Está en la página 1de 58

Unidad temática 1:

El Sistema penal. Elementos y estructura. Funciones y operaciones de las distintas agencias del sistema penal. El
poder punitivo. Criminalización primaria y secundaria: estereotipo, selectividad y vulnerabilidad. Control social
formal. Cuadro de las Ciencias Penales: Objeto y Método de las Ciencias Penales. Ciencias Normativas.
Criminología. Política Criminal. Filosofía del Derecho Penal. El Derecho Penal: sentidos de la expresión "derecho
penal" El objeto de estudio de la ciencia del derecho penal. Noción. Principales características. Misión del derecho
penal: Teoría de las Penas. Teorías absolutas y relativas: Prevención general y prevención especial. Teorías de la
unión. Relaciones con otras ramas del orden jurídico: derecho constitucional; derecho administrativo; derecho
contravencional; derecho penal militar (análisis de los principales problemas que plantean estas relaciones).
Fuente de Producción del Derecho Penal. Fuente de Conocimiento del Derecho Penal. Principales problemas. La
ley penal. Concepto. Clasificación. Principios que rigen la Interpretación de la ley penal. Interpretación analógica e
Integración analógica: Diferencias. Ámbito material de validez de la ley penal. Principios. Reglas para la
determinación del ámbito de validez de la ley penal argentina en el orden jurídico argentino. Análisis. Aplicación
de la ley penal extranjera. Reconocimiento de sentencias dictadas en el extranjero. Derecho Penal Internacional y
Derecho Internacional Penal. Tratados internacionales con jerarquía constitucional. Principales disposiciones
penales contenidas en los tratados. Extradición. Ámbito temporal de validez de la ley penal. Principales doctrinas
para determinar la ley aplicable. Principios vigentes en el derecho argentino. Análisis. Ley temporaria. Concepto.
Características. Ley transitoria. Limitación funcional y personal de la ley penal. Noción. Antejuicio. Opiniones
parlamentarias. Límites. Situación de embajadores y ministros extranjeros. La ilustración y su influencia sobre las
ideas penales y el proceso de codificación. El Derecho Penal Liberal. La Escuela Positiva. El Correccionalismo de
Dorado Montero. El positivismo. Importancia de una fundamentación antropológica del Derecho Penal. Breve
referencia a la historia de la codificación penal argentina.

El sistema penal:

El sistema penal es el conjunto de agencias que operan la criminalización (primaria y secundaria) o que convergen en
la producción de ésta. Cabe hablar de sistema en el sentido de conjunto de entes, de sus relaciones recíprocas y de
sus relaciones con el exterior. Sus agencias no operan de modo coordinado, sino por compartimentos estancos: cada
una conforme a su propio deber, con sus propios intereses sectoriales y controles de calidad respectivos.

¿Qué es el Sistema Penal?

Es el conjunto de agencias que coinciden en la cuestión criminal. Algunas son exclusivamente penales (policías,
servicio penitenciario, tribunales penales, órganos políticos de interior, seguridad), otras participan del poder
punitivo pero sus funciones son más amplias como las agencias políticas, las agencias de reproducción ideológica, las
cooperaciones internacionales, y las agencias de comunicación masiva o aparatos de propaganda.

Esto es un sistema en el sentido de un conjunto de entes y sus relaciones tanto recíprocas como con el ambiente,
pero no es un sistema en sentido biológico, ya que no convergen en una función. Cada agencia tiene sus propios
intereses y sus propios controles de calidad de sus operaciones.

Discursos para fuera y hacia adentro.

Las agencias, en virtud de sus intereses, tienen discursos hacia fuera, que resaltan sus fines manifiestos u oficiales
más nobles (resocialización de los penitenciarios, la información de los ciudadanos, el saber para los académicos) y
discursos hacia adentro, que justifican para sus miembros la disparidad entre sus fines manifiestos y lo que
realmente hacen (latentes).

Gran parte del discurso interno se vuelve externo cuando la justificación consiste en responsabilizar de todo lo
negativo a otras agencias, con las que entran en conflicto (la policía acusa a los jueces, éstos al servicio penitenciario
o a los políticos, los políticos a los jueces y a los académicos, etc.)

Elementos y estructura.

La conforman los subsistemas, estructuras con relaciones, funciones y operaciones propias:


1.Político: Poder Ejecutivo y Legislativo (estatal), Partidos Políticos, organizaciones con fines políticos (no estatal).

2.Judicial: Poder Judicial.

3.Policial: fuerzas de seguridad, provinciales y nacionales y organizaciones privadas.

4. Penitenciario: nacional y provincial.

5. De formación profesional o agencias de reproducción ideológica: universidades, facultades, academias.

6. Agencias de comunicación social o masiva: prensa, radio, televisión.

7. De definición de políticas y programas (nacional e internacional): organismos transnacionales, públicos y privados.

Funciones y operaciones de las distintas agencias del sistema.

1.Agencias políticas: el Poder Ejecutivo administra programas, asigna fondos y los controla y define políticas públicas.
El Poder Legislativo elabora leyes y define políticas públicas.

2.Agencia Judicial: administra justicia y define política judicial.

3.Agencia policial: previene conductas desviadas y colabora con el Poder Judicial en el ejercicio del Poder Punitivo.

4. Agencia Penitenciaria: custodia a los condenados e implementa los tratamientos de resocialización.

5. Agencias de formación profesional: difunden conocimiento científico acreditado y forma a los operadores de los
demás subsistemas.

6. Agencias de Comunicación: difunden información, forman y configuran la opinión pública e influyen sobre la
definición de políticas públicas y elaboración de leyes.

7. Agencias de definición de políticas y programas: asignan fondos para determinados programas y los controlan,
influyen sobre decisiones en políticas públicas, y forman y emplean a los operadores de los otros subsistemas.

Cada una de estas agencias tiene sus propios intereses sectoriales y ocupa un compartimento separado de las
restantes y actúa de la forma que más convenga a dichos intereses.

El Poder Punitivo.

El Poder Punitivo del Estado o Ius Puniendi consiste en la facultad sancionatoria de que dispone para imponer una
pena a quien ha infringido una norma jurídica. Ello representa una emanación de su soberanía, y no un mero
derecho subjetivo de punir.

Ius Puniendi.

 Existen dos manifestaciones básicas del Poder Punitivo del Estado, y consisten en:

a. La potestad estatal de sancionar normas penales, y

b. La facultad y deber del Estado a exigir el efectivo cumplimiento de las mismas.

Criminalización.

Las sociedades contemporáneas que institucionalizan el poder (estados), seleccionan a un reducido grupo de
personas, a las que someten a su coacción con el fin de imponerles una pena. Esta selección penalizante se llama
criminalización y no se lleva a cabo por azar sino como resultado de la gestión de un conjunto de agencias (entes
activos, que actúan) que conforman el llamado sistema penal.

El proceso selectivo de criminalización se desarrolla en dos etapas, denominadas primaria y secundaria.

Por lo general, la criminalización primaria la ejercen agencias políticas (parlamentos y ejecutivos), en tanto que el
programa que implican lo deben llevar a cabo las agencias de criminalización secundaria (policías, jueces, agentes
penitenciarios).
Criminalizar es incluir al acto ilegal dentro del catálogo legal de conductas cuya ejecución trae aparejada, además de
otras consecuencias, una sanción penal: una pena. Es darle al acto el carácter de delito.

Descriminalizar, entonces, tampoco significa legalizar.

Veamos un ejemplo: incumplir un contrato es, en general, ilegal, pues nuestra ley dice que los contratos son para ser
respetados por las partes. Sin embargo, no todo incumplimiento contractual es delito ni por ende acarrea imposición
de pena. Otro: despedir a un empleado en relación de dependencia sin causa y sin indemnización es ilegal, pero no
está criminalizado, no es delito.

Lo ilegal es injusto. El delito considera algunas –no todas– conductas injustas porque lesionan bienes que se reputan
más imprescindibles para asegurar la coexistencia pacífica dentro de una comunidad jurídicamente organizada.

Criminalización Primaria.

Es la formalización penal de una conducta en una ley, o sea que es un acto legislativo de prohibición bajo amenaza
de pena; más claramente, una conducta está criminalizada primariamente cuando está descripta en una ley como
delito.

Es el acto y el efecto de sancionar una ley penal material, que incrimina o permite la punición de ciertas personas.

Criminalización Secundaria.

Es la acción punitiva ejercida sobre personas concretas, que tiene lugar cuando las agencias policiales detectan a una
persona, a la que se atribuye la realización de cierto acto criminalizado primariamente, la investiga, y en caso
afirmativo admite la imposición de una pena, que de ser privativa de libertad, es ejecutada por una agencia
penitenciaria.

Es el acto del poder punitivo por el que éste recae sobre una persona determinada como autora de un delito.

Estereotipos Criminales.

La sociedad ofrece estereotipos criminales: los prejuicios (racistas, clasistas, xenófobos, sexistas) van configurando
una fisonomía del delincuente en el imaginario colectivo, que es alimentado por las agencias de comunicación:
construyen una “cara de delincuente”.

El estereotipo permite asignar roles y formular exigencias conforme a los mismos.

Buena parte de los portadores del estereotipo criminal cometen realmente delitos que, como corresponde a su
pertenencia de clase, grado de instrucción y entrenamiento, son obras toscas de la delincuencia, fáciles de descubrir
(arrebatos, robos con efracción, asaltos a mano armada, estafas rudimentarias). Son los clientes habituales de las
prisiones.

Por tratarse de personas desvaloradas, es posible asociarles todas las cargas negativas que existen en la sociedad en
forma de prejuicio, lo que termina formando una imagen pública del delincuente.

El estereotipo acaba siendo el principal criterio selectivo de criminalización secundaria, por lo cual son observables
ciertas regularidades en la población penitenciaria.

Selectividad Criminalizante.

Las agencias ejecutivas (policiales) ejercen un poder selectivo sobre personas y criminalizan a quienes tienen más a
mano. Quienes son portadores de rasgos de los estereotipos criminales corren serio peligro de selección
criminalizante, aunque no hagan nada ilícito.

En el plano jurídico, es obvio que esta selección lesiona el principio constitucional de igualdad.

Selectividad.

La selección criminalizante no la realizan los jueces ni las agencias jurídicas, a quienes las agencias ejecutivas les
llevan los candidatos cuando ya ellas comenzaron el proceso de criminalización desde el punto de vista de la realidad
(detención de la persona, secuestro de cosas).
Las agencias jurídicas reciben el producto de la selección policial y sólo pueden decidir si la criminalización sigue
adelante o se interrumpe y la cantidad de poder punitivo que puede ejercerse sobre la persona.

Vulnerabilidad.

El poder punitivo alcanza a los que son vulnerables por: portación de estereotipos y comisión de hechos groseros y
poco sofisticados, grotescos, trágicos y pérdida de cobertura. El resto de la delincuencia prácticamente no se registra
ni se conoce.

El sistema penal opera en forma de filtro y termina seleccionando a estas personas. Cada una de ellas tiene un
estado de vulnerabilidad al poder punitivo que depende de su correspondencia con un estereotipo criminal.

La situación de vulnerabilidad es la concreta posición de riesgo criminalizante en que la persona se coloca. Dado que
la selección dominante responde a estereotipos, la persona que encuadra en alguno de ellos debe realizar un
esfuerzo muy pequeño para colocarse en una posición de riesgo criminalizante (y a veces debe realizar el esfuerzo
para evitarlo), porque se halla en un estado de vulnerabilidad siempre alto.

Vulnerabilidad Victimizante.

La vulnerabilidad a la victimización es por un lado clasista, ya que va recayendo sobre los de menores rentas.

Es de género, porque las mujeres son criminalizadas en menor número que los hombres, pero son victimizadas en
medida igual o superior. La selección criminalizante las beneficia, pero el de la selección victimizante las perjudica.

Es etaria (por edades), los hombres jóvenes son los preferidos para la criminalización, la victimización violenta se
reparte entre éstos, los adolescentes, los niños y los ancianos. Los dos primeros por su mayor exposición a
situaciones de riesgo; los dos últimos por su mayor indefensión física.

Es racista y xenófoba, porque los grupos migrantes, en especial los ilegales, cuya situación les priva de acceso a la
justicia, suelen ser particularmente vulnerables a la criminalización, pero también a la victimización, en especial por
la incapacidad de denunciar los delitos cometidos contra ellos y la necesidad de trabajar en forma de servidumbre.

Es prejuiciosa, porque la marginalidad y la represión a la que se somete a las prostitutas, a sus clientes, a las minorías
sexuales, a los tóxico-dependientes, a los niños y ancianos de la calle, y el general descuido de las agencias ejecutivas
respecto de la seguridad de estas personas, aumenta enormemente su riesgo de victimización.

En los delitos no violentos contra la propiedad, el pequeño ahorrista es el que lleva la peor parte en cuanto al riesgo
victimizante, pues carece de los recursos técnicos y jurídicos de que disponen los operadores de capitales de mayor
entidad.

Control Social.

El hombre es un ser social que siempre se relaciona con otros hombres. Toda sociedad organizada como Estado debe
proceder a la defensa de las personas que la componen asi como también a la defensa de los bienes de esas
personas. A tal efecto, el Estado tiene la facultad de crear legislación penal, es decir, las normas jco penales que
determinan los delitos y sanciones penales que corresponden a quienes los cometen.

El control social es una condición básica irrenunciable de la vida social mediante la cual todo grupo o comunidad
asegura las normas y expectativas de conducta de sus miembros indispensables para seguir existiendo como tal, a la
par que pone límites a la libertad del hombre y conduce a su socialización como integrante del grupo.

Abarca las normas colectivas, las sanciones sociales y los procesos de control que presionan sobre el
comportamiento humano individual en sus aspectos exteriores, para lograr la adecuación a ciertas reglas de
conducta que protegen los intereses fundamentales para la convivencia en comunidad.

La conducta desviada de la norma social está amenazada con la imposición de sanciones sociales que llevan implícita
la estabilización del equilibrio normativo mediante el proceso de control.

Formas de Control Social.

Las distintas formas de control social se diferencian entre sí según el grado de formalización que presentan:
Por una parte, encontramos medios de control informales como la familia, la escuela, los medios de comunicación, el
trabajo, las ideas religiosas, las costumbres y usos sociales, etc.

Por otro lado, existe el control social formal representado por las reglas jurídicas en general, y las del derecho penal
en particular, que es un medio de control jurídico altamente formalizado.

Control Social Formal.

La norma define al comportamiento desviado como delictivo, la sanción es la reacción generada por aquella
conducta y el proceso penal asegura su aplicación siguiendo los procedimientos que garantizan la imparcialidad y
razonabilidad de la decisión del órgano judicial.

El derecho penal se caracteriza por prever las sanciones más drásticas de que dispone el orden social (pues las penas
y medidas de seguridad restringen importantes derechos individuales), como forma de evitar la comisión de delitos,
que resultan altamente intolerables para la convivencia en sociedad, por tratarse de los comportamientos desviados,
especialmente peligrosos o lesivos de los más destacados bienes jurídicamente protegidos.

Cuadro de las Ciencias Penales. Objeto y Método de las Ciencias Penales.

El derecho penal estudia el delito y la pena. Zafarronni dice que es “la rama del saber jurídico que mediante la
interpretación de las leyes penales, propone a los jueces un sistema orientador de decisiones que contiene para
impulsar el progreso del Estado constitucional del derecho.

Objeto de estudio del derecho penal a las normas jurídicas.

El derecho penal es un saber jurídico. El método jurídico es fundamentalmente de interpretación de la ley.

Se propone para ello el método dogmático o dogmática jurídica: se trata de descomponer el texto legal en
elementos simples, con los que luego se construye una teoría interpretativa.

Teoría interpretativa.

Debe responder a tres reglas básicas:

1.Completividad lógica: o sea, no ser interiormente contradictoria.

2.Compatibilidad legal: no puede postular decisiones contrarias a la ley.

3.Armonía jurídica: su observancia es conveniente por la estética jurídica. Le teoría debe ser simétrica, no artificiosa.

Ciencias Normativas.

La dogmática penal procura una aplicación altamente objetiva del derecho vigente.

El considerar objeto de estudio del derecho penal a las normas jurídicas es característico de un enfoque dogmático,
porque presupone la existencia de una ley, y se propone su sistematización, interpretación y aplicación correctas.

Dogmática Penal.

Es la disciplina jurídica que tiene como objeto exclusivo de estudio el derecho positivo penal.

Debe estudiar con un sentido crítico las normas de la legislación penal.

Criminología.

La criminología es la ciencia que estudia al individuo que cometió un crimen, sus razones, causas y explicación de
dicho comportamiento antisocial.

La criminología es una ciencia interdisciplinaria abarcando áreas de conocimiento de la antropología, la biología, la


psicología y la sociología.

La criminología se centra en: el delito, el delincuente, la víctima y el control social del comportamiento desviado
como los 4 principales objetos de estudio.
La criminología es el estudio de la cuestión criminal dentro de una sociedad.

La criminología tradicional es una ciencia que procura una explicación causal del delito como la obra de un autor
determinado.

Para Von Liszt, la criminología es el estudio del delito como fenómeno, a diferencia del derecho penal que lo estudia
como ente jurídico. Está integrada por el examen de dos órdenes de factores: los subjetivos (antropología criminal) y
los objetivos (sociología criminal).

Orígenes.

Para los criminólogos de la reacción social, el origen de la criminología se ubica en el Iluminismo, con la obra de
Cesare Beccaria.

Para los criminólogos etiológicos, el origen se remonta al positivismo criminológico, en la obra de Cesare Lombroso.

El Antiguo Régimen.

En el sistema penal del Antiguo Régimen, existía una gran confusión entre delito y pecado.

Toda ofensa a los intereses del monarca de turno, era considerada delito. No quedaba claro cuáles eran las
conductas prohibidas.

Las penas aplicadas eran despiadadas e inhumanas, incluidas la guillotina o la hoguera.

Cesare Beccaria.

En su obra “De los delitos y las penas”, Beccaria critica el sistema penal del Antiguo Régimen, y propone la
humanización de las penas, la abolición de la tortura, igualdad ante la ley y proporcionalidad entre los delitos y las
penas.

Sugiere la exigencia de establecer previamente las conductas delictivas, lo que actualmente se conoce como
principio de legalidad.

Césare Lombroso.

Lombroso fue un médico de prisiones que utilizó el método experimental, tomando como objeto de estudio el
cuerpo del delincuente. Observó las características físicas comunes entre los delincuentes en las prisiones. Esto lo
llevó a la conclusión de que el hombre nace delincuente. Hay personas que tienen caracteres genéticos que las
llevan a delinquir. Ello constituye la base del determinismo.

Política Criminal.

La política criminal es el sistema de decisiones estatales que en procura de ciertos objetivos, define los delitos y sus
penas y organiza las respuestas públicas tanto para evitarlos como para sancionarlos estableciendo los órganos y los
procedimientos a tal fin y los límites en que tales decisiones se deberán encausar.

La política criminal de un Estado, como parte de su política general, lleva ínsita una concepción filosófica e ideológica
política determinadas. Será distinta su orientación conforme la escala de valores que se priorice, o que el modelo de
Estado sea democrático o totalitario.

Todo cuerpo normativo destinado a organizar la vida de una comunidad debe atender a la evolución de la misma y a
las exigencias del momento histórico en el que pretende tener vigencia.

Prevención y represión.

Cuando las estrategias preventivas, propias del poder administrador, no son efectivas y el delito se consuma, el
Estado utiliza su poder de coerción para restablecer el orden social alterado o quebrantado por su comisión.

Objeto.

La política criminal tiene por objeto adecuar la legislación penal a las necesidades de la defensa de la sociedad
frente al delito, mediante la configuración del elenco de los delitos, las penas y las medidas de seguridad y las reglas
que los rigen, así como el mejoramiento del procedimiento penal y de la ejecución de las penas y las medidas de
seguridad.

Filosofía del Derecho Penal.

Es una rama de la Filosofía del Derecho que se ocupa del estudio de las cuestiones penales desde el punto de vista
filosófico, conectando las normas penales con el orden universal, indicando en qué medida el fenómeno de la pena y
el delito tiene carácter universal, buscando su legitimación sobre la base de la naturaleza y de los fines del Estado y
del valor moral y legal de la personalidad del individuo.

Derecho Procesal Penal.

Es la rama del orden jurídico interno de un Estado, cuyas normas instituyen y organizan los órganos públicos que
cumplen la función judicial penal del Estado y disciplinan los actos que integran el procedimiento necesario para
imponer y actuar una sanción o medida de seguridad penal, regulando así el comportamiento de quienes intervienen
en él.

Criminalística.

Es una disciplina esencialmente práctica, cuya finalidad es obtener una mayor eficiencia en el descubrimiento del
delincuente y en la investigación del delito.

Resulta ser un necesario auxiliar en la administración de justicia para el verdadero esclarecimiento de los delitos.

El Derecho Penal.

La expresión Derecho Penal, en una de sus acepciones, refiere al conjunto de disposiciones jurídico-penales. En este
sentido, derecho penal es sinónimo de legislación penal. Pero también la expresión hace referencia a la ciencia que
tiene como objeto de estudio precisamente, a la ley penal.

Sentidos de la expresión.

Al hablar de derecho penal se lo puede hacer usando tres acepciones: a) Como ciencia o dogmática jurídico-penal, es
la disciplina que se preocupa de la interpretación, sistematización y desarrollo de los preceptos legales y las
opiniones científicas en el ámbito del derecho penal, b) Como derecho penal en sentido subjetivo (ius puniendi o
potestad punitiva) alude a la facultad estatal de castigar. c) Como derecho penal en sentido objetivo, está constituido
por las normas del derecho positivo que regulan aquella potestad punitiva para proteger la convivencia humana en
comunidad, distinguiéndose se las demás ramas del derecho por las especiales y más enérgicas consecuencias
jurídicas imponibles a los comportamientos socialmente más insoportables.

El objeto de estudio de la ciencia del derecho penal.

El considerar objeto del estudio del derecho penal a las normas jurídicas es característico de un enfoque dogmático,
porque presupone la existencia de una ley, y se propone su sistematización, interpretación y aplicación correctas.

La dogmática supone la distinción entre el derecho que es (de lege lata) y el derecho posible (de lege ferenda), y se
ocupa del primero.

Objeto.

¿Qué es el derecho penal, de qué se ocupa y para qué lo hace? Esta pregunta la responde la Teoría de la Pena.

¿En qué casos y bajo qué presupuestos se habilita el ejercicio del poder punitivo? Esta pregunta la responde la
Teoría del Delito.

¿Qué pena resulta aplicable y en qué medida? Esta pregunta la responde la Teoría de la Coerción Penal.

Noción.

El derecho penal es la parte del derecho compuesta por el conjunto de normas dotadas de sanción retributiva. La
finalidad punitiva representa el objeto principal en casi todo el ámbito de su campo jurídico.
Comprende también las medidas de seguridad, medio jurídico utilizable por el Estado contra la delincuencia y cuya
aplicación presupone la comisión de un delito y un debido proceso judicial.

Principales Características.

Es una rama del derecho público: el Estado no deja librada a la voluntad de los particulares la creación de la
responsabilidad penal, sino que fija normas directamente destinadas a la generalidad y procede como poder
soberanamente regulador de la conducta de los ciudadanos.

Exterioridad.

El derecho penal, con su conjunto de incriminaciones, no constituye un orden puramente moral. Los hechos que
castiga son afirmados en el mundo exterior, que vulneran objetivos importantes para la vida social, que por eso se
llaman bienes jurídicos o intereses jurídicos.

Se caracteriza como un conjunto de ilicitudes definidas que tienen por objeto la prohibición de acciones
determinadas. Donde no hay acción, exteriorización, no hay represión.

Sancionatorio.

Las conductas que integran el catálogo delictivo del Código Penal y leyes penales especiales son comportamientos
antijurídicos, y como tales sancionados por otras disposiciones jurídicas. El derecho penal agrega a tales sanciones su
especial forma de coerción: la pena.

La pena presenta caracteres singulares que la distinguen de las demás sanciones contempladas en otras
disposiciones jurídicas de naturaleza no punitiva.

Carácter Fragmentario.

El derecho penal no castiga todas las conductas contrarias al orden jurídico. De todas las conductas ilícitas, sólo
algunas son elevadas a la categoría de delito. Todas las conductas delictivas son necesariamente antijurídicas, pero
sólo un grupo limitado de comportamientos antijurídicos son a su vez delictivos.

Taxatividad.

La enunciación de aquellas conductas antijurídicas que se consideran delictivas es de carácter taxativo. Por ello, si
por omisión del legislador, comportamientos de alto contenido disvalioso no fueron tipificados como delitos, no
podrá castigarse con pena su realización en virtud de expresas disposiciones constitucionales.

En el derecho penal no hay lagunas, todo comportamiento que expresamente no haya sido tipificado como delito,
pertenece a la esfera de libertad.

Misión del Derecho Penal.

La función del derecho penal depende de la concepción de la pena que se siga: a) Para las teorías absolutas, la pena
se agota en sí misma y consiste en un mal que se impone necesariamente para lograr justicia, como retribución por
haber cometido el delito, b) Las teorías relativas pretenden alcanzar finalidades preventivas que están fuera de la
misma pena: proteger la convivencia social evitando la futura comisión de hechos delictivos, c) Las teorías de la
unión sostienen que la esencia de la pena es retributiva, pero debe perseguir fines preventivos.

Teorías Absolutas.

La pena será legítima, según ellas, si es la retribución de una lesión cometida culpablemente.

Las teorías absolutas legitiman la pena si ésta es justa. La pena necesaria será aquella que produzca al autor un mal
que compense el mal que él ha causado libremente.

Para la teoría retributiva, la única pena legítima es la pena justa. Y una pena es justa cuando se irroga como castigo al
autor de un delito en compensación por su culpable causación de un mal.

La pena es considerada en su naturaleza simplemente como un mal, y la justicia de su imposición estaría dada por la
compensación.
La utilidad de la pena queda totalmente fuera del fundamento jurídico de la misma. Sólo es legítima la pena justa,
aunque no sea útil. De la misma manera, una pena útil, pero injusta, carecerá de legitimidad. Los representantes más
caracterizados de esta concepción son Kant y Hegel.

Georg W. F. Hegel.

Hegel explicaba de manera dialéctica la esencia de la pena al considerarla como la negación de la negación del
derecho. Al ser el delito la negación del derecho, y la pena la negación del delito, la pena estaría afirmando el
derecho. Desde un punto de vista lógico-formal, la negación de la negación es una afirmación.

Críticas.

Carecen de fundamento empírico y son, por lo tanto, irracionales.

Que la supresión del mal causado por el delito mediante la aplicación de una pena es puramente ficticia porque, en
realidad, el mal de la pena se suma al mal del delito.

Aciertos.

En favor de las teorías absolutas se puede sostener, sin embargo, que impiden la utilización del condenado para fines
preventivos.

En la actualidad, sólo pueden ser defendidas por el sentido limitador de la gravedad de la pena aplicable.

Teorías Relativas.

Procuran legitimar la pena mediante la obtención de un determinado fin. Su criterio legitimante es la utilidad de la
pena. Le asignan a la misma una función de prevención de futuras conductas delictivas.

Se clasifican en dos grupos: Teorías de la prevención general y Teorías de la prevención especial. Cada una de ellas
puede a su vez, ser positiva o negativa.

Prevención General Positiva.

Sostiene que el fin de la pena es mantener y reforzar la vigencia social de la norma, la que de alguna manera, es
puesta en cuestión al cometerse el delito. Con la pena, se ratifica la norma infringida por el delincuente con su
conducta criminal.

Prevención General Negativa.

Sostiene que la pena incide no sobre el delincuente, sino sobre el resto de la comunidad, los que no delinquieron,
intimidándolos, para que se abstengan de llevar a cabo conductas delictivas.

La amenaza de pena contemplada en los códigos penales tiene por finalidad disuadir a cualquier persona de la
realización del delito, por el temor de sufrir la sanción.

Prevención Especial Positiva.

Propone que el fin de la pena es la corrección del delincuente, brindándole los espacios y oportunidades para su
futura reinserción social. Busca su resocialización, de modo tal que no vuelva a delinquir.

La recuperación del individuo para la sociedad es la base de esta teoría.

Prevención Especial Negativa.

Para esta teoría, el fin de la pena lo constituye la neutralización del delincuente.

Busca impedir la repetición del delito actuando sobre el condenado, pero no para mejorarlo, sino impidiendo
físicamente futuras reincidencias. Legitima la pena de muerte, como forma de eliminar al criminal.

Teorías de la Unión.
En el momento de la conminación penal, la sanción de normas penales en abstracto, prima la prevención general
negativa, como intimidación social.

Cuando el delito es cometido, la prevención general positiva, ya que el proceso y la eventual pena reafirman la
norma quebrantada.

Durante la ejecución de la pena, debe preponderar la prevención especial positiva: perseguir la resocialización del
condenado.

Relaciones con otras ramas del Orden Jurídico.

I. Derecho Constitucional.

Su vinculación con el derecho penal deriva del principio de supremacía constitucional.

La Constitución Nacional contiene, en su articulado, varias disposiciones que son atinentes al derecho penal en
forma exclusiva.

En su texto encontramos consagrados los Principios Constitucionales aplicables en materia penal.

La Constitución Nacional prohíbe determinadas penas. Así, la pena de muerte, los tormentos y azotes.

Además, contiene declaraciones referidas a delitos en particular, como la compra y venta de personas, la sedición, y
la traición a la Patria.

Hay prohibiciones en relación a la libertad de imprenta.

En su texto, podemos encontrar las disposiciones referentes a las inmunidades parlamentarias.

Principios Constitucionales Penales.

Principio de Legalidad.

Principio de Reserva.

Principio de Culpabilidad.

Principios Constitucionales Procesales.

Son los referidos al debido proceso legal. Comprenden el estado jurídico de inocencia, la inviolabilidad del domicilio,
la garantía de juez natural.

Contemplan además la defensa en juicio: la garantía de non bis in idem, prohibición de obligar a alguien a
autoincriminarse, entre otras.

Principio de Legalidad.

Está contemplado en el artículo 18 de la Constitución Nacional, y establece que ningún hecho puede ser merecedor
de pena ni juzgado como delito, sin una ley que lo haya contemplado previamente como tal.

Es el pilar fundamental del suprasistema de garantías, al establecer los límites al poder punitivo del Estado.

Suele expresarse en la máxima nullum crimen, nulla poena sine lege. Tanto el delito como la pena deben estar
determinados en la ley previa.

No es posible reprochar el hecho a su autor si éste no tuvo, al menos, la posibilidad de conocer la criminalidad de su
acción.

Una sanción penal se habrá aplicado con arreglo a este principio, si está establecida en una ley previa (exclusión de
la aplicación retroactiva de las leyes penales) y escrita (se excluye el derecho consuetudinario), que reúna las
condiciones de una ley cierta (se excluyen las cláusulas generales), interpretada como una ley estricta (se prohíbe la
extensión analógica de la ley penal).

Fundamentos.
El Principio de Legalidad halla su razón de ser en el hecho de que no es posible reprochar el hecho a su autor, si éste
no tuvo, al menos, la posibilidad de comprender la criminalidad de su acto, lo que presupone la posibilidad de
conocer el carácter penalmente relevante del mismo.

Ley Previa.

El Principio de Legalidad prohíbe la aplicación retroactiva de la ley penal, ya que las mismas rigen siempre para el
futuro. Principio que cede sólo en caso que la ley penal sea más benigna para el imputado.

Es una condición necesaria para la seguridad jurídica, la posibilidad de todos los ciudadanos de conocer con
antelación cuáles son las conductas conminadas con una pena.

Ley Escrita.

En derecho penal, a diferencia de otras ramas del derecho, está excluido el derecho consuetudinario (la costumbre).
La ley formal es la única fuente del derecho penal.

En el derecho penal no hay lagunas, todo lo que no está prohibido está permitido.

Ley Cierta.

El legislador debe evitar las fórmulas vagas o imprecisas en la descripción de las conductas prohibidas. La ley penal
debe precisar lo más acabadamente posible la acción considerada como delito.

La especificación de las prohibiciones y las sanciones previstas para su violación hacen al requisito de certeza de la
ley.

Ley Estricta.

Esta exigencia implica la prohibición absoluta de aplicar la analogía en el derecho penal. Este principio sólo cede en
caso de que dicha analogía se realice in bonam partem (en virtud de la cual se mejora la situación del imputado).

Analogía es trasladar una regla, dada en la ley para un supuesto de hecho, a otro supuesto de hecho no regulado en
la ley pero similar a aquél.

Principio de Reserva.

Está contenido en el artículo 19 de la Constitución Nacional y representa un límite a la injerencia estatal en el ámbito
de las acciones privadas de los hombres que de ningún modo afecten derechos de terceros. Lo cual, por mandato
constitucional, debe quedar exento de la autoridad de los magistrados. De este principio se desprenden el principio
de lesividad y el de última ratio.

Principio de Lesividad.

En el orden jurídico argentino, no puede haber delito sin un bien jurídico ajeno afectado, sea éste individual o
colectivo.

Una de las consecuencias es la impunidad de las autolesiones, que no pueden ser consideradas delictivas por no
afectar derechos de terceros.

Según este principio, el daño objetivo externo es la base de la responsabilidad penal.

El Estado no podría tipificar como delitos conductas que sólo afectan a la moral privada ni que sólo constituyan un
perjuicio para quienes las realicen.

Al Estado le está vedada la imposición de una moral a sus ciudadanos. No puede valerse del derecho penal para
imponer modelos de vida a sus habitantes.

Derecho Penal de Ultima Ratio.

La calificación de una conducta como delictiva, debe ser la última instancia a la que debe recurrir el Estado, cuando
han fracasado o han resultado deficientes otras respuestas no punitivas.
La remisión al sistema penal de una situación conflictiva debe ser excepcional. Deben agotarse los recursos de las
demás ramas del derecho (civil, administrativo, etc.).

La búsqueda de otras alternativas a la imposición de una pena, es consecuencia del carácter estigmatizante de la
misma. Este sistema es propio de un derecho penal de mínima intervención.

Principio de Culpabilidad.

El Principio de Culpabilidad del Derecho Penal material presupone la garantía de que nadie puede ser considerado
culpable, ni, por ende, penado, si no estuvo personalmente a su alcance, con el empleo de una capacidad razonable,
evitar el hecho ilícito (culpabilidad como evitabilidad).

La responsabilidad penal es personal: se responde por lo que uno mismo hace, no por lo que hace otro.

Dicha responsabilidad personal de basa en el libre albedrío del individuo, en virtud del cual, es él quien decide
delinquir o no delinquir.

Limita la medida de la pena por la medida de la culpabilidad.

No hay delito sin culpa. Se excluye la responsabilidad objetiva del Derecho Civil. En derecho penal una persona es
responsable sólo por lo que ha hecho y en la medida en que lo haya hecho.

Tiene manifestación respecto de la entidad de la sanción. Debe existir proporcionalidad entre el injusto cometido y
la magnitud de la pena aplicable. A mayor ilicitud, mayor sanción punitiva.

De acá se desprenden así los principios de proporcionalidad de la pena, de razonabilidad y de intrascendencia de la


pena.

Derecho Penal de acto vs. Derecho Penal de autor.

La pena presupone una infracción a la norma, la cual debe identificar un hecho, no una clase de autor (ser vago o
maleante). Esto implica una decisión en contra de una posición como la del antiguo positivismo criminológico: no es
legítimo ir en busca de un “tipo de autor”; es condición de la reacción penal “un hecho típico”.

Derecho Penal de acto.

La definición de delito está ligada a la comisión de un hecho, ya sea considerado como infracción de deberes ético-
sociales o una conducta socialmente dañosa porque lesiona o pone en peligro bienes jurídicamente protegidos.

Considera secundarias las características personales de su autor, que sólo se podrán tomar en cuenta para la
individualización judicial de la pena.

Derecho Penal de autor.

Sostiene una concepción según la cual el hecho sólo tiene un valor sintomático de la personalidad peligrosa de su
autor, que es lo reprochable y debe ser corregida.

El derecho penal de autor y el de peligrosidad coinciden cuando parten de una concepción determinista o biológica
del hombre, que le niega la libre determinación para elegir entre el bien y el mal y lo sancionan por su modo de ser,
por su mal carácter o su vida desordenada.

Principio de Culpabilidad.

La esencia del principio de culpabilidad no reside en el carácter del autor, ni en su conducta de vida, sino en la
posibilidad de haber actuado de otra manera en el caso concreto.

Reafirma el principio del Derecho penal del hecho, pues está en juego la evitabilidad del hecho para el sujeto
imputado, no la evitabilidad que habría podido resultar si hubiera conducido su vida y desarrollado su personalidad
de manera más plausible.

Principio de Proporcionalidad.
Toda reacción del derecho criminal (sea pena o medida de seguridad) debe guardar relación con la gravedad del
hecho y los fines de la pena.

La pena no puede exceder los límites de la culpabilidad.

Las penas deben guardar relación con el daño social causado por el delito. Toda regulación del Estado debe ser
razonable.

Intrascendencia de la pena.

Sólo es legítimo aplicar pena conforme a la culpabilidad del autor. La pena que trasciende al sujeto responsable del
delito afectando a terceros inocentes será una pena ilegítima.

Por esta razón, el Código Penal Argentino contempla como un supuesto de extinción de la acción penal, la muerte
del imputado (art. 59 inc. 1).

Principios Procesales Penales.

Son los principios referidos a la garantía del debido proceso legal y la defensa en juicio.

Los principios cardinales son el principio de inocencia, el juicio previo, el derecho de defensa, la prohibición de
múltiple persecución penal y el principio decididamente rector: el imputado no está obligado a colaborar con el
procedimiento.

Principio de Inocencia.

El sujeto parte de un estado jurídico de inocente, conocido en la doctrina alemana como presunción de
inculpabilidad.

Según este principio, el individuo debe ser tratado como inocente, en tanto una sentencia firme no resuelva lo
contrario; de allí resulta también que compete al Estado la prueba de la acusación.

In dubio pro reo.

Derivación del principio de inocencia es que en caso de duda se esté a la solución más favorable al imputado. El
fracaso en el esclarecimiento del hecho grava al Estado.

El Juez para condenar, debe adquirir la convicción de que el imputado es culpable.

Juicio Previo.

La situación de inocencia, en exigencia pura, sólo puede ser alterada mediante sentencia definitiva tras un juicio
previo (nulla poena sine iuditio). Dentro de las garantías del juicio previo, en realidad anidan todas las garantías.

Garantías del Juicio Previo.

Juez Natural: el imputado tiene derecho a ser juzgado por un tribunal determinado por la ley con antelación al
hecho, independiente del poder político.

Defensa en juicio: se integra actualmente con la garantía de ser asistido por un defensor técnico de su elección, y de
contar con un tiempo razonable para el ejercicio de su defensa. Es también propio del derecho de defensa el que al
sujeto le sean especificados los cargos de la acusación, como hecho histórico que se le atribuye.

Non bis in idem: nadie puede ser perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho.

Prohibición de obligar a alguien a autoincriminarse: nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo. La
confesión del imputado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.

II. Derecho Administrativo.

Las relaciones del derecho penal con el derecho administrativo son de muy diverso orden.
El Código Penal, en la Parte Especial, (Título XI) prevé un catálogo de delitos contra la Administración Pública, entre
los cuales figuran algunos que sólo pueden cometer los funcionarios públicos como el abuso de autoridad (art. 248),
el cohecho pasivo (art. 256), y el prevaricato (art. 269 primer párrafo) entre otros.

Además, para la realización del derecho penal en la etapa de la instrucción penal preparatoria, la justicia penal
requiere la colaboración policial (entidad de orden administrativo).

Derecho disciplinario: se ocupa de las normas que prescriben sanciones para los integrantes de un cuerpo,
administración y organismo público, que tiene por objeto proveer la solución de conflictos necesaria para permitir el
buen funcionamiento de la administración.

Es una legislación que tiene funciones tácitas eventualmente penales. Las agencias jurídicas deben controlarlo para
evitar que impongan penas.

El derecho penal está dirigido a toda la sociedad, al común de las personas, y el derecho administrativo sancionador
está dirigido a quien se halla en situación de sujeción, como es el empleado, funcionario público, o aquél que se halla
en relación de empleo con el estado.

Derecho disciplinario.

Los apercibimientos y llamados de atención, las suspensiones en plazos razonables, entre otras, son formas de
coacción directa de ejecución instantánea, y todo esto encuadra dentro de lo racional, siempre que la decisión
administrativa sea controlable por parte de la agencia judicial y respete el principio de proporcionalidad.

Sin embargo, las inhabilitaciones son penas y como tales, no las puede decidir otra agencia que no sea judicial.

Juicio Político.

Las únicas exclusiones constitucionalmente admitidas como no aplicables por las agencias jurídicas, son las
reservadas al Congreso de la Nación y las que, en función del principio republicano y federal, las constituciones
provinciales y de la ciudad de Buenos Aires reservan a sus legislaturas. Debe quedar claro que éstas se refieren
únicamente a las personas que la Constitución menciona y no pueden extenderse a terceros. Las Cámaras legislativas
tienen atribuciones para ejercer el poder de coacción directa respecto de terceros que perturben su actividad, pero
no el de imponer penas, y lo mismo puede decirse de las facultades disciplinarias de los jueces en los tribunales.

III. Derecho Contravencional.

También llamado derecho penal administrativo, hay dos aspectos esenciales que son objeto de controversias: a) Su
naturaleza, administrativa o penal y b) Su fuente de producción.

La contravención, dice Núñez, es una infracción a los deberes impuestos a los individuos por la legislación que regula
la actividad administrativa estatal.

Naturaleza.

Es mayoritaria en doctrina penal, la posición que sostiene el carácter penal del derecho contravencional, afirmando
que entre el delito y la contravención no existe una diferencia en la naturaleza sino sólo en la magnitud del injusto.
Así la falta o contravención tendría idéntica naturaleza que el delito, solamente sería un delito en miniatura
(Diferencia Cuantitativa).

Ricardo Núñez sostenía la diferenciación en su sustancia entre el delito y la contravención. Consideraba que los
delitos afectan a la seguridad a diferencia de las contravenciones sólo afectan a la prosperidad (Diferencia
Cualitativa).

Trascendencia de la discusión.

De considerarse al derecho contravencional como parte del derecho penal, todas las garantías y principios
constitucionales que rigen en el ámbito penal serían de aplicación en el derecho contravencional.

Muchas de las garantías procesales con jerarquía constitucional tendrían plena vigencia en el ámbito
contravencional.
Fuente de producción.

Hay quienes entienden que corresponde al Congreso de la Nación dictar un código contravencional para todo el país,
por ser una facultad delegada por las provincias.

Por el contrario, están quienes reconocen esta facultad a las legislaciones provinciales y concejos municipales.

Actualmente, la Nación no ha dictado un código contravencional, habiendo cada provincia dictado su normativa al
respecto.

IV. Derecho Penal Militar.

El Derecho Penal Militar tenía por base al antiguo Código de Justicia Militar que fue derogado en 2008 por la ley
26.394.

Dicho Código contenía previsiones respecto de la pena de muerte, que está prohibida por imperio constitucional. La
violación de garantías constitucionales motivó su posterior derogación.

Como consecuencia, se incorporaron al Código Penal nuevas figuras delictivas y agravantes de las ya existentes,
sobre todo algunas que sólo pueden ser cometidos por sujetos con la investidura militar.

Fuente de Producción del Derecho Penal.

Fuentes del Derecho Penal.

Con la expresión fuentes del derecho penal, en sentido jurídico, se hace referencia al origen de éste, pudiendo
distinguirse dos clases de fuentes: de producción y de conocimiento. La primera alude a la voluntad que origina el
derecho, o sea, a la autoridad que dicta las normas jurídicas. La segunda, a la manifestación de dicha voluntad, es
decir, a la forma que el derecho objetivo asume en la vida social.

Fuente de Producción.

Con esta expresión se designa a los sujetos productores de los preceptos jurídico-penales.

En relación al derecho penal, modernamente el Estado es su única fuente de producción, ya que detenta el
monopolio de la potestad punitiva.

Por mandato constitucional, es el Congreso de la Nación el único órgano facultado para dictar leyes penales (art. 75
inc. 12 Constitución Nacional).

Fuente de Conocimiento.

Debido al Principio Constitucional de Legalidad, la única fuente de conocimiento del derecho penal es la ley emanada
del Congreso Nacional.

En consecuencia, no pueden considerarse fuentes de conocimiento del derecho penal los principios generales del
derecho, ni los usos y costumbres, ni las leyes análogas, como sucede respeto de otras ramas del derecho ni la
jurisprudencia.

La Costumbre.

En el Derecho Penal argentino, dada la vigencia de los principios de legalidad y reserva, que exigen una ley escrita
previa, la costumbre no constituye una fuente inmediata de conocimiento, por lo que no puede dar base a la
creación de tipos delictivos, penas o medidas de seguridad.

La Jurisprudencia.

Es un conjunto de sentencias numerosas y contestes, es decir, repetidas y en sentido concordante sobre cierta
materia.

No puede constituir en nuestro sistema jurídico el carácter de fuente de conocimiento del derecho penal, toda vez
que conforme los principios de legalidad y reserva, los hechos delictivos y sus penas deben ser establecidos por una
ley previa emanada del órgano legisferante competente.
Decretos de Necesidad y Urgencia.

Son casos excepcionales o urgentes (circunstancias excepcionales) en los cuales es imposible seguir el trámite
ordinario previsto en la Constitución para la sanción de una ley. La materia penal se encuentra expresamente
excluida (art. 99 inc. 3, Constitución Nacional).

Se vulnera el principio de legalidad en la represión si mediante normas jurídicas emanadas del poder administrador
se configura el tipo delictivo o la pena, o se amplía o modifica alguno de tales elementos de la ley penal.

La Analogía.

Existe consenso doctrinario sobre la prohibición de la analogía in malam partem, o sea, la utilizada por el juez en
perjuicio del imputado para extender la zona de punición definida taxativamente por la ley penal.

Núñez sostiene que es admisible la aplicación de la ley penal por analogía in bonam partem, vale decir, la que se
hace para excluir o minorar la pena o mejorar la situación del interesado. El principio de legalidad funciona en
beneficio y no para perjudicar al imputado.

La ley penal.

Es aquella disposición escrita y general, emanada del órgano del Estado que constitucionalmente está investido de la
potestad legislativa, que tiene por objeto establecer los principios que deben regir el derecho penal, definir como
delitos determinados hechos ilícitos y conminar las respectivas penas o las medidas de seguridad para los partícipes
de éstos.

A la realización de un supuesto de hecho (precepto) se asocia una determinada consecuencia jurídica, designada
como sanción (pena).

Clasificación.

Según su fuente de producción, las leyes penales pueden ser clasificadas en:

Leyes penales comunes: Código Penal y leyes complementarias.

Leyes penales especiales o federales: Código Aduanero, Estupefacientes, Delitos fiscales.

Según su estructura:

Sancionatorias: contienen la descripción del tipo penal y la pena correspondiente.

Aclaratorias: sirven para determinar más concretamente el supuesto de hecho. Por ejemplo, el artículo 77 del Código
Penal, define, entre otros, al funcionario público.

Leyes Penales en blanco: remiten a otra ley que define a la conducta prohibida. Por ejemplo, el artículo 206 del
Código Penal, que remite a las leyes de policía sanitaria animal.

Interpretación.

La interpretación de la ley penal consiste en la tarea de buscar la voluntad de la ley, con el fin de aplicarla a un caso
concreto de la vida real.

Es una operación lógica porque se deben aplicar las reglas de dicha disciplina filosófica.

Es una operación jurídica porque sobre la base de la lógica, se buscan conceptos jurídicos.

El carácter sistemático implica que tal operación debe encuadrarse dentro del sistema normativo que implica todo
el ordenamiento jurídico y no disposiciones aisladas.

Intelección y Subsunción.

La interpretación judicial abarca dos momentos: a) la intelección, que pretende descubrir la voluntad abstracta
contenida en la disposición legal, es decir, su sentido; b) la subsunción, que persigue determinar su alcance para ver
si es aplicable al caso concreto.
Principios rectores.

Principio jerárquico: este principio se manifiesta en la llamada interpretación según la Constitución. Los preceptos
penales deben obedecer a las disposiciones constitucionales, que son de mayor jerarquía.

In dubio pro reo: cuando existiere una duda razonable en cuanto a la interpretación de un precepto, debe estarse a
la situación más beneficiosa para el imputado.

Principio dinámico: tiene en cuenta las constantes transformaciones y mutaciones del mundo real. Expresa la
influencia del cambio en el contexto sobre el sentido del texto legal, dado que las normas penales están destinadas a
regir la realidad.

Clasificación.

Interpretación auténtica: es la que efectúa el Poder Legislativo.

Interpretación doctrinal: es formulada por los autores para desentrañar el contenido de la ley penal y lograr su
exposición sistemática. Carece de obligatoriedad, pero suele tener influencia en la interpretación judicial.

Interpretación judicial: es llevada a cabo por los órganos jurisdiccionales para aplicar la ley penal al caso concreto.

Interpretación analógica.

Consiste en extender una norma jurídica que regula un determinado hecho a otro semejante no previsto en ella. Se
encuentra prohibida en materia penal, con la excepción de la analogía in bonam partem.

Además se exceptúan los supuestos en que la misma ley se refiere a la misma. Por ejemplo, el artículo 140 del
Código Penal (reducción a servidumbre u otra condición análoga).

Integración analógica.

Consiste en la tipificación de un delito no establecido en la ley recurriendo a un procedimiento analógico.

No puede aplicarse en derecho penal, puesto que es violatoria de la seguridad jurídica.

En derecho penal no hay lagunas que integrar: lo que no está expresamente prohibido se encuentra permitido por
expreso mandato constitucional.

Ámbito Material de Validez de la Ley Penal.

Validez Espacial.

La ley penal importa un ejercicio de la soberanía del Estado, lo mismo que el resto de la legislación estatal. En
consecuencia, su validez aparece limitada en el espacio por la extensión dentro de la cual se reconoce en la
comunidad internacional el ejercicio de su soberanía.

Principios.

La validez espacial de la ley se determina de acuerdo con una serie de principios que, en distinta medida, conforman
el sistema del derecho penal internacional de cada legislación. En la actualidad existe a este respecto un extendido
consenso legislativo.

I. Principio de Territorialidad.

Conforme a este principio, la ley penal de un Estado será aplicable a todos aquellos delitos que han sido cometidos
en su territorio, sin consideración de la nacionalidad de su autor.

Es un principio básico en las legislaciones vigentes.

Concepto de Territorio.

Cuando se habla de territorio no se está haciendo alusión al ámbito geográfico sino al territorio en un sentido
jurídico.
La ley penal de un Estado se aplicará a todos los delitos cometidos en ámbitos sobre los cuales el mismo ejerce
soberanía, ya sea en el espacio terrestre, aéreo o marítimo.

Territorio Flotante.

La teoría del territorio flotante o principio de la bandera, complementa el principio territorial y sostiene que la ley
del Estado es aplicable también a los hechos cometidos en buques o aeronaves que lleven su bandera. Normalmente
los buques o aeronaves sólo son portadores de una bandera, lo que elimina todo posible conflicto.

En caso de conflicto entre el principio territorial y el de la bandera se otorga primacía al de la bandera.

La teoría del territorio flotante no es de aplicación automática: si se comete un delito en un buque de bandera
española, en aguas territoriales argentinas, en principio debe aplicarse la ley argentina.

Sólo si el delito sucede en aguas no jurisdiccionales (no sometidas a la soberanía de ningún Estado), se aplica
directamente la ley de la bandera.

Embajadas.

Las embajadas y consulados no son prolongación del territorio del Estado al que representan.

Sí podría ser de aplicación el derecho argentino, si el delito cometido en esos lugares comprometen intereses
argentinos.

Delitos a distancia.

En los delitos a distancia, se produce una separación espacial entre el lugar de realización de la acción delictiva (que
pertenece a un Estado), y el lugar en que se produce el resultado del delito (que corresponde a otro Estado
diferente).

Lugar de comisión.

Dado que el delito tiene diversos elementos que pueden separarse conceptualmente, la definición del lugar de
comisión del delito puede, en principio, vincularse a uno de esos elementos. Así surgieron las teorías de la acción y la
del resultado.

Teoría de la Acción.

Considera que la cuestión se vincula con la del tiempo de comisión. De acuerdo con esta teoría la cuestión debe
resolverse afirmando que el lugar de comisión es el de la actuación de la voluntad.

Teoría del Resultado.

El lugar de comisión debe ser aquel en que la serie causal en curso alcanza al objeto amenazado.

Por otra parte, el Estado donde se produce el resultado debe poder sancionar la perturbación del orden que ha
sufrido.

Teoría de la Ubicuidad.

Según ella, el delito puede reputarse cometido tanto donde se produce el resultado como allí donde se ha ejecutado
la acción.

El fundamento reside en la unidad que constituyan, típicamente considerados, la acción y el resultado.

Conflicto de leyes.

Para algunos Estados, lugar de comisión es aquél en el que se llevó a cabo la acción delictiva, mientras que otros, por
el contrario, consideran como lugar de comisión al territorio donde se produjo el resultado típico. Esta situación
puede generar diferentes situaciones que se conocen con el nombre de conflicto positivo o negativo de leyes.

Conflicto positivo.
Existe un conflicto positivo de leyes cuando más de un Estado pretende aplicar su ley a un mismo delito.

En verdad, si no existen tratados entre los estados fijando pautas en base a las cuales definir el concepto de lugar de
comisión del delito, este conflicto no tiene solución legal. Será el estado que primeramente logre apresar al
delincuente el que aplicará su ley al caso, siendo ésta una solución fáctica, no jurídica.

Conflicto negativo.

Es una situación en la cual ninguno de los dos Estados pretende aplicar su ley penal al caso, al considerar cada uno
de ellos que el delito no se cometió en su territorio. Podría dar lugar a la impunidad del hecho si no se hallare una
solución legal.

Subprincipio de ubicuidad.

Sostiene que se deberá entender como lugar de comisión del delito tanto a aquél en el que se desplegó la acción
delictiva como donde se produjo el resultado.

Es útil para resolver problemas de los casos de delitos en tránsito, que son aquellos en los que durante su proceso
ejecutivo se realiza recorriendo varias jurisdicciones diferentes. Ejemplo de ello son la trata de personas o el
transporte de estupefacientes.

II. Principio real o de defensa.

Conforme a este principio, se debería aplicar la ley de aquél Estado en cuyo territorio no se cometió el delito (no se
llevó a cabo la acción ni se produjo el resultado) pero que afectan a los bienes jurídicos públicos que en él se
encuentran.

Es un principio complementario del de territorialidad en base al cual se podría aplicar la ley de un estado aunque el
delito no se haya cometido en su territorio, siempre que se produzca la afectación de bienes jurídicos públicos
pertenecientes al propio estado.

Fundamentos.

Su justificación estriba en la obligación que tiene todo Estado de defender su integridad, a través de la protección de
los bienes que constituyen los pilares de toda sociedad organizada, como sucede con sus instituciones
fundamentales, la salud pública, o su estructura política, económica, financiera y cultural.

III. Principio de la Nacionalidad.

Este principio sostiene la aplicación de la ley de un estado para delitos cometidos fuera de su territorio tomando en
consideración la nacionalidad del autor o bien de la víctima del delito.

Distingue entre el principio de la nacionalidad activa del principio de la nacionalidad pasiva.

Nacionalidad Activa.

Postula como criterio de validez la nacionalidad del autor del delito.

No importa el lugar de comisión o en el que debe producir sus efectos el ilícito.

La idea subyacente es que la ley penal del país debe seguir al súbdito, donde quiera que éste vaya. El nacional debe
obedecer la ley de su país sin importar el lugar donde se encuentre.

Nacionalidad Pasiva.

Sostiene el imperio de la ley penal del Estado frente a los delitos cometidos contra sus nacionales, aun en el
extranjero.

Lo determinante es la nacionalidad de la víctima, siendo aplicable la ley del estado del cual es nacional aquélla.

El fundamento reside en que la ley de un Estado protege a sus ciudadanos independientemente del país en que se
hallare.
IV. Principio Universal.

Este principio sostiene que cualquier Estado puede aplicar su ley a un hecho delictivo, aunque el mismo no se haya
cometido en su territorio ni afectado sus bienes jurídicos públicos, siempre y cuando se trate de delitos
internacionales: aquellos que la comunidad internacional en su conjunto tienen interés en reprimir.

Las condiciones se encuentran previstas en los tratados internacionales suscriptos por las naciones con miras a
combatir tales delitos.

Fundamentos.

Sólo rige para los delitos contra el derecho de gentes, aquéllos elaborados a través de convenciones internacionales,
con el objeto de proteger bienes jurídicos supranacionales.

Su fundamento descansa en el principio de solidaridad internacional, que autoriza la persecución mundial de


aquellos delitos que atentan contra los intereses jurídicos comunes a las naciones civilizadas.

V. Principio Subsidiario.

El principio del Derecho Penal por representación es subsidiario y se aplica cuando el estado requerido no concede la
extradición del delincuente que se encuentra en su territorio. El estado requirente puede autorizar al requerido a
que juzgue al sujeto por representación, aplicando la ley del estado juzgante, aunque allí no se haya cometido el
delito ni se tratare de un delito internacional.

Halla su fundamento en la solidaridad entre los diferentes estados.

Derecho Penal Argentino.

El Código Penal Argentino adopta los principios territorial, el subprincipio de la ubicuidad y el real o de defensa (art.
1), al referirse a delitos cometidos o cuyos efectos deban producirse en el territorio de la Nación.

Si bien la expresión “efectos” es un tanto vaga e imprecisa, se entiende que comprende el menoscabo que sufre un
bien jurídico.

El principio universal rige en ciertos tratados multilaterales celebrados por nuestro país.

No han sido receptados los principios de nacionalidad activa ni pasiva.

La ley 24.767 en su artículo 12 contempla el principio de derecho penal por representación, consagrando el derecho
de opción para nacionales de ser juzgados en Argentina bajo ciertos presupuestos.

Aplicación de la ley penal extranjera.

Existen casos en los que procede el reconocimiento de reglas jurídicas extranjeras. No se trata de que el derecho
extranjero tenga vigencia en otro país, sino sólo de que el derecho nacional, interno o emergente de un tratado o
convención, reconoce sus efectos.

En ese sentido, la ley de extradición 24.767 en su artículo 11 inciso a, exige como requisito para otorgar una
extradición pasiva, que el tribunal argentino analice la subsistencia de la acción penal o de la pena prevista para el
delito, según las leyes del Estado extranjero solicitante.

Reconocimiento de sentencias dictadas en el extranjero.

Hay situaciones en las que procede el reconocimiento de la cosa juzgada extranjera. Tal reconocimiento de ninguna
manera implica el imperio de leyes foráneas en nuestro país.

El artículo 50 del Código Penal establece que a los fines de la reincidencia, se debe tener en cuenta la condena
sufrida en el extranjero.

Derecho Penal Internacional.

Es la denominación empleada para aludir a las normas que regulan la validez espacial de la ley penal, quienes se
pronuncian por el carácter internacional de éstas.
Sin embargo, al constituir tales normas derecho interno del Estado, sólo pueden incluirse en esta categoría aquellos
tratados celebrados entre dos o más Estados en materia de cooperación y asistencia entre naciones. Así, por
ejemplo, las disposiciones contenidas en los tratados de extradición.

Derecho Internacional Penal.

Se emplea para denominar a los llamados delicta iuris gentium (o delitos supranacionales). Es decir, aquellas
infracciones que por afectar a la comunidad de naciones en su conjunto, han sido objeto de elaboración
internacional a través de convenciones.

Es decir, aquellos delitos cuya validez espacial se rige por el principio universal.

Tratados Internacionales con Jerarquía Constitucional.

La reforma de la Constitución Nacional de 1994 ha dotado de jerarquía constitucional a once tratados (en la
actualidad, trece) de Derechos Humanos, algunos de los cuales contienen disposiciones en materia penal, y ciertas
garantías penales y del debido proceso.

No forman parte de la Constitución, ya que no pueden ser reformados unilateralmente, pero complementan el
bloque de derechos y garantías reconocidos en ella.

Pacto de San José de Costa Rica.

Artículo 4: protege el derecho a la vida desde el momento de la concepción. Establece prohibiciones respecto a la
pena de muerte.

Artículo 5: establece el derecho a la integridad física. Prohíbe las torturas y penas crueles. Establece el principio de
intrascendencia de la pena y la finalidad de readaptación social del condenado.

Artículo 6: prohíbe la esclavitud y la servidumbre y los trabajos forzosos.

Artículo 7: consagra el derecho a la libertad personal y la prohibición de encarcelamiento arbitrario.

Artículo 8: contempla las garantías judiciales del debido proceso: derecho a ser oído, plazo razonable de duración del
proceso, presunción de inocencia, derecho a la defensa técnica o a la autodefensa, non bis in idem y publicidad del
proceso penal.

Artículo 9: principios de legalidad y retroactividad de la ley penal más benigna.

Otros tratados.

Convención para la prevención y la sanción del delito de genocidio: sus disposiciones son eminentemente penales y
contiene definiciones de los actos considerados genocidas.

Convención sobre la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y lesa humanidad: declara que las acciones por
tales crímenes no se extinguen por el transcurso del tiempo.

Extradición.

La extradición es el acto por el cual un Estado (llamado requerido) hace entrega a otro Estado (llamado requirente)
de un individuo con objeto de someterlo a un juicio penal o a la ejecución de una pena conforme a normas
preexistentes de validez interna o internacional.

En nuestro país, tales normas son: en primer lugar, por su carácter especial, los tratados, y en segundo lugar, la Ley
24.767 de Cooperación Internacional en materia penal.

Clases.

La extradición activa consiste en el procedimiento previsto para posibilitar la entrega al Estado nacional, de un
delincuente que se encuentra en un país extranjero.

La extradición pasiva regula el trámite que debe seguirse para lograr la entrega a un Estado extranjero, de un
delincuente que se encuentra en el Estado nacional.
Derecho de Opción.

Si no existe aplicable al caso un Tratado que obligue a la extradición de nacionales y el requerido para la realización
de un proceso fuese nacional argentino, podrá optar por ser juzgado por los tribunales argentinos. La calidad de
nacional argentino deberá haber existido al momento de la comisión del hecho, y deberá subsistir al momento de la
opción (art. 12, ley 24.767).

Condiciones de Procedencia.

Si existe un tratado entre el Estado requirente y la Argentina, las condiciones son regidas por las normas del tratado
(art. 2, ley 24.767). Sin perjuicio de ello, las normas de la ley 24.767 sirven para interpretar el texto de los tratados.

La ley interna establece condiciones de procedencia de la extradición, relativas a la persona, al delito, a la


punibilidad, a la especialidad y a la forma y requisitos.

Relativas a la persona.

La extradición no será concedida, cuando la persona reclamada ya hubiese sido juzgada, en la Argentina o en
cualquier otro país por el hecho que motiva el pedido, o cuando habría sido considerada por la ley argentina como
inimputable por razón de la edad si hubiese cometido el delito en Argentina.

Relativas al delito.

No procede por contravenciones. Se establece el requisito de doble tipicidad, la conducta debe ser delito tanto en el
estado requirente como en el requerido. La pena privativa de libertad debe tener un mínimo y máximo tales que su
semisuma sea, al menos, de un año.

No se concede por delitos políticos ni previstos exclusivamente en las leyes militares.

Tampoco se concede si el proceso que la motiva fuese tramitado por una comisión especial de las previstas por el
artículo 18 de la Constitución Nacional.

Será denegada si el proceso el proceso que la motiva evidencia propósitos persecutorios por opiniones políticas o
discriminatorias.

No se concede para los casos en que existieren motivos fundados para suponer que el requerido pueda ser sometido
a torturas u otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes.

No procede si el delito tuviese pena de muerte en el Estado requirente, y éste no diere seguridades de que no será
aplicable.

Relativas a la punibilidad.

La concesión demanda que la acción penal o la pena no se hubieran extinguido según la ley del Estado requirente.

En caso que la extradición se solicitara para el cumplimiento de una pena, se requerirá, además, que la pena que
faltare cumplir fuese no menor de un año de privación de libertad en el momento en que se presente la solicitud.

Cuando la condena se hubiese dictado en rebeldía el Estado requirente deberá dar seguridad de que el caso se
reabrirá para oír al condenado, permitirle el derecho de defensa y dictar nueva sentencia.

Relativas a la especialidad.

Según el llamado principio de la especialidad, la persona extraditada no podrá ser encausada, perseguida ni
molestada, sin previa autorización de la República Argentina, por hechos anteriores y distintos de aquéllos por los
que se concedió la extradición (art. 18, ley 24.767).

Relativas a la forma.

La solicitud de extradición deberá contener: a) una descripción clara del hecho o hechos delictivos e identificación de
la víctima, b) su tipificación legal, c) la competencia del Estado requirente y que la acción no está extinguida, d)
testimonio o fotocopia autenticada de la resolución que dispuso la detención, e) las normas penales y procesales
aplicables, y f) los datos de identificación del reclamado y su domicilio o paradero.

Extradición de condenados.

Se agregan algunas exigencias formales: a) testimonio o fotocopia autenticada de la sentencia judicial de condena; b)
que la sentencia no se dictó en rebeldía y que está firme. Si se dictó en rebeldía deben darse la seguridades antes
mencionadas; c) el cómputo de la pena que resta cumplirse y d) razones de que la pena no se encuentra extinguida.

Delitos Políticos.

Por delitos políticos deben entenderse aquéllos cometidos por los gobernados, que lesionan directamente el orden
político vigente o los poderes de gobierno en su constitución, estabilidad o facultades o el ejercicio de la soberanía
popular.

El artículo 9 de la ley 24.767 enumera cuáles son los delitos que no se considerarán políticos.

Extradición activa.

La Argentina requerirá la extradición de una persona cuando prima facie fuere procedente conforme la ley del país
donde se encuentra el requerido. Si el caso se rigiere por un tratado, se atenderá a las regias previstas en éste.

El juez de la causa deberá librar una orden de detención que contenga la relación precisa de los hechos, la
calificación legal que correspondiere y los motivos por los que se sospecha que la persona requerida habría tomado
parte en el delito.

Cuando la extradición requerida fuese denegada por el país extranjero en virtud de una causa que hace procedente
el juzgamiento del caso en aquel país, el Poder Ejecutivo resolverá si admite ese juzgamiento. En caso afirmativo, si
el país extranjero lo solicitare, le serán enviadas copias del expediente judicial que se hubiese tramitado y las
pruebas colectadas.

Ámbito Temporal de Validez de la Ley Penal.

Ámbito Temporal.

El principio general que gobierna la validez temporal de la ley penal es el tempus regit actus, es decir, rige la ley que
estaba vigente al momento de la comisión del hecho delictivo.

Las leyes penales sólo alcanzan a los hechos cometidos durante su vigencia: en el periodo comprendido desde su
entrada en vigor hasta el momento de su derogación.

Principio de Irretroactividad.

Derivación del principio de legalidad, exige a los fines de la imposición de una sanción penal, la existencia de una ley
previa que determine el hecho punible, la sanción penal a aplicar y las consecuencias accesorias del delito.

La ley penal rige para el futuro. Sólo si la conducta está previamente prohibida puede el ciudadano saber que si la
realiza incurre en responsabilidad.

Seguridad Jurídica.

En el hipotético caso de que una ley posterior declarara delictiva una conducta que en su momento no lo era o
aplicara a una conducta anterior una pena no prevista en el momento de su comisión, se habría vulnerado la
garantía de seguridad jurídica para los ciudadanos de no poder ser sorprendidos a posteriori con una prohibición
desconocida.

Principios de excepción.
El principio general de la aplicación de la ley vigente al momento de la comisión del hecho no es absoluto, pues
reconoce lo que en doctrina la extraactividad de la ley penal, es decir, la aplicación de la ley fuera de su periodo
normal de vida legislativa, siempre que resulte más favorable al imputado, o en su caso, condenado.

Retroactividad.

La retroactividad autoriza la aplicación de la ley a un hecho ocurrido con anterioridad a su entrada en vigencia,
siempre que beneficie al acusado.

Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el
tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna (art. 2, primer párrafo, Código Penal Argentino).

Ejemplo.

Puede suceder que la ley penal vigente al momento de cometerse el hecho haya sido reemplazada por otra ley.

Si la nueva ley penal es la que rige en el momento de dictar sentencia, y es más benigna, deberá ser aplicada por el
principio de retroactividad.

Esto es, una ley tiene efectos respecto de hechos ocurridos con anterioridad a su entrada en vigencia.

Ultraactividad.

La ultraactividad permite que la ley vigente al tiempo de la comisión del delito o en el tiempo intermedio entre el
delito y el fallo, posteriormente sustituida por otra más gravosa, siga rigiendo para la regulación del hecho aun
después de su derogación.

Hipótesis.

En el caso que la ley vigente al momento de cometerse el delito fuere derogada:

Si la ley derogada era la más beneficiosa para el autor del delito, es ella la que debe aplicarse, por el principio de
ultraactividad.

Es decir, una ley sigue rigiendo para el caso a pesar de haber sido derogada.

Ley penal más benigna.

Pueden darse casos en los cuales no es tan simple determinar cuál es la ley más benigna.

En la siguiente hipótesis: la ley A castiga el delito con prisión de un mes a cuatro años, y la ley B, con prisión de uno a
tres años.

Si se mira los mínimos, es más benigna la ley A, si se hace lo propio con los máximos, es más benigna la ley B.

Además, no sólo debemos prestar atención a las escalas penales. Si la nueva ley reduce la escala penal, pero prevé
una pena accesoria de inhabilitación por un tiempo considerable, podría dudarse de cuál es más benigna, ya que
puede ocasionar mayor perjuicio al condenado.

Podría suceder incluso, que la escala penal se reduzca, pero que la ley restrinja los beneficios de la libertad
condicional o la condenación condicional, todo lo cual debe tomarse en cuenta.

Parte de la doctrina sugiere que se escuche al reo, pero ello no es vinculante para el juez.

Límites.

La determinación de la ley penal más benigna es importante porque el juez deberá elegir una de las leyes en
cuestión, no podrá crear una tercera ley tomando los datos más beneficiosos de las mismas. De lo contrario, el juez
estaría creando leyes, que es una competencia legislativa.

Si la ley A prevé pena de dos a seis años de prisión, y la ley B, de uno a ocho años, el juez no podría crear una ley C,
que combine los mínimos y máximos, de forma tal que la escala penal sea de uno a seis años de prisión.
Excepción.

El único aspecto de la ley que puede tomarse por separado a la hora de determinar la ley aplicable al caso, es el
cómputo de prisión preventiva, como lo dispone el artículo 3 del Código Penal.

Ley temporaria y ley transitoria.

Las leyes temporales son aquellas que establecen ellas mismas sus propios períodos de vigencia.

Las leyes transitorias son aquellas cuya vigencia está supeditada a la persistencia de la situación especial por la cual
fueron dictadas.

Problemática.

Al ser estas leyes por lo general más gravosas, se sostiene que es una derogación implícita del principio de aplicación
de la ley más benigna, teniendo en consideración la larga duración de los procesos penales.

De lo contrario, la consecuencia sería que prácticamente estas leyes carecerían de efecto, por su corta vigencia, lo
más probable es que al momento de dictarse la sentencia, ya la ley más benigna sea la que esté vigente.

Rango Constitucional.

A partir de la reforma constitucional de 1994, el principio de aplicación de la ley penal más benigna goza de jerarquía
constitucional, toda vez que el Pacto de San José de Costa Rica la prevé en su artículo 9, segundo párrafo.

Por lo cual, una ley común, a pesar de ser transitoria, no puede derogar una norma constitucional.

Limitación funcional y personal de la ley penal. Noción. Antejuicio. Opiniones parlamentarias. Límites. Situación
de embajadores y ministros extranjeros.

Igualdad ante la ley.

El principio de igualdad de los hombres ante la ley está contenido en el artículo 16 de la Constitución Nacional, y
constituye una de las reglas constitucionales fundamentales de los estados modernos. Sostiene la eliminación de
toda discriminación arbitraria.

En el campo criminal, implica el imperio de las normas penales para todas las personas por igual.

Inmunidad.

La inmunidad es una garantía de carácter procesal penal vinculada a la función.

Se trata de una garantía de prejudicialidad: ciertos funcionarios no pueden ser sometidos inmediatamente a un
proceso penal. Para ello, previamente, deben ser desaforados.

Si se les quitan los fueros, podrán ser sometidos al sistema penal como cualquier otro ciudadano dentro de la
sociedad.

Fundamento.

El fundamento de la inmunidad es lograr que los funcionarios gocen de cierta tranquilidad en el ejercicio de la
función pública, para el mejor desempeño de tal función.

Se tiene en cuenta a la función, no a la persona.

Indemnidad.

La indemnidad implica una exención de responsabilidad criminal de la que gozan los legisladores en relación a los
delitos que puedan cometer emitiendo opiniones o discursos en el ejercicio de sus funciones.

Está prevista en el artículo 68 de la Constitución Nacional.

Indemnidad e inmunidad.
Hay ciertos actos realizados por algunas personas que desempeñan funciones cuyo satisfactorio desempeño
requiere especiales garantías, que quedan fuera del alcance inmediato del poder punitivo.

Algunos actos quedan excluidos del poder punitivo: gozan de indemnidad.

Otros pueden ser sometidos al ejercicio del poder punitivo, pero para ello requieren un procedimiento previo a
cargo de un órgano del estado; se trata de personas que gozan de inmunidad.

El artículo 68 de la Constitución Nacional se ocupa de la indemnidad de las opiniones parlamentarias. No es un


privilegio personal, sino de sus actos; es una indemnidad.

Las inmunidades parlamentarias surgen del artículo 69 CN. El legislador sólo puede ser detenido cuando es
sorprendido en flagrancia cometiendo un delito grave. Se denomina inmunidad de arresto.

Indemnidad Parlamentaria.

La inviolabilidad parlamentaria sólo procede frente a opiniones o discursos. Pero es necesario además, que dichas
opiniones sean vertidas como parte de la actividad funcional del legislador.

La indemnidad es absoluta porque el privilegio ha sido instituido para proteger la función y no a la persona del
legislador. Es irrenunciable por el mismo motivo.

Es permanente, existe durante el mandato y después de terminado.

Desafuero.

Está regulado por el artículo 70 de la Constitución Nacional y consiste en el procedimiento necesario para suspender
en sus funciones a un legislador, a fin de posibilitar que se inicie un proceso penal en su contra.

Juicio Político.

Consiste en el procedimiento previsto para destituir a los miembros del Poder Ejecutivo, sus ministros y los
integrantes de la Corte Suprema de Justicia, a fin de someterlos a proceso judicial.

Inmunidades diplomáticas.

No constituyen verdaderas excepciones a la validez general de la ley penal con relación a las personas, porque no
importan privilegios de irresponsabilidad penal. En efecto, si el Estado acreditante renuncia al beneficio, el derecho
penal nacional recobra plenamente su validez para ser actuado por sus tribunales. Si no lo hace, rige la ley penal del
país de origen, cuyos tribunales la aplicarán en representación de la ley nacional.

Fundamentos.

Su justificación se encuentra en la necesidad de preservar el respeto y la mutua consideración entre los Estados,
asegurando para sus representantes diplomáticos, las máximas garantías que, con arreglo a la práctica uniforme de
las naciones, debe reconocérsele para el más eficaz cumplimiento de sus funciones.

Sólo benefician a quienes gozan de status diplomático, a los jefes de Estado, funcionarios, personal diplomático
(embajadores, ministros, cónsules extranjeros, agentes diplomáticos).

La Ilustración y su influencia sobre las ideas penales. El Derecho Penal Liberal. La Escuela Positiva. El
Correccionalismo de Dorado Montero. El positivismo. Importancia de una fundamentación antropológica del
Derecho Penal.

Derecho Penal hasta el Siglo XVIII.

El sistema penal del Absolutismo Monárquico, se caracterizó por las penas inhumanas y su crueldad. Eran permitidas
las mutilaciones y la pena de muerte.

Íconos de la pena capital fueron la guillotina y la hoguera.

Existía una gran desproporción entre el delito y la pena.


Se permitía la aplicación analógica de la ley penal.

El acusado carecía de una debida defensa en juicio, y las cárceles carecían de higiene.

Antiguo Régimen.

Existía una gran confusión entre delito y pecado.

Toda ofensa a los intereses del monarca de turno, era considerada delito. No quedaba claro cuáles eran las
conductas prohibidas; lo que generaba una gran inseguridad jurídica.

La prueba más utilizada era la confesión por medio de la tortura.

El Iluminismo.

El derecho penal del absolutismo entra en crisis terminal con la aparición del movimiento filosófico del Iluminismo
que culminó políticamente con la Revolución Francesa de 1789, con su Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano.

Ello tuvo importantes repercusiones jurídicas: el surgimiento del constitucionalismo y la manifestación de un


derecho penal liberal, a través del Código Francés de 1810 y del Código de Baviera de 1813, elaborado por Von
Feuerbach, que fue una importante fuente del primer proyecto de Código Penal de nuestro país, el de Carlos
Tejedor.

Escuela Clásica.

La influencia de los pensadores de la Ilustración (Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau), echó las bases de la
Escuela Clásica del Derecho Penal, como la llamó peyorativamente Enrico Ferri, para englobar a todos los autores
que con anterioridad a la aparición del positivismo criminológico se habían ocupado de problemas jurídicos penales,
aunque en realidad no se trataba de una doctrina unitaria.

Cesare Beccaria.

En su obra “De los delitos y las penas”, Beccaria critica el sistema penal del Antiguo Régimen, y propone la
humanización de las penas, la abolición de la tortura, igualdad ante la ley y proporcionalidad entre los delitos y las
penas.

Sugiere la exigencia de establecer previamente las conductas delictivas, lo que actualmente se conoce como
principio de legalidad.

John Howard.

Fue un inglés, otro precursor de la humanización penal.

En su libro “Estado de las prisiones” postuló la reforma carcelaria sobre las siguientes bases: higiene y alimentación,
disciplina distinta para los detenidos y los encarcelados, educación moral y religiosa y trabajo.

Escuela Toscana.

Fue iniciada por Giovanni Carmignani y culminó con su discípulo Francesco Carrara.

Se trata de una teoría pura del delito con pretensiones de validez universal, pues establece los principios del
derecho penal, válidos en todo tiempo y lugar.

Busca la noción del ser del delito y de la pena, para que el legislador proceda con justicia y sin arbitrariedad.

Carrara sostiene que el delito no es un ente de hecho sino un ente jurídico, pues resulta de una serie de fuerzas que
chocan con la ley.

Francesco Carrara.

Como criterios complementarios para la imputación criminal establece la cualidad, la cantidad y el grado de los
delitos. Según el primer criterio, el hurto es una especie delictiva distinta del homicidio; pero además es necesario
saber cuál de ambas especies es más grave, para adecuarle una imputación justa, lo que se logra con el criterio de la
cantidad, que determina que el homicidio configura un mal político mayor que el hurto porque la vida es el bien más
importante del hombre. Finalmente, cuando las fuerzas del delito estén completas, su grado será perfecto
(consumación), pero si a cualquiera de las fuerzas les falta algún elemento integrador, el grado del delito será
imperfecto (tentativa).

El Positivismo Criminológico.

En la segunda mitad del Siglo XIX, el gran desarrollo alcanzado por las ciencias de la naturaleza repercute en la
ciencia del derecho y en particular, en el derecho penal, que a través de la escuela positiva va a pretender adoptar el
método inductivo y experimental, propio de aquellas ciencias.

El delito será entendido como un ente de hecho, cuyo factor causal no es el libre albedrío del hombre, sino el modo
de ser del delincuente y la influencia del ambiente, que lo determinan fatalmente a cometerlo.

El fundamento de la intensidad de la pena en la gravedad de la conducta delictiva, es sustituido por el criterio


subjetivo de la peligrosidad del sujeto, quien puede ser neutralizado mediante la aplicación de medidas o sanciones.

El protagonista principal de estudio pasa a ser el delincuente y su personalidad anormal o desviada.

Jeremy Bentham.

Es considerado el padre del utilitarismo. Fundaba la pena en un cálculo de felicidad social: la legitimaba en la medida
en que ahorraba dolor porque prevenía, y la limitaba a la estricta inflicción del mismo dolor que el infractor había
provocado. Estaba tan obsesionado con este principio que ideó una máquina de azotar para evitar el arbitrio del
verdugo.

Herbert Spencer.

Con elementos de Darwin propuso un racismo optimista. La humanidad era un organismo en evolución que cumplía
también la ley de selección natural.

La raza humana se consideraba más evolucionada en Europa, y la criminalidad europea era un accidente biológico
que hacía que alguien naciese sin alcanzar el estadio de evolución biológica correspondiente a su civilización y por
ende, fuese una suerte de salvaje o célula primitiva, en medio del tejido formado por las células más nobles del
género humano.

César Lombroso.

Lombroso fue un médico de prisiones que utilizó el método experimental, tomando como objeto de estudio el
cuerpo del delincuente. Observó las características físicas comunes entre los delincuentes en las prisiones. Esto lo
llevó a la conclusión de que el hombre nace delincuente. Hay personas que tienen caracteres genéticos que las
llevan a delinquir. Ello constituye la base del determinismo.

Antropología Criminal.

La obra de Lombroso, “El hombre delincuente”, expone esta concepción, según la cual existe una categoría, los
delincuentes natos, que nacen tales, y fatalmente (tarde o temprano) acabarán delinquiendo, cuando la sociedad les
dé las condiciones necesarias.

Tal particular especie del género humano es reconocible exterior y corporalmente por ciertas desviaciones de la
forma del cráneo, en el cerebro, y en otras partes del cuerpo.

Enrico Ferri.

El biologismo organicista de Lombroso desemboca en la sociología criminal de Ferri.

Para este jurista, el delito tenía como causas factores individuales, físicos y sociales, que determinaban al
delincuente a cometerlo. Este era un sujeto anormal por sus condiciones.
Uno de los puntos clave de la concepción ferriana fue la clasificación de los delincuentes, apoyada en un criterio
genético, en cinco categorías: natos, locos, habituales, pasionales y ocasionales.

Rafael Garófalo.

Para Garófalo, las culturas que no compartían las pautas valorativas europeas eran tribus degeneradas que se
apartaban de la recta razón de los pueblos superiores y que eran a la humanidad lo que el delincuente era a la
sociedad.

Aportó el concepto de peligrosidad del delincuente y su pronóstico como futuro autor de delitos, que exigía que
fuera neutralizado con medidas que importaban la vulneración de sus derechos, aunque no hubiera cometido
ningún hecho tipificado como delito por la ley, dando lugar al estado peligroso sin delito.

Estado Peligroso sin delito.

Desde el punto de vista antropológico de ha sostenido la falacia de estas tesis, que nunca tuvieron comprobación
científica, pues no existen métodos para demostrar que un individuo está predestinado a cometer delitos en razón
de sus características somáticas o de sus condicionamientos económicos, sociales, familiares o culturales.

Sus ideas organicistas de la sociedad repercutieron en planteamientos totalitarios o racistas.

Franz Von Liszt.

Concebía a la dogmática como limitadora de la política criminal. La dogmática era la Carta Magna del delincuente.

La pena cumplía una función de prevención especial, la cual debía servir para: corrección del delincuente capaz de
corregirse, intimidación del delincuente que no necesita corrección, e inocuización del delincuente que carece de
capacidad de corrección.

El Correccionalismo de Dorado Montero.

Dorado negaba que existiese delito natural, ya que todos los delitos son creaciones del estado. Cuando el estado
decide criminalizar algunas acciones, no tiene derecho a defenderse, sino a educar al humano para que no delinca.

No hay responsabilidad penal, sólo un derecho del delincuente a ser mejorado por la sociedad y por ello reemplaza
al derecho penal por su famoso derecho protector de los criminales.

Correccionalismo.

El planteo es el siguiente: puesto que el estado quiere prohibir determinadas conductas y hay personas que están
determinadas a realizarlas, éstas deben ser educadas para no caer en ellas, no siendo éste un derecho del estado
sino de quienes viven en sociedad.

La justicia abandonaría su función retributiva para cumplir una función de patronato, encaminada a la modificación
de la voluntad criminal.

Fundamentación Antropológica.

El derecho tiene la función de posibilitar las condiciones externas de realización del hombre, para asegurar los bienes
jurídicos indispensables para la libertad de todos.

Según Zaffaroni, el derecho penal, para ser antropológicamente fundado y efectivo y no un mero ejercicio del poder,
presupone: ser un orden regulador de conductas humanas; que no haya contradicción entre sus desvaloraciones de
conductas humanas; que no pretenda regular conductas ignorando las leyes del mundo físico y que reconozca la
autodeterminación del hombre.

Codificación Penal Argentina. Breve referencia.

Proceso Legislativo.

El proceso de codificación del derecho penal argentino, se entronca con el fenómeno sudamericano de recepción de
la legislación penal europea.
Con el proceso de Codificación, que entre nosotros tiene su comienzo con el Proyecto Tejedor, se inicia el camino
hacia la unificación de la legislación penal del país.

Antes de ese período, la legislación penal se componía, por un parte, de las antiguas leyes españolas y por otro, de
las distintas resoluciones de carácter penal de las autoridades nacionales y provinciales, que en general regulaban
delitos específicos.

Ley 49.

Legisló sobre los crímenes cuyo juzgamiento era competencia de los tribunales nacionales, fijando su penalidad.

Algunos de los delitos contemplados fueron: traición, infracciones que comprometen la paz y la seguridad de la
Nación, piratería, sedición, desacato, cohecho, etcétera.

Su sistema de penas previó la de muerte, prisión, trabajos forzados, destierro, multa, entre otras.

Proyecto Tejedor.

Fue redactado por Carlos Tejedor. Se componía de dos partes y un título preliminar que establecía la diferencia entre
crímenes, delitos y contravenciones, asignándoles la jurisdicción respectiva. Pero sólo regulaba sobre crímenes y
delitos. La primera parte trata de los principios generales, mientras que la segunda se ocupa de los crímenes, delitos
y sus penas.

Sus fuentes fueron el Código bávaro de 1813, el Código de Luisiana (Estados Unidos de América) y el Código Penal
español de 1848 con su reforma de 1850.

Sirvió de base al Código de 1886 y rigió en casi todas las provincias argentinas.

Proyecto de 1881.

Se compone de dos libros y un título preliminar, y al igual que en el de Tejedor, se mantienen independientes los
delitos del fuero nacional, que eran penados por leyes especiales.

Conserva la pena de muerte, e inicia la enumeración de delitos por aquellos que afectan más directamente a la
sociedad en su colectividad, regulando a un segundo lugar a aquellos en los que predomina el interés privado.

Código de 1886.

Fue el primer Código Penal de la Nación, elaborado sobre las bases del Proyecto Tejedor, y empezó a regir el 1 de
marzo de 1887.

Abandona la distinción entre crímenes y delitos, las penas de retractación y confinamiento y el sistema de penas
fijas.

Fueron suprimidas las contravenciones y se determinó el tiempo de la prisión preventiva como cómputo de la pena.

Proyecto de 1891.

Es el primero en incluir la materia contenida en la ley 49 sobre los crímenes cuyo juzgamiento compete a los
tribunales nacionales, marcando un avance en el proceso de unificación de la legislación penal de fondo.

Estaba dividido en tres libros, introducía reglas sobre la aplicación de la ley penal en el espacio, receptaba la libertad
condicional, contemplaba la reincidencia y mantenía la pena de muerte.

Proyecto de 1906.

Sigue la orientación del proyecto de 1891, se divide al igual que éste último, en tres libros. Insistía con la
introducción de la libertad condicional, suprimía la pena de muerte, admitía la condenación condicional, unificaba la
legislación penal, pero mantenía la deportación.

Proyecto de 1917.
En general conserva la estructura del de 1906, con algunas modificaciones: la supresión del Libro III sobre faltas y de
la pena de muerte, modificaciones en la penalidad de ciertos delitos (homicidio, disparo de arma, agresión con toda
arma, alteración del estado civil y de los delitos contra la honestidad), derogación de leyes especiales relativas a la
trata de personas, seguridad social y cheques dolosos, entre otras.

Código Penal de 1921.

El Proyecto de 1917 fue sancionado por el Congreso como Código Penal en 1921, mediante la ley 11.179.

El legislador mantuvo el principio de responsabilidad moral del delincuente, fundada en la conciencia y la voluntad
del hecho. Admitió instituciones como la condena y la libertad condicionales y la peligrosidad personal como criterio
para establecer, en alguna medida, la especie y la medida de la pena.

Acogió un sistema de medidas de seguridad para inimputables y no admitió la pena de muerte

Inflación Penal: más respuesta punitiva.

Recientemente han surgido infinidad de leyes de reformas parciales al Código Penal, casi siempre con objeto de
aumentar la penalidad de determinados delitos, en la falsa creencia de que la mayor respuesta punitiva podrá
resolver problemas sociales, como el fenómeno de la inseguridad.

En 2004, las leyes Blumberg han endurecido las penas de los delitos de robo con armas, secuestro extorsivo seguido
de muerte, entre otros. Además de limitaciones a los beneficios procesales para determinados delitos.

Anteproyecto de Reforma Integral al Código Penal.

Por decreto del Poder Ejecutivo, en 2012 se crea una Comisión presidida por el Dr. Eugenio Zaffaroni, con el objeto
de elaborar un proyecto de reformas al Código Penal.

Los aspectos más sobresalientes de la Parte General consisten en la eliminación de la prisión perpetua, la
desaparición de la reincidencia y la libertad condicional y el máximo de pena privativa de libertad se ve reducido a
treinta (30) años, entre otros. Como contrapartida, se incluyen penas alternativas. Además, se regula la
responsabilidad penal de las personas jurídicas.

En cuanto a la Parte Especial, algunas de las reformas introducidas son: la inclusión del genocidio en un capítulo
autónomo junto con los llamados "Crímenes contra la humanidad" (actualmente el Genocidio se rige por los
Tratados Internacionales y el Estatuto de Roma); se vuelve a contemplar al Infanticidio como una atenuante del
homicidio simple, además de la inclusión del llamado "Homicidio piadoso" también como atenuante o eventual
eximición de pena. Se contempla el delito de lesiones al feto (novedad en nuestro derecho).

La incorporación de un capítulo dedicado a los "Delitos contra el medio ambiente, la flora y la fauna", como viene
recomendando la doctrina penal y ambientalista de contemplar a los derechos de incidencia colectiva. Y la
regulación dentro del Código de los delitos de estupefacientes (actualmente regidos por una ley especial).

Eje Temático N° 2:

Criterios de imputación del injusto penal Teoría del delito: Teoría estratificada y teoría unitaria del delito. Los
axiomas fundantes del sistema. Influencia de las teorías de las normas en la determinación del sistema. Incidencia
de las teorías de la pena en la configuración del sistema. Posturas naturalistas y normativistas. Niveles analíticos
de la teoría del delito. Breve evolución de la misma. La conducta. Estructura de la conducta. Análisis. Teoría
causalista y finalista. Teoría de la acción social. Ausencia de conducta. Estudio de los diferentes supuestos.
Algunos intentos de desconocer el principio: "nullum crimen sine conducta". Discusiones sobre la responsabilidad
penal de las personas jurídicas. El tipo penal. Concepto. Distinción entre tipo penal y tipicidad. Tipo legal y tipo
judicial. Tipo abierto y tipo cerrado. La ley penal en blanco. Tipo de acto y tipo de autor. Tipo sistemático y tipo
garantía. Teoría del tipo objetivo y del tipo complejo. Breve clasificación de los tipos penales Relaciones entre tipo
y antijuridicidad. Teoría de los elementos negativos del tipo. El bien jurídico. Noción. Función teleológica del bien
jurídico. Antinormatividad y antijuricidad. El tipo activo doloso: estructura de los tipos dolosos. El aspecto objetivo
del tipo doloso. Elementos normativos y descriptivos. Particulares roblemas en materia de causalidad. Teorías de
la causalidad. La teoría de la imputación objetiva. A.- Imputación de la acción: Creación de un riesgo jurídicamente
desvalorado; B.- Imputación del resultado: Materialización del riesgo creado en el resultado producido-
Discusiones sobre el criterio del incremento del riesgo. Imputación subjetiva. El aspecto subjetivo del tipo activo
doloso: el dolo. Concepto. Estructura del dolo. ¿Sólo aspecto intelectual o también aspecto volitivo? Discusión
sobre el tema. Teoría de la representación y teoría de la voluntad. Clases de dolo: directo indirecto y eventual. El
concepto de dolo en el derecho penal argentino. Su fundamentación legal. Error de tipo. Concepto. Distinción
entre error de tipo y error de prohibición. Efectos del error de tipo y del error de prohibición. Clases de error de
tipo. El denominado "error de tipo al revés". Error de tipo - error de prohibición y error de hecho - error de
derecho. Discusión sobre ambas clasificaciones. Razón de ser de cada una de ellas. El error de tipo en el derecho
penal argentino. Su fundamentación legal. Especiales problemas de error: "aberratio ictus" o error en el golpe;
error en el objeto; "error in personam"; el "dolo general", error sobre agravantes y atenuantes. Elementos
subjetivos del tipo distintos del dolo. Concepto. Ubicación dentro de la teoría del delito. Clasificación. Los tipos
culposos. Estructura de los tipos culposos. Distinción entre tipos culposos y tipos dolosos. ¿Difieren sólo en su
aspecto subjetivo o también en la faz objetiva? Análisis de la cuestión en la moderna dogmática penal. El tipo
culposo como tipo abierto. Análisis crítico de las posiciónes que fundan la culpa sobre la causalidad y la
previsibilidad. Aspecto objetivo del tipo culposo: Imputación de la acción: Creación de un riesgo prohibido: La
infracción del deber de cuidado; Imputación del resultado: Concreción del riesgo en el resultado. La teoría del
incremento del riesgo. Discusiones sobre la ubicación sistemática del resultado en los delitos culposos. Aspecto
subjetivo del tipo culposo: Función de la finalidad de la conducta en los tipos culposos. Clases de culpa. Ubicación
de la culpa dentro de la teoría del delito. Los tipos omisivos. Naturaleza de la omisión. Análisis. La omisión como
dato óntico pretípico o como estructura típica. Clases de tipos omisivos. Omisiones propia e impropia. Criterios de
distinción. Discusiones sobre la constitucionalidad de los llamados delitos de omisión impropia no escritos. Tipos
omisivos propios. Estudio de su estructura. Aspecto objetivo y aspecto subjetivo. Tipos omisivos impropios.
Aspecto objetivo y aspecto subjetivo. El problema del dolo en los tipos omisivos. Los tipos omisivos culposos.
Criterio de deslinde respecto a la omisión dolosa. Los tipos complejos. Tipos preterintencionales. Formas objetivas
de responsabilidad penal. Los llamados delitos calificados por el resultado. El principio "versad in re ilícita". Teoría
de la "actio libera in causa". Concepto. Críticas. Especiales problemas de tipicidad: consentimiento y acuerdo del
ofendido. La antijuridicidad. Concepto. Antinormatividad y antijuridicidad. Mecanismo de verificación de la
antijuridicidad en el campo penal. Antijuridicidad formal y material; genérica y específica; objetiva y subjetiva.
Causas de justificación o tipos permisivos. Fundamentos. Estructura general de los tipos permisivos: Aspecto
objetivo y subjetivo del tipo permisivo. Problemas que presenta su configuración parcial. Soluciones El error sobre
los elementos objetivos del tipo permisivo. Distintas posiciones. La teoría del injusto personal. Las causas de
justificación en el código penal argentino: El estado de necesidad justificante. Concepto. Fundamento. Análisis de
su estructura en el Código Penal argentino: a) Aspecto objetivo. Origen del conflicto. El problema de la coacción.
Entidad y valoración de los bienes en conflicto. El conflicto de bienes iguales. El conflicto de deberes. Contexto
temporal del estado de necesidad justificante. Posición del autor frente al conflicto. b) Aspecto subjetivo del
estado de necesidad justificante.Estado de necesidad defensivo y agresivo. Distinción entre estado de necesidad
justificante y exculpante. Legítima defensa. Concepto. Principales doctrinas expuestas para fundamentar la
impunidad de la legítima defensa. Bienes defendibles según la ley penal argentina. Análisis de la estructura de la
legítima defensa en el Código Penal Argentino: a) Aspecto objetivo. Agresión ilegítima. Concepto. Análisis. Límites
temporales de la legítima defensa. Racionalidad del medio empleado. Falta de provocación suficiente. Legítima
defensa imperfecta. b) El aspecto subjetivo del tipo permisivo.Legítima defensa de terceros. Legítima defensa
privilegiada. El exceso en las causas de justificación. Concepto. Exceso intensivo y extensivo. Análisis de los
principales problemas: a) discusión en torno a la naturaleza del acto excesivo ; fundamento en diversas
posiciones; b) fundamento de la punición del acto excesivo en el derecho argentino. Diversos criterios. Análisis; c)
el exceso en el momento inicial. La intensificación innecesaria.

Teoría del Delito.

La teoría del delito es el medio técnico-jurídico para establecer a quién se deben imputar ciertos hechos y quién
debe responder por ellos personalmente.
El sistema de la teoría del delito es un instrumento conceptual que tiene la finalidad de permitir una aplicación
racional de la ley a un caso.

Funciones.

La Teoría del delito cumple con una doble función mediadora.

Media entre la ley y la solución del caso concreto: es decir, entre la norma general y la norma particular.

Existe también una mediación entre la ley y los hechos objeto del juicio, pues cada una de las categorías de la teoría
del delito hacen referencia a determinados aspectos del hecho que constituyen el material objetivo al que se debe
aplicar la ley.

Teoría estratificada.

La Teoría del delito se vale de un método analítico, procurando separar los distintos problemas en diversos niveles o
categorías.

Precisamente, la teoría descompone al delito en estratos: la acción, la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad. El


orden de estos estratos constituye el camino lógico a seguir en el proceso de averiguación.

Concepto de Delito.

Siendo el delito una acción típica, antijurídica y culpable, la ausencia de alguno de estos elementos en el supuesto
analizado, nos llevará a una respuesta necesaria: el sujeto no cometió delito y en consecuencia no podría aplicársele
ninguna pena.

La teoría estratificada nos permite explicar por qué no se ha configurado el delito según los casos.

Necesidad del sistema.

Se hace necesario contar con un sistema que explicite los caracteres que debe presentar cualquier conducta
delictiva, independientemente del delito que se trate y nos brinde el procedimiento a seguir en la averiguación de si
los presupuestos generales de la acción punible se hallan presentes en el caso de análisis.

Breve evolución.

Se han enunciado múltiples teorías del delito. No obstante, desde hace más de un siglo, las categorías manejadas no
han variado mucho. En general, siempre han sido la acción, la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad.

Mucho más rica en variantes ha sido la discusión sobre el contenido de cada una de ellas.

El Causalismo.

Concibe al Injusto Penal (Acción típica y antijurídica) como exclusivamente objetivo. Los elementos subjetivos (dolo y
culpa) pertenecen a la órbita de la culpabilidad, entendida como la relación psicológica que une al autor con el
hecho.

Se fundamenta en las ciencias naturales y se orienta por las corrientes positivistas naturalistas.

El Finalismo.

Considera al Injusto Penal en su doble carácter (objetivo y subjetivo) a partir del reconocimiento de los elementos
subjetivos de la tipicidad.

El dolo y la culpa son analizados en la tipicidad subjetiva.

La culpabilidad es el reproche penal. Comprende la imputabilidad, el conocimiento de la ilicitud y la exigibilidad de


obrar de otra manera.

El Funcionalismo.
La teoría funcionalista introduce aportes político-criminales construyendo un sistema orientado a las consecuencias;
en su caso, necesidad o no de aplicación de una pena.

La orientación funcionalista determina que la misión del derecho penal no es la protección de bienes jurídicos sino
el mantenimiento de la vigencia de la norma.

Una de las contribuciones más importantes de esta corriente de pensamiento lo constituye la introducción de la
moderna Teoría de la imputación objetiva.

Niveles Analíticos.

 Acción: es el carácter genérico del delito, concebida como un comportamiento exterior evitable.

 Tipicidad: se compone de un Tipo Objetivo (la realización de la conducta descripta como delito en la ley),
basado en los modernos criterios de la imputación objetiva; y un Tipo Subjetivo, donde se analiza la
representación que tuvo el individuo de los elementos de la tipicidad objetiva (dolo o imprudencia).

 Antijuridicidad: también entendida en su doble carácter (objetivo y subjetivo). Es aquí donde se analizan
las causas de justificación o tipos permisivos que autorizan bajo ciertas circunstancias a realizar
determinadas conductas típicas.

 Culpabilidad: es entendida como el reproche penal. Comprende la exigibilidad de obrar conforme a


derecho, la imputabilidad y el conocimiento de la antijuridicidad.

Axiomas fundantes.

Al tratarse de una teoría sistemática y estratificada, una vez que se constató la presencia de uno de los elementos
del delito, ya no puede volverse atrás en el análisis.

Esto es, si se concluye que hay tipicidad, debe seguirse adelante hacia el siguiente estrato, la antijuridicidad, sin
poder modificar posteriormente el carácter típico de esa conducta.

Del mismo modo, al entender a la teoría como un sistema de compuertas cerradas, si el análisis se detuvo por
ausencia de un elemento correspondiente a un estrato, no puede seguirse adelante con el estudio del próximo.

Así, si se concluye que no hay acción, no podrá seguirse adelante, puesto que falta la conducta de la cual se
predicará su tipicidad. Lo mismo sucede con el resto de las categorías.

La Acción.

En la base del concepto de delito se halla su característica más genérica, la que llamamos acción o conducta
indistintamente. Es el género o sustantivo del delito, porque la tipicidad, la antijuridicidad y la culpabilidad son
adjetivaciones de la conducta. De este modo, esta última vincula todos los caracteres del delito.

Exterioridad.

Sólo pueden ser alcanzadas por el derecho penal aquellas conductas humanas que trasciendan la esfera interna de la
persona, en tanto sólo a través de ellas es factible lesionar los bienes jurídicos que la ley tutela.

Cogitationem nemo patitur, los pensamientos están exentos de pena.

El principio de exterioridad surge del artículo 19 de la Constitución Nacional.

Sujetos de acción.

Se sostiene tradicionalmente que sólo las personas físicas pueden ser sujetos del derecho penal, en estricto apego al
principio de culpabilidad por el hecho.
Se discute en doctrina, sin embargo, la responsabilidad penal de las personas jurídicas, que en nuestro derecho
positivo vigente, no está regulada, al menos no en forma genérica.

Formas de la Conducta.

La conducta es susceptible de asumir dos modalidades: bajo la forma de acción en sentido estricto, o bien, como una
omisión.

La acción implica una actividad de las personas que vulnera una norma prohibitiva. La omisión, por su parte, se
configura como una inactividad violatoria de una norma preceptiva. Es decir, una norma que manda realizar una
conducta determinada.

Teoría Causalista.

La acción se concibe como toda conducta humana voluntaria que causa un cambio en el mundo exterior (Von Liszt).

Consiste en la inervación muscular proveniente de los centros superiores del cerebro. El contenido de la voluntad
pertenece según el causalismo, al ámbito de la culpabilidad.

Teoría Finalista.

Para el finalismo, la esencia de la acción humana no reside en una causalidad ciega que prescinde del contenido de la
voluntad, sino de la finalidad que constituye ese contenido.

Acción humana es ejercicio de actividad final (Welzel).

Conforme al concepto finalista de acción, ésta abarca dos etapas. La primera transcurre en la esfera del
pensamiento y comprende la proposición del fin por el autor, la selección mental de los medios para obtenerlo y la
consideración de los efectos. Luego viene la segunda etapa, de la realización externa, en la que el autor pone en
movimiento, conforme a un plan, los medios de acción escogidos con anterioridad, en dirección a la producción del
resultado.

Funcionalismo.

El concepto de acción debe ser neutral frente a los demás elementos del delito, a los que sólo relacionará en etapas
ulteriores, en las que recibirá el aporte valorativo de cada uno de dichos elementos.

Es un concepto pretípico.

La acción es el comportamiento exterior evitable (Bacigalupo).

Teoría de la Acción Social.

La acción es toda conducta humana socialmente relevante.

Esta conducta puede consistir en: a) el ejercicio de una actividad finalista; b) la causación de consecuencias
dominables por el autor; y c) una inactividad frente a una determinada expectativa de acción.

Ausencia de Conducta. Estudio de los diferentes supuestos.

Fuerza Física Irresistible.

Está prevista en el artículo 34 inciso 2, primera parte del Código Penal.

Es una fuerza de entidad tal que hace al sujeto incapaz de dirigir sus movimientos, o sea, que lo hace obrar
mecánicamente.

Puede tener un origen externo (fuertes vientos que arrastran a una persona) o interno (convulsión epiléptica que
impide controlar los movimientos).

Actos reflejos.
Se definen como la actividad o la inactividad atribuible a una excitación de los nervios motores debida a un estímulo
fisiológico-corporal, interno o externo, ajeno a la impulsión voluntaria de la persona. No son expresión del psiquismo
del sujeto, por ende resulta incuestionable la falta de acción.

Estados de Inconciencia Absoluta.

Está contemplada en el artículo 34 inciso 1 del Código Penal.

Cuando la conciencia no existe, porque está transitoria o permanentemente suprimida, no puede hablarse de
voluntad y desaparece la conducta del sujeto.

En cambio, en los casos de perturbación de la conciencia, no hay ausencia de conducta porque no desaparece la
voluntad del sujeto.

Son ejemplos clásicos los desmayos, el sonambulismo, el estado de duermevela, la privación de sentido por fiebre
muy alta.

Problemáticas.

El sujeto que se procura un estado de inconciencia, realiza una conducta (la de procurarse ese estado) que podrá ser
típica según las circunstancias.

Se trata de casos en los cuales el individuo se autocoloca dolosa o imprudentemente en situación de falta de
conducta.

Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas.

Discusión.

El problema de la responsabilidad penal de las personas jurídicas ha cobrado inusitada importancia debido al
creciente papel protagónico desempeñado por las grandes corporaciones, principalmente en dos ámbitos de la
criminalidad: la delincuencia económica y ambiental.

El debate se centra en el marco de la imputación delictiva.

Legislación comparada.

Se acepta la responsabilidad penal de las personas jurídicas en sistemas legislativos del Common Law.

Se adopta un sistema de sanciones penales adecuado a esta nueva categoría de sujetos: multa, disolución de la
persona jurídica, confiscación, entre otras.

No excluye la responsabilidad de las personas físicas intervinientes.

Críticas.

Se ha dicho que la penalización de las personas jurídicas quebraría los principios de culpabilidad y personalidad de
las penas, que impide que el castigo recaiga sobre todos los miembros de la persona jurídica.

En relación con la posibilidad de imponerles medidas de seguridad, se sostiene que tal solución requiere un
fundamento de carácter subjetivo, el principio de peligrosidad: sólo se puede imponer medidas a un sujeto que
demuestre una peligrosidad criminal.

Derecho Penal Argentino.

El artículo 304 del Código Penal (Delitos contra el orden económico y financiero)establece una serie de penas
aplicables a las personas jurídicas, en los casos en que las conductas descriptas en el artículo 303 hubieren sido
realizadas en nombre, o con la intervención, o en beneficio de una persona de existencia ideal.

Sin embargo, nuestro código carece de una regulación general al respecto. El Anteproyecto de Reforma Integral al
Código Penal prevé tal regulación en el artículo 59.

Doctrina Argentina.
En cuanto a la imposibilidad de penar a personas de existencia ideal, tradicionalmente se entendía que no tienen
capacidad de acción (Núñez, Soler, Fontán Balestra, Creus).

Jiménez de Asúa les niega la capacidad de culpabilidad.

El Tipo Penal.

El tipo penal es la descripción abstracta de la conducta prohibida por la norma que efectúa el legislador.

Siguiendo a Bacigalupo, el tipo penal es el conjunto de elementos que caracteriza a un comportamiento como
contrario a la norma.

La Tipicidad.

La tipicidad es el resultado de un juicio u operación mental llevada a cabo por el intérprete o el juez, que permite
determinar que la conducta objeto de examen coincide con la descripción abstracta contenida en la ley penal.

Distinción entre tipo penal y tipicidad.

La tipicidad consiste en la característica de una conducta concreta (acción u omisión) de corresponderse, de


coincidir, con un tipo: la adecuación típica.

El tipo es la descripción general que contiene la ley de una acción u omisión contraria a la norma.

Atipicidad.

Si realizado el procedimiento de verificación surge que el resultado es negativo porque el comportamiento en


cuestión no se adecua al respectivo tipo delictivo, estaremos en presencia de la atipicidad.

La conducta será típica o atípica según se subsuma o no en la descripción abstracta del tipo penal.

Tipo legal.

Por estricto mandato constitucional, en nuestro sistema penal el único facultado para crear tipos penales,
modificarlos y suprimirlos o derogarlos, es el legislador. Esto corresponde al sistema de tipo legal.

El artículo 18 de la Constitución Nacional exige una ley previa que determine la conducta prohibida.

Tipo Judicial.

El tipo judicial es propio de aquellos sistemas en los cuales el juez puede aplicar la analogía para crear tipos penales,
o para integrar los ya existentes.

No es posible en nuestro ordenamiento jurídico, donde la única fuente del derecho penal es la ley.

Tipo abierto.

En los tipos penales abiertos, no se describe exhaustivamente y en todos sus aspectos el objeto de prohibición.

Estos tipos exigen que el juez sea quien complemente la determinación de la conducta prohibida por la norma, o
que “cierre el tipo” conforme a un criterio rector general.

Fundamento.

La apertura se debe a la dificultad de plasmar legalmente todas las características del tipo en la figura penal.

El juez debe disponer de “un punto de orientación suficientemente determinado por la ley”, para que las
posibilidades de cierre no sean absolutamente amplias y libradas al arbitrio judicial, sino que aparezcan
mínimamente referidas en el tipo.

Homicidio Culposo.
En el homicidio culposo, es el juez el que debe determinar si la conducta fue imprudente, negligente o si se realizó
con inobservancia de los reglamentos a cargo del autor. De esa forma, el juzgador cuenta con un parámetro objetivo
contenido en la misma ley, para realizar el cerramiento del tipo penal.

El legislador no puede prever todas las infracciones posibles al deber de cuidado.

Tipos cerrados.

En los tipos penales cerrados puede individualizarse perfectamente la conducta prohibida.

Sin embargo, todos los tipos penales tienen una cierta apertura, en el sentido que debe ser el juez quien debe
determinar los alcances de ciertos aspectos que no aparecen expresados en la ley.

La cuestión será precisar cuál es el grado de apertura típica compatible con el principio de legalidad.

Leyes Penales en blanco.

Son leyes en las cuales la pena está claramente establecida pero no así el supuesto de hecho, el cual no aparece
precisado en la ley penal sino por otras esferas competentes, que pueden ser legislativas o administrativas.

Necesitan complementación por remitir a otra disposición, donde se completan aquellos aspectos que delimitan la
materia de prohibición.

Fundamentos.

La razón de ser de esta técnica legislativa es evitar una petrificación de las disposiciones penales que la vuelvan
inoperantes por la velocidad de los cambios que se produzcan en ciertos ámbitos.

En otros casos, puede deberse a la imposibilidad de precisar todos los aspectos que hacen al accionar delictivo en la
ley penal, lo que requeriría una particularización inconveniente.

Constitucionalidad.

El límite de la constitucionalidad de las leyes penales en blanco, estará dado por la circunstancia de que la remisión
que realice no constituya una verdadera delegación de facultades que son privativas del poder legislativo.

Los caracteres esenciales de la conducta deben estar delimitados en la ley.

Aplicación retroactiva.

¿Debería aplicarse retroactivamente cualquier modificación en las leyes extrapenales o en ámbitos a los que la ley
penal en blanco remite para la delimitación de la conducta prohibida, si incide favorablemente por
descriminalización de la acción o menor severidad al ser ley más benigna?

Solución propuesta.

Si los cambios que se han producido en la ley extrapenal responden a modificaciones valorativas jurídicas, ellas
deberán aplicarse retroactivamente si favorecen al partícipe de un hecho. Por el contrario si las modificaciones son
sólo de circunstancias fácticas pero sin que se haya alterado la concepción axiológica sobre el hecho en sí, no
corresponderá su aplicación a supuestos ocurridos con anterioridad.

Tipo Garantía.

El tipo en sentido amplio o tipo garantía comprende a todas las circunstancias legales que constituyen un
presupuesto de la pena. Está vinculado con el principio de legalidad y está integrado por la acción, el tipo penal en
sentido estricto, la antijuridicidad, la culpabilidad y todas las condiciones de punibilidad.

Tipo Sistemático.

El tipo sistemático sólo está constituido por aquella parte de la ley que contempla la materia de prohibición.

No todas las leyes penales son tipos penales, ya que no todas ellas individualizan un comportamiento prohibido
(tipo penal).
Tipo de Acto y Tipo de Autor.

Los tipos penales individualizan comportamientos prohibidos que afecten a bienes jurídicos de terceros y no
personalidades delictivas o formas de ser.

Esto se corresponde con un derecho penal de acto, donde se castiga el hecho de delinquir, no de ser delincuente. El
Estado no puede valerse del derecho penal para imponer modelos de vida a sus ciudadanos.

Teoría del Tipo Objetivo.

El tipo fue concebido por Beling en 1906 como completamente objetivo.

Pretendía que la descripción típica abarcara sólo el aspecto objetivo (exterior) de la acción humana.

El Causalismo sostiene un esquema donde el injusto penal es netamente objetivo, y los elementos subjetivos (dolo y
culpa) pertenecen a la culpabilidad.

Teoría del Tipo Complejo.

La concepción mixta o compleja del tipo, con la consiguiente ubicación del dolo en la tipicidad, fue motivo de
escándalo en su momento. Mezger sostenía que con la inclusión del dolo se cae en un derecho penal de ánimo o de
disposición interna.

Tipo Complejo.

La construcción del tipo complejo se efectúa mediante la descripción objetivo-subjetiva de la conducta.

Con los datos subjetivos se reduce el ámbito de lo prohibido, frente a la enorme amplitud que le daba considerar
prohibido un puro proceso causal activado por el hombre.

Relaciones entre Tipo y Antijuridicidad.

Tipicidad y Antijuridicidad.

Una vez afirmada la tipicidad de una conducta, queda por determinar si es antijurídica.

Esta posición responde a una concepción trimembre de la teoría del delito, en el que la acción, como elemento
genérico, debe presentar tres caracteres para ser considerada delictiva.

Función Indiciaria del tipo.

La tipicidad es sólo un indicio de antijuridicidad. La acción será antijurídica, salvo que exista algún permiso legal para
su realización, las que reciben el nombre de causas de justificación o tipos permisivos.

Las causas de justificación sólo tienen incidencia para legitimar el acto, pero el carácter típico de la acción no
desaparece por ello.

Teoría de los Elementos Negativos del Tipo.

Para esta concepción, el tipo penal no sólo se integra con los elementos del tipo sistemático. En verdad, éstos sólo
serían los componentes positivos, es decir, los que tienen que estar presentes en el hecho analizado para poder
afirmar su tipicidad.

También integran el tipo las condiciones objetivas de las causas de justificación, que son los elementos negativos, en
el sentido de que no deben estar presentes en el caso para poder afirmar su tipicidad.

Bien Jurídico. Noción.

La noción de bien jurídico emana del artículo 19 de la Constitución Nacional, que exige como presupuesto de la
sanción que se haya afectado a un bien jurídico determinado.

La imposición de una pena tendría como presupuesto la producción de un perjuicio a terceros.


Roxin define a los bienes jurídicos como circunstancias dadas o finalidades que son útiles para el individuo y para su
libre desarrollo en el marco de un sistema social global estructurado sobre la base de esa concepción de los fines o
para el funcionamiento propio del sistema.

El bien jurídico marca un límite a la potestad punitiva del Estado.

No protegen ni lesionan bienes jurídicos:

Conminaciones penales arbitrarias.

Finalidades puramente ideológicas (Ideologías, creencias políticas, filosóficas).

Las meras inmoralidades.

Expresión de opiniones y cualquier clase de conducta que tienda hacia la desigualdad humana.

Bien jurídico y objeto de la acción.

El bien jurídico debe distinguirse del objeto concreto de la acción. En el delito de homicidio, el bien jurídico es la vida
humana independiente, el objeto sobre el cual recae la acción, es el cuerpo de la víctima.

En la acción de hurto, el bien jurídico protegido es la propiedad o la posesión, y el objeto de la acción es la cosa
mueble total o parcialmente ajena hurtada.

Carácter fragmentario.

El derecho penal selecciona una serie de conductas contrarias a derecho y las conmina con una pena. Esto es, las
define a partir del bien jurídico protegido.

La ley penal se limita a seleccionar algunas conductas que lesionan bienes jurídicos y las tipifican.

Sólo las circunstancias de mayor valor son elevadas a la categoría de bien jurídico.

Funciones del Bien Jurídico.

Función dogmática: la violación de la norma se explica como la lesión o puesta en peligro de bienes jurídicos.

Función sistemática: en el ámbito de la clasificación de tipos penales mediante diferentes jerarquías de las
infracciones contenidas en la parte especial.

Función interpretativa: pone de relieve la importancia del bien jurídico en la interpretación de los tipos penales en
particular.

Antinormatividad y Antijuridicidad. Noción.

Para Welzel, toda realización del tipo de una norma prohibitiva es ciertamente antinormativa (tipicidad), pero no
siempre es antijurídica.

En el ordenamiento jurídico penal debemos distinguir dos clases de normas: las normas prohibitivas y las normas
permisivas.

Normas Prohibitivas y Permisivas.

Las normas prohibitivas nos permiten aseverar la tipicidad o antinormatividad de una conducta: no matar en el caso
del homicidio.

De la mano de los preceptos permisivos podemos determinar si una conducta típica (antinormativa) es también
antijurídica.

El Tipo Activo Doloso.

Estructura.
El tipo activo doloso se integra con un aspecto objetivo y otro subjetivo, siendo necesario para la tipicidad de la
acción que se configuren ambos aspectos y de manera congruente. En caso contrario, la solución será la atipicidad
de la conducta con relación al tipo penal del respectivo delito consumado.

Tipo Complejo.

Todo lo referente a datos o circunstancias externas al pensamiento del autor integra el correspondiente aspecto
objetivo del tipo penal.

Todo lo que debe darse en la psiquis del autor del delito, corresponde al aspecto subjetivo del tipo penal.

El aspecto objetivo del Tipo Doloso.

Tipo Objetivo.

La adecuación típica en los delitos de lesión depende de que la realización de la acción haya producido un resultado
lesivo que le sea objetivamente imputable.

Debe darse por acreditada la acción y la producción de un resultado de lesión y una relación de imputación objetiva
entre ambos.

Elementos.

El contenido de todas las especies de tipos penales está dado por tres elementos: el autor, la acción y la situación de
hecho.

La descripción de la situación de hecho en la que el autor realiza la acción se lleva a cabo por el legislador
mencionando los distintos elementos que la componen.

Podemos distinguir entre elementos descriptivos y normativos del tipo.

Elementos descriptivos.

Los elementos descriptivos son aquellos que pueden ser identificados mediante las percepciones sensoriales.

Se conocen y comprenden a través de los sentidos. Son ejemplos la noción de hombre, mujer, matar a otro,
etcétera.

Elementos normativos.

Los elementos normativos del tipo requieren para su comprensión de una instancia de apreciación valorativa que en
algunos casos puede ser jurídica, cultural o científica.

Así, en el delito de hurto, del artículo 162 del Código Penal, el concepto de lo que debe entenderse por cosa nos
remite a lo dispuesto por el artículo 2311 del Código Civil.

En cuanto al delito de estupro, (art. 120 C. Penal) la inexperiencia sexual del menor de 16 años requiere de una
valoración cultural.

Teorías de la Causalidad.

Noción.

Para poder sostener la tipicidad objetiva de un hecho, no basta constatar la presencia de todos los elementos que
integran el aspecto objetivo de un delito de resultado. Y ello es así, debido a que el tipo penal no se integra con una
mera yuxtaposición de elementos. Se requiere una cierta vinculación, una relación entre los mismos.

Nexo de Causalidad.

En los delitos de resultado, se exige como elemento configurativo del tipo objetivo el despliegue de la acción
individualizada en tipo y la producción del resultado típico, más una vinculación (que en alguna de sus formulaciones
es de carácter físico) entre la acción del sujeto y el resultado acaecido, de manera tal que pueda afirmarse que éste
ha sido causado por el comportamiento de aquél.
Teorías de la Causalidad.

El punto de vista clásico afirmaba que un resultado era el producto de una acción cuando ambos estaban unidos por
una relación de causalidad en sentido natural.

En el desarrollo de la dogmática penal han sido varias las teorías que han intentado responder a la pregunta por la
relación de causalidad.

Teoría de la Equivalencia de las Condiciones.

Para esta teoría, todas las condiciones del resultado tienen idéntica y equivalente calidad causal.

Se hace uso de la doctrina de la conditio sine qua non para verificar si la condición que se ha enumerado como
causa efectivamente ha contribuido a la producción del resultado.

Supresión mental hipotética.

La fórmula de la conditio sine qua non explica que una acción es causa del resultado si, suprimida mentalmente la
acción, desaparece el resultado.

Por el contrario, si suprimida mentalmente la acción, el resultado permanece inalterado, se estaría evidenciando
con ello, que tal conducta no ha incidido causalmente en la producción del resultado.

Ejemplo.

A hiere a B, el que es trasladado en ambulancia al hospital, en cuyo trayecto se produce un accidente en el cual B
fallece (o se produce un incendio en el hospital que deviene en su deceso). Si a título de hipótesis se suprime
mentalmente el comportamiento de A, se elimina la muerte de B, lo que significa que la conducta desplegada por A
es causa del resultado letal.

Problemáticas.

La fórmula de la conditio sine qua non no ayuda en nada, si uno no sabe ya, antes de aplicarla, que la acción fue
efectivamente causa del resultado.

No tiene aptitud para averiguar la causalidad. Sólo es útil si de antemano se conoce la relación causal natural.

En los casos en que no está claro si cierto hecho fue causa de un resultado (porque el nexo causal está controvertido:
no se pudo comprobar si la víctima murió efectivamente por efecto de cierto veneno o por otra causa) el problema
no puede ser resuelto suprimiendo mentalmente cada elemento controvertido.

La causalidad quedaría indeterminada y resulta aplicable el in dubio pro reo.

Crítica.

La crítica válida para todas las teorías de la causalidad señala que esta concepción produce una extensión
desmesurada de la vinculación causal prácticamente hasta el infinito.

Desde un punto de vista puramente causal, también los padres del homicida serían causa del resultado de muerte.

En última instancia, la causalidad llegaría hasta Adán y Eva, lo que hace perder seriedad a esta posición.

La teoría no permite resolver los problemas de los llamados cursos causales hipotéticos, toda vez que la supresión
mental de una condición no hace desaparecer el resultado, puesto que existe otra condición que ha cooperado
simultáneamente y con la misma eficiencia en su producción.

Ejemplo.

Un conductor de camión se adelanta a un ciclista sin respetar la distancia reglamentaria, y en ese momento, el
ciclista completamente ebrio gira su bicicleta en dirección al camión y muere atropellado.

El resultado mortal también se hubiera producido aunque el conductor hubiera respetado la distancia exigida.
Teoría de la Causalidad Adecuada.

Para ella, no toda condición es causa en el sentido del derecho penal, sino solamente aquellas que, de acuerdo con
la experiencia general, habitualmente producen el resultado.

Una dosis de arsénico es causa del resultado muerte porque habitualmente y según la experiencia general, tal dosis
causa la muerte.

Crítica.

La teoría de la causalidad adecuada es criticable porque, para juzgar sobre la adecuación de la causa, parte del
conocimiento general. Por lo tanto, cuando el conocimiento del autor es más amplio que el general (un químico que
ha descubierto propiedades de una sustancia que no son generalmente conocidas) debería negarse la causalidad.

No puede superar la crítica en el sentido de que según la experiencia general también los comportamientos
inadecuados producen resultados no habituales.

La teoría de la Imputación Objetiva. Imputación de la acción: Creación de un riesgo jurídicamente desvalorado.

Imputación del resultado: Materialización del riesgo creado en el resultado producido.

Discusiones sobre el criterio del incremento del riesgo.

Noción.

En el ámbito jurídico penal no resulta suficiente una mera vinculación de carácter físico entre una conducta y un
resultado (nexo de causalidad) para imputar jurídicamente tal resultado al causante.

La respuesta sólo puede obtenerse a partir de parámetros normativos. Sólo con criterios normativos (y no
puramente naturalísticos) podrá delimitarse la materia de prohibición y, con ello, el contenido del aspecto objetivo
del tipo penal.

La teoría de la imputación objetiva procura determinar el fundamento y el lugar donde debe llevarse a cabo una
corrección de los resultados de las teorías naturalistas de la causalidad, sobre la base de principios deducidos de la
naturaleza de la norma y del fin de protección del derecho penal.

Imputación Objetiva.

La teoría de la Imputación Objetiva sostiene que sólo será imputable un resultado al autor, si éste con su accionar ha
creado un riesgo jurídicamente desaprobado para un bien jurídico, y si ese mismo riesgo y no otro, se ha
materializado en un resultado típico que se encuentre dentro del ámbito de protección de la norma.

Criterios.

El derecho penal sólo tiene por objeto acciones que crean para el bien jurídico un riesgo mayor que el autorizado y la
producción de un resultado que se hubiera podido evitar. De ello se pueden deducir criterios que permiten eliminar,
ya en el nivel de la tipicidad, comportamientos que son irrelevantes.

Riesgo Permitido.

La imputación objetiva se excluye cuando la acción que causalmente ha producido el resultado no supera los límites
del riesgo permitido, aunque del mismo se pueda derivar la producción de un resultado típico.

No toda creación de un riesgo puede ser objeto de una prohibición del derecho penal, pues ello significaría una
limitación intolerable de la libertad de acción.

No forma parte del rol de cualquier ciudadano eliminar todo riesgo de lesión de otro.
Es una conducta socialmente adecuada la conducción de un automóvil dentro de los límites de velocidad y
respetando las normas de tránsito. Son riesgos que una sociedad tolera porque los considera necesarios para su
desarrollo socia.

Principio de Confianza.

Cuando el comportamiento de los seres humanos se entrelaza, no forma parte del rol del ciudadano controlar de
manera permanente a todos los demás; de lo contrario, no sería posible la división del trabajo.

No se imputarán objetivamente los resultados producidos por quien ha obrado confiando en que otros se
mantendrán dentro de los límites del peligro permitido.

Este principio se ha elaborado para delimitar los alcances del deber de cuidado en las actividades compartidas, en
particular, en las que hay una división de funciones.

Cuando en una actividad participan varias personas en las que tienen roles o funciones determinados, cada una de
ellas cumple con el deber de cuidado comportándose correctamente en su función, y le es válido confiar en que los
demás también observarán sus propios deberes de atención, salvo que alguna circunstancia especial le advierta lo
contrario.

Prohibición de regreso.

Quien asume con otro un vínculo que de modo estereotipado es inocuo, no quebranta su rol como ciudadano
aunque el otro incorpore dicho vínculo en una organización no permitida.

Es un criterio para limitar la imputación de un resultado a ciertos comportamientos que pueden haber resultado
casuales, pero que están fuera del interés del derecho penal.

Ejemplo.

El sujeto A se traslada en taxi hasta la casa de su pareja para matarla. El taxista no debe responder como cómplice,
porque su conducta es estereotipada. Cualquier otro taxista pudo haberlo transportado.

Además, el taxista no se encuentra, en principio, en posición de garante de la vida de las demás personas.

Si A se hubiera trasladado en taxi a efectuar una donación millonaria a una entidad benéfica, no se consideraría al
taxista como partícipe de la misma.

Competencia de la víctima.

Puede que la configuración de un contacto social competa no sólo al autor, sino también a la víctima, incluso en un
doble sentido: puede que el propio comportamiento de la víctima fundamente que se le impute la consecuencia
lesiva, y puede que la víctima se encuentre en la desgraciada situación de hallarse en esa posición por obra del
destino, por infortunio.

Autopuesta en peligro.

Los casos de participación en una autopuesta en peligro, serían aquellos en los que la propia víctima realiza el
comportamiento que incide en el menoscabo del bien, siendo el tercero un mero “partícipe” que colaboró en el acto
riesgoso. Se sostiene que, en general, estos casos serían atípicos, por lo que no correspondería atribuir
responsabilidad penal en el suceso a quien se limita a favorecer la autopuesta en peligro de otro.

Heteropuesta en peligro.

Habría una heteropuesta en peligro, o heterolesión, cuando es el autor, el que con su comportamiento riesgoso
causa de manera directa la lesión en la víctima, a diferencia del supuesto anterior (participación en la autopuesta en
peligro) en la que es la víctima la que realiza el comportamiento riesgoso.

Ámbito de protección de la norma.


El riesgo no permitido no se realiza en el resultado cuando éste se produce por un riesgo general normal, es decir, de
una manera sorprendente. Se trata de situaciones en las que el resultado se produce fuera del ámbito de dominio
del autor.

Esta constelación de casos se resuelve también recurriendo al ámbito de protección de la norma, sosteniendo que la
norma sólo extiende su protección al primer resultado ocasionado.

Ejemplo.

A atraviesa un cruce con el semáforo en rojo; quinientos metros más adelante, atropella a B causándole lesiones,
cuando conducía en forma reglamentaria.

En el momento en que la víctima es atropellada el riesgo jurídicamente desaprobado de cruzar con el semáforo en
rojo ya se había agotado sin concretarse en resultado alguno.

Sobrecondicionamiento del resultado.

Son supuestos en los que coinciden varias condiciones que, por sí solas, hubieran producido el resultado.

A carga un montacargas muy por encima del límite de peso autorizado, lo que en cualquier caso produciría su caída
y las lesiones del operario B, que acompaña la carga. De todos modos, aunque hubiera respetado el límite de
seguridad el montacargas habría caído, pues dado el mal estado en el que se encontraba, sólo habría podido
transportar la mitad del peso autorizado.

Soluciones.

En el caso del montacargas, es dable pensar que no se puede imputar el resultado al sujeto A, porque no ha
empeorado la situación de B.

Esto es, por el mal estado del montacargas, el resultado de todas formas hubiera sucedido.

Esta solución no es pacífica, ya que en otro orden de ideas, se sostiene que el cumplimiento de las normas tiene
sentido, aún cuando no ponen en peligro bienes jurídicos (caso de los delitos de peligro abstracto).

Consentimiento.

Tampoco se concreta en el resultado ni crea un peligro jurídicamente desaprobado, la acción cubierta por el
consentimiento del titular de un bien jurídico disponible.

El consentimiento no tiene eficacia general. Depende del poder de decisión que el orden jurídico otorgue sobre el
mantenimiento del bien jurídico al particular que es titular del mismo.

Disponibilidad del bien jurídico.

Mientras la disponibilidad de los bienes de contenido patrimonial en general no tiene límites, en el caso de la
libertado personal y dela integridad corporal aquélla depende de que el consentimiento no implique acuerdo en la
tolerancia de acciones lesivas de la dignidad de la persona. Esta no es renunciable y está íntimamente ligada con la
libertad y el respeto del cuerpo.

No es válido el consentimiento, por ejemplo, para ser torturado por funcionarios policiales.

Requisitos del consentimiento.

El sujeto debe poder comprender la significación de su consentimiento respecto de la acción que lesionará el objeto
de la misma.

El consentimiento debe ser anterior a la acción y mantenerse hasta el momento del final de la acción. Un
consentimiento posterior es sólo un perdón.

El consentimiento no debe provenir de un error ni haber sido obtenido mediante amenazas.

Disminución del riesgo.


A quien cause un resultado lesivo, no se le podrá imputar objetivamente el resultado (ni tampoco la acción) si con su
conducta disminuyó un riesgo preexistente que amenazaba al bien.

Una maceta está cayendo desde un balcón en dirección a la cabeza de un transeúnte. Otra persona que observa la
situación, sólo puede empujar con su mano a la maceta haciéndola variar de dirección, a consecuencia de lo cual
ésta, en lugar de golpear la cabeza de aquella persona, cae sobre su hombro, causándole lesiones leves.

Solución.

Se trata de un mismo bien que se encuentra amenazado de un mal, el cual es disminuido en su entidad por la
conducta del agente, aunque sin lograr neutralizarlo del todo. La lesión residual, no puede imputarse al agente por
no haber sido él quien generó con su conducta el peligro para el bien. Éste ya existía, y el sujeto lo que hizo fue
mejorar la situación con su actuación.

Incremento del riesgo.

Quien con su accionar incremente un riesgo para un bien jurídico, haciéndolo más intenso o de mayor magnitud,
deberá responder por el resultado ocasionado, siendo la consecuencia de su accionar la tipicidad del
comportamiento.

Esto se fundamenta en que se empeora la situación del objeto de acción.

Discusiones.

La teoría de la elevación del riesgo sostiene, frente a casos dudosos, que mientras exista la posibilidad de que el
resultado no se produzca, toda contribución al peligro existente perjudica la situación del objeto de la acción.

Breve Clasificación de los tipos penales.

Tipos activos.

El tipo activo se caracteriza por individualizar, describiéndola, a la acción prohibida. Ejemplo: el tipo penal del
homicidio (art. 79 del C.P.) señala la acción prohibida: matar a otro.

De la lectura del tipo penal se puede inferir cuál es la norma correspondiente. En el caso del homicidio: no matar.

La norma (no escrita) en los tipos activos expresa la prohibición de una acción.

Tipos omisivos.

En los tipos penales omisivos, lo que encontramos en la ley penal es la individualización de las acciones debidas o
impuestas. Prohíben cualquier otra acción que no sea la indicada en la ley penal o la no realización de la acción
mandada.

En el artículo 108 del Código Penal encontramos el delito de omisión de auxilio. Se trata de una norma de mandato,
pues impone prestar auxilio al que se encuentre en situación de desamparo.

Tipos dolosos.

En los delitos dolosos, el autor tiene una representación concreta del resultado lesivo, y cuando se trata de dolo
directo, hay además, un componente volitivo (el autor quiere o persigue el resultado).

Existe congruencia entre el tipo objetivo y el tipo subjetivo.

Por regla general, los delitos contenidos en el Código Penal son dolosos, así como la tentativa y la participación
criminal.

Tipos culposos.

En los delitos culposos o imprudentes, el autor causa el resultado lesivo por violación de elementales deberes de
cuidado.
Tienen una menor pena que los delitos dolosos, por el menor contenido de injusto (principio de culpabilidad) de
quien causa una muerte en forma negligente que aquél que la causa deliberadamente.

Sólo algunos delitos están contemplados en su faz culposa, generalmente identificados con la fórmula de la
imprudencia, la negligencia o la impericia.

Tipos de resultado.

Estos tipos penales individualizan expresamente un determinado resultado, siendo por lo tanto, necesaria su
producción para que pueda considerarse típica la acción.

Por ejemplo, el artículo 79 del Código Penal contempla el homicidio simple, y requiere la muerte de la víctima para
completar la tipicidad del delito consumado.

No debe confundirse el resultado en sentido natural, (ya que todas las acciones producen esos resultados) con el
resultado típico, que es el contemplado por la materia de prohibición.

Tipos de pura actividad.

Son tipos penales que sólo se limitan a señalar la acción sin que interese cuál es el resultado causado por ella.

El delito de violación de domicilio (art. 150 C.P.) no exige ningún resultado típico: se consuma con la acción de entrar
en una morada ajena sin la autorización del titular.

Tipos de lesión.

Son delitos que exigen, para su configuración típica, una efectiva lesión al bien jurídico protegido por la norma.

En el delito de homicidio, se produce una lesión a la vida humana independiente. En el delito de lesiones, a la
integridad física de las personas. Por su parte, el delito de abuso sexual se configura con la lesión a la integridad
sexual de la víctima.

Tipos de puesta en peligro.

Los delitos de peligro se dividen a su vez, en delito de peligro concreto y delitos de peligro abstracto. Cuando el tipo
penal requiere para su configuración que el bien jurídico haya corrido un efectivo riesgo, estaremos en presencia de
un delito de peligro concreto.

Las tentativas idóneas en general, son delitos de peligro concreto, porque el bien tutelado corre efectivo riesgo de
lesión.

Tipos de peligro abstracto.

Son aquellos que captan conductas que normalmente son riesgosas para determinado bien jurídico.
Comportamientos que, estadísticamente, con frecuencia comportan un riesgo para el bien. Tales acciones ya son
prohibidas en su realización por esa sola razón, independientemente de si en el caso en particular generan o no un
peligro concreto para el bien objeto de tutela penal.

Las tentativas inidóneas son de peligro abstracto, puesto que el bien jurídico no corre efectivo riesgo.

Constitucionalidad.

La constitucionalidad de los delitos de peligro abstracto se ve cuestionada en la actualidad, por las reflexiones en
torno al bien jurídico protegido.

Por mandato constitucional, el presupuesto de las sanciones penales es el perjuicio a terceros, y esta clase de delitos
ni siquiera pone en peligro los bienes ajenos. Por ello se argumenta que van en contradicción con el suprasistema de
garantías.

Delitos Comunes.

Son también llamados delitos de titularidad indiferenciada.


Son delitos que pueden ser cometidos por cualquier persona, sin que se requieran especiales cualidades en el autor.

Cualquier individuo puede cometer el delito de homicidio, de lesiones, de hurto, de abusos sexuales, entre otros.

Delitos Especiales.

Son delitos en los que sólo puede ser autor quien reúna ciertas condiciones especiales requeridas por el tipo penal.

Admiten una subclasificación en delitos especiales propios e impropios.

Delitos especiales propios.

Son aquellos en los que las condiciones requeridas para ser autor son configurativos del delito, hacen a la esencia de
éste. Autor sólo puede ser quien tiene un especial deber extrapenal, siendo precisamente la infracción del deber el
fundamento de su ilicitud.

Son ejemplos los delitos de funcionario público (cohecho pasivo, malversación de fondos, prevaricato, entre otros).

Delitos especiales impropios.

En estos delitos, las especiales condiciones en el autor no determinan la ilicitud configurándola, sino sólo una
agravación de la misma.

El homicidio agravado por el vínculo (art. 80 inc. 1 C. P.) sólo puede ser cometido quien posea relación parental con
la víctima. Cualquier persona puede cometer un homicidio simple, la identidad del autor en estos casos sólo
configura una agravante.

Delitos de mano propia.

Estos delitos requieren para su configuración que el autor realice personalmente, físicamente, la conducta descripta
en el tipo. Por ejemplo, es frecuente considerar a la violación como un delito de propia mano (art. 119, tercer
párrafo del C.P.). De ser así, sólo puede ser autor quien tenga acceso carnal contra la voluntad de la víctima.

El aspecto subjetivo del Tipo Activo Doloso.

El concepto de dolo y su contenido están ligados a su ubicación sistemática dentro de las categorías del delito.

Hasta la aparición del finalismo era pacífica la doctrina que situaba al dolo en la culpabilidad.

Causalismo.

El sistema causalista, había adoptado el concepto romano de dolo malo, que comprendía tanto el aspecto objetivo
de la conducta típica, cuanto la conciencia de su antijuridicidad, pues el dolo no consistía en la simple intención, sino
en algo más: querer algo que se sabe malo o ilícito.

El dolo estaba compuesto de dos elementos: la intención de realizar el hecho y el conocimiento de su carácter
ilícito.

Finalismo.

La teoría finalista pretendió romper estos esquemas, trasladando el dolo a la tipicidad, para constituir su aspecto
subjetivo, a la par que redujo la culpabilidad a una pura reprochabilidad, cuyos presupuestos se limitan a la
imputabilidad y a la posibilidad de comprensión de lo injusto.

Funcionalismo.

El funcionalismo sistémico de Jakobs redefine al dolo sobre la base del elemento cognitivo, pues (salvo el dolo
directo donde también sigue teniendo relevancia el elemento volitivo) lo decisivo será la representación y no la
voluntad.

Elementos.
Dentro de la concepción clásica del dolo se habían desarrollado distintas teorías para explicar su contenido, a través
de sus dos componentes: el conocimiento (elemento cognoscitivo o intelectual) y la voluntad (elemento volitivo),
asignando preponderancia a uno u otro.

Teoría de la voluntad.

La teoría de la voluntad entendía que la esencia del dolo era la voluntad de realización del hecho.

El dolo se integra con un elemento conativo: la intención de llevar a cabo la acción típica.

Teoría de la representación.

Para esta teoría, el factor determinante del dolo está dado por la representación que tiene el autor de todos los
elementos objetivos del correspondiente tipo penal al momento de actuar. El desconocimiento del tipo objetivo
impide la configuración dolosa del hecho.

El dolo se integra con elementos cognoscitivos. Obra con dolo quien sabe lo que hace.

Aspectos del dolo.

El dolo se compone de dos aspectos: por un lado, el aspecto intelectual, caracterizado como el conocimiento de los
elementos que componen el tipo objetivo del delito que se trate. Y por otro, el aspecto volitivo, referido a la
voluntad de realización de dichos elementos.

No existe el dolo como categoría abstracta, se construye a partir de los elementos de cada figura delictiva.

El dolo. Concepto.

El dolo se caracteriza básicamente por el conocimiento de los elementos del tipo objetivo, es decir, de los elementos
que caracterizan la acción como generadora de un peligro jurídicamente desaprobado que afecta de manera
concreta un determinado objeto protegido.

Actualidad.

El elemento cognitivo del dolo debe darse en el momento de la comisión del hecho y requiere un conocimiento
actual, es decir, presente.

Si en el momento de efectuar el disparo, el autor creyó que lo hacía sobre una liebre no habrá dolo de homicidio.

Clases de dolo.

Tradicionalmente se conocen tres formas de dolo: el dolo directo o de primer grado, el dolo indirecto o de
consecuencias necesarias y el dolo eventual.

En las tres formas el autor debe haber tenido conocimiento del peligro concreto creado por su acción para la
realización del tipo.

Dolo directo.

En el dolo directo, las consecuencias de la acción, además de conocidas, constituyen la meta del autor, es decir, el
propio autor las quiere como consecuencias principales de su acción.

Es la única forma de dolo que requiere un complemento volitivo o una relación volitiva del autor con las
consecuencias de su acción.

Dolo indirecto.

En el dolo de consecuencias necesarias, el autor no dirige su voluntad a las consecuencias accesorias de su acción.

La consecuencia es necesaria aunque no querida. En tanto conocida como necesaria, sin embargo, es suficiente para
considerar que ha sido dolosamente producida.

Dolo eventual.
En el dolo eventual, el autor se representa el resultado como posible y a pesar de ello, sigue adelante con su acción.

En otras palabras, el autor conoce que probablemente se produzca el resultado típico, y no deja de actuar por ello.
La egoísta indiferencia ante la representación de la eventualidad del resultado, se equipara a quererlo.

Imputación Subjetiva.

Todo análisis del tipo subjetivo, es decir, de aquellos elementos de la consciencia del autor que constituyen
efectivamente la infracción a la norma comienza por el dolo; y, con frecuencia, se agota también en este elemento.

La adecuación al tipo subjetivo comienza siempre por determinar si el autor obró con dolo.

Concepto de dolo.

Un concepto de dolo en el derecho penal argentino puede surgir a partir de la definición de tentativa (art. 42 C.
Penal), como el “fin de cometer un delito determinado”.

La expresión “fin de cometer el delito” es entendida con frecuencia, al interpretar descripciones típicas de la parte
especial como dolo directo.

Conducta dolosa.

El delito doloso se caracteriza por una coincidencia entre el tipo objetivo y el tipo subjetivo: la representación del
autor propia del tipo subjetivo debe alcanzar a los elementos del tipo objetivo.

En el delito doloso, el autor obra sabiendo lo que hace.

Atipicidad Subjetiva.

Si para el dolo se requiere el conocimiento actual y efectivo, por parte del sujeto actuante, de todos los elementos
que integran el aspecto objetivo del correspondiente tipo penal, el desconocimiento de cualquier componente
típico, excluirá del dolo del agente respecto a tal delito.

Algunos tipos penales exigen para su configuración algo más que dolo: se trata de los elementos de la intención
interna trascendente o especiales motivaciones del autor, como el que mata por precio, (art. 80 inc. 3 C. P.) o el que
mata para facilitar otro delito (art. 80 inc. 7, C. P.).

La ausencia en el caso de estos elementos subjetivos del tipo distintos del dolo, llevará a la atipicidad subjetiva de la
figura que se trate.

Error de Tipo.

Se llama error de tipo a una noción positivamente errada de las circunstancias de hecho típicas y al liso y llano
desconocimiento de tales circunstancias.

Su efecto sistemático es excluir el dolo.

El error de tipo es el falsa representación o completa ignorancia de los elementos que componen el tipo objetivo.

Clases.

El error de tipo será vencible cuando el autor, observando el cuidado exigido, hubiera podido conocer correctamente
las circunstancias ignoradas o falsamente representadas.

En cambio, si el error en el que cayó el agente no es atribuible a su falta de cuidado, ya que cualquier persona
comportándose responsablemente igualmente no hubiera podido evitar caer en él, estaremos en presencia de un
error de tipo invencible.

Efectos.

Si el error de tipo es vencible, evitable o imputable al agente, quedará abierta la posibilidad de responsabilidad a
título de culpa o imprudencia, condicionado a la existencia del correspondiente tipo culposo para esa clase de delito
y a la cumplimentación de todos los requisitos del obrar culposo.
Si el error es invencible, inevitable o no imputable al agente, su efecto sistemático será el de excluir no sólo el dolo
sino también la culpa, por lo que el resultado será atribuible a la desgracia, sin consecuencias penales para el
causante de la lesión.

Vencibilidad.

La determinación de la vencibilidad o invencibilidad del error (esto es, si el agente, procediendo con el debido
cuidado, hubiera podido o no superar su error) se debe determinar desde una perspectiva “ex ante” tomando en
cuenta las particularidades de la situación en que se actuó.

Elementos del tipo penal.

El tipo penal está integrado únicamente por los elementos que configuran la materia de prohibición.

Así, hay elementos que si bien están presentes en el texto de la ley, no forman parte del tipo penal.

De la misma forma, hay elementos que no se encuentran expresados en la ley, pero que integran la tipicidad
objetiva del delito que se trate.

Elementos expresados que no forman parte del tipo penal.

En el delito de aborto, la expresión “con el consentimiento de la mujer” no integra el tipo penal, porque no agrega
nada a la materia de prohibición.

No puede integrar el tipo penal la referencia a la no afectación de un bien jurídico.

La expresión “sin consentimiento”, sí forma parte del tipo penal, ya que no sólo se afecta la vida humana en
formación, sino la autodeterminación de la mujer en orden a practicarse el aborto.

Elementos no expresados que sí forman parte del tipo penal.

Deben ser detectados conforme a una correcta interpretación de la ley.

En el delito de lesiones leves del artículo 89 del Código Penal, no se hace referencia a que las mismas deban ser
realizadas contra la voluntad de la víctima.

El daño en el cuerpo realizado con el consentimiento de la víctima, vuelve atípica la conducta, ya que se trata de un
bien jurídico disponible.

Distinción entre error de tipo y error de prohibición.

En el error de tipo, el sujeto tiene un falso conocimiento de los elementos del tipo objetivo.

El error de prohibición recae sobre la relevancia jurídico-penal de su conducta, o la criminalidad de su acto.

En el error de tipo, el autor no sabe lo que hace, o cree estar realizando una conducta diferente.

En el error de prohibición, el autor sabe lo que hace, pero no sabe que está prohibido, o se representa falsamente
que está justificado.

Efectos de ambos errores.

El error de tipo vencible elimina el dolo, pero deja subsistente la posibilidad de culpa o imprudencia. El error
invencible, sin embargo, elimina toda la tipicidad subjetiva.

El error de prohibición vencible disminuye la culpabilidad, mientras el error invencible la neutraliza o excluye.

Error de tipo al revés.

Es la situación inversa al error de tipo. El autor cree estar realizando los elementos del tipo objetivo, cuando en
realidad es producto de una falsa representación.

Por ejemplo, quien cree apoderarse de un libro ajeno cuando en realidad es suyo, se representa falsamente que
está cometiendo el delito de hurto (art. 162 C.P.).
El error de tipo al revés fundamenta el dolo, porque falta un elemento del tipo objetivo, pero el autor se lo
representa falsamente.

Error de hecho y de derecho.

Inicialmente se hablaba de error de hecho (como categoría opuesta al error de derecho que no eximía de
responsabilidad penal), ya que no se advertía que en los tipos había (además de los componentes fácticos),
elementos normativos.

Se entendía al error de derecho como el desconocimiento de lo ilícito; versaba sobre elementos jurídicos, o mejor
dicho, sobre la existencia de la prohibición de una norma. El error de hecho versaría sobre las circunstancias fácticas
del delito.

El Error de Tipo en el Derecho Penal Argentino. Artículo 34 inciso 1 del Código Penal.

Nuestra ley penal no contiene un sistema rígido de regulación del error, ni un concepto definido de dolo.

El artículo 34 inciso 1 del Código Penal dice que no es punible el que sufra un error o ignorancia de hecho no
imputable que le impida comprender la criminalidad del acto.

Error de hecho.

Con la expresión error de hecho no imputable, nuestro Código Penal no impone ninguna doctrina del error en
materia penal, porque sólo regula los errores inevitables (no imputables) y sobre los efectos de tales errores nadie
discute: todas las teorías coinciden en que conducen a excluir la pena.

Supuestos Especiales.

Aberratio Ictus.

El error en el golpe se da cuando un sujeto dirige su accionar hacia un determinado objeto, y por deficiente
realización de la acción, termina lesionando a otro objeto diferente al que no se representaba afectar.

Por ejemplo, A dispara contra B justo en el momento en que C cruza por delante de éste último. C es alcanzado por
la bala y muere.

Soluciones.

Tradicionalmente se entendía que en este caso existe un único delito de homicidio doloso, porque la meta
perseguida por el autor era precisamente un homicidio.

Modernamente, se propugna la solución del concurso ideal de homicidio doloso tentado (respecto del resultado
buscado y no alcanzado) y homicidio imprudente en relación al resultado logrado.

Error in personam.

En el error en el objeto o en el sujeto (in personam) el agente dirige su conducta hacia un objeto de la agresión y
alcanza al mismo objeto de la agresión.

El error sobre la identidad es en principio, irrelevante, porque la identidad del sujeto no forma parte, por regla
general, del tipo penal.

Ejemplo.

A tiene planeado matar a su vecino B. En la oscuridad, confunde a su enemigo con C, que es hermano de B y hay un
gran parecido físico entre ambos. Es C quien muere.

En este caso, de todas formas debe aplicarse el homicidio simple doloso (art. 79 Código Penal), porque la identidad
de la víctima no forma parte del tipo penal. La materia de prohibición es “matar a otro”, sin importar de quién se
trate. Por ende, este error no excluye el dolo.

Excepción.
A ha planeado matar a su tío B, pero lo confunde con su padre C (B y C son hermanos mellizos). A mata a propio
padre.

En este caso, el error excluye el dolo del homicidio agravado por el vínculo (art. 80 inc. 1, Código Penal), ya que A
desconocía un elemento del tipo penal (la calidad de ascendiente de la víctima). Por ende, debe aplicarse la tipicidad
del homicidio simple doloso, ya que se representó que mataba a otro.

Dolus Generalis.

Los casos de una primera acción dolosa a la que sigue una segunda acción realizada ya sin dolo, con la que el autor
produce el hecho que había creído producir con la primera acción, son conocidos en doctrina con la expresión dolus
generalis, debiéndose la expresión a la idea originaria de que el autor, en general, había tenido dolo.

En estas hipótesis, el autor cree haber consumado ya el delito que quería consumar, cuando en realidad ello no ha
ocurrido todavía.

La consumación tiene lugar posteriormente, cuando el autor realiza una nueva acción en la que no sabe que está
consumando el delito.

Soluciones.

Los partidarios del dolo general suponen en estos casos la existencia de un único delito consumado doloso.

La doctrina mayoritaria sostiene que se debe apreciar una tentativa en el primer tramo (porque no se produce aún
el resultado), mientras que el resultado se debe imputar a título de culpa (si el error es vencible, ya que el autor no
se representa que está consumando el delito).

Error sobre las agravantes.

Por desconocimiento: Si el autor desconoce la circunstancia tenida en cuenta por el legislador para tipificar más
gravemente un delito, se encontrará en un error de tipo siendo por lo tanto atípica respecto al tipo calificado. No
obstante, si el conocimiento del agente abarcó los elementos del tipo base, se podrá subsumir en él.

Por falsa suposición: si el autor supone falsamente que está realizando una figura agravada, de todas formas debe
aplicarse el tipo básico, porque la voluntad del autor no puede crear agravantes (agravantes putativas).

Sin embargo, puede darse el caso de error de tipo al revés, que fundamenta las tentativas inidóneas.

Error sobre las atenuantes.

Si el agente desconoce una circunstancia que atenúa el delito, igualmente habrá cometido el delito atenuado.

Sin embargo, hay que analizar en cada caso concreto, la naturaleza de la atenuante.

Si el autor supone falsamente la existencia de una circunstancia atenuante, alguna doctrina propone que debe
aplicarse la pena del delito atenuado; basándose en que el sujeto ha tenido la comprensión de la criminalidad del
acto propia del delito atenuado y no la del que realizó.

Elementos subjetivos del tipo distintos del dolo.

Algunos delitos requieren, además del dolo, la concurrencia de especiales elementos subjetivos del ilícito, o
componentes subjetivos distintos del dolo; sea para constituir lo ilícito de un delito, sea para agravarlo.

En tales supuestos, la tipicidad sólo podrá afirmarse si en el caso el autor obró con un contenido subjetivo que
responda a lo exigido en el tipo penal.

Elementos que constituyen lo ilícito.

El artículo 145 del Código Penal, que exige conducir a una persona fuera de las fronteras de la República con el
propósito de someterla ilegalmente al poder de otro o de alistarla en un ejército extranjero.

Elementos que agravan el ilícito.


El caso del artículo 80 inciso 7 del Código Penal, que agrava el homicidio cuando es realizado para preparar otro
delito, para facilitarlo, para asegurar sus resultados, etc.

No será necesario que el autor logre el fin propuesto (por ejemplo, asegurar su impunidad), es suficiente que haya
actuado con tal componente subjetivo aunque objetivamente no se logre lo por él buscado.

Clasificación.

Sancinetti los clasifica en tres categorías, no siempre claramente distinguibles entre sí:

Tendencias internas trascendentes.

Elementos del ánimo.

Motivos o móviles.

I. Tendencias internas trascendentes.

Estos delitos tienen un tipo subjetivo excedente. Estas estructuras reciben el nombre de delitos de intención o de
propósito, ya que la intención excede el marco del tipo objetivo.

Aquí, hay que distinguir:

Delitos de resultado recortado.

Delitos mutilados de varios actos.

Delitos de resultado recortado.

Es estos casos, el autor ya ha hecho todo lo que podía hacer, según su plan, para realizar el disvalor objetivo.

Esto es lo que sucede, por ejemplo, en el delito de amenazas “para alarmar o amedrentar” (art. 149 bis, Código
Penal), puesto que el hecho queda consumado aunque la víctima realmente no se alarme ni se amedrente.

Delitos mutilados de varios actos.

En estos delitos, lo determinante es que la conducta se realiza con el propósito de alcanzar un fin posterior, pero
dicho fin no se logra de manera automática sino que requiere de una nueva intervención del autor.

Es el caso del delito de piratería (art. 198, inc. 3, Código Penal), que reprime la usurpación de la autoridad de un
buque o aeronave llevada a cabo mediante violencia, intimidación o engaño, si el hecho se efectúa con el fin de
apoderarse de él o de disponer de las cosas o de las personas que lleva.

II. Elementos del ánimo.

Son tipos penales en los que el legislador toma en cuenta ciertos modos de realización de la acción, que integran el
sentido del acto.

Entran en cuenta aquí todas las formas de aprovechamiento o abuso.

Así, el homicidio agravado por alevosía (art. 80, inc.2, C.P.), no se agota en un estado objetivo de indefensión de la
víctima. El autor tiene que haberse aprovechado de la situación de indefensión, haberla buscado a propósito.

III. Motivos.

Es el caso del homicidio agravado del artículo 80 inc. 3, que castiga con pena privativa de libertad perpetua al
que matare por precio o promesa remuneratoria: la agravación se define exclusivamente por el motivo vil,
careciendo de relevancia, la concreción de la promesa pecuniaria.

Ubicación en la teoría del delito.

Sancinetti los ubica en la tipicidad subjetiva, como elementos subjetivos del tipo distintos del dolo. Su ausencia
en el caso concreto, trae como consecuencia la atipicidad subjetiva del delito que se trate.
Para Zaffaroni, los motivos o móviles pertenecen a la culpabilidad, y los encuadra en el art. 41, inc. 2 del Código
Penal (la calidad de los motivos que lo impulsaron a delinquir).

Los Tipos Culposos.

Al igual que lo que ocurre con el concepto de dolo, nuestra ley penal no define al accionar culposo,
correspondiendo a la doctrina y jurisprudencia la delimitación conceptual de esta forma delictiva.

Principio de Culpabilidad.

En derecho penal, está vedada la responsabilidad objetiva o por la simple producción del resultado.

Un hecho debe poder ser imputado a su autor a título de dolo o imprudencia. De lo contrario, no podría
hablarse de responsabilidad penal.

Numerus Clausus.

Nuestro Código Penal ha adoptado, en materia de tipos culposos, el sistema de número cerrado.

No todas las figuras dolosas tienen su correlato imprudente. Debe haber una previsión legal específica que
determine la tipicidad culposa.

Las únicas conductas culposas que pueden ser consideradas delictivas son aquellas que fueron captadas
expresamente por un tipo penal.

Si respecto a ciertos delitos, sólo se tipificó el accionar doloso, las afectaciones que pueda sufrir el bien jurídico
a consecuencia de un obrar imprudente, serán atípicas por falta de un tipo penal que las contemple.

Numerus apertus.

En este sistema, todos los delitos dolosos admiten ser cometidos culposamente, en cuyo caso, la pena
disminuye.

Ha sido abandonado por las legislaciones más avanzadas, porque contraría el carácter fragmentario del derecho
penal, expandiéndolo inadecuadamente.

Culpa y Culpabilidad.

No debe confundirse la culpa con la culpabilidad.

La culpabilidad es un elemento conceptual de la teoría del delito, donde se analiza la reprochabilidad del injusto
cometido. Es decir, la imputabilidad, la posibilidad de comprensión de la criminalidad del acto, la exigibilidad de
motivarse en la norma, junto al grado de autodeterminación.

Ubicación de la culpa dentro de la teoría del delito.

La culpa, al igual que el dolo, tuvieron diferente ubicación según el modelo explicativo que se trate.

Para el causalismo, la culpa y el dolo eran formas de culpabilidad.

A partir del finalismo, no se discute que la culpa y el dolo son elementos del tipo subjetivo.

Estructura de los Tipos Culposos.

Los tipos culposos como tipos abiertos.

El legislador no puede describir el comportamiento prohibido en forma exhaustiva, por la imposibilidad de


prever todas las infracciones posibles al deber de cuidado.

Son tipos abiertos, el juez debe complementar la prohibición genérica descripta por la ley.

Tipos Abiertos.
En el caso del homicidio culposo, verbigracia, el legislador no puede prever la infinidad de conductas violatorias
del deber de cuidado que provoquen la muerte. Por ello, le encomienda al juez cerrar el tipo determinando cuál
era el deber de cuidado que tenía el autor en las circunstancias concretas de un caso determinado.

Estructura Objetiva.

La estructura típica de los delitos culposos se basa, en la faz objetiva, en la violación de elementales deberes de
cuidado.

La acción típica consistirá en violar el deber de cuidado, y como consecuencia de ello, producir el resultado
típico.

Riesgo Jurídicamente Desvalorado.

En los delitos imprudentes, el riesgo jurídicamente reprobado consiste en la defectuosa realización de una
acción determinada.

Actualmente se sostiene que es la conducta violatoria del deber de cuidado, un género que admite diversas
especies, a saber, imprudencia, negligencia, impericia o inobservancia de los reglamentos o deberes al cargo.

Imprudencia.

Tradicionalmente se sostiene que la imprudencia es un exceso en el obrar (precipitación, ligereza, temeridad que
hace que el imprudente haga algo que la prudencia no aconseja hacer).

Incurre en imprudencia quien realiza una acción de la cual debió abstenerse por ser en sí misma peligrosa y
capaz de ocasionar daños.

Negligencia.

La negligencia aparece caracterizada como un defecto en el obrar (descuido, desatención, falta de preocupación,
que hace que el negligente no haga algo que la prudencia aconseja hacer).

Impericia.

La impericia en el arte o profesión (figura conocida como culpa profesional), es la inhabilidad o inidoneidad en el
obrar en virtud de no respetar la lex artis.

La impericia identifica a la falta de habilidad que es dable esperar en quien realiza una actividad que requiere un
aprendizaje previo.

Inobservancia de los reglamentos a cargo.

La inobservancia de reglamentos, es la infracción a toda actividad reglada.

Los reglamentos constituyen una vía, a través de la cual, el legislador anticipa cuál es la conducta que considera
cuidadosa. De manera que, ajustándose a ellos, no puede haber cuestionamientos, pues no obstante que la
actividad reglada entrañe riesgo, estará permitido generarlo.

Reglamentos a cargo.

Es mucho más fácil comprobar el cuidado o el descuido del obrar si la conducta está reglamentada: no es
necesario acudir a la experiencia (como en los casos de la imprudencia y de la negligencia) ni a la lex artis, en
ocasiones de no fácil comprobación (como en la impericia).

Inobservancia de los deberes a cargo.

La inobservancia de deberes de cuidado equivale a todo comportamiento contraventor de las reglas generales
de la debida atención.

En el caso concreto, es el juez quien deberá determinar cuál es el reglamento o deber que ha sido inobservado
por el autor.
Deberes de cuidado.

No existen deberes de cuidado genéricos, sino que los mismos son específicos. En efecto, no hay un deber de
cuidado en general, sino que a cada conducta le corresponde un determinado deber de cuidado.

Uno es el deber de cuidado al conducir un vehículo automotor, otro al limpiar un arma de fuego, otro al realizar
una intervención quirúrgica, otro al construir un edificio, etcétera.

Resultado típico.

Las acciones imprudentes sólo son punibles en la medida en que producen determinados resultados.

En los delitos imprudentes, el resultado opera como una condición objetiva de punibilidad.

Así, el resultado muerte en el artículo 84 del Código Penal (homicidio culposo), lesiones del artículo 94, etcétera.

Síndrome de riesgo.

Sancinetti utiliza la expresión dogmática “síndrome de riesgo” para identificar al conjunto de circunstancias de
hecho que conforman el tipo objetivo del delito imprudente cuyo conocimiento por parte del autor es necesario
para determinar la tipicidad del hecho.

Tipo Subjetivo.

También en la imprudencia existe un tipo subjetivo que exige la representación de las circunstancias
seleccionadas por la norma como prohibidas, por ende, la representación del síndrome de riesgo.

Algunos autores caracterizan a la imprudencia como un error de tipo vencible, según el cual el autor tiene una
representación errada de las circunstancias del tipo penal.

De haber obrado más cuidadosamente y conforme a la prudencia, el autor pudo haber superado ese error.

Previsibilidad.

El resultado debe poder haber sido previsto por el autor.

No puede imputarse a un sujeto un resultado que se encontraba totalmente fuera del ámbito de su
previsibilidad (caso fortuito).

De lo contrario, se vería afectado el principio de culpabilidad.

Se discute cómo debe establecerse la previsibilidad.

Objetivamente: para la postura objetiva, es necesario fijarla conforme a una conducta modelo o la imagen de un
hombre prudente, inteligente, previsor y diligente (reasonable man).

Subjetivamente: para esta postura, el deber de cuidado se debe establecer conforme a la capacidad individual de
previsión.

Se debe exigir más al hombre capacitado. Infringe el deber de cuidado aquella persona que no obró con el
cuidado que sus conocimientos o capacidades le hubieran permitido hacerlo.

Clases de Culpa.

A diferencia de los delitos dolosos, donde la representación del resultado es concreta, en los delitos culposos el
autor tiene una representación abstracta del resultado.

Se distinguen, básicamente, dos clases de culpa: consciente o con representación, y culpa inconsciente.

Culpa Consciente.

En la culpa consciente, el autor ha conocido la posibilidad de la producción del resultado, pero como
consecuencia de una sobrevaloración de su capacidad de dirección final y de una minusvalorización de las reglas
de cuidado, ha confiado poder evitar el resultado.
Culpa Inconsciente.

La culpa inconsciente se da cuando el autor ni siquiera ha llegado a prever la posibilidad de realización del tipo,
cuando ha debido y ha podido hacerlo.

El autor no llega a representarse en forma actual un conjunto de circunstancias de las que debiera inferir un
riesgo.

Diferencia entre dolo eventual y culpa consciente.

En el dolo eventual, el autor se representa como posible el resultado y a pesar de ello, con total indiferencia,
sigue adelante con su acción.

En la culpa consciente, el autor se representa el peligro o posibilidad del resultado, pero confía en que (por sus
habilidades u otra circunstancia) no se producirá.

También podría gustarte