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Pensé entonces que el Análisis del Discurso podía contribuir en el estudio de estas problemáticas

sociales, a partir de indagaciones sistemáticas de las maneras en las que se habla o se escribe
sobre inmigrantes y minorías étnicas. (El racismo era un tema ignorado en las ciencias sociales y
humanas de este país europeo.)

Hasta finales de los años setenta mi investigación se limitó a la gramática del texto. Es decir, a los
estudios formales y lógicos del texto y, de igual forma, a la psicología cognitiva de la comprensión
del discurso.

Pese a que la raza, la clase y el género se han constituido como las tres áreas focales de los
Estudios Críticos del Discurso, desde el inicio de esta perspectiva crítica, en la actualidad el
enfoque se ha ampliado gracias al estudio de otras problemáticas como la pobreza o la homofobia.

Estos estudios, constituidos desde diferentes perspectivas teóricas y variados métodos, se


enfocaron en la esencia de las condiciones sociales y en las consecuencias del discurso, el poder y
su abuso en la ideología y los tópicos relacionados. Especialmente, mostraron cómo el poder
societal se estructura, de qué manera puede reproducirse o legitimarse y, además, cómo se opone
y resiste con el texto y el habla.

Sin embargo, existen dos excepciones a esta conclusión general. En primer lugar, los Estudios
Críticos del Discurso surgen en los años ochenta e incluyen muchos estudios en discurso y género:
investigaciones casi exclusivamente realizadas por mujeres. Por ello no hay duda de que las teorías
y los análisis de estos estudios también son motivados por las experiencias personales de género
de estas mujeres: formas de habla sexista y otras prácticas, tanto en la academia como en otros
contextos sociales.

¿Por qué decidió usted denominar más ampliamente el acd como Estudios Críticos del Discurso
(ecd)? Porque los Estudios del Discurso no se limitan al análisis, también involucran teorías,
métodos y aplicaciones.

Sabemos que los ecd se han posicionado como una forma relevante y diferente de analizar las
interacciones discursivas en la sociedad. Desde su perspectiva, ¿qué son los Estudios Críticos del
Discurso?

En ese sentido, como he planteado, los ecd no son un método específico del discurso, sino más
bien una práctica crítica o un movimiento de investigadores comprometidos y críticos con la
desigualdad en la sociedad.

¿Por qué investigar desde esta perspectiva crítica? Es básicamente una pregunta sobre los
objetivos de los ecd. Siempre destacamos que, en lugar de centrarnos en la disciplina, la teoría y
sus paradigmas mismos, nos interesa mucho más enfocar, analizar y contribuir en la resolución de
problemas sociales, como el racismo, el sexismo, la pobreza, entre otros. Para los estudiantes es
importante aprender a analizar los discursos y sus estructuras, y relacionarlos con dimensiones
sociales y políticas. Así, también aprenden a actuar como ciudadanos y científicos responsables y
comprometidos. Con ello, no solamente disfrutan un hobby personal, sino que contribuyen en
algo a la sociedad.
¿En qué radica la dimensión crítica de los ecd? La dimensión crítica de los Estudios Críticos del
Discurso se basa en el estudio y la evaluación críticas de las prácticas discursivas abusivas de los
grupos dominantes. El que abusa de esos discursos se basa en una evaluación de la ruptura de
normas de una sociedad democrática e igualitaria y de la violación de los Derechos Humanos.

¿Por qué resulta importante el estudio de las formas de significados implícitos e indirectos como
las implicaciones, los presupuestos o las alusiones en los ecd? Porque son las estructuras más
adecuadas para la manipulación. No se ven, y muchas veces los participantes no se dan cuenta de
esos aspectos del discurso.

El objetivo principal de los Estudios Críticos del Discurso es, por tanto, el estudio crítico de la
dominación discursiva, es decir, del abuso de poder discursivo. El abuso se define en términos del
uso ilegítimo del poder que tienen las élites simbólicas en su acceso y control del discurso público.

¿Cuál es su posición frente a las críticas realizadas a los ecd? Los ecd tienen que ser sobre todo
autocríticos, por esto podemos –y debemos– aprender de la crítica que encontramos. Hasta ahora
las críticas han sido muy limitadas y dirigidas solamente a unas pocas personas, como el caso de
Norman Fairclough. El gran problema de la crítica es que es más ideológica que metodológica. Es
una crítica contra la crítica en sí, contra el uso de la ciencia en la lucha contra la dominación.

¿Qué aspectos determinan la cientificidad de los ecd que son criticados por algunas comunidades
académicas? Como ha quedado claro, los Estudios Críticos del Discurso no son un método, sino un
movimiento social y político de Análisis del Discurso. Sus múltiples métodos son tan científicos
como se usan fuera o dentro de los ecd. La confusión radica en que se toma el Análisis Crítico del
Discurso como un método, y no lo es. Se puede –y se debe– criticar los análisis de trabajos de ecd
igual a como se realiza en cualquier otro análisis en Estudios del Discurso.

Los ecd también analizan, en una perspectiva autocrítica, si sus investigaciones podrían beneficiar
la posición dominante de los grupos poderosos. ¿Cuál es su perspectiva al respecto? Por desgracia
todavía no se ha hecho, pero, obviamente, hay que hacerlo. Los Estudios Críticos del Discurso
pueden contribuir a que los expertos de los discursos dominantes construyan sus discursos de una
manera más eficiente para manipular el público. Por tanto, uno de los objetivos importantes de los
ecd debe ser educar al público, a los ciudadanos, desde el colegio, para que analicen críticamente
estos discursos dominantes y así resistan con más eficacia a su abuso de poder y control.

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