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La cultura monástica se desarrolló en respuesta al declive de la cultura clásica en Europa occidental tras la caída del Imperio Romano. Los monasterios preservaron el conocimiento a través de la copia de manuscritos y la educación. La Regla de San Benito estableció las bases de la vida monástica, centrada en la oración y el trabajo. Casiodoro y Gregorio Magno fueron figuras clave en el desarrollo de la cultura monástica a través de la fundación de bibliotecas, talleres
La cultura monástica se desarrolló en respuesta al declive de la cultura clásica en Europa occidental tras la caída del Imperio Romano. Los monasterios preservaron el conocimiento a través de la copia de manuscritos y la educación. La Regla de San Benito estableció las bases de la vida monástica, centrada en la oración y el trabajo. Casiodoro y Gregorio Magno fueron figuras clave en el desarrollo de la cultura monástica a través de la fundación de bibliotecas, talleres
La cultura monástica se desarrolló en respuesta al declive de la cultura clásica en Europa occidental tras la caída del Imperio Romano. Los monasterios preservaron el conocimiento a través de la copia de manuscritos y la educación. La Regla de San Benito estableció las bases de la vida monástica, centrada en la oración y el trabajo. Casiodoro y Gregorio Magno fueron figuras clave en el desarrollo de la cultura monástica a través de la fundación de bibliotecas, talleres
Para hablar de la cultura monástica y de sus respectivas características, creo
conveniente contextualizar brevemente este tema. Lo que conocemos como
Cristiandad grecorromana o latina, consistió en un lento proceso que culminó en el siglo VIII, y que incluía la difusión de un claro mensaje cristiano, la elaboración de un corpus cultural, y en lo que me voy a centrar, la creación de una organización eclesiástica. La cultura en los reinos germánicos occidentales estaba regida y controlada por la aristocracia, siendo un sistema muy frágil, con lo que, con el comienzo de la caída de esta aristocracia, el nivel cultural va a descender de la misma manera, en gran parte ocasionado por la caída de la sociedad romana, que o bien desaparecía o se fusionaba con las culturas bárbaras. Al no ser una cultura necesaria para administrar y regir los reinos, se va a ir deteriorando, con ejemplos como la desaparición de Escuelas. Con la desaparición de estas, la cultura de la Antigüedad se transmite a través de las generaciones de las familias acomodadas. El latín pasa de ser una lengua general a ser exclusiva para el ámbito religioso (clero, obispado, monjes), con lo que se convierte en una lengua litúrgica. A todo este se le sumó la fusión de la sociedad romana con los pueblos germánicos y un comportamiento religioso propio de pueblos bárbaros de Occidente. Pero con la sustitución de escuelas públicas por monásticas se consolidó el estudio de elementos lingüísticos y literarios de herencia clásica, pero al no prolongarse en el tiempo, el nivel de preparación descendió progresivamente. Y ya antes de pasar con el tema principal creo que es de suma importancia mencionar la regla de San Benito y de su influencia en Occidente, y que supuso el origen del monacato benedictino. La regla de San Benito está formada por 73 capítulos. En ellos detalla claramente diversos principios relativos a la organización de la vida en los monasterios, la vida diaria de los monjes, la dirección de los monasterios, que recaía en el abad elegido por todos los monjes, con posesión de autoridad absoluta. Los votos principales de los monjes de acuerdo con San Benito tendrían que ser: castidad, pobreza y obediencia. También conforma un gran número de normas prácticas orientadas a la vida religiosa y a un reajuste de la vida religiosa a través de la moderación de las actividades de los monjes, régimen de comida y descanso… La regla de San Benito tiene como pilar central la frase ``Ora et labora´´, reza y trabaja. Alrededor de este pilar tan importante se va a desarrollar la vida monástica benedictina. La Regla de San Benito se va a convertir en la posteridad en el máximo referente del monacato occidental. El monasterio se convierte en un lugar de retiro, una vía para alcanzar la Ciudad de Dios. La vida monacal es un camino de penitencia, consagrada a Dios por completo, enfocada a la adquisición de la ``perfección espiritual´´. Antes de consagrarse a esta vida, el monje ha de renunciar a sus bienes, a su matrimonio, a su carrera social, a la cultura profana, alejada de los ideales monacales y que no tiene cabida en el monasterio. Aparece una literatura exclusivamente monástica, que tiene como objetivo el estudio de la Biblia como vía para comprender las doctrinas espirituales. A través de esta literatura se van a transmitir las costumbres propias de cada monasterio.
Ya con la llegada del siglo VI, se empiezan a desarrollar temas y actividades
intelectuales monacales en la ``lectio divina´´, que contiene multitud de reflexiones y meditaciones con el objetivo de avivar y alimentar la vida espiritual. Aparece la Regla del Maestro, similar a la de San Benito, pero enfocada a los monjes jóvenes, incluso a los niños, para que estos practiquen y mejoren su lectura. A la Iglesia le beneficia tener un clero numeroso y bien formado, por lo que, en el 52, en Provenza, Italia y España se llevan a cabo diferentes concilios, en lo que se determina que los sacerdotes de cada parroquia rural tienen formar un grupo de jóvenes en su casa, mejorando su lectura e iniciándolos en la espiritualidad mediante obras como el Salterio o la Ley Divina. Esto supone el nacimiento de la escuela parroquial, lo que reafirma el ya anticuado funcionamiento de las escuelas municipales. En cuanto a la formación de los jóvenes en las escuelas parroquiales, hay que destacar el aprendizaje del Salterio, de memoria y cantado. Con esto último podemos deducir que también recibían nociones musicales. Asimismo, los jóvenes más preparados llegan a leer las Sagradas Escrituras y fragmentos de relatos hagiográficos (vida de Santos). El Obispo es el que forma a sus colaboradores, y recibe jóvenes, incluso niños. En Italia, Francia y España surgen las Escuelas Episcopales, donde se enseña la lectura de sermones y el arte de la copia de correspondencia. Con el tiempo, el Obispo va a depositar su cargo en la figura del Archidiácono. Este tipo de enseñanza adquiere un carácter muy culto y profesional, teniendo de pilares las Sagradas Escrituras, el canto y la práctica de sacramentos. Destacar que no se imparten las artes liberales. Las grandes figuras del desarrollo de la cultura monástica fueron Casiodoro y Gregorio Magno. La obra más reseñable de Casiodoro (482-580) fue la fundación en Vivarium, Calabria, un monasterio en el que convivían dos comunidades distintas: la eremítica, que seguía una vida ascética, y la cenobítica, cuya vida era conventual. Casiodoro combinó el ideal monástico que conformaba la vida espiritual con una muy activa y grande actividad cultural, cuyos aspectos más destacables eran, el aprendizaje de reglas ortográficas y de puntuación, la puesta en marcha de talleres de copistas y talleres encuadernadores… Fundó en el monasterio una gran biblioteca con multitud de obras sagradas de autores tanto latinos como griegos, e incluso él mismo dirigió multitud de actividades intelectuales. Como gran obra de Casiodoro, es vital nombrar ``Instituciones de las letras divinas y profanas´´, un libro de texto de carácter enciclopédico cuya función era instruir a los monjes de Vivarium. Casiodoro se dedicó en cuerpo y alma a la difícil labor de salvar los restos de la cultura antigua, de ahí los talleres de copistas y encuadernadores, y la gran biblioteca. Destaco también otras obras de interés como su ``Chronica´´ donde recopila la historia universal, desde Adán hasta el 519; ``De ortographia´´, una compilación de sus escritos a cerca de la gramática latina. Y ya por último hablar de Gregorio Magno (540-604), el principal responsable de la transmisión del modelo benedictino, a través de la publicación de la vida de San Benito de Nursia y la fundación de monasterios regulados por la Regla de San Benito, en territorios familiares que poseía en Sicilia y en Roma, como es el ejemplo del monasterio de San Andrés en Monte Celio. Además, contribuyó activamente en el fortalecimiento del poder pontificio entre el 590 y el 604, recogiendo su labor en su obra ``Liber pontificalis´´, además de la reforma y compilación del canto litúrgico en la obra ``Canto Gregoriano´´. Otra a destacar es ``Liber regulae pastoralis´´, un tratado pedagógico de carácter eclesiástico. Por último decir, que Gregorio Magno fue el principal impulsor de la actividad misionera, enviando al abad del monasterio de San Andrés a Gran Bretaña, lo que desembocó en la conversión del rey de Kent.