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Instituto de Criminología
Servicio Penitenciario Federal
SERVICIO PENITENCIARIO FEDERAL
INSTITUTO DE CRIMINOLOGÍA
DIRECTOR
Emiliano Blanco
COORDINADOR
Alejandro Yapur
Colaboraciones específicas:
Sandra Cristobal, Micaela Dragneff, Vicente Lupis, Juan Ignacio Manchiola,
Carlos Marchese, Fernando Martínez, Sebastián Pardo, Jorge Vassilion.
Revista de Criminología - Número I - Año 2015
INDICE
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
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Revista de Criminología - Número I - Año 2015
PRÓLOGO
Me complace presentar esta recopilación de trabajos que se realizaron por iniciativa del
Servicio Penitenciario Federal, en el marco de la creación de la Dirección del Instituto de
Criminología, bajo la órbita de la Dirección Nacional, en 2015.
Es esta misma visión la que ha inspirado y acompañado la gestión, entendiendo que los
objetivos y finalidades de la administración penitenciaria, deben ser un eslabón esencial
del sistema de justicia criminal, cuyas metas principales sean la protección pública, el de-
sistimiento del delito y la reducción de la reincidencia, en pleno ejercicio de los derechos
de las personas privadas de su libertad bajo el principio de normalidad.
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Debe esgrimirse que desde el Instituto se ha incluido siempre una dimensión que no suele
contemplarse con asiduidad en la literatura criminológica y es justamente, la inclusión
de la perspectiva de quienes deben implementar y ejecutar los cambios que se exigen en
términos criminológicos y penales. Los directivos y el personal penitenciario, asumen un
rol fundamental en la vida diaria de los establecimientos penitenciarios, y por supuesto,
tienen un papel central en el impacto de los programas, intervenciones específicas y con-
secuentemente, en los sistemas de justicia criminal.
La gestión 2014-2015 en general y estos trabajos en particular han sido inspirados por los
postulados de lo que podemos denominar como la perspectiva criminológica conocida
como What Works. De allí, que trataremos de analizar cuáles son los requisitos básicos
que debe tener un sistema para efectivizar la implementación de estrategias y políticas pú-
blicas que concurran en la eficaz gestión de la criminalidad, a través de objetivos claros,
simples y posibles, destinados a reducir las tasas de violencia y reincidencia.
Esperamos que esta publicación sea un estímulo para continuar la tarea emprendida por
Instituto de Criminología y con la colaboración y participación del personal se logre re-
cuperar la agenda académica y de investigación criminológica y penitenciaria basada en
evidencia empírica.
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Revista de Criminología - Número I - Año
2015
Capítulo I
Marco Teórico
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Revista de Criminología - Número I - Año
1. Consideraciones introductorias
Debe decirse, además, que las personas criminalizadas se enfrentan a múltiples y comple-
jos problemas (entendidos como causas) que a su vez, están fuertemente interconectados
y todo debe pensarse desde esa premisa, entendiendo que si bien la justicia criminal es
competente en aquello, en definitiva, son cuestiones que importan al orden social y deben
ser abordados, según creemos, desde políticas sociales. Esto implica que para lograr ven-
cer la reincidencia (u obtener índices razonables3) tiene que existir una política multisec-
torial que se piense y aborde desde cada localidad y que debe brindar apoyo en cada una
de estas áreas para que se reduzca la probabilidad de reincidencia y en paráfrasis inglesa,
se logre cortar el círculo del crimen.
Debemos hacer hincapié en que las soluciones para vencer la reincidencia y reintegrar a
1
Se utiliza este término amplio, que excede el concepto que entendemos en el lenguaje teórico penal, re firiendo
al período de tiempo en el que un sujeto detiene la comisión de ilícitos.
2
Termino conocido en la lengua inglesa como END TO END.
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Damos por supuesto que nadie puede pretender como positivo que exista un índice razonable de reincidencia.
Sin embargo utilizamos este concepto teniendo en cuenta que en todas las sociedades del planeta se da en
mayor o en menor medida el fenómeno de la reincidencia. Asimismo, si queremos realizar un trabajo teórico que
pueda ser útil a la gestión pública de la seguridad ciudadana no podemos distanciarnos de la idea de que toda
actividad de gestión demanda un proceso en donde los problemas se reducen de forma gradual, paulatina y
constante.
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Por supuesto, no nos es ajeno que, desde antaño, la concepción sobre el castigo y el
encar- celamiento ha estado ligada a cierta sensación de frustración social. Y esto no es
casual, ya que históricamente el desarrollo de cada uno de los sistemas jurídicos (common
law y continental europeo), las particularidades que presentan y los senderos de solución
ofre- cidos por la ciencia jurídica han reposado muchas veces bajo el lecho de la suerte
moral de la política cultural global de los Estados.
Tanto así, que los sistemas jurídicos han sido construidos sobre la base de las tradiciones
culturales más relevantes en las naciones que los representan (Gran Bretaña, Estados
Unidos y Canadá por un lado, Francia y Alemania por otro); fundamentalmente a partir de
las revoluciones que tuvieron lugar en los siglos XIX y XX en Europa 5. Vemos por
ejemplo que en el modelo anglosajón, tomando como paradigma Gran Bretaña y en es-
pecial, Inglaterra, la idea central es el gerenciamiento (o manejo) eficiente y efectivo del
sistema de justicia criminal en orden a determinados objetivos propuestos; mientras que
en Alemania, paradigma de la tradición continental europea, todo el sistema jurídico se
encuentra fundado en una visión dogmática o teórica del mismo. Francia, por su parte, se
caracteriza por una idea social y crítica respecto de las instituciones jurídicas, máxime en
lo que atañe a la materia penal.
Estos diferentes enfoques culturales han sido las bases sobre las que se construyeron los
distintos sistemas jurídicos. Así, cada uno de ellos, según sus peculiaridades, brinda di-
ferentes respuestas a las preguntas más relevantes en la materia que nos convoca, como
ser: ¿Cuál es la finalidad de la pena? ¿Cuál es la etiología del delito? 6 ¿Cuál es la manera
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Utilizaremos este término para referirnos a aquellos que han cometido un ilícito, y su sinónimo, delincuente. Am-
bos términos si bien no condicen con el lenguaje utilizado en nuestro medio, resultan sin embargo, más abarcativos y
se corresponden, con la terminología anglosajona.
5
Siguiéndose el análisis de Marx realizado por Luis Althuser puede expresarse que la Revolución Industrial Inglesa
fue económica; la Revolución Francesa fue política; y en Alemania se dio una inclinación al pensamiento teórico.
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O bien, si existe alga causa o causas a la que le podamos atribuir el origen de la delincuencia.
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Revista de Criminología - Número I - Año
de reducir los índices de reincidencia? ¿Cuál debe ser el rol del Estado en relación con la
cuestión criminal?, etc.
En breve, cabe señalar que en la mayoría de los países anglosajones existe, en general,
una importante inclinación a vincular las problemáticas de los sistemas de justicia penal
con una mirada científica de la cuestión delictiva. Tanto así, que las distintas corrientes de
pensamiento criminológico surgidas durante la segunda mitad del Siglo XX han pretendido
explicar la etiología del delito o, en base a estudios meta-analíticos y econométricos, busca-
ron responder cuestiones claves de la eficiencia y eficacia del sistema de justicia criminal,
generando un relevante impacto en la forma de entender y abordar estas problemáticas.
Por su parte, en los países europeos continentales se ha dado una visión más dogmática o
teórica sobre la problemática del delito y, fundamentalmente, en los aspectos relaciona-
dos con el Derecho Penal; y, por otra parte, un enfoque más social e, incluso podría de-
cirse, crítico de lo relacionado con el funcionamiento de los sistemas de justicia criminal.
En estos países se define teóricamente el delito 7 y, en cada caso concreto, se busca deter-
minar si se cumple con los extremos necesarios para la ocurrencia del mismo. Sí es así, el
estado debe imputarle una pena al sujeto responsable, debido a que esa pena reafirma la
vigencia del sistema jurídico. La respuesta a la finalidad de la pena, aquí, es de naturaleza
preventivo general, pero proveniente de un origen claramente retributivo que se puede
encontrar en las ideas de Kant o de Hegel, para quienes no puede darse una justificación
instrumental de la aplicación de penas, sino que las mismas deben ser impuestas porque
son la respuesta justa del ordenamiento a quienes lo quebrantan.
Sin embargo, como hemos mencionado, al adentrarnos en los sistemas de justicia cri-
minal de estos países, la pena se justifica desde una perspectiva preventiva especial:
“reinserción”. Y la doctrina más relevante, en su gran mayoría crítica, habla acerca de la
reducción al mínimo del recurso al Derecho Penal y a la pena más emblemática en la
actualidad: la privación de libertad a través de la prisión.
Ahora bien, en cualquiera de los países, sea cual fuere el sistema que haya adoptado, el
lugar que ocupa la prisión es, por así decirlo, secundaria. En general, las prisiones, de
no existir caos, estragos, motines, escándalos de funcionarios, fugas, muerte o violencia
de cualquier índole, poco importan a la sociedad, prensa o incluso al poder político. Un
ciudadano promedio, en caso de ser acorralado a preguntas acerca de ello, poca simpatía
tendrá sobre el sujeto privado de su libertad y estará bastante más preocupado sobre el
7
La definición más aceptada es que es una acción típica, antijurídica y culpable.
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destino de sus impuestos, en este sentido, que en interiorizarse de lo que pasa día a día en
una prisión. Tampoco importará demasiado, al menos en nuestro medio, el contexto del
ofensor o el delito cometido a la hora de responder sobre el quehacer de la pena. Por su-
puesto que estas sensaciones no son reprochables, ya que el daño y el costo del delito para
una sociedad es altísimo8 y las respuestas no son siempre equivalentes. Por eso mismo,
el abordaje de la criminalidad tiene que ser confiable y eficaz, de forma tal que el imagi-
nario público incorpore a la cárcel como una herramienta de reducción de criminalidad y
abandone el concepto de depósito humano.
Pero, sin embargo, las preguntas relacionadas con ¿quién va (o debería ir) a prisión?,
cuánto tiempo, bajo qué condiciones, y cuándo y cómo debería salir, han sido contestadas
de un tiempo a esta parte por un sinfín de políticos, periodistas y público en general, cuyo
enclave o fundamento ideológico, lejos de preciso, ha carecido por completo de la más
mínima confirmación de investigaciones científicas pasadas, presentes o futuras (es decir,
tendencias y probabilidades).
Este clamor público produjo lo que conocemos como politización del encarcelamiento9,
cuyo resultado ha sido la existencia de normas accesorias de carácter penal totalmente
desarticuladas de los códigos de fondo, o bien reformas penitenciarias de emergencia
cuya única finalidad es autorizar partidas presupuestarias para grandilocuentes acciones
en plazos irrisorios.
En este sentido, los efectos de las nuevas políticas criminales fueron, entre otros, osci-
laciones pendulares (en lapsos menores a 10 años) de tasas de encarcelamiento bajas y
altas –de ridículamente bajas a peligrosamente altísimas en relación con diferentes grupos
específicos (mujeres, jóvenes, ancianos)-.
A las claras y con la mera descripción de ciertos problemas puede llegar a surgir la sen-
sación de frustración y con ello a presumir que nada de lo que se haga en materia de
criminalidad funciona.
8
En 2002, Gran Bretaña ha calculado el costo del delito en 11 billones por año. Social Exclusion Unit, “Reducing re-
offending by ex-prisoners”, página 7 y ss. Office of the Deputy Prime Minister. Londres, 2002.
9
Sparks. R, “The politics of imprisonment”, Capitulo 4, página 77 y ss; enJewkes.Y. “HandbookonPrisons”.Willan
Publishing, Londres 2007.
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Tal como fuera mencionado en los parágrafos que anteceden, el debate central de la cien-
cia criminológica durante el Siglo XX se ha caracterizado de forma pendular en dos co-
rrientes: castigo (con un sentido más retributivo y disuasivo) y rehabilitación.
Hasta la década del 70, la rehabilitación como fin de la sanción penal y forma de trata-
miento a las personas privadas de su libertad fue ampliamente aceptada como objetivo
legítimo de las funciones primordiales de las administraciones correccionales y, con-
secuentemente, ha sido acogido casi completamente por las legislaciones de todos los
Estados.
Sin embargo, iniciando la década del 70, el aumento exponencial de las tasas de cri-
men10 y de encarcelamiento y el hacinamiento en las prisiones, conllevó a que los pro-
gramas de rehabilitación resultaran sumamente ineficaces, quebrantando el equilibrio
de poder entre los objetivos de la rehabilitación y el castigo 11. En consecuencia, el
modelo de tratamiento empezó a ser fuertemente criticado en el campo empírico y se
le atribuyó el aumento del delito a la ineficacia en la implementación de modelos de
reinserción social.
A pesar de que la obra fue altamente criticada 13por ser metodológicamente débil y por
carecer de evidencia suficiente para afirmar que los tratamientos no influyen de manera
alguna para reducir la reincidencia14, la retórica pesimista de la doctrina de Nothing Works
fue rápidamente acogida y, obviamente, tuvo como efecto el abrupto abandono de inver-
10
En EEUU las tasas desde 1963 a 1973, se vieron incrementadas en homicidios: de 4,5 por cada 100.000 a 9,07; en los
delitos contra las personas aumentó de 91,4 a 193,6; en hurto de 61,5 a 177,9, y el robo de 1,128.5 a 2,431.6,
respectivamente. Véase, Miller. J, “The Debate on Rehabilitating Criminals: Is It True that Nothing Works?,
D.S.W., Washington Post, Marzo 1989.
11
Andrews y Bonta, 1998, citado en Department of Corrections New Zealand, “What Works Now? A review and
update of research evidence relevant to offender rehabilitation practices within the Department of
Corrections, Strategy, Policy and Planning”. Página V y ss. Diciembre 2009.
12
El trabajo de Martinson básicamente se centró en la revisión de 231 estudios de los programas de
rehabilitación que se desarrollaban en distintas prisiones y sobre la base de su análisis concluyó que el
tratamiento de los delin- cuentes era bastante ineficaz.
13
Principalmente, por Lipton y Wilks en el año 1975.Op Cit. íbid.
14
“the represent array of correctional treatments has no appreciable effect - positive or negative - on rates of
recidivism of convicted offenders.”Comentario publicado en un artículo publicado del diario New Republicen 1976.
Cit. íbid.
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Sin embargo, la estocada final en contra de la posición Nothing Works fue entregada
por su propio creador. El propio Martinson escribió un artículo en HofstraLawReviewen
1979 en el que reconoció errores en las revisiones anteriores e informó sobre una serie de
nuevos estudios que demostraron que algunas cosas habían funcionado18.
Así las cosas, en los años transcurridos el péndulo ha oscilado de vuelta y con firmeza a
favor de la idea de que las correcciones basadas en tratamiento pueden influir en el com-
portamiento de un ofensor en direcciones pro sociales y, según entendemos, éste ha de
ser el camino a transitar.
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Durante los últimos años, los investigadores y otros funcionarios del campo de la justicia
criminal han estado acumulando lo que es frecuentemente conocido como evidencia de
base de What Works, a fin de suministrar una base de evidencias para la toma de deci-
siones en política y temas legislativos en toda la esfera gubernamental, siempre bajo la
finalidad de proteger al público y reducir la reincidencia.
Básicamente, el nuevo paradigma de What Works nos sugiere que la reincidencia y la re-
encarcelación pueden ser reducidas puesto que existen ciertos factores que pueden poner
al ofensor en riesgo de cometer nuevamente delitos en el futuro. En consecuencia, bajo la
técnica estadística de meta-análisis o econometría, se han logrado identificar cuáles son
los principios claves para el logro de una intervención o asistencia efectiva.
Esta literatura, conformada por un cuerpo de evidencia, gira en torno a una serie de prin-
cipios claves de la rehabilitación que, en caso de implementarse en el diseño y prestación
de servicios, llevaría a una reducción de reincidencia.
Tal como veremos a continuación, las herramientas de predicción de riesgo se han multi-
plicado y la investigación sugiere que los instrumentos para la medición de riesgos deben
ser claramente estructurados para evaluar las variables estáticas (estable y duradera) y
los factores de riesgo o factores dinámicos (implican progreso o retroceso). También se
20
En general, le evidencia demuestra que son más efectivos los tratamientos comunitarios de aquellos que
suceden en espacios de custodia.
21
Véase al respecto: “What Works: Reducing Reoffending: Guidelines for Research and Practice”. Ed. James
McGuire, Inglaterra, Mayo 2006., y los informes de los reportes temáticos de Inglaterra, Escocia, Australia y Nueva
Zelanda.
22
Estos principios, fueron delineados por Andrews, Bonta y Hoge 1990, “Does Correctional treatment work? A clini-
cally relevant and psychologically informed meta-analysis”, Criminology, 28: 369–404, Online 2006.
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El término objetivo23 (en inglés, el término exacto es “Target”) se utiliza para referirse a
aquellos aspectos de la personalidad del infractor penal, estilos de vida o circunstancias
que, abordados eficazmente, pueden, de alguna manera, conducir positivamente a evitar
resultados que importan a los factores que influyen en la posible reincidencia.
• Trastornos psiquiátricos
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Por su parte, la Guía para la Práctica Efectiva del Ministerio del Interior de Inglaterra y
Gales (1998), agrega a los principios descriptos:
Debe destacarse, que en palabras de Andrews todos estos principios se encuentran es-
trechamente inter-relacionados, tanto es así que la evidencia sugiere que la mayoría de
las asistencias se adhieren a todos ellos, y no sólo a uno de dichos principios. Cuando
se considera la aplicación de estos principios dentro de la justicia criminal, se torna in-
mediatamente evidente que un buen sistema de evaluación de riesgos y necesidades es
un pre-requisito esencial de una asistencia efectiva. Sin tal sistema no es posible asignar
de forma consistente y adecuada el tipo correcto de asistencias a cada ofensor, no hay
medios para medir el impacto de las intervenciones a un corto o a mediano plazo, y las
dependencias de justicia criminal no cuentan con los perfiles de necesidades básicas para
planificar y realizar las previsiones para las poblaciones penales.27
27
Nótese que en sí, la clasificación de personas privadas de su libertad es una herramienta que todos los servicios
de prisiones utilizan desde hace varios años. En lo relativo a Latinoamérica, son pocos los sistemas que
tienen la posibilidad de generar cuanto menos grupos homogéneos pero siempre de alguna u otra forma,
aparecen obli- gadamente ciertos patrones clasificatorios que enfatizan aspectos o características fuertemente
subjetivas, que muchas veces devienen en impropias y hasta incrementan las posibilidades de no garantizar
siquiera el derecho a la vida o integridad física.
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Debemos revisar entonces con mayor nitidez el camino a recorrer para llegar a un sistema
de las características pretendidas. Vale aclarar, que en un principio lo explicaremos dentro
de la lógica penitenciaria, es decir, con exclusiva dedicación al espacio carcelario. Ello a
los fines de sentar las bases en el medio más conocido y con mayor relieve práctico, para
luego extenderlo a los alcances que creemos necesarios.
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Sin embargo, estos sistemas se destacan por la problemática subjetividad de los diagnós-
ticos.32 Si asumimos que a mayor precisión en la clasificación, mayor será la posibilidad
de elevar los estándares de seguridad (mayor o menor), control y tratamiento, de ello po-
demos inferir que habrá mayor factibilidad de generar un ambiente carcelario armonioso
en donde impere el orden y sea posible alcanzar una seguridad dinámica. 33
En tal inteligencia, un sistema de clasificación tiene que ser simple de utilizar y lo sufi-
cientemente sensible para reflejar la necesidad de cambio en el progreso de una persona
privada de su libertad al servicio de su plan de sentencia.
Los sistemas de clasificación objetiva son aquellos en los que las decisiones están basa-
das en criterios explícitos en lugar de juzgamientos subjetivos. El criterio objetivo está
32
Incluso en la mayoría de los sistemas el personal de seguridad sigue determinando el alojamiento, basado en
el posible conocimiento que tenga del sujeto a partir de detenciones anteriores o características especí ficas en la
comisión del ilícito (uso de violencia o armas, por ejemplo).
33
Un sistema de seguridad dinámica implica el diseño de distintos canales de comunicación dentro de la prisión
para generar mayor interacción entre las personas privadas de libertad y el personal penitenciario. Este sistema
tiene a los efectos que nos interesan, dos grandes facetas: por un lado, permite anticiparse a cualquier problema
que surja en un pabellón (incluso alcanza a problemas personales) y por otro, distrae y evita la predicción por
parte de los internos, de los movimientos del personal.
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Lo interesante de estos sistemas es que abarcan muchas áreas, tales como nivel de custo-
dia, salud mental, abuso de sustancias, necesidades programáticas, etc. De esta manera,
permiten establecer estándares de conducción en la evaluación de la clasificación.
b) Que sea fiable (el sistema funcionará con independencia al personal) y válido
(será preciso en el análisis del comportamiento del interno).
f) Que permita un monitoreo del progreso de los internos con eficiencia y efectividad.34
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Esto no quiere decir que los juicios clínicos no sean una parte importante en la evaluación
de riesgo. Tienen un rol esencial en el entendimiento de los factores de predisposición y
de la causa del delito, como así también realizan una función de diagnóstico válida. Sin
embargo, el hecho de pronosticar niveles de riesgo de forma correcta no es adjudicable
sólo a ellos.
36
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASysReport 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002.
37
La primera generación de estudios para examinar la previsión clínica en el ámbito de la justicia criminal fueron
estudios realizados a los delincuentes con problemas mentales que salieron en libertad desde institutos por
órdenes judiciales y controlados luego en la comunidad. Por ejemplo, Steadman y Keveles (1972) descubrieron
que de 969 delincuentes que fueron liberados de un hospital penitenciario, habiendo sido alojados en sectores
para delin- cuentes peligrosos, sólo el 17 por ciento fue reincidente dentro de los cuatro años de seguimiento, de
esta manera y en términos de pronóstico de peligrosidad, más del 80 por ciento han resultado falsos positivos.
Cit. Íbid.
38
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASysReport 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002.
39
Prison Service Order 2205. “OASys”. HMPS. Londres, 2003-2005.
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• La edad actual
Las puntuaciones de riesgo, evaluadas sobre la base de variables estáticas, tales como las
mencionadas, correlacionaban altamente la reincidencia posterior y el nuevo encarcelamiento.
Una ventaja evidente de la utilización de los tipos de las variables mencionadas anterior-
mente es que la evaluación del riesgo podría automatizarse y realizarse en grandes grupos
de ofensores y entonces la información sobre nivel de riesgo individual de los infractores
penales tiene una utilidad práctica para el manejo interno de toma de decisiones, ya que:
• Orientaba las decisiones de sentencia (es decir, el uso de la incapacidad se tornaba más
selectivo)
• Permitía la focalización de recursos hacia los más propensos a reincidir y, por el contra-
rio, evitaba el desperdicio de recursos en aquellas personas que probablemente no volve-
rían a delinquir
Existen muchos otros factores, dinámicos, relacionados a la situación personal del ofen-
sor, que también pueden ser considerados. Son “dinámicos” porque pueden cambiar en el
tiempo, no así la historia criminal. Por ejemplo, un ofensor puede ser más o menos adicto
a la droga, o puede conseguir o perder un empleo. Se considera más dificultoso medir los
factores dinámicos que a las variables de historia criminal porque la información debe ser
compilada de diferentes fuentes y frecuentemente requieren interpretación, y nunca han
sido recopiladas de forma uniforme.
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Revista de Criminología - Número I - Año
A mediados de la década de 1990, una serie de estudios indicaron que el riesgo podría ser
razonablemente evaluado con precisión por medio de herramientas estructuradas que
también incluían factores dinámicos. Así, puede lograrse la evaluación de las caracterís-
ticas más cambiantes, como pueden ser el comportamiento, las relaciones y hasta su si-
tuación laboral. La herramienta canadiense Level of Supervision Inventory (más conocida
como LSI) fue el ejemplo de evaluación del riesgo dinámico, a pesar de que incorpora
tanto variables estáticas y dinámicas. Las variables dinámicas fueron las siguientes:
• Actitud antisocial/orientación
• Compañías antisociales
• Alcohol/drogas
• Problemas financieros
• Dificultades familiares/matrimonio
• Problemas de vivienda
A partir de la revisión de LSI, conocido como LSI-R fue posible identificar los objetivos
de cambio que pueden ser abordados con el fin de reducir el riesgo, algo que las medidas
actuariales no hacen. Sin embargo, la desventaja es que las evaluaciones que utilizan esta
herramienta requieren un análisis individualizado de los ofensores, que implican un costo
mayor y su toma necesita más tiempo.
Los factores dinámicos pueden ser subdivididos de diferentes maneras. Una división se
relaciona a los factores de necesidad social y tiene que ver con las circunstancias del
ofensor, tales como el alojamiento y finanzas, mientras que los factores personales inclu-
yen temas emocionales y cognitivos. Una segunda división se refiere a la posibilidad de
cambios del factor: esto produce un rango desde los factores dinámicos estables, los que
poseen poca posibilidad de cambio a los factores dinámicos agudos, que pueden cambiar
rápidamente. Una complicación de la terminología es que algunos factores sociales y per-
sonales, tales como vivencias en la niñez, son lógicamente o prácticamente imposibles de
modificar, con un origen en el pasado de la constitución mental y física del infractor penal
esto debe ser referido a los factores estáticos.
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5.1 Elementos Básicos del Sistema para el aseguramiento de los postulados de What
Works.
Como corolario a lo antes descripto, debemos señalar que para asegurar que los principios
de What Works puedan ser implementados, se debe contar con un sistema de evaluación
de riesgos y necesidades. Dicho sistema debe tener ciertos elementos, tal como los del
-sistema inglés OASys41:
• “Debe proveer un perfil de necesidades referidas a delito, el cual identifica los facto-
res relacionados al delito cometido por el individuo. Los factores pueden ser sociales
o personales pero deben ser de alguna manera causa de, o al menos contribuir con,
la comisión de un delito, factores criminológicos.42Claramente, habrá circunstancias
y características del delincuente (y su estilo de vida) que no se relacionen con su
com- portamiento delictivo, pero estas no deberían ser parte de un perfil no
determinado por intervenciones que tienen como fin reducir los índices de
reincidencia.
• Se le debe permitir al personal formular un plan de supervisión que identifique los
pasos a seguir a fin de reducir las necesidades criminológicas. Debe suministrar
objetivos y orientación a los evaluadores con el fin de asistirlos y seleccionar la asis-
tencia correcta para los correspondientes delincuentes –de esta manera, los factores
que no son criminológicos y si son los requeridos para este objetivo, también tienen
que suministrarse los medios para el control del desarrollo. Se deben identificar los
temas de responsividad, las que son de carácter individual para el delincuente - por
ejemplo, si se encuentran motivados para el cambio, capaces de realizar el cambio
40
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASys Report 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002.
41
Hemos optado por este, pues lo consideramos el más sofisticado y abarcativo, pero cabe destacar algunos otros: El
Servicio Correccional de Canadá (CSC) utiliza varias herramientas para la evaluación de riesgos y se han desarrol-
lado recientemente nuevas escalas para su uso futuro en la gestión de riesgos en el sistema correccional. Las her-
ramientas utilizadas tanto por el servicio correccional como el de libertad condicional para evaluar el riesgo son: a) La
evaluación del consumo de Delincuentes (OIA), b) La información estadística sobre la reincidencia (SIR), c)
PSI-R. En Nueva Zelanda se utiliza, entre otros TheRoC*RoItool, esta herramienta fue desarrollada por el personal
de Servicios Psicológicos, sobre la base de los antecedentes penales de 133.000 condenados masculinos y femeninos.
RoC*RoI produce una puntuación entre cero y uno que indica la probabilidad de que un delincuente sea a la vez re
condenado en el futuro y ser condenado a una pena de prisión por ese delito. En Australia, elLSI-R es muy utilizado y
es el instrumento primario de valoración utilizado. Las autoridades de Queensland han desarrollado una nueva
herramienta de evaluación (ROR-PV) de riesgo/necesidad referida a probabilidades de reincidencia. Por último, en
Estados Unidos las herramientas de uso incluyen: The Statistical Information for Recidivism (SIR) Scale, PCL-R, Static
99, STABLE 2007, ACUTE 2007, Violence Risk Scale (VRS), Salient Factor Score (SFS), LSI-R, and the screening version of
the LSI-R, Minnesota Sex Offender Screening Tool.
42
Andrews definió como factor criminogenico a una necesidad o un déficit donde una reducción de esa
necesidad/ déficit resulta en una reducción de los riesgos de reincidencia.
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Revista de Criminología - Número I - Año
etc. y si existen algunos temas tales como problemas de lectura, falta -de habilidades
básicas o problemas mentales, los que pueden excluir al interno de ciertos tipos de
asistencias.
• Debe ser posible identificar cambios en el perfil de necesidades del delincuente, pro-
babilidades de reincidencia y riesgos de daños serios, en virtud del cambio de cir-
cunstancias, actitudes y comportamientos. Ajustar tales cambios permite a los ser-
vicios correccionales modificar el manejo del delincuente, y suministra una medida
intermedia de efectividad de las asistencias. Se debería permitir el paso al descubri-
miento, proceso por el cual los cambios en la evaluación ocurren no por un cambio
real sino porque (usualmente) los detalles desfavorables acerca de circunstancias de
los delincuentes aparecen luego de que se realice la evaluación inicial. Esto sucede
frecuentemente ya sea porque el delincuente desea ocultar cierta información en las
evaluaciones que preceden a la sentencia, como categorización de la seguridad, etc.,
o porque comienzan a tener confianza para brindar al evaluador la información que
les resulta difícil expresar.
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Tal como fuera mencionado, ante determinado nivel de riesgo, en términos de la literatura
What Works, es más eficiente el abordaje comunitario que el que se efectúa en espacios
de custodia44. En este sentido nos es ineludible detenernos en las sentencias comunitarias.
En general, suele entenderse por este tipo de penas aquellas por las cuales el castigo se
impone en la comunidad o bien fuera de la prisión. Ello no es enteramente así, pues con
esas características deberíamos considerar la multa 45 como paradigma de aquello. Sin
embargo, y en consonancia con el pensamiento del filósofo del derecho Joel Feinberg 46,
estas últimas no logran cumplir los estándares exigidos por la sociedad para expresar el
reproche a esa acción disvaliosa, ya que, por ejemplo, éstas, a diferencia de una condena
de prisión, no hacen demasiado para evitar o prohibir acciones incorrectas y tienen carac-
terísticas, en sus términos, misceláneas.
En tal inteligencia, la discusión relacionada a este tipo de penas, en general suele agotarse
43
Howard. P, Clark. D, Garnham. N, “OASys Report 1999 - 2001”. HMPS. Londres, 2002. La traducción nos pertenece.
44
En otras palabras, la prisión funciona (en términos de preventivos) para delincuentes violentos e reincidentes,
pero a las claras no es la respuesta para aquellas personas a quienes se las castigaría con una pena de prisión corta.
45
Su sentido aquí lo utilizaremos como cierta privación de la propiedad del delincuente, en términos de castigo.
46
En la obra, “The Expressive Function of Punishment” de 1965, Feinberg a firma que el castigo tiene una función
expresiva “Punishment, on the other hand has an expressive function: a) “conventional device for the
expression of attitudes of resentment and indignation, judgments of disapproval and reprobation”; b)
“symbolic significance” (Paginas 73 y74), y afirma que dadas nuestras convenciones sociales la condena es vista y
entendida como dolor y duro tratamiento, pero siempre debe existir un correlato entre el hecho desaprobado y el
castigo impuesto. Given our conventions, of course, condemnation is expressed by hard treatment, and the
degree of reprobation of the former. Still, this should not blind us to the fact that it is social disapproval and its
appropriate expression that should fit the crime, and not hard treatment (pain) as such. Pain should match
guilt only in so far as its infliction is the symbolic vehicle of public condemnation.”(Pag. 89).
2
Revista de Criminología - Número I - Año
en lo que conocemos como probation47, entendida ésta como aquella pena que permite al
ofensor no perder su libertad en tanto cumplimente ciertos requerimientos exigidos por la
autoridad judicial competente, y que conlleva una supervisión por un servicio especiali-
zado y autorizado para ello.
Tal como puede apreciarse, este catálogo penal conjuga criterios o finalidades de pena
que hacen a la aplicación de un castigo, a la posibilidad de gestación de un cambio, la
necesidad de control y por supuesto, la oferta de ayuda.51
Intuitivamente, uno creería que estos 4 pilares resultan claves y fundamentales a la hora
de pensar una alternativa al encarcelamiento, máxime si se habla de delitos que no poseen
reincidencia o no cuentan con características violentas, ya que general es una opción real
de devolver (en cierta medida) el mal ocasionado a la comunidad y al mismo tiempo,
cumple el fin y efecto de reducir el delito52. Sin embargo, muchas veces la opinión pública
47
El concepto de Probation, proviene del latín, probatio o probare, que implica pruebas. Tiene raíces históricas
en la práctica de la tregua judicial. En el derecho común inglés, antes del advenimiento de la democracia, la
justicia podía temporalmente suspender la ejecución de una sentencia para que un acusado pudiera pelar ante el
monarca de un indulto. La Probation se desarrolló por primera vez en los Estados Unidos cuando John Augustus,
conocido como el padre de la misma, como ciudadano de Boston, persuadió a un juez en 1841 (año en que regía
la prohibición de consumir bebidas alcohólicas) para darle la custodia de un condenado por ebriedad por un
breve período y luego ayudó a que apareciera el hombre rehabilitado para el momento de la sentencia. Para
1858, Augustus había dado libertad bajo fianza de 1.946 hombres y mujeres. Un año más tarde, en homenaje a
Augustus, se promulgó la ley de libertad condicional en Massachusetts, lugar de su nacimiento. En lo que a
Inglaterra concierne, si bien existe evi- dencia de su uso en tiempos anteriores, su origen podemos situarlo en
1907. Véase: Probation Journal: The Journal of Community and Criminal Justice y National Association
of Probation Officers (UK).
48
Este tipo de pena incluía la reparación indirecta supervisada por el Servicio de Probation.
49
Antes del 2003, conocidas como órdenes de rehabilitación comunitaria.
50
Sobre este punto, véase Blanco.E, “El sistema de Ejecución Penal en Inglaterra y Gales”. Revista de Ejecución
de la Pena Privativa de la Libertad y el Encierro N° 5. Ed. Fabián J. Di Plácido. ISBN: 1850-1338. Buenos Aires, 2011.
51
HM National Probation Service,“AnnualReport 2008”, HM NPS, Londres, 2008.
52
Todo ello, sin detenernos en la abultada reducción de costos económicos. En Inglaterra, el costo anual de man- tener
una persona en prisión oscila en las 35.000 libras
2
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
considera demasiado suaves (al menos en Irlanda del Norte o Inglaterra y Gales) a este
tipo de penas, y aparece nuevamente cierta sensación de fracaso frente a sistema criminal
o de justicia53. En otras palabras, el umbral social del castigo merecido exige prisión, qui-
zás porque sea el fiel sentir, o bien por qué el resultado de una solución mental y cultural
más veloz y conocida. Pero ello escapa a los fines del presente artículo.
Una vez determinada la sentencia, y tal como se explicara en los parágrafos que ante-
ceden, los puntajes de riesgo generados por las herramientas de clasificación de riesgo
permitirán categorizar el manejo de las sentencias que le fueran asignadas al condenado.
En consecuencia, la asignación de recursos por parte de los organismos encargados de
ejecutar las penas serán, a las claras, más eficientes, pues significa perfeccionar y justifi-
car con mayor precisión la elegibilidad de los participantes a programas y servicios.
Ahora bien, la planificación de las intervenciones, nos lleva a indagar sobre los tiempos
de duración de las sentencias. Ha sido demostrado que sentencias largas, fuera de los
efectos de incapacitación, no tienen en sí efectos positivos en la reducción de reinciden-
cia. Es decir, frente a determinados delitos lo que funciona son las penas de corto plazo,
es decir aquellas que no superan el año. Aún más es el tiempo de detención mientras dura
el proceso y tal como mencionáramos previamente, lejos estamos de suponer una
adecuada intervención para estos sujetos56.
53
Los representantes llevan a las comunidades que los eligieron consultas respecto al funcionamiento del sistema
para obtener información sobre la sensación de éxito de los mismos y evaluar si existe cierta descon fianza al sis-
tema, que de modo alguno conlleva a la gestación de grietas que hacen difícil en el sentir público que ha de estar
protegidos y seguro.
54
Han operado y operan como una solución a las altas tasas de encarcelamiento que han sufrido la mayoría de los
Estados.
55
Si bien el término utilizado no es el más adecuado en atención a los criterios de nuestra lengua, lo consideramos
pertinente para tratar de respetar el acuñado en el medio anglosajón.
56
Son conocidas las voces que afirman que la prisión preventiva opera como condena real y social.
2
Revista de Criminología - Número I - Año
En este sentido, podemos afirmar que las condenas de largo plazo generan efectos ne-
gativos en términos de reincidencia, pues se ven más afectadas las barreras sociales y la
posibilidad de obtención y mantenimiento de trabajos estables.
Recordemos que existe cierta evidencia que nos dice que la prisión puede prevenir que
algunos individuos no cometan futuros delitos, especialmente aquellos contrabajos esta-
bles o relaciones, puesto que tienen mucho más que perder a partir de su encarcelamiento.
Estudios relacionados con el costo del crimen han logrado cierta evidencia tendiente a
demostrar que frente a costos tangibles y no tangibles del crimen, el encarcelamiento de
delincuentes de alto y serio riesgo puede representar cierto valor en dinero en el corto pla-
zo, pero los costos tienden a incrementarse respecto de los beneficios cuando los delitos
son de menor envergadura y se trata de ofensores no reincidentes.
Finalmente, podemos concluir que en lo que atañe a prevención especial (que es lo que
nos interesa a los fines de reducción de reincidencia), importará más la intervención tanto
cuantitativa como cualitativamente, que la sanción en sí. Pero a los fines pretendidos en
este artículo, nos queda aún pendiente saber qué resulta menos costoso en términos de
dinero público.
2
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De allí, que a la hora de pensar en esta problemática debemos analizar el factor etario y
su relación al riesgo de reincidencia. En consecuencia, una buena forma de prevenir la
reincidencia en este colectivo es a través del diseño deintervenciones tanto comunita-
rias como de custodia que promocionen el desarrollo personal y el comportamiento de
los jóvenes, tomando en consideración especiales circunstancias que son particularmente
relevantes para este colectivo, tales como: la importancia del contacto con la familia y
las personas que deben cuidar de ellos y la influencia de los padres –y de la presión que
ellos ejercen- sobre sus conductas. Asimismo, debe contemplarse la impulsividad y la
proyección en el corto término que caracteriza a las personas no adultas, por su
inmadurez emocional.
Por cierto, la literatura psicológica nos sugiere que el período asociado al crimen en la
mujer se detiene en general a una edad más temprana respecto que en los hombres.
Esto puede explicarse también en las razones que tanto hombres y mujeres otorgan a la
hora de explicar porqué abandonan sus “carreras” criminales. Las mujeres tienden a ofre-
cer58 argumentos morales y razonamientos utilitarios a la hora de explicar su desistimien-
to en la comisión de ilícitos. En general enfatizan en la importancia de ciertas relaciones
como pueden ser, cuestiones relacionadas a victimización59, cambios en las relaciones con
sus padres, asunción de responsabilidades maternas o de pareja y obviamente, abandono
de compañías y relaciones delictivas; mientras que los hombres, por su parte, tienden a
justificar su desistimiento en decisiones personales y proyectos propios.
Existen evidencias suficientes que demuestran que los jóvenes están en condiciones de
cam- biar su manera de comportarse, adaptándose a las pautas esenciales de convivencia
social y ello puede lograrse con políticas basadas en la asistencia –necesidades- y control –
riesgos-, máxime en lo que atiende al control de sus impulsos y el abuso de los
estupefacientes y el
58
Estudio en Escocia 2000-2001, se entrevistó a 20 mujeres y 20 varones.
59
En nuestro medio, resultan frecuentes los casos de homicidio al cónyuge victimario de violencia doméstica y de
género. Muchos de estos casos, terminan por resultar en el homicidio del victimario, pero esto no necesariamente
indique que esas mujeres son pasibles de matar a otras personas, sino que las características personales dentro de ese
contexto y subyugamiento conllevan a la comisión del ilícito descripto.
3
Revista de Criminología - Número I - Año
En breve, queda por destacar que el abordaje de esta problemática excede la respues-
ta sancionatoria, debiendo abordarse multisectorialmente, evitando que las prisiones se
transformen en el primer contacto institucional de estas personas. El estado debe acom-
pañar los procesos propios de maduración, transición, cambios de estilo de vida y relacio-
nes de este colectivo, y las intervenciones deben ser integrales, abordando las múltiples
necesidades
Tanto así, que como contracara permitirá diseñar políticas específicas para abordar pro-
blemas transversales y, luego, intervenciones que atiendan a necesidades y riesgos espe-
cíficos, ya sean para determinado colectivo o bien respecto de determinada persona.
60
Ministry of Justice UK, “Surveying Prisoner Crime Reduction (SPCR), Londres, 2012.
3
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b. El 24% declaró que había estado de atención estatal en algún momento de su in-
fancia. Aquellos que habían estado en atención, eran más jóvenes al momento de
la primera detención, y eran más propensos a ser recondenados en el año después
de la liberación de custodia de los que nunca había estado en la atención.
c. Muchos de los encuestados habían sufrido malos tratos (29%) o violencia do-
méstica (41%) cuando eran niños. Aquellos que informaron haber sufrido abu-
sos o violencia cuando eran niños eran más propensos a ser recondenados en
el año después liberados que aquellos que no transcurrieron por esas experien-
cias.
3
Revista de Criminología - Número I - Año
el primero y segundo año desde liberados entre las personas con discapacidad o
sin discapacidad. El enfoque ha de estar en los programas dentro de la prisión.
g. En promedio, los encuestados que habían trabajado alguna vez informaron haber
recibido un salario bajo en comparación con la población en edad de trabajar64.
h. El 48% de los encuestados informó que necesitaban ayuda para encontrar un tra-
bajo al momento del egreso. El41% ayuda con educación y el 40% capacitación
para mejorar las habilidades relacionadas con el trabajo. El 68% convino en que
tener un trabajo le ayudaría a desistir del delito.
con vivienda antes de ser condenados; d. que necesitan ayuda para encontrar un trabajo. Sin embargo, no eran
más propensos a ser recondenados en el primer y segundo año después de liberados que a los presos sin
discapacidad. Cit. Íbid.
64
250 libras semanales los hombres y 164 libras semanales, las mujeres. Cit. Íbid.
65
Por ejemplo, Jobseeker’s Allowance (JSA), Incapacity Benefit (IB), Severe Disablement Allowance, Disability
Living Allowance, Income Support and National Insurance credits only.
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Podemos apreciar que si bien intuitivamente cualquier persona preguntada sobre posibles
necesidades que afecten la inclusión social de las personas que han estado privadas de
libertad pueda identificarlas sin mayores inconvenientes, lo cierto es que resultados como
los expresados con antelación permiten trabajar seriamente, brindando posibilidades me-
todológicas y económicas reales, que permitan al mismo tiempo justificar con base sólida
las políticas a desarrollar y por sobre todas las cosas, otorguen un horizonte confiable del
gasto o en este caso, inversión, de los recursos para hacer frente al delito.
Creemos que así puede construirse un sistema sólido de respuesta social al problema del
delito y su desistimiento. Porque con lo expuesto hasta aquí ya podemos observar que es
necesario buscar más de una respuesta al problema del castigo, pues la prisión tal como la
entendemos y hacemos uso, sólo puede brindar respuestas suficientes de incapacitación
para casos de riesgo extremo (que en general son un porcentaje reducido de las poblacio-
nes penales), quedando el resto de los riesgos medios y bajos acaparados por la misma
solución, que no hacen más que deteriorar la socialización de los sujetos e incluso, agre-
gar un factor más severo y estático, como es el haber estado en prisión.
Veamos por último, algunas herramientas que permiten desplazar ciertos paradigmas y
hacernos pensar al menos de otro modo.
Tal como fuera planteado en los parágrafos que anteceden, queda ahora analizar un mode-
lo de Justicia, que si bien sus orígenes pueden encontrarse en las XII Tablas o bien, en el
mundo germánico – en el código de leyes de Ethelberto Kent-, en la actualidad es conoci-
do como Justicia Restaurativa66, y cada vez son más los países europeos continentales67 y
del commonlaw68 que la han implementado.
En breve, podemos decir que la justicia restaurativa es, según John Braithwaite,»un pro-
ceso en el que todas las partes interesadas afectadas por una injusticia tienen la oportu-
nidad de discutir la forma en que se han visto afectados por la injusticia y para decidir
qué debe hacerse para reparar el daño”. 69 Este proceso requiere e implica un cambio en
la responsabilidad de hacer frente al delito.
66
Se abordará aquí los programas de justicia restaurativa en materia penal y penitenciaria, pero debe advertirse
que los procesos de restauración se están aplicando a muchos contextos, tales como el escolar y laboral.
67
Suecia, Dinamarca, Noruega, España, Bélgica, República Checa, Finlandia, Francia, Alemania, Holanda, Polonia,
Eslovenia, Irlanda, Italia, Rusia.
68
Australia, Canadá, Inglaterra y Gales, Nueva Zelanda, Estados Unidos de América.
69
Braithwaite. J, “Restorative Justice and De-Professionalization”. The Good Society, Volume 13, No. 1, 2004.
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Revista de Criminología - Número I - Año
Para ello, se prevén medidas relativamente flexibles, que son acordadas entre las partes y
tienen como fin y siempre que así sea posible, reparar el daño causado, haciendo hincapié
en las causas que originaron la infracción. De esta forma, se hace posible realmente la (re)
integración social, puesto que se comprenden las razones del comportamiento ofensor, y
a su vez, la víctima puede desahogar el dolor generado por el ilícito.
Para lograr aquello, los documentos relacionados a Justicia Restaurativa, suelen agrupar-
los procesos en distintas fases:
F1. Encuentro entre las partes, es decir, el ofensor, la víctima, la comunidad y cualquier
otra parte que estuvo involucrado en el crimen inicial.
F2. Modificación del status quo del delito, es decir el ofensor adopta (y ejecuta) las medi-
das necesarias para ayudar a reparar el daño causado.
F3. Restauración de la víctima y el ofensor: esta acción también involucra a la comunidad
y otros que estuvieron involucrados en el crimen inicial.
F4. Etapa de inclusión que proporciona la oportunidad abierta para ambas partes a parti-
cipar en la búsqueda de una resolución.
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
71
United Nations Office on Drugs and Crime, “Handbook on Restorative Justice Programmes”,página 14 y ss. Nueva
York, 2006. La traducción y adaptación del texto nos pertenece.
72
Miers, D., “An International Review of Restorative Justice, Crime Reduction Research Series”. Paper 10, Policing
and Reducing Crime Unit Home Office. Londres, 2001.
73
Sherman y Strang. “Restorative Justice: The Evidence”. University of Pennsylvania, 2007.
3
Revista de Criminología - Número I - Año
Vemos así, que bajo estos procesos aparece la posibilidad real de inclusión y demuestra
la capacidad de transformación de la administración de justicia penal y las normas de
política pública.
De allí, que podamos afirmar que estos procesos de justicia restaurativa puedan ser replica-
dos en espacios penitenciarios y post penitenciarias. La finalidad de transmutar los princi-
pios de Justicia Restaurativa tiene que ver más con la idea de asistir a las personas privadas
de su libertad en el proceso de rehabilitación y reintegración a la sociedad. En este sentido,
trabajar en la reparación de la relación entre internos/as y víctimas e internos/as y comu-
nidad, permite entender y abordar las circunstancias que contribuyeron a la comisión del
delito y por consiguiente, establecer criterios en orden a prevenir y reducir la reincidencia.
A modo de ejemplo, cabe mencionar entre muchísimos otros, una prisión situada en Pens-
ylvannia, Estados Unidos, que ha adoptado procesos de justicia restaurativa en su sistema
y ha demostrado reducir significativamente la reincidencia y los conflictos internos dentro
de las prisiones.
En tal inteligencia, si bien aún no ha pasado tiempo suficiente para que exista evidencia
robusta de los efectos de las prácticas de justicia restaurativa en materia penal y peni-
tenciaria, estudios han demostrado que existen reducciones modestas y significativas en
relación a la reincidencia.
74
Los argumentos contrarios se centran, predominantemente, en que la justicia restaurativa se construye desde
una base comunitaria y además, porque el medio penitenciario se presenta a veces y a priori como hostil para
efectuar estos abordajes.
3
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7. Consideraciones Finales
El presente artículo lo hemos realizado alrededor de una cuestión de gran relevancia hoy
día: ¿Es posible reducir la reincidencia criminal? Podemos concluir, llegados a este pun-
to, que es posible lograr ese objetivo.
A pesar de todo lo que se dice al respecto, tanto a favor como en contra, los estudios
serios sobre criminalidad llevados adelante en varios países del mundo demuestran que,
con políticas públicas coordinadas y reforzadas, pueden reducirse los índices de
reincidencia y, consecuentemente, prevenirse el delito y protegerse al público.
Ahora bien, esos mismos estudios e investigaciones demuestran que no cualquier acción
es suficiente para lograr esos objetivos, sino que las acciones deben establecerse estraté-
gicamente bajo una política criminal que, entre otras, deba poseer las siguientes caracte-
rísticas:
a) Ser multisectorial.
b) Ser efectiva y eficiente.
c) Aborde el tratamiento de las personas tanto dentro como fuera de la prisión.
d) Basarse en las nociones de riesgo y necesidad.
e) Establecer objetivos de sentencia claros y precisos.
f) Tener basamento en el principio de responsividad y responsabilidad.
g) Adoptar en las diferentes esferas del proceso penal y cumplimiento de la pena, los
institutos derivados de la noción de justicia restaurativa.
h) Fomentar la participación proactiva de la sociedad en las soluciones relacionadas
al delito.
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Revista de Criminología - Número I - Año
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4
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
4
Revista de Criminología - Número I - Año
Introducción
Ahora bien, en relación a la temática que abordaremos, debe esgrimirse que la función de
las prisiones y la finalidad de la pena han variado a lo largo del tiempo, y ambas no han
sido ajenas a los distintos cambios de perspectivas político criminales. Desde la concep-
ción de guarda y custodia, hasta el advenimiento de la criminología crítica y las políticas
criminales abocadas a castigar de manera más severa el delito, la función y finalidad de
las prisiones han sido un tema de vital importancia en el ámbito de la ejecución de la
pena; más aún cuando, y como resultado de la corriente denominada Nothing Works, se ha
instalado la sensación de que las prisiones no son lo suficientemente eficaces para modifi-
car la conducta, reducir la reincidencia y garantizar la seguridad pública. Esta situación en
algunos casos llevó a una pauperización de los sistemas correccionales e inevitablemente
a un deterioro en la concepción sobre las funciones del sistema de prisiones.
Sin embargo, una nueva mirada sobre la persona, atenta a sus específicas necesidades,
dio lugar al desarrollo de una nueva concepción criminológica, denominada What Works.
Esta nueva corriente, basada en estudios derivados de las ciencias sociales y utilizando
diversas herramientas estadísticas, y econométricas, entre otras, logró identificar distintos
factores que inciden en la reincidencia criminal y consideró que ciertos programas, dis-
positivos y acciones habían dado resultado a la hora de reducir el delito. De esta manera,
se comenzó a concebir a las prisiones como un verdadero instrumento de protección pú-
blica, obligando a los diferentes sistemas penitenciarios a generar programas eficientes y
eficaces de tratamiento para las personas allí alojadas, de forma de incidir en la reducción
de la reincidencia y, por ende, del delito.
Esta postura no ha sido incorporada por todos los sistemas, pero actualmente, tal como se
verá, muchos programas están encarando las modificaciones pertinentes para incorporar
los lineamientos del What Works.
4
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Claro está, que este trabajo no pretende constituirse en un verdadero estudio integral de
derecho comparado, sino sólo en un esbozo empírico con una determinada pretensión
conceptual tendiente al mejor funcionamiento de nuestro sistema de ejecución de penas.
Por otra parte, el funcionamiento de las prisiones presenta matices que resulta importante
analizar. Muchos de los países que se han seleccionado se rigen por una inspiración dis-
tinta y tanto sus culturas como su legislación y el funcionamiento de sus cárceles revelan
discordancias que es interesante destacar.
El análisis permitirá desarrollar propuestas coherentes con la situación real del sistema y
pasar, finalmente, a un derecho aplicado que permita el mejoramiento de las condiciones
de detención al interior de los establecimientos penitenciarios.
1. Canadá
En el presente estudio nos abocaremos al sistema federal SCC, quedando a cargo de los
sistemas regionales la administración de las penas menores a los dos años.
Muchos de los centros penitenciarios de Canadá fueron construidos en los años 1960 y
1970. En 2007, un estudio encargado por el ministro de Seguridad Pública examinó su
funcionamiento, las cuestiones relacionadas con el envejecimiento de la infraestructura
y los costos de mantenimiento. La revisión encontró que muchos centros penitenciarios
eran inadecuados para la gestión de las poblaciones de internos y recomendó que los más
antiguos y menos eficientes sean reemplazados por nuevas instalaciones.2
1
Roth Mitchel P. Prisons and Prison Systems, United States of America, 2006, Pág. 53
2
http://www.oag-bvg.gc.ca/internet/English/parl_oag_201405_04_e_39335.html
4
Revista de Criminología - Número I - Año
Como se dijo, el SCC es responsable de la preparación de los internos que serán analiza-
dos por la CNLC y el monitoreo hasta que hayan cumplido la condena. En el periodo
2003-2004 se otorgó la libertad condicional a 7875 internos según lo establecido en la
Correctional and Conditional Release Act.
La función del SCC se focaliza en diversos puntos. Uno de los principales es la adecuada
gestión de la población penal con el fin de garantizar la seguridad pública (una cuestión
primordial del sistema penitenciario canadiense).4 La adecuada gestión en la rehabilita-
ción y reinserción constituyen el eje central de la política del SCC.
b. Establecimientos:
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Cuando una persona ingresa en el CRR se toman todas las medidas para retornar lo más
pronto posible a un entorno de máxima seguridad. La duración de la estancia depende
de la evaluación del riesgo planteado por el interno como así también para el personal y
otros internos.
c. Tratamiento Penitenciario
5
http://laws-lois.justice.gc.ca/fra/lois/C-44.6/index.html y http://www.csc-scc.gc.ca/lois-et-reglements/706-cd-fra.
shtml#s9
6
Aunque los Centros Correccionales Comunitarios ( CCC) se clasifican como de mínima seguridad , los internos que
se encuentran allí gozan del beneficio de estar en libertad sujeta a alguna orden de supervisión dictada a largo plazo,
pero no están obligados a cumplir con las normas que tienen los establecimientos de seguridad mínima. (ver DC
714 - Normas para los centros penitenciarios de la comunidad en http://www.csc-scc.gc.ca/text/plcy/ cdshtm/714-cd-
fra.shtml
4
Revista de Criminología - Número I - Año
El plan para personas de sexo femenino que han delinquido engloba programas dirigidos
a establecer responsabilidad y compromisos, programas de control de la impulsividad y
auto control, etc.
Estos programas incluyen ejercicios que ayudan a los internos a establecer metas, a adop-
tar actitudes sociales positivas y creencias y a adquirir la motivación para seguir sus
planes correccionales. Participan ancianos de diferentes pueblos o comunidades, lo que
permite mantener la cultura y valores de los pueblos originarios, permitiéndoles a los
internos desarrollar sus propios planes de recuperación y el autocontrol.8
7
Las diferencias entre estos dos tipos de programas incluyen la duración de los mismos en cuanto al número de
sesiones, las lecciones y los materiales utilizados. Los programas de alta intensidad son más y tienen más se- siones. A
su vez, para satisfacer las necesidades específicas de los detenidos aborígenes, CSC ofrece una serie de
programas correccionales adaptados a su realidad cultural. Al respecto ver: http://www.csc-scc.gc.ca/processus-
correctionnel/002001-2001-fra.shtml#s1
8
http://www.csc-scc.gc.ca/processus-correctionnel/002001-2001-fra.shtml#s1
4
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Como parte del tratamiento, el SCC cuenta con programas de Justicia Restaurativa (JR),
cuyo proceso se inicia con la solicitud de la víctima. Su objetivo es proporcionar apoyo a
los afectados por la delincuencia (víctimas y/o damnificados),como así también lograr en
los detenidos la capacidad de comunicarse y participar en procesos de promoción del
reconocimiento y asunción de responsabilidad de la reparación del daño.
En los procesos de justicia restaurativa se ve al delito como una infracción a las personas
y las relaciones, buscando determinar las necesidades de los intervinientes y la manera de
satisfacerlas. Se llevan adelante a través de:
Se potencia así a las sociedades para lograr un mayor entendimiento de la causa que
originó el delito, permitiendo que sus integrantes expresen y reduzcan sus temores.
d. Población:
4
Revista de Criminología - Número I - Año
2. Holanda
• El principio de resocialización.
• El principio de que una sanción se implementa tan pronto como sea posible después de
su imposición.
• El principio de que la persona encarcelada debe ser sometida a las menores restricciones
posibles.
En esta línea, se puede decir que el sentido de la pena de prisión tiene tres objetivos fun-
damentales:
11
http://www.dji.nl/
12
http://www.dji.nl/Organisatie/ Y Dienst Justitiële Inrichtingen, hereinaft er DJI).Custodial Institutions Agency
Where freedom ends and may be regained Pag. 3
4
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
1. La pena impuesta muestra que la sociedad no acepta violación de las leyes y norma.
2. Como la mayoría de los delitos implican víctimas, se establecen programas para ayu-
darlas a aceptar y sobrellevar la experiencia por la cual han atravesado.
3. Cumplimiento de la sentencia.
En definitiva, podemos resumir estos tres objetivos en: Sanción, Seguridad y Prevención
de la Reincidencia.13
b. Establecimientos
Según cifras de 2013, Holanda tiene 77 establecimientos. De ese total, 51 son prisiones
para adultos; 9 instituciones juveniles (edad comprendida entre los 9 y los 13 años); 4
para inmigrantes ilegales (centros de detención y deportación); y 13 clínicas de interna-
ción (TBS clinics)14
5
Revista de Criminología - Número I - Año
Dentro de las instalaciones de mediana y/o mínima seguridad es donde se aplica más in-
tensamente el programa para el regreso al medio libre, con la posibilidad de que el interno
adquiera un trabajo diurno o asista a programas de formación fuera del establecimiento.
No obstante ello, existen instituciones especiales para quienes reinciden de manera pro-
lífica. En estos casos, la justicia puede determinar el encarcelamiento durante dos años en
una institución para delincuentes reincidentes mediante la imposición de una medida
adicional como el tratamiento psicológico. Estos casos se aplican personas que son decla-
radas culpables de más de 10 delitos dentro de los últimos 5 años. Durante su permanen-
cia, se intenta que el reincidente adquiera un enfoque individual preparado para volver a
la sociedad.
En lo que hace al nivel de seguridad de los establecimientos, existen cinco tipos: de muy
baja seguridad, de baja seguridad, de seguridad media, de alta seguridad, y de máxima
seguridad.16
c. Tratamiento Penitenciario
15
http://www.dji.nl/Onderwerpen/Volwassenen-in-detentie/Straffen-en-maatregelen/#paragraph1
16
Tak, Peter J.P. “Prison policy, prison regime and prisoners’ rights in the Netherlands under the 1998,
Penitentiary Principles Act”, Radboud University Nijmegen disponible en
http://www.internationalpenalandpenitentiaryfoun- dation.org/Site/documents/Stavern/23_Stavern_Report
%20Netherlands.pdf
5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Todo esto forma parte de un programa más amplio de seguridad puesto en marcha por el
gobierno holandés.
La aplicación del sistema de RNR se integra con los programas de capacitación para el
desarrollo de habilidades cognitivo conductuales (COVA), que es la versión holandesa
de ETS (Habilidades de Pensamiento Mejorado).
El primer paso consiste en identificar los factores que intervienen en la comisión del
delito, para luego modificar aspectos tales como la imagen auto- percibida, la conducta
agresiva o la ira. Al momento del ingreso, los trabajadores sociales analizan la situación
económica del interno y su entorno, las necesidades específicas de acuerdo a la perso-
nalidad y el sector de alojamiento. Para aquellos condenados a seis meses o que no re-
presentan un peligro público, la parte final de la condena puede ser cumplida fuera de la
prisión, combinando actividades de trabajo, capacitación, y otras tendientes a evitar que
reincidan, contando con seguimiento mediante dispositivos electrónicos. 17
Otras de las principales líneas del tratamiento se basan en la base de dos criterios objeti-
vos: el tipo de delito por el cual la persona ha sido detenida y la duración de la condena. 18
De este modo los internos son separados en tres grupos. Los primeros son aquellos en
prisión preventiva, luego los condenados a menos de 4 meses, finalmente aquellos conde-
nados a penas superiores a los 4 meses.
La división en estas tres categorías afecta a diversos factores del tratamiento, el programa
de detención y las medidas de seguridad.
17
Dienst Justitiële Inrichtingen, hereinaft er DJI).Custodial Institutions Agency Where freedom ends and may be
regained Pag. 13
18
Tak, Peter J.P. “Prison policy, prison regime and prisoners’ rights in the Netherlands under the 1998, Penitentiary
Principles Act”, Radboud University Nijmegen disponible en http://www.internationalpenalandpenitentiaryfoun-
dation.org/Site/documents/Stavern/23_Stavern_Report%20Netherlands.pdf
5
Revista de Criminología - Número I - Año
Para las personas en prisión preventiva, el programa de día se limita a actividades tales
como deportes, recreación, atención religiosa y visitas (incluidas aquellas al aire libre).
Esta categoría debe estar a disposición de los órganos del sistema de justicia penal (po-
licía, fiscalía, tribunales) para un buen desarrollo de la investigación previa al juicio o
juicio en la corte.
Los detenidos a corto plazo reciben un tratamiento básico similar, así como apoyo prácti-
co adicional para prepararse para volver a la sociedad.
Aquellos detenidos a largo plazo reciben el tratamiento básico pero también pueden reci-
bir un programa complementario que consiste en la formación del comportamiento.
La buena conducta es recompensada (más visitas, más actividades), mientras que el mal
comportamiento es desalentado mediante sanciones tales como la restricción de visitas,
entre otras. 19
d. Población
Conforme datos de 2014 la población del sistema holandés es de 10.540 internos 20. El,
5,4% es de sexo femenino, el 1,5% son menores de 18 años, y el 23,2% son mayores. El
39,9% son procesados sin condena.
19
Ibidem
20
Gevangeniswezen in getal 2009-2013| julio 2014, pág. 27 disponible en http://www.dji.nl/actueel/kerncijfers-dji-
2009-2013-verschenen.aspx?cp=93&cs=26181
5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
El 53,4% de los reclusos son holandeses de nacimiento, en tanto que un 46,6% ha nacido
en otros países, con cuatro que se destacan sobre el resto: 21 Turquía, Marruecos, Antillas
Holandesas, y Surinam.
3. Suecia
Datos de 2012 muestran que el Servicio sueco de Prisiones y Libertad Vigilada tuvo
un coste total aproximado de 837 millones de euros (7.500 millones de coronas suecas,
SEK). Según datos oficiales del Kriminalvården, durante 2013 el costo promedio por
persona y por día en prisión preventiva fue de 353 euros.
Dentro de las prisiones los costos se abaratan. De esta forma y aunque el coste varía por
los diversos tipos de cárceles que existen en Suecia, el promedio en una prisión normal o
de alta seguridad es de 315 euros por recluso y día. Mientras que en una de baja seguridad
es 200 euros por recluso y día.
21
SIERRA RODRIGUEZ “Manual de Sistemas Penitenciarios de la Unión Europea”, Universidad de Murcia 2012, Pág
34.
22
http://www.kriminalvarden.se/jobba-hos-oss
5
Revista de Criminología - Número I - Año
Sección 4: “El tratamiento en el ámbito del Servicio Penitenciario será concebido para
promover la adaptación del interno con la sociedad y contrarrestar las consecuencias
perjudiciales de la privación de la libertad. El tratamiento en el ámbito del Servicio Pe-
nitenciario debería comenzar con medidas que preparen al interno para la vida fuera de
prisión solo en el caso que esto se pueda lograr sin afectar la necesidad de protección de
la comunidad. La salida en libertad será desarrollada sin demoras.”23
Sección 5: “El tratamiento dentro del ámbito penitenciario será planificado y llevado a
cabo a través de una estrecha colaboración entre las varias dependencias del Servicio
Penitenciario y de Probation. En virtud a que el logro de los objetivos del tratamiento re-
quiere la colaboración de otros organismos sociales, la colaboración necesaria será coor-
dinada con los representantes de tales organismos.
La planificación del tratamiento del interno se dará en consulta con el interno. Los parien-
tes cercanos del interno también serán consultados cuando se realice una planificación
conveniente. El interno tendrá la oportunidad de expresar una opinión acerca de cual-
quier medida planificada que lo/la afecte a menos que razones extraordinarias lo hagan
inviable.”24
b. Establecimientos
23
Ley de Tratamiento en el ámbito del Servicio Penitenciario Sección 4.
24
Ibídem Sección 5
25
International Centre for Prison Studies http://www.prisonstudies.org/country/sweden
5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
En este país las personas menores de 15 años no pueden ser condenadas por crímenes y
los adolescentes de entre 15 y 17 años son poco frecuentes en los centros penitenciarios.
Existen cuatro instituciones especiales para jóvenes (Lulea, Täby, Kristianstad, Hallby y
Boras). La mayoría de los internos oscila entre los 18 y 21 años de edad.
Las mujeres condenadas son alojadas en los centros penitenciarios de Färingsö, Sagsjön,
Ljustadalens Valle, Ringsjön o institución Ystad. Estas representan un poco más del 5%
del número total de reclusos en las cárceles del país. 26
En lo que respecta a las condiciones de seguridad, las prisiones se dividen en tres niveles.
El nivel 2 está conformado por Instituciones cerradas con nivel de seguridad inferior. Los
establecimientos de esta categoría pueden tener diferente grado y forma de vigilancia y
control. Algunos tienen muro y valla; otros son centros de tratamiento puros; otros tienen
un contenido mixto.
El servicio de prisiones de Suecia establece que cada interno debe estar en el lugar correc-
to y nadie debería tener más supervisión que la necesaria. Es por eso que cada persona es
evaluada con vistas a garantizar su correcto alojamiento.28
c. Tratamiento Penitenciario
5
Revista de Criminología - Número I - Año
El plan continúa más allá de la obtención de la libertad condicional (se obtiene tras dos
tercios de condena), con la intervención del servicio de libertad vigilada.
A su vez, existen otros organismos que cooperan con el sistema, especialmente los ser-
vicios sociales, de atención de la salud, de Empleo y Seguridad Social. Todo lo que sea
incluido en el plan debe ser programado y controlado.
De este modo, el trabajo va asociado al tratamiento de manera que el interno pueda gene-
rar hábitos y responsabilidades tendientes a reducir la criminalidad.
d. Población
El sistema de prisiones de Suecia cuenta con una población aproximada de 5.525 inter-
nos30, de acuerdo con datos de 2014. Se incluyen aquellas personas que están en prisión
preventiva (representan el 24.5%)31. En tanto que, los menores de 18 años alojados cons-
tituyen el 0,2%. La población femenina representa el 5,8%. Los extranjeros, el 31,6%.
4. Francia
5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
b. Establecimientos
Según datos del Ministerio de Justicia de 2013, existen en Francia 190 establecimientos
penitenciarios, que se distribuyen a lo largo de todo el territorio.
El sistema francés ha desarrollado tres tipos de establecimientos: las cárceles, las insti-
tuciones especiales y las prisiones, diseñadas para cada tipo de internos y su situación en
particular. A esto se debe agregar la existencia de alojamientos para menores. 33
Las instituciones especiales fueron diseñadas para detenidos que padecen alguna disca-
pacidad física o trastornos de comportamiento incluidos en las concepciones médico-
legales para dichas patologías. Estos centros de salud pueden hallarse dentro de las
instalaciones correccionales o por fuera de ellas, como por ejemplo sanatorios u hos-
pitales psiquiátricos.
32 11
Kaminski, D, “L´Institución du Droit pénitentiaire”, Ed, LGDJ la pensé juridique, 2010, Pág 51
33
Terril, Richard, World Criminal Justice System – A compar4eative Survey – Anderson Publishing – United States
of America, Pág 187
34
Ibidem
5
Revista de Criminología - Número I - Año
Las prisiones se subdividen en tres categorías:los centros de detención, los centros peni-
tenciarios y las instalaciones de máxima seguridad.35
Cabe señalar que no todos los condenados pasan por la unidad de clasificación central de
Fresnes. Aquellas personas que son condenadas a penas más cortas son clasificadas en la
cárcel local, donde permanecieron durante el juicio.
c. Tratamiento Penitenciario
Conforme la ley de ejecución penal francesa, el sistema tiene por finalidad conciliar la
protección de la sociedad, la sanción del condenado y los intereses de las víctimas con la
necesidad de preparar la inserción o la reinserción de la persona detenida para permitirle
mantener una vida responsable y de prevenir la comisión de nuevas infracciones. 36
35
Ibidem
36
Loi pénitentiaire du 24 novembre 2009 - article 1 “Le régime d’exécution de la peine de privation de liberté
con- cilie la protection de la société, la sanction du condamné et les intérêts de la victime avec la nécessité de
préparer l’insertion ou la réinsertion de la personne détenue afin de lui permettre de mener une vie responsable
et de prévenir la commission de nouvelles infractions.”
5
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Si bien los internos tienen derecho a trabajar, en el sistema francés esto no es obligatorio,
aunque permite que aquellas personas que realizan labores obtengan su propio dinero.
6
Revista de Criminología - Número I - Año
ello las instalaciones deportivas de los casi 200 establecimientos con los que cuenta el
sistema de prisiones de Francia.39
d. Población
5. Inglaterra y Gales
Los orígenes del sistema de encarcelamiento británico se remontan al siglo XI, cuando se
erigió la “Torre de Londres”. Sin embargo, en el año 1106 fue Henry II el que estableció
un fuerte derecho público y de administración. El mandatario ordenó la construcción de
diferentes establecimientos carcelarios en cada condado para alojara los imputados hasta
que fuesen juzgados.41
En 1400, surgió una fuerte crisis en el sistema de prisiones como consecuencia de los pro-
blemas económicos que enfrentaba el Reino Británico, manifestados fundamentalmente
en grandes problemas de pobreza y vagancia. En virtud de estas circunstancias comen-
zaron a funcionar las casas de corrección, donde se encerraba y castigaba a los pobres
inactivos para corregir su pereza.
En el Siglo XVIII, como consecuencia de la Revolución Industrial se produjo una gran mi-
gración de personas hacia los centros urbanos, que provoca un aumento de su población y
del nivel de delincuencia y encarcelamiento. Este incremento se vio agravado por la
cantidad de prisioneros de guerra provenientes del conflicto con la Francia napoleónica y el
indiscriminado encarcelamiento de deudores. Las prisiones se volvieron insuficientes y se
comenzaron a uti- lizar los puertos y los buques (Hulks) abandonados en el Támesis como
prisiones “flotantes.”
39
Terril, Richard, World Criminal Justice System – A comparative Survey – Anderson Publishing – United States of
America, Pág 188.
40
Al respecto ver http://www.prisonstudies.org/country/france
41
Acta Assize of Claredon de 1166 citada por Morris. N y Rothman D, en The Oxforord History of the Prisons.
6
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Oxford University Press, 1995.
6
Revista de Criminología - Número I - Año
A partir de 1557, con motivo del reclamo social por la dureza del castigo y debido a la
fuerte presión sobre el sistema penitenciario, se implementó la figura del destierro, con la
idea de humanizar el castigo. Primero hacia los Estados Unidos, hasta la independencia de
las colonias norteamericanas en la década de 1770; posteriormente hacia Australia, entre
1788 y 1868.
Inglaterra no fue la única nación que aplicó la figura del destierro. Francia adoptó el
empleo del «destierro penal» dentro de su sistema legal, reservándolo para los delitos de
mayor gravedad, particularmente los asesinatos.
A partir del año 1823 y hasta la actualidad en Inglaterra se dictaron diversas leyes
tendien- tes a imponer estándares para unificar el sistema penitenciario. Así, en 1835, por
medio de la “Prison Act” se logra el nombramiento de inspectores de cárceles designados
por el Ministro del Interior. En 1877, a pesar de la legislación que había surgido, las
condiciones de las cárceles seguían siendo malas. Por eso, se transfirió la competencia y
responsabi- lidad que recaía sobre los jueces al Ministerio del Interior, que delegó esta
función en la “Comisión de Prisiones.”
En 1948 se dictó la Ley de Justicia Criminal (Criminal Justice Act) que introdujo
cambios profundos: se abolieron los trabajos forzados y se puso el acento en combatir la
reinciden- cia, en el entrenamiento, la disciplina y la reforma de la persona.
Finalmente, en 2003, y como consecuencia de los informes elaborados por Sir Robin
Auld y John Halliday, se sancionó una nueva Criminal Justice Act, que introdujo la última
reforma al sistema penitenciario en Inglaterra y Gales.
A partir del nuevo enfoque, el gobierno británico tuvo que unificar los criterios sobre la
gestión de las personas privadas de la libertad. Para eso resultó necesario generar un
único administrador responsable de cada una de las sentencias, que actúe sin fisuras y en
forma integrada, de manera de cumplir con los siguientes objetivos propuestos:
6
Revista de Criminología - Número I - Año
1. Protección pública.
2. Reducción de la reincidencia.
3. Castigo a los ofensores.
4. Rehabilitación de los internos.
Servicio de Prisiones de Irlanda del Norte (NIPS): coordina dos prisiones y un centro
de menores.
En el presente trabajo nos abocaremos al sistema de Inglaterra y Gales, por tratarse del
más complejo de los tres mencionados.
42
“Javier Sierra Rodríguez - Sabine Wilden “Manual de Sistemas, Penitenciarios de la Unión Europea” UNIVERSI-
DAD DE MURCIA, Reino de España, 2012, Pag 70.
6
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
El Servicio Nacional de Probation (NPS) es otra de las agencias públicas que confor-
man el sistema que se encarga de las personas que han delinquido. Su principal función
es minimizar el impacto de la delincuencia en las comunidades, en especial de los delitos
violentos o sexuales.43 Sus objetivos principales son:
1. El control sobre el cumplimiento de las órdenes impuestas por los tribunales, tanto en
lo que hace a las condenas con penas en la comunidad como a las requisitorias para la
liberación; también en relación con algunas medidas que deben tomarse para proteger
al público.
Desde esta óptica, el fin de la pena ha sido gobernado por la necesidad de contribuir al
orden social mediante el respeto de los valores que deben ser tratados por la administra-
ción de justicia para satisfacer las necesidades de la sociedad ante un incumplimiento,
tendiendo a lograr la reducción de la delincuencia y la reparación del daño causado.
Her Majesty Prison Service (HMPS)es la organización más compleja de las tres. Cuen-
ta con alrededor de 142 prisiones, alojando a un total de 85.744 internos en Inglaterra y
Gales. 44Su capacidad operativa total es de 88.038 plazas.45
43
En éste ámbito se ha creado una Multi Agencia de Protección Publica (Multi-Agency Public Protecction Arrage-
ments –MAPPA), que comenzó a funcionar en abril de 2001 y tiene como función primordial evaluar y gestionar
el riesgo de las personas que han cometido un delito en todas las comunidades de Inglaterra y Gales. En los casos
más graves, puede recomendar el aumento de la vigilancia de la policía, medidas especiales para proteger a la
victima y el uso de alojamiento supervisado. La MAPPA está integrada por el Servicio de Prisiones, Servicios
Sociales, Servicios de Salud y autoridades locales.
44
Population and Capacity Briefing for Friday 22nd May 2015 - https://www.gov.uk/government/statistics/prison-
population-figures-2015
45
Population and Capacity Briefing for Friday 22nd May 2015 - https://www.gov.uk/government/statistics/prison-
population-figures-2015
6
Revista de Criminología - Número I - Año
3) Proveer prisiones sanas y ordenadas donde el trato sea humano, digno y lícito. 46
El HMPS forma parte del Ministerio de Justicia y depende jerárquicamente del jefe ejecu-
tivo de NOMS, quien a su vez tiene dependencia directa del Secretario de Estado de Jus-
ticia y trabaja en forma conjunta con el Servicio de Prisiones y el Servicio de Probation.
b. Establecimientos
Es preciso aclarar que la categorización recae tanto sobre los internos como sobre las
prisiones. En este sentido, existen cuatro categorías de prisiones: A, B, C y D. Las tres
primeras corresponden a instituciones cerradas; la D a establecimientos abiertos.
Estas categorías se vinculan con aquellas establecidas para clasificar a los internos, como
se verá más adelante, que determinan el alojamiento en diferentes instalaciones.
Las prisiones de Alta Seguridad (categoría A) alojan a aquellos internos que ameritan
que se tomen todas las medidas necesarias para que su evasión deba resultar prácticamen-
te imposible, ya sea por encontrarse en juego la seguridad pública o la estatal.47
46
Blanco, Emiliano, “El sistema Penitenciario en Inglaterra y Gales”, Revista de Ejecución de la Pena Privativa de la
Libertad y el Encierro”, Año 5, Nro 5, Fabián J. Di Plácido Editor, Buenos Aires, 2011, pág 18.
47
NOMS PSI 05/2013 - CATEGORY A FUNCTION - The Identification, Initial Categorisation and Management of
Potential and Provisional Category A / Restricted Status Prisoners y PSI 40/2011 CATEGORISATION FUNCTION -
Cat- egorisation and Recategorisation Of Adult Male Prisoners
6
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Las Prisiones Locales (Categoría B) alojan a quienes están disposición de los tribunales
locales, procesados e incluso condenados (generalmente, con penas de hasta 1 año). Las
hay para hombres adultos, mujeres y jóvenes.
-para quienes no son necesarios los más altos niveles de seguridad pero las posibilidades
de evasión deben resultar lo más difícil posibles;
- quienes carecen del grado de confianza para estar en instalaciones abiertas, pero no se
ha detectado que tengan ni recursos ni voluntad para evadirse;
- aquellos con bajo riesgo de evasión y que pueden vivir en condiciones abiertas.
En el año 1990 fue introducida la privatización de las prisiones en el Reino Unido. Hoy
existen 11 establecimientos privados que son manejados por diferentes compañías como
GLS, SERCO, Bronzefield, YOI Forest Bank y G4S. El contralor de la gestión privada
está en cabeza del Inspector de Prisiones y del Ministerio de Justicia.
2. Mujeres adultas.
3. Centros Seguros e Instituciones para jóvenes delincuentes (entre 14 y 21 años), divididos en:
b. Secure Children´s Homes (SCHs): son administrados por los Servicios Sociales
y se concentran en la atención física, emocional y en las necesidades de compor-
tamiento de los jóvenes vulnerables.
6
Revista de Criminología - Número I - Año
c. Tratamiento Penitenciario
Como sucede en todos los sistemas, la mayoría de la población penal que ingresa está
caracterizada por problemas de comportamiento, problemas familiares, educacionales,
laborales y de salubridad.
En razón de ello, los agentes del servicio de prisiones, de acuerdo al previo análisis de
las características personales del interno, establecen un plan de sentencia individual que
pretende conectarlos con las distintas actividades.
Los programas de rehabilitación o de tratamiento, denominados Offender Behaviour Pro-
grames (OBPs), son trece y, con exclusión de los programas de tratamiento de drogas,
han sido plena o provisionalmente acreditados por el CSAP, el grupo de acreditación de
servicios correccionales.
Los OBPs abarcan diferentes áreas. El “Enhanced Thinking Skills (ETS)”, por ejemplo,
tiende a mejorar las habilidades de pensamiento y refiere a la mentalidad y comporta-
miento relacionado con la delincuencia. Esto incluye el control de impulsos y los pen-
samientos flexibles; las perspectivas sociales, los valores y los razonamientos morales;
el razonamiento general y la resolución de problemas personales. Es el programa con
difusión más frecuente.48
El “Cognitive Skills Booster” (Refuerzo de Habilidades Cognitivas) es ejecutado por el
HMPS y el NPS. Esta diseñado para reforzar el aprendizaje de los programas en general,
como el ETS, a través de las competencias de ensayos y la prevención de las recaídas.
Por otra parte, para aquellas personas condenadas por delitos sexuales o violentos existen
los denominados “Cognitive Self Change Programs” (CSCP – Programas de Automodi-
ficación Cognitiva). Dirigidos a delincuentes violentos de alto riesgo, incluyen sesiones
de grupo individuales donde se los dota de habilidades para ayudarlos a controlar su vio-
lencia y evitar la reincidencia.
6
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
El trabajo en los establecimientos puede ser dividido en tres tipos. El primero correspon-
de a tareas de mantenimiento de la prisión: limpieza de celdas, pisos, cocinas, lavado de
ropas y jardinería. El segundo puede sintetizarse en todos los trabajos por contratación
externa: embolsados, relleno de sobres, reparaciones y montajes simples de componen-
tes eléctricos. Por último, los trabajos más complejos, ya sea de contratación externa o
interna, incluyen: construcción, fabricación de marco de ventanas, ingeniería eléctrica,
moldeo de plástico y vidrio, entre otros.
Por otra parte, el HMPS y el Departamento de Educación crearon en el año 2001 una uni-
dad llamada PLSU, destinada a mejorar la educación en contextos de encierro y contribuir
en mayor medida a una mejor reinserción. El sistema busca abordar la conducta delictiva
del interno para aumentar su empleabilidad y reducir el porcentaje de reincidencia. De este
modo, la educación está dirigida fundamentalmente a los factores criminógenos. Los resul-
tados del sistema educativo son evaluados mensualmente es aspectos tales como el manejo
de la información y la concordancia entre el servicio y los estándares existentes.
d. Población
A: se trata de internos cuya evasión o fuga puede ser altamente peligrosa para el público,
para la policía o para la seguridad del Estado, sin importar cuán poco probable pueda ser
esta fuga, y para quienes el objetivo de escaparse debe resultarles imposible. Se entenderá
que existe esta clasificación cuando la persona haya cometido alguno de los siguientes
delitos:51
49
https://www.gov.uk/government/statistics/prison-population-figures-2015
50
Respecto de la categorización de internos, recomendamos la lectura de la Prisión Service Instruction. 40/2011 y
Categorization & Allocation for Prison Custody. (https://www.gov.uk/government/uploads/system/uploads/attach-
ment_data/file/310118/2014-01-20_MTCS_CA_Spec_P2.3.pdf)
51
NOMS PSI 05/2013 - CATEGORY A FUNCTION - The Identification, Initial Categorization and Management of Po-
tential and Provisional Category A/ Restricted Status Prisoners.
6
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
• Homicidio
• Lesiones dolosas
• Abuso sexual
B: son internos para los que las condiciones más altas de seguridad no son necesarias
pero a quienes escapar les tiene que resultar muy difícil. Si cualquiera de las siguientes
características se aplica a un prisionero masculino, se clasificará inicialmente como B:
• Cumple actualmente una condena actual de 10 años o más de prisión
• Con condena anterior de prisión encuadrada en los términos del nivel “A” de seguridad.
• Se encuentra cumpliendo una condena por un delito violento, amenaza para la vida,
estrago, incendio premeditado, delitos con armas de fuego, robo, tráfico de drogas y/o
los delitos sexuales.
C: son los internos a quienes no se les pueden confiar condiciones abiertas pero carecen
de recursos y voluntad para intentar fugarse. Comprende a personas que cumplen con los
siguientes criterios:
7
Revista de Criminología - Número I - Año
• Condena anterior de 12 meses o más por delitos violentos, amenazas, estragos, delitos
sexuales, tráfico de drogas o delitos aduaneros.
• Condena actual de 12 meses o más por delitos violentos, amenazas, estragos, delitos
sexuales, tráfico de drogas o delitos aduaneros.
D: Corresponde a los alojados que presentan un bajo o casi inexistente riesgo de evasión,
y en quienes la autoridad puede confiar razonablemente que pueden vivir en condiciones
abiertas y que estas son las adecuadas para la persona. 52 Si no se dan ninguna de las con-
diciones citadas anteriormente la categorización inicial será “D”.
Todas las categorías iníciales estarán sujetas a una nueva evaluación del riesgo. Si durante
esta evaluación los niveles más altos de seguridad se indican relevantes, entonces la cate-
goría de seguridad del prisionero estará sujeta a un cambio.
La regla por excelencia es que todos los internos en la primera categorización deben ser
considerados “D” a menos que hayan sido condenados a penas mayores a los 12 meses
por delitos violentos, por delitos sexuales, exista una condena anterior a más de 12 meses
por cualquier delito sexual o violento, y no hayan cumplido parte de ella en una cárcel
abierta, existan condenas previas por tráfico de estupefacientes, antecedentes recientes de
evasiones o fugas. En los casos mencionados, cuando estos criterios se han aplicado, los
internos deben ser considerados en su primera categorización como “C”.
Cabe destacar que aquellas personas que se encuentran procesadas por fuera de la cate-
goría provisional “A” se colocarán en la categoría “U” (Unclassified - No clasificados) y
generalmente tendrán un alojamiento categoría “B”, o bien de contar con las instalaciones
adecuadas serán alojadas en un establecimiento “C”, siempre y cuando se disponga de
información suficiente para sugerir que la categoría “B” no es necesaria.
52
Ibidem
7
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Tipo de
Categoría Descripción Prisión
prisión
6. Nueva Zelanda
7
Revista de Criminología - Número I - Año
• Adecuación de las disposiciones internas del Servicio Correccional para que tiendan
a garantizar los derechos mínimos de los internos, en consonancia con las Reglas Mí-
nimas para el Tratamiento de Reclusos de Naciones Unidas.
Por su parte, el Reglamento sobre instituciones correccionales del año 2005 introdujo
significativos cambios, entre los cuales se destacan:
En mayo de 2010 se aprobó la ley “Three strikes and you are out” (tres golpes y estás fue-
ra) que establece una lista compuesta por 40 delitos; todas aquellas personas que cometan
tres serán sentenciadas con el máximo rigor. En cada caso (strike), deberán cumplir con
la sentencia que se les otorgue y únicamente en el primer strike podrán apelar a libertad
53
Cfr. Warren Young Deputy President of the New Zealand Law- Commission, Department of Corrections Prison
policy, prison regime and prisoners rights in New Zeland, http://www.legislation.govt.nz/act/public/2004/0050/lat-
est/DLM294849.html y http://www.legislation.govt.nz/regulation/public/2005/0053/latest/DLM315417.html.
7
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
condicional. La ley intenta brindar mayor seguridad a los ciudadanos locales, aunque ha ge-
nerado distintas repercusiones en el país, con opiniones contrarias. Lo cierto es que la ley
ha sido promulgada y se estima que genere mayor población carcelaria en los próximos
años. La estimaciones de la Justicia Criminal (Criminal Justice forecast) prevén que la
población en las prisiones aumentará drásticamente durante al menos los próximos 8 años.
• Garantizar que las medidas y sentencias impuestas por los tribunales y la Junta de
Libertad Condicional se lleven delante de una manera segura, humana y eficaz;
• Proporcionar los recursos necesarios para que las instituciones correccionales puedan
operar según las normas contenidas en la Ley y el Reglamento, que se basan en las
Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos de Naciones Unidas;
Sin perjuicio de ello, la actividad del Servicio Correccional de Nueva Zelanda se rige por
prin- cipios contenidos en la sección 6 de la ley de 2004. Entre ellos podemos destacar:
• Siempre que sea posible, razonable y factible, los internos deben estar provistos de
acceso a cualquier proceso diseñado para promover la justicia restaurativa entre de-
lincuentes y víctimas.
54
Informe sobre infraestructura en Nueva Zelandia – Embajada Argentina en Nueva Zelanda, http://argentinat-
radenet.gov.ar/sitio/datos/docus/Infraestructura%20en%20NZ1.pdf
7
Revista de Criminología - Número I - Año
• Siempre que resulte razonable y posible, la familia de un interno debe ser tenida en
cuenta y participar en las decisiones relativas a la planificación y gestión correspon-
dientes a la rehabilitación y la reintegración.
• La ejecución de las penas y directivas internas del servicio correccional no deben ser
gestionadas de manera más restrictiva que la razonablemente necesaria para asegurar
el mantenimiento de la ley, la seguridad del público, del personal de las prisiones, y de
las personas detenidas.
• En la medida de lo posible, el contacto de los internos con sus familias debe ser
impulsado y apoyado, siempre y cuando sea coherente con el mantenimiento de la
seguridad y protección dentro del contexto de encierro.
b. Establecimientos
A su vez, el Departamento tiene a su cargo 151 centros correccionales, que alojan a quie-
nes los tribunales concedieron la libertad condicional o impusieron alguna medida dife-
rente a la prisión.
La única cárcel de máxima seguridad es la prisión de Auckland. Con una capacidad para
681 personas, aloja a internos de máxima y mediana seguridad, aunque los módulos para
cada una de esas categorías están separados. 56 También se encuentran personas con ne-
cesidades complejas. La demás instalaciones penitenciarias albergan personas de baja y
media seguridad.
7
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
a lograr una mayor eficiencia en el tratamiento que se brinda a las personas privadas de
la libertad.
c. Tratamiento Penitenciario
El tratamiento comienza con una evaluación de la persona, cuyo objetivo es establecer una
clasificación de seguridad. Esta se basa en los riesgos que se plantean para el individuo
tanto dentro como fuera de una prisión, con vistas a gestionar el tratamiento más adecuado.
Los planificadores de sentencias son los encargados de evaluar las necesidades del interno
y asignar una categoría al comienzo de una pena de prisión. Los de mayor riesgo y con
poca motivación para abordar su comportamiento serán el foco principal de los programas
de rehabilitación del Servicio Correccional.
A los internos identificados como de bajo riesgo se los alienta a hacer frente ala obtención
de un empleo, a la educación, la reintegración y a la vida en general.
Debido al costo de los programas, las evaluaciones iniciales son fundamentales, pues re-
sultan necesarias para asignar tratamientos a aquellos que se beneficiarán en mayor medida
con los programas que se ofrecen.
Los programas de motivación están diseñados para alentar a que los internos hagan frente a
los diferentes problemas que los llevaron a delinquir.
Los de rehabilitación tienen por fin ayudarlos a que puedan analizar los motivos y causas
que los llevaron a delinquir y a que incorporen alternativas positivas a su conducta criminal.
Tanto los programas de rehabilitación como los de reintegración se pueden aplicar de forma
grupal. Generalmente se llevan a cabo en unidades o establecimientos destinados a tal fin.
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Revista de Criminología - Número I - Año
El sistema correccional neozelandés tiene diferentes instalaciones para efectuar los trata-
mientos. Se destacan las que atienden a integrantes de pueblos indígenas,57 las destinadas
a trabajar con la problemática de drogas y alcohol, con la prevención de la violencia, con
internos que han agredido sexualmente a niños o personas jóvenes.
Los detenidos menores de 18 años y aquellos de entre 18 y 19 años que han sido
clasificados como vulnerables, residen en instalaciones separadas del resto de la población
penal.
7
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Condicional, una entidad independiente del Servicio de Correcciones, la policía y los tri-
bunales, conformada por veinte jueces y diecisiete miembros no judiciales.
Evaluación
Período de Penas alternativas
anterior a la a la prisión
condena y inducción en
Órdenes a cumplirse en Apoyo en
notificación las penas la sociedad la sociedad
al Juez que alternativas
Programas motivadores
la va a a la prisión
Programas de reinserción
imponer
d. Población
Al 30 de junio de 2014 había 8.500 personas alojadas (7.165 hombres y 461 mujeres). 61
61
http://www.corrections.govt.nz/ data/assets/pdf_file/0007/767923/Corrections_Annual_Report_2013-14_Full.pdf
7
Revista de Criminología - Número I - Año
1. Las madres con hijos menores de 6 meses o que estén embarazas, siempre y cuando su
clasificación de seguridad sea baja, pueden solicitar permanecer con sus hijos; en caso
afirmativo, son alojadas en instalaciones apropiadas a su situación.
6. Internos Jóvenes: son aquellas personas menores de 18 años que están detenidas o
condenadas. Deben mantenerse separados de los mayores de dieciocho años. Hay uni-
dades especiales para la juventud en las prisiones masculinas.
7. Australia
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Estas incluyen los seis estados, el gobierno de la Commonwealth y los territorios autó-
nomos. Su aplicación es en gran parte una cuestión exclusiva de los estados, con sólo un
pequeño subconjunto de actividades delictivas reservadas para el juzgamiento por parte
del gobierno de la Commonwealth. Cada estado tiene su propio código penal y administra
su propio sistema de prisiones, que no está disociado del sistema judicial sino que forma
parte del mismo. Las condenas por delitos tipificados en las leyes federales se llevan a
cabo en las agencias correccionales estatales62, dependientes del Ministerio de Justicia.
Sin perjuicio de la independencia de cada estado, los diferentes servicios han desarrollado un
guía de estándares a los fines de aunar criterios en lo que respecta a su actividad y el
tratamiento.63
Una forma de ayudar a lograr esta meta es a través de una serie de programas e interven-
ciones que se dirigen a conductas delictivas como el abuso de sustancias y la violencia.
En los últimos dos años, los distintos servicios han hecho un progreso considerable en el
número y la calidad de los programas y las intervenciones que se ofrecen. Como resulta-
do, el número de personas que se han incorporado tanto en los programas basados en la
comunidad como en las prisiones ha subido de manera significativa.
8
Revista de Criminología - Número I - Año
b. Establecimientos
c. Tratamiento
Los programas de tratamiento están estructurados y son puestos a disposición de los inter-
66
Steering Committee for the Review of Commonwealth/State Service Provision 1997, Report on Government Ser-
vice Provision, Industry Commission, Melbourne – Disponible en http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/2f762f95
845417aeca25706c00834efa/ac2fc9cfef578001ca2570ec001b2fc5!OpenDocument
67
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
68
http://www.correctiveservices.wa.gov.au/rehabilitation-services/rehab-programs.aspx
8
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
nos de manera individual o grupal a través de las diferentes agencias correccionales que
resultan adecuadas para sus necesidades criminogénicas. De este modo, la capacidad de
respuesta, habilidades y antecedentes culturales de una persona se integran con su expe-
riencia en la prisión, con el fin de lograr el reintegro a la comunidad, disminuyendo en lo
máximo posible la violencia.
Los internos deben contar con programas y servicios que tiendan a mejorar sus prácticas y
a fomentar el desarrollo de habilidades para hacer frente a las necesidades crimino-
génicas, para reducir la reincidencia y aumentar la seguridad pública. Así las cosas, los
programas deben ser objeto de un proceso estructurado de revisión y evaluación que ga-
rantice la eficacia en el logro de sus objetivos declarados.
Los programas de tratamiento son llevados a cabo por el personal idóneo en cada área. La
imposibilidad de la persona para completar programas sólo debería constituir una sanción
si el incumplimiento es intencionado. En caso contrario, la situación se maneja como una
parte normal del proceso de revisión del caso.
Los citados programas tienen en cuenta el género, origen cultural, deficiencia mental o
física, estado de salud, edad u otras consideraciones especiales, en consulta con grupos y
expertos comunitarios pertinentes.
Todos los programas deben llevarse a cabo en un ambiente que ha sido evaluado como
seguro para el personal y todos los participantes.
Cuando una persona comete un delito y es encarcelada, tiene la opción de asistir a una serie
de programas de tratamiento para ayudar a identificar sus áreas problemáticas. Se destacan:
• Los programas para agresores sexuales, que cubren una gama de temas, incluyendo la
empatía con la víctima, la toma de perspectiva social y el razonamiento crítico. El
objetivo es dar a los participantes las habilidades y conocimientos que necesitan para
aceptar la responsabilidad de su conducta delictiva. Muchos programas son de carác-
ter voluntario, por lo que los internos que continúan negando su conducta ofensiva no
pueden participar. Por esta razón en 2008 se introdujo el Programa de Delincuentes
Sexuales Negadores y actualmente funciona en las prisiones de Casuarina y Karnet,
ambas dependientes del Servicio Correccional de Australia Occidental.
69
http://www.correctionalservices.nt.gov.au/Documents/useful_links/aust-stand_2012.pdf
8
Revista de Criminología - Número I - Año
• Por otra parte, existen una serie de programas para personas violentas que se ejecutan
en las diferentes unidades. Estos buscan las causas de la delincuencia violenta como
así también ayudar a los internos a desarrollar conductas y actitudes positivas. Tam-
bién están disponibles para los internos y se centran en aceptar responsabilidad por
sus acciones.
• Los programas para agresores generales, por su parte, tienen por objeto ayudar al
infractor a obtener una mejor comprensión del por qué de la agresión, usando una
variedad de métodos de tratamiento que incluyen la resolución de problemas, la pre-
vención de recaídas y la planificación de la seguridad. También se trabaja en la
mejora de otros aspectos de sus vidas. Se han diseñado programas específicos para
satisfacer las necesidades de las mujeres que se encuentran detenidas.
• A su vez, hay programas destinados a los internos aborígenes que quieren reencontrarse
con su tierra y la cultura, mientras logran el aprendizaje de habilidades cognitivas y
comportamiento positivo. Para ello se cuenta con un dispositivo denominado “Esquema
de Aborígenes Visitantes” (Aboriginal Visitors Scheme - AVS), en el que un grupo de
indígenas visitan las cárceles y centros de detención prestando apoyo y asesoramiento a
los integrantes de pueblos originarios que están privados de la libertad.70
Como puede verse, todos y cada uno de los sistemas correccionales que operan en Aus-
tralia cuentan con una variedad de programas que trabajan para mejorar la resolución de
problemas y las habilidades de interacción social de los internos, con el fin de ayudarles
a entender sus creencias y valores personales.
Los programas de tratamiento se han basado en el ‘‘What Works”, que ha demostrado ser
eficaz para reducir las tasas de reincidencia. Por su parte, la investigación y evaluación
continua también conduce a programar, modificar y revisar posibles reemplazos con in-
tervenciones tendientes a mejorar la práctica.
70
http://www.correctiveservices.wa.gov.au/rehabilitation-services/aboriginal-visitors-scheme.aspx
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
d. Población
36
35
34
33
32
31
30
29
Mar-13 Jun-13 Sep-13 Dec-13 Mar-14 Jun-14 Sep-14 Dec-14 Mar-15
Dicha población corresponde a 32.686 hombres y 2.780 mujeres. Esto representa un au-
mento en el número diario promedio de hombres de un 7% y de mujeres de un 6% en
comparación con el primer trimestre de 2014.72
Las jurisdicciones con mayor proporción de internos bajo custodia segura, esto es en pri-
siones cerradas y con supervisión continua, fueron: el territorio de la capital australiana
(98%, o 330 internos) y Tasmania (97%, o 459 detenidos).
71
Oficina de Estadísticas de Australia: http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
72
Oficina de Estadísticas de Australia: http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
8
Revista de Criminología - Número I - Año
Por otra parte, el número de personas en instalaciones para sentenciados a custodia co-
munitaria durante el primer trimestre de marzo de 2015 fue de 55.995, lo que marca un
descenso respecto de diciembre de 2014 (56.437) y enero de 2015 (55.790), y un aumento
entre febrero (55.787) y marzo de 2015 (56.409).73
Persons in Community-Based Corrections, average number on the first day of the month
´000
57
56
55
54
53
Mar-13 Jun-13 Sep-13 Dec-13 Mar-14 Jun-14 Sep-14 Dec-14 Mar-15
Por otra parte, la población indígena y los isleños del Estrecho de Torres representaron
el 28% de la población penal alojada en instituciones con custodia permanente. 74 En el
trimestre de marzo de 2015, el número de internos adultos pertenecientes a la franja bajo
análisis fue de 9838 personas, que comprende 8.861 (90%) hombres y 977 (10%) muje-
res. Entre los trimestres 2014 y 2015, la población masculina indígena y de isleños del
Estrecho de Torres aumentó 7 % (541) mientras que la población femenina se acrecentó
un 9 % (77).75 Tres estados representaron casi las tres cuartas partes de la población total
de internos indígenas e Isleños: Nueva Gales del Sur (2702, o 28%), Queensland (2300,
o 23%) y Australia Occidental (2150, o 22%).
73
Oficina de Estadísticas de Australia: http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
74
Cabe señalar que, la población indígena y del Estrecho de Torres mayor de 18 años en el año 2014 fue
de aproximadamente el 2% de la población australiana -
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/3101.0 75 Oficina de Estadísticas de Australia:
http://www.abs.gov.au/ausstats/abs@.nsf/mf/4512.0
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Conclusiones
La experiencia indica que es difícil encontrar un esquema organizativo capaz de dar una
respuesta homogénea a este universo de diversidad y por ello, encontrar puntos de unifor-
midad en los problemas y en las soluciones de las cuestiones que presentan los sistemas
de prisiones es una tarea más que compleja. Sin embargo, algunas dificultades aparecen
en todos los países de manera repetitiva, como la reincidencia, la sobrepoblación, la vio-
lencia, la rehabilitación de toxicómanos, etc. De esta manera, los centros penitenciarios
aportan datos de gran importancia para las estructuras de seguridad pública, puesto que
permiten descubrir problemáticas sociales, en personas con un importante componente de
marginación, y las cuales probablemente no son detectadas y/o tratadas por otros dispo-
sitivos de la comunidad, o lo harían en un grado de evolución demasiado prolongado para
esperar recuperaciones adecuadas.
Como se puede observar, los países que efectivamente han logrado reducir la reinciden-
cia y en consecuencia garantizar, en cierto grado, la seguridad pública han dirigido todos
sus esfuerzos en torno a la instrumentación de herramientas basadas en la criminología
aplicada, y aquellos que han iniciado cambios lo han hecho en el sentido de lograr la apli-
cación de mecanismos que permitan brindar objetividad a la hora de mejorar sus sistemas
penitenciarios.
8
Revista de Criminología - Número I - Año
Otro aspecto importante a la hora de analizar la incidencia de los postulados que brinda
la criminología aplicada, se puede observar en la ratio que existe entre la cantidad de
personal y el número de internos. Este, entre otros, explica que la obtención de informa-
ción, su análisis y la posterior formulación de herramientas que brindan objetividad, han
permitido disminuir la conflictividad en contextos de encierro y mejorar los tratamientos,
logrando de esta manera una adecuada distribución de los recursos humanos de acuerdo
a las necesidades tanto de las personas como del sistema, y consecuentemente con ello
poder abordar una eficiente contratación del personal en cuanto a su cantidad y a la pre-
paración del mismo.
Es conocido que un sistema de prisiones opera donde el resto de los sistemas sociales ha
fallado. No obstante, se ha demostrado que gestionado racionalmente y con las he-
rramientas adecuadas, se puede no sólo disminuir la tasa de reincidencia sino evitar la
generalización de delincuencia derivada del ámbito carcelario, por contraposición a la
delincuencia originaria que es la que adquiere la persona ante la ineficacia de los sistemas
sociales que operan extramuros.
Ahora bien, esos mismos estudios e investigaciones demuestran que no cualquier acción
es suficiente para lograr esos objetivos, sino que las acciones deben establecerse estratégi-
camente bajo una política criminal que, encare la problemática del delito de manera mul-
tisectorial, entendiendo que el tratamiento de la persona no sólo se circunscribe al ámbito
de la prisión sino que debe continuar fuera de la misma. Y que a su vez tome en cuenta
las
8
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Bibliografía
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Prison policy, prison regime and prisoners rights in New Zeland
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Revista de Criminología - Número I - Año
2015
Capítulo II
Nuevos desafíos de la
administración
penitenciaria
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
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Revista de Criminología - Número I - Año
Introducción
Este documento es una síntesis de los avances a noviembre de 2015 en relación a Clasifica-
ción Inicial y Evaluación de Riesgo. Los lineamientos son los mismos que aquellos de los
documentos precedentes, bajo la perspectiva criminológica conocida como What Works.
Entre diciembre de 2014 y agosto de 2015 se implementó la Fase I del Sistema de Clasifi-
cación Inicial y Evaluación de Riesgo de la población penal del S.P.F.
Se pudo arribar a esta Fase como consecuencia de un intenso trabajo interdisciplinario para
la definición de las encuestas y los indicadores de riesgo; la informatización de los formu-
larios; y la carga de los datos en una base de datos relacional. Esto permitió avanzar en la
generación de los primeros reportes de perfil de riesgo durante septiembre y octubre de
2015.
• Nivel de Conflictividad
• Riesgo de Fuga, y
• Riesgo de Suicidio
Nota: En el análisis de estos tres indicadores se detectó un potencial índice de reincidencia que se está
monitoreando para su evaluación y ajuste.
Cada Indicador quedó establecido en 5 niveles (Bajo, Medio, Medio Alto, Alto y Muy
Alto). Para estimar los valores límites y definir la presencia de cada riesgo, se recurrió al
cálculo del promedio y el desvío estándar.
De esta forma quedó establecida en esta Fase una gradación de riesgo para cada indica-
dor, que permite diferenciar a los internos que presentan:
• Riesgo Bajo: internos que tienen un valor del indicador menor al promedio.
• Riesgo Medio: internos que tienen un valor del indicador entre el promedio y el pro-
medio más una vez el desvío estándar.
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Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
• Riesgo Medio Alto: internos que tienen un valor del indicador entre el promedio más
una vez el desvío estándar y el promedio más dos veces el desvío estándar.
• Riesgo alto:internos que tienen un valor del indicador entre el promedio más dos ve-
ces el desvío estándar y el promedio más tres veces el desvío estándar.
• Riesgo muy alto: aquellos que tienen un valor del indicador mayor al promedio más,
tres veces el desvío estándar.
Nota: es importante destacar que a medida que se fue haciendo un aprendizaje en el relevamiento, la bre-
cha entre entrevistas e indicadores obtenidos se fue reduciendo sustantivamente.
9
Revista de Criminología - Número I - Año
Notas:
• La brecha entre las entrevistas realizadas y los indicadores obtenidos se origina en la falta de
respues- ta de algunos interrogantes, en particular, en la primera toma de datos. A medida que se
avanzó en el relevamiento las brechas se fueron reduciendo como consecuencia del aprendizaje que
realizaron los entrevistadores.
• Las entrevistas corresponden a un grupo inicial relevado en diciembre de 3343 internos (de diversas
Unidades, hombres), Viedma (259 internos, hombres), Mujeres (203 internas), Jóvenes Adultos (56
internos, hombres), Ingresos Unidad 28 en Septiembre 2015 (387 internos/internas) y Unidad 11 (111
internos, hombres).
• Es importante destacar que están pendientes las entrevistas a internos más conflictivos. Por lo tanto,
la curva del gráfico precedente puede resultar a futuro levemente más elevada en los niveles Alto y
Muy Alto.
En los cuadros comparativos a continuación se exponen los resultados por variables obte-
nidos en las encuestas1. Se expresan por separado los resultados obtenidos en Mujeres y
Jóvenes Adultos dado que, en muchos casos presentan características específicas a desta-
car. Además de tratarse de grupos de tratamiento específico dentro de la Institución.
En lo que hace a las variables de Historial Delictivo podemos observar que el grupo de
mujeres entrevistadas presenta indicadores favorables respecto a la muestra total. Los
Jóvenes Adultos presentan valores más próximos a la muestra total (excepto en variables
que por la edad aún no están en condiciones de alcanzar dichos valores como “condenas
previas siendo mayor” y “duración detención anterior”).
1 Los resultados de la muestra total de referencia son al 3 de Noviembre de 2015 (incluyendo ingresos en la
Unidad 28 de Septiembre de 2015) y mantiene una distribución porcentual similar a la distribución de la
población total del S.P.F. En el caso de Jóvenes Adultos la muestra es al 11 de Noviembre de 2015. Es
importante destacar que las cargas se realizan en los ingresos a la Unidad 28 y por lo tanto la base se modifica
y nutre de nuevos datos a diario.
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Las Mujeres apoyan con menor intensidad la Conducta Delictiva y tienen mayor respeto
por la autoridad y aceptación de las reglas de la comunidad. También presentan un mayor
reconocimiento del problema. Los Jóvenes Adultos presentan una tendencia menos favo-
rable que el promedio excepto en lo que hace al reconocimiento del problema.
Excepto en el caso de mujeres es elevado el porcentaje que reconoce “Actuar sin Pensar”.
En todos los casos es escasa la capacidad de aplazar satisfacciones y de establecer obje-
tivos de mediano plazo.
9
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
La distribución por tipo de drogas se detalla a continuación. En todos los casos la Mari-
huana se encuentra en primer lugar. A continuación se encuentran la Cocaína, el Alcohol
y el Paco. No es menor el consumo de psicofármacos.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
En base a los datos relevados hasta el momento podemos observar que en materia de
Conflictividad un 30% de la población penal presenta valores inferiores al promedio
(grupo de Bajo Nivel de Conflictividad). Al observar el grupo de Jóvenes adultos vemos
que este porcentaje se incrementa casi al 40% y en el caso de Mujeres es mayor aún y
alcanza valores cercanos al 70%.
Conflictividad
Bajo Medio Medio Alto Alto Muy Alto
Total (03/11) 30,0% 43,4% 19,6% 6,1% 0,9%
73% 27%
Jóvenes Adultos 39,7% 44,5% 12,3% 2,7% 0,7%
84% 16%
Mujeres 68,7% 25,2% 4,6% 1,5% 0,0%
94% 6%
Los resultados de los grupos con mayor nivel de conflictividad son inversos pero clara-
mente los individuos más conflictivos son los hombres adultos y es allí, donde deberían
profundizarse las acciones para optimizar los recursos en materia de disminución de los
niveles de violencia.
En Riesgo de Fuga se presenta el mismo esquema pero, en este caso es mejor el desem-
peño de Jóvenes Adultos que el de Mujeres en lo que respecta a Riesgo Bajo.
Fuga
Bajo Medio Medio Alto Alto Muy Alto
Total (03/11) 36,7% 39,7% 17,3% 4,7% 1,5%
76% 24%
1
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En el mismo sentido, resultaría relevante complementar los datos obtenidos en las en-
cuestas con los registros de hechos de violencia que se verifican dentro de la Institución.
Sin lugar a dudas, este instrumento resulta en un valioso aporte para la toma de decisiones
actuales y futuras en materia de: definición de espacios físicos y asignación de internos
a cada espacio; medición y evaluación de programas de tratamiento; así como también
asignación de recursos humanos y económicos que como en toda institución son escasos
y resulta relevante optimizar. Todo ello orientado a reducir los niveles de hechos de vio-
lencia y la tasa de reincidencia.
Finalmente, es importante destacar que todos los internos que ingresan al SPF desde sep-
tiembre de 2015 por la Unidad 28 son entrevistados. Ya se han sistematizado los datos
correspondientes a 2 meses completos. A medida que se cuente con datos suficientes se
podrá también proceder a evaluar tendencias en el perfil de ingresos al S.P.F. y entonces,
definir cambios acordes en la gestión de recursos.
1
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• Permanencia temporo-espacial
• Estructura
• Corrupción
• Lavado de Dinero
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Si, por otra parte, ponemos énfasis en la segunda definición, deberíamos ceñirnos a las
actividades realizadas. Allí encontramos que, cuando nos referimos a crimen organizado,
estamos hablando de los siguientes delitos:
• Narcotráfico.
• Trata de personas.
• Secuestros extorsivos.
• Tráfico de armas.
• Tráfico de órganos.
• Falsificación de moneda.
• Delitos ambientales.
• Cyberdelito.
• Lavado de activos.
Los autores distinguen cinco niveles en las que las organizaciones criminales se infiltran
en el sector público:
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Revista de Criminología - Número I - Año
cuentra ajena a esa dinámica. De esta forma, se enfrenta a un doble desafío: por una parte,
evitar o prevenir las consecuencias disvaliosas del crimen organizado en cuanto a su fun-
cionamiento; y, por otra parte, servir como instrumento del sistema de justicia criminal
para la lucha contra el mismo.
Para lograr esas finalidades debe adaptarse a las nuevas realidades. Se ha comprobado
que la aparición de estas nuevas tipologías criminales de alguna forma y otra forma, han
quebrado el estatus quo y superado las tradicionales estructuras de los sistemas de justicia
de criminal, claro está, en todas sus facetas.
Como sabemos, los mismos, cuya raíz derivan de la revolución francesa, se tornan poco
funcionales para enfrentar las nuevas realidades y desafíos que proponen la criminalidad
organizada. Y ello produce que sea necesario aggiornar los dispositivos institucionales,
a fin de poder garantizar un abordaje eficaz de estas nuevas realidades delictivas de una
manera eficiente y dinámica.
Los primeros registros sobre crimen organizado en nuestro sistema penitenciario datan de
los años 60, cuando fuera descubierta una red criminal de connotaciones transnacionales
dedicadas al tráfico de heroína desde el continente europeo hacia Argentina, para luego
enviarla hacia los Estados Unidos de América. Las personas encarceladas eran miembros
de la denominada Hermandad Corsa. En ese entonces, la tipología delictual del contexto
carcelario estaba signada por delitos contra la propiedad. Debe destacarse, que para ese
entonces los narcotraficantes tenían un estatus menor en el orden de prelación categórica
de la población penal2. Esta situación se daba, en general, con la mayoría de los delitos e
internos vinculados a esta tipología criminal.
Sin embargo, con el paso del tiempo –y, sobre todo, con la ayuda de los recursos econó-
micos derivados de su actividad-, éstos supieron ganar espacios en la dinámica peniten-
ciaria, llegando, en la actualidad, a revertir su status en la vida intramuros. Hoy día están
colocados en el centro gravitacional de los nuevos escenarios que pretendemos resaltar
en este documento.
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En esa dinámica, podemos observar que las acciones más perjudiciales que estos sujetos
realizan son las siguientes: control total de los ámbitos potencialmente hostiles, pago a
cambio de protección; manejo de las acciones de los internos más violentos, entre otras.
Por ello, estos internos representan un cada vez mayor desafío para el sistema. El riesgo
mayor, en términos de seguridad penitenciaria, es que estos internos puedan llegar a con-
trolar los resortes de la convivencia en los espacios donde se alojan.
Es muy relevante, también, el contexto socio-cultural de este tipo de internos, más vin-
culados a lo que podríamos denominar delito de cuello blanco. Muchas veces, presentan
un nivel de educación superior al del resto de los actores que intervienen en el sistema
penitenciario, circunstancia que los coloca en un plano asimétrico en función de la mani-
pulación que hacen de su entorno.
Y, más importante aún, es el acceso, por una parte, a recursos económicos, que les per-
mite corromper o financiar distintas actividades que ponen en riesgo la seguridad de los
establecimientos penitenciarios; y, por otra parte, al uso de la violencia, que le permite
amedrentar e, incluso, atentar contra otras personas, tanto dentro como fuera de la prisión.
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Los sistemas penitenciarios no han podido controlar que algunos de sus miembros hayan
sido cooptados por estas estructuras delictivas que, aun en contextos de encierro, siguen
operando a nivel delictivo. Pues, en efecto, estas organizaciones logran tal grado de fide-
lización (a través de métodos no convencionales, como suelen ser el sicariato y otras de-
mostraciones de poder análogas) que sus altos mandos encarcelados siguen determinando
los destinos del grupo delictivo desde el ámbito carcelario.
Una gran parte de la explicación de esto radica en lo siguiente: los nuevos fenómenos
delictivos, dentro de los cuales el narcotráfico es uno de los más poderosos en cuanto a
sus efectos disruptivos, tienen el potencial de quebrar las estructuras clásicas de manejo
de instituciones penitenciarias rígidas que, recordemos, fueron creadas para contener y
manejar una realidad completamente distinta.
Los internos de este colectivo (y detrás de ellos gran parte de la población común) tuvie-
ron la particular aptitud para detectar las permeabilidades del sistema y explotarlas. Una
enorme deficiencia del sistema, en ese sentido, es que los agentes siguieran por largos
periodos de tiempo cumpliendo la misma función en el mismo lugar en días y horarios,
sin otro control más que el formal y administrativo.
Dentro de los desafíos que presenta esta modalidad delictiva, aparece también la necesi-
dad de poder establecer parámetros objetivos en términos criminológicos para efectuar
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Los servicios penitenciarios tienen como metas fundamentales proteger al público y redu-
cir la reincidencia, mejorando las probabilidades de reinserción social.
En tal inteligencia, debe decirse que los sistemas tradicionales de seguridad, en conso-
nancia con la lógica tradicional de la dinámica penitenciaria que fuera anteriormente
descripta, son inadecuados para cumplir con las metas consignadas, especialmente en lo
referido a seguridad pública, en todas sus facetas.
Vemos como, en la actualidad, cada vez en mayor medida los miembros de organizacio-
nes criminales se encuentran en mejores condiciones para vulnerar esta función, sobre
todo en lo que tiene que ver con el control de lo que sucede en el interior de la prisión,
como también a través de la afectación de la seguridad pública por medio de la comisión
de delitos en el medio libre desde la cárcel.
Por ello, para que la administración penitenciaria pueda cumplir adecuadamente sus fun-
ciones, es necesaria la generación de una estructura acorde para abordar la realidad actual,
sobre todo aquella vinculada con el narcotráfico y las organizaciones criminales.
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permita la adecuada evaluación de los factores estáticos que motivaron la comisión del
ilícito y los dinámicos, para entonces sí poder analizar la categoría y la asignación de
alojamiento que objetivamente resulte más adecuada.
Estos factores, que hacen al buen funcionamiento de cualquier sistema penitenciario, son
de gran relevancia para abordar la problemática del crimen organizado de forma adecuada.
En cuanto al aspecto puntual del crimen organizado, es claro que la administración peni-
tenciaria debería actuar inserta en un marco general de actuación de todos los organismos
estatales involucrados en la materia. En este sentido, las estrategias más específicas con-
tra el crimen organizado, deben contemplar:
3
Es interesante como se plantea en el documento: “Serious and Organised Crime Strategy”, elaborado por el
Home Department del Gobierno de Inglaterra en el año 2013 y el documento, realizado en relación con este:
“National Strategic Assessment of Serious and Organised Crime 2014”, realizado por la National Crime Agency
(NCA).
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• Generar investigaciones de campo sobre los riesgos y las necesidades de este colec-
tivo.
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A modo de exordio, debemos señalar que el presente trabajo describe cualitativa y cuanti-
tativamente, hechos e incidentes que por su naturaleza trágica, angustian tanto a familia-
res, internos y personal penitenciario.
Debe señalarse que los datos fueron obtenidos del Departamento de Estadística, Censo e
Investigación Operativa del Servicio Penitenciario Federal, dependencia creada en 2014
para generar una base fidedigna de datos, ya que en los últimos 20 años se registraron
falencias en la sistematización, obtención y su consecuente análisis. Además, se tomaron
los informes de las comisiones interdisciplinarias de investigación de muertes, creadas a
tales efectos en la órbita de Dirección Nacional en 2014 y 20151.
Por último, debe señalarse que la fecha de corte de los datos considerados corresponde al
período 1 de enero al 31 de Octubre de 2014 y 20152.
Desde antaño la humanidad se ha preguntado por qué algunas personas actúan en com-
pleta oposición al innato principio de auto-conservación, o bien por qué algunas personas
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Resolución DNSPF Nº 04 de fecha 8 de enero de 2015 y Resolución DN SPF Nº 1662 del 23 de septiembre de 2015,
respectivamente.
2
Dicho corte estadístico guarda correlato por un lado con la necesidad de tomar medidas y acciones oportunas a
fin de prevenir las mismas, puesto que se ha detectado que los meses de Diciembre, Enero, Febrero y Marzo son
los que registran mayores niveles de violencia.
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Se resalta que en enero de 2014 la población era de 9.850 alojados, cifra que se fue incre-
mentando, llegando en octubre del mismo año a las 10.485 personas, lo que representa un
aumento del 6,45%.
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Estos números permiten sostener, como refleja el cuadro siguiente, el porcentaje de ocupa-
ción en el Servicio Penitenciario Federal, es menor a la media de Argentina y de los demás
países de América Latina.
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10.485
10.500
10.373
10.400
10.300
10.200
10.007
10.100
10.000 9.860
9.900
9.800
9.700
9.600
9.
0
Octubre 2012 Octubre 2013 Octubre 2014 Octubre 2015
10.600
10.500 10.485
10.40010.300
10.300
10.200 10.114
10.083 10.111 10.114
10.100 10.074
10.000
9.971
9.900
9.800 9.874
9.850
9.700
9.600
EneFebMarAbrMayJunJulAgoSepOct
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Revista de Criminología - Número I - Año
10.500
10.431
10.414
10.400 10.373
10.341
10.300
Ene Feb Ma Ab Ma Jun Jul Ag Sep Oct
2. Análisis Cuantitativo
Del 1 enero al 31 de octubre de 2015, se produjeron 34 fallecimientos (una mujer por cau-
sa natural), las causas de estos fueron: 6 homicidios (5 en riña); 1 manifestación violenta
seguida de muerte; 7 suicidios; y 20 muertes naturales.
Decesos
Causas
2014 2015
Naturales 27 20
Suicidio 5 7
Homicidio 3 1
Homicidio en riña 3 5
Manifestación violenta
4 1
seguida de muerte
TOTAL 42 34
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Manifestación
Causas Homicidio en riña Suicidios Muerte natural Violenta seguida Homicidio
Total de Muerte
Unidad de Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg. Sexo Sit.Leg.
Alojamiento M F P C M F P C M F P C M F P C M F P C
C.P.F. I 13 3 3 2 2 6 2 4 1 1 1 1
C.P.F. II 11 1 1 8 5 3 1 1 1 1
C.P.F. III 2 2 2
C.P.F. C.A.B.A. 3 3 3
C.F.J.A. 1 1 1
U.4 1 1 1
U.5 1 1 1
U.6 2 1 1 1 1
U.7 1 1 1
U. 9 1 1 1
U.12 1 1 1
U.15 1 1 1
U. 21 1 1 1
U. 22 1 1 1
U. 31 1 1 1
U. 35 1 1 1
Alc. Paiva 0
3 0 3 0 5 0 3 2 27 0 16 11 4 0 0 4 3 0 1 2
Total 42
3 5 27 4 3
1
Revista de Criminología - Número I - Año
12
11
10
6
6
4 4
4
3 3 3
222
2
1 1
0
0
18-21 22-25 26-30 31-35 36-40 41-45 46-50 51-55 56-60 61-65 66-70 71-75 76-80
6 6
6
5
5
4
3 3
2 2 2 2 2
32
1
1
0 0 0
0
18-21 22-25 26-30 31-35 36-40 41-45 46-50 51-55 56-60 61-65 66-70 71-75 76-80 81-85
A octubre de 2015, disminuyó a 34 defunciones, lo representa una tasa del 32,78, por cada
diez mil internos.
Como puede observarse en el siguiente gráfico, desde 2003 la tasa de mortalidad, descen-
dió un 46,83%.
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Las tasas del período 2003-2013 corresponden a año completo. Las tasas del período 2014-2015 si abarcan de
enero a octubre de cada año.
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Fuente: Datos obtenidos del Consejo de Europa (SPACE I)- Estadística Anuales Penales, a septiembre del 2.012; y Argentina a octubre 2015.
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3.1. Suicidio
Suicidio incluye todo deceso producido como consecuencia de una acción voluntaria
realizada para terminar con la propia vida. Estos casos son analizados en base a la infor-
mación que tiene la administración penitenciaria y a la corroboración de la intervención
judicial que confirma la causal como suicidio.
No se incluyen aquí los casos en los que la muerte se ha producido accidentalmente como
consecuencia de una acción del sujeto que, independientemente de su riesgo, no ha tenido
como finalidad principal el terminar con su vida. Estos supuestos serán analizados bajo la
categoría de manifestaciones violentas seguidas de muerte.
En el siguiente cuadro se compara la tasa de suicidio del SPF con las de otras administra-
ciones penitenciarias:
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% de
Total de De los suicidios de Total de Tasa de
decesos en cuales: la mujeres población suicidios
País Suicidios % Suicidios
establecimient cantidad de sobre el penal cada 10.000
os penales mujeres total de alojada internos
suicidios
Austria 33 12 36,4 0 0,0 8.756 13,7
Grecia 26 NA NA NA NA 12.479 NA
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Considerando los períodos enero-octubre entre 2012 y 2015, se evidencia una baja en el
número de suicidios, aunque con un leve incremento en 2015 respecto al año anterior.
Suicidio
Años
Nivel de Ocupación Población Penal Cantidad Tasa (por 10000)
2012 10.828 9.860 11 11,16
Debe señalarse que en valores porcentuales, existe una reducción del 36,36% dado tam-
bién el aumento constante y progresivo de la población penal desde finales de 2013 hasta
principios de 2015.
Las características de los internos que se han suicidado en 2014 fueron las siguientes:
Las características de los internos que se han suicidado hasta octubre de 2015 fueron las
siguientes:
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El suicidio frustrado es, por definición, aquel acto suicida que no conlleva la muerte del
sujeto por circunstancias fortuitas, casuales, imprevistas, que si no se hubieran presenta-
do, se habría producido necesariamente el desenlace fatal.
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C.P.F. I 10 3
C.P.F. II 9 1
C.P.F. III 13 4
C.P.F. IV 4 9
C.F.J.A. 1 1
C.P.F. C.A.B.A. 3 2
U. 4 7 8
U. 5 2
U. 6 3 1
U. 7 3 1
U. 8
U. 9 2
U. 10 1
U. 11 1 4
U. 12 1 2
U. 13
U. 14
U. 15 1
U. 16
U. 17 2 1
U. 19
U. 22
U. 25
U. 28 1
U. 29
Alc. Pettinato 1
U. 30 1
U. 31 1
U. 32 1
U. 35 2
TOTAL 65 42
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Definimos a la muerte por manifestación violenta a todo deceso que en base a la infor-
mación con la que cuenta la administración penitenciaria y es luego corroborada judicial-
mente, ha ocurrido accidentalmente como consecuencia directa o indirecta de una acción
violenta del propio sujeto. Son ejemplos, el fallecimiento por quemaduras o las lesiones
autoprovocadas en ambos casos sin haber tenido la persona la finalidad e intencionalidad
de terminar con su vida. Quedan excluidas de la definición los fallecimientos por otras
causas.
Ello debido a las diferencias que existen entre las acciones de los sujetos y su intencio-
nalidad. De este modo se pueden diagramar modos de abordajes diferenciados, efectivos
y eficientes que permitan prevenir la muerte de los internos que recurren a cualquiera de
estos medios.
Entendemos que son sustancialmente diferentes los supuestos en los cuales alguien deci-
de deliberadamente quitarse la vida (suicidio), de aquellos en los cuales el sujeto decide
llevar adelante una acción sin intención suicida a pesar del gran riesgo implícito, que
en ocasiones no menores tienen como finalidad la búsqueda de un beneficio secundario,
la manipulación del entorno u otra motivación sin perseguir como objetivo la autolisis
(muerte sin intención suicida).
En el período de análisis del 2014 hubo 4 internos fallecidos por manifestación violenta
seguida de muerte, con las siguientes características:
• Todos estaban detenidos por delitos violentos (3 por robo y 1 por amenaza).
En lo que va de 2015 hubo un fallecido como consecuencia de una muerte sin intención
suicida. Las características son las siguientes:
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• Era hombre.
• Tenía 27 años.
• Estaba condenado.
• Era argentino.
En cuanto a las modalidades, todos los hechos se originaron a partir del inicio intencional
por parte del interno, que derivó en quemaduras de tipo “A” y “B” graves, y consecuen-
temente, el deceso.
Durante 2014 hubo 6 muertes como consecuencia de agresiones entre internos. Las carac-
terísticas de esos casos son las siguientes:
• 3 aún no hacía un año que estaban privados de su libertad; 2 hacía más de dos años;
y 1 más de 3 años.
6
Según el Código Penal de la Nación Argentina se denominan así a los casos de atentados contra la vida de una
per- sona cuando la agresión que causó la muerte fue producida por más de una persona al mismo tiempo y no
puede identificarse cuál de todas ellas ha sido la que causó la muerte.
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Según el Código Penal de la Nación Argentina, se denominan así a los atentados contra la vida de una persona
cuando puede atribuirse a una o varias personas, estén identificadas o no, la realización de la acción que causó la
muerte.
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• 2 antes del 1er año de detención; 1 durante el 1er año de detención; 2 durante el 2do
año de detención; y 1 durante el 5to año de detención.
Todos han registrado al menos un antecedente de violencia con otros internos y/o con el
personal. Al igual que sus víctimas, habían participado en hechos de violencia.
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En la mayoría de los casos los profesionales del área correspondiente los calificaron como
líderes negativos y propiciaron el alojamiento en regímenes más rigurosos por la extrema
hostilidad que presentaban, y por graves problemas de convivencia en los lugares donde
estaban alojados.
En el medio libre, alguno de ellos había realizado esporádicamente tareas poco calificadas
y la mayoría no tenía hábitos laborales.
En relación al nivel educativo la mitad de los casos analizados han completado la escola-
ridad primaria en prisión y el resto no completaron la escolaridad.
Cuatro de ellos habían sido abandonados por su padre, y uno provenía de familia disfun-
cional por problemas de adicción y conducta disocial. Ninguno tuvo contención y límites
adecuados en su infancia y adolescencia.
En la mayoría de los casos se presentan historias vitales con carencias, tanto materiales,
habitacionales, como afectivas, con figura de autoridad poco estables y referentes con
escasas posibilidades de marcar límites adecuados (hogares monoparentales). En líneas
generales los perfiles psicológicos refieren tendencia a la impulsividad, inmadurez afecti-
va, identificación con elementos culturales de la marginalidad; escasa autocrítica, falta de
previsión de las consecuencias posibles como resultado de sus actos.
El nivel intelectual de la mayoría se califica dentro del parámetro medio-bajo con pensa-
miento tendiente a lo concreto.
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Durante el período enero-octubre 2014 hubo 27 internos fallecidos por causas naturales,
a continuación se esgrimen sus causas:
Infarto 4 4
Muerte Súbita 3 3
Shock séptico 2 2
Empiema Pleural 1 1
Neumonia 1 1
Enfermedad Hepática 2 2
Enfermedades Respiratorias 2 2
Cáncer 2 2
TOTAL 27 8 19
De esos internos, todos eran hombres. Sus edades eran las siguientes:
• Entre 20 y 30 años: 5.
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• Entre 30 y 40 años: 1.
• Entre 40 y 50 años: 7.
• Entre 50 y 60 años: 4.
• Entre 60 y 70 años: 6.
• Entre 70 y 80 años: 4.
En 2015 (hasta el 31 de octubre) 20 internos fallecieron por causas naturales. Los detalles
se expresan en el cuadro a continuación:
EPOC Reagudizado 2 2
Muerte Súbita 3 3
Paro Cardiorespiratorio no Traumático / HIV 2 2
Insuficiencia Renal 1 1
Neumonia 1 1
Falla Multiorgánica 1 1
Shock Séptico 1 1
Cáncer 3 3
Falta Informe 1 1
Síndrome de Impregnación Neoplásica 1 1
Shock Hipovolémico 1 1
Diabetes 1 1
Infarto 1 1
Insuficiencia Respiratoria 1 1
Total 20 6 14
Todos los fallecidos durante ese periodo eran hombres. Sus edades eran las siguientes:
• Entre 30 y 40 años: 3.
• Entre 40 y 50 años: 4.
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• Entre 50 y 60 años: 4.
• Entre 60 y 70 años: 3.
• Entre 70 y 80 años: 4.
• Entre 80 y 90 años: 2.
Como podemos observar en los datos presentados, a partir del mes de noviembre de 2013
se produjo en el ámbito del SPF, en contra de lo previsible, un aumento de la cantidad de
internos, que se mantuvo constante hasta principios de 2015. Esto ha generado grandes
inconvenientes en el funcionamiento del sistema penitenciario.
En primer lugar, porque se trabaja por sobre la capacidad operativa de internos mayores
adultos –mayor demanda del sistema-. Esto genera un aumento de los niveles de violencia
y disrupciones en la convivencia y la necesidad de utilizar recursos que se encontraban
destinados a otros objetivos.
Si bien es difícil demostrar el vínculo directo entre la cantidad de internos y las muertes,
a partir de los datos presentados en este estudio vemos que se da una correlación –que
también ha sido evidenciada en informes realizados por otros países 8- entre estas dos si-
tuaciones. Sobre todo, la influencia a partir del aumento de la población penal y el incre-
mento de los movimientos de internos al interior del sistema. Esto contribuye a aumentar
los niveles de vulnerabilidad de un importante número de alojados.
8 Ver: House of Lord, House of Commons, Joint Committe on Human Rights; “Deaths in custody. Third Report of
Session 2004/05”; 8 de diciembre de 2004.
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e) Produce que el foco del sistema esté puesto en cómo alojar a los internos y desplaza cuestiones
prioritarias, como aquellas relativas a la clasificación y abordaje de los riesgos y necesidades.
En consonancia con esta cuestión, al momento de analizar las tasas de mortalidad debe
tenerse presente que estas se encuentran inexorablemente ceteris paribus vinculadas al
número de internos; es decir, en la medida que el sistema opere por debajo de su capa-
cidad operacional la cantidad de internos fallecidos tenderá a disminuir 9. En la medida
en que el sistema opere con un número de internos que exceda su capacidad operacional
óptima, la probabilidad de fallecimiento de internos tenderá a subir.
Por otro lado, a partir de principios de 2014 la cantidad de internos empezó a subir de
forma continua y eso produjo un aumento de muertes por hechos de violencia (homicidio,
suicidio y manifestación violenta seguida de muerte).
a. Que el sistema trabaje con una cantidad de internos acorde con su capacidad operacional.
b. Que exista un número razonable de internos procesados bajo. Según fuentes de dere-
cho comparado el promedio aceptable es entre el 10 y 15%
9
Por supuesto, considerando las mismas condiciones y modalidades de administración y gerenciamiento .
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c. Que las prisiones preventivas (internos procesados) no se extiendan por largos periodos.
d. Que se encuentren medidas alternativas a la prisión más adecuadas para las personas
que poseen un alto grado de vulnerabilidad psicofísica.
Hemos detectado, de forma tangencial, que el personal, sobre todo aquel relacionado con
la seguridad –escalafón cuerpo general, en la nomenclatura del Servicio Penitenciario
Federal-, no posee, en general, adecuada formación en relación con estas cuestiones. Por
ejemplo, muchas veces se toma la decisión de aplicar mecanismos de sujeción (esposas,
alojamiento en celda de castigo, etc.) ante internos con comportamientos disruptivos que
podrían estar vinculados a problemas de salud mental. Ello, por supuesto, aumenta los
riesgos de estos internos.
Mejorar la capacitación del personal en este sentido es indispensable para que posea las
herramientas necesarias al momento de tomar decisiones sobre esas cuestiones.
Actualmente, si bien existen algunos parámetros objetivos generales 10, en la práctica nos
encontramos, en lo general, con una determinación subjetiva, en algunos casos, basada en
10
Condenado/Procesado; Hombre/Mujer/Trans; Mayor/Joven adulto; e, incluso, algunas divisiones de espacios de
alojamiento en base al delito que cometen los internos, entre otros parámetros .
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Este tipo de sistemas de clasificación, de las experiencias y estudios que se han realizado
sobre la materia, posee grandes defectos y conspira contra el adecuado funcionamiento de
cualquier sistema penitenciario.
Por ello, la tendencia ha sido objetivar el sistema. Las administraciones más avanzadas
que existen en la actualidad han logrado establecer, sobre la base del análisis probabilísti-
co, cuáles son los factores de riesgo y cuáles, como contrapartida, las necesidades de los
internos. Ejemplo de ello son los servicios de prisiones de: Inglaterra y Gales, Australia,
Nueva Zelanda, Estados Unidos, Suecia y muchos otros países que trabajan con sistemas
de clasificación objetivos clínico-actuariales.
Dentro de este espectro, que involucra todo el servicio público que debe prestar la ad-
ministración penitenciaria, hay aspectos que tienen una directa conexión con la temá- tica
tratada en el presente informe; a saber: probabilidad de que el interno realice una agresión
contra sí mismo; probabilidad de que el interno tome riesgos irrazonables y
potencialmente dañinos para sí; y probabilidad que el interno agreda a otros internos o
al personal.
A su vez, cada una de estas situaciones requiere la toma de medidas por parte de la admi-
nistración penitenciaria que aborde adecuadamente cada uno de esos riesgos.
Ahora bien, los defectos detectados en relación con la clasificación y la determinación del
alojamiento de los internos, y sobre todo la subjetividad que rige el sistema, dificultan la
detección de los riesgos y, por ende, el tratamiento adecuado de la situación del interno.
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Sin un correcto sistema de clasificación que tome en cuenta estos puntos, la probabilidad
de tomar decisiones erróneas sobre alojamiento y tratamiento aumenta exponencialmente
y, con ello, crecen las probabilidades de muertes en prisión.
Cabe destacar, en este sentido, que es indispensable, además, que los riesgos relacionados
con estas cuestiones sean evaluados lo más inmediatamente posible desde el ingreso del
interno y por personal adecuadamente capacitado, sobre todo en aquello relacionado con
problemas de salud física o mental y demás riesgos de suicidio o autoagresión 11.
En relación con este punto, cabe destacar que, en la actualidad, el Servicio Penitenciario
Federal ha resuelto utilizar –a través del empleo de instrumentos de criminología aplica-
da–, programas específicos tendientes a realizar la clasificación inicial por riesgo de las
personas que ingresan a las alcaidías del Servicio Penitenciario Federal. A través de ellos
se evalúan los niveles de riesgo para sí, para terceros y para la sociedad que presentan los
internos que por orden judicial ingresan al sistema12.
Uno de los principales problemas con los que nos hemos encontrado es la carencia de se-
11
Ver: House of Lords, House of Commons, Joint Committee on Human Rights; “Deaths in custody. Third Report
of Session 2004/05”; 8 de diciembre de 2004; pag. 41.
12
Deben destacarse, en ese sentido, las reglas penitenciarias europeas que establecen la utilización de estos
instru- mentos, a saber: Articulo 52.1. Tan pronto como sea posible tras su ingreso, cada interno debe ser
evaluado con el fin de determinar si presenta algún riesgo para la seguridad de otros internos, del personal
penitenciario o de las personas que trabajan en la prisión o la visitan de forma regular, así como para establecer
si representa riesgo para sí mismo. 52.2. Deben ponerse en marcha procedimientos para asegurar la seguridad
de los internos, del personal penitenciario y de todos los visitantes, así como para reducir al mínimo el riesgo de
violencia y otros incidentes que pudieran amenazar la seguridad. 52.3. Deben desplegarse todos los esfuerzos
posibles para permitir que los inter- nos participen plenamente y con toda seguridad en las actividades diarias.
52.4. Los reclusos deben contar con los medios necesarios para contactar con el personal en todo momento,
incluida la noche. 52.5. La legislación nacional general en materia de salud y de seguridad debe aplicarse
igualmente en las prisiones. (Consejo de Europa, Reco- mendación Rec (2006)2 del Comité de Ministros de los
Estados Miembros sobre las Reglas Penitenciarias Europeas.)
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
ries históricas y base de datos e información adecuada que permita realizar un diagnóstico
correcto de la situación.
En primer lugar, no existe una cultura de registro adecuado de datos sobre muertes, suici-
dios, hechos de violencia o manifestaciones violentas seguidas de muerte; tanto sea de las
que han logrado su cometido, como de las que han quedado en intento.
Por tal motivo, para realizar este trabajo fue necesaria la conformación de una comisión
especial que analice cada uno de los decesos y corrobore la información.
En segundo lugar, y asociado a esta cuestión, hemos detectado que no existe una investi-
gación adecuada de la causa de las muertes ocurridas en el Servicio Penitenciario Federal,
lo que permitiría un mejor abordaje de las mismas y, en consecuencia, una reducción de
la tasa de mortalidad.
Por ello, entendemos que sería de gran ayuda la conformación de una comisión permanente
inter poderes y sectorial que, actuando ante cada hecho grave de violencia o fallecimiento
de interno, establezca cuáles han sido las causas de la misma. El conocimiento profundo de
esas causas permitiría que, al abordarlas, pueda prevenirse la muerte de internos.
Para poder prevenir muerte de internos, sobre todo aquellas no debidas a causas naturales,
es necesario el manejo adecuado de la información. Es decir, la administración peniten-
ciaria debe contar con herramientas que permitan la recopilación, análisis y circulación
eficaz y eficiente de la mayor cantidad de datos e información posible a fin de prever
sucesos en los que podrían ocurrir muertes de internos por cualquier causa.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Dicha información tiene, en relación con la cuestión estudiada, varias funciones; a saber:
e. Garantiza un abordaje adecuado en caso que se detecte a un interno con altas pro-
babilidades de incurrir en alguna de estas conductas.
Por ello, es necesaria la corrección de los defectos que, en la actualidad, existen tanto en
lo que se refiere a la recopilación de la información como en los canales de circulación de
la misma. A partir de eso, se generaran mejores condiciones en relación con la prevención
de muerte de internos.
Otra cuestión relevante en relación con la tasa de mortalidad de internos son los problemas
de salud, tanto física como mental, que poseen. En este punto, además, es central recordar
que el encarcelamiento, en muchas ocasiones, tiene un efecto negativo sobre los mismos.
Por otra parte, los cuadros psíquicos de base favorecen las probabilidades de que los
inter- nos se agredan entre ellos, realicen acciones altamente riesgosas para su salud o
cometan atentados contra sí mismos.
En cualquiera de estos grupos, nos encontramos ante internos con un mayor grado de
vulnerabilidad que, por ende, deben ser tenidos en cuenta por la autoridad penitenciaria.
Lo primero, ante tal situación, es la detección adecuada de los riesgos vinculados a estas
cuestiones, tanto físicos como psíquicos. Un adecuado sistema de clasificación por riesgo
y necesidades es indispensable para ello.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Los riesgos psíquicos están vinculados, ante todo, a la prevención de suicidios y, en algu-
nos casos, de hechos de violencia que pueden terminar en homicidio o manifestaciones
violentas seguidas de muerte.
Por otra parte, los riesgos físicos, probablemente más fáciles de detectar, consisten en
advertir las patologías médicas de base que posee cada interno.
Este punto, entendemos, debe trabajarse con el sistema de clasificación por riesgo y ne-
cesidades. Un adecuado sistema de clasificación es lo que debe permitir detectar riesgos
de esta naturaleza.
Es crucial, además, el abordaje de la problemática relacionada con los efectos del abuso
de drogas o alcohol por parte de los internos. Esto tiene una incidencia altísima en el au-
mento de la conflictividad al interior de las prisiones y en la probabilidad de que el
interno atente contra su vida o realice acciones sin ser consciente de los riesgos que
conlleva.
Ahora bien, lo que ocurre también es que tampoco las investigaciones judiciales sobre las
muertes llegan a buen término al momento de establecer qué fue lo ocurrió y de determi-
nar responsabilidades.
El contexto penitenciario es muy complejo para llevar adelante este tipo de investigaciones
y, además, el personal penitenciario, que es el primero en acudir al lugar del hecho, en
gene- ral no está adecuadamente capacitado para tomar las medidas de preservación del
lugar del hecho y de la prueba. A ello se suma, además, el secretismo y la cultura existente
entre in- ternos, que impide un mayor conocimiento de lo ocurrido por parte de la autoridad
judicial.
No obstante ello, que son razones atendibles, entendemos que las investigaciones judicia-
les sobre muerte de internos, coadyuva con su prevención, dado también que motivarán
el desistimiento de las acciones de este tipo13.
13
Existen muy pocas condenas por homicidios en contextos de encierro, lo que complica en este aspecto poder
1
Revista de Criminología - Número I - Año
tra- bajar en un sentido de valor de la vida y resolución alternativa de los conflictos interpersonales.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
5. Conclusiones
Según las clasificaciones de muertes con las que trabajamos, son violentas aquellas de-
rivadas de agresiones entre internos, autoagresiones conscientes (suicidio) y acciones
riesgosas, cuyo riesgo no se representa la persona privada de libertad, que han concluido
en su muerte (manifestaciones violentas seguidas de muerte).
A partir de los datos relevados, podemos concluir que las características más salientes de
las personas privadas de su libertad fallecidas por causas violentas han sido: todos eran
hombres; en un rango de entre 24 y 35 años; el 80%, argentinos; el mismo porcentaje era
condenado y reincidente; todos estaban detenidos por delitos violentos contra la propiedad.
Se debe tener en cuenta que en la actualidad sobre el total de la población alojada en el SPF,
el 93,06 son hombres, de los cuales el 44,50 % se ubica en el rango etario de 24-35 años.
Esta situación, que obviamente requiere mayor estudio 14, es importante porque permite
desarrollar un perfil de interno que podría tener mayor riesgo de muerte violenta y llevar a
cabo acciones preventivas para reducirlo.
Uno de los grandes problemas con el que nos hemos encontrado para la realización del
presente estudio sobre muertes en prisión es la carencia de información confiable y con-
tinua en términos históricos.
14
Ello debido a que es escasa y deficiente la serie de datos con los que se cuenta para el presente estudio.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Este es un grave problema que conspira contra cualquier política, sea orientada a la reduc-
ción de muertes o a otro cometido.
Los defectos, como hemos marcado anteriormente, han sido detectados en todas las fases
del proceso de información, tanto en lo que se refiere a la recopilación y registración de
datos relevantes, como en lo relativo a la sistematización y manejo de la información.
Por ello, en relación con cada caso de muerte de alguna persona privada de su libertad,
hemos comenzado a trabajar sobre el desarrollo de guías que informen al personal acerca
de cuál es la información relevante en caso de muerte de internos y establezca cómo debe
registrarse.
Tal como se señaló al inicio, la muerte de una persona privada de su libertad es un hecho
traumático que afecta y angustia tanto a sus familiares, otros internos y al personal peni-
tenciario; por ello es necesaria la confección de protocolos que indiquen, de forma clara,
cómo se debe proceder ante un hecho de estos. En este sentido, debe trabajarse también la
comunicación a los familiares y demás organismos, para generar una adecuada contención.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Desde nuestra perspectiva, la línea de acción en este sentido debe estar orientada, en el
fondo, hacia la implementación de “seguridad dinámica”, sobre todo lo relacionado con
el recurso al diálogo y a la cercanía entre las personas privadas de su libertad y el
personal penitenciario.
Otro de los puntos centrales es el trabajo con los internos para que encuentren otros mo-
dos relacionales entre ellos, debido a que suele ocurrir que resuelven sus diferencias o
conflictos a partir de la violencia. El trabajo para que utilicen otras formas de encarar los
conflictos, por ejemplo a través del diálogo, redundará en la reducción de los índices de
conflictividad y violencia.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
En conclusión, como hemos visto en las estadísticas citadas en el presente informe, 7 in-
ternos se han suicidado y ha habido 42 intentos de suicidio entre enero-octubre de 2015.
a) Establecer claramente las responsabilidades de cada uno de los miembros del perso-
nal.
c) Establecer un abordaje adecuado para las personas privadas de su libertad con riesgo
de conducta suicida o de autodaño.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Lo hasta aquí expuesto denota, en nuestra opinión, que tener un adecuado sistema de cla-
sificación por riesgo y necesidades es fundamental para el adecuado funcionamiento del
sistema penitenciario.
Sólo sobre la base de un sistema con estas características, que responda al modelo de
riesgo, necesidad y responsividad, se pueden detectar de forma temprana los riesgos que
presenta la persona, en especial el de suicidio, permitiendo lograr un abordaje temprano
a los fines de reducir estas situaciones. A su vez, la temprana detección de indicadores
de conflictividad, y su nivel, posibilitan desarrollar planes de tratamiento individuales,
logrando una intervención rápida y eficaz, evitando de esta manera que la conflictividad
aumente en su nivel, desvirtuando la posibilidad de hechos que implique episodios de
violencia física. Así resulta posible lograr el objetivo de reducir considerablemente la
muerte y otras situaciones de violencia en contextos de encierro.
Este sistema debe tener, ante todo, la capacidad de predecir riesgo de agresiones hacia
tercero o auto agresiones y, como consecuencia de ello, deben establecerse programas
adecuados para su manejo.
La adecuada toma de decisiones sobre el manejo de los internos, sobre todo en lo relacio-
nado a su alojamiento, requiere la generación de mecanismos de colaboración y circula-
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Ello se debe a que se han constatado una serie de muerte de internos que no respondían a
las clásicas categorías de homicidio o suicidio. Debido que la muerte se ocasionó como
consecuencia de una toma desmedida e inconsciente de riesgo por parte del mismo, que
no tenía intención consciente alguna de morir.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
La presente encuesta a internos de establecimientos del SPF fue realizada en los meses de
agosto y septiembre de 2015. Su objetivo principal fue medir la percepción de los
internos en relación a los hechos de violencia y el clima general del establecimiento con
respecto a la seguridad personal.
Lo que sigue es una selección y análisis de los resultados más salientes de la encuesta.
Los resultados completos pueden consultarse en www.spf.gob.ar.
Metodología
La encuesta fue realizada a 202 internos de los establecimientos CPF - CABA (Devoto),
CPF I (Ezeiza) y CPF II (Marcos Paz). Se realizaron preguntas cerradas y al finalizar la
encuesta se le ofreció a los internos un espacio para comentarios o sugerencias. El error
muestral se ubica en el 6,8%.
Aquellas preguntas del cuestionario que ofrecían múltiples respuestas para el encuestado,
se presentan en los cuadros de acuerdo a la totalidad de menciones, es decir, la suma total
de respuestas no suma 100%. En caso de observar un guarismo del 90% debe interpretar-
se que 9 de cada 10 encuestados respondió por esa opción.
¿Ha sufrido en el último año episodios de violencia por parte de otros internos?
%
Si 27,7
No 71,8
Ns/nc 0,5
Total 100,0
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
¿Ha temido o teme sufrir hechos de violencia por parte de otros internos?
%
Sí No 52,0
Ns/nc 47,5
Total ,5
100,0
% 15,3
15,8
Todos los dias
17,3
Una vez por semana Una vez por mes Nunca
44,6
Ns/nc
6,9
Total
100,0
%
Siempre 54,0
Frecuentemente 13,4
20,3
A veces 12,4
Nunca Total 100,0
Los niveles generales de violencia intramuros que muestran estos resultados son menores
a los que la imaginación popular atribuye a la vida carcelaria, si bien en algunos casos
siguen siendo altos. Uno de cada cuatro internos manifiesta haber sufrido episodios de
violencia en el último año. Más de la mitad teme o ha temido sufrirlos, y el 48% observa
violencia física en su sector de alojamiento al menos una vez por mes. Dos tercios de los
internos, sin embargo, se sienten seguros dentro de su sector de alojamiento.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
%
Peleas con facas Peleas a golpes Peleas grupales 44,6
Otras 24,8
Ns/nc Total 4,0
14,9
11,7
100,0
En cuanto a la modalidad de los hechos violentos, llama la atención que el 45% de los in-
ternos reporta que el modo más frecuente de violencia entre internos involucra el uso de las
llamadas “facas”. Se trata de elementos cortopunzantes de fabricación casera, generalmente
confeccionados por los internos dentro del establecimiento, utilizando para ello materiales
encontrados allí. La facilidad con que los internos cuentan para hacerse de materiales para
su construcción debería ser revisada, así como la posibilidad de detectar la existencia de di-
chas armas en los procesos de requisa. La existencia de estos elementos implica un posible
agravamiento de las consecuencias de hechos de violencia, dificultando incluso el control
de los mismos por parte del personal antes de que se produzcan lesiones de gravedad.
Abuso sexual
% 2,0
98,0
Si
100,0
No Total
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Los casos de abuso sexual aparecen casi desterrados. El análisis cuantitativo muestra que
sólo 2% de los internos manifiesta haber sufrido intentos de abuso sexual. Si bien podría
con- siderarse que existe un elemento vergonzante que sesga las respuestas a este punto
(aunque por supuesto se garantizó el anonimato a los encuestados), citamos los comentarios
hechos por los internos que parecen confirmar estos resultados desde la percepción
cualitativa.
% 18,8
77,7
Sí
3,5
No Ns/nc
100,0
Total
Si bien este resultado parece alto, que sólo 18,8% de los internos manifieste haberse en-
terado de un episodio de abuso sexual es una medida baja, considerando la velocidad con
que un rumor de ese tipo podría expandirse dentro de los establecimientos. Que casi el
80% de los internos no haya siquiera sabido de la existencia de un episodio de este tipo,
confirma los datos del cuadro anterior.
Desde ya que la existencia de aún un 2% de internos que manifiesta haber sido víctima de
un hecho de esta gravedad, debe ser motivo de preocupación para la política penitencia-
ria. Si bien la encuesta muestra que la incidencia de este delito es muy baja, la seriedad
del mismo debe llevar a extremar los esfuerzos para procurar su total desaparición del
ámbito intramuros.
%
Si 7,4
No 89,6
No recibe visitas 2,0
Ns/nc 1,0
Total 100,0
1
Revista de Criminología - Número I - Año
%
De otros internos 40,0
De otras visitas 46,7
De otros 6,7
Ns/nc Total 6,7
100,0
Sorprende por otra parte ver que un porcentaje significativo (7,4%) de quienes visitan a
los internos han sido víctimas de hechos de violencia, tanto por parte de otros internos
como de otras visitas. Es imprescindible que el espacio de las visitas, contacto fundamen-
tal de los internos con su círculo íntimo, sea un espacio de absoluta seguridad, evitando
asimismo las percepción de que la cárcel es un lugar “de por sí violento”, donde ni siquie-
ra el espacio de las visitas es percibido como totalmente seguro.
Robos intramuros
% 26,2
Sí No 73,8
Total 100,0
Aproximadamente uno de cada cuatro internos ha sufrido robos por parte de otros inter-
nos. Este resultado apunta a la necesidad de revisar, por parte del sistema judicial, la res-
puesta ante este tipo de hechos cuando suceden intramuros. La falta de persecución penal
de estos hechos, aún ante denuncias del personal penitenciario, genera una percepción de
impunidad entre quienes los cometen.
1
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Causas de la violencia
¿Por qué motivo cree usted que surgen los problemas de violencia entre
los internos? (Respuestas múltiples)
%
Problemas de convivencia 48,0
Uso de drogas u otras sustancias 30,7
Otros 9,4
Problemas pre existentes al ingreso Ns/nc 9,4
Robo 5,9
Extorsión por dinero / bienes 5,9
Por todas las opciones mencionadas Deudas 4,0
Total 2,5
1,5
117, 3
Las causas inmediatas de la violencia, según los internos, son dos: los problemas de con-
vivencia y el uso de drogas. Este dato es importante porque apunta a dos problemas que
son atacables desde las políticas penitenciarias. No se trata aquí de viejas rencillas entre
bandas, traídas por los internos desde su vida anterior al establecimiento, sino de cuestio-
nes ambientales y convivenciales en las que puede buscarse una mejora.
¿Cree usted que existen otros modos de resolver los conflictos que no
sea violentamente?
%
Sí 85,1
No 13,9
Ns/nc 1,0
Total 100,0
1
Revista de Criminología - Número I - Año
%
Diálogo / acuerdo 74,3
Evitar el conflicto / aislarse 2,5
Otros 10,4
Ns/nc 12,9
Total 100,0
1
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Celador 55,0
Otros internos9,9
Autoridades judiciales Jefes penitenciarios 7,4
Procuración penitenciaria 6,9
1,5
Otros 11,4
Ns/nc 7,9
Total 100,0
De gran importancia es el resultado que se observa en este cuadro. Aquí se busca indagar
sobre la respuesta institucional a hechos de violencia, y la percepción de los internos en
cuanto a la posibilidad de obtener protección en caso de sufrir o temer sufrir hechos de
violencia. La figura del celador aparece como la más visible y accesible para los internos
(55%). Es importante en este contexto jerarquizar la figura del celador, asegurando al inter-
no que obtendrá una respuesta clara y segura en ese primer punto de contacto, para evitar
posibles hechos de violencia y contribuir a la sensación de seguridad de los internos. El ce-
lador, con la capacitación adecuada, podría trabajar en la detección y prevención de hechos
de violencia, resultando incluso una figura disuasoria. Por otro lado no podemos dejar de
mencionar el poco acceso que consideran los internos tener a los jefes del establecimiento
(6,9%) y a la autoridad judicial (7,4%), como modo de denunciar hechos de violencia. Más
allá de la figura del celador, debe darse acceso a los internos a este segundo escalón, en
caso de no recibir respuestas adecuadas inicialmente. La posibilidad de audiencias con los
jefes significaría un reaseguro que contribuiría a la respuesta institucional ante el temor a
hechos de violencia en el penal. Finamente cabe destacar que la penetración de la
Procuración Pe- nitenciaria como punto de contacto para los internos es casi nula (1,5%)
Estos resultados muestran asimismo que existe poca confianza de los internos que denun-
cian hechos de violencia en la respuesta institucional punitiva. Si bien no existen estadís-
ticas específicas confiables, la experiencia muestra que gran parte de los hechos de vio-
lencia cometidos en establecimientos penitenciarios no son investigados y menos aún son
penados quienes los cometen. Este es un factor de vital importancia, dado que la ley debe
imperar dentro del establecimiento, no sólo para protección de los internos vulnerables
1
Revista de Criminología - Número I - Año
sino también para proveer a los internos de un ámbito reglado en el cual pueda lograrse el
fin último del tratamiento penitenciario que consiste en la reinserción social.
La clasificación por riesgo, además, parte de un diagnóstico integral que permite el abordaje
específico de las distintas causas y modalidades de violencia. Los internos consideran que
las causas principales de la violencia son las drogas y los problemas de convivencia; detrás
de estas amplias categorías se esconden una gran cantidad de problemáticas que pueden
abor- darse mediante distintas herramientas individuales y grupales en el marco del
tratamiento penitenciario.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
%
Hablando Violencia 70,3
No tenia conflictos 12,9
Evitando el conflicto Ns/nc 8,9
Total 4,5
3,5
100,0
Es importante remarcar que existe una persistente minoría, de alrededor del 15% de los
internos, que tiene una visión más pesimista de la vida carcelaria. Este “núcleo duro” no
cree que haya modos no violentos de resolver conflictos; manifiesta que la violencia era
la manera en la que resolvía sus conflictos cuando estaba en libertad y no cree que sea
posible reducir la violencia dentro de los establecimientos penitenciarios (ver más arriba).
1) Jóvenes
Una de los resultados más interesantes de esta encuesta radica en la identificación de
grupos que tienen un mayor riesgo de sufrir violencia dentro del establecimiento peniten-
ciario. En general, los datos muestran que el riesgo de involucramiento en hechos de vio-
lencia aumenta a medida que disminuye la edad del interno. Como muestra el siguiente
cuadro, el 38,7% de los internos entre 18-25 años manifiesta haber sufrido episodios de
violencia en el último año, comparado con 27,7% para la población total.
TOTAL 18 a 25 26 a 30 31 a 40 41 y más
¿Ha sufrido en Si 27,70% 38,7% 27,5% 34,2% 12,7%
el último año
episodios de No 71,80% 61,3% 72,5% 65,8% 85,5%
violencia por Ns/Nc
parte de otros 0,50% 0,0% 0,0% 0,0% 1,8%
internos?
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Por último podemos citar la apertura por rango etario del cuadro citado más arriba refe-
rido a robos, que muestra que el 40% de los internos de 18-25 años han sufrido robos,
comparado con el 26,2% de la población general.
TOTAL 18 a 25 26 a 30 31 a 40 41 y más
¿Usted ha Si 26,20% 38,7% 25,0% 27,6% 18,2%
sufrido robos No 73,80% 61,3% 75,0% 72,4% 81,8%
por parte de
Ns/Nc 0,0% 0,0% 0,0% 0,0%
otros internos?
2) Ingresantes
%
Durante el primer mes 62,4
Durante el primer año11,9
Ns/nc 25,7
Total 100,0
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
%
En el primer mes 56,7
Durante el primer año14,9
Posteriormente al primer año 4,5
Ns/nc23,9
Total 100,0
Por otro lado la encuesta identifica claramente el ingreso como el momento en el cual
existe mayor riesgo de sufrir hechos violentos. El 62% de los internos cree que el mayor
riesgo se da en el primer mes de detención. Más de la mitad de quienes sufrieron robos,
los padecieron dentro del primer mes de detención.
Estos resultados sobre los grupos de riesgo (juventud, ingreso) apuntan a la generación de
políticas preventivas dedicadas a estos grupos.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
2015
Capítulo III
Modelos de Gerenciamiento
y Clima laboral
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Modelos de gerenciamiento:
encuesta a directores de establecimientos penitenciarios
En el marco del trabajo encarado por el SPF para actualizar los modelos de gerencia-
miento de los establecimientos penitenciarios federales, se realizó la presente encuesta a
los directores de establecimientos, con el objetivo de indagar en la realidad de su trabajo
diario y sus percepciones del rol que ocupan.
Lo que sigue es una selección y análisis de los resultados más salientes de la encuesta.
Los resultados completos pueden consultarse en www.spf.gob.ar.
En las conclusiones buscaremos comparar los resultados de la encuesta con los linea-
mientos generales observados por Shane Bryans en su estudio sobre el tema en el sistema
penitenciario del Reino Unido. (Bryans, S. Prison Governors. Managing prisons in a
time of change. Routledge 2011.)
Metodología
Total
21 años o mas 88,9
Entre 11 y 20 años 11,1
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
TOTAL
Influencia familiar 41, 4
Establidad económica - Salida laboral 34,5
Plan de carrera 6,9
Vocación 6,9
Otras 17,2
Ns/nc 3,4
Ser Director representa la culminación de una larga carrera de servicio en el SPF. La am-
plia mayoría de los Directores ingresó al SPF hace más de 20 años (90%), por influencia
familiar (40%) o motivado por encontrar estabilidad económica (35%).
Total
Sí 75,9
No 13,8
Ns/nc 10,3
Un tema que surge claramente de esta encuesta es que los Directores ven el puesto como
una finalidad natural del ascenso en la carrera, no como un rol diferente que requiere de
una preparación especial. Su recorrido en la carrera respondió a la lógica institucional del
SPF (76%). Sólo el 45% considera que fue capacitado para las funciones que desempeñó
en su carrera.
¿Considera que fue capacitado para cada una de las funciones que
desempeñó en su carrera?
Total
Sí 44,8
Parcialmente 20,7
No 27,6
Ns/nc 6,9
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Total
6,9
13,8
TOTAL
Si 48,1
En alguna medida No 29,6
Ns/nc 18,5
3,7
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Total
Sí 86,2
No13,8
¿Ha incorporado nuevas funciones que no tenian que ver especialmente con su idea
de funcion penitenciaria? Ya sea organizar presupuestos, focalizarse en trabajos
administrativos, estar obligados a seguir estandares
Total
Presupuestos 36,0
Trabajos administrativos24,0
Si (no especifica) 8,0
No 16,0
Ns/nc 16,0
Total
Sí 70,4
Sí, pero menos de lo que querría7,4
No 18,5
Ns/nc3,7
La asimilación del rol con el gerenciamiento de grandes organizaciones puede verse tam-
bién en las nuevas funciones específicas que los directores manifiestan haber incorpo-
rado. La posibilidad de planear y ejecutar programas en tiempo y forma es inescindible
de la función de liderazgo en un organización, y esto involucra, como lo reconocen los
directores, el trabajo con presupuestos y el orden administrativo. Algunos directores re-
conocen que el puesto los llevó a incorporar nuevas funciones como trabajar con pre-
supuestos (36%) o en la gestión administrativa (24%), y el 86% considera que el rol de
director cambió desde que se unió al SPF. Casi el 80% manifiesta planificar a mediano y
largo plazo.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
A pesar de comprender los desafíos de su nuevo rol, en gran medida los directores siguen
manteniendo conductas mas propias del rol tradicional de control, paternalista y presen-
cial, de los directores de establecimientos.
Total
Todos los días – Siempre 77,8
Más de una vez por semana pero no todos los días14,8
Una vez por semana 3,7
Menos de una vez por semana 3,7
¿Cuán seguro se encuentra Ud. de conocer todo lo que pasa dentro del
establecimiento penitenciario?
Total
Muy seguro 34,5
Seguro 58,6
Poco seguro 6,9
Nada seguro-
El 78% recorre el establecimiento a su cargo todos los días. El 93% dice encontrarse
seguro de conocer todo lo que pasa dentro del establecimiento. Si bien es natural que
los directores busquen tener una presencia visible en el establecimiento, la necesidad de
recorridas diarias muestra la inquietud por conocer directamente lo que pasa en el esta-
blecimiento. Esta lógica responde a una modalidad de control propia de establecimientos
pequeños, pero que se torna extremadamente ineficiente cuando se trata de dirigir gran-
des complejos penitenciarios, donde debería primar una mayor lógica de delegación y
responsabilidad de los mandos medios por el control, recayendo en el Director la tarea
de planificación general. Esta nueva lógica de gerenciamiento, como muestra la presente
encuesta, ha permeado algunos aspectos del rol de los directores, pero no todos.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Total
Liderazgo - Capacidad de Mando - Carisma - Diálogo 46,4
Honestidad - Comprensión - Respeto 42,9
Responsabilidad - Compromiso 39,3
Profesionalismo - Gestión - Eficiencia - Proyección35,7
Capacitación - Estudios 17,9
Otras 10,7
Total
63,0
Como un director justo - Respetuoso - Profesional
- Honesto - Comprometido
Alguien ejecutivo, que soluciona temas Dialoguista – Acompaña 18,5
11,1
Otros 3,7
Ns/nc 3,7
Con respecto a la relación con los internos, al 63% de los directores le gustaría ser perci-
bido como justo, honesto o comprometido, cuando sólo el 18,5% espera ser visto como
ejecutivo o una persona que soluciona temas.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Total
Las más importantes - No especifica 25,9
Las sanciones a internos - Regimen 18,5
Disciplinario - Que se cumplan los protocolos de DDHH
Las relacionadas con el poder judicial y Organismos oficiales 18,5
Otras 22,2
Ns/nc 14,8
Total
Muy de acuerdo 50,0
Algo de acuerdo39,3
Poco de acuerdo 7,1
Nada de acuerdo 3,6
Los directores son conscientes de que no es posible ejercer el rol de modo puramente
vertical. El 90% tiene algún grado de acuerdo con el hecho de que el personal debe tener
cierto grado de autonomía en su trabajo.
Total
Diálogo -Reuniones 93,1
Delegando a través de los jefes - Oficiales – Academia6,9
Memos 6,9
Otros 3,4
En cuanto a la comunicación con sus subordinados, los directores parecen haber aban-
donado el modelo del Director encerrado en su oficina impartiendo directivas generales
por escrito. El 100% dice interactuar con el personal y el 93% transmite las directivas al
personal en reuniones presenciales.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Total
Audiencias 79,3
Recorridas 48,3
Poco contacto, - Mas bien por sub jefes 10,3
Ns/nc 6,9
Total
No 62,1
Escucho sus necesidades pero la decisión es siempre nuestra 20,7
En algunos casos 17,2
Por otro lado el contacto con los internos es mayor que hace 10 años (89%). El 79% de
los directores tiene audiencias con los internos, si bien el 62% reconoce no incluir en
ningún caso a los internos en la toma de decisiones sobre seguridad interna.
Total
Sí 100,0
No -
1
Revista de Criminología - Número I - Año
¿En líneas generales, está satisfecho con su trabajo y con los resultados
como director?
Total
Sí 89,7
No 10,3
Los directores están satisfechos con su rol. El 100% considera que las características
personales del director marcan una diferencia de conducción del establecimiento, lo que
muestra que ven su rol como muy importante. El 90% está satisfecho con su trabajo y con
los resultados logrados.
TOTAL
Sí 72,4
Depende el tipo de delito 17,2
No - Muy difícil 10,3
El 72% considera que los internos son capaces de desistir del delito, lo cual muestra que
los directores, lejos del cinismo que muchas veces muestra la sociedad con respecto a la
política penitenciaria, creen que su trabajo es útil.
Total
Menor al que debería tener 38,5
Igual al de otras FFSS 26,9
Depende de la zona Muy bueno – Alto 23,1
Ns/nc 7,7
3,8
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Total
Muy buena Buena 18,2
Media 36,4
4,5
Menor a la que deberia tener 31,8
Ns/nc 9,1
Sin embargo los directores se sienten infravalorados por la sociedad. El 39% cree que su
status social es menor al que debería tener por su rol; sólo el 55% cree que su calidad de
vida es buena o muy buena.
Total
Jueces de ejecución -Oficios -Relación con Fiscalías Organismos de control 44,0
Falta de recursos económicos - Falta de establecimientos modernos Falta de compromiso de RRHH
Otras 40,0
Ninguno 8,0
24,0
4,0
Dentro de los obstáculos que encuentran los directores para cumplir con su trabajo, ade-
más de la esperable falta de recursos económicos, el 44% menciona la relación con los
jueces de ejecución, fiscalías u organismos de control.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Conclusiones
Los resultados de la encuesta permiten observar en nuestro país, la clásica tensión descripta
en la literatura internacional sobre el tema, entre la complejización burocrática del papel de
director, que lo asimila más a un gerente general, con la visión clásica paternalista del rol.
El medular estudio realizado por Shane Bryans sobre los prison governors en el Reino
Unido muestra claramente esta dicotomía. Los cambios que se observan en el rol en las
últimas décadas son los siguientes:
En función de los resultados presentados más arriba, creemos que esta mutación del rol
puede observarse, si bien parcialmente, en el SPF. Por un lado los directores se siguen
viendo a sí mismos como líderes carismáticos, cuya personalidad es fundamental para el
buen funcionamiento del establecimiento, y buscan ser considerados líderes justos más
que ejecutivos. La mayoría sigue recorriendo diariamente el establecimiento, impartiendo
órdenes a sus subordinados mediante reuniones presenciales, lo que sugiere una falta de
sistematización en la delegación de tareas. En encuestas realizadas a agentes, sólo el 65%
reconoce positivamente la relación con su jefe directo.
Sin embargo, existen muchos indicadores que muestran que los directores reconocen que
la función está cambiando. Las tareas principales que manifiestan realizar los directores
son asimilables al gerenciamiento de cualquier gran organización: gestión, gerenciamien-
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
to, proyección, administración y diálogo con las áreas que tienen a cargo. El 78% cree
que al menos en alguna medida, su trabajo es asimilable al de un gerente general de una
gran organización, y la mayoría ha debido incorporar conocimientos de administración y
finanzas para poder llevar a cabo su rol. Se reconoce autonomía al personal a cargo. La
mayor necesidad de rendir cuentas puede vislumbrarse en el papel de organismos de con-
trol, juzgados o fiscalías, si bien éstas son percibidas por los directores como obstáculos.
La tensión entre estas dos concepciones del rol se ve reforzada por la poca claridad que
parecen tener los directores sobre qué tareas deben realizar personalmente, sin delegarlas
a otros: ninguna respuesta obtuvo más del 20% de adhesiones y la mayoría (25%) optó
por mencionar que realizan personalmente “las más importantes”. Sería deseable contar
con una sistematización más clara del rol de director, que podría elaborarse en base a una
descripción dada por los propios directores de sus tareas diarias. Esta formulación de lo
que debería ser un “día típico” del director ayudaría a los directores a comprender qué se
espera de ellos, especialmente en momentos en los que hay una percepción general de que
el rol está cambiando.
Por otro lado los propios directores reconocen que tuvieron que adquirir nuevas com-
petencias, fundamentalmente referidas a procesos de planeamiento administrativo, para
llevar a cabo sus tareas. Debe hacerse foco en esta cuestión de la capacitación de los
directores para el nuevo rol gerencial que deben cumplir, toda vez que sólo el 44% de los
encuestados consideró que tuvo una adecuada preparación. En estudios sobre la totalidad
de agentes del SPF, éstos manifiestan haber tenido una capacitación adecuada para el
puesto, lo cual confirma que las temáticas que deben incluirse son aquellas específicas
para los mandos directivos, tales como administración y gerenciamiento.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Introducción
Presentamos aquí los resultados de la encuesta de modelo de gestión y clima laboral
efectuada al personal penitenciario en el año 2015 con el objetivo de indagar acerca de
las perspectivas, demandas y necesidades de los agentes en torno a su trabajo y al del
funcionamiento general del Servicio Penitenciario Federal.
Se ha diseñado este estudio con el fin de conocer en mayor profundidad las realidades
internas de la administración y de sus gestores cotidianos y poder evaluar y mejorar la
efectividad de las políticas penitenciarias. Para ellos hemos utilizado un instrumento de
recolección de datos con preguntas cerradas -la encuesta de tipo cuantitativa- que nos
permitió tomar una muestra representativa de todo el espectro de trabajadores dentro de la
organización, logrando así obtener resultados extrapolables a todo el personal que trabaja
en la institución.
Este tipo de encuesta es muy utilizado dentro de grandes organizaciones -tanto públicas
como privadas- para identificar y localizar los principales problemas que involucran a la
dinámica laboral y a su vez identificar las fortalezas con que cuenta la organización para
poder articular cambios y nuevas estrategias de acción para revertirlos.
Este tipo de proyectos brindan insumos clave para el diseño y evaluación de programas
generales y específicos aplicados con el fin de mejorar el desempeño de la labor penitencia-
ria. A su vez, se convierten en información confiable al momento de tomar decisiones que
afecten el modo de gestión y organización de los recursos humanos dentro de la institución.
Han participado de este estudio 432 agentes penitenciarios que en forma anónima y des-
interesada han volcado sus opiniones en el cuestionario con la expectativa de que sus
percepciones cotidianas contribuyan a mejorar la dinámica laboral cotidiana y el funcio-
namiento general del Servicio Penitenciario Federal.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
I - Satisfaccion laboral
Comenzamos el cuestionario preguntando acerca de los motivos de ingreso al Servicio
Penitenciario Federal. Como primer característica se destaca la estabilidad laboral que
ofrece la institución a sus empleados; en segundo lugar, la recomendación familiar, pro-
pia de una institución que genera una fuerte identidad entre sus agentes que se transvasa
inter-generacionalmente.
Solo el 15% de las encuestados arguye razones no instrumentales tales como la vocación
de servicio o el deseo de contribuir al orden social. Es claro que la estabilidad laboral
que brinda el SPF es un poderoso atractivo para el ingreso.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Al cotejar con el tándem de preguntas que versan sobre la satisfacción laboral, podemos
ver que la expectativa de estabilidad económica al momento del ingreso se sostiene en la
actualidad de la vida de los agentes: preguntados acerca de cuáles son las características
más positivas de trabajar en el SPF, entre las primeras cinco respuestas encontramos
tres que tienen que ver con las condiciones laborales –estabilidad laboral, condiciones
de retiro y relación sueldo-trabajo-, mientras que las otras dos se centran en el trabajo en
equipo y el compañerismo.
%
Estabilidad laboral 60,3
Trabajo en equipo 55,7
Compañerismo 30,6
Condiciones de retiro 25,8
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Tomando en cuenta las preguntas específicas sobre la situación económica actual y sala-
rial de los agentes, se refuerza la idea de la estabilidad laboral como variable
motivacional para trabajar en el SPF: solo el 15% se manifestó descontento con el salario
que percibe y solo uno de cada cuatro afirma que de trabajar en la actividad privada su
sueldo sería mayor al que percibe actualmente.
MuyNi
dede acuerdo
acuerdo + ni
deen desacuerdo
acuerdo En desacuerdo
+ muy en desacuerdo
Ns/ncTotal
Muy de Ni de Endesacuerdo
acuerdo ni en + muy en Ns/nc Total
acuerdo desacuerdo desacuerdo
+ de acuerdo
1
Revista de Criminología - Número I - Año
los agentes con la institución donde trabajan, basándonos en una serie de ítems las cuales
debían ser respondidos manifestando un determinado nivel de acuerdo. Al analizar las
respuestas obtenidas, en promedio siete de cada diez agentes se encuentran comprometi-
dos con el SPF y solo uno de cada diez se encuentra disconforme frente a esta dimensión.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Muy de Ni de En
acuerdo + acuerdo desacuerdo
de ni en NS/NC Total
+ muy
acuerdo desacuerdo en
desacuerdo
En términos generales, considero que dentro del SPF 73,8 16,2 8,9 1,2 100,0
se trabaja en equipo
El mal rendimiento en nuestro equipo es corregido
con efectividad 60,4 23,9 13,6 2,1 100,0
Las personas de mi equipo trabajan juntas para
encontrar maneras de mejorar el servicio que proveemos 82,2 12,2 3,0 2,6 100,0
Las personas de mi equipo son alentadas para plantear
nuevas y mejores maneras de realizar el trabajo 70,3 20,4 6,6 2,8 100,0
Existe un nivel de interacción adecuado entre los
directivos, el mando medio y el nivel operativo 56,9 23,4 15,9 3,7 100,0
Las personas de mi equipo son confiables a la hora de
ayudar cuando las cosas se ponen difíciles en el 85,7 10,1 2,1 2,1 100,0
trabajo
Los números más bajos se concentran en la falta de comunicación entre las distintas jerar-
quías y en la efectividad con que se mejora el mal rendimiento del equipo.
Ante la pregunta específica sobre la satisfacción con su propio equipo de trabajo –cuadro
n°6-, nueve de cada diez agentes demostraron estar satisfechos y/o muy satisfechos con
lo que hace su equipo y sienten orgullo de ser parte de él.
Estoy satisfecho con lo que hace mi equipo y disfruto siendo parte de él 52,7
Soy indiferente de lo que hace mi equipo y preferiría no ser parte de él ,9
No me gusta lo que hace mi equipo y preferiría no ser parte de él ,5
Estoy absolutamente disgustado con lo que hace mi equipo y quisiera dejar de ser pronto parte
,2 de él
Ns/nc Total 7,0
100,0
1
Revista de Criminología - Número I - Año
IV - Superiores directos
Relacionado al trabajo en equipo se encuentran los ítems que buscan indagar la relación
con los superiores y los jefes del personal, donde las calificaciones positivas disminuyen
sensiblemente: esta vez solo el 65% en promedio, reconoce positivamente la relación con
su jefe. Sin contar con datos comparativos intertemporales, es difícil evaluar este resulta-
do, teniendo en cuenta que en una organización vertical como el SPF la relación con los
jefes o con la superioridad puede tener mayores grados de tensión o conflictividad que
con los propios compañeros. Si se observa, en este mismo volumen, la encuesta realizada
en 2015 a directores de establecimientos penitenciarios, pueden verse resultados compa-
tibles con esta problemática, en los temas referentes al modelo comunicacional que los
mismos utilizan para impartir órdenes a sus subordinados.
Muy de Ni de En
acuerdo + acuerdo ni desacuerdo
en + muy en NS/NC Total
de acuerdo desacuerdo desacuerdo
Mi jefe me motiva para ser más efectivo con mi 62,1 22,0 13,1 2,8 100,0
trabajo
Mi jefe está dispuesto a recibir mis ideas 69,3 15,7 11,0 4,0 100,0
En general, tengo confianza en las decisiones que toma mi Jefe
66,7 19,2 9,8 4,2100,0
Mi jefe reconoce cuando hago bien mi trabajo
65,8 17,3 11,9 4,9100,0
MuyNidedeacuerdo
acuerdo
+ ni
deen desacuerdo
acuerdo En desacuerdo
26,5
51,8
+ muy en desacuerdo
NS/NC Total
18,3
80,310,8
Recibo devoluciones permanentes sobre mi trabajo Tengo 14,3
objetivos 5,4
de trabajo claros 3,5
72,4 100,0
9,6
Tengo una carga de trabajo aceptable 65,121,8 3,5 100,0
Las devoluciones que recibo me ayudaron a mejorar mi 67,219,0
rendimiento 10,1 3,7 100,0
Creo que mi desempeño es evaluado de manera justa 11,0 3,0 100,0
2,8 100,0
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
V - Capacitación y aprendizaje
Dentro de las fuerzas de seguridad, los cursos de capacitación y aprendizaje representan
un ítem muy importante para el desarrollo positivo de la tarea de los agentes. Si tomamos
en cuenta las respuestas frente a la pregunta relacionada al curso de ingreso al SPF –cua-
dro 10- podemos notar la importancia de la capacitación y el aprendizaje para desarrollar-
se dentro de la fuerza: a tres de cada diez agentes les resultó difícil o muy difícil el curso
de ingreso, mientras que la mitad declaró que no le resulto ni difícil ni fácil.
Como contrapartida positiva, casi la totalidad de los agentes demuestran un alto nivel de
aceptación frente a la propuesta que considera “fundamental capacitarse para desarrollar
su tarea”, y siete de cada diez consideran que las actividades educativas y de desarrollo
que ha completado en los últimos años le han ayudado a mejorar su trabajo.
Muy deNi deEn acuerdoacuerdo nidesacuerdo
+ deen+ muy enNS/NC Total acuerdodesacuerdodesacuerdo
Considero fundamental capacitarme para realizar mi tarea 91,8 5,6 ,9 1,6 100 0
Soy capaz de acceder a las oportunidades de
aprendizaje adecuadas cuando las necesito 78,2 11,5 7,5 2,8 100,0
Las actividades educativas y de desarrollo que he
completado en los últimos años me ayudaron a
mejorar mi trabajo 67,7 16,9 11,0 4,4 100,0
Tengo los conocimientos y las habilidades necesarias
para realizar eficazmente mi trabajo 81,5 12,4 2,8 3,3 100,0
Tengo los recursos que necesito para hacer mi trabajo
de manera efectiva 53,9 17,1 24,4 4,7 100,0
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Ante los guarismos expuestos, podemos preguntarnos si la dirección del SPF logró ofre-
cer las capacitaciones necesarias a los agentes para mejorar que mejoren su rendimiento
y tengan más herramientas para llevar adelante su trabajo. Al observar el cuadro n°11,
encontramos que ocho de cada diez encuestados manifestaron que pueden acceder a las
oportunidades de aprendizaje adecuadas cuando las necesita, y el mismo número consi-
dera que tiene los conocimientos y las habilidades necesarias para realizar eficazmente su
trabajo. La mitad del personal declaró haber participado o haber sido invitado a participar
en actividades o cursos de capacitación brindados por la entidad en los últimos 12 meses.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
En relación a las vivencias personales, hemos buscado indagar más profundamente en los
episodios de discriminación vividos por los agentes dentro de la organización, a través de
una lista de posibles ofensas entre distintos niveles de jerarquías o entre pares.
Un dato alentador tiene que ver con la reacción que tomarían los agentes en caso de sufrir
1
Revista de Criminología - Número I - Año
algún tipo de violencia laboral: más de la mitad de los encuestados menciona que realiza-
ría una denuncia dentro del SPF al agresor mientras que solo el 17% decidiría no hacerlo,
principalmente por considerar que existen formas personales de resolver los problemas.
%
SI 62,8
NO17,1
NS/NC 20,1
TOTAL100,0
Toda organización tendiente hacia un modelo de gestión racional de normas se guía por
una aplicación mayor de protocolos para la acción que coarten la discrecionalidad perso-
nal al momento de actuar. Al consultar a los agentes acerca de su modalidad de trabajo,
encontramos que la mayoría declara que su trabajo cotidiano es regido por reglas pre-
establecidas, y que las funciones que cumple están claramente definidas. Al ser consulta-
dos por el accionar de sus jefes, el porcentaje es levemente inferior, aunque sigue siendo
predominante.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
En términos generales, cuándo usted actúa en su trabajo, ¿lo hace siguiendo reglas
pre-establecidas o actúa de acuerdo a su criterio?
NS/NC 14,5
%
TOTAL 100,0
Sigue reglas pre establecidas 72,1
Actúa de acuerdo a su criterio 13,3
En términos generales, ¿usted considera que su jefe sigue reglas pre- establecidas
para actuar o actúa principalmente de acuerdo a su criterio?
%
Al analizar la relación que los agentes penitenciarios mantienen con la alta dirección
del SPF encontramos que el nivel de satisfacción disminuye en relación a otros ítems:
solo uno de cada dos trabajadores declara “tener confianza en las decisiones que toma la
dirección del SPF” y un porcentaje levemente menor considera que “cuando se realizan
cambios en general son para mejor”. Liderando esta actitud de leve desconfianza se en-
cuentra la falta de información recibida acerca de los cambios y las cuestiones que afectan
el trabajo de los agentes. (Cuadro 25). Esta opinión se refuerza al observar que el 45% de
los encuestados considera que los directivos de la institución no tomarán acciones sobre
los resultados de la encuesta. En reiteradas preguntas el problema de la comunicación
surge como una demanda de los agentes a resolver por las autoridades.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
En general tengo confianza en las decisiones que 48,0 29,7 18,5 3,7 100,0
toma la alta dirección del SPF
Cuando se realizan cambios dentro del SPF 43,1 37,2 16,6 3,0 100,0
generalmente son para mejor
El spf me mantiene informado acerca de cuestiones 43,1 24,1 28,8 4,0 100,0
que me afectan mi trabajo
¿Cree que la alta dirección del SPF tomará acciones sobre los resultados
de esta encuesta?
% 28,1
SI NO 44,5
NS/NC 27,4
TOTAL 100,0
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Dentro del cuestionario se incluyeron algunas preguntas que buscan indagar en las pro-
blemáticas y aspectos considerados negativos dentro de la organización. Para ello, se
formuló una pregunta abierta –“¿podría mencionar alguna de las características que con-
sidera más negativas de trabajar en el SPF?” que luego fue codificada arrojando los si-
guientes resultados.
%
Escasez de recursos / mantenimiento / higiene / condiciones materiales de trabajo
14,1
Exposición a situaciones de riesgo / causas penales / stress laboral / falta de contencion adecuada
10,3
Sueldo bajo1,9
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Los resultados muestran una dicotomía muy marcada: los agentes consideran en forma
muy positiva al trabajo dentro del SPF mientras que perciben que la sociedad tiene una
imagen muy negativa de su lugar de trabajo, guiada por la ignorancia sobre el tipo de
trabajo que lleva adelante.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
IX - Conclusiones
El presente estudio ha tenido como objetivo principal conocer el índice de satisfacción
laboral de los empleados del Servicio Penitenciario Federal así como las características
de la dinámica de trabajo y el tipo de gestión organizacional existente.
Los números demuestran que los trabajadores experimentan altos niveles de orgullo y
sentido de pertenencia por la institución en la que trabajan, y ello en cualquier organiza-
ción representa una ventaja muy importante para contar con el compromiso ante la imple-
mentación de nuevas políticas.
En el caso particular del Servicio Penitenciario Federal, los agentes manifiestan una fuer-
te creencia en los valores y la ética de trabajo de la organización, transmitida incluso
intergeneracionalmente por el alto porcentaje de familiares directos o retirados en la insti-
tución que tienen los agentes. Este fuerte arraigo hacia un sistema de valores compartido
debe ser tomado en cuenta a la hora de proponer cambios e innovaciones desde la direc-
ción: contar con el compromiso de los trabajadores es una gran ventaja siempre y cuando
no afecte el núcleo central de ideas y creencias compartidas por el personal.
Asociado a la alta satisfacción laboral los agentes consideran que en general sus relacio-
nes laborales suceden en un clima de respeto y buen trato, tanto entre pares como en la
relación con la superioridad. En términos generales, la dinámica de trabajo con la jefatura
es bien aceptada y cuenta con buenos niveles de confianza entre los trabajadores.
No obstante, a nivel general está extendida la idea que no existe mucha tolerancia hacia
diferencias de tipo cultural o ideológica entre los agentes, y un porcentaje importante ha
declarado haber sido víctima de episodios negativos tales como ofensas verbales entre
compañeros o asignación de tareas con la mera finalidad de humillar por parte de sus su-
periores.
1
Revista de Criminología - Número I - Año
En materia de aprendizaje y capacitación, los indicadores muestra una realidad muy alen-
tadora: casi la totalidad de los agentes se muestran dispuestos a capacitarse y consideran
fundamental poder hacerlo para llevar a cabo su tarea. Esta expectativa se ve cumplida
por la organización ya que han expresado ser capaces de acceder a las oportunidades de
aprendizaje cuando las necesitan.
Entre los temas para mejorar predomina la idea dentro del SPF de un importante nivel
de corrupción dentro de la fuerza, así como una visión negativa del sistema de ascensos
donde no se percibe que sean los más capacitados quienes ocupan las mayores posiciones
jerárquicas. Se observatambién una demanda para mejorar la comunicación de todas las
reglamentaciones que afecten la dinámica laboral de los empleados como así también una
queja constante por la falta de recursos para lograr los objetivos propuestos.
Finalmente hemos propuesto una evaluación general del trabajo que llevan a cabo los
agentes, encontrando opiniones muy positivas en relación a su rendimiento y al de la or-
ganización en general. No obstante, se encuentra muy presente la idea de que la sociedad
ignora, prejuzga y rechaza el trabajo realizado por el SPF, lo cual no puede sino repercutir
negativamente en la vida de los trabajadores de la institución.
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
recursos y los protocolos de acción, encuentra buena aceptación entre los agentes, y po-
siblemente puede resultar exitosa su aplicación siempre y cuando el espíritu de cuerpo y
camaradería no sea reemplazado por una burocracia que deje de lado los valores
esenciales de la ética penitenciaria.
Datos de clasificación
Unidad / organismo
CPF I 83 19,4
Frecuencia %
CPF II 57 13,3
CPF CABA 85 19,9
CPF III 42 9,8
CPF IV 30 7,0
UNIDAD 7 25 5,9
UNIDAD 4 25 5,9
UNIDAD 9 24 5,6
UNIDAD 6 21 4,9
DIRECCION NACIONAL 35 8,2
Total 427 100%
Género
%
Masculino 66,0
Femenino 34,0
Total 100,0
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Edad
%
18–25 12,9
26–30 20,1
31–40 52,0
41–5013,3
51 Y MAS 0,9
NS/NC0,7
TOTAL 100,0
Antigüedad en el SPF
%
Jerarquía
%
Oficial jefe 6,3
Oficial 16,0
Total 100,0
1
Instituto de Criminología - Servicio Penitenciario
Nivel de instrucción
%
Posgrado 3,7
Universitario 17,6
Terciario 15,0
Total 100,0
Escalafón
%
Cuerpo general 70,0
Profesional 17,8
Auxiliar 6,1
Administrativo 4,0
Ns/nc 2,1
Total 100,0
1
Revista de Criminología - Número I - Año
Ficha técnica
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