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Se ha planteado que el maltrato hacia las personas mayores lo ejerce la propia sociedad, en la que
prevalece una imagen negativa y estereotipada de la vejez, que tiende a valorar la juventud por sobre la
experiencia y que por tanto las discrimina. Por otra parte, se ha señalado que cuando las personas adultas
mayores se tornan dependientes del cuidado de otros, tanto en la familia como en una institución, se
vuelven más vulnerables a situaciones de maltrato (SENAMA, 2012).
Hay diferentes definiciones de maltrato, pero aquí solo serán consideradas las dos más relevantes para
este contexto, que corresponden a las de la OPS y el SENAMA:
La organización contra el Maltrato a los Ancianos en el Reino Unido (OPS/OMS, 1995), adoptada
posteriormente por la OMS, define el maltrato a las personas mayores, como “un acto único o reiterado o
dejar de tomar determinadas medidas necesarias, en el contexto de cualquier relación en la que existen
expectativas de confianza, y que provocan daño o angustia a una persona mayor”.
Según SENAMA (2005), el maltrato al adulto mayor corresponde a “cualquier acción u omisión que
produce daño y que vulnera el respeto a su dignidad y el ejercic io de sus derechos como persona”.
La clasificación sobre tipos de maltrato utilizada en la mayoría de las investigaciones clínicas y estatutos
legales internacionales (Lachs.MS & Pillerman.K., 2004) aluden a los siguientes tópicos:
Maltrato físico: corresponde a los actos hechos con la intención de causar dolor físico
o daño.
Maltrato psicológico: definido como acto hecho con la intención de causar dolor o
daño emocional.
Abuso sexual: contacto sexual no aceptado, de cualquier clase
Abuso económico: apropiación indebida de dinero o propiedad de personas
mayores.
Negligencia: falla del cuidador en satisfacer las necesidades de una persona mayor
dependiente.
SENAMA (2005) toma estos mismos tópicos, los cuales los explica de la siguiente manera:
Maltrato físico: Uso de la fuerza física en contra de un adulto mayor que daña su
integridad corporal, puede provocar dolor, lesión y/o discapacidad temporal o permanente, y en casos
extremos, la muerte.
Abuso sexual: Cualquier acción de carácter, significación o connotación sexual con una
persona mayor sin su consentimiento, empleando la fuerza, amenaza y/o engaño,
aprovechándose de su deterioro físico o psíquico.
Abuso patrimonial: Mal uso, explotación o apropiación de los bienes de la persona mayor
por parte de terceros, sin consentimiento o con consentimiento viciado (*), fraude o estafa,
engaño o robo de su dinero o patrimonio. A menudo supone la realización de actos ilegales:
firma de documentos, donaciones, testamentos. Es posible también que, existiendo una
relación de poder, una persona mayor permita a un tercero que actúe en su nombre pese a la
evidencia de perjuicio.
La causa principal de maltrato corresponde al abuso o maltrato psicológico, donde 19.4% de la población
total adulta mayor es víctima de ello, cifra que corresponde a 29 millones de personas de este grupo de
edad.
La segunda causa de maltrato en el continente europeo lo constituyen el abuso financiero, donde 3.8% de
la población, es decir, 6 millones de adultos mayores, es cuestión es víctima de este tipo de abuso.
La tercera causa corresponde al maltrato físico, donde 2.75% de la población adulta mayor sufre de este,
cifra que corresponde 4 millones de personas adultas mayores.
La última causa informada corresponde al abuso sexual, alcanzando el 0.7% de esta población, cerca de
un millón de personas.
2.4.6.2 El rol de la atención primaria en el maltrato
El maltrato, como un problema global ha sido reconocido sólo recientemente (WHO, 2002). El trabajo
desarrollado por INPEA (International Network for the Prevention of Elder Abuse o Red internacional de
prevención del abuso y maltrato en la vejez), y el énfasis puesto por la Organización Mundial de la Salud
para la prevención del maltrato de las personas mayores, han contribuido en forma significativa a elevar
la toma de conciencia a nivel mundial.
El 17 de Noviembre del año 2002, la OMS, INPEA, y las Universidades de Toronto y Ryerson de
Canadá, emitieron una declaración para la prevención global del maltrato en las personas mayores. En
esta declaración, se sostiene que uno de los puntos centrales es el rol de los trabajadores de la salud en la
atención primaria, ya que se enfrentan con casos de maltrato de ancianos en forma cotidiana, aunque con
frecuencia no los diagnostican como tales. Esto hace fundamental la educación formal hacia los
profesionales de la salud en el abordaje de esta problemática.
El Estudio Missing Voices (2013), también desarrollado por la OMS (2005) en colaboración con
INPEA, tuvo como objetivo sensibilizar a los profesionales de la salud y al público en general sobre las
dimensiones y características del abuso en personas mayores y desarrollar una estrategia de prevención y
un enfoque inicial, haciendo hincapié en el apoyo a los profesionales de la atención primaria de salud.
Chile en los últimos 30 años, se encuentra en una etapa avanzada del proceso de envejecimiento
demográfico. Sin embargo, su sociedad y cultura tiene aún una imagen deteriorada de la vejez, lo que
lleva a que cada vez sean más frecuentes y visibles las situaciones de maltrato (SENAMA, 2012).
Durante la última década se han producido importantes avances en materia de prevención y manejo de los
casos de maltrato contra personas mayores. Aunque no se cuenta con un estudio de prevalencia nacional,
algunas investigaciones señalan que cerca de un 30% de los adultos mayores han sido víctimas de
maltrato (SENAMA, Mayo, 2012). Entre estos estudios se encuentran los siguientes:
El estudio de Neumann, publicado en 1997 que se realizó en base a una muestra de 100
adultos mayores de Valdivia.
El estudio de Loica-Russell, publicado en 1998 que consideró una muestra de 120 mujeres
mayores de la comuna de Renca.
El estudio de Quiroga, publicado en 1999, que consideró una muestra de 1956 personas
mayores de Concepción y Temuco.
Estos estudios reportan una prevalencia de maltrato a personas mayores en Chile de 36%, 34 % y 32%
respectivamente (Neumann & Irene., 1998.;J. L.-R., cols, 1999.)
La actual legislación chilena explicita la obligación del Estado de instaurar políticas destinadas a prevenir
la violencia intrafamiliar en contra de las personas mayores, así como brindar asistencia a estas personas
víctimas de malos tratos ((SENAMA, Mayo, 2012)
También es importante conocer la Política nacional en torno a las personas mayores, ya que en los
últimos años se han generado políticas explícitas en pos de su bienestar tales como:
La ley N°19.828, que creó el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), establece en
su artículo 1° que su objetivo es “velar por la plena integración del adulto mayor a la
sociedad, su protección ante el abandono e indigencia y por el ejercicio de los derechos que
la Constitución y las leyes le reconocen. Y en su artículo 3º se le faculta para proponer las
políticas destinadas a la integración familiar y social efectiva del adulto mayor y la solución
de los problemas que lo afectan” (SENAMA, Mayo, 2012).
La ley N° 20.427 que entró en vigencia el 2010, incorporó el maltrato al adulto mayor en la
legislación nacional, modificando la ley de violencia intrafamiliar, la ley de tribunales de
familia y el código penal. Esta ley contempla la incorporación de las personas adultas
mayores como sujetos de derecho, de manera explícita (anteriormente solo se mencionaba a
niños/as, mujeres y discapacitados).
Desde el año 2009, el SENAMA, maneja registros de situaciones de abuso, violencia y maltrato, a través
del Sistema de Gestión de Datos (SGD) del Sistema Integral de Atención Ciudadana (SIAC). Mediante
este registro se puede apreciar que entre el año 2009 y 2011 –no se cuenta aún con el registro completo
del año 2012. El número nacional registrado por el SENAMA de consultas y casos de maltrato a personas
mayores, aumentó de 196 registros a 828, lo que equivale a un aumento de más del 300%, lo que permite
concluir que este fenómeno está siendo cada vez más visible.
A partir de estos mismos registros del DEIS, se observa que la prevalencia de de maltrato a las personas
mayores que a nivel nacional es inferior al 5% reportado en la literatura
internacional (ONU, 2002) y esta prevalencia es muy variable entre las diferentes regiones
y servicios de salud del país. Es importante considerar que esta cifra solo contempla
aquellas personas adultas mayores que son beneficiarias del sistema de salud público, y
que tienen acceso a este mismo. Por tanto, podría especularse que esta cifra no es fidedigna
de la realidad. Y sería conveniente contrastarla con los registros del SENAMA.
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