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NORMAS GENERALES PARA LA PREVENCIÓN DE INFECCIONES

Cuando hablamos de normas generales para la prevención de infecciones nos referimos a la


aplicación de medidas de prevención y detección precoz, por parte del personal de enfermería, en
un paciente de riesgo con el fin de evitar la aparición de infecciones. Estas medidas buscan, por un
lado, minimizar el riesgo de desarrollar una infección intrahospitalaria y, por el otro, educar al
paciente y su familia para que colaboren en la prevención de estas infecciones.

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Dentro de las normas más importantes se encuentran:

• La valoración de los signos o síntomas de infección.


• La valoración del grado de vulnerabilidad del paciente a las infecciones.
• Limitar el número de visitas cuando sea necesario.
• Mantener las normas de asepsia en el paciente.
• Aplicar las precauciones de aislamiento, si procede.
• Lavarse las manos antes y después de cada procedimiento.
• Realizar la desinfección alcohólica de las manos.
• Curar las heridas con técnica estéril y cambiar los apósitos y vendajes cuando estén húmedos o
sucios.
• Valorar el estado de cualquier herida, drenaje o punción.
• Insertar y cuidar los catéteres con técnica estéril.
• Mantener los drenajes y sistemas de infusión en circuito cerrado.
• Manipular lo menos posible los sistemas de infusión.
• Fomentar la ingesta nutricional y de líquidos necesarios.
• Facilitar el descanso.
• Ayudar a los pacientes a realizar una correcta higiene de la piel y de la boca.
• Desechar convenientemente la ropa de cama húmeda y manchada.
• Desechar las heces y la orina en los recipientes adecuados.
• Mantener la integridad de piel y mucosas.
• Observar si hay cambios en el nivel de vitalidad.
• Instruir al paciente y familia acerca de los signos y síntomas de infección y de cómo evitarla.
• Enseñar a los pacientes y familia a lavarse las manos antes de comer, después de evacuar
excrementos y después de tocar material infeccioso.
• Emplear medidas de limpieza y desinfección del mobiliario y habitación del paciente.
• Los enseres de aseo del paciente serán individuales.
• Desechar los residuos sanitarios según la gestión de residuos.

LAVADO DE MANOS HIGIÉNICO Y ANTISÉPTICO

Es el conjunto de medidas higiénicas que buscan eliminar el mayor número posible de


microorganismos patógenos de las manos mediante la técnica de lavado de manos con agua, jabón
neutro y antiséptico. Buscan:
- Prevenir la propagación y transmisión de microorganismos patógenos.
- Disminuir la flora bacteriana de las manos antes de un procedimiento.
- Disminuir la prevalencia de la infección nosocomial en los centros sanitarios.

Procedimiento:
• Iniciar el lavado manual, abriendo el paso del agua.
• Mojarse las manos.
• Enjabonar manos y muñecas por delante y por detrás, insistiendo en los espacios interdigitales
unos 40-60 segundos.
• Cerrar el paso del agua con los codos o con una toalla desechable.
• Secar las manos y muñecas con toallas de celulosa y desechar.
• Consideraciones a tener en cuenta:
• El lavado de manos con solución alcohólica está indicado en las siguientes situaciones:

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1. Antisepsia rápida de las manos.
2. Antisepsia de las manos antes y después de mantener contacto con enfermos o materiales
potencialmente contaminados.
3. Antes de realizar cualquier procedimiento de enfermería de corta duración que requiera
ambiente estéril.
4. Tras la retirada de guantes es conveniente realizar un lavado higiénico de manos u otro
lavado con solución alcohólica.
• No utilizar barnices de uñas.
• Mantener las uñas cortas y limpias. Está prohibido el uso de uñas artificiales.
• No aplicar cremas en las manos durante la jornada laboral pues interfieren en la efectividad de
las soluciones antisépticas.
• Aplicar cremas protectoras en las manos al final de la jornada laboral.

Cuando las manos ESTÉN VISIBLEMENTE MANCHADAS O CONTAMINADAS por fluidos


orgánicos se realizará el lavado de manos con agua y jabón normal y después aplicación de la
solución alcohólica.
Si las manos NO ESTÁN VISIBLEMENTE MANCHADAS se realizará la desinfección alcohólica de
las mismas.

PRECAUCIONES BASADAS EN LA TRANSMISIÓN: TRANSMISIÓN AÉREA, TRANSMISIÓN POR


GOTÍCULAS Y POR CONTACTO

Es el conjunto de medidas que adopta el personal sanitario ante la sospecha clínica o confirmación
bacteriológica de la presencia en el paciente de microorganismos patógenos transmisibles por aire,
gotículas o contacto. Buscan:
-Evitar la transmisión o difusión de la infección desde el paciente infectado a otros pacientes y al
personal sanitario, interrumpiendo la cadena epidemiológica.
-Aislar la infección, no así el paciente, y reducir los costes asociados con precauciones de
aislamiento innecesarias.

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PROCEDIMIENTOS RELACIONADOS CON LA
MOVILIZACIÓN DEL PACIENTE
MOVILIZACIÓN DEL PACIENTE
Es el conjunto de actividades que permiten movilizar al paciente cuando éste no puede hacerlo por
sus propios medios.

Los objetivos de la movilización del paciente son:


• Mantener la comodidad del paciente encamado.
• Mantener la alineación corporal.
• Prevenir posibles complicaciones relacionadas con la encamación prolongada como las
úlceras por presión, deformidades, pérdida del tono muscular, trastornos circulatorios,
entre otras.

Consideraciones a tener en cuenta antes de la movilización del paciente:


• La intensidad del ejercicio al que se va a someter al paciente (cambio de postura).
• La capacidad física del paciente.
• La capacidad del paciente para comprender las instrucciones para el cambio de postura.
• El nivel de incomodidad que le genera el movimiento.
• El peso del paciente.
• La presencia de hipotensión ortostática.
• La propia fuerza y capacidad (del enfermero o auxiliar de enfermería) para movilizar al
paciente.
• Realizar los movimientos adecuados para evitar lesiones en el paciente.

Procedimiento para la movilización del paciente:


• Realizar lavado de manos.
• Preparar el material.
• Preservar la intimidad del paciente.
• Informar al paciente.
• Solicitar la colaboración del paciente y la familia.
• Colocarse los guantes.
• La cama en posición adecuada y frenada.
• Colocarse de frente a la dirección del movimiento para evitar el giro de la espalda
• Adoptar una postura de base amplia para aumentar la estabilidad y mantener el equilibrio.
• Inclinar el tronco hacia delante y flexionar las caderas para hacer descender el centro de
gravedad.
• Contraer los músculos glúteos, abdominales, de las piernas y los brazos a fin de ensayar el
movimiento y evitar lesiones.
• Balancearse desde la pierna de delante a la de atrás cuando tenga que tirar, o desde la
pierna de atrás a la de adelante cuando tenga que empujar para vencer la inercia, resistir el
peso del paciente y obtener más fácilmente un movimiento suave y equilibrado.
• Movilizar al paciente a la posición seleccionada evitando fricciones y sacudidas bruscas.
• Colocar dispositivos de apoyo necesarios para mantener la alineación corporal (almohadas,
estribo, bota de pie…)

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• Vigilancia del estado general del paciente.
• Dejar al paciente en una postura cómoda.
• Retirar el material utilizado.
• Retirase los guantes.
• Realizar lavado de manos.
• Aplicar alcohol en las manos.
• Registrar los cuidados realizados en los registros de enfermería.

Observaciones importantes con respecto a la movilización del paciente:


• Los problemas de alineación en el cuerpo, que pueden resolverse con dispositivos de apoyo,
en la mayoría de los casos son:
x Flexión del cuello
x Rotación interna del hombro
x Flexión de la muñeca
x Convexividad anterior de la región lumbar de la columna
x Rotación externa de las caderas
x Hiperextensión de las rodillas
x Flexión plantar del tobillo
• Evitar el dolor, la ansiedad y la confusión en el paciente.
• Evitar las sacudidas bruscas.
• Evitar que se presione de forma prolongada la misma región del cuerpo.
• Ciertos pacientes requieren la presencia de dispositivos que aseguren la tracción mecánica.
En estos casos es importante vigilar estos elementos para controlar la tensión, evitar
desplazamientos, evitar contracciones musculares y mantener la alineación del eje de
tracción.
También es importante vigilar que no aparezcan o si se encuentran presentes que no
empeoren, alteraciones locales de la zona afectada como enrojecimiento, edema o
supuración.

POSICIONES DEL PACIENTE ENCAMADO


1. DECÚBITO SUPINO O DORSAL
2. DECÚBITO PRONO O VENTRAL
3. DECÚBITO LATERAL
4. POSICIÓN DE ROSER O PROETZ
5. POSICIÓN DE FOWLER Y DE SEMI-FOWLER
6. POSICIÓN DE TRENDELEMBURG
7. POSICIÓN DE ANTI-TRENDELEMBURG
8. POSICIÓN SENTADA
9. POSICIÓN ORTOPNEA

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1) DECÚBITO SUPINO O DORSAL

Procedimiento:
• Colocar la cama en posición horizontal, asegurándose de que está frenada.
• Colocar al paciente tendido sobre su espalda, con las piernas extendidas y los brazos al lado
del cuerpo, guardando el eje longitudinal.
• Colocar una almohada bajo la cabeza, zona lumbar y huecos poplíteos.
• Cuando el paciente se desplace hacia los pies de la cama, subirlo hacia la cabecera.
• Acomodar la cabecera de la cama según necesidad y comodidad del paciente.
• Vigilar las zonas del occipucio, omóplatos, codos, sacro, coxis, talones y dedos de los pies.
• Una variante de esta posición es la Posición de Decúbito Supino o Dorsal para relajar las
paredes musculares abdominales: el paciente se encuentra en está posición pero con las
piernas flexionadas por la rodilla y ligeramente separadas. Las plantas de los pies están
apoyadas sobre la cama.
Indicaciones de la posición:
• Examen de tórax, abdomen, miembros superiores e inferiores. Palpación de mamas.
• Postoperatorio.
• Estancia en la cama.
• Cambios de posición.
Contraindicaciones de la posición:
• Enfermos respiratorios.
• Enfermos de larga duración en cama.

2) DECÚBITO PRONO O VENTRAL

Procedimiento:
• Colocar la cama en posición horizontal, cerciorándose de que está frenada.
• Colocar al paciente en posición extendida sobre tórax y abdomen.
• Descansar la cabeza sobre una almohada pequeña, evitando una excesiva distensión de la
columna vertebral.
• Colocar una almohada pequeña debajo del abdomen por debajo del diafragma.
• Apoyar los brazos en posición flexionada a la altura de los hombros.
• Colocar una pequeña almohada debajo de la flexura de los pies para elevar los dedos de los
pies.
• Vigilar los dedos de los pies, rodillas, genitales en el varón y mamas en la mujer, mejillas y
oídos.

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Indicaciones de la posición:
• Exploraciones de espalda.
• Pacientes intervenidos de columna.
Contraindicaciones de la posición:
• Pacientes intervenidos del abdomen, tórax o de cualquier región ventral (frente) del cuerpo.
• Cambios posturales.

3) DECÚBITO LATERAL

Procedimiento:
• Colocar la cama en posición horizontal, cerciorándose de que esté frenada.
• Colocar al paciente en posición extendida sobre el lado derecho o izquierdo.
• Colocar una almohada bajo la cabeza y cuello.
• Colocar ambos brazos en ligera flexión. El brazo superior se apoya a la altura del hombro
sobre la almohada. El otro brazo descansa sobre el colchón con el hombro ligeramente
adelantado.
• Colocar una almohada bajo la pierna superior, semiflexionada desde la ingle hasta el pie.
• Colocar una almohada en la espalda del paciente para sujetarlo.
• Elevar la cabecera de la cama según las necesidades y seguridad del paciente.
• Vigilar las zonas de las orejas, hombros, codos, cresta ilíaca, trocánteres, rodillas y tobillos.

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PROCEDIMIENTO PARA COLOCAR AL PACIENTE EN DECÚBITO LATERAL: A) TOMAR POSICIONES; B) DESPLAZARLE A LA
ORILLA; C) GIRAR SU CUERPO A LA POSICIÓN LATERAL.
Indicaciones de la posición:
• Administración de enemas, supositorios, inyectables intramusculares.
• Estancia en cama.
• Cambios posturales.
• Para realizar la cama ocupada.

PUNTOS DE PRESIÓN EN LAS POSICIONES DE DECÚBITO SUPINO, PRONO, LATERAL Y SEDESTACIÓN.

4) POSICIÓN DE ROSER O PROETZ

El paciente se halla en decúbito supino con la cabeza colgando, con el objetivo de mantener el
cuello en hiperextensión.
Indicaciones de la posición:
• Intubación traqueal.
• Exploraciones faríngeas.
• Intervenciones quirúrgicas (bocio).
• Lavado de cabello en pacientes encamados.

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5) POSICIÓN DE FOWLER O SEMI-FOWLER

POSICIÓN SEMI-FOWLER

Procedimiento:
• Colocar al paciente en decúbito supino.
• Elevar la cabecera de la cama entre 45º y 60º.
• Retirar almohada de la cabeza.
• Colocar una almohada en la zona lumbar, otra bajo los muslos y una almohada pequeña
bajo los tobillos.
• Vigilar las zonas del sacro, tuberosidad isquiática, talones y codos.
• La Posición de SEMI-FOWLER tiene un grado de inclinación menor de 30º.
• La Posición FOWLER modificada la diferencia con la fowler estriba en el arqueamiento de la
articulación de la rodilla.
Indicaciones de la posición:
• Exploraciones de otorrinolaringología.
• Paciente con problemas respiratorios como asma, EPOC, enfisemas.
• Relajación músculos abdominales.
• Pacientes con problemas cardíacos.
• Exploraciones de cabeza y tórax.

6) POSICIÓN DE TRENDELEMBURG

Procedimiento:
• Colocar al paciente en decúbito supino inclinando el plano de la cama de tal forma que la
cabeza del paciente queda en un plano inferior al de los miembros inferiores.

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• Vigilar omóplatos, sacro, coxis, talones, dedos de los pies, codos y protección de la cabeza.
• Vigilar el estado de conciencia del paciente para evitar aspiraciones en caso de tener
vómitos.
Indicaciones de la posición:
Al mejorar la circulación cerebral está indicada en:
• Hemorragias. Lipotimias o síncopes. Conmoción o shock.
• Drenaje de secreciones bronquiales.
• Para evitar las cefaleas después de la punción lumbar.
• Cirugía de órganos pélvicos.

7) POSICIÓN DE ANTI-TRENDELEMBURG

La posición ANTI-TRENDELEMBURG se inclina el plano de la cama de tal forma que la cabeza del
paciente queda por encima de los miembros inferiores.
Indicaciones de la posición:
• Exploraciones radiográficas.
• Intervenciones quirúrgicas (bocio).
• Hernia de hiato.
• Pacientes con problemas respiratorios.
• Para facilitar la circulación sanguínea a nivel de las extremidades inferiores.

8) POSICIÓN SENTADA

Procedimiento:
• Colocar al paciente en posición sentado sobre la cama con las extremidades inferiores
extendidas y con las superiores dirigidas hacia delante, pudiendo estar las manos apoyadas
sobre la cama.
• Colocar una almohada para sostener la cabeza y otra en la zona lumbar.

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9) POSICIÓN DE ORTOPNEA
La ortopnea es la disnea o dificultad respiratoria al estar acostado. La Posición de Ortopnea
requiere que el paciente esté sentado en la cama con una bandeja de cama sobre el regazo,
apoyado en una almohada inclinado hacia delante. Esta postura facilita la respiración.

Variante de la POSICIÓN DE ORTOPNEA: Requiere que el paciente esté sentado al revés en una silla
inclinando el tronco hacia el respaldo para facilitar la entrada de aire a los pulmones.

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PROCEDIMIENTOS RELACIONADOS CON LA
HIGIENE DEL PACIENTE
HIGIENE DEL PACIENTE DEPENDIENTE
Conjunto de medidas higiénicas que realiza la enfermera o el auxiliar de enfermería al paciente
cuando presenta limitación parcial para realizar su propia higiene. Buscan:
• Mantener la piel limpia y en buen estado la piel y sus anexos.
• Prevenir alteraciones de la piel.
• Prevenir infecciones.
• Contribuir al bienestar físico y psíquico del paciente.
• Estimular la circulación sanguínea del paciente.
• Educar al paciente y familia sobre los cuidados de higiene.

Entre los materiales que se utilizan podemos mencionar:


• Guantes.
• Esponjas sin jabón.
• Jabón neutro.
• Palangana o jarra.
• Toallas.
• Pijama o camisón limpio.
• Registros de enfermería.

Procedimiento:
• Realizar lavado de manos.
• Preparar el material.
• Preservar la intimidad del paciente.
• Informar al paciente y solicitar su colaboración.
• Mantener una temperatura ambiente adecuada (entre 24-25º C) y evitar corrientes de aire
en la habitación.
• Proteger al paciente de caídas con ducha o bañera con agarraderas o barandillas, alfombra
antideslizante, supervisión continua, etc.
• Ayudar al paciente a desvestirse.
• Colocarse los guantes.
• Preparar el agua a una temperatura de 35-36 ºC.
• Proceder al lavado de la siguiente manera: primero la cara con agua sola y el resto del
cuerpo de arriba abajo con esponja y jabón. Por último periné y genitales.
• Enjuagar con agua limpia y secarlo (hacer hincapié en las zonas de pliegue, bajo las mamas,
axilas y espacios interdigitales).
• Higienizarle la boca al paciente.
• Ayudar a vestirse.
• Dejar al paciente en una posición adecuada.
• Retirar el material en bolsas de ropa sucia.
• Retirar los guantes.
• Realizar lavado de manos.

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• Registrar en la documentación de enfermería: el procedimiento, fecha y hora, incidencias y
respuesta del paciente.

OBSERVACIONES:
• Realizar el aseo diario tantas veces como precise el paciente.
• En pacientes con miembro superior inmovilizado o portador de vía venosa, se desvestirá
comenzando por el brazo libre. Para vestirlo se comenzará por el brazo portador de la vía.
• Si el paciente lleva una infusión intravenosa para quitarle la bata hospitalaria se procederá
de la siguiente forma:
1. Extraer completamente la manga del brazo sin la infusión y llevarla hasta el tubo
conectado al brazo con la infusión.
2. Sujetar el recipiente por encima del brazo del paciente, tirar de la manga hacia arriba
sobre el recipiente para quitar la bata usada.
3. Colocar la manga de la bata limpia del brazo con la infusión sobre el recipiente como si
fuera una prolongación del brazo del paciente y pase el recipiente por el puño de la
manga.
4. Volver a colocar el recipiente. Deslizar cuidadosamente la bata sobre el tubo y la mano
del paciente.
5. Deslizar el brazo y el tubo por la manga, procurando no tirar del tubo.
6. Ayudar al paciente a colocarse la otra manga.
7. Comprobar que la velocidad de goteo de la infusión es la adecuada.

HIGIENE DEL PACIENTE EN CAMA


Conjunto de medidas higiénicas que realiza la enfermera cuando el paciente presenta limitación
para realizar su propia higiene y requiere estar encamado. Buscan:
• Mantener limpia y en buen estado la piel y sus anexos.
• Prevenir alteraciones de la piel e infecciones.
• Contribuir al bienestar físico y psíquico del paciente.
• Proporcionar al paciente el aseo necesario para satisfacer las necesidades de higiene y
comodidad.
• Educar al paciente y familia en los cuidados de higiene.

Requiere los siguientes materiales:


• Guantes.
• Esponja desechable con y sin jabón.
• Jabón neutro.
• Palangana o jarra.
• Toallas.
• Pijama o camisón limpio.
• Registros de enfermería.

Procedimiento:
• Realizar lavado de manos.
• Preparar el material.
• Preservar la intimidad del paciente.
• Informar al paciente.
• Solicitar la colaboración del paciente y la familia.

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• Mantener una temperatura ambiente adecuada (entre 24-25º C), evitando las corrientes de
aire en la habitación.
• Proteger al paciente de caídas.
• Colocarse los guantes.
• Preparar el agua a temperatura de 35-36 ºC.
• Colocar al paciente en decúbito supino.
• Desnudar al paciente y cubrir con una sábana los genitales.
• La ropa sucia introducirla en bolsas de ropa sucia (no tirarla al suelo).
• Realizar el lavado siguiendo un orden desde las zonas más limpias a las menos limpias.
• Comenzar a lavar al paciente por la cara, con agua y sin jabón. Secar.
• Lavar con agua y jabón el cuello, orejas, brazos y axilas. Enjuagar y secar. Se ha de enjabonar
friccionando suavemente con movimientos circulares.
• Acercar la palangana a las manos del paciente, incorporarlo y permitir que el paciente
introduzca las manos y se las lave. Secar las manos.
• Cambiar el agua, jabón y esponja.
• Continuar lavando el tórax. En las mujeres incidir en la zona submamaria, continuar con el
abdomen. Enjuagar y secar.
• Lavar extremidades inferiores, prestando mayor atención a los pliegues interdigitales.
Enjuagar y secar.
• Cambiar el agua, jabón y esponja.
• Lavar genitales y zona anal. Enjuagar.
• Secar bien la piel.
• Vestir al paciente con el pijama limpio.
• Peinar al paciente y facilitarle sus artículos de aseo personal como colonia, desodorante,
etc.
• Observar el estado de las uñas, limpiar y cortar si es necesario.

PROCEDIMIENTO PARA LAVADO DE CABEZA EN CAMA


El lavado de cabeza en un paciente encamado consiste en un conjunto de medidas higiénicas, que
realiza la enfermera, para mantener la higiene del cabello en un paciente que se encuentra
encamado.
• Poner la cama en posición horizontal y al paciente en decúbito supino.
• Retirar cabezal de la cama.
• Colocar al paciente en el borde de la cama en posición de Roser (decúbito supino y cabeza
colgando por la parte superior de la cama).
• Colocar el empapador debajo de los hombros del paciente.
• Poner una toalla alrededor del cuello y las torundas de algodón taponando los oídos.
• Colocar la palangana debajo de la cabeza del paciente, sobre una silla.
• La temperatura del agua de la jarra ha de ser de 35-37 º C. Proceder al lavado.
• Aclarar abundantemente con agua. Aplicar crema suavizante y enjuagar.
• Secar bien con una toalla. Peinar y secar con un secador de mano.
• Retirar las torundas de algodón de los oídos.
• Dejar al paciente en una posición cómoda.
• El lavado de cabeza con palangana debido a la Posición de Roser, está contraindicado en
algunos casos:
1. Aumento de la presión intracraneal.
2. Pérdida de líquido cefalorraquídeo.

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3. Incisiones abiertas en cuero cabelludo.
4. Lesiones cervicales.
5. Traqueotomía.
6. Dificultad respiratoria.

PROCEDIMIENTO PARA HIGIENE DE LOS GENITALES:


x HOMBRE
• Colocar la cuña (“chata”).
• Lavar primero el pene y testículos. Enjuagar.
• Retraer el prepucio del pene y lavar el glande. Enjuagar. Subir de nuevo el prepucio a su
posición para evitar edema de glande.
• Poner al paciente en decúbito lateral.
• Lavar zona anal con esponja distinta. Enjuagar de arriba hacia abajo. Secar bien.
• Aplicar solución antiséptica si el paciente presenta sonda vesical o heridas.

x MUJER
• Colocar la cuña (“chata”).
• Pedir a la paciente que flexione las rodillas o ayudarle si no puede.
• Separar las piernas de la paciente.
• Lavado de arriba hacia abajo de la zona perineal. Con agua y jabón y gasas o esponjas
desechables. Primero lavar la parte externa de la vulva, luego labios mayores y menores,
meato. Enjuagar a chorro y repetir mínimo dos veces.
• Secar de arriba hacia debajo de forma suave. Evitar la humedad.
• Colocar al paciente en decúbito lateral.
• Limpiar área rectal desde la vagina a ano en un solo movimiento.
• Aplicar antiséptico en caso de sonda vesical o heridas.

ARREGLO DE LA CAMA
La cama sirve para acoger al paciente, por lo que debe estar en perfectas condiciones de
conservación y mantenimiento. Debe estar provista con toda la ropa de cama que sea necesaria.
Tendrá las medidas necesarias para favorecer el descanso y bienestar del paciente, y facilitar la
realización y aplicación de los cuidados necesarios.
Es importante que sean articuladas y con un plano regulable en altura y fácilmente manejables y
desplazables, por lo que van provistas de ruedas y un sistema de freno para bloquearlas. Dentro de
los accesorios de la cama encontramos:
• Colchón con una funda para su protección, material elástico, transpirable al vapor e
impermeable al agua y debe ser hipoalergénica e ignífuga.
• Almohada: posee una cubierta de plástico o látex impermeable, similar al cubrecolchón.
• Barandillas laterales como medida de protección. Es un protector metálico que se coloca en
cada lado libre de la cama para evitar caídas del paciente. Puede abarcar toda la longitud lateral
de la cama o solo la mitad superior. Tienen un mecanismo que permite bajarlas para facilitar el
acceso al paciente sin quitarlas.

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• Manivela para regular la altura y articulación de la cama, aunque algunas camas pueden tener
un sistema electrónico con control remoto para regular la altura o colocar la cama en diferentes
posiciones.
La cama articulada es la que más se utiliza en los hospitales y consta de un armazón metálico
articulado, formado por dos o tres segmentos móviles que se accionan con una manivela situada en
los pies o los laterales de la cama. En las camas motorizadas la movilización se realiza a partir de un
control eléctrico.
Cada articulación permite dos segmentos. Por lo tanto, la cama con dos articulaciones tiene tres
segmentos y la cama con tres articulaciones, cuatro segmentos. En la de tres segmentos el superior
soporta la cabeza y la espalda, el central es para la pelvis y el inferior para las extremidades
inferiores. Este tipo de cama facilita la acomodación del paciente y los cambios posturales. La cama
articulada motorizada permite la movilización de una forma muy sencilla con solo accionar el
dispositivo de puesta en marcha/frenado.

Dentro de la ropa de cama podemos incluir:


• Cubrecolchón: es una cubierta impermeable y ajustable en las cuatro esquinas que se utiliza
para proteger el colchón de la humedad y suciedad procedentes de la eliminación de
secreciones del paciente.
• Sabanas: generalmente son de algodón o material similar. Son necesarias una sábana bajera
(que cubre directamente el colchón) y una encimera (va sobre la bajera). La sabana bajera se
dobla a lo largo, y con el derecho hacia el interior. La sabana encimera se dobla a lo ancho, y
con el revés hacia el interior.
• Entremetida: es del mismo tejido que las sábanas. Se coloca en el centro de la cama, a la altura
de la pelvis. Puede utilizarse también para desplazar al paciente hacia la cabecera de la cama,
cuando este ha resbalado.
• Manta: suele ser de color claro. Su tejido debe resistir los lavados frecuentes y tener poco peso.
Debe abrigar sin pesar. Se dobla a lo ancho.
• Cubrecama: es la pieza que cubre las sábanas y la manta. Debe ser resistente a los lavados y
colores claros. Generalmente es blanca. Se dobla a lo ancho, y con el lado derecho hacia el
interior.
• Funda de almohada: es de algodón o material similar.

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ARREGLO DE LA CAMA
El objetivo de estas técnicas es favorecer el bienestar general del paciente y satisfacer su necesidad
de descanso y sueño. Por lo tanto, es importante mantener la cama limpia, sin arrugas, con el fin
de que proporcione comodidad al paciente y le permita moverse sin sensación de agobio. Hay
ciertas normas generales que deben tenerse en cuenta para el arreglo de la cama:
• La ropa de cama se cambiará por la mañana, luego del baño o aseo del paciente, y además
siempre que se manche o se moje.
• Antes de iniciar la técnica de arreglo de la cama hay que tener preparado todo el material
necesario.
• Suelen utilizarse carros de ropa sucia y ropa limpia que deben dejarse en el pasillo, cerca de la
puerta de entrada a la habitación para evitar la transmisión de microorganismos.
• Lavarse las manos antes y después. Utilizar guantes para realizar el procedimiento.
• Explicar el procedimiento al paciente y, si no hay contraindicación, pedir su colaboración.
• Cuando el estado del paciente lo permita, colocar la cama en posición horizontal.
• El cubrecolchón, la bajera y la entremetida no deben tener arrugas, ya que pueden producir
molestias y favorecer la aparición de irritaciones y úlceras por roce o presión.
• La encimera, la manta y la colcha deben cubrir al paciente hasta los hombros. Se ajustan bajo el
colchón, en la zona de los pies sin remeterlas por los lados.
• Es importante que la ropa de cama sucia no entre en contacto con el uniforme del auxiliar. Se
depositará directamente en la bolsa que está dentro de la habitación o en el carro que está en
la puerta, pero nunca se dejará en el suelo o sobre otra cama o silla que hubiera en la
habitación.
• La ropa de cama retirada no debe agitarse en el aire para evitar la dispersión de los
microorganismos.
• El arreglo de la cama debe hacerse con rapidez y precisión, pero evitando los movimientos
bruscos cuando el paciente está en ella.
• Utilizar un biombo para proteger la intimidad del paciente, cuando sea necesario.

PROCEDIMIENTOS PARA EL ARREGLO DE LA CAMA


Hay varios tipos de cama dependiendo del estado en el que se encuentre el paciente:
• Cama cerrada, cuando la cama está vacía, a la espera de un nuevo paciente.
• Cama abierta, cuando en ella hay un paciente, pero no la ocupa en el momento de hacerla.
• Cama ocupada, cuando el paciente permanece en ella.

CAMA CERRADA
Es la cama del hospital que permanece vacía hasta la admisión de un nuevo paciente. La puede
hacer un solo auxiliar de enfermería. Antes de hacer la cama, se debe comprobar que la cama no
está ocupada por ningún paciente, luego hay que preparar el equipo necesario y lavarse las manos.
Se requiere para el armado de la cama:
• Un cubrecolchón.
• Dos sábanas (encimera y bajera).
• Una entremetida o empapador de celulosa.
• Un cubrecama.
• Una funda de almohada.
• Carro de ropa limpia y sucia o bolsa de plástico para la ropa sucia.
• Guantes desechables.

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Procedimiento:
1. Lavarse las manos y ponerse los guantes.
2. Colocar sobre una silla todo el material necesario en orden inverso a como se va a utilizar. Es
decir, funda de almohada, cubrecama, sábana encimera, entremetida o empapador, sábana
bajera y cubrecolchón.
3. Frenar las ruedas de la cama y colocarla en posición horizontal.
4. Quitar el cubrecama. Si van a volver a utilizarse, doblarlas correctamente para hacer con ellas la
cama.
5. Retirar la ropa sucia, pieza a pieza, sin agitarla, doblándola o enrollándola sobre sí misma, y
depositarla en la bolsa o carro de sucio.
6. Extender y fijar el cubrecolchón.
7. Colocar la sábana bajera de forma que el derecho quede hacia arriba. Debe dejarse el largo
adecuado para poder fijarla bajo el colchón, remeter primero la cabecera y luego los pies,
haciendo las esquinas en mitra o inglete y remeter por los laterales. Para hacerla, se remete la
sábana bajo el colchón mientras se levanta la sábana a unos 25-30 cm del extremo, con la otra
mano; se deja caer esa parte de sábana; se remete toda bajo el colchón, estirando bien.
8. Situar la entremetida en el tercio medio de la cama, centrándola, y remetiendo por los dos
laterales del colchón.
9. Tanto la bajera como la entremetida deben quedar perfectamente estirados y sin arrugas.
10. Colocar la sábana encimera centrada, dejando el revés de la sábana hacia arriba. Remeter la
parte inferior bajo el colchón y dejar las esquinas, para hacerlas junto con el cubrecama.
Aunque también puede hacerse pieza a pieza.
11. La sábana puede extenderse en sentido longitudinal o bien transversal (estirando desde la
cabeza hacia los pies). Puede extenderse como la sábana inferior.
12. Extender la manta de manera que la parte superior quede a la altura de los hombros a unos 20
cm del cabecero de la cama.
13. Colocar el cubrecama y centrarlo. Junto con la encimera se confecciona, en cada esquina de los
pies del colchón, un borde mitra. En la parte superior, volver la sábana sobre el cubrecama,
para hacer el embozo. La sábana superior, y el cubrecama deben colgar por igual a los lados de
la cama y no se deben remeter bajo el colchón.
14. Después de comprobar el buen estado de la almohada, se coloca la dejándola en la cabecera de
la cama.
15. Comprobar que la ropa de la cama queda bien estirada.
16. Ordenar la habitación y comprobar que el timbre funciona.
17. Retirar la ropa usada y llevarla al cuarto de sucio o seguir el procedimiento de la institución.
18. Quitarse los guantes y lavarse de nuevo las manos.

18
TÉCNICA PARA HACER UNA CAMA CERRADA

CAMA ABIERTA
Es aquella que corresponde a un paciente ingresado que la ocupa, pero que puede levantarse. La
puede hacer un solo auxiliar de enfermería.
El material es el mismo que en la técnica descrita para la cama cerrada, pero en este caso deben
añadirse la bata para el paciente, y una o dos toallas para su higiene personal.

Procedimiento:
En general, el procedimiento se realiza siguiendo los mismos pasos descritos para la cama cerrada,
pero deben tenerse en cuenta algunas diferencias:
Después de extender la sábana encimera, es aconsejable dejar espacio para los pies del paciente.
Uno de los medios para conseguirlo es hacer un pequeño pliegue o doblez en sentido transversal a
la altura de los pies de la cama. Esto constituye una medida de comodidad al añadir un espacio
adicional para los pies.
Si el paciente volviera a ocupar la cama, se le abrirá, de forma que su acceso le resulte fácil.

CAMA OCUPADA
Si en el momento de hacer la cama hay un paciente en ella, el procedimiento a seguir será distinto
dependiendo del grado de colaboración del paciente. Si puede colaborar, será suficiente un auxiliar
de enfermería, que indicará al paciente de qué forma debe colocarse para facilitar la realización de
la técnica. Si no puede colaborar, es aconsejable que intervengan dos auxiliares de enfermería para
que el arreglo de la cama se haga de forma más cómoda y sin riesgos para el paciente (como el de
la caída al suelo).
Es importante:
Informarse de la situación del paciente para saber si se le puede mover o si es necesaria la
colaboración de la enfermera.
Observar los equipos terapéuticos que tenga el paciente para evitar el riesgo de desconexiones,
reflujos, extracción de catéteres, etc.
Los materiales son los mismos que para la cama cerrada, a los que se añaden una bata, una o dos
toallas para su aseo personal. Si la habitación es compartida, se utilizará un biombo para preservar
la intimidad del paciente.

Procedimiento:
Preparar el equipo necesario y, después de lavarse las manos, llevarlo a la habitación del paciente,
dejándolo sobre una silla como se describió para la cama cerrada.
Lavarse las manos y ponerse los guantes y la bata, si es preciso.
Explicar al paciente el procedimiento que se va a realizar, pidiendo su colaboración.

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Cada uno de los auxiliares de enfermería se situará a un lado de la cama y seguirá,
simultáneamente, estos pasos:
1. Retirar el cubrecama, aproximando los bordes superior e inferior, e introducirlo en la bolsa de
sucio. Si se va a reutilizar, doblarlo y colocarlo sobre una silla.
2. Si la sábana encimera no está sucia, se afloja por los pies y se deja colocada sobre el paciente,
para cubrirle mientras se arregle la cama. Se doblará hacia el paciente una parte de la sábana
para que no estorbe mientras se realiza la técnica, asegurándose de que el paciente no queda
destapado. También puede emplearse una toalla grande, que sustituya a la sábana encimera
(para lo cual se retira la sábana tirando de ella desde los hombros hacia los pies del paciente, a
la vez que se extiende la toalla).
3. Retirar la almohada, dejándola apoyada sobre una silla. En determinadas situaciones puede
dejarse para que el paciente esté más cómodo.
4. Colocar al paciente en decúbito lateral, de forma que quede sujeto por uno de los auxiliares y
descanse en un lado de la cama.
5. El otro auxiliar recogerá la entremetida, el hule (si lo hubiera) o empapador y la sábana bajera
desde el lado más lejano de la cama hacia el cuerpo del paciente. Puede hacerse pieza a pieza o
todo junto en una sola maniobra.
6. Extender la sábana bajera en el lado libre del colchón desde la cabeza a los pies de forma que
quede bien centrada. Sujetarla bajo el colchón en la cabeza y los pies, y hacer en ambas
esquinas (arriba y abajo) el doblez o esquina en mitra. Recoger el resto de sábana limpia,
enrollándola hacia el paciente, procurando que no queden arrugas.
7. Colocar la entremetida en el tercio medio de la cama, fijándola bajo el colchón. El resto se
recoge próximo al cuerpo del paciente. Es opcional colocar sobre la entremetida un empapador
o salvacamas, según la situación del paciente.
8. Entre los dos auxiliares, cambiar de posición al paciente, girándolo hacia el lado contrario, de
forma que quede acostado en la otra orilla de la cama (ya limpia).
9. Un auxiliar sujeta al paciente, mientras el otro se cambia al otro lado y extiende bien las piezas
de la cama (sábana bajera, hule y entremetida), estirándolas para evitar que se formen arrugas.
10. Retirar la ropa sucia e introducirla en la bolsa de sucio.
11. Fijar la ropa en las esquinas; para ello se hace la esquina de mitra en cabecera y pies con la
sábana inferior.
12. Colocar al paciente en decúbito supino, con la cabeza sobre la almohada.
13. Extender la sábana encimera limpia, al tiempo que se recoge la pieza que cubría al paciente.
Puede hacerse en sentido longitudinal o transversal. Ajustar la ropa bajo el colchón con una
holgura suficiente para no presionar los pies del paciente.
14. Poner después el cubrecama, haciendo las esquinas en mitra.
15. Adaptar el embozo sobre los hombros del paciente, como se describe en la cama cerrada.
16. Dejar al paciente cómodamente instalado.
17. Ordenar la habitación y retirar la ropa sucia.
18. Quitarse los guantes y lavarse de nuevo las manos.

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CAMBIO DE SÁBANAS (BAJERA Y ENTREMETIDA) EN UNA CAMA OCUPADA: a) EXTENDIENDO LA BAJERA Y
ENTREMETIDA LIMPIAS; b) ESTIRANDO ESTAS PIEZAS LIMPIAS EN EL OTRO LADO DEL COLCHÓN.

HISTOLOGÍA DE LA PIEL
La piel es la cubierta exterior del organismo y el órgano más amplio del cuerpo. Constituye una
barrera de separación entre el medio interno y el externo, y su espesor varía entre 0,5 y 2 mm,
aproximadamente.
En orificios como nariz, boca, ojos, oídos, vagina y recto, la piel continúa en forma de membrana
mucosa tapizando estas estructuras.
La coloración de la piel depende de su pigmentación. La diferencia de color entre las distintas razas
está determinada genéticamente.

ESTRUCTURA DE LA PIEL
Está formada por tres capas, que son, desde el exterior al interior, la epidermis, la dermis y la
hipodermis.

• EPIDERMIS
Es la capa más externa. Está constituida por tejido epitelial y carece de vasos sanguíneos y
terminaciones nerviosas. Está más engrosada en las palmas de las manos y plantas de los pies.
En ella se diferencian el estrato córneo y el estrato basal o germinativo.
• DERMIS
Es una capa gruesa de tejido conjuntivo situada por debajo de la epidermis. Contiene vasos
sanguíneos y linfáticos, terminaciones nerviosas, glándulas sebáceas y sudoríparas y folículos
pilosos. Está formada a su vez por: la dermis papilar y la dermis reticular.
• HIPODERMIS
Llamada también tejido celular subcutáneo, es la parte más profunda de la piel. Está formada
principalmente por tejido conectivo adiposo atravesado por bandas de colágeno y elementos
vasculonerviosos.

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VIGILANCIA DE LA PIEL
Consiste en la recogida y análisis de datos del paciente con el propósito de mantener la integridad
de la piel y las membranas mucosas. La vigilancia de la piel previene que la piel y las mucosas sanas
se lesionen gravemente o que las heridas se infecten.

PROCEDIMIENTO:
• Preservar intimidad del paciente.
• Informar al paciente.
• Solicitar la colaboración del paciente y familia.
• Inspeccionar el estado de la incisión o herida, si procede.
• Observar su color, calor, pulsos, textura, si hay inflamación, edema y ulceraciones en las
extremidades.
• Observar si hay enrojecimiento, calor extremo y pérdida de la integridad de la piel,
erupciones y abrasiones.
• Observar si hay fuentes de presión y fricción.
• Observar si hay infecciones.
• Observar si hay excesiva humedad o sequedad en la piel.
• Vigilar color de la piel.
• Comprobar temperatura de la piel.
• Instaurar las medidas apropiadas para evitar mayor deterioro.
• Instruir al paciente y familia sobre signos de pérdida de la integridad de la piel.
• Registrar en la documentación de enfermería: valoración de la piel, fecha y hora, incidencias
y respuesta del paciente.

CUIDADO DE LAS HERIDAS


Se denomina herida a la ruptura de la continuidad de la piel. Esta puede ser quirúrgica o
traumática. El cuidado de las heridas comprende el conjunto de actividades, que la enfermera y el
auxiliar de enfermería llevan a cabo, con el fin de estimular la curación de las heridas. Estas
medidas previenen las complicaciones de las heridas como las hemorragias, infecciones,
dehiscencia y eventración.
Es importante, además, evaluar el dolor del paciente antes y después de la cura de la herida, así
como limitar el dolor y las molestias al mínimo durante las curas.

PROCEDIMIENTO:
• Realizar lavado de manos.
• Preparar el material.
• Preservar la intimidad del paciente.
• Informar al paciente del procedimiento.
• Solicitar la colaboración del paciente y familia.
• Crear un entorno terapéutico de tranquilidad antes de las curas.
• Valorar el dolor que siente el paciente durante las curas. Conocer que le produce dolor.
• Valorar el estado de la piel perilesional (ESCALA FEDPALLA)-

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• Valorar la necesidad de analgesia prescrita antes de comenzar la cura de la herida.
• Colocar al paciente en una posición adecuada para tener acceso a la zona a curar.
• Colocarse guantes no estériles.
• Colocar el empapador debajo de la zona de la herida.
• Retirar el apósito, evitando producir dolor al hacerlo: retirar en la dirección del vello,
mojándolo previamente con suero fisiológico si está muy adherido.
• Retirar guantes.
• Desinfección alcohólica de las manos.
• Preparar campo estéril y poner encima todo el material necesario para la cura.
• Colocarse guantes estériles.
• Limpiar la herida con suero salino fisiológico a chorro por arrastre, desde el centro de la
herida a los extremos.
• Secar con gasas estériles por empapamiento y no por fricción.
• Aplicar antiséptico, según proceda. Tener en cuenta la temperatura del producto antes de
aplicarlo.
• Masajear la zona de alrededor de la herida para estimular la circulación.
• Aplicar apósito adecuado y fijarlo, evitando que ejerza demasiada presión.
• Recoger el material.
• Dejar al paciente en una posición adecuada.
• Retirarse los guantes.
• Realizar lavado de manos.
• Registrar en la documentación de enfermería: procedimiento, características de la herida,
valoración de la herida, fecha y hora y respuesta del paciente.
Es importante tener en cuenta que:
x Las heridas operatorias o suturas no infectadas no deben descubrirse el día de la cirugía.
Recién se deben limpiar al día siguiente. La curación se realiza en este caso con una
frecuencia de 24 horas, es decir, una vez al día mientras la herida permanezca sin infectarse.
x Las heridas infectadas deben curarse cada 12 horas, es decir, dos veces al día.
x Si el apósito esta adherido a costras hemáticas, humedecer con suero, para facilitar su
desprendimiento.
x La técnica empleada en la curación debe ser aséptica.
x Se debe comparar regularmente cualquier cambio producido en la herida.
x Se debe realizar el cambio de apósito cada 24 horas o cada vez que esté manchado o húmedo.
x La deambulación mejora la circulación sanguínea y en consecuencia la irrigación de la herida.
x Se avisará al médico si se observan signos de infección.
Para la curación se utilizan los siguientes materiales:
• Caja de guantes no estériles.
• Algodón.
• Apósito.
• Suero fisiológico.
• Povidona yodada (Pervinox).

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ANEXO: ESCALA DE FEDPALLA
Esta escala es una herramienta que nos ayuda a predecir cuál es el grado de curación que presenta
una herida. La escala contempla 5 variables y dentro de cada variable existen 5 parámetros con una
puntuación del 5 al 1, la suma de cada parámetro nos da una puntuación que nos refiere el Grado
de pronóstico para la epitelización (proceso fundamental para la curación).

ESCALA DE VALORACIÓN DEL ESTADO DE LA PIEL PERILESIONAL (ESCALA DE FEDPALLA)

ÚLCERAS POR PRESIÓN


Se denomina úlcera a la pérdida de sustancia cutánea o mucosa con excavación local de la
superficie. Las ulceras por presión son lesiones o trastornos de la integridad de la piel que se
manifiestan como zonas localizadas de necrosis isquémica; se dan en tejidos que cubren
prominencias óseas o en zonas de apoyo prolongado (sobre el colchón o sobre una silla). Pueden
afectar a la epidermis, la dermis, tejido celular subcutáneo y tejidos más profundos.
Se las considera un problema multicausal que conduce a una falta de oxígeno y de nutrientes
esenciales en un área de la piel, como consecuencia de un insuficiente aporte de sangre a los
tejidos, fruto de una presión prolongada. Una vez que se rompe la piel, se forma una úlcera que
puede ser dolorosa y que cicatriza con gran lentitud. Estas circunstancias favorecen la invasión de
microorganismos. Cuando se infecta la úlcera, el trastorno también puede afectar al músculo y al
hueso, con formación de trayectos fistulosos desde el punto de infección, junto con otras
alteraciones.
Actualmente se utiliza el término presión en vez de decúbito, porque este último se refiere solo a
pacientes encamados, mientras que el primero abarca más causas de aparición de úlceras que las
provocadas por el decúbito (como sentarse en un sillón, úlceras iatrogénicas, sondajes, férulas,

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cánula de traqueotomía, elementos de sujeción, etc.). Las úlceras por decúbito son las que son las
que aparecen en la piel sobre una prominencia ósea, producida por hipoxia e isquemia de los
tejidos, debida a presión prolongada sobre la parte incriminada, en la mayor parte de los casos por
una larga estancia de un paciente inmovilizado y el roce constante con instrumentos.
Las úlceras constituyen un importante problema sociosanitario, que reduce considerablemente la
calidad de vida del paciente, empeora su pronóstico, aumenta la estancia hospitalaria y ocasiona
importantes costos al sistema de salud, tanto desde el punto de vista de los recursos humanos
como de los materiales.

FACTORES PREDISPONENTES
Son todos aquellos factores que, bien por las características de la salud del propio paciente o bien
por circunstancias exteriores a él, predisponen o determinan la aparición de úlceras por presión.
Se pueden clasificar en:
• FACTORES EXTRÍNSECOS
Son aquellas circunstancias que actúan sobre el organismo del paciente desde el exterior y que
pueden provocar la aparición de las úlceras por presión si actúan de forma mantenida. Su
acción se ve acelerada cuando concurren algunos de los factores intrínsecos. Los factores
extrínsecos más importantes son:
x Presión: es la fuerza de compresión de los tejidos que se produce cuando los cambios de
posición no son frecuentes, como consecuencia del apoyo del cuerpo (sobre todo las
prominencias óseas) sobre una superficie dura. Conlleva el aplastamiento tisular.
Una presión mantenida en una zona lo suficientemente intensa como para alterar la circulación
local puede determinar, al cabo del tiempo, la aparición de una úlcera por presión.
x Fricción: es el roce que se produce entre la piel y la superficie sobre la que se apoya. Puede
producirse por rozamiento sobre arrugas de la cama, o partículas extrañas a ella, y por
movilizaciones inadecuadas del paciente. La fricción también puede existir en otras
circunstancias, en situaciones habituales, como el hacer largas rutas caminando (peregrinación
a Luján) o situaciones asistenciales en las que se estén empleando cateterismos, como cuando
se tiene colocada una sonda (vesical, nasogástrica, nasal, rectal) o un tubo endotraqueal, etc.
x Humedad: predispone, junto con el calor del propio organismo, a la maceración de los tejidos.
Puede ser consecuencia del sudor, de la orina o de las heces en un paciente incontinente, y del
secado defectuoso al realizar el aseo.
x Tiempo: la actuación prolongada de los factores anteriores es lo que, en último término,
desencadena la lesión.

• FACTORES INTRÍNSECOS
Son aquellos factores que no pueden ser evitados fácilmente y que son característicos o propios
del paciente, derivados o secundarios de la enfermedad que presenta. Algunos de los que
aumentan las posibilidades de padecer esta lesión son:
x Perdida de la función sensitiva y motora en parálisis debidas a lesiones cerebrales o medulares.
Estos pacientes, dada su pérdida de sensibilidad al dolor y a la presión, no perciben las molestias
derivadas del apoyo prolongado. Además, no pueden cambiar de posición voluntariamente, lo
que añade riesgo de sufrir una úlcera por presión.
x Disminución de la percepción (por inconsciencia o disminución de la conciencia), que determina
que no se den cuenta de la necesidad de cambiar de posición.
x Deficiencias nutricionales. Incluyen situaciones como la hipoproteinemia, deshidratación y déficit
vitamínicos (sobre todo de vitamina C, necesaria para la síntesis del colágeno), así como el

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sobrepeso (que supone una mayor presión) y la delgadez (que provoca que se erosione la piel por
haber menos tejido celular subcutáneo).
x Déficit de oxigeno. Patologías que conducen a una deficiente oxigenación y/o vascularización de
los tejidos (alteraciones respiratorias –EPOC–, o circulatorias –arteriosclerosis–).
x Edad avanzada: existe una mayor fragilidad y menor elasticidad de la piel, junto con una
tendencia más alta a la inmovilidad, así como mayor incidencia de problemas de salud crónicos,
peor estado nutricional, tendencia a la incontinencia, etc.
x Permanencia en cama o en silla de ruedas durante largos periodos de tiempo, con disminución de
la movilidad, por procesos crónicos o terminales.
En definitiva todos estos factores influyen en la resistencia de la piel y la renovación celular. Una
piel seca o agrietada tiene mayores probabilidades de desarrollar úlceras por presión.

LOCALIZACIONES MÁS FRECUENTES


Tienen relación con la posición que se mantiene durante más tiempo (en la cama, en la silla de
ruedas, etc.). Además, pueden aparecer sobre cualquier otra área de la piel que cubra
prominencias óseas. Las zonas propensas a ulceras por decúbito de mayor a menor frecuencia:
• Zona sacra
• Zona del talón
• Zona del trocánter
• Pierna
• Pie
• Maléolos (Tobillos)
• Glúteos
• Omoplatos
• Codos
• Zona occipital
• Apófisis vertebrales
• Orejas
• Rodillas

PUNTOS DE PRESIÓN EN LAS POSICIONES DE DECÚBITO SUPINO, PRONO, LATERAL Y SEDESTACIÓN.

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PROCESO DE FORMACIÓN Y ESTADIOS DE EVOLUCIÓN
La presión, la fricción o roce, la humedad y el tiempo en que se mantiene la misma posición pueden
determinar la aparición de una úlcera por presión, que será más susceptible de aparecer si además
concurren otros de los factores ya expuestos.
Si se ejercen altas presiones en una zona del cuerpo durante un tiempo comprendido entre 2 y 6
horas, se produce el colapso vascular de la región, que conduce a la isquemia con muerte celular e
inflamación Si se destruye la integridad de la piel, puede complicarse con una infección local o una
septicemia, que agravaría el estado de salud del paciente e, incluso, podría provocarle la muerte.
El tamaño de la lesión exterior no suele corresponder con el de los tejidos subyacentes, en los que
la superficie lesionada es mucho mayor. Lo observable desde el exterior puede ser una pequeña
manifestación respecto a los planos interiores de la úlcera por presión.

PROCESO DE FORMACIÓN DE LA ÚLCERA POR PRESIÓN

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CARACTERÍSTICAS DE LAS ÚLCERAS POR PRESIÓN SEGÚN LOS ESTADÍOS DE EVOLUCIÓN

PREVENCIÓN DE ÚLCERAS POR DECÚBITO


• Correcta higiene de la piel: secar bien la piel, en especial los pliegues, evitando así el
crecimiento bacteriano.
• La ropa de cama debe estar perfectamente estirada y seca.
• Cambios posturales: se darán cada 2 o 3 horas. Por la noche se realizaran cada 4 horas para
favorecer el descanso. Alternando entre decúbito supino, lateral derecho e izquierdo,
posición de Flowler.
• Emplear medios que disminuyan la presión de los puntos de apoyo, como almohadas.
• La alimentación debe ser rica en proteínas para la regeneración de los tejidos. Es
importante una buena hidratación.
• Empleo de cremas ricas en vitamina A, aplicadas con suave masaje ayudara a hidratar la piel
del paciente y a activar la circulación de la zona.

CUIDADO DE LAS ÚLCERAS POR DECÚBITO O PRESIÓN


Es el conjunto de actividades que realiza la enfermera sobre las úlceras por decúbito o presión
que presenta el paciente para fomentar la regeneración de los tejidos hasta su curación o
mejoría. Consiste en:
1) Limpiar la herida: Se utiliza suero salino.
Se debe evitar lesionar los tejidos sanos por lo que no se debe frotar la herida y el suero
debe ser aplicado a baja presión.
2) Eliminar el tejido necrótico: procedimiento que se conoce como desbridar.
Hay varios tipos de desbridamiento:
• Mediante sus propias enzimas y células presentes en el exudado
El exudado es rico en nutrientes, leucocitos, proteínas, metabolitos y contiene
factores de crecimiento que promueven la regeneración tisular, lo que favorece la
curación de la herida. Por eso es conveniente mantener cierta cantidad de exudado
en el lecho de la herida, siempre y cuando no exista proceso patológico inflamatorio,
purulento o hemorrágico.
• Mediante medicamentos, cuando no hay exudado.
• Mediante bisturí o pinzas

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Es la forma más rápida y efectiva de desbridar. Se emplean instrumentos afilados y
cortantes. Requiere conocimientos, destreza y técnica, ya que se pueden afectar
zonas vasculares o sensitivas. El material debe ser estéril para evitar posibles
infecciones.
La hemorragia puede ser una complicación (que se trata con apósitos hemostáticos),
por lo que, no debe ser el proceder de elección en pacientes con trastornos de la
coagulación. Puede ser muy dolorosa para el paciente.
• DESBRIDAMIENTO MECÁNICO (realizado por el auxiliar de enfermería)
Se basa en el uso de apósitos húmedos-secos cada 6-8 h. Es un método bastante
doloroso, por lo que a veces precisa de analgesia o anestesia antes de la retirada del
apósito. La hemorragia es una de las complicaciones más frecuentes que indican que
no debemos continuar con el desbridamiento mecánico.
• Desbridamiento osmótico
Consiste en la absorción del exudado mediante el intercambio de fluidos de distinta
densidad, fenómeno conocido como proceso osmótico. Se cree que este tipo de
sustancias osmóticamente activas, como la pasta de sulfato de magnesio, el azúcar o
la miel, fomentarían el tejido de granulación, fundamental para el proceso de
curación.
3) Detectar si la ulcera está infectada.
4) Control del edema: Nos centramos en el edema que se produce por una insuficiencia
venosa, y que encontramos acompañando a heridas o úlceras de miembros inferiores con
patología vascular venosa. Es importante una compresión leve pero adecuada, es decir, que
no impida el riego sanguíneo pero que a la vez facilite la contención y la reducción de dicho
edema.
5) Mantener la humedad adecuada para favorecer la formación de células epiteliales que
colaboren con la cicatrización de la ulcera. Para ello se utilizan apósitos cubriendo la herida,
que sean permeables a gases pero no a bacterias ni líquidos.
CARACTERÍSTICAS DEL APÓSITO:
• Generadores de un ambiente fisiológico (adecuada humedad).
• Que eviten agresiones externas químicas, físicas o bacterianas.
• Que absorban el exceso de exudado y contaminantes.
• Capacidad de adaptación a la lesión.
• De fácil aplicación y retirada.
• No adherirse al lecho lesional.
• Indoloro, aceptable y confortable para el paciente.
• Que permita el intercambio gaseoso (al oxígeno y vapor de agua).
• Que no libere residuos en la lesión.
• Proporcionar un perfecto aislamiento térmico de la herida.
• Buena absorción inicial y un alto nivel de retención.
• Baja adherencia a la herida, respetando la piel perilesional.
• Que no produzca maceración ni fugas del exudado.
• Que no se desintegre ni deje residuos en la lesión.

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ASPIRACIÓN DE SECRECIONES
ASPIRACIÓN DE SECRECIONES NASOFARINGEAS Y OROFARÍNGEAS
Es la extracción de secreciones de las vías respiratorias, cuando el enfermo no puede expulsarlas
por sí mismo, mediante la introducción de un catéter de aspiración en la vía aérea, oral y traqueal
del paciente. Tiene como objetivo:
• Mantener la permeabilidad de las vías aéreas del paciente.
• Conseguir la eliminación de las secreciones que obstruyen la vía aérea para facilitar la
ventilación respiratoria.
• Prevenir infecciones respiratorias como consecuencia de la acumulación de secreciones.
• Facilitar la toma de muestras.

Para realizar este procedimiento se requiere:


• Aspirador de vacío.
• Sondas de aspiración estériles del número adecuado.
• Recipiente para las secreciones.
• Guantes estériles.
• Gasas estériles.
• Solución de lavado: agua estéril o suero fisiológico estéril.
• Ampolla de solución fisiológica.

Procedimiento:
• Conectar el aspirador y el equipo de aspiración. Comprobar su correcto funcionamiento.
• Elegir calibre de la sonda adecuado. El diámetro ha de ser igual a la mitad de la vía aérea
(adultos: 12-18 F; niños: 6-12 F y lactantes 5-6 F)
• Seleccionar la presión adecuada en el vacuómetro: adultos 115-150 mmHg, niños 95-115
mmHg y lactantes 50-95 mmHg.
• Colocar al paciente en la posición semi-sentado. Si la aspiración se va a realizar vía oral,
situar al paciente con la cabeza ladeada; si es vía nasal, poner el cuello del paciente en
hiperextensión; si el paciente está inconsciente, colocarlo en decúbito lateral.
• Medir la distancia a introducir, entre el puente nasal y lóbulo de la oreja (aproximadamente
unos 13 cm).
• Lubricar la sonda en la aspiración nasofaríngea.
• En caso de secreciones secas y tapones mucosos, instilar suero fisiológico 0,9% con una
jeringa.
• Introducir la sonda sin aspiración por la boca o la nariz y realizar una aspiración intermitente
al extraer la sonda. Esta maniobra no debe exceder los 10 segundos.
• En la aspiración orofaríngea, insertar la sonda en el lateral de la orofarínge.
• Limpiar la sonda con gasas estériles y aspirar agua o suero fisiológico estéril.
• Repetir las aspiraciones las veces que sea necesario.
• Desechar la sonda y los guantes tras la aspiración.
• Dejar descansar al paciente entre aspiración y aspiración.
Consideraciones a tener en cuenta:
• La técnica debe ser estéril.
• Evitar realizar aspiración de secreciones tras las comidas.
• Utilizar una sonda nueva cada vez que se realice la maniobra de aspiración.

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• Observar signos de dificultad respiratoria o cardiaca.
• Dejar equipo repuesto tras cada aspiración.
• Las complicaciones a corto plazo o inmediatas que pueden surgir son: broncoespasmo,
hipoxemia, bradicardia, traumatismo traqueal y bronquial, ansiedad, hipotensión,
hipertensión y aumento de la presión intracraneal. A largo plazo puede ocurrir infección
respiratoria.

ASPIRACIÓN DE SECRECIONES POR TRAQUEOSTOMÍA


Es la introducción de una sonda estéril a través de la cánula de traqueostomía del paciente,
conectada a aspiración.
Procedimiento:
• Introducir la sonda de aspiración sin aspirar, como máximo 1 cm más de la longitud de la
cánula de traqueostomía. Instilar de 3-5 c.c. de suero fisiológico, si las secreciones son muy
espesas, para humidificarlas y estimular la tos.
• Aspirar secreciones al retirar la sonda con movimientos suaves y ligera rotación.
• La técnica debe ser estéril.
• La aspiración repetida puede dañar la mucosa produciendo ulceración y hemorragias por lo
que está contraindicado el uso de la aspiración como rutina.

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