y al levantar la mirada vi a este tipo caminando hacia mí se parecía a Peter mi viejo amigo pero no era Peter era un hombre demacrado en jeans y camisa azul de trabajo y me dijo: “oye, mi esposa y yo necesitamos algo para comer, morimos de hambre” Miré detrás de él y ahí estaba su mujer que me miró con ojos a punto de lágrima. Le di un billete de cinco. “¡Te amo, hombre!”, gritó, “No me lo gastaré en bebida”. “¿Por qué no?”, le contesté, “Es lo que yo haría…” Me alejé para entrar a un edificio arreglé unos cuantos asuntos salí regresé al auto como siempre pensando si hice lo correcto o si fui víctima de un engaño.
mientras conducía recordé mis años de miseria hambriento más allá de cualquier arreglo nunca pedí a nadie un centavo.
esa noche, después de unos tragos,
le expliqué a la mujer con la que vivía lo mucho que daba a los vagabundos pedir dinero, pero que yo en los tiempos más obscuros de hambre en mi vida me negué a pedir nada a nadie.