Tengo fuerza de voluntad gracias a la receta que aprendí de mi madre y que, si no falla la materia prima, está de chuparse los dedos: Ingredientes: 1/2 kg de convencimiento (tener claro qué se quiere) en una pieza, sin cortar; 6 razones (por qué se quiere) de buen peso y bien limpias; 300 gr. de fines (para qué se quiere) a ser posible altruistas y de buena calidad; 100 gr. de esperanza (pensar que sí se puede); 1 copita de inconsciencia ( se recomienda la marca Folía d' amore); 1/2 kg. de trabajo, a ser posible intenso y eficaz y que nunca decaiga; 2 tazas grandes de paciencia; 3 cucharadas de visión positiva; 2 cucharaditas de buen humor, muy fino, molido, tipo azúcar glace. Modo de hacerlo: Batir enérgicamente la esperanza con la inconsciencia hasta que queden bien ligadas. En la bandeja de la vida, colocar las razones bien limpias y cubrir con la pieza de convencimiento. Incorporar el preparado anterior. Coronar con los fines. A modo de guarnición, añadir la paciencia. Rociar con la visión positiva bien distribuida y espolvorear con el buen humor. Colocarlo sobre el fuego (el de tipo constancia es el más adecuado), empezar por fuego vivo y luego bajarlo y dejarlo constate hasta que esté casi hecho. Rematar con fuego vivo. Es importante que éste nunca se apague. Volver a espolvorear con buen humor. Sin él la receta también sale, pero con un cierto sabor amargo que puede estropearla. Nuestro truco: Queda más sabroso si se sazona con orden y puntualidad. Si se le añade una pizca de calma está riquísima.