarse.

Otra cuestión es la información necesaria para prevenir o reducir la probabilidad de que


ocurran muertes. Aquí, de acuerdo con nuestra opinión, hay dos eslabones a analizar.

Primeramente, es relevante que cualquier información que denote riesgo de muerte


de algún interno (sobre todo en el caso de muerte por causas violentas), sea adecua-
damente manejada y esté a disposición de las autoridades que deben tomar decisiones
sobre esos internos. Dichas decisiones, además, deberían tomarse con arreglo a esa
información. Es necesario, por ello, mejorar los procesos de manejo y circulación de
información.

En segundo lugar, es importante conocer en profundidad la causa de los decesos. Es


recomendable por ello la existencia de una comisión interdisciplinaria que analice las
causas de la muerte en orden a realizar los ajustes necesarios para prevenirlas, más
efectiva y eficientemente. Es importante que en una comisión de estas características
participen médicos, abogados, criminólogos, personal de seguridad y, en lo posible,
miembros del Poder Judicial, del Ministerio Público o de otros estamentos del Poder
Ejecutivo o Legislativo.

5.3 Protocolos de actuación

Tal como se señaló al inicio, la muerte de una persona privada de su libertad es un hecho
traumático que afecta y angustia tanto a sus familiares, otros internos y al personal peni-
tenciario; por ello es necesaria la confección de protocolos que indiquen, de forma clara,
cómo se debe proceder ante un hecho de estos. En este sentido, debe trabajarse también la
comunicación a los familiares y demás organismos, para generar una adecuada contención.

1
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5.4 Programas específicos de reducción de la conflictividad y la violencia

Es un dato indiscutible que la cantidad de muertes de personas privadas de su libertad,


sobre todo las relacionadas con causas violentas, se encuentra directamente relacionada a
los niveles de conflictividad y violencia existentes: a mayores niveles de conflictividad y
violencia, mayores probabilidades de muertes en prisión.

Cualquier política de reducción de muertes en prisión debe contemplar un programa de


acción tendiente a la reducción de los índices de conflictividad y violencia y al mejora-
miento de las relaciones entre internos y entre estos y el personal.

Desde nuestra perspectiva, la línea de acción en este sentido debe estar orientada, en el
fondo, hacia la implementación de “seguridad dinámica”, sobre todo lo relacionado con
el recurso al diálogo y a la cercanía entre las personas privadas de su libertad y el
personal penitenciario.

Otro de los puntos centrales es el trabajo con los internos para que encuentren otros mo-
dos relacionales entre ellos, debido a que suele ocurrir que resuelven sus diferencias o
conflictos a partir de la violencia. El trabajo para que utilicen otras formas de encarar los
conflictos, por ejemplo a través del diálogo, redundará en la reducción de los índices de
conflictividad y violencia.

Además del mejoramiento de la convivencia, una política adecuada de reducción de vio-


lencia debería contemplar las siguientes cuestiones15:

a) identificación, manejo y apoyo a personas privadas de su libertad con riesgo de daño


a sí mismo, a otros o de otros.

b) Reducción de incidentes que llevan a daños auto-inflingidos o a la muerte durante


la privación de libertad.

c) Reducción de la violencia a través del trato efectivo con víctimas y victimarios.

d) Abordaje multidisciplinario del caso.

e) Apoyo adecuado a internos y visitantes afectados por los incidentes.

f) Investigaciones eficaces de los incidentes, mediante las cuales se promueva la pre-


vención de futuros hechos y un mejoramiento en lo que se refiere a la custodia segura
de personas privadas de su libertad.
15
Cfr. Her Majesty Prison Service: PSI 64/2011 y PSO 2750.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

El plan de reducción de conflictividad y violencia con estas características será, como


manifestamos, esencial para que funcione cualquier política de reducción de muertes en
prisión.

5.5 Programa específico de prevención de suicidio

El programa de reducción de conflictividad y violencia referido en el punto anterior, es


uno de los instrumentos claves para reducir las muertes en prisión. El programa opera
directamente sobre la heteroagresividad al disminuir la conflictividad entre los internos.

El programa de prevención de suicidios actúa, en aquellos internos cuyas acciones vio-


lentas podrían derivar en muerte aunque no presenten intención suicida y en detectar
tempranamente los factores de riesgo en internos vulnerables que si presentan intención
suicida. Este a su vez debe estar acompañado por un efectivo y eficiente programa de
prevención de la violencia auto o heteroagresiva.

En conclusión, como hemos visto en las estadísticas citadas en el presente informe, 7 in-
ternos se han suicidado y ha habido 42 intentos de suicidio entre enero-octubre de 2015.

Un adecuado programa de prevención de la conducta suicida debe contemplar los si-


guientes aspectos16:

a) Establecer claramente las responsabilidades de cada uno de los miembros del perso-
nal.

b) Poseer sistemas de clasificación adecuados que permitan la detección temprana del


riesgo de suicidio o autodaño.

c) Establecer un abordaje adecuado para las personas privadas de su libertad con riesgo
de conducta suicida o de autodaño.

d) Protocolos de acción en caso de intento de suicidio, o seudointencionalidad suicida


a fin de reducir los daños causados por el mismo.

e) El caso de fallecimiento de personas privadas de su libertad como consecuencia


de un suicidio, crear protocolos de acción a fin de la conservación de las pruebas, la
prevención de otros casos y lidiar con el estrés que causa ese hecho en el personal, el
resto de los internos y los familiares y amigos de éste.
16
Cfr. Her Majesty Prison Service, PSO 2700.

1
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5.6 Sistemas de clasificación por riesgo y necesidades

Lo hasta aquí expuesto denota, en nuestra opinión, que tener un adecuado sistema de cla-
sificación por riesgo y necesidades es fundamental para el adecuado funcionamiento del
sistema penitenciario.

Sólo sobre la base de un sistema con estas características, que responda al modelo de
riesgo, necesidad y responsividad, se pueden detectar de forma temprana los riesgos que
presenta la persona, en especial el de suicidio, permitiendo lograr un abordaje temprano
a los fines de reducir estas situaciones. A su vez, la temprana detección de indicadores
de conflictividad, y su nivel, posibilitan desarrollar planes de tratamiento individuales,
logrando una intervención rápida y eficaz, evitando de esta manera que la conflictividad
aumente en su nivel, desvirtuando la posibilidad de hechos que implique episodios de
violencia física. Así resulta posible lograr el objetivo de reducir considerablemente la
muerte y otras situaciones de violencia en contextos de encierro.

Este sistema debe tener, ante todo, la capacidad de predecir riesgo de agresiones hacia
tercero o auto agresiones y, como consecuencia de ello, deben establecerse programas
adecuados para su manejo.

5.7 Categorización y alojamiento

Es indispensable, en consonancia con lo expresado en el punto anterior, el establecimien-


to de modelos objetivos de categorización y alojamiento de internos.

A partir de la categorización —o clasificación primaria—, se establece, de forma objeti-


va, el riesgo del interno. Una vez determinado el mismo, también debe desarrollarse un
sistema de clasificación que permita, de forma objetiva, la determinación del alojamiento
del interno que debe ser apto para abordar sus riesgos y necesidades.

5.8 Necesidad de trabajar coordinadamente con el Poder Judicial

Todas las personas privadas de su libertad se encuentran a disposición de un Juez, que


decide, entre otras cuestiones, sobre su ingreso y egreso a la cárcel y, según la práctica de
hoy día, sobre muchas cuestiones relativas al trato y el tratamiento del interno.

La adecuada toma de decisiones sobre el manejo de los internos, sobre todo en lo relacio-
nado a su alojamiento, requiere la generación de mecanismos de colaboración y circula-

1
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ción adecuada de información entre estos dos organismos. De lo contrario, se producen


situaciones que conspiran contra el adecuado funcionamiento del sistema y pueden gene-
rar muerte de internos.

5.9 Tomar en cuenta la categoría de las manifestaciones violentas seguidas de muerte

En este análisis se ha hecho referencia a la categoría de manifestaciones violentas segui-


das de muerte.

Ello se debe a que se han constatado una serie de muerte de internos que no respondían a
las clásicas categorías de homicidio o suicidio. Debido que la muerte se ocasionó como
consecuencia de una toma desmedida e inconsciente de riesgo por parte del mismo, que
no tenía intención consciente alguna de morir.

En consecuencia, entendemos que esta categoría debe mantenerse y utilizarse en el análi-


sis de las muertes en prisión y, sobre todo, en lo relacionado con las medidas
desarrolladas para detectar internos bajo este riesgo y manejarlos adecuadamente.

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Revista de Criminología - Número I - Año

Una aproximación a la visión de los internos sobre la violencia intramuros

La presente encuesta a internos de establecimientos del SPF fue realizada en los meses de
agosto y septiembre de 2015. Su objetivo principal fue medir la percepción de los
internos en relación a los hechos de violencia y el clima general del establecimiento con
respecto a la seguridad personal.

Lo que sigue es una selección y análisis de los resultados más salientes de la encuesta.
Los resultados completos pueden consultarse en www.spf.gob.ar.

Metodología

La encuesta fue realizada a 202 internos de los establecimientos CPF - CABA (Devoto),
CPF I (Ezeiza) y CPF II (Marcos Paz). Se realizaron preguntas cerradas y al finalizar la
encuesta se le ofreció a los internos un espacio para comentarios o sugerencias. El error
muestral se ubica en el 6,8%.

Aquellas preguntas del cuestionario que ofrecían múltiples respuestas para el encuestado,
se presentan en los cuadros de acuerdo a la totalidad de menciones, es decir, la suma total
de respuestas no suma 100%. En caso de observar un guarismo del 90% debe interpretar-
se que 9 de cada 10 encuestados respondió por esa opción.

Niveles de violencia intramuros

¿Ha sufrido en el último año episodios de violencia por parte de otros internos?

%
Si 27,7
No 71,8
Ns/nc 0,5
Total 100,0

1
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¿Ha temido o teme sufrir hechos de violencia por parte de otros internos?

%
Sí No 52,0
Ns/nc 47,5
Total ,5
100,0

¿Con qué frecuencia observa violencia física dentro de su sector de alojamiento?

% 15,3
15,8
Todos los dias
17,3
Una vez por semana Una vez por mes Nunca
44,6
Ns/nc
6,9
Total
100,0

En términos generales, ¿Ud. Se siente protegido / seguro dentro de


su sector de alojamiento?

%
Siempre 54,0
Frecuentemente 13,4
20,3
A veces 12,4
Nunca Total 100,0

Los niveles generales de violencia intramuros que muestran estos resultados son menores
a los que la imaginación popular atribuye a la vida carcelaria, si bien en algunos casos
siguen siendo altos. Uno de cada cuatro internos manifiesta haber sufrido episodios de
violencia en el último año. Más de la mitad teme o ha temido sufrirlos, y el 48% observa
violencia física en su sector de alojamiento al menos una vez por mes. Dos tercios de los
internos, sin embargo, se sienten seguros dentro de su sector de alojamiento.

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Modalidad de los hechos violentos

¿Cuál es el modo mas frecuente de violencia entre internos?

%
Peleas con facas Peleas a golpes Peleas grupales 44,6
Otras 24,8
Ns/nc Total 4,0
14,9
11,7
100,0

En cuanto a la modalidad de los hechos violentos, llama la atención que el 45% de los in-
ternos reporta que el modo más frecuente de violencia entre internos involucra el uso de las
llamadas “facas”. Se trata de elementos cortopunzantes de fabricación casera, generalmente
confeccionados por los internos dentro del establecimiento, utilizando para ello materiales
encontrados allí. La facilidad con que los internos cuentan para hacerse de materiales para
su construcción debería ser revisada, así como la posibilidad de detectar la existencia de di-
chas armas en los procesos de requisa. La existencia de estos elementos implica un posible
agravamiento de las consecuencias de hechos de violencia, dificultando incluso el control
de los mismos por parte del personal antes de que se produzcan lesiones de gravedad.

Abuso sexual

¿Ud. sufrió intentos de abuso sexual por otros internos?

% 2,0
98,0
Si
100,0
No Total

DEL ESPACIO PARA COMENTARIOS Y SUGERENCIAS


- “el abuso sexual no se permite más en ningún penal, te lo digo yo que soy preso
viejo”
- “En la década del 80/90 eran frecuentes las violaciones, ahora ya no”

1
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Los casos de abuso sexual aparecen casi desterrados. El análisis cuantitativo muestra que
sólo 2% de los internos manifiesta haber sufrido intentos de abuso sexual. Si bien podría
con- siderarse que existe un elemento vergonzante que sesga las respuestas a este punto
(aunque por supuesto se garantizó el anonimato a los encuestados), citamos los comentarios
hechos por los internos que parecen confirmar estos resultados desde la percepción
cualitativa.

¿Ud. supo si algún interno fue abusado sexualmente


por otro/s interno/s?

% 18,8
77,7

3,5
No Ns/nc
100,0
Total

Si bien este resultado parece alto, que sólo 18,8% de los internos manifieste haberse en-
terado de un episodio de abuso sexual es una medida baja, considerando la velocidad con
que un rumor de ese tipo podría expandirse dentro de los establecimientos. Que casi el
80% de los internos no haya siquiera sabido de la existencia de un episodio de este tipo,
confirma los datos del cuadro anterior.

Desde ya que la existencia de aún un 2% de internos que manifiesta haber sido víctima de
un hecho de esta gravedad, debe ser motivo de preocupación para la política penitencia-
ria. Si bien la encuesta muestra que la incidencia de este delito es muy baja, la seriedad
del mismo debe llevar a extremar los esfuerzos para procurar su total desaparición del
ámbito intramuros.

Violencia cometida sobre visitantes al penal

¿Sus visitantes fueron víctimas de hechos de violencia?

%
Si 7,4
No 89,6
No recibe visitas 2,0
Ns/nc 1,0
Total 100,0

1
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(Aquellos que contestaron sí a la pregunta anterior) ¿De quienes?

%
De otros internos 40,0
De otras visitas 46,7
De otros 6,7
Ns/nc Total 6,7
100,0

Sorprende por otra parte ver que un porcentaje significativo (7,4%) de quienes visitan a
los internos han sido víctimas de hechos de violencia, tanto por parte de otros internos
como de otras visitas. Es imprescindible que el espacio de las visitas, contacto fundamen-
tal de los internos con su círculo íntimo, sea un espacio de absoluta seguridad, evitando
asimismo las percepción de que la cárcel es un lugar “de por sí violento”, donde ni siquie-
ra el espacio de las visitas es percibido como totalmente seguro.

Robos intramuros

¿Usted ha sufrido robos por parte de otros internos?

% 26,2
Sí No 73,8
Total 100,0

Aproximadamente uno de cada cuatro internos ha sufrido robos por parte de otros inter-
nos. Este resultado apunta a la necesidad de revisar, por parte del sistema judicial, la res-
puesta ante este tipo de hechos cuando suceden intramuros. La falta de persecución penal
de estos hechos, aún ante denuncias del personal penitenciario, genera una percepción de
impunidad entre quienes los cometen.

1
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Causas de la violencia

¿Por qué motivo cree usted que surgen los problemas de violencia entre
los internos? (Respuestas múltiples)

%
Problemas de convivencia 48,0
Uso de drogas u otras sustancias 30,7
Otros 9,4
Problemas pre existentes al ingreso Ns/nc 9,4
Robo 5,9
Extorsión por dinero / bienes 5,9
Por todas las opciones mencionadas Deudas 4,0
Total 2,5
1,5
117, 3

Las causas inmediatas de la violencia, según los internos, son dos: los problemas de con-
vivencia y el uso de drogas. Este dato es importante porque apunta a dos problemas que
son atacables desde las políticas penitenciarias. No se trata aquí de viejas rencillas entre
bandas, traídas por los internos desde su vida anterior al establecimiento, sino de cuestio-
nes ambientales y convivenciales en las que puede buscarse una mejora.

Cómo disminuir la violencia intramuros

¿Cree usted que existen otros modos de resolver los conflictos que no
sea violentamente?
%
Sí 85,1
No 13,9
Ns/nc 1,0
Total 100,0

1
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(Aquellos que contestaron sí al cuadro anterior) ¿cuáles?

%
Diálogo / acuerdo 74,3
Evitar el conflicto / aislarse 2,5
Otros 10,4

Ns/nc 12,9
Total 100,0

DEL ESPACIO PARA COMENTARIOS Y SUGERENCIAS


Los -internos son optimistas respecto a la“Falta
existencia de mecanismos no violentos de solu-
diálogo”
ción- de conflictos. El 85% cree que “Más existendiálogo”
modos alternativos a la violencia para
resolver conflictos.- “Mayor contención y escucha para bajar la violencia”
- “Darles actividades a los internos para que no estén encerrados y ociosos”
Los propios internos
- “No habríaseñalan el camino
conflictos de la todos
si estuvieran solución de los problemas
trabajando de con
y estudiando convivencia,
la
con sorprendente unanimidad: el diálogo. El 74%
mente ocupada”cree que el diálogo es el camino para
resolver disputas de modo no violento. La falta de instancias de mediación y conciliación
es remarcada por los internos como la causa principal de que los problemas que se sus-
citan al interior del establecimiento terminen en hechos de violencia: “falta diálogo”, se
necesita “mayor contención y escucha para bajar la violencia”. El SPF cuenta con talleres
de mediación y convivencia, experiencia que evidentemente sería deseable extender, en
opinión de los internos. Otros apuntan a la falta de actividades como generadora de vio-
lencia.

1
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Respuesta institucional ante hechos de violencia

¿A quién puede recurrir en caso de sufrir un hecho de violencia o intimidación por


parte de otros internos?

Celador 55,0
Otros internos9,9
Autoridades judiciales Jefes penitenciarios 7,4
Procuración penitenciaria 6,9
1,5

Otros 11,4
Ns/nc 7,9
Total 100,0

De gran importancia es el resultado que se observa en este cuadro. Aquí se busca indagar
sobre la respuesta institucional a hechos de violencia, y la percepción de los internos en
cuanto a la posibilidad de obtener protección en caso de sufrir o temer sufrir hechos de
violencia. La figura del celador aparece como la más visible y accesible para los internos
(55%). Es importante en este contexto jerarquizar la figura del celador, asegurando al inter-
no que obtendrá una respuesta clara y segura en ese primer punto de contacto, para evitar
posibles hechos de violencia y contribuir a la sensación de seguridad de los internos. El ce-
lador, con la capacitación adecuada, podría trabajar en la detección y prevención de hechos
de violencia, resultando incluso una figura disuasoria. Por otro lado no podemos dejar de
mencionar el poco acceso que consideran los internos tener a los jefes del establecimiento
(6,9%) y a la autoridad judicial (7,4%), como modo de denunciar hechos de violencia. Más
allá de la figura del celador, debe darse acceso a los internos a este segundo escalón, en
caso de no recibir respuestas adecuadas inicialmente. La posibilidad de audiencias con los
jefes significaría un reaseguro que contribuiría a la respuesta institucional ante el temor a
hechos de violencia en el penal. Finamente cabe destacar que la penetración de la
Procuración Pe- nitenciaria como punto de contacto para los internos es casi nula (1,5%)

Estos resultados muestran asimismo que existe poca confianza de los internos que denun-
cian hechos de violencia en la respuesta institucional punitiva. Si bien no existen estadís-
ticas específicas confiables, la experiencia muestra que gran parte de los hechos de vio-
lencia cometidos en establecimientos penitenciarios no son investigados y menos aún son
penados quienes los cometen. Este es un factor de vital importancia, dado que la ley debe
imperar dentro del establecimiento, no sólo para protección de los internos vulnerables

1
Revista de Criminología - Número I - Año

sino también para proveer a los internos de un ámbito reglado en el cual pueda lograrse el
fin último del tratamiento penitenciario que consiste en la reinserción social.

La manifestación de la necesidad de diálogo remarcada más arriba, referida a la existencia


de instancias de mediación y conciliación entre internos, puede ser tomada asimismo en
consideración en la respuesta institucional ante la violencia. Es posible generar instancias
de diálogo entre el personal penitenciario y los internos, más allá de la lógica de control
del establecimiento, de modo tal que los internos cuenten con un ámbito en el cual puedan
expresar sus problemas y buscar desarrollar mejores respuestas frente a las dificultades de
convivencia que pueden encontrar en su vida carcelaria. En este sentido apunta el Progra-
ma de Tutorías Penitenciarias desarrollado por el SPF (ver B.P.N. 577, 13/10/2015).

Clasificación por riesgo


Es interesanteDEL
remarcar que los PARA
ESPACIO internosCOMENTARIOS
apuntan al sistema Y
deSUGERENCIAS
clasificación por riesgo como
una forma de reducir la violencia intramuros. La idea detrás de estos comentarios parece
- “Seleccionar los perfiles que no encuadran en el módulo”
ser que existen internos con perfiles de alto riesgo que generan hechos de violencia, dentro
- “Alojar a los internos de acuerdo a la peligrosidad de cada uno”
de un pabellón que en su mayoría contiene a internos que no son conflictivos. La gestión
de alojamiento de acuerdo a una evaluación objetiva de los riesgos que presenta el interno,
considerada mejor práctica penitenciaria internacional, se ve así apoyada por los propios
internos que observan que el alojamiento conjunto de perfiles incompatibles suele dar lugar
a hechos de violencia.

La clasificación por riesgo, además, parte de un diagnóstico integral que permite el abordaje
específico de las distintas causas y modalidades de violencia. Los internos consideran que
las causas principales de la violencia son las drogas y los problemas de convivencia; detrás
de estas amplias categorías se esconden una gran cantidad de problemáticas que pueden
abor- darse mediante distintas herramientas individuales y grupales en el marco del
tratamiento penitenciario.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Existencia de un núcleo duro de pesimismo

¿Cuando estaba en libertad, de qué manera resolvía generalmente sus conflictos?

%
Hablando Violencia 70,3
No tenia conflictos 12,9
Evitando el conflicto Ns/nc 8,9
Total 4,5
3,5
100,0

Es importante remarcar que existe una persistente minoría, de alrededor del 15% de los
internos, que tiene una visión más pesimista de la vida carcelaria. Este “núcleo duro” no
cree que haya modos no violentos de resolver conflictos; manifiesta que la violencia era
la manera en la que resolvía sus conflictos cuando estaba en libertad y no cree que sea
posible reducir la violencia dentro de los establecimientos penitenciarios (ver más arriba).

Grupos especialmente vulnerables a la violencia intramuros

1) Jóvenes
Una de los resultados más interesantes de esta encuesta radica en la identificación de
grupos que tienen un mayor riesgo de sufrir violencia dentro del establecimiento peniten-
ciario. En general, los datos muestran que el riesgo de involucramiento en hechos de vio-
lencia aumenta a medida que disminuye la edad del interno. Como muestra el siguiente
cuadro, el 38,7% de los internos entre 18-25 años manifiesta haber sufrido episodios de
violencia en el último año, comparado con 27,7% para la población total.

TOTAL 18 a 25 26 a 30 31 a 40 41 y más
¿Ha sufrido en Si 27,70% 38,7% 27,5% 34,2% 12,7%
el último año
episodios de No 71,80% 61,3% 72,5% 65,8% 85,5%
violencia por Ns/Nc
parte de otros 0,50% 0,0% 0,0% 0,0% 1,8%
internos?

Total 100% 100% 100% 100% 100%

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Este resultado es comparable a índices mundiales, que muestran a la población joven


como la más vulnerable a la violencia intramuros. El siguiente cuadro refuerza esta con-
clusión, ya que muestra que son los internos de 18 a 25 años quienes más temen sufrir
hechos de violencia.
TOTAL 18 a 25 26 a 30 31 a 40 41 y más
¿Ha temido o Si 52,00% 64,5% 47,5% 55,3% 43,6%
teme sufrir
hechos de No 47,50% 35,5% 52,5% 43,4% 56,4%
violencia por Ns/Nc
parte de otros 0,50% 0,0% 0,0% 1,3% 0,0%
internos?

Total 100% 100% 100% 100% 100%

Por último podemos citar la apertura por rango etario del cuadro citado más arriba refe-
rido a robos, que muestra que el 40% de los internos de 18-25 años han sufrido robos,
comparado con el 26,2% de la población general.
TOTAL 18 a 25 26 a 30 31 a 40 41 y más
¿Usted ha Si 26,20% 38,7% 25,0% 27,6% 18,2%
sufrido robos No 73,80% 61,3% 75,0% 72,4% 81,8%
por parte de
Ns/Nc 0,0% 0,0% 0,0% 0,0%
otros internos?

Total 100% 100% 100% 100% 100%

2) Ingresantes

¿En qué momento de la detención cree usted que se generan


con mayor frecuencia los problemas de violencia entre los internos?

%
Durante el primer mes 62,4
Durante el primer año11,9

Ns/nc 25,7
Total 100,0

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

(Aquellos que afirmaron haber sufrido robos)


¿En qué momento sufrió el robo?

%
En el primer mes 56,7
Durante el primer año14,9
Posteriormente al primer año 4,5
Ns/nc23,9
Total 100,0

Por otro lado la encuesta identifica claramente el ingreso como el momento en el cual
existe mayor riesgo de sufrir hechos violentos. El 62% de los internos cree que el mayor
riesgo se da en el primer mes de detención. Más de la mitad de quienes sufrieron robos,
los padecieron dentro del primer mes de detención.

Estos resultados sobre los grupos de riesgo (juventud, ingreso) apuntan a la generación de
políticas preventivas dedicadas a estos grupos.

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Revista de Criminología - Número I - Año
2015

Capítulo III
Modelos de Gerenciamiento
y Clima laboral
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Modelos de gerenciamiento:
encuesta a directores de establecimientos penitenciarios

En el marco del trabajo encarado por el SPF para actualizar los modelos de gerencia-
miento de los establecimientos penitenciarios federales, se realizó la presente encuesta a
los directores de establecimientos, con el objetivo de indagar en la realidad de su trabajo
diario y sus percepciones del rol que ocupan.

Lo que sigue es una selección y análisis de los resultados más salientes de la encuesta.
Los resultados completos pueden consultarse en www.spf.gob.ar.

En las conclusiones buscaremos comparar los resultados de la encuesta con los linea-
mientos generales observados por Shane Bryans en su estudio sobre el tema en el sistema
penitenciario del Reino Unido. (Bryans, S. Prison Governors. Managing prisons in a
time of change. Routledge 2011.)

Metodología

Universo de estudio: directores de establecimientos penitenciarios del Servicio Penitenciario


Federal de todo el país.
Fecha de realización: Julio de 2015
Cantidad de casos: 29
Tipo de encuesta: Semi estructurada con preguntas abiertas y cerradas. Modo de aplicación
autoadministrado.
Aquellas preguntas del cuestionario que ofrecían múltiples respuestas para el encuestado, se
presentan en los cuadros de acuerdo a la totalidad de menciones, es decir, la suma total de
respuestas no suma 100%. En caso de observar un guarismo del 90% debe interpretarse que
9 de cada 10 encuestados respondió por esa opción.

Perfil y antecedentes de los Directores

¿Cuánto tiempo hace que se desempeña en el SPF?

Total
21 años o mas 88,9
Entre 11 y 20 años 11,1

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

¿Podria recordar qué lo atrajo principalmente de la carrera penitenciaria?

TOTAL
Influencia familiar 41, 4
Establidad económica - Salida laboral 34,5
Plan de carrera 6,9
Vocación 6,9

Otras 17,2
Ns/nc 3,4

Ser Director representa la culminación de una larga carrera de servicio en el SPF. La am-
plia mayoría de los Directores ingresó al SPF hace más de 20 años (90%), por influencia
familiar (40%) o motivado por encontrar estabilidad económica (35%).

¿Considera que su recorrido institucional respondió a una lógica en particular?

Total

Sí 75,9

No 13,8
Ns/nc 10,3

Un tema que surge claramente de esta encuesta es que los Directores ven el puesto como
una finalidad natural del ascenso en la carrera, no como un rol diferente que requiere de
una preparación especial. Su recorrido en la carrera respondió a la lógica institucional del
SPF (76%). Sólo el 45% considera que fue capacitado para las funciones que desempeñó
en su carrera.

¿Considera que fue capacitado para cada una de las funciones que
desempeñó en su carrera?

Total
Sí 44,8
Parcialmente 20,7
No 27,6
Ns/nc 6,9

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Percepción de sus tareas principales

En su opinión, ¿cuáles son las principales tareas como Director?

Total

Gestión - Gerenciamiento - Proyección


Administrar - Diálogo con las áreas a cargo 93,1

Enseñar y tratar con el personal - Acompañar – Controlar 48,3


Toma de decisiones importantes Tratamiento
– Liderazgo 17,2
penitenciario Relación con otros organismos
Otras 13,8

6,9
13,8

Los directores perciben que su trabajo involucra la gestión y el gerenciamiento de las


áreas a su cargo (93%). La descripción de las tareas diarias desarrolladas coincide con la
de un líder de cualquier organización compleja: administrar, gerenciar, resolver o
gestionar.

En algunos países se toma como modelo de gestión de los establecimientos peniten-


ciarios a las grandes organizaciones que se componen de distintas áreas, donde la
preocupación principal radica en cumplir las metas propuestas en tiempo y forma con
el presupuesto asignado, partir de criterios de eficiencia y eficacia y la figura del direc-
tor de establecimiento sería similar a la de un gerente general. ¿Considera que podría
compararse la situación actual de su trabajo con esta descripción?

TOTAL

Si 48,1
En alguna medida No 29,6
Ns/nc 18,5
3,7

El 78% cree que al menos en alguna medida, su trabajo es asimilable al de un gerente


general de una gran organización. Este dato es muy importante en la medida en que torna
asimilable al rol de director, de acuerdo a la descripción de quienes lo ocupan, el conoci-
miento desarrollado en la gestión de grandes organizaciones.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

¿Considera que el trabajo y el rol del director de establecimientos cambiaron desde


que Ud. se unió al SPF?

Total
Sí 86,2
No13,8

¿Ha incorporado nuevas funciones que no tenian que ver especialmente con su idea
de funcion penitenciaria? Ya sea organizar presupuestos, focalizarse en trabajos
administrativos, estar obligados a seguir estandares

Total
Presupuestos 36,0
Trabajos administrativos24,0
Si (no especifica) 8,0
No 16,0
Ns/nc 16,0

¿Ud. planifica en el lugar a su cargo a mediano y largo plazo?

Total
Sí 70,4
Sí, pero menos de lo que querría7,4
No 18,5
Ns/nc3,7

La asimilación del rol con el gerenciamiento de grandes organizaciones puede verse tam-
bién en las nuevas funciones específicas que los directores manifiestan haber incorpo-
rado. La posibilidad de planear y ejecutar programas en tiempo y forma es inescindible
de la función de liderazgo en un organización, y esto involucra, como lo reconocen los
directores, el trabajo con presupuestos y el orden administrativo. Algunos directores re-
conocen que el puesto los llevó a incorporar nuevas funciones como trabajar con pre-
supuestos (36%) o en la gestión administrativa (24%), y el 86% considera que el rol de
director cambió desde que se unió al SPF. Casi el 80% manifiesta planificar a mediano y
largo plazo.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Modo de ejercer sus funciones

A pesar de comprender los desafíos de su nuevo rol, en gran medida los directores siguen
manteniendo conductas mas propias del rol tradicional de control, paternalista y presen-
cial, de los directores de establecimientos.

¿Ud recorre el establecimiento a su cargo? ¿con qué frecuencia?

Total
Todos los días – Siempre 77,8
Más de una vez por semana pero no todos los días14,8
Una vez por semana 3,7
Menos de una vez por semana 3,7

¿Cuán seguro se encuentra Ud. de conocer todo lo que pasa dentro del
establecimiento penitenciario?

Total
Muy seguro 34,5
Seguro 58,6
Poco seguro 6,9
Nada seguro-

El 78% recorre el establecimiento a su cargo todos los días. El 93% dice encontrarse
seguro de conocer todo lo que pasa dentro del establecimiento. Si bien es natural que
los directores busquen tener una presencia visible en el establecimiento, la necesidad de
recorridas diarias muestra la inquietud por conocer directamente lo que pasa en el esta-
blecimiento. Esta lógica responde a una modalidad de control propia de establecimientos
pequeños, pero que se torna extremadamente ineficiente cuando se trata de dirigir gran-
des complejos penitenciarios, donde debería primar una mayor lógica de delegación y
responsabilidad de los mandos medios por el control, recayendo en el Director la tarea
de planificación general. Esta nueva lógica de gerenciamiento, como muestra la presente
encuesta, ha permeado algunos aspectos del rol de los directores, pero no todos.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

¿Qué competencias personales y profesionales considera que debe tener un buen


director de establecimiento? (respuesta multiple)

Total
Liderazgo - Capacidad de Mando - Carisma - Diálogo 46,4
Honestidad - Comprensión - Respeto 42,9
Responsabilidad - Compromiso 39,3
Profesionalismo - Gestión - Eficiencia - Proyección35,7
Capacitación - Estudios 17,9
Otras 10,7

Aptitudes como la capacidad de mando, el carisma, la comprensión y el compromiso apa-


recen por encima del profesionalismo y la eficiencia, y muy por arriba de la capacitación
o estudios, cuando se consulta a los directores sobre las competencias necesarias para
ejercer su rol. Si bien muchas de estas capacidades son sin dudas necesarias, el hecho de
que la capacitación para la función no sea percibida como una necesidad del rol, muestra
que en muchos casos los directores no han asimilado las tareas del nuevo modelo de ge-
renciamiento.

En su caso, ¿cómo le gustaria ser percibido por los internos?

Total
63,0
Como un director justo - Respetuoso - Profesional
- Honesto - Comprometido
Alguien ejecutivo, que soluciona temas Dialoguista – Acompaña 18,5
11,1

Otros 3,7
Ns/nc 3,7

Con respecto a la relación con los internos, al 63% de los directores le gustaría ser perci-
bido como justo, honesto o comprometido, cuando sólo el 18,5% espera ser visto como
ejecutivo o una persona que soluciona temas.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

¿Qué tareas considera que debe realizar Ud. personalmente y no delegarlas a


otros?

Total
Las más importantes - No especifica 25,9
Las sanciones a internos - Regimen 18,5
Disciplinario - Que se cumplan los protocolos de DDHH
Las relacionadas con el poder judicial y Organismos oficiales 18,5
Otras 22,2
Ns/nc 14,8

En relación al personal que está a su cargo y la forma de trabajo, ¿está de acuerdo


en que el personal tenga cierto grado de autonomía en su puesto de trabajo?

Total
Muy de acuerdo 50,0
Algo de acuerdo39,3
Poco de acuerdo 7,1
Nada de acuerdo 3,6

Los directores son conscientes de que no es posible ejercer el rol de modo puramente
vertical. El 90% tiene algún grado de acuerdo con el hecho de que el personal debe tener
cierto grado de autonomía en su trabajo.

¿Qué sistema utiliza para comunicarse y transmitir a su personal sus creencias y


directivas de cómo deben hacerse las cosas?

Total
Diálogo -Reuniones 93,1
Delegando a través de los jefes - Oficiales – Academia6,9
Memos 6,9
Otros 3,4

En cuanto a la comunicación con sus subordinados, los directores parecen haber aban-
donado el modelo del Director encerrado en su oficina impartiendo directivas generales
por escrito. El 100% dice interactuar con el personal y el 93% transmite las directivas al
personal en reuniones presenciales.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

¿Qué tipo de contacto directo tiene con los internos?

Total
Audiencias 79,3
Recorridas 48,3
Poco contacto, - Mas bien por sub jefes 10,3
Ns/nc 6,9

Respecto a los cambios y modificaciones en temas de seguridad interna ¿incluye a


los internos en alguna toma de decisiones?

Total
No 62,1
Escucho sus necesidades pero la decisión es siempre nuestra 20,7
En algunos casos 17,2

Por otro lado el contacto con los internos es mayor que hace 10 años (89%). El 79% de
los directores tiene audiencias con los internos, si bien el 62% reconoce no incluir en
ningún caso a los internos en la toma de decisiones sobre seguridad interna.

Satisfacción con su rol

¿Pueden las características personales de cada director marcar la diferencia de con-


ducción de un lugar?

Total
Sí 100,0
No -

1
Revista de Criminología - Número I - Año

¿En líneas generales, está satisfecho con su trabajo y con los resultados
como director?

Total
Sí 89,7
No 10,3

Los directores están satisfechos con su rol. El 100% considera que las características
personales del director marcan una diferencia de conducción del establecimiento, lo que
muestra que ven su rol como muy importante. El 90% está satisfecho con su trabajo y con
los resultados logrados.

¿Considera que los internos son capaces de reinsertarse en la sociedad y dejar de


delinquir?

TOTAL
Sí 72,4
Depende el tipo de delito 17,2
No - Muy difícil 10,3

El 72% considera que los internos son capaces de desistir del delito, lo cual muestra que
los directores, lejos del cinismo que muchas veces muestra la sociedad con respecto a la
política penitenciaria, creen que su trabajo es útil.

¿Qué status considera que tiene un director penitenciario en la sociedad compara-


do con otro grupo profesional?

Total
Menor al que debería tener 38,5
Igual al de otras FFSS 26,9
Depende de la zona Muy bueno – Alto 23,1
Ns/nc 7,7
3,8

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

¿Cómo considera que es la calidad de vida de un funcionario penitenciario en


relación al nivel que ocupa?

Total
Muy buena Buena 18,2
Media 36,4
4,5
Menor a la que deberia tener 31,8
Ns/nc 9,1

Sin embargo los directores se sienten infravalorados por la sociedad. El 39% cree que su
status social es menor al que debería tener por su rol; sólo el 55% cree que su calidad de
vida es buena o muy buena.

¿Cuáles son los principales obstáculos que observa para el cumplimiento de


los objetivos?

Total
Jueces de ejecución -Oficios -Relación con Fiscalías Organismos de control 44,0
Falta de recursos económicos - Falta de establecimientos modernos Falta de compromiso de RRHH
Otras 40,0
Ninguno 8,0
24,0
4,0

Dentro de los obstáculos que encuentran los directores para cumplir con su trabajo, ade-
más de la esperable falta de recursos económicos, el 44% menciona la relación con los
jueces de ejecución, fiscalías u organismos de control.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Conclusiones

Los resultados de la encuesta permiten observar en nuestro país, la clásica tensión descripta
en la literatura internacional sobre el tema, entre la complejización burocrática del papel de
director, que lo asimila más a un gerente general, con la visión clásica paternalista del rol.

El medular estudio realizado por Shane Bryans sobre los prison governors en el Reino
Unido muestra claramente esta dicotomía. Los cambios que se observan en el rol en las
últimas décadas son los siguientes:

• Menor discrecionalidad y mayor actuación según protocolos previamente establecidos.

• Mayor rendición de cuentas ante autoridades.

• Mayor cantidad de trabajo burocrático (administración, reportes, reuniones institu-


cionales).

• Menor contacto personal con el establecimiento.

• Búsqueda de cumplir con objetivos centrales administrativos.

• Necesidad de controlar todas las áreas, incluida la administrativo-financiera.

En suma, el rol de director está mutando de la figura de líder autónomo y personalista,


que ejercía considerable poder personal-carismático, a una figura que ajusta su función
a reglas burocráticas preestablecidas, con las consiguientes tareas de reporte que esto
involucra.

En función de los resultados presentados más arriba, creemos que esta mutación del rol
puede observarse, si bien parcialmente, en el SPF. Por un lado los directores se siguen
viendo a sí mismos como líderes carismáticos, cuya personalidad es fundamental para el
buen funcionamiento del establecimiento, y buscan ser considerados líderes justos más
que ejecutivos. La mayoría sigue recorriendo diariamente el establecimiento, impartiendo
órdenes a sus subordinados mediante reuniones presenciales, lo que sugiere una falta de
sistematización en la delegación de tareas. En encuestas realizadas a agentes, sólo el 65%
reconoce positivamente la relación con su jefe directo.

Sin embargo, existen muchos indicadores que muestran que los directores reconocen que
la función está cambiando. Las tareas principales que manifiestan realizar los directores
son asimilables al gerenciamiento de cualquier gran organización: gestión, gerenciamien-

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

to, proyección, administración y diálogo con las áreas que tienen a cargo. El 78% cree
que al menos en alguna medida, su trabajo es asimilable al de un gerente general de una
gran organización, y la mayoría ha debido incorporar conocimientos de administración y
finanzas para poder llevar a cabo su rol. Se reconoce autonomía al personal a cargo. La
mayor necesidad de rendir cuentas puede vislumbrarse en el papel de organismos de con-
trol, juzgados o fiscalías, si bien éstas son percibidas por los directores como obstáculos.

La tensión entre estas dos concepciones del rol se ve reforzada por la poca claridad que
parecen tener los directores sobre qué tareas deben realizar personalmente, sin delegarlas
a otros: ninguna respuesta obtuvo más del 20% de adhesiones y la mayoría (25%) optó
por mencionar que realizan personalmente “las más importantes”. Sería deseable contar
con una sistematización más clara del rol de director, que podría elaborarse en base a una
descripción dada por los propios directores de sus tareas diarias. Esta formulación de lo
que debería ser un “día típico” del director ayudaría a los directores a comprender qué se
espera de ellos, especialmente en momentos en los que hay una percepción general de que
el rol está cambiando.

Por otro lado los propios directores reconocen que tuvieron que adquirir nuevas com-
petencias, fundamentalmente referidas a procesos de planeamiento administrativo, para
llevar a cabo sus tareas. Debe hacerse foco en esta cuestión de la capacitación de los
directores para el nuevo rol gerencial que deben cumplir, toda vez que sólo el 44% de los
encuestados consideró que tuvo una adecuada preparación. En estudios sobre la totalidad
de agentes del SPF, éstos manifiestan haber tenido una capacitación adecuada para el
puesto, lo cual confirma que las temáticas que deben incluirse son aquellas específicas
para los mandos directivos, tales como administración y gerenciamiento.

El tema de las competencias puede asimismo abordarse desde el proceso de selección de


los directores. Es relevante que el 89% de los directores lleva más de 21 años en el SPF,
y el restante 11% lleva por lo menos 11 años de carrera interna. El 75% de los directores
cree que su recorrido institucional respondió a una lógica particular. Estos resultados
sugieren que la selección de directores es exclusivamente interna, donde el éxito durante
años en la carrera penitenciaria culmina en el puesto directivo. Toda vez que, como vimos
más arriba, las competencias necesarias para ejercer el rol de director incluyen habili-
dades más cercanas al gerenciamiento y la administración, es posible que el proceso de
selección de los directores deba poner más foco en estas últimas cuestiones. Los propios
directores (93%) reconocen que sus tareas son básicamente gerenciales, si bien en su
percepción de las competencias necesarias, siguen remarcando aspectos de liderazgo ca-
rismático por sobre la capacidad de gestión y la eficiencia.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Gestión y clima laboral en el Servicio Penitenciario Federal: encuesta al personal pen

Introducción
Presentamos aquí los resultados de la encuesta de modelo de gestión y clima laboral
efectuada al personal penitenciario en el año 2015 con el objetivo de indagar acerca de
las perspectivas, demandas y necesidades de los agentes en torno a su trabajo y al del
funcionamiento general del Servicio Penitenciario Federal.

Se ha diseñado este estudio con el fin de conocer en mayor profundidad las realidades
internas de la administración y de sus gestores cotidianos y poder evaluar y mejorar la
efectividad de las políticas penitenciarias. Para ellos hemos utilizado un instrumento de
recolección de datos con preguntas cerradas -la encuesta de tipo cuantitativa- que nos
permitió tomar una muestra representativa de todo el espectro de trabajadores dentro de la
organización, logrando así obtener resultados extrapolables a todo el personal que trabaja
en la institución.

Este tipo de encuesta es muy utilizado dentro de grandes organizaciones -tanto públicas
como privadas- para identificar y localizar los principales problemas que involucran a la
dinámica laboral y a su vez identificar las fortalezas con que cuenta la organización para
poder articular cambios y nuevas estrategias de acción para revertirlos.

El cuestionario se dividió en nueve dimensiones principales que fueron evaluadas a través


de distintos indicadores: satisfacción laboral, compromiso con la institución, trabajo en
equipo, relación con la superioridad, violencia y discriminación laboral, capacitación y
aprendizaje, modelos de gestión, principales problemáticas dentro de la organización y
evaluación general. A su vez, complementamos este trabajo con el cuestionario con pre-
guntas abiertas realizado a los directores de establecimientos penitenciarios en el mes de
agosto de 2015, alcanzando así a todos los niveles jerárquicos dentro de la institución.

Este tipo de proyectos brindan insumos clave para el diseño y evaluación de programas
generales y específicos aplicados con el fin de mejorar el desempeño de la labor penitencia-
ria. A su vez, se convierten en información confiable al momento de tomar decisiones que
afecten el modo de gestión y organización de los recursos humanos dentro de la institución.

Han participado de este estudio 432 agentes penitenciarios que en forma anónima y des-
interesada han volcado sus opiniones en el cuestionario con la expectativa de que sus
percepciones cotidianas contribuyan a mejorar la dinámica laboral cotidiana y el funcio-
namiento general del Servicio Penitenciario Federal.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Los resultados pueden ser agrupados en las siguientes dimensiones:


i) Satisfacción laboral
ii) Compromiso con el SPF
iii) Trabajo en equipo
iv) Superiores directos
v) Capacitación y aprendizaje
vi) Discriminación y violencia laboral
vii) Problemáticas dentro del SPF
viii) Evaluación general
ix) Conclusiones

I - Satisfaccion laboral
Comenzamos el cuestionario preguntando acerca de los motivos de ingreso al Servicio
Penitenciario Federal. Como primer característica se destaca la estabilidad laboral que
ofrece la institución a sus empleados; en segundo lugar, la recomendación familiar, pro-
pia de una institución que genera una fuerte identidad entre sus agentes que se transvasa
inter-generacionalmente.

¿Cuál fue el principal motivo por el que ingresó al spf?

¿Cuál fue el principal motivo por el que ingresó al p f


%
Estabilidad laboral 46,6
Recomendación de familiares / personas cercanas 22,0
Vocación de servicio 13,8
Condiciones económicas5,2
Deseo de contribuir al orden social 2,8
Otros Ns/nc ,9
Total 8,7
100,0

Solo el 15% de las encuestados arguye razones no instrumentales tales como la vocación
de servicio o el deseo de contribuir al orden social. Es claro que la estabilidad laboral
que brinda el SPF es un poderoso atractivo para el ingreso.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Al cotejar con el tándem de preguntas que versan sobre la satisfacción laboral, podemos
ver que la expectativa de estabilidad económica al momento del ingreso se sostiene en la
actualidad de la vida de los agentes: preguntados acerca de cuáles son las características
más positivas de trabajar en el SPF, entre las primeras cinco respuestas encontramos
tres que tienen que ver con las condiciones laborales –estabilidad laboral, condiciones
de retiro y relación sueldo-trabajo-, mientras que las otras dos se centran en el trabajo en
equipo y el compañerismo.

Si tuviera que elegir las 3 características más positivas de trabajar en el SPF,


¿cuáles elegiría? (múltiples respuestas)

%
Estabilidad laboral 60,3
Trabajo en equipo 55,7
Compañerismo 30,6
Condiciones de retiro 25,8

Relación sueldo -Trabajo 21,3

Capacitación y desarrollo 20,6

Franja horaria que cumple 15,6

Clima laboral 11,0

Regimen de licencias 9,6

Autonomía personal 8,1

Carga horaria laboral 8,1

Jefes competentes 6,7

Posibilidad de ser creativo – Innovador 6,5


Ambiente saludable de trabajo 5,5
Ambiente físico agradable 2,9
Acceso a las tecnologías de la información y la comunicación 1,9
Otros 0,5
Total 290,7

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Tomando en cuenta las preguntas específicas sobre la situación económica actual y sala-
rial de los agentes, se refuerza la idea de la estabilidad laboral como variable
motivacional para trabajar en el SPF: solo el 15% se manifestó descontento con el salario
que percibe y solo uno de cada cuatro afirma que de trabajar en la actividad privada su
sueldo sería mayor al que percibe actualmente.

MuyNi
dede acuerdo
acuerdo + ni
deen desacuerdo
acuerdo En desacuerdo
+ muy en desacuerdo
Ns/ncTotal

Siento que mi sueldo refleja adecuadamente el trabajo que hago


68,1
De trabajar en la actividad privada mi sueldo sería mayor al actual
13,3 16,6 1,9100,0
Considero que mi remuneración está por encima de la media en mi entorno
23,9 38,6 29,3 8,2 100,0

social 38,6 31,1 24,1 6,1 100,0

Realizando un promedio de las respuestas positivas en relación a la satisfacción laboral,


podemos concluir que dentro del SPF, ocho de cada diez agentes se encuentran satis-
fechos y muy satisfechos con su trabajo. Lideran este promedio las respuestas relacio-
nadas al “interés por el trabajo” y la sensación de llevar a cabo tareas importantes para el
buen funcionamiento del área en que trabaja.

Muy de Ni de Endesacuerdo
acuerdo ni en + muy en Ns/nc Total
acuerdo desacuerdo desacuerdo
+ de acuerdo

Estoy interesado en mi trabajo 89,2 6,1 2,1 2,6 100,0


En mi trabajo me enfrento con
suficientes desafíos 77,5 14,1 4,0 4,5 100,0
Mi trabajo me da la sensación
de sentirme realizado personalmente 60,0 25,3 10,8 4,0 100,0
Las tareas que llevo a cabo son
importantes para el buen funcionamiento
89,9 4,7 3,9 2,3 100,0
del área donde trabajo
En general, el nivel de exigencia vivido
durante la jornada laboral es aceptable 73,5 14,5 8,7 3,3 100,0

II - Compromiso con el SPF


Hemos desplegado una serie de indicadores que buscan medir el nivel de compromiso de

1
Revista de Criminología - Número I - Año

los agentes con la institución donde trabajan, basándonos en una serie de ítems las cuales
debían ser respondidos manifestando un determinado nivel de acuerdo. Al analizar las
respuestas obtenidas, en promedio siete de cada diez agentes se encuentran comprometi-
dos con el SPF y solo uno de cada diez se encuentra disconforme frente a esta dimensión.

Muy deNi de acuerdo +acuerdo ni deen


En desacuerdo
acuerdodesacuerdo + muy en desacuerdo
NS/NC Total

Las autoridades confían en que llevaré a cabo mi


trabajo de manera efectiva
74,0 13,8 2,1 10,1 100,0
Cuando hablo del SPF digo "nosotros " en lugar de "ellos”
Tengo buenos amigos/as en el trabajo 84,1 6,6 2,1 7,3 100,0
Recomendaría al SPF como un buen lugar donde trabajar 70,0 15,9 5,6 8,4 100,0
Siento un apego personal muy fuerte por el SPF 74,9 13,6 3,5 8,0 100,0
63,7 19,4 8,2 8,7 100,0

De los cinco indicadores, el que encuentra mayor cantidad de respuestas positivas es


aquel que refiere al orgullo de expresar a los demás ser parte del SPF y el sentido de per-
tenencia hacia la institución. El que menor nivel de acuerdo obtuvo fue la sensación de
motivación y compromiso que emana desde la organización hacia los trabajadores en pos
de hacer cumplir los objetivos generales de la institución.

III - Trabajo en equipo


Como mencionamos anteriormente, el índice de satisfacción laboral está guiado tanto por
las buenas condiciones laborales como por las nociones de compañerismo y trabajo en
equipo que se comparten dentro del SPF –cuadro 1-. Ahondando en esta temática , en el
siguiente cuadro podemos observar que el 75% de los agentes considera positivamente
la noción de trabajo en equipo que dentro del SPF, considerando a los compañeros
como personas confiables y trabajadoras, a las que se puede acudir cuando se encuentran
con algún problema. A su vez, se percibe que las personas que componen los equipos de
trabajo tienen buena disposición para mejorar la actividad que desarrollan.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Muy de Ni de En
acuerdo + acuerdo desacuerdo
de ni en NS/NC Total
+ muy
acuerdo desacuerdo en
desacuerdo
En términos generales, considero que dentro del SPF 73,8 16,2 8,9 1,2 100,0
se trabaja en equipo
El mal rendimiento en nuestro equipo es corregido
con efectividad 60,4 23,9 13,6 2,1 100,0
Las personas de mi equipo trabajan juntas para
encontrar maneras de mejorar el servicio que proveemos 82,2 12,2 3,0 2,6 100,0
Las personas de mi equipo son alentadas para plantear
nuevas y mejores maneras de realizar el trabajo 70,3 20,4 6,6 2,8 100,0
Existe un nivel de interacción adecuado entre los
directivos, el mando medio y el nivel operativo 56,9 23,4 15,9 3,7 100,0
Las personas de mi equipo son confiables a la hora de
ayudar cuando las cosas se ponen difíciles en el 85,7 10,1 2,1 2,1 100,0
trabajo

Los números más bajos se concentran en la falta de comunicación entre las distintas jerar-
quías y en la efectividad con que se mejora el mal rendimiento del equipo.

Ante la pregunta específica sobre la satisfacción con su propio equipo de trabajo –cuadro
n°6-, nueve de cada diez agentes demostraron estar satisfechos y/o muy satisfechos con
lo que hace su equipo y sienten orgullo de ser parte de él.

¿Cuál de las siguientes afirmaciones describe mejor su actitud


con respecto al equipo en el que trabaja?
%
Estoy muy satisfecho con lo que hace mi equipo y me siento honrado por ser parte de él 38,6

Estoy satisfecho con lo que hace mi equipo y disfruto siendo parte de él 52,7
Soy indiferente de lo que hace mi equipo y preferiría no ser parte de él ,9
No me gusta lo que hace mi equipo y preferiría no ser parte de él ,5
Estoy absolutamente disgustado con lo que hace mi equipo y quisiera dejar de ser pronto parte
,2 de él
Ns/nc Total 7,0
100,0

1
Revista de Criminología - Número I - Año

IV - Superiores directos
Relacionado al trabajo en equipo se encuentran los ítems que buscan indagar la relación
con los superiores y los jefes del personal, donde las calificaciones positivas disminuyen
sensiblemente: esta vez solo el 65% en promedio, reconoce positivamente la relación con
su jefe. Sin contar con datos comparativos intertemporales, es difícil evaluar este resulta-
do, teniendo en cuenta que en una organización vertical como el SPF la relación con los
jefes o con la superioridad puede tener mayores grados de tensión o conflictividad que
con los propios compañeros. Si se observa, en este mismo volumen, la encuesta realizada
en 2015 a directores de establecimientos penitenciarios, pueden verse resultados compa-
tibles con esta problemática, en los temas referentes al modelo comunicacional que los
mismos utilizan para impartir órdenes a sus subordinados.

Muy de Ni de En
acuerdo + acuerdo ni desacuerdo
en + muy en NS/NC Total
de acuerdo desacuerdo desacuerdo

Mi jefe me motiva para ser más efectivo con mi 62,1 22,0 13,1 2,8 100,0
trabajo
Mi jefe está dispuesto a recibir mis ideas 69,3 15,7 11,0 4,0 100,0
En general, tengo confianza en las decisiones que toma mi Jefe
66,7 19,2 9,8 4,2100,0
Mi jefe reconoce cuando hago bien mi trabajo
65,8 17,3 11,9 4,9100,0

En cuanto a las preguntas relacionadas a las directivas de trabajo emanadas desde la


jerarquía, encontramos un nivel de acuerdo muy alto en relación a la claridad de los
objetivos con los que se trabaja mientras que el mayor descontento se halla en la falta de
devoluciones recibidas sobre el trabajo realizado –nuevamente un problema relacionado
con la comunicación-.

MuyNidedeacuerdo
acuerdo
+ ni
deen desacuerdo
acuerdo En desacuerdo
26,5
51,8
+ muy en desacuerdo
NS/NC Total
18,3
80,310,8
Recibo devoluciones permanentes sobre mi trabajo Tengo 14,3
objetivos 5,4
de trabajo claros 3,5
72,4 100,0
9,6
Tengo una carga de trabajo aceptable 65,121,8 3,5 100,0
Las devoluciones que recibo me ayudaron a mejorar mi 67,219,0
rendimiento 10,1 3,7 100,0
Creo que mi desempeño es evaluado de manera justa 11,0 3,0 100,0
2,8 100,0

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

V - Capacitación y aprendizaje
Dentro de las fuerzas de seguridad, los cursos de capacitación y aprendizaje representan
un ítem muy importante para el desarrollo positivo de la tarea de los agentes. Si tomamos
en cuenta las respuestas frente a la pregunta relacionada al curso de ingreso al SPF –cua-
dro 10- podemos notar la importancia de la capacitación y el aprendizaje para desarrollar-
se dentro de la fuerza: a tres de cada diez agentes les resultó difícil o muy difícil el curso
de ingreso, mientras que la mitad declaró que no le resulto ni difícil ni fácil.

Considera que el curso/carrera de ingreso al SPF fue:


%

Muy difícil 4,4


Difícil 24,6
Ni difícil ni fácil 50,6
Fácil13,6
Muy fácil 2,6
Ns/nc 4,2
Total 100,0

Como contrapartida positiva, casi la totalidad de los agentes demuestran un alto nivel de
aceptación frente a la propuesta que considera “fundamental capacitarse para desarrollar
su tarea”, y siete de cada diez consideran que las actividades educativas y de desarrollo
que ha completado en los últimos años le han ayudado a mejorar su trabajo.
Muy deNi deEn acuerdoacuerdo nidesacuerdo
+ deen+ muy enNS/NC Total acuerdodesacuerdodesacuerdo

Considero fundamental capacitarme para realizar mi tarea 91,8 5,6 ,9 1,6 100 0
Soy capaz de acceder a las oportunidades de
aprendizaje adecuadas cuando las necesito 78,2 11,5 7,5 2,8 100,0
Las actividades educativas y de desarrollo que he
completado en los últimos años me ayudaron a
mejorar mi trabajo 67,7 16,9 11,0 4,4 100,0
Tengo los conocimientos y las habilidades necesarias
para realizar eficazmente mi trabajo 81,5 12,4 2,8 3,3 100,0
Tengo los recursos que necesito para hacer mi trabajo
de manera efectiva 53,9 17,1 24,4 4,7 100,0

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Ante los guarismos expuestos, podemos preguntarnos si la dirección del SPF logró ofre-
cer las capacitaciones necesarias a los agentes para mejorar que mejoren su rendimiento
y tengan más herramientas para llevar adelante su trabajo. Al observar el cuadro n°11,
encontramos que ocho de cada diez encuestados manifestaron que pueden acceder a las
oportunidades de aprendizaje adecuadas cuando las necesita, y el mismo número consi-
dera que tiene los conocimientos y las habilidades necesarias para realizar eficazmente su
trabajo. La mitad del personal declaró haber participado o haber sido invitado a participar
en actividades o cursos de capacitación brindados por la entidad en los últimos 12 meses.

¿Participó Ud. o fue invitado a participar en actividades o cursos


de capacitación brindados por la entidad en los últimos 12 meses?
%
SI 46,6
NO50,4
NS/NC 3,0
TOTAL 100,0

VI - Discriminación y violencia laboral


En términos generales, podemos observar que el 80% de los agentes consideran que sus
compañeros y jefes los tratan de forma justa y se sienten respetados por sus compañeros.
No obstante, existe una sensación extendida entre los agentes que dentro del SPF no se
respetan las diferencias culturales e ideológicas entre las personas. Es interesante cono-
cer ambos resultados para comparar como se piensa y vivencia la discriminación a nivel
individual y cuáles son las percepciones sociales que circundan el ambiente de trabajo.
Por favor exprese su grado de acuerdo con respecto a las siguientes afirmaciones
En
Muy de Ni de
acuerdo acuerdo ni desacuerdo
+ muy en NS/NC Total
+ de en
desacuerdo
acuerdo desacuerdo
En el trabajo mis compañeros y mis
jefes me tratan de forma justa 79,4 12,6 5,9 2,1 100,0
Siento que me tratan con respeto en
mi ambiente laboral 81,0 11,5 5,6 1,9 100,0
Me siento valorado por el trabajo que hago 69,3 19,0 8,9 2,8100,0
Creo que dentro del spf se respetan las diferencias entre las personas (ej. culturas, estilos de trabajo, origen, i
54,6 24,1 18,5 2,8 100,0

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

En relación a las vivencias personales, hemos buscado indagar más profundamente en los
episodios de discriminación vividos por los agentes dentro de la organización, a través de
una lista de posibles ofensas entre distintos niveles de jerarquías o entre pares.

¿Podría indicar si actualmente vivencia o ha vivenciado alguna de las siguientes en


su trabajo cotidiano? (Respuestas multiples)
%
Asignación de tareas de imposible cumplimiento en los plazos requeridos o por la 18,0
carencia de los materiales de trabajo
Formulación de comentarios, bromas o gestos dirigidos con exclusiva finalidad de 17,6
ofender y/o ridiculizar
Asignación de tareas muy por debajo de sus capacidades profesionales 7,3
Asignación de tareas sin sentido con la finalidad de humillar 7,3
Utilización manifiestamente arbitraria del sistema disciplinario con fines de 6,6
amedrentamiento: sanciones injustificadas, acumulación repentina de sanciones,
etc.
Evaluar sus tareas de manera ofensiva de forma reiterada y en público 6,3
Restricciones arbitrarias en el acceso a medios indispensables para el desarrollo de 6,1
las tareas asignadas
Aislamiento del resto de los compañeros de trabajo 4,9
Ofensas físicas o verbales de contenido sexual 2,6

No asignación de tareas durante toda la jornada de trabajo 2,1


Agresiones interpersonales dirigidas a infligir un daño o sufrimiento físico 0,9
sobre el/la trabajador/a

Debemos tomar en cuenta que el rango de categorías consideradas discriminatorias es


muy amplio y van desde la “formulación de comentarios, bromas, o gestos dirigidos con
la finalidad de ofender” –la cual ha sido sufrida por el 17% de los agentes- hasta las
agresiones interpersonales dirigidas a infligir un daño físico sobre el trabajador –que en
la encuesta fue la forma menos usual de violencia- sufrida por el 1% de los agentes. La
categoría más mencionada fue la “asignación de tareas de imposible cumplimiento en los
plazos requeridos o por la carencia de los materiales de trabajo”, padecida por el 18% de
los trabajadores. No existen diferencias significativas al analizar las variables por sexo:
en algunas categorías son las mujeres quienes más sufren discriminación mientras que en
otras son claramente los hombres.

Un dato alentador tiene que ver con la reacción que tomarían los agentes en caso de sufrir

1
Revista de Criminología - Número I - Año

algún tipo de violencia laboral: más de la mitad de los encuestados menciona que realiza-
ría una denuncia dentro del SPF al agresor mientras que solo el 17% decidiría no hacerlo,
principalmente por considerar que existen formas personales de resolver los problemas.

En caso de sufrir algún tipo de situación de violencia laboral,


presentaría ud. Una denuncia?

%
SI 62,8
NO17,1
NS/NC 20,1
TOTAL100,0

La discriminación y violencia laboral dentro de una fuerza de seguridad es un tema suma-


mente complejo que debe ser trabajado profesionalmente en pos de lograr un ambiente de
trabajo saludable donde se resguardan los derechos laborales de las personas y se logra así
trabajar de modo más eficiente.

VII - Modelos de Gestión


Tomando en cuenta la experiencia del sistema penitenciario anglosajón, el desenvolvi-
miento organizacional de los sistemas penitenciarios ha ido mutando hacia un modelo de
gerenciamiento similar al de las grandes organizaciones. Los directores de establecimien-
to ya no son patrones discrecionales ni meros jefes de personal encargados de liderar a
su equipo; ahora deben manejar cuentas y presupuestos, realizar análisis de eficiencia y
eficacia y dedicar gran parte de su tiempo a resolver situaciones burocráticas en la oficina
(ver en este mismo volumen la encuesta realizada a directores de establecimientos peni-
tenciarios). Hemos incluido algunas variables con el objetivo de conocer si este cambio
de perspectiva ha influido de algún modo en la dinámica del Servicio Penitenciara
Federal en la Argentina.

Toda organización tendiente hacia un modelo de gestión racional de normas se guía por
una aplicación mayor de protocolos para la acción que coarten la discrecionalidad perso-
nal al momento de actuar. Al consultar a los agentes acerca de su modalidad de trabajo,
encontramos que la mayoría declara que su trabajo cotidiano es regido por reglas pre-
establecidas, y que las funciones que cumple están claramente definidas. Al ser consulta-
dos por el accionar de sus jefes, el porcentaje es levemente inferior, aunque sigue siendo
predominante.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

En términos generales, cuándo usted actúa en su trabajo, ¿lo hace siguiendo reglas
pre-establecidas o actúa de acuerdo a su criterio?
NS/NC 14,5
%
TOTAL 100,0
Sigue reglas pre establecidas 72,1
Actúa de acuerdo a su criterio 13,3

En términos generales, ¿usted considera que su jefe sigue reglas pre- establecidas
para actuar o actúa principalmente de acuerdo a su criterio?
%

Sigue reglas pre establecidas 63,0


Actúa de acuerdo a su criterio20,6
NS/NC 16,4
TOTAL 100,0

Al analizar la relación que los agentes penitenciarios mantienen con la alta dirección
del SPF encontramos que el nivel de satisfacción disminuye en relación a otros ítems:
solo uno de cada dos trabajadores declara “tener confianza en las decisiones que toma la
dirección del SPF” y un porcentaje levemente menor considera que “cuando se realizan
cambios en general son para mejor”. Liderando esta actitud de leve desconfianza se en-
cuentra la falta de información recibida acerca de los cambios y las cuestiones que afectan
el trabajo de los agentes. (Cuadro 25). Esta opinión se refuerza al observar que el 45% de
los encuestados considera que los directivos de la institución no tomarán acciones sobre
los resultados de la encuesta. En reiteradas preguntas el problema de la comunicación
surge como una demanda de los agentes a resolver por las autoridades.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Buscamos indagar ahora acerca de las características organizativas del SPF en


general, por favor responda señalando su nivel de acuerdo con las siguientes frases
Muy de Ni de En
Acuerdo + Acuerdo ni Desacuerdo Ns/nc Total
De En + muy en
Acuerdo Desacuerdo Desacuerdo

En general tengo confianza en las decisiones que 48,0 29,7 18,5 3,7 100,0
toma la alta dirección del SPF
Cuando se realizan cambios dentro del SPF 43,1 37,2 16,6 3,0 100,0
generalmente son para mejor
El spf me mantiene informado acerca de cuestiones 43,1 24,1 28,8 4,0 100,0
que me afectan mi trabajo

¿Cree que la alta dirección del SPF tomará acciones sobre los resultados
de esta encuesta?
% 28,1
SI NO 44,5
NS/NC 27,4
TOTAL 100,0

Relacionado con la dinámica organizativa de la institución, el sistema de ascensos dentro


del SPF es criticado por una cantidad importante del personal: seis de cada diez encues-
tados consideran que el sistema para ascender de jerarquía no es transparente ni claro,
y un porcentaje menor piensa que los ascensos no obedecen a una lógica meritocrática
–es decir, no serían los más capacitados los que ocupan los puestos de mayor jerarquía-.
Como posible método para corregir esto, el 80% se declara a favor de realizar cursos de
formación y capacitación para lograr ascensos.
En relación a los sistemas de ascenso dentro del SPF, quisiéramos conocer su nivel
de acuerdo con las siguientes frases
Ni de En
Muy de
acuerdo + acuerdo ni desacuerdo
de en + muy en NS/NC Total
desacuerdo desacuerdo
acuerdo
Considero que el sistema de ascensos dentro del servicio
es transparente y claro 39,1 24,4 32,1 4,4 100,0
Estaría de acuerdo con que los ascensos sean a través
de concursos 47,1 21,5 26,0 5,4 100,0
Estoy de acuerdo con la aprobación de cursos de
formación y capacitación para lograr ascensos 78,7 12,2 6,3 2,8 100,0
Considero que actualmente aquellos que están más
capacitados son quienes logran ascender 32,3 24,1 39,1 4,4 100,0

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

VII - Problemáticas dentro del SPF

Dentro del cuestionario se incluyeron algunas preguntas que buscan indagar en las pro-
blemáticas y aspectos considerados negativos dentro de la organización. Para ello, se
formuló una pregunta abierta –“¿podría mencionar alguna de las características que con-
sidera más negativas de trabajar en el SPF?” que luego fue codificada arrojando los si-
guientes resultados.

¿Podría mencionar alguna de las características que considera más negativas de


trabajar en el SPF? (abierta – codificada)

%
Escasez de recursos / mantenimiento / higiene / condiciones materiales de trabajo
14,1
Exposición a situaciones de riesgo / causas penales / stress laboral / falta de contencion adecuada
10,3

Incompetencia del personal / falta de compromiso / falta de capacitación 7,3


Autoritarismo / verticalismo exacerbado / maltrato4,7
Mucha atención a DDHH de los internos Carga horaria 2,8
Falta de respaldo de superiores hacia el personal / falta de compañerismo 2,6
2,6

Sueldo bajo1,9

Destinos de trabajo / desarraigo 1,6


Mala relación con organizaciones externas de control / juzgados No hay aspectos negativos ,9
Otros 4,2
Ns/nc Total 13,3
33,7
100,0

La escasez de recursos y las condiciones edilicias y materiales donde se trabaja se desta-


can como la opción más elegida. El problema de los recursos ya había sido mencionado
en preguntas sobre satisfacción laboral–cuadro n°11-, con lo cual consideramos que es un
tema importante a tomar en cuenta para lograr mejorar el clima laboral del personal.
De todos modos observamos que hubo una alta tasa de personas que no respondieron la
pregunta -34%- y junto con aquellos que mencionaron “no reconocer ningún aspecto
negativo” suman casi el 40% de las respuestas.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

VIII - Evaluación general


Finalmente, se le pidió a los encuestados que puntúen en una escala del 1 al 10 la forma
en la que valoran el trabajo en general del SPF así como la percepción que la sociedad
tiene –de acuerdo a su parecer– sobre la institución.

Los resultados muestran una dicotomía muy marcada: los agentes consideran en forma
muy positiva al trabajo dentro del SPF mientras que perciben que la sociedad tiene una
imagen muy negativa de su lugar de trabajo, guiada por la ignorancia sobre el tipo de
trabajo que lleva adelante.

¿Usted cree que la sociedad en general sabe a qué se dedica el servicio


penitenciario federal?
NO 87,4 %
NS/NC 3,5
SI 9,1
TOTAL 100,0

En una escala de 1 al 10 -donde “1” representa negativo y “10” positivo…


¿CÓMO CREE QUE VALORA LA ¿CÓMO VALORA UD. EL
SOCIEDAD EL TRABAJO DEL TRABAJO DEL SPF?
SPF?
Nota % Agrupado Nota % Agrupado
10 0,9 10 28,3
9 2,1 Positivo 9 16,4 Positivo
8 4,4 17,0 8 25,1 83,6
7 9,6 7 13,8
6 6,8 Regular 6 4,9 Regular
5 21,8 28,6 5 6,1 11,0
4 11,5 4 1,6
3 11,9 Negativo 3 0,2 Negativo
2 6,6 48,7 2 0,5 2,8
1 18,7 1 0,5
Ns/nc 5,6 5,6 Ns/nc 2,6 2,6
Total 100,0 100,0 Total 100,0 100,0

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

IX - Conclusiones
El presente estudio ha tenido como objetivo principal conocer el índice de satisfacción
laboral de los empleados del Servicio Penitenciario Federal así como las características
de la dinámica de trabajo y el tipo de gestión organizacional existente.

En primer lugar, podemos concluir que el nivel de satisfacción laboral existente en el


Servicio Penitenciario Federal es muy alto: ocho de cada diez agentes se encuentran sa-
tisfechos con su trabajo. Los principales indicadores que guían esta performance son las
buenas condiciones laborales y económicas así como el espíritu de camaradería y trabajo
en equipo que manifiestan sentir los agentes.

Los números demuestran que los trabajadores experimentan altos niveles de orgullo y
sentido de pertenencia por la institución en la que trabajan, y ello en cualquier organiza-
ción representa una ventaja muy importante para contar con el compromiso ante la imple-
mentación de nuevas políticas.

En el caso particular del Servicio Penitenciario Federal, los agentes manifiestan una fuer-
te creencia en los valores y la ética de trabajo de la organización, transmitida incluso
intergeneracionalmente por el alto porcentaje de familiares directos o retirados en la insti-
tución que tienen los agentes. Este fuerte arraigo hacia un sistema de valores compartido
debe ser tomado en cuenta a la hora de proponer cambios e innovaciones desde la direc-
ción: contar con el compromiso de los trabajadores es una gran ventaja siempre y cuando
no afecte el núcleo central de ideas y creencias compartidas por el personal.

Asociado a la alta satisfacción laboral los agentes consideran que en general sus relacio-
nes laborales suceden en un clima de respeto y buen trato, tanto entre pares como en la
relación con la superioridad. En términos generales, la dinámica de trabajo con la jefatura
es bien aceptada y cuenta con buenos niveles de confianza entre los trabajadores.

No obstante, a nivel general está extendida la idea que no existe mucha tolerancia hacia
diferencias de tipo cultural o ideológica entre los agentes, y un porcentaje importante ha
declarado haber sido víctima de episodios negativos tales como ofensas verbales entre
compañeros o asignación de tareas con la mera finalidad de humillar por parte de sus su-
periores.

Es importante trabajar para erradicar la discriminación del ambiente laboral; como un


buen puntapié para lograrlo, encontramos que la mayoría de los agentes realizaría una
denuncia formal ante la posibilidad de ser víctima de discriminación laboral, con lo cual
existiría una confianza en los canales institucionales ante este tipo de ofensas.

1
Revista de Criminología - Número I - Año

En materia de aprendizaje y capacitación, los indicadores muestra una realidad muy alen-
tadora: casi la totalidad de los agentes se muestran dispuestos a capacitarse y consideran
fundamental poder hacerlo para llevar a cabo su tarea. Esta expectativa se ve cumplida
por la organización ya que han expresado ser capaces de acceder a las oportunidades de
aprendizaje cuando las necesitan.

En cuanto al modelo de gestión predominante, existe una fuerte inclinación a


normativizar las acciones de trabajo a través de protocolos, desplazando así la idea de la
discrecionali- dad y el personalismo en las relaciones laborales.

Entre los temas para mejorar predomina la idea dentro del SPF de un importante nivel
de corrupción dentro de la fuerza, así como una visión negativa del sistema de ascensos
donde no se percibe que sean los más capacitados quienes ocupan las mayores posiciones
jerárquicas. Se observatambién una demanda para mejorar la comunicación de todas las
reglamentaciones que afecten la dinámica laboral de los empleados como así también una
queja constante por la falta de recursos para lograr los objetivos propuestos.

Finalmente hemos propuesto una evaluación general del trabajo que llevan a cabo los
agentes, encontrando opiniones muy positivas en relación a su rendimiento y al de la or-
ganización en general. No obstante, se encuentra muy presente la idea de que la sociedad
ignora, prejuzga y rechaza el trabajo realizado por el SPF, lo cual no puede sino repercutir
negativamente en la vida de los trabajadores de la institución.

El problema de la comunicación ha aflorado en diversas respuestas – falta de


devoluciones de la jefatura sobre el trabajo realizado, poca comunicación de novedades
de parte de la alta dirección, problemas de interacción entre las distintas jerarquías- y
parece indicado también señalar el cortocircuito comunicacional existente entre lo que
piensan los propios trabajadores sobre la institución y la idea que tienen sobre la
percepción de la sociedad en referencia a su trabajo. Posiblemente realizar campañas de
comunicación tanto internas como hacia la sociedad pueda subsanar de algún modo esta
percepción generalizada y mejorar los niveles de satisfacción general de los trabajadores.

En definitiva, nos encontramos con un perfil de trabajador muy comprometido con su


lugar de trabajo, con fuerte nivel del compañerismo y trabajo en equipo, que repercute en
un alto índice general de satisfacción laboral. Si bien quedan cosas por mejorar
relacionadas a la expectativa de desarrollo de la carrera penitenciaria y la posibilidad por
mérito de acceder a niveles jerárquicos, las ansias de progreso basadas en la capacitación
y el aprendizaje se encuentran presentes en el personal.

El modelo modernizador de gerenciamiento, tendiente hacia una gestión racional de los

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

recursos y los protocolos de acción, encuentra buena aceptación entre los agentes, y po-
siblemente puede resultar exitosa su aplicación siempre y cuando el espíritu de cuerpo y
camaradería no sea reemplazado por una burocracia que deje de lado los valores
esenciales de la ética penitenciaria.

Datos de clasificación

Unidad / organismo
CPF I 83 19,4
Frecuencia %
CPF II 57 13,3
CPF CABA 85 19,9
CPF III 42 9,8
CPF IV 30 7,0
UNIDAD 7 25 5,9
UNIDAD 4 25 5,9
UNIDAD 9 24 5,6
UNIDAD 6 21 4,9
DIRECCION NACIONAL 35 8,2
Total 427 100%

Género
%
Masculino 66,0

Femenino 34,0

Total 100,0

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Edad
%
18–25 12,9
26–30 20,1
31–40 52,0
41–5013,3
51 Y MAS 0,9
NS/NC0,7
TOTAL 100,0

Antigüedad en el SPF
%

Menos de 5 años 29,5


Entre 5 y 10 años28,6

Entre 10 y 15 años 23,2


Entre 15 y 20 años11,9

Entre 20 y 30 años 6,1


Mas de 30 años,5
Ns/nc ,2
Total100,0

Jerarquía

%
Oficial jefe 6,3
Oficial 16,0

Suboficial superior 15,5


Suboficial 62,2

Total 100,0

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Nivel de instrucción

%
Posgrado 3,7
Universitario 17,6

Terciario 15,0

Secundario completo 55,0

Secundario incompleto 7,5


Ns/nc 1,2

Total 100,0

Escalafón

%
Cuerpo general 70,0
Profesional 17,8

Auxiliar 6,1

Administrativo 4,0

Ns/nc 2,1
Total 100,0

1
Revista de Criminología - Número I - Año

Ficha técnica

UNIVERSO DE ESTUDIO: Personal del Servicio Penitenciario Federal en actividad en


el año 2015.

DISEÑO MUESTRAL: Probabilístico, polietápico y estratificado proporcionalmente se-


gún localidades geográficas. La última unidad de selección se realizó en base a cuotas de
género.

CANTIDAD DE CASOS: 427

FECHA DE REALIZACION: Septiembre de 2015

ERROR MUESTRAL: +/- 4,6% para un nivel de confianza del 95%.

NOTA METODOLOGICA: Aquellas preguntas del cuestionario que ofrecían múltiples


respuestas para el encuestado, se presentan en los cuadros de acuerdo a la totalidad de
menciones, es decir, la suma total de respuestas no suma 100%. En caso de observar un
guarismo del 90% debe interpretarse que 9 de cada 10 encuestados respondió por esa
opción.

1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario

Instituto de Criminología • Servicio Penitenciario Federal


Revista de Criminología - Número 1 - Año 2015
Todos los derechos reservados.

Impreso en Gráfica Campichuelo


Cooperativa Obrera Gráfica Campichuelo Ltda

Diseño: Raquel Aboudara | r.estudiopigmentos@gmail.com

1
Instituto de Criminología
Servicio Penitenciario
Federal
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(54 11) 4964-8300 | www.spf.gob.ar | consultas@spf.gob.ar

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