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PAREMIA 0027

ASTUCIA.- EL CABALLO DE UN INDIO

Un viajero europeo encontró a un indio en el desierto; los dos


iban a caballo, y el europeo, temiendo que el suyo no pudiese hacer
la jornada porque era muy malo, pidió al indio, que lo llevaba mejor,
que se lo cambiase: pero este lo rehusó, excusándose.
El europeo buscó luego un pretexto para reñir: vivieron a las
manos y como estaba bien armado, se apoderó del caballo y
continuó su camino.
El indio siguió a su contrario hasta el pueblo más inmediato, y
luego, quejándose al juez, hizo que compareciese el europeo, quien
trató al indio de enredador, afirmando que el caballo era suyo y que
lo había criado desde que nació.
Como no había pruebas en contrario, iba el juez a darlo por
libre de la demanda, cuando el indio exclamó:
El caballo es mío y voy a probarlo.
Se quitó la manta y tapando repentinamente con ella la cabeza
del animal, prosiguió:
Supuesto que este hombre dice que ha criado el caballo,
mándele Ud., señor juez, que diga de qué ojo es tuerto.
El viajero no quiso dar a entender que dudaba, y le respondió
al instante:
- "Del derecho".
El indio descubriendo el caballo, dijo: " Pues no lo es ni de uno
ni de otro".
El juez quedó convencido con esta prueba tan ingeniosa y
mandó que se entregas el caballo al indio, castigando al europeo
como merecía.

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