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Historia de Rumania

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Poblaciones neolatinas rumanas en los Balcanes actuales

La Historia de Rumania abarca cinco milenios, desde las primeras culturas paleolíticas de la
pre-Dacia antigua hasta la actual República de Rumania.

Índice

 1La Prehistoria
 2La Antigüedad
o 2.1La colonización griega
o 2.2Del siglo IV a. C. hasta la época romana
o 2.3Época romana
 3La Edad Media
 4La lucha contra la dominación otomana
 5Hacia la independencia
 6Consolidación del país
 7La Primera Guerra Mundial
 8El Período de Entreguerras
 9La Segunda Guerra Mundial y el fin de la Monarquía
 10El Período Comunista
 11La transición y el siglo XXI
 12Véase también
 13Referencias
 14Enlaces externos
La Prehistoria[editar]

"Los pensadores" de Hamangia, V milenio a.C.

Los orígenes del poblamiento rumano datan del periodo paleolítico y continuaron lentamente
hasta el neolítico (hasta el III milenio a. C.). Con ello han dejado numerosas realizaciones de
la vida cotidiana y artística en diversas culturas
como Hamangia, Cucuteni Ariuşd y Boian Gumelniţa. Con la llegada de los pueblos
indoeuropeos, estos habitarían la península de los Balcanes y los valles del Danubio dando lo
mejor de sus habilidades de civilizacióndurante la Edad de Bronce con los tracios. Las
primeras referencias históricas fueron de los geta-dacios, que asimilarían la cultura de otros
pueblos como los celtas y griegos.

La Antigüedad[editar]
La colonización griega[editar]
La colonización griega se inicia en el siglo VII a. C. en toda la franja costera del mar Negro y
del mar de Mármara.
En menos de 50 años el litoral fue colonizado de un extremo a otro, sobre todo por Mileto (90
colonias). En el litoral rumano fueron fundadas Calatis y Tomis. En los siglos VI y V a. C. estas
ciudades prosperaron importando del Asia Menor, de Corinto y de Atenas objetos suntuarios
destinados a la aristocracia del interior e intercambiados por cereales y esclavos. Luego se
convirtieron en centros de producción artesanal para el mercado tracio.
Están atestiguadas la inclinación al lujo y la prosperidad de la aristocracia de los getas del
bajo Danubio. Prosperidad desconocida por los dacios de Transilvania.
La helenización fue un suceso decisivo en la historia de todas las regiones ribereñas del Ponto
Euxino, a las que confirió una fisonomía cultural casi inalterada hasta la antigüedad tardía.

 La primera colonia milesia es también la primera colonia griega


de Dobruja, Istros o Istro (Histría o Hístros), nacida a mediados del siglo VII a. C. en la
desembocadura del Danubio, en la costa occidental del Ponto Euxino.
Artículo principal: La colonia griega de Istria

 En el siglo VI a. C., los colonos de Heraclea Póntica fundan Calatis, la actual Mangalia.
 A inicios del siglo V a. C., los milesios fundan Tomis, que adquirirá importancia en la
época romana.
Artículo principal: Los Dacios y los Getas

Del siglo IV a. C. hasta la época romana[editar]


Para el siglo IV a. C., las noticias históricas sobre los antiguos rumanos (getas) son más
frecuentes, al verse involucrados en sucesos de gran alcance:
 La política expansionista de Filipo II de Macedonia.
 Las obras de Alejandro Magno, la disolución de su imperio en los distintos reinos
helenísticos.
 El fracasado intento de anexión de Valaquia por parte de Lisímaco de Tracia.
De los siglos III y II a. C., las fuentes históricas callan casi totalmente.
Pero el historiador latino Pompeyo Trogo, dice que en este período, creció el poder de
los dacios por obra del rey Lubostenes. Es una noticia aislada pero coincide con el resultado
de las investigaciones.
De finales del siglo II a. C., data la fortaleza de Costeşti, la primera en orden cronológico, de
una serie de obras defensivas imponentes, estratégicamente distribuidas a lo largo de la
vertiente carpática.
Con la desaparición de los celtas de Transilvania, el centro del poder político de los tracios se
desplaza de los Balcanes y el bajo Danubio a la región carpática, donde tiene inicio el proceso
de unificación de las tribus dacias, culminada por el rey Berebistas (o Burebista) en la primera
mitad del siglo I a. C.
Época romana[editar]

Ruinas de Ulpia Traiana Sarmizegetusa, capital de la Dacia Romana.

Hacia el 70 a. C., Rumania fue poblada por los dacios, que eran diversas tribus procedentes
de Tracia y residían a la orilla izquierda del río Danubio. El primer rey fue Berebistas, quién
gobernó hasta el año 44 a. C. pero posteriormente su reino se desintegró. Al iniciarse el siglo
II y después de intermitentes guerras con el Imperio romano, el rey Decébalo fue finalmente
vencido por las tropas imperiales del emperador Trajano en 106, hecho histórico que fue
registrado en la columna de este último en Roma.
Con la dominación imperial, Rumania tuvo las bases de su cultura y lengua latinas, lo que
distingue este país de sus vecinos que en su mayoría son de ascendencia eslava (a excepción
de los húngaros que son fino-ugrios). Para el 275, las tribus godasinvadieron el territorio y
causaron la retirada administrativa de los romanos.

La Edad Media[editar]
Después de la retirada romana, el territorio de la actual Rumania se adelantó a la edad
medieval, siendo objeto de invasiones como las de
los godos, hunos, ávaros, eslavos, magiares, y búlgaros. A pesar de las frecuentes guerras, la
población romanizada conservó la lengua e identidad latina. La presencia de palabras como
"Dumnezeu" ("Dominus Deus"), "biserica" ("basilica") o "Paste" ("Pascua") en rumano sugiere
una primera cristianización en el idioma latín. Después los protorumanos fueron influenciados
por el patriarcado bizantino y el búlgaro.
En el siglo XI, dominaban los pechenegos y en el siglo XII los cumanos, pero existían en
tierras de la actual Rumania pequeños principados con dueños rumanos. Posteriormente
los mongoles de la Horda de Oro invadieron el país (1237-1242). Luego los alemanes se
establecieron en Transilvania, fundando en ella varias ciudades. Hasta fines del siglo XIII, los
húngaros se apoderaron de esta última región, y la nobleza rumana perdió gradualmente sus
derechos.

Esteban III de Moldavia

En el siglo XIV se formaron los estados rumanos de Valaquia y Moldavia, que existirán hasta
su unión bajo Alexandru Ioan Cuza, en 1859.
Con ello se pusieron las bases de los tres principados que se unificarían alrededor del siglo
XIX: Transilvania, Moldavia y Valaquia, quienes no solo tuvieron que guerrear contra el reino
de Hungría (más tarde contra el Imperio habsbúrgico), sino también contra Polonia y
el Imperio otomano.

La lucha contra la dominación otomana[editar]

Miguel el Valiente, fresco en la catedral de Alba Iulia

A partir del siglo XV, los moldavos y valacos tuvieron que pelear insistentemente contra
los turcos en defensa de su libertad y de la fe cristiana. Valaquia y Moldavia nunca fueron
provincias del Imperio Otomano, aunque sus príncipes tuvieron que pagar tributo a los
sultanes en repetidas ocasiones, para mantener su independencia. Hubo algunos períodos de
logros culturales y de completa independencia, como durante el reinado de
los voivodas Mircea I, Esteban III, Miguel el Valiente (consiguió la primera unión de los
principados de Transilvania, Valaquia y Moldavia, pero fue asesinado por órdenes de los
austriacos un año después1) o Vlad Ţepeş (este último, recordado por sus crueldades, es
comúnmente considerado como el arquetipo que Bram Stoker usó en su Drácula).
De todos modos la administración del país recayó primero en los voivodas, y, después, en
el siglo XVIII, en los Fanariotas(gobernantes griegos nombrados por el Sultán). Muy pronto
también Austria no solo gobernaría en Transilvania sino también se introdujo en la pelea
contra los turcos a lo largo de los siglos XVII y XVIII.

Nicolae Mavrocordat, primer gobernador fanariota de los principados del Danubio.

Hacia la independencia[editar]
Con la expansión e influencia del Imperio ruso a partir de 1775, la Revolución francesa,
las Guerras napoleónicas y la independencia de Grecia, ya Rumania proclamaba también su
autodeterminación nacional con Tudor Vladimirescu, quién abolió la administración fanariota
en favor del principado. Luego se sumó la Guerra de Crimea con el apoyo de Francia. Con ello
aparecerían rasgos de una democracia burguesa a partir de 1860.
La aparición de la monarquía constitucional tomó forma con Alexandru Ioan Cuza quien,
en 1859, fue elegido príncipe de Moldavia y Valaquia, haciendo que estas impulsasen la
unificación rumana en 1866, cuando estos países formaron el reino de Rumania. Con Carol
I finalmente se hizo respetar la libertad del reino con los tratados de San Stefano y
la Conferencia de Berlín, ambas en 1878.

Consolidación del país[editar]


Mientras se abogaba por la independencia, Moldavia y Valaquia se unificaron no solo política
sino económica y socialmente como preludio a la formación de un sólo país en el siglo XIX.
Hacia 1878 se inició la conquista de dos antiguas provincias rumanas: Besarabia y Dobruja.
En economía, las reformas de Cuza, y más tarde las de Carol I, generaron malestar y
oposición entre las clases terratenientes pero no así en la burguesa, que necesitaba impulsar
la modernización e industrialización del país y la secularización de los bienes clericales.
Asimismo, la vida política empezaba a democratizarse en torno a los partidos liberal y
conservador.
Con respecto a Transilvania, antigua provincia rumana, la dominación austrohúngara acarreó
serios problemas políticos y étnicos por el predominio de los húngaros en la economía de tipo
terrateniente y la consecuente discriminación de los rumanos de la región.

La Primera Guerra Mundial[editar]


Artículo principal: Rumania durante la Primera Guerra Mundial
La "Gran Rumanía" tras la Primera Guerra Mundial, incorporando Transilvania, Besarabia y Bucovina y
numerosas minorías.

A pesar de su alianza con los Imperios Centrales, al estallar la Primera Guerra


Mundial Rumania se declaró neutralhasta 1916, dividido el poder entre el monarca germanófilo
y la clase política abrumadoramente partidaria de la Entente. Pero el rey Carol I falleció
en 1914 y fue sucedido por su sobrino Fernando I. Fernando firmó un tratado con la Triple
Entente, que le permitiría incluir a Transilvania en su reino. Rumania declaró la guerra
al Imperio austrohúngaro el 14 de agosto de 1916, y, tras un efímero avance en Transilvania,
sufrió una dura derrota a manos de los búlgaros en el sur y de los ejércitos combinados de
Alemania y Austria-Hungría en el oeste. Pronto Valaquia fue ocupada por las Potencias
Centrales. Sólo Moldavia pudo rechazar los ataques alemanes en 1917 hasta que el estallido
de la revolución en Rusia debilitó la capacidad de resistencia rumana. Con el consentimiento
de los representantes de la Entente firmó una paz (Tratado de Bucarest (1918)) desfavorable
con los Imperios Centrales cuando la resistencia no pudo continuar en la primavera de 1918.
La pronta derrota de estos, sin embargo, permitió al país reanudar la lucha del lado vencedor
horas antes de la proclamación del armisticio el 10 de noviembre de 1918. Los rumanos
recobraron la iniciativa, reconquistaron el país, ya sin oposición de las potencias derrotadas e
incluso ocuparon la provincia de Transilvania, habitada mayoritaritariamente por rumanos.
El 1 de diciembre de 1918, los rumanos de Transilvania y Banato, representados por una Gran
Asamblea Nacional, votaron a favor de la unificación con Rumania en la ciudad de Alba Iulia.
La unión fue reconocida internacionalmente a través de los tratados de Saint Germain-en-
Laye y de Trianon. La unión de Besarabia con Rumania fue decidida por el Sfatul
Ţării («Consejo del País») de Besarabia, el 27 de marzo de 1918, y lo mismo pasó
en Bucovina, completándose así la formación de la «Gran Rumania». Posteriormente el país
se incorporó a la Sociedad de Naciones, el 28 de junio de 1919.

El Período de Entreguerras[editar]
Artículo principal: Rumanía durante el periodo de entreguerras
Carol II monarca durante la década de 1930 y figura que marcó la misma, debilitando el sistema
parlamentario a la vez que fomentó la industrialización del país.

El período entre las dos guerras fue muy problemático para Rumania, pues los problemas con
la reforma agraria se ahondaron dándose una solución parcial, la expropiación de áreas
propias de los terratenientes. Luego, se tuvo una relativa estabilidad política hasta la Gran
Depresión de 1929, en la cual el país quedó vulnerable a los ataques fascistas y huelgas
obreras. La gran crisis económica que afectó al mundo desde finales de los años veinte afectó
duramente al país, eliminando sus crédito y reduciendo drásticamente sus exportaciones,
especialmente agrícolas y petrolíferas. Las penurias y la debilidad de la oposición de
izquierdas, duramente reprimida por el gobierno y asociada a la enemiga URSS, hizo que
creciese una oposición radical de derecha cercana al fascismo, siendo su principal
representante el partido de la Guardia de Hierro de Corneliu Zelea Codreanu, que el poder
fomentó intermitentemente como alternativa a la oposición de izquierda y con la ilusión, fallida,
de utilizarla para ganar apoyos.
Tras el regreso del príncipe Carol y su ascenso al trono en 1930 se produjo una gradual
desintegración del sistema político semidemocrático de los años veinte, debido en parte a la
actitud favorable a la autocracia del monarca, en parte a la crisis económica que ningún
gobierno logró resolver y también a la falta de representatividad de los partidos tradicionales,
más cercanos a los intereses de la escasa burguesía que a los de la gran masa campesina,
que siguió en la pobreza. A mediados de la década, junto con la tendencia a sustentarse los
gobiernos en la gracia del monarca en vez de en los partidos políticos, se dio también una
cierta recuperación económica y un aumento de la industrialización, pero alejada esta de las
necesidades de la agricultura, principal actividad de la nación y sujeta a una enorme
corrupción, muy asociada al soberano y sus allegados. Creció asimismo el comercio con
Alemania, única potencia dispuesta a importar los productos rumanos en grandes cantidades,
aunque en un régimen de trueque que no permitía al país ganar divisas sino sólo lograr
productos industriales alemanes (singularmente armamento), mientras que los tradicionales
aliados anglo-franceses no hacían esfuerzos en dar salida a las exportaciones rumanas, poco
competitivas y secundarias respecto al comercio con las colonias de ambas potencias.
En el plano exterior, y con la ascensión de Miguel I y Carol II (1930) se hicieron alianzas
defensivas con la tradicional Entente, así como con la Pequeña Entente, Polonia y Francia.
También realizó esfuerzos por el desarme mundial y la indemnización de daños de guerra.
Esta clara preferencia por las potencias occidentales, especialmente por Francia, fue
decreciendo paulatinamente a lo largo de la década de 1930, primero por las necesidades
económicas del país, que Alemania fue más capaz y dispuesta de paliar que Francia y, más
adelante, por las sucesivas derrotas diplomáticas francesas y el crecimiento del poder alemán
en la zona, especialmente con la anexión de Austria (destacado inversor en los Balcanes) y la
destrucción de Checoslovaquia, tradicional aliado y principal suministrador de armas de
Rumania. Los gobiernos del país mantuvieron, sin embargo, una hostilidad permanente hacia
la Unión Soviética, tanto por razones sociales como territoriales (disputa por Besarabia).

La Segunda Guerra Mundial y el fin de la Monarquía[editar]


Artículo principal: Rumania durante la Segunda Guerra Mundial
El caudillo rumano Antonescu (derecha) junto al ministro de exteriores alemán Ribbentrop.

En 1938 Rumania comenzó una época política complicada con la dictadura del rey Carol II.
Este promulgó una constitución que restringía la democracia y proscribía los partidos políticos,
creándose un único partido estatal a imagen de los regímenes fascistas. El mismo año el país
fue testigo de la represión de la principal formación fascista, la Guardia de Hierro, que gozaba
de una popularidad creciente y el rey consideró amenazante y sometida a control alemán. Sus
principales dirigentes fueron asesinados en prisión.
Se mantuvo a la vez la política de equilibrio entre las potencias democráticas occidentales y
las fascistas que se había iniciado en 1936, aunque las sucesivas derrotas diplomáticas y más
tarde militares de las primeras, así como las necesidades económicas, armamentísticas y el
miedo a la Unión Soviética del gobierno rumano hicieron que se estrechasen las relaciones
con Alemania, que se fue consolidando como la principal potencia regional. En 1940, con la
caída de Bélgica a finales de mayo y luego la de Francia, tradicional aliado de Rumanía, el
país se vio presionado por Alemania para alinearse definitivamente con el Eje. En junio, a la
vez que Alemania remataba la campaña francesa Rumanía hubo de ceder la
disputada Besarabia y el norte de Bucovina a la URSS ante la falta de apoyo alemán frente al
ultimátum soviético. A pesar de los intentos del rey por demostrar a los alemanes su total
fidelidad nombrando un nuevo gobierno claramente progermano que incluía a la reconciliada
Guardia de Hierro la tensión con los países vecinos no dejó de crecer durante el verano.
Alemania se negó a garantizar las nuevas fronteras rumanas hasta que el país no resolviese
sus disputas territoriales con Hungría y Bulgaria. En septiembre hubo de ceder el sur
de Dobruja a esta (Acuerdos de Craiova) y, tras el fracaso de las negociaciones bilaterales y la
imposición italo-alemana a finales de agosto de una nueva frontera rumano-húngara, perdió el
norte de Transilvania.

La pérdida del territorio rumano después de 1945

En política nacional tales pérdidas forzaron la renuncia del rey Carol II, totalmente
desacreditado. Se exilió en septiembre abdicando en su hijo Miguel I, bajo presión de la
organización fascista Guardia de Hierro colocando a Ion Antonescu como jefe de gobierno con
plenos poderes. Este completó el acercamiento a las potencias fascistas, firmó el Pacto
Tripartito, se deshizo tras unos meses de inestable coalición de sus socios de gobierno de la
Guardia (enero de 1941) e implantó una dictadura militar. En junio de 1941 invadió la
URSS junto con los demás ejércitos del Eje. Rumanía recuperó así las provincias perdidas a la
Unión Soviética en el verano de 1940 y recibió una zona de ocupación conocida
como Transnistria.
Muy pronto las cosas se agravaron con la derrota del ejército alemán en Stalingrado en la que
varios ejércitos rumanos fueron prácticamente aniquilados. Esto motivó una moderación del
régimen, una mejora en el trato hacia los judíos y el establecimiento de conversaciones
diversas con los Aliados con el objetivo de abandonar el bando alemán. En agosto de 1944,
con el ejército soviético a las puertas de Rumanía y no habiendo fructificado las negociaciones
con los Aliados, el rey se decidió a dar un golpe de estado y detener a Antonescu, con el
apoyo de los partidos de la oposición clandestina. El 23 de agosto de 1944 el dictador fue
detenido y se formó un nuevo gobierno de coalición, cambiando el país de bando y facilitando
el rápido avance soviético por los Balcanes. El país continuó luchando contra del Eje hasta la
capitulación alemana.
Otro factor en el desarrollo de la guerra fue el avance del partido comunista que, a partir de la
liberación del país por los soviéticos, se fue acercando constantemente al poder político
mediante un gobierno de coalición controlado y el apoyo de las autoridades de ocupación.
En 1947, tras vencer en las elecciones gracias al fraude electoral en noviembre del año
anterior, abolió la monarquía y proclamó la república popular el 31 de diciembre de ese mismo
año, suprimidos ya los partidos de oposición.

El Período Comunista[editar]
Artículo principal: República Socialista de Rumania

Con la proclamación de la república, se formó un Consejo de Estado presidido por Petru


Groza, se procedió a eliminar la oposición multipartidista al Partido Comunista Rumano.
Desde entonces, el sistema se ciñó al modelo soviético proclamando las constituciones de
1948, 1952 y 1965. Esto significó el incorporar al país profundos cambios partiendo de la
nueva industrialización y la nacionalización de la economía, y por otro, vincularse al Pacto de
Varsovia y a la COMECON en el plano externo.
Pero en cada éxito que produciría en la economía, también surgieron temores de posibles
fracasos, cosa que con el tiempo se hicieron patentes a partir de su distancia con el bloque
soviético. Aun así, también dio impulso al comercio con los países occidentales como Estados
Unidos, España, y AlemaniaOccidental pese al detrimento de sus vecinos y de la población
rumana.
Con la elección de Nicolae Ceausescu en 1965, se mantuvo una originalidad política,
abogando la soberanía nacional dentro del socialismo, de modo que los primeros años de su
política le fueron favorables pero también desaprobaba las intervenciones de la Unión
Soviética como las de Checoslovaquia y Afganistán. Pese a ello mantuvo buenas y prudentes
relaciones con el bloque soviético en varios acuerdos militares y económicos. Restableció
relaciones con Alemania y se destacó en las cuestiones del Medio Oriente. Durante la Guerra
de los Seis Días, se negó a romper relaciones con Israel.
Pero en el plano interno, mantuvo la férrea estructura comunista en contra de sus disidentes,
de modo que la economía, pese a que estaba muy bien empezó a tener síntomas de un
deterioro, al igual que el resto de los países del bloque. En la década de 1980 ya todos los
recursos escaseaban, lo que dio lugar a fuertes protestas y manifestaciones que fueron uno
de los detonantes de la caída del régimen.
Precisamente Ceausescu odió las reformas efectuadas en la Unión Soviética (la perestroika y
el glásnost) lo que le hizo reforzar su política estalinista en todo el país, terminando en los
disturbios de Timisoara en 1989, lo que llevó a que el ejército y la clase política finalmente
lo derrocaran en la navidad de 1989 y posteriormente lo juzgaran y ajusticiaran en secreto,
junto con su esposa Elena. Luego Corneliu Mănescu e Ion Iliescu se pusieron al frente del
país hasta las primeros días de 1990.

La transición y el siglo XXI[editar]


En 1990, Rumania ingresó de golpe a la transición hacia la economía de mercado y el retorno
a la democracia multipartidista bajo la administración de Ion Iliescu, quien decidió acabar con
las medidas comunistas y establecer medidas de austeridad, pese a que aun continuaban los
problemas económicos como el desempleo y los bajos salarios. En el plano político, se
proclamó la constitución de 1991 y la consiguiente reelección de Iliescu como presidente.
Mientras éste gobernaba como presidente, Petre Roman como premier intentó sin éxito
apaciguar las protestas obreras, por lo que se vio obligado a dimitir en favor de Theodor
Stolojan.
Más aún, con la transición se planteó el problema de las minorías étnicas, con los gitanos, y
con los húngaros en Transilvania. Estos últimos se agruparon en la Unión Democrática Magiar
de Rumanía, que pasó a formar parte del gobierno en 1996. El gobierno central se vio
obligado a reconocer los derechos etnolingüísticos de las minorías en 1994. Aprovechando
estos problemas, el ex-monarca Miguel I, intentó sin éxito restaurar la monarquía.
En 2004, Rumanía ingresó en la OTAN con la aceptación de la mayoría de su población. Con
respecto a la Unión Europea, se realizaron negociaciones de ingreso desde 1993, las cuales
trajeron como consecuencia reformas económicas y finalmente el ingreso del país en la UE a
partir del 1 de enero de 2007.

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