En una casa a las afueras de Francfort vivía una familia muy
adinerada. El padre era el director de una fábrica de colchones y la madre era profesora particular de canto. Tenía dos hijos, una hija que se llamaba Anny y un hijo que se llamaba Eric. Los dos padres vivían muy ocupados por su trabajo, el padre tenía que controlar que los pedidos llegaran a su destino y que todo marchara bien, y la madre trajinaba de arriba abajo con sus clases particulares, a los niños los cuidaba una niñera que vivía en una aldea al nordeste de la ciudad, sobre unas lomas muy pronunciadas, bajaba todas las mañanas en su bicicleta ya muy deteriorada. Una mañana, semanas antes de la Navidad, la niñera mientras les preparaba el desayuno a los niños, hablaba con ellos, que esperaban sentados a la mesa. La niñera les preguntó qué habían pedido para estas Navidades, y los niños le dijeron que aún no lo habían pensado, y la niñera en tono triste suspiró y dijo: - Yo he pedido que mi padre se mejore, porque está muy enfermo aunque también me gustaría una bicicleta nueva, porque la que tengo está muy rota y con el dinero que gano solo tengo para pagarme los estudios.
Cuando la niñera los dejó en el colegio, Eric y Anny empezaron ha
hablar y Anny dijo que le daba mucha pena su niñera, que había pensado en que como ellos dos tenían todo lo que podían necesitar, qué mejor regalo para una humilde muchacha que una bicicleta nueva, ya que no podían curar a su padre. Pero Eric que era un chico más frío dijo que no, que si ella quería que hiciera pero que el no lo hacía porque quería el coche de juguete que tanto llevaba esperando, por mucha pena que le diese no podía dejar pasar esa oportunidad, entonces Anny se enfadó, se dio media vuelta y se fue. No se dirigieron la palabra en todo el día. Por la noche mientras que Anny rezaba a los pies de la cama, Eric la observaba y le dijo: - Si tanta ilusión te hace yo te ayudaré para que la niñera tenga su bicicleta nueva. En ese momento Anny hizo la señal de la cruz rápidamente y de la emoción se giró con los ojos brillantes y abrazó a su hermano y le dijo: - ¡Sabía que no eras tan frío y que lo harías, lo sabía! - Para un poco, que no es para tanto.
Anny le había contado todo esto a su madre, los niños consiguieron
convencer a los padres para que invitaran a su niñera a cenar la noche de Navidad, pero la niñera dijo que no porque esa noche quería estar con su padre, pero que muchas gracias. En ese momento los niños pensaron otro plan de Navidad: ir a cenar a casa de la niñera. Cuando llegó la noche que tanto había esperado los niños, Anny mientras es arreglaba estaba un poco preocupada por si lo que habían pedido no resultaba. Cuando llegaron a casa de la niñera, ésta se llevó una gran sorpresa, ya que no esperaba la presencia de la familia. En la cena rezaron y comieron el pavo, cuando terminaron recogieron todo, la niñera preparó café para los invitados y se sentaron a conversar mientras que los niños jugaban con el perro. Anny se empezó a preocupar, porque nada fantástico sucedía, pero de pronto sonó el timbre, la niñera fue abrir la puerta pensando quién sería a estas horas de la noche, la abrió, entró un remolino de viento y vio una bicicleta rosa con una cesta, se quedó maravillada, la tocó, la movió y vio caer un papelito de color amarillo que ponía: “Para esta niñera con tanto amor encima”, la niñera la entró, miró a su familia, miró a sus niños llorando y los abrazó llorando