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Donati, Pierpao (1993) Pensamiento sociológico y cambio social.

Universidad B
Italia.

Tonatiuh Vladimir Romano Ramírez.

Este texto se publica en el año de 1993, momentos en donde comenzaba a surgir


una corriente de pensamiento que se denominaba como el posmodernismo, y que
en cierta manera era una respuesta ante las teorías clásicas que habían surgido
en el siglo XIX y parte del siglo XX. Por ello, el autor no lleva por un repaso teórico
y conceptual acerca del cambio y la posmodernidad. Refiere que han surgido dos
paradigmas; el primero es el holista y el segundo el accionista.

El primer paradigma asume un cambio de forma holística, estructural


sistémica. El segundo refiere a una agencia en donde las subjetividades y las
decisiones a veces no son razonables, pero sí para quien las está realizando. De
este modo entonces es que nos encontramos ante dos posturas; la primera es la
busca explicar y la otra comprender. Pero comprender qué, el cambio, pero qué es
el cambio si este concepto deviene de una concepción occidental, es así, que el
cambio se argumenta desde una construcción teórica y obervacional.

Destaca a E. Hagen (1962) como el desarrollo subjetivo del valor


adquisitivo, mientras que Boudon (1984) refiere a un determinismo sistémico. En
todo su análisis teórico y conceptual tocará a la historia y la sociología, las cuales
asume que sin un acompañamiento teórico adecuado, entonces no se podrá tener
un análisis de las diversas partes que llevan al cambio. Para ello, entonces se
propone un paradigma que pueda dar un panorama más amplio, el cual asume
que es el relacional que rompe con el dualismo de lo colectivo sobre lo individual o
la agencia individual a lo colectivo.

El paradigma de lo relacional busca entonces una teoría que oriente un


carácter relacional, es decir, de las relaciones sociales, trate el conocimiento y las
realidades observadas, de la realidad del observador, y de lo observado. Que se
encuentre una relación de reciprocidad entre los dos paradigmas anteriores. Entre
los precursores de este paradigma están Habermas, con una postura
Neomarxista, Tourine que aborda lo individual y lo colectivo. Giddens, y Archer
para referir acerca de la estructura y la agencia.

Propone entonces establecer una relación entre el paradigma accional y


holista, en donde se entiende el cambio como una suma y sucesión de diversos
elementos que se relacionan tanto con lo sistémico, como con lo subjetivo y de
esta forma, se genere un puente entre el abismo de la explicación y la
comprensión, en donde se tengan análisis de un panorama mayor, pues
finalmente las relaciones que se mostraban en la modernidad se han transformado
y por ello, la importancia de un uso teórico con mayores alcances. Es así que toma
vital importancia el espacio – tiempo de las dinámicas de relaciones y de
estructuras que permanecen, se adaptan o se recomenponen.

Crítica.

El autor nos lleva a la emergencia del paradigma relacional para comprender el


cambio social, puesto que asume que la posmodernidad demarca nuevas
maneras de relación social y sociedad relacional. Ya que estas son distintas a las
que se gestaban en la modernidad, por ello, asume, que el posindustrial no refiere
a que se ha acabado la industria, sino a un cambio de las relaciones que existían
en el período industrial.

Estas nuevas formas que se delimitaban en el texto en el año de 1993,


ahora se pueden encontrar en otro punto a treinta años, casi de su publicación, y
efectivamente, se puede notar que las dinámicas de cambio son multicausales y
multilíneales y por ello, la importancia de reconfortar este paradigma relacional,
pues se asumirá este cambio desde distintas posturas teóricas y metodológicas.

Por ejemplo la innovación comunicativa de las redes sociodigitales que en


cierta manera muestran esta relación entre lo subjetivo y lo agencial de los
individuos y su relación con los cambios sistémicos y estructurales.

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