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Material complementario Derecho Penal parte especial

(Cat. S, B y C)

1) QUERELLANTE PARTICULAR-IMPUTADO-ACTOR CIVIL


Manual de derecho procesal penal
Autor: Cafferata Nores, Jose I y otros
Editorial: Advocatus
Año de edición: 2012
 (pag. 247 a 259)

Querellante particular
Noción
El querellante particular es la víctima de un delito de acción pública que
interviene facultativamente en el proceso penal, para acreditar la
existencia de ese hecho delictuoso y la responsabilidad penal del
imputado, y lograr la condena penal de los partícipes.

2. Fundamento

Existía una corriente de pensamiento entre los procesalistas locales contraria


a cualquier forma de participación del ofendido por el delito en el ejercicio de la
acción penal pública, aun cuando se admitía que se trata de una cuestión de
pura política que las leyes procesales pueden resolver libremente dentro de
ciertos límites.
Esta oposición fue variando hasta lograr un estado de opinión favorable, por el
avance de convicciones teóricas y el sustento de experiencias concretas que
reconocen el derecho de la víctima a intervenir como querellante y recogen su
utilidad como contralor de la actividad judicial y como colaborador de la
investigación.

La discusión

En su evolución, el debate cruzó argumentos, incluso de orden constitucional.


Por un lado, se dijo que la institución del querellante particular contraría el
principio de que la acción penal es pública y que el Estado es, en
consecuencia, el titular excluyente “del derecho de acusar”. Se agregó que se
podría alterar el principio de igualdad porque por los mismos delitos en una
parte del país, el imputado tendrá un sólo acusador (el fiscal) y en otras partes
dos, según los códigos procesales acepten o no al querellante.
Desde la vereda opuesta, se señaló que es un derecho natural o de los no
enumerados por la Constitución el de promover querella contra el agresor y
sostenerla ante el poder público hasta que se obtenga su castigo, derecho que
no puede admitir restricciones, pues negar al individuo la facultad de perseguir,
inclusive de manera legal, las ofensas inferidas a su propio derecho, sería
tiránico, ya que lo despoja de la potestad de defenderse.

Libertad procesal

La discusión fue zanjada sin entrar en la naturaleza jurídica del derecho a


querellar, admitiéndose como posible la incorporación del querellante particular
en los procesos que motivan los delitos de acción pública, porque la
Constitución Nacional no tiene ninguna norma que expresamente establezca o
prohíba algún tipo especial de acusador. Se coincide en que la ley procesal
podría autorizar al damnificado su intervención en tal carácter, pues la
circunstancia de que la potestad de acusar haya sido conferida al Estado a
través del Ministerio Público Fiscal no es argumento suficiente para afirmar el
monopolio estatal excluyente de la acción penal.

Capítulo 5
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Pero hoy se discute con renovado vigor (Cafferata Nores, 2008), si la ley
suprema otorga tanta libertad a los códigos procesales para la regulación de la
actividad acusatoria, como para que éstos impidan al damnificado la posibilidad
de intervenir como querellante (así la CSJN en “Garipe”), o si tal omisión
significaría privarlo de algún derecho o potestad que le acuerde la Constitución
o la ley penal, en especial, el derecho constitucional a la tutela judicial efectiva
de la víctima a la que nos hemos referido más arriba.
Límite

Tal como legisla el Código Penal vigente, los códigos procesales no podrán
conferir exclusivamente al ofendido la función acusatoria (fuera de los casos de
acción privada), privando a los órganos oficiales de la titularidad de la acción
(persecución) pública, porque lo impide aquél en su art. 71. Los órganos
oficiales tampoco podrán éstos supeditar su ejercicio a la previa intervención
del ofendido ni a cualquier otra condición no prevista por la ley de fondo.
Pero ello no descalifica la posible intervención del damnificado junto con los
funcionarios encargados de perseguir, o sólo frente a la inercia o desinterés de
estos últimos. La querella sólo tendería así a facilitar la punición (no a
condicionarla), determinando la intervención del órgano jurisdiccional que
resolverá si ella corresponde. Esto también se justificaría por la coincidencia
entre el interés de la víctima en lograr la sanción del ilícito y el interés estatal en
idéntico cometido Sobre si esta última alternativa (que el querellante pueda
impulsar la acción penal si el fiscal no lo comparte) es o no meramente
facultativa de los códigos procesales, existe también discrepancia de opiniones.
Pero la CSJN se inclina por esta posición (“Santillan”; “Garipe”).

3. Titularidad y representación

Puede constituirse en querellante particular el ofendido penalmente por un


delito de acción pública, sus herederos forzosos, representantes legales o
mandatarios (art. 7 CPP).
Artículo 7º - Querellante particular. El ofendido penalmente por un delito de acción
pública, sus herederos forzosos, representantes legales o mandatarios, podrán intervenir en el proceso
como querellante particular en la forma especial que este Código
establece, y sin perjuicio de ejercer conjuntamente la acción civil resarcitoria. Si el
querellante particular se constituyera, a la vez, en actor civil, podrá formular ambas
instancias en un solo escrito, con observancia de los requisitos previstos para cada
acto.
La capacidad que se requiere para actuar como querellante es la exigible por
las leyes civiles para estar en juicio, por lo cual, si se trata de un menor de 18
21 años, de un insano o de incapaces de hecho relativos -condenados a penas
privativas de libertad mayor a tres años, art. 12 CP, sordomudos que no saben
darse a entender por escrito, art. 153 CC-, la instancia deberá ser formulada
por el representante legal. Esta última calidad no sólo emerge de la ley civil
(padres o tutor, en caso de menor edad; curador, en los supuestos de adultos
incapaces), sino también de la legitimación que la ley -penal y procesal-
acuerda a los guardadores.

4. Facultades

Como mínimo se debe permitir al querellante intervenir en el proceso, con


facultades para acreditar la existencia del delito y la participación punible del
imputado, y recurrir contra las resoluciones jurisdiccionales adversas a su
interés, o favorables al imputado (v. gr., sobreseimiento, absolución), incluso si
el Ministerio Público Fiscal no las impugna, cuando al ofendido se le acuerda
expresamente tal derecho (arts. 94 y 446)
.
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Ampliación
Pero sobre la base de reconocer que el interés concreto de la víctima tiene un
lugar dentro de la noción de “interés general” y que la lesión a su derecho es
también protegible por la ley penal, pues integra el “bien jurídico” (lo que impide
pensar que ha abdicado de su condición de tal a favor del Estado, sino que
éste es sólo un representante de su interés como individuo o como integrante
de la sociedad), hoyparece necesario ampliar las atribuciones procesales de la
víctima (querellante). A estos fines debe dársele algún medio para provocar el
inicio de la investigación que el órgano oficial se niegue a realizar, como podría
ser una instancia ante un superior fiscal jerárquico o ante un órgano
jurisdiccional para que permita abrirla en virtud al impulso acusatorio del
particular, permitiéndole a éste participar en ella. También habría que autorizar
por ley a que continúe por sí solo la persecución penal cuando el Ministerio
Público Fiscal considere que no hay mérito para seguirla, estableciendo que, si
se permite, la sola acusación particular -previo el control judicial admitido para
cualquier acusación- viabilice la apertura del juicio, aunque el órgano oficial no
acuse y pida el sobreseimiento.
La posibilidad recursiva tampoco importará una afectación a la oficialidad del
ejercicio de la acción (persecución) penal, si no se priva a aquella autoridad del
derecho a impugnar, ni se pone condicionamiento alguno a su actuación. Sólo
se tratará de que, frente a la conformidad del acusador público, el querellante
pueda provocar un nuevo examen de la cuestión por parte de un tribunal de
alzada. También deberá permitirse que, si el fiscal requiere el sobreseimiento
(no acusando) o la absolución del acusado durante el juicio, la acusación del
querellante (previo el control judicial admitido para cualquier acusación) pueda
dar base al juicio, y el pedido de pena del querellante permita que el tribunal la
imponga en la sentencia (CSJN “Santillán”).

5. Intervención

Las personas mencionadas en el art. 7 podrán instar su participación en el


proceso -salvo en el incoado contra menores- como querellante particular. Los
incapaces deberán actuar debidamente representados, autorizados o asistidos
del modo prescripto por la ley
.
La instancia deberá formularse personalmente o por representante con poder
general o especial que podrá ser otorgado “apud acta”, en un escrito que
contenga, bajo pena de inadmisibilidad: 1) Nombre, apellido y domicilio del
querellante particular. 2) Una relación sucinta del hecho en que se funda. 3)
Nombre y apellido del o de los imputados, si los supiere. 4) La petición de ser
tenido como parte y la firma.

La instancia podrá formularse a partir de iniciada la investigación y hasta su


clausura (art. 92). El pedido será resuelto por decreto fundado o auto, según
corresponda, por el Fiscal o el Juez de Instrucción, en el término de tres días
(art. 91).
Artículo 92 - Oportunidad. Trámite. La instancia podrá formularse a partir de iniciada la investigación y
hasta su clausura.

El pedido será resuelto por decreto fundado o auto, según corresponda, por el Fiscal
o el Juez de Control, en el término de tres días.
Si el rechazo hubiera sido dispuesto por el Juez de Control, el instante podrá apelar
la resolución.
Artículo 91 - Instancia y requisitos. Las personas mencionadas en el artículo 7
podrán instar su participación en el proceso —salvo en el incoado contra menores—
como querellante particular. Los incapaces deberán actuar debidamente representados, autorizados o
asistidos del modo prescripto por la ley.
Capítulo 5
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La instancia deberá formularse personalmente o por representante con poder general o especial, que
podrá ser otorgado apud acta, en un escrito que contenga, bajo
pena de inadmisibilidad:
1) Nombre, apellido y domicilio del querellante particular.
2) Una relación sucinta del hecho en que se funda.
3) Nombre y apellido del o de los imputados, si los supiere.
4) La petición de ser tenido como parte y la firma.
Si el fiscal rechazara el pedido de participación, el querellante particular podrá
ocurrir ante el Juez de Instrucción, quien resolverá en igual término. La
resolución no será apelable. Si el rechazo hubiera sido dispuesto por el Juez de
Instrucción, el instante podrá apelar la resolución (art. 93).
Artículo 93 - Rechazo. Si el Fiscal rechazara el pedido de participación, el querellante particular podrá
ocurrir ante el Juez de Control, quien resolverá en igual término. La resolución no será apelable.
Debería admitirse que el imputado tenga derecho a oponerse a la intervención
del querellante, tal como puede legalmente hacerlo respecto del actor civil
(Ferrer 2001).

6. Prueba

El querellante particular podrá actuar en el proceso para acreditar el hecho


delictuoso y la responsabilidad penal del imputado en la forma que dispone el
Código Penal. La intervención de una persona como querellante particular no la
exime del deber de declarar como testigo. En caso de sobreseimiento o
absolución podráser condenado por las costas que su intervención hubiere
causado (art. 94).

Artículo 94 - Facultades y deberes. El querellante particular podrá actuar en el


proceso para acreditar el hecho delictuoso y la responsabilidad penal del imputado
en la forma que dispone este Código

.
La intervención de una persona como querellante particular no la exime del deber de
declarar como testigo.

En caso de sobreseimiento o absolución podrá ser condenado por las costas que su
intervención hubiere causado.
7. Recursos

El querellante particular sólo podrá recurrir de las resoluciones jurisdiccionales


cuando lo hiciera el Ministerio Público, salvo que se le acuerde expresamente
tal derecho (art. 446)
.
Puede recurrir autónomamente el archivo (art. 334), el sobreseimiento (art.
352) y la sentencia absolutoria (art. 471). Pero el progreso de esa impugnación
dependerá de que sea sostenido por el fiscal del tribunal del recurso (art. 464),
limitación que alguna jurisprudencia ha cuestionado de inconstitucional (véase
el apartado I del Capítulo 13, en la pág. 587)
.
Renuncia
El querellante particular podrá renunciar expresamente a su intervención en
cualquier estado del proceso (la que será irrevocable), quedando obligado por
las costas que su intervención hubiera causado. También se considerará que
ha renunciado a su intervención cuando, regularmente citado, no compareciera
a la primera audiencia del debate o no presentare conclusiones (art. 95)
.
Artículo 95 - Renuncia. El querellante particular podrá renunciar a su intervención
en cualquier estado del proceso, quedando obligado por las costas que su intervención hubiera causado.
Manual de Derecho Procesal Penal

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EL IMPUTADO

1. Concepto

Imputado es la persona indicada como partícipe de un hecho delictuoso


en cualquier acto de la persecución penal dirigida en su contra y desde el
primer momento de ella (art. 80). A partir de esa indicación, gozará del
derecho de defensa en todas sus manifestaciones. Por ello, el otorgamiento a
una persona de la calidad de imputado, que significa reconocerlo como sujeto
del proceso (y no mero objeto de persecución penal), importa un indudable
beneficio jurídico desde el punto de vista de su defensa.

Adquisición de la calidad

Para adquirir la calidad de imputado se requiere una indicación, que puede


provenir de un señalamiento expreso (v. gr., requerimiento fiscal, art. 341), de
un acto objetivo que implique sospecha oficial (v. gr., citación a prestar
declaración indagatoria, art. 306) o que genere medidas de coerción (v. gr.,
orden de detención, art. 272), siempre que atribuya a una persona determinada
-identificada o identificable- alguna forma de participación (autoría, coautoría,
complicidad necesaria o secundaria, o instigación) en un delito determinado.
Hay quienes creen que hace falta una decisión judicial expresa de tener a esa
persona formalmente como imputado, para que ella ostente tal calidad. Otros
pensamos que eso no es imprescindible y que basta con la indicación delictiva
formulada del modo en que aquí se desarrolla.

Así, en función de la naturaleza de la decisión o de la actuación del órgano de


investigación, puede decirse que existen tres alternativas distintas para adquirir
la calidad de imputado:

a) La persona respecto de quien se han encontrado motivos bastantes para


sospechar su participación punible en el hecho (delito) investigado,
decidiéndose en consecuencia su citación o detención (art. 306 -primer
párrafo-).
b) La persona respecto de quien, no obstante haberse encontrado motivos
para sospechar su participación en el hecho, no ocurre lo mismo con
relación a la punibilidad (delictuosidad) de su conducta (p. ej.: por advertirse
razones para presumir que no fue antijurídica, por mediar una causa de
justificación, o una excusa absolutoria, o que se ha extinguido la pretensión
penal, etc.), decidiéndose su imputación y simple citación a los fines del
ejercicio de su defensa, pero sin otra coerción privativa de su libertad,
independientemente de la gravedad del delito investigado (art. 306 -último
párrafo-).
c) La persona que es objeto de actos de contenido persecutorio en su
contra tendientes a decidir su imputación o no (v.gr.: allanamiento para
secuestrar objetos relacionados con el delito; reconocimientos en rueda de
persona, etc.), situación que conlleva -durante su realización- un tratamiento
equivalente al que hubiese merecido de haber sido imputada previamente. En
estos casos, a los fines de la medida, goza de los mismos derechos que se
reconocen a cualquier imputado, mientras dure su realización. No implica su
registración formal (en la práctica) ni se proyecta a una participación constante
en el proceso, si el resultado del acto no derivó en una sospecha consolidada
(art. 80) (Ferrer).
Actos oficiales

La aludida indicación será idónea para conferir la calidad de imputado cuando


se exteriorice como un acto propio (lato sensu) de la persecución penal
(dándoleorigen o dispuesto en su consecuencia) dirigida en contra de una
persona. Esto restringe, en principio, el campo de la indicación imputativa al
área de los actos oficiales cumplidos por los órganos del Estado, predispuestos
para llevar a cabo un procedimiento tendiente a la investigación de un ilícito.
Capítulo 5
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Por exteriorizar una sospecha oficial sobre la comisión de un delito, la


detención (art. 272) de una persona es un acto imputativo, ya que la misma se
ordenacuando hubiere motivo bastante para sospechar que esa persona ha
participado en la comisión de un hecho punible. Ello implica, además de la
existencia de un señalamiento delictivo en su contra, una aceptación provisoria
fundada en pruebas sobre los extremos fácticos de la imputación (motivos para
sospechar). Lo mismo ocurre en los casos de aprehensión policial (arts. 275,
276 y 277) que se autorizan, por lo general, para hipótesis de flagrancia (que
ha sido definida como “la prueba directa del delito”) o vehementes indicios de
culpabilidad y peligro inminente de elusión de la justicia.

Actos de particulares

Como excepción a esta regla, se encuentran actos de particulares que pueden


dar nacimiento a la calidad de imputado. Tienen tal efecto, por ejemplo, la
querella (tanto en los delitos de acción pública, art. 91, como en los de acción
privada); la denuncia (art. 314), que es también una instancia predispuesta por
las leyes procesales para que los particulares canalicen atribuciones delictivas
(y que puede ser fuente de una persecución penal); y la aprehensión privada
(art. 279), que se autoriza, en general, respecto de quien sea sorprendido in
fraganti en la comisión de un delito. En estos últimos dos casos el particular
actúa como un colaborador de la administración de justicia.Pero, para generar
la calidad de imputado, el Código no exige que la atribución delictiva,
canalizada a través de cualquiera de los modos señalados ut supra, se vea
corroborada por alguna prueba o sea de por sí idónea para crear sospechas de
participación delictiva. Por lo tanto, la sola existencia de aquella indicación será
suficiente para hacer adquirir la calidad de imputado. Semejante situación sólo
encontraría justificación si tal status (el de imputado) se concibiera como un
modo de posibilitar la refutación de la imputación y la proposición de pruebas,
aun antes de que la imputación comience a lograr sustento probatorio. Pero tal
posibilidad puede lograrse mediante otros modos, más “inocuos” para el honor
del meramente “indicado” Ver el n° 4 de este apartado.

3. Cesación de la condiciónLa calidad del imputado cesa por sentencia


condenatoria (art. 412), absolutoria (art. 411) o de sobreseimiento (art. 348)
firmes; también por el archivo de las actuaciones en la investigación fiscal (art.
334).
La víctima del delito se encuentra autorizada para incorporarse al proceso
penal, con la finalidad de reclamar la indemnización por el daño civil que ha
sufrido, ejerciendo la acción resarcitoria al presunto damnificado por el delito:
es el actor civil.
Actor civil: nociónEste concepto abarca, tanto a la persona física o jurídica
que a causa delilícito ha sufrido la privación, detrimento o menoscabo
cierto en el mismo bien jurídicamente tutelado por la norma penal que se
estima violada (la víctima), como a quien sufre un daño resultando
directamente damnificado, aun sin ser sujeto pasivo del delito. Pero no
comprende al damnificado indirecto.
1.1. Regulación legal de su intervenciónAl actor civil se le reconoce el
derecho a intervenir en el proceso penal paraacreditar la existencia del hecho
delictivo, la participación del imputado y la existencia y extensión del daño cuya
reparación pretende, y la responsabilidad civil del tercero civilmente
demandado (si se acciona también contra éste). Puede interponer recursos en
lo concerniente a la acción civil.
Titularidad
La acción civil sólo podrá ser ejercida por la víctima, sus herederos en los lí-
mites de su cuota hereditaria, o por otro damnificado directo (aunque no sea la
víctima del delito) (art. 24). Las personas que no tengan capacidad para estar
en juicio, no podrán actuar si no son representadas, autorizadas o asistidas del
modo prescripto por la ley civil (art. 97). En todos los casos, sólo pueden actuar
con patrocinio letrado, y pueden hacerse representar por un solo abogado (art.
125).
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La acción civil deberá ser ejercida por el asesor letrado cuando el titular de la
acción careciera de recursos y, sin constituirse en actor civil, le delegue su
ejercicio; o también cuando el titular de la acción sea incapaz de hacer valer
sus derechos y no tenga quien lo represente, sin perjuicio de la representación
promiscua (art. 25).
Contra quién se dirigeLa acción se puede dirigir contra los partícipes del delito
y también contra el civilmente responsable.La constitución en actor civil
procederá aun cuando no estuviere individualizado el imputado. Si en el
proceso hubiere varios imputados y civilmente demandados, la pretensión
resarcitoria podrá dirigirse contra uno o más de ellos. Y si el actor no menciona
a ningún imputado se entenderá que se dirige contra todos (art. 99).
En qué clase de proceso
Sólo podrá ejercerse la acción civil en el proceso penal si se tratare de un delito
doloso y en los delitos culposos únicamente si se tratare de un homicidio o
lesiones gravísimas. Estas limitaciones no regirán en los casos de conexión de
causas en las que se imputen delitos dolosos y culposos, ni en los casos de
conexión de causas en los que se imputen otros delitos culposos además de
los enumerados, o mediare entre ellos un concurso ideal de delitos (art. 24).
También podrá ejercerse en los delitos de acción privada (art. 424), pero no
se puede ejercer en los procesos de menores (art. 26 a contrario sensu).

1.2. Atribuciones
El actor civil podrá actuar en el proceso penal para acreditar el hecho
delictuoso, la existencia y extensión del daño pretendido y la responsabilidad
civil del demandado (art. 107).
Pero esta intervención no lo exime del deber de declarar como testigo, ni
impide que en caso de sobreseimiento o absolución pueda ser condenado por
las costas que su intervención hubiere causado (arts. 107 y 94).
Requisitos de la instancia de constitución
La instancia de constitución deberá formularse, por escrito, personalmente o
por un representante con poder general o especial que podrá ser otorgado
apud acta (art. 98).
Deberá contener, bajo pena de inadmisibilidad: 1) nombre, apellido y dirección
del accionante; 2) la determinación del proceso a que se refiere; 3) los motivos
en que la acción se basa: se relata el hecho (no es necesario invocar el
derecho) con la relación de causalidad entre el delito y el daño; 4) el carácter
que se invoca: si es víctima, heredero (en qué cuota), damnificado directo,
representante o mandatario; 5) el daño que pretende haber sufrido, detallando
en lo posible sus aspectos objetivos y subjetivos, y el monto pretendido (para
fijar el pago de tasa de justicia y, en su caso, posibilitar el pago por
consignación); 6) la petición de ser admitido como parte y la firma (art. 98).
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Desistimiento
El actor civil podrá desistir de su demanda en cualquier estado del proceso,
quedando obligado por las costas que su intervención hubiera ocasionado
(desistimiento expreso).
Se considerará desistida la acción cuando el actor civil, regularmente citado,
no comparezca a la primera audiencia del debate, no concrete la demanda o no
presente conclusiones en la oportunidad prevista en el art. 402, o se aleje de la
audiencia sin haberlas formulado (desistimiento tácito) (art. 108).
Oportunidad
El pedido de constitución deberá presentarse, bajo pena de caducidad, antes
de la clausura de la investigación penal preparatoria.
El Fiscal de Instrucción podrá pedir al Juez de Control el embargo de los bienes
(art. 532 y 533) para asegurar el pago de indemnización, gastos o costas (art.
100).
La solicitud deberá ser considerada (aceptada o no) por el tribunal de juicio
(art. 100), en el decreto de citación a juicio (art. 361, tercer párrafo), quien
notificará al imputado, al demandado civil y a sus defensores (art. 101).

Oposición
Los demandados podrán oponerse a la intervención del actor civil, bajo pena
de caducidad, dentro del término de cinco días a contar de su respectiva
notificación.
La oposición seguirá el trámite de las excepciones (art. 17 y ss) y será resuelta
por el tribunal, sin intervención del Ministerio Público. Si se rechazare la
intervención del actor civil, podrá ser condenado por las costas que su
participación hubiere causado (arts. 102 y 103).
Rechazo y exclusión de oficio
Durante los actos preliminares del juicio, el tribunal podrá rechazar y excluir
de oficio, por decreto fundado, al actor civil cuya intervención fuere
manifiestamente ilegal, salvo que su participación hubiere sido concedida al
resolverse un incidente de oposición (art. 105). Este rechazo y exclusión no
impedirá el ejercicio de la acción ante la jurisdicción civil (art. 106).

2) REGIMEN PENAL DE LA MINORIDAD : LEY 22278


http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000-114999/114167/texact.htm

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