Explora Libros electrónicos
Categorías
Explora Audiolibros
Categorías
Explora Revistas
Categorías
Explora Documentos
Categorías
Introducción y objetivos
El derecho laboral, así como el derecho en sí, se encuentra amparado en una serie de principios
que demarcan los pilares sobre los cuales transita el derecho laboral y que sirven de criterio
interpretativo de las normas que lo rigen. Es por lo expuesto, que los principios cobran tal
relevancia, que inclusive su tratamiento en varios de sus aspectos es de rango constitucional, tal
como se desarrolla en el artículo 53 de nuestra Carta Magna, que señala:
«ARTÍCULO 53. El Congreso expedirá el estatuto del trabajo. La ley correspondiente tendrá en
cuenta por lo menos los siguientes principios mínimos fundamentales:
»El estado garantiza el derecho al pago oportuno y al reajuste periódico de las pensiones legales.
»Los convenios internacionales del trabajo debidamente ratificados, hacen parte de la legislación
interna.
»La ley, los contratos, los acuerdos y convenios de trabajo, no pueden menoscabar la libertad, la
dignidad humana ni los derechos de los trabajadores».
PARTE 2
Estos principios, en el ámbito de una rama del derecho proteccionista al trabajador, quien lo
considera la parte débil de la relación contractual, buscan precisamente la justicia en las relaciones
entre los empleadores y los trabajadores, tal como se desarrolla en el artículo 1.º del Código
Sustantivo del Trabajo, que cita: «ARTÍCULO 1.º. OBJETO. La finalidad primordial de este Código es
la de lograr la justicia en las relaciones que surgen entre {empleadores} y trabajadores, dentro de
un espíritu de coordinación económica y equilibrio social».
Es precisamente frente a las desigualdades que pueden surgir en las relaciones laborales, vistas
dentro de un ámbito social, cuyo objetivo tampoco es afectar al empleador, que se busca la
coordinación económica y el equilibrio social, en aras de proteger la estabilidad laboral.
Los objetivos de este tema, por tanto, versan en los siguientes aspectos:
«La Corte ya precisaba que “debe entenderse que el derecho al trabajo no consiste en la
pretensión incondicional de ejercer un oficio o cargo específico, en un lugar determinado por el
arbitrio absoluto del sujeto, sino en la facultad, in genere, de desarrollar una labor remunerada en
un espacio y tiempo indeterminados”.
Respecto al mínimo vital y móvil la Corte Constitucional se ha pronunciado, señalando una serie de
reglas que no solo permiten visualizar este principio dentro de un plano cuantitativo, sino que se
tienen que analizar otros valores, como los que aparecen en la sentencia T-39 (2017):
III. En materia pensional, el mínimo vital no sólo resulta vulnerado por la falta de pago o por
el retraso injustificado en la cancelación de las mesadas pensionales, sino también por el
pago incompleto de la pensión, más cuando se trata de sujetos de especial protección
constitucional».
Es así como el mínimo vital puede variar dependiendo de los aspectos mínimos necesarios que
requiera una persona para vivir dignamente, analizando en cada caso en particular aquellos
aspectos que lo pudieren llevar a variar, como son las condiciones de vulnerabilidad, la edad o la
salud, entre otras.
Este principio se encuentra ampliamente ligado con otro principio como lo es el de seguridad,
pues como ha señalado la Corte Constitucional, el trabajo además de ser un medio de sustento
vital es una manifestación del libre desarrollo de la personalidad, por lo que se hace necesario que
el trabajador cuente con uno, en atención a la sociabilidad del hombre, quien a través del trabajo
puede cumplir sus propósitos personales e interrelacionales.
El principio de estabilidad laboral no comprende un derecho absoluto, por lo que no quiere decir
que el trabajador sea inamovible, ya que mientras el trabajador no realice actos que comprendan
justas causas para la terminación del contrato de trabajo, podrá contar con una certidumbre de
que la relación laboral continuará.
El principio de irrenunciabilidad a los beneficios mínimos que la ley laboral les ha otorgado a los
trabajadores surge del carácter proteccionista del derecho laboral y es por ello que fue objeto de
interpretación por la Corte Constitucional en sentencia C-023 de 1994, la cual en ponencia del
magistrado Vladimiro Naranjo Mesa, señaló:
«Cuando surge la pregunta de por qué son irrenunciables ciertos beneficios mínimos establecidos
por las leyes laborales, la respuesta debe apuntar a la conexidad del trabajo con la dignidad de la
persona humana y con el libre desarrollo de la personalidad. Ya se ha mencionado cómo el artículo
23 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que debe
haber condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo. No se trata de laborar de cualquier
forma, sino de una manera adecuada a la dignidad del trabajador. Por ende, la cultura humana ha
descubierto unas veces, y ha luchado por implantarlos, otras, beneficios que una vez adquiridos,
se tornan en irrenunciables, porque de renunciar a ellos, se desconocería la dignidad humana,
exigible siempre, y nunca renunciable. Porque para renunciar jurídicamente a la dignidad humana,
tendría que renunciarse al ser personal, hipótesis impensable en un orden social justo. El Estado
Social de Derecho, que tiene como fin servir a la comunidad, no puede tolerar que el derecho al
trabajo —que es de interés general—, se vea menguado por renuncias que el trabajador en estado
de necesidad pueda verse forzado a hacer».
«ARTÍCULO 14. CARÁCTER DE ORDEN PÚBLICO. IRRENUNCIABILIDAD. Las disposiciones legales que
regulan el trabajo humano son de orden público y, por consiguiente, los derechos y prerrogativas
que ellas conceden son irrenunciables, salvo los casos expresamente exceptuados por la ley.
»ARTÍCULO 43. CLÁUSULAS INEFICACES. En los contratos de trabajo no producen ningún efecto las
estipulaciones o condiciones que desmejoren la situación del trabajador en relación con lo que
establezcan la legislación del trabajo, los respectivos fallos arbitrales, pactos, convenciones
colectivas y reglamentos de trabajo y las que sean ilícitas o ilegales por cualquier aspecto; pero a
pesar de la ineficacia de esas estipulaciones, todo trabajo ejecutado en virtud de ellas, que
constituya por sí mismo una actividad lícita, da derecho al trabajador para reclamar el pago de sus
salarios y prestaciones legales por el tiempo que haya durado el servicio hasta que esa ineficacia
se haya reconocido o declarado judicialmente».
Este principio resulta concordante con el principio de irrenunciabilidad a los beneficios mínimos
que la ley laboral les otorga a los trabajadores, pues parte de la base de que los derechos ciertos e
indiscutibles son derechos adquiridos sobre los cuales el trabajador no puede disponer, pero
cuando lo que obran son meras expectativas es viable que el trabajador pueda llegar a acuerdos
sobre los mismos, tal como lo expuso la Corte Constitucional, en sentencia C-177 de 2005:
«Como se puede apreciar, la jurisprudencia al igual que la doctrina, distingue los derechos
adquiridos de las simples expectativas, y coinciden ambas en afirmar que los primeros son
intangibles y, por tanto, el legislador al expedir la ley nueva no los puede lesionar o desconocer.
No sucede lo mismo con las denominadas "expectativas", pues como su nombre indica, son
apenas aquellas probabilidades o esperanzas que se tienen de obtener algún día un derecho; en
consecuencia, pueden ser modificadas discrecionalmente por el legislador. […]
Este principio, como los anteriores, resalta el carácter tuitivo del derecho laboral, al expresar que,
en caso de duda ante la existencia de dos interpretaciones razonables sobre una sobre la
aplicación de normas vigentes de trabajo, prevalece la más favorable, siendo aplicable de manera
íntegra, pero también puede presentarse cuando una disposición en materia laboral tiene varias
interpretaciones, caso en el cual, el juez tiene la obligación de considerar lo dispuesto en el
artículo 53 de nuestra Constitución, en lo relacionado con el principio de favorabilidad, tal como se
expone en la sentencia T-395 de la Corte Constitucional de 2016, con ponencia del magistrado
Alejandro Linares Cantillo:
»Así, la jurisprudencia de la Corte Constitucional ha señalado que «… los principios generales del
derecho al trabajo que la doctrina ha establecido y que en Colombia adquieren rango
constitucional en el artículo 53 de la C.P., conllevan la primacía de la realidad, la
irrenunciabilidad, la favorabilidad, la condición más beneficiosa, el principio pro operario, la
justicia social y la intangibilidad de la remuneración».
“NORMAS MÁS FAVORABLES. En caso de conflicto o duda sobre la aplicación de normas vigentes
de trabajo, prevalece la más favorable al trabajador. La norma que se adopte debe aplicarse en su
integridad”.
»38. Sobre el alcance del principio de favorabilidad, la Corte ha establecido que, en principio, se
aplica en aquellos casos en los cuales existe duda respecto de cuál es la disposición jurídica
aplicable al momento de resolver un asunto, al encontrar que dos o más textos legislativos
vigentes al momento de causarse el derecho, regulan la solución del caso concreto. En estos
eventos los cánones protectores de los derechos del trabajador y la seguridad social ordenan la
elección de la disposición jurídica que mayor provecho otorgue al trabajador, o al afiliado o
beneficiario del sistema de seguridad social.
Es muy común que en la realidad y en la vida práctica se pacten y suscriban contratos en los cuales
la parte contratante le hace una serie de exigencias a sus contratistas, imponiéndole órdenes e
inclusive exigiendo el cumplimiento de horarios (subordinación), con el ánimo de aminorar gastos
derivados de la relación laboral. Lo cierto es que en virtud de este principio las formalidades, los
pactos y los contratos sin importar su naturaleza deben ceder a la realidad fáctica y jurídica
cuando nos encontramos frente a un verdadero contrato de trabajo o relación laboral, por confluir
sus elementos:
Subordinación.
Remuneración o salario.
Pero no solo obra este principio en razón a un contrato laboral camuflado (contrato realidad), sino
frente a todos los aspectos derivados de la relación laboral, como lo es la jornada, el salario, los
descansos, etc. No obstante lo anterior, la aplicación de este principio también puede beneficiar al
empleador en los eventos en los que se logre demostrar, por el contrario, que no se configuran los
elementos de una verdadera relación laboral o las condiciones laborales o eran la contempladas
en el documento suscrito entre las partes.
Principios Constitucionales del Derecho
Laboral (XI)
Respecto de este principio, podemos traer a colación lo señalado por la Corte Suprema de Justicia,
Sala Laboral, en sentencia 8291 del 22 de agosto de 1996, que cita:
«Es principio fundamental del derecho laboral consagrado en el ordinal segundo del artículo 23 del
C. S. del T., la primacía del contrato realidad sobre los medios formales usados por las partes para
vincularse entre sí, de suerte que sobre las condiciones aparentes en cuanto a modalidad, lugar de
servicio, funciones, remuneración y otras, prima la situación objetiva del trabajador y los hechos
que hayan rodeado la prestación del servicio. De esta suerte resulta intrascendente la discusión
planteada por la censura sobre el fenómeno de la simulación, como que la ley autoriza al juez
laboral para desentrañar la naturaleza del contrato realidad con un fin eminentemente protector
del trabajador tal como lo hizo el ad-quem en el sub-lite al concluir que el contrato celebrado
entre las partes incluía en la remuneración pactada las comisiones pagadas a un aparente tercero
en razón de que su causación se originaba en la prestación de un servicio personal del
trabajador…».
También resulta importante contemplar los conceptos que sobre este principio contiene la
sentencia T-029 de 2016:
«Uno de los principios rectores del Derecho del Trabajo es el de la primacía de la realidad sobre las
formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones laborales —consagrado en el artículo 53
de la Carta—, el cual se encuentra íntimamente ligado al principio de prevalencia del derecho
sustancial— previsto en el artículo 228 de la misma obra—.
»La primacía de la realidad sobre las formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones
laborales, es un principio constitucional (CP art. 53). La entrega libre de energía física o intelectual
que una persona hace a otra, bajo condiciones de subordinación, independientemente del acto o
de la causa que le da origen, tiene el carácter de relación de trabajo, y a ella se aplican las normas
del estatuto del trabajo, las demás disposiciones legales y los tratados que versan sobre la
materia. La prestación efectiva de trabajo, por sí sola, es suficiente para derivar derechos en favor
del trabajador, los cuales son necesarios para asegurar su bienestar, salud y vida. Las normas
laborales nacionales e internacionales, en atención a la trascendencia del trabajo y a los intereses
vitales que se protegen, están llamadas a aplicarse de manera imperativa cuando quiera se
configuren las notas esenciales de la relación de trabajo, sin reparar en la voluntad de las partes o
en la calificación o denominación que le hayan querido dar al contrato. […]
»La realidad sobre las formalidades evidenciadas en las relaciones de trabajo, hace referencia a un
principio constitucional imperante en materia laboral y expresamente reconocido por el artículo
53 de la Carta Política, entendido de la siguiente forma: no importa la denominación que se le dé a
la relación laboral, pues, siempre que se evidencien los elementos integrantes de la misma, ella
dará lugar a que se configure un verdadero contrato realidad».
Este principio enfocado directamente a brindarle una serie de beneficios al trabajador contempla
una serie de aspectos que, inclusive dentro del mismo marco constitucional, se han regulado de
manera independiente como se desprenden de su mismo enunciado y son: la seguridad social,
el adiestramiento y el descanso.
Apoyo familiar insuficiente, en particular para los hijos y los familiares a cargo.
Principios Constitucionales del Derecho
Laboral (XIV)
El Sistema de Seguridad Social en Colombia, de conformidad con el Departamento Nacional de
Planeación, fue instituido por la Ley 100 de 1993 y reúne de manera coordinada un conjunto de
entidades, normas y procedimientos a los cuales pueden tener acceso las personas y la comunidad
con el fin principal de garantizar una calidad de vida que esté acorde con la dignidad humana.
Forma parte del Sistema de Protección Social junto con políticas, normas y procedimientos de
protección laboral y asistencia social.
«ARTÍCULO 48. La Seguridad Social es un servicio público de carácter obligatorio que se prestará
bajo la dirección, coordinación y control del Estado, en sujeción a los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad, en los términos que establezca la Ley.
Por otra parte, este principio que comprende la capacitación y el adiestramiento encuentra
contemplado en el artículo 54 de la Constitución, dirigido a que el Estado y los empleadores deben
propender por la formación de sus trabajadores: «ARTÍCULO 54. Es obligación del Estado y de los
empleadores ofrecer formación y habilitación profesional y técnica a quienes lo requieran».
«ARTÍCULO 43. La mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades. La mujer no podrá
ser sometida a ninguna clase de discriminación. Durante el embarazo y después del parto gozará
de especial asistencia y protección del Estado, y recibirá de este subsidio alimentario si entonces
estuviere desempleada o desamparada.
»111. Como lo ha dicho esta Corporación en múltiples oportunidades, las acciones afirmativas se
desprenden de los dos primeros mandatos mencionados y se refieren al deber de intervención del
Estado mediante el impulso de medidas que favorecen a ciertas personas o grupos, con el objetivo
de morigerar los efectos de las prácticas sociales, históricas, culturales y económicas que han
ubicado a estas personas en una posición desfavorable de manera estructural. En este sentido, es
válido que dichas medidas sólo cobijen a un grupo de personas, ya que buscan superar los
obstáculos que les han impedido gozar de una igualdad material, a través del otorgamiento de
beneficios que conduzcan a dicho propósito.
»112. Las mujeres, como grupo que ha sido tradicionalmente marginado y discriminado por su
género en diferentes aspectos de la vida, son titulares de este tipo de políticas que buscan la
igualdad sustantiva, como un deber positivo del Estado. Así pues, lo que doctrinalmente se ha
denominado “acciones afirmativas” a favor de las mujeres tiene origen en las medidas de
intervención directa adoptadas en Europa en los entre los años 1960 y 1970.
»114. Más allá, este tipo de disposiciones han sido acogidas por el derecho internacional de los
derechos humanos. Así, la Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
en contra de la Mujer en su artículo 11 establece el deber de los Estados de adoptar todas las
medidas para eliminar la discriminación de la mujer en el trabajo. Igualmente, el Convenio de la
OIT nro. 3 de 1919 estableció la prohibición del despido de la mujer durante el período de licencia
de maternidad, que también se reconoció en ese instrumento. Igualmente, los Convenios 100,
102, 111 y 156 del mismo órgano han ahondado y ratificado el derecho a la igualdad de
condiciones en el empleo para las mujeres, particularmente en relación con la maternidad y el
embarazo.
Principios Constitucionales del Derecho
Laboral (XIX)
»115. En cuanto a la constitucionalidad de este tipo de medidas, esta Corporación ha dicho que las
mismas se ajustan a nuestra Carta Superior si: “(i) tienen vocación transitoria porque con ella no se
pretende perpetuar desigualdades; (ii) son medidas para corregir tratos discriminatorios, por lo
que consagran tratos desiguales pero con justificación constitucional que intenta terminar con
situaciones históricas, culturales o sociales de trato discriminatorio; (iii) son medidas de grupo que
deben ser expresamente autorizadas por la ley o por actos administrativos, dependiendo de la
situación concreta; (iv) se presentan en situaciones de escasez de bienes o servicios; v) son
diseñadas para favorecer un grupo determinado de personas, por lo que no resultan válidas
medidas in generi o abiertas con gran margen de discrecionalidad del aplicador jurídico, en tanto
que, en aras de proteger un grupo de personas, permitiría establecer tratos arbitrarios o
caprichosos.
»116. En conclusión, las acciones afirmativas para las mujeres en el ámbito laboral no son sólo
medidas de intervención válidas en términos constitucionales, sino también concretan el deber
estatal y en especial el deber específico del Legislador de diseñar medidas normativas para
alcanzar la igualdad sustantiva. La estabilidad laboral reforzada para las mujeres en razón a la
maternidad es una de ellas».
«ARTÍCULO 44. Son derechos fundamentales de los niños: la vida, la integridad física, la salud y la
seguridad social, la alimentación equilibrada, su nombre y nacionalidad, tener una familia y no ser
separados de ella, el cuidado y amor, la educación y la cultura, la recreación y la libre expresión de
su opinión. Serán protegidos contra toda forma de abandono, violencia física o moral, secuestro,
venta, abuso sexual, explotación laboral o económica y trabajos riesgosos. Gozarán también de los
demás derechos consagrados en la Constitución, en las leyes y en los tratados internacionales
ratificados por Colombia.
»La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación de asistir y proteger al niño para garantizar
su desarrollo armónico e integral y el ejercicio pleno de sus derechos. Cualquier persona puede
exigir de la autoridad competente su cumplimiento y la sanción de los infractores.
Los derechos de los niños prevalecen sobre los derechos de los demás».
Principios Constitucionales del Derecho
Laboral (XXI)
Los derechos de los menores, por ser derechos fundamentales, son prevalentes y es por esa razón
que se les permite trabajar, pero siempre y cuando se garanticen otros derechos como la
educación y la recreación. Por ello, debe mediar autorización por parte del Ministerio de Trabajo.
Al respecto ha señalado la Corte Constitucional en sentencia T-155 de 2015, en ponencia del
magistrado Jorge Iván Palacio Palacio:
»En Colombia, en principio está prohibido que los menores de edad trabajen, como lo señala el
artículo 29 del Código Sustantivo del Trabajo, que establece la capacidad que debe tener una
persona para celebrar el contrato individual de trabajo, es de 18 años. Del mismo modo, el artículo
35 de la Ley 1098 de 2006 consagra que la edad mínima para trabajar es a los 15 años, pero
advierte que para tal efecto se necesita autorización expresa del inspector de trabajo o de la
primera autoridad local».
En el artículo 1.º del Código Sustantivo del Trabajo se alude que las normas contenidas en el
Código Sustantivo del Trabajo consisten en lograr la justicia en las relaciones que surgen entre los
empleadores y los trabajadores, dentro de un espíritu de coordinación económica y equilibrio
social. En virtud de este principio el legislador, sin desconocer que el derecho laboral tiene un
carácter proteccionista hacia el trabajador, erige que también el empleador juega un papel
importante en el desarrollo económico del país y quienes se deben promover en aras del citado
equilibrio social y la generación de más empleo.
Aplicación territorial
Consagra el artículo 2.º del Código Sustantivo del Trabajo que las normas del derecho laboral se les
aplica a todas las personas habitantes en el territorio colombiano, sin ningún tipo de
discriminación en razón a su nacionalidad. Por ello, toda persona empleada en Colombia goza de
los mismos derechos y obligaciones laborales, así como de las mismas acciones para la protección
y reconocimiento de sus derechos: «ARTÍCULO 2.º. APLICACIÓN TERRITORIAL. El presente Código
rige en todo el territorio de la República para todos sus habitantes, sin consideración a su
nacionalidad».
Las dificultades en la aplicación de este principio radican cuando el trabajador debe trasladarse a
otro país con el ánimo de cambiar su residencia, caso en el cual la ley colombiana no sería
aplicable, en razón a que solo le es aplicable a las personas que habiten el territorio colombiano o
por lo menos su ejecución en territorio colombiano.
Contempla el artículo 5.º del C.S.T. la definición de trabajo como a continuación se cita:
«ARTÍCULO 5.º. DEFINICIÓN DE TRABAJO. El trabajo que regula este Código es toda actividad
humana libre, ya sea material o intelectual, permanente o transitoria, que una persona natural
ejecuta conscientemente al servicio de otra, y cualquiera que sea su finalidad, siempre que se
efectúe en ejecución de un contrato de trabajo».
De conformidad con la anterior definición, el trabajo es una actividad humana libre, por lo que el
trabajador siempre debe ser una persona natural en los términos del artículo 74 del Código Civil, a
diferencia del empleador que puede comprender una persona natural o una persona jurídica.
Libertad de trabajo
Señala el artículo 8 del C.S.T. que nadie puede impedir el trabajo de las demás personas, ni
tampoco que se dediquen a la profesión, industria o comercio que les plazca, siempre y cuando
dicha actividad sea lícita: «ARTÍCULO 8.º. LIBERTAD DE TRABAJO. Nadie puede impedir el trabajo a
los demás, ni que se dediquen a la profesión, industria o comercio que les plazca, siendo lícito su
ejercicio, sino mediante resolución de autoridad competente encaminada a tutelar los derechos
de los trabajadores o de la sociedad, en los casos que se prevean en la ley».
Principios Legales y doctrinales del
Derecho Laboral (III)
Derecho de Asociación y Huelga
Indica el artículo 12 del C.S.T. lo siguiente en razón a este principio: «ARTÍCULO 12. DERECHOS DE
ASOCIACIÓN Y HUELGA. El Estado colombiano garantiza los derechos de asociación y huelga, en los
términos prescritos por la Constitución Nacional y las leyes».
Por otra parte, el derecho a la huelga contempla el cese de actividades laborales con el propósito
de obtener ciertos beneficios laborales. Este derecho se encuentra contemplado en el artículo 56
de nuestra Constitución Política, que cita:
«ARTÍCULO 56. Se garantiza el derecho de huelga, salvo en los servicios públicos esenciales
definidos por el legislador.
»Una comisión permanente integrada por el Gobierno, por representantes de los empleadores y
de los trabajadores, fomentará las buenas relaciones laborales, contribuirá a la solución de los
conflictos colectivos de trabajo y concertará las políticas salariales y laborales. La ley reglamentará
su composición y funcionamiento».
El derecho a la huelga no es un derecho absoluto, toda vez que se encuentra restringido a los
prestadores de servicios públicos su cese de actividades puede afectar al interés general, así como
a los miembros de las Fuerzas Públicas (policía, militares, armada, fuerza aérea), porque además
de realizar un servicio público tienen el manejo de las armas.
Principios Legales y doctrinales del
Derecho Laboral (VI)
Orden público de las normas laborales
Las normas laborales son de orden público y de obligatorio cumplimiento, razón por la cual el
trabajador no puede renunciar a ellas ni pactar con el empleador en contra de ellas, tal como lo
disponen los artículos 14 y 16 del C.S.T.:
«ARTÍCULO 14. CARÁCTER DE ORDEN PÚBLICO. IRRENUNCIABILIDAD. Las disposiciones legales que
regulan el trabajo humano son de orden público y, por consiguiente, los derechos y prerrogativas
que ellas conceden son irrenunciables, salvo los casos expresamente exceptuados por la ley. […]
»ARTÍCULO 16. EFECTO. 1. Las normas sobre trabajo, por ser de orden público, producen efecto
general inmediato, por lo cual se aplican también a los contratos de trabajo que estén vigentes o
en curso en el momento en que dichas normas empiecen a regir, pero no tienen efecto
retroactivo, esto es, no afectan situaciones definidas o consumadas conforme a leyes anteriores».
Las normas laborales deben ser interpretadas en primera medida atendiendo la justicia en las
relaciones entre trabajadores y empleadores, en los términos del art. 18 del C.S.T.: «ARTÍCULO 18.
NORMA GENERAL DE INTERPRETACIÓN. Para la interpretación de este Código debe tomarse en
cuenta su finalidad, expresada en el artículo 1.º».
Este principio conexo del principio de favorabilidad establece que las normas laborales nuevas
derogan las anteriores, siempre y cuando generen un beneficio para el empleado.
Este principio busca que, en los eventos de cambio normativo, al trabajador se le mantenga la
norma que le sea más favorable, pues si la relación laboral se inició antes de la promulgación de la
nueva norma y durante la vigencia laboral sucede un cambio normativo que desfavorece al
trabajador, podrá mantener para este caso en particular la norma derogada (ultractividad de la
ley), pero si por el contrario la nueva norma resulta más favorable, será esta la que se aplique a la
relación laboral.
Respecto a este principio podemos citar la sentencia de la Corte Constitucional T-190 de 2015,
magistrado ponente Luis Guillermo Guerrero:
«La regla de la condición más beneficiosa está llamada a operar en aquellos casos en que se
identifique una sucesión de normas, en donde la preceptiva derogada del ordenamiento recobra
vigencia para así mantener el tratamiento obtenido de su aplicación por conducir a un escenario
mucho más beneficioso para el trabajador que aquel que resultaría de emplear la regulación legal
que la sustituyó. La condición más beneficiosa supone la existencia de una situación fáctica
concreta previamente reconocida y determina que ella debe ser respetada siempre y cuando sea
más favorable al trabajador en comparación con la nueva que habría de aplicársele».
Referencias bibliográficas
Ley 100/93, del 23 de diciembre, del Código penal. Diario Oficial de Colombia, art. 48.
Sentencia núm. T-190/15 de la Corte Constitucional, de 17 de abril del 2015, apartado III,
subapartado 5.5. sobre la acción de tutela para reconocimiento de prestaciones sociales en
materia pensional (2015).
Sentencia núm. T-088/18 de la Corte Constitucional, de 8 de marzo del 2018, apartado II,
subapartado 6.2. sobre la acción de tutela contra providencias judiciales (2018).
A fondo
Sentencia C-586 del 2016 «Igualdad de oportunidades para los trabajadores»