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La ineficacia es simplemente la falta de eficacia. Un acto jurídico ineficaz no producirá los efectos propios para los cuales fue creado. Es
importante comprender este instituto y diferenciarlo de la inexistencia. Analizaremos los distintos tipos de ineficacia: ineficacia
estructural o inicial y funcional o sobreviniente, haciendo especial hincapié en los diferentes casos de ineficacia funcional: revocación,
rescisión, resolución.
Referencias
LECCIÓN 1 de 2
Descripción
A los fines de analizar los conceptos que se desarrollarán en el módulo se acompaña el caso denominado el departamento de Mario.
Mario, es ciudadano de la localidad de Morteros y propietario de un departamento que se encuentra ubicado en el centro de
la ciudad de Córdoba, motivo por el cual no quiere venderlo, ya que tiene pensado dejárselo a su sobrino como herencia, al
no tener hijos que lo suceda.
Ante esto, decide alquilar el departamento para poder afrontar los gastos del mismo, y decide arrendárselo a una pareja
joven que se había mudado a la ciudad. El contrato de locación que firman es por el término de dos años.
Al transcurrir un año y medio de celebrado el contrato de locación, la pareja le comenta a Mario que esperan un hijo, motivo
por el cual los lleva a tener que buscar un departamento más grande, y no poder continuar con la locación del inmueble.
Mario sufre de una enfermedad y por ello debe ocuparse de su salud, motivo que le impide poder atender de su inmueble. En
esos momentos, al no saber si se iba a poder recuperar, decide hacer un testamento para exponer que dicho inmueble, en el
supuesto caso que algo le suceda, pasaría a pertenecer a su sobrino Pablo.
Con el tiempo, Mario logra recuperarse de su condición y se da cuenta que su sobrino Pablo nunca fue a visitarlo durante su
enfermedad. A razón de ello, Mario decidió que no se merecía recibir un inmueble por parte de él y fue a consultarle a su
amigo notario que podía hacer, y le explicó que en cualquier momento él podía dejarlo sin efecto.
Mario vuelve a recaer, y decide internarse en una institución de salud mental, ya que su enfermedad le estaba provocando
que tuviera episodios de pérdida de noción del tiempo y desconocimiento de las personas. Su amigo escribano, tras
hablarlo con él, realiza un procedimiento judicial para que Mario sea declarado incapaz y es nombrado su tutor.
A pesar de todo lo sucedido, Pablo se acerca un día al hospital donde estaba alojado Mario, y aprovechándose de su
situación mental, lo convence de que le done el inmueble. Esto se realiza en la escribanía del notario Rodríguez, a quien
Pablo no le informa la situación de Mario ni que se encontraba declarado incapaz.
Ineficacia. Definición
La ineficacia es simplemente la falta de eficacia. Un acto jurídico ineficaz no producirá los efectos propios para los cuales fue creado. Ineficacia es un término
genérico referido solo a una consecuencia, en sí mismo y por sí solo es abstracto y no se aplica a todas las figuras. La palabra ineficacia, en su alcance jurídico, es
problemática y ambigua, pues para comprenderla debe decirse algo de ella que la sitúe en el área jurídica.
“ Para analizar el concepto de ineficacia debemos partir de un concepto previo: el de eficacia; pues la ineficacia es simplemente
su negación. La eficacia es la aptitud que se predica de un acto jurídico para alcanzar y mantener sus efectos propios o
normales; es decir, aquellos que las partes persiguieron al otorgarlo. Tanto la eficacia como la ineficacia son calificativos
exclusivos del acto jurídico. Sólo el acto jurídico tiene la virtualidad de producir los efectos que las partes quisieron al celebrarlo
(art. 259) y solo él puede perderla.
La ineficacia es, genéricamente, privación o disminución sólo de los efectos propios del acto jurídico, vale decir, de los efectos
que las partes desearon al otorgarlo. De tal modo, la ineficacia no impide que el acto produzca otros efectos que impone la ley
con independencia de la voluntad de las partes. ”
En definitiva, la ineficacia es una cualidad genérica negativa que se relaciona con los efectos del negocio.
La invalidez importa un otorgamiento imperfecto o defectuoso de un acto jurídico. Es decir, un negocio en el cual las partes no han respetado los requisitos que la
ley exige respecto de cada uno de sus elementos o de su contenido (Malicki, 2014). En la inexistencia, en cambio, el acto simplemente no existe, por faltarle alguno
de los elementos esenciales.
1 Ineficacia estructural o estática: llamada también por algunos autores intrínseca o inicial. Se da cuando la privación de los efectos propios del negocio jurídico se
produce por defectos en su estructura existentes desde el momento mismo de celebrarse el acto, y pueden referirse a cualquiera de los elementos del negocio
jurídico o a su contenido.
2 Ineficacia funcional o dinámica: también denominada extrínseca o sobreviniente. En este caso, se trata de negocios que originariamente son válidos, sin defectos
en la estructura al tiempo en que fueron otorgados, y que devienen luego en ineficaces por causas extrínsecas, dejando de producir todos o algunos de los efectos
propios.
En el caso de Mario se producen tres casos de ineficacia, el primero al momento que la pareja decide no continuar con la
locación, el segundo cuando Mario deja sin efecto el testamento y el tercero cuando Pablo le hace firmar la donación a su
tío estando el mismo declarado incapaz judicialmente. En este último caso, se trata de una ineficacia estructural, en cambio,
en los dos primeros supuestos la ineficacia es funcional.
Asimismo, podemos distinguir entre ineficacia inicial e ineficacia sobreviniente. Si la invalidez es una ineficacia de tipo estructural, vamos a decir que se trata de
una invalidez en sentido estricto e inicial, porque se da en los elementos constitutivos del negocio jurídico. Por lo tanto, al estar afectados estos elementos, el
negocio ab initio carecerá de validez, y es por ello que se trata de una ineficacia inicial. Además, es así debido a que la ineficacia estructural está reservada a la
nulidad, porque la nulidad, según la descripción que hace Buteler Cáceres (2010), es una sanción de invalidez que la ley prescribe por adolecer el acto de un
defecto en su constitución.
Entonces, cuando el efecto no se cumple desde el inicio, se da una ineficacia estructural inicial, mientras que en el
otro caso se llama ineficacia sobreviniente o funcional porque el acto nace y es válido, y aunque la ineficacia lo afecta
en su funcionamiento, nace válido.
Ahora bien, los defectos constitutivos sin duda tornan al acto en inválido. Sin embargo, hay otras situaciones en el negocio jurídico que también van a tornarlo
ineficaz, no necesariamente inválido, sino ineficaz, ya que a la invalidez, en sentido estricto, la reservamos a la nulidad.
Hablando en términos laxos, muchos autores utilizan la eficacia y la invalidez como términos equivalentes. En sentido estricto, los autores reservan a esta última
solo para la estructura porque, dentro de las ineficacias, la ineficacia tanto estructural como funcional hace que el concepto de ineficacia, por su sentido, se
extienda a este concepto válido de nulidad.
Si se observa el caso del inmueble de Mario, en el mismo se produce una ineficacia estructural cuando Pablo convence a
Mario de disponer de su inmueble estando el mismo declarado incapaz judicialmente. Ante ello, el notario (que es su
curador), puede demandar la nulidad del acto. La misma, tiene efecto retroactivo, por lo que se da desde el momento del
acto, debiendo en su caso prestarse mucha atención a los posibles derechos de terceros de buena fe que hubieran
realizado algún acto con Pablo.
En principio, la revocación opera en los actos unilaterales, como, por ejemplo, el testamento arts. 25111 y 25122 del Código Civil y Comercial.
Acto unilateral
–
Basta la voluntad del autor (por ejemplo, si es un testamento, el testador puede revocar el testamento hasta su muerte) o de una sola de las partes si el acto que se revoca es
bilateral.
Este supuesto se puede observar en el caso de Mario, cuando él ante la falta de cuidado por parte de su sobrino durante su
enfermedad, decide revocar su testamento, dejándolo sin efecto. Ello puede ser realizado ya que tiene efectos desde que
Mario lo manifiesta, y además la ley expresamente lo autoriza a efectuarlo durante su vida.
La rescisión
La rescisión es la facultad de las partes, por medio de otro contrato, de extinguir las obligaciones creadas en un contrato anterior. Se da cuando, en la etapa de
ejecución de un acto jurídico válido, las partes, ya sea de mutuo acuerdo o en virtud de la voluntad de una sola de ellas, deciden extinguir los efectos jurídicos del
contrato.
Veremos la primera característica, donde la rescisión puede ser dada por voluntad tanto de ambas partes contratantes art. 10764 del Código Civil y Comercial como
de forma unilateral art. 10775 del Código Civil y comercial. En el caso de la rescisión bilateral, solo produce efectos para el futuro y no afecta derechos de terceros.
Ahora bien, estas partes o la parte individual va a decidir dejar sin eficacia el negocio jurídico y todo esto será con efectos hacia el futuro, a diferencia de la
resolución, que produce efectos retroactivos.
Es decir que, una vez rescindido el contrato, ya no produce efectos para el futuro, y respecto de los efectos que se
dieron con anterioridad a la rescisión, van a quedar firmes para las partes.
Por lo tanto, esto configura una característica esencial de la rescisión. De todas maneras, según lo que prescribe el artículo 1076, esta característica puede
modificarse por estipulación en contrario de las partes en ejercicio de la libertad de contratación.
En la rescisión bilateral, ambas partes de mutuo acuerdo deciden dar por terminada la relación negocial y se extingue el negocio por voluntad de ambas. Sin
embargo, si bien las partes en ejercicio de la libertad de contratación pueden rescindir, no podrán hacerlo cuando haya de por medio una ley imperativa o de orden
público.
Asimismo, dijimos que la rescisión también puede ser unilateral, es decir, que sea una sola de las partes quien decida dejar sin efecto el acto jurídico. Ahora, en los
casos de unilateralidad de esta voluntad, tiene que estar fundada en la ley, o sea, perfectamente establecida por la ley, o bien que esa facultad haya sido atribuida
mediante el contrato de las partes a una de las partes.
A modo de síntesis, entonces, decimos que, bilateralmente, la facultad de rescisión debe estar establecida por acuerdo de partes; unilateralmente, ocurre en los
casos en que la ley establezca esta facultad por ejemplo, artículo 1432, inciso b6, del Código Civil y Comercial o por un acuerdo de partes en forma privada en el que
se ha establecido o cualquiera de las partes pueda rescindir o darle esta facultad a una sola de ellas. Pero debe estar expresada en el acuerdo de voluntades. Esta
rescisión, ya se trate de la bilateral o de la unilateral, tendrá efectos ex nunc, es decir, hacia el futuro.
Un ejemplo de ello se puede observar cuando en el caso de Mario la pareja que le había alquilado el departamento decide
rescindir el contrato. En este caso, la ley expresamente contempla esta posibilidad, facultando al locatario a rescindir el
mismo luego de pasado un tiempo de cumplimiento del contrato. Dicho caso se trata de una rescisión unilateral por parte
del locatario, ya que de acuerdo a lo establecido por el Código Civil y Comercial de la Nación, el locador no puede rescindirlo
por su sola voluntad.
La resolución
La resolución también es un modo de ineficacia funcional y sobrevenida de los negocios jurídicos. En este caso, y por el acaecimiento de un hecho sobreviniente a
la celebración de un negocio jurídico (que podría ser o no imputable a la voluntad de las partes), se extinguen retroactivamente los efectos del acto. Esta
consecuencia es producto de que en la ley o en el propio acto se previó así.
Una vez que se produce la resolución, las partes deben volver las cosas al estado anterior. Según corresponda, podrá haber devoluciones de las
contraprestaciones en algunos casos. En el caso de que por culpa de una de las partes pueda haber daños y perjuicios por la demora en un incumplimiento, o
porque ya una de las partes, por cuestiones de su culpa o demás, no pueda devolver lo que recibió, entonces ahí también puede haber daños y perjuicios.
La resolución puede ser por un hecho que tiene que ver con las partes. Especialmente en este caso, hablamos de incumplimiento de una de las partes en el
negocio. Y por otro lado puede ser por una causa externa a las partes, algo que viene de afuera de la estructura del negocio, como podría ser el caso de la
condición resolutoria o plazo resolutorio, el caso de la teoría o doctrina de la imprevisión, el caso de la frustración de fin del contrato y el caso de la imposibilidad
sobrevenida. Además, puede estar prevista por ley o ser convenida por las partes.
La cláusula resolutoria expresa (en el anterior Código denominada pacto comisorio expreso) previsto en el art. 12037 del Código Civil, se da cuando las partes
pactan que frente al incumplimiento se produzca la resolución, la cual surtirá sus efectos desde que la parte interesada comunique fehacientemente a la otra, su
En el caso de la propiedad de Mario ello puede suceder si en el contrato de locación se hubiera establecido (como es
común en la práctica) que ante el incumplimiento y/o falta de pago de dos meses consecutivos de alquiler, el contrato
queda resuelto sin necesidad de intimación en forma previa por parte del locador.
La cláusula resolutoria implícita está prevista en el artículo 10879 del Código Civil y Comercial (ex pacto comisorio tácito del art. 1204 del Código Civil). Se da en los
contratos bilaterales la cláusula resolutoria es implícita y queda sujeta a lo dispuesto en los artículos 1088 y 1089 (establece la resolución por ministerio de la ley).
“ La resolución por cláusula resolutoria implícita exige: a) un incumplimiento en los términos del artículo 1084. Si es parcial, debe
privar sustancialmente de lo que razonablemente la parte tenía derecho a esperar en razón del contrato; b) que el deudor esté en
mora; c) que el acreedor emplace al deudor, bajo apercibimiento expreso de la resolución total o parcial del contrato, a que cumpla
en un plazo no menor de quince días, excepto que de los usos, o de la índole de la prestación, resulte la procedencia de uno menor.
La resolución se produce de pleno derecho al vencimiento de dicho plazo. Dicho requerimiento no es necesario si ha vencido un
plazo esencial para el cumplimiento, si la parte incumplidora ha manifestado su decisión de no cumplir, o si el cumplimiento resulta
imposible. ”
2 el cumplimiento tempestivo de la prestación es condición del mantenimiento del interés del acreedor;
4 el incumplimiento es intencional;
5 el incumplimiento ha sido anunciado por una manifestación seria y definitiva del deudor al acreedor.10
Automática
–
Es la producida en los negocios sometidos a condición resolutoria.
Facultativa
–
En este caso, se exige que a la producción de un acontecimiento previsto por la ley o por las partes se le añada una declaración de voluntad de una de ellas para que acaezca la
resolución.
Opcional
–
Se presenta cuando una de las partes puede arrepentirse del negocio, dejándolo sin efecto. Es lo que acontece en los negocios en que se ha entregado una seña.
Legal o voluntaria
–
Es legal cuando ello se procede en virtud de la ley. Será voluntaria cuando ella dependa de la voluntad de la parte autorizada para promoverla, aunque para hacerlo puede derivar del
acto o de la ley.
Efectos
Expone Rivera (2010) que la resolución tiene efectos retroactivos al día de la celebración del negocio jurídico, al menos entre partes, salvo pacto en contrario o
excepción legal; que la retroactividad obliga a las partes a restituirse lo recibido en razón del negocio o su valor; que, además, la parte incumplidora deberá
indemnizar daños y perjuicios; y, por último, que el efecto retroactivo no afectará al tercer adquirente de buena fe.
Teoría de la imprevisión
Otro de los institutos que trae como consecuencia la resolución en materia de contratos es la teoría de la imprevisión, que se encuentra receptada en el artículo
Igual regla se aplica al tercero a quien le han sido conferidos derechos, o asignadas obligaciones, resultantes del contrato; y al contrato aleatorio si la prestación se
torna excesivamente onerosa por causas extrañas a su álea propia.
La imprevisión tiene su origen en el derecho romano a partir del famoso adagio pacta sunt servanda, que significa que los pactos son para cumplirse y que deben
ser respetados por las partes como a la ley misma. Pero, a su vez, en el derecho romano existía otra cláusula, la rebuc sic stantibus, la cual establecía que a los
contratos hay que respetarlos como a la ley misma, siempre que se mantengan las condiciones y circunstancias que acontecieron en el momento de la
celebración del contrato. Si esas condiciones en el futuro, en la parte ejecutiva del contrato, no se dan por algún hecho imprevisto por las partes, en ese caso ya no
debería perseguirse a ultranza esta norma de respetar el contrato como la ley misma porque han cambiado las circunstancias, esto es, las condiciones en que se
pactaron. Vemos cómo el derecho romano en sus comienzos ya tenía prevista la famosa imprevisión.
Luego la imprevisión se desarrolla por los posglosadores, especialmente con el derecho canónico. Esta toma fuerza porque está basada en la buena fe, la moral y
las buenas costumbres. Podríamos decir que el derecho canónico de la Iglesia católica refuerza el principio respecto de la imprevisión, es decir, no respetar a
ultranza lo pactado cuando cambien las circunstancias de contratación de un modo extraordinario nunca previsto por las partes y que, por lo mismo, va a causar un
perjuicio económico en exclusividad a una de ellas.
Para que se produzca la consecuencia de la resolución de un contrato por la imprevisión, primero tenemos que tener un negocio jurídico válido, el cual deberá ser
un contrato conmutativo oneroso de ejecución diferida o permanente. Asimismo, también puede tratarse de un negocio aleatorio, cuando esa imprevisión venga
más allá del riesgo común que tiene un negocio aleatorio.
En ese tipo de contratos, en su etapa de ejecución, se va a presentar a las parte un hecho extraordinario que va a tener la característica de ser extraordinario e
imprevisible. De ninguna manera las partes han podido tener en cuenta que algo así iba a suceder, va más allá de lo normal, de lo cotidiano, más allá de lo que dice
el conocimiento de las personas que pueden llegar a tener en cuenta que algo así pudiera suceder.
Además, otra de las características de la imprevisión es la excesiva onerosidad sobreviniente, la cual significa que ese hecho imprevisible y ajeno a las partes,
causa que una de ellas debe cumplir con la prestación debida. Si bien no torna imposible el cumplimiento, lo torna costoso a tal nivel que, según señalan algunos
autores, sería pasible de llevar a la ruina económica de la parte si cumpliera o fuera obligada a cumplir con esa prestación.
Ante esto, la parte perjudicada por el hecho sobreviniente e imprevisto puede plantear de forma extrajudicial o ante un juez, por vía de acción o como de excepción,
la resolución total o parcial del contrato, o su adecuación.
Pero en el caso de la frustración lo que sucede es que se va a afectar la causa fin subjetiva del contrato, no como en la imprevisión, en donde lo que se afecta es la
equivalencia de las prestaciones, tornándola más onerosa para una de ellas.
Tanto la imprevisión como la frustración tienen sustento en la modificación de la teoría de las bases de Larenz, la que sostiene que cuando hubiese una
modificación en las bases desde el momento de la celebración hasta el momento de la extinción del contrato, la parte afectada por esa modificación puede pedir
un ajuste en esa diferencia.
Siempre hay que tener presente que para que se pueda invocar la teoría de la frustración del fin del contrato se debe necesariamente colocar en el cuerpo del
instrumento del acto cual era ese fin subjetivo que se quería realizar.
Por ejemplo, si Juan va a comprar un inmueble para realizar allí un bar, en la escritura traslativa de dominio se debería exponer de la siguiente manera:
Que el Sr. Roberto Pereyra, argentino, documento nacional de identidad número seis millones quinientos
cuarenta mil trescientos ocho, viudo, domiciliado en la calle Jujuy número 136 de la ciudad de Córdoba, cede
y transfiere todos los derechos y acciones que le corresponden sobre una fracción de terreno construida de
doce metros de frente por treinta metros de fondo, sobre la calle Santa Rosa de la ciudad de Córdoba, el cual
obra inscripto en el Registro General de la Provincia bajo la Matricula Real número trescientos cuarenta y
ocho al señor Juan Rinaudo, argentino, documento nacional de identidad número treinta millones trescientos
setenta mil doscientos quince, soltero, domiciliado en Avenida Vélez Sarsfield número 220 de la localidad de
Córdoba. Que en contraprestación, el señor Rinaudo se obliga al pago de la suma de pesos un millón
doscientos mil ($1.200.000). Que asimismo, el señor Rinaudo expone que dicho inmueble será destinado
Entonces, si luego de realizada la venta, Juan no puede abrir el bar en el inmueble ya que la municipalidad no permite dichos locales en esa zona residencial, él
podrá solicitar la frustración del fin del contrato, ya que en el instrumento dejo expresamente establecido que lo adquiría con dicho fin.
Para finalizar, te invitamos a completar una actividad de unir sentencias.
SUBMIT
1 Art. 2511. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 2512. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 1570, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
4 Art. 1076. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 1077. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
6 Art. 1432 inc. b. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 1203. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
8 Art. 1086. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
9 Art. 1087. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
10 Art. 1084, Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
11 Art. 1091. Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
LECCIÓN 2 de 2
Referencias
Buteler Cáceres, J. (2010). Manual de derecho civil. Parte general. Córdoba, AR: Advocatus.
Ley 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=235975
Ley 340. (1869). Código Civil de la República Argentina. Honorable Congreso de la Nación Argentina. Recuperado de enlace
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/verNorma.do?id=109481
Malicki, A. (2014). En “Código Civil y Comercial de la Nación. Comentado”, Directores Julio César Rivera y Graciela Medina. Buenos Aires: La Ley.
Rivera, J. (2010). Instituciones de derecho civil. Parte general (Tomo II). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.
UniversoJus. (2015). Art. 382 del Código Civil y Comercial. Recuperado de https://bit.ly/2U7ZT6j