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Para el derecho laboral, como cuerpo normativo que regula las relaciones de
trabajo, es trascendental que se acople al proceso evolutivo de las sociedades,
de tal manera que no permita aristas que impliquen vulneración de
derechos para las partes del vínculo laboral.
Y ya que actualmente nos encontrarnos en un proceso igualitario de género y
de la no discriminación, donde no se admiten diferencias irrazonables hacia los
trabajadores
Es claro que se debe priorizar la capacidad y el desempeño sin importar si es
hombre, mujer, joven o adulto. Siendo por ello necesario analizar el principio de
igualdad ante la ley, trato y oportunidades en el derecho laboral.
1.4.1. Marco conceptual
En razón a ello el autor Julio A. GRISOLI, señala que “para establecer un
concepto del deber de no discriminar hay que partir del principio de igualdad
ante la Ley, lo que supone dispersar igualdad de trato para quienes son iguales
y se encuentran en igualdad de condiciones” 1.
Y es que este deber adquiere especial relevancia en el Derecho del Trabajo
donde el presupuesto básico de la relación laboral es el respeto de la dignidad
humana, lo que implica otorgar un trato igualitario a las personas relacionadas
con un mismo empleador que se hallen en circunstancias iguales.
En pocas palabras nos referimos a un principio que impide la discriminación in
iure (establecida por la normatividad) o de facto (establecida por el empleador)
ya que consiste en la prohibición de cualquier distinción o preferencia basado
en motivos de raza, color, sexo, etc.
1.4.2. Acepciones del principio de igualdad laboral
Igualdad ante la ley: este precepto es una garantía exigible frente
la autoridad pública y en la relación entre particulares, extensible hacia
otros niveles del Estado. No es solo la igualdad ante la Ley (o una norma
en particular) sino también a la igualdad en la aplicación de la Ley, sea
en su función legislativa, administrativa y/o jurisdiccional.
Igualdad de trato: bajo este lineamiento se reafirma y consagra la
igualdad de derechos y oportunidades frente a la arbitrariedad, sin
desconocer las diferencias naturales, sociales y culturales de los
individuos. La igualdad de trato vincula la autonomía privada en sus
diversas manifestaciones, normativas o no normativas.
Igualdad de oportunidades: en la igualdad de oportunidades se refleja el
sentido de la justicia distributiva; el derecho desigual igualatorio,
1
GRISOLI, Julio. Manual de Derecho Laboral. Edición 2004, pág. 304
la igualdad de posibilidades considera que la disposición de beneficios
se realizará sobre la existencia de una causa objetiva y razonable de
distinción.
1.4.3. Marco normativo
En cuanto a su marco normativo, la Constitución Política del Estado regula
ciertos principios y derechos que se interrelacionan dentro de una relación de
trabajo, ejemplo de ello tenemos los principios de: igualdad ante la ley, de
igualdad de oportunidades y de no discriminación. Este último contempla una
serie de supuestos por los que no se admite la discriminación, ergo, los
supuestos que no están contemplados permitirían al Estado y a los demás
ciudadanos ejercer la discriminación.
Sin embargo, existe un principio –ignorado normativamente– que abarca a
todos estos principios antes mencionados, se denomina: el principio de
igualdad de trato, pilar fundamental del derecho de trabajo por su indudable
trascendencia en la protección y concreción de la equidad al interior de las
relaciones laborales, pero sobre todo porque este principio proscribe todas las
diferencias irrazonables.
No obstante, no está regulado en nuestra carta magna, por lo que el
constituyente ha creído conveniente reemplazar tal precepto con principios más
específicos, como el de igualdad ante la ley, el mandato de no discriminación e
igualdad de oportunidades; empero, el principio de igualdad de trato es
contemplado en diversos cuerpos normativos e instrumentos internacionales
ratificados por el Perú.
Sin embargo, existe cierta tratativa de este principio en el proyecto de la “Ley
General de Trabajo” pero no es suficiente, sobre todo porque no está erigido a
una importancia de orden constitucional como los principios antes
mencionados, restándole envergadura y trascendencia en la legislación laboral
peruana. Por lo que es necesaria una modificación del texto constitucional, a fin
de establecer este principio de características más precisas y concretas dentro
de la relación laboral.
1.4.4. Casuística:
2
Boza, Guillermo. Derecho del trabajo. Lima: Fondo Editorial de la PUCP, 2020.
La renuncia de derecho debe ser gratuito. Caso contrario, si el
trabajador puede recibir una contraprestación, esto implicaría que no es
una renuncia; toda vez que estaríamos en un intercambio comercial. Por
ejemplo, podría darse un acuerdo de cesión de derechos que a cambio
tenga una contraprestación. En este supuesto no habría una renuncia.
Tenemos que considerar que los derechos a los que renuncia el
trabajador deben ser ciertos. Esto es, deben poder ser materializados
durante la relación laboral en algún momento de la vinculación
contractual.
1.5.4. Tipos de disposición de derechos
Para el maestro Javier NEVES3, hay una manera didáctica de sistematizar la
disponibilidad de derechos y sus consecuencias. El análisis que realiza
considera el origen del derecho (como puede ser la ley, convenio colectivo o
contrato), así como el sujeto que se ve afectado y el sujeto que dispone los
derechos; luego, identifica el resultado o consecuencia.
1.5.5. Casuística
Ejemplos de este supuesto son los que plantea Jesús Miguel CHANAMÉ
ARRIOLA4 :
3
Citado por Jesús Miguel CHANAMÉ ARRIOLA (2020). ¿Cuándo se aplica el principio de
irrenunciabilidad de derechos laborales? LEGIS. Fuente: https://lpderecho.pe/aplica-principio-
irrenunciabilidad-derechos-laborales/
4
Ídem.
Cuando disposición de vacaciones por parte del trabajador, quien firma
un convenio con su empleador para tener 20 días de vacaciones,
cuando la norma estipula 30 días. En este supuesto aplicará la
irrenunciabilidad, al atentar contra una norma imperativa y dicho acuerdo
será nulo.
Cuando en una liquidación de beneficios sociales el trabajador firma un
acuerdo que dice «acepto que he cobrado todos los beneficios laborales
y no me deben nada». Si hubiera algo que reclamar, corresponde aplicar
este principio de irrenunciabilidad de derechos y esa renuncia es
nula.
Cuando un locador de servicios, a quien se le paga mediante recibo
por honorarios, firma un documento en el que indica: «Yo, locador de
servicios, declaro que no tengo ningún derecho laboral»; pero, en
realidad, por primacía de la realidad, sí es un trabajador dependiente.
Esa persona puede reclamar luego derechos y beneficios laborales,
pese a que haya firmado ese acuerdo.
5
Toyama Miyagusuku, Jorge. El Derecho Individual del Trabajo en el Perú: Un enfoque teórico –
práctico. Lima, 2020. Editorial Gaceta Jurídica. Pág. 588.
6
Valderrama Valderrama, Luis Ricardo. Nociones fundamentales sobre el Despido. En: Estudios
sobre el despido en el Perú. Lima, 2020. Editorial Gaceta Jurídica. Pág. 11.
Bajo esas consideraciones previas, corresponde analizar puntualmente, las
características y el desarrollo legal en las Constituciones de 1979 y 1993
respecto el derecho a la estabilidad laboral.
1.6.3. Marco Normativo
En la década del noventa, enmarcado nuestro país, ya no en una economía
social de mercado, sino en una economía neoliberal, nace la Constitución de
1993, la que ya no consagra en su articulado, es decir, no reconoce, el derecho
a la estabilidad, como si lo hizo la Constitución de 1979.
Efectivamente, la estabilidad laboral no fue recogida en la Constitución de
1993, pues ésta, en su artículo 27º, solo reconoce que el trabajador “goza de
adecuada protección contra el despido arbitrario”, y no hace mención expresa a
la estabilidad laboral. Existe mucha diferencia entre el artículo 27° de la
Constitución de 1993 con el artículo 48° de la Constitución del 79; son
regulaciones totalmente diferentes en el Derecho Laboral.
Conforme se aprecia, el constituyente del año 1993, sólo considero importante
regular constitucionalmente la estabilidad de salida, dejando desprotegida la
estabilidad de entrada, eso no significa que la ley no la regule, si lo hace, lo que
pasa es que prevalecerá más un contrato de trabajo eventual, plazo fijo, que la
de plazo indeterminado.
Y es que la Constitución de 1993, ha morigerado la expresión, indicando que
ésta se ha dado en dos formas, siendo la primera que no menciona
explícitamente la estabilidad y en la segunda la referida a la frase que el
trabajador gozará de adecuada protección contra el despido arbitrario, y que la
ley debe explicar los alcances de dichos conceptos.
Sin embargo aunque la Constitución de 1993 no haya recogido de forma
expresa el tipo de estabilidad laboral, ello no la invalida, ya que, de
conformidad a las normas internacionales (Convenio Internacional del Trabajo
N.º 158 y el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos
Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) la
legislación de los países puede reconocer la estabilidad laboral absoluta o
relativa; sin perjuicio que, al día de hoy y pese a la regulación de la
Constitución de 1993, los trabajadores gozan de estabilidad laboral absoluta
(de entrada y salida), lo que se ve reflejado en la posibilidad solicitar la
reposición a su puesto de trabajo, por supuestos distintos a los regulados por el
despido nulo.
1.6.4. Casuística
No se debe perder de vista que, si bien la Constitución de 1993 reconoce la
estabilidad laboral relativa, trasladando a la ley la determinación de la
adecuada protección contra el despido
Ya que en atención a las STC N.º 1124-2001-AA/TC y STC N.º
976-2001-PA/TC
Actualmente, un trabajador que fue víctima de un despido injustificado (distinto
al despido nulo) puede solicitar válidamente su reposición a su puesto de
trabajo. Por tanto, considerar que la Constitución de 1979 otorga mayor
protección al trabajador al otorgar estabilidad laboral absoluta, es un
despropósito, toda vez que, actualmente bajo lo dispuesto por la Constitución
de 1993, a la luz de las sentencias del Tribunal Constitucional, un trabajador
goza de estabilidad laboral absoluta, hecho que se demuestra con la
posibilidad de impugnar su despido y solicitar su reposición por supuestos
distintos a los señalados en el despido nulo.
CONCLUSION:
Los principios del Derecho del Laboral configuran parámetros indispensables
en base a los cuales se elaboran, interpretan y aplican las normas de índole
laboral. Al ser estos la concreción de valores como la dignidad, seguridad,
justicia e igualdad, que responden a la esencia del sistema normativo y
trascienden la misma, en rescate de los casos dudosos o de vacío legal que se
presentan en nuestra realidad jurídica, como núcleo del Derecho del Laboral,
que inspiran directa o indirectamente la solución de conflictos.
Fuentes: