Está en la página 1de 2

REFLEXIÓN SOBRE LA FILOSOFÍA COMO ESPACIO EMANCIPADOR Y CÓMO SE RELACIONA CON

LA PROPUESTA DE INVESTIGACIÓN

Taller de diálogo transdisciplinario


Graciela Solórzano Castillo

Plantearnos para qué puede servir o en qué contribuye una propuesta filosófica a nuestra sociedad
quizá se vea frente al problema y el prejuicio que nos hace pensar lo innecesario que resulta una
reflexión de esa índole, pues no importa en un paradigma tan práctico como en el que vivimos;
sobre todo en una ciudad industrial como la nuestra en el que la atención se centra en otro tipo de
necesidades, entre ellas las económicas. Sin embargo, esto no se sostiene por mucho tiempo, ya
que hasta en las ciencias exactas es importante un desarrollo de cuestiones que conciernen a la
filosofía desde distintas ramas que la conforman como la ética. Entonces, ¿qué sentido tiene hablar
de un sistema hermenéutico llamado Neobarroco formulado por Severo Sarduy hace ya bastantes
años?, ¿por qué reflexionar sobre las identidades y sexualidades no hegemónicas desde el lenguaje
y la representación es una labor justificable? Los individuos somos seres simbólicos y las
simbólicas dirigen nuestras vidas, nos orientan. Por lo tanto, resulta muy difícil querer escapar del
cuestionamiento sobre ellas. No somos autómatas, aunque nuestra construcción cultural pretenda
eso en algunos aspectos de nuestra vida.
Así, considero importante comprender las propuestas que han surgido desde nuestro
continente para conformar nuestra identidad, pues también nos proponen un sentido, nos afirman.
Y si ese sentido no nos satisface es conveniente replantear, redirigir. Pero esto no es posible desde
el desconocimiento, por eso es importante visibilizar la filosofía hispanoamericana, contribuir,
hemos dicho, en el sentido de nuestra identidad, nombrarnos, desglosar nuestros cambios,
comparar, recrear, emanciparse. Por otro lado, resulta evidente que las sexualidades no
hegemónicas en el siglo XXI cada vez son más visibles, pues han ido escapando de ese
desnombramiento y estigma del que fueron víctimas en la vida diaria e incluso en la teoría por
diferentes cuestiones en nuestra cultura occidental, por ejemplo la hegemonía de la dicotomía entre
lo femenino y lo masculino, la influencia de la religión, la permanencia de algunos paradigmas:
entender cómo ha sido ese proceso es importantísimo para los sujetos que se reconocen en ellas,
yo entre ellos, pues es una confirmación de nuestro ser a través del cuerpo, la palabra, la memoria
y el deseo. Considero que la reflexión del Neobarroco y la propuesta teórica de S. Sarduy
contribuye al autorreconocimiento del sujeto y la cultura, pues hace una lectura de las expresiones
del ser hispanoamericano del siglo XX y reconoce y nombra que los sujetos evolucionan y se
confirman más allá de lo hegemónico. Es en esta evolución también donde radica la importancia
de proponer, darle continuidad a la tradición, pero desde nuestra necesidad, pues cincuenta años
han pasado desde las propuestas teóricas de Severo Sarduy en las que probablemente él encontró
una libertad que hoy nos hereda, pero para tomar parte de esa herencia debemos aportar,
reconstruir: ¿qué hacer con ello entonces? Eso es lo que busco proponer como una respuesta que
se transfigure en un grano de arena.

También podría gustarte