Está en la página 1de 2

El artículo 2º constitucional resume una de las reivindicaciones más importantes

que se han hecho en México sobre justicia social, pues reconoce la deuda
histórica de la nación mexicana para con los pueblos indígenas que ya ocupaban
el territorio hace 5,000 años.1 Sin embargo, como toda reivindicación, supone una
lucha continua por el reconocimiento de derechos que habían sido ignorados
desde el momento mismo de la fundación del Estado nacional mexicano. México
nace como nación tras la lucha revolucionaria independentista en la que
participaron miles de indígenas de diferentes partes del país;2 lo paradójico es que
el régimen que emergió de la violencia fue un Estado monocultural, eurocéntrico,
que vio en el Estado francés el modelo a seguir, por lo que excluyó de su
estructura las formas organizativas de los pueblos indígenas.
Este artículo de nuestra Carta Magna resalta cinco puntos importantes sobre la
nación mexicana: el carácter pluricultural, el reconocimiento de la existencia y el
derecho a la libre autodeterminación de los pueblos indígenas, la igualdad entre
hombres y mujeres y la participación de este sector de población en la toma de
decisiones. La reforma más reciente del artículo 2° se realizó en 2001, año en el
que se le incorporó el texto del artículo 4° y se reconocieron constitucionalmente
los derechos indígenas mencionados anteriormente. En el caso de Guerrero, el
artículo 10 de su Constitución Política estableció que los poderes del estado y los
ayuntamientos incorporaran “a los pueblos indígenas al desarrollo económico y
social y a la preservación y fomento de sus manifestaciones culturales”. Bajo esta
línea, la Ley Orgánica del Municipio Libre del Estado de Guerrero, en sus artículos
115, 239, 240 y 241 promueven la creación de organismos de defensa de
población indígena (Comités de Desarrollo Indigenistas) que tendrán bajo su
cuidado la preservación del patrimonio cultural, la promoción del desarrollo
económico, social y cultural de los grupos étnicos, procurar la correcta aplicación
de leyes y el desarrollo de programas educativos en sus municipios. Sin embargo,
a nivel estatal no se establece algún señalamiento sobre autodeterminación
política, económica y social.
"El Artículo Segundo se refiere a los derechos colectivos de los pueblos indígenas
y a los derechos individuales de quienes forma parte de ellos.
Cabe señalar que el concepto de pueblos indígenas está dado en relación con un
conjunto humano con instituciones culturales (que incluyen a su lengua) y sociales
propias, y que descienden de las poblaciones que habitaban el territorio nacional
antes de la conquista. Es decir, que, en este caso, el concepto de pueblo no se
refiere a la unidad administrativa (en el sentido de poblado), sino a los pueblos
nahua, maya, zapoteco, mixteco, rarámuri, entre otros.
UNA DE LAS LIMITACIONES está en la fracción VI del apartado A de este mismo
Artículo Segundo Constitucional, que dice que los pueblos indígenas tendrán el
uso y disfrute "preferente “de los recursos naturales de los lugares que habitan. De
esta manera, el uso de esos recursos queda en primer lugar para los indígenas,
pero no es exclusivo de ellos, lo que en la práctica significa que cuando ellos no
tengan medios para aprovechar los recursos naturales, lo que con frecuencia
ocurre, podrán explotarlos empresas que si cuenten con los medios para hacerlo,
con la probable consecuencia de destrucción del medio ambiente y de que la
riqueza que se pueda derivar del uso de los recursos naturales quede en manos
de los inversionistas y sólo residualmente vaya a los pueblos indígenas ...lo que
también con frecuencia ocurre.
El Apartado B indica las obligaciones de las autoridades federales, estatales y
municipales para llevar a cabo acciones que impulsen los derechos indígenas en
materias educativas, de desarrollo económico en favor de los migrantes indígenas,
etc.

SIN EMBARGO, a pesar de la amplitud de los derechos indígenas enunciados en


este Artículo Segundo Constitucional, ahí mismo existen limitaciones importantes:

Una de ellas consiste en que las leyes para desarrollar estos derechos deben de
ser leyes estatales y no federales, lo que ha dado lugar a que en algunos estados
la amplitud de derechos esté bien establecidos y desarrollados, en otros son casi
inexistentes. Este riesgo y la amplitud de derechos en cada entidad queda
condicionada a las fuerzas locales que no siempre son favorables a los pueblos
indígenas.

Otra limitante consiste en que la Constitución señala que en las leyes locales las
comunidades indígenas deben ser reconocidas como entidades de interés público,
esto es, que no son de derecho público, lo que limita más aún sus posibilidades
respecto a la ya limitada autonomía que marca el propio Artículo Segundo
Constitucional y hace que el ejercicio de los derechos indígenas dependa más de
las instituciones estatales que de las propias instituciones de los pueblos.

La lucha por la aplicación de los derechos de los pueblos indígenas establecidos


constitucionalmente y por su ampliación, la siguen dando en los diversos lugares
del territorio nacional los propios pueblos.

También podría gustarte