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A finales del s. XIV, algunos escritores bizantinos comenzaron a admitir que Occidente
había cambiado: ya no era aquella tierra de bárbaros que siempre se había creído; solo
dos siglos después la situación se había invertido por completo: Europa era ya el área
más desarrollada de la época. Su capacidad industrial y tecnológica era enormemente
superior a cualquier otra sociedad asiática, americana o africana.
La consecuencia más notoria de esa supremacía adquirida por Europa fueron sin duda
las exploraciones geográficas con su consiguiente expansión económica, militar y
política. Europa siempre había estado a merced de potencias invasoras, pues era
militarmente incapaz de hacer frente a amenazas foráneas. Ejemplos: el desastre de
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Wahlstatt (1241); la derrota cristiana de Nicópolis (1396)… Un hecho importante fue
cuando los turcos, a finales del s. XV, estuvieron a punto de herir el corazón de Europa.
El bloqueo económico impuesto por el Imperio Otomano hizo que éste mismo fuese
burlado, lanzando la ofensiva por los Océanos: primero portugueses y españoles,
holandeses e ingleses más tarde.
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El aumento de las disponibilidades liquidas provocó una caída del tipo de interés en los
principales centros financieros. El capital se ofrecía barato. Oro y plata eran aceptados
por todo el mundo como medio de pago.
Sin embargo, mientras los europeos encontraron en Oriente productos con una gran
salida en Europa, no fue así en el caso contrario. Solo llegarán a encontrar solución a
sus problemas a finales del s. XVIII y comienzos del XIX con el opio.
Según Cipolla, las causas de que la economía trasladase su foco principal de Oriente a
Occidente serían:
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3. La crisis de la madera.
Crisis de la madera. Los europeos se dieron cuenta de que se habían quedado sin uno de
sus factores de producción principales. Carlo Cipolla coloca a la madera como
combustible, energía, por lo que sin ella no se puede producir nada. Este momento de
crisis energética hizo posible que Europa creciese económicamente hacia la supremacía
sobre Oriente: se agota la madera, los bosques son esquilmados, pero los ingleses
utilizan el carbón como fuente de energía. El carbón, según Cipolla, daría lugar a la
revolución industrial.
Siglo XVI: siglo de oro, no solo para España sino también para el resto de Europa
debido a la gran cantidad de oro y de plata procedentes de las minas americanas.
Sin embargo, esta descripción tiene su parte de verdad, pero también de erróneo. La
Italia del s. XVI no vivió una edad de oro ni mucho menos; tampoco lo fue para Francia
ni para los Países Bajos meridionales. Por el contrario, mientras el s. XVII fue una etapa
de decadencia para España, Turquía o buena parte de Alemania, no fue así para
Inglaterra, Holanda o Suecia (excepto en períodos muy breves). No obstante, se podría
hablar de una decadencia o crisis de una buena parte de la economía europea.
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El inconveniente de considerar el s. XVI como un período próspero y el XVII como uno
de estancamiento o depresión es el impedimento de comprender la inversión de los
equilibrios en el interior de Europa.
En España mandaban a otras “naciones” la materia que nace en su reino para comprarla
después elaborada (como con la seda y la lana). La afluencia masiva de oro y plata de
las Américas y la expansión de la demanda efectiva en que se tradujo tal afluencia
habría podido estimular un gran desarrollo económico, pero la España del s. XVI es el
ejemplo perfecto para demostrar que la demanda es un elemento necesario, pero no
suficiente como para conseguir desarrollo. Durante el s. XVI España se enriqueció, es
cierto, puesto que la plata y el oro eran medios líquidos aceptados mundialmente como
pago de mercancías y servicios. Su fracaso se debe, pues, a la deficiencia de trabajo
especializado, al aumento del número de los gremios y su política restrictiva. El
aumento de la demanda no correspondía al aumento de la oferta: por consiguiente, los
precios subieron, y gran parte de la demanda iba dirigida a productos y servicios
extranjeros. Asimismo, mucho tuvo que ver la mentalidad hidalga que consideraba las
importaciones más bien como motivo de orgullo en lugar de una posible amenaza para
la economía. Es por ello por lo que no es de extrañar que Francia pudiera introducir
libremente en Cataluña todo tipo de productos aprovechando la Paz de los Pirineos del
1659 o Inglaterra pocos años después. Gracias a esto, no fue ni siquiera necesario el
contrabando.
La administración española gastaba los ingresos fiscales y los tesoros de las Indias
incluso antes de recaudarlos.
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Ya en el s. XVII la afluencia de metal precioso de América disminuyó drásticamente
debido, probablemente, a tres factores: disminución de la producción minera, el hecho
de que las colonias se iban haciendo cada vez más independientes económicamente y el
éxito de los contrabandistas holandeses, ingleses y franceses que consiguieron desviar
hacia sus países una cuota cada vez mayor de los tesoros procedentes de América.
Italia, por su parte, estaba dirigida por un sistema muy hermético: señorías gobernadas
por príncipes; Zona de constantes conflictos (guerras, epidemias), su mercado no se
puede abrir al océano (falta de capital humano formado), despoblación de las ciudades
hacia zonas rurales y con ellas las burguesías que son las que han mantenido a las
ciudades, se vuelve un poco al sistema feudal. Italia pasa de vender productos
manufacturados a convertirse en un mercado de materia prima: es en los outputs donde
Holanda intensifica su comercio.
País Bajos meridionales: a mediados del s. XVI comprenden los condados de Flandes,
Namur, Henao y Artois, los ducados de Brabante, Luxemburgo y Linburgo, el señorío
de Mechlin y los obispados de Lieja y Cambrai. Impresionante desarrollo económico y
civil, a la zaga del polo italiano. Brujas (en el condado de Flandes) en los ss. XII y XIV,
y Amberes (en el ducado de Brabante) en los ss. XV y XVI, fueron los principales
centros. Las manufacturas textiles satisficieron ampliamente la demanda de los mejores
paños de lana en la Europa septentrional y central.
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En el s. XV, y gracias a las técnicas de construcción naval y de navegación que
mejoraron la circunnavegación de la península de Jutlandia, hizo que se evitaran los
costosos transbordos de Hamburgo y Lübeck (quienes se aprovechaban del comercio de
tránsito obligado).
Con la rebelión contra España y la larga guerra que la siguió se produjo la ruina de los
Países Bajos meridionales: batanes reducidos a cenizas, centros de producción textil
terriblemente dañados, el centro financiero y comercial de Amberes saqueado… Esta
ruina ofreció la oportunidad a los holandeses de penetrar comercialmente en los mares
del Sur y en los océanos aprovechándose y retrasando la recuperación de los Países
Bajos meridionales. Con la paz de 1609 las Provincias Unidades septentrionales salieron
con la independencia política y la libertad religiosa: ahora la economía era más vital que
nunca; de hecho, era la económica más desarrollada y competitiva de toda Europa.
Sin embargo, el perjuicio mayor de la guerra contra España contra los Países Bajos no
fueron las destrucciones de riqueza y de capital físico, que también, sino la fuga de
capital humano. Involuntariamente, España enriqueció a su enemigo. Los fugitivos de
las provincias meridionales (valones) se dirigieron a Inglaterra, Alemania, Suecia, pero
sobre todo a los Países Bajos septentrionales; y entre ellos había artesanos, marineros,
comerciantes, financieros, etc., que aportaron esa capacidad artesanal y todos los
conocimientos y espíritu de empresa. Fue, en definitiva, un poderoso tonificante para
los Países Bajos septentrionales.
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compararse siquiera con las de Francia o Inglaterra). El ámbito del comercio
internacional holandés se dividía entre el comercio con el mar del Norte y el Báltico y
con las Indias orientales y occidentales.
“El modo económico de los holandeses”: vendían a precios competitivos, y sus precios
eran competitivos porque sus costes de producción estaban más comprimidos que en
cualquier otro lugar (a pesar de que la mano de obra estaba mejor remunerada que en
otros sitios). Cuando no conseguían reducir los costes, reducían los estandartes
cualitativos del producto, pero se seguían vendiendo. En esto tuvo mucho que ver el
aprovechamiento de los Países Bajos de fuentes de energía inanimada: la turba y la
energía eólica. Esto último tiene que ver con que los holandeses consiguieron romper su
particular cuello de botella: las limitaciones energéticas. Eran pobres en árboles, pero
ricos en depósitos de turba, y en el s. XVI iniciaron el aprovechamiento a gran escala de
esta fuente de energía. Filibotes.
Cipolla nos plantea la pregunta de cómo y cuándo ocurre esto. Surge como
consecuencia de la Guerra de los ochenta años. Cuando Ámsterdam “vence” a Amberes
como centro económico principal, consigue anular el papel que había jugado en los
siglos XV y XVI. No cayó porque los españoles saqueasen Amberes, ya que cayó
mucho después de esto.
Tanto los “holandeses” como los ingleses innovan en el sector agrario: transforman lo
que Marx llamaba las relaciones sociales de producción , entre capital humano y la
propiedad de los recursos de la tierra; triunfa la propiedad privada sobre la tierra, se
cambia la forma de producir en la agricultura, desaparece el señorío tradicional y los
openfields ingleses para empezar a trabajar de una forma distinta: un único propietario y
asalariados, pero para ello tiene que cambiar el marco político y económico. Se
consigue que poniendo los mismos factores de producción las cosechas se multipliquen:
mismo trabajo, mismo suelo, pero aumenta la productividad. Cómo se mejora:
¿mejorando los recursos, el capital humano? Se hará transformando el sistema
organizativo.
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En el manufacturero ingleses y holandeses. Los italianos recurren al viejo sistema
gremial, pero estos introducen la protoindustria: sistema de producción a domicilio. Se
lleva la industria a los domicilios de las aldeas, y esto lo hacen sobre todo los
mercaderes. Se producía en el tiempo libre. El gremio italiano no permitió esta
actividad, pero en los otros dos casos fue posible.
Principio como España, exporta lana, siglo xv cambia, restricciones exportación, baja el
precio en consecuencia porque no se puede exportar, asi que empiezan a fabricar. En
castilla al reves, impuestos a fabricar paños, mas fácil exportar, porque la lana en el
mercado nacional era mas cara. Pasar de producir, 85% paños elaborados a 5% materias
primas. Exporta cañones de hierro colados, madera, importante, sustituir por carbón, no
querían usarlo, era muy toxico, pero no les quedó otra. Además es mas fácil cortar un
árbol que traer carbon de minas. De hecho importa madera de Suecia, aunque se rompe
el problema usando carbon.