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Instituto de Ciencia Procesal Penal

ACTOR CIVIL

El actor Civil es un sujeto que dentro del proceso penal juega un rol accionario relacionado
con el objeto de éste, pero limitado al campo civil reparatorio e indemnizatorio.

La acción civil: puede dirigirse en el proceso penal contra los partícipes del delito, o sus
herederos, y en su caso, contra el civilmente responsable. (Art. 14). Ellos son el autor, autor
mediato, cómplice necesario, cómplice no necesario, instigadores.

Contra los que hubiesen participado de los efectos del delito lucrativo, no puede dirigirse la
acción civil en el proceso penal, porque a pesar de ser beneficiarios por el delito y pueden ser
sus encubridores, su conducta es penalmente independiente del delito principal. Pueden ser
civilmente responsables hasta la cuantía en que hubieran participado.-

Para que un supuesto partícipe de el delito pueda ser demandado civilmente en el proceso
penal es preciso que tenga la calidad de imputado. La persona que es actor civil puede como
denunciante o querellante conferirle a un partícipe de un delito la calidad de imputado..-

Los partícipes del delito están solidariamente obligados a reparar el daño causado por aquel.-

El ejercicio de la acción civil puede ejercerla el querellante, puede pedir el embargo de los
bienes del querellado. Como demandante civil, el querellante tiene facultades materiales y
procesales del actor civil. Puede pedir la citación del civilmente responsable por el hecho que
le atribuye al querellado.

Con motivo de la acción civil, en el proceso pueden tomar parte, además del imputado, el
demandado civil y el asegurador de aquél o de éste respecto del daño causado por el delito o
cuasidelito .

La posibilidad de requerir la aplicación del derecho civil material, dentro del proceso penal, no
está circunscripta al procesado, sino que se extiende a personas no procesables,
insospechadas de ser autoras, cómplices o encubridoras del delito, a quienes la ley instituye
con el papel de parte accesoria y eventual en el proceso, a título de responsable civil, o sea
personas que son requeridas para que respondan civilmente por las consecuencias del delito.
Inclusive respecto de las personas sometidas a la responsabilidad civil del delito, el juez
puede decretar el embargo de bienes de su pertenencia, siempre que la parte damnificada lo
haya solicitado.

La calidad de actor civil como titular de la acción civil se adquiere cuando éste se presente en
el proceso penal para constituirse como tal.

Debe ser persona capaz civilmente, de no ser así deberá actuar con las representaciones que
la ley civil impone para el ejercicio de las acciones civiles. No siempre el que puede ser parte
en un proceso está habilitado para actuar por sí mismo para ello se requiere

además, capacidad procesal, aptitud para poder realizar con eficacia actos procesales de
parte. Además de la capacidad se requiere que este vinculada con el proceso por una relación
de derecho civil (patria potestad, tutela, curatela, etc.) nacida de la ley, que lo coloque en la
obligación de responder. Frente al actor, del daño causado por aquél. Dicha relación debe
realizarse por vía incidental.

El responsable civil es un demandado sobre cuya situación procesal debe recaer un


pronunciamiento expreso que lo condene o absuelva de las consecuencias patrimoniales del
delito, su función esencial consiste en el ejercicio de su propia defensa.

Para la asunción de tal calidad, la oportunidad es la de todo el período instructorio. Con la


denuncia puede asumir junto con el rol querellante o sin él , el de actor civil.

La demanda debe ser producida en oportunidad de la vista de clausura de la instrucción;


Cuando el Juez de instrucción que ya ha procesado al imputado. Estima agotada la
investigación, corre vista al fiscal y al querellante para que se expidan sobre el mérito de la
misma. Pero paralelamente y desde el mismo momento, el actor civil debe, dentro de los tres
días de notificado interponer la demanda, de la que se corre traslado por seis días al
demandado, con ajuste alas reglas procesales civiles, arts 346, 347 y 93

art. 93:” El actor civil deberá concretar su demanda dentro de los 3 días de notificado de la
resolución prevista en el art. 346.”

Art. 346: “Cuando el Juez hubiere dispuesto el procesamiento del imputado y estimare
completa la instrucción, correrá vista sucesiva a la parte querellante y al agente fiscal por el
término de seis días, prorrogables por otro período igual en casos graves o complejos”.

Art. 347: “La parte querellante y el Agente Fiscal manifestarán al expedirse:

Si la instrucción está completa caso contrario dirá qué diligencias considera necesarias.

Cuando la estimare completa, si corresponde sobreseer o elevar la causa a juicio.”

El requerimiento de elevación a juicio deberá contener bajo pena de nulidad los datos
personales del imputado; una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos, su
calificación legal y una exposición sucinta de los motivos en que se funda.-

La clausura del periodo instructorio se opera con el auto de elevación a juicio (art.353). el que
establece que la instrucción quedará clausurada cuando el juez dicte el decreto de elevación a
juicio, quede firme el auto que lo ordena o el sobreseimiento.-

De modo tal que cuando él adviene, ya es tarde para asumir el rol de actor civil, por haber
pasado el tiempo de interponer la demanda. Osea que la constitución de parte civil deberá
hacerse hasta la notificación de la vista del art. 346. (querellante y agente fiscal).-

Esa constitución podrá hacerse personalmente o por mandatario, mediante un escrito que
contenga bajo pena de inadmisibilidad, las condiciones personales, y el domicilio legal del
accionante, a qué proceso se refiere y los motivos en que se funda la acción. La sanción de
inadmisibilidad no impide al actor civil presentar un nuevo escrito en debida forma y con todos
los requisitos legales.-

Podrá efectuarse aún cuando no se halla individualizado el imputado: y si junto con este se
demandara a los civilmente responsables, siempre debe demandarse al primero junto con los
segundos (art. 88). Mientras no se haya individualizado al imputado no se podrá realizar el
debate, lo cual significa necesariamente que no habrá podido trabarse la litis. Sin perjuicio de

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ello y hasta que llegue tal momento, el actor civil podrá intentar todas las medidas
precautorias posibles durante la instrucción.-

Aceptada la constitución del actor civil y desde la última notificación producirá efectos. Éste
tendrá en el proceso la intervención necesaria para acreditar la existencia del hecho
delictuoso y los daños y perjuicios que le haya causado y reclamar las medidas cautelares y
restituciones e indemnizaciones correspondientes (Art. 91).

Las atribuciones del actor civil como parte en el proceso penal son: La acreditación del
hecho, la de sus daños y perjuicios, la de recusar a los jueces, plantear cuestiones de
competencia, examinar el sumario, pedirle citación u oponerse a la intervención del tercero
civilmente responsable, asistir a los actos definitivos o irreproducibles, intervenir en las
pericias con proposición de peritos, utilizar los remedios procesales, (Recursos, nulidades..);
comparecer al debate por sí o por mandatario, interrogando a testigos, al imputado, peritos.-

Facultades de fondo: Actúan en el proceso para acreditar el hecho delictuoso, la existencia y


extensión del daño pretendido y la responsabilidad civil del demandado. Antes de la sentencia
puede ofrecer prueba y alegar respecto de su existencia, la misma facultad tiene en relación al
daño que afirma haber experimentado como consecuencia del hecho del demandado. Todo
sin perjuicio del deber del Juez de instrucción o del Fiscal de comprobar la existencia del daño
causado por del delito del derecho criminal, aunque no se haya ejercido la acción resarcitoria,
tiene derecho a pedir la aplicación de la ley que regula los principios civiles relativos al daño,
material o moral, la reposición de las cosas al estado anterior y la indemnización.

El actor civil no puede ejercer la acción penal, es decir pedir o negar la aplicación de la ley
penal para que el imputado sea declarado incriminado en responsabilidad penal, ni puede
alegar respecto de peticiones que correspondan al ejercicio de la acción penal.-

Con posterioridad a la sentencia de mérito rige las reglas de subordinación de lo civil a lo


penal establecidas por los arts. 1102 y 1103 que establecen.

Cese de la acción penal y prosecución de la civil.

Absolución penal: La absolución del acusado no impide que el tribunal del juicio se
pronuncie en la sentencia sobre la acción civil ejercida. La unidad de la sentencia no excluye
que la sentencia civil sometida a la subordinación establecida por el art. 1103 del CC “
Después de la absolución del acusado, no se podrá tampoco alegar en el juicio la existencia
del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la absolución”. La limitación impuesta por
este art. a la absolución fundada en la inexistencia del hecho que habría causado el daño
cuyo resarcimiento se solicitó, en cuanto la razón de esa inexistencia fuere eficaz para excluir
la responsabilidad civil. La sentencia civil no podrá declarar la existencia de la materialidad del
hecho o de la autoría del imputado o de su ilicitud , negadas por la sentencia penal, pero si
podrá declarar el deber de resarcir a pesar de que la inexistencia del hecho penal hubiere sido
declarada por la falta de tipicidad penal de la conducta imputada. Esta es la única posibilidad
que queda para una sentencia civil condenatoria si la absolución se fundó en la inexistencia
del hecho principal, pues su inexistencia es el presupuesto del resarcimiento.

El titular de la acción resarcitoria no puede contestar los hechos aceptados por la sentencia
penal constitutivos del delito objeto de la absolución, ni puede contestar la aplicación de las
disposiciones legales que fundan esas resoluciones, el demandante no puede contestar según

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el sentido de la sentencia penal, que la acción u omisión constitutiva del delito imputado no ha
existido o que el imputado no ha participado del hecho.-

Condenación penal. En esta caso las restricciones de las facultades del actor civil derivan del
art. 1102 del CC “ Después de la condenación del acusado en el juicio criminal no se podrá
contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituya el delito ni impugnar
la culpa del condenado. En primer lugar existe una condenación penal y el actor civil solo
interviene en el proceso penal para acreditar el hecho y que le restituya el daño.

A diferencia de la restricción al hecho principal sobre el cual hubiere recaído la absolución


establecida en el art. 1103 el art. 1102 establece dos restricciones la referida al hecho principal
y la culpa del condenado.-

El concepto de culpa del condenado comprende todo lo que haya fundado la imputación moral
del hecho a su autor material , o sea la imputabilidad y la culpabilidad criminal del autor. El art.
1102 plantea el problema de unidad o dualidad de las culpas penal y civil.

Dicha cuestión plantea distintos enfoques. Si la culpa se la entiende como en el sentido


genérico de culpabilidad que comprende el dolo y la culpa entendida como negligencia,
imprudencia, la diferencia de la culpa penal y de la civil se presenta por que en el dolo civil
que el autor obra a sabiendas y con la intención de dañar art. 1072, el dolo penal admite el
obrar con representación y desprecio del daño probable (dolo eventual). Además si la culpa se
la mira en su significado restringido del art. 1109 la diferencia se entre ambas serian que el la
culpa penal es siempre personal y en la culpa civil puede responsabilizar a u tercero, la culpa
penal debe probarse y la prueba no se puede presumir, en cambio en la culpa civil puede
presumirse, tal como ocurre si el dueño o guardián de la cosa no demuestra que de su parte
no hubo culpa. En realidad la unidad o dualidad de las culpas debe plantearse simplemente si
el art. 1103 ha sometido a la culpa civil a la penal para evitar el escándalo jurídico de
sentencias contradictorias sobre lo mismo en el caso de ser la penal absolutoria.

La prevalecencia de la culpa penal sobre la civil respecto del mismo caso no es un principio
que las legislaciones hayan respetado siempre. Ni nuestro derecho considera que la sentencia
condenatoria penal anterior deba prevalecer siempre sobre la civil posterior, respecto del
hecho principal y la culpa del condenado, como lo dispone el art. 1102 pues por una parte,
limita esa prevalecencia a los casos señalados expresamente por las leyes (art. 1105) y por
otra la abandona cuando la temporalidad de las sentencias se intervienen (art. 1106) . Esto
demuestra que para el Código Civil, el sometimiento de lo civil a lo penal obedece a un
principio de simple política legislativa, excluido por el art. 1103 en lo que atañe a la culpa. De
manera que siendo absolutoria la sentencia penal anterior, la posterior sentencia civil no está
ligada a ella si la absolución se funda en la falta de culpa penal del imputado.-

El actor civil y su defensor están sometidos a las condiciones de tiempo y forma prescriptos
para el ejercicio de los derechos y facultades que les competen, el incumplimiento será
sancionado con la caducidad del derecho o la inadmisibilidad o nulidad del acto. El actor civil
tiene a su cargo las indemnizaciones correspondientes a las personas citadas a su pedido a
los efectos del juicio. Debe consignar en Secretaría el importe necesario, salvo que también
fueren citadas a propuesta del Ministerio Fiscal o del imputado o que el actor civil acreditare
estado d pobreza. El actor civil puede incurrir en falso testimonio.

Momento de interponer la demanda

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Al final de la instrucción debe interponer la demanda y correr traslado al demandado civil ya
sea el imputado y/o al responsable civil, pero al final del debate en el juicio alegará sobre la
prueba y formulará su acusación.(art. 393).-

El actor civil puede desistir de su calidad en cualquier estado del proceso, haciéndose
responsable por las costas. Se lo tendrá por desistido si no concreta su demanda en la
oportunidad de la vista para clausura del sumario o no comparezca al debate o se aleje de la
audiencia sin haber formulado sus conclusiones. (art. 94 y 393).- Para renunciar a ella el actor
civil debe utilizar el instituto del desistimiento. Para ser válido debe ser expreso, una vez
formulado, el actor no podrá sobrevenir ante la sede civil.-

Carece de recursos contra los sobreseimientos y sentencia absolutoria penal (art. 95).-

La norma establece la carencia de recursos por parte del actor civil contra el sobreseimiento y
la sentencia absolutoria, lo cual explica por

cuanto el actor civil lo único que hace en el proceso es ejercitar la acción civil, no la penal, y
conserva las acciones que considere atañen a su derecho por la vía civil.-

No pierde su vocación de testigo, por lo que si es llamado como tal debe presentar su dicho
( art. 96)-

Jurisprudencia

En relación al art. 87 establece que ” para ejercer la acción civil emergente del delito en el
proceso penal, su titular deberá constituirse en actor civil....” . Se puede mencionar el caso en
el que la viuda de Pedro que además lo hacia en representación de sus tres hijos menores,
mediando condena penal por el hecho, del cual ha sido declarado único responsable el
imputado, la reclamación civil resulta procedente en virtud de las disposiciones legales
invocadas aplicadas al caso. En este caso de homicidio de esposo y padre, sostén del hogar,
la muerte de éste se ha acreditado fehacientemente y también el hecho generador del daño,
su carácter delictivo y el daño mismo; el perjuicio patrimonial y moral causado a la viuda e
hijos del muerto, la relación causal y los informes de autos el monto del mismo. El derecho
asiste a los reclamantes según aplicación de lo previsto en los arts.
1084,1085,1096,1078,1083 y 1069 del Código Civil, 29 del CP y 81 y concordantes del CPP,
por lo que la demanda debe ser acogida en todo sus términos.-

En lo conducente a la acción civil deducida por la madre y los hermanos del muerto, éstos
carecen de acción. Aunque existan otras personas vinculadas afectivamente con la víctima, la
razón de ser de esa limitación parental establecida por la ley para hacer procedente la acción
de reparación del daño moral, fue expuesta por la doctrina (“esa multiplicidad de damnificados
sería aniquiladora para el responsable y excedería manifiestamente los propósitos de justicia
que fundan la indemnización “). (Ccrim.5°Córdoba,29/4/85,“Salussolía, Pedro, s/ Homicidio
Simple”. Bol. Judicial de Córdoba”, 1985, T. II, Vol. 29, ps. 303/304).-

Bibliografía consultada.

Gerardo Di Masi, Daniel Obligado, “Código Procesal Penal de La Nación” - Anotado -


Jurisprudencia -, Editorial Universidad S.R.L. Bs. As. 1993.-

Francisco J. D' Albora. “Código Procesal Penal” - Anotado - Comentado - Concordado -


Editorial: Abeledo Perrot, Bs. As. 1993.-

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Levene, Casanovas, Hortel. “Código Procesal Penal” - Comentado - Editorial: Depalma, Bs.
As. 1993.-

Ricardo Nuñez. “ Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba”. Anotado - 2° edición.


Actualizada. Editorial: Marcos Lerner Córdoba S.R.L. Córdoba 1992.-

Ricardo C. Nuñez. “La acción civil en el proceso penal”. Editorial: Córdoba.-

Jorge Moras Mom. “ Manual De Derecho Procesal Penal ” Editorial. Abeledo Perrot. Bs. As.
1995.-

Roland Arazi. “Elementos de derecho procesal” Editorial. Astrea Bs. As. 1991

El actor Civil es un sujeto que dentro del proceso penal juega un rol accionario relacionado
con el objeto de éste, pero limitado al campo civil reparatorio e indemnizatorio.

La acción civil: puede dirigirse en el proceso penal contra los partícipes del delito, o sus
herederos, y en su caso, contra el civilmente responsable. (Art. 14). Ellos son el autor, autor
mediato, cómplice necesario, cómplice no necesario, instigadores.

Contra los que hubiesen participado de los efectos del delito lucrativo, no puede dirigirse la
acción civil en el proceso penal, porque a pesar de ser beneficiarios por el delito y pueden ser
sus encubridores, su conducta es penalmente independiente del delito principal. Pueden ser
civilmente responsables hasta la cuantía en que hubieran participado.-

Para que un supuesto partícipe de el delito pueda ser demandado civilmente en el proceso
penal es preciso que tenga la calidad de imputado. La persona que es actor civil puede como
denunciante o querellante conferirle a un partícipe de un delito la calidad de imputado..-

Los partícipes del delito están solidariamente obligados a reparar el daño causado por aquel.-

El ejercicio de la acción civil puede ejercerla el querellante, puede pedir el embargo de los
bienes del querellado. Como demandante civil, el querellante tiene facultades materiales y
procesales del actor civil. Puede pedir la citación del civilmente responsable por el hecho que
le atribuye al querellado.

Con motivo de la acción civil, en el proceso pueden tomar parte, además del imputado, el
demandado civil y el asegurador de aquél o de éste respecto del daño causado por el delito o
cuasidelito .

La posibilidad de requerir la aplicación del derecho civil material, dentro del proceso penal, no
está circunscripta al procesado, sino que se extiende a personas no procesables,
insospechadas de ser autoras, cómplices o encubridoras del delito, a quienes la ley instituye
con el papel de parte accesoria y eventual en el proceso, a título de responsable civil, o sea
personas que son requeridas para que respondan civilmente por las consecuencias del delito.
Inclusive respecto de las personas sometidas a la responsabilidad civil del delito, el juez
puede decretar el embargo de bienes de su pertenencia, siempre que la parte damnificada lo
haya solicitado.

La calidad de actor civil como titular de la acción civil se adquiere cuando éste se presente en
el proceso penal para constituirse como tal.

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Debe ser persona capaz civilmente, de no ser así deberá actuar con las representaciones que
la ley civil impone para el ejercicio de las acciones civiles. No siempre el que puede ser parte
en un proceso está habilitado para actuar por sí mismo para ello se requiere

además, capacidad procesal, aptitud para poder realizar con eficacia actos procesales de
parte. Además de la capacidad se requiere que este vinculada con el proceso por una relación
de derecho civil (patria potestad, tutela, curatela, etc.) nacida de la ley, que lo coloque en la
obligación de responder. Frente al actor, del daño causado por aquél. Dicha relación debe
realizarse por vía incidental.

El responsable civil es un demandado sobre cuya situación procesal debe recaer un


pronunciamiento expreso que lo condene o absuelva de las consecuencias patrimoniales del
delito, su función esencial consiste en el ejercicio de su propia defensa.

Para la asunción de tal calidad, la oportunidad es la de todo el período instructorio. Con la


denuncia puede asumir junto con el rol querellante o sin él , el de actor civil.

La demanda debe ser producida en oportunidad de la vista de clausura de la instrucción;


Cuando el Juez de instrucción que ya ha procesado al imputado. Estima agotada la
investigación, corre vista al fiscal y al querellante para que se expidan sobre el mérito de la
misma. Pero paralelamente y desde el mismo momento, el actor civil debe, dentro de los tres
días de notificado interponer la demanda, de la que se corre traslado por seis días al
demandado, con ajuste alas reglas procesales civiles, arts 346, 347 y 93

art. 93:” El actor civil deberá concretar su demanda dentro de los 3 días de notificado de la
resolución prevista en el art. 346.”

Art. 346: “Cuando el Juez hubiere dispuesto el procesamiento del imputado y estimare
completa la instrucción, correrá vista sucesiva a la parte querellante y al agente fiscal por el
término de seis días, prorrogables por otro período igual en casos graves o complejos”.

Art. 347: “La parte querellante y el Agente Fiscal manifestarán al expedirse:

Si la instrucción está completa caso contrario dirá qué diligencias considera necesarias.

Cuando la estimare completa, si corresponde sobreseer o elevar la causa a juicio.”

El requerimiento de elevación a juicio deberá contener bajo pena de nulidad los datos
personales del imputado; una relación clara, precisa y circunstanciada de los hechos, su
calificación legal y una exposición sucinta de los motivos en que se funda.-

La clausura del periodo instructorio se opera con el auto de elevación a juicio (art.353). el que
establece que la instrucción quedará clausurada cuando el juez dicte el decreto de elevación a
juicio, quede firme el auto que lo ordena o el sobreseimiento.-

De modo tal que cuando él adviene, ya es tarde para asumir el rol de actor civil, por haber
pasado el tiempo de interponer la demanda. Osea que la constitución de parte civil deberá
hacerse hasta la notificación de la vista del art. 346. (querellante y agente fiscal).-

Esa constitución podrá hacerse personalmente o por mandatario, mediante un escrito que
contenga bajo pena de inadmisibilidad, las condiciones personales, y el domicilio legal del
accionante, a qué proceso se refiere y los motivos en que se funda la acción. La sanción de

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inadmisibilidad no impide al actor civil presentar un nuevo escrito en debida forma y con todos
los requisitos legales.-

Podrá efectuarse aún cuando no se halla individualizado el imputado: y si junto con este se
demandara a los civilmente responsables, siempre debe demandarse al primero junto con los
segundos (art. 88). Mientras no se haya individualizado al imputado no se podrá realizar el
debate, lo cual significa necesariamente que no habrá podido trabarse la litis. Sin perjuicio de
ello y hasta que llegue tal momento, el actor civil podrá intentar todas las medidas
precautorias posibles durante la instrucción.-

Aceptada la constitución del actor civil y desde la última notificación producirá efectos. Éste
tendrá en el proceso la intervención necesaria para acreditar la existencia del hecho
delictuoso y los daños y perjuicios que le haya causado y reclamar las medidas cautelares y
restituciones e indemnizaciones correspondientes (Art. 91).

Las atribuciones del actor civil como parte en el proceso penal son: La acreditación del
hecho, la de sus daños y perjuicios, la de recusar a los jueces, plantear cuestiones de
competencia, examinar el sumario, pedirle citación u oponerse a la intervención del tercero
civilmente responsable, asistir a los actos definitivos o irreproducibles, intervenir en las
pericias con proposición de peritos, utilizar los remedios procesales, (Recursos, nulidades..);
comparecer al debate por sí o por mandatario, interrogando a testigos, al imputado, peritos.-

Facultades de fondo: Actúan en el proceso para acreditar el hecho delictuoso, la existencia y


extensión del daño pretendido y la responsabilidad civil del demandado. Antes de la sentencia
puede ofrecer prueba y alegar respecto de su existencia, la misma facultad tiene en relación al
daño que afirma haber experimentado como consecuencia del hecho del demandado. Todo
sin perjuicio del deber del Juez de instrucción o del Fiscal de comprobar la existencia del daño
causado por del delito del derecho criminal, aunque no se haya ejercido la acción resarcitoria,
tiene derecho a pedir la aplicación de la ley que regula los principios civiles relativos al daño,
material o moral, la reposición de las cosas al estado anterior y la indemnización.

El actor civil no puede ejercer la acción penal, es decir pedir o negar la aplicación de la ley
penal para que el imputado sea declarado incriminado en responsabilidad penal, ni puede
alegar respecto de peticiones que correspondan al ejercicio de la acción penal.-

Con posterioridad a la sentencia de mérito rige las reglas de subordinación de lo civil a lo


penal establecidas por los arts. 1102 y 1103 que establecen.

Cese de la acción penal y prosecución de la civil.

Absolución penal: La absolución del acusado no impide que el tribunal del juicio se
pronuncie en la sentencia sobre la acción civil ejercida. La unidad de la sentencia no excluye
que la sentencia civil sometida a la subordinación establecida por el art. 1103 del CC “
Después de la absolución del acusado, no se podrá tampoco alegar en el juicio la existencia
del hecho principal sobre el cual hubiese recaído la absolución”. La limitación impuesta por
este art. a la absolución fundada en la inexistencia del hecho que habría causado el daño
cuyo resarcimiento se solicitó, en cuanto la razón de esa inexistencia fuere eficaz para excluir
la responsabilidad civil. La sentencia civil no podrá declarar la existencia de la materialidad del
hecho o de la autoría del imputado o de su ilicitud , negadas por la sentencia penal, pero si
podrá declarar el deber de resarcir a pesar de que la inexistencia del hecho penal hubiere sido
declarada por la falta de tipicidad penal de la conducta imputada. Esta es la única posibilidad

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que queda para una sentencia civil condenatoria si la absolución se fundó en la inexistencia
del hecho principal, pues su inexistencia es el presupuesto del resarcimiento.

El titular de la acción resarcitoria no puede contestar los hechos aceptados por la sentencia
penal constitutivos del delito objeto de la absolución, ni puede contestar la aplicación de las
disposiciones legales que fundan esas resoluciones, el demandante no puede contestar según
el sentido de la sentencia penal, que la acción u omisión constitutiva del delito imputado no ha
existido o que el imputado no ha participado del hecho.-

Condenación penal. En esta caso las restricciones de las facultades del actor civil derivan del
art. 1102 del CC “ Después de la condenación del acusado en el juicio criminal no se podrá
contestar en el juicio civil la existencia del hecho principal que constituya el delito ni impugnar
la culpa del condenado. En primer lugar existe una condenación penal y el actor civil solo
interviene en el proceso penal para acreditar el hecho y que le restituya el daño.

A diferencia de la restricción al hecho principal sobre el cual hubiere recaído la absolución


establecida en el art. 1103 el art. 1102 establece dos restricciones la referida al hecho principal
y la culpa del condenado.-

El concepto de culpa del condenado comprende todo lo que haya fundado la imputación moral
del hecho a su autor material , o sea la imputabilidad y la culpabilidad criminal del autor. El art.
1102 plantea el problema de unidad o dualidad de las culpas penal y civil.

Dicha cuestión plantea distintos enfoques. Si la culpa se la entiende como en el sentido


genérico de culpabilidad que comprende el dolo y la culpa entendida como negligencia,
imprudencia, la diferencia de la culpa penal y de la civil se presenta por que en el dolo civil
que el autor obra a sabiendas y con la intención de dañar art. 1072, el dolo penal admite el
obrar con representación y desprecio del daño probable (dolo eventual). Además si la culpa se
la mira en su significado restringido del art. 1109 la diferencia se entre ambas serian que el la
culpa penal es siempre personal y en la culpa civil puede responsabilizar a u tercero, la culpa
penal debe probarse y la prueba no se puede presumir, en cambio en la culpa civil puede
presumirse, tal como ocurre si el dueño o guardián de la cosa no demuestra que de su parte
no hubo culpa. En realidad la unidad o dualidad de las culpas debe plantearse simplemente si
el art. 1103 ha sometido a la culpa civil a la penal para evitar el escándalo jurídico de
sentencias contradictorias sobre lo mismo en el caso de ser la penal absolutoria.

La prevalecencia de la culpa penal sobre la civil respecto del mismo caso no es un principio
que las legislaciones hayan respetado siempre. Ni nuestro derecho considera que la sentencia
condenatoria penal anterior deba prevalecer siempre sobre la civil posterior, respecto del
hecho principal y la culpa del condenado, como lo dispone el art. 1102 pues por una parte,
limita esa prevalecencia a los casos señalados expresamente por las leyes (art. 1105) y por
otra la abandona cuando la temporalidad de las sentencias se intervienen (art. 1106) . Esto
demuestra que para el Código Civil, el sometimiento de lo civil a lo penal obedece a un
principio de simple política legislativa, excluido por el art. 1103 en lo que atañe a la culpa. De
manera que siendo absolutoria la sentencia penal anterior, la posterior sentencia civil no está
ligada a ella si la absolución se funda en la falta de culpa penal del imputado.-

El actor civil y su defensor están sometidos a las condiciones de tiempo y forma prescriptos
para el ejercicio de los derechos y facultades que les competen, el incumplimiento será
sancionado con la caducidad del derecho o la inadmisibilidad o nulidad del acto. El actor civil
tiene a su cargo las indemnizaciones correspondientes a las personas citadas a su pedido a

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los efectos del juicio. Debe consignar en Secretaría el importe necesario, salvo que también
fueren citadas a propuesta del Ministerio Fiscal o del imputado o que el actor civil acreditare
estado d pobreza. El actor civil puede incurrir en falso testimonio.

Momento de interponer la demanda

Al final de la instrucción debe interponer la demanda y correr traslado al demandado civil ya


sea el imputado y/o al responsable civil, pero al final del debate en el juicio alegará sobre la
prueba y formulará su acusación.(art. 393).-

El actor civil puede desistir de su calidad en cualquier estado del proceso, haciéndose
responsable por las costas. Se lo tendrá por desistido si no concreta su demanda en la
oportunidad de la vista para clausura del sumario o no comparezca al debate o se aleje de la
audiencia sin haber formulado sus conclusiones. (art. 94 y 393).- Para renunciar a ella el actor
civil debe utilizar el instituto del desistimiento. Para ser válido debe ser expreso, una vez
formulado, el actor no podrá sobrevenir ante la sede civil.-

Carece de recursos contra los sobreseimientos y sentencia absolutoria penal (art. 95).-

La norma establece la carencia de recursos por parte del actor civil contra el sobreseimiento y
la sentencia absolutoria, lo cual explica por

cuanto el actor civil lo único que hace en el proceso es ejercitar la acción civil, no la penal, y
conserva las acciones que considere atañen a su derecho por la vía civil.-

No pierde su vocación de testigo, por lo que si es llamado como tal debe presentar su dicho
( art. 96)-

Jurisprudencia

En relación al art. 87 establece que ” para ejercer la acción civil emergente del delito en el
proceso penal, su titular deberá constituirse en actor civil....” . Se puede mencionar el caso en
el que la viuda de Pedro que además lo hacia en representación de sus tres hijos menores,
mediando condena penal por el hecho, del cual ha sido declarado único responsable el
imputado, la reclamación civil resulta procedente en virtud de las disposiciones legales
invocadas aplicadas al caso. En este caso de homicidio de esposo y padre, sostén del hogar,
la muerte de éste se ha acreditado fehacientemente y también el hecho generador del daño,
su carácter delictivo y el daño mismo; el perjuicio patrimonial y moral causado a la viuda e
hijos del muerto, la relación causal y los informes de autos el monto del mismo. El derecho
asiste a los reclamantes según aplicación de lo previsto en los arts.
1084,1085,1096,1078,1083 y 1069 del Código Civil, 29 del CP y 81 y concordantes del CPP,
por lo que la demanda debe ser acogida en todo sus términos.-

En lo conducente a la acción civil deducida por la madre y los hermanos del muerto, éstos
carecen de acción. Aunque existan otras personas vinculadas afectivamente con la víctima, la
razón de ser de esa limitación parental establecida por la ley para hacer procedente la acción
de reparación del daño moral, fue expuesta por la doctrina (“esa multiplicidad de damnificados
sería aniquiladora para el responsable y excedería manifiestamente los propósitos de justicia
que fundan la indemnización “). (Ccrim.5°Córdoba,29/4/85,“Salussolía, Pedro, s/ Homicidio
Simple”. Bol. Judicial de Córdoba”, 1985, T. II, Vol. 29, ps. 303/304).-

Bibliografía consultada.

10
Gerardo Di Masi, Daniel Obligado, “Código Procesal Penal de La Nación” - Anotado -
Jurisprudencia -, Editorial Universidad S.R.L. Bs. As. 1993.-

Francisco J. D' Albora. “Código Procesal Penal” - Anotado - Comentado - Concordado -


Editorial: Abeledo Perrot, Bs. As. 1993.-

Levene, Casanovas, Hortel. “Código Procesal Penal” - Comentado - Editorial: Depalma, Bs.
As. 1993.-

Ricardo Nuñez. “ Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba”. Anotado - 2° edición.


Actualizada. Editorial: Marcos Lerner Córdoba S.R.L. Córdoba 1992.-

Ricardo C. Nuñez. “La acción civil en el proceso penal”. Editorial: Córdoba.-

Jorge Moras Mom. “ Manual De Derecho Procesal Penal ” Editorial. Abeledo Perrot. Bs. As.
1995.-

Roland Arazi. “Elementos de derecho procesal” Editorial. Astrea Bs. As. 1991

LA REPARACIÓN CIVIL DERIVADA DEL DELITO: PRESCRIPCIÓN DE LA


ACCIÓN RESARCITORIA (*).

LA REPARACIÓN CIVIL DERIVADA DEL DELITO: PRESCRIPCIÓN DE LA ACCIÓN RESARCITORIA (*).


Luis Gustavo Guillermo Bringas(**)
--------------------------(*) El presente artículo, es parte de un trabajo mayor sobre la Reparación
Civil Derivada del Delito, en el cual se abordan todos los problemas que suscita esta institución.
(**) Egresado y coordinador académico del Taller de Ciencias Penales de la Universidad Nacional
de Trujillo. Jefe de Prácticas de Derecho Penal y Derecho Procesal Penal en la Universidad
Privada César Vallejo.
Considerando a la reparación civil derivada del delito uno de los tópicos de mayor relevancia
dentro de la dogmática penal contemporánea, el autor realiza un análisis exhaustivo sobre la
prescripción de la acción civil resarcitoria, concluyendo que ésta se produce en el mismo plazo
de la acción penal, dependiendo de una situación concreta, siempre y cuando éste sea mayor a
dos años; caso contrario, será de aplicación el plazo previsto por la norma civil.
1.- La reparación civil derivada del delito(1) constituye, sin duda, uno de los tópicos más
importantes dentro de la dogmática penal contemporánea. Sin embargo, la importancia de esta
institución va en relación inversamente proporcional con el tratamiento incorrecto, confuso y
fragmentario, que recibe en nuestra legislación penal.
--------------------------(1) La denominación de reparación civil derivada del delito o ex-delicto
debe ser entendida sólo como una referencia a la limitación del tema objeto de análisis: sólo la
reparación o resarcimiento civil que deriven de hechos constitutivos de delito. En sentido
estricto, la reparación civil no deriva del delito sino del daño causado; por ello, la mejor
doctrina, apunta que la reparación civil “no es, en puridad, una responsabilidad ex delicto, sino

11
ex damno”. Cfr. GARCÍA-PABLOS, Antonio. La Reparación Civil Derivada del Delito y su
Controvertida Naturaleza, en BAIGUIN (Coord.); De las penas. Homenaje al Profesor Isidoro de
Benedetti, Depalma, Buenos Aires, 1997, pág. 241.
Dentro de la problemática que suscita esta institución, uno de los temas más controvertidos, lo
constituye el referido a la prescripción de la acción resarcitoria. Para una mejor comprensión del
problema a tratar, es necesario tener presente las normas que concurren a regular esta materia.
El artículo 2001º, inc. 4) del Código Civil, establece la prescripción, a los dos años, de la acción
indemnizatoria por responsabilidad extracontractual. Por otro lado, el artículo 100º del Código
Penal, prescribe que la acción indemnizatoria, derivada del delito, no se extingue mientras
subsista la acción penal.
2.- Una primera precisión que cabe realizar, es la referente al término extinción, utilizado en la
norma penal. Para ser exactos, el referido artículo, tal como lo ha establecido la doctrina, no
hace referencia a la extinción de la acción civil, en general, sino a la prescripción de ésta y sólo
en lo referente a la reparación civil proveniente del hecho punible (2).
-------------------------(2) Es necesario indicar que la acción civil a la cual hace referencia la norma
penal citada, es aquella destinada a lograr el pago de la reparación civil, y no cualquier otra
acción que pueda derivarse del hecho punible, como por ejemplo, alguna acción de nulidad.
Una vez establecido que el tema a tratar es la prescripción de la acción civil resarcitoria, y no,
en general, la extinción de la misma, debemos analizar las diversas interpretaciones que, al
respecto, ha realizado la doctrina.
En principio, debemos indicar cuál interpretación, definitivamente, es incorrecta. Una lectura
contrario sensu y de manera literal, del citado artículo del Código Penal, podría llevarnos a
entender que si la acción civil no se extingue mientras subsista la acción penal, entonces, una
vez extinguida la acción penal, necesariamente, la acción civil correrá la misma suerte. Esta
lectura debe rechazarse. La acción penal puede extinguirse por amnistía, muerte del imputado,
etc.; y, sin embargo, ello para nada implica que se extinga la acción civil. En todo caso, -con
alguna excepción, que se verá más adelante-, sólo se extinguirá la acción civil, cuando la acción
penal se extinga por prescripción. En este orden de ideas, se concluye, como regla general, que
cualquier otra forma de extinción de la acción penal, en nada toca a la acción civil resarcitoria.
4.- Por otro lado, el glosado artículo 2001º, inc. 4) del texto civil, establece el plazo de
prescripción, de modo general, de todas las acciones indemnizatorias por responsabilidad civil
extracontractual (3). El artículo 100º constituye una excepción a esa regla. Tratándose de
acciones indemnizatorias por responsabilidad extracontractual, derivada de un hecho que
constituye delito, el plazo de dos años, previsto en la norma civil, se suspende -o, por lo menos,
así lo entiende cierto sector doctrinal. Esta posibilidad la prevé el propio artículo 2001º del
Código Civil cuando establece: “Prescriben, salvo disposición diversa de la ley...”. Lo regulado en
el artículo 100º del Código Penal es, justamente, esa disposición diversa de la ley. Entonces, una
primera interpretación, es que el referido artículo del texto penal, incorpora la suspensión de la
acción indemnizatoria (4).
----------------------(3) No debe olvidarse que la responsabilidad civil derivada del delito es sólo
una especie de responsabilidad civil extracontractual, la cual constituye el género.(4) En este
sentido, PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Las Consecuencias Jurídicas del Delito en el Perú, Gaceta
Jurídica, Lima, 2000, pág. 290; GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás Aladino. La Reparación Civil en el
Proceso Penal, IDEMSA, Lima, 1999, pág. 264 y ss.
Según los defensores de esta posición, al incorporar el artículo 100° del texto penal, la
suspensión del plazo de prescripción de dos años, previsto en la ley civil, para la acción
resarcitoria, ésta comenzará a correr, recién, desde que se ha notificado el auto que da por

12
prescrita la acción penal por cualquier otra causa, pues, al haber estado conociéndose los hechos
en el proceso penal, no se podía iniciar la acción resarcitoria en la vía civil y el plazo de
prescripción, previsto en el Derecho privado, no se habría iniciado (5). Sin embargo, debe
indicarse que los defensores de esta posición, parten de la siguiente premisa: no se puede
conocer la reparación civil ex-delicto en la vía extra-penal, admitiéndola, excepcionalmente,
sólo cuando ya no es posible que su conocimiento continúe en el proceso penal. A esta conclusión
llegan como consecuencia de considerar que el ejercicio de la acción resarcitoria es de
naturaleza jurídica pública y no privada (6), y que la pretensión de pago de la reparación civil
derivada de un hecho punible, sólo puede conocerse, en forma exclusiva y excluyente, en sede
penal.---------------------------(5) GÁLVEZ VILLEGAS, Tomás; op. cit.; pág. 265.(6) Esta posición ya
la hemos analizado y refutado, en otro lugar, con amplias referencias bibliográficas. Nosotros
consideramos que tanto la reparación civil derivada del delito como el ejercicio de la acción
correspondiente, son de naturaleza jurídica privada. Al respecto, por todos, en nuestra patria,
VASALLO SAMBUCETI, Efraín. La Acción Civil en el Proceso Penal, San Marcos, Lima, 2000, pág. 85
y ss.
5.- Otra interpretación del artículo 100° del Código Penal, es entender que ésta sólo es aplicable
cuando el perjudicado ha decidido hacer valer su derecho a la reparación civil en el proceso
penal. En cambio, si la acción civil indemnizatoria se ejerce en la vía civil, sería de aplicación el
artículo 2001°, inc. 4) del Código Civil. En este sentido se afirma que “no existe razón alguna
para que se traslade al proceso civil los plazos prescriptorios de una acción propia del proceso
penal” (7). Gráficamente, esta posición doctrinaria, se explica de la siguiente manera: si una
persona sufre lesiones graves (art. 121° del Código Penal), puede acudir, tanto a la vía civil como
a la penal, para reclamar el pago de la reparación civil correspondiente. Sin embargo, en el
primer caso, sólo podrá realizarlo hasta dos años posteriores a la realización del hecho; en
cambio, en el segundo caso, hasta ocho años después (por ser ese el tiempo máximo de la pena,
previsto en la citada norma).
-----------------------(7) CASTILLO ALVA, José Luis. Las Consecuencias Jurídico-Económicas del
Delito, IDEMSA, Lima, 2001, pág. 163.
6.- Las dos tendencias doctrinales, acabadas de mencionar, resumen los esfuerzos interpretativos
realizados en nuestro país, respecto al tema de la prescripción de la acción resarcitoria. No
obstante ello, ambas posiciones, a nuestro parecer, adolecen de ciertos errores, que a
continuación mencionaremos.
Aquellos que consideran que el artículo 100° del Código Penal incorpora la suspensión del plazo
de prescripción, previsto en el Código Civil, no reparan en las consecuencias de tal
planteamiento. Sostener esta tesis, implica que, posterior al auto que declara sobreseida la
causa, por falta de pruebas o declara fundada, por ejemplo, una excepción de naturaleza de
acción o, incluso, una excepción de prescripción, el perjudicado recién podrá recurrir a la vía
civil; en cuyo caso, podrá realizarlo hasta dos años posteriores a la notificación de los referidos
autos -que, en conclusión, extinguen la acción penal; pero, no la civil-. Tal planteamiento resulta
totalmente incorrecto; por eso, con razón se esgrime que “con ello se superaría de modo
exagerado los plazos de prescripción más largo que el C.C. consagra -como la acción real, la
acción de nulidad o la acción personal- que no van más allá de los diez años” (8), refiriéndose,
obviamente, a los casos de los delitos más graves, como el homicidio, que tiene un plazo de
prescripción de veinte años. Más aún, la tesis de la suspensión de la prescripción de la acción
resarcitoria, no sólo implica superar los plazos máximos de prescripción previstos en la ley civil,
sino -y, sobre todo-, implica también sobrepasar los plazos de prescripción de la acción penal
misma (verbigracia: habiendo sido declarada prescrita la acción penal, recién se adicionarán los

13
dos años de prescripción de la acción indemnizatoria, previsto en el Código Civil), lo cual,
definitivamente, resulta inaudito, inaceptable y carece de todo fundamento.----------------------(8)
Loc. cit.
Respecto de la interpretación realizada por otro sector de la doctrina, según la cual, el plazo de
prescripción de la acción indemnizatoria, depende de la vía procesal elegida, debemos reconocer
que ha tenido la virtud de reparar en lo equivocado del planteamiento anterior; no obstante, en
el afán de otorgar una solución distinta al problema planteado, ha omitido, también, hurgar en
todas las consecuencias de su formulación.
En este sentido, esta tendencia doctrinal, lamentablemente, deja un gran vacío y no guarda
coherencia con sus propios postulados. Si, correctamente, se acepta que el perjudicado puede
acudir, tanto a la vía penal como a la civil y que, asimismo, el actor civil puede desistirse de su
constitución en el proceso penal, pues, ha decidido tramitar su pretensión en la vía civil,
entonces, no se explica por qué limitarla materialmente. Una formulación gráfica de lo acabado
de mencionar, sería la siguiente: el perjudicado puede acudir a cualquier vía para reclamar el
pago de la reparación civil por el daño causado; pero, a la vía civil, sólo en el plazo de dos años;
y, si se extinguiera la acción penal, -por otra causa que no sea la prescripción-, o el perjudicado
decidiera desistirse de su pretensión y recurrir a la vía civil, podrá realizarlo, siempre y cuando,
no haya transcurrido más de dos años desde la realización del hecho. Por citar un ejemplo: en un
caso de lesiones graves, en el cual el respectivo proceso penal se ha iniciado a los cuatro años de
la comisión del delito, quedaría vedada la posibilidad de acudir, directamente o luego del
desistimiento como actor civil, a la vía civil, pues la acción, en esa vía, ya habría prescrito.
Asimismo, cuando en el mismo ejemplo, luego de haber transcurrido seis meses desde que se ha
iniciado el proceso penal por el delito de lesiones graves, y éste se declara sobreseído por falta
de pruebas que acrediten la responsabilidad penal del procesado, el perjudicado ya no podría
hacer valer su derecho en la vía civil, pues, los dos años previstos en el Código Civil, ya habrán
transcurrido, al correr tales plazos -tanto el prescrito en la ley penal, como el prescrito en la ley
civil-, en forma paralela.7.- A continuación, expresaremos cuál es nuestra posición respecto al
tema sub-análisis, así como cuál debe ser la interpretación correcta de los artículos mencionados.
A nuestro entender, el legislador patrio ha considerado que, debido a la gravedad del hecho
causante del daño (delito) y, buscando brindar una protección integral al perjudicado del mismo,
el plazo de prescripción de la acción indemnizatoria, previsto en el Código Civil, se amplía al
mismo plazo previsto para la prescripción de la acción penal, dependiendo, entonces, del caso
concreto, el plazo de prescripción de la acción civil resarcitoria. Consideramos necesario realizar
alguna precisión adicional. Al afirmar que el plazo de prescripción previsto en la ley civil será
igual al previsto para la prescripción de la acción penal, puede interpretarse que la acción civil se
extingue, independientemente de la vía procesal elegida, en el mismo plazo que la acción penal,
dependiendo del delito concreto (9). Esta interpretación cerrada, debe desecharse.
-----------------------(9) Verbigracia, el delito de aborto, previsto en el artículo 120º del Código
Penal, se encuentra conminado con una pena privativa de libertad no mayor de tres meses. En
este caso, la acción civil, aparentemente, prescribiría en este tiempo, a pesar que el artículo
2001º del Código Civil establece un plazo mayor.
Por otro lado, si bien es cierto que en muchos casos el plazo de prescripción de la acción
resarcitoria, excederá los plazos máximos previstos en la ley civil, para otras acciones,
consideramos que el legislador, consciente que esta situación puede presentarse -aunque puede
también no ser así-, decidió correr ese riesgo, en aras de brindar una mayor protección a los
perjudicados por el delito.
Por todo lo expuesto, nosotros consideramos, realizando una interpretación que busque la mayor

14
protección del perjudicado por el delito y tratando de superar los errores anotados, respecto de
las interpretaciones antes citadas, que la interpretación correcta debe ser la siguiente: la acción
civil resarcitoria derivada del hecho punible prescribe en el mismo plazo que la acción penal (10),
dependiendo del caso concreto, siempre y cuando éste sea mayor a dos años; en caso que el
plazo de prescripción del delito sea menor, será de aplicación el plazo previsto en la ley civil. En
consecuencia, si está vigente la acción penal, el agraviado puede ejercitar su acción civil
resarcitoria en cualquier vía. Sin embargo, si el delito ha prescrito; pero, aún está vigente la
acción civil indemnizatoria, de acuerdo a la ley civil, entonces podrá interponerse la acción
correspondiente en la vía civil.
--------------------------(10) No debe perderse de vista que hablamos del mismo plazo de
prescripción de la acción penal, no cuando, en general, se extinga la acción penal, pues, como la
acción penal puede extinguirse por varias causas; una de ellas, es la prescripción.
8.- Como se ha visto, el tema de la prescripción de la acción civil resarcitoria, es poco pacífico en
la doctrina e, incluso, su positivización también resulta seriamente cuestionable (11). En la
legislación comparada tampoco es uniforme la regulación de este tópico. Por ejemplo, en
Argentina, el Código Penal no regula la extinción de la acción civil, por lo cual ésta queda sujeta
al plazo de dos años previsto en el artículo 4037º del Código Civil (12). En Colombia se distingue
entre acción directa (contra el responsable penalmente) y acción indirecta (contra el tercero
civilmente responsable); en este último caso, la prescripción es de tres años. Asimismo, se
diferencia entre una acción iniciada en el proceso penal -contra el responsable del hecho, en
cuyo caso la prescripción coincide con la prescripción de la respectiva acción penal- o fuera de
éste -en este caso, la prescripción será de veinte años (13). En España, el Código Penal no
establece ningún plazo de prescripción de la acción civil, por lo cual se entiende, -más aún
cuando en este país se prevé expresamente la posibilidad de acudir a la vía extra-penal-, que
éste se rige por las normas propias del Código Civil. -----------------------(11) El artículo 56º del
Proyecto del Código Penal de setiembre de 1984, que se mantuvo hasta el Proyecto de 1990,
establecía “Las causas de extinción de la acción penal y de la pena no se extienden a las
obligaciones civiles del delito”. Luego, sorprendentemente, esta norma desapareció del Proyecto
de 1991. Ampliamente: PRADO SALDARRIAGA, Víctor; op. cit.; pág. 291.(12) Cfr. FONTÁN
BALESTRA, Carlos; Derecho Penal. Introducción y Parte General. 15ª ed., Abeledo-Perrot, Buenos
Aires, 1995; p. 756.(13) Cfr. VELÁSQUEZ, Fernando; Derecho Penal. Parte General. 2ª ed., TEMIS,
Santa Fe de Bogotá, 1995, pág. 713.

Responsabilidad civil derivada del delito

Enviado por gcoccorese

15
Generalidades.

Objeto de la responsabilidad civil ex delicto

Las personas civilmente responsables ex delicto

Responsabilidad Civil de sujetos que no responden penalmente

Responsabilidad subsidiaria

Personas que pueden intentar la acción civil

Indemnizaciones especiales

Diferencia entre la acción de responsabilidad civil derivada del delito y otras acciones civiles
derivadas de la perpetración de ciertos delitos.

Conclusión

Bibliografía

INTRODUCCIÓN

Cuando ocurre la comisión de un hecho punible en contra de bienes jurídicos ya sean colectivos o
particulares se producen lesiones que derivan del hecho principal, los cuales no son menos
perjudiciales que el mismo y por lo tanto le generan al individuo trasgresor sanciones que nuestro
ordenamiento jurídico cataloga o define como responsabilidades civiles, estas se encuentran
tipificadas en el Código Penal y supletoriamente en el Código Civil. En esta investigación se
señalará de manera especifica quienes pueden ser sujetos de responsabilidad civil ya sea de
manera directa o subsidiaria; cuales son los procedimientos que están previstos en las leyes para
que los individuos trasgresores subsanen los daños, además de otra serie de puntos que también
constituyen parte importante en lo que a este tópico se refiere.

GENERALIDADES.

La comisión de un delito por parte de un sujeto culpable determina la responsabilidad penal y por
ello la sujeción del trasgresor a las consecuencias que son indicadas por el orden jurídico que es la
pena. Pero es de notarse que además de la pena pueden surgir otras consecuencias de la comisión
de un delito o con ocasión del mismo, como son las consecuencias civiles que derivan del hecho
catalogado como delito.

Además de algunas otras consecuencias lógicas de la comisión de algún hecho punible; nos
encargaremos en el siguiente trabajo de describir las consecuencias civiles que derivan de la

16
comisión de un hecho tipificado como delito, haremos alusión en forma breve a la denominada
responsabilidad civil ex delicto.

El hecho que la ley describe como delictivo, además de producir un daño social, puede además
ocasionar un daño privado o la lesión de intereses individuales que son susceptibles de ser
reparados o indemnizados, lo que hace surgir la responsabilidad civil o la obligación de reparar el
daño causado. De allí que el Código Penal, en el artículo 113, señale:

Artículo 113.- Toda persona responsable criminalmente de algún delito o falta, lo es también
civilmente.

La responsabilidad civil nacida de la penal no cesa porque se extingan esta o la pena, sino que dura
como las demás obligaciones civiles con sujeción a las reglas del derecho civil.

Sin embargo, el perdón de la parte ofendida respecto a la acción penal, produce la renuncia de la
acción civil si no se ha hecho reserva expresa.

Se prescribirá por diez años la acción civil que proceda contra funcionarios públicos por hechos
ejecutados en el ejercicio del cargo.

Habiendo leído el artículo anterior, no siempre el hecho delictivo genera responsabilidad civil.
Como ejemplo podemos colocar a la tentativa y la frustración o de algunos casos específicos de
delito en que no se produce un daño a particulares y por lo tanto no generan responsabilidad civil.

Según el sistema venezolano la responsabilidad civil ex delicto, a pesar de su naturaleza civilística,


se regula específicamente por las normas contenidas en el Código Penal, en el artículo 113 y
siguientes del Código Penal; además de las disposiciones contenidas en el Código Orgánico
Procesal Penal en el cual se establece que la víctima o sus herederos solo podrán ejercer la acción
civil, después que la sentencia penal quede firme, ante la jurisdicción penal; claro está sin perjuicio
del derecho de la víctima de demandar ante la jurisdicción Civil, esta disposición está contenida en
el artículo 47 del COPP:

Artículo 47.- Ejercicio. La acción civil se ejercerá, conforme a las reglas establecidas en este Código,
después que la sentencia penal quede firme; sin perjuicio del derecho de la víctima de demandar
ante la jurisdicción civil.

El COPP además hace referencia en los artículos 415 y siguientes, al procedimiento de reparación
del daño y la indemnización de perjuicios ante el juez unipersonal o el juez presidente del tribunal
que dictó la sentencia penal.

Igualmente, el código Penal hace referencia a la autonomía de la acción civil, que no se extingue
cuando se agota la responsabilidad penal o la pena, no produciendo la exención de
responsabilidad penal la exclusión en forma automática de la responsabilidad civil, de conformidad
con las reglas que fija el propio Código Penal.

OBJETO DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL EX DELICTO

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De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 120 del Código Penal Venezolano, la responsabilidad
civil comprende:

Artículo 121.- La restitución deberá hacerse de la misma cosa, siempre que sea posible, con pago
de los deterioros o menoscabos a regulación del Tribunal.

La restitución debe hacerse aun cuando la cosa se halle en poder de un tercero que la posea
legalmente, salvo su repetición contra quien corresponda.

No será aplicable esta disposición cuando el tercero haya adquirido la cosa en la forma y con los
requisitos establecidos por las leyes para hacerla irreivindicable.

La restitución. Esta debe ser hecha de la misma cosa, siempre que ello sea posible, son pago de los
deterioros o menoscabos, a regulación del Tribunal. Tal restitución debe hacerse aún cuando la
cosa se halle en poder de un tercero que la posea legalmente, salvo su repetición contra quien
corresponda. La restitución no procede, cuando el tercero ha adquirido la cosa en la forma y con
los requisitos establecidos en las leyes para hacerla reivindicable. Este se encuentra desarrollada
en el artículo 121 del Código Penal que dice lo siguiente:

Si no fuere posible la restitución de la cosa, se reparará la pérdida pagándose el valor de ella.

La reparación se hará valorando la entidad del daño a regulación del tribunal, atendido el precio
natural de la cosa, siempre que fuere posible, y el grado de afección en que la tenga el agraviado; y
solo se exigirá cuando no haya lugar a la restitución.

La reparación del daño causado. Esta se realiza cuando no es posible la reparación del daño o el
pago equivalente al valor de la pérdida de la cosa. La reparación de la cosa deberá hacerse in fine,
es decir; a regulación del Tribunal, valorando la entidad del daño, para lo que se deberá tomar en
cuenta el precio de la cosa y el grado de afección en que la tenga el agraviado. En el mismo artículo
121 ejusdem tenemos

La indemnización de perjuicios. La responsabilidad se extiende además a los perjuicios irrogados,


por razón del hecho punible, a su familia o a un tercero. Y el importe de tal indemnización será
regulado por el tribunal en los términos fijados para la reparación del daño en el artículo 121 del
Código Penal.

Artículo 122.- La indemnización de perjuicio comprenderá no solo los que se hubiesen causado al
agraviado, sino también los que se hubieren irrogado por razón del delito, a su familia o a un
tercero.

Los Tribunales regularán el importe de esta indemnización, en los mismos términos prevenidos
para la reparación del daño en el artículo precedente.

Los perjuicios pueden ser de naturaleza material o moral, como se establecen a continuación:

Daño emergente: disminución patrimonial efectiva sufrida a causa del hecho.

18
Lucro cesante: ganancia o aumento patrimonial que ha impedido ciertamente tal hecho.

El dolor, el sufrimiento y la ofensa interna o espiritual padecida.

A esta obligación de resarcir el perjuicio y el daño moral se refiere expresamente el Código Civil en
el artículo 1.196 que debe tomarse como norma supletoria del Código Penal.

Artículo 1.196- La obligación de reparación se extiende a todo daño material o moral causado por
el acto ilícito.

El juez puede, especialmente, acordar una indemnización a la víctima en caso de lesión corporal,
de atentado a su honor, a su reputación, a los de su familia, a su libertad personal, como también
en el caso de violación de su domicilio de un secreto concerniente a la parte lesionada.

El juez puede igualmente conceder una indemnización a los parientes, afines, o cónyuge, como
reparación en caso de muerte de la víctima.

En cuanto a la tarea de estimar los perjuicios ex delicto debido a su naturaleza son en extremo
difíciles de demostrar, en especial aquellos de naturaleza moral.

También debe señalarse que la obligación de restituir, reparar o indemnizar los perjuicios, se
transmite a los herederos del responsable, pero hasta concurrencia del monto de la herencia,
siempre que la acepten a beneficio de inventario; y también se transmite a los herederos del
perjudicado la acción para repetir la restitución, la reparación o la indemnización de perjuicios.

Artículo 123.- La obligación de restituir, reparar el daño o indemnizar los perjuicios, se trasmite a
los herederos del responsable, pero hasta concurrencia del monto de la herencia, siempre que la
acepten bajo beneficio de inventario.

La acción para repetir la restitución, reparación o indemnización, se transmite igualmente a los


herederos del perjudicado.

LAS PERSONAS CIVILMENTE RESPONSABLES EX DELICTO

REGLAS GENERALES

En principio responden civilmente ex delicto quienes han realizado el hecho que genera
responsabilidad penal. El responsable penalmente, igualmente responde civilmente y si concurren
en el hecho varias personas, todas quedan solidariamente obligadas por el daño causado.

Artículo 124.- Si el hecho punible es imputable a varias personas, quedan éstas obligadas
solidariamente por el daño causado.

Asimismo, el Código Penal prevé la responsabilidad civil de quien se ha beneficiado de los efectos
de un hecho punible hasta el monto de su enriquecimiento.

19
Artículo 125.- El que por título lucrativo participe de los efectos de un delito o falta, esta obligado al
resarcimiento hasta la cuantía en que hubiere participado.

En nuestro ordenamiento jurídico existen excepciones en cuanto a la responsabilidad civil derivada


de la pena. En este caso el Código Penal fija diversas reglas de acuerdo a las cuales en algunos
casos el irresponsable penal responde civilmente. De la misma forma fija la legislación supuestos
de responsabilidad civil subsidiaria en que responde otra persona en lugar de otro obligado
directamente.

RESPONSABILIDAD CIVIL DE SUJETOS QUE NO RESPONDEN PENALMENTE

Artículo 114.- La exención de la responsabilidad penal declarada en el artículo 62 número 4 del


artículo 65 y artículos 69, 72 y 73, no comprende la exención de la responsabilidad civil, la cual se
hará efectiva con sujeción a las reglas siguientes:

1.- Son responsables civilmente por los hechos que ejecuten los locos o dementes y demás
personas comprendidas en el artículo 62, sus padres o guardadores a menos que hagan constar
que no hubo por su parte culpa ni negligencia.

No existiendo estos o no teniendo bienes, responderán con los suyos propios los autores del hecho
salvo, al beneficio de competencia en la forma que establezca la ley civil.

En primer lugar, los inimputables, que no responden penalmente, tienen responsabilidad civil de
conformidad con el Código Civil. El código Penal establece algunas responsabilidades en casos
específicos como los enfermos mentales y los menores y sordomudos. Ver Art. 114 del Código
Penal. Primera regla.

2.- Son responsables civilmente las personas en cuyo favor se haya precavido el mal, a proporción
del beneficio que hubieren reportado.

Los Tribunales señalaran, según su prudente arbitrio, la cuota proporcional de que cada interesado
deba responder.

Además, responden civilmente, en caso de estado de necesidad las personas en cuyo caso se haya
precavido el mal, en proporción del beneficio que hubieren reportado. Señalando los tribunales la
cuota proporcional que cada interesado deba responder. Ver Art. 114 ejusdem. Segunda regla.

En caso de omisión responden civilmente los que causaron la omisión y, en su defecto, los que
hubieren incurrido en ella, con la salvedad de los últimos, el beneficio de la competencia. Ver Art.
114 ejusdem. Regla cuarta.

4.- En el caso del artículo 73 responderán civilmente los que hubieren causado la omisión y en su
defecto los que hubieren incurrido en ella, salvo respecto a los últimos, el beneficio de
competencia.

20
Exceptuando los casos antes descritos, las personas irresponsables penalmente, quedarán también
exentas de responsabilidad civil. Ver Art 115 del Código Penal.

Artículo 115.- Las demás personas exentas de responsabilidad criminal lo están también de
responsabilidad civil.

RESPONSABILIDAD SUBSIDIARIA

Con relación igualmente a los responsables civilmente ex delicto establece el Código Penal algunos
supuestos de responsabilidad subsidiaria, según la cual pueden ser llamados a responder otras
personas en lugar de los obligados en propiedad. Entonces estaríamos refiriéndonos a personas
que responden subsidiariamente. El código Penal establece los siguientes casos:

En primer lugar responden los padres y guardadores de los inimputables, menores, locos o
dementes o sordomudos irresponsables criminalmente, a menos que conste que no hubo de su
parte culpa o negligencia.

Artículo 116.- Son responsables civilmente, en defecto de los que lo sean criminalmente, los
posaderos, dueños de casas de ventas de víveres o licores, y cualesquiera otras personas o
empresas, por los delitos que se cometieren en los establecimientos que dirijan, siempre que por
su parte o la de sus dependientes haya habido infracción de los reglamentos de policía.

Según el Art. 116 ejusdem, son responsables civilmente en defecto de los que lo sean
criminalmente, los posaderos, dueños de casas, de ventas de víveres o licores y cualesquiera otras
personas o empresas, por los delitos que se cometieren en los establecimientos que dirijan,
siempre que por su parte o la de sus dependientes haya habido infracción de los reglamentos de
policía.

Artículo 117.- Son además responsables subsidiariamente los posaderos o directores de


establecimientos o casas de huéspedes, de los efectos robados a estos dentro de las mismas casas
o establecimientos, o de su indemnización, siempre que los alojados hubieren dado conocimiento
al mismo posadero, o director o al que haga sus veces, del depósito de aquellos objetos y además,
hubieren observado las prevenciones que los dichos posaderos, o a sus sustitutos, les hubieren
hecho sobre cuidado y vigilancia de los mismos.

Esta responsabilidad no tendrá lugar en caso de robo con violencia hecha a las personas, a no ser
que este haya sido ejecutado por los dependientes de la casa.

La misma responsabilidad subsidiaria y con las mismas condiciones, toca a los capitanes o patrones
de embarcaciones mercantes o de transporte, por el robo de los efectos de los pasajeros puestos a
bordo de ellas, salvo que lo que se dice en el párrafo anterior de los dependientes, se entiende
aquí de los empleados subalternos del buque.

igualmente se establece en el artículo 117 varias responsabilidades subsidiarias

21
Artículo 118.- Son también responsables subsidiariamente los maestros y las personas dedicadas a
cualquier género de industria, por las faltas o los delitos en que incurran sus discípulos, oficiales o
aprendices en el desempeño de su obligación o servicio.

No incurren en esta responsabilidad si prueban que no han podido evitar el hecho de sus
discípulos, oficiales o aprendices.

También son responsables subsidiariamente, según el artículo 118, los maestros y las personas
dedicadas a cualquier género de industria, por las faltas o delitos en que incurran sus discípulos,
oficiales o aprendices en el desempeño de su obligación.

Finalmente en el artículo 119, se establece el caso de la solidaridad en la responsabilidad civil que


deriva de los daños y expropiaciones causados por fuerzas rebeldes.

Artículo 119.- En caso de rebelión existe la solidaridad en la responsabilidad civil derivada de los
daños y expropiaciones causados por fuerzas rebeldes.

Tal responsabilidad solidaria comprende a todos los que figuren en la insurrección con el grado de
general, aun cuando sea usurpado, y cualquiera que sea el lugar de la República donde las fuerzas
rebeldes hayan causado el daño.

En cuanto a los rebeldes que hayan actuado con grados inferiores, aun cuando sean usurpados, la
solidaridad sólo existe por los daños y depreciaciones que cause cualquier fuerza rebelde en el
respectivo Estado, Distrito Metropolitano de Caracas, Territorio o Dependencia Federal, donde
ellos hayan participado en la rebelión.

Se exceptúan únicamente de responsabilidad civil los soldados reclutados por los rebeldes, o que
al cometer el daño lo hubiesen hecho en cumplimiento de ordenes superiores.

PERSONAS QUE PUEDEN INTENTAR LA ACCIÓN CIVIL

Según lo dispone el artículo 45 del COPP, sólo podrá ejercer la acción civil para la restitución,
reparación e indemnización de los daños y perjuicios causados por el delito, la víctima o sus
herederos; y el artículo 116 ejusdem enumera quienes pueden ser considerados víctimas.

Artículo 116. Definición. Se considera víctima:

La persona directamente ofendida por el delito;

El cónyuge o la persona con quien haga vida marital por más de dos años, hijo o padre adoptivo,
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad y al heredero, en los
delitos cuyo resultado sea la muerte del ofendido;

Los socios, accionistas o miembros, respectos de los delitos que afectan a una persona jurídica,
cometidos por quienes la dirigen, administran o controlan;

22
Las asociaciones, fundaciones y otros entes, en los delitos que afectan intereses colectivos o
difusos, siempre que el objeto de la agrupación se vincule directamente con esos intereses y se
haya constituido con anterioridad a la perpetración del delito.

Si las víctimas fueren varias deberán actuar por medio de una sola representación.

INDEMNIZACIONES ESPECIALES

Finalmente cabe destacar las indemnizaciones específicas que consagran los artículos 403 y 449
del Código Penal de Venezuela en los siguientes casos:

Artículo 403.- Los reos de bigamia deberán ser condenados, por vía de indemnización civil, a
mantener la prole menor de edad y si la contrayente inocente es soltera y no se ha hecho constar
que no es honesta deberán ser, además, condenados a dotarla.

En caso de bigamia, los reos deberán ser condenados, por vías de la indemnización civil, a
mantener la prole menor de edad, y si la contrayente inocente es soltera y no se ha hecho constar
que no es honesta, deberán ser además condenados a dotarla.

En el caso de ofensas en estrados, el Código Penal dispone que, a pesar de que no producen
acción, en independientemente de la aplicación de disposiciones disciplinarias, el Tribunal, al
pronunciarse sobre la causa, si la parte ofendida lo pidiere, puede acordarle, prudentemente, una
reparación pecuniaria.

Artículo 449.- No producen acción las ofensas contenidas en los escritos presentados por las partes
o sus representantes, o en los discursos pronunciados por ellos en estrados ante el Juez, durante el
curso de un juicio; pero independientemente de la aplicación de las disposiciones disciplinarias del
caso, que impondrá el Tribunal, aquella autoridad podrá disponer la supresión total o parcial de las
especies difamatorias, y si la parte ofendida la pidiere, podrá también acordarle, prudentemente,
una reparación pecuniaria al pronunciar sobre la causa.

DIFERENCIA ENTRE LA ACCIÓN DE RESPONSABILIDAD CIVIL DERIVADA DEL DELITO Y OTRAS


ACCIONES CIVILES DERIVADAS DE LA PERPETRACIÓN DE CIERTOS DELITOS.

La acción de separación de cuerpos o de divorcio por causa e adulterio consagrada en la causal 1er.
Del artículo 185 del Código Civil: luego de la perpetración de adulterio se deriva una acción civil
que es la acción de divorcio, la cual es diferente de la acción de responsabilidad civil, en el sentido
de que no tiene por finalidad la restitución, reparación o indemnización de daños o perjuicios, sino
que tiene por objeto la disolución del matrimonio.

La acción destinada a obtener la declaratoria de indignidad del que ha sido condenado por haber
dado o intentado dar muerte al causante o de cujus, (artículo 810 del Código Civil): ésta es una
acción civil, pero distinta a la acción de responsabilidad penal.

CONCLUSIÓN

23
Evidentemente cada hecho jurídico ocasiona una efecto jurídico independientemente de quien
haya llevado a cabo ese hecho, tan es así que aun cuando un individuo sea considerado
inimputable penalmente este no queda exento de responsabilidad civil, así está establecido en
nuestro ordenamiento jurídico. Es importante apreciar la relevancia que le dio el legislador a los
daños no tangibles que pueden ser causados por cualquier persona sea jurídica o natural,
imputable o no, sencillamente impone a todos por igual la obligación de restituir a los demás los
daños causados, con el fin de procurarles el mayor sentido de equidad y justicia posible a la parte
agraviada.

BIBLIOGRAFÍA

ARTEAGA SÁNCHEZ, Alberto: Derecho Penal, (Parte General I), Venezuela, Imprenta Universitaria,
1979, 250 págs.

CHIOSSONE, Tulio: Manual de Derecho Penal Venezolano, Venezuela, Imprenta Universitaria, 1981,
728 págs.

MENDOZA TROCONIS, José Rafael: Curso de Derecho Penal Venezolano, (Parte General),
Venezuela, Librería Destino, 355 págs.

REPÚBLICA DE BOLIVARIANA DE VENEZUELA, COMISIÓN LEGISLATIVA NACIONAL: Código Penal


2000, Caracas, Impresos Eduven , 2002, 150 págs.

REPÚBLICA DE VENEZUELA, CONGRESO NACIONAL: Código Civil de la República de Venezuela 1982,


Caracas, Ediciones Centauro, 1987, 417 págs.

REPÚBLICA DE VENEZUELA, CONGRESO NACIONAL: Código Orgánico Procesal Penal 1998, Caracas,
Impresos Heliosprint , 1999, 119 págs.

GAETANO COCCORESE

JUAN GÓMEZ

ROSA AREINAMO

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos14/resp-civil/resp-civil.shtml#ixzz3f3LZ6ew8

24
“LA REPARACIÓN CIVIL EN LOS
DELITOS DE HOMICIDIO Y LESIONES
CULPOSAS: CASUISTICA 2005-2009”
1. DELITOS DE RIESGO EN EL CÓDIGO PENAL PERUANO

En la actualidad existen muchas formas de clasificar a los delitos, sin embargo se pueden resumir
que existe una clasificación metodológica del delito en base a tres velocidades:

a) Delitos de Primera Velocidad: referidas a los delitos que lesionan bienes jurídicos que se
encuentran consagrados en la Constitución y que son derechos fundamentales que su vulneración
o afectación son reprimidos con penas altas a razón de tratarse de bienes jurídicos tutelados que
son inherentes a la persona, asimismo reciben el calificativo de “Delitos Clásicos” como el derecho
a la vida, al patrimonio etc. como por ejemplo el delito de homicidio, asesinato, robo etc.

b) Los Delitos de Segunda Velocidad: referidos a aquellos delitos de riesgo o más conocidos como
delitos de peligro que a sus vez se clasifican en delitos de peligro concreto y abstracto, como por
ejemplo el delito de Conducción en Estado de Ebriedad o Drogadicción, Tenencia Ilegal de Armas.

c) Los Delitos de Tercera Velocidad: en las cuales se encuentran los delitos del enemigo
(denominación dada por Ghünter Jacobs), referidos a aquellos delitos en las que se atenta contra
el mismo sistema, como es el caso del delito de Terrorismo, Traición a la Patria [1].

25
2. BIENES RIESGOSOS Y ACTIVIDADES RIESGOSAS

En una sociedad postmoderna (entendida como la convivencia de los principios de racionabilidad y


sociabilidad), “las ventajas que proporciona el automotor son incalculable. Constituye un factor de
extraordinaria gravitación en la economía y un elemento indispensable para profesionales,
industriales y comerciantes, así como para trabajadores quienes pueden trasladarse a sus centros
de trabajo, ahorrando horas-hombre para dedicarlas al proceso productivo. El transporte terrestre,
igualmente es uno de los ejes del comercio y del turismo” [2].

Asimismo se advierte que la evolución de los vehículos automotores, su modernización y


sofisticación que incluye el alcance de velocidades apreciables constituye uno de los rubros de
bienes peligrosos que ocasionan el mayor número de accidentes. Así por ejemplo se señala que
“del incidente sin consecuencias estimables que tuvo Cugnot al probar el vehículo a vapor que
construyó en 1769 al estrellarse contra unas barreras, en los accidentes en cadena (colisiones
múltiples) que presenciamos en la actualidad, en los que interviene vehículos con motor de
combustión interna que alcanzan altas velocidades, hay una marcada diferencia que el derecho no
ha soslayado”.

El uso de vehículos automotores a lo largo de los dos últimos siglos ha determinado una inagotable
fuente de peligros (Posibilidad de generar daño), sin embargo esta actividad hace ya mucho tiempo
que ha sido aceptada socialmente. Efectivamente el desarrollo de la tecnología y de la ciencia en
materia de vehículos ha permitido que la sociedad acepte este tipo de actividad como socialmente
útil aceptando implícitamente las muertes o accidentes que pudiesen producirse, sin embargo es
mayor el peso que se otorga al ahorro de tiempo cierta posibilidad de accidentes y las
consecuencias de muerte y lesiones que estos acarrean. En conclusión la preferencia al avance y
desarrollo frente a la protección total pero al mismo tiempo irreal y retrógrada.

Así el riesgo que por la propia naturaleza y desarrollo de la actividad automotriz, ha determinado
que los daños que con él se generen sean incluidos dentro del marco conceptual de la
responsabilidad objetiva, lo que permitirá evitar infructuosas discusiones sobre la eventual culpa de
los conductores, que muchas veces no podrían ser acreditadas por las víctimas. El riesgo es un
concepto que tiene fundamental relevancia en el contexto de la actividad humana. Como señala
comporti, el riesgo es “(...) un fenómeno subjetivizado, atendiendo a la valoración esencialmente
económica del aleaque un sujeto asume al emprender un negocio o una empresa”. Para el mismo
autor peligro es amenaza notable de daño a terceros, grave posibilidad de lesión derivada de una
determinada actividad o de un determinado comportamiento o situación.

26
Por otra parte, Montero señala que en atención a que los vehículos automotores se consideran
bienes riesgosos, la responsabilidad que surge por un accidente de tránsito es objetiva conforme a
lo establecido por el artículo 1970° del Código Civil. El autor precisa que si bien el tema ha sido
objeto de una amplia controversia a nivel del formante doctrinario, en nuestro ordenamiento
legalmente dichas discrepancias han sido finalmente superadas por la Ley General de Transporte y
Transito Terrestre, que en su artículo 28° establece la objetividad de este supuesto de
responsabilidad civil. Así, quien a través de un vehículo automotor ocasione un accidente de
tránsito, deberá responder por los daños que se generen como consecuencia del mismo,
independientemente de la culpa con la que haya actuado. Esto es, que “la responsabilidad por los
daños acaecidos será asumida por él directamente y por el simple hecho de haber efectuado una
actividad riesgosa, que es el uso de un vehículo automotor”[3].

Al respecto, no concordamos con el autor antes citado puesto que, el automóvil considerado como
cosa o bien mueble no es un bien riesgoso, sin embargo puesto en funcionamiento y entrando en
circulación, este bien mueble se torna en un bien o cosa riesgosa. Por otro lado, Espinoza señala
como ya había sido advertido anteriormente, que según el artículo 29° de la Ley General de
Transporte y Tránsito Terrestre, Ley N° 27181 la responsabilidad civil derivada de los accidentes de
tránsito es objetiva y solidaria entre el conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre[4]. El mismo autor pone de relieve que el
Reglamento Nacional de Tránsito, aprobado por D. S. N° 033-2001-MTC del 23.07.01, establece
que se presume iuris tantum responsable de un accidente al conductor que incurra en violaciones a
las normas establecida en el presente reglamento (artículo 272°). Sin embargo se señala que el
artículo 295° establece que “el solo hecho de la infracción de tránsito no determina necesariamente
la responsabilidad del infractor por los daños causados, sino existe relación causal entre la
infracción y el daño producido por el accidente”. Consideramos que, tal como lo deja ver Espinoza,
hay una contradicción entre afirmar que se presume responsable a quien no ha cumplido con la
reglas de tránsito, y finalmente señalar que el hecho de la infracción no indispensablemente
establece la responsabilidad del infractor de las reglas de tránsito.

3. DEFINICIÓN DEL DELITO DE CONDUCCIÓN EN ESTADO DE EBRIEDAD

MUÑOZ CONDE, expresa que “las drogas toxicas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas, o
bebidas alcohólicas y similares producen el efecto de disminuir las facultades psíquicas, reflejos,
atención, etc., en los conductores. Pero esta disminución no comienza hasta cierta cantidad y varía
de un sujeto a otro; por eso se plantea el problema de determinar cuáles son las dosis que hacen
incurrir a un conductor en este delito. La práctica tiene a fijar unos índices de alcoholemia, que se
determinan con una serie de procedimientos técnicos; por encima de estos índices no esta
permitido ponerse al volante de un vehículo”[5].

27
Otra definición nos la brinda el Código Penal, el cual define al delito de conducción en Estado de
Ebriedad como: “(...) La Pena privativa de la libertad será no menor de cuatro años ni mayor de ocho años e
inhabilitación, según corresponda, al artículo 36° incisos 4), 6) y 7), si la muerte se comete utilizando vehículo
motorizado o arma de fuego, estando el agente bajo el efecto de drogas tóxicas, estupefacientes, sustancias
psicotrópicas o sintéticas, o con presencia de alcohol en la sangre en proporción mayor de 0.5 gramos-litro,
en el caso de transporte particular, o mayor de 0.25 gramos-litro en el caso de transporte público de
pasajeros, mercancías o carga en general, o cuando el delito resulte de la inobservancia de reglas técnicas de
tránsito”.

4. ACCIDENTE Y ACCIDENTE DE TRÁNSITO

En primer lugar debemos preguntarnos ¿Qué es un accidente?, siendo que antes de dar una
respuesta, es preciso ver unos ejemplos del uso de la palabra accidente, así cada vez que alguien
choca en un automóvil, se habla de accidente, siendo que todos los periódicos y canales de TV nos
atosigan diariamente con una enorme cantidad de información sobre accidentes de terribles
situaciones: se volcó un ómnibus en San Ramón y cayo a un precipicio de 100 metros, muriendo la
mayor parte de los pasajeros; en la carretera Panamericana un camión le cortó el paso a un
automóvil, muriendo todos los ocupantes de este último, así pues, esto nos lleva a preguntarnos
¿qué es un accidente?.

De otro lado, el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española da hasta 18 acepciones y


un buen número de variantes respecto de lo que debe entenderse por accidente, siendo que un
accidente es un evento dañino de carácter imprevisible, es algo que sucede cuando nada hacía
pensar que iba a suceder; es decir, el accidente es algo que esta fuera del orden natural de la
cosas[6].

En segundo lugar, los accidentes de transito son hoy un serio problema de salud publica mundial,
por las muertes que causa y por la discapacidad que genera en ocasiones, a las víctimas de estos
sucesos, desencadenando un problema social, por el daño físico y psicológico que sufren estas
personas y su posterior reincorporación a la sociedad, en condiciones diferentes, a las vividas con
anterioridad. Por otra parte, el daño económico producido a nivel mundial por estos eventos no es
nada despreciable, si se evitaran los accidentes, estos recursos pudieran emplearse en otras
esferas de la salud pública, que lo necesitan[7].

Según la "Organización Mundial de la Salud" (OMS), cada año mueren 1,2 millones de personas
en el mundo por esta causa, aproximadamente 3000 por día y según pronósticos de la misma
(OMS), las cifras para el año 2020 se incrementaron a un poco mas del doble esta cifra. Muchas
son las causas que originan accidentes fatales, el no utilizar el “cinturón de seguridad” o silla;

28
provoco en Costa Rica el año pasado la muerte 100 menores, y el daño irreversible por la
discapacidad generada para otros 50 infantes.

La irresponsabilidad vial y el "desconocimiento de las leyes del transito", de conductores y


peatones en las calles de Lima[8], causo la muerte el 2007 de 650 personas y el saldo de 325
heridos; en este caso la negligencia de los peatones influyo en un 27% en la producción de estos
accidentes. En México multaron a 11mil 155 conductores en el año 2008, por” hablar por teléfono”
mientras conducían. Argentina posee uno de los mas altos índices de muerte por accidentes de
transito de su región, con 22 muertes diarias por esta causa, “el consumo de alcohol” provoco en
un solo fin de semana en la ciudad de Mar del Plata, la retención de 220 automóviles y la sanción a
69 conductores.

La mayor parte de las muerte por accidentes de transito, se encuentra en países de bajos ingresos,
en países desarrollados estos índices han ido descendiendo paulatinamente, al contrario de otras
regiones del planeta con menos beneficio económico.

En consecuencia somos de opinión que hasta que las personas no tomen conciencia de que
conducir es un acto que requiere de todos nuestros reflejos, responsabilidad y respeto por encima
de todo a la vida, sin dejar de mencionar ni olvidar a los peatones que deben asumir las mismas
responsabilidades, las cifras de muerte por esta causa seguirán aumentando, los pronósticos de la
(OMS) tal vez se queden pequeños y las calles se seguirán tiñendo de sangre y muerte y
probablemente en el futuro los accidentes de transito lleguen a ser la primera causa de muerte en
algunas regiones del planeta.

Por su parte, la Oficina General de Defensa Nacional del Ministerio de Salud es la oficina responsable de la ejecución y
coordinación de la Estrategia Sanitaria Nacional de Accidentes de Tránsito. Dicha estrategia ha sido propuesta por la alta dirección
del Ministerio como respuesta del sector salud al creciente número de muerte y discapacitados producto de este daño [9].

El desafío al que nos enfrentamos implica no sólo lograr la disminución de muertes y


lesiones causados por este daño sino también, y de forma principal, la modificación de
conductas de riesgo entre los miembros de nuestra sociedad. Se pretende que el tema de
la seguridad vial se incorpore en la idiosincrasia del peruano, y que en el futuro se logre
erradicar toda práctica informal de transporte o de conducta de riesgo frente al transito.
Nuestro interés es lograr un espacio de convocatoria y de diálogo, para lograr que el
mensaje de la seguridad vial entre los jóvenes y la comunidad en general, este presente
en diversos ámbitos y forme parte de mensajes urbanos saludables, que permitan una
convivencia segura.

Los roles que el Ministerio debe asumir respecto a la Estrategia Sanitaria de Accidentes
de Transito son los siguientes:

29
 Rol científico: Es decir, generar conocimiento a partir del estudio de los accidentes de
transito y sus manifestaciones más frecuentes en la salud de las personas.

 Rol informativo: Difundir los conocimientos obtenidos que permita el posterior cambio de
actitudes, frente a la accidentalidad vial entre las autoridades nacionales.

 Rol educativo: promoción de conductas saludables entre la población.

 Rol asistencial: prestar la atención oportuna en condiciones de calidad y equidad.

5. DEFINICIÓN DE ACCIDENTE DE TRÁNSITO

El Código de Tránsito y Seguridad Vial nos menciona en su artículo 164° la siguiente definición: “se
considera accidente de tránsito a todo hecho que produzca daños en personas o cosas, como
consecuencias de la circulación”, definición que resulta insuficiente, ya que no especifica si se trata
de vehículos automotores o carrozas con caballos; además, usa el término circulación, entonces
nos preguntamos ¿qué sucede cuando un automóvil con el motor apagado, tal vez sin frenos de
mano, se desliza y causa daños?, por su parte el Texto Único Ordenado del Reglamento Nacional
de Responsabilidad Civil y Seguros Obligatorios por Accidentes de Tránsitos, aprobado por Decreto
Supremo N° 024-2002-MTC, lo define en su artículo 5°, como el: “evento súbito y violento en el que
participa un vehículo automotor en marcha o en reposo en las vías de uso público, causando daño
a la personas, sean ocupantes o terceros no ocupantes de vehículo automotor, que pueda ser
determinado de manera cierta”. Por último, tenemos al Reglamento Nacional de Tránsito, que
establece en su artículo 2° como accidente de tránsito al: “evento que cause daño a persona o
cosas, que se produce como consecuencia directa de la circulación de vehículos”.

Por su parte la doctrina jurídica se expresa de la siguiente manera: Gonzalo López del Carril nos
dice al respecto: “Son aquellos hechos que con mayor asiduidad y peor resultado se configuran en
corredores viales”[10].De igual manera Yuri Vega concluye por accidente de tránsito: “como todo
hecho que produce daños a personas o cosas, con un automotor, aunque no se encuentre en
circulación”[11]. Franco de Mora precisa al accidente de tránsito: “como un cambio, modificación o
alteración, ocurrido en las vías públicas, causado por las personas, los animales o las cosas
inanimadas y especialmente por los vehículos, del cual resultan lesiones, daños o perjuicios a la
vida humana y a los bienes”[12].

En consecuencia podemos definir que el accidente de tránsito es el hecho dañoso causado por un
vehículo automotor en circulación o en reposo en el ámbito de los corredores viales o carreteras.

30
6. RESPONSABILIDAD SURGIDA DE UN ACCIDENTE DE TRÁNSITO

El Código Civil en su artículo 1970° y el artículo 29° de la Ley General de Transporte y Tránsito
Terrestre, indican que la responsabilidad derivada de los accidentes de tránsito es objetiva y
solidaria entre el conductor, el propietario del vehículo y de ser el caso, el prestador del servicio del
transporte terrestre. Lo mencionado no siempre era del todo claro, ya que antes de la entrada en
vigencia de la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, el interprete solía aplicar la
responsabilidad por culpa o dolo, es decir el factor de atribución de la responsabilidad era
subjetivo, basado en el dogma pas de responsabilité sans faule, es decir, no hay responsabilidad
sin culpa. Ahora, la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre (que tiene carácter especial
respecto al Código Civil) determina cuál es el criterio a aplicar, el de la responsabilidad
extracontractual objetiva.

6.1. ¿ Porqué es la responsabilidad Objetiva?: porque es la imputación sin culpa, es decir, el criterio
por el cual se le imputa responsabilidad a un agente respecto a un daño, con el simple hecho de
comprobarse ciertos supuestos fácticos con la norma (que a priori sanciona), sin requerirse de la
valoración de la conducta del agente, siendo que Gastón y León, definen a la responsabilidad
objetiva “como la situación en la que alguien, señalado por la ley y ante la verificación de un
presupuesto normativo tiene que responder, sin mas, frente al damnificado” [13]. Entonces es una
imputación a priori, porque desde ya los agentes tienen conocimiento que la normales atribuye
potencialmente el costo de indemnizar el daño que ocasionen con su actividad, siendo esta una de
las funciones de la responsabilidad civil, la de desincentivar aquellas conductas que vienen a ser
demasiado riesgosas y perjudiciales para la sociedad o incentivar a tener mayor diligencia con
aquellas actividades riesgosas o peligrosas que son permitidas porque conllevan mayores
beneficios a la sociedad.

6.2. Antecedentes de la responsabilidad Objetiva: En el siglo XIX e inicios del siglo XX, era frecuente
que se aplique como regla general los criterios de atribución subjetivados basados en la culpa y
que eran plasmados en los Códigos Civiles de tradición romano-germánica, como también era
frecuente que, en un supuesto de responsabilidad extracontractual en la cual, de manera
extraordinaria se carecería de culpa, este supuesto era regulado por las leyes especiales y su
aplicación se daba de manera subsidiaria, es decir, el criterio general a aplicar era la
responsabilidad subjetiva.

El autor italiano Marco Comporti, recuerda que: “en una sociedad no industrializada, donde los
hombres convivían con los animales y los mayores riesgos, aun los citadinos, estaban
representados por el no ser mordido por un cerdo de corral de un vecino, o no ser arrollado por una
carroza jalada por caballos”. En esas circunstancias, incluso en situaciones excepcionales, hacían
que la regla general a aplicar sea la imputación por culpa. Y entonces ¿qué sucedió cuando se dio

31
el cambio?. El maestro italiano Pietro Trimarchi señala: “(...) se suele sindicar a la segunda
revolución industrial como el factor directo de la aparición de nuevos daños, principalmente los
sufrimientos por los trabajadores en el desempeño de sus labores que configuran los denominados
“accidentes de trabajo”, en una época en la que el sistema del seguro social todavía se encontraba
en vía de implementación; daños que muchas veces, luego de ser atribuidos a la mala fortuna
quedaban sin ser resarcidos”[14].

El industrialismo y la tecnología provocarían cambios en las reglas de la responsabilidad civil,


debido a los resultados ineficientes de la normatividad vigente en su momento, lo que causaba una
insatisfacción en la sociedad civil. Es así que empieza a nacer un nuevo criterio de
responsabilidad, tanto de la jurisprudencia como por obra del legislador. Entre las primeras normas
tenemos el artículo 2050° del Código civil italiano [15] que resultara ser fuente en la mayor parte de
las legislaciones y codificaciones de los países de tradición romano-germánica, el Perú no fue la
excepción, ya que contamos con el artículo 1970° del Código Civil de 1984.

De otro lado, cabe expresar que es necesario que los operadores del derecho analicen categorías
conceptuales como las de accidente, riesgo, caso fortuito, bienes o cosas riesgosas, actividades
riesgosas y peligrosas para poder comprender mejor y responder de manera más eficiente ante los
casos concretos que se nos presentan. Existen trabajos importantes para acometer esta tarea,
pero por su claridad y agudeza la investigación de Trazegnies es singularmente esclarecedora [16].
Señala que el problema debemos analizarlo desde la perspectiva de los fines de la responsabilidad
extracontractual. ¿Para qué sirve la responsabilidad?, ¿qué se propone estableciendo relaciones
de causalidad, factores de imputación y reparaciones?, ¿Cuáles son los objetivos del sistema?
Pienso que la finalidad primordial del sistema de la responsabilidad extracontractual es siempre la
reparación de la víctima. Para decirlo en términos de Calabresi, el objetivo fundamental es reducir
los costos del accidente. Idea fundamental en el autor citado es la de los riesgos sociales, que
tienen que ser respondidos con una distribución social de la reparación aludiendo a los sistemas de
seguros tanto obligatorios como convencionales. “La razón real oculta tras los pliegues de esa idea
de la culpa, es que estamos ante problemas que afectan a la sociedad toda y que, por tanto, es la
sociedad toda quien tiene de alguna manera que responder frente a estas situaciones. Por
consiguiente, la justificación de la responsabilidad no se encuentra propiamente en el riesgo
individual sino en el hecho de que estamos frente a situaciones que la sociedad como un todo tiene
que enfrentar. En otras palabras, frente a riesgos que son propiamente sociales, tenemos que
enfrentar sus consecuencias con una distribución social de la reparación.

Finalmente consideramos que la jurisprudencia nacional todavía confunde, a veces groseramente,


los factores de atribución en materia de responsabilidad civil por accidentes de tránsito. Por nuestra
parte somos de opinión que la responsabilidad por accidentes de tránsito es de naturaleza objetiva

32
no solamente por la argumentación doctrinal que nos lleva a aplicar para estos casos el artículo
1970° del C. C.; sino esencialmente porque este asunto ha sido definitivamente zanjado con la
dación de la Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, ley N° 27181, del 7 de octubre de
1999, que expresamente preceptúa que la responsabilidad civil derivada de los accidentes de
tránsito es objetiva y solidaria entre el conductor, el propietario del vehículo y, de ser el caso, el
prestador del servicio de transporte terrestre. Antes de la dación de esta norma ya era clara la
orientación doctrinal nacional más autorizada (Taboada Córdova) en el sentido de que la
responsabilidad civil por accidentes de tránsito era objetiva por la calidad de bienes riesgosos y por
el riesgo creado por los vehículos puestos en circulación, así como por la irrelevancia de que el
agente dañante tenga que probar su ausencia de culpa, teniéndose solamente que acreditar el
daño y la relación de causalidad, tomando en consideración los supuestos de ruptura del nexo
causal y de causa.

Por último es indispensable que nuestros tribunales tomen en consideración la legislación, doctrina
y jurisprudencia nacional y comparad en tan atribulada materia para así poder responder de
manera más eficiente a las exigencias de esta sociedad globalizada.

6.3. Análisis del artículo 1970° del Código Civil: “Aquel que mediante un bien riesgoso o peligroso, o
por el ejercicio de una actividad riesgosa o peligrosa, causa un daño a otro, esta obligado a
repararlo”. Analizando lo señalado por el Código civil, notamos que el artículo en comento, aplica el
factor de atribución objetiva de la responsabilidad, es decir, se basa en el riesgo creado ya sea por
la actividad a realizar o los bienes a utilizar, siendo que estos tienen una naturaleza peligrosa o
riesgosa y por ello se le atribuye la responsabilidad a sus propietarios, usuarios o responsables de
su desenvolvimiento a priori, sin necesidad de determinar la culpa. En otras palabras, para que
haya responsabilidad basta con acreditar el daño causado, la relación de causalidad y el factor
atribución en el sentido de que deba tratarse de un bien o de una actividad riesgosa o peligrosa.

El artículo 1970° se refiere a las actividades que están destinadas a generar daños con un grado
de probabilidad particularmente alto, pero ¿Cuándo una actividad es riesgosa o peligrosa?. Cuando
el peligro no deriva de un acto aislado u ocasional, sino de un acto que por sí mismo resulta
peligroso en cualquier momento. Renato Scognamiglio, asiente en señalar que el término actividad:
“(...) refuerza el mismo concepto en su derivación prácticamente de acto, respecto del cual
presupone una continua repetición en una serie de actos, ligados y coordinados a un fin orgánico y
sistemático, como la explotación industrial (...)”[17]. Pero además esa actividad debe ser riesgosa
o peligrosa, es decir, no estamos en los supuestos de meras actividades, sino que cuentan con
ciertas cualidades. El plus con el que cuentan esas actividades, es que son potencialmente
dañinas. Una clave para poder distinguir una actividad peligrosa de la que no lo es, es el

33
tratamiento legislativo especial que lo determine como tal, como por ejemplo en la actividad minera
o la distribución de electricidad.

[1] En: http://www.articuloz.com/leyes-articulos/delitos-de-riesgo-en-el-codigo-penal-peruano-645888.html

[2] VEGA MERE, Yuri. “Derecho Privado”. Tomo I. Editorial Grijley. Lima. Pág. 275-276.

[3] MESINAS MONTERO, Federico. “Responsabilidad Civil por accidentes de Tránsito. La instauración del
seguro obligatorio”. En Gaceta Jurídica. Tomo 84-B. Lima. 200. Págs. 79-84.

[4] ESPINOZA ESPINOZA, Juan. “Derecho de la Responsabilidad Civil”. Cuarta Edición. Editorial Gaceta Jurídica.
Lima. 2006. Pág. 441-466.

[5] MUÑOZ CONDE, Francisco. “Derecho Penal. Parte Especial”. Catorceava Edición. Editorial Tirant Lo Blanch.
Valencia. 2002. Pág. 662.

[6] DE LOS MOZOS, José Luís y SOTO COAGUILLA, Carlos. “Responsabilidad Civil. Derecho de Daños. Teoría
General de la Responsabilidad Civil”. Editorial Grijley. Lima. 2006. Pág. 430.

[7] En: http://leorincon.blogspot.com/2009/02/accidentes-de-transito.html#

[8] Más de 400 personas han muerto en lo que va del año en Lima por accidentes de tránsito, la mayoría por
atropello de peatones, informó la Dirección de Policía de Tránsito. De los 438 fallecidos, 322 murieron
atropellados, otros 90 en choques, 12 en volcaduras y despistes, y 14 en caídas de unidades de transporte,
precisó la Policía. Además, los accidentes dejaron 133 personas lesionadas en nuestra capital. La
imprudencia y la temeridad de los chóferes le cuestan al Perú más de mil millones de dólares anuales y dejan
unos cincuenta mil heridos, muchos con lesiones graves e irreversibles. De enero a la fecha, ocurrieron más
de 444 siniestros en las diferentes vías de la capital, lo que permite establecer una relación de casi un
fallecido por cada accidente vehicular ocurrido, informó el coronel Nabor Ortiz, director de Investigación de
Accidentes de Tránsito. Precisó que entre las principales causas que motivaron estos siniestros se encuentran
la imprudencia del conductor y peatón, la ebriedad de ambos, el exceso de velocidad, negligencia de chofer,
peatón u ocupante, falla mecánica, entre otras. En otro momento, apuntó que se intervino a cerca de 800
limeños que manejaban ebrios en la capital. Ellos fueron sometidos a las pruebas pertinentes y arrojaron
positivo en el dosaje etílico. Con relación a las papeletas por infracciones de tránsito impuestas de febrero a
la fecha por personal policial, estassuperan las 6,700, en más de 11,600 intervenciones, indicó Ortiz
Melgarejo a la agencia Andina. En: http://peru21.pe/noticia/344653/mas-400-muertos-accidentes-transito-
lima-lo-que-va-2009

[9] En: http://www.minsa.gob.pe/portal/03Estrategias-Nacionales/07ESN-AccidentesTransito/accidentes.asp

34
[10] LOPEZ DEL CARRIL, Gonzalo. “Responsabilidad civil en rutas autopistas y vías de circulación. Rol de los
concesionarios viales”. Editorial Fondo Editorial Derecho y Economía la Ley. Buenos Aires. Pág. 87.

[11] VEGA NERE, Yuri. Ob. Cit. Pág. 277.

[12] FRANCO DE MORA, Alicia y MORA, Nelson. “El accidente Automobiliario”. Editorial Temis. Bogotá. 1975.
Pág. 46.

[13] FERNANDEZ CRUZ, Gastón. “El deber accesorio de diligencia y la responsabilidad derivada del
incumplimiento en las relaciones obligatorias”. En: ESCOBAR ROZAS, Freddy. “Negocio Jurídico y
Responsabilidad Civil. Estudios en memoria del profesor Lizardo Taboada Córdova”. Editorial Grijley. Lima.
2004. Pág. 76.

[14] Diálogo con la Jurisprudencia. Actualidad, Análisis y Crítica Jurisprudencial. N° 103. Año 12. Editorial
Gaceta Jurídica. Lima. Abril. 2007. Pág. 107.

[15] Código Civil italiano: Artículo 2050°.- Quien ocasiona daño a otro en el desarrollo de una actividad
peligrosa, por su naturaleza o por la naturaleza de los medios empleados, está obligado al resarcimiento,
sino prueba haber adoptado todas las medidas idóneas para evitar el daño.

[16] DE TRAZEGNIES, Fernando. “La Responsabilidad extracontractual”. Editorial PUCP. Lima. 1988. Pág. 858.

[17] SCOGNAMIGLIO, Renato. “responsabilidad Civile” Editorial Casa Editore Dott. Antonio Milani- CEDAM.
Padova- Italia. 1996. Pág. 351.

La Víctima y su Reparación en el Proceso Penal Peruano

Por: Alcides Chinchay


Castillo

1) VÍCTIMA, AGRAVIADO Y PERJUDICADO .

a) Adscribiéndose a un concepto que tiene mucha


tradición e historia en el derecho procesal penal (el de

35
agraviado), el Código Procesal Penal, en el Título IV (la
Víctima) de la sección IV (El Ministerio Público y los
demás sujetos procesales) del libro primero
(Disposiciones generales), no puede más que hablar
del agraviado (capítulo I: arts· 94º-97º), el actor civil
(capítulo II: arts· 98º-106º; que es el agraviado que
actúa en el proceso penal) y del querellante particular
(capítulo III: arts· 107º-110º; que es el agraviado de un
delito de persecución privada)

Elementos
Elementos Elementos
que
que que
constituyen la
constituyen la constituyen la
noción de
noción de noción de
querellante
agraviado actor civil
particular

 Ofendido  Perjudicado  Ofendido


 Perjudicado  «En su  «En su
agravio» agravio»

Como se puede apreciar, el término perjudicado conecta a


«agraviado» con «actor civil»; y el término ofendido vincula
a «agraviado» con «querellante particular», con lo que se
demuestra la vinculación antes expresada. Parece —pues—
que debemos concluir que para nuestro Código Procesal
Penal, «víctima» es lo mismo que «agraviado», y que «actor
civil» y «querellante particular» son dos especies de
agraviado.

b) Sin embargo, ha de destacarse que el Código innova


nuestro panorama normativo al hacer esa mención de
los términos ofendido y perjudicado: «Se considera
agraviado a todo aquél que resulte directamente
ofendido por el delito o perjudicado por las
consecuencias del mismo» (art· 94º,1).

36
c) Esto colisiona con la visión tradicional que ha tenido el
derecho penal sustantivo como cuestión de principio:
«La pena, necesariamente, precisa de la lesión o
puesta en peligro de bienes jurídicos tutelados por la
ley» (art· IV del TP del CP).

d) Si el delito es lesión (o puesta en peligro) de un bien


jurídico:

i) Entonces el daño del delito consiste en esa lesión o


puesta en peligro del bien jurídico
ii) Por tanto, agraviado es quien resulta titular del bien
jurídico vulnerado.
iii) Tanto ha sido así que, por ejemplo, en terrorismo o
tráfico ilícito de drogas, se ha tenido como
agraviado al Estado y no al que resultó muerto por
el atentado o al que quedó con severos daños
cerebrales por consumir drogas.
iv) Tanto ha sido así que, por ejemplo, el aparato
estatal sigue generando (casi cotidianamente) las
resoluciones autoritativas a que se refiere el D· L·
Nº 17537, para formular denuncia a nombre del
Estado; y lo hace sobre delitos que si los analizamos
detenidamente, han causado “perjudicados” desde
un punto de vista del art· 94º.

e) El concepto de «agraviado», entonces, no ha pasado


por consideraciones digamos “compasivas” (a quién le
“dolió” el delito), sino por factores técnicos, sobre la
lógica del bien jurídico. Esta restricción sin duda
merecerá por lo menos dos reparos:

i) El de la tutela jurisdiccional efectiva (art· 139º.3 de


la Constitución). —Según el cual, personas que han
verdaderamente “sufrido” a causa del delito, no
pueden ser dejadas de lado por el sistema jurídico, y
merecen amparo y reparación.

37
Frente a esta objeción, cabe preguntarse por qué se
asocia esa reparación con el sistema penal, cuando hay
otras soluciones a un hecho delictivo que no manan del
proceso penal mismo, como la nulidad del acto jurídico
fraudulento1.

ii) El de los delitos pluriofensivos. —Según el cual, los


delitos tienen bienes jurídicos mediatos y
2
inmediatos , y por tanto, no es solamente su
ubicación sistemática, sino también una suerte de
“sustancia” que mana del texto del tipo, lo que nos
dice cuáles son los bienes jurídicos materia de
protección.

Pero esto a su vez nos hace surgir la pregunta de si tan


pluriofensiva teoría no va a quitarle esencia y límites
claros al principio de lesividad y por tanto a la teoría del
delito mismo3

f) El CPP cambia el panorama (bajo sus términos, ahora


sí el drogadicto que destrozó su cerebro con las drogas
y la viuda del policía podrán co-concurrir con el
Procurador Público, como agraviados); y no queda
claro si:
1 Contra esto se podría contra-contrargumentar que la vinculación con el sistema
penal viene impuesto por la economía procesal. Y todo esto podría conducir a una
gran pregunta más de fondo: ¿todo lo ajeno a la estricta determinación de la
responsabilidad penal debe ser subsumido dentro del proceso penal? ¿O será mejor
que nada de aquellas cosas ajenas entren al proceso penal y éste se quede con
solamente su núcleo? Algo de lo que se va a decir más adelante incidirá sobre esta
pregunta doble.
2 Será interesante revisar, cuando aparezca, el trabajo —hasta ahora inédito, que
sepamos— de Eduardo ALCOCER POVIS, Comentario a las recientes modificaciones del
Código Penal en su Parte General / Apuntes a propósito del Decreto Legislativo 982,
nota al pie de página Nº 7.
3 Si de un delito contra la administración pública vamos a extraer lesión al bien
jurídico patrimonio; si de un delito contra la libertad vamos a extraer lesiones o
muerte; si de un atentado contra la buena y confianza en los negocios vamos a extraer
problemas contra la intimidad personal; entonces, ¿qué sentido tiene ya clasificar los
tipos penales en títulos, capítulos y secciones? Ya cualquier cosa puede significar
atentado contra cualquier cosa.

38
Instituto de Ciencia Procesal Penal

i) Nos quiso dejar deliberadamente en un panorama en


el que no hay compatibilidad entre el art· 94º del
Código Procesal Penal y el art· IV del Título
Preliminar del Código Penal4, para que los
operadores y su práctica resuelvan el problema.
ii) Se ha pretendido que un código procesal pueda
variar bases de un código sustantivo5.

g) Algunos saludan teóricamente un cambio semejante,


bajo la teoría del conflicto versus la teoría de la
trasgresión6. Pero creo que no es correcto asumir la
teoría del conflicto solucione este problema, pues la
esencia de la dificultad planteada no va por ese lado

i) En primer lugar, porque todo delito supone una


trasgresión y no en todos ellos se excluye como
agraviado al partícipe del conflicto. Por ejemplo, el
delito de lesiones.

ii) En segundo lugar, porque la teoría del conflicto


incurre en dos errores:

4 Recordemos que el art· IV habla de bienes jurídicos tutelados por la ley, y la Ley sólo
menciona bienes jurídicos en la clasificación de los tipos (delitos contra la vida el
cuerpo y la salud, delitos contra el patrimonio, delitos contra la tranquilidad
pública, delitos contra la salud pública, etc·) Cualquier otro ejercicio mental que nos
haga sacar bienes jurídicos “indirectos” no fluirá de la Ley. No digo que tales
inferencias no constituyan Derecho; sólo digo que no manan de la Ley.
5 Sé que más de un procesalista (como Don Juan MONROY GÁLVEZ) refuta la afirmación
de que el derecho procesal sea “adjetivo” frente a la rama jurídica cuyas reglas aplica
(que vendría a ser el derecho “sustantivo”). Lo sé.
6 Muchos han escrito al respecto, y sólo por citar a uno de los más ilustres, cito a
Alberto BINDER. El enfoque dice que el derecho penal ha entendido al delito como una
trasgresión a valores abstractos (entre ellos, la obediencia que todos le debemos a las
normas del Estado, y por tanto, al Estado mismo), y que se ha olvidado de que detrás
de ese aparato de deber-trasgresión existe un conflicto creado entre personas
concretas. El ejemplo de BINDER es muy ilustrativo: «te castigo no porque le hayas
pegado a Pedro; sino porque al pegarle a Pedro, me has desobedecido, y eso no lo
puedo tolerar». Ya veremos más adelante que es un simplismo reduccionista pensar
que detrás de cada delito hay un pobre Pedro apaleado. Las cosas no son tan sencillas.
Instituto de Ciencia Procesal Penal

(1) Asumir que si el conflictuado no es un ser


humano, no hay conflicto. Una persona jurídica no
puede ser conflictuada. Una entidad del Estado no
puede ser objeto del conflicto. No, tiene que
haber una persona de carne y hueso que sufra,
para que hayamos llegado a la esencia real del
delito. Con esa lógica, si unos ladrones entran a
un local la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos y hurtan los sanitarios de dos baños, no
hay conflicto. Toda esa descripción dramática que
se hace sobre la víctima y su segunda
victimización, sobre su estado de indefensión,
sobre el desconocimiento de sus derechos, etc·, no
resultaría aplicable aquí, y por tanto casi hasta
podríamos afirmar que no hay víctima. ¿Y qué
decir si se atenta contra una poderosa empresa
trasnacional? ¿Dónde quedaría toda ese discurso
sobre la víctima desvalida, cuya dignidad no se
toma en cuenta?

(2) Hay una peligrosa confusión entre


«abstracto» e «inmaterial». La teoría del conflicto
cree que si hablamos de un agraviado inmaterial,
entonces no estamos hablando del verdadero
agraviado, tiene que haber —repetimos— seres de
carne y hueso detrás. Así, el sustraer armamento
del ejército no sería delito, porque el ejército no
es un ser humano.

Hay que refutar con el aserto de que existen cosas


inmateriales, que son bien concretas (como nuestros
derechos, nada menos), de manera que ese error de
concepto no debe admitirse más.
Instituto de Ciencia Procesal Penal

2) AGRAVIADO Y DENUNCIANTE

a) Pero si el codificador ha esperado que se solucione el


problema de parte de un ejercicio interpretativo de los
operadores, parece que pecó de optimismo, pues la
práctica no sólo no ha solucionado, sino que ha
incentivado el yerro, por ejemplo al instaurar procesos
«contra la fe pública en agravio de Juan Pérez»,
«contra la salud pública en agravio de María López»,
etc.; sólo porque Juan Pérez y María López
denunciaron, y porque reclamaron ser considerados
agraviados, debido a que de alguna manera se vieron
perjudicados por el delito.

Sobre los dos ejemplos dados, cabe hacerse una sencilla


pregunta: ¿cómo es que un ser particular puede arrogarse
la calidad de titular de un bien jurídico público? Si María
López es verdaderamente agraviada de un delito contra la
salud pública, ¿es realmente pública la salud que se ha
afectado, o más bien la salud bien particular de María? ¿Por
qué habría que calificar de atentado contra la fe pública el
hecho de que se haya jugado con la credulidad de Juan
Pérez? ¿Qué de pública puede tener la fe o confianza que
Juan Pérez tiene en la palabra de sus semejantes o en los
documentos que éstos le presentan? Así, vemos que
expresiones como las acabadas de analizar («contra la fe
pública en agravio de Juan Pérez», «contra la salud pública
en agravio de María López») son contradicciones en los
términos.

b) Ciertamente que es discutible (y discutido) abrir


proceso «por robo agravado en agravio de Martha
Sánchez y Jennifer López», cuando resulta que el
patrimonio robado es de la segunda y la primera era
sólo una vigilante o cajera. Hay interpretaciones que
favorecen esta solución, y otras que se inclinan sólo
por Martha y otras únicamente por Jennifer. Pero en
todo caso se trata de discusiones dogmáticas vigentes (y
con fundamento) sobre la naturaleza del agraviado en el
delito de robo.

c) Es distinto el caso de quien simplemente no ve claro y


toma una cosa por la otra. Y aquí la confusión se funda
en partir de un prejuicio, que acaso tenga un sustrato
razonable. Se trata de asumir que quien ha denunciado
es siempre alguien que tiene legítimo interés en
hacerlo, y que —por ello— resulta agraviado del delito 7.
Pero no es así en la práctica y menos bajo las normas
del Código Procesal Penal.

d) ¿Quién puede y quién podrá denunciar?

i) El antiguo régimen

Vamos a revisar algunas normas que rigen el tema de la


denuncia, antes de sacar algunas conclusiones que
considero interesantes. Todos los remarcados en negrita
son míos:

(1) «La acción penal es pública o privada. La


primera se ejercita por el Ministerio Público de
oficio o a instancia de la parte agraviada, o por
acción popular en los casos autorizados por la ley»
(art· 2º del C· Pp· Pp·)

(2) «El Ministerio Público es el titular de la


acción penal pública, la que ejercita de oficio, a

7 Como que un “sexto sentido jurídico” nos dice que en principio nadie va a tomarse
la molestia de denunciar algo que no le importa. Hay un prejuicio de “sexto sentido”
en el art· 143º del Código de Procedimientos Penales y en el art· 171º.5 del Código
Procesal Penal, pues en ambos casos la declaración del agraviado se pone dentro de la
parte que regula la declaración de los testigos y se hace una equiparación sobre la
parte formal de ambas declaraciones; y es que en el fondo se piensa que «agraviado»
es una persona que “vio” los hechos. Es natural y casi necesario pensarlo. La compleja
regulación de la representación queda fuera de tanta sencillez, y por ello en la
práctica vemos que al apoderado de una persona jurídica agraviada se le hacen
preguntas como si hubiese “estado allí”.

42
instancia de la parte agraviada o por acción
popular, si se trata de delito de comisión inmediata
o de aquéllos contra los cuales la ley la concede
expresamente» (art· 11º de la LOMP)

(3) «Denunciado un hecho que se considere


delictuoso por el agraviado o cualquiera del
pueblo, en los casos de acción popular, se extenderá
acta» (art· 94º,2 de la LOMP)

(4) «Para ejercitar o contestar una acción es


necesario tener legítimo interés económico o
moral.

El interés moral autoriza la acción sólo cuando se


refiere directamente al agente o a su familia,
salvo disposición expresa de la ley» (art· VI del TP
del CC)

(5) «El proceso se promueve sólo a iniciativa de


parte, la que invocará interés y legitimidad para
obrar. No requieren invocarlos el Ministerio
Público, el procurador oficioso ni quien defiende
intereses difusos» (art· IV del TP del TUO del
CPC)

(6) «Las disposiciones de este Código se aplican


supletoriamente a los demás ordenamientos
procesales, siempre que sean compatibles con su
naturaleza.» (Primera disposición final del TUO
del CPC)

(7) «Para demandar y/o formular denuncias a


nombre del Estado, será necesario la expedición
previa de la Resolución Suprema autoritativa,
salvo las excepciones que expresamente
contemplen las leyes de carácter especial y el
artículo siguiente». (art· 12º del DL Nº 175378)

8 De conformidad con el artículo único del Decreto Ley Nº 17667, publicado el


28.MAY.1969, se modifica este artículo, en el sentido que la Resolución Autoritativa a
que se refiere es Ministerial y no Suprema.

43
(8) «La defensa de los intereses del Estado está a
cargo de los Procuradores Públicos conforme a
ley» (art· 47º de la Constitución)

Y las conclusiones que se derivan de esto, bajo mi modo


de ver, son las siguientes:

 Presentar una denuncia penal sí constituye una forma


de acción9; y tanto es así que:

o Cuando se habilita para que la haga cualquier


persona, se llama «acción popular».
o El denunciante tiene derechos procesales, como
son el ser notificado y el impugnar (art· 12º de la
LOMP)

 El único legitimado para denunciar es (debería ser) el


agraviado del delito y no cualquier otra persona: la
acción popular está librada para casos expresamente
previstos en la Ley, y no hay ninguna Ley que habilite
a que alguien no agraviado presente denuncia, por algo
que jurídicamente no le incumbe.

 En tal medida, hay un vicio insalvable en aquellas


denuncias que se han presentado por personas que no
pueden ser técnicamente entendidas como
agraviados10.

9 Contra los que sostienen una teoría judicialista de la acción, según la cual sólo se
ejerce acción ante el Poder Judicial, y tratándose de un delito de persecución pública,
sólo hay acción de parte del Ministerio Público ante el Poder Judicial; y —por supuesto
— no hay acción en la interposición de denuncia ante la Fiscalía.
10 La práctica conoce una salida interesante para esta aporía: decir que, bueno, la
denuncia podrá no valer, pero el hecho es que el Ministerio Público ya se enteró y por
tanto puede actuar por la parte que lo faculta a accionar de oficio. Esta astuta
respuesta nos revela que no ha pensado en algo elemental: si cada vez que un no
agraviado denuncie, se va a acometer esta convalidación, ¿entonces ya para qué las
normas precisan que sólo el agraviado puede denunciar? Seamos más sinceros y
habilitemos —contra el art· VI del TP del CC y del art· IV del TP del TUO del CPC— que
cualquier persona denuncie.

44
 En lo que toca a delitos en agravio del Estado, esa
exigencia de legitimidad se hace más determinante
todavía: sólo el Procurador Público, y sólo con
autorización superior.

He allí el deber ser del tratamiento de la denuncia penal


fuera del ámbito del Código Procesal Penal.

ii) El nuevo orden de cosas

También aquí revisaremos normas (ésta vez las del Código


Procesal Penal) y extraeremos conclusiones:

(1) «Cualquier persona tiene la facultad de


denunciar los hechos delictuosos ante la
autoridad respectiva, siempre y cuando el
ejercicio de la acción penal para perseguirlos sea
público» (art· 326º,1 del CPP 2004)
(2) «No obstante, lo expuesto deberán formular
denuncia: […] Los funcionarios que en el ejercicio
de sus atribuciones, o por razón del cargo, tomen
conocimiento de la realización de algún hecho
punible» (art· 326º,2,b del CPP 2004)
(3) «4. Cuando aparezca que el denunciante ha
omitido una condición de procedibilidad que de él
depende, dispondrá la reserva provisional de la
investigación, notificando al denunciante.

5. El denunciante que no estuviese conforme con la


Disposición de archivar las actuaciones o de
reservar provisionalmente la investigación,
requerirá al Fiscal, en el plazo de cinco días, eleve
las actuaciones al Fiscal Superior.» (art· 334º del
CPP 2004)

Las conclusiones son las siguientes y harto diferentes de


las anteriormente descritas:

45
 Se habilita a que cualquier persona pueda denunciar un
delito.

o Esto no parece tener nada de malo si pensamos en


un honrado ciudadano que tiene conocimiento de
un presunto acto de corrupción y desea que la
Justicia actúe al respecto; o si nos ponemos en el
caso de un probo vecino que toma noticia de una
supuesta violación de una pequeña, hija de los
moradores del departamento del piso superior.
o Pero nada nos dice que si abrimos la puerta para
esos casos, no quede abierta también para los
“justicieros”, que denuncian delitos sobre los que
no tienen interés alguno, y sobre los que las
personas conflictuadas (según la teoría del
conflicto) nada quieren alegar; o sea personas que
son más papistas que el Papa11.

 Los funcionarios públicos deben denunciar hechos que


atenten contra la entidad pública donde laboran, con lo
que el Código se pone en contra del art· 47º de la
Constitución.

 Pese a que el Código abre la posibilidad de incluso


alguien no agraviado denuncie, habilita a que todo
denunciante sea notificado y pueda impugnar la
decisión de archivar los actuados, con lo que una

11 No debe pensarse que estos justicieros no legitimados queden para situaciones


excepcionales. Los hay de las más amplias variedades:

 Los que técnicamente no son agraviados, pero aducen haber “sufrido” de alguna
manera por el delito
 Los que creen erróneamente que de una denuncia sacarán algún provecho que en
realidad no les tocará
 Los que quieren tomar alguna clase de represalia contra el denunciado y quieren
usar de arma al sistema penal.
Y sólo finalmente:
 Los que tienen alguna curiosa y peculiar percepción de la realidad —que la
mayoría de los seres humanos no tiene— y que los hace ver lo que los demás no
ven y presentir lo que para los demás queda inadvertido.

46
persona no partícipe del conflicto estaría habilitado
para mover el sistema.

 Pese a que el Código abre la posibilidad de incluso


alguien no agraviado denuncie, pone las condiciones de
procedibilidad no en el agraviado, sino en el
denunciante. Pensemos en el protesto del último
párrafo del art· 215º del Código Penal, y
preguntémonos si tiene algún sentido exigir que ese
requisito lo aporte el denunciante (que —como hemos
visto— puede ser un perfecto extraño a la relación
comercial dentro de la cual se giró el cheque), o si no
hubiese sido una mejor idea pedírselo al agraviado.

3) EL MÉTODO OBC PARA DETERMINAR EL MONTO DE LA REPARACIÓN


CIVIL

a) OBC (= Ojo de Buen Cubero). —Si hay alguna carencia


clamorosa en el sistema penal, es alrededor de la
absoluta imprecisión técnica para determinar el monto
de la reparación civil. Ésta se estima según el leal
saber y entender del operador; y allí reside una de las
causas por las cuales casi nunca a casi nadie satisface
el monto de la reparación civil.

i) El magistrado penal no suele tomar en cuenta que


las expresiones:
(1) «El pago de su valor» (del bien sustraído o
siniestrado, si no es posible su devolución), del
art· 93º del CP, inciso 1
(2) «Daños y perjuicios» del art· 93º del CP,
inciso 2
(3) «La reparación civil se rige, además, por las
disposiciones pertinentes del Código Civil» del
art· 101º del CP

47
Contienen una terrible exigencia técnica que
implica cálculos que en no pocos casos son
altamente complejos.

b) Entre otros muchos conceptos, hay que distinguir


entre:
i) Daño emergente
ii) Lucro cesante
iii) Daño moral
iv) Daño a la persona
v) Incumplimiento
vi) Cumplimiento
(1) Parcial
(2) Tardío
(3) Defectuoso

48
c) Los dos últimos conceptos nos llevan a la
responsabilidad civil contractual, sobre la que otro
yerro común es creer que la responsabilidad civil
proveniente del delito sólo puede ser
extracontractual12. Como es sabido, algunos delitos
presuponen no sólo que exista un contrato, sino que la
acción típica sea el incumplimiento de un contrato (así
en la apropiación ilícita).

d) Lejos de todas estas implicancias en el tema de la


responsabilidad civil proveniente del delito, el
magistrado penal aplica el método OBC, sin
absolutamente ningún criterio técnico. Si le
preguntáramos por qué en un determinado delito pidió
o impuso, digamos, cinco mil nuevos soles; si le
preguntáramos por qué no tres mil; por qué no cuatro
mil quinientos; por qué no cinco mil diez, no sabría
qué decir. En ello concurren dos factores:

i) «Lo que no se usa, se atrofia»: el que el magistrado


penal no esté habituado a pensar “en derecho de
daños”, lo incapacita para tener un criterio
apropiado para afrontar este problema, y está
convencido de que su ponderación del daño depende
de una suerte de corazonada, y no de factores que
tiene que sopesar13.

12 Decían los antiguos que “nadie celebra un contrato para delinquir”. Se basaban
seguramente en textos normativos análogos al art· 140º.3 del Código Civil («El acto
jurídico es la manifestación de voluntad destinada a crear, regular, modificar o
extinguir relaciones jurídicas. Para su validez se requiere: […] 3. —Fin lícito»). Pero su
apodíctica convicción desconoce que no se trata de que el contrato tenga un fin ilícito,
sino que en su proceso (negociación, celebración, ejecución) pueden cometerse
delitos, de una tal manera que la responsabilidad civil generada sea de índole
contractual.
13 El interesante trabajo teórico que ha hecho Víctor PRADO SALDARRIAGA en pos de
una ponderación técnica de la pena misma, indica que dentro de los márgenes
mínimos y máximos de punición que se dan para un tipo penal dado, los operadores no
aplicarían tampoco criterios técnicos y se limitan a utilizar también el método OBC.
Algunos códigos penales, como el colombiano, tienen —por el contrario— parámetros
bastante estructurados de por qué una persona concreta que cometió un delito que
tiene pena conminada de 5 a 15 años de privación de libertad, va a recibir 8 y no 12;
10 y no 6.

49
ii) El magistrado tiene un desconocimiento de la
amplitud del daño, porque no suele establecerse un
diálogo con la víctima en ese sentido. Y pese a este
desconocimiento, el magistrado tiene que
pronunciarse sobre una reparación civil acerca de la
cual casi nada sabe.

4) LA INCIDENCIA DE LOS SEGUROS EN EL PAGO DE LA RESPONSABILIDAD


CIVIL

a) Aquí se suelen presentar dos problemas opuestos por


el vértice:

i) O bien los operadores penales restringen el monto


de la reparación civil a la cobertura del seguro
(como si éste fuese un monto mágicamente pre-
establecido para el siniestro)14
ii) O bien no se toma en cuenta en lo absoluto el monto
de lo cubierto por el seguro15

b) En el último lustro estos dos problemas han


disminuido sensiblemente, pero aún constituyen un
tema que debe debatirse.

14 Es decir, el operador puede comprobar que se incendió un edificio, que dentro de él


había cosas muy valiosas, que 32 empresas quedaron inoperativas y que 528 gentes
perdieron sus empleos. Pero como el seguro cubría ese siniestro por el monto de 50
mil dólares, eso quiere decir que todos esos hechos dañosos merecen una
indemnización de 50 mil dólares, y nadie tiene por qué reclamar más.
15 Ello es: se atropelló a una persona, el Seguro Obligatorio por Accidentes de
Tránsito (SOAT) ha cubierto todo lo que costó la atención médica, que importó diez
mil nuevos soles. En la reparación civil, los operadores imponen 2 mil nuevos soles. El
condenado solicita que esos dos mil se subsuman dentro de los diez mil ya pagados
por el SOAT. Los operadores no le hacen caso alguno, pues consideran que el seguro
nada tiene que ver con la reparación civil. (No, no es que estimen que daño emergente
y daño a la persona se evalúan de manera separada; no. Es simplemente que no existe
una distinción de conceptos y que por tanto el seguro y la reparación civil nada tienen
que ver.

50
c) El seguro puede, entre otros muchos aspectos,
clasificarse así, desde el punto de vista de este análisis
de su incidencia en el mundo procesal penal16:

i) Por la persona cubierta


(1) El asegurado
(2) Terceros
(3) El asegurado y terceros
ii) Por los siniestros cubiertos
(1) Algunos daños específicos
(2) Todos los daños acontecidos en relación con
el bien asegurado

d) Si el seguro ha sido tomado por el autor del delito o


por el tercero civilmente responsable, y cubre daños a
terceros, por hechos relacionados con el evento
delictivo, será lógica consecuencia que el agraviado
del delito será indemnizado por el seguro.

e) Para estos efectos, es necesario que el seguro se


refiera justamente al evento delictivo (por ejemplo,
que se trate de lesiones producidas por atropello, y
que el seguro cubra a terceros por atropellos que
realice el titular del seguro).

f) Dada esa condición, la cobertura del seguro no sólo


puede, sino que tiene que ser tomada en cuenta para
efectos de la reparación civil (y descontar lo pertinente
de lo ya cubierto por la aseguradora).

g) Así lo expresa el nuevo CPP (art· 113º.3):

16 Por tanto, esta clasificación no sigue en lo absoluto alguna taxonomía que se halle
consagrada en el mundo del derecho de seguros.

51
«El asegurador podrá ser llamado como
tercero civilmente responsable, si éste
ha sido contratado para responder por la
responsabilidad civil.»
h) Pero tampoco se debe caer en el otro extremo, que es
asumir sin más que la indemnización por el daño se
circunscribe a lo pagado por el seguro.

i) Una compañía de seguros no tiene la virtud mágica


de prever y de estandarizar todo el daño generado a
un cierto monto
ii) Lo que hace una aseguradora es decirle al
asegurado: «yo no sé a cuánto ascenderán los daños
que se causarán (en realidad, nadie puede saberlo);
lo que yo te digo es que de todo lo que se genere yo
cubriré hasta este monto».

i) Entonces, es obvio que si los daños exceden la


cobertura del seguro, lo excedente tiene que ser
cubierto por el condenado o por otro tercero
civilmente responsable.

j) Un problema por explicar es cómo compatibilizar la


cobertura del seguro (que siempre limita la gama de
daño cubierto y el dinero indemnizable por ese daño),
con el art· 95º del Código Penal: «La reparación civil es
solidaria entre los responsables del hecho punible y los
terceros civilmente obligados». Debido a este
problema, puede suceder que un operador del sistema
determine que la reparación civil asciende a 25 mil
nuevos soles. El seguro ha puesto 10 mil, según los
términos de su contrato; en consecuencia corresponde
que el condenado cumpla con pagar la diferencia (15
mil). Pero el imputado no paga y aduce insolvencia. El
agraviado, basándose en el art· 95º del Código Penal,
puede solicitar que la compañía de seguros pague
también esa diferencia. ¿Sería ello viable? Considero
que no, pues la intervención del seguro se da sobre la
base de un aparato normativo especial, que prima

52
sobre la regla general del art· 95º. Es decir, en
principio y genéricamente, todo tercero civilmente
responsable cubre la reparación civil de manera
solidaria con el condenado… salvo la compañía de
seguros, que lo hace de manera limitada al monto de
su cobertura y por los supuestos expresados en el
correspondiente contrato17.

5) PROBLEMAS DE COSA JUZGADA O DE PLEITO PENDIENTE

a) El proceso penal fuerza a que la reparación civil sea


materia de decisión judicial:

i) Artículo 225º, inc· 4, del C· Pp· Pp·

«El escrito de acusación que formule el


Fiscal de acuerdo al Artículo 92º, inciso
4) de la Ley Orgánica del Ministerio
Público, debe contener además:

[…]

4. El monto de la indemnización civil, la


forma de hacerla efectiva y la persona a
quien corresponda percibirla»

17 Esto de «los supuestos expresados» nos lleva a una complejidad todavía mayor de
problemas de determinación de la reparación civil (qué opuesto es todo esto al método
OBC). Tenemos que si se produce un accidente que constituye lesiones culposas, hay
que distinguir entre el daño emergente, que es lo único que cubre el seguro, y el daño
moral y el daño a la persona. De esta manera, habría que determinar eventualmente
tres cifras que componen la reparación civil: [1] el monto de los gastos de curación y
recuperación que cubre el seguro; {2} el monto de los gastos de curación y
recuperación que no fueron cubiertos por el seguro, y que por tanto el condenado
tendrá que asumir de su peculio; <3> el monto de la indemnización por daño moral y
daño a la persona, que sólo cubrirá el condenado.

53
ii) Artículo 285º del C· Pp· Pp·

«La sentencia condenatoria deberá


contener […] el monto de la reparación
civil, la persona que debe percibirla y
los obligados a satisfacerla […]»

b) Esto se repite en el CPP de 2004:

i) Artículo 349°.1.g

«1. La acusación fiscal será


debidamente motivada, y contendrá:

[…]

g) El monto de la reparación civil, los


bienes embargados o incautados al
acusado, o tercero civil, que garantizan
su pago y la persona a quien
18
corresponda percibirlo»

ii) Art· 399º,4 (contenido de la sentencia condenatoria)

«La sentencia condenatoria decidirá


también sobre la reparación civil,
ordenando —cuando corresponda— la
restitución del bien o su valor y el
18 Y esto pese al art· 14º.2: «Una vez que la transacción se formalice ante el Juez de la
Investigación Preparatoria, respecto de la cual no se permite oposición del Ministerio
Público, el Fiscal se abstendrá de solicitar reparación civil en su acusación», porque
no se habla de los otros Medios Alternativos de Resolución de Conflictos (MARCs), ni
de la demanda civil que está autorizada en el art· 106º: «El actor civil que se desiste
como tal antes de la acusación fiscal no está impedido de ejercer la acción
indemnizatoria en la otra vía»

54
monto de la indemnización que
corresponda, las consecuencias
accesorias del delito, las costas y sobre
la entrega de los objetos secuestrados a
quien tenga mejor derecho para
poseerlos.»

c) En suma:

i) Bajo el C· Pp· Pp·, el fiscal y el juez tienen que poner


el monto de la reparación civil en sus acusaciones y
condenas, ineluctablemente.
ii) Bajo el CPP, lo tienen que hacer en la mayoría de los
casos y sólo se prevé una excepción: la transacción
(no otro Medio Alternativo de Resolución de
Conflictos; y ni siquiera la demanda civil).

Está también la limitación del art· 11º,1 del CPP: «Si


el perjudicado se constituye en actor civil, cesa la
legitimación del Ministerio Público para intervenir
en el objeto civil del proceso», que por lo menos
hasta ahora no es la norma, sino una excepción.

d) Así las cosas:


i) Si el proceso penal se halla en trámite, eso significa
que hay en trámite forzoso una determinación
judicial de la reparación civil.
ii) Si el proceso penal ha concluido, ello quiere decir
que se ha producido necesariamente en él un
pronunciamiento sobre el monto de la reparación
civil.

e) Luego entonces:
i) Demandar civilmente si el proceso penal se está
tramitando, haría concurrir una litispendencia
(art· 446º,7 del TUO del CPC), que puede generar la
anulación de todo lo actuado y la conclusión del
proceso civil (art· 451º,5)

55
ii) Demandar civilmente si el proceso penal ha
concluido (con condena), haría concurrir una cosa
juzgada (art· 446º,8 del TUO del CPC), que puede
generar también la anulación de todo lo actuado y la
conclusión del proceso civil (art· 451º,5)

f) No se comprende cómo es que si en ningún otro fuero


se admite que el actor puede introducir un nuevo
proceso sobre algo en litispendencia o ya decidido,
sobre la base de que:
i) Lo que le asignaron en el primer proceso es muy
exiguo
ii) No ejecutó lo decidido en el primer proceso

Y que sin embargo, sí se pueda admitir esta


trasgresión contra el fuero penal, con demandas
civiles.

g) Es claro que la tolerancia ante este fenómeno tiene


dos raíces:

i) El reconocimiento de la propia incapacidad que


tiene el fuero penal para determinar un monto
apropiado de reparación civil y para desplegar
diligencia suficiente que asegure se llegue a pagar.
ii) El carácter no voluntario de la tramitación de la
reparación civil en el fuero penal: el agraviado va a
ver cómo el fiscal se tomará la atribución de decir
cuánto es el daño causado y cómo el juez decide al
respecto: [1] lo quiera él o no; [2] sin preguntarle en
qué medida se siente agraviado y cómo puede
demostrar su pretensión. ¿Qué probabilidades hay
de que en ese contexto se determine una reparación
civil mínimamente razonable y justa?

h) Puede, en efecto, que haya un trasfondo esencialmente


injusto en la tramitación penal de la reparación civil:

56
i) No es voluntaria para la víctima, que a lo mejor no
quiere ser reparada, o tiene otras formas legales de
resarcirse.
ii) No se consulta con la víctima el monto de la
reparación civil según el daño concreto que se le
haya causado
iii) El método OBC y la introducción del criterio de la
capacidad económica del obligado distorsiona la
institución

i) Pero a lo que esto debe conducir es a una reforma


normativa en más o menos el siguiente sentido:

i) Iniciada la investigación, el MP estará obligado a


dialogar con el agraviado y pedirle que defina si
quiere que el proceso penal contemple su reparación
o no.

Puede incluso establecerse una presunción iuris


tantum, en un sentido o en el otro.

ii) Si se ha optado porque no, ni el Ministerio Público


ni el Poder Judicial volverán a ver absolutamente
nada que se relacione con la reparación civil
iii) Si se ha optado por que sí, el MP tendrá que
pedirle al agraviado que fundamente el monto de la
reparación que pretende, y ha de prohibirse que se
utilice el método OBC. La falta de interés del
agraviado, que ya dijo que sí quería ser reparado en
sede penal, harán que el Ministerio Público no
introduzca este concepto en su acusación, ni el
Poder Judicial en su condena. Queda librado el
derecho del agraviado para pedir lo que corresponda
en la vía extrapenal.

j) La solución debe ser ésta, y no la vulneración de la


litispendencia y de la cosa juzgada, que atentan contra
la seguridad jurídica. Tan sentencia firme sobre la

57
indemnización es la resolución penal que establece
que se pagarán 500 nuevos soles, como la resolución
civil que dice que se pagarán 50 mil dólares. ¿Con qué
criterio vamos a escoger una sobre la otra?

6) ¿DEBE HABER REPARACIÓN CIVIL EN TODOS LOS DELITOS?

a) El ya citado art· IV del TP del CP nos dice:

«La pena, necesariamente, precisa de la


lesión o puesta en peligro de bienes
jurídicos tutelados por la ley»

b) Sólo esto ya introduce una sorprendente advertencia:


si en un delito específico no se ha lesionado ningún
bien jurídico, sino sólo se lo ha puesto en riesgo, ¿qué
vamos a reparar?

c) Así en la conducción en estado de ebriedad. Si no se ha


atropellado a nadie, si no se destruido el frontis de la
casa de nadie, ¿de qué reparación civil estamos
hablando?

d) Pero no sólo ello, también tenemos el caso de los


delitos que llegan a lesionar bienes jurídicos, cuando
dicha lesión no llega a causar un daño patrimonialmente
cuantificable.

e) Pensemos en el caso del peculado, en la modalidad de


utilizar el bien (no de apropiárselo). Puede que ni
siquiera sea necesario restituir el bien, porque éste
puede no haber sido siquiera extraído del recinto

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estatal donde se hallaba. En ese caso, ¿qué se va a
reparar?19

f) Hay que tener entonces dos precauciones importantes:

i) No confundir los gastos propios de investigar,


descubrir, denunciar y probar el caso. Ello en última
instancia podría ser considerado como costos y
costas, pero no como daño indemnizable.
ii) La reparación civil no es una suerte de pena
complementaria, no es una multa, no es un “castigo”
que se da por haber delinquido. Es solamente el
resarcimiento de un daño causado, si es que hubiese
daño resarcible.

g) De modo que se imponen:

i) Una modificación del art· 92º del CP:

«La reparación civil, si hubiese daño


reparable, se determina conjuntamente
con la pena»

19 Desde una perspectiva estrictamente técnica, tiene sentido condenar al


microcomercializador de drogas al pago de una reparación civil: el daño causado será
el perjuicio a la salud de las personas a las que les dio droga (cuya recuperación tiene
un costo bien concreto). Pero una inmensa banda internacional dedicada al tráfico
ilícito de drogas, que ha transportado y vendido toneladas de clorhidrato de cocaína, y
que es capturada cuando acababa de entregar su mercadería a un barco en alta mar,
¿qué daño cuantificable ha causado? ¿A quién se lo ha causado? La respuesta es
rotunda y única: no hay daño indemnizable, de ninguna clase. (Dejemos fuera actos
que sirvieron para facilitar este delito, que tienen su propia tipicidad y pueden tener
su propia dañosidad: corrupción, asesinato, secuestro para tener esclavos que
trabajen en el proceso, robo, tráfico de armas, etc·; no me refiero a esos delitos medio,
sino al tráfico de droga mismo.)

59
ii) Una ampliación del concepto vertido en el art· 12º.3
del CPP de 2004:

«La sentencia absolutoria o el auto de


sobreseimiento no impedirá al órgano
jurisdiccional pronunciarse sobre la
acción civil derivada del hecho punible
válidamente ejercida, cuando proceda»

Para que:

(1) Una norma imponga una regla semejante


fuera del entorno del Código Procesal Penal.
(2) En ambas partes se entienda que el texto no
quiere decir que un juez civil (o laboral o de paz,
etc·) no estará impedido de imponer el pago de
una indemnización, así el hecho haya sido materia
de sobreseimiento o absolución en el fuero penal;
sino que significa que si un juez penal abre
proceso para abocarse a determinar la
responsabilidad penal y también la reparación civil,
el que emita una absolución o sobreseimiento por
lo primero, no implica que deba dejar sin
pronunciamiento lo segundo, incluso para
imponer el pago de una reparación civil, si
corresponde de acuerdo con el ordenamiento
jurídico.

7) LA REPARACIÓN CIVIL EN FUNCIÓN DE LA CAPACIDAD ECONÓMICA DEL


REO

a) Como ya se ha dicho, la reparación civil no es una


multa, no es una pena complementaria. En tanto ello,

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carece de sentido ponerla en relación con la capacidad
económica del reo.

b) La reparación civil es nada más ni nada menos aquella


suma de dinero que permitirá que la persona dañada
pueda restaurar las cosas al estado anterior a la
vulneración (o se vea adecuadamente compensada, si
ello no es posible).

c) Por ejemplo, uno de los elementos (y no la totalidad) de


la reparación en las lesiones sucedidas por un
atropello, es el costo de la recuperación médica del
atropellado

i) ¿El costo de la operación y de las medicinas va a


dejar de costar 50 mil nuevos soles y va a pasar a
costar 500 nuevos soles sólo porque el que causó el
daño no tiene donde caerse muerto? ¿Puede el
perjudicado decirle a la Tesorería de la Clínica u
Hospital: «ustedes deben cobrarme mucho menos
que lo facturado, porque el responsable del daño es
indigente»?
ii) Otra cosa completamente diferente es que no sea
justo sacar consecuencias contrarias al condenado si
es que él realmente no puede cubrir dicho monto por
su indigencia. Por ejemplo, que no se le den
beneficios penitenciarios porque no pagó el íntegro,
o que no se le borren los antecedentes si es que no
pagó el íntegro, etc.

d) Pero eso es distinto de fijar el monto de la reparación en


función de su capacidad económica. Y fijar un monto
verdadero puede ayudar a la víctima para otros
efectos:

i) Deducciones tributarias
ii) Ajustes de indemnización con su compañía de
seguros

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iii) Eventualmente tener la expectativa de cobrar más
adelante, si la situación económica del condenado
mejora20.

20 Imaginemos que por espíritu emprendedor en los negocios, o por un buen puesto
de trabajo, o por cualquier otro golpe de suerte, el condenado llegue a tener incluso
mejor situación económica que el agraviado. Imaginemos que éste se halle sumido en
la miseria a causa del daño causado por el delito, y que sin embargo no pueda exigir
nada de quien lo dañó, porque una sentencia tuvo la magistral idea de decir que una
fractura múltiple de pierna no merecía ni siquiera el costo de la primera operación…
sólo porque el condenado era insolvente o pobre de solemnidad.

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