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El mendigo le pidió al hombre dinero para comer. El hombre le ofreció alternativas como un trago, un puro o apostar en las carreras de caballos, pero el mendigo rechazó todas esas opciones porque no fuma, no bebe y no apuesta. Finalmente, el hombre invitó al mendigo a comer a su casa para que su esposa conociera a un hombre que ni fuma, ni bebe, ni juega.
Descripción original:
Título original
Paremia 0025 Hombre ( Ni fuma, ni bebe, ni juega).doc
El mendigo le pidió al hombre dinero para comer. El hombre le ofreció alternativas como un trago, un puro o apostar en las carreras de caballos, pero el mendigo rechazó todas esas opciones porque no fuma, no bebe y no apuesta. Finalmente, el hombre invitó al mendigo a comer a su casa para que su esposa conociera a un hombre que ni fuma, ni bebe, ni juega.
El mendigo le pidió al hombre dinero para comer. El hombre le ofreció alternativas como un trago, un puro o apostar en las carreras de caballos, pero el mendigo rechazó todas esas opciones porque no fuma, no bebe y no apuesta. Finalmente, el hombre invitó al mendigo a comer a su casa para que su esposa conociera a un hombre que ni fuma, ni bebe, ni juega.
El mendigo se acercó a un hombre en la calle y le pidió dinero para
poder comer algo. Y el hombre le dijo: - Si quieres, te convido a un trago. El mendigo le dijo: «No bebo». - Está bien - le dijo el hombre - Te voy a comprar un buen puro. - Es que, no fumo - dijo el mendigo - Todo lo que quiero es algo de comer. - Tengo una buena información sobre las carreras de caballos de esta tarde - le dijo el hombre - y voy a hacer una buena apuesta para ti... Tú te quedarás con las ganancias. - Pero es que yo no creo en las apuestas. Lo único que quiero es comer. - En ese caso - dijo el hombre -, me gustaría que vengas a mi casa para comer conmigo. - “Quiero que mi esposa te conozca, porque quiero que sepa cómo es un hombre que ni fuma, ni bebe, ni juega».