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Estoy de acuerdo con la afirmación anterior en la parte que nos dice que la memorización
pertenece a una concepción tradicionalista. Sin embargo, considero que no se le debe ver como
la única técnica o finalidad de un aprendizaje. Es decir, la memoria es una capacidad del ser
humano que dependiendo de las motivaciones intrínsecas o extrínsecas que tenga el sujeto que
aprende, logrará acceder a aprendizajes con base en una memoria de corto o largo plazo.
Respecto a si los docentes deben promoverla o no, considero que previo a las prácticas de
memorización o generalización de un tema (conclusiones), se deben plantear actividades basadas
en situaciones familiares o reales, con materiales llamativos y funcionales que faciliten a los
alumnos la adquisición de competencias. Estas actividades deben favorecer la observación,
comparación, clasificación, inferencias, reflexión y análisis del tema en cuestión. Para que una
vez que el estudiante tuvo un acercamiento con el objeto de estudio, lo observó, manipuló,
comparó sus características, reflexionó y analizó su uso y funcionamiento; puede estar en
condiciones de obtener generalidades, no se trata de repetir, si no de saber hacer y que el
aprendizaje sea realmente significativo.
Casi para concluir el autor señala que lo que tenemos que procurar entonces es una educación en
la que se planteen a los alumnos auténticos problemas y se les incite a resolverlos.
Asimismo, menciona que una parte de las cosas que se memorizan en la escuela resultan
innecesarias si no se entiende claramente su significado, es decir si los alumnos no llegan a
comprender los orígenes, significados o utilidad del conocimiento en situaciones de su vida.
La memoria episódica y la memoria semántica se han considerado que se expresan a través del
lenguaje y se han agrupado a veces bajo el nombre de memoria declarativa, proposicional o
fáctica (Tulving, 1990). Ambas se referirían a un conocimiento fáctico sobre objetos, situaciones
o acontecimientos tanto reales como imaginarios, y podríamos acceder a él de forma
introspectiva, es decir podríamos recuperarlo conscientemente.
En oposición a esta memoria declarativa se hablaba de la memoria procedimental, que se refiere
al encadenamiento de acciones que realizamos en una determinada situación ante estímulos
determinados. Es una memoria que se refiere al “saber hacer”, o “saber cómo” mientras que la
memoria declarativa se referiría al “saber qué”.
CONCLUSIÓN