Está en la página 1de 19

PSICOTERAPIA EN GRUPO (PARALELO) PARA PADRES [1]

ENRIQUE GER GOMEZ


Psicólogo clínico, especialista en psicoterapia. Psicoanalista
eger@fhspereclaver.org

ELENA TRULLEN TAMARIT


Psicóloga. Máster en psicopatología clínica y psicoterapia psicoanalítica

EMMA CLAROS FONT


Psicóloga, Máster en psicopatología clínica y en psicología de la salud y psicoterapia

RESUMEN
Presentamos una modalidad de psicoterapia en grupo que llevamos a cabo con
padres de niños que acuden a otro grupo paralelo, a la misma hora y en una sala
diferente, en la Unidad de Psicoterapia Psicoanalítica para niños y adolescentes
(UPPIJ) de Sant Pere Claver, Fundación Sanitaria, en el marco de la asistencia pública
en salud mental en Barcelona. En este artículo (I), hacemos un repaso de nuestras
bases teóricas y técnicas, y el desafío que representa el diseño, la adaptación y la
aplicación de la técnica escogida. Ilustramos la aplicación práctica mediante tres
artículos: el encuentro (II), las sesiones monográficas (III), del final de las sesiones
monográficas al final de la experiencia (IV). Y concluimos con la evaluación (V).
PALABRAS CLAVE: psicoterapia en grupo, psicoterapia para padres, adaptación de la
teoría y técnica psicoanalíticas al marco de la asistencia pública.

ABSTRACT
PSYCHOTHERAPY IN (PARALLEL) GROUP FOR PARENTS. The authors present a form of
psychotherapy in group conducted with parents of children attending a parallel
group (taking place at the same time and in a different room) at the Psychoanalytic
Psychotherapy Unit for Children and Adolescents (UPPIJ) of the Sant Pere Claver
Health Foundation, within the framework of public mental healthcare in Barcelona.
This first paper reviews the theoretical and technical basis, and examines the
challenges of the design, adaptation and implementation of this specific technique.
The practical application is illustrated in three forthcoming papers: the initial group
meeting, in paper number 2; the monographic group sessions dedicated to the
exposition of individual cases, in paper number 3; and from then onwards up to the end
of the group experience, in paper number 4. The series concludes with paper number 5
dedicated to the evaluation. KEY WORDS: psychotherapy in group, psychotherapy for
parents, adaptation of psychoanalytic theory and technique to the framework of
public assistance.
RESUM
PSICOTERÀPIA EN GRUP (PARAL·LEL) PER A PARES. Presentem una modalitat de
psicoteràpia en grup que portem a terme amb pares de nens que venen a un altre
grup paral·lel, a la mateixa hora i en una sala diferent, en la Unitat de Psicoteràpia
Psicoanalítica per a nens i adolescents (UPPIJ) de Sant Pere Claver, Fundació Sanitària,
en el marc de l’assistència pública en salut mental en Barcelona. En aquest article (I),
fem un repàs de les nostres bases teòriques i tècniques i el desafiament que representa
el disseny, l’adaptació i l’aplicació de la tècnica escollida. Il·lustrem l’aplicació
pràctica mitjançant tres articles: la trobada (II), les sessions monogràfiques (III) i el que
va des del final de les sessions monogràfiques al final de l’experiència (IV). Concloem
(V), amb l’avaluació. PARAULES CLAU: psicoteràpia en grup, psicoteràpia per a pares,
adaptació de la teoria i tècnica psicoanalítiques al marc de l’assistència pública.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 1


Introducción
Después de años de experiencia y desarrollo en nuestro equipo del trabajo en
grupos paralelos, publicamos en 2007 un primer trabajo (1), en el que
expusimos, de manera global, la tarea llevada a cabo en los grupos paralelos
de niños y padres. Nos interesaba mostrar la aplicación práctica y a la vez
tratábamos de ilustrar la eficacia a la que nos permitía acceder dicha
aplicación. Han transcurrido unos cuantos años más, los resultados, en general
siguen siendo satisfactorios y ahora nos interesa avanzar en el desarrollo de
nuestra teoría de la técnica aplicada a los grupos paralelos de padres.

En esta ocasión nos centraremos solo en el grupo de padres y lo haremos


mediante 5 artículos:
I. Introducción. Teoría, Técnica y desafíos. Indicación. Objetivos.
Encuadre.
II. Material clínico y comentarios sobre la Fase 1, del encuentro.
III. Material clínico y comentarios sobre la Fase 2, de las sesiones
“monográficas”.
IV. Material clínico y comentarios sobre la Fase 3.
V. Evaluación.

Consideramos muy útil y provechoso el abordaje grupal, ya que permite


trabajar diferentes aspectos de los padres: relación con el hijo o los hijos, con la
pareja, con el resto de los familiares, consigo mismos, con sus propias vivencias
infantiles, que modulan e inciden de forma notable en la postura que estos
tienen ante su hijo o sus hijos y, en definitiva, en el ejercicio de la función
parental. Los padres que vienen a nuestro servicio constituyen, en general, un
sesgo de la población general, en la medida en que, en diferentes
magnitudes, están sensibilizados y dispuestos a acudir, a exponerse y exponer
su situación y la de su familia a fin de hacer un trabajo con ello. Llegan, en
general, desencontrados con sus hijos y sufriendo por ello, aunque sin terminar
de comprender lo que les sucede a sus hijos, a ellos mismos y a la familia, ni el
sentido que ese sufrimiento tiene (V. Frankl) [2], J. Sala y equipo de la UPPIJ [3].
Nuestros objetivos son ambiciosos y dentro de ellos, (Anexo 1) el primero es
lograr un acercamiento y un reencuentro entre padres y niños desde la ternura
y el cariño y ayudarles a habilitar y/o desbloquear capacidades propias, que
ya tienen, aunque las dinámicas en las que están inmersos les dificultan su
utilización.

En el trabajo con padres en grupo, nos inspiramos en el modelo descrito por


Torras (4), a partir del mismo hemos hecho un desarrollo propio, una
intervención que consideramos tiene valor en si misma y que no pretende ser
una terapia familiar en toda regla. Ahora bien, dicho ello, consideramos a los
grupos de padres una intervención familiar, en la medida en que abordan el
aspecto relacional de los problemas y tienen repercusión en el núcleo familiar.
Al respecto coincidimos con Taborda y Toranzo (5), cuando sostienen que el
tratamiento focal del rol de padres abre un espacio para elaborar la relación
con los propios progenitores y poderse separar del pasado y que los grupos
paralelos de hijos y padres funcionan como soportes mutuos, dado que cada
miembro de la relación (padre-hijo) establece una situación de

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 2


complementariedad en la que cada uno, influye en el otro a partir del
interjuego de las identificaciones e identificaciones proyectivas y, por tanto, si
uno se modifica, influye en el otro y se amplifican los efectos terapéuticos.
Además el trabajo con grupos paralelos permite trascender la estructura
individual y/o familiar cerrada en si misma, al brindar un modelo exogámico en
el que cada integrante del grupo puede dar nuevos aportes, visiones, modelos
vinculares que transforman las estructuras individuales. El grupo de padres,
específicamente, facilita la comprensión psicológica del vínculo con el hijo,
que se desarrolla inmerso en la red de vínculos familiares y estimula la
capacidad de entender los problemas por los que consultan, incrementando
la capacidad de contenerlo en sus dificultades.

En la UPPIJ aplicamos la técnica en grupos con padres en dos modalidades


diferentes, que tienen muchas cosas en común y a la vez difieren en otras, de
entre las cuales queremos resaltar la forma en que se configura y estructura el
“nosotros” grupal en ambas. Una, sería aquella en la que el grupo trabaja con
la consigna de que los padres se vayan expresando, sin dejar un espacio
específico para la explicitación de cada caso. De esta manera, comienza
desde el principio a configurarse un “nosotros” modelado no exclusivamente
pero si en gran medida, por las intervenciones espontáneas de los pacientes y
con la mirada, comprensión e intervención del coordinador puestas en las
dinámicas grupales y centradas a grandes rasgos en tareas de facilitador y
acompañante del desarrollo de la dinámica grupal, para desde allí, tratar de
avanzar hacia los objetivos propuestos. Se puede considerar que, de esta
manera, el grupo es más libre desde un principio para ir asociando y que cada
padre se posicionará de una manera determinada, en función de su propio
estilo relacional.

Una segunda modalidad es la que tratamos de describir en este artículo,


aquella en la que, en la sesión del encuentro, después de las presentaciones y
de explicitar inicialmente el encuadre, el terapeuta ofrece a los padres de
cada niño, un tiempo breve, el que resta para el final de sesión después de
explicitar el encuadre por primera vez, que suele ser de aproximadamente 4 ó
5 minutos, para los padres de cada niño, parte proporcional del tiempo que
queda, desde ese momento hasta el final de sesión. En ese tiempo el
terapeuta ofrece a los padres de cada niño, la posibilidad de hacer una
exposición inicial de lo que les ha traído al grupo. El coordinador a la vez con
sus intervenciones va recogiendo de cada presentación cuestiones que
considera importantes, por un lado en términos de lo que pudiera ser común a
los niños y/o los padres del grupo, y por otro de lo que pudiera ser singular de
cada caso, de tal manera que en esos momentos incipientes se comienza a
configurar un “nosotros” que se pretende reconozca e incluya lo común y lo
singular, lo singular y lo común. Suele ser habitual que exposiciones tan breves
solo den lugar, en el mejor de los casos, a expresar los “grandes titulares” y que
como es natural, se hagan evidentes la necesidad y las ganas de explayarse,
con lo que el terapeuta suele aprovechar esta constatación para hacer un
puente desde esta etapa inicial del encuentro, a la próxima, (que será la II, la
de las sesiones monográficas propiamente dichas) informando a los padres
que a partir de la próxima sesión, la segunda, se dispondrá de una sesión
entera para hablar de cada caso concreto.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 3


Una vez finalizadas todas las exposiciones monográficas, tendrá lugar una
tercera fase, en la que está organizado y explicitado que, para continuar con
la tarea, sería esperable que los padres pudieran traer situaciones concretas
para ser pensadas entre todos en grupo.

Que en la sesión del encuentro los padres de cada niño presente en el grupo
de niños, puedan disponer de y/o hacer, una exposición muy breve y que
luego en la fase de exposiciones monográficas, puedan disponer de una
sesión completa, obviamente tiene consecuencias. Prever y organizar, dentro
de la experiencia grupal, un espacio y un tiempo para que los padres de cada
niño (que asiste al grupo paralelo de niños), puedan exponer su situación (y la
de su hijo y de su familia), incide de manera determinante en la forma en que
se comienza a gestar y a la vez estructurar ese singular “nosotros” grupal, así
como en el ensamblaje y el sentido de la experiencia y del proceso que
comienza. Tiene la dificultad de tener que sortear los temores y dificultades a
exponer en público y en grupo los detalles de lo que les trae, aunque, si ello se
logra, tiene la ventaja de que, desde el principio, se da a los padres una idea
clara de la tarea, permitiendo que todos sientan que tienen un espacio y un
tiempo en el grupo, con lo que se atenúan una parte importante de las
ansiedades iniciales, que por ser elevadas en el primer momento, pudieran
dificultar la tarea.

Consideramos que el momento del encuentro en grupo no es una situación


grave, ni se trata de una intervención quirúrgica, ni el dispositivo es un servicio
de urgencias, pero los problemas que les traen a los padres y la incertidumbre
sobre lo que harán en el grupo y sobre lo que les propondremos, en la medida
en que aún lo desconocen y el hecho de sentirse expuestos ante
desconocidos, pueden dar lugar a que se activen ansiedades de tipo
confusional, que es fundamental considerar y atender (J. Tizón [6]).

Obviamente, una parte de las ansiedades que se desencadenan en esos


primeros momentos tendrían que ver con la forma de ser y de funcionar de
cada padre y de la dinámica grupal que se comienza a establecer en esos
momentos pero queremos resaltar otra fuente de ansiedad, derivada de que
la tarea necesita ser suficientemente explicitada y aclarada y es
responsabilidad del terapeuta coordinador explicitarla y aclararla.

La aplicación de esta técnica exige que el terapeuta tenga una participación


activa al principio y que, gradualmente, vaya siéndolo cada vez menos, en la
medida en que se vaya activando la comunicación entre los padres y el
trabajo grupal. Después de escuchar la exposición de cada situación y de
acoger lo que transmiten los padres, intenta dar una respuesta personal a la
vez que intenta hacer un puente desde la exposición individual recibida hacia
el “nosotros” grupal que propone como tarea. Sería esperable que durante el
proceso de exposiciones monográficas se hubiera ido desarrollando la
comunicación, no solo hacia el terapeuta, sino entre los miembros del grupo,
que ese proceso de comunicación fuera cada vez más espontánea entre ellos
y menos radial de los padres hacia el terapeuta, y de este hacia los padres y
que gradualmente, éste habría de irse retirando, (obviamente sin hacerlo del
todo) para ir dejando paso a un grado creciente de interrelación entre los

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 4


miembros del grupo. Cuando acaban las sesiones monográficas, está previsto
que la tarea continúe a partir de situaciones concretas que aporte cualquiera
de los padres. Posiblemente esta modalidad está más indicada, cuando en el
grupo hay varias personas con dificultades elevadas para centrarse, en
principio, en algo que no sea su propio problema o sufrimiento.

La experiencia desarrollada, en cualquiera de las dos modalidades, permite al


terapeuta y a los padres ir adquiriendo una visión ampliada, con la cual los
terapeutas, están en condiciones de hacer un diagnóstico más preciso, tanto
del niño como de los padres, de la relación entre ellos y de la situación, que
facilitan la trayectoria hacia una intervención cada vez más eficaz.

Consideramos fundamental el espacio de media hora después de acabar


cada sesión de grupo, en que compartimos miradas, experiencias y reflexiones
conjuntas los terapeutas del grupo de niños, del de padres y los colaboradores
de ambos. Debido a que nuestro objetivo es abordar los aspectos relacionales,
esta reunión permite ajustar el doble juego de introyecciones y proyecciones
que se dan tanto en los padres como en los niños y que marcarán cómo se
establece la interrelación entre ellos y como en ella se pone de manifiesto y a
prueba el carácter de los padres y se fragua el del niño (Fenichel [7]).

Comenzaremos con el marco teórico y técnico, los desafíos que implica


trabajar en grupos y con grupos desde una perspectiva psicoanalítica en la
asistencia pública en salud mental y la descripción de la técnica utilizada.

Teoría, técnica y desafíos


El trabajo con grupos de padres inspirado en la teoría y técnica psicoanalítica,
presenta complejidades que constituyen desafíos y que, sin pretender ser
exhaustivos, se podrían agrupar:

1. En un nivel teórico
La teoría de la técnica psicoanalítica fue pensada y diseñada inicialmente
para abordar aspectos intrarelacionales e interrelacionales, pero no para
aplicar a grupos, como los grupos de padres como el que aquí exponemos. La
comprensión del fenómeno grupal y el trabajo en grupo y con grupos, que
queda fuera de aquel pensamiento y diseño, impone la necesidad de
reconocer esa realidad y tenerla en cuenta al concebir y trabajar en grupos y
con grupos, si se pretende hacerlo desde una perspectiva psicoanalítica ya
que, caso contrario se puede hacer evidente el desacople fenómeno-teoría
de la técnica.

En su trabajo de 1921 “Psicología de masas y análisis del yo”, (8) entra Freud en
la gran complejidad del tema y del fenómeno del que se trata al abordar lo
que sucede con el yo individual, cuando el sujeto correspondiente se
encuentra dentro de una masa, lo que simultáneamente sucede con la masa
y con las interrelaciones entre los diferentes miembros, entre quien dirige la
masa y los integrantes de la misma y entre dichos integrantes y quien ejerce de
conductor.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 5


Al respecto dice textualmente: “… la psicología de masas trata del individuo
como miembro de un linaje, de un pueblo, de una casta, de un estamento, de
una institución, o como integrante de una multitud organizada en forma de
masa durante cierto lapso y para determinado fin. Una vez desgarrado lo que
naturalmente constituía un nexo único, parecería indicado considerar los
fenómenos que se muestran bajo estas particulares condiciones, como
exteriorizaciones de una pulsión especial, ya no reconducible a otra: la pulsión
social –herd instinct, group mind- que en otras situaciones no se expresaría”.
“La psicología de las masas, aunque solo se encuentra en sus comienzos,
incluye un cúmulo todavía inabarcable de problemas particulares y plantea al
investigador innumerables tareas, que hoy ni siquiera están bien deslindadas. El
mero agrupamiento de las diversas formas de constitución de masas, así como
la descripción de los fenómenos psíquicos exteriorizados por ellas, reclaman un
considerable despliegue de observación y de empeño expositivo, y ya han
dado lugar a una rica bibliografía”.

Siguiendo con estas consideraciones, algo similar se plantea si reemplazamos


masa por grupo y, nos acercamos a la naturaleza del fenómeno que se
produce dentro de un grupo psicoterapéutico, en el que, mientras dura la
sesión, hay 3 áreas en las que se está desarrollando el fenómeno, que por un
lado es global y, a la vez, tiene características propias en cada una de estas
áreas de manera permanente y simultanea: lo intrapersonal de cada
integrante (de cada yo), lo interpersonal entre cada integrante y los demás,
incluida la figura de quien coordine y finalmente, lo que llamaríamos grupal.
Ello en cuanto a la consideración de la naturaleza del fenómeno, ahora bien,
cuando entramos en el terreno de la clínica y hemos de tener en cuenta: la
escucha, la forma de comprender el aquí y ahora, la forma de pensar en una
posible intervención, su formulación, momento y forma de transmitirla y la
incidencia de la misma en las diferentes áreas, la complejidad se multiplica.

Desde aquel entonces en 1921 hasta la fecha ha habido un gran desarrollo


del psicoanálisis, tanto como teoría de la mente, como método de
investigación y como tratamiento individual. Paralelamente se ha
profundizado en el conocimiento de los fenómenos de masas y grupales y en
el desarrollo de teorías y técnicas terapéuticas aplicadas a los grupos y en
grupo, en todas las líneas teóricas y especialmente en las inspiradas en el
sustrato teórico, técnico y práctico del psicoanálisis.

Ahora bien, la naturaleza de los fenómenos que suceden dentro de un grupo y


la forma de entenderlos constituye una cuestión controvertida y polémica, que
queremos mencionar, aunque no es el propósito de este escrito centrarnos en
ello. Por ejemplo Bion (9) llega a sostener que la naturaleza del fenómeno que
se aborda en los tratamientos psicológicos en grupo, exigiría la búsqueda de
un nombre diferente del de Psicoanálisis, hay quien como Kaës (10), postula la
existencia de tres espacios para el inconsciente en los grupos: el que se revela
en los grupos humanos, incluso la familia y la pareja; el del vínculo
intersubjetivo y el de cada sujeto, todo lo cual para él, (11) exigiría la definición
de nuevas bases teórico-técnicas y de una nueva metapsicología y hay
quienes se inspiran en la teoría psicoanalítica y defienden que, al trabajar con
grupos “hacen una adaptación” de la técnica psicoanalítica.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 6


Tratando de exponer los requisitos que exigía la práctica del psicoanálisis
como tratamiento individual, junto a su confianza en el método psicoanalítico
y quizás como una forma de no dar lugar a expectativas desmesuradas y
desajustadas sobre el mismo, S. Freud (9) sostenía que la práctica del
psicoanálisis, en su versión clásica (que tiene como objetivo el mundo del
paciente, en su aspecto intrapersonal y a la vez interpersonal entre paciente y
analista), constituía una profesión imposible. Atender pacientes en grupo, bajo
la inspiración de la teoría, de la teoría de la técnica y el método
psicoanalíticos y considerando a la vez las dinámicas grupales, representa
posiblemente un desafío mayor, ya que implica extender la teoría de la
técnica psicoanalítica a un ámbito para el que no fue creada y pensada
inicialmente.

En cuanto a la parentalidad y su posible abordaje, y aún cuando su trabajo no


está centrado en grupos, consideramos fundamental la propuesta de
Manzano y Palacio (12), quienes hacen un recorrido por la teoría y técnica
psicoanalíticas, para construir su propia teoría de la técnica dirigida al
abordaje de los problemas de la parentalidad, mediante intervenciones de
tipo preventivo en la relación padres-hijos. Hacen una revisión de las bases
psicoanalíticas de las que parten y en las que se sustentan, comenzando por
las concepciones freudianas, y valiéndose de aportaciones de Klein, Cramer,
Bowlby, Erikson, Bibring, entre otros, fueron construyendo su modelo, al que
consideramos una gran aportación y a la vez, un estímulo para hacer un
desarrollo propio, dentro de las posibilidades de nuestro equipo y de nuestra
sociedad.

2. Condiciones de la tarea
Se ha de considerar la influencia que, en la definición del marco y condiciones
de trabajo imponen:
• a) La asistencia pública en salud mental, en Cataluña regulada por el
Gobierno Autonómico. Al respecto el documento oficial de la Generalitat
de Catalunya, 2007, en p. 10 dice: “Por lo que hace a la elaboración de la
cartera (de servicios), es evidente, por todo lo que se ha dicho
anteriormente, que no todas las psicoterapias se pueden considerar
realizables ni apropiadas a todas las patologías. Por todo ello se ha hecho
una nueva revisión de la bibliografía en el anexo 1 (psicoterapia para las
edades infantil y juvenil) y en el anexo 2 (psicoterapia para adultos), en que
se recogen las publicaciones que muestran evidencia para cada trastorno.
El Real decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, incluye en la cartera de
servicios las psicoterapias individuales, de grupo o familiares y excluye el
psicoanálisis y la hipnosis. En nuestro caso, a partir de la evidencia de las
publicaciones, se hace la recomendación de la técnica y el modelo más
adecuado para cada patología y con el mejor grado de evidencia”. (14)
• b) La institución, en este caso Sant Pere Claver Fundación Sanitaria, que por
un lado concierta con la Generalitat de Cataluña la prestación de servicios
en salud mental y a la vez contrata a los profesionales que desarrollamos la
tarea asistencial.
• c) La Unidad de Psicoterapia Psicoanalítica para niños y adolescentes
(UPPIJ), servicio concreto en el que desempeñamos la tarea y

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 7


• d) Las exigencias derivadas de nuestra formación, que significan una forma
de acercarnos a la comprensión del sufrimiento humano y por lo tanto de
nuestra forma de entender el trabajo que hacemos (J. Sala y equipo de la
UPPIJ [2], equipo de la UPPIJ [13]).
• e) También es una exigencia y un desafío, el hecho que el método y la
técnica escogidos habrían de facilitar que su aplicación práctica permita
lograr unos objetivos y a su vez que el resultado obtenido habría de ser, no
solo sustentable, sino ventajoso respecto a alternativas similares.

3. Técnica aplicada y su marco


• Atender a las dinámicas grupales y su complejidad dentro del marco
institucional que incide en la fijación de frecuencias, horarios y condiciones
para trabajar y, en un nivel, representa el establecimiento de unos
parámetros.
• Atender al paciente y su subjetividad a la vez que al grupo. En nuestro
servicio, recibimos demandas individualizadas de niños, no demandas en
grupo para ellos, ni tampoco, demandas de los propios padres, como no
sea por su condición de padres, pero no como sujetos que, además de
padres de los niños motivo de la demanda, tienen otras condiciones. Es
nuestra decisión abordar, la problemática de un padre dentro de un grupo.
Dentro del dispositivo organizado, se nos presentan y exigen ser atendidos:
aspectos intrasubjetivos de los niños, por los que los padres acudieron y
demandaron y de los que, en principio más dispuestos a hablar vienen los
padres, aspectos intersubjetivos de la relación niños-padres, la relación
intersubjetiva que se establece en el grupo de padres, tanto entre los
padres entre sí, como de los padres hacia el terapeuta y de éste hacia
ellos, las dinámicas grupales y los aspectos intrasubjetivos de los propios
padres.

Consideramos fundamental que los aspectos personales de los padres, no solo


se puedan abordar, sino que puedan gradualmente llegar a ocupar un lugar
prioritario en su observación y comprensión de si mismos y a partir de ello, de su
hijo, de la familia y de las múltiples interrelaciones que en ella se producen.

Bion (15) nos dejó aportaciones fundamentales y advertencias para


comprender el fenómeno grupal y el proceso que se da en el mismo, y solo a
título de ejemplo, la comprensión de los supuestos básicos y del grupo de
trabajo, o el concepto de cambio catastrófico, pero no nos dejó una teoría de
la técnica aplicable a grupos. Otro tanto sucede con Kaës (11), cuyas
aportaciones nos muestran los riesgos de la forma de acercarnos al fenómeno
grupal y de intervenir ante el mismo.

Nosotros entendemos que el trabajo con grupos hoy, nos exige avanzar en el
desarrollo de la teoría de la técnica, no solo en general y como si habláramos
de “la teoría de la técnica”, sino de una teoría de la técnica en singular, la
nuestra y para ser más explícito, la que cada terapeuta aplica cuando
coordina un grupo, que explicite y evidencie las bases teóricas y técnicas de
las que parte, los objetivos que persigue, las dificultades con las que se
encuentra y los resultados que obtiene mediante su aplicación.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 8


4. El fenómeno con el que se trabaja (inabarcable) y las capacidades del
terapeuta (acotadas)
Reconocemos y aceptamos que las tres dimensiones de las que habla Kaës,
están presentes permanentemente en cada momento del funcionamiento del
grupo, con lo que, aún suponiéndole al terapeuta muy buena capacidad
perceptiva, muy buena formación y suficiente experiencia, el hecho de captar
simultáneamente, asimilar y elaborar, las tres dimensiones y las múltiples
interacciones y expresiones, que se están produciendo en un momento dado
de la sesión grupal, representa para él un desafío imposible, una utopía.

Estas consideraciones determinan y enmarcan el trabajo con padres en grupo


que hacemos en la UPPIJ, que para nosotros implica una adaptación de la
teoría y técnica psicoanalíticas y grupal a condiciones de trabajo de la
asistencia pública en salud mental.

5. Características
• a) Atender en grupo a los padres que han acudido con una demanda
centrada en sus hijos, implica otro desafío. En realidad, ésta, como
cualquier intervención, implica un desafío y la atención en grupo, que no
era muy habitual en nuestra cultura hasta hace un tiempo, cada vez lo es
más e implica que los padres han de hacer un proceso para acercarse a la
experiencia que les ofrecemos y para poder beneficiarse de la misma.
• b) La duración de la experiencia de tratamiento ofrecida, establecida al
comienzo y acotada temporalmente, en la medida en que ello no está
precisado de esa manera en la concepción teórico-técnica del
psicoanálisis, introduce un nuevo desafío y exigencia de adaptación y de
reformulación teórico-técnica. Caso contrario, la propuesta del
psicoanálisis de la cura tipo, en la medida en que la misma no se concreta
en términos de tiempo necesario, no imperiosamente, pero podría caer en
el terreno de la desmesura, tal como lo han remarcado psicoanalistas
como Ahumada. El proceso que puede hacer cada padre dentro de la
experiencia que ofrecemos tiene que ver con su tiempo personal y no
tanto con el tiempo cronológico y menos aún con un tiempo acotado de
octubre a mayo que es el que duran habitualmente nuestros grupos. En la
práctica solemos hacer los grupos entre octubre y finales de mayo,
acompañando el curso escolar de Barcelona, lo cual, con la frecuencia de
una sesión por semana, de una hora de duración, permite hacer entre 25 y
30 sesiones. Como en general en cada grupo de niños solemos admitir un
máximo de 8 pacientes, el grupo paralelo de padres tendría, un total
teórico de integrantes de 16 padres, que en la práctica se reducen a entre
8 y 12. Con los padres trabajamos paralelamente al grupo de niños, a la
misma hora y en un lugar diferenciado. Recomendamos que acudan
ambos padres y en la práctica lo más habitual es que acudan madres,
aunque últimamente también lo hacen padres solos y excepcionalmente,
ambos.
• c) La indicación de esta experiencia a un sujeto determinado, para que se
pueda beneficiar de la terapia en grupo, tal como sucede en cualquier
tratamiento, representa un desafío. La tarea que hacemos en la UPPIJ es la
continuidad del trabajo iniciado en el centro de salud mental infanto
juevenil (CSMIJ) de referencia del niño, que además de establecer un

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 9


vínculo con el paciente y su familia, ha hecho un proceso de preparación,
antes de derivarlo a la UPPIJ. Será allí, en su CSMIJ, donde el niño y, siempre
que sea necesario, tendrá a su terapeuta de referencia (hasta los 18 años)
y donde retorna una vez acaba su experiencia en la UPPIJ. Por este motivo,
consideramos muy importante que el profesional derivante haya hecho
con los padres, un proceso de sensibilización, previo al de derivación,
facilitando la expresión de dudas, inquietudes y ansiedades, para que
puedan sacar el máximo provecho cuando acudan a nuestro
equipamiento.

Como decíamos, consideramos una gran aportación el trabajo desarrollado


por Manzano y Palacio (13) en el marco de los servicios de atención pública
de Ginebra, en la medida en que hacen su adaptación del modelo
psicoanalítico a la asistencia pública, partiendo de los textos de Freud, y
revisándolos y enriqueciéndolos con múltiples aportaciones y con su propia
experiencia, van sentando sus bases teóricas, técnicas y desarrollando su
teoría de la técnica. Dentro de ello son especialmente relevantes las
intervenciones breves con madres a punto de parir y con madres/padres y
niños, en los primeros tiempos de vida de los bebés. Se trata de intervenciones
con un alto valor terapéutico y sobre todo preventivo. Ahora bien, y tal como
lo dicen, no todos los casos que abordan presentan situaciones agudas, y
cuando ello sucede, dichas intervenciones breves, tienen un valor pero luego
de ellas, se hace necesario continuar con otros abordajes.

Por cuestiones organizativas, (al ser la UPPIJ un equipo suprasectorial, los


pacientes que pueden acudir al mismo pueden provenir de diferentes sectores
de Barcelona), los niños acuden a nuestro servicio cuando tienen,
mayoritariamente, más de 6 años y, en la mayoría de los casos, vienen
inmersos en situaciones de varios años de desencuentro, frustraciones y
sufrimiento en la relación padres-hijos. En algunos casos indicamos lo que
llamamos terapias madre-niño y hay casos en los que consideramos que la
indicación más adecuada sería la de los grupos paralelos de niños y padres.
Como decíamos, la mayoría llegan a nuestro servicio derivados por otros
profesionales de salud mental, normalmente de su CSMIJ de referencia. Hay
casos en que el derivante es otro profesional de nuestro equipo, que hizo algún
tratamiento individual previo con el niño y considera que los grupos de padres
serían una buena continuación de lo ya hecho.

Dado este marco, consideramos que el tratamiento individual de un padre o


madre que asisten al grupo de padres, en su condición de sujeto, es una
cuestión, y la experiencia de tratamiento en su condición de padre que
ofrecemos en los grupos, se enmarca dentro de aquel, pero ello no significa ni
pretendemos que la experiencia ofrecida ocupe el lugar del tratamiento
individual. Pretendemos ofrecer una experiencia singular, focalizada en la
función parental y que, una vez concluida la misma, podamos pensar junto
con el padre/ paciente, sobre su situación y la continuidad o finalización de la
tarea.

Muchas veces resulta difícil prever cómo será el desempeño de una persona
en el grupo y por ello, si bien los profesionales derivantes ya han hecho una

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 10


hipótesis de indicación y la propuesta para el grupo, en la UPPIJ hacemos una
entrevista de valoración de los padres y aceptamos que las incógnitas sobre su
posible adaptación a la tarea grupal no se terminan de esclarecer hasta que
el grupo lleve varias sesiones en funcionamiento.

Una paradoja del trabajo en grupo (y de todas las intervenciones


psicoterapéuticas que requieren el compromiso y participación activa del
consultante), es que, para que una persona pueda participar en la tarea de
grupo, debe tener cierta coherencia y organización, pero justamente se le
deriva al grupo porque, en alguna medida, carece de ella. La dificultad
técnica y práctica reside en valorar adecuadamente ese grado de
coherencia y organización, no solo previamente, sino cuando la tarea se ha
comenzado y aún no se ha afianzado.

Consideramos una contraindicación la presencia de una patología mental


severa, en el padre/madre que han de traer al niño a tratamiento, en la
medida en que, en esos momentos, su necesidad de ser atendidos, pudiera
desbordar el marco que posibilita trabajar durante una hora semanal
compartida con otros, y abriera la duda de que la experiencia grupal pudiera
resultarles beneficiosa a ellos o al grupo.

En el trabajo terapéutico, el grupo y cada uno de sus miembros, se benefician


de que en el mismo haya variedad de problemáticas, de dificultades y grados
de las mismas y que, los que están “menos mal”, se benefician de los que
están “peor” y viceversa. La experiencia muestra que, tal como dice Torras, en
ocasiones, se encuentran en el grupo padres con dificultades mucho mayores
que el resto. Es interesante observar cómo viven estos padres el grupo y,
también, cómo vive el resto del grupo la presencia de un miembro más
“afectado” y/o “enfermo” que ellos. En ocasiones, la presencia de estos
miembros en el grupo permite que los demás puedan expresar y elaborar
dinámicas patológicas, que de alguna manera están presentes en todos ellos,
pero que no se explicitarían de no ser porque el padre con más dificultades las
trae. Otras veces, se observa un gran cambio en el paciente que llegó con
más dificultades, pero que conservaba una parte sana que le llevó a aprender
en el grupo una manera de hacer más flexible y nuevas formas de relación. No
obstante, y aunque pueda parecer de perogrullo, la cuestión fundamental en
la práctica, pasa a ser el hecho de que el trabajo en grupo pueda
manifestarse, no solo como posible, sino y, sobre todo, como beneficioso para
cada uno de sus integrantes en particular y para el grupo en general.

También consideramos contraindicado para participar en el grupo, el caso de


padres que estén pasando por un proceso agudo y que aún no se ha
estabilizado, como podría ser un duelo o una separación matrimonial. En
general tratamos de considerar y valorar en la separación el “grado de
serenidad”, que nos permita considerarla como estabilizada y con un
suficiente grado de respeto en la relación entre los padres y hacia los hijos.
Cuando valoramos que no han llegado a este punto, aparte de que no resulta
conveniente para ellos formar parte del grupo en este estado, tampoco lo es
para el grupo en la medida en que descentra la tarea de los objetivos que nos
proponemos, ya que, es esos casos, se suele trasladar al grupo, en primer

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 11


plano, una problemática personal y de pareja, dejando como no prioritaria la
relación con los hijos, a la que consideramos no solo prioritaria, sino el objetivo
de la experiencia que ofrecemos. Quizás dichas circunstancias requerirían un
abordaje en primer plano como pareja, si fuera posible y, en caso que no lo
fuera, de un abordaje individual. Cuando el conflicto de pareja se reagudiza
en el curso de la experiencia producto de algún nuevo suceso (como que uno
de los dos encuentre una nueva pareja), solemos seguir trabajando con los
padres en el grupo, salvo que la problemática de “pareja en crisis” se ponga
de tal manera en primer plano, que impida o haga difícil resituar el trabajo con
ellos desde la “condición de padres” que acuden al grupo para tratar de
comprender y solucionar lo qué les sucede a sus hijos.

Para valorar la indicación de los padres al grupo, es muy importante la


entrevista que se hace antes del inicio. Pero sabemos que hay un margen de
error, en la medida en que tratamos de considerar la posibilidad de abordaje
en grupo de dificultades personales y hay casos en que resulta difícil de prever
si, para la problemática que muestran, será realmente el grupo la mejor
opción y si la capacidad de contención del grupo y los límites que establece,
serán suficientes. Hay veces en que, si nos surgen dudas en la visita individual,
hacemos una segunda visita, intentando precisar mejor la indicación y la
conveniencia de incorporar a ese o a esos padres a la experiencia grupal. No
obstante, hay casos en que en el grupo afloran cosas que pasaron
inadvertidas en la visita individual, o que el clínico pudo haberlas intuido y no
las llegó a valorar en su real magnitud o si lo hizo y se decidió a correr el riesgo.

Por todo ello consideramos que las primeras sesiones de trabajo (el período
que va desde el comienzo en octubre-noviembre, hasta las fiestas de fin de
año, que en la práctica suele representar alrededor de 10 sesiones) nos
permitirán conocer con más fundamento si la indicación de cada padre (y
también de cada niño en su grupo) se manifiesta, en la práctica,
suficientemente ajustada como para permitir el desarrollo de la tarea y como
para que podamos valorar si la experiencia podrá resultar beneficiosa para
cada uno de ellos y para el grupo. En caso que, producto de la observación
del funcionamiento en grupo, consideráramos que la indicación no es la más
adecuada y/o conveniente para el padre y/o para el niño, hacemos una
reflexión conjunta ambos terapeutas, en el espacio compartido y, si fuera el
caso, orientamos al paciente a una indicación más ajustada. En ese caso,
intentamos trabajarlo primero en grupo y luego habilitamos un espacio
individual para concretar los detalles.

6. Objetivos
¿Qué sucede con los padres tal como acuden a nuestros grupos? Que llegan
a nosotros desencontrados con sus hijos, sufriendo, sin poder comprender ni
qué les sucede a ellos ni a sus hijos, ni como participan en todo ello. Y, aunque
la UPPIJ no es un servicio de urgencias, somos puestos por muchos de los
padres que tratamos en grupo en un lugar similar al de una unidad de
urgencias. Ante ello, un primer gran objetivo del terapeuta será entrar en el
mundo de los padres, para desde ahí y, desde una concepción y comprensión
psicoanalíticas, ofrecerles elementos que les permitan, comprender qué está
sucediendo y qué les está sucediendo a sus hijos, a ellos, y a la familia, como

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 12


algo que se pretende que sea, no solo contenedor, sino que a la vez ponga
bases para un reencuentro padres-niños desde la ternura y el cariño, y que
representa una salida del desencuentro y sufrimiento.

En este punto y, una vez más, hacemos nuestras las propuestas de E. Torras
cuando sostiene que los objetivos de estos grupos son muy amplios ya que
incluyen todas las mejorías, por pequeñas que sean y que aprecia la posición
terapéutica de “ir a por todas”, tratando de obtener lo más posible en cuanto
a resultados y, a la vez, poder tolerar que pudieran ser pequeños.

La última y gran finalidad, es la de favorecer el pensamiento y la


comunicación a todos los niveles. El grupo tiene a la vez objetivos diagnósticos
y terapéuticos y son terapéuticos todos aquellos que significan una mejora
personal o de la comunicación. Se trata de ampliar y enriquecer las
capacidades y aspectos sanos de cada individuo, de contribuir a la evolución
de la identidad, de mejorar sus relaciones interpersonales para beneficiar las
distintas áreas de su vida y a la vez acoger y modificar las ansiedades y los
aspectos regresivos y enfermos para que el individuo consiga mayor bienestar.

Nos hemos fijado unos objetivos generales, que abarcan la globalidad de la


experiencia de octubre a mayo y otros que serían más específicos de cada
una de las tres fases que la constituyen. Respecto al terapeuta y, en la medida
en que es para los padres una figura de identificación, (16) hay algunos que
pasan en primer lugar por el mismo, como por ejemplo tratar de que el
encuadre quede lo más claro posible en el menor tiempo posible y comenzar
a dirigirse por su nombre a cada integrante del grupo lo más pronto posible, en
el fondo lograr transmitir con claridad la tarea propuesta y crear confianza en
que el desarrollo de la misma permitirá avanzar en la consecución de los
propósitos establecidos.

En general y en un primer momento, el terapeuta goza de un cierto crédito, en


la medida en que los pacientes depositan en él sus expectativas y deseos,
pero este crédito tiene un tiempo limitado que es breve y, antes que este se
agote, habrá tenido que quedar clara la tarea propuesta y habrán tenido que
comenzar a experimentar los pacientes reacciones que les permitan creer en
el método y la tarea, no ya porque lo dice el terapeuta, sino porque ellos
comiencen a sentir que se está pudiendo construir un puente entre lo que
traen y lo que el terapeuta les propone y que a partir de ello será posible
avanzar en la consecución de las metas establecidas.

Es importante remarcar la importancia que en la construcción del encuadre


tiene la actitud proactiva del terapeuta, que mientras el encuadre no está
instaurado aún, se ha de valer de actos, “acciones contenedoras” y de
“contención en la acción” (16). El trabajo en grupos y con grupos, nos muestra
que si pudiéramos concebir un continuum que tuviera en un extremo “la
acción” y en el otro “la contención” el espacio intermedio sería muy amplio y
se trataría de ir reconociéndolo e identificando y contrastando herramientas
de intervención, en la medida en que representen avances graduales hacia la
contención y que pasan muchas veces por intervenciones que no tienen el
sentido de nombrar lo inconsciente, ni son estrictamente interpretaciones, pero

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 13


que dentro de la dinámica grupal tienen efectos contenedores y que, según
se comprendan y se utilicen, pueden tener, y de hecho tienen, un lugar dentro
de una concepción de la teoría de la técnica psicoanalítica. Podríamos decir
que “La construcción del camino que va hacia la instauración de un marco
continente y del puente entre lo que les trae a los padres y lo que les propone
el terapeuta, requiere de muchos buenos actos y acciones”.

Lo dicho anteriormente representa un desafío y una tarea personal para cada


terapeuta, y a la vez, una tarea y un desafío en plural, para todos los que,
como nosotros, estamos interesados en el desarrollo de una teoría de la
técnica grupal de inspiración psicoanalítica. Para avanzar en ello, hemos de
exponer, compartir, contrastar y debatir.

Aunque está en fase de desarrollo y por lo tanto sujeta a ser pulida y


contrastada, consideramos importante ofrecer la tabla de objetivos con la que
trabajamos y que es un producto decantado de la práctica del equipo, de las
enseñazas que nos transmitió Torras con su libro y de las supervisiones
efectuadas con ella por el equipo durante los últimos 10 años. El primer
objetivo que nos proponemos es lograr que la propuesta de trabajo
(encuadre) quede clara y sea comprendida lo más rápido posible por los
participantes, para comenzar desde el principio a establecer las bases y a
desarrollar la tarea compartida de pensar entre todos lo que cada
participante trae al grupo y el propósito primordial sería lograr que los padres
puedan enternecerse y reencontrarse o comenzar a tener encuentros con sus
hijos desde el cariño y la ternura.

Podríamos decir que los pacientes, aunque en diferentes proporciones, por lo


general al acudir, se encuentran en posiciones que serían las de la izquierda
de la tabla que presentamos (Anexo 1) y el propósito de la tarea que les
proponemos sería que, fueran gradualmente acercándose a las posiciones de
la derecha de la tabla (Anexo 1), que consideramos como favorecedoras de
una relación más saludable.

Además de estos objetivos generales, consideramos que hay otros objetivos


específicos de cada una de las tres fases que abordaremos e ilustraremos con
material clínico, la fase I del encuentro, la II de las exposiciones monográficas y
la III, que va desde el final de las exposiciones monográficas al final de la
experiencia.

7. Encuadre
Estamos de acuerdo con Bleger (17), cuando dice que el encuadre, más que
una cuestión técnica, es una estrategia, en la que ponemos y construimos las
bases y luego sostenemos y desarrollamos la tarea que nos puede llevar al
logro de los objetivos planteados y por lo tanto lo entendemos de esa manera,
no solo al comenzar a explicitarlo y desarrollarlo, sino en cada momento y en
cada sesión, hasta la finalización.

Todo ello implica desde un primer momento, la tarea de lograr la participación


activa del paciente en la construcción y mantenimiento del encuadre y en el
desarrollo del proceso terapéutico que dicha construcción posibilitará. Se

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 14


trataría de construir conjuntamente una especie de “puente” entre lo que les
trae y la propuesta del terapeuta.

J. Bleger sostenía que el encuadre no debe ser ambiguo (confuso, dudoso,


equívoco, incierto, indeterminado, mezclado, oscuro, turbio, anfibológico), ni
cambiante (variable, alterable, tornadizo, inestable, mudable, inconsistente,
desigual, diferente. flotante, incierto, indeciso, infiel, versátil, proteico), ni
alterado (descompuesto, desfigurado, trastornado, enfadado, excitado,
airado, enojado. cambiado, desordenado, revuelto). Definido en positivo,
entendemos por lo tanto que el encuadre habría de ser: claro, preciso,
inmutable, nítido, fiel, sosegado, tranquilo, sereno y ordenado.

En concordancia con lo anterior y entrando al terreno de la práctica,


acordamos con Torras, que “la primera tarea del terapeuta y, en cierto sentido
del grupo, es organizar un marco de referencia, o condiciones de trabajo
válidas y estables para poder desarrollar la tarea”.

Notas
1. Nuestros colaboradores son habitualmente jóvenes profesionales que han
concluido sus estudios universitarios y la experiencia que hacen en nuestros
grupos, se enmarca dentro de su formación, en general son psicólogos y
también médicos.

2. Ese encuadre incluye un “contrato terapéutico” en el que se establecen


tiempos y aportaciones de ambas partes. Se establecen partes inmovilizadas o
constantes, que son las que organizan y mantienen el no-yo y forman la base
para estructurar el yo. El encuadre acoge a la parte más primitiva de la
personalidad y de su inmovilización depende la formación, existencia y
discriminación (del yo, del objeto, del esquema corporal, del cuerpo, de la
mente, etc.) Consideramos que como terapeutas tenemos que acoger y
aceptar el encuadre (“meta-yo”) que el paciente trae, porque en este se
encuentra resumida la simbiosis primitiva no resuelta, pero la aceptación del
encuadre del paciente, no de ha de significar abandonar el propio, en
función del cual se hace posible analizar el proceso y el encuadre mismo
transformado en proceso.

Referencias bibliográficas
(1) Sariol, M y Ger, E (2007). Experiencia en grupos paralelos de madre e hija,
Psicopatol. Salud Ment, 2007, 9 65-77.
(2) Frankl, V (2004). El hombre en busca de sentido, pags. 91, 92, 101 Barcelona,
Herder.
(3) Sala J; Chancho, A, Ger, E; Miquel, C; Montserrat, A; Noguera, R; Ríos, C;
Sánchez, E (2009). Psicoterapia focal de nens. Una aplicació del model
psicoanalític a la Xarxa Pública, pag. 21, Editorial Grup del Llibre. Barcelona
(4) Torras, E (2013), Grupos de hijos y de padres, Ed. Octaedro, Barcelona.
(5) Taborda, A y Toranzo, E (2005). Psicoterapia Psicoanalítica de Grupos
paralelos padres-hijos: una modalidad diagnóstica para padres. Revista de
Psicopatología y Salud Mental del niño y del adolescente, 6, 19-26.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 15


(6) Tizón, J (1982). Apuntes para una psicología basada en la relación. Pags 98
y sucesivas. Ed. Hora, Barcelona.
(7) Fenichel, O (1982). Teoría psicoanalítica de las neurosis, Pag 522. Paidós,
Barcelona.
(8) Freud, S (1980). Obras completas, tomo XXIII, pags. 249, 296. Ed. Amorrortu,
Buenos Aires.
(9) Bion, W. R (1980). Experiencias en grupos. Pag 147. Barcelona. Paidós.
(10) Kaës, diario argentino Página12 el 16 de junio 2011.
(11) Kaës, R (2000). Las teorías psicoanalíticas del grupo. Amorrortu, Buenos
Aires.
(12) Manzano, J y Palacio, F (1999). Los escenarios narcisistas de la
parentalidad. Ed. Altxa, Bilbao.
(13) Sánchez, E; Sala, J; Ríos, C; Noguera, R; Montserrat, A; Miquel, C y Ger, E
(2011). Un modelo de adaptación de la teoría y técnica psicoanalíticas a la
psicoterapia focal y breve con niños en la asistencia pública. Revista online
Temas de Psicoanálisis, nº 2.
(14) Psicoteràpia a la Xarxa Pública. Documento oficial de la Generalitat de
Cataluña, 2007.
(15) Bion, W, R (1980). Experiencias en grupos. Pag 152. Paidós, Barcelona.
(16) Sala, J; Chancho, A; Ger, E; Miquel, C; Montserrat, A; Noguera, R; Ríos, C;
Sánchez, E (2013). Psicoterapia focal de niños. Una aplicación del modelo
psicoanalítico en la red pública, Pag 50. Editorial Octaedro. Barcelona.
(17) Bleger, J (1984). Simbiosis y ambigüedad, Cap VI. Buenos Aires, Paidós.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 16


Anexo 1

Actitud de los padres ante la tarea psicoterapéutica


• Desconocimiento de la tarea • Conocimiento de la tarea.
propuesta.
• Esperar recetas y que los demás les • Esperar “pensar entre todos” y, entre
digan “¡qué tienen que hacer!”. todos, tratar de comprender lo que
• Acudir a que “le ayuden”. sucede”.
• Acudir a que “le comprendan”. • Acudir a “ayudar a que le ayuden”.
• Acudir a “que le comprendan para
• Radialidad de las comunicaciones de ayudarle a comprenderse”.
los padres hacia el terapeuta. • Interrelación con los compañeros del
grupo y una menor radialidad hacia el
terapeuta.

Visión de los padres del malestar y del sufrimiento


• Visión denigrante o deshumanizada • Visión “humanizada” de la patología.
de la patología.
• Niño sentido como alguien • Niño sentido como “ser humano
“empecinado en frustrar y hacer sufrir pequeñito que sufre”.
a los padres”.
• Actitud de los padres “como si • Posibilidad de “ponerse en la piel del
supieran todo lo que está niño” y poderse preguntar “¿qué le
sucediendo” y exigiendo al niño que estará sucediendo para que haga lo
comprenda como los padres y haga que está haciendo?”.
lo que estos le exigen.
• Comprensión del malestar y • Comprensión del malestar y
sufrimiento del niño como sufrimiento como un proceso intra e
exclusivamente intrapersonal e interpersonal y a la vez dinámico.
inamovible.
• Mirada “rígida” y cargada de • Mirada “plástica”que incluye matices.
preconcepciones.
• Hablar en general, en términos de • Exposición de ejemplos y situaciones
siempre/nunca, con una visión concretas que llevan a una visión
“plana” y saturada, en la que no hay “poliédrica”, a la vez que facilitan una
lugar para dudas, preguntas o mirada amplia, matizada, compleja,
aceptar “no saber”. con contrastes, dudas e interrogantes.
• Exposición como si se tratara de • Exposición en secuencia que permite
fotogramas aparentemente estáticos ligar fotogramas, posibilita construir
e inconexos que se combinan con la una “película” que lleva a una
exigencia de preguntar al otro ¿por comprensión dinámica, a preguntarse
qué? de manera exigente e sobre el ¿cómo?, y a integrar al uno y
inquisitiva, sin incluir al uno como al otro en el fenómeno.
factor determinante en el fenómeno.

Actitud de los padres ante la situación personal, relacional y familiar


Sensación de agobio. Sensación de serenidad.

• Exigir que el niño “comprenda a los • Tratar de comprender cómo el niño


padres” y comprenda el mundo observa y comprende el mundo
desde la mirada de aquellos. desde su lugar.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 17


• “Círculos viciosos” en los que la • “Círculos virtuosos”, en los que una
actitud rabiosa y/o agresiva del actitud comprensiva y afectuosa del
padre/madre genera una reacción padre/madre para el niño, da lugar a
rabiosa y/o agresiva del niño, ante lo una respuesta afectuosa de este, que
que el padre/madre responde de realimenta un “bucle virtuoso”.
manera desagradable para el niño y
así se realimenta el “bucle” o “círculo
vicioso”.
• Sensación de impotencia, de “nada • Sensación de “que recuperan la
que hacer”. No ver salida. llave” para abrir, desbloquear y
resolver la situación. Ver una salida.
• Sensación de desubicación, de estar • Sensación de ocupar el lugar que
“fuera de lugar”. corresponde.
• Problemas depositados en el niño. • Responsabilidad compartida.
• Mirada centrada solo en el niño. • Mirada ampliada, en la que el niño es
parte de una interrelación dentro de
un grupo familiar.
• Niño del que se habla solo de lo que • Redescubrir y reconocer capacidades
“hace mal” y al que cuesta y acciones bien hechas por el niño
reconocerle capacidades y buenas
acciones.
• Expectativas y funcionamiento con • Expectativas y funcionamiento con
predominio proyectivo/destructivo, mayores componentes Introyectivo
algo así como: “todo se resolvería si el /reparatorios, como: ¿Qué puedo
niño hiciese o dejase de hacer esto o hacer o dejar de hacer yo para que
aquello”. esta situación se pueda aliviar?.
• Hablar en términos de “soy el padre/ • Hablar en 1ª persona singular como
la madre de…”. p.ej. Soy Juan/ Pepita.
• Sensación de soledad ante los • Sensación de contar con el otro y de
problemas. formar parte de un mismo equipo.
• “Guerra padres/niños”. • Relación tierna y cariño compartido
Padres/niños.
• Afán de “triunfar” sobre el niño y • Afán de comunicarse y relacionarse
someterle. cariñosamente con el niño.
• Sensación de acudir con los “puentes • Desbloqueo, rehabilitación o
de comunicación” con los hijos reconstrucción de los “puentes de
bloqueados, inhabilitados o comunicación” con el hijo.
destruidos.
• Desencuentro. • Reencuentro.
• Sensación de desprecio. • Sensación de reconocimiento.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 18


Actitud de los padres entre autoritarismo-autoridad
• Sensación de desconfianza en el hijo, • Sensación de confianza en el hijo, en
en si mismos y en sus capacidades. si mismos y en sus capacidades.
• Con sus capacidades bloqueadas y, • Redescubrimiento y reutilización
como si fueran trasladando la “caja gradual de sus capacidades y
de herramientas”, de sus habilidades.
capacidades sin utilizar plenamente
lo que contiene.
• Idea de fuerte igual a duro o • Idea de fuerte igual a firme y flexible.
inamovible.
• Exigencia de grandes cambios. • Reconocimiento y valoración de
micro movimientos
• Criterios de todo o nada. • Aparición de proporciones y matices,
idea de proceso.
• Encarcamiento. • Humor.
• Oscuridad que generan las • Claridad a la que podemos acceder
situaciones de turbulencia emocional desde la serenidad que propicia el
y desencuentro. reencuentro cariñoso.
• Inmediatez e impulsividad • Habilitar un tiempo de espera y
reflexión.

Fundació Orienta. Publicación Digital. Mayo, 2014 19

También podría gustarte