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Nota: el anexo del módulo 2 (las notas de los capítulos 1 y 3 de Chomsky) se

encuentran desde el lunes 4 de mayo a las 14.30 hs. en fotocopiadora.

LA DIMENSION GRAMATICAL EN EL ESTUDIO DEL LENGUAJE

Oscar D. Amaya

Las nuevas teorías gramaticales han abierto horizontes insospechados


y dejado al descubierto vastísimos caminos para transitar, fundando nuevas
formas de reflexión sobre el lenguaje, apelando a los hombres sobre el valor
y la complejidad de los sistemas lingüísticos, advirtiendo lo inagotable y
omnipresente de la semanticidad del lenguaje, desplegando el espacio para
la especulación, despertando el interés por el descubrimiento, adjudicando a
la agramaticalidad un papel de punto de referencia, explorando los
límites de las reglas y de la gramaticalidad e introduciéndose así en
el misterio de la psiquis humana y conjeturando cómo el niño
adquiere de manera tan rápida y eficaz mecanismos tan complejos.

M. Viramonte y A. Carullo

El lenguaje forma parte de la existencia cotidiana de las personas al punto que


suele considerárselo como un objeto transparente del que puede darse cuenta
mediante el sentido común, por el hecho de que un hablante nativo puede
emplearlo sin demasiada dificultad. Todo hablante cuenta con un léxico más o
menos amplio, conoce de manera inconsciente reglas que le permiten formar
palabras y oraciones y puede distinguir si están bien formadas o no, así como
reconocer las condiciones del contexto lingüístico en el que un enunciado es o
no adecuado, entre otras competencias.

Sin embargo, como bien plantea Di Tullio (1995), tomar distancia de la lengua
para convertirla en un objeto de reflexión supone, a diferencia del sentido
común, adoptar una posición no ingenua, que representa una tarea compleja.
El cursante de Linguística y Semiótica debe poseer un conocimiento
sistematizado acerca del funcionamiento de la lengua que requiere de un saber
científico formulado mediante reglas, principios y leyes. En otras palabras,
conocer la gramática de su lengua nativa.

La gramática puede abordarse en forma restringida o en una acepción amplia.


Es decir, puede estudiar solamente las unidades significativas y su
combinatoria, a partir de dos partes: la morfología y la sintaxis. La primera se
ocupa de la estructura interna de las palabras, es decir, la identificación y
descripción de las unidades mínimas de análisis (los morfemas) y de su
organización dentro de la palabra. La morfología determina que palabras como
libro no son segmentables en partes que preserven la dualidad entre sonido y
significado, en tanto que palabras como libro-s; libr-ero o libr-ito contienen dos
unidades morfológicas cada una. Por su parte, la sintaxis estudia la
combinatoria en el sintagma y en el marco de la oración, su unidad máxima.
Una forma ampliada de abordaje de la gramática, es la representada por la
gramática moderna, en particular la generativa fundada por Noam Chomsky,
que interpreta gramática incorporando otros componentes al componente
morfosintáctico: el fonológico, que concierne al sistema de sonidos de una
lengua y que determina la pronunciación de una determinada secuencia, y el
semántico, que incluye el significado de las palabras y el de las construcciones
de las que aquéllas forman parte.

En un sentido descriptivo, la gramática designa al conjunto de las regularidades


fonéticas, morfológicas, sintácticas, observables en cierta lengua, y la
representación de estas regularidades. En un sentido linguístico, refiere tanto al
análisis de las regularidades observables en cierta lengua, como al modelo
teórico que permite estos análisis (como por ejemplo la gramática sintagmática,
la funcional, etc.)

La gramática generativa, en cambio, produce un nuevo sentido: no se trata de


un modelo de las lenguas existentes, sino de la facultad del lenguaje, es decir,
de la capacidad que todo niño tiene de aprender y hablar una lengua
cualquiera. Se plantea desde este punto de vista, una gramática formal como
un conocimiento implícito que un hablante-oyente ideal posee de su lengua,
que permite decidir si una combinación cualquiera de palabras pertenece o no
a la lengua: un perro hambriento pertenece al castellano, pero no perro un
hambriento. Una gramática en este sentido, de carácter lógico, se define como
un conjunto finito de reglas de reescritura que permiten engendrar, desde un
vocabulario también finito, un conjunto de oraciones bien formadas que puede
ser infinito. En otras palabras, un conjunto restringido de principios generales
comunes a todas las lenguas, que lleva asociado un conjunto -también
restringido- de parámetros responsables de la variación entre las lenguas.

Desde un punto de análisis general, la gramática puede ser abordada desde


dos dimensiones complementarias:

1) como el conocimiento del que dispone un hablante de su lengua, es


decir, un saber hacer, un saber fáctico respecto de cómo de forma una
construcción lingüística. Se trata de un fenómeno de naturaleza
psíquica.
2) como una descripción de la lengua, es decir, como una actividad
científica llevada a cabo por un lingüista. Se trata de un saber qué,
conocimiento que se formula a través de reglas y principios teóricos.

En tanto saber especializado, la gramática se interesa por conocer y explicitar


las reglas generales que dan cuenta del funcionamiento de una lengua
adquirida por un hablante de manera “natural” sin enseñanza sistematizada. El
conocimiento de la gramática permite comprender que se trata de una
herramienta para la adquisición de habilidades metalingüísticas, es decir, un
medio para el control del lenguaje: una reflexión, una adecuada producción y la
supervisión de su comprensión. Esta conciencia metalingüística requiere de un
aprendizaje por parte de quien estudie la lengua. A través de una creciente
apropiación de esta competencia, se perfecciona la posibilidad de analizar
producciones orales y textuales, monitorear la propia producción oral y escrita,
así como desautomatizar procedimientos de escritura y establecer relaciones
entre el lenguaje objeto y el metalenguaje.

Una de las dimensiones de la gramática que deben comprenderse para llevar a


cabo un eficaz desempeño como usuario del lenguaje, es la de la lengua
escrita. La escritura puede ser entendida como un sistema para construir
significados que se constituye en unidades semánticas. La unidad de sentido
mayor es el texto, es decir, un complejo semántico-discursivo que se realiza a
través de los componentes de la gramática: parágrafos, párrafos y oraciones o
cláusulas. Estos componentes se distinguen por su aspecto gráfico: mientras
que la oración está limitada por mayúscula al inicio y punto al final, el párrafo
por sangría y punto y aparte, en tanto que el parágrafo es un conjunto de
párrafos encabezado por un subtítulo que sintetiza su contenido.

Respecto de la oración analizada como una unidad estrictamente gramatical


(ya que puede ser abordada también como una unidad de comunicación), se
trata de una unidad de construcción (máxima unidad de la sintaxis), por lo cual
corresponde definirla a partir de su estructura interna, debiendo identificarse
entonces los constituyentes que la integran. Tradicionalmente, se la definió por
sus dos constituyentes: un sujeto y un predicado. En su caso típico, el núcleo
del predicado es un verbo conjugado, es decir que presenta la flexión de
persona y número, en concordancia con el sujeto, y de tiempo y modo, que
caracterizan a la oración en su conjunto. Así, la oración es entendida como una
construcción predicativa.

La gramática generativa adoptó como axioma inicial la siguiente definición de


oración: la Oración consiste de un Sintagma Nominal seguido de un Sintagma
Verbal ( O  SN, SV )

A continuación, transcribimos una serie de fragmentos de diversas obras de


Noam Chomsky, que serán útiles para la comprensión de los problemas que
aborda.

El lenguaje humano tiene sus bases en una


propiedad elemental que parece estar biológicamente
aislada: la propiedad de la infinitud discreta, que se
manifiesta en su forma más pura en los números
naturales 1,2,3,… etc. Los niños no aprenden esta
propiedad. A menos que la mente ya posea los principios
básicos de ella, no hay ninguna evidencia empírica que
pueda proveerlos. De manera similar, ningún niño tiene
que aprender que hay oraciones de tres o cuatro
palabras, pero no de cuatro palabras y media, y que las
oraciones pueden extenderse infinitamente, puesto que
es siempre posible construirlas de modo más complejo,
con formas y significados muy precisos. Para usar una
frase de David Hume, este conocimiento no puede sino
provenir de “la mano original de la naturaleza”, como
parte de nuestra herencia biológica.

Esta propiedad intrigó a Galileo, quien consideró que


el descubrimiento de un medio para comunicar “nuestros
pensamientos más secretos a otra persona, usando 24
pequeños signos” era la más importante de todas las
invenciones humanas. Esta invención tuvo éxito porque
refleja la infinitud discreta del lenguaje que tales
signos representan. Poco más tarde, los autores de la
Gramática de Port Royal no dejaron de sorprenderse ante
la “invención maravillosa” de que se pueda construir
con un par de docenas de sonidos una infinitud de
expresiones que nos permiten revelar a otro lo que
pensamos, imaginamos o sentimos. Desde un punto de
vista contemporáneo, esto ciertamente no es una
“invención”, pero no por ello es menos “maravilloso”
como producto de la evolución biológica, sobre el cual
en este caso no se sabe casi nada.

La facultad de lenguaje puede ser considerada como


“órgano del lenguaje”, en el mismo sentido en que
científicos hablan del sistema de la vista, el sistema
inmunológico o el sistema circulatorio, como órganos
del cuerpo. Entendido así, un órgano no es algo de se
pueda extraer dejando el resto del cuerpo intacto. Es
un subsistema en una estructura más compleja. Lo que
esperamos es entender toda su complejidad a partir del
estudio de las partes que tienen características
distintivas y su forma de interactuar. El estudio de la
facultad del lenguaje procede de la misma manera.
Chomsky, N. 1998. Nuestro conocimiento del lenguaje
humano. Santiago de Chile, Bravo Allende Editores, 15-16

En adelante entenderé que la lengua es un conjunto


(finito o infinito) de oraciones, cada una de ellas
de una longitud finita y construida a partir de un
conjunto de elementos finitos. Todas las lenguas
naturales, en su forma hablada o escrita, son
lenguas en este sentido, ya que cada lengua natural
tiene un número finito de fonemas (o letras en su
alfabeto), y cada oración es representable como una
secuencia finita de estos fonemas (o letras) aun
cuando el número de oraciones es infinito. [….]
Chomsky, N. 1957. Estructuras sintácticas, capítulo
II “La independencia de la sintaxis”.}
“El propósito fundamental del análisis lingüístico
de una lengua L es el de separar las secuencias
gramaticales que son oraciones de L, de las
secuencias agramaticales que no son oraciones de L,
y estudiar la estructura de las secuencias
gramaticales será un dispositivo que genere todas
las secuencias gramaticales de L y ninguna de las
agramaticales.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la
sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 5-6.

“Lo que concierne primariamente a la teoría


lingüística es un hablante-oyente ideal, en una
comunidad lingüística del todo homogénea, que sabe su
lengua perfectamente y al que no afectan condiciones
sin valor gramatical, como son las limitaciones de
memoria, distracciones, cambios de centro de atención
e interés y errores (característicos o fortuitos) al
aplicar su conocimiento de la lengua al uso real. Esta
me parece que ha sido la posición de la lingüística
general moderna, y no se ha dado ninguna razón
convincente para modificarla. Para estudiar el uso
lingüístico real debemos considerar la acción de muy
varios factores, de los cuales la competencia
subyacente del hablante-oyente ideal es solamente uno.
En este sentido, el estudio del lenguaje no difiere de
la investigación empírica de otros fenómenos
complejos.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la
sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 5-6.

“Hacemos, pues, una distinción fundamental entre


competencia (el conocimiento que el hablante-oyente
tiene de su lengua) y actuación (el uso real de la
lengua en situaciones concretas). Solo en la
idealización establecida en el párrafo anterior la
actuación es reflejo directo de la competencia. En la
realidad de los hechos, es obvio que no puede reflejar
directamente la competencia. […] Para el lingüista
como para el niño que está aprendiendo la lengua el
problema es determinar con los datos del uso el
sistema de reglas subyacentes que el hablante-oyente
domina y del que se vale en la actuación concreta. De
ahí que, en sentido técnico, la teoría lingüística sea
mentalística, ya que trata de descubrir una realidad
mental subyacente en la conducta concreta.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la
sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 5-6.

“Una gramática de una lengua pretende ser la


descripción de la competencia intrínseca del hablante-
oyente ideal. Si la gramática es, además,
perfectamente explícita –en otras palabras, si no
depende de la inteligencia y comprensión del lector;
antes al contrario, proporciona un análisis explícito
de lo que el lector pondría de su parte-, podemos
llamarla (con cierta redundancia) gramática
generativa.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la
sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 25.

“A una gramática se la puede considerar como una


teoría de la lengua y es descriptivamente adecuada en
la medida en que se describe la competencia intrínseca
del hablante nativo idealizado. Las descripciones
estructurales asignadas a las oraciones por la
gramática, las distinciones que hace entre bien-
formado y aberrante, y demás, deben corresponder, para
que sea descriptivamente adecuada, a la intuición
lingüística del hablante nativo (sea o no
inmediatamente consciente de ello) en una clase
sustancial y significativa de casos cruciales”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la
sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 26

“En la medida en que la teoría lingüística acierta a


seleccionar una gramática descriptivamente adecuada
sobre la base de datos lingüísticos primarios, podemos
decir que satisface la condición de adecuación
explicativa. Es decir, en esta medida ofrece una
explicación de la intuición del hablante nativo sobre
la base de una hipótesis empírica relativa a la
predisposición innata del niño para configurar un
cierto tipo de teoría para tratar los datos que le son
presentados.”
Chomsky, N. 1965. Aspectos de la teoría de la
sintaxis. Barcelona, Gedisa, 1999, 26
Podemos imaginar la facultad del lenguaje como una red
compleja e intrincada dotada de un conmutador consistente
en una serie de interruptores que pueden estar en una de
dos posiciones. A menos que los interruptores estén
colocados en una de ellas, el sistema no funciona. Cuando
están colocados en una de las formas permitidas, entonces
el sistema funciona de acuerdo con su naturaleza pero de
manera distinta dependiendo de cómo estén colocados los
interruptores.
La red constante es el sistema de principios de la GU;
los interruptores son los parámetros que serán fijados
por la experiencia.
Los datos presentados al niño que aprende la lengua deben
bastar para colocar los interruptores de una u otra
manera. Cuando los interruptores están en posición, el
niño tiene el dominio de una lengua, que esa expresión
tiene un significado particular, etc. (Chomsky 1988: 57-
58)

Bibliografía

AA.VV. (2003) Lingüística en el aula. Año 4 - nro. 4. Publicación anual del


Centro de Investigaciones Lingüísticas de la Universidad Nacional de Córdoba.
Di Tullio, A. (1995) Manual de gramática del español. Buenos Aires, ed. La Isla
de la luna.
Houdé, O. y otros (2003) Diccionario de ciencias cognitivas. Buenos Aires,
Amorrortu eds.

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