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Los equipos solucionadores de problemas iban por el camino correcto, pero no llegaron lo suficientemente lejos
como para conseguir que los empleados se involucraran en las decisiones y procesos relacionados con el
trabajo. Esto llevó a la experimentación con equipos verdaderamente autónomos, que no sólo podrían
solucionar los problemas, sino además implantar soluciones y asumir toda la responsabilidad de los resultados.
Los equipos de trabajo auto administrados generalmente están compuestos por 10 a 15 personas que asumen
las responsabilidades de sus supervisores anteriores. En general, esto incluye el control colectivo sobre el ritmo
de trabajo, la determinación de las asignaciones, la organización de las pausas y la selección colectiva de
procedimientos de inspección. Los equipos de trabajo totalmente auto administrados llegan incluso a
seleccionar a sus propios miembros y hacen que cada uno de ellos evalúe el desempeño de los otros. Como
resultado, los puestos de supervisión han disminuido en importancia y hasta se pueden eliminar.
Por poner un ejemplo, en la planta de locomotoras de General Electric, en Pensilvania, unos 100 equipos toman
la mayor parte de las decisiones. Organizan el mantenimiento, programan y trabajo y autorizan de manera
rutinaria las compras de equipo. Xerox, General Motors, PepsiCo, Hewlett-Packard, M&M/Mars y Aetna Life son
sólo unos cuantos entre los nombres conocidos de compañías que han establecido equipos de trabajo auto
administrados. Aproximadamente uno de cada cinco empresarios en Estados Unidos utiliza ahora esta forma de
equipo, y los expertos pronostican que del 40 al 50% de los trabajadores estadounidenses podrían estar
administrándose por medio de esta clase de equipo para el fin de este decenio.
Las revistas de negocios recientes han estado llenas de artículos que describen la aplicación exitosa de los
equipos auto administrados. El grupo que trabaja para el Departamento de Defensa por parte de Texas
Instruments da crédito a los equipos autodirigidos por permitirle alcanzar el mismo nivel de ventas con 25%
menos de empleados. Aid Association for Lutherans, una de las mayores compañías aseguradoras y de
servicios financieros de Estados Unidos, dice que los equipos autoadministrados fueron el elemento principal
que le permitió incrementar la satisfacción de sus empleados y lograr que la compañía aumentara su volumen
de operaciones en un 50%, en un periodo de cuatro años, al mismo tiempo que disminuía su personal de
trabajo en un 15%.
La planta de Edu's Gran Ice Cream, de Fort Wayne, Indiana, introdujo los equipos auto administrados en 1990,
y les atribuye una reducción del 39% en los costos y un aumento en la productividad de la planta del 57%.
Whole Foods Market, una cadena de tiendas de alimentos naturistas, dice que los equipos auto administrados
son la razón principal por la que duplicó sus ventas entre 1989 y 1992, y por la que es capaz de lograr un 3,7%
de margen de utilidades de operación, en comparación con el 2,6% de la cadena de supermercados promedio.
A pesar de estos impresionantes relatos, es necesario ofrecer aquí una palabra de advertencia. Algunas
organizaciones han quedado decepcionadas con los resultados de los equipos autoadministrados. Por ejemplo,
los empleados de la Douglas Aircraft Co., que han estado sufriendo grandes despidos, se han rebelado contra
los equipos auto administrados. Han llegado a concebir la ccoperación del concepto de equipo común un
ejercicio para ayudar al verdugo. La investigación global sobre la eficacia de los equipos de trabajo auto
administrados no ha sido uniformemente positiva.
Por ejemplo, los individuos de estos equipos sí tienden a reportar niveles más elevados de satisfacción en el
puesto. Sin embargo, en contra de la sabiduría convencional, los empleados de los equipos de trabajo
autoadministrados parecen tener mayor ausentismo y tasas de rotación que los empleados que trabajan en las
estructuras tradicionales de trabajo. No están claras las razones precisas de estos resultados, lo que implica la
necesidad de una investigación adicional.
Es claro que la implantación de tan fascinante pero radical enfoque será como caminar a través de un campo
minado. Algunos pasos clave que deben incluirse son:
• Compromiso de la alta administración para emprender el enfoque y aceptar algunos riesgos desconocidos.
• La alta administración, los mandos medios, los especialistas, la fuerza de trabajo y los líderes del sindicato
deben participar y debe proporcionarse una orientación profunda.
• Análisis del flujo del trabajo de producción para definir los segmentos lógicos para los equipos.
• Definición de las habilidades requeridas, los niveles de esas habilidades y los requerimientos para la
certificación.
• Cambios en el sistema de compensaciones para reflejar las habilidades adicionales adquiridas por los
individuos.
• Acciones para desarrollar la confianza entre la administración y la fuerza de trabajo, por ejemplo, compartir
la información importante, financiera y de otros tipos sobre el desempeño de la compañía.
• Un plan de implantación que cubra alrededor de tres años y comience despacio, con unos cuantos equipos
piloto.
El aspecto más importante – y más difícil- es la guía que debe darse a la administración media a través de la
transición a este concepto de equipos. Algunos niveles administrativos ya no serán necesarios porque los
equipos planearán el control de su trabajo y realizarán gran parte de su propia supervisión. Leonard (1987)
describe como una actividad de trabajo, en la organización tradicional, involucraba a 25 empleados de trabajo
directo, 16 descripciones de trabajo individual, 3 supervisores y un gerente de producción. Este cambió a tres
equipos de trabajo (y siete niveles de habilidades para individuos) que reportan directamente al gerente de
producción, sin supervisores. Así, algunos administradores medios tendrán un nuevo trabajo. Este puede ser
trabajar con un equipo autoadministrado pero quizá como miembro, facilitador o técnico consultor en lugar del
de supervisor con su jerarquía. Tal papel cambia o afecta el poder, el conocimiento, las compensaciones y el
status, y por lo tanto, puede ser amenazante. Una organización tiene la responsabilidad de explicar con
claridad los nuevos papeles que desarrollarán los administradores y de proporcionar el adiestramiento, la
comprensión y la paciencia para lograr el éxito.
Los equipos de trabajo autoadministrados no siempre tienen éxito. Para algunos administradores,
supervisores y trabajadores, las demandas de este concepto son superiores a lo que están dispuestos a
aceptar. Pero los equipos autoadministrados pueden ser muy efectivos si se ajustan a la tecnología, se
implantan con cuidado y si la gente en las organizaciones se encuentra a gusto con estas ideas. (Adaptado
de Lawler, 1986).