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ACTOR CIVIL
El actor Civil es un sujeto que dentro del proceso penal juega un rol accionario relacionado
con el objeto de éste, pero limitado al campo civil reparatorio e indemnizatorio.
La acción civil: puede dirigirse en el proceso penal contra los partícipes del delito, o sus
herederos, y en su caso, contra el civilmente responsable. (Art. 14). Ellos son el autor, autor
mediato, cómplice necesario, cómplice no necesario, instigadores.
Contra los que hubiesen participado de los efectos del delito lucrativo, no puede dirigirse la
acción civil en el proceso penal, porque a pesar de ser beneficiarios por el delito y pueden ser
sus encubridores, su conducta es penalmente independiente del delito principal. Pueden ser
civilmente responsables hasta la cuantía en que hubieran participado.-
Para que un supuesto partícipe de el delito pueda ser demandado civilmente en el proceso
penal es preciso que tenga la calidad de imputado. La persona que es actor civil puede como
denunciante o querellante conferirle a un partícipe de un delito la calidad de imputado..-
Los partícipes del delito están solidariamente obligados a reparar el daño causado por aquel.-
El ejercicio de la acción civil puede ejercerla el querellante, puede pedir el embargo de los
bienes del querellado. Como demandante civil, el querellante tiene facultades materiales y
procesales del actor civil. Puede pedir la citación del civilmente responsable por el hecho que
le atribuye al querellado.
Con motivo de la acción civil, en el proceso pueden tomar parte, además del imputado, el
demandado civil y el asegurador de aquél o de éste respecto del daño causado por el delito o
cuasidelito .
La posibilidad de requerir la aplicación del derecho civil material, dentro del proceso penal, no
está circunscripta al procesado, sino que se extiende a personas no procesables,
insospechadas de ser autoras, cómplices o encubridoras del delito, a quienes la ley instituye
con el papel de parte accesoria y eventual en el proceso, a título de responsable civil, o sea
personas que son requeridas para que respondan civilmente por las consecuencias del delito.
Inclusive respecto de las personas sometidas a la responsabilidad civil del delito, el juez
puede decretar el embargo de bienes de su pertenencia, siempre que la parte damnificada lo
haya solicitado.
La calidad de actor civil como titular de la acción civil se adquiere cuando éste se presente en
el proceso penal para constituirse como tal.
Debe ser persona capaz civilmente, de no ser así deberá actuar con las representaciones que
la ley civil impone para el ejercicio de las acciones civiles. No siempre el que puede ser parte
en un proceso está habilitado para actuar por sí mismo para ello se requiere
además, capacidad procesal, aptitud para poder realizar con eficacia actos procesales de
parte. Además de la capacidad se requiere que este vinculada con el proceso por una relación
de derecho civil (patria potestad, tutela, curatela, etc.) nacida de la ley, que lo coloque en la
obligación de responder. Frente al actor, del daño causado por aquél. Dicha relación debe
realizarse por vía incidental.
art. 93:” El actor civil deberá concretar su demanda dentro de los 3 días de notificado de la
resolución prevista en el art. 346.”
Art. 346: “Cuando el Juez hubiere dispuesto el procesamiento del imputado y estimare
completa la instrucción, correrá vista sucesiva a la parte querellante y al agente fiscal por el
término de seis días, prorrogables por otro período igual en casos graves o complejos”.
Si la instrucción está completa caso contrario dirá qué diligencias considera necesarias.
El requerimiento de elevación a juicio deberá contener bajo pena de nulidad los datos
personales del imputado; una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos, su
calificación legal y una exposición sucinta de los motivos en que se funda.-
La clausura del periodo instructorio se opera con el auto de elevación a juicio (art.353). el que
establece que la instrucción quedará clausurada cuando el juez dicte el decreto de elevación a
juicio, quede firme el auto que lo ordena o el sobreseimiento.-
De modo tal que cuando él adviene, ya es tarde para asumir el rol de actor civil, por haber
pasado el tiempo de interponer la demanda. Osea que la constitución de parte civil deberá
hacerse hasta la notificación de la vista del art. 346. (querellante y agente fiscal).-
Esa constitución podrá hacerse personalmente o por mandatario, mediante un escrito que
contenga bajo pena de inadmisibilidad, las condiciones personales, y el domicilio legal del
accionante, a qué proceso se refiere y los motivos en que se funda la acción. La sanción de
inadmisibilidad no impide al actor civil presentar un nuevo escrito en debida forma y con todos
los requisitos legales.-
Podrá efectuarse aún cuando no se halla individualizado el imputado: y si junto con este se
demandara a los civilmente responsables, siempre debe demandarse al primero junto con los
segundos (art. 88). Mientras no se haya individualizado al imputado no se podrá realizar el
debate, lo cual significa necesariamente que no habrá podido trabarse la litis. Sin perjuicio de
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ello y hasta que llegue tal momento, el actor civil podrá intentar todas las medidas
precautorias posibles durante la instrucción.-
Aceptada la constitución del actor civil y desde la última notificación producirá efectos. Éste
tendrá en el proceso la intervención necesaria para acreditar la existencia del hecho
delictuoso y los daños y perjuicios que le haya causado y reclamar las medidas cautelares y
restituciones e indemnizaciones correspondientes (Art. 91).
Las atribuciones del actor civil como parte en el proceso penal son: La acreditación del
hecho, la de sus daños y perjuicios, la de recusar a los jueces, plantear cuestiones de
competencia, examinar el sumario, pedirle citación u oponerse a la intervención del tercero
civilmente responsable, asistir a los actos definitivos o irreproducibles, intervenir en las
pericias con proposición de peritos, utilizar los remedios procesales, (Recursos, nulidades..);
comparecer al debate por sí o por mandatario, interrogando a testigos, al imputado, peritos.-
El actor civil no puede ejercer la acción penal, es decir pedir o negar la aplicación de la ley
penal para que el imputado sea declarado incriminado en responsabilidad penal, ni puede
alegar respecto de peticiones que correspondan al ejercicio de la acción penal.-
Absolución penal: La absolución del acusado no impide que el tribunal del juicio se
pronuncie en la sentencia sobre la acción civil ejercida. La unidad de la sentencia no excluye
que la sentencia civil sometida a la subordinación establecida por el art. 1103 del CC “
Después de la absolución del acusado, no se podrá tampoco alegar en el juicio la existencia
del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la absolución”. La limitación impuesta por
este art. a la absolución fundada en la inexistencia del hecho que habría causado el daño
cuyo resarcimiento se solicitó, en cuanto la razón de esa inexistencia fuere eficaz para excluir
la responsabilidad civil. La sentencia civil no podrá declarar la existencia de la materialidad del
hecho o de la autoría del imputado o de su ilicitud , negadas por la sentencia penal, pero si
podrá declarar el deber de resarcir a pesar de que la inexistencia del hecho penal hubiere sido
declarada por la falta de tipicidad penal de la conducta imputada. Esta es la única posibilidad
que queda para una sentencia civil condenatoria si la absolución se fundó en la inexistencia
del hecho principal, pues su inexistencia es el presupuesto del resarcimiento.
El titular de la acción resarcitoria no puede contestar los hechos aceptados por la sentencia
penal constitutivos del delito objeto de la absolución, ni puede contestar la aplicación de las
disposiciones legales que fundan esas resoluciones, el demandante no puede contestar según
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el sentido de la sentencia penal, que la acción u omisión constitutiva del delito imputado no ha
existido o que el imputado no ha participado del hecho.-
Condenación penal. En esta caso las restricciones de las facultades del actor civil derivan del
art. 1102 del CC “ Después de la condenación del acusado en el juicio criminal no se podrá
contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituya el delito ni impugnar
la culpa del condenado. En primer lugar existe una condenación penal y el actor civil solo
interviene en el proceso penal para acreditar el hecho y que le restituya el daño.
El concepto de culpa del condenado comprende todo lo que haya fundado la imputación moral
del hecho a su autor material , o sea la imputabilidad y la culpabilidad criminal del autor. El art.
1102 plantea el problema de unidad o dualidad de las culpas penal y civil.
La prevalecencia de la culpa penal sobre la civil respecto del mismo caso no es un principio
que las legislaciones hayan respetado siempre. Ni nuestro derecho considera que la sentencia
condenatoria penal anterior deba prevalecer siempre sobre la civil posterior, respecto del
hecho principal y la culpa del condenado, como lo dispone el art. 1102 pues por una parte,
limita esa prevalecencia a los casos señalados expresamente por las leyes (art. 1105) y por
otra la abandona cuando la temporalidad de las sentencias se intervienen (art. 1106) . Esto
demuestra que para el Código Civil, el sometimiento de lo civil a lo penal obedece a un
principio de simple política legislativa, excluido por el art. 1103 en lo que atañe a la culpa. De
manera que siendo absolutoria la sentencia penal anterior, la posterior sentencia civil no está
ligada a ella si la absolución se funda en la falta de culpa penal del imputado.-
El actor civil y su defensor están sometidos a las condiciones de tiempo y forma prescriptos
para el ejercicio de los derechos y facultades que les competen, el incumplimiento será
sancionado con la caducidad del derecho o la inadmisibilidad o nulidad del acto. El actor civil
tiene a su cargo las indemnizaciones correspondientes a las personas citadas a su pedido a
los efectos del juicio. Debe consignar en Secretaría el importe necesario, salvo que también
fueren citadas a propuesta del Ministerio Fiscal o del imputado o que el actor civil acreditare
estado d pobreza. El actor civil puede incurrir en falso testimonio.
4
Al final de la instrucción debe interponer la demanda y correr traslado al demandado civil ya
sea el imputado y/o al responsable civil, pero al final del debate en el juicio alegará sobre la
prueba y formulará su acusación.(art. 393).-
El actor civil puede desistir de su calidad en cualquier estado del proceso, haciéndose
responsable por las costas. Se lo tendrá por desistido si no concreta su demanda en la
oportunidad de la vista para clausura del sumario o no comparezca al debate o se aleje de la
audiencia sin haber formulado sus conclusiones. (art. 94 y 393).- Para renunciar a ella el actor
civil debe utilizar el instituto del desistimiento. Para ser válido debe ser expreso, una vez
formulado, el actor no podrá sobrevenir ante la sede civil.-
Carece de recursos contra los sobreseimientos y sentencia absolutoria penal (art. 95).-
La norma establece la carencia de recursos por parte del actor civil contra el sobreseimiento y
la sentencia absolutoria, lo cual explica por
cuanto el actor civil lo único que hace en el proceso es ejercitar la acción civil, no la penal, y
conserva las acciones que considere atañen a su derecho por la vía civil.-
No pierde su vocación de testigo, por lo que si es llamado como tal debe presentar su dicho
( art. 96)-
Jurisprudencia
En relación al art. 87 establece que ” para ejercer la acción civil emergente del delito en el
proceso penal, su titular deberá constituirse en actor civil....” . Se puede mencionar el caso en
el que la viuda de Pedro que además lo hacia en representación de sus tres hijos menores,
mediando condena penal por el hecho, del cual ha sido declarado único responsable el
imputado, la reclamación civil resulta procedente en virtud de las disposiciones legales
invocadas aplicadas al caso. En este caso de homicidio de esposo y padre, sostén del hogar,
la muerte de éste se ha acreditado fehacientemente y también el hecho generador del daño,
su carácter delictivo y el daño mismo; el perjuicio patrimonial y moral causado a la viuda e
hijos del muerto, la relación causal y los informes de autos el monto del mismo. El derecho
asiste a los reclamantes según aplicación de lo previsto en los arts.
1084,1085,1096,1078,1083 y 1069 del Código Civil, 29 del CP y 81 y concordantes del CPP,
por lo que la demanda debe ser acogida en todo sus términos.-
En lo conducente a la acción civil deducida por la madre y los hermanos del muerto, éstos
carecen de acción. Aunque existan otras personas vinculadas afectivamente con la víctima, la
razón de ser de esa limitación parental establecida por la ley para hacer procedente la acción
de reparación del daño moral, fue expuesta por la doctrina (“esa multiplicidad de damnificados
sería aniquiladora para el responsable y excedería manifiestamente los propósitos de justicia
que fundan la indemnización “). (Ccrim.5°Córdoba,29/4/85,“Salussolía, Pedro, s/ Homicidio
Simple”. Bol. Judicial de Córdoba”, 1985, T. II, Vol. 29, ps. 303/304).-
Bibliografía consultada.
5
Levene, Casanovas, Hortel. “Código Procesal Penal” - Comentado - Editorial: Depalma, Bs.
As. 1993.-
Jorge Moras Mom. “ Manual De Derecho Procesal Penal ” Editorial. Abeledo Perrot. Bs. As.
1995.-
Roland Arazi. “Elementos de derecho procesal” Editorial. Astrea Bs. As. 1991
El actor Civil es un sujeto que dentro del proceso penal juega un rol accionario relacionado
con el objeto de éste, pero limitado al campo civil reparatorio e indemnizatorio.
La acción civil: puede dirigirse en el proceso penal contra los partícipes del delito, o sus
herederos, y en su caso, contra el civilmente responsable. (Art. 14). Ellos son el autor, autor
mediato, cómplice necesario, cómplice no necesario, instigadores.
Contra los que hubiesen participado de los efectos del delito lucrativo, no puede dirigirse la
acción civil en el proceso penal, porque a pesar de ser beneficiarios por el delito y pueden ser
sus encubridores, su conducta es penalmente independiente del delito principal. Pueden ser
civilmente responsables hasta la cuantía en que hubieran participado.-
Para que un supuesto partícipe de el delito pueda ser demandado civilmente en el proceso
penal es preciso que tenga la calidad de imputado. La persona que es actor civil puede como
denunciante o querellante conferirle a un partícipe de un delito la calidad de imputado..-
Los partícipes del delito están solidariamente obligados a reparar el daño causado por aquel.-
El ejercicio de la acción civil puede ejercerla el querellante, puede pedir el embargo de los
bienes del querellado. Como demandante civil, el querellante tiene facultades materiales y
procesales del actor civil. Puede pedir la citación del civilmente responsable por el hecho que
le atribuye al querellado.
Con motivo de la acción civil, en el proceso pueden tomar parte, además del imputado, el
demandado civil y el asegurador de aquél o de éste respecto del daño causado por el delito o
cuasidelito .
La posibilidad de requerir la aplicación del derecho civil material, dentro del proceso penal, no
está circunscripta al procesado, sino que se extiende a personas no procesables,
insospechadas de ser autoras, cómplices o encubridoras del delito, a quienes la ley instituye
con el papel de parte accesoria y eventual en el proceso, a título de responsable civil, o sea
personas que son requeridas para que respondan civilmente por las consecuencias del delito.
Inclusive respecto de las personas sometidas a la responsabilidad civil del delito, el juez
puede decretar el embargo de bienes de su pertenencia, siempre que la parte damnificada lo
haya solicitado.
La calidad de actor civil como titular de la acción civil se adquiere cuando éste se presente en
el proceso penal para constituirse como tal.
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Debe ser persona capaz civilmente, de no ser así deberá actuar con las representaciones que
la ley civil impone para el ejercicio de las acciones civiles. No siempre el que puede ser parte
en un proceso está habilitado para actuar por sí mismo para ello se requiere
además, capacidad procesal, aptitud para poder realizar con eficacia actos procesales de
parte. Además de la capacidad se requiere que este vinculada con el proceso por una relación
de derecho civil (patria potestad, tutela, curatela, etc.) nacida de la ley, que lo coloque en la
obligación de responder. Frente al actor, del daño causado por aquél. Dicha relación debe
realizarse por vía incidental.
art. 93:” El actor civil deberá concretar su demanda dentro de los 3 días de notificado de la
resolución prevista en el art. 346.”
Art. 346: “Cuando el Juez hubiere dispuesto el procesamiento del imputado y estimare
completa la instrucción, correrá vista sucesiva a la parte querellante y al agente fiscal por el
término de seis días, prorrogables por otro período igual en casos graves o complejos”.
Si la instrucción está completa caso contrario dirá qué diligencias considera necesarias.
El requerimiento de elevación a juicio deberá contener bajo pena de nulidad los datos
personales del imputado; una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos, su
calificación legal y una exposición sucinta de los motivos en que se funda.-
La clausura del periodo instructorio se opera con el auto de elevación a juicio (art.353). el que
establece que la instrucción quedará clausurada cuando el juez dicte el decreto de elevación a
juicio, quede firme el auto que lo ordena o el sobreseimiento.-
De modo tal que cuando él adviene, ya es tarde para asumir el rol de actor civil, por haber
pasado el tiempo de interponer la demanda. Osea que la constitución de parte civil deberá
hacerse hasta la notificación de la vista del art. 346. (querellante y agente fiscal).-
Esa constitución podrá hacerse personalmente o por mandatario, mediante un escrito que
contenga bajo pena de inadmisibilidad, las condiciones personales, y el domicilio legal del
accionante, a qué proceso se refiere y los motivos en que se funda la acción. La sanción de
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inadmisibilidad no impide al actor civil presentar un nuevo escrito en debida forma y con todos
los requisitos legales.-
Podrá efectuarse aún cuando no se halla individualizado el imputado: y si junto con este se
demandara a los civilmente responsables, siempre debe demandarse al primero junto con los
segundos (art. 88). Mientras no se haya individualizado al imputado no se podrá realizar el
debate, lo cual significa necesariamente que no habrá podido trabarse la litis. Sin perjuicio de
ello y hasta que llegue tal momento, el actor civil podrá intentar todas las medidas
precautorias posibles durante la instrucción.-
Aceptada la constitución del actor civil y desde la última notificación producirá efectos. Éste
tendrá en el proceso la intervención necesaria para acreditar la existencia del hecho
delictuoso y los daños y perjuicios que le haya causado y reclamar las medidas cautelares y
restituciones e indemnizaciones correspondientes (Art. 91).
Las atribuciones del actor civil como parte en el proceso penal son: La acreditación del
hecho, la de sus daños y perjuicios, la de recusar a los jueces, plantear cuestiones de
competencia, examinar el sumario, pedirle citación u oponerse a la intervención del tercero
civilmente responsable, asistir a los actos definitivos o irreproducibles, intervenir en las
pericias con proposición de peritos, utilizar los remedios procesales, (Recursos, nulidades..);
comparecer al debate por sí o por mandatario, interrogando a testigos, al imputado, peritos.-
El actor civil no puede ejercer la acción penal, es decir pedir o negar la aplicación de la ley
penal para que el imputado sea declarado incriminado en responsabilidad penal, ni puede
alegar respecto de peticiones que correspondan al ejercicio de la acción penal.-
Absolución penal: La absolución del acusado no impide que el tribunal del juicio se
pronuncie en la sentencia sobre la acción civil ejercida. La unidad de la sentencia no excluye
que la sentencia civil sometida a la subordinación establecida por el art. 1103 del CC “
Después de la absolución del acusado, no se podrá tampoco alegar en el juicio la existencia
del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la absolución”. La limitación impuesta por
este art. a la absolución fundada en la inexistencia del hecho que habría causado el daño
cuyo resarcimiento se solicitó, en cuanto la razón de esa inexistencia fuere eficaz para excluir
la responsabilidad civil. La sentencia civil no podrá declarar la existencia de la materialidad del
hecho o de la autoría del imputado o de su ilicitud , negadas por la sentencia penal, pero si
podrá declarar el deber de resarcir a pesar de que la inexistencia del hecho penal hubiere sido
declarada por la falta de tipicidad penal de la conducta imputada. Esta es la única posibilidad
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que queda para una sentencia civil condenatoria si la absolución se fundó en la inexistencia
del hecho principal, pues su inexistencia es el presupuesto del resarcimiento.
El titular de la acción resarcitoria no puede contestar los hechos aceptados por la sentencia
penal constitutivos del delito objeto de la absolución, ni puede contestar la aplicación de las
disposiciones legales que fundan esas resoluciones, el demandante no puede contestar según
el sentido de la sentencia penal, que la acción u omisión constitutiva del delito imputado no ha
existido o que el imputado no ha participado del hecho.-
Condenación penal. En esta caso las restricciones de las facultades del actor civil derivan del
art. 1102 del CC “ Después de la condenación del acusado en el juicio criminal no se podrá
contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituya el delito ni impugnar
la culpa del condenado. En primer lugar existe una condenación penal y el actor civil solo
interviene en el proceso penal para acreditar el hecho y que le restituya el daño.
El concepto de culpa del condenado comprende todo lo que haya fundado la imputación moral
del hecho a su autor material , o sea la imputabilidad y la culpabilidad criminal del autor. El art.
1102 plantea el problema de unidad o dualidad de las culpas penal y civil.
La prevalecencia de la culpa penal sobre la civil respecto del mismo caso no es un principio
que las legislaciones hayan respetado siempre. Ni nuestro derecho considera que la sentencia
condenatoria penal anterior deba prevalecer siempre sobre la civil posterior, respecto del
hecho principal y la culpa del condenado, como lo dispone el art. 1102 pues por una parte,
limita esa prevalecencia a los casos señalados expresamente por las leyes (art. 1105) y por
otra la abandona cuando la temporalidad de las sentencias se intervienen (art. 1106) . Esto
demuestra que para el Código Civil, el sometimiento de lo civil a lo penal obedece a un
principio de simple política legislativa, excluido por el art. 1103 en lo que atañe a la culpa. De
manera que siendo absolutoria la sentencia penal anterior, la posterior sentencia civil no está
ligada a ella si la absolución se funda en la falta de culpa penal del imputado.-
El actor civil y su defensor están sometidos a las condiciones de tiempo y forma prescriptos
para el ejercicio de los derechos y facultades que les competen, el incumplimiento será
sancionado con la caducidad del derecho o la inadmisibilidad o nulidad del acto. El actor civil
tiene a su cargo las indemnizaciones correspondientes a las personas citadas a su pedido a
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los efectos del juicio. Debe consignar en Secretaría el importe necesario, salvo que también
fueren citadas a propuesta del Ministerio Fiscal o del imputado o que el actor civil acreditare
estado d pobreza. El actor civil puede incurrir en falso testimonio.
El actor civil puede desistir de su calidad en cualquier estado del proceso, haciéndose
responsable por las costas. Se lo tendrá por desistido si no concreta su demanda en la
oportunidad de la vista para clausura del sumario o no comparezca al debate o se aleje de la
audiencia sin haber formulado sus conclusiones. (art. 94 y 393).- Para renunciar a ella el actor
civil debe utilizar el instituto del desistimiento. Para ser válido debe ser expreso, una vez
formulado, el actor no podrá sobrevenir ante la sede civil.-
Carece de recursos contra los sobreseimientos y sentencia absolutoria penal (art. 95).-
La norma establece la carencia de recursos por parte del actor civil contra el sobreseimiento y
la sentencia absolutoria, lo cual explica por
cuanto el actor civil lo único que hace en el proceso es ejercitar la acción civil, no la penal, y
conserva las acciones que considere atañen a su derecho por la vía civil.-
No pierde su vocación de testigo, por lo que si es llamado como tal debe presentar su dicho
( art. 96)-
Jurisprudencia
En relación al art. 87 establece que ” para ejercer la acción civil emergente del delito en el
proceso penal, su titular deberá constituirse en actor civil....” . Se puede mencionar el caso en
el que la viuda de Pedro que además lo hacia en representación de sus tres hijos menores,
mediando condena penal por el hecho, del cual ha sido declarado único responsable el
imputado, la reclamación civil resulta procedente en virtud de las disposiciones legales
invocadas aplicadas al caso. En este caso de homicidio de esposo y padre, sostén del hogar,
la muerte de éste se ha acreditado fehacientemente y también el hecho generador del daño,
su carácter delictivo y el daño mismo; el perjuicio patrimonial y moral causado a la viuda e
hijos del muerto, la relación causal y los informes de autos el monto del mismo. El derecho
asiste a los reclamantes según aplicación de lo previsto en los arts.
1084,1085,1096,1078,1083 y 1069 del Código Civil, 29 del CP y 81 y concordantes del CPP,
por lo que la demanda debe ser acogida en todo sus términos.-
En lo conducente a la acción civil deducida por la madre y los hermanos del muerto, éstos
carecen de acción. Aunque existan otras personas vinculadas afectivamente con la víctima, la
razón de ser de esa limitación parental establecida por la ley para hacer procedente la acción
de reparación del daño moral, fue expuesta por la doctrina (“esa multiplicidad de damnificados
sería aniquiladora para el responsable y excedería manifiestamente los propósitos de justicia
que fundan la indemnización “). (Ccrim.5°Córdoba,29/4/85,“Salussolía, Pedro, s/ Homicidio
Simple”. Bol. Judicial de Córdoba”, 1985, T. II, Vol. 29, ps. 303/304).-
Bibliografía consultada.
10
Gerardo Di Masi, Daniel Obligado, “Código Procesal Penal de La Nación” - Anotado -
Jurisprudencia -, Editorial Universidad S.R.L. Bs. As. 1993.-
Levene, Casanovas, Hortel. “Código Procesal Penal” - Comentado - Editorial: Depalma, Bs.
As. 1993.-
Jorge Moras Mom. “ Manual De Derecho Procesal Penal ” Editorial. Abeledo Perrot. Bs. As.
1995.-
Roland Arazi. “Elementos de derecho procesal” Editorial. Astrea Bs. As. 1991
11
ex damno”. Cfr. GARCÍA-PABLOS, Antonio. La Reparación Civil Derivada del Delito y su
Controvertida Naturaleza, en BAIGUIN (Coord.); De las penas. Homenaje al Profesor Isidoro de
Benedetti, Depalma, Buenos Aires, 1997, pág. 241.
Dentro de la problemática que suscita esta institución, uno de los temas más controvertidos, lo
constituye el referido a la prescripción de la acción resarcitoria. Para una mejor comprensión del
problema a tratar, es necesario tener presente las normas que concurren a regular esta materia.
El artículo 2001º, inc. 4) del Código Civil, establece la prescripción, a los dos años, de la acción
indemnizatoria por responsabilidad extracontractual. Por otro lado, el artículo 100º del Código
Penal, prescribe que la acción indemnizatoria, derivada del delito, no se extingue mientras
subsista la acción penal.
2.- Una primera precisión que cabe realizar, es la referente al término extinción, utilizado en la
norma penal. Para ser exactos, el referido artículo, tal como lo ha establecido la doctrina, no
hace referencia a la extinción de la acción civil, en general, sino a la prescripción de ésta y sólo
en lo referente a la reparación civil proveniente del hecho punible (2).
-------------------------(2) Es necesario indicar que la acción civil a la cual hace referencia la norma
penal citada, es aquella destinada a lograr el pago de la reparación civil, y no cualquier otra
acción que pueda derivarse del hecho punible, como por ejemplo, alguna acción de nulidad.
Una vez establecido que el tema a tratar es la prescripción de la acción civil resarcitoria, y no,
en general, la extinción de la misma, debemos analizar las diversas interpretaciones que, al
respecto, ha realizado la doctrina.
En principio, debemos indicar cuál interpretación, definitivamente, es incorrecta. Una lectura
contrario sensu y de manera literal, del citado artículo del Código Penal, podría llevarnos a
entender que si la acción civil no se extingue mientras subsista la acción penal, entonces, una
vez extinguida la acción penal, necesariamente, la acción civil correrá la misma suerte. Esta
lectura debe rechazarse. La acción penal puede extinguirse por amnistía, muerte del imputado,
etc.; y, sin embargo, ello para nada implica que se extinga la acción civil. En todo caso, -con
alguna excepción, que se verá más adelante-, sólo se extinguirá la acción civil, cuando la acción
penal se extinga por prescripción. En este orden de ideas, se concluye, como regla general, que
cualquier otra forma de extinción de la acción penal, en nada toca a la acción civil resarcitoria.
4.- Por otro lado, el glosado artículo 2001º, inc. 4) del texto civil, establece el plazo de
prescripción, de modo general, de todas las acciones indemnizatorias por responsabilidad civil
extracontractual (3). El artículo 100º constituye una excepción a esa regla. Tratándose de
acciones indemnizatorias por responsabilidad extracontractual, derivada de un hecho que
constituye delito, el plazo de dos años, previsto en la norma civil, se suspende -o, por lo menos,
así lo entiende cierto sector doctrinal. Esta posibilidad la prevé el propio artículo 2001º del
Código Civil cuando establece: “Prescriben, salvo disposición diversa de la ley...”. Lo regulado en
el artículo 100º del Código Penal es, justamente, esa disposición diversa de la ley. Entonces, una
primera interpretación, es que el referido artículo del texto penal, incorpora la suspensión de la
acción indemnizatoria (4).
----------------------(3) No debe olvidarse que la responsabilidad civil derivada del delito es sólo
una especie de responsabilidad civil extracontractual, la cual constituye el género.(4) En este
sentido, PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Las Consecuencias Jurídicas del Delito en el Perú, Gaceta
Jurídica, Lima, 2000, pág. 290; GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. La Reparación Civil en el
Proceso Penal, IDEMSA, Lima, 1999, pág. 264 y ss.
Según los defensores de esta posición, al incorporar el artículo 100° del texto penal, la
suspensión del plazo de prescripción de dos años, previsto en la ley civil, para la acción
resarcitoria, ésta comenzará a correr, recién, desde que se ha notificado el auto que da por
12
prescrita la acción penal por cualquier otra causa, pues, al haber estado conociéndose los hechos
en el proceso penal, no se podía iniciar la acción resarcitoria en la vía civil y el plazo de
prescripción, previsto en el Derecho privado, no se habría iniciado (5). Sin embargo, debe
indicarse que los defensores de esta posición, parten de la siguiente premisa: no se puede
conocer la reparación civil ex-delicto en la vía extra-penal, admitiéndola, excepcionalmente,
sólo cuando ya no es posible que su conocimiento continúe en el proceso penal. A esta conclusión
llegan como consecuencia de considerar que el ejercicio de la acción resarcitoria es de
naturaleza jurídica pública y no privada (6), y que la pretensión de pago de la reparación civil
derivada de un hecho punible, sólo puede conocerse, en forma exclusiva y excluyente, en sede
penal.---------------------------(5) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás; op. cit.; pág. 265.(6) Esta posición ya
la hemos analizado y refutado, en otro lugar, con amplias referencias bibliográficas. Nosotros
consideramos que tanto la reparación civil derivada del delito como el ejercicio de la acción
correspondiente, son de naturaleza jurídica privada. Al respecto, por todos, en nuestra patria,
VASALLO SAMBUCETI, Efraín. La Acción Civil en el Proceso Penal, San Marcos, Lima, 2000, pág. 85
y ss.
5.- Otra interpretación del artículo 100° del Código Penal, es entender que ésta sólo es aplicable
cuando el perjudicado ha decidido hacer valer su derecho a la reparación civil en el proceso
penal. En cambio, si la acción civil indemnizatoria se ejerce en la vía civil, sería de aplicación el
artículo 2001°, inc. 4) del Código Civil. En este sentido se afirma que “no existe razón alguna
para que se traslade al proceso civil los plazos prescriptorios de una acción propia del proceso
penal” (7). Gráficamente, esta posición doctrinaria, se explica de la siguiente manera: si una
persona sufre lesiones graves (art. 121° del Código Penal), puede acudir, tanto a la vía civil como
a la penal, para reclamar el pago de la reparación civil correspondiente. Sin embargo, en el
primer caso, sólo podrá realizarlo hasta dos años posteriores a la realización del hecho; en
cambio, en el segundo caso, hasta ocho años después (por ser ese el tiempo máximo de la pena,
previsto en la citada norma).
-----------------------(7) CASTILLO ALVA, José Luis. Las Consecuencias Jurídico-Económicas del
Delito, IDEMSA, Lima, 2001, pág. 163.
6.- Las dos tendencias doctrinales, acabadas de mencionar, resumen los esfuerzos interpretativos
realizados en nuestro país, respecto al tema de la prescripción de la acción resarcitoria. No
obstante ello, ambas posiciones, a nuestro parecer, adolecen de ciertos errores, que a
continuación mencionaremos.
Aquellos que consideran que el artículo 100° del Código Penal incorpora la suspensión del plazo
de prescripción, previsto en el Código Civil, no reparan en las consecuencias de tal
planteamiento. Sostener esta tesis, implica que, posterior al auto que declara sobreseida la
causa, por falta de pruebas o declara fundada, por ejemplo, una excepción de naturaleza de
acción o, incluso, una excepción de prescripción, el perjudicado recién podrá recurrir a la vía
civil; en cuyo caso, podrá realizarlo hasta dos años posteriores a la notificación de los referidos
autos -que, en conclusión, extinguen la acción penal; pero, no la civil-. Tal planteamiento resulta
totalmente incorrecto; por eso, con razón se esgrime que “con ello se superaría de modo
exagerado los plazos de prescripción más largo que el C.C. consagra -como la acción real, la
acción de nulidad o la acción personal- que no van más allá de los diez años” (8), refiriéndose,
obviamente, a los casos de los delitos más graves, como el homicidio, que tiene un plazo de
prescripción de veinte años. Más aún, la tesis de la suspensión de la prescripción de la acción
resarcitoria, no sólo implica superar los plazos máximos de prescripción previstos en la ley civil,
sino -y, sobre todo-, implica también sobrepasar los plazos de prescripción de la acción penal
misma (verbigracia: habiendo sido declarada prescrita la acción penal, recién se adicionarán los
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dos años de prescripción de la acción indemnizatoria, previsto en el Código Civil), lo cual,
definitivamente, resulta inaudito, inaceptable y carece de todo fundamento.----------------------(8)
Loc. cit.
Respecto de la interpretación realizada por otro sector de la doctrina, según la cual, el plazo de
prescripción de la acción indemnizatoria, depende de la vía procesal elegida, debemos reconocer
que ha tenido la virtud de reparar en lo equivocado del planteamiento anterior; no obstante, en
el afán de otorgar una solución distinta al problema planteado, ha omitido, también, hurgar en
todas las consecuencias de su formulación.
En este sentido, esta tendencia doctrinal, lamentablemente, deja un gran vacío y no guarda
coherencia con sus propios postulados. Si, correctamente, se acepta que el perjudicado puede
acudir, tanto a la vía penal como a la civil y que, asimismo, el actor civil puede desistirse de su
constitución en el proceso penal, pues, ha decidido tramitar su pretensión en la vía civil,
entonces, no se explica por qué limitarla materialmente. Una formulación gráfica de lo acabado
de mencionar, sería la siguiente: el perjudicado puede acudir a cualquier vía para reclamar el
pago de la reparación civil por el daño causado; pero, a la vía civil, sólo en el plazo de dos años;
y, si se extinguiera la acción penal, -por otra causa que no sea la prescripción-, o el perjudicado
decidiera desistirse de su pretensión y recurrir a la vía civil, podrá realizarlo, siempre y cuando,
no haya transcurrido más de dos años desde la realización del hecho. Por citar un ejemplo: en un
caso de lesiones graves, en el cual el respectivo proceso penal se ha iniciado a los cuatro años de
la comisión del delito, quedaría vedada la posibilidad de acudir, directamente o luego del
desistimiento como actor civil, a la vía civil, pues la acción, en esa vía, ya habría prescrito.
Asimismo, cuando en el mismo ejemplo, luego de haber transcurrido seis meses desde que se ha
iniciado el proceso penal por el delito de lesiones graves, y éste se declara sobreseído por falta
de pruebas que acrediten la responsabilidad penal del procesado, el perjudicado ya no podría
hacer valer su derecho en la vía civil, pues, los dos años previstos en el Código Civil, ya habrán
transcurrido, al correr tales plazos -tanto el prescrito en la ley penal, como el prescrito en la ley
civil-, en forma paralela.7.- A continuación, expresaremos cuál es nuestra posición respecto al
tema sub-análisis, así como cuál debe ser la interpretación correcta de los artículos mencionados.
A nuestro entender, el legislador patrio ha considerado que, debido a la gravedad del hecho
causante del daño (delito) y, buscando brindar una protección integral al perjudicado del mismo,
el plazo de prescripción de la acción indemnizatoria, previsto en el Código Civil, se amplía al
mismo plazo previsto para la prescripción de la acción penal, dependiendo, entonces, del caso
concreto, el plazo de prescripción de la acción civil resarcitoria. Consideramos necesario realizar
alguna precisión adicional. Al afirmar que el plazo de prescripción previsto en la ley civil será
igual al previsto para la prescripción de la acción penal, puede interpretarse que la acción civil se
extingue, independientemente de la vía procesal elegida, en el mismo plazo que la acción penal,
dependiendo del delito concreto (9). Esta interpretación cerrada, debe desecharse.
-----------------------(9) Verbigracia, el delito de aborto, previsto en el artículo 120º del Código
Penal, se encuentra conminado con una pena privativa de libertad no mayor de tres meses. En
este caso, la acción civil, aparentemente, prescribiría en este tiempo, a pesar que el artículo
2001º del Código Civil establece un plazo mayor.
Por otro lado, si bien es cierto que en muchos casos el plazo de prescripción de la acción
resarcitoria, excederá los plazos máximos previstos en la ley civil, para otras acciones,
consideramos que el legislador, consciente que esta situación puede presentarse -aunque puede
también no ser así-, decidió correr ese riesgo, en aras de brindar una mayor protección a los
perjudicados por el delito.
Por todo lo expuesto, nosotros consideramos, realizando una interpretación que busque la mayor
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protección del perjudicado por el delito y tratando de superar los errores anotados, respecto de
las interpretaciones antes citadas, que la interpretación correcta debe ser la siguiente: la acción
civil resarcitoria derivada del hecho punible prescribe en el mismo plazo que la acción penal (10),
dependiendo del caso concreto, siempre y cuando éste sea mayor a dos años; en caso que el
plazo de prescripción del delito sea menor, será de aplicación el plazo previsto en la ley civil. En
consecuencia, si está vigente la acción penal, el agraviado puede ejercitar su acción civil
resarcitoria en cualquier vía. Sin embargo, si el delito ha prescrito; pero, aún está vigente la
acción civil indemnizatoria, de acuerdo a la ley civil, entonces podrá interponerse la acción
correspondiente en la vía civil.
--------------------------(10) No debe perderse de vista que hablamos del mismo plazo de
prescripción de la acción penal, no cuando, en general, se extinga la acción penal, pues, como la
acción penal puede extinguirse por varias causas; una de ellas, es la prescripción.
8.- Como se ha visto, el tema de la prescripción de la acción civil resarcitoria, es poco pacífico en
la doctrina e, incluso, su positivización también resulta seriamente cuestionable (11). En la
legislación comparada tampoco es uniforme la regulación de este tópico. Por ejemplo, en
Argentina, el Código Penal no regula la extinción de la acción civil, por lo cual ésta queda sujeta
al plazo de dos años previsto en el artículo 4037º del Código Civil (12). En Colombia se distingue
entre acción directa (contra el responsable penalmente) y acción indirecta (contra el tercero
civilmente responsable); en este último caso, la prescripción es de tres años. Asimismo, se
diferencia entre una acción iniciada en el proceso penal -contra el responsable del hecho, en
cuyo caso la prescripción coincide con la prescripción de la respectiva acción penal- o fuera de
éste -en este caso, la prescripción será de veinte años (13). En España, el Código Penal no
establece ningún plazo de prescripción de la acción civil, por lo cual se entiende, -más aún
cuando en este país se prevé expresamente la posibilidad de acudir a la vía extra-penal-, que
éste se rige por las normas propias del Código Civil. -----------------------(11) El artículo 56º del
Proyecto del Código Penal de setiembre de 1984, que se mantuvo hasta el Proyecto de 1990,
establecía “Las causas de extinción de la acción penal y de la pena no se extienden a las
obligaciones civiles del delito”. Luego, sorprendentemente, esta norma desapareció del Proyecto
de 1991. Ampliamente: PRADO SALDARRIAGA, Víctor; op. cit.; pág. 291.(12) Cfr. FONTÁN
BALESTRA, Carlos; Derecho Penal. Introducción y Parte General. 15ª ed., Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1995; p. 756.(13) Cfr. VELÁSQUEZ, Fernando; Derecho Penal. Parte General. 2ª ed., TEMIS,
Santa Fe de Bogotá, 1995, pág. 713.
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Generalidades.
Responsabilidad subsidiaria
Indemnizaciones especiales
Diferencia entre la acción de responsabilidad civil derivada del delito y otras acciones civiles
derivadas de la perpetración de ciertos delitos.
Conclusión
Bibliografía
INTRODUCCIÓN
Cuando ocurre la comisión de un hecho punible en contra de bienes jurídicos ya sean colectivos o
particulares se producen lesiones que derivan del hecho principal, los cuales no son menos
perjudiciales que el mismo y por lo tanto le generan al individuo trasgresor sanciones que nuestro
ordenamiento jurídico cataloga o define como responsabilidades civiles, estas se encuentran
tipificadas en el Código Penal y supletoriamente en el Código Civil. En esta investigación se
señalará de manera especifica quienes pueden ser sujetos de responsabilidad civil ya sea de
manera directa o subsidiaria; cuales son los procedimientos que están previstos en las leyes para
que los individuos trasgresores subsanen los daños, además de otra serie de puntos que también
constituyen parte importante en lo que a este tópico se refiere.
GENERALIDADES.
La comisión de un delito por parte de un sujeto culpable determina la responsabilidad penal y por
ello la sujeción del trasgresor a las consecuencias que son indicadas por el orden jurídico que es la
pena. Pero es de notarse que además de la pena pueden surgir otras consecuencias de la comisión
de un delito o con ocasión del mismo, como son las consecuencias civiles que derivan del hecho
catalogado como delito.
Además de algunas otras consecuencias lógicas de la comisión de algún hecho punible; nos
encargaremos en el siguiente trabajo de describir las consecuencias civiles que derivan de la
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comisión de un hecho tipificado como delito, haremos alusión en forma breve a la denominada
responsabilidad civil ex delicto.
El hecho que la ley describe como delictivo, además de producir un daño social, puede además
ocasionar un daño privado o la lesión de intereses individuales que son susceptibles de ser
reparados o indemnizados, lo que hace surgir la responsabilidad civil o la obligación de reparar el
daño causado. De allí que el Código Penal, en el artículo 113, señale:
Artículo 113.- Toda persona responsable criminalmente de algún delito o falta, lo es también
civilmente.
La responsabilidad civil nacida de la penal no cesa porque se extingan esta o la pena, sino que dura
como las demás obligaciones civiles con sujeción a las reglas del derecho civil.
Sin embargo, el perdón de la parte ofendida respecto a la acción penal, produce la renuncia de la
acción civil si no se ha hecho reserva expresa.
Se prescribirá por diez años la acción civil que proceda contra funcionarios públicos por hechos
ejecutados en el ejercicio del cargo.
Habiendo leído el artículo anterior, no siempre el hecho delictivo genera responsabilidad civil.
Como ejemplo podemos colocar a la tentativa y la frustración o de algunos casos específicos de
delito en que no se produce un daño a particulares y por lo tanto no generan responsabilidad civil.
Artículo 47.- Ejercicio. La acción civil se ejercerá, conforme a las reglas establecidas en este Código,
después que la sentencia penal quede firme; sin perjuicio del derecho de la víctima de demandar
ante la jurisdicción civil.
El COPP además hace referencia en los artículos 415 y siguientes, al procedimiento de reparación
del daño y la indemnización de perjuicios ante el juez unipersonal o el juez presidente del tribunal
que dictó la sentencia penal.
Igualmente, el código Penal hace referencia a la autonomía de la acción civil, que no se extingue
cuando se agota la responsabilidad penal o la pena, no produciendo la exención de
responsabilidad penal la exclusión en forma automática de la responsabilidad civil, de conformidad
con las reglas que fija el propio Código Penal.
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De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 120 del Código Penal Venezolano, la responsabilidad
civil comprende:
Artículo 121.- La restitución deberá hacerse de la misma cosa, siempre que sea posible, con pago
de los deterioros o menoscabos a regulación del Tribunal.
La restitución debe hacerse aun cuando la cosa se halle en poder de un tercero que la posea
legalmente, salvo su repetición contra quien corresponda.
No será aplicable esta disposición cuando el tercero haya adquirido la cosa en la forma y con los
requisitos establecidos por las leyes para hacerla irreivindicable.
La restitución. Esta debe ser hecha de la misma cosa, siempre que ello sea posible, son pago de los
deterioros o menoscabos, a regulación del Tribunal. Tal restitución debe hacerse aún cuando la
cosa se halle en poder de un tercero que la posea legalmente, salvo su repetición contra quien
corresponda. La restitución no procede, cuando el tercero ha adquirido la cosa en la forma y con
los requisitos establecidos en las leyes para hacerla reivindicable. Este se encuentra desarrollada
en el artículo 121 del Código Penal que dice lo siguiente:
La reparación se hará valorando la entidad del daño a regulación del tribunal, atendido el precio
natural de la cosa, siempre que fuere posible, y el grado de afección en que la tenga el agraviado; y
solo se exigirá cuando no haya lugar a la restitución.
La reparación del daño causado. Esta se realiza cuando no es posible la reparación del daño o el
pago equivalente al valor de la pérdida de la cosa. La reparación de la cosa deberá hacerse in fine,
es decir; a regulación del Tribunal, valorando la entidad del daño, para lo que se deberá tomar en
cuenta el precio de la cosa y el grado de afección en que la tenga el agraviado. En el mismo artículo
121 ejusdem tenemos
Artículo 122.- La indemnización de perjuicio comprenderá no solo los que se hubiesen causado al
agraviado, sino también los que se hubieren irrogado por razón del delito, a su familia o a un
tercero.
Los Tribunales regularán el importe de esta indemnización, en los mismos términos prevenidos
para la reparación del daño en el artículo precedente.
Los perjuicios pueden ser de naturaleza material o moral, como se establecen a continuación:
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Lucro cesante: ganancia o aumento patrimonial que ha impedido ciertamente tal hecho.
A esta obligación de resarcir el perjuicio y el daño moral se refiere expresamente el Código Civil en
el artículo 1.196 que debe tomarse como norma supletoria del Código Penal.
Artículo 1.196- La obligación de reparación se extiende a todo daño material o moral causado por
el acto ilícito.
El juez puede, especialmente, acordar una indemnización a la víctima en caso de lesión corporal,
de atentado a su honor, a su reputación, a los de su familia, a su libertad personal, como también
en el caso de violación de su domicilio de un secreto concerniente a la parte lesionada.
El juez puede igualmente conceder una indemnización a los parientes, afines, o cónyuge, como
reparación en caso de muerte de la víctima.
En cuanto a la tarea de estimar los perjuicios ex delicto debido a su naturaleza son en extremo
difíciles de demostrar, en especial aquellos de naturaleza moral.
También debe señalarse que la obligación de restituir, reparar o indemnizar los perjuicios, se
transmite a los herederos del responsable, pero hasta concurrencia del monto de la herencia,
siempre que la acepten a beneficio de inventario; y también se transmite a los herederos del
perjudicado la acción para repetir la restitución, la reparación o la indemnización de perjuicios.
Artículo 123.- La obligación de restituir, reparar el daño o indemnizar los perjuicios, se trasmite a
los herederos del responsable, pero hasta concurrencia del monto de la herencia, siempre que la
acepten bajo beneficio de inventario.
REGLAS GENERALES
En principio responden civilmente ex delicto quienes han realizado el hecho que genera
responsabilidad penal. El responsable penalmente, igualmente responde civilmente y si concurren
en el hecho varias personas, todas quedan solidariamente obligadas por el daño causado.
Artículo 124.- Si el hecho punible es imputable a varias personas, quedan éstas obligadas
solidariamente por el daño causado.
Asimismo, el Código Penal prevé la responsabilidad civil de quien se ha beneficiado de los efectos
de un hecho punible hasta el monto de su enriquecimiento.
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Artículo 125.- El que por título lucrativo participe de los efectos de un delito o falta, esta obligado al
resarcimiento hasta la cuantía en que hubiere participado.
1.- Son responsables civilmente por los hechos que ejecuten los locos o dementes y demás
personas comprendidas en el artículo 62, sus padres o guardadores a menos que hagan constar
que no hubo por su parte culpa ni negligencia.
No existiendo estos o no teniendo bienes, responderán con los suyos propios los autores del hecho
salvo, al beneficio de competencia en la forma que establezca la ley civil.
En primer lugar, los inimputables, que no responden penalmente, tienen responsabilidad civil de
conformidad con el Código Civil. El código Penal establece algunas responsabilidades en casos
específicos como los enfermos mentales y los menores y sordomudos. Ver Art. 114 del Código
Penal. Primera regla.
2.- Son responsables civilmente las personas en cuyo favor se haya precavido el mal, a proporción
del beneficio que hubieren reportado.
Los Tribunales señalaran, según su prudente arbitrio, la cuota proporcional de que cada interesado
deba responder.
Además, responden civilmente, en caso de estado de necesidad las personas en cuyo caso se haya
precavido el mal, en proporción del beneficio que hubieren reportado. Señalando los tribunales la
cuota proporcional que cada interesado deba responder. Ver Art. 114 ejusdem. Segunda regla.
En caso de omisión responden civilmente los que causaron la omisión y, en su defecto, los que
hubieren incurrido en ella, con la salvedad de los últimos, el beneficio de la competencia. Ver Art.
114 ejusdem. Regla cuarta.
4.- En el caso del artículo 73 responderán civilmente los que hubieren causado la omisión y en su
defecto los que hubieren incurrido en ella, salvo respecto a los últimos, el beneficio de
competencia.
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Exceptuando los casos antes descritos, las personas irresponsables penalmente, quedarán también
exentas de responsabilidad civil. Ver Art 115 del Código Penal.
Artículo 115.- Las demás personas exentas de responsabilidad criminal lo están también de
responsabilidad civil.
RESPONSABILIDAD SUBSIDIARIA
Con relación igualmente a los responsables civilmente ex delicto establece el Código Penal algunos
supuestos de responsabilidad subsidiaria, según la cual pueden ser llamados a responder otras
personas en lugar de los obligados en propiedad. Entonces estaríamos refiriéndonos a personas
que responden subsidiariamente. El código Penal establece los siguientes casos:
En primer lugar responden los padres y guardadores de los inimputables, menores, locos o
dementes o sordomudos irresponsables criminalmente, a menos que conste que no hubo de su
parte culpa o negligencia.
Artículo 116.- Son responsables civilmente, en defecto de los que lo sean criminalmente, los
posaderos, dueños de casas de ventas de víveres o licores, y cualesquiera otras personas o
empresas, por los delitos que se cometieren en los establecimientos que dirijan, siempre que por
su parte o la de sus dependientes haya habido infracción de los reglamentos de policía.
Según el Art. 116 ejusdem, son responsables civilmente en defecto de los que lo sean
criminalmente, los posaderos, dueños de casas, de ventas de víveres o licores y cualesquiera otras
personas o empresas, por los delitos que se cometieren en los establecimientos que dirijan,
siempre que por su parte o la de sus dependientes haya habido infracción de los reglamentos de
policía.
Esta responsabilidad no tendrá lugar en caso de robo con violencia hecha a las personas, a no ser
que este haya sido ejecutado por los dependientes de la casa.
La misma responsabilidad subsidiaria y con las mismas condiciones, toca a los capitanes o patrones
de embarcaciones mercantes o de transporte, por el robo de los efectos de los pasajeros puestos a
bordo de ellas, salvo que lo que se dice en el párrafo anterior de los dependientes, se entiende
aquí de los empleados subalternos del buque.
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Artículo 118.- Son también responsables subsidiariamente los maestros y las personas dedicadas a
cualquier género de industria, por las faltas o los delitos en que incurran sus discípulos, oficiales o
aprendices en el desempeño de su obligación o servicio.
No incurren en esta responsabilidad si prueban que no han podido evitar el hecho de sus
discípulos, oficiales o aprendices.
También son responsables subsidiariamente, según el artículo 118, los maestros y las personas
dedicadas a cualquier género de industria, por las faltas o delitos en que incurran sus discípulos,
oficiales o aprendices en el desempeño de su obligación.
Artículo 119.- En caso de rebelión existe la solidaridad en la responsabilidad civil derivada de los
daños y expropiaciones causados por fuerzas rebeldes.
Tal responsabilidad solidaria comprende a todos los que figuren en la insurrección con el grado de
general, aun cuando sea usurpado, y cualquiera que sea el lugar de la República donde las fuerzas
rebeldes hayan causado el daño.
En cuanto a los rebeldes que hayan actuado con grados inferiores, aun cuando sean usurpados, la
solidaridad sólo existe por los daños y depreciaciones que cause cualquier fuerza rebelde en el
respectivo Estado, Distrito Metropolitano de Caracas, Territorio o Dependencia Federal, donde
ellos hayan participado en la rebelión.
Se exceptúan únicamente de responsabilidad civil los soldados reclutados por los rebeldes, o que
al cometer el daño lo hubiesen hecho en cumplimiento de ordenes superiores.
Según lo dispone el artículo 45 del COPP, sólo podrá ejercer la acción civil para la restitución,
reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados por el delito, la víctima o sus
herederos; y el artículo 116 ejusdem enumera quienes pueden ser considerados víctimas.
El cónyuge o la persona con quien haga vida marital por más de dos años, hijo o padre adoptivo,
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad y al heredero, en los
delitos cuyo resultado sea la muerte del ofendido;
Los socios, accionistas o miembros, respectos de los delitos que afectan a una persona jurídica,
cometidos por quienes la dirigen, administran o controlan;
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Las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que afectan intereses colectivos o
difusos, siempre que el objeto de la agrupación se vincule directamente con esos intereses y se
haya constituido con anterioridad a la perpetración del delito.
Si las víctimas fueren varias deberán actuar por medio de una sola representación.
INDEMNIZACIONES ESPECIALES
Finalmente cabe destacar las indemnizaciones específicas que consagran los artículos 403 y 449
del Código Penal de Venezuela en los siguientes casos:
Artículo 403.- Los reos de bigamia deberán ser condenados, por vía de indemnización civil, a
mantener la prole menor de edad y si la contrayente inocente es soltera y no se ha hecho constar
que no es honesta deberán ser, además, condenados a dotarla.
En caso de bigamia, los reos deberán ser condenados, por vías de la indemnización civil, a
mantener la prole menor de edad, y si la contrayente inocente es soltera y no se ha hecho constar
que no es honesta, deberán ser además condenados a dotarla.
En el caso de ofensas en estrados, el Código Penal dispone que, a pesar de que no producen
acción, en independientemente de la aplicación de disposiciones disciplinarias, el Tribunal, al
pronunciarse sobre la causa, si la parte ofendida lo pidiere, puede acordarle, prudentemente, una
reparación pecuniaria.
Artículo 449.- No producen acción las ofensas contenidas en los escritos presentados por las partes
o sus representantes, o en los discursos pronunciados por ellos en estrados ante el Juez, durante el
curso de un juicio; pero independientemente de la aplicación de las disposiciones disciplinarias del
caso, que impondrá el Tribunal, aquella autoridad podrá disponer la supresión total o parcial de las
especies difamatorias, y si la parte ofendida la pidiere, podrá también acordarle, prudentemente,
una reparación pecuniaria al pronunciar sobre la causa.
La acción de separación de cuerpos o de divorcio por causa e adulterio consagrada en la causal 1er.
Del artículo 185 del Código Civil: luego de la perpetración de adulterio se deriva una acción civil
que es la acción de divorcio, la cual es diferente de la acción de responsabilidad civil, en el sentido
de que no tiene por finalidad la restitución, reparación o indemnización de daños o perjuicios, sino
que tiene por objeto la disolución del matrimonio.
La acción destinada a obtener la declaratoria de indignidad del que ha sido condenado por haber
dado o intentado dar muerte al causante o de cujus, (artículo 810 del Código Civil): ésta es una
acción civil, pero distinta a la acción de responsabilidad penal.
CONCLUSIÓN
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Evidentemente cada hecho jurídico ocasiona una efecto jurídico independientemente de quien
haya llevado a cabo ese hecho, tan es así que aun cuando un individuo sea considerado
inimputable penalmente este no queda exento de responsabilidad civil, así está establecido en
nuestro ordenamiento jurídico. Es importante apreciar la relevancia que le dio el legislador a los
daños no tangibles que pueden ser causados por cualquier persona sea jurídica o natural,
imputable o no, sencillamente impone a todos por igual la obligación de restituir a los demás los
daños causados, con el fin de procurarles el mayor sentido de equidad y justicia posible a la parte
agraviada.
BIBLIOGRAFÍA
ARTEAGA SÁNCHEZ, Alberto: Derecho Penal, (Parte General I), Venezuela, Imprenta Universitaria,
1979, 250 págs.
CHIOSSONE, Tulio: Manual de Derecho Penal Venezolano, Venezuela, Imprenta Universitaria, 1981,
728 págs.
MENDOZA TROCONIS, José Rafael: Curso de Derecho Penal Venezolano, (Parte General),
Venezuela, Librería Destino, 355 págs.
REPÚBLICA DE VENEZUELA, CONGRESO NACIONAL: Código Orgánico Procesal Penal 1998, Caracas,
Impresos Heliosprint , 1999, 119 págs.
GAETANO COCCORESE
JUAN GÓMEZ
ROSA AREINAMO
24
“LA REPARACIÓN CIVIL EN LOS
DELITOS DE HOMICIDIO Y LESIONES
CULPOSAS: CASUISTICA 2005-2009”
1. DELITOS DE RIESGO EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO
En la actualidad existen muchas formas de clasificar a los delitos, sin embargo se pueden resumir
que existe una clasificación metodológica del delito en base a tres velocidades:
a) Delitos de Primera Velocidad: referidas a los delitos que lesionan bienes jurídicos que se
encuentran consagrados en la Constitución y que son derechos fundamentales que su vulneración
o afectación son reprimidos con penas altas a razón de tratarse de bienes jurídicos tutelados que
son inherentes a la persona, asimismo reciben el calificativo de “Delitos Clásicos” como el derecho
a la vida, al patrimonio etc. como por ejemplo el delito de homicidio, asesinato, robo etc.
b) Los Delitos de Segunda Velocidad: referidos a aquellos delitos de riesgo o más conocidos como
delitos de peligro que a sus vez se clasifican en delitos de peligro concreto y abstracto, como por
ejemplo el delito de Conducción en Estado de Ebriedad o Drogadicción, Tenencia Ilegal de Armas.
c) Los Delitos de Tercera Velocidad: en las cuales se encuentran los delitos del enemigo
(denominación dada por Ghünter Jacobs), referidos a aquellos delitos en las que se atenta contra
el mismo sistema, como es el caso del delito de Terrorismo, Traición a la Patria [1].
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2. BIENES RIESGOSOS Y ACTIVIDADES RIESGOSAS
El uso de vehículos automotores a lo largo de los dos últimos siglos ha determinado una inagotable
fuente de peligros (Posibilidad de generar daño), sin embargo esta actividad hace ya mucho tiempo
que ha sido aceptada socialmente. Efectivamente el desarrollo de la tecnología y de la ciencia en
materia de vehículos ha permitido que la sociedad acepte este tipo de actividad como socialmente
útil aceptando implícitamente las muertes o accidentes que pudiesen producirse, sin embargo es
mayor el peso que se otorga al ahorro de tiempo cierta posibilidad de accidentes y las
consecuencias de muerte y lesiones que estos acarrean. En conclusión la preferencia al avance y
desarrollo frente a la protección total pero al mismo tiempo irreal y retrógrada.
Así el riesgo que por la propia naturaleza y desarrollo de la actividad automotriz, ha determinado
que los daños que con él se generen sean incluidos dentro del marco conceptual de la
responsabilidad objetiva, lo que permitirá evitar infructuosas discusiones sobre la eventual culpa de
los conductores, que muchas veces no podrían ser acreditadas por las víctimas. El riesgo es un
concepto que tiene fundamental relevancia en el contexto de la actividad humana. Como señala
comporti, el riesgo es “(...) un fenómeno subjetivizado, atendiendo a la valoración esencialmente
económica del aleaque un sujeto asume al emprender un negocio o una empresa”. Para el mismo
autor peligro es amenaza notable de daño a terceros, grave posibilidad de lesión derivada de una
determinada actividad o de un determinado comportamiento o situación.
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Por otra parte, Montero señala que en atención a que los vehículos automotores se consideran
bienes riesgosos, la responsabilidad que surge por un accidente de tránsito es objetiva conforme a
lo establecido por el artículo 1970° del Código Civil. El autor precisa que si bien el tema ha sido
objeto de una amplia controversia a nivel del formante doctrinario, en nuestro ordenamiento
legalmente dichas discrepancias han sido finalmente superadas por la Ley General de Transporte y
Transito Terrestre, que en su artículo 28° establece la objetividad de este supuesto de
responsabilidad civil. Así, quien a través de un vehículo automotor ocasione un accidente de
tránsito, deberá responder por los daños que se generen como consecuencia del mismo,
independientemente de la culpa con la que haya actuado. Esto es, que “la responsabilidad por los
daños acaecidos será asumida por él directamente y por el simple hecho de haber efectuado una
actividad riesgosa, que es el uso de un vehículo automotor”[3].
Al respecto, no concordamos con el autor antes citado puesto que, el automóvil considerado como
cosa o bien mueble no es un bien riesgoso, sin embargo puesto en funcionamiento y entrando en
circulación, este bien mueble se torna en un bien o cosa riesgosa. Por otro lado, Espinoza señala
como ya había sido advertido anteriormente, que según el artículo 29° de la Ley General de
Transporte y Tránsito Terrestre, Ley N° 27181 la responsabilidad civil derivada de los accidentes de
tránsito es objetiva y solidaria entre el conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre[4]. El mismo autor pone de relieve que el
Reglamento Nacional de Tránsito, aprobado por D. S. N° 033-2001-MTC del 23.07.01, establece
que se presume iuris tantum responsable de un accidente al conductor que incurra en violaciones a
las normas establecida en el presente reglamento (artículo 272°). Sin embargo se señala que el
artículo 295° establece que “el solo hecho de la infracción de tránsito no determina necesariamente
la responsabilidad del infractor por los daños causados, sino existe relación causal entre la
infracción y el daño producido por el accidente”. Consideramos que, tal como lo deja ver Espinoza,
hay una contradicción entre afirmar que se presume responsable a quien no ha cumplido con la
reglas de tránsito, y finalmente señalar que el hecho de la infracción no indispensablemente
establece la responsabilidad del infractor de las reglas de tránsito.
MUÑOZ CONDE, expresa que “las drogas toxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas, o
bebidas alcohólicas y similares producen el efecto de disminuir las facultades psíquicas, reflejos,
atención, etc., en los conductores. Pero esta disminución no comienza hasta cierta cantidad y varía
de un sujeto a otro; por eso se plantea el problema de determinar cuáles son las dosis que hacen
incurrir a un conductor en este delito. La práctica tiene a fijar unos índices de alcoholemia, que se
determinan con una serie de procedimientos técnicos; por encima de estos índices no esta
permitido ponerse al volante de un vehículo”[5].
27
Otra definición nos la brinda el Código Penal, el cual define al delito de conducción en Estado de
Ebriedad como: “(...) La Pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e
inhabilitación, según corresponda, al artículo 36° incisos 4), 6) y 7), si la muerte se comete utilizando vehículo
motorizado o arma de fuego, estando el agente bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias
psicotrópicas o sintéticas, o con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro,
en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos-litro en el caso de transporte público de
pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de
tránsito”.
En primer lugar debemos preguntarnos ¿Qué es un accidente?, siendo que antes de dar una
respuesta, es preciso ver unos ejemplos del uso de la palabra accidente, así cada vez que alguien
choca en un automóvil, se habla de accidente, siendo que todos los periódicos y canales de TV nos
atosigan diariamente con una enorme cantidad de información sobre accidentes de terribles
situaciones: se volcó un ómnibus en San Ramón y cayo a un precipicio de 100 metros, muriendo la
mayor parte de los pasajeros; en la carretera Panamericana un camión le cortó el paso a un
automóvil, muriendo todos los ocupantes de este último, así pues, esto nos lleva a preguntarnos
¿qué es un accidente?.
En segundo lugar, los accidentes de transito son hoy un serio problema de salud publica mundial,
por las muertes que causa y por la discapacidad que genera en ocasiones, a las víctimas de estos
sucesos, desencadenando un problema social, por el daño físico y psicológico que sufren estas
personas y su posterior reincorporación a la sociedad, en condiciones diferentes, a las vividas con
anterioridad. Por otra parte, el daño económico producido a nivel mundial por estos eventos no es
nada despreciable, si se evitaran los accidentes, estos recursos pudieran emplearse en otras
esferas de la salud pública, que lo necesitan[7].
Según la "Organización Mundial de la Salud" (OMS), cada año mueren 1,2 millones de personas
en el mundo por esta causa, aproximadamente 3000 por día y según pronósticos de la misma
(OMS), las cifras para el año 2020 se incrementaron a un poco mas del doble esta cifra. Muchas
son las causas que originan accidentes fatales, el no utilizar el “cinturón de seguridad” o silla;
28
provoco en Costa Rica el año pasado la muerte 100 menores, y el daño irreversible por la
discapacidad generada para otros 50 infantes.
La mayor parte de las muerte por accidentes de transito, se encuentra en países de bajos ingresos,
en países desarrollados estos índices han ido descendiendo paulatinamente, al contrario de otras
regiones del planeta con menos beneficio económico.
En consecuencia somos de opinión que hasta que las personas no tomen conciencia de que
conducir es un acto que requiere de todos nuestros reflejos, responsabilidad y respeto por encima
de todo a la vida, sin dejar de mencionar ni olvidar a los peatones que deben asumir las mismas
responsabilidades, las cifras de muerte por esta causa seguirán aumentando, los pronósticos de la
(OMS) tal vez se queden pequeños y las calles se seguirán tiñendo de sangre y muerte y
probablemente en el futuro los accidentes de transito lleguen a ser la primera causa de muerte en
algunas regiones del planeta.
Por su parte, la Oficina General de Defensa Nacional del Ministerio de Salud es la oficina responsable de la ejecución y
coordinación de la Estrategia Sanitaria Nacional de Accidentes de Tránsito. Dicha estrategia ha sido propuesta por la alta dirección
del Ministerio como respuesta del sector salud al creciente número de muerte y discapacitados producto de este daño [9].
Los roles que el Ministerio debe asumir respecto a la Estrategia Sanitaria de Accidentes
de Transito son los siguientes:
29
Rol científico: Es decir, generar conocimiento a partir del estudio de los accidentes de
transito y sus manifestaciones más frecuentes en la salud de las personas.
Rol informativo: Difundir los conocimientos obtenidos que permita el posterior cambio de
actitudes, frente a la accidentalidad vial entre las autoridades nacionales.
El Código de Tránsito y Seguridad Vial nos menciona en su artículo 164° la siguiente definición: “se
considera accidente de tránsito a todo hecho que produzca daños en personas o cosas, como
consecuencias de la circulación”, definición que resulta insuficiente, ya que no especifica si se trata
de vehículos automotores o carrozas con caballos; además, usa el término circulación, entonces
nos preguntamos ¿qué sucede cuando un automóvil con el motor apagado, tal vez sin frenos de
mano, se desliza y causa daños?, por su parte el Texto Único Ordenado del Reglamento Nacional
de Responsabilidad Civil y Seguros Obligatorios por Accidentes de Tránsitos, aprobado por Decreto
Supremo N° 024-2002-MTC, lo define en su artículo 5°, como el: “evento súbito y violento en el que
participa un vehículo automotor en marcha o en reposo en las vías de uso público, causando daño
a la personas, sean ocupantes o terceros no ocupantes de vehículo automotor, que pueda ser
determinado de manera cierta”. Por último, tenemos al Reglamento Nacional de Tránsito, que
establece en su artículo 2° como accidente de tránsito al: “evento que cause daño a persona o
cosas, que se produce como consecuencia directa de la circulación de vehículos”.
Por su parte la doctrina jurídica se expresa de la siguiente manera: Gonzalo López del Carril nos
dice al respecto: “Son aquellos hechos que con mayor asiduidad y peor resultado se configuran en
corredores viales”[10].De igual manera Yuri Vega concluye por accidente de tránsito: “como todo
hecho que produce daños a personas o cosas, con un automotor, aunque no se encuentre en
circulación”[11]. Franco de Mora precisa al accidente de tránsito: “como un cambio, modificación o
alteración, ocurrido en las vías públicas, causado por las personas, los animales o las cosas
inanimadas y especialmente por los vehículos, del cual resultan lesiones, daños o perjuicios a la
vida humana y a los bienes”[12].
En consecuencia podemos definir que el accidente de tránsito es el hecho dañoso causado por un
vehículo automotor en circulación o en reposo en el ámbito de los corredores viales o carreteras.
30
6. RESPONSABILIDAD SURGIDA DE UN ACCIDENTE DE TRÁNSITO
El Código Civil en su artículo 1970° y el artículo 29° de la Ley General de Transporte y Tránsito
Terrestre, indican que la responsabilidad derivada de los accidentes de tránsito es objetiva y
solidaria entre el conductor, el propietario del vehículo y de ser el caso, el prestador del servicio del
transporte terrestre. Lo mencionado no siempre era del todo claro, ya que antes de la entrada en
vigencia de la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, el interprete solía aplicar la
responsabilidad por culpa o dolo, es decir el factor de atribución de la responsabilidad era
subjetivo, basado en el dogma pas de responsabilité sans faule, es decir, no hay responsabilidad
sin culpa. Ahora, la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre (que tiene carácter especial
respecto al Código Civil) determina cuál es el criterio a aplicar, el de la responsabilidad
extracontractual objetiva.
6.1. ¿ Porqué es la responsabilidad Objetiva?: porque es la imputación sin culpa, es decir, el criterio
por el cual se le imputa responsabilidad a un agente respecto a un daño, con el simple hecho de
comprobarse ciertos supuestos fácticos con la norma (que a priori sanciona), sin requerirse de la
valoración de la conducta del agente, siendo que Gastón y León, definen a la responsabilidad
objetiva “como la situación en la que alguien, señalado por la ley y ante la verificación de un
presupuesto normativo tiene que responder, sin mas, frente al damnificado” [13]. Entonces es una
imputación a priori, porque desde ya los agentes tienen conocimiento que la normales atribuye
potencialmente el costo de indemnizar el daño que ocasionen con su actividad, siendo esta una de
las funciones de la responsabilidad civil, la de desincentivar aquellas conductas que vienen a ser
demasiado riesgosas y perjudiciales para la sociedad o incentivar a tener mayor diligencia con
aquellas actividades riesgosas o peligrosas que son permitidas porque conllevan mayores
beneficios a la sociedad.
6.2. Antecedentes de la responsabilidad Objetiva: En el siglo XIX e inicios del siglo XX, era frecuente
que se aplique como regla general los criterios de atribución subjetivados basados en la culpa y
que eran plasmados en los Códigos Civiles de tradición romano-germánica, como también era
frecuente que, en un supuesto de responsabilidad extracontractual en la cual, de manera
extraordinaria se carecería de culpa, este supuesto era regulado por las leyes especiales y su
aplicación se daba de manera subsidiaria, es decir, el criterio general a aplicar era la
responsabilidad subjetiva.
El autor italiano Marco Comporti, recuerda que: “en una sociedad no industrializada, donde los
hombres convivían con los animales y los mayores riesgos, aun los citadinos, estaban
representados por el no ser mordido por un cerdo de corral de un vecino, o no ser arrollado por una
carroza jalada por caballos”. En esas circunstancias, incluso en situaciones excepcionales, hacían
que la regla general a aplicar sea la imputación por culpa. Y entonces ¿qué sucedió cuando se dio
31
el cambio?. El maestro italiano Pietro Trimarchi señala: “(...) se suele sindicar a la segunda
revolución industrial como el factor directo de la aparición de nuevos daños, principalmente los
sufrimientos por los trabajadores en el desempeño de sus labores que configuran los denominados
“accidentes de trabajo”, en una época en la que el sistema del seguro social todavía se encontraba
en vía de implementación; daños que muchas veces, luego de ser atribuidos a la mala fortuna
quedaban sin ser resarcidos”[14].
De otro lado, cabe expresar que es necesario que los operadores del derecho analicen categorías
conceptuales como las de accidente, riesgo, caso fortuito, bienes o cosas riesgosas, actividades
riesgosas y peligrosas para poder comprender mejor y responder de manera más eficiente ante los
casos concretos que se nos presentan. Existen trabajos importantes para acometer esta tarea,
pero por su claridad y agudeza la investigación de Trazegnies es singularmente esclarecedora [16].
Señala que el problema debemos analizarlo desde la perspectiva de los fines de la responsabilidad
extracontractual. ¿Para qué sirve la responsabilidad?, ¿qué se propone estableciendo relaciones
de causalidad, factores de imputación y reparaciones?, ¿Cuáles son los objetivos del sistema?
Pienso que la finalidad primordial del sistema de la responsabilidad extracontractual es siempre la
reparación de la víctima. Para decirlo en términos de Calabresi, el objetivo fundamental es reducir
los costos del accidente. Idea fundamental en el autor citado es la de los riesgos sociales, que
tienen que ser respondidos con una distribución social de la reparación aludiendo a los sistemas de
seguros tanto obligatorios como convencionales. “La razón real oculta tras los pliegues de esa idea
de la culpa, es que estamos ante problemas que afectan a la sociedad toda y que, por tanto, es la
sociedad toda quien tiene de alguna manera que responder frente a estas situaciones. Por
consiguiente, la justificación de la responsabilidad no se encuentra propiamente en el riesgo
individual sino en el hecho de que estamos frente a situaciones que la sociedad como un todo tiene
que enfrentar. En otras palabras, frente a riesgos que son propiamente sociales, tenemos que
enfrentar sus consecuencias con una distribución social de la reparación.
32
no solamente por la argumentación doctrinal que nos lleva a aplicar para estos casos el artículo
1970° del C. C.; sino esencialmente porque este asunto ha sido definitivamente zanjado con la
dación de la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, ley N° 27181, del 7 de octubre de
1999, que expresamente preceptúa que la responsabilidad civil derivada de los accidentes de
tránsito es objetiva y solidaria entre el conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre. Antes de la dación de esta norma ya era clara la
orientación doctrinal nacional más autorizada (Taboada Córdova) en el sentido de que la
responsabilidad civil por accidentes de tránsito era objetiva por la calidad de bienes riesgosos y por
el riesgo creado por los vehículos puestos en circulación, así como por la irrelevancia de que el
agente dañante tenga que probar su ausencia de culpa, teniéndose solamente que acreditar el
daño y la relación de causalidad, tomando en consideración los supuestos de ruptura del nexo
causal y de causa.
Por último es indispensable que nuestros tribunales tomen en consideración la legislación, doctrina
y jurisprudencia nacional y comparad en tan atribulada materia para así poder responder de
manera más eficiente a las exigencias de esta sociedad globalizada.
6.3. Análisis del artículo 1970° del Código Civil: “Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o
por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño a otro, esta obligado a
repararlo”. Analizando lo señalado por el Código civil, notamos que el artículo en comento, aplica el
factor de atribución objetiva de la responsabilidad, es decir, se basa en el riesgo creado ya sea por
la actividad a realizar o los bienes a utilizar, siendo que estos tienen una naturaleza peligrosa o
riesgosa y por ello se le atribuye la responsabilidad a sus propietarios, usuarios o responsables de
su desenvolvimiento a priori, sin necesidad de determinar la culpa. En otras palabras, para que
haya responsabilidad basta con acreditar el daño causado, la relación de causalidad y el factor
atribución en el sentido de que deba tratarse de un bien o de una actividad riesgosa o peligrosa.
El artículo 1970° se refiere a las actividades que están destinadas a generar daños con un grado
de probabilidad particularmente alto, pero ¿Cuándo una actividad es riesgosa o peligrosa?. Cuando
el peligro no deriva de un acto aislado u ocasional, sino de un acto que por sí mismo resulta
peligroso en cualquier momento. Renato Scognamiglio, asiente en señalar que el término actividad:
“(...) refuerza el mismo concepto en su derivación prácticamente de acto, respecto del cual
presupone una continua repetición en una serie de actos, ligados y coordinados a un fin orgánico y
sistemático, como la explotación industrial (...)”[17]. Pero además esa actividad debe ser riesgosa
o peligrosa, es decir, no estamos en los supuestos de meras actividades, sino que cuentan con
ciertas cualidades. El plus con el que cuentan esas actividades, es que son potencialmente
dañinas. Una clave para poder distinguir una actividad peligrosa de la que no lo es, es el
33
tratamiento legislativo especial que lo determine como tal, como por ejemplo en la actividad minera
o la distribución de electricidad.
[2] VEGA MERE, Yuri. “Derecho Privado”. Tomo I. Editorial Grijley. Lima. Pág. 275-276.
[3] MESINAS MONTERO, Federico. “Responsabilidad Civil por accidentes de Tránsito. La instauración del
seguro obligatorio”. En Gaceta Jurídica. Tomo 84-B. Lima. 200. Págs. 79-84.
[4] ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil”. Cuarta Edición. Editorial Gaceta Jurídica.
Lima. 2006. Pág. 441-466.
[5] MUÑOZ CONDE, Francisco. “Derecho Penal. Parte Especial”. Catorceava Edición. Editorial Tirant Lo Blanch.
Valencia. 2002. Pág. 662.
[6] DE LOS MOZOS, José Luís y SOTO COAGUILLA, Carlos. “Responsabilidad Civil. Derecho de Daños. Teoría
General de la Responsabilidad Civil”. Editorial Grijley. Lima. 2006. Pág. 430.
[8] Más de 400 personas han muerto en lo que va del año en Lima por accidentes de tránsito, la mayoría por
atropello de peatones, informó la Dirección de Policía de Tránsito. De los 438 fallecidos, 322 murieron
atropellados, otros 90 en choques, 12 en volcaduras y despistes, y 14 en caídas de unidades de transporte,
precisó la Policía. Además, los accidentes dejaron 133 personas lesionadas en nuestra capital. La
imprudencia y la temeridad de los chóferes le cuestan al Perú más de mil millones de dólares anuales y dejan
unos cincuenta mil heridos, muchos con lesiones graves e irreversibles. De enero a la fecha, ocurrieron más
de 444 siniestros en las diferentes vías de la capital, lo que permite establecer una relación de casi un
fallecido por cada accidente vehicular ocurrido, informó el coronel Nabor Ortiz, director de Investigación de
Accidentes de Tránsito. Precisó que entre las principales causas que motivaron estos siniestros se encuentran
la imprudencia del conductor y peatón, la ebriedad de ambos, el exceso de velocidad, negligencia de chofer,
peatón u ocupante, falla mecánica, entre otras. En otro momento, apuntó que se intervino a cerca de 800
limeños que manejaban ebrios en la capital. Ellos fueron sometidos a las pruebas pertinentes y arrojaron
positivo en el dosaje etílico. Con relación a las papeletas por infracciones de tránsito impuestas de febrero a
la fecha por personal policial, estassuperan las 6,700, en más de 11,600 intervenciones, indicó Ortiz
Melgarejo a la agencia Andina. En: http://peru21.pe/noticia/344653/mas-400-muertos-accidentes-transito-
lima-lo-que-va-2009
34
[10] LOPEZ DEL CARRIL, Gonzalo. “Responsabilidad civil en rutas autopistas y vías de circulación. Rol de los
concesionarios viales”. Editorial Fondo Editorial Derecho y Economía la Ley. Buenos Aires. Pág. 87.
[12] FRANCO DE MORA, Alicia y MORA, Nelson. “El accidente Automobiliario”. Editorial Temis. Bogotá. 1975.
Pág. 46.
[13] FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “El deber accesorio de diligencia y la responsabilidad derivada del
incumplimiento en las relaciones obligatorias”. En: ESCOBAR ROZAS, Freddy. “Negocio Jurídico y
Responsabilidad Civil. Estudios en memoria del profesor Lizardo Taboada Córdova”. Editorial Grijley. Lima.
2004. Pág. 76.
[14] Diálogo con la Jurisprudencia. Actualidad, Análisis y Crítica Jurisprudencial. N° 103. Año 12. Editorial
Gaceta Jurídica. Lima. Abril. 2007. Pág. 107.
[15] Código Civil italiano: Artículo 2050°.- Quien ocasiona daño a otro en el desarrollo de una actividad
peligrosa, por su naturaleza o por la naturaleza de los medios empleados, está obligado al resarcimiento,
sino prueba haber adoptado todas las medidas idóneas para evitar el daño.
[16] DE TRAZEGNIES, Fernando. “La Responsabilidad extracontractual”. Editorial PUCP. Lima. 1988. Pág. 858.
[17] SCOGNAMIGLIO, Renato. “responsabilidad Civile” Editorial Casa Editore Dott. Antonio Milani- CEDAM.
Padova- Italia. 1996. Pág. 351.
35
agraviado), el Código Procesal Penal, en el Título IV (la
Víctima) de la sección IV (El Ministerio Público y los
demás sujetos procesales) del libro primero
(Disposiciones generales), no puede más que hablar
del agraviado (capítulo I: arts· 94º-97º), el actor civil
(capítulo II: arts· 98º-106º; que es el agraviado que
actúa en el proceso penal) y del querellante particular
(capítulo III: arts· 107º-110º; que es el agraviado de un
delito de persecución privada)
Elementos
Elementos Elementos
que
que que
constituyen la
constituyen la constituyen la
noción de
noción de noción de
querellante
agraviado actor civil
particular
36
c) Esto colisiona con la visión tradicional que ha tenido el
derecho penal sustantivo como cuestión de principio:
«La pena, necesariamente, precisa de la lesión o
puesta en peligro de bienes jurídicos tutelados por la
ley» (art· IV del TP del CP).
37
Frente a esta objeción, cabe preguntarse por qué se
asocia esa reparación con el sistema penal, cuando hay
otras soluciones a un hecho delictivo que no manan del
proceso penal mismo, como la nulidad del acto jurídico
fraudulento1.
38
Instituto de Ciencia Procesal Penal
4 Recordemos que el art· IV habla de bienes jurídicos tutelados por la ley, y la Ley sólo
menciona bienes jurídicos en la clasificación de los tipos (delitos contra la vida el
cuerpo y la salud, delitos contra el patrimonio, delitos contra la tranquilidad
pública, delitos contra la salud pública, etc·) Cualquier otro ejercicio mental que nos
haga sacar bienes jurídicos “indirectos” no fluirá de la Ley. No digo que tales
inferencias no constituyan Derecho; sólo digo que no manan de la Ley.
5 Sé que más de un procesalista (como Don Juan MONROY GÁLVEZ) refuta la afirmación
de que el derecho procesal sea “adjetivo” frente a la rama jurídica cuyas reglas aplica
(que vendría a ser el derecho “sustantivo”). Lo sé.
6 Muchos han escrito al respecto, y sólo por citar a uno de los más ilustres, cito a
Alberto BINDER. El enfoque dice que el derecho penal ha entendido al delito como una
trasgresión a valores abstractos (entre ellos, la obediencia que todos le debemos a las
normas del Estado, y por tanto, al Estado mismo), y que se ha olvidado de que detrás
de ese aparato de deber-trasgresión existe un conflicto creado entre personas
concretas. El ejemplo de BINDER es muy ilustrativo: «te castigo no porque le hayas
pegado a Pedro; sino porque al pegarle a Pedro, me has desobedecido, y eso no lo
puedo tolerar». Ya veremos más adelante que es un simplismo reduccionista pensar
que detrás de cada delito hay un pobre Pedro apaleado. Las cosas no son tan sencillas.
Instituto de Ciencia Procesal Penal
2) AGRAVIADO Y DENUNCIANTE
i) El antiguo régimen
7 Como que un “sexto sentido jurídico” nos dice que en principio nadie va a tomarse
la molestia de denunciar algo que no le importa. Hay un prejuicio de “sexto sentido”
en el art· 143º del Código de Procedimientos Penales y en el art· 171º.5 del Código
Procesal Penal, pues en ambos casos la declaración del agraviado se pone dentro de la
parte que regula la declaración de los testigos y se hace una equiparación sobre la
parte formal de ambas declaraciones; y es que en el fondo se piensa que «agraviado»
es una persona que “vio” los hechos. Es natural y casi necesario pensarlo. La compleja
regulación de la representación queda fuera de tanta sencillez, y por ello en la
práctica vemos que al apoderado de una persona jurídica agraviada se le hacen
preguntas como si hubiese “estado allí”.
42
instancia de la parte agraviada o por acción
popular, si se trata de delito de comisión inmediata
o de aquéllos contra los cuales la ley la concede
expresamente» (art· 11º de la LOMP)
43
(8) «La defensa de los intereses del Estado está a
cargo de los Procuradores Públicos conforme a
ley» (art· 47º de la Constitución)
9 Contra los que sostienen una teoría judicialista de la acción, según la cual sólo se
ejerce acción ante el Poder Judicial, y tratándose de un delito de persecución pública,
sólo hay acción de parte del Ministerio Público ante el Poder Judicial; y —por supuesto
— no hay acción en la interposición de denuncia ante la Fiscalía.
10 La práctica conoce una salida interesante para esta aporía: decir que, bueno, la
denuncia podrá no valer, pero el hecho es que el Ministerio Público ya se enteró y por
tanto puede actuar por la parte que lo faculta a accionar de oficio. Esta astuta
respuesta nos revela que no ha pensado en algo elemental: si cada vez que un no
agraviado denuncie, se va a acometer esta convalidación, ¿entonces ya para qué las
normas precisan que sólo el agraviado puede denunciar? Seamos más sinceros y
habilitemos —contra el art· VI del TP del CC y del art· IV del TP del TUO del CPC— que
cualquier persona denuncie.
44
En lo que toca a delitos en agravio del Estado, esa
exigencia de legitimidad se hace más determinante
todavía: sólo el Procurador Público, y sólo con
autorización superior.
45
Se habilita a que cualquier persona pueda denunciar un
delito.
Los que técnicamente no son agraviados, pero aducen haber “sufrido” de alguna
manera por el delito
Los que creen erróneamente que de una denuncia sacarán algún provecho que en
realidad no les tocará
Los que quieren tomar alguna clase de represalia contra el denunciado y quieren
usar de arma al sistema penal.
Y sólo finalmente:
Los que tienen alguna curiosa y peculiar percepción de la realidad —que la
mayoría de los seres humanos no tiene— y que los hace ver lo que los demás no
ven y presentir lo que para los demás queda inadvertido.
46
persona no partícipe del conflicto estaría habilitado
para mover el sistema.
47
Contienen una terrible exigencia técnica que
implica cálculos que en no pocos casos son
altamente complejos.
48
c) Los dos últimos conceptos nos llevan a la
responsabilidad civil contractual, sobre la que otro
yerro común es creer que la responsabilidad civil
proveniente del delito sólo puede ser
extracontractual12. Como es sabido, algunos delitos
presuponen no sólo que exista un contrato, sino que la
acción típica sea el incumplimiento de un contrato (así
en la apropiación ilícita).
12 Decían los antiguos que “nadie celebra un contrato para delinquir”. Se basaban
seguramente en textos normativos análogos al art· 140º.3 del Código Civil («El acto
jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o
extinguir relaciones jurídicas. Para su validez se requiere: […] 3. —Fin lícito»). Pero su
apodíctica convicción desconoce que no se trata de que el contrato tenga un fin ilícito,
sino que en su proceso (negociación, celebración, ejecución) pueden cometerse
delitos, de una tal manera que la responsabilidad civil generada sea de índole
contractual.
13 El interesante trabajo teórico que ha hecho Víctor PRADO SALDARRIAGA en pos de
una ponderación técnica de la pena misma, indica que dentro de los márgenes
mínimos y máximos de punición que se dan para un tipo penal dado, los operadores no
aplicarían tampoco criterios técnicos y se limitan a utilizar también el método OBC.
Algunos códigos penales, como el colombiano, tienen —por el contrario— parámetros
bastante estructurados de por qué una persona concreta que cometió un delito que
tiene pena conminada de 5 a 15 años de privación de libertad, va a recibir 8 y no 12;
10 y no 6.
49
ii) El magistrado tiene un desconocimiento de la
amplitud del daño, porque no suele establecerse un
diálogo con la víctima en ese sentido. Y pese a este
desconocimiento, el magistrado tiene que
pronunciarse sobre una reparación civil acerca de la
cual casi nada sabe.
50
c) El seguro puede, entre otros muchos aspectos,
clasificarse así, desde el punto de vista de este análisis
de su incidencia en el mundo procesal penal16:
16 Por tanto, esta clasificación no sigue en lo absoluto alguna taxonomía que se halle
consagrada en el mundo del derecho de seguros.
51
«El asegurador podrá ser llamado como
tercero civilmente responsable, si éste
ha sido contratado para responder por la
responsabilidad civil.»
h) Pero tampoco se debe caer en el otro extremo, que es
asumir sin más que la indemnización por el daño se
circunscribe a lo pagado por el seguro.
52
sobre la regla general del art· 95º. Es decir, en
principio y genéricamente, todo tercero civilmente
responsable cubre la reparación civil de manera
solidaria con el condenado… salvo la compañía de
seguros, que lo hace de manera limitada al monto de
su cobertura y por los supuestos expresados en el
correspondiente contrato17.
[…]
17 Esto de «los supuestos expresados» nos lleva a una complejidad todavía mayor de
problemas de determinación de la reparación civil (qué opuesto es todo esto al método
OBC). Tenemos que si se produce un accidente que constituye lesiones culposas, hay
que distinguir entre el daño emergente, que es lo único que cubre el seguro, y el daño
moral y el daño a la persona. De esta manera, habría que determinar eventualmente
tres cifras que componen la reparación civil: [1] el monto de los gastos de curación y
recuperación que cubre el seguro; {2} el monto de los gastos de curación y
recuperación que no fueron cubiertos por el seguro, y que por tanto el condenado
tendrá que asumir de su peculio; <3> el monto de la indemnización por daño moral y
daño a la persona, que sólo cubrirá el condenado.
53
ii) Artículo 285º del C· Pp· Pp·
i) Artículo 349°.1.g
[…]
54
monto de la indemnización que
corresponda, las consecuencias
accesorias del delito, las costas y sobre
la entrega de los objetos secuestrados a
quien tenga mejor derecho para
poseerlos.»
c) En suma:
e) Luego entonces:
i) Demandar civilmente si el proceso penal se está
tramitando, haría concurrir una litispendencia
(art· 446º,7 del TUO del CPC), que puede generar la
anulación de todo lo actuado y la conclusión del
proceso civil (art· 451º,5)
55
ii) Demandar civilmente si el proceso penal ha
concluido (con condena), haría concurrir una cosa
juzgada (art· 446º,8 del TUO del CPC), que puede
generar también la anulación de todo lo actuado y la
conclusión del proceso civil (art· 451º,5)
56
i) No es voluntaria para la víctima, que a lo mejor no
quiere ser reparada, o tiene otras formas legales de
resarcirse.
ii) No se consulta con la víctima el monto de la
reparación civil según el daño concreto que se le
haya causado
iii) El método OBC y la introducción del criterio de la
capacidad económica del obligado distorsiona la
institución
57
indemnización es la resolución penal que establece
que se pagarán 500 nuevos soles, como la resolución
civil que dice que se pagarán 50 mil dólares. ¿Con qué
criterio vamos a escoger una sobre la otra?
58
estatal donde se hallaba. En ese caso, ¿qué se va a
reparar?19
59
ii) Una ampliación del concepto vertido en el art· 12º.3
del CPP de 2004:
Para que:
60
carece de sentido ponerla en relación con la capacidad
económica del reo.
i) Deducciones tributarias
ii) Ajustes de indemnización con su compañía de
seguros
61
iii) Eventualmente tener la expectativa de cobrar más
adelante, si la situación económica del condenado
mejora20.
20 Imaginemos que por espíritu emprendedor en los negocios, o por un buen puesto
de trabajo, o por cualquier otro golpe de suerte, el condenado llegue a tener incluso
mejor situación económica que el agraviado. Imaginemos que éste se halle sumido en
la miseria a causa del daño causado por el delito, y que sin embargo no pueda exigir
nada de quien lo dañó, porque una sentencia tuvo la magistral idea de decir que una
fractura múltiple de pierna no merecía ni siquiera el costo de la primera operación…
sólo porque el condenado era insolvente o pobre de solemnidad.
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