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ESTADO DE SALUD Y ESPERANZA DE VIDA DE LA MUJER EN EL MEDIEVO

Rosa María MAROTO BENAVIDES

Introducción

El conocer el estado de salud de una determinada población es posible recurriendo a una serie
de métodos. Es fundamental para entender cómo era su comportamiento demográfico y con ello poder
corroborar los datos que proporcionar el estudio antropológico y la documentación histórica. En
resumen, el grado de longevidad de estas gentes y, por lo tanto poder saber su posible calidad de vida.
Sin embargo normalmente cuando de lleva a cabo una intervención arqueológica en W1a
necrópolis, se obtiene una Ílúormación procedente tanto de los restos óseos que han podido recuperarse,
como de todo aquello que rodea los enterramientos. Pero, conocer el estado de salud de las poblaciones
partiendo de estos datos, resulta muy difícil. Para ello se puede recurrir a W1a serie de métodos, entre los
que se encontrarían los paleodemográficos, en los que están incluidos los estudios de la esperanza de
vida, los paleoestomatológicos o las patologías dentales, como las caries, caídas antemorten, grado de
desgaste, etc... y las patologías óseas en general.
La importancia de los estudios paleodemográficos, y en particular el cálculo de la esperanza de
vida, es algo que queda fuera de toda duda. Es un indicador demográfico fundamental, ya que
proporcionan conocimientos acerca del número de años vividos de un grupo, su longevidad.
Todo ello, junto con la información que proporciona la documentación histórica, el medio en el
que se desarrolla y las posibilidades alimentarias, permite poder inferir sus condiciones económicas,
sociales y de salud. En resumen la calidad de vida en un momento determinado de unas comw1idades
que han vivido con anterioridad.
A pesar de la importancia de este tipo de estudios, hay que recordar que no siempre están
exentos de ciertos riegos que algunos autores han puesto de manifiesto. El principal problema
metodológico es la representatividad de la muestra de la que se dispone (Bocquet y Masset, 1977;
Boddington, 1987; Masset, 1986; Souich, et al., 1995; Ubelaker, 1989), ya que posiblemente no se trate de
la población total y por tanto no ser significativa.
Son variados los motivos por los que una muestra de población puede no ser considerada como
representativa (Boddington, 1987; Ubelaker, 1989). Entre los más frecuentes se podrían citar algunos: por
ejemplo la destrucción parcial de la necrópolis antes de que pudiera ser excavada o que no se hiciera en
su conjunto; también puede ser la mala conservación de ésta; el estado de los restos óseos es otro de los
motivos, ya que no siempre llegan en las mejores condiciones para su estudio; puede suceder que la
distribución de los enterramientos responda a algún patrón determinado dependiendo de la edad, el
sexo o incluso la condición social de ciertos individuos (lo que supone, que en algunos casos, no todos
los individuos de un mismo grupo se enterraran en el mismo lugar o zona de la necrópolis); en otras
ocasiones puede tratarse de la predilección del arqueólogo, en excavaciones más antiguas era frecuente
la predilección por los individuos mejor conservados y más completos , que normalmente se
corresponden con los restos de adultos masculinos, por lo que no en pocas ocasiones los restos de
mujeres y sobre todo de subadultos e infantiles, no se encuentran bien representados; en otros casos hay
que tener presente que algunos individuos morían fuera del lugar donde normalmente habitaban, ...

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LASSOCIEDADESHJSTÓR1CAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA

Objetivos

Aún a pesar de todos los problemas que se pueden generar, los investigadores, en ocasiones,
deben conformarse con los restos antropológicos que puedan recuperarse. Siempre hay que tener
presente que los resultados que se obtengan son siempre estimaciones aproximadas, pero no por ello
hay que obviar la información que nos pueda proporcionar.
Partiendo de todo lo expuesto anteriormente, el principal objetivo del presente trabajo es conocer la
esperanza de vida de estas mujeres del Alto Ebro y Alto Duero. Teniendo en cuenta que los subadultos
están, probablemente, mal representados por no alcanzar proporciones del 40-45% (Buchet, 1983 en
Souich et al., 1995), no se han incluido en este estudio.

Material y métodos

Como material óseo de referencia utilizado en este trabajo, para luego ser comparado con otras
poblaciones medievales femeninas, se utilizaron los restos procedentes de cuatro necrópolis excavadas
por el ya desaparecido Profesor Dr. D. Alberto del Castillo en los años setenta, para su posterior estudio.
Estos restos fueron trasladados y cedidos al Laboratorio de Antropología de la Facultad de Medicina de
la UniversÍdad de Granada en el año 1975.
Se trata de cuatro necrópolis que por su cercanía, tanto geográfica como temporal, fueron
consideradas en su conjunto y que el citado investigador denominaba como pertenecientes al Alto Ebro
y al Alto Duero. Dos se encuentran en la provincia de Burgos, Villanueva de Soportilla, cerca de
Miranda de Ebro y de la frontera con Álava, fechada entre los siglos IX YXII (Castillo, 1972) y El Castillo
en la localidad de Palacios de la Sierra del siglo X hasta mediados del siglo XIII (Castillo, 1972), una
tercera en La Rioja que es la de del Monasterio de Suso en San Millán de la Cogolla datada como del
siglo X y primera mitad del XI (Castillo, 1972; Martín, E. y Souich, Ph. du., 1981) y la necrópolis San
Baudelio de Berlanga en la localidad de Berlanga de Duero provincia de Soria pertenecientes al siglo
XII (Andrío y Loyola, 1992: 1080; Banks et al. 1983: 392).
Teniendo en cuenta que las colecciones son todas de tipología mediterránea en sentido amplio,
pertenecen a una región geográfica muy concreta, el Alto Ebro y el Alto Duero y que abarcan un periodo
cronológico de sólo cuatro siglos (segunda mitad del siglo IX hasta mediados del siglo XIII), las
diferentes muestras de población se reunieron en una sola serie que por su número es más
representativa estadísticamente que las cuatro series por separado.
En total se han podido contabilizar no menos de 343 individuos, que se distribuyen entre las
cuatro necrópolis que aquí se han estudiado (Tabla 1).
Hay que tener presente que previo a este análisis, hay que seguir una serie de pasos
metodológicos muy importantes para estos estudios de Paleodemografía. Fundamental es que tanto el
sexo como edad estén bien determinados (Ubelaker, 1989).
Para el diagnóstico del sexo se recurrió a fórmulas de discriminación sexual para poblaciones
mediterráneas en aquellos casos que se consideraron dudosos (Alemán, 1997), ya que el diagnóstico
sexual estaba realizado por estudios anteriores (Martín y Souich, 1981; Souich et al., 1982; Souich et al.,
1990; Souich et al, 1991a).
La labor fue muy meticulosa en cuanto a la determinación de la edad. Se tuvieron en cuenta los
métodos clásicos dentro de la Antropología, como el desarrollo de los dientes y de los huesos largos, la
sinostosis de las suturas endo y exocraneales (Brothwell, 1987; Olivier y Demoulin, 1976; Ubelaker,
1989), la modificación de la sínfisis púbica (Ferembach, Schwidetzky y Stloukal, 1979; Krogman e Iscan,
1986) y los cambios degenerativos que se van produciendo a lo largo del tiempo (desgaste dental,
artrosis, ...).
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ESTADO DE SALUD y ESPERANZA DE VIDA DE LA MUJER ENEL MEDIEVO

En cuanto al estudio paleodemográfico primero se realizó para cada una de las necrópolis
estudiadas por separado, para luego analizarlos en su totalidad, uniendo la mujer del Monasterio de
Suso, como parte integrante del grupo. El método utilizado ha sido el desarrollado por D. H. Ubelaker,
que siguiendo una serie de parámetros, concluye en el conocimiento de la esperanza de vida para unos
determinados intervalos de edad (Ubelaker, 1989).
Los grupos de edad modificados, y los intervalos, son adultas (21-40 años), maduras (41-60) años
y seniles (61-80).

Los parámetros son los siguientes:

(X): son los intervalos de edad que se han tenido en cuenta.


D(X): es el número de fallecidos por cada uno de los intervalos de edad.
d(X): se trata del porcentaje de muertos en la población total para cada clase de edad.
l(X): es el porcentaje de supervivientes de cada uno de los intervalos de edad.
q(X): es la probabilidad de muerte o la tasa de mortalidad.
L(X): total de alias vividos por los individuos pertenecientes a cada clase de edad. La n
representa la duración de los intervalos de edad.
T(X): total de años que quedal1 por vivir a los individuos a partir de esa clase de edad.
E(X): es la esperanza de vida de cada una de las clases de edad, es decir, la esperanza de vida de
los individuos de un grupo de edad determinado.

Resultados y discusión

El resultado del estudio por separado de cada una de las necrópolis se extrajo los resultados que
se exponen a continuación.
En la necrópolis de Villanueva de Soportilla la esperanza de vida para cada uno de los intervalos
de edad es de 17,81 años para las adultas (cumplidos los 21 alias), algo menos en las maduras
(cumplidos los 41 años) donde el porcentaje baja hasta situarse en 11,65 años y por último 10 para la
única mujer senil (cumplidos los 61 años). A modo de ejemplo, la esperanza de vida para una adulta de
Villanueva de Soportilla que llegara a los 21 años sería (21 + E(X) = 21 + 17,8) de 38,8 años (Tabla 2).

Para las mujeres de El Castillo, el resultado de la tabla de vida fue el siguiente.

La eSperal1Za de vida es de 19,2 alias en las adultas (una vez cumplidos los 21 años), algo menos
en las maduras donde el porcentaje baja hasta situal'se en 14,3 años (una vez cumplidos los 41 años) y
termina en tan sólo 10 para las mujeres seniles (una vez cumplidos los 61 años). Teniendo en cuenta
todos estos resultados, la esperanza de vida para una adulta de Palacios de la Sierra (21 + E(X) = 21 +
19,18) es de alrededor de 40 años (Tabla 3).
En el caso de la necrópolis de San Baudelio de Berlanga, destaca el hecho de que ninguna de las
mujeres estudiadas llegó a superar la edad adulta, con lo que todas murieron en el intervalo de edad que
se sitúa entre los 21 y los 40 años. Dado este hecho no se ha realizado l.ma tabla de vida, ya que sin duda
alguna la esperaza de vida que resultaría de dicho estudio sería de 10 años. Ésta es de las más bajas que
se ha encontrado en este estudio, (31 años), hecho que ya se constató en el estudio anterior de los
varones (Botella et al., 1996).

Los resultados comparados de las tres necrópolis se presentan en la tabla 4.

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LAS SOClEDADES HISTÓRICAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA

Se observa claramente que las mujeres que tenían una mayor esperanza de vida eran las de
Palacios de la Sierra, le siguen las de Villanueva de Soportilla y, las que menos, las de San Baudelio.
Interesante es reseñar que las esperanzas de vida de los varones se escalonaban de la misma
forma que la población femenina (Botella et al. 1996); Suso (21,6), Palacios (20,7), Villanueva (17,1) y San
Baudelio (13,3). Hay que destacar que en general los hombres adultos tienen una mayor longevidad
frente a las mujeres, diferencia que podría coincidir con el aumento de la mortalidad femenina durante
el periodo reproductor en relación a los posibles problemas derivados del periodo de gestación y el
parto.
Finalizado el estudio individualizado, se realizó el conjunto, denominándose esta serie como del
Alto Ebro y Alto Duero. Debe señalarse que la esperanza de vida femenina en Suso no es en absoluto
indicativa puesto que solamente se dispone de una mujer, pero que se ha incluido en la serie total, al
igual que ye se hiciera en estudios anteriores de población masculina.
El análisis de la tabla de vida resultante se expone en la tabla 5.
En total se han contabilizado 84 mujeres a las que se ha podido diagnosticar la edad, (58 adultas, 22
maduras y 4 seniles). Llama la atención es el descenso tan brusco que hay de un intervalo de edad a
otro. Frente al 69% de las mujeres adultas, hay un descenso muy brusco a las maduras, que representan
el 26,2% del total de la pobla'CÍón estudiada, para luego descender a un 4,8% de aquellas que superan los
61 años.
Del análisis de la tabla de esperanza de vida de esta población del Alto Ebro y Alto Duero se
desprende que era bastante pequeña. Para las mujeres adultas (cumplidos los 21 años) era de 17,2 años,
de 13,1 para las maduras (cumplidos los 41 años) y tan sólo de 10 para las seniles (cumplidos los 61
años). Por lo tanto la esperanza de vida de las mujeres adultas del Alto Ebro y Alto Duero era de
alrededor de 38 años (21 + E(X) = 21 + 17,16).
La representación gráfica de la esperanza de vida de la serie total y de las series individualmente
aparece en la fig. 1
Los resultados se han comparado con otras poblaciones femeninas españolas, tanto medievales
como de otras épocas, para conocer la evolución demográfica. Para ello se ha tenido en cuenta la
esperanza de vida a partir de los 21 años de las siguientes series:

Neolítico: 32,3 años (Jiménez-Brobeil et al. 1994).


Argáricas: 38,3 afíos (Jiménez-Brobeil, 2000).
Edad del Cobre: 36,8 años (Jiménez-Brobeil et al. 1994).
La Torrecilla: 35 años Arenas del Rey (Granada), siglos IX / X al XIII / XIV (Souich, 1978).
La Olmeda: 37 años Palencia, siglos VII al XIII (Hernández, et al, 1988).
Santa Ma de Hito: 31,74 años Cantabria, siglos IX-XII (Galera, 1989)
Alto Ebro y Alto Duero: 38 años.
Medievales de Castilla y León: 39 años siglos IX-XV (López, 2000)
Modernas de Castilla y León: 37 años (López, 2000).
Españoles 1900: 60,7 años (Anuario estadístico de España, 1989).
Españoles 2000: 82 años (Anuario estadístico de España, 2002).
Españoles 2005: 85 años (Anuario estadístico de España, 2004).

Lo primero que puede observarse, es que la serie femenina del Alto Ebro y Alto Duero, tiene una
esperanza de vida muy similar a las que tenían las mujeres medievales de Castilla y León y las de La
Olmeda, cercanas temporal y geográficamente y se aleja un poco de las mujeres musulmanas de La
Torrecilla.

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ESTADO DE SALUD y ESPERANZA DE VIDA DE LA MUJER ENELMEDJEVO

Se observa claramente que la longevidad va en aumento desde la Prehistoria hasta nuestros días,
lo que está claramente relacionado con una mejora de la calidad de vida. Es algo superior a las neolíticas,
y se puede considerar relativamente baja si la comparamos con las españolas de nuestros días.
Cabe destacar el hecho de que las series más robustas físicamente gozaron de una menor
esperanza de vida, como son las series de Santa María de Hito y San Baudelio de Berlanga, con una
media de 32 años (Botella et al. 1996).
Dados estos resultados podríamos inferir, que la calidad de vida y el estado de salud de estas
poblaciones era muy inferior a la que podemos encontrar en otras más actuales.
Para poder conocer mejor el estado de salud de estas poblaciones femeninas medievales, se ha llevado a
cabo un al'lálisis preliminar de algw'las de las patologías que afectaron a estas mujeres, haciendo especial
hincapié en las patologías máxilo-dentales, las artropatías y algunos marcadores de estrés
medioambiental, como la presencia de entesofitos. También se constataron algunas patologías a nivel
individual, que serán analizadas en profundidad en posteriores estudios.
En cuanto a algunas de las patologías dentales que podemos encontrar en esta población, se
constata principalmente la presencia de caries, que afectan en torno al 30%, los abscesos afectan a tan
sólo cuatro de las mujeres estudiadas, las caídas antemorten suponen el 40 % de las piezas analizadas y
por ultimo, el desgaste dentario podría ser clasificado como de grado 3-4, a nivel pulpar (Brothwel,
1987).
El estudio preliminar indica que la mayoría de las lesiones encontradas afectan a los molares y a
los premolares y las caries son sobre todo interproximales y oclusales; coincidiendo con otras
poblaciones medievales, como las de Castilla y León (López, 2000).
Son los molares las piezas más afectadas por las caídas antemorten, concretamente el 75 % de ellas.
El desgaste dental, se puede consideran como bastante acusado, según la clasificación de
Brothwel, entre los grados 3 y 7 (Brothwel,1987).
Comparando con otras poblaciones femeninas medievales, se puede observar como la presencia de
caries es muy similar, aunque ligeramente superior, a la encontrada en las mujeres medievales de
Castilla y León (López, 2000). La incidencia es menor que la encontrada en Santa Maria de Hito (Galera,
1989) y las mujeres musulmanas de la Torrecilla (Souich, 1978), que también tenían una menor
esperanza de vida. Tabla 6.
Se observa claramente que la incidencia de caries es muy alta; la explicación podría ser por una
dieta rica en hidratos de carbono entre estas poblaciones, lo que aumenta la actividad metabólica de las
bacterias cariogénicas que producen lesiones. Una dieta posiblemente, no muy adecuada, basada
fundamentalmente en lo que la tierra les proporciona, junto con el aporte de proteínas procedente de
algunos productos de caza.
Tampoco hay que olvidar que en esta época, como así lo documentan los datos históricos, no
existiría una buena higiene bucal, lo que contribuiría al desarrollo de las caries.
El desgaste puede ser deberse a una dieta abrasiva o a elementos minerales introducidos en la
dieta de una forma no intencionada. Completan la información que proporcionan las tablas de vida las
artropatías. La artrosis o enfermedad degenerativa articular, es la más común de las enfermedades
articulares. Un estudio muy somero indica que alrededor del 35% de la población femenina del Alto
Ebro y Alto Duero las padecían, índice que es muy similar al encontrado en la población medieval de
Castilla y León (López, 2000).
Sin duda en ambas poblaciones, la región al'latómica más afectada es la columna vertebral. La
presencia de artropatías sigue el patrón descrito para otras poblaciones medievales españolas.
Generalmente se asocia con trabajos que implical'l estar mucho tiempo de pié y elevando grandes pesos,
típico de poblaciones de agricultores, ganaderos, leñadores, ... Tabla 7.

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LAS SOCIEDADES H1STÓRlCAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA

También se ha observado la presencia de entesofitos o indicadores óseos relacionados con la


actividad física. La presencia de ellos es muy notable entre esta población. Así lo constatan estudios
recientes sobre el tema (Oumaoui et al. 2004). Parece haber una diferencia en la presencia de éstos entre
hombres y mujeres, salvo en el caso de Villanueva de Soportilla, donde las diferencias en cuanto al
miembro superior, son mínimas; pero a nivel del miembro inferior, la incidencia de entesofitos en los
hombres es mucho mayor. Indica que las mujeres realizaron una intensa y dura actividad física.
Así se pude concluir que si existiría diferenciación en el trabajo por sexos, en cuanto a la
presencia de entesofitos. Esto mismo ocurre en otras poblaciones medievales del norte peninsular.
Por ejemplo el gran número de entesofitos en los ca1cáneos y el ser muy pronunciados, supone
grandes desplazamientos por terrenos empinados, típicos de estas zonas y relacionado con poblaciones
que desarrollan actividades agrícolas y ganaderas como las del Alto Ebro y Alto Duero, donde la
situación geográfica y climática favorecería la aparición de huellas de actividad en los restos óseos. Los
hombres y mujeres de la Edad Media sufrían con dureza las consecuencias del medio físico. Las mujeres
de la Torrecilla, por ejemplo, tienen mucha menor presencia de ellos.
También se ha podido observar la presencia de patologías a nivel individual, como fracturas y
procesos infecciosos derivados de ellas, artritis, periostitis, osteomielitis, sacralizaciones, presencia de
espina bífida, etc... , que serán objeto de un estudio mucho más detallado.

Conclusiones

Del estudio de la mortalidad para cada una de las necrópolis estudiadas, se ha concluido que la
mayor esperanza de vida la tenían las mujeres de Palacios de la Sierra, les seguían las de Villanueva de
Soportilla y por último las de San Baudelio. Como la esperanza de vida es un indicador de calidad de
vida, puede deducirse que ésta era superior en Palacios.
En la serie total, la esperanza de vida, era para las que han alcanzado la edad adulta de 17,2 afios,
para las maduras 13,1 y sólo 10 para las seniles. Por tanto, para una mujer que hubiera alcanzado los 21
años su esperanza de vida era llegar a los 38, aproximadamente.
Teniendo en cuenta los resultados obtenidos, se puede decir que las mujeres medievales del Alto Ebro y
Alto Duero, tenían una esperanza de vida baja.
Patologías dentales, como son las caries, y la presencia frecuente de artropatías, sobre todo a
nivel de la colunma vertebral, demuestran que estas mujeres soportaban las duras presiones que el
medio en el que vivían les imponía y que soportaban duras condiciones de trabajo. La gran cantidad de
entesofitos, sobre todo en los calcáneos, muestra la fuerte actividad física que desarrollaban.

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ESTADO DESALUDY ESPERANZA DE VIDA DE LA MUJER ENELMEDIEVO

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LAS SOCIEDADES HISTÓRICAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA

NECRÓPOLIS H M SUBADULTOS ALOFIS OS TOTALES


Villanueva de Soportilla 35 32 42 6 115
El Castillo 57 44 26 18 145
San Millán de la Cogolla 27 1 2 - 30
San Baudelio 18 14 7 14 53
TOTALES 137 91 77 38 343

Tabla 1. Material estudiado.

INTERVALOS DE EDAD D(X) d(X) I(X) q(X) L(X) T(X) E(X)

21 - 40 años 20 62,S 100 0,63 1375 1781 17,81

41 - 60 aí'í.os 11 34A 37,S 0,92 406 437 11,65

61-Xaños 1 3,1 3,1 1 31 31 10

TOTAL 32 100 1812

Tabla 2. Tabla de vida de las mujeres de Villanueva de Soportilla.

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FSTADO DE SALUD Y FSPERANZA DE VIDA DE LA MUJER ENEL MEDIEVO

INTERVALOS DE EDAD D(X) d(X) l(X) q(X) L(X) T(X) E(X)

21- 40 años 23 62,2 100 0,62 1378 1918 19,18

41- 60 años 11 29,9 37,8 0,79 459 540 14,28

61- X años 3 8,1 8,1 1,0 81 81 10

'fOTAL 37 100 1918

Tabla 3. Tabla de vida de las mujeres de El castillo.

INTERVALOS VILLANUEVA PALACrOS SUSO SAN BAUDELIO


DE EDAD

21-40 años 17,81 19,18 10 10

41- 60 años 11,65 14,28

61- X años 10 10

Tabla 4. Esperanzas de vida de las cuatro necrópolis.

INTERVALOS DE EDAD D(X) d(X) l(X) q(X) L(X) T(X) E(X)

21- 40 años 58 69 100 0,69 1310 1716 17,16

41 - 60 años 22 26,2 31 0,85 358 406 13,09

61-X años 4 4,8 4,8 1,0 48 48 10

TOTAL 84 100 1716

Tabla 5. Tabla de las mujeres del Alto Ebro y Alto Duero.


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LASSOClEDADES HISTÓRICAS PENINSULARES: EDAD MEDIA Y MODERNA

Necrópolis Caries Abscesos CaídasAM Desgaste


AEyAD 30% 4 40% 4-5

Hito 57,7% 13 3-4

Torrecilla 48,9% 13%

Med. CyL 20% 12 27% 5-7

Tabla 6. Patologías dentales. Comparación con oh'as poblaciones femeninas medievales.

Necrópolis Artropatías

Alto Ebro y Duero 35%


Santa M n de Hito 72,5%
La Torrecilla 10,6%
Med. Castilla y León 34,8%

Tabla 7. Arhopatías. Comparación con oh'as poblaciones femeninas medievales.

17,81 19,18
DAdultas
1 ,28
O Maduras
10 10 10
• Seniles

TOTAL VILLANUEVA PALACIOS SUSO BAUDB..IO

Necrópolis y grupos de edad

Figura 1. Representación gráfica de las esperanzas de vida.

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