Está en la página 1de 3

Si las personas tienen suficiente información sobre el cambio, pueden ofrecer

cierta resistencia simplemente porque perciben que no pueden cambiar. Sucede


que se sienten condicionadas por la organización, no saben como hacer lo que
deben hacer o no tienen las habilidades requeridas por la nueva situación. Esta
sensación provoca cierta inmovilidad que es percibida como resistencia a
cambiar. Algunos factores que contribuyen a esto son:
 el tipo de cultura organizacional que castiga excesivamente el
error;
 la falta de capacidad individual, que limita el accionar concreto;
 las dificultades para el trabajo en equipo, necesario para revisar
todo el esquema de interacciones que propone el cambio;
 la percepción de la falta de recursos, ya sea en medios económicos
o humanos;
 la sensación de que el verdadero cambio no puede producirse.
Los agentes del cambio perciben que están atados de pies y manos
para encarar las iniciativas realmente necesarias.
Por último, si las personas conocen lo suficiente sobre el cambio a encarar y se sienten
capaces de realizarlo, empieza a tener mucha importancia la verdadera voluntad de
cambiar.
En algunos casos, el cambio despierta sentimientos negativos en las personas y éstas
sencillamente no quieren cambiar; ya que consideran que no les conviene o que las
obliga a moverse fuera de su zona de comodidad. Estas reacciones pueden partir de
sentimientos tales como:
 el desacuerdo. Los individuos pueden estar simplemente en
desacuerdo en cuanto a las premisas o los razonamientos sobre los
que se sustenta el cambio. En algunos casos basan sus juicios en
modelos mentales muy cerrados o tienen dificultades para abandonar
hábitos muy arraigados;
 la incertidumbre. Los efectos del nuevo sistema no son totalmente
predecibles y esto genera temor por falta de confianza en sus
resultados;
 la pérdida de identidad. A veces, las personas edifican su identidad
sobre lo que hacen. En este marco de referencia, los cambios califican
y ofenden. Aparecen las actitudes defensivas;
 la necesidad de trabajar más. Normalmente se percibe que deben
encararse simultáneamente dos frentes distintos: el de continuación
de las viejas tareas y el de inicio de las nuevas rutinas.
En casi todos los cambios de gran magnitud aparecen de alguna forma y en alguna
medida los sentimientos mencionados, pero también es cierto que también pueden
aparecer algunos sentimientos positivos como: el entusiasmo por la posibilidad de un
futuro mejor, la liberación de los problemas del viejo orden y las expectativas de
crecimiento o consolidación personal.
RESISTENCIA INDIVIDUAL AL CAMBIO

Resistencia al cambio individual: Entre las fuentes más importantes de resistencia


individual al cambio, pueden mencionarse:

Procesamiento selectivo de la información o percepciones. Las personas tienden a


percibir en forma selectiva las cosas que se adaptan en forma más cómoda a su punto de
vista del mundo. Una vez que las personas establecen una comprensión de la realidad,
se resisten a cambiarla.

Personalidad. Algunos aspectos de la personalidad predispondrán a ciertas personas a


resistirse al cambio, especialmente a aquellas cuyo pensamiento es muy rígido y
dogmático.

Hábitos. A menos que una situación cambie en forma drástica, quizá la gente continúe
respondiendo a los estímulos en sus formas habituales. Un hábito llega a ser una fuente
de satisfacción para la gente porque permite ajustarse al mundo y hacerle frente. El
hábito también brinda comodidad y seguridad. Que un hábito se convierta en una fuente
principal de resistencia al cambio depende, hasta cierto grado, en si las personas
perciben ventajas en cambiarlo. Como seres humanos somos criaturas de hábitos. La
vida es de por si suficientemente complicada; no necesitamos considerar el rango
completo de opciones de complejidad, todos nos apoyamos en los hábitos o respuestas
programadas. Pero cuando nos enfrentamos con el cambio, esta tendencia a responder
en nuestras formas acostumbradas se vuelve una fuente de resistencia.

Seguridad y amenazas al poder y la influencia. La gente con alta necesidad de


seguridad es probable que se resista al cambio, ya que este amenaza sus sentimientos de
seguridad. Algunas personas de las organizaciones tal vez contemplen el cambio como
una amenaza a su poder e influencia. El control de algo que necesitan otras personas,
como la información o los recursos, es una fuente de poder en las organizaciones. Una
vez que se estableció una posición de poder la gente o los grupos suelen resistirse a los
cambios que perciben que reducen su poder e influencia.

Temor a lo desconocido. Los cambios sustituyen lo conocido por la ambigüedad y la


incertidumbre. Enfrentarse a lo desconocido hace que la mayoría de las personas se
angustien. Cada cambio importante de una situación de trabajo trae consigo un elemento
de incertidumbre. La incertidumbre no se produce tan sólo por el posible cambio en sí
mismo, sino también por las posibles consecuencias de éste.

Razones económicas. El dinero pesa mucho en el pensamiento de las personas y, desde


luego, es lógico que se resistan a los cambios que podrían disminuir sus ingresos. Los
cambios en las tareas de los puestos o las rutinas establecidas de trabajo también pueden
incrementar los temores económicos si la gente esta consciente de que no será capaz de
desempeñar las nuevas tareas o rutinas con sus estándares anteriores, en especial cuando
el salario está estrechamente ligado a la productividad.

RESISTENCIA ORGANIZACIONAL AL CAMBIO

La naturaleza de las organizaciones tiende a resistirse al cambio. Muchas veces las


organizaciones son más eficientes cuando realizan tareas rutinarias y se inclinan a
desempeñarse en forma más deficiente cuando llevan a cabo algo por primera vez, al
menos al principio. Para asegurar la eficacia y efectividad operacional, las
organizaciones crearán fuertes defensas contra el cambio. No sólo eso, con frecuencia el
cambio se opone a intereses ya creados y transgrede ciertos derechos territoriales o
prerrogativas de toma de decisiones que los grupos, equipos y departamentos
establecieron y se han aceptado a lo largo del tiempo.

Las fuentes más importantes de resistencia organizacional al cambio son:

Diseño de la organización: Las organizaciones necesitan estabilidad y continuidad para

También podría gustarte