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CAMINANTES FANTASMA 18 — PHANTOM GAME

Juego Fantasma
Christine Feehan

ARGUMENTO
Jonas "Smoke" Harper ha visto a sus hermanos encontrar a sus parejas perfectas, sin
imaginar que conocería a alguien que complementaría cada parte de él, incluso el monstruo que
acecha en su interior. Pero su conexión instantánea con Camellia va mucho más allá de querer a
la mujer inteligente, hermosa y letal en su cama. Son dos partes de un todo, vinculados entre sí y
a una red más grande que existe en todas partes a su alrededor.
Camellia ha vivido sola durante mucho tiempo, confiando en sus habilidades psíquicas para
mantenerse a salvo. Ella sabe que Jonas fue hecho literalmente para ella, y eso hace que su
conexión adictiva sea más peligrosa que mil súper soldados mejorados. Una vez que la amenaza
más grande que se cierne sobre ellos se resuelva, se alejará lo más rápido que pueda. La vida le
ha enseñado que la única persona en la que realmente puede confiar es en ella misma.
Jonas puede sentir que Camellia va a huir, y el cazador que lleva en su interior no quiere
dejarla ir. No cuando sabe lo bien que estarán juntos. Así que tendrá que usar todas sus
considerables habilidades para convencerla de que se quede...

CAPÍTULO 1

Las montañas se elevaban, subiendo más y más alto, imponentes por todas partes, los
picos ya alcanzando las nubes A lo largo de las laderas de las montañas y en el valle intermedio,
el cedro rojo, el pino de corteza blanca y los abetos competían por el espacio. Este era un
verdadero bosque, dos millones de acres de desierto real, la mayoría del mismo, dejado a los
animales que eran autóctonos de la zona. Grizzlies, osos negros, pumas, leones de montaña,
lobos grises, cabras montesas, alces, borregos cimarrones y venados bura hicieron su hogar en el
vasto bosque, junto con una variedad de pequeños animales.
Jonás “Smoke” Harper, Dr. Kyle Forbes y Jeff Hollister, tres de los miembros mejorados
genética y psíquicamente del Primer Grupo de Caminantes Fantasmas, continuaron a lo largo del
sendero de caza casi inexistente por el que habían estado viajando las últimas tres horas.
—Todavía sigues teniendo ese malo presentimiento en tu intestino, ¿Jonás? — Jeff pidió.
Jonás escaneo el denso bosque con ojos entrecerrados, manteniendo su paso relajado a
propósito mientras al mismo tiempo mantenía su mano cerca de su arma.
— Sí.
Kyle suspiró.
— ¿Estás seguro de que eso no es sólo una puntada en tu costado?
—Sí.
—Te diste cuenta de que cuanto más alto nosotros escalamos más excremento de oso
encontramos, — dijo Jeff.
—Sí.
—Sólo pensé en señalar eso.
Una pequeña sonrisa encendió el rostro de Jeff.
—Yo soy estoy realmente seguro de que él sepa cómo para hablar, Jeff, — Kyle dijo. —
Ryland nos lo advirtió. Dijo que, si nos ofrecíamos como voluntarios a venir con él, no
escucharíamos nada más que gruñidos durante días.
—Espera. — Su sonrisa se desvaneció, Jeff se detuvo abruptamente y miró a sus
compañeros. — ¿Te ofreciste como voluntario? Ryland me ordenó venir con ustedes dos. Dijo que
tenía que proteger vuestros culos.
Jonás y Kyle también se detuvieron, y Jonás aprovechó la oportunidad para estudiar a Jeff
sin parecer hacerlo. Habían pasado un par de años desde que Jeff se había recuperado de un
derrame cerebral que hubiera dejado fuera de combate a cualquier soldado normal, pero Jeff
había luchado por regresar. Jeff, como la mayoría de los hombres en el programa de Caminantes
Fantasmas del gobierno, no entraba en la definición de cualquiera de un soldado normal nunca
más. Estos hombres eran, en cambio, los productos de un experimento militar que no había salido
como se esperaba.
Habían entrado en el programa como voluntarios para mejoras psíquicas con la expectativa
de ser de mayor utilidad a su país, pero junto con la eliminación de filtros en sus cerebros, el Dr.
Peter Whitney también había realizado una modificación genética experimental en ellos. Una parte
para la que ellos no habían firmado.
Peor, los primeros experimentos de codificación genética de Whitney fueron realizados
ilegalmente en niñas huérfanas, con desastrosos resultados. Sin embargo, esos fracasos no
habían detenido a Whitney. En cambio, había seguido adelante con modificaciones genéticas
similares en los soldados, creyendo que los hombres adultos podrían manejar mejor las presiones
de las mejoras de lo que las niñas lo hicieron. El Equipo Uno había perdido a varios de los
hombres de su unidad, y Jeff había sufrió una hemorragia y un derrame cerebral. Estaba
totalmente recuperado, pero todo el equipo tendía a velar por él, Jonás especialmente.
Los sobrevivientes de los experimentos de Whitney eran ciertamente más fuertes, y ahora
poseían algunas habilidades muy increíbles, pero esos beneficios habían llegado a un alto precio.
Todos continuaban aprendiendo cuán alto ese precio podía ser. Lily Whitney-Miller, hija adoptiva
de Peter Whitney, quién ahora estaba casada con el líder de su equipo, el Capitán Ryland Miller,
les enseño a todos algunos ejercicios que hacer para fortalecer las barricadas en sus mentes. Eso
permitió que los que habían estado abiertos de par en par pudieran estar en público sin un "ancla",
alguien que extrajera la emoción y la sobrecarga psíquica de ellos, al menos por períodos cortos
de tiempo.
Jeff se veía bien para Jonás, pero, aun así, miró a Kyle solo para asegurarse. Kyle sería
mejor haciendo una evaluación. Si el doctor pensara que Jeff necesitaba un descanso, encontraría
una excusa para tomar uno. Jeff nunca eludía la fisioterapia diseñada para fortalecer el lado más
débil de su cuerpo o los ejercicios mentales para fortalecer las barreras en su cerebro. Se quedó
en la terapia que el neurocirujano le recomendó para asegurarse de que los talentos psíquicos que
usaba no provocaran otra hemorragia. Era uno de los Caminantes Fantasmas más trabajadores
que Jonás conocía, y eso era decir mucho.
Su unidad, Caminantes Fantasmas Equipo Uno, estaba unida. Se cuidaban los unos a los
otros. Confiaban en pocos otros, y los que traían, lo hacían despacio y con cuidado. Hace años, su
equipo había sido preparado para el exterminio, separados y retenidos en jaulas, esencialmente
esperando morir. Ryland había planeado su escape, y Lily los había escondido en su finca hasta
que pudieron llegar al fondo de la conspiración contra ellos. Al final, habían logrado llegar a la
cima, gracias en gran parte a su dedicación para entrenar duro y trabajando juntos. Ellos todavía
ejecutaban misiones, pero confiaban y dependían solo los unos de los otros.
Ahora, había otros tres equipos de Caminantes Fantasmas. Whitney había usado cada
equipo para perfeccionar su técnica para que cada equipo subsecuente pudiera manejar sus
mejoras mucho mejor que el equipo anterior. Pero el también agregó más y más codificación
genética, convirtiendo a los soldados en mucho más más de lo que esperaban, o querían ser.
Había un lugar especial en el infierno reservado para monstruos sociópatas como Peter
Whitney, o si no lo había, debería haberlo. A Jonás no le importaría traer un poco, o tal vez
mucho, de ese infierno a Whitney en el aquí y ahora, especialmente a medida que más y más de
sus experimentos más diabólicos, todos en niñas huérfanas, salían a la luz. Desafortunadamente,
a pesar de lo malvado que era, Whitney tenía una sólida red de conexiones entre los más
poderosos de Estados Unidos, incluyendo funcionarios gubernamentales de alto rango,
contratistas de defensa multimillonarios, banqueros, y su propio ejército privado de súper soldados
prescindibles, todos ellos aspirantes a Caminantes Fantasmas que no habían hecho el corte
oficial. Entre sus conexiones y su ejército, Whitney era virtualmente intocable.
Jonás suspiró mientras su mirada recorría el bosque circundante. Él usó cada sentido
mejorado que tenía, tanto animal como humano. Estaban siendo vigilados. Había sido consciente
de ello durante las últimas millas, pero no había sido capaz de identificar exactamente de dónde
procedía la amenaza, o de quién. O mejor, de qué. Él estaba seguro de que sus observadores no
eran humanos.
— ¿Sientes eso? — Kyle le pregunto en voz baja, volviéndose hacia él.
—Sí.
Jeff lanzó un suspiro exagerado.
— ¿Alguna vez pensaste que una palabra de vez en cuando podría ser útil?
—Todavía no estoy seguro de qué es.
Jeff se pasó una mano por el cabello permanentemente decolorado por el sol.
— ¿De qué? No un quién. ¿Y eso? — Cuando Jonás no respondió, Jeff puso los ojos en
blanco. — ¿Por qué estuve de acuerdo en mantenerlos a los dos con vida? Los dos sois un dolor
en el culo. — Él empezó a caminar de nuevo, poniendo tenazmente un pie delante del otro. —
¿Incluso sabes dónde vamos?
—No.
Jonás escondió su sonrisa. Molestar a Jeff era uno de sus pasatiempos favoritos, y cuando
la tensión empezaba a alargarse, como ahora, un poco de humor ayudaba mucho. A pesar de su
diversión, se mantuvo en plena alerta, buscando a los centinelas observándolos.
Era plenamente consciente de que Ryland no había enviado a Jeff. Jeff había venido con
él, como Kyle, porque eran sus amigos y no querían que comprobara su extraño presentimiento
solo. Había sido así de sencillo. Amistad. El presentimiento, al principio, había sido un vago
llamado para él. Pero durante última milla, junto a esa compulsión que sentía, ahora se sentía
inquieto, como si hubiera una amenaza, pero no podía ubicar de dónde venía.
Caía la noche. En el bosque, especialmente a esta profundidad en el interior, siempre era
bueno establecer un campamento antes del atardecer. Demasiados animales salvajes cazando
después del anochecer. Podía conectarse con ellos y, si tenía suerte, mantenerlos alejados, pero
era una tontería correr riesgos. Los árboles eran gruesos, la maleza densa. El camino por el que
se encontraban era muy estrecho. Las ranas arborícolas eran abundantes, mirándolos con ojos
redondos mientras pasaban. En la vegetación a sus pies se oía el constante crujido de las hojas
cuando los roedores se apresuraban a esconderse.
—Deberíamos encontrar un lugar para acampar por la noche. Hacer fuego.
—Traté de enviar un mensaje a los demás, — dijo Kyle. — Pero no estoy entendiendo
porque no puedo. Podría ser la densidad del dosel, pero debería poder... — Él se calló.
—Yo no estoy sorprendido.
Jonás no lo estaba. Había algo trabajando aquí. Había tenido ese presentimiento en sus
entrañas y quería comprobar las cosas.
Jonás le había dicho a Ryland que había estado sintiendo un extraño tirón hacia ese lado
de la montaña durante algún tiempo y quería tomarse un tiempo libre para explorar. Ellos
acababan de salir recientemente de un arriesgado rescate de rehenes. Habían logrado hacer el
rescate sin una sola víctima a pesar de que las cosas se habían torcido unas dos veces, y a todos
ellos les esperaba algún tiempo de inactividad. Jonás quería, no, necesitaba explorar las millas de
desierto alrededor de la fortaleza que habían construido ellos mismos cerca del Equipo Dos.
— ¿Te has dado cuenta de que estamos perdiendo visibilidad, Jonás? — preguntó Kyle. —
La niebla se está espesando.
Jonás pudo ver la niebla moviéndose a través de los árboles a veces. Al principio
permaneció cerca del suelo, rodando suavemente como las olas del Océano en un día despejado.
Entonces unos dedos de niebla se arrastraron a través de los árboles hacia ellos en un misterio
espeluznante, viéndose como manos gigantes tirando de una manta igualmente gigante a través
del bosque hasta que fue imposible ver a través del vapor gris.
Jonás miró el rastro que estaban siguiendo, pero la niebla arremolinada se había
engrosado tanto que ni siquiera podía ver sus propias botas, un extraño fenómeno.
Había otro componente en la niebla que a él le parecía fascinante. Una advertencia, o
pavor, que actuó sobre sus cuerpos. Podía oír como los corazones tanto de Kyle como el de Jeff
se aceleraban. Su propio pulso había tratado de aumentar, y él instantáneamente había forzado
su corazón bajo control. Los tres Caminantes Fantasmas se ralentizaron considerablemente,
finalmente deteniéndose por completo.
Jonás esperó en silencio a que sus ojos se acostumbraran a la niebla que salía de la tierra
y subía en mareas oscuras casi hasta su cintura. Con el tiempo, podía ver a través y sobre
cualquier cosa. Él era con frecuencia llamado "Humo" porque él se movía a través de él y podía
desaparecer dentro lugares que nadie más pudo. Él veía a través de cosas que nadie más podía
ver. Era sólo cuestión de tiempo antes de que su visión se ajustara a la extraña niebla que
ocultaba el rastro.
—Parece que la niebla se está disipando en esa dirección, — dijo Kyle, indicando hacia la
derecha con la barbilla. — Jeff asintió. — Y nuestro pequeño rastro de caza también lleva en esa
dirección, Jonás. Si vamos a encontrar un lugar para acampar antes del anochecer, deberíamos
salir de esta niebla.
Jonás no se movió, estudiando el bosque y las rocas en frente de él. El camino había
serpenteado a través de los árboles y las rocas antes. Tenía buena memoria. Más que una buena
memoria. Su mente trazaba las cosas para él en un patrón de cuadrícula. El rastro que seguían no
se había desviado a la derecha, había continuado hacia arriba, en línea recta, serpenteando
alrededor de los troncos de los árboles y rocas grandes, pero no había realmente girado a la
izquierda o a la derecha.
—Dame un minuto.
Manteniéndose completamente inmóvil, Jonás recorrió con la mirada arriba y abajo de la
niebla, el suelo del bosque envuelto en un patrón de cuadrícula, prestando especial atención al
área donde el rastro que seguían debería haber estado. Al principio había un extraño brillo, que le
recordó mucho a un espejismo en el desierto. Pero Jonás perseveró hasta que el brillo se disipo y
lo que había debajo quedo en claro.
—El camino real del rastro es derecho. Está siendo escondido de nosotros.
—Eso no es bueno, — observó Kyle. — ¿Y estamos siendo observados para asegurarse
de que vamos adonde se nos indica?
—Sí.
Jonás dio el primer paso en el camino estrecho para ver si desencadenaría un ataque de
algún tipo.
—Esto es una especie de cosa loca magnética de la tierra que está sucediendo, como en el
Triángulo de las Bermudas, — murmuró Jeff. — Nos van a desviar a todos sobre el lugar, ¿no?
—Sí.
Jonás deseaba que el fenómeno viniera de una "cosa magnética de la tierra", pero lo
dudaba seriamente. Algo estaba pasando en las montañas por encima de las dos fortalezas que
los Equipos Uno y Dos que los Caminantes Fantasmas habían establecido para mantener a sus
familias a salvo. Extrañamente, la compulsión de seguir hacia adelante estaba todavía sobre él,
pero la amenaza era bastante vaga, como si estuviera muy, muy lejos.
Tuvo que considerar volver a bajar de la montaña y decirle a Ryland con que se habían
topado. La niebla era fabricada, y alguien había plantado una señal de peligro muy potente en ella.
No sólo eso, sino que los habían desviado del camino real. Muy pocos podían manejarlo. Él no iba
a volver. Él no podía volver atrás. La compulsión de continuar era más fuerte que nunca. Eso no
significaba que quisiera arriesgar a Kyle y a Jeff.
—Ustedes dos pueden salir de la zona de peligro si caminan rápido durante dos horas y
luego acampan.
Tenía que hacer la oferta, y él hizo todo lo posible por sonar casual. Sabía que no había
forma de que ninguno de sus amigos lo aceptara, pero, aun así, tenía que intentarlo.
—No puedo dejarte aquí sin instrucciones, Jonás, — dijo Jeff. —Especialmente ya que
todos sabemos que le tienes miedo a la oscuridad; de lo contrario, aconsejaría que simplemente
dejáramos tu testarudo trasero, empuñando un cuchillo aquí en este espeluznante hueco.
—Técnicamente, — Kyle dijo, — Un hueco es un área baja, no la ladera de una montaña.
—Trabaja conmigo, Kyle. “Espeluznante Hueco” no suena igual que eso, — Jeff bromeó,
trayendo humor a la situación.
La tensión siguió aumentando a pesar de que Jonás veía a través de la niebla el sendero
debajo de él. Las cuentas de color púrpura oscuro tenían un extraño tinte rojizo mientras se
arremolinaban casi hipnóticamente alrededor de los hombres.
—En serio, no es mala idea hacerle saber a Rye que está pasando algo arriba que no
estaba aquí antes. — Jonás intentó una segunda vez.
— ¿Es tan malo? — preguntó Jeff.
Comenzó a caminar, mostrándole a Jonás que no estaba a punto de quedarse atrás.
—Ahora siento que tengo un objetivo bien pintado entre mis omoplatos
— Llevas un paquete puesto. No serían capaces de ver el objetivo, por lo que tendrían que
apuntar a tu grueso cráneo, Jeff, — Kyle dijo amablemente.
—Genial. Ahora la parte de atrás de mi cabeza es todo un hormigueo. Creo que mis
habilidades psíquicas se están expandiendo. Puedo sentir que alguien me está apuntando en este
momento.
—Estás entonces completo de mierda, — Kyle dijo. — Pienso que necesitas ayuda
urgentemente. Estás convirtiéndote en un hipocondríaco psíquico.
—No hay tal tipo de cosa. Te lo estás inventando.
—Yo soy a médico. Lo sabría, — Kyle aseguro solemnemente.
—Jonás, ¿existe tal cosa como un hipocondríaco psíquico?
—Sí.
Jeff exploto en risa. Mantuvo el sonido bajo y direccional para que solo sus dos
compañeros pudieran oírlo, pero era real. Todo el tiempo que estaban caminando por el sendero
tras el rastro, Jonás siguió buscando un buen lugar para acampar durante la noche. Quería un
lugar que pudiera defender si fuera necesario. Con cada paso que daban, la sensación de peligro
aumento.
—Yo también lo siento ahora, — dijo Kyle. — Aumentando, quiero decir. Antes, la
sensación de algo viéndonos era muy débil, ahora es fuerte.
—Mi mejor suposición, — dijo Jonás, mientras continuaban cuesta arriba muy lentamente.
— Tres ranas. Ahora nos hemos graduado en lobos monteses. Noté un desproporcionado número
de ranas en los árboles cuando pasábamos. Los lobos se están quedando bien atrás, pero los he
visto fugazmente.
El sendero se estrechó significativamente a medida que ascendía por la ladera boscosa de
la montaña Había menos árboles y más rocas. Mientras caminaban, el brillo empeoró.
Era muy desorientador, a veces lo hacía sentir como si el suelo se hubiera caído debajo de
ellos.
Hubo un breve silencio mientras Jeff y Kyle miraban con recelo a su alrededor.
—No los vas a ver, — Jonás señalo. — Ellos no están cazando para comernos, al menos
no por el momento. Nos están mirando.
— ¿Qué significa eso? — preguntó Kyle.
— ¿Como si nunca hubieran visto humanos antes y solo tienen curiosidad? — Jeff
pregunto.
—No estoy entendiendo eso. — Jonás se acercó a los lobos con mucho cuidado. Había
mucho espacio en el área que podía sostener una manada pequeña, y ésta parecía pequeña. —
Nos están observando por una razón. Tengo que ser muy cuidadoso.
Jonás mantuvo su toque delicado mientras extendía la mano. El alfa era especialmente
cauteloso. Normalmente, Jonás tenía poco problema conectando con la fauna silvestre y
estableciendo comunicación, incluso si eso era sólo para "empujar" los animales en una dirección
lejos desde él. Esta vez, sin embargo, pareció haber algo allí bloqueándolo de utilizar cualquier
ruta para comunicarse con el Lobo. Eso le impidió tomar el mando del animal.
—El suelo moviéndose continuamente está empezando a enfermarme, — Kyle dijo.
—Te das cuenta de que la tierra no está moviéndose realmente — señaló Jonás.
—Sí, lo entiendo, — estuvo de acuerdo Kyle, — pero se siente y se ve así. Estoy intentando
hacer que mi cerebro entienda que es toda una ilusión.
—Estás sintiéndote enfermo, ¿Jeff? — preguntó Jonás.
Jeff caminaba con mucha firmeza, mientras que Kyle parecía un poco desequilibrado a
cada paso.
—No. Estoy haciendo un poco de trampa, al igual que lo hice cuando sufrí por primera vez
una lesión cerebral traumática. Tomo una foto del sendero que tengo delante y la uso cuando
estoy caminando hasta llegar al final de donde pude tomar la foto, y luego lo hago de nuevo tan
lejos como puedo. En realidad, no miro el sendero por el que seguimos caminando.
— ¿Es así como superaste todas mis pruebas tan rápido? — preguntó Kyle.
A Jonás le sonó como si él estuviera apretando sus dientes. Kyle no era en realidad el
médico de Jeff y no le administró pruebas, pero las bromas les ayudaron a los dos a seguir
moviéndose.
—Absolutamente.
—Hay un pequeño claro, nada grande, pero ese anillo de rocas justo al lado derecho
proporcionaría cobertura y es lo suficientemente grande para un fuego, — dijo Jonás. — Parece
que podría ser una posición defendible medio decente.
—Dirígete en esa dirección, — aconsejó Kyle, con alivio en su voz. — De lo contrario,
nuestras órdenes de no dejar huellas no van a importar. Dejaré mi almuerzo atrás.
Jonás amplió sus sentidos. Kyle no era un hombre que sintiera nauseas por un sendero
ondulado. Le resultaba difícil mirar el espejismo reluciente, pero Kyle no lo estaba mirando. Miraba
al frente, a la espalda de Jeff. Ahí había otro sutil componente que le faltaba a Jonás, porque él no
podía sentirlo.
Los Caminantes Fantasmas tenían varios talentos. Cuando Whitney los había mejorado,
incluso los regalos más pequeños se habían vuelto más fuertes. Practicando para usar esos
talentos los había desarrollado aún más. Jonás estaba empezando a creer que un Caminante
Fantasma o un equipo de Caminantes Fantasmas estaba utilizando esta parte en especial de la
montaña por algo que no querían que se supiera, y habían establecido un perímetro de defensas
psíquicas para mantener a los visitantes no deseados fuera.
—Solo un Caminante Fantasma podría haber producido algo tan complejo como esto, —
murmuró. — Hay un flujo sutil de energía acústica, una nota baja para hacerte sentir enfermo,
Kyle. El sonido esta justo por debajo de nuestro rango normal de audición. Y si deciden subir el
volumen, estaremos en un mundo de dolor.
— ¿Estás diciendo que quienquiera que esté aquí arriba puede usar el sonido como un
arma, como lo que hacen Gator y Flame? — preguntó Jeff, nombrando a dos Caminantes
Fantasmas de su equipo. — Pueden matar con el sonido.
—Eso es exactamente lo que estoy diciendo. Puedo usar mi voz, pero no puedo hacer lo
que ellos hacen. Y no puedo hacer esto. Vamos a tener que ser muy cuidadosos.
Saber que iban a enfrentarse con soldados mejorados cambió todo. Una cosa era enfrentar
la fauna silvestre, pero esto era algo totalmente diferente y muy peligroso. No era como si fuera
una gran sorpresa. En el momento en que reconocieron que el rastro había sido desviado por una
ilusión en la niebla, sospecharon que estaban tratando con soldados mejorados. O alguien que era
muy bueno construyendo trampas con ilusión.
Habían llegado al campamento potencial que Jonás había visto antes. El círculo de rocas
proporcionaba un refugio del viento y de los ojos vigilantes. La apertura en el centro era lo
suficientemente grande como para permitir un fuego, algo que quería en caso de que los lobos se
interesaran demasiado en ellos. Y si algo más que los lobos venia hacia ellos, bien, las rocas
podían detener las balas también. No era perfecto, no era un escondite con el que pudieran contar
para durar contra un asalto decidido, pero era mejor que nada. Como beneficio adicional, cuándo
ellos se agazaparon en el interior, con las rocas cerniéndose sobre ellos, escaparon de la extraña
deformación de sus sentidos.
— Voy a echar un vistazo mientras instalan el campamento, — dijo Jonás. — Puedo
contrarrestar los efectos de la ilusión, y si tengo que hacerlo, puedo controlar a los lobos. Quiero
ver que tan grande es el área que está siendo afectada, a quién o qué está protegiendo. Sin
mencionar que me gustaría saber cuántas personas hay detrás de esto, quiénes son y qué están
haciendo.
— ¿Crees que nos están bloqueando, o simplemente perdimos la señal en toda esta sopa
de guisantes? Si tienes problemas, no podemos pedir ayuda a los demás, — Kyle le recordó.
—Soy consciente. Pero aún podemos hablar entre nosotros si es necesario. Conserven
energía, pero comuníquense si hay problemas. Jeff, si tienes que irte huyendo saca a Kyle si la
ilusión todavía lo enferma.
Jeff asintió.
— Puedo sortear el espejismo. Y puedo guiar a otros de regreso para sacarte.
—No te quedes si algo sale mal. Mejor que ustedes dos salgan y se vayan por ayuda.
Jonás quería reiterar ese punto, porque de lo contrario Kyle y Jeff intentaría acudir en su
ayuda. Todos los Caminantes Fantasmas eran intensamente leales unos a otros. No dejaban atrás
a sus caídos, y mucho menos abandonaban a un compañero de equipo vivo cuando la mierda
golpeaba el ventilador.
Kyle miró arriba, su mirada afilada.
— ¿Crees que es tan malo?
—No sé con qué nos topamos, pero nadie construye una defensa psíquica tan fuerte y tan
buena sin utilizarla para esconder algo importante. La mayoría de la gente habría sido rechazada.
Ellos nunca habrían sabido que esta parte del bosque estaba incluso aquí. Ahora, quienquiera que
haya puesto esta barrera arriba sabe que no funcionó con nosotros. Se preguntarán por qué y nos
echarán los Lobos encima, o vendrán ellos mismos. Quiero ver a que nos enfrentamos. Cuántos.
Lo que tenemos que hacer para protegernos a nosotros mismos. Especialmente no me gusta el
hecho de que alguien en su unidad pueda usar el sonido para debilitarnos.
—Diablos, Jonás, — dijo Jeff, una vez más usando el humor para aligerar la situación. —
No tenía idea de que supieras tantas palabras.
—No estaba seguro de que supiera siquiera el idioma inglés, — Kyle acordó. — En su
mayoría solo gruñidos.
—O “sí”, — agregó Jeff. — Esa es su palabra clave cuando no puede pensar en algo más.
—O simplemente puedo lanzarte un cuchillo, — Jonás señalo.
Él era muy bueno con los cuchillos. Mejor que bueno. Se había criado en una familia de
circo, y había aprendido desde pequeño a arrojar cuchillos y estrellas con precisión y cómo
mantener el equilibrio en una cuerda floja para poder ser parte de su acto familiar. Sus días de
circo quedaron atrás, pero las habilidades que había adquirido se habían transferido al combate, y
practicaba todos los días para mantener esas habilidades agudas.
—El monstruo del circo sube por las laderas de las montañas, por donde solo las cabras
suben, — Kyle bromeó.
Jonás no estaba tan seguro de que esa habilidad en particular fuera completamente de sus
días de circo. Quizás más de la codificación genética de Whitney.
— Volveré al amanecer.
Los Caminantes Fantasmas eran expertos en desaparecer en la noche, podían esconderse
a plena vista durante el día, permaneciendo inmóviles durante horas, pero por la noche, eran
virtualmente indetectables. Jonás podría desaparecer. Él era Humo. Su equipo le dio ese nombre
hacía mucho tiempo por una razón. A diferencia de los demás, Jonás no necesitaba la ropa
especial que reflejaba su entorno o que su piel cambiara de color para imitar su fondo.
Nunca había hablado con Lily Whitney-Miller, la esposa de Ryland, sobre la ciencia de lo
que podía hacer, porque no quería que nadie mirara demasiado cerca en lo que se había
convertido. Él no quería que un foco se encendiera sobre él, o que hubiera cualquier registro de
sus habilidades. Él especialmente no quería que nadie supiera sobre las tendencias
extremadamente depredadoras y agresivas contra las que había luchado tan duro para mantener
bajo control. Instintos animales primarios, la necesidad de cazar incluso, si estaba siendo honesto,
para matar. Y en los primeros días, mantener esos impulsos bajo control había sido una verdadera
lucha.
Al principio había querido creer que Whitney había logrado plantarlos en él, pero cuanto
más leía y entendía acerca de lo que Whitney les había hecho a todos, más se dio cuenta de que
las mejoras solo podrían traer afuera lo que había dentro de él. Fue más que inquietante darse
cuenta de que algo tan feo, que esos rasgos violentos eran parte de su propia naturaleza. No
había importado que estuvieran enterrados profundamente; todavía eran parte de él.
Jonás se deslizó sobre la roca de espaldas al sendero, la más cercana a los árboles,
desdibujando deliberadamente su cuerpo de modo que cuando se moviera dentro del extraño
espejismo, ya se estuviera convirtiendo en parte de él, para no perturbarlo. Entonces no podía ser
visto ni sentido.
Un búho ululó, las notas una clara advertencia. Eso le dijo que el centinela tenía ojos en los
hombres dentro del anillo de rocas. El pájaro había notado que había un hombre menos sentado
junto al fuego e informado de inmediato. Esperó, quedándose muy quieto, absorbiendo la niebla
anormal y sus propiedades, descomponiéndola incluso mientras él escuchaba por las
instrucciones de los centinelas Él sabía que quien estuviera protegiendo la región tendría que
decirles a los vigías qué hacer a continuación.
Algunas notas breves respondieron, la de un gran búho gris llamando a su pareja, al menos
para un oído inexperto, eso era lo que sonaba. Jonás se quedó muy quieto, obligando a su
energía a permanecer extremadamente baja para que no pudiera ser detectado dentro de la red
de niebla, mientras luchaba por controlar su sorpresa. Ese grito del búho gris, las órdenes
dándose a los animales que los vigilaban en el bosque, había venido de una mujer. Ella tenía el
sonido de un búho perfectamente, pero su oído estaba tan afinado que podía distinguir lo real de
lo falso, por muy bueno que fuera el mimetismo. Y ella era la mejor que había escuchado.
Whitney había tomado a numerosas niñas de orfanatos de países de todo el mundo,
además de usar el in vitro para crear bebés diseñados para experimentar en ellos. Su primera idea
había sido crear parejas, un macho y una hembra. Usó feromonas mejoradas para hacer que la
pareja se sintiera atraída físicamente el uno por el otro, entonces ellos harían un vínculo después
de que él se asegurara que tenían las mejoras correctas para que trabajaran juntos en el campo.
Era posible que lo que sea que estuviera ocurriendo sobre las casas de los Equipos Uno y Dos
estuviera siendo dirigido por una pareja vinculada.
En el momento en que la mujer había pronunciado su canto de pájaro, Jonás había
señalado la dirección de donde había venido el sonido, pero en lugar de precipitarse hacia allí, se
quedó dónde estaba y permaneció tan quieto como una piedra, emitiendo tan poca energía que
sería imposible detectarlo, bajando su temperatura corporal externa para que no marcara firma de
calor. Quienquiera que fuera la mujer, ella sabía que él estaba aquí y ella estaba, como mínimo,
dirigiendo a los lobos y pájaros para que lo vigilaran. Correr hacia ella ahora, mientras ella y sus
centinelas estaban todos en alerta, era demasiado arriesgado. Lo mejor era agacharse un rato y
esperar para que bajasen la guardia.
Jonás había aprendido a tener paciencia en una dura escuela cuando era joven. Los actos
de cuerda floja eran peligrosos, al igual que el lanzamiento de cuchillos. Un paso en falso, y
alguien a quien amaba podría resultar herido o muerto. Había aprendido a quedarse siempre
tranquilo y no cometer errores. Ahora, con todos sus instintos de depredador mejorados, él había
tenido que volverse incluso más paciente. Él podía esperar horas en completa quietud.
Para esta cacería, sabía que tenía que ser cauteloso. La niebla contenía trampas que
podrían detectarlo si cometía un error. Los animales del bosque estaban activamente buscándolo.
Bajo su tranquila superficie, él pudo sentir la familiar ráfaga de adrenalina, los instintos
depredadores apoderándose. Ese rasgo en él era muy poderoso y agresivo, tan dominante, que
cuando el alfa de la manada de lobos centinela había resistido su muy sutil influencia, el impulso
de atacar a ese lobo y arrancarle la garganta había brotado como un volcán.
Reprimió el impulso con un control despiadado. Jonás estaba en su momento más
peligroso cuando estaba en modo de caza, y mientras una parte de él odiaba el salvajismo que los
experimentos de Whitney habían desatado en él, otra parte se emocionó ante la intensidad
visceral de esos impulsos. No podía negar la alegría que sentía cada vez que se permitía la
libertad de usar sus habilidades, a pesar de la fealdad de lo que sabía que finalmente sería su
destino.
A lo largo de los años, había llegado a un acuerdo con el lado depredador de su naturaleza.
Ahora, era cuestión de tenerlo siempre bajo control. Perfeccionó sus habilidades de caza en cada
oportunidad que tuvo, sabiendo que serían una ventaja para su equipo, siempre y cuando sus
instintos asesinos nunca se dejaran dominar. Había visto lo que pasaba si el monstruo se salía de
control. Todo el equipo lo vio. Eso nunca podría volver a suceder. Eso significaba fortalecer
continuamente su disciplina. Trabajando en la contención. No dejaba pasar un día sin realizar los
ejercicios mentales y físicos que le permitieron mantener completo control de sí mismo.
Él espero allí sin moverse hasta que la oscuridad finalmente cayo, trayendo consigo un
trozo de luna. Su sangre corría por sus venas como lava espesa, lenta y caliente, aunque desde la
piel fuera, él se había vuelto tan frío como hielo. Esa era la forma en que mantuvo su nivel de
energía tan bajo que era imposible de detectar.
Por fin empezó a subir hacia la arboleda desde donde la mujer había emitido su llamada
anterior. La niebla se hizo más espesa contra más arriba fue. Estaba en modo depredador
completo, cambiando entre usar la visión de un búho y la de un leopardo para atravesar el bosque
brumoso con facilidad. También podía usar la visión de lobo cuando lo necesitaba, pero el búho y
leopardo tenían una visión nocturna superior.
Le había tomado algún tiempo aceptar el hecho de que él tenía las habilidades de los tres
depredadores en él, junto con sus impulsos individuales. Esos tampoco eran los únicos
depredadores que Whitney había puesto en él. Ni por asomo. Era una mezcla de demasiadas
especies depredadoras, todas las cuales sacaban a relucir lo peor en él, esta tremenda alegría al
cazar. Esta hambre interminable y corrosiva por ello.
Había tratado de ocultar lo que era a Ryland y sus compañeros de equipo, demasiado
avergonzado para dejarles ver en qué se había convertido, pero hubo momentos en una misión…
Y luego la pesadilla finalmente sucedió, cuando no había vuelta atrás, y se había visto obligado a
mirar fijamente la verdad de qué tipo de monstruo Whitney realmente había creado. Todos habían
estado allí. Sus amigos. Sus compañeros de equipo. Al final, solo tuvo que llegar a un acuerdo con
lo que era y aprender a controlarse.
Mientras continuaba su viaje merodeando montaña arriba, estaba más que un poco
sorprendido de ver varios tipos de plantas y árboles que crecían sólo en las selvas tropicales con
mucha humedad. Jonás redujo la velocidad para ver mejor. Esta sección del bosque fácilmente
podría ser parte de algún bioexperimento que había estado ocurriendo durante años. Era como si
hubiera entrado en un hermoso y mítico jardín. Plantas con flores exóticas rodeaban la corteza de
los árboles, trepando alto hacia el dosel, cubriendo las ramas con hojas abigarradas u oscuras y
flores brillantes y aterciopeladas. Los árboles también eran de variedades que prosperaban solo
en climas cálidos y húmedos, pero parecían extremadamente saludables, troncos anchos, ramas
fuertes y hojas abundantes.
Su primer pensamiento fue que había tropezado dentro de uno de los experimentos de
Whitney. Él sabía que a Whitney le gustaban las plantas, escuchó que tenía invernaderos
escondidos por todo el mundo, donde cultivaba todo tipo de plantas y flores, incluidas algunas de
las razas más raras y exóticas del mundo. Demonios, incluso había dado nombres de flores a las
niñas que había comprado en los orfanatos. Algunas personas podrían haber pensado que esa
era una prueba de un alma que nutre, pero solo si no conocían el tipo de experimentos crueles y
tortuosos que infligió Whitney en esas mismas chicas. Todo en nombre de la ciencia y el
patriotismo.
Peter Whitney. Un Méngüele moderno envuelto en una bandera estadounidense.
Suprimiendo la burla que rizo sus labios, Jonás reprimió los pensamientos de furia que
Whitney le provocaba. Este no era el momento ni el lugar para que él se distrajera por viejas
injusticias. Porque si Whitney estaba detrás de lo que estaba sucediendo aquí arriba, él, Jeff y
Kyle estaban en más peligro de lo que sospechaban.
Echó un vistazo cuidadoso a su alrededor, sus sentidos desbordándose, utilizando cada
mejora que tenía para encontrar trampas ocultas e identificar cualquier planta venenosa. Sabía
que uno u otro estaba allí. Lo más probable es que ambos. Él podía sentir el peligro que lo
rodeaba.
Abrió el archivo mental de plantas venenosas que guardaba en su cabeza y escaneó a
través de él mientras miraba a su alrededor. Él y su equipo viajaron por todo el mundo y
recorrieron muchos lugares salvajes y peligrosos. Con frecuencia se encontraron con una variedad
de peligros ambientales mientras estaban en una misión, incluyendo plantas tan tóxicas que un
rasguño incauto podría costarle a alguien un brazo. A veces parecía que dondequiera que iban,
incluso las plantas estaban dispuestas a matarlos. Por eso, Jonás se había esforzado por estudiar
libros sobre botánica, memorizando cada planta, árbol, arbusto o flor que ellos pudieran encontrar.
Estudió los diversos arbustos en flor y las enredaderas que trepaban por los árboles.
Muchos de los especímenes que crecían en altura eran epífitas, plantas que vivían extrayendo la
humedad del aire en lugar de requerir suelo para sus raíces. Los tipos de flores y enredaderas que
él estaba observando simplemente no crecían en el Bosque Nacional Lolo. Ciertamente, no
crecían en este clima en particular de gran altitud. La nieve intensa era común durante varios
meses del año, y estas exóticas necesitaban constante cuidado, calor y humedad.
Jonás podía sentir el calor creciente en la niebla. A esta altitud, las temperaturas deberían
estar bajando, pero en lugar de eso, el aire era cálido y cada vez más caliente cuanto más se
adentraba en el interior. Quien fuera capaz de controlar la temperatura dentro de las arboledas en
un rango tan amplio tenía un don poderoso. No estaban simplemente manipulando temperaturas
en un ambiente controlado. Estaban manipulando el clima de varias millas cuadradas de bosque
abierto y manteniendo esa manipulación a lo largo del tiempo. No conocía a muchos de sus
compañeros Caminantes Fantasmas capaces de tal a hazaña, si es que había alguno.
Se movió lentamente, sintiendo su camino con todos sus sentidos. Las plantas tenían
sistemas de alarma, tal como lo hacían los animales y las personas. Podrían retroceder ante el
calor o el frío, ante los ruidos fuertes, o extender sus hojas o enredaderas hacia una música
atractiva. Siempre había sido capaz de esconderse de la gente y de los animales, incluso de las
aves y reptiles, pero él nunca había considerado tener que incluir las plantas.
Sintonizó su mente con la niebla y la humedad. Alguien las había atado a la naturaleza
misma. El respeto y la admiración que sentía aumentaban cuanto más examinaba toda la
extensión de la ilusión reluciente que ocultaba la arboleda. Él estaba mirando un invernadero al
aire libre en un lugar imposible donde pocos excursionistas tropezaban con él. Dos equipos
completos de Caminantes Fantasmas hicieron sus hogares millas abajo, rodeados por el mismo
bosque nacional, sin embargo, no tenían idea del fenómeno que estaba por encima de ellos. El
jardín había sido construido después de que los equipos establecieran sus complejos, porque él
sabía que ambos equipos habían enviado hombres arriba de la montaña para asegurarse de que
tenían rutas de escape antes de la construcción.
Jonás fue capaz de atar la naturaleza a él. No sabía que ningún otro Caminante Fantasma
que pudiera, ni siquiera los más nuevos que Whitney había perfeccionado. Él solo podía mejorar
los regalos psíquicos que cada individuo ya poseía. En cuanto al dopaje genético, al principio,
había incluido todo menos el fregadero de la cocina en la mezcla. Fue mucho más cauteloso con
sus dos últimos equipos. Jonás, siendo miembro del primer equipo, no tenía idea de lo que había
dentro de él. Había descubierto talentos ocultos accidentalmente y practicaba duro para
desarrollarlos o controlarlos, según fuera necesario.
La niebla contenía no solo la ilusión y la advertencia, alejando a cualquiera del área, sino
también la humedad, elevando la temperatura para que la humedad se acumulara en el aire a
través de los árboles. ¿Había una trampa para los incautos? ¿Se habían movido las enredaderas
por encima?
Jonás sintonizó su cuerpo para imitar la misma estructura molecular de la niebla para poder
desaparecer en ella. Se adentró más en el interior del bosque y del jardín. Cuanto más se metía
en él, más se daba cuenta de que el jardín tenía que haber estado allí por algún tiempo. Alguien
había trabajado en el con cariño, con una gran atención al detalle. Numerosos senderos
serpenteaban a través del piso del bosque, creado por alguien atendiendo los varios arbustos y
flores.
Él siguió uno de los senderos que entraba y salía de los árboles. Permaneció alerta a las
trampas y tuvo cuidado de no disparar las alarmas, pero aumentó su velocidad Necesitaba
encontrar a quién había atado la naturaleza a ellos y puesto la niebla, dónde se escondía el
equipo de Caminantes Fantasmas y qué estaban haciendo. Inesperadamente, se encontró con
varias plantas muy exóticas, flores que se consideraban tan raras que solo se sabía que crecían
en uno o dos lugares en el mundo, sin embargo, aquí estaban todas.
Jonás vio una orquídea fantasma que crecía en lo alto de un árbol, una epífita que requería
no sólo mucho calor y humedad, sino también un cierto tipo de hongo para prosperar, nada de lo
cual ocurría naturalmente en el Bosque Nacional Lolo. No muy lejos, una enredadera de jade
estaba envuelta alrededor de otro árbol, los racimos colgantes de flores en forma de garra
colgaban a unos buenos tres metros de largo. La vid de jade se encontraba naturalmente solo en
las selvas tropicales de las filipinas, pero aquí estaba, era en Montana no sólo sobreviviendo sino
prosperando, sus magníficas flores colgantes de un increíble tono de azul profundo.
Jonás reconoció la flor murciélago negro. Tan rara como para ser considerada en peligro de
extinción en la naturaleza, también era además bastante difícil para cultivar. Con treinta
centímetros en diámetro, las flores se parecían a su homónimo el murciélago, con un estambre en
forma de bigotes que podía medir hasta setenta centímetros de longitud. También vio la orquídea
zapatilla Rothschild y un árbol Franklin en floración. Le pareció increíble que la variedad de flores
de varios países pudiera cultivarse con éxito una al lado de la otra, y mucho más en este bosque.
Claramente, alguien, por alguna razón, había traído estas flores raras a esta altitud y fabricó las
condiciones necesarias para cultivarlas.
De todas las increíbles flores que crecían en este jardín sin precedentes, él estaba muy
sorprendido de encontrar la camelia roja de Middlemist. Considerada por la mayoría como la flor
más rara del mundo, solo existían dos especímenes sobrevivientes conocidas de la Camelia roja,
y ninguna crecía en la naturaleza. Pero aquí estaban, varios arbustos de ellas, plantadas muy
juntas y luciendo saludables, con hojas brillantes y espectaculares vistosas flores. Aunque las
flores parecían hermosas rosas, la planta era de verdad una camelia. Y a pesar de ser llamada
Middlemist Red, las flores eran en realidad de un rosa intenso y brillante.
Jonás se acercó poco a poco a las raras camelias. Mientras se acercaba, las ramas se
separaron ligeramente, revelando una entrada sombría escondida detrás de ellas. Él se quedó
muy quieto. El círculo de arbustos ocultaba ingeniosamente la presencia de una casita construida
en la ladera de la montaña. La pequeña vivienda parecía estar construida enteramente con
plantas nativas del bosque. Las ramas de los árboles de hoja perenne habían sido entrelazadas
estrechamente para formar las paredes y el techo, las enredaderas se ensartan para atarlos de
forma segura. Las plantas crecían en la parte superior del techo, ocultándola efectivamente de una
antena o cámara satelital. La parte trasera de la casa estaba escondida debajo de un
sobresaliente rocoso, mientras que la densa cobertura del arbusto Middlemist rojo ocultaba
completamente la vivienda por todos los demás lados.
Jonás estudió la casita sin mover un músculo. Dudaba que la estructura contuviera más de
una o dos habitaciones, a menos que se remontara más atrás, dentro de la montaña. Que era su
más grande preocupación. Considerando la niebla, las flores y la mujer al mando de los animales
salvajes, la idea de que Whitney estuviera involucrado era lógica. Eso significaba que la casa
podía ser la entrada a un complejo subterráneo mucho mayor. Esta podría ser la amenaza que
estaba sintiendo, aunque todavía era vaga y distante. Hasta ahora, solo había sentido la presencia
de una mujer.
Sabía que las mujeres con las que Whitney había experimentado habían escapado de su
complejo. También sabía que, en lugar de confiar en los equipos de Caminantes Fantasmas que
ayudaron en su huida, las mujeres habían seguido su plan original y se habían dispersado para
que a Whitney se le dificultara el readquirirlas. Las mujeres desconfiaban de cualquier caminante
fantasma, de cualquiera de los soldados en los que Whitney había experimentado. ¿Quién podría
culparlas?
Jonás sabía que todas las mujeres habían sido sacadas de orfanatos cuando eran niñas,
criadas en horrendas condiciones, utilizadas en los experimentos científicos de Whitney para
poder perfeccionar sus métodos de mejora antes de probarlos en sus soldados. Crio a las niñas
en un ambiente desolado, entrenándolas para ser soldados, solo para decidir más tarde usarlas en
su programa de cría.
Al principio, Whitney había emparejado parejas específicas, usando feromonas para que se
sintieran atraídos físicamente. Tenía la esperanza de crear equipos de ataque quirúrgico
compuesto por parejas unidas, un hombre y una mujer, por lo que sería más fácil para ellos
deslizarse dentro de cualquier país sin ser identificados como soldados. Las habilidades y mejoras
de la pareja emparejada se complementarían entre si y les permitiría manejar cualquier misión de
manera más efectiva que todo un equipo de soldados de operaciones especiales. A pesar de toda
su maldad, Whitney era un inquebrantable patriota. Al crear equipos de pares unidos de súper
soldados más eficientes y poderosos, estaba seguro de que salvaría vidas estadounidenses.
Más tarde, decidió que el siguiente paso para perfeccionar su programa de mejoras, era
experimentar con los hijos de los soldados que él creó. Ya no se molestó en asegurarse de que
las mujeres se sintieran atraídas por los hombres con los que las emparejaba en su programa de
cría. No era de extrañar que las mujeres no confiaran en nadie que hubiera sido mejorado por
Whitney.
Jonás inhaló lentamente. Las camelias no despedían ninguna fragancia real. Ninguna. Aun
así, él estaba seguro de que había una sensación totalmente femenina en la niebla y los tejidos
del espejismo, unido a la naturaleza. Eso era demasiado ligero, demasiado sutil, para ser la mano
de un hombre. Él tenía que ser cauteloso. Whitney había entrenado a mujeres soldados, y todavía
podría haber una o dos activas en sus filas. Su corazón quería acelerarse, y tuvo que luchar
activamente para evitar que la adrenalina se moviera rápido por sus venas. Se sentía como si
estuviera al borde de un estupendo descubrimiento.
No podía correr riesgos. Kyle y Jeff estaban con él. No solo estaban sus vidas en sus
manos, sino que su equipo contaba con él. Forzó el aire a través sus pulmones, con cuidado de
modificar cada exhalación para que coincidiera con la temperatura y vapor contenido en la niebla
circundante. No tuvo más remedio que instalarse y esperar. Eso era lo que hacían los
depredadores. Ellos tenían paciencia. Ellos esperaban por su presa. Era un fantasma, invisible.
Había desaparecido en el aire, y podía esperar más que nadie ni nada.

CAPÍTULO 2

Camellia Mist se paseaba de un lado a otro en los confines de su pequeña casa,


sintiéndose un poco como un animal enjaulado. Ella sentía una amenaza acercándose al otro lado
de la periferia de sus sentidos, pero ni uno solo de sus sistemas de advertencia había dado la
alarma. Había tres hombres acampando justo dentro de las líneas de su propiedad. Nunca había
sucedido antes, pero eso no significaba que no pudiera. Además, la amenaza no se sentía como
si viniera de ellos.
Los hombres estaban enfermos y desorientados, al menos por lo que ella podía discernir de
los informes de los búhos y los lobos que habían estado vigilándolos de cerca. Uno de los
hombres en particular parecía estar en mal estado. Él era aparentemente el más afectado por las
interrupciones sónicas que había entretejido en la niebla. No le gustaba enfermar a los
excursionistas inocentes, pero tenía que mantenerlos lejos de sus jardines y de ella. Esperaba que
acamparan por la noche y regresaran al camino principal. En la mañana, planeaba duplicar la
niebla a su alrededor, dejando solo una pequeña abertura para alejarlos de su refugio.
Aun así, tenía esta terrible, casi abrumadora sensación de fatalidad. Eso nunca era bueno.
No tenía premoniciones a menudo, pero cuando las tenía, no eran sin causa. Ella se sintió...
cazada. ¿Whitney la había encontrado? Ella no podía imaginar que lo haría. Había tenido mucho
cuidado de no dejar ningún rastro detrás. Mucho cuidado.
Había evitado a la gente, vivía de la tierra, se había convertido en una completa reclusa.
Ella era casi completamente autosuficiente aquí en su pequeño jardín aislado, y las pocas veces
que necesitaba provisiones que no podía cosechar, cazar o hacer por sí misma, ella se escabullía
en la ciudad por la noche y entraba en las tiendas, evitando las cámaras, cuidándose de tomar
sólo lo que necesitaba absolutamente para sobrevivir. Ella siempre tomaba suficientes suministros
para vivir varios meses, por lo que ella no tendría que hacer viajes durante los meses de invierno,
cuando la nieve era profunda y cerraba los senderos y caminos.
¿Cómo la habría encontrado Whitney? Él siempre plantaba dispositivos de seguimiento en
las mujeres, pero encontró el que tenía en la cadera y se lo quitó. No había estado tan profundo.
¿Había habido un segundo? Si es así, ¿por qué él habría esperado tanto antes de enviar a alguien
tras ella?
Mordiéndose el labio inferior, un hábito nervioso que Whitney había detestado en ella y en
todas las niñas, Camellia fue a la cama y se acostó para poder correr sus dedos sobre su piel para
sentir cualquier objeto extraño, sin importar cuán pequeño fuera. Ella tenía yemas muy sensibles
en sus dedos. Es más, la sangre en sus venas estaba conectada con la naturaleza, con las
plantas que crecían en el perímetro de su terreno. Ella aprovecho ese entorno ahora, buscando
una fuente externa para ayudarla a examinar su cuerpo en busca de cualquier cosa que Whitney
hubiera puesto quirúrgicamente en ella sin su conocimiento. No encontró nada.
Si no había rastreadores que pudiera encontrar, entonces porque ese sentimiento de pavor
se negaba a desaparecer. En todo caso, la conciencia de un depredador acercándose a ella
aumentó hasta tal punto que se puso de pie de un salto y se apresuró a cambiarse a una ropa
hecha de material orgánico suave que se mezclaría con su jardín y le permitiría desaparecer a
voluntad. Como no se había disparado ninguna advertencia, no podía explicar porque estaba tan
segura de que alguien la estaba acechando, pero estaba absolutamente segura. Ella necesitaba
estar afuera donde ella pudiera ver qué estaba sucediendo a su alrededor y dejar que sus plantas
le hablaran.
Si la amenaza estaba más allá de su jardín, ¿podría provenir de los Caminantes Fantasmas
que, como había descubierto, habían establecido fortalezas varias millas debajo de ella en el lado
más empinado de la montaña? Ella alcanzaría los reptiles, las ranas y los lagartos. Los
Caminantes fantasmas rara vez sospechaban de ellos, donde a menudo lo hacían aves y
mamíferos. Solo la idea de que los Caminante Fantasma pudieran estar acosándola fue
aterradora.
Ella había decidido que nunca regresaría al complejo de Whitney y su repugnante programa
de reproducción o sus horribles experimentos. Prefería pasar el resto de su vida sola o con sus
plantas. Había construido una vida para ella aquí. Solitaria, sí, pero tenía todo lo que necesitaba.
Mientras no tuviera ningún tipo de accidente grave, como romperse una pierna, ella era casi
completamente autosuficiente. Tenía un buen botiquín de primeros auxilios y sabía cómo cuidar
de la mayoría de las lesiones, incluso las graves. Había establecido exploradores y defensas en el
perímetro. Y sólo para estar segura, había explorado a fondo el bosque circundante y planeó
múltiples rutas de escape en caso de que los soldados de Whitney la encontraran.
Todos eso había tomado tiempo, pero ella lo había logrado. Había hecho todo lo que se le
ocurrió para mantenerse fuera del radar y construir una vida cómoda, segura y solitaria en su
jardín en la cima de la montaña. Ella se había sentido atraída por esta montaña, casi por
compulsión, y le había tomado meses encontrar el lugar perfecto, fuera del camino, y configurar
todo inicialmente y ser capaz de ir de excursión a la ciudad por suministros. Tomó un par de días
hacer la mochila usando el sendero más fácil.
Hace poco, había descubierto dos grandes complejos donde bastantes familias
construyeron sus hogares juntas. Parecían dos fortalezas en dos áreas separadas pero bastantes
juntas. Los complejos habían estado en el lado más empinado de la montaña debajo de ella, y
había tenido cuidado de no ir en esa dirección, no dispuesta a arriesgarse a una lesión hasta que
el tiempo fuera mejor y estuviera extremadamente en forma.
Camellia se había sentido atraída por esa fortaleza, y, sin embargo, al mismo tiempo,
cuándo ella se acercaba, un tipo de terror se apoderaba de ella y huía sin un reconocimiento más
cercano. Tenía la intención de volver, pero aún no lo había hecho. Todos los días ella seguía
posponiéndolo. Había reforzado su propio sistema de advertencia en caso de que los Caminantes
Fantasmas en esos edificios se acercaran demasiado para estar cómoda, pero incluso los
excursionistas y cazadores rara vez se acercaban.
El Bosque Nacional Lolo se extendía sobre dos millones de acres e incluía cuatro áreas
silvestres. Había elegido deliberadamente una de las zonas más aisladas e inaccesibles en las
que hacer su hogar. Durante los meses de invierno, las carreteras de abajo eran intransitables
para los coches. Ella adivinó que esos viviendo en la fortaleza debajo de ella tenían motos de
nieve. Ella tenía raquetas de nieve, unas que ella misma había construido.
Camellia se paró en su puerta y permitió que sus sentidos se extendieran con cautela a lo
largo de la vasta red conectiva de todas sus plantas. Bajo tierra, ella aprovecho el micelio que
conectaba todos los árboles a través de su sistema de raíces, permitiéndoles comunicarse entre
sí. El micelio aseguró la salud del bosque y de los árboles en él con su red subterránea. Lo había
aprovechado en el momento en que había llegado, convirtiéndose en parte del sistema, por lo que
la reconoció como una parte no amenazante del desierto.
Ella se relacionó con las plantas y los animales Ella se sintió en casa con ellos. Ella podía
“leerlos”, “Escucharlos”. Relacionarse con ellos. Afortunadamente, Whitney nunca se dio cuenta
de todas las cosas que ella podía hacer con las plantas, ni reconoció las ventajas de tener el ADN
de la planta de la camelia roja de Middlemist. Más que nada, Whitney había querido saber si sus
teorías sobre el Middlemista eran correctas. Ella había escapado antes que él pudiera probarlas
de alguna una manera o de la otra.
Camellia respiró hondo y abrió la puerta de su cabaña justo lo suficiente para deslizar su
cuerpo a través. Esperó inmóvil en el primer escalón fuera de la puerta. La niebla la rodeó de
inmediato, dándole la bienvenida como parte de sí misma, su piel absorbiendo las frías gotas
vaporizadas. Ella cerro los ojos y se sintonizo a si misma a la estructura exacta de la niebla.
Había una razón por la que ella tenía la camelia roja de Middlemist rodeando su cabaña. Al
igual que otras plantas, las venas en las que transportaba su agua y minerales, también movía su
comida energética a cualquier parte que la planta la necesitara. Pero la Middlemist red escondía
algo más dentro de sus venas, algo descubierto en los primeros tiempos en China, donde había
crecido en abundancia. Extraña y misteriosamente, la hermosa flor había desaparecido de su país
natal, donde había prosperado por muchos años. Allí había muchas teorías, por supuesto, pero
solo Rojo sabía la verdadera razón. Whitney se había acercado más con su hipótesis. Había
estado decidido a encontrar la explicación. Camellia miró en las flores, tan abundantes, saludables
y vibrantes, de un profundo Rosa que bordeaba en rojo, los pétalos tan apretados que se parecían
a las rosas. Los arbustos siempre reaccionaron ante ella en parentesco, sentían su presencia, su
conexión con ellos. La planta sabía lo que era ser cazado, que alguien quisiera destruirte por ser
diferente. O encarcelarte y desarmarte porque estaban decididos a descubrir tus secretos.
En 1804, antes de que las plantas desaparecieran en China, John Middlemist, un viverista
del oeste de Londres, había traído una de las camelias con él para donar a Kew Gardens. Luego
la planta fue alojada en el conservatorio de trecientos pies del Duque de Devonshire con su
colección de camelias para ser propagada.
Durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el bombardeo estaba en su apogeo, una
bomba explotó cerca del invernadero, volando todo el vidrio, pero el edificio evitó la destrucción
total. Hubo un corto tiempo en que los enfermos mentales estuvieron alojados en la propiedad. Se
colocó una bomba en el conservatorio, pero no detono. Después de la guerra, el conservatorio
cayó en un deterioro completo. En ese momento, no había señales de que quedara ninguna de las
raras camelias vivas.
No fue sino hasta 1999 que la camelia roja de Middlemist fue vista e identificada una vez
más en el conservatorio. ¿Dónde había estado la flor todo ese tiempo? ¿Por qué nadie la había
visto o había sido capaz de identificarla? Por supuesto, los voluntarios tardaron años en restaurar
el conservatorio a su antiguo esplendor y diez años para que los botánicos identificasen las
especies de flores. Le tomó tres años sólo identificar la Camelia roja de Middlemist utilizando
bibliografía histórica y pinturas.
El Dr. Whitney tenía su hipótesis de por qué la planta había desaparecido en China por
completo. ¿Por qué no se había destruido la planta cuándo el bombardeo exploto las ventanas y
expuso el conservatorio a la intemperie? ¿Por qué no había detonado la bomba dentro del
invernadero? ¿Por qué nadie había detectado la Camelia roja de Middlemist o alguna de las otras
camelias raras en los diez años que los botánicos habían trabajado para identificar las diferentes
plantas? Si Whitney hubiera tenido a Camellia por más tiempo, podría haber sido capaz de
demostrar que tenía razón, porque sabía que la Middlemist Red se había ocultado sí misma a
plena vista, como estaba Camellia haciendo ahora mismo.
Middlemist Red era mucho más de lo que nadie, incluso el Dr. Peter Whitney, podría haber
imaginado. El notable arbusto poseía estupendas propiedades curativas; el aceite de la planta
ayudó a prevenir el daño celular y reducir la inflamación debido a sus potentes propiedades
antioxidantes. Había tantos otros usos, desde el cuidado de la piel hasta los fortalecedores del
cabello y el antienvejecimiento. Pero eso ni siquiera comenzó a cubrir los secretos del Middlemist.
Red tenía la habilidad de formar una red y usarla para expandirse en todas las direcciones,
al igual que el micelio se conectaba bajo tierra con los árboles en el bosque. Camellia no había
desarrollado completamente ese don antes de escapar del complejo con las otras mujeres.
Deseaba haberlo hecho y, sin embargo, ese hecho la salvo probablemente de ser enviada para
otra de las instalaciones de Whitney. Si él hubiera sabido de lo que ella era capaz, tal vez nunca
hubiera conseguido escapar.
Era posible que estar completamente sola la hubiera obligado a desarrollar sus talentos
más rápido. Se había concentrado en ellos, practicando cuando no tenía a nadie para hablar más
que con sus plantas.
Cuando huyó, irrumpió en el invernadero de Whitney y robó algunos de sus artículos más
exóticos. Había sido una estupidez arriesgar su vida y su libertad, pero la compulsión había sido
demasiado fuerte para resistir. Camellia había esperado en el invernadero para asegurarse de que
todas las chicas escaparan. La última en salir fue Marigold. El hombre de Mari y sus amigos, todos
los cuales eran caminantes fantasmas, habían ayudado a las muchachas a escapar. Mientras ella
esperaba, recogió las plantas que había querido llevar con ella, incluso la Camelia roja Middlemist.
Sabía que la Middlemist Red quería irse con ella. Todo el tiempo, la planta había estado
involucrada en los planes de escape que las mujeres habían hecho juntas. La Red le había hecho
saber a Camellia que era esencial que la planta la acompañara. Eso fue algo que hizo que
Camellia no se sintiera completamente sola.
Debido a su capacidad de fusionarse con cualquier red orgánica y biológica, Camellia
estaba completamente sintonizada con toda el área que reclamaba. Cuando ella no pudo
encontrar una amenaza oculta, amplió su búsqueda, usando el micelio debajo de la tierra para ver
fuera de su jardín. Encontró a los hombres acampando. Ahí estaban dos de ellos. ¿No habían
informado los búhos y los lobos que eran tres hombres?
Camellia se quedó perpleja ante esa discrepancia. Ella no pudo comunicarse con ninguno
de sus centinelas porque si ella tenía razón, y uno de los súper soldados de Whitney estaba cerca,
podría sentir la oleada de energía que acompañaba a su "hablar" con los búhos o los lobos. En
realidad, no hablaba, más bien les trasmitía imágenes en sus cabezas, pero ella se había
establecido como el núcleo de una vasta red de comunicación en el bosque, y las criaturas
estaban acostumbradas a interactuar con ella.
Necesitaba acercarse a esos dos hombres y averiguar si estaban mejorados, si eran súper
soldados de Whitney que venían a recuperarla, o si eran excursionistas o cazadores inocentes.
Era imposible decir eso a esa distancia. Moverse significaba posible detección. Ella considero los
riesgos Quizás sería mejor mover el micelio más cerca de la superficie derecha debajo de ellos. La
red clandestina podría darle una mejor idea de su energía. Tomando una decisión, aprovechó la
rejilla natural y envió la orden.
Era muy consciente de los dos hombres sentados cerca del fuego. Ella supo que uno se
sentía enfermo y bebía agua continuamente. El otro hombre lo estaba cuidando y actuaba como
centinela, levantándose de vez en cuando para mirar sobre las rocas que los rodeaban para
asegurarse de que estaban a salvo de cualquier animal salvaje. Aunque ellos estaban cerca del
fuego, no estaban frente a él directamente. Sólo ese pequeño detalle la inquietó. Un soldado
entrenado sabría que no debería mirar directamente a las llamas por la noche si querían mantener
su visión.
Su inquietud aumentó sin previo aviso. ¿Por qué? Ambos hombres se levantaron y se
trasladaron a las rocas, sentándose sobre ellas, en lugar de en el suelo. El más alto de los dos
envolvió una manta de algún tipo alrededor del enfermo y luego se enfrentaron hacia el bosque en
alerta. ¿Era eso lo que la inquietaba tanto? Ella tomó un respiró hondo, inhalando los olores a su
alrededor. El aire estaba libre de fragancia, dándole la capacidad de oler a un intruso si estaba
cerca.
No había nada más que el aroma fresco del bosque, la tierra y las flores exóticas con las
que estaba familiarizada y podía catalogar. ¿Enebro? ¿Cedro? Ella inhaló de nuevo para ver si
realmente podía aislar esos dos olores y rastrearlos fuera o dentro de su jardín. El cedro rojo era
común en el bosque, pero en realidad nunca había aislado ese olor. ¿Y el enebro? ¿Abeto? Había
abetos. ¿Por qué los aromas de los árboles eran mucho más prominentes para ella de repente?
¿Fue porque había traído el micelio mucho más cerca de la superficie y estaba conectado a los
árboles, árboles que ella no podía ver?
Frunció el ceño, tratando de descifrar lo que se estaba perdiendo. Era extraño que su
mente no quisiera salir del enigma de los aromas de los árboles. Ella encontró el leve aroma
estimulante, casi embriagador. Era como si el olor pareciera chisporrotear a lo largo de sus
terminaciones nerviosas. Eso fue extraño, porque no estaba moviéndose a lo largo de la red como
para que afectara las terminaciones nerviosas de su cuerpo. Aun así, ella tenía disciplina, y obligo
a su mente a volver al enigma de los dos hombres acampando en el círculo de rocas.
Habían estado sentados en silencio cerca de su fuego, ambos en el suelo hasta que ella
había dado la orden a la red de micelio para acercarse a la superficie donde pudiera leer a los dos
hombres. Se habían movido justo después de que ella dio la orden. Directamente después. En
unos momentos. Casi como si lo hubieran oído. ¿Era eso es posible?
Camellia repitió el momento en su cabeza. Tenía buena memoria y ella almacenaba los
datos como lo haría una computadora. El más alto estaba inquieto, pero no parecía estar
sintonizado con la red. Parecía como si estuviera mirando al bosque en busca de cualquier cosa
que pudiera estar amenazándolos. El otro hombre, el enfermo, tenía su cabeza abajo. Ambos
habían reaccionado en el mismo momento, justo después de que ella había dado su orden al
micelio, el enfermo se puso de pie y el hombre más alto giro inmediatamente para ayudarlo a subir
a la roca. Sus movimientos estaban coordinados. Suaves. Demasiado suaves. Lo que envió otra
bandera roja. Dedos helados de pavor rastrillaron su espalda.
Ninguno de los dos parecía haber accedido a sus redes, pero algo les había avisado para
que se levantaran. Estaba absolutamente segura de ello. Eso significaba... El aliento se le quedó
atascado en la garganta. Ella hizo todo lo posible por no reaccionar. Eso tenía que significar que
no estaba sola en su propia red. Alguien más, el hombre que la perseguía, el hombre que olía tan
débilmente a enebro y abeto, había intervenido en sus dos redes. Era la única manera en que
podría haberlo sabido para avisarles. Si estaba dentro de su jardín, significaba que era capaz de
ser parte de la red de la camelia roja de Middlemist. Tan parte de ella que él no habría levantado
sus alarmas.
No creía que Whitney tuviera acceso a la planta. Ella había tomado la de su laboratorio, y
simplemente no había docenas de otras tiradas por ahí. Había un espécimen en Londres, en el
conservatorio Duke, y otra en Nueva Zelanda, pero ¿Whitney se arriesgaría a un incidente
internacional para robar una planta de cualquiera de los dos lugares?
Oh Dios mío. El miedo arañó su garganta. Sus pulmones. ¿Whitney realmente se
arriesgaría a un incidente internacional? Era un bastardo malvado que compró niñas huérfanas
para torturarlas y usarlas como ratas de laboratorio. Había planeado criarlas como ganado. ¿Qué
no arriesgaría él para obtener sus experimentos de regreso?
Por un momento ella no pudo respirar. Si había mejorado a uno de sus súper soldados con
la Middlemist Red, eso significaba que el soldado podría estar en su jardín con ella y ella no sería
capaz de detectar su presencia.
Camellia trató desesperadamente de calmarse para poder pensar. Ella siempre había
sabido que era posible, incluso probable, que la encontraran. Ella solo pensó que sería mucho
más tarde. Mucho, mucho más tarde. Ella tenía un plan de escape. Más de uno. Pero ninguno de
esos planes había incluido escapar de alguien con los mismos talentos que ella poseía. Eso no
significaba que ella no pudiera usar lo que ya estaba en su lugar. Ella podría tener que modificar
algunos pasos, pero siempre había sido flexible. Y ella siempre había sido letal, a diferencia de
algunas de las otras, no tenía ningún problema en defenderse a sí misma o a cualquier inocente.
Era posible que pudiera usar a los dos hombres sentados en las rocas para distraer al
cazador. Él les había advertido. Ella no había visto mucha camaradería entre los súper soldados
de Whitney, pero eso no significaba que uno o dos de ellos no pudieran sentir verdadera lealtad el
uno por el otro. Parecía como si el hombre alto se preocupara por el más enfermo. Ella había
cultivado armas de los hongos para ayudarla en caso de que los necesitase. Odiaría usarlas así
de pronto e inclinar su mano, pero esta podría ser su única oportunidad de escapar.
Sabía que el cazador no tenía más idea de dónde estaba que ella de donde estaba él. Era
un fantasma, ocultándose en la niebla. Ella estaba haciendo lo mismo. Ella no se atrevió a
moverse ahora. Permaneció muy quieta todavía, pero ella inhaló y exhaló, manteniendo la
respiración constante, el latido de su corazón coincidiendo con el de la tierra. Muy suavemente,
inicio un leve temblor en el suelo justo debajo de las rocas donde estaban sentados los dos
hombres, tirándolos de costado.
—Si lastimas a mis amigos, Jeff quemara tu jardín y todo lo que hay en él.
Su voz era baja, un sonido que se movía en su mente íntimamente, acariciando su piel
como un mimo cuando debería haber sido una abrasiva intrusión. Si bien las palabras eran una
clara amenaza, la entrega y el tono la hicieron temblar, encendiendo cada terminación nerviosa de
su cuerpo. Esa voz se vertió en ella de la misma forma en que el agua y la energía llenaron la
vena de la Middlemist Red y llevaron energía y nutrientes a través de la planta donde quiera que
fuera necesario. Ella la necesitaba. Había estado vacía hasta que la voz la llenó.
Camellia trató de rastrearlo usando su voz, pero definitivamente estaba en la amplia red, y
él estaba tan sintonizado con ella como ella. Era como si fuera un fantasma. Ella descompuso su
amenaza. Él no quemaría su jardín; su amigo Jeff lo haría. Supuso que Jeff era el más alto de los
dos hombres sentados en las rocas. El hombre en su red no podía quemar el jardín y destruir las
plantas más de lo que ella podía.
— ¿Quién eres?
Palabras. Una pregunta bastante simple. Estaba segura de que su posición estaba tan
oculta como la de él.
Sintió una sacudida a lo largo de un hilo de la red de la Camelia Middlemist Red. En ese
breve momento, todas las sutilezas desaparecieron. La vibración fue decididamente masculina y
totalmente sexual mientras viajaba de regreso a ella. Esto era mucho peor de lo que jamás había
imaginado.
Su corazón se volvió loco. No había manera de que él no hubiera sentido su reacción, al
igual que ella sintió la conmoción de él al escuchar su voz. Él no había estado más preparado para
ella de lo que ella había estado para él. Hubo cierto alivio al saber que él no esperaba su
emparejamiento, y no había absolutamente ninguna duda de que Whitney los había emparejado a
los dos. Ella estaba reaccionando a su olor, al sonido de su voz, tal como él había reaccionado a
la de ella.
Mi nombre es Jonás Harper. Dime quién eres.
Su estómago reaccionó, atado en mil nudos. Su voz era poderosa, un susurro de mando,
pero contenía mil promesas. Ella se armó de valor contra ese señuelo. Ella nunca volvería. Ella
había tomado la decisión de que prefería estar muerta. No iba a dejarse atrapar por su voz ni por
nada que él le dijera. Él sabía quién era ella, o tal vez necesitaba confirmación sobre cuál de las
mujeres era. Posiblemente no supiera con quién lo habían emparejado. Eso podría ser como
Whitney.
¿Podría Whitney haber emparejado este hombre con todas las fugitivas? Ella luchó contra
una oscura e inquietante oleada de furia, un nudo de emoción negativa que era muy diferente a
ella.
Nunca volveré a ese lugar. Ella contó los segundos antes de volver a hablar y luego lanzó
su voz a diferentes hilos para asegurarse de que él no pudiera rastrear el sonido hasta donde ella
estaba. No hay forma de mentir en esta red Estoy dispuesta a matarte a ti, a tus amigos, quemar
mi jardín y morir yo misma. Incluso mientras le decía la absoluta verdad, sabía que había dicho
demasiadas palabras seguidas, que se había comunicado durante mucho tiempo. Mejor haber
dado ráfagas cortas.
Este soldado era demasiado bueno. Ni una sola vez se había delatado, aparte de ese leve
olor que encontraba embriagador. Se había infiltrado en su jardín y en ambas redes, la red de
micelio y la Red Middlemist, sin delatar su presencia, y ahora la estaba acechando, utilizando su
propio sistema para hacerlo. No podía cometer errores de amateur. Ella había estado fuera del
juego demasiado tiempo.
Puedes oír que no estoy mintiendo. No vine aquí buscándote. No tenía idea de que estabas
aquí. Yo sentí una amenaza y empecé a seguirla hasta su fuente. Todavía la siento. Y no está
viniendo de ti. Puedes sentir eso ¿también?
Había absoluta honestidad en su voz. La Middlemist Red sabría si mentía, y ella también.
Aun así, no estaba preparada para confiar en él. Todavía se sentía como si la estuvieran cazando,
y él estaba aquí. Él había pasado por alto todas sus medidas de seguridad, todos sus centinelas,
trampas y alarmas, ¿quién sabía que más podría hacer?
¿Whitney te envió?
Absolutamente no. No trabajo para Whitney. Él me mejoró. Trabajo para el Gobierno de los
Estados Unidos. Soy miembro del primer equipo de Caminantes Fantasmas, la primera unidad con
la que él experimento. Tú debes ser una de las mujeres que escapo cuando los Norton y el Equipo
Dos fueron tras Marigold. Esperaban conseguir a Whitney en ese momento, pero logró evadirlos.
Camellia guardó silencio mientras procesaba lo que él había dicho. Marigold había sido la
última mujer en abandonar el complejo, y se fue con Ken Norton. Camellia le había perdido el
rastro. El plan había sido que todos ellas fueran en diferentes direcciones. Debían reunirse en un
punto donde habían estado escondiendo dinero colectivamente después de cada misión en la que
participaban. El dinero se dividiría en partes iguales, y todos irían por caminos separados para que
a los soldados de Whitney les resultara más difícil rastrearlos.
Si verdaderamente no estás aquí por mí, vete. Déjame en paz.
Esta vez él se quedó en silencio. Su corazón dio un vuelco. ¿Ella realmente quería que él
se fuera? Era el primer ser humano con el que hablaba en mucho tiempo. Ella quería verlo.
Ponerle rostro a esa voz ahumada. Trato de imaginar cómo era él y no pudo. Se mantuvo muy
quieta, conteniendo su respiración, esperando. Necesitando. Era solo que ella no sabía cómo
confiar.
¿Sientes la amenaza?
Dejó salir el aire lentamente. Estaba allí. La sensación de ser perseguida. Si. Es vaga.
Pensé que eras tú, pero estás cerca. Si eres tú el que me hace sentir como si estuviera
amenazada, yo pensaría... Ella se apagó. Los sentimientos serían mucho más intensos. Jonás no
era la amenaza inminente, pero definitivamente era un problema.
Hay mujeres y niños viviendo en los complejos de los Caminantes Fantasmas más abajo en
la montaña. Creo que conoces a algunas de ellas. ¿Se los dejarías a Whitney cuando claramente
puedes ayudarlos?
Ella presionó el talón de su mano en su frente. Por supuesto que ella no lo haría. Nunca
haría eso. Si la amenaza es para los niños, los ayudaría, pero lo haría a mi manera. No voy a
permitir que me saques a la luz cuándo podrías...
De nuevo, ella se apagó. ¿Qué esperaba ella que él hiciera? Ella creía que Whitney no lo
había enviado. No podía mentirle, no cuando estaba usando la red de la Camelia Middlemist Red.
¿Tienes el tatuaje de una flor en el tobillo?
No le gustaba esa simple pregunta. ¿Por qué iba a pensar que ella tenía una flor tatuada en
el tobillo? Ella resistió el impulso de tocar la hermosa réplica de la camelia roja de Middlemist. El
tatuador había sido un genio, su trabajo increíble. La flor de camelia en su tobillo era tan hermosa,
que a menudo pasaba tiempo trazando los pétalos de la flor con las almohadillas de sus dedos,
medio esperando que se sintieran suaves como el terciopelo. La flor parecía tridimensional, los
pétalos se destacaban con vívidos detalles. Ella amo el tatuaje. Era lo único que Whitney había
hecho por las chicas que era bueno. Había nombrado a cada una de ellas con el nombre de una
flor y había hecho que el artista tatuara el nombre de cada niña en el tobillo.
Pequeños nudos duros de pavor se formaron en su estómago. Una pregunta ardía en la
punta de su lengua, pero no quería preguntar. No quería saber. Whitney las había engañado
muchas veces, fingiendo hacer algo agradable por ellas, cuando en realidad no lo había hecho. Su
tatuaje significaba algo para ella. Ella no quería que le quitaran eso también.
Abruptamente, se volvió para caminar hacia el centro de su jardín. No sabía si estaba
planeando escapar, pero no podía quedarse quieta. Él estaba demasiado cerca e iba a decirle
algo terrible. Quitándole la última cosa.
—No te vayas.
Él habló en voz alta. Su respiración era cálida en su oído. Él no bloqueo su sendero
intencionalmente, pero ella caminó directamente hacia él.
—Quédate conmigo. Háblame.
Había dolor en su voz. Apenas estaba allí. Más sentido que oído, pero allí estaba. Era muy
susceptible a él. No ayudó que ella no hubiera hablado con otro ser humano en mucho tiempo ni
que estuviera desesperada por compañía, incluso cuando la idea la aterrorizara.
Camellia levantó la barbilla. Ella era un soldado. No el ser avergonzado e inútil al que
Whitney la había reducido, obligándola a participar en su programa de crianza después de todos
los años de disciplina y entrenamiento. Todo el arduo trabajo de las chicas para convertirse en
agentes militares había sido en vano. Eso no significaba que Camellia no continuara entrenando
todos los días. Siempre supo que los hombres de Whitney la alcanzarían y ella tendría que luchar
contra ellos por su libertad.
Tomó aliento, se preparó y se giró ligeramente para mirar a Jonás. Unos ojos dorados le
devolvieron la mirada. El aire abandonó sus pulmones en una ráfaga de calor. Esos ojos sostenían
inteligencia. Una mirada depredadora muy enfocada. Ellos la devoraron con avidez. Casi
posesivamente.
—Él nos emparejó. Whitney. Nos emparejó. — Su voz era una mezcla de humo y lo salvaje
del bosque. — Incluso si él no lo hubiera hecho, todavía pensaría que eres la mujer más hermosa
que he visto en mi vida.
Ella no pudo evitar el aleteo de respuesta de placer que acompañó a su declaración. Había
absoluta sinceridad en su tono. Nadie le había dado nunca un cumplido antes. No estaba segura
de cómo manejarlo, así que no lo reconoció.
Su cabello era espeso, una mezcla de todos los tonos de rubio allí. Con su visión nocturna
mejorada, los colores parecían casi plateados. Fue todo lo que ella pudo hacer para no estirar la
mano y enterrar sus dedos en la masa. Su rostro era todo ángulos y planos duros, demasiado
peligroso para ser llamado tradicionalmente hermoso, pero inmediatamente se sintió atraída por
él.
—No he hablado con nadie en mucho tiempo, — admitió Camellia. — Estoy un poco
oxidada.
—Voy a dejar que mis hermanos salgan de las rocas. Kyle estaba sintiendo los efectos de
la niebla. Lo puso bastante enfermo. Él necesita dormir. Me gustaría quedarme y hablar contigo un
rato. Tal vez podamos averiguar de dónde procede la amenaza.
En el momento en que él dijo que quería quedarse y hablar, ella casi entró en pánico, pero
luego dijo lo correcto: que podían averiguar de dónde provenía la amenaza. La trató como a una
igual. Como si tuviera cerebro. Por supuesto, todavía no bajo la guardia, ni por un minuto. Ella
tenía la ventaja de estar en su propio territorio. Conocía todas las rutas de escape y estaba
preparada para dejarlo todo y escapar. Él tampoco conocía su determinación. Camellia era letal
cuando tenía que serlo, y no dudaría en matar si no le queda otro recurso.
Ella asintió para hacerle saber que estaba dispuesta a permitir que los dos hombres
salieran de las rocas. Ella no había retirado la red de micelio de cerca a la superficie, ni lo haría
tampoco. Si él se lo hubiera pedido, ella habría sospechado mucho, pero Jonás le había pedido
permiso antes de enviar un mensaje a sus amigos.
— ¿Me vas a decir tu nombre? No estoy con Whitney, y nadie me envió a encontrarte. Así
que sinceramente no se tu nombre, pero me gustaría.
Camelia vaciló por un momento, sopesando si sería o no prudente darle su nombre a él. Él
esperó pacientemente.
—Camelia Mist. — Se sintió tonta diciendo su apellido. Ella no había consideró un apellido
cuando estaba tratando de construir un perfil para el mundo exterior. Ella no necesitaba un
nombre porque no tenía intención de estar nunca alrededor de otras personas. — Whitney nos dio
los nombres de las flores.
Elegí un apellido y no fui muy inventiva.
Estaba demasiado cerca de ella y no se había alejado. Cada vez que inhalaba, parecía
atraerlo a sus pulmones, y él era... embriagador. Era difícil apartar la mirada de esos ojos suyos.
Todo oro. Toda esa inteligencia. Más aún, toda la cualidad astuta, depredadora y animal despertó
algo en ella. Ella no sabía si quería correr libre con él o huir.
Se humedeció los labios repentinamente secos, muy consciente de que sus amigos se
bajaban de las rocas hacia el centro del anillo de cantos rodados. Ella sabía que, si enviaba una
orden a los centinelas, a través de cualquiera de las redes, él lo sabría. Ella no usó ninguna de
ellas. Alcanzó al lobo alfa en la manada más cercano a casa.
Mantente alerta por mí. Mantén un ojo en los visitantes e infórmame algún movimiento. No
te comprometas con ellos.
Tenía que comunicarse usando imágenes, pero el alfa estaba acostumbrado a que ella
hablara con él y sabía mucho más de lo que dejaba entrever. Cuando respondió en caso
afirmativo, alcanzó el par de búhos grises grandes que la habían acompañado desde que ella se
escapó de Whitney por primera vez. La pareja se había unido a ella en su primer año juntos
cuando los había encontrado en las montañas. Alguien le había disparado al macho. La hembra
estaba fuera de sí, desesperada por ayudarlo. Sus gritos habían llevado a Camelia a la pareja.
Escapo de los depredadores y se tomó el tiempo para cuidar al macho hasta que recuperó la
salud. La pareja había viajado con ella a pesar de sus repetidas advertencias de que la
perseguían y no necesitaba ponerlos en peligro. Ahora, ella no tenía idea de lo que haría sin ellos.
Azul. Alcanzó a la hembra. Necesito ojos en los dos hombres que acampan. Gris, ella
agrego, llamando al macho, quién sabía que estaba cazando ratones de campo, su comida
favorita. Sólo obsérvenlos por mí. Asegúrense de que se quedan dónde están. Si ellos se mueven
fuera de que circulo, déjenmelo saber. Ella conservó su energía tan como bajo cómo fue posible,
empujando las imágenes dentro de las mentes de sus centinelas, esperando que Jonás no sintiera
el ligero cambio de poder.
Ella sintió los familiares susurros de movimiento que la hembra usaba para responderle.
Siempre fue suave, como si la lechuza estuviera empujando a un mochuelo. No hubo ningún
sonido, sólo ese pequeño y leve toque, como si sus plumas se hubieran deslizado sobre las
paredes de su mente. El macho era una historia diferente si él elegía responder. Se comunicaba
con el sonido a menos que estuviera demasiado lejos, y luego acariciaba lo que parecía una
suave punta de su ala a lo largo de su mente, una diferencia distintiva.
Camellia volvió a concentrarse en Jonás.
— ¿Por qué me preguntaste si tenía un tatuaje?
Su corazón comenzó a latir con fuerza. Retrocedió deliberadamente, tomando dos pasos
lejos de él.
Parecía muy grande, alzándose sobre ella cuando estaba cerca, pero cuando dio un paso
atrás, pudo ver que probablemente no medía ni un metro ochenta. Él era ágil, musculoso, sus
músculos definidos. Él le recordaba a un gato de la selva, flexible, capaz de fluir silenciosamente
sobre el suelo y ocultarse en espacios muy pequeños.
—Whitney puso rastreadores en todas las mujeres, pero supuso que los encontrarían, por
lo que hizo que un artista diseñara tatuajes con la capacidad de que un satélite rastreara
fragmentos de polvo oculto que incorporo en las hojas o pétalos. Son como partículas de polvo.
Afortunadamente, su habilidad para rastrearlos es intermitente, y la gran mayoría de las mujeres
han quitado las partículas de sus tatuajes. Eso, por lo que comprendo, ha evitado que él pueda
rastrear los tatuajes, a menos que él haya encontrado una nueva forma de hacerlo.
¿Por qué era tan sorprendente que Whitney no hubiera hecho ni una sola cosa por las
mujeres? Ni una.
— ¿Así que él sabía dónde estaba todo este tiempo? ¿Por qué no vendría tras de mí?
—Según tengo entendido, envió a sus hombres tras una mujer embarazada.
—Rose.
Ella susurró su nombre.
—Ella está a salvo, — aseguró. — Está casada con un Caminante Fantasma en otro equipo
y muy bien protegida. Sin embargo, fue una batalla ganada con esfuerzo. Su marido y otro
Caminante Fantasma del equipo casi mueren, pero ella está bien y también lo está el bebé. Ella
tuvo un chico.
Camelia se alejó de él, no queriendo que él viera cuánto la afectaba emocionalmente esa
noticia. Rose había logrado salir, estaba a salvo y había tenido un chico. Ella estaba casada.
— ¿Con quién se casó? — ella le pregunto a Jonás deliberadamente. Otra prueba.
Rose le había dicho a Camellia que le había rogado a Whitney que la emparejara con Kane
después de que Kane fue trasladado fuera del laboratorio. Ella no quería que Kane fuera el único
que viviera en el infierno de la necesidad de estar solo con esa persona físicamente cuando sintió
que había sido ella quien le pidió a Whitney que trajera a Kane al programa después de haber
rechazado todos los demás compañeros. Rose lo había observado, un guardia en los terrenos,
desde su ventana durante semanas antes de decidirse por él y pedirle a Whitney que la
emparejara con él.
—Está en el tercer equipo de Caminantes Fantasmas, y es el padre biológico de su niño. Él
era un Guardia asignado a la base donde Whitney estaba realizando sus experimentos. En ese
momento, no había sido descubierto. Kane, junto con otro miembro de ese mismo equipo,
presentó pruebas contra Whitney. Desafortunadamente, Whitney tenía demasiados amigos en las
altas esferas y fue avisado y pudo pasar a la clandestinidad. En cualquier caso, Rose está casada
con Kane Cannon.
El alivio se apodero de ella. Jonás no le había mentido ni una sola vez. Honestamente no
sabía cómo confiar en él, pero quería hacerlo. Ella solo quería ser una persona normal y tener una
conversación sobre lo que estaba pasando en el mundo exterior.
—Creo que la razón por la que Whitney no envió a nadie a buscarte es porque una vez que
se descubrió que los tatuajes tenían los dispositivos de seguimiento en ellos, los rastreadores se
atascaron, — continuó Jonás.
Eso tenía sentido.
— ¿Vives en una de esas casas debajo de mí? Yo las descubrí hace aproximadamente un
mes. Ese es el lado más empinado de la montaña, y nunca antes había explorado en esa
dirección. Cuando vi esos complejos corrí como un conejo. — Ella forzó una risa, tratando de
encubrir el hecho de que mientras decía la verdad, una parte de ella no quería hablar de los
Caminantes Fantasmas. — No tenía idea de que alguien estaba tan cerca de mí.
—Has estado aquí mucho tiempo. Debes haber ido a la ciudad por suministros, — dijo
Jonás.
Inmediatamente se dio cuenta de que él no había contestado su pregunta. Ella dio otro par
de pasos lejos de él. La distancia era buena. No quería seguir respirándolo en sus pulmones. Era
demasiado íntimo. Estar cerca de él en la noche era demasiado íntimo. Y el sonido de su voz era
demasiado adictivo. Cuanto más hablaba, más quería ella acercarse a él, suplicarle que no se
fuera. La química entre ellos era bastante explosiva.
—Hay una ruta mucho más fácil para mí. Voy directamente hacia abajo por el otro lado. No
puedo correr el riesgo de romperme una pierna, así que hasta que no tuve todo en lugar, no
exploré demasiado lejos de casa.
Él hizo una mueca visible ante la idea de que ella se rompiera un hueso.
— Debe haber sido difícil los primeros inviernos que pasaste aquí sin provisiones.
Ella se encogió de hombros.
— Yo era libre, Jonás. La libertad compensa muchas cosas.
El asintió.
— Nos pusieron en jaulas por un breve período de tiempo, nada en comparación con lo que
ustedes o cualquiera de las otras mujeres han pasado, pero fue suficiente para hacerme saber
que nunca me iría bien en prisión. No quiere decir que no haya entrado a una jaula una o dos
veces para sacar a un compañero Caminante Fantasma desde entonces.
Se quedaron varios minutos mirándose el uno al otro, y finalmente Jonás asintió hacia su
porche escondido detrás de las camelias rojas de Middlemist.
— ¿Podemos sentarnos allí y hablar un rato?
Su porche era pequeño, y sería demasiado íntimo rodeado de las ramas de las flores. Ella
asintió porque no había forma de resistirse a esos ojos. Dio media vuelta y abrió el camino a
través de las camelias hasta su casa.

CAPÍTULO 3

Camellia Mist era hermosa. Solo mirarla le robó a Jonás su capacidad para respirar. ¿Quién
sabía que cuándo se dispuso a encontrar la fuente de la amenaza para su equipo, encontraría a
su otra mitad? Jonás sabía que, incluso sin la interferencia de Whitney, ella habría sido su primera
elección. Probablemente su única opción para alguien permanente en su vida.
Su apariencia, tan hermosa como era, no era la fuente de su atracción, aunque la encontró
absolutamente hermosa, desde su exuberante cuerpo curvo hasta el cabello oscuro que se
confundía con la noche hasta esos ojos, azules como acianos u oscureciéndose en un mar
turbulento, insinuando el gato en ella antes de que volviera su cabeza para abrir el camino a su
cabaña. No, la verdadera atracción era todo lo demás. Había sobrevivido sola durante mucho
tiempo. Ella no solo había sobrevivido, había construido este increíble y hermoso jardín, un
pequeño pedazo de paraíso que le proporcionó sustento y protección, además de belleza. Un
revelador reflejo de sí misma.
Claramente, ella era muy inteligente, ingeniosa y sin duda letal. Ella era todo lo que un
hombre como Jonás podría desear en una pareja. Él la encontró sexy. Lo que ella podría no
saber, estaba absolutamente seguro de que podía enseñárselo. Él estaba más que dispuesto a
aprender de ella.
Caminaba sin hacer ruido. Completamente silenciosa. Sus caderas tenían un balanceo
femenino que atrajo su atención, al igual que el hecho de que el Middlemist Red separó sus ramas
a medida que se acercaron.
—Tantas creciendo libres y hermosas, — comentó, tocando una de las extremidades
suavemente en una especie de reverencia. Sintió una curiosa sensación en sus venas, una ráfaga
de energía cerca de los imponente arbustos mientras formaba un arco sobre sus cabezas, — Mira
lo increíblemente saludables que son, cuándo generalmente solamente existen en invernaderos.
Eres increíble, mujer.
Camelia miró sobre su hombro, una pequeña sonrisa iluminaba sus ojos, arrojando más
azul plateado al azul oscuro.
— Ella es verdaderamente hermosa, ¿no es así?
Jonás miró la abundancia de flores en los arbustos. Las ramas estaban cubiertas de ellas.
Cada flor era grande y se parecía más a una rosa con pétalos frescos y apretados, como si
acabaran de florecer, de un rosa brillante.
— ¿Cuál es tu secreto con estas plantas? ¿Hablas con ellas? Tengo un pequeño lugar
propio ahora, pero no me salgo con la mía exactamente con las plantas, aunque me gustaría.
Ella le envió otra mirada por encima del hombro. Cuando se dio media vuelta, su cabello se
balanceó, una masa espesa y reluciente de hebras oscuras, volando en el aire y cayendo en
cascada por su espalda. Sus ojos brillaron de nuevo con un extraño azul plateado, recordándole a
un gato de la jungla, y su boca, esa generosa boca suya que le daba demasiadas fantasías, le
sonrió.
—Por supuesto que puedes. ¿Cómo crees que te las arreglaste para acceder a ambas
redes?
Él levantó una ceja, sin saber a qué se refería. Ella había agitado su mano hacia la única
silla en el porche. Él negó con la cabeza y le indicó que ella la tomara.
—Conseguiré otra. Dame un minuto.
Ella desaparecido dentro su casa.
En el momento en que ella se fue, su intestino reaccionó, desarrollando nudos duros. Él se
encontró caminando, la adrenalina inundando su sistema. Él no era un hombre para encariñarse
con una mujer. No pensaba en ellas después de pasar tiempo con ellas o las quería en su cama
toda la noche. Nunca llevó una a su casa. Él sabía que Whitney los había manipulado con su
"emparejamiento," utilizando feromonas y una especie de virus que puso en sus cuerpos para que
se sintieran atraídos físicamente, pero Jonás ya sabía que estaba conectado con Camellia en un
nivel mucho más emocional. Eso no tenía sentido.
¿Entiendes por qué me siento así? ¿Tú también lo sientes? ¿No es sólo físico?
Él decidió que sería totalmente honesto con ella, o tan honesto como pudiera cuando se
trataba de lo que había entre ellos. No iba a esconder sus extrañas e inesperadas emociones de
ella. No podía esconder su reacción física hacia ella, y ella esperaría eso. Él se estaba dejando
bastante expuesto.
La puerta se abrió y una silla salió primero. Él se la quito, a pesar de que podía ver que ella
era extremadamente fuerte. Ella fue mejorada. Ella podía lucir delicada, pero no lo era. Él nunca
podría olvidar eso.
Deliberadamente, la miro a los ojos por encima del respaldo de la silla, allí de pie,
atrapándola en el marco de la puerta, con la mecedora de mimbre entre ellos. Ella no se inmuto.
Ella tenía coraje. Sus ojos habían vuelto al tono azul marino líquido. Sus largas pestañas oscuras
bordeando el azul, haciendo que el color fuera aún más profundo. Él estaba absolutamente
obsesionado. Infierno, él incluso noto su piel, una hermosa extensión sedosa que parecía tan
fresca y suave como los pétalos de las Middlemist que los rodeaban.
—Detente, Jonás. Estás trasmitiendo muy alto. Nunca he tenido a alguien pensando esas
cosas sobre mí.
—Pienso muchas cosas de ti. Mira este lugar. El coraje y la cantidad de trabajo que se
necesitó para construirlo. — Había admiración y respeto en su voz y su mente. No lo ocultó. Ella
se merecía ambos. — Pero me gustaría que me respondieras una pregunta. Yo puedo sentir una
atracción física mutua entre nosotros. Creo que estaría allí, Whitney o no Whitney. Pero
definitivamente siento una conexión mucho más profunda contigo en un corto espacio de tiempo,
una conexión emocional. Necesito saber si te sientes igual. Está bien si me aplastas.
Hizo todo lo posible para ir por el humor. No estaba hablando telepáticamente. Él no estaba
usando lo que ella llamo "la red." Él habló en voz alta deliberadamente para que no sintiera cuánto
le dolería decir que no. Esperaba que ella dijera que no.
Extrañamente, las ramas de varias de las plantas del Middlemist Red cambiaron de
posición como si se acercara a él. Se rozaron contra él suavemente, como si lo consolaran. Podría
haber jurado que escuchó murmullos, una peculiar melodía de tarareo, una especie de canción.
Extrañamente, se sintió mejor. Más conectado a tierra. El subidón de adrenalina se hizo más lento.
Su respiración regreso a su ritmo normal y los latidos de su corazón se estabilizaron. Se sentía
como si las plantas lo hubieran abrazado y le hablaron.
La noche no estaba en silencio de ninguna manera. Oyó el susurro del viento a través de
las hojas de los árboles. Los insectos nocturnos zumbaban incesantemente. Los lagartos se
deslizaban entre la vegetación del suelo del bosque. Podía oír el susurro de ratones, campañoles
y otras criaturas corriendo, buscando comida y haciendo hacen todo lo posible por evitar los ojos
agudos de los búhos que buscaban comida. La noche siempre estaba viva tal como lo estaba el
día.
Jonás mantuvo su mirada fija en el rostro de camelia. Ella toco con los dientes el lado de su
labio inferior carnoso y lo mordió por un momento. Suspiró. Pensó en no contestarle. Supo el
momento exacto en que ella capituló, y su estómago se apretado con fuerza. Esperando.
— Sí.
Su admisión fue baja.
Camellia miró las flores, la forma en que rodeaban protectoramente a Jonás. No había otra
palabra para ello, y él no tenía explicación para el comportamiento de la planta, pero él tenía la
sensación de que ella sí. Él coloco la silla mirando hacia el jardín, pero también inclinándola hacia
la otra silla para que pudieran verse fácilmente mientras hablaban. Él quería observar las
expresiones en su rostro, no solo para ver lo que estaba pensando sino también porque él
disfrutaba mirándola. Él no pensó que alguna vez se cansara de eso.
— ¿Cómo es vivir con tanta gente a tu alrededor, Jonás?
Camellia se hundió en la mecedora, acurrucándose como un gato. Su palma se enroscó
alrededor del tobillo donde estaba el tatuaje.
Jonás se dio cuenta de que era un gesto automático. Ella hacía eso a menudo. Su pulgar
se deslizó sobre los pétalos de la flor, un pequeño barrido. El calor se apresuró sus venas y se
instaló en las yemas de sus dedos, su mente mapeando la delicada estructura ósea de su rostro,
deseando poder memorizarla por braille. Sabía que ella ya estaría grabada para siempre en su
mente, pero anhelaba el derecho al contacto piel con piel.
Una de las ramas del Middlemist Red se sumergió más abajo, una flor deslizándose a lo
largo del pómulo alto de Camellia justo donde imaginaba trazar las yemas de sus dedos. Mientras
los pétalos de la flor se deslizaban sobre su rostro, él sintió físicamente su piel suave y los
pequeños y finos huesos bajo las almohadillas de sus propios dedos como si fuera él quien la
tocara. La sensación fue fuerte y muy real.
Su aliento quedó atrapado en su garganta. Su corazón dio un vuelco, al borde de un
descubrimiento que no tenía ningún sentido. Deliberadamente, su mirada se posó en sus labios.
Ese arco perfecto de una boca generosa, con sus labios del color exacto de la Camelia Middlemist
roja. Él quería frotar las almohadillas de sus dedos sobre sus labios para sentir lo suaves que
eran.
Inmediatamente, la rama se sumergió otra vez, una flor se movió en contra de la boca de
Camellia, los pétalos acariciando sus labios. Al instante, la sensación de terciopelo suave se
transfirió a las yemas de sus dedos. Su mirada chocó con la suya.
— ¿Qué diablos está pasando, Camellia?
Ella inclinó la barbilla.
— No te conozco. Eso es lo que estamos haciendo, ¿verdad? Hablando. Conociéndonos el
uno al otro. No voy a confiar solo en ti porque dices que Whitney no te envió.
—Tú sabes que él no lo hizo.
Ella se encogió de hombros.
— Está bien, tal vez sí sé mucho. Pero no sé por qué estás aquí. He estado aquí por mucho
tiempo. Es obvio que has estado abajo por algún tiempo, pero de repente, me dices que algo está
mal y vienes aquí, a mi pequeño pedazo de bosque que nadie más ha descubierto. No es que
ellos no hayan venido por aquí. Otro Caminantes Fantasmas se han acercado.
Jonás le creía. Jack y Ken Norton, los dos hombres que originalmente hicieron su hogar en
la montaña y arrendaron parte de su terreno a sus compañeros de equipo, habían vagado por toda
la montaña. Se habrían aventurado a la altitud en la que Camellia se había establecido.
— ¿Nadie más ha penetrado en tu seguridad?
Ella sacudió su cabeza.
— Ni una sola vez. Se acercan, pero se desvían, siguiendo el rastro, creyendo en la ilusión.
Eres el único que no lo ha hecho. Eso me molesta, Jonás.
Escuchó la cadencia de su voz. Es más, su cuerpo parecía muy sintonizado con el de ella.
No solo sexualmente, sino también la sangre que corría por sus venas. Hasta esa última oración,
todo lo que ella dijo parecía estar bien. Luego su sangre reaccionó. Hubo un extraño efecto
ondulante, una ligera sensación de agitación que hizo que su piel se erizara y su mente rechazara
su voz baja, casi susurrada.
—No creo que te moleste, Camellia. Creo que quieres que te moleste. Piensas que el
hecho de que viera a través del espejismo debería molestarle, pero eso no es lo que le molesta.
Mantuvo su voz suave, una caricia aterciopelada rozando su piel y hundiéndose en su
mente tan suavemente como pudo. Él quería ser marcado allí. Marcado en sus huesos, tal como
estaba seguro de que ella estaba en los suyos. Las ramas de la camelia roja de Middlemist se
balancearon de modo que las flores parecieron sostenerlos a los dos en un abrazo por un
momento, y luego, con una leve brisa, los liberaron otra vez. Si Jonás no hubiera estado mirando
atentamente el rostro de Camellia, perdido el pequeño dejo en su expresión. Sabía que esas
ramas los estaban tocando a ambos por su propia voluntad. Leyéndolos a los dos.
—Al menos seamos honestos el uno con el otro, — instó. — No estoy tratando de
molestarte, Camellia. Tengo muchas ganas de llegar a conocerte y tal vez conseguir unas pocas
respuestas a las preguntas que he tenido sobre mí mismo.
Camellia lo miró en silencio mientras esa leve brisa le revolvía el cabello y las flores
rosadas le tocaban el rostro como para calmarla.
— ¿Cuánto sabes sobre los experimentos de Whitney?
Jonás suspiró y se pasó los dedos por el pelo.
— Todos estuvimos de acuerdo en fortalecer nuestras habilidades psíquicas. Todo el
mundo en el programa de Caminantes Fantasmas se ofreció como voluntario. Pensamos que era
algo bueno. Teníamos la oportunidad de prevenir que otros soldados murieran en combate. Probé
bastante alto en bastante número de áreas. En el Equipo Uno, hubo varios de nosotros que lo
hicimos. Creo que Whitney estaba muy emocionado sobre ello. Él nos convenció de que sabía lo
que estaba haciendo. Desafortunadamente, no lo hizo.
—Parece que eres un soldado capaz para mí, — ella contesto.
—Al inicio, éramos principalmente un desastre. — Jonás fue estrictamente honesto. —
Whitney hizo más que mejorar nuestras habilidades psíquicas. Se metió con nuestra codificación
genética sin decirnos una palabra a ninguno de nosotros. Quitó los filtros en nuestros cerebros.
Algunos de nosotros necesitábamos anclas para alejar la energía fuera desde nosotros, o
teníamos hemorragias cerebrales. Debido a que desconocíamos la nueva genética que nos hacía
más agresivos, más rápidos y capaces de poder hacer cosas que antes no podíamos, cometimos
errores que lastimaron a otros. —Se miró las manos. — No sólo herí a los demás. La gente fue
asesinada. Nuestro equipo fue separado y encerrado. Hubo un par de facciones que tenían un
interés poco saludable en nosotros. Uno estaba tratando de asesinarnos y el otro tratando de
estudiarnos.
—Whitney quería continuar con sus experimentos, — dijo Camellia.
El asintió.
— Ryland, junto con la hija de Whitney, Lily, nos ayudaron escapar. Ryland dirige nuestro
equipo y ahora está casado con Lily. Lily nos enseñó ejercicios para desarrollar escudos en
nuestro cerebro para poder estar cerca de otras personas por períodos cortos de tiempo sin un
ancla. Se sintió como un largo camino aprender lo que éramos y lo que podíamos hacer. Todavía
estamos aprendiendo. Principalmente, nosotros aprendimos que solo podíamos contar los unos
con los otros para sobrevivir.
Jonás mantuvo los ojos en su rostro todo el tiempo que le dijo la verdad. Él no le dijo en qué
infierno habían estado todos: separados, sabiendo que estaban condenados a muerte, con miedo
de ir a dormir, sabiendo que los otros estaban siendo asesinados e incapaces de ayudarse unos a
otros. Ella había estado en una situación similar toda vida, encarcelada por Whitney, teniendo para
esperar mientras él torturaba a las otras chicas, incapaz de ayudarlas.
Camellia negó con la cabeza y luego se miró las manos.
— Es tan terrible sentirse indefenso. Durante mucho tiempo no supe si tenía algo que
aportar a mis hermanas. Siempre he sido una telépata fuerte, pero mis habilidades curativas no
aparecieron hasta el final de mi adolescencia, y luego ellas no eran muy fuertes. Realmente tuve
que trabajar para mejorar ese talento. O al menos, pensé que estaba trabajando en eso. No quería
que Whitney supiera que tenía ese don, así que intentaba pequeños experimentos cuando estaba
sola en mi habitación.
Jonás frunció el ceño.
— ¿Cómo cuáles?
Él sabía que no le iba a gustar lo que ella hacía.
Ella le envió una pequeña sonrisa. La sonrisa puso un brillo en el azul de sus ojos.
— Me cortaba, no muy profundo, solo un pequeño corte, y luego trataba de cerrarlo. Al
principio tuve que hacer que pareciera que me caía y me lastimaba porque no me curaba bien.
Eventualmente, me volví lo suficientemente buena como para curar la piel, así que no había ni una
sola marca.
Él no solo lo vio; él sintió que ella estaba complacida consigo misma. Esta vez la onda en
sus venas era un calor que fluía como melaza lenta, haciéndolo tan consciente de ella que apenas
podía respirar. No había forma de señalarle que esa no era la mejor manera de probar sus
habilidades, no cuándo ella recordaba un momento terrible de su vida y aún de alguna manera
tenía un buen recuerdo.
—Estás contenta porque burlaste a Whitney.
—Él siempre se creía superior a todos, el hombre más inteligente de la sala. Le daré su
merecido: es brillante, y cuando se trata de ciencia y descubrimientos científicos, está muy
adelantado a su tiempo. Pero esa brillantez también lo lleva a subestimar a los demás, y eso
finalmente será su perdición. No sé qué pasó para hacerle creer que las mujeres son tan inferiores
e incapaces de inteligencia genuina, pero incluso de niñas, nosotras doce a menudo éramos
capaces de ocultarle cosas. A medida que crecimos, nos volvimos muy buenas en ello.
Jonás asintió su comprensión.
— Nos dimos cuenta casi de inmediato de que no podíamos dejar que él o cualquier otra
persona supiera lo que podíamos hacer. Como tus talentos, los nuestros siguen desarrollándose y
fortaleciéndose, no los queremos documentados. Hay una facción en el Gobierno que nos teme.
Ellos nos envían a lo que básicamente equivale a misiones suicidas. Whitney hace todo lo posible
para lanzarnos desafíos. Ahora que algunos de los hombres y mujeres de los equipos tienen
niños, Whitney hace todo lo que puede para poner sus manos en los niños.
Camellia lo miró horrorizada
— No puedes dejarlo hacer eso.
—Es por eso que estamos construyendo una fortaleza aquí. El Equipo Tres tiene una en
San Francisco y Equipo cuatro en Luisiana.
Ella levantó la barbilla, sus ojos claros se encontraron con los de él, pero sus dedos se
torcieron juntos en su regazo. Podía decir que ella estaba emocionada, no solo porque las ramas
del Middlemist se sumergieron cerca de ella, sino porque él lo sintió en la forma en que su cuerpo
reaccionó.
— ¿Lily se casó con uno de tus compañeros de equipo, Ryland? ¿Ella es feliz? Lily fue
siempre maravillosa. Sé que algunas de las demás pensaban que ella era una traidora, pero no
pudo evitar la manera en que Whitney la trato. Él la lleno de mentiras.
—Fue muy difícil para ella saber la verdad sobre él, — dijo Jonás tratando de tener cuidado.
— Ella estaba realmente desconcertada cuando descubrió lo que él les había hecho a todas
vosotras y a tantas otras chicas. Ustedes no fueron las únicas con las que él experimento. Pero sí,
ella es muy feliz ahora. Ella es muy querida, no solo por Ryland sino por todos en el equipo.
Tienen un hijo, Daniel. Él es todo un puñado.
Sus ojos se iluminaron.
— Puedo imaginarlo. Estoy tan contenta de que haya encontrado un lugar donde está
protegida de Whitney. ¿Qué pasa con Iris? La llamamos Flame. Él seguía causándole cáncer. Una
y otra vez, la enfermaba tanto que todas pensábamos que ella moriría Ella quería morir. La odiaba
porque no podía romper su espíritu.
—Ella no tiene cáncer en este momento y está casada con un miembro de nuestro equipo.
Lily de alguna manera logro poner su cáncer en remisión. Ella y Gator son muy felices juntos.
Puedo decirte que él absolutamente la adora.
Camellia presionó el talón de su mano en su frente por un momento y asintió con la cabeza.
— No tienes idea de lo feliz que me hace. Ella sufrió mucho, Jonás. Whitney era un
monstruo todo el tiempo, pero cuando detestaba a una de nosotras, era peor que un monstruo; él
era pura maldad. Había otra niña. Era diminuta, como una pequeña hada. Mucho más joven que el
resto de nosotros. Él la llamó Jonquille. Todos la adorábamos. Su cuerpo era como un imán para
la electricidad, y él quería que ella la usara para atraer rayos. Él nos pondría en un prado, y ella
debía dirigir un rayo a un objetivo o les ordenaría a sus soldados que disparasen a una de
nosotras. ¿Te imaginas a una niña pequeña teniendo ese tipo de presión ejercida sobre ella? Ella
no podía dirigir un rayo de esa manera. Él la hacía sentir tan inútil. Él le decía que ella no era nada
todo el tiempo. Un fracaso para él y para todas nosotras. Lo detestaba por eso. Él la encerraba en
su habitación porque todos le tenían miedo. Ella podía ser capaz de matarlos si los tocaba con
toda esa electricidad en su cuerpo.
Había lágrimas en su voz. Jonás las sintió corriendo en sus venas. La escuchó llorar en su
mente. Necesitaba tomarla en sus brazos y consolarla, pero él sabía que no podía hacer eso,
todavía.
— Nunca la conocí, pero se casó con un miembro del Equipo Cuatro, un hombre realmente
bueno. Uno de los mejores: Rubín Campos. Él es a médico y casi el hombre más amable que
querrás conocer. Está rodeada por un equipo que es muy letal. Rubin tiene un hermano, Diego, y
otros tres hermanos adoptivos: Ezequiel, Malichai y Mordichai. Francotiradores, grandes
rastreadores, todos mejorados, todos modificados genéticamente y caminantes fantasmas de élite.
Ella está a salvo y feliz, por lo que he deducido.
Camellia se estiró para envolver sus dedos alrededor de la rama de Middlemist Red. Jonás
pudo ver que ella buscaba consuelo.
—Es difícil asimilar todo esto, — ella acepto, su voz temblorosa. —Pensé que estaba
muerta. Todo este tiempo, pensé que estaba muerta. No tenía un ancla, y la energía era brutal
para ella.
—Ella vive en Luisiana cerca de Nuevo Orleáns. Cuando estés lista, puedo llevarte a
visitarla para que puedas ver por ti misma que está viva y bien. Sé que querrían verte.
Se humedeció los labios e inmediatamente atrajo su atención hacia su boca.
— ¿Qué hay de Dalia? ¿Tienes alguna noticia de ella?
—Ella también está casada con un compañero mío. Nico y Dahlia tienen dos casas. Una
aquí arriba en las montañas y otra en un área no revelada. Pasan más y más tiempo aquí arriba,
pero puede ser difícil para ella a veces. La energía corre hacia ella y tiene que deshacerse de ella.
Lily ha estado ayudándola a construir escudos, pero es un proceso lento. Nicolás es capaz de
tomar la mayor parte de la energía lejos de ella. Llegarán allí. Ella trabaja duro en eso, y ella ama
a Nico y quiere una familia con él. Él haría cualquier cosa por ella. Está en buenas manos.
—Tenía tanto miedo de hablar contigo, Jonás, y me has traído tan buenas noticias de
muchas de las mujeres a las que consideraba hermanas. Pasamos juntas mucho tiempo. Me
contaste que Rose tuvo su bebé con Kane. Sé que ella quería estar con él, y estoy muy
agradecida de que haya podido hacerlo.
—Ken Norton, uno de los miembros del Equipo Dos, está casado con una mujer que
conoces. Marigold. Ella escapo al mismo tiempo que tú. Marigold tuvo gemelos hace unos meses,
pero ha estado muy enferma desde entonces, y no pueden moverla. Parte de la razón, cuando
sentí esta vaga inquietud, fue porque sabía que ella estaba teniendo problemas, y pensé que era
asegurarse de que todo fuera seguro.
Camelia respiró hondo y lo dejó salir lentamente. Hubo un movimiento a través de sus
venas nuevamente, y en esta ocasión mientras su sangre circulaba, él presto atención a la forma
en que viajaba a través de su cerebro. Ella estaba enviando consultas, usando sus dos vastas
redes, ambas con las que se había topado, pero no estaba seguro de lo que eran o cómo había
llegado a ellas.
A continuación, envió una llamada al lobo alfa. Lo consiguió de inmediato. Lo último fue
para el par de grandes búhos grises. Ella estaba muy familiarizada con ellos y sintió su afecto por
ambos. Ella los llamó por su nombre, Azul y Gris.
— ¿Todavía sientes una amenaza, Camellia?
Ella asintió con la cabeza.
— Todavía es muy vaga, como si estuviera muy lejos. Pensé que eras tú.
Él le dio una pequeña sonrisa.
— Y yo pensé que eras tú. — Él miró alrededor de él. — Este lugar fue inesperado. Tu
sistema de seguridad es asombroso. Todavía no estoy seguro de a qué te enganchaste para que
funcionara.
Ella inclinó la cabeza hacia un lado, y su cabello oscuro cayó como seda brillante,
atrapando su ojo.
— Realmente no lo sabes, ¿verdad?
Jonás negó con la cabeza, observando la forma en que un trozo de luna jugaba a través de
su pelo, convirtiéndolo en secciones de una cascada de seda negra.
—Y, sin embargo, pudiste acceder a las redes y usarlas para tu ventaja. Te escondiste a
plena vista.
Se encogió de hombros.
— Siempre he sido capaz de hacer eso. Mis amigos a veces me llaman humo porque
desaparezco por completo. Ellos no saben cómo.
— ¿Sabes cómo lo haces?
Había curiosidad en su voz.
Jonás tenía el presentimiento de que ella sabía exactamente cómo él podía desaparecer,
pero no quería alejarse demasiado del tema si los dos no estaban unidos. Necesitaba saber
acerca de la red de seguridad que estaba usando. Él tenía mujeres y niños que proteger de
Whitney y la facción bien financiada en el gobierno que los perseguía implacablemente, y lo que
ella había establecido aquí para esconderse a plena vista y defender su territorio sería un largo
camino para proteger a su pueblo.
—No, pero me gustaría aprender.
Ella se recostó en su silla, el azul en sus ojos enfriándose hasta un color entre plateado y
azul acero.
— La Camelia Middlemist Red, por supuesto. Así es como desapareces tú también. Eres un
fantasma, igual que la Red lo es. Un fantasma, Jonás, a voluntad. Es por eso que la planta está
programada para dejarte fuera. La Red se defenderá vigorosamente, que es exactamente lo que
hizo en los primeros días. La historia de Red es tan brutal como la nuestra.
Jonás frunció el ceño, frotándose la sien izquierda con las yemas de los dedos. ¿Cómo
podría una planta tener algo que ver con red de seguridad? ¿O el hecho de que pudiera
desaparecer a voluntad? Ella no tenía sentido.
— No comprendo.
—Sabes que el Dr. Whitney estaba obsesionado con cultivar flores exóticas, ¿Correcto?
Mantiene invernaderos en los diversos laboratorios que frecuenta. Cuando él no está presente
para atender sus plantas, contrata especialistas para cuidar de ellas. Si alguna planta muere, mata
a la persona que lo dejó pasar. Él es despiadado cuándo se trata de sus flores. Si hay algo que
ama por encima de todo este planeta, son sus exóticas.
Él asintió con la cabeza para que continuara.
Camellia golpeó sus dedos en su muslo. Un hábito extraño para alguien que no le pareció
una persona nerviosa. Ella tenía que estar sopesando mucho lo que ella le estaba diciendo. Él no
podía culparla. Él era un extraño par a ella y sin embargo no lo era. No se sentían extraños. Se
sentían como si pertenecieran.
Ese era probablemente el mayor obstáculo que tendría que superar con ella. Nada real
sucedía tan rápido.
Se le ocurrió que, si ella estaba recelosa, él debería estarlo doblemente. Él tenía su equipo,
mujeres y niños para proteger después de todo.
—Debes sentir las amenazas antes de que se manifiesten, ¿verdad? sabes cosas cuando
estás con tu equipo en una misión, sin importar dónde estés.
¿Cómo podía ella saber eso? Él estrecho sus ojos, enfocándose completamente en ella,
mirando cada pequeño movimiento, sin perderse nada. Toda la situación con ella era
completamente extraña, incluso para un hombre acostumbrado constantemente a encontrarse con
cosas raras.
Ella tenía razón en que él sentía amenazas para el equipo cuando nadie más podía
hacerlo. Todos tenían un radar incorporado cuando se trataba de sentir el peligro. La genética
animal incrustada en su código les dio todo tipo de habilidades para saber cuándo un enemigo
estaba cerca, pero Jonás tenía de esa capacidad a raudales. Él siempre detecto amenazas
potenciales mucho antes que los demás. El equipo había llegado a confiar en su sistema de alerta
temprana.
Ryland le había preguntado a Jonás una vez cómo lo hizo, y cuando dijo que no lo sabía,
sabía que Ryland pensaba que estaba mintiendo. Que había esquivado la pregunta porque nadie
quería documentar su talento por temor a que de alguna manera cayera en manos de Whitney.
Pero la verdad era que Jonás no sabía cómo hacia la mayor parte de la mierda que podía hacer.
Entonces ¿cómo sabia esta mujer, a quién acababa de conocer, sobre las capacidades que
nunca había discutido con nadie?
Camellia se rió suavemente, sorprendiéndolo.
— Ahora no confías en mí. Hace solo un minuto atrás, estabas tratando de convencerme de
que, debido a que estamos tan conectados, no tenía ninguna razón para no confiar en ti, pero
puedo sentir las olas de tú sospecha corriendo por mis venas. No, no estás revelando nada en tu
rostro, no necesitas que yo te lea. Así como tú puedes sentir mis emociones yo puedo sentir las
tuyas.
—Esto es una mierda, Camellia. — No le gustaba lo que no entendía. — Sólo acaba con
eso y dime que es lo que me está pasando.
Camellia se inclinó hacia él, sus ojos puro azul, todo gato, esas pestañas oscuras más
largas de lo que pensó primero.
— Es el micelio corriendo bajo el terreno. Estás conectado a eso donde quiera que estés.
Whitney se aseguró de ello, al igual que lo hizo conmigo. Esa es una de las muchas razones por
las que estamos tan conectados. Así es como pudiste entrar al jardín. Fuiste bienvenido. El jardín
pensó que pertenecías. Tú sabes lo que es el micelio. Yo sé que lo haces. Has estudiado plantas.
Hongos. Cómo está todo conectado.
Él no pudo detener su repugnancia instintiva, una negativa agresiva que estallo a través de
todo su ser. No tendría hongos dentro de él encima de todo lo demás. Él era como un frankenstein
moderno, un monstruo extraño, creado por Whitney y programado para matar. La perfecta
máquina de matar. Jonás se frotó las sienes. Él había matado. Muchas veces. Y ahora esto.
Hongos. La repugnancia impregnó su mente. Aborrecimiento. ¿Qué diablos iba a hacerle hacer
esta mierda?
Jonás fue consciente de la quietud primero. Ahí, en el jardín, era como si hasta la brisa
hubiera cesado. Segundos atrás, se había sentido conectado con Camellia a un nivel molecular,
pero de repente ella se había ido, ya no estaba en su mente. Esa canción que corría por sus
venas se había callado. Él buscó la conexión, estudiando su cara apartada mientras lo hacía. Ella
estaba mirando el jardín, su atención aparentemente clavada en una de las exóticas creciendo a
unos pocos metros del estrecho camino que conducía a su casa.
Las flores rojas de Middlemist enmarcaban el porche, pero ahora parecían ser simplemente
plantas normales, arbustos muy grandes parecidos a rosas en lugar de algo más. De repente
estaba completamente solo como antes, desde que entró al jardín, había estado saturado de
conciencia y vitalidad. Su sangre había bullido de vida, chisporroteando con energía y un flujo
constante de información sensorial. Su cuerpo, su mente, formando innumerables conexiones con
su entorno, brillantes y calientes salpicaduras de luz, ahora completamente quemadas.
Tomó un respiro profundo. Lo que fuera que Whitney le había hecho, lo había hecho
primero a Camelia. Se había experimentado con ella mucho antes que en Jonás. Y por su
repugnancia instintiva por descubrir otra pieza más de su maquillaje monstruoso, Jonás había
emitido un rechazo violento no solo a lo que Whitney le había hecho sino a la propia Camellia.
Todo sobre ella. Quién era ella y lo que era. En un nivel básico, él le había hecho saber que
estaba repelido por lo que ella era.
Jonás gimió por entro. Acababa de cometer un gran error. Él no había estado pensando en
términos de Camellia. ¿Cómo podía explicarle a una mujer que había soportado años de
experimentos de Whitney cómo habían sido para él esos primero años después de que él y sus
compañeros de equipo hubieran recibido las mejoras de Whitney? ¿Los descubrimientos y las
muertes accidentales? ¿El autodesprecio cuando personas inocentes que tú habías jurado
proteger habían pagado el precio porque no tenías idea del poder que ejercías o cómo
controlarlo? Él no había ordenado sus pensamientos. No había considerado que tendría que
hacerlo, pero debería haberlo hecho. Su respuesta había sido una reacción instintiva.
—Camellia, perdóname. No me va bien cada vez que el nombre de Peter Whitney surge
junto con lo que me hizo. Todavía no he aceptado algunas de las cosas que hice antes de saber
de lo que era capaz. Ahora, a la primera señal de algo nuevo o diferente en mí, una parte de mí
entra en pánico.
Era difícil para un hombre como él confesar este tipo de vulnerabilidad, este tipo de
debilidad, a una mujer que quería reclamar como propia. Si, tal vez tenía demasiado orgullo, pero
maldita sea, ningún hombre quería que su mujer pensara que era débil.
Esperaba que ella pudiera escuchar la sinceridad en su voz, porque ella ya se había
distanciado tanto de él, que sabía que ella no podía sentir la verdad. En cierto modo, eso era algo
bueno, porque todavía detestaba la idea de tener un hongo siendo parte de él. ¿Qué significaba
eso? ¿Por qué había pensado Whitney alguna vez ponerle eso?
Por supuesto, si el hongo era la fuente de su sistema de alerta temprana, él ciertamente
podría ver el valor. ¿Era eso posible? De ser así, era un invaluable recurso, y uno que no debería
haber estado tan dispuesto a rechazar simplemente porque no le gustaba la palabra "hongo". O
porque vino de Whitney. Algunas de las mejoras que él les había habían sido activos una vez que
aprendieron cómo controlarlas, y Lily les había enseñado cómo aguantar las barreras necesarias
para proteger sus cerebros sin filtrar.
Camellia le dedicó una sonrisa vaga, una que no les llegó del todo a los ojos. Ya no eran
del todo azul o plateados, sino en algún punto intermedio, sus ojos habían ido a los de un gato. Se
encontró mirando a un leopardo enfocado, no a una mujer que se reía. Él la había lastimado. De
verdad la lastimó. Había pasado toda la vida siendo considerada como un proyecto científico. Sin
duda los guardias en el laboratorio la habían llamado fenómeno más de una vez. Probablemente a
menudo.
—Siempre existe peligro cuándo escuchamos los pensamientos privados de otra persona
de no escuchar nada bueno acerca de uno mismo.
Su voz era ligera, justo el toque correcto de diversión, como si ella estuviera intercambiando
una broma interna con él, pero él sabía que no era así. Ella ya no compartía nada de sí misma. No
sólo se había alejado completamente de él, sino que además de alguna manera lo había cortado
de esa extraordinaria red a la que había accedido.
—No hagas esto, Camelia. Mi reacción no tuvo nada que ver contigo. Yo sólo estoy
malditamente cansado de descubrir toda la diferente basura que Whitney puso dentro de mí. Cada
vez que sé lo que soy y siento que estoy empezando a manejarlo, aparece algo nuevo. — Él la
miró de cerca, odiando que una reacción desprevenida hubiese dañado la creciente confianza
entre ellos. — Nunca entendí cómo podía sentir el peligro mucho más rápido que el resto de mi
equipo. Pensé que tenía algún tipo de radar incorporado que nadie más tenía. Me refiero a que
todos nosotros tenemos los agudos sentidos de animales como los leopardos Lobos. Búhos.
Deliberadamente, nombró los que sabía que la atraerían porque ella también los tenía.
— Pero siempre tuve ese pequeño extra que ellos no tenían. Pude advertir al equipo del
peligro mucho antes que alguien lo sintiera, y no pude decirle a Ryland o a alguno de los otros
cómo hice eso. Ahora que lo sé, me siento especialmente tonto por tener una reacción tan
negativa a lo mismo que salvó a mi equipo tan a menudo.
Ella conservo esa sonrisa practicada.
— No te preocupes, Jonás. Te comprendo. A Peter Whitney le gustan sus pequeños
experimentos con la gente.
—Whitney. — Jonás gruñó. — Ese bastardo fingió su propia muerte y se fue dejándonos a
mi equipo y a mi encerrados en jaulas, como si fuéramos ratas de un puto laboratorio. En ese
momento, la mayoría de nuestro equipo no podía operar por su cuenta sin un ancla para extraer la
energía psíquica de ellos. No tenían manera de detener el asalto a sus cerebros, y ninguno de
nosotros sabía lo que estaba pasando. No sabíamos que se había metido con nuestro ADN, eso
era algo que nosotros nunca habíamos acordado, así que cuando algunos empezamos a
volvernos hiperagresivos y otros empezamos a manifestar extrañas y nuevas habilidades, no tenía
sentido para nosotros. No obtuvimos ninguna respuesta y no teníamos a alguien que nos dijera lo
que estaba pasando. Por no mencionar, que había gente tratando de asesinarnos.
—Probablemente estaba sentado y grabando todo, — dijo Camellia.
—Probablemente.
Que era exactamente la clase de enfermo sociópata que Whitney era.
Jonás se permitió realmente mirarla. Ella era bastante hermosa para él. Diferente. Sus
inusuales ojos estaban enmarcados con gruesas pestañas oscuras, y su cabello oscuro
contrastaba con su piel pálida. Cuando la miró de cerca, él pudo ver que tenía una capa de pecas
en la nariz, como pequeñas motas de oro. Todo en ella parecía delicado, desde sus manos, los
dedos que estaban enroscados alrededor de la rama de un arbusto de camelia roja de Middlemist,
hasta su estrecha caja torácica.
No estaba demacrada de ningún modo, tenía caderas y pechos, pero estaba bien
proporcionada para su altura, y parecía como si necesitara protección. Su protección.
Jonás no miraba a las mujeres de esa manera. Él no era un caballero de brillante armadura.
Él no quería necesitados. O pegajoso. Nunca había imaginado tener una mujer propia, una
compañera permanente, en su cama y en su vida. Especialmente no una vez que él fue mejorado.
Lo había pensado después de que vio a Ryland con Lily y a Nico con Dahlia. Trabajaron, incluso
cuando las cosas se pusieron difíciles.
Jonás simplemente no pensó que ese tipo de relación funcionaría para él, hasta que
conoció a Camelia. En el instante en que la había visto, supo que estaba destinada a ser suya. Él
nació para ella. Fue así de simple. Whitney no tenía nada que hacer con eso. Es posible que los
haya reunido más rápido de lo que hubiera tomado normalmente, pero Jonás sabía que en el
momento en que hubiera puesto los ojos en Camellia, habría ido tras ella, no importaba qué.
Él detestaba haberla lastimado.
— ¿Por qué no viniste a nuestra fortaleza, Camellia? Tenías que saber quién estaba
viviendo allí. Obtienes demasiada información para no haber sabido eso al menos una de las
mujeres con las que creciste estaba en ese recinto. He estado tratando de entender por qué no lo
harías, pero nada funciona. Si hubieras pensado que estábamos reteniendo a alguna de tus
amigas en contra de su voluntad, dudo que algo te hubiera impedido acudir en su ayuda.
Entonces, ¿por qué te quedaste afuera? ¿Por qué no bajas y te presentas?
Jonás no apartó los ojos de ella. Ya no tenía esa conexión profunda con ella, pero era
bueno leyendo a la gente. Tal vez era parte de sus mejoras depredadoras, pero podía leer cada
pequeño movimiento, cada sugerencia sutil o cambio de expresión.
Sus labios se comprimieron un poquito mientras mordía el interior de su boca. La mayoría
de la gente no se habría dado cuenta de esa ligera señal, pero ella tenía hermosos labios, y él ya
les tenía mucho cariño. Cualquier pequeño cambio en la forma o en la forma en que brillaban,
cualquier cosa, estaba obligado a notarlo. Él además tenía una audición extremadamente aguda, y
él no se perdió la forma en que el latido de su corazón se aceleró por sólo un segundo o dos. Casi
tan pronto como su corazón aceleró, tomó una respiración lenta y su pulso volvió a la normalidad.
Jonás tuvo que admitirlo: Camellia era buena. Extremadamente buena. Ella no iba a ser
fácil de conquistar, y no iba a ser fácil de leer. La mayor parte del tiempo, cuando necesitaba
respuestas de alguien, podía o encantarles para que bajasen la guardia, o podría deslizar sus
preguntas en la conversación y leer su respuesta física resultante de su búsqueda de respuestas.
Ninguno de los cuales iba a trabajar con Camellia. Él había destruido su oportunidad de
encantarle, y su cara de póquer la cara era la mejor que jamás había visto.
Pero había una razón por la que había estado evitando a los Caminantes Fantasmas, y él
necesitaba saber por qué.

CAPÍTULO 4

Camellia se tomó su tiempo, inhalando y exhalando lentamente, sin dejarse llevar por el
pánico. Jonás Harper estaba en su jardín, rodeado de sus aliados. Podía escapar si lo necesitaba.
Ella se aferró a eso. Por un corto tiempo había tenido la esperanza de no pasar su vida sola, pero
su inconfundible reacción a lo que ella era, lo que siempre sería, le dijo cómo sería recibida sin
importar en qué parte del mundo estuviera, incluso con los Caminantes Fantasmas. Incluso con el
hombre con el que Whitney la había emparejado.
Y ese hombre, su compañero emparejado, que no podía ocultar su repugnancia hacia ella
— ¿En serio quería saber por qué no se había acercado a los Caminantes Fantasmas, una vez
que ella descubrió su complejo cerca? Ella tenía más de una razón, ¿pero porque las revelaría a
alguien en quien no podía confiar? Ella no iba a mentirle. Ella dudaba que él creyera una mentira
de ella. Así que le dio una parte de la verdad. — He estado sola tanto tiempo que no sabía cómo
manejar la idea de ver a alguien.
Jonás continúo mirándola sus ojos dorados. Completamente enfocado. Los ojos de un
depredador. Ella estaba mirando al cazador ahora, y lo sabía. No iba a aceptar una respuesta
parcial de ella. El permaneció en silencio, esperando.
Los dedos de Camellia sin darse cuenta se apretaron alrededor de la rama, y ella sabía que
se había dado cuenta. Su mirada no se movió hacia ese mínimo de movimiento, pero algo en él
transporto al instante su conocimiento. Ella era un depredador también, pero sospechaba que sus
instintos de cazador eran naturales, una parte de él, de mucho antes de que fuera mejorado. Ella
reconoció que él era muy, muy peligroso. Ella tenía varias ventajas, una de las cuales era que
siempre la subestimaban. Casi había regalado una de sus ventajas más importantes.
Todavía estaba esperando que ella le explicara por qué no se había acercado a los
Caminantes Fantasmas o a las mujeres con ellos que alguna vez habían sido sus amigas. Ella se
encogió levemente de hombros.
— Sabía que Marigold se quedaría con Ken Norton. Ella me dijo que lo haría. Yo no confió
tan fácilmente.
Ella casi había confiado fácilmente, simplemente porque su conexión para Jonás había sido
muy fuerte, en parte debido a la red de micelio, pero principalmente por el Middlemist Red. Él ni
siquiera estaba al tanto de eso, y ella esperaba que nunca lo supiera. Casi se lo había contado en
su charla sobre Whitney y su amor de las flores exóticas e invernaderos. Ella no podía imaginar
qué tipo de Frankenstein pensaría él que ella era y él, si se daba cuenta de la verdad de lo que
Whitney les había hecho.
Camellia consideraba lo que ella era como un milagro. Algo extraordinario. Tal vez porque
se había dado cuenta de todas las cosas increíbles que podía hacer gracias a sus mejoras.
Middlemist Red y el micelio la protegieron y le hicieron compañía. La Middlemist Red le dio a
Camellia la oportunidad de crear su jardín y rodearse de hermosas plantas y árboles. Ella podía
cultivar alimentos fácilmente durante todo el año, incluso durante la parte más fría de la
temporada. Podía crear ilusiones y usar tanto las redes del micelio como las de la Middlemist.
Roja para establecer redes de alarmas para alertarla si alguien se acercaba su hogar.
—Camellia.
Jonás continúo nivelando su mirada dorada en ella. Ahora pareció brillante. Más gato que
no. Una advertencia. Un pequeño escalofrío le bajo por su columna vertebral.
Ella dejo escapar un exagerado suspiro. Él había sacrificado su orgullo; ella también.
— Sé cómo reacciona la gente cuando descubren lo que soy. He aprendido a vivir sin ese
tipo de prejuicios, y no estoy dispuesta a pensar mal de mí misma. No tengo ningún interés en que
la gente sepa lo que puedo hacer. Y especialmente no quiero que alguien piense que puede
utilizarme para experimentos o incluso decirme qué hacer, no sucederá nunca más. He sido mí
propia persona por mucho tiempo, no necesito ni quiero una cadena de mando.
Podía ver que eso resonaba con él. Era la verdad, o la mayor parte de ella, tal como ella la
veía. Ella podría querer ver a sus hermanas, las mujeres con las que había crecido, pero ellas
eran diferentes. Habían cambiado. Tenían vidas completamente diferentes a la de ella. Ella no
quería culparlas y tampoco envidiarlas. Quería ser feliz por ellas, pero ya no confiaba en nadie.
Tuvo que luchar para no amargarse. No estaba en su carácter, y se negó a permitirlo iniciando
relaciones que era mejor dejar en paz. Jonás no necesitaba saber nada de eso. Ella no estaba
dispuesta a explicárselo.
Camelia también era consciente de que no podía quedarse aquí si no bajaba y al menos les
hacía saber a los Caminantes Fantasmas que ella estaba en la misma montaña que ellos. Antes
de la llegada de Jonás, había estado luchando entre la elección de comenzar de nuevo en otro
lugar o forzarse a sí misma a estar en un equipo de Caminantes Fantasmas. Tristemente, cuándo
pensaba en los caminantes fantasmas, ella no podía ponerse en esa posición. La reacción de
Jonás simplemente había reforzado la conclusión a la que había llegado. Ella sabía que su
decisión se basaba en más que eso, pero no permitió que su mente se detuviera en nada más.
Eso fue suficiente.
En el momento en que Jonás se fuera, ella iba a salir.
— No tiene sentido hacerlo solo, Camelia, — Jonás dijo.
Se dio cuenta de que estaba eligiendo sus palabras con cuidado, tratando de no ordenarle
o usar su voz de mando natural.
—Whitney te puso ese tatuaje para saber siempre dónde encontrarte. Seguirá enviando a
sus súper soldados tras de ti, si estas con un par de equipos de caminantes fantasmas, ellos
todavía podrían venir tras nosotros, pero tendremos mejores oportunidades de evitar que te
atrapen. Y si lo hacen, te encontraremos.
—Ahora que sé que incrustó algún tipo de rastreo satelital en el tatuaje, encontraré la
manera de deshacerme de él, tal como hice con el que puso en mi cadera, — respondió ella.
Ella no creyó ni por un solo minuto que los Caminantes Fantasmas arriesgarían sus vidas
persiguiéndola si se la llevaban. Podrían usarla para tratar de encontrar a Whitney, pero si ellos
pensaban que no estaba con él, ellos no irían por ella. Ya había visto la reacción de Jonás, y él
estaba emparejado con ella.
— ¿De verdad crees que puedes dejarlo atrás para siempre?
—Nada es para siempre, Jonás, — dijo Camellia. — Nunca pensé que sería libre, pero lo
he sido. No cambio lo que tengo por otro tipo de prisión.
— ¿Crees que estoy en una prisión?
—Solo tú puedes responder a esa pregunta, — respondió ella.
Estaba regalando demasiado. Sabía que ella no se iba a quedar. Ella no sintió una
amenaza de parte de él, y hasta ahora, la Middlemist Red no había reaccionado como si debiera
estar en alerta, pero entones la planta podría no hacerlo. Camellia estaba en un inexplorado
territorio. La Red consideraba a Jonas un aliado. De su lado. No había forma de que red supiera
que él era un enemigo.
—No estoy en una prisión, Camellia, — respondió con decisión. — Tú tampoco lo estarías.
—Entonces, ¿no hay una cadena de mando? ¿No te envían a misiones cada vez que
alguien considera que es necesario que vayas? Me acabas de decir, no hace ni cinco minutos,
que, en más de una ocasión, el micelio bajo la tierra te previno del peligro, ayudándote a salvar a
tu equipo.
—Soy un Caminante Fantasma, Camellia, un soldado. Tengo ciertas habilidades y las
pongo al servicio de mi país. No tienes que hacer eso si no quieres. Eso no significa que no
puedas vivir en el complejo con nosotros. No todas las mujeres trabajan con los equipos. Ahí es
donde entra la libertad de elección. Ya te dije que nosotros no le informamos nuestros talentos a
todo el mundo. No siempre los documentamos.
Ella analizó su voz. Parecía resonar con la verdad. La Red no protestó, así que ella le tomó
la palabra.
— ¿Ni siquiera a Lily Whitney? ¿No le dices? ¿O a su marido?
—Ryland es el jefe de nuestro equipo. A veces, un talento puede ser útil para el equipo, si
podemos aprender a controlarlo, y lo compartimos. Pero esa es nuestra elección, no un requisito.
En este punto, tenemos tantos atributos de repente emergentes que no siempre sabemos qué
hacer con ellos. Tenemos que trabajar en el talento durante meses para tenerlo lo suficientemente
bajo control como para ser de alguna manera útil. A veces lo que sale es más un estorbo, como la
ira o la necesidad de cazar en momentos inoportunos. Es un acto de equilibrio todo el tiempo.
Camellia no quería sentir nada por él, pero lo hizo. Ella sabía que Whitney quería sus
soldados lo más agresivos posible, y él había usado muchas de las especies más violentas y
depredadoras para potenciarlos. De todo, desde leopardos y lobos hasta reptiles y aves rapaces,
cualquier cosa que pensara que podía hacer de ellos asesinos más eficientes.
Más tarde, Whitney admitió su error al mezclar tantas cepas en algunos de los hombres.
Afortunadamente, no lo había hecho con todos, pero en los que sí, la mezcla había sido letal, y no
solo para sus enemigos. Jonás era uno de los pocos que seguían vivos. Eso significaba que era
un secreto muy bien guardado, porque de lo contrario, lo habrían enviado a una misión suicida. O
simplemente rescindido. Eso significaba que su equipo era intensamente leal a él. Estaba
agradecida por eso y un poco sorprendida. Los guardias que Whitney había empleado en las
diversas bases y laboratorios a los que había sido llevada no eran en lo más mínimo leales los
unos a los otros.
Ahora que tenía tiempo para pensar sin sentirse tan herida por su reacción, ella se dio
cuenta de lo difícil que debía ser para Jonás vivir con la necesidad de violencia todo el tiempo.
Tenía que estar en guerra consigo mismo. Ella no había sido mejorada de la manera en que él lo
había sido. Whitney se había vuelto espantosamente loco con sus mejoras y ciertamente fue
demasiado lejos con su primer equipo.
Camellia se reconoció a sí misma que debería haber sido un poco más indulgente con
Jonás en su primera reacción a la revelación de que tenía micelio en su estructura física. Nadie
jamás concebiría tal posibilidad, o que Whitney pudiera incluso hacerlo realidad. Al hacerlo, había
conectado a Jonás a la red subterránea que corría debajo del bosque, o en cualquier lugar donde
el micelio protegiera los árboles y arbustos sobre el suelo. Jonás era claramente lo
suficientemente sensible como para acceder a esa red sin darse cuenta.
Jonás lo más probable es que hubiera creído que su "sentido del peligro" fuera uno de los
muchos otros atributos de los mamíferos o reptiles con los que Whitney lo había mejorado.
Cuando se dio cuenta de que ninguno de los otros Caminantes Fantasmas era consciente del
peligro como temprano como él, tuvo que haberse dado cuenta de que Whitney le había dado algo
que los demás no tenían. Algo más, cuando ya estaba luchando con bastante.
Ella reprimió un suspiro. No quería sentir compasión por él. Ella quería cortar toda conexión
y huir sintiéndose lo menos culpable que pudiera. En lugar de eso, ella ya estaba recordando cada
palabra que Whitney le había dicho acerca de estos primeros soldados y de cómo iban a poder
desaparecer detrás de las líneas enemigas y acabar con campamentos enteros sin que nadie
supiera que habían estado allí. Los había diseñado para la perfección. No iban a ser los fracasos
que habían sido las mujeres, porque los hombres eran más estables y tenían mejores sistemas
nerviosos y eran mucho más fuertes que las mujeres.
Whitney sermoneo a las mujeres, contándoles que él había aumentado el nivel de agresión
de los soldados y mejorado sus habilidades para ver y oír en cualquier situación. Eran máquinas
de matar perfectas. Él se había jactado de ellos hasta que se dio cuenta de que los soldados
tenían los mismos problemas que las mujeres, algunos de ellos incapaces de salir solos sin graves
repercusiones.
Era la primera vez que Camellia había visto a Whitney enojado, aunque hubiera sido por
poco tiempo. Estaba furioso con los soldados, pero pronto culpó a las mujeres. De alguna manera,
ellas tenían la culpa de que Whitney no se hubiera preparado para los problemas a los que se
enfrentaron los soldados. Sabía que algunas de las otras mujeres se habían tomado en serio sus
acusaciones; en ese momento, afortunadamente, la mayoría de ellas lo sabía mejor.
Camellia necesitaba cambiar de tema, alejarse de las cosas que Jonás quería saber y
cualquier cosa que ella pudiera aprender sobre él que pudiera poner más compasión en su
corazón. Ya se derretía cada vez que lo miraba o escuchaba su voz. Ella no necesitaba saber
cosas sobre él que la hicieran más dispuesta a pasar por alto su reacción a ella.
—Había otra chica con la que crecí, Laurel. Ella era muy tranquila. Cabello oscuro y rojo,
los ojos más verdes que jamás hayas visto. Whitney la nombró así por el Laurel inglés, que a
menudo se llama laurel de cereza. Ella tenía este cabello rojo oscuro y lo tenía desde que era un
bebé, así que supongo que todo ese cabello le recordaba a un laurel de cerezo.
Esperó, tratando de no contener la respiración ni dar ninguna indicación de que averiguar
sobre las mujeres significaba todo para ella. No quería que él tuviera algo que sostener sobre ella.
Whitney era buena para encontrar debilidades y explotarlas. Al crecer juntas, las niñas
inevitablemente habían formado vínculos entre sí, y Whitney uso esos sentimientos en contra
ellas, como medio de manipulación, castigo y control. Estaba determinada a que nadie le volviera
a hacer eso.
Jonás negó con la cabeza con evidente arrepentimiento.
— Lo siento, Camellia. Ojalá pudiera decirte que sé dónde está, pero no he oído nada en
absoluto. Me gustaría pensar que, si Whitney hubiera podido recuperarla, habríamos escuchado
algo. Tenemos una forma de espiarlo, pero tenemos que ser muy cautelosos, pero si tuviera una
de las mujeres de ese primer grupo, lo sabríamos.
Si ella podía creerle, y él parecía seguro, al menos Laurel todavía estaba a salvo, incluso si
no sabía dónde estaba. Al igual que Camellia, había encontrado un lugar para esconderse.
— ¿Dijiste que tu gente pudo evitar que Whitney rastreara los rastreadores de partículas de
polvo en nuestros tatuajes? Laurel también tiene uno en el tobillo. Es hermoso, con hojas brillantes
y racimos de cerezas. Ella hubiera encontrado el rastreador en su cadera y se lo hubiese quitado
como hice yo. Todos sospechamos de Whitney nos había implantado microchips. — Se pasó la
mano por el pelo. — Tal vez pensó en su tatuaje. Yo no lo hice, pero es posible que ella sí. —
Camellia dudaba eso. Ella era la menos confiada de las mujeres, y no se le había ocurrido que la
única cosa que Whitney le dio y que ella amaba era tan venenosa como todos sus otros "dones".
Ella debería haberlo sabido.
—Por lo que entiendo, él no es capaz de usar ese sistema de seguimiento para encontrar a
cualquiera de ustedes, mujeres, al menos no la mayor parte del tiempo. Voy a averiguar más para
ti, — prometió Jonás.
No iba a quedarse para obtener más información. En el momento en que bajara de la
montaña con sus amigos, ella partiría. Ella había planificado su escape. Ya había decidido un
destino si tuviera que irse. La Middlemist Red viajaría con ella. El resto de las exóticas se
quedarían atrás con la red de micelio para comprarles el mayor tiempo posible si alguien intentaba
seguirlos.
—Hay niños en el complejo de abajo, — dijo Jonás. — Lily tiene un hijo. Whitney haría
cualquier cosa para poner sus manos sobre ese niño. Ya lo ha intentado antes. Ken y Marigold
tienen gemelos. A Whitney también le gustarían. Se me ha ocurrido que la amenaza que siento es
que Whitney se está preparando para hacer otro intento por los niños.
Camellia no pudo evitar enviar consultas a través de ambas redes nuevamente,
particularmente en la del micelio que corría debajo del bosque, extendiéndose mucho más allá de
su jardín e incluso más allá de los límites del bosque nacional hacia las áreas silvestres. Ella había
estado usando esa conexión durante mucho tiempo y era muy sensible a cada resultado. Podía
leer la más mínima señal que le devolvía el micelio, sin importar si la fuente de la alerta estaba a
muchos kilómetros de distancia. Necesitaba que las conexiones se extendieran tan lejos como
fuera posible y le dijeran si había alguien acercándose a las casas debajo de ella. ¿Si había
espías enviados al bosque? ¿Un solo hombre? ¿Dos? ¿Un ejército? ¿O animales que no hubieran
estado ahí?
Jonás la miró de repente.
— Camelia. ¿Qué estás haciendo ahora mismo? Estoy sintiendo algo muy sutil, como si
hubiera un aumento en la energía a mí alrededor. Estoy casi allí. Sé que lo arruiné contigo por mi
reacción instintiva, pero espero que puedas perdonarme. Te lo juro, nada de qué sentiste estaba
dirigido a ti. Simplemente desprecio a Whitney y lo que me hizo. — Metió los dedos a través de su
cabello e hizo un sonido a medio camino entre un suspiro y un gruñido. — Diablos, tal vez ya
estaba jodido, y todo lo que realmente hizo fue hacerme consciente de ello.
Camellia tenía un deseo inexplicable de poner sus brazos alrededor de él y abrazarlo. Sintió
una repentina oleada de rabia en él, al rojo vivo. La reprimió automáticamente, como si lo hubiera
estado haciendo desde siempre. Ella también captó un pequeño borde de desesperación. Sabía
que ese nivel de agresión en él había sido multiplicado por Whitney y nunca desaparecería. Vivir
con eso tenía que ser un infierno.
—A Whitney no le importaba mucho cuán agresivos pusiera a sus soldados, siempre y
cuando obtuviera los resultados que quería, — le dijo. — Me alegro de que todos se hayan dado
cuenta de que no deben documentar sus talentos. Eso debe volverlo loco.
Ella permitió que la satisfacción se mostrara en su voz.
—Tengo que admitir que hablamos demasiado de eso, — Jonás confeso — Esperamos
que Whitney estuviera frustrado. Somos su primer equipo, y nosotros sabemos que nos ve como
sus fracasos. Él querría saber todo sobre nosotros, aunque solo fuera para evitar cometer los
mismos errores en futuro mejoras.
Camellia tuvo que estar de acuerdo con su evaluación. Ella asintió y soltó su agarre en la
rama de la Middlemist Red. Ella fue capaz de respirar por sí misma y relajarse completamente de
nuevo, ahora que se dio cuenta de lo difícil que tenía que ser la vida de Jonás. Mirándolo de
cerca, pudo ver las líneas grabadas en su rostro, cuando la Middlemist Red era conocida por sus
beneficios antienvejecimiento. Muchos pensaban que era un mito, pero Camelia apenas había
envejecido, su piel brillante e impecable a pesar de los muchos experimentos de Whitney. Jonás
también parecía joven, pero ella podía ver esas líneas talladas profundamente cuando
continuamente tenía que esforzarse por controlar los instintos furiosos en él.
Ella le envió una sonrisa genuina.
— Sé que la palabra “hongo” puede sonar desagradable. No recuerdo cómo reaccioné,
porque estaba acostumbrada a todos los extraños experimentos que él ha realizado en nosotras.
No pareció tener ninguna repercusión en ese momento. Me dijo que le informara de cualquier
novedad, y honestamente no tenía nada que informar. La conexión con el micelio es
extremadamente sutil, y Whitney no me dijo que buscar. Él nunca lo hizo.
Jonás se inclinó hacia ella, sus ojos se volvieron completamente dorados, completamente
enfocados en ella. Tenía leopardo en ella, y reconoció al gato al instante, pero él se había
quedado quieto, convertido en el cazador mientras absorbía la información. Él era el depredador.
No pudo evitarlo. Ese lado de él era dominante. Ella trató de no reaccionar, de no sentirse
incómoda. Él no la estaba intimidando deliberadamente, pero ella se imaginó que cualquier
destinatario de esa mirada se sentiría amenazado.
—Estaba en una misión cuando me di cuenta por primera vez, muy probablemente de la
misma manera en que lo hiciste tú, de que el peligro se me acercaba, — le dijo. — Todavía estaba
a una gran distancia, así que sabía que la señal no provenía de ninguna de las mejoras animales
que Whitney me había dado. Cuando volví de la misión, filtré todo lo que sabía con certeza que
me había puesto dentro. Cuando me dijo “hongos,” yo busqué todo lo que pude sobre el micelio y
cómo funcionaba. Luego estudié nuestros cerebros y sistemas nerviosos y cómo trabajarían juntos
por si acaso. Yo siempre había estado interesada en las plantas, entonces había estado
estudiando e investigando todo lo que pude sobre la comunicación entre ellas, fui extremadamente
cuidadosa de no desviarme del rumbo de lo que ya estaba trabajando, aunque guardé mis notas
fuera de las computadoras y finalmente pude encontrar lo que quería.
Jonás asintió con la cabeza.
— Eso fue inteligente, Camellia. ¿Whitney estaba al tanto de lo que estabas haciendo?
—No podíamos usar una computadora sin su conocimiento. Sus técnicos siempre le
informaban de lo que hacíamos en Internet. Estoy segura de que él lo sabía, pero yo había
investigado desde antes de mi adolescencia sobre plantas y hongos. Mi interés no era nada
nuevo. No sentí ningún indicio de conexión con la red de micelio hasta el final de mi adolescencia.
Whitney ya había renunciado a preguntarme. Cuando sucedió por primera vez, no estaba segura
de que fuera la red del micelio, pero debo admitir que tuve la reacción opuesta a la tuya cuando
descubrí eso. Estaba muy emocionada. Pensé que, si podía encontrar una manera para
aprovecharlo y comunicarme con él, no solo podría enviar y recibir mensajes de él y a través de él,
pero tal vez podría desarrollar algunas de mis propias armas.
En el momento en que las palabras salieron de su boca, ella quería recogerlas. Incluso se
tapó la boca con los dedos. Ella sabía que no debía ser tan despreocupada. Era solo que no había
tenido a nadie con quien hablar desde que estado con sus hermanas, e incluso entonces, tenían
que ser muy cuidadosas.
A pesar del hecho de que había roto su conexión con Jonás y ya ni siquiera sabía cómo
confiar en alguien, quería confiar en él. Ella quería hablar con él, abierta y honestamente. Para
compartir lo que había aprendido con alguien como ella.
Durante años sólo había tenido como compañía a la Middlemist Red. Ahora aquí estaba
Jonás. No solo otro ser humano vivo que respiraba, sino la única persona que había sido alterada
genéticamente para que lo encontrara irresistible. Ella ahogó un gemido y trató de ordenar tanto
su lengua como sus pensamientos descarriados, así como para re construir sus defensas. Estar
cerca de Jonás era muy difícil.
— ¿Cómo funciona la conexión? — preguntó Jonás. — ¿Me lo explicarías?
Estaba agradecida de que no le hubiera preguntado qué armas podría haber desarrollado.
Sabía que ese desliz no se le había escapado, pero él le había dado un pase, muy probablemente
sabiendo que ella se callaría si él continuaba con el tema.
—Los hongos comparten más de la mitad de su ADN con los humanos, ¿lo sabias? Los
hongos en realidad inhalan oxígeno y exhalan dióxido de carbono. Muchos de nuestros
antibióticos más exitosos fueron posible gracias a patógenos compartidos. Los hongos no se
pudren por las bacterias.
Jonás mostró una breve sonrisa que no fue más que un destello en sus ojos dorados.
— Bueno saberlo. Así que somos resistentes a las enfermedades. Eso es lo que me estás
diciendo, ¿verdad?
Su sonrisa era más amplia que la de él.
— Yo espero que eso sea lo que significa. Todas esas neuronas en nuestro cuerpo son
como el micelio, una red enviando mensajes a nuestro cuerpo para que haga lo que queremos
que haga, ¿verdad? Utilizan medios químicos y eléctricos para hacerlo. ¿Recuerdas que te dije
que el humano promedio comparte más de la mitad de su ADN con los hongos? Tú y yo
compartimos más, por lo que podemos conectarnos con un enorme sistema subterráneo que ya
existe.
—Ese sistema es usado para mantener al bosque saludable.
Él hizo de eso una declaración, pero no sonaba tan seguro, como si estuviera sacando
conocimiento de hace algún tiempo.
—Sí. El micelio se esparce bajo tierra y actúa como un sistema de comunicación
extremadamente eficiente. Los hongos envían señales químicas, eléctricas y hormonales. No sólo
se comunican bajo tierra, sino que envían feromonas y señales de olor.
Sin razón, se encontró sonrojándose. Esos ojos en ella parecían aún más intensos.
Entendió claramente las consecuencias de lo que ella estaba diciéndole. No sólo fue el
emparejamiento genético lo que causó su instantánea y muy poderosa atracción física; la red de
micelio de la que ambos formaban parte también había contribuido. Camelia sabía que también
había una tercera influencia en el trabajo, y que era grande.
—Camelia, te habría mirado con o sin las manipulaciones de Whitney o cualquier feromona
producida por el micelio. Entre al jardín y me acerque tanto que estaba prácticamente encima de
ti. No podía verte y no podía olerte. Para que las feromonas funcionen en alguien, se requiere que
ellos puedan olerte. No lo hice. Y te aseguro que tengo un agudo sentido del olfato. Tal vez sea
cierto que las conexiones nos dieron un impulso extra, pero la atracción estaba allí entre nosotros
naturalmente, no importa qué.
La Middlemist Red se encargó de que Camellia no hubiera lanzado una fragancia para
delatarla cuando entró en modo fantasma. Camellia no sabía por qué la Red no había protegido a
Jonás de ella de la misma manera ya que también había estado en modo fantasma. Ella no había
podido verlo, pero había captado el débil olor de esos árboles, uno que seguramente no estaba en
su jardín.
—En el momento en que realmente te vi, mi primer pensamiento fue, “Ella es la única que
has estado esperando. La que no creías que existía”. No sé por qué ese pensamiento resbaló
dentro de mi mente, pero lo hizo. Ahí no estuvieron las feromonas involucradas, y eso no fue sólo
un emparejamiento genético. Estuve en tu jardín y vi y sentí la red de seguridad que estableciste,
y estuve asombrado de tus capacidades. — Se pasó los dedos por el pelo. — No tenías un equipo
a tu alrededor. Lo has hecho todo tú misma. Sabía que lo hiciste. Tú eras una fuerza a tener en
cuenta.
Ahí había abierta admiración en su voz. Él no podía fingir eso. Un nudo del tamaño de su
puño se formó en su estómago, bajo y doloroso, respondiendo a la honestidad flagrante en él. La
forma en que se hizo vulnerable. Él podría ser un macho dominante con tendencias agresivas y
violentas cuando se trataba de la batalla, pero también había algo intrínsecamente honesto,
incluso noble en él. Poseía un núcleo de decencia y honor que todas las intrigas y experimentos
de Whitney no había empañado. Ella no pudo evitar reaccionar ante eso.
—Gracias, Jonás.
Ella no sabía qué más decir. La respuesta pareció inadecuada ya que él se estaba
exponiendo a si mismo allí, y ella se había retirado lejos y no estaba dispuesta a retroceder.
—Tú me estabas explicando cómo funciona la red de micelio. Creo que la entiendo ahora.
Todo el tiempo, he tenido esa ventaja y ni siquiera sabía eso. ¿Cómo puedes aprovecharla
cuando quieres?
Una vez más, quitó deliberadamente el centro de atención de lo personal. Él había hecho
eso por ella más de una vez, y Camellia estaba agradecida.
Se colocó el cabello detrás de su hombro, tratando de no mirar demasiado de cerca los ojos
dorados y muy concentrados de Jonás.
— Leí todo lo que pude sobre el micelio antes de descubrir que estaba conectada a él.
Afortunadamente soy buena en retener lo que leo. Entonces, una vez que me di cuenta de lo que
estaba sucediendo, visualicé este enorme sistema, como Internet, pero conectado a mi propio
cuerpo, y le enviaba mensajes a lo largo de mis caminos, tratando de encontrar cómo y dónde
estábamos realmente conectados. Sabía que tenía que existir una manera de fortalecer el vínculo
entre nosotros. Ya me había propuesto practicar cada habilidad que tenía, así que comencé a
practicar el fortalecimiento de esa también.
Jonás asintió, sin apartar la mirada de su rostro.
— Ese es el tipo de cosas que hago. A veces, sin embargo, el fortalecer ciertas habilidades
en particular resulta ser un error. Más de una vez, perfeccioné un talento en particular solo para
darme cuenta de que amplificaba la necesidad de violencia, que es lo último que quiero.
Camelia entendió. No estaba segura de lo que le haría tener la conexión con el micelio. Ella
sabía por qué él desconfiaría de cualquier nuevo talento que surgiera. Había estudiado de cerca a
Whitney y sus crueldades.
— ¿Vas a decirme la verdadera razón por la que no bajaste a ninguno de los recintos y le
hiciste saber a las mujeres que estabas aquí, Camellia? — Jonás preguntó en voz baja. —
Especialmente Marigold. Tenías que saber que ella estaba allí una vez que te topaste con las
casas. Ella era tu amiga. No tienes que decírmelo, pero no tiene mucho sentido que no quisieras
nada que ver con los equipos. Podrías haber visitado a las mujeres y luego marcharte. Nadie
podría haberte retenido si no quisieras que te retuvieran. Eres demasiado buena en lo que haces
para no haber estudiado ambos lugares por su seguridad.
Tú no sólo echaste un vistazo y luego saliste corriendo. Esa es no tu personalidad en
absoluto. — Él miró alrededor del jardín. — Tú planificas cada movimiento. Tu plan de respaldo
tiene planes de respaldo.
Jonás había deslizado esa pregunta allí cuando se sentía relajada con él. Ahora la tensión
se enroscó en ella como un resorte tenso. Se humedeció los labios. Él se parecía mucho a ella,
incluso aunque se había aislado de él. Él pensaba como ella. ¿Qué importaba si decía algo a los
demás? Ella no pensó que lo haría. Marigold no estaba casada con un miembro de su equipo.
Incluso si lo hubiera estado, Jonás le pareció un hombre que se guardaba las cosas para sí mismo
a menos que pensara que necesitaba proporcionar detalles por seguridad.
Camellia suspiró, se puso de pie y se alejó a medias de él, caminando de un lado a otro por
el porche hacia el borde, por lo que su rostro estaba casi completamente oculto de él.
— Fue hace mucho tiempo, o lo parece ahora. Planeamos nuestro escape como mejor
pudimos, pero sabíamos que las posibilidades de escapar del complejo de Whitney eran escasas.
Él nos puso en su programa de reproducción, y estábamos luchando contra sus súper soldados
elegidos, los que él pensaba que tenían una gran genética. Todas queríamos salir de allí. Whitney
se había ido a otra base y uno de nuestros equipos de soldados fue asignado para proteger al
Senador Freeman y su esposa, Violet, de un posible intento de asesinato.
Ella era muy consciente de que Jonás tenía que saber sobre el incidente. Los Caminantes
Fantasmas habían estado involucrados.
— Marigold era amiga de todos los soldados. Ella había sido parte de su comando en ese
momento. Los convenció para que la dejaran ir con ellos. Su objetivo era hablar con Violet y el
Senador Freeman sobre lo que estaba pasando en el laboratorio. Esperábamos que el senador
viniera y le pusiera fin a esto. No nos dimos cuenta de que Violet estaba dispuesta a vendernos
por sus propias ambiciones. Se crio con nosotros, así que pensamos que era una de nosotros.
— Entonces, — dijo Jonás, — una gran ruptura en la confianza.
Camellia asintió lentamente con la cabeza.
— Estábamos en una situación desesperada. Rose ya estaba embarazada. Nosotros
teníamos que liberarnos. Algunas de las más jóvenes estaban hablando de suicidio. Debo admitir
que iba a pelear hasta que uno de ellos me matara. Nunca iba a permitir que Whitney me obligara
a un hombre y luego me quitara a mi hijo. Marigold sintió lo mismo, así que empezamos a buscar
maneras de sacar a todas las mujeres al mismo tiempo. Si Marigold podría hacer que Freeman
viniera al laboratorio y nos ayudara, esa era una forma; de lo contrario, tendríamos que dominar a
los guardias y escapar. Lo que sería arriesgado. Por eso nuestra mejor apuesta era Mari.
Camellia se giró para mirar a Jonás nuevamente, empujando hacia atrás contra la columna
de soporte, sus dedos mordiendo la madera. Jonás escuchaba atentamente, esos ojos dorados
nunca se apartaron de su rostro, haciéndola sentir como si todo lo que ella decía fuera importante
para él, haciéndola sentir como si ella fuera importante para él.
—Fue un gran riesgo para Marigold ir con los soldados en su misión de proteger al senador
Freeman y Violet, pero fue. Hubo lo que pensaron que era un intento de asesinato. Mari fue herida
y hecha prisionera. Aparentemente, otro equipo de Caminantes Fantasmas también había sido
asignado para proteger al senador. Pero fue un montaje. Se suponía que Freeman moriría. En
todo caso, Mari fue hecha prisionera por el Equipo Dos, el equipo de Norton. Ella se enamoró de
Ken Norton. El equipo de Whitney, por supuesto, estaba desesperado por recuperarla. Se suponía
que ella no había salido del laboratorio. El equipo la encontró, pero aparentemente fue porque el
equipo de Caminantes Fantasmas lo permitió. Ella estaba determinada a volver por nosotras.
Whitney siempre nos había amenazado con que, si una de nosotras escapaba, mataría a las que
quedaran atrás.
El simple hecho de abrir esa puerta elevó el ritmo cardíaco de Camellia. La sangre
comenzó a latir a través de sus venas. De repente sintió como si no pudiera respirar. Ella no era
una mujer adulta, totalmente confiada de su habilidad para defenderse. Ella había vuelto a ser esa
niña, viéndose a sí misma convirtiéndose en una mujer, simplemente aprendiendo sobre sus
habilidades y talentos. Estaba llena de fuego y desafío contra un dictador que continuamente
derribaba a las niñas y las usaba con crueldad.
La Middlemist Red sumergió sus ramas, y las flores se deslizaron sobre su rostro y a lo
largo de sus brazos para calmarla. Red había sido su única amiga, y el toque en su piel le recordó
que había pasado demasiado tiempo desde que había sentido el toque de otro ser humano. Ese
deseo, o tal vez necesidad, estaba creciendo en ella, y tenía que reprimirlo sin piedad. Sacar a la
luz sus relaciones pasadas ayudaría, sería un recordatorio de que las amistades eran ilusiones. La
única persona con la que podía contar era ella misma.
No quería que esos ojos de Jonás la miraran tan de cerca. Ella se sintió expuesta ahora,
pero había ido muy lejos. Abrió la puerta y dejó que los secretos comenzaran a derramarse.
—Tú conoces a Whitney a través de sus experimentos, pero nosotros vivimos a través de
ellos y sus crueldades sádicas todos los días de nuestras vidas. Él nos dio mascotas para amarlas
y cuidarlas y luego las hizo trizas en frente de nosotras como una lección. Todas fueron
asesinadas porque no les enseñamos habilidades de supervivencia en un ring de lucha. Nosotros
ni siquiera sabíamos que existía algo así. —Camellia presionado sus dedos a sus labios y
descubrió que estaba temblando. Ya no podía mirar a Jonás. — Hubo un par de enfermeras que
permanecieron con nosotras a lo largo de todos los experimentos y nos acompañaron a las
diversas bases y laboratorios de Whitney. Una de ellas, Beverly, estaba con nosotros desde que
puedo recordar. La amaba. Todas lo hacíamos. No era como si ella fuera demasiado cariñosa,
pero siempre estuvo ahí para nosotras, sin importar cuánto Whitney frunciera el ceño cuando nos
recogió del suelo siendo niñas pequeñas o nos instruyó cuando necesitábamos saber cosas sobre
crecer como hembras. Él intimido a cada cuidador que tuvo para nosotras hasta que ellas
renunciaban, o las despedía porque eran demasiado amables con nosotras. Además de Beverly, y
Rosa. Rosa se preocupaba exclusivamente por Lily, aunque ella nos cuidaba a todas cuando
podía.
— ¿Por qué asignaría una enfermera exclusivamente a una niña? —Jonás pregunto.
—Lily recibió un trato especial. Finalmente, Whitney se la llevó, y Rosa se fue con ella. El
resto de nosotras siempre habíamos sido puestas en grupos A cada grupo se le asignó una
enfermera. Beverly era la enfermera asignada a mi grupo, y terminó quedándose durante todos los
años de nuestra infancia y adolescencia, en la que tantas otras se fueron.
Camellia podía oírse a sí misma gritando que no revelara demasiado. Jonás estaba
demasiado conectado con ella a través de las mejoras que Whitney les había dado a los dos y él
era inteligente. No tenía dudas de que él observaba todo, desde el lenguaje corporal hasta cada
fuga emocional psíquica que emitía. Sospechaba que muy pocas cosas se le escapaban, y él
estaba específicamente sintonizado a ella.
Necesitaba desesperadamente a alguien con quien hablar. Para rebotar sus ideas. Al
mismo tiempo, no quería saber las respuestas. No podía destrozar ese último pedazo de su
corazón. Ella simplemente no podía soportarlo. Quería alejarse de él, pero podía sentir su mirada
sobre ella, obligándola a seguir. Necesitaba hablar en voz alta. Para decirle algo. Para darle una
explicación.
—Whitney hizo tantas cosas horribles. Ni siquiera puedo comenzar a explicar solo lo mal
que podía ponerse. Torturó a Flame una y otra vez, enfermándola, indiferente a que ella viviera o
falleciera, solo le importaba poder registrar sus reacciones. — Ella se estaba repitiendo. Ella no
podía parar y Jonás no la detuvo. Él sólo la dejo balbucear. — Nosotras fuimos a incontables
misiones, pero si una de nosotras no volvía, una de las otras chicas era castigada. Más tarde,
cuando nos hicimos mayores, nos infectó con un virus y necesitábamos el antídoto para sobrevivir,
por lo que teníamos que regresar. Si una de nosotras escapaba, dijo que mataría a una de las
chicas restantes.
Su garganta se cerró. Sus pulmones se agarrotaron. Ella no podía respirar. Se necesitó
disciplina para forzar el aire a través de su cuerpo. Era muy difícil no mirarlo. Ella sintió su
reacción. La Middlemist Red absorbió sus emociones. Inhalando y exhalando, acumulando su furia
y dejándola ir a la paz relajante del jardín. Así era Red, siempre encontraba una manera de
mejorar las cosas cuando su mundo estaba lleno de violencia y rabia.
Estaba sudando, pequeñas gotas en su frente.
— Estoy saltando en mi historia aquí. Volviendo a cuando era más joven, antes de que
todas nos uniéramos para tratar de salir todas de una vez. Planee mi escape. Simplemente no
podía soportarlo más. Sabía que no podía ser mientras estaba en una misión porque no podía
escapar con un virus en mí. Tuve mucho cuidado. Estudié a los guardias. Él los cambiaba con
frecuencia, y si estábamos en una base militar regular, se aseguraba de que todos los guardias
asignados se mantuvieron alejados de nosotras. Cuando me decidí a hacer mi movimiento,
estábamos en una propiedad privada en un laboratorio subterráneo. Nos había retenido allí por un
tiempo. Nos llevaban a la superficie para hacer ejercicio y cada vez que se nos necesitaba para
planificar misiones. Soy extremadamente buena reteniendo información en mi mente, así que
sabía cómo moverme por el laberinto de túneles del laboratorio.
Dudaba que le estuviera dando demasiada información sobre sí misma. Lo más probable
es que él tuviera los mismos regalos que ella. Whitney lo había mejorado con hongos y la
Middlemist Red. Ahora sabía sobre el micelio, pero no sobre Red. Los dones de Red le habrían
permitido hacer frente a la terrible cantidad de codificación genética agresiva que Whitney había
conectado a Jonás. Sin eso, Jonás probablemente ya estaría muerto o peor aún, ya se habría
vuelto loco.
—Camelia.
Dijo su nombre en voz baja. Suavemente. El sonido de su voz era como una pieza de tela
de terciopelo deslizándose sobre su piel en una larga caricia. Sorprendentemente, cuando ella
había cerrado su mente a él, cuando no hubo ningún puente entre ellos desde Red o el micelio,
sintió el mismo roce de terciopelo en su mente.
—Sólo contarme eso te está lastimando. Tú no tienes que decírmelo. No me gusta que
sufras. No es tan necesario como pensé que lo era.
Había verdad genuina en su voz, y ella se giró para encontrarse con el oro en sus ojos. Él
quiso decir cada palabra. Ella había trabajado para construir sus protecciones, esos muros con los
que rodeaba su corazón y su alma. Ya no creía en nadie. Ella no podía permitírselo. Sabía que
Jonás le había estado pidiendo que hiciera precisamente eso, pero ahora... él estaba sufriendo por
ella.
Jonás había tropezado con su jardín. Esencialmente, ella necesitaba considerarlo un
enemigo. Él era un caminante fantasma, otra de las creaciones de Whitney. Él no trabajaba para
Whitney, ella sabía que no lo hacía, pero él era todavía un hombre que seguía órdenes. Esas
órdenes podrían incluir adquirirla. Ella tenía secretos. Ella tenía habilidades. Ella podría ser útil.
Whitney tenía hombres en lugares altos que lo protegían, y aun así hacían tratos con él. Ellos
querían sus experimentos. Si él la quería de regreso, ella no tenía duda de que esos hombres
encontrarían una manera de intercambiarla.
Incluso con todo eso en mente, solo mirar a Jonás, a los ojos, derrumbó su determinación
de nuevo. Ella tenía una razón para no bajar al complejo y dejar que las otras mujeres supieran
que estaba allí. Ella tenía una razón para negarse a estar con él, a pesar de que sabía que él la
necesitaba de la manera que ella lo necesitaba a él. Su razón no era trivial. Él tenía que
comprenderla. Ella no estaba siendo egoísta o emocional o temerosa. Sus razones eran profundas
y elementales, y no había forma de reparar el daño hecho.
—Gracias por decir eso, Jonás, — reconoció, — pero quiero que sepas que Beverly
descubrió que no estaba en mi cama y alertó a los guardias. — Se le hizo un nudo en el estómago
cuando se lo dijo y apretó la mano con fuerza sobre él, porque ¿y si estaba equivocada? ¿Qué
pasaría si, todo este tiempo, ella hubiera estado equivocada?
—Me atraparon justo cuando salía de los túneles. Whitney reunió a todas las chicas en sus
pijamas. Ellas estaban llorando y asustadas. Me pregunto si recordaba las consecuencias por
tratar de escapar. Camino de un lado a otro de la fila de chicas y me dijo que eligiera a una de
ellas. Le dije que se fuera al infierno, pero estaba muy aterrorizada. Temblaba tanto que apenas
podía estar de pie. No creí que realmente hiciera lo que dijo. Pero lo hizo. Se llevó a Ivy. Traté de
atacarlo, pero sus soldados me sostuvieron y la llevaron a otra habitación. Nosotros escuchamos
el disparo. Había sangre en la habitación, mucha sangre. Él me hizo limpiarla. Nunca la volvimos a
ver.
No se dio cuenta de que estaba llorando de nuevo hasta que Red sumergió sus ramas y
usó las flores para tocar suavemente su rostro.
—Whitney me preguntó si realmente pensaba que Beverly me amaba. Dijo que era
estúpida si realmente creía eso. Que ella trabajaba para él por dinero.
Ella todavía recordaba la burla en su voz, la forma en que se burló de ella, de todas ellas
por pensar que alguien podría quererlas.
—Beverly negó haberles dicho a los guardias que había escapado. Ella dijo que no era
cierto, pero él se rió y le dijo que ninguna de nosotras volvería a confiar en ella y que ya no la
necesitaba. Él la dejó ir. Le dije que hiciera las maletas o que iba a matarla. Planeé colarme en su
habitación y matarla por lo que ella me hizo, aunque sabía que en última instancia era mi
responsabilidad que Ivy muriera, no suya. — Camellia limpio las lágrimas en su rostro y enderezo
su espalda. — Marigold me detuvo. Ella dijo que me arrepentiría más tarde, y probablemente ella
tenía razón. Sobre todo, quería matarlo a él y luego a mí misma. Nunca he sido capaz de
perdonarme a mí misma.
—Esa fue una gran ruptura en la confianza, — dijo Jonás. — Beverly fue como una figura
materna durante años.
Camellia asintió con la cabeza. Él lo entendió.
— La única madre que he conocido.

CAPÍTULO 5

Jonás estudió el rostro de Camellia. Su expresión. La forma en que se sostenía. Había


mucho más en la historia de lo que ella le estaba contando. La sola traición de su enfermera le
habría dado razón para no confiar en nadie. Cargar también con la culpa por la muerte de una de
sus hermanas... la carga tenía ser espantosa. Como bien sabía, ese tipo de culpa no era algo que
pudieras ignorar, sin importar cuántas veces alguien te haya dicho que no era tu culpa.
Quería tomarla entre sus brazos y abrazarla, lo cual era una respuesta completamente
inusual para él. Él no era ese hombre. Nunca pensó que lo haría ser ese hombre. Nunca pensó
que lo sería o que podría serlo. Tenía los impulsos sexuales normales de un hombre, tal vez
demasiado y también demasiados fuertes, pero nunca había querido los enredos emocionales o la
cercanía física que venía junto con eso. Él no era un abrazador. Él no era un consolador. Sin
embargo, mirar a Camellia ahora y sentir sus emociones más agudamente de lo que nunca había
sentido a otra persona, eso era todo lo que quería hacer en este momento, solo abrazarla y
consolarla.
— ¿Qué pasó después de eso, Camellia? — él engatusó, manteniendo su voz como suave
como pudo.
Ella estaba eligiendo y reeligiendo sus palabras con mucho cuidado que él se dio cuenta de
que ella tenía miedo de revelar demasiado. Esto era sobre la confianza. Su pequeña Camelia
tenía problemas de confianza, y con su reacción irreflexiva de antes, había jugado directamente
con su mayor inseguridad. Si alguna vez iba a llegar a alguna parte con ella, tenía que entender
exactamente a lo que se enfrentaba. Quería pasar sus dedos sobre su suave rostro y retirar las
últimas lágrimas para consolarla. Necesitaba hacerlo, pero instintivamente sabía que ella no
agradecería su toque.
La camelia roja de Middlemist descendió, y esta vez, la rama se movió contra la brisa para
rozar su rostro suavemente. Los pétalos de la rosa acariciaron su piel a lo largo del camino exacto
que había imaginado acariciarla. Eso le dio una pausa. Él ya no estaba conectado a la red a través
de Camellia, pero de alguna manera esa misteriosa planta sabía lo que estaba pensando. No solo
sabía lo que estaba pensando, sino que sabía lo que quería hacer, al menos en relación con
Camellia.
Y lo hizo. La maldita planta hizo lo que quería hacer. Estaba leyendo su mente y luego
actuaba según su necesidad. Eso era simplemente alucinante.
—Whitney se burló de mí. — Camelia negó con la cabeza. — De todas nosotras. Le
gustaba ponernos unas contra las otras. Finalmente nos separó. Jonquille fue puesta en esta
pequeña habitación pequeña porque Whitney dijo que era demasiado peligrosa para estar fuera
por más tiempo. Laurel estaba en ese ático donde hacía calor y la calidad del aire era terrible. Lo
hizo a propósito porque ella tenía muchos problemas para respirar, y dijo que sus pulmones
deberían estar mejor. Apenas podía ponerse de pie. Sabía que él quería mantenernos separadas
porque pensaba que estábamos demasiado cerca, demasiado leales unas a las otras.
— ¿No frustraría eso su propósito de amenazarte con la muerte de otra si trataban de
escapar?
—Claramente no quería perder más mujeres, no cuando podía envenenarnos con los virus
y obligarnos a volver por el antídoto. El comenzó su campaña para socavar nuestra confianza
mutua. Sembrando pequeñas semillas de duda, actuando como si nos delatáramos unas a otras.
Incluso trató de convencerme de que una de las chicas fue la que les había dicho a los guardias
que yo no estaba en mi cama esa noche, no Beverly.
— ¿Le habías dicho a alguien que ibas a intentar escapar?
Ella sacudió su cabeza. — No quería que nadie tuviera que mentirle. Él siempre se
enteraba y sus castigos eran terribles. Planeé todo por mi cuenta. Incluso hice que pareciera que
estaba en la cama enrollando mantas debajo de las sábanas.
— ¿Alguien podría haberte visto enrollando las mantas y poniéndolas en tu cama?
Ella vaciló. Era la primera vez que lo hacía. Sus dedos se retorcieron frente a ella hasta que
sus nudillos se pusieron blancos. Su mirada se deslizó de la de él y se movió en dirección a la
columna. Fue el más pequeño de los movimientos, pero lo atrapó. Lo registró. Se le encogió el
estómago.
—Es completamente posible, pero sería difícil creer que una de mis hermanas se lo diría a
los guardias. ¿Cuál sería su motivación? En ese momento, todas sabíamos que llevarnos bien con
Whitney no era una posibilidad real. Que nunca nos dejaría ir. Nosotras no estábamos allí por
dinero o poder, como Violet. Entonces ¿Cuál sería el punto?
Sonaba más como si estuviera tratando de convencerse a sí misma que a él.
Él asintió, pero ese nudo en su estómago se había convertido en un puño.
— Pero se las arregló para hacerte tener una pequeña duda, y eso te hizo sentir culpable.
—Realmente no tenía ninguna duda, — ella negó — Para nada. Confiaba en todas las
mujeres. Nos separó, pero Marigold era una poderosa telépata. Yo todavía no estaba allí con mis
habilidades, pero me estaba entrenando y podía ayudarla. Por la noche, hablábamos con todas
las demás sin importar en qué parte del complejo las estuviera sosteniendo. Mantuvimos esos
lazos fuertes. Él no tenía ni idea de que podíamos hablar de esa manera. Cuando ideo su estúpido
programa de reproducción, esa fue la gota que colmó el vaso.
—Y luego el plan de que Marigold hablara con el senador Freeman y pidiera ayuda fracasó,
— dijo Jonás.
Ella se encogió de hombros.
— Claramente, eso habría fallado de todos modos. Violet tenía su propia agenda, igual que
el senador y Whitney. Violet nos traiciono a todas. Afortunadamente, el equipo de Norton nos
ayudó a escapar.
—Pero Marigold no siguió el plan, y no se fue contigo.
Otra vez, Camelia no lo miro a los ojos y la Middlemist Red se sumergió. Camelia sacudió
su cabeza.
— No, ella se fue con Ken Norton.
—Eso también debió sentirse como una traición.
Jonás pudo ver que esas traiciones se estaban acumulando.
—Supongo que sí, pero ella tenía sentimientos por él. Ninguna de nosotros sabia como se
sentía eso.
—Pero ella sabía que todavía estabas en peligro, y no te pidió que fueras con ellos, —
Jonás dijo, manteniendo su voz muy baja y amable cuando él señalo el golpe obvio.
Su mirada saltó a la de él. Había esperado que él no conectara esos puntos. Ella asintió,
chupando su labio inferior, y luego mordiéndolo con sus dientes.
—Creo que se sintió incluso como una traición mucho más grande que la de Violet, dejarte
en el invernadero y no tener que ir con ella y el equipo. — Ni siquiera consiguió un movimiento de
cabeza. — ¿Cuándo supiste que tenías una hermana gemela, Camellia? ¿Cuándo te enteraste de
Briony?
Su respiración quedó atrapada en sus pulmones, y ese puño en su vientre creció a
extravagantes proporciones, oscuras y feas, porque la respuesta ya estaba formándose en su
mente. La agresión envió adrenalina corriendo por sus venas, y la necesidad de cazar y matar
presas era un impulso que lo sacudió.
Ella humedecido sus labios. Tomó un respiro. Él sintió el aire en sus propios pulmones,
como si ella le hubiera dado eso, si lo hubiera compartido con él.
—Cuando bajé de la montaña a explorar. Al principio pensé que era Marigold, y estaba feliz
de verla, pero luego su esposo la llamo. Él la llamó Briony. Le dijo que Mari la necesitaba. Miré
más de cerca y Mari estaba mirando por una ventana. Podía ver su rostro enmarcado allí. Ella
saludó y Briony le devolvió el saludo.
— ¿Ella nunca te mencionó a Briony antes de ese momento?
Camellia negó con la cabeza muy lentamente.
— No, nunca de esos veinte años de estar juntos. Todas esas charlas nocturnas. De
declararnos hermanas. Las mejores amigas. Jurando que nos cuidábamos las espaldas y que
siempre lo haríamos. No supe qué pensar, así que retrocedí y vine a mi jardín. Aquí encuentro
paz. Puedo pensar claramente. Necesitaba pensar en que puedo confiar después de ver eso.
Parece que sabes todo sobre Briony. Tal vez todos lo hacen, pero no la mujer que creció con
Marigold y la cuidó por más de veinte años.
Jonás se dio cuenta de que ese era el muro más grande de todos. El de acero. El que sella
a todos los demás. ¿Cómo podía confiar en alguien, y mucho menos en un hombre al que apenas
conocía? Ella acababa de conocerlo. Quería que ella fuera a ese complejo con él y confiara en su
equipo, un equipo que se mezclaba regularmente con el equipo de Marigold. Ella había
experimentado una traición tras de otra. Ella de repente no iba a dar un gran salto de fe con un
hombre que había conocido por menos de una hora. A decir verdad, no era un hombre que
inspirara un gran salto de fe en el mejor de los casos. Era demasiado duro y peligroso. Ella era
sensible a lo que él era. Ella vio a través de esa fachada que puso para los demás.
Esa pequeña semilla de duda que Whitney había plantado en su cabeza, que una de las
chicas pudo haberla traicionado en lugar de Beverly, había crecido un poco más. Podía ver que
Camellia estaba luchando con sus dudas. Ella no quería creer que Marigold alguna vez podría
hacer tal cosa, y obviamente se sentía miserable por siquiera considerarlo.
—Puedo ver cómo dolería que tu amiga más cercana mantuviera un secreto así.
Se pasó la mano por el pelo, un gesto deliberado de su parte. Quería que ella lo viera
como más humano de lo que él sabía que realmente era. No era como si fuera un cyborg. A
veces, los súper soldados inflados de Whitney que eran creados con placas de armadura en sus
cuerpos parecían más humanos que él.
Cuando vio a Camellia por primera vez, pensó, esperó, aunque solo fuera por un momento
fugaz, que tenía la oportunidad de encajar en algún lugar, con alguien. Ella no tenía que ser como
él. Era más que suficiente para ella solo verlo y aceptarlo. No podía aceptarse a sí mismo del todo,
no después de las horribles cosas que había hecho o las cosas igualmente horribles que se había
impedido hacer. Aun así, quería que ella viera la terrible verdad de él y lo quisiera de todos modos.
Él estropeo su oportunidad antes, cuando empezó a insultarla inadvertidamente sin darse cuenta.
Sin aceptar lo que era.
—No lo hagas, — ella dijo suavemente.
— ¿No qué?
Dejó que su mano se deslizara a la nuca de su cuello donde sus músculos estaban
anudados. Eso no fue fingido. Él no quería renunciar a ella. Pero, por otro lado, él no iba a
causarle más dolor. Él podía sentirlo en ella. El dolor era muy verdadero y visceral. Desgarrándola.
— ¿Por qué desprecias tanto lo que eres? No puedes cambiarlo, Jonás. Tú lo sabes. Lily
debe haberlo intentado. Si ella no puede hacerlo, y es un genio, entonces sabes que tienes que
encontrar la manera de aceptar lo que eres y vivir con eso. Debe haber cosas realmente
grandiosas que puedas hacer, como aprovechar la red de micelio para detectar el peligro antes
que nadie.
Él suspiró y se recostó en la silla, permitiendo que las flores de la Middlemist Red
trabajaran su magia en él. Los pétalos eran suaves, de la forma que él imaginaba que sería la piel
de Camellia.
— Normalmente no soy tan pesimista. Es solo que en el momento en que te vi, estábamos
conectados, y me sentí diferente. Me gustó cómo me sentí por primera vez en años. Entonces la
jodí y ese sentimiento desapareció. Ha sido difícil recuperarme otra vez.
Él le dio su honestidad porque ella merecía eso. También muchas personas importantes en
su vida habían traicionado su confianza. No quería ser uno de ellos. Ella no era una amenaza para
su equipo, o el equipo de Marigold. Al menos no todavía. Él no sabía cuáles eran sus intenciones.
Ella no había tomado una decisión sobre Mari, y él sabía con certeza, que a menos que ella
tuviera una prueba de que Mari la había traicionado, nunca la condenaría.
Camellia le envió una pequeña sonrisa intrigante.
— Dudo que fuera yo la que te hizo sentir diferente, Jonás. Este jardín tiene una manera de
hacerte sentir en paz.
Oyó arrepentimiento en su voz, e inmediatamente se encendieron las alarmas en todo su
cuerpo.
— Estás haciendo planes para irte, ¿no?
—Tarde o temprano, si me quedo, incluso si nunca dijeses una palabra sobre mí, alguien
vendría tan lejos explorando. Los Norton han estado aquí varias veces, y me las arreglé para
evitarlos. Aunque no fue fácil, y sabía que, si venían más, tendría que irme. Una vez bajé allí y me
di cuenta de que los Caminantes Fantasmas realmente tenían casas aquí, ellos no estaban sólo
de vacaciones o entrenando, sabía que no era seguro. Seguí aplazándolo. Lo sabía mejor, pero
no quería dejar mi jardín.
—Creo que deberías reconsiderarlo. Está la amenaza que ambos sentimos, Camellia. Eso
es real. Alguien está ahí afuera, mirando y esperando. Creo que están detrás del hijo de Ryland y
Lily. Podría estar equivocado. Tenemos varios otros niños que proteger también, algunos que
Whitney querría incluso más de lo que él quiere al joven Daniel. Estos niños son especiales. Muy
talentosos. Nadie sabe a cerca de ellos. Ni Whitney, ni los otros científicos. Nadie del mundo
exterior. Los protegemos.
—Y, sin embargo, sospechas que alguien ya sabe sobre ellos. ¿Cómo? ¿Crees que alguien
en uno de los complejos te vendería?
La primera reacción de Jonás fue un sólido no, los equipos estaban unidos. Él apostaría su
vida por sus hermanos y lo hacía con bastante frecuencia. Ellos eran las únicas personas en las
que confiaba plenamente. Lily tenía su personal. Ellos habían estado con ella desde su infancia.
Ella contaba con ellos. Ryland y Kaden Montague, Caminantes Fantasmas casi imposibles de
engañar, creían que el personal era leal. Había otros, que no eran miembros de los equipos de
ambos complejos, pero ellos no veían a los niños.
— ¿Es posible que una computadora esté comprometida?
Él sacudió su cabeza.
— No hay documentación sobre ninguno de ellos. Eso fue acordado. No los ponemos en
ordenadores.
La ceja de Camellia se elevó. Ella le dirigió una mirada de pura incredulidad. — No puedo
creer que Lily no documentara lo que su hijo es capaz de hacer. Si lo crees, estás viviendo en un
mundo de ensueño.
Jonás se quedó muy quieto en el momento en que dijo "mundo de los sueños". Jeff Hollister
era un hombre de su equipo capaz de caminar en sueños. No era el único. Nico y Ryland también
podían, pero Jeff era muy adepto a eso. Caminar en sueños podía ser peligroso porque uno tenía
que dejar su cuerpo vulnerable cuando lo hacían. Ellos podían ser asesinados en sus sueños y
estar tan atrapados en él que tal vez no quisieran volver a su cuerpo.
Jeff practicaba caminar en sueños con frecuencia, con Lily supervisándolo para ver si tenía
alguna repercusión de sus golpes anteriores. La mente de Jonás inmediatamente comenzó a
construir imágenes de archivadores, oficinas y documentos almacenados en la oficina soñada que
usaban. ¿Era eso posible? Cualquier cosa era posible en un sueño. Lily podría estar
documentando las habilidades de cada niño y almacenando la información dentro de una oficina
de sueño donde nadie tendría acceso a ella, a menos que supieran lo que ella estaba haciendo y
enviaran a un Caminante de sueños a descubrirlo.
¿Era Jeff el objetivo de la vaga amenaza, no Daniel o uno de los otros niños?
Abruptamente, Jonás se puso de pie, la adrenalina fluía a través una vez más.
—Dime. — Camellia también se levantó, igualando sus movimientos como si fueran fueron
bailarines coreografiados.
— ¿Qué ocurre? ¿Qué es?
—Todavía no lo sé. Solo una idea. Algo que dijiste. Que Lily documentaría las habilidades
de su hijo. Ella no sería capaz de ayudarse a sí misma.
Bajó del porche y caminó hacia el jardín con movimientos veloces y silenciosos del lobo en
él. Ya se estaba mezclando con la cálida niebla gris claro en el aire que entraba y salía de los
árboles. Camellia caminaba a su lado, sin emitir sonido alguno.
—Tienes razón sobre Lily, — dijo. — Ella no sería capaz de ayudarse a sí misma. Ella es
una científica nata. Pero ella querría un lugar seguro donde nadie fuera capaz de encontrar las
cosas que sabe sobre su hijo, o de cualquier otro niño que ella estudia. Necesitaría sentir que su
escondite es impenetrable.
Jonás miró a la mujer que caminaba a su lado. Ella inclinó la cabeza para mirarlo. Sus ojos
se habían vuelto de un azul plateado puro ahora. Luz. La niebla casi se la había tragado,
haciéndola difícil de ver, recordándole qué fácil sería perderla en el jardín. Una vez que la perdiera
de vista, sería como él, un fantasma, imposible de rastrear.
—Tienes una idea de lo que hizo.
En la niebla, su voz fue silenciada. Quería recuperar su conexión. Él no estaba seguro de
cómo establecerla. No entendía cómo se había conectado con ella la primera vez o cómo esa
conexión había sido cortada. Deliberadamente, pensó en el micelio que unía todos los árboles del
bosque bajo tierra, creando una red orgánica para comunicarse. Él era parte de ese sistema y
también Camellia.
—Yo estoy seguro. Eso suena extraño, pero luego todo lo que hacemos los Caminantes
Fantasmas puede ser considerado extraño. Si ella hizo lo que sospecho, no entiendo como
alguien podría saberlo.
Camino inquieto a través de la niebla mientras hablaba, necesitando la actividad física para
drenar la repentina descarga de adrenalina de su sistema. Mientras tanto, su mente continuaba
trabajando en el problema de volver a unirse a la red de micelio. Sabía que, si podía restablecer
esa conexión, encontraría el camino de regreso a un vínculo emocional más cercano con
Camellia. Ya él sentía el susurro de ella en sus terminaciones nerviosas. Él estaba muy cerca de
restablecer su vínculo cortado.
—No sabré si es extraño si en realidad no me dices lo que estás pensando, — señaló.
— ¿Has oído hablar de caminar en sueños?
Ella asintió.
— Realmente no conozco a nadie que pueda hacerlo. Quiero decir, estoy segura de que se
puede hacer, porque la mayoría de los regalos psíquicos sobre los que se especula resulta ser
algo que otros tienen el talento de hacer, pero nadie que yo conozca ha admitido que puede
caminar en sueños.
— Supón que Lily sabe de alguien que camina en sueños, y que es lo suficientemente
poderoso como para llevarla a su sueño. Ella podría potencialmente ocultar sus datos en el sueño.
Jonás compartió su teoría mientras se concentraba en los hilos orgánicos que formaban
una vasta infraestructura corriendo bajo tierra. Si esas líneas de comunicación pudieran dar la
alarma cuándo un árbol estaba bajo ataque por insectos o enfermedades, el árbol enviaría la
advertencia a otros árboles para que pudieran armarse y estar preparados, entonces debería
poder acceder a ese centro de comunicación. Él podría ser parte de eso. Él era parte de eso. Así
era como sabía cuándo el peligro se avecinaba. Se abrió a él, dándole la bienvenida a los genes
de micelio que Whitney había colocado en su ADN, abrazándolos completamente.
El calor ardió a través de sus terminaciones nerviosas cuando la conexión cobró vida. Vivo.
Se sentía tan vivo. Completamente consciente de ella, tal como había estado en el jardín antes de
que él la viera. Él sabía que ella estaba en algún lugar cerca de él, pero no podía verla. Podía
sentirla. Su cuerpo podía sentirla, aunque no la estuviera tocando.
Él la miró y sus ojos se encontraron. Ella era igualmente consciente de él. Él le dio una
sonrisa lenta. Uno que era genuina. Él lo había hecho. Se había conectado a esa red bajo tierra y
a ella.
— Eres tan malditamente hermosa.
Su sonrisa puso más manchas azul oscuro en sus ojos. Ella sacudió su cabeza.
— No soy realmente hermosa, pero estoy feliz de que pienses que lo soy, pero mantente en
el camino. Estuviste preocupado allí por un minuto. Y disgustado. Déjame ayudarte a resolver
esto. ¿Por quién estabas preocupado?
Ella era muy experta en leerlo cuándo sabía que no había expresión en su rostro. Quería
tocarla. Enmarcar su rostro con sus manos, pero eso llevaría a otras cosas. El color barrió sus
mejillas, y sus gruesas y oscuras pestañas revolotearon y cubrieron sus ojos de gato por un
momento.
—Tienes que detenerte, Jonás.
—No puedo fingir que no pienso en esas cosas. Los metes en mi cabeza.
—Estoy segura de que muchas mujeres las meten en tu cabeza. Eres un hombre muy
sexual.
Ella no estaba pescando. Estaba afirmando un hecho tal como lo veía.
— Supongo que algunas personas podrían creer eso, porque tengo un impulso sexual muy
fuerte. Whitney me cargo con la mayor cantidad de especies agresivas posibles, muy dominantes
y alfas, así que si, físicamente mi cuerpo quiere sexo, pero mi cerebro siempre está en guerra.
Ella frunció el ceño hacia él. Por alguna razón desconocida, encontró adorable esa
expresión en particular. Y una que quería ver a menudo.
— ¿Qué significa eso?
—No me gustan las conversaciones tontas. No me gusta fingir una intimidad que no siento,
y no la siento con las mujeres que se me acercan.
—Me imagino a las mujeres arrojándose a ti todo el tiempo.
Una vez más, no pudo detectar los celos. Estaba evaluando la situación y exponiendo los
hechos tal como los veía. Se encogió de hombros.
—Cuando quiero sexo, no tengo problemas para conseguirlo. No soy un santo cuando
necesito alivio, pero no me gusta pasar mucho tiempo con alguien con quien no quiero estar por
ningún otro motivo.
—Eso tiene sentido. Un buen número de machos o reptiles que Whitney eligió por sus
habilidades de lucha o sigilo, o por cualquier razón, eran solitarios. Ellos se aparean y se van. Tú
también podrías tener esas tendencias.
—Parece que no siento esas mismas tendencias a tu alrededor, él admitió. Pensó que
también podría ser sincero con ella. — No me gusta tocar ni que me toquen, sin embargo, eso es
en todo lo que puedo pensar cuándo estoy cerca de ti.
Camellia lo miró de nuevo y luego miró hacia otro lado, deteniéndose allí en medio del
jardín. Él también se detuvo, reflejándola inmediatamente, sabiendo que, si no lo hacía, podría
perderla en la niebla.
—Es muy peligroso.
Su voz era baja. Temblorosa. No había indicio de anhelo en el tono, o en su expresión, pero
sintió la emoción correr a lo largo de sus terminaciones nerviosas.
— ¿Por qué sería peligroso, Camellia?
Él conservó su voz suave, sintiéndose como si estuviera tratando con una criatura salvaje,
una que correría en cualquier momento.
Ella levantó la barbilla como si él la hubiera desafiado. Sus ojos se encontraron con los de
él sin pestañear.
— No podríamos detenernos en un simple toque, Jonás.
Los pulmones de Jonás se paralizaron cuando la ardiente necesidad lo envolvió. Eso era
todo lo que podía hacer para no saltar sobre ella en ese momento y lugar. Si no hubiera sido por
años de practicar el absoluta control, podría no haber tenido éxito. Jonás se las arregló para
aspirar un tembloroso aliento y desacelerar los salvajes latidos de su corazón. Maldita sea. Si solo
hablar de tocarla tenía este efecto en él, no podía imaginar lo que iba a ser la realidad.
— Supongo que eso es cierto, — estuvo de acuerdo, cuando pudo hablar de nuevo. —
¿Sería realmente algo tan malo?
—Lo sería si se supone que debemos averiguar de dónde proviene esta amenaza tan real y
a quién se dirige.
Dio un suspiro exagerado.
— No te llamaré cobarde, pero voy a para pensarlo en mi cabeza. Si no me equivoco en
cuanto a la tontería de caminar en sueños, el caminante de sueño más poderoso que conozco
esta acampado justo debajo de ese círculo de rocas que está siendo espiado por tu manada de
lobos.
Jonás la observo de cerca, prestando estricta atención a las pequeñísimas inflexiones que
le transmitía el micelio. Él no era un hombre confiado más de lo que ella era una mujer confiada,
no cuando se trataba de la vida de sus compañeros de equipo. Jeff Hollister era un buen hombre,
uno de los mejores, y él ya había pasado por el infierno. Si, de alguna manera, Jonás estaba
siendo engañado, y no podía concebir cómo estaba sucediendo eso, él protegería a Jeff con su
vida.
Camellia se rió suavemente.
— Somos un gran par, Jonás. Whitney sabía lo que estaba haciendo cuando nos reunió. No
consideró nuestros antecedentes o cualquier equipaje emocional cualquiera de nosotros llevaría,
¿verdad?
Él negó con la cabeza, su mirada nunca dejó su rostro. No era un hombre para distraerse.
Él le había dado información que podía dañar su amigo, un hombre que él consideraba un
hermano. Él no podía sentir incluso ni un susurro de amenaza emanando desde ella. En todo
caso, ella estaba en total solidaridad con él.
La risa se desvaneció de los ojos de Camellia. Sus labios perdieron esa dulce curva y
apareció su ceño fruncido, el que le decía que estaba pensando en algo que le había dicho. Ella
sacudió un poco la cabeza.
— Si tu amigo está de verdad protegiendo los datos de Lily sobre su hijo, ¿cómo podría
alguien saberlo? Ella no lo diría y él tampoco. Ni siquiera lo sabías y eres amigo de él. Ningún
extraño estaría en su sueño, ¿verdad? ¿Es posible espiar en un sueño?
Jonás le dio vueltas a esa idea en la cabeza.
— Voy a comunicarme con Jeff y preguntarle. Es nuestro experto residente en lo que es
posible en determinados talentos. Y luego voy a tomar tu mano.
Ella en realidad dio un paso atrás, casi tropezó y se habría caído si una rama no se hubiera
posicionado de repente debajo de su trasero como un columpio.
Él le sonrió.
— Qué gato asustado. Tomarse de la mano no es lo mismo que besarse.
Camellia le dedicó lo que obviamente consideró un ceño fruncido. Dudaba que ella pudiera
haber intimidado a un osito de peluche con esa mirada, pero se abstuvo de decírselo.
—Solo pregúntale a él.
Jonás se acercó.
Jeff, ¿es posible enviar a espiar dentro de un sueño?
Hubo un largo momento de silencio.
Es posible hacer cualquier cosa en un sueño. Cualquier cosa. Es un sueño. ¿Por qué lo
preguntas?
No solo captó la cautela en la mente de Jeff cuando respondió, sino que podía sentir la
inquietud de su compañero de equipo.
Estoy tratando de averiguar si eres el objetivo de la amenaza que siento. No camines en
sueños. Quédate alerta. ¿Qué tan enfermo esta Kyle?
Él se siente un poco mejor.
Tal vez debería hacer que muevan el campamento para que Kyle no esté tan enfermo. Él
podría ayudar a proteger a Jeff.
Camelia negó con la cabeza.
— Tienen más protección donde están. Puedo disminuir los efectos en tus dos amigos,
pero si queremos mantener a todo el mundo fuera, queremos que la ilusión y los escudos se
mantengan fuertes.
Jonás consideró la posibilidad de que Jeff fuera el objetivo de esa amenaza.
— Si alguien está tratando de llegar a Jeff, ¿no lo harían en sus sueños? Ellos no tendrían
que matarlo en realidad. Si lo mataran en su sueño, entonces su cuerpo moriría.
— ¿Cuál sería el punto de matarlo realmente, Jonás? Si el espía está buscando adquirir
información sobre el hijo de Lily, necesitarían a Jeff con vida. — señaló Camelia.
Ella tenía razón. Quien quisiera saber sobre el hijo de Ryland y Lily necesitaría a Jeff vivo.
Necesitarían que Jeff caminara en sueños para obtener la información de él. Pero, ¿quién hubiera
sabido que debía poner un espía en los sueños de Jeff para darle los datos a Whitney, si él fue
quien envió a alguien tras de Jeff? Jonás no estaba más cerca de esa respuesta. En cualquier
caso, él podía estar completamente fuera de lugar. Era sólo una posibilidad.
Un ulular suave y grave, las notas largas y prolongadas lentamente durante ocho a diez
segundos, un poco más de lo que Jonás sabía que haría un gran búho gris para declarar su
territorio, llenó la noche. Pasaron treinta segundos y el macho emitió la misma llamada, dejando
que todos los machos supieran que el territorio estaba reclamado y que él lo defendería. La
lechuza estaba a cierta distancia, pero podía escucharse claramente, su ulular de tono bajo viajo
no solamente a través de las ondas de aire, sino también a lo largo de ese centro de comunicación
en la tierra.
La mirada de Jonás saltó a la de Camelia.
— Tienes este lugar conectado.
Ella asintió con la cabeza.
— Es por eso que tus amigos están más seguros aquí.
Empezó a alejarse de él, con paso pausado pero decidido. Él la siguió, observando la forma
en que la niebla se enroscaba alrededor de su cuerpo, haciéndola parecer como si partes de ella
se estuvieran disolviendo justo en frente de él. A veces, parecía como si su cuerpo hubiera sido
cortado por la mitad, su medio desaparecido, y él podía ver a través de ella. No estaba
sorprendido; podía extender el brazo y observar el mismo fenómeno en sí mismo. La diferencia
era que estaba seguro de que ella sabía por qué ellos podían hacerlo, y él no.
— ¿Qué te está diciendo el búho? Tienes un par de grandes grises apareados, ¿no? Los
búhos fantasmas. Fantasmas. Como nosotros. Casi imposibles de ver si no quieren ser vistos.
Ella asintió con la cabeza.
— Sí, ellos vienen conmigo cada vez que cambio de ubicación. Les digo que no lo hagan,
pero no prestan atención. Azul y gris. — Ella le envió una pequeña sonrisa por encima del hombro.
— Nombres realmente innovadores, ¿verdad?
Podía verla teniendo búhos grises. Volaron bajo, justo por encima del suelo, a no más de
cinco metros y medio. Ellos fueron silenciosos, deslizándose principalmente entre perchas.
Preferían sentarse encima de un tocón de árbol roto y escuchar a sus presas con sus agudos
oídos. A menudo volaban a sólo tres metros del suelo con lentos aleteos, tan silenciosos que
incluso en las noches más tranquilas ellos no podrían ser detectados cuando cazaban sus presas.
Estos búhos en particular se posaron en tocones de árboles donde las raíces se
adentraban profundamente en el suelo del bosque y se conectaban a la red de información que se
extendía por toda el área. Sus garras de raptor se clavaron profundamente en los troncos de los
árboles en los que se sentaron. Si tuvieran noticias que transmitir, podrían transmitirlas a través de
esa red corriendo bajo tierra.
Jonás aún no era experto en entender todo lo que escuchaba. Él supo que el pájaro macho
había transmitido un mensaje y que Camellia había reaccionado al instante. Se dirigía hacia una
parte en particular de su jardín. Él no le pregunto que le había dicho el búho. Trato de descifrarlo.
Tenía que ser hábil leyendo la red, tan experto como ella.
—Esa amenaza que ambos sentimos se está acercando un poco más a nosotros, — dijo.
— No está lo suficientemente cerca como para preocuparse, — agregó cuando él reaccionó
alargando su paso para casi estar respirando en su cuello.
Camellia era baja, por lo que no fue lo más fácil de hacer, pero sabía que era intimidante
como el infierno.
Ella le envió una mirada rápida por encima del hombro otra vez, esta vez, sus ojos con
aspecto de gato, un poco desconfiados, muy femeninos.
— Te hubiera dicho inmediatamente si tus hombres estuvieran en problemas, Jonás.
Había una nota baja en su voz, un suave toque de reproche.
No iba a disculparse por querer mantener a salvo a sus hermanos.
— Te lo dije, tengo los mismos problemas de confianza que tú. No estabas contenta de
verme o a ellos. Estábamos allanando. Después de lo que me dijiste sobre cómo te trataron, no
puedo decir que te culpe por lo que sientes por los Caminantes Fantasmas o el programa. Por otro
lado, eso sólo hace que sea más probable que hagas cualquier cosa para protegerte, incluso
permitir que mis hombres estén en peligro para darte una oportunidad de escapar.
— Eso lo hace, ¿no es así? — Ella sonaba divertida.
Jonás estuvo tentado a extender la mano y agarrarla por los hombros para sacudirla un
poco, pero no lo hizo. Tenía miedo de que, si la tocaba, se convertiría en algo totalmente diferente
de la reprimenda que tenía en mente. Él tuvo que hacer un esfuerzo para reprimir la repentina
diversión que broto de la nada. Desde el momento en que la había visto, sus emociones habían
estado por todas partes, rebotando desde el enojo y la sospecha hasta el asombro, el deseo y el
humor. Ella le hizo eso. Y maldita sea si no le gustaba. No es que él le dijera eso. Ella tenía
demasiadas ventajas como estaba.
— Camellia. — Forzó un gruñido de advertencia en su voz.
Su risa se desbordó. El sonido se movió por el jardín como campanas en el viento, las
exóticas flores que florecían de manera tan explicable en este jardín milagroso reaccionaron,
girando para seguir su progreso mientras caminaba en dirección opuesta a su casa.
—Jonás. En serio. Usa tus habilidades. Y tú lógica. Si fuera a arrojarte a ti y a los miembros
de tu equipo a los lobos, no te hubiera dicho qué gris me estaba advirtiendo, ¿verdad? Y puedes
escuchar la verdad. Si te digo que tus hombres están a salvo, pero no lo están, lo sabrás. Si
alguien tiene que preocuparse, soy yo.
— ¿Por qué dirías eso?
—Porque sabes que en el momento en que estés fuera de mi jardín, tengo la intención de
correr, y no tienes la intención de dejarme. Eres el lobo feroz. No te molestes en negarlo. Puedo
leerte como un libro. Puedes pensar que eres todo rudo y que puedes ocultar tu expresión y
lenguaje corporal de todos, pero no puedes hacerlo de mí.
Ella se detuvo abruptamente frente a una pequeña gruta. Un arroyo estrecho y poco
profundo burbujeó a través de los guijarros azulados y grises que formaban el lecho, sonando
musical. Una serie de tres pequeñas cascadas descendían ingeniosamente por las superficies
planas de tres rocas grandes y planas, el agua formando un patrón en zigzag a medida que caía.
En la base de la última piedra, el agua se acumulaba en un estanque antes de derramarse por los
costados del arroyo. Era bastante bonito, como todo lo demás en el jardín. Detrás de las pequeñas
cataratas había una cueva de forma natural, bastante poco profunda, y revestida con las mismas
rocas de río de color gris azulado brillante que bordeaba el arroyo y el camino que conducía a su
casa.
La niebla parecía casi lavanda mientras flotaba alrededor de la pequeña gruta, el arroyo y la
piscina poco profunda. Se quedó muy quieta, y una vez más, era casi imposible verla, la niebla la
hacía casi transparente. Él tuvo el impulso de estirar la mano y tirar de ella hacia él, encadenar su
muñeca con sus largos dedos y sostenerla contra él.
—No es que no tenga la intención de dejarte correr, Camelia. Es que no quiero que te
vayas. Eso no es lo mismo. Por primera vez, siento como que tengo alguien que realmente ve mi
verdadero yo, todo de mí, y acepta lo que soy. Hay libertad en eso. Puedo hablarte. Me siento
atraído por ti. Me gustaría que te quedaras y viéramos a dónde nos lleva esto. ¿Entiendo que
quieras correr como el infierno? Apuesta que lo hago. Pero, por otro lado, si esta amenaza está
más cerca de lo que yo pensé que lo estaba, podría usar tu ayuda para determinar qué está
pasando, porque sinceramente, no tengo ni idea, y creo que eres mejor resolviendo acertijos que
yo.
Él no estaba por encima de apelar a su ego. Él era estrictamente honesto, no queriendo
que ella lo atrapara alguna vez en una mentira. Sabía que habría ocasiones en las que podría
tener que eludir una pregunta o afinar una respuesta, pero él estaba decidido a ser lo más honesto
posible, especialmente cuando se trataba de cosas personales.
—Tú también eres un cazador, Jonás, — ella señalo. — Correr me convierte en presa. Tú
no serias capaz de ayudarte a ti mismo.
—Tendría que tener una razón para ir tras de ti, Camellia.
Él mantuvo su voz baja, intentando no sonar como el asesino que él era.
Ella se volvió hacia él, con las manos en las caderas y la cabeza echada hacia atrás. Ella
estaba tan cerca, que cada respiración atraía el olor de ella a sus pulmones. Las flores de Camelia
a menudo no tenían aromas. Tampoco Camellia, la mujer. No a menos que ella estuviera así, de
cerca, tan cerca que podrían haberse tocado. Había una sutileza en la fragancia de su piel.
Femenina. Definitivamente exótica, algo que no podía precisar pero que sabía que siempre
asociaría con ella.
A Camellia no le faltó coraje. Ella lo miró directamente a los ojos.
— Tú tienes motivos para venir por mí, Jonás. — Sus largas pestañas se deslizaron hacia
abajo y luego hacia arriba. — Tenemos demasiadas conexiones que nos unen. Eres un cazador.
No te quedaras sentado pensando sobre eso.
— Tú tampoco. — Lo hizo una declaración.
Ella suspiró.
— Está bien. Pero tengo mucho que perder si me quedo alrededor. Tú no. — Ella se
encogió de hombros y hubo un leve atisbo de sonrisa curvando su boca generosa. — Es posible
que pueda alejarte de tu equipo. Si eliges seguirme, eso depende de ti, no es que crea que serás
capaz de encontrarme, pero tienes una mejor oportunidad que la mayoría.
Él resistió el impulso de tomar su rostro entre sus grandes manos y besar ese desafío.
— No puedes jugar conmigo y ganar.
—Ojalá fuera un juego y no tuviera que irme, Jonás. No siento que tenga elección. Marigold
está en ese complejo, y tarde o temprano, todos los Caminantes Fantasmas sabrán que estoy
aquí. Al igual que tú, comenzaran a preguntarse por qué no he bajado hasta allí para unirme a
ellos. No estoy dispuesta a decírselo, y no estoy dispuesta a unirme a ellos. Eso significa que
tengo que irme. Eso no es un juego para mí. Es difícil irme y empezar de nuevo.
La verdad resonaba en su voz, pero también había otra nota, algo más que él no pudo
identificar del todo, ni siquiera cuando estaba estudiando su rostro con tanto cuidado.
Camellia se volvió hacia la gruta, agachándose, su mano desapareciendo en la niebla.
— Mientras tanto, tenemos que deshacernos de esta amenaza, independientemente de a
quién se dirija. Gris indicó que hay ocho intrusos que vienen desde el lado este de la montaña. No
deberían saber que estás aquí arriba, pero pueden saberlo si tu compañero de equipo Jeff es el
objetivo. Ellos habrán sabido que te asustaste y que los tres subieron por la montaña.
Jonás se preguntó cómo había obtenido esa información de la lechuza. Mientras descifraba
eso, simultáneamente repasó su declaración sobre partida. Ella no estaba desafiándolo para que
la siguiera, pero sabía que lo haría.
Abrió lo que parecía ser una trampilla construida en el suelo de la cueva. La depresión era
superficial. Dentro había un chaleco que deslizó sobre su cabeza. Tirando de un arco junto con
varios carcajes llenos de flechas, ella los colgó expertamente sobre su hombro y agrego varias
ollas pequeñas hechas de champiñones arrugados. Incluso las tapas de las ollas parecían como si
estuvieran hechas de la seta. Las ollas parecían estar selladas. Ella las puso dentro de los
bolsillos en el chaleco. Agregó tres cuchillos a los lazos del chaleco antes de volverse hacia él.
—Vamos. No quiero que lleguen muy lejos. Tus hombres estarán a salvo donde están, y
podemos eliminar la mayor parte del equipo antes de que nos alcancen. Si dejamos a uno con
vida, puedes interrogarlo y averiguar a quién persiguen.

CAPÍTULO 6
Cuando Camellia se agachó para abrir la trampilla, Jonás se situó justo detrás de ella para
ver exactamente lo que ella estaba haciendo. La niebla se había espesado, tomando un hermoso
tinte azul lavanda que parecía para ocultar a la mujer de manera muy efectiva, ocultando sus
movimientos, envolviéndola en secreto y misterio. Jonás no tenía nada de eso. Ella había tenido
razón todo el tiempo. No había forma de que la dejara ir si ella huía. El cazador en él era
demasiado fuerte.
Cuanto más se daba cuenta de que no sabía mucho sobre ella, más necesitaba saber. Él
se cernió sobre ella, utilizando su visión mejorada, agradecido por su capacidad de ver tan bien de
noche. Podía ver casi tan bien como un búho. Una de las mejoras de Whitney había sido darle un
tapetum lucidum en la parte posterior de sus retinas, esencialmente un espejo que reflejaba la luz
en las varillas, permitiéndole captar y amplificar cada pedacito de luz. Eso debería haber hecho
que su visión se volviera borrosa durante el día, pero Whitney se había preparado para ello
dándole la mejora de la visión del águila para que la usara durante el día.
Podía ver hacia abajo en la pequeña y ordenada unidad de almacenamiento de Camellia
construida en el suelo. Gruesas hebras grisáceas de madera estrechamente tejida cubrían las
paredes y suelo de la unidad que, a pesar de estar empotrada en el suelo de la gruta, no mostraba
signos de intrusión de agua. El escondite era sorprendentemente espacioso y contenía numerosas
armas, así como lo que parecía ser una bolsa de viaje de emergencia que podría agarrar si ella
necesitaba irse a toda prisa. Le hubiera gustado ver lo que había en esa bolsa.
Camellia seleccionó las armas y se preparó para la batalla con movimientos seguros, como
si lo hubiera hecho un millón de veces, sin siquiera mirar mientras se ponía un chaleco y metía
cuchillos en los bucles.
Cuando ella se puso de pie y se dio la vuelta, él no dio un paso atrás y ella se levantó
directamente hacia él, acercándolos tanto que habría sido imposible poner entre ellos más que un
pedazo de papel. Sus ojos se agrandaron, las pestañas se levantaron, la mirada encontrándose
con la suya en una especie de shock. Sus ojos eran aún más hermosos de cerca de lo que se
había dado cuenta.
— Esto no está bien, Jonás, — ella susurró.
Sintió esa voz de pluma corriendo por sus venas. Asentándose en su torrente sanguíneo.
Algo no estaba bien y, sin embargo, estaba perfectamente bien. Él ignoró la rápida sacudida de su
cabeza y colocó su puño en el material de su chaleco, dándole suficiente tiempo para alejarse de
él.
— ¿Tienes alguna idea de lo letal que soy? — Camelia lo miró desde debajo del velo de
esas pestañas oscuras.
—Si, lo sé. Eres como yo. Conoces cientos de formas de matar a un hombre. Acabo de
verte poner cuchillos en tu chaleco. Eso no importa. Crees que tienes que salvarte, lo entiendo
bebé, realmente lo hago. Sigue adelante, haz lo que creas que tienes que hacer, simplemente no
tengo elección aquí.
Él la acercó un poco más para que sus cuerpos se tocaran. Tuvo cuidado de no aplastarla
contra él. Solo dejarla descansar contra él fue suficiente. Sintiéndola cerca. Escuchar los latidos
de su corazón acelerarse. Él tomo su barbilla, el primer toque de su piel con la suya. Su corazón
se apretó con fuerza en su pecho. Tuvo que reprimir un gemido. Él nunca tuvo reacciones como
esta, pero lo que sentía por ella era visceral, desgarrando sus tripas. Un reconocimiento, una
carga eléctrica corriendo a través de sus venas, como pinchazos abrasadores de rayos que se
extendían a través de su cuerpo a cada célula, haciéndolo consciente de ella. De él. De ellos
juntos.
Su pulgar se deslizó sobre sus labios. Terciopelo suave. Esos labios generosos. ¿Se
atrevía a besarla? Y si lo hacía, ¿alguna vez se liberaría de ella? Dudaba que pudiera estar libre
de ella ahora, a pesar de que no la había besado. Ya estaban unidos de alguna manera
inexplicable que no entendía, y no le importaba cómo había sucedido.
—Autopreservación, — susurró ella, moviendo los labios contra su pulgar.
El movimiento se sintió erótico.
— La Autopreservación parece sobrevalorada en este momento, — respondió. — ¿No
quieres saber cómo se sentiría? — Él deliberadamente la tentó, su pulgar acariciando a lo largo de
esa curva pecaminosa de su labio inferior. — ¿Sólo una vez?
Su lengua tocó la yema de su pulgar, un pequeño golpe sexy que envió calor chocando
contra su espina dorsal y turbulencias a la boca de su estómago.
—Una vez no sería suficiente, Jonás.
Su respiración se convirtió en jadeos. Ella acarició su pulgar.
—Bebé. — Lo dijo como una reprimenda, pero salió como una súplica. Deslizó su mano
libre en la abundancia de cabello que ella tenía cayendo sobre sus hombros. Era espeso, sedoso
y sexy como el infierno. Estaba tan ido que la sensación de la masa sedosa contra su piel se sumó
a su casi desesperada necesidad de ella. — Te voy a besar.
—Deja de hablar de eso y simplemente hazlo, — le aconsejó. — Antes de que me
acobarde.
Jonás no necesitaba una segunda invitación. Había esperado su consentimiento, pero
ahora que ella se lo había dado, él se aprovechó. Su puño se apretó en su cabello, mientras su
otra mano ahuecaba su barbilla, manteniéndola quieta para él. Bajó su boca a la de ella.
Fue gentil, sus labios persuadiendo a los de ella, con pequeños besos. Degustándola.
Descubriendo el sabor del nardo y el jazmín. Solo una pista. Quizás naranja sanguina egipcia.
Tendría que probar más para estar seguro. Besó las comisuras de su boca, sintiendo su textura.
Ese satén. La perfección de esos labios demasiado generosos. Trazó la costura con la lengua y
luego mordió hacia abajo muy suavemente en el labio inferior. Ella dio un pequeño grito ahogado y
él tomó ventaja, deslizándose en el calor de su boca, reclamándola.
Su boca era puro fuego. Abrasador. Acarició su lengua a lo largo la de ella, persuadiéndola
gentilmente, aferrándose al control con esfuerzo. Besar a Camellia era algo que tendría que repetir
a menudo. Se dio cuenta ella había tenido razón todo el tiempo sobre eso también. Iba a necesitar
besarla de la forma en que necesitaba el aire para respirar. Al diablo la autopreservación, ambos
estaban en problemas.
Sus manos habían subido para agarrar la parte delantera de su chaqueta, y luego hizo lo
impensable, las deslizo por su pecho y alrededor de su cuello. Eso era muy peligroso para ambos.
No es que hubiera permitido que el beso se saliera de control. Contuvo el fuego, sin dejar que se
les escapara, pero ambos sintieron las llamas lamiendo sus venas, extendiendo ese calor
abrasador y la necesidad urgente a cada célula de sus cuerpos. Fue una combustión lenta, pero
fue tan potente como un incendio forestal.
Sus palmas sobre su piel desnuda, justo sobre las venas prominentes de su cuello, se
sentían como dos marcas. Él no se habría sorprendido de descubrir que ella había grabado sus
iniciales a ambos lados de su cuello. Dudaba que le hubiera importado. Muy a regañadientes,
levantó la cabeza, su mirada recorriendo el rostro de ella, buscando signos de negación o duda.
Sus pestañas se levantaron y sus ojos se habían vuelto de un azul puro, sexy. Una lenta
sonrisa acentuó sus labios. Le llamó la atención el fantasma de un hoyuelo que tenía en el lado
izquierdo. No pudo dejar de inclinarse para frotar su boca sobre esa pequeña hendidura.
—Podríamos estar en serios problemas, Jonás.
Sus manos se deslizaron de su cuello y cayeron para colgar libremente a sus costados.
Se enderezó y se obligó a soltarla. Eso requería disciplina, mucha más disciplina de la que
quería admitir.
— Creo que es mejor si simplemente decidimos que vamos a solucionarlo, Camellia. Es
más inteligente. Ninguno de nosotros tiene que perseguir al otro por toda la montaña.
Su ceja se levantó. La diversión puso color en sus mejillas y derramó más azul en sus ojos.
— ¿Crees que te perseguiría si te vas?
—Seguro que lo harías, ahora que me has probado.
Ella se echó a reír. Podría acostumbrarse a su risa. Sintió la vibración a través de sus pies,
en sus venas, a través de las células de su cuerpo. Miró a su alrededor las flores que no deberían
haber estado vivas allí en ese jardín del paraíso. Todas reaccionaron a su risa. Las hojas
susurraron, girando hacia el sonido, los pétalos se desplegaron de las flores cerradas, todas
mirando hacia ella. Camelia ni siquiera giro su cabeza, como si estuviera tan acostumbrada al
fenómeno que ella no se dio cuenta.
—Sabes que eres un milagro, mujer. — Dijo la verdad tal como la vio.
Ella le envió una sonrisa, sacudió la cabeza y señaló en dirección a la montaña.
Jonás negó con la cabeza. Indicó con la barbilla la dirección en la que estaban acampados
Kyle y Jeff.
— Tenemos que traer a mis muchachos y hacer que vengan. No los dejaré atrás, Camelia.
Es demasiado arriesgado.
Ella se encogió de hombros.
— Esa es tu decisión. Probablemente haría lo mismo si fuera mi equipo. Ve a buscarlos,
pero no te estaré esperando. Estoy segura de que puedes ponerte al día.
Jonás tuvo que reconocerlo. Incluso con la intensidad de su conexión, no sintió ni un
susurro de su intención de correr. Probablemente ella también lo haría. Probablemente la había
asustado con ese beso. Podría haber sido mejor haberse puesto rudo. Ella habría esperado rudo,
no tierno. Ni gentil.
—Es mejor si nos quedamos juntos. No me siento cómodo dividiéndome. Jeff ha tenido
derrames cerebrales y Kyle está bastante enfermo.
Deliberadamente, jugó con su simpatía.
Ella era compasiva, donde él no lo era. Él siempre tendría esa pequeña ventaja. Tendría
que tener cuidado de no usarla con demasiada frecuencia.
— ¿Derrames? — Ella se hizo eco de la palabra.
—Te lo dije, somos el equipo defectuoso de Whitney. Estaría feliz de volver a ponernos a
todos en su mesa por a rehacernos, si él pudiera. Él está de verdad enfadado porque Lily se
emparejo con Ryland y tuvieron un hijo. Ahora que tiene soldados que considera perfectos,
preferiría que uno de ellos estuviera con Lily.
Jonás se dio la vuelta y comenzó a caminar montaña abajo, moviéndose a través del jardín,
asimilando la mayor cantidad posible mientras lo hacía. No miró hacia atrás para ver si le seguía.
Fue estresante, pero un juego de ingenio. Ella iba a ir con él, o él la iba a cazar.
Ambos conocían las reglas. Iría tras ella si huía de él. Tenía demasiadas especies
depredadoras en él para no hacerlo. Si ella preguntaba, tal vez él podría darle la libertad. También
estaba bastante seguro de que, si salía primero, ella eventualmente lo rastrearía, y se consoló con
ese pensamiento.
Ella no hizo ningún sonido. Eso hizo que fuera muy difícil seguir moviéndose en la dirección
de los dos miembros de su equipo. En lugar de mirarla, observo la belleza del jardín.
—Este lugar es espectacular. — Vertió genuina admiración en su voz. — Si no te conociera
mejor, pensaría que has estado aquí durante años, pero Mari no ha estado con Ken tanto tiempo.
Sus mellizos tienen solo unos meses. Ella quedó embarazada varios meses después que Briony.
Esperó unos segundos a que ella respondiera. Cuando no lo hizo, su garganta se apretó
tanto que tuvo que forzar las siguientes palabras.
— Lo pasó muy mal con su embarazo. Mari, quiero decir. Estábamos muy preocupados de
que ella los fuera a perder.
Cuando Camellia siguió sin responder, decidió probar con un cebo diferente. Siguió
avanzando por el sendero angosto, deteniéndose de vez en cuando para estudiar una orquídea
rara en particular que crecía en uno de los árboles.
— ¿Es esto una polilla rosa, Camelia? Es hermosa. ¿Cómo te las arreglaste para obtener
todas estas plantas raras?
Esperó, contando los latidos de su corazón. Esperando que ella respondiera. Rezando
porque no hubiese ido en dirección opuesta, por que estuviera tan cautivada con el cómo el con
ella.
—Sí, — respondió ella finalmente a regañadientes. — Jonás. Deja de caminar. No quiero
conocer a tus amigos. No quiero que me vean o sepan de este lugar. Tengo que tener más
tiempo.
Maldita sea. La mujer lo hizo sentir débil con alivio, tanto que sus rodillas casi se doblaron
solo porque había elegido seguirlo. Él no estaba dispuesto a mostrarle que ella tenía ese tipo de
efecto en él. Siguió caminando.
—No necesitas más tiempo, Camellia. O vas a aceptar lo que hay entre nosotros o no. Ya
no quiero estar solo, Camelia. No quiero que estés sola. Puedo ser el hombre que está contigo.
— ¿Porque Whitney hizo su famoso emparejamiento?
Había sarcasmo en su voz, pero también una pequeña pregunta, como si realmente le
estuviera preguntando a él.
— ¿Crees que me importa cómo te conseguí? Te estoy diciendo como me siento
realmente, nena. Quiero que te sientas de la misma manera.
— ¿Crees que es tan fácil? ¿Qué va a decir Ryland? Especialmente cuando viniste aquí
investigando tu corazonada que había una amenaza para los niños.
Ella estaba justo detrás de él. Cerca. La satisfacción chisporroteó a través de él. Él sabía
cómo encontrarla ahora. Estaba encerrado en la red que corría bajo tierra, y esa leve vibración
que cantaba a través de sus venas y terminaciones nerviosas le pertenecía a ella. Tenía su rastro.
Nunca más podría ocultarse de él. Su pista psíquica iluminó su cuerpo como fuegos artificiales el
cuatro de julio.
—Rye es mi amigo, Camellia. Él echará un vistazo y sabrá lo que eres para mí, que
pertenecemos. No soy un hombre con el que cruzarse. Te doy mi lealtad; eso significa que lucho
por ti. Me perteneces, yo te protejo. Así de simple.
La sintió conectarse con él de nuevo, deslizándose suavemente, tentativamente, dentro su
mente. Después de estar separado de ella, esa intimidad psíquica se sentía muy bien. Un alivio,
como si después de un largo y frío invierno, por fin hubiera llegado la primavera. No sabía cómo
se las arreglaba para llenar cada grieta y hendidura oscura y fea en su mente con algo hermoso,
como si creara recuerdos de los dos y los insertara donde había sido desgarrado. Le hizo sentir
que ya no estaba solo.
Vio al cazador. El asesino. Sin embargo, esa parte de él no parecía molestarla. Ella no se
estremeció ni se olvidó de él. Ella no se encogió. Ella se quedó. Sabía que incluso sus
compañeros de equipo desconfiaban de él. Tenían razón de hacerlo. Habían visto sus errores y
los resultados de ellos. Más importante aún, habían visto lo qué había sucedido con Oliver
Borders, otro miembro del equipo miembro, un soldado condecorado. Un amigo. Un hombre
mejorado de la misma manera que Jonás, con los mismos depredadores dominantes y agresivos
carcomiéndolo con sus instintos asesinos noche y día. Oliver nunca había sido tan dominante o
agresivo como Jonás antes de las mejoras. Oliver estaba muerto; Jonás no lo estaba.
—No creas ni por un minuto que será sencillo, Jonás, porque no lo será, — Camelia
advirtió.
¿Qué significaba eso? ¿Estaba diciendo que estaba con todo adentro con él? Él tenía la
esperanza de que eso fuera lo que ella quería decir.
—Tal vez no lo sea, cariño, pero si no lo es, mientras confiemos el uno en el otro y nos
mantengamos juntos, lo hablaremos, y saldremos adelante.
Él vertió convicción en su voz, deseando que ella le creyera, que creyera en ellos. La
retroalimentación procedente de la red de micelio lo ayudó a calmar lo peor de sus nervios. Ella
todavía estaba con él, y ya no tenía la sensación de que ella estaba lista para correr a la primera
oportunidad
Examinó la entrada que inundaba sus sentidos y se dio cuenta de que no solo la red de
micelio debajo de sus pies se estaba fortaleciendo, sino que también había regresado la que ella
aún no le había explicado. Esa segunda red había restablecido su conexión en el momento en que
Camelia entró en su mente. Extremadamente fuerte y muy personal, la misteriosa segunda
conexión fue la que corrió por sus venas y se extendió a sus células con tanto fuego. Él sintió la
diferencia inmediatamente. Ese camino se estaba volviendo más fuerte entre ellos, cada vez más
fuerte en él.
Cualquiera que fuera la segunda mejora, claramente Whitney le había dado la mejora tanto
a Camelia como a Jonás, junto con el micelio. Fuera lo que fuera, funcionaba en concierto con el
micelio, amplificando la conciencia alimentada por el micelio. Ahora que había superado su
reacción instintiva inicial, Jonás estaba agradecido por ambas mejoras, porque duplicaron con
creces su capacidad para proteger a sus compañeros de equipo y sus familias. Para proteger a su
propia familia, también.
—Se me ocurrió que fue Marigold fue quien le dijo a Whitney que yo no estaba en mi cama
esa noche que traté de escapar.
La voz de Camellia era un hilo de sonido, tan bajo que Jonás apenas la oyó. Sobre todo,
escuchó ese susurro de culpabilidad en su mente y un eco de dolor a lo largo de sus venas. El
dolor era un trazo de un negro violáceo profundo que subía y bajaba por sus terminaciones
nerviosas y tamborileaba a lo largo de su pulso.
Fue difícil no volverse y tomarla entre sus brazos, pero ambas redes chispearon, pequeñas
llamas sisearon y bailaron, lanzando ascuas al aire, advirtiendo a Jonás que perdería ese vínculo
tentativo y muy frágil que tenía con ella. Tenía que decírselo a su manera. Hablando con su ancha
espalda. Explicándole la idea en lugar de discutirla con él. Ella no necesitaba su opinión en este
momento, o su simpatía. Eso solo la haría retroceder. No quería ceder a la emoción. Quería
compartir su secreto culpable, que desconfiaba de su mejor amiga y hermana desde hacía más de
veinte años.
—Ella estaba en el mismo dormitorio conmigo. Pensé que se había ido a dormir, pero tenía
el sueño muy ligero. Enrollé mantas y las metí en mi cama. Una vez, se dio la vuelta para quedar
frente a mi cama. Me quedé muy quieta durante varios minutos hasta que estuve segura de que
estaba dormida de nuevo, no es que pensara que alguna vez me traicionaría, no lo hice. Nosotras
estábamos muy cerca.
Volvió a guardar silencio mientras salían del jardín. La niebla más allá de los límites de su
jardín era más delgada y no tan desorientadora como antes.
—Cuando los soldados de Whitney me arrastraron de regreso y él llamó a todas las chicas
y las enfermeras al patio, noté que Marigold estaba muy agitada. Estaba pálida y luchó contra su
guardia hasta que Whitney le gritó. Luego se quedó muy quieta. Parecía que estaba muy
aterrorizada. Esa era parte de la razón por la que estaba aterrorizada. No había nadie más que
pudiera haber visto que escape a menos que uno de los guardias descubriera que me había ido.
Era Marigold o Beverly.
— ¿Nadie más compartió tu dormitorio? — No pudo evitar preguntar.
—Whitney nos había dividido en dos por habitación en ese laboratorio en particular. Beverly
todavía se ocupaba de nuestra ala de la casa. Se suponía que íbamos a tomar una bebida para
ayudarnos a dormir, todo natural según Whitney, pero sabíamos que no lo era. Era otro de sus
brebajes, y ni Marigold ni yo queríamos saber lo que haría, así que nunca lo tomamos. Lo
enjuagamos. Él lo sabía, por supuesto. Él siempre lo supo.
—Así que dijiste que estabais todas en el patio y él las amenazó. ¿Qué sucedió? — incitó.
—Le dije que me castigara, que fue mi error, de nadie más, pero Whitney dijo que todas
teníamos que aprender de la manera difícil. Me dijo que tenía que elegir a alguien, que debía
elegir sabiamente porque era una elección permanente. Estaba mirando a Marigold cuando hizo
su decreto. Mari estaba negando con la cabeza y rogándole que no se llevara a ninguna de las
muchachas. Las demás lloraban y le rogaban a Whitney y a mí que no escogiéramos a ninguna de
ellas. Ella no hizo eso. Ella le suplico que no se llevara a ninguna de las otras muchachas. No
pidió por sí misma. Mirando hacia atrás, era como si ella supiera que él no la elegiría. Cuando me
negué a elegir a alguien, Whitney hizo que sus soldados se llevaran a Ivy. Me volví loca peleando,
pero Marigold simplemente se hundió en el suelo y puso sus manos sobre su rostro. Ella no hace
eso. Ella no se rendiría así. Marigold era una luchadora de principio a fin. Como yo, incluso más
que yo, normalmente habría luchado por recuperar a Ivy.
Ese dolor pesaba tanto en su mente y recorría sus terminaciones nerviosas, el púrpura se
hacía más profundo, más oscuro por segundos mientras evaluaba los recuerdos que ella había
compartido con él. Él los reprodujo una y otra vez, analizándolos desde todos los ángulos,
tratando de encontrar una manera de limpiar el nombre de su amiga. Necesitaba que él le dijera
que Marigold no la había traicionado y permitiera que Beverly asumiera la culpa.
—Casi mato a Beverly esa noche, — confesó en voz baja. — Me acerqué mucho más de lo
que te dije. Si Marigold hubiera sido la que me traicionó, habría asesinado a una mujer inocente.
—Marigold fue quien te detuvo.
Mantuvo su voz como si nada. Siguió caminando. La traición era uno de los peores
pecados, sin importar la forma que tomara. Ese corte siempre fue profundo, y no había vuelta
atrás. Ella había tenido varios. Demasiados.
—Sí. Le dije lo que iba a hacer. Le dije cuanto odiaba a Beverly y que ella merecía morir.
— ¿Sabía ella que podías desaparecer en la niebla o en las sombras?
No, todavía estaba experimentando. No estaba segura de cómo funcionaba, y nunca le dije
a nadie lo que podía hacer hasta que pudiera resolverlo. Además, Whitney ya estaba comenzando
su programa de reproducción, y no estaba segura de que hubiéramos conseguido deshacernos de
todo el equipo de vigilancia en nuestra habitación.
— ¿Cómo impidió Marigold que fueras tras Beverly?
—Ella me dijo que me arrepentiría más tarde. Que yo no estaba segura. Que uno de los
guardias podría haber descubierto que me había ido. Ella se mantuvo señalando cómo Beverly
sonaba como si estuviera diciendo la verdad cuando ella negó reportar mi desaparición.
— ¿Mari habría hecho eso si fuera culpable?
Se estaban acercando al campamento. Jonás aminoró el paso.
—Sí. Creo que ella lo habría hecho. Ella no hubiera querido más vidas inocentes en sus
manos. Ella también se preocupaba por Beverly. Al menos pensé que lo hizo. Señaló que a las
otras chicas a veces venían a visitarlas por la noche, lo cual era cierto. Dijo que a veces se caía de
la cama y que los guardias venían corriendo. Eso también era cierto. Estaba tan molesta por ser
responsable de la muerte de Ivy que no podía ver con claridad. Recuerdo estar histérica, llorando,
incluso luchando contra Marigold para salir de la habitación. Lo único que me dijo, que me detuvo
fue que Whitney lo sabría y que lo mantendría sobre mí por el resto de mi vida.
Jonás no solo escuchó el dolor en su voz, sino que lo sintió. Tristeza profunda. Sintió ese
dolor tan profundamente como el día que Whitney hizo que sus soldados arrastran a Ivy de los
terrenos para ejecutarla. No importaba que Camelia no hubiera apretado el gatillo. En su mente, el
sonido de ese disparo la había marcado para siempre como la responsable de la muerte de su
hermana. El dolor y la culpa se extendieron por cada célula hasta que se sintió tan agobiado que
apenas podía dar un paso.
Compartió ese momento terrible y fatídico con ella y las consecuencias, los días y las
noches de querer suicidarse. De conspirar para matar a Whitney. Los guardias desconfiaban de
ella. Las otras mujeres se mantuvieron alejadas de ella por decreto de Whitney. Incluso Marigold
se mantuvo alejada. De noche Marigold se acercaba a ella, susurrando telepáticamente, pero
Camellia yacía acurrucada en su cama en posición fetal, incapaz de aceptar el amor y la amistad
de alguien cuando sentía que había asesinado a un inocente. Ivy no sabía sobre los planes de
Camellia para escapar y, sin embargo, Ivy, no Camellia, había pagado el precio por ello.
Su vida se había convertido en un puro infierno después de eso, Whitney se burlaba de
ella, exigiendo saber por qué pensaba que Beverly alguna vez se preocuparía por ella. Por
cualquiera de las muchachas. Recordándole que no valían nada. Que Beverly ni siquiera estaría
allí sino estuviera pagando muy bien.
Jonás gruñó, bajo y fuerte. El sonido escalofriante de un depredador letal emitiendo un
desafío.
Camellia lo sorprendió moviéndose a su lado y poniendo su mano en su brazo. Ella se
quedó allí, sin hablar, con la palma de la mano apoyada en su antebrazo. Ni siquiera se había
dado cuenta de que había dejado de caminar hacia Jeff y Kyle. Sabía que tenían que haber
escuchado la advertencia del leopardo, y ellos sabrían que era Jonás. Eso era como si los
leopardos reales habitaran el bosque nacional Lolo. Probablemente debería hacerlo de nuevo
antes de que ellos se preocuparan y vinieran a buscarlo. Aun así, él se movió. Esta era la primera
vez que Camellia lo había tocado voluntariamente aparte de cuando él la había besado.
—Whitney se sale con su mierda porque él posee el apoyo de demasiada gente en
Washington.
Él hizo la declaración en voz baja, inclinándose levemente para poder acariciar la parte
superior de su cabeza con su mentón. Su suave cabello quedó atrapado en las ásperas cerdas a
lo largo de su mandíbula. Por alguna razón le gustaba eso, sentir como si esas hebras los unieran.
—Si fueran solo unas pocas personas en Washington, Jonás, no se saldría con las suyas,
pero tiene el respaldo de personas mucho más poderosas que eso. Se aseguró de eso incluso
antes de empezar.
Camellia no se apartó de él. En todo caso, se inclinó más cerca, como si necesitara
consuelo. Se arriesgó y pasó un brazo alrededor de ella. Ninguno quería estar solo. Tenía todo un
equipo a su alrededor. Hermanos con los que podía contar, y, sin embargo, a menudo todavía se
sentía solo. Ella estaba sola. No confiaba en cualquiera por una buena razón. Sabía que era solo
por esas dos redes muy fuertes e íntimas que compartían que tenía una oportunidad con ella.
—Sabes mucho sobre él.
Hubo una breve vacilación, como si ella no supiera qué hacer o decir con él atrayéndola
bajo su hombro. Ella quedó como congelada, y luego, muy lentamente, su cuerpo comenzó a
relajarse contra el de él. Llamó a eso un gran triunfo. Enorme. No iba a empujar su suerte más allá
de eso. Solo quería darle un poco de consuelo.
—Después de lo que le hizo a Ivy, traté de aprender tanto como pude. Estaba empezando a
recibir las advertencias del micelio, y me di cuenta de que había mejorado con más de lo que me
había dicho. Esa fue una de las razones por las que me había observado tan de cerca y continúo
haciéndome tantas preguntas. Repase todas las preguntas que me hizo. Rara vez olvido algo.
Una vez que me di cuenta de que estaba aprovechando la red subterránea, recordé toda la
investigación que había hecho sobre el micelio. Siempre pensé que era genial de todos modos.
Luego lo comparé con el cerebro humano y la forma en que funcionan nuestros cerebros.
Jonás pudo ver que ella era muy metódica. Ella tomó las cosas un paso a la vez.
—Después de eso, investigue todas las formas en que nuestros cuerpos podrían funcionar
de la misma manera que el micelio, así que, si de alguna manera recibo advertencias, ¿qué tipo
de información podría enviarme y cómo podría utilizar mejor toda la red? Porque el micelio es una
enorme la red. Tengo buena imaginación, y consideré todas las formas en que podría usar una red
tan amplia contra Whitney. Escuchando sus reuniones de negocios. Descubriendo dónde estaría
para poder matarlo. Pequeñas cosas como esa.
Ella volvió su rostro hacia el de él, claramente esperando condena, pero él no tenía nada
que darle. En todo caso, entendió más de lo que la mayoría lo haría.
—No le dijiste a nadie sobre la red, ni siquiera a Marigold.
Él llevó la conversación al punto de partida. Trató de pensar cómo se sentiría si descubriera
que Ryland o Jeff lo habían traicionado por completo. O retenido algo vital, algo tan importante
como tener un gemelo, de él durante veinte años. ¿Por qué Marigold haría tal cosa? Eso no tenía
sentido. Tenía que haber sabido que podía confiar en Camellia.
Camellia negó con la cabeza.
— En ese momento, estaba esta pequeña duda en mi mente. No la quería allí, pero
Whitney había logrado plantar esa semilla. De la nada, después de burlarse de mi sobre Beverly,
de repente cambio de táctica y dijo que tal vez yo era una tonta por confiar en todas las demás
mujeres. Lo decía de vez en cuando, dando a entender que allí había alguien que tenía su propia
agenda, como Violet lo hizo.
Ella estaba mirando al suelo, con esa expresión. Como si simplemente expresar sus dudas
sobre Marigold, o alguna de las otras mujeres, a petición de Whitney fuera una blasfemia.
—Me jure a mi misma que nunca me llegaría con sus acusaciones. Marigold y yo incluso lo
discutimos por la noche con las otras mujeres. Usamos la comunicación telepática, pero a medida
que mi fuerza comenzó a crecer, me encontré con miedo de usarla. No confiaba en eso. Cualquier
cosa que viniera de Whitney era sospechosa, especialmente cuando me observaba tan de cerca.
Entonces, por la noche, cuando hablábamos sobre nuestro futuro y los temores que teníamos
sobre el programa de reproducción de Whitney, fue bastante fácil guardarme mis dudas. No tuve
que hablar mucho.
—Pero escuchaste a todas las demás. Las nuevas redes te ayudaron a escuchar mentiras,
¿No es así?
Ella asintió de mala gana.
— Mentiras registradas como una nota discordante que tintineaba a lo largo de mis
terminaciones nerviosas cuando alguien hablaba. Podía ser una pequeña sacudida o una muy
grande y chisporroteante, como un rayo de electricidad atravesándome. Nada agradable. Todo era
nuevo, así que estaba aprendiendo lo que significaba cada reacción.
Jonás escuchó la nota de desgana que todavía estaba en su voz. Todavía en su mente. No
quería saber si Marigold había sido quien traicionó a Camellia cuándo intento escapar. Camellia ya
había aceptado a Beverly como culpable. Quería que esa traición fuera la condenatoria, la última.
Si Mari hubiera sabido acerca de su gemela y hubiera elegido mantener su existencia en secreto,
eventualmente Camellia podría llegar a aceptarlo. Pero, ¿podría alguna vez perdonar una traición
que causó la muerte de una de sus hermanas?
Jonás envió una oración silenciosa al universo para que nadie los interrumpiera. Camellia
necesitaba sacarlo todo. Permitirse hablar de sus miedos. Tenía que tener una persona con la que
pudiera hablar sin miedo a la recriminación. Él quería ser esa persona para ella.
Camellia suspiró.
— Marigold nunca sacaba a relucir el tema de Ivy o de Beverly, y cuando alguien más lo
hacía, por regla general se quedaba muy callada. Solo hubo una vez...
Se quedó en silencio, tragando saliva. Cuando lo miró, sus ojos se encontraron con los de
él, parecía toda una mujer, ni rastro de su gato. Sus ojos se habían vuelto tan azules como el mar,
haciendo que le doliera el corazón.
— Marigold dijo que sabíamos quién nos había traicionado y que nunca permitiríamos que
Whitney abriera una brecha entre nosotros. Teníamos que mantenernos fuertes juntas, que no
tenía sentido hablar de eso por más tiempo. Fue entonces cuando planteó la idea de hablar con el
senador Freeman y armar un plan de escape para todas nosotras.
El viento tiraba de sus ropas, haciéndose más fuerte. Sintió esa vaga amenaza cada vez
más cerca. Lo que sea, o quien sea, estaba en movimiento. Tenía que hablar con Jeff y Kyle y
tomar una decisión. Ryland y los demás tenían que ser advertidos. No tenía mucha información,
pero sabía con certeza que había una amenaza real. El equipo tenía que ponerse en alerta
máxima. Eso significaba encerrar a los niños. Daniel era un puñado, y si había algo que al chico
no le gustara era que lo restringieran de cualquier manera. Jonás esperaba saber exactamente a
qué se enfrentaban antes de enviar un informe a Ryland, pero no podía esperar. No podía
arriesgarse a que algo le sucediera antes de que alertara al equipo y a sus familias sobre la
amenaza que se aproximaba.
A través de las redes compartidas, Jonás examinó el recuerdo en la mente de Camellia,
notando cada matiz, cada inflexión del tono de Marigold mientras hablaba con las otras mujeres
sobre la traición, la confianza y los planes de fuga. Lo hizo desapasionadamente. No era un
hombre que emitiera juicios sobre sus compañeros Caminantes Fantasmas. Era difícil vivir con las
mejoras. Las cosas que Whitney les había hecho hacían casi imposible pasar un día a veces.
La mente de Camellia era una maravilla. Cada recuerdo almacenado en vívidos detalles,
hasta el más mínimo aspecto. Ya sea conscientemente o no, había notado todo, desde la
temperatura hasta las medidas exactas de la habitación en la que estaba. Incluso había contado
las rotaciones por minuto del ventilador sobre su cabeza.
Sí, iba a tener que ir con Camellia en esto, Marigold no había estado diciendo la verdad
exacta sobre algo. Había cerrado con éxito la conversación sobre la insinuación de Ivy, Beverly y
Whitney de que alguien más podría haber sido el que alertó a los guardias de la ausencia de
Camellia. Como ella se había ofrecido como voluntaria para tratar de salir con su unidad anterior
para estar en el equipo de protección del Senador Freeman y de Violet, claramente creía que
podría ayudarlos a todos, incluida ella misma. Eso lo llevó a la conclusión de que ella sabía más
sobre la noche en que mataron a Ivy de lo que aparentaba. Eso no la hacía culpable. Sólo
significaba que, al igual que Camelia, Jonás no confiaba en ella por completo.
—Tú tampoco la crees, ¿verdad? — Camellia le preguntó.
—Eso es difícil, cariño. No la conozco No soy el tipo de hombre que pasa el rato con las
mujeres de los otros equipos. En los viejos tiempos, antes de las mejoras, podría haber sido
considerado un jugador, pero ya no. Pongo a todos nerviosos cuando entro en una habitación.
Whitney puso demasiado de cada animal depredador que pudo en mí. Hizo una mezcla fea. Así
que tiendo a mantenerme solo. Evito problemas con los demás de esa manera.
Camellia se dio la vuelta para mirarlo.
— Espera un minuto. Cuando dices esto, tengo la sensación de que no me gusta. Los
miembros de tu equipo te aceptan, y no los pones nerviosos, ¿verdad? Porque vas en misiones
con ellos todo el tiempo y probablemente han salvado sus traseros.
Intentó no sonreír.
— Así como han salvado el mío.
—Entonces, cuando dices que pones nerviosos a todos cuando entras en una habitación
tampoco estás hablando de los miembros del Equipo Dos, ¿verdad? Porque también están
mejorados. Son sus mujeres las que no te conocen. — aclaró ella. —Eso es lo que estás diciendo,
Jonás. A Ken no le gustaría que perturbasen su tranquilidad mental, a pesar de que estás aquí
arriba comprobando una amenaza para ella y su familia.
Su corazón revoloteó en su pecho. Parecía indignada en su nombre.
— Camelia. — Él dijo su nombre suavemente, queriendo besarla de nuevo, sólo porque ella
lo defendía y no lo conocía. Podría haber merecido que ella lo defendiera en un momento de su
vida, pero Whitney lo había cambiado para siempre. — Gracias. Ojalá pudiera estar a la altura de
tu buena opinión de mí.
— ¿No estás aquí investigando una amenaza para la familia de Marigold? No es solo la
familia de Lily y Ryland. Mencionaste a Briony y Jack. Marigold y Ken. Te oí. Justo cuando
estuvimos hablando por primera vez. Quería que me dijeras todo lo que pudieras sobre ellos. Al
mismo tiempo, no quería que dijeras algo más. Estaba confundida y herida pero te conozco,
estabas aquí por una razón. Sentiste una amenaza cuando nadie más lo hizo, y viniste a
asegurarte de que las familias con esposas e hijos estuvieran a salvo.
—Supongo que no puedo negar eso, Camellia. Es solo que con una mezcla de todas las
diversas mejoras que Whitney me impuso, puedo volverme extremadamente agresivo. No me
gusta, y hago lo mejor que puedo para controlarlo, pero eso no significa que sea agradable la
mayor parte del tiempo. Estoy mejor al aire libre.
Ella hizo un gesto hacia el sendero, retirándose de su lado, dando un paso detrás de él.
— Creo que yo también. Al menos, después de pasar tanto tiempo sola, me siento más a
gusto al aire libre con mis plantas.
Jonás sabía que ella le estaba diciendo que no lo acompañaría a ninguna de las dos
fortalezas, ni siquiera a la que había construido el Equipo Uno. Ellos estaban separados del
Equipo Dos, a cierta distancia, aunque las rutas de escape los conectaban. No sabía cómo se
sentiría Ryland sobre la negativa de Camellia a presentarse. Tendría que decirle a Ryland que el
hombre tendría que hacer un viaje a la montaña si quería reunirse con ella, eso suponiendo que
Jonás pudiera convencerla de que no huyera.
Con un suspiro, siguió caminando montaña abajo.
—Te gustaran Jeff y Kyle. — Lo harían. Intentó no pensar demasiado en eso. — Jeff
Hollister y Kyle Forbes son dos de los mejores hombres que conozco. Kyle me ayudó cuando
estaba en mi peor momento. Ambos hombres estuvieron a mi lado cuando otros se habrían
alejado.
Continuaron caminando por ese sendero muy angosto, casi inexistente, que serpenteaba a
través de los árboles. La niebla era alternativamente densa o más delgada, dependiendo de si el
viento podría penetrar la maleza más densa.
— ¿Dónde estaba el resto de tu equipo? ¿No fueron de apoyo?
Se encontró con el fantasma de una sonrisa en su rostro. Esta mujer. Ella no se perdió
nada.
— Me había ido solo. Algo terrible había sucedido. Muy malo. Nadie me culpó excepto yo.
Fue mucho después de que saliéramos del laboratorio y sabía que todos estaban relativamente a
salvo. Tenía que pensar las cosas. Yo era un desastre. Jeff estaba en mal estado, no tenía que
venir detrás de mí con Kyle, pero lo hizo. No pensé que alguien pudiera encontrarme. Ese maldito
Kyle, está bastante loco.
El afecto y la compasión que le llegó a través de la red le hicieron carraspear ante una
súbita oleada de emoción. Pensó que había logrado ocultar el profundo afecto que sentía por los
dos hombres. Pero no había considerado que la carretera de información que conectaba a
Camelia con él trabajaba en ambos sentidos. Las imágenes y los sentimientos habían brotado de
Camellia hacia él, pero aparentemente, ella también estaba en el lado receptor. Tenía una imagen
tan clara de él como él de ella. No le gustó eso. Podía ver lo peor en él. Los celos. La forma en
que quería sostenerla cerca de él. Mantenerla alejada de todos los demás.
Su risa burbujeó. Ese sonido, como campanas saltando sobre el agua, se deslizó dentro de
él, suprimiendo lo peor del depredador y sacando de alguna manera los mejores rasgos. Así como
así, todo cambió para él. Ya no se sentía celoso o posesivo. Kyle y Jeff eran parte de su familia. Él
consideraba a Camelia su mujer. Su compañera. Su otra mitad. Lo que sea que alguien quisiera
llamar eso. Kyle y Jeff eran sus hermanos. Quería que ella se sintiera por ellos de la misma forma
en que él lo hacía.
—Eres realmente un milagro, Camelia. — Él se sintió obligado a señalar eso.
—Ojalá lo fuera, — respondió ella.
Habían llegado al círculo de rocas donde había dejado a Jeff y Kyle.
— Entrando, —dijo Jonás.
Jonás sintió que Camellia se extendía a lo largo de las redes mientras se acercaban a las
rocas. Se quedó muy quieto, necesitando ver cómo se comunicaba. Además, quería saber con
quién se comunicaba. Y lo que tenía que decir les.
CAPÍTULO 7

—Azul, Gris, den la vuelta y observen atentamente en caso de que los necesite.
Camellia quería confiar en Jonás, pero tanto como podía sentir y leer cada uno de sus
pensamientos, ella no se atrevía a creer en nadie totalmente.
Era muy consciente de que Jonás sabría que estaba llamando a las lechuzas para que la
cuidaran. Ella considerado desconectarse de él, pero entonces no sería capaz de saber lo que
estaba pensando o diciendo a sus amigos. En el momento en que les enviara mensajes privados,
ella se iría. No haría falta mucho para distraerlo. Ella tendría ayuda.
—Camellia, detente.
Su mirada se quedó en el anillo de rocas. Nadie estaba en ese círculo. Su corazón empezó
a acelerarse.
— ¿Dónde están?
— Ellos sabían que regresaba y que no estaba solo, — Jonás dijo.
Camelia maldijo por lo bajo. Ella había estado tan atrapada contando a Jonás sus
pensamientos culpables sobre Marigold que no había pensado considerar lo que sus amigos
podrían estar haciendo. Inmediatamente, indagó a través de las redes a su disposición,
buscándolos.
Ambos hombres despedían una energía sorprendentemente baja, como si no representaran
una amenaza para ella, pero sabía que eso no era cierto, no cuando levantó la mirada hacia el
más robusto de los árboles a cierta distancia. Usó sus mejoras de visión, estudiando los árboles,
buscando un francotirador, cualquier cosa que pudiera revelar el hecho de que uno o ambos
hombres del equipo de Jonás tenían un rifle apuntado hacia ella. Era inquietante que no pudiera
ver a ninguno de los dos, especialmente cuando empezó a sentir ese hormigueo que le decía que
estaba en la mira de alguien.
— ¿Sabes dónde están tus amigos?
No iba a jugar con Jonás. O eran socios, o no lo eran. Ella cambio la mirada para
encontrarse con la suya.
—No. Es difícil encontrar a cualquiera de ellos cuando no quieren ser vistos. Tendrían que
moverse o hacer ruido. Puedo alcanzarlos, pero tendría que hablarles telepáticamente, y no quiero
que pienses que estoy hablando a tus espaldas.
—Entonces inclúyeme.
Ella lo convirtió en un desafío.
El asintió.
— Lo haré, pero es posible que piensen que eres parte de un equipo y yo soy un rehén.
Puede que tenga que besarte para convencerlos de que eres no parte de una conspiración mayor.
Ella suspiró.
— Nunca me harás creer que no tienes una frase o una palabra o código de algún tipo que
le permita a tu equipo saber que estás a salvo o que se extiendan y eliminen cualquier amenaza
para ti. Nunca tendrías que besar a nadie.
Él le sonrió, sus ojos calentándose a un oro antiguo líquido.
— Esa es la única manera de convencerlos de que estoy a salvo, cariño. Yo nunca besaría
a un enemigo.
Jonás se acercó a ella, manteniendo sus movimientos lentos, y telegrafiando su intención
como siempre lo hacía, dándole muchas oportunidades para retirarse. Ella apreciaba que él
tomara la decisión de dejarla tocarlo o no tocarla. Ella no había sido tocada físicamente en mucho
tiempo, solo la sensación era adictiva.
Camellia sintió como si necesitara la sensación de sus dedos sobre su piel. O la forma en
que cerró el puño en su chaleco y la atrajo hacia él de esa manera fuerte, e implacable. La hizo
sentir menos sola y mucho más parte de él. Ella necesitaba eso. Se había sentido sola durante
demasiado tiempo. Ella también necesitaba saber que tenía opciones. Había pasado la mayor
parte de su vida sin libertad. Whitney había tomado cada decisión en su vida. Ella moriría antes de
volver a ese tipo de cautiverio otra vez, sin importar quién tuviera las llaves de su jaula.
La mano de Jonás era grande, y su puño se posó en la solapa de su chaleco, sus nudillos
rozando el material delgado de su camiseta orgánica, enviando un escalofrío de calor
arqueándose a través de su cuerpo, chasqueando y chisporroteando a lo largo de todas sus
terminaciones nerviosas, como si su sistema eléctrico estuviera funcionando mal. Eso hacía
imposible apartar la mirada de él, por mucho que quisiera, por mucho que supiera que debía estar
mirando alrededor para encontrar a sus amigos. Estaba atrapada en su mirada.
Su corazón latía demasiado rápido, y sabía que ambos lo escuchaban y lo sentían, porque
estaban conectados a ambas redes. Todavía no se atrevía a abandonar cualquiera de las redes.
Esa cercanía le dio acceso a su mente. Ella no quería estar sola. Le gustaba sentirse muy cerca
de él. Podría decirse a sí misma que era más fácil saber que él no la estaba traicionando, pero
sabía que era más que eso.
Él la atrajo contra él. Ella ya debería haberse acostumbrado a la sensación de su cuerpo; la
trampa de acero de su mente ya lo había notado, analizado y catalogado cada pequeño detalle
con una precisión inmaculada, pero cada vez que él la tocaba, ella sentía el mismo aleteo salvaje
en su vientre. Una tonta reacción que no pudo reprimir del todo. No estaba segura de querer
hacerlo. Él tenía la constitución de un leopardo, todo músculo acordonado, su cuerpo denso y
duro, y ella encontró todo acerca de él absolutamente emocionante. Ella quería respirarlo, lamerlo,
frotar la totalidad de su cuerpo por todo el de él.
Sus ojos resplandecieron en los de ella. Totalmente enfocados. Intensos. No pudo apartar
la mirada. Cautivada por la mirada de ese depredador. Si solo hubiera sido esa mirada feroz y
posesiva, ella podría haber intentado liberarse, pero había demasiado calor, algo de lo que había
tenido muy poco y que necesitaba desesperadamente. Luego sus labios fueron a los suyos y ella
no pude pensar más. Eso era imposible con su cerebro derritiéndose. Cada terminación nerviosa
en su cuerpo se encendió a la vida. Sus venas se inundaron de adrenalina. Sus bragas estaban
húmedas, sus pechos dolían. Nunca había sido tan consciente de ser mujer en su vida.
Su boca era puro fuego. Adictivo. El calor, abrasador. Envolvió una pierna alrededor de su
muslo para acercarse más, la sangre latía a través de sus venas, tronaba en sus oídos y se
asentaba perversamente en su sexo mientras se presionaba aún más para aliviar el dolor. Su arco
y carcaj de flechas se clavaron profundamente en su hombro, sacándola de la brumosa euforia
inducida por el sexo.
Camellia apretó la frente con fuerza contra el hombro de Jonás.
—No puedo respirar.
Claramente, ella no podía pensar. Ella era un pato sentado al aire libre en la forma en que
estaba. Presentaba un gran objetivo, y besar a Jonás la había hecho olvidar todo sobre la diana
en su espalda.
La red de la Middlesmit roja se conectó con el micelio y comenzó trabajando para cambiar
la humedad allí en el borde del claro. El abrupto cambio en el calor y el aire hizo que las gotas se
condensaran y se fusionaran, formando nubes que no eran lo suficientemente pesadas como para
abrirse y llover. Las nubes cayeron más y más abajo hasta que se oscurecieron y rodaron por el
suelo, creando un banco de niebla que se espesó y comenzó a extenderse por el pequeño claro
donde estaban las rocas.
— ¿Camelia? — El tono de Jonás era bajo. Una pregunta. — ¿Estás haciendo esto?
—No me gusta sentir que tengo un objetivo en la frente. Tus amigos son buenos, Jonás.
Están escondidos y no puedo verlos. Si no puedo verlos, es justo que ellos tengan dificultad de
verme. Y me haría sentir mucho mejor.
Jonás no la soltó, sólo la mantuvo cerca de él mientras estudiaba las capas de niebla gris
lavanda que se extendían entre los árboles.
— ¿Realmente lograste crear eso?
—No por mi cuenta, — admitió.
Estaba un poco reacia a entrar en la explicación de como lo había hecho. Sabía que Jonás
pensaba que de alguna manera se las había arreglado para calentar el suelo a través de la red de
micelio debajo de ellos, lo que fue parcialmente cierto.
—Así es como creaste una selva tropical justo en medio de un bosque de gran altitud
donde la nieve sería un problema de otro modo. — Sus ojos resplandecieron hacia ella, tan
calientes que parecían oro fundido puro y líquido. Él enmarcó su cara con ambas manos,
inclinando su cabeza hacia la de ella. — Mujer, no tienes idea del tesoro que eres, ¿verdad?
No tuvo tiempo de absorber su pregunta. O el hecho de que realmente lo dijo en serio. Su
boca una vez más descendió sobre la de ella, y la arrastró hacia arriba en su fuego. Abrió la boca,
aspiró su calor y se perdió en las llamas.
Fue Jonás quien levantó la cabeza, mirando por encima del hombro de ella, mientras ella
presionaba su frente duro dentro su pecho.
— La niebla es tan espesa que es difícil ver algo. Si extiendo mi brazo, ni siquiera yo puedo
verlo.
—Ese es el punto. — El sonido de su voz fue amortiguado contra su camisa, pero también
por la niebla. — Si nos movemos con cuidado, no hay forma de que un francotirador pueda
encontrarnos.
— ¿Puedo hacer esto, Camelia? ¿Crear una niebla como esta si mi equipo estuviera en
una misión y tuviéramos problemas? ¿Sería capaz de ocultarlos de francotiradores?
Ella asintió, aunque lo hizo lentamente. Sabía que tarde o temprano él iba a hacer esa
pregunta.
— ¿He sido capaz de hacerlo todo el tiempo?
Camellia echó la cabeza hacia atrás para mirarlo. Había una nota en su voz que no le
gustaba. ¿Culpa? ¿Tristeza? Era casi imposible leer su expresión, pero ella sintió la forma en que
su corazón estaba preocupado, y la carga del dolor pesaba mucho sobre él. Era imposible, tan
cerca como estaban, no compartir esos sentimientos con él.
Ella eligió sus palabras con cuidado.
— Me tomó mucho tiempo descubrir que era capaz de cambiar la temperatura en el aire,
estaba experimentando con el crecimiento de las cosas y tratando de cambiarlas ligeramente para
desarrollar los tipos de propiedades curativas que necesitaba, comida o incluso armas de las
plantas. Fue mucho ensayo y error. Descubrir cómo cambiar la temperatura en el aire o del suelo
fue un subproducto accidental de todo mi experimento. Ocurrió en una estructura cerrada las
primeras veces. No habrías tenido forma de saber que lo podías hacer. A pesar de que me
sucedió, no me di cuenta de lo que era.
Volvió a levantar la cabeza hacia él hasta que sus ojos se encontraron con los de él.
— Gracias.
—Es la verdad.
—Sé que lo es. Puedo sentir que lo es, e incluso escucharlo, pero puedo decir que fuiste
muy cuidadosa en la manera en que me presentaste los hechos. Estás...
Él se interrumpió y una vez más rozo sus labios con los suyos.
Esta vez, su toque fue ligero como una pluma. El beso de una mariposa. Amable. Tierno
incluso. Robando un pedazo de su corazón.
— ¿Ustedes dos van a seguir así?
Había una gran cantidad de diversión en la voz que salió de la niebla.
Camellia dio un paso atrás inmediatamente y se volvió hacia el orador. Una leve brisa barrio
a través de la niebla, adelgazándola lo suficiente para que ellos pudieran ver al recién llegado.
Estaba sentado encima de una de las rocas, viéndose relajado, sonriente. Parecía ser un poco
más alto que Jonás si se pusiera de pie. Su grueso cabello rubio decolorado por el sol colgaba
alrededor de su cabeza como si necesitara urgentemente un corte de pelo, aunque en él se veía
tremendamente atractivo. Con sus músculos delgados y bronceado oscuro, se parecía más a un
surfista de una de las revistas que había visto que un soldado. Sabía que no debía dejarse
engañar. Si él estaba con Jonás, era igual de mejorado y por lo tanto peligroso, y ella no lo había
visto cuando lo había buscado por primera vez. Su energía seguía siendo muy baja, apenas podía
sentir su presencia.
—Jeff — Jonás saludado inmediatamente. — Esta es Camelia. Camelia, Jeff Hollister. — Él
miró a su alrededor. — ¿Dónde está Kyle?
—Todavía se está moviendo un poco lento. Estará aquí en unos minutos, — aseguro Jeff,
con esa sonrisa amistosa aún en su rostro.
Era increíblemente guapo y atractivo de una manera encantadora. No parecía haber
ninguno de los bordes ásperos en Jeff que había en Jonás, hasta que de verdad mirabas dentro
de sus ojos.
Sus ojos eran diferentes, el color casi azul cristalino. Él la miró directamente con su sonrisa
abierta y encantadora, que calentó su expresión, pero no sus ojos. Sus ojos la evaluaron, tomando
cada detalle de su apariencia. Él no se perdió nada. Apostaría cualquier cosa que ella estaba
mirando a un hombre con un coeficiente intelectual enorme. Whitney no se habría perdido eso. A
él tampoco le hubiera gustado, no si Jeff había sido declarado más inteligente de lo que él lo era.
Whitney muy bien podría haber respondido a esa amenaza percibida al hacer la vida de este
hombre mucho más difícil de lo que Jeff admitiría ante sus amigos.
Camellia no quería sentir empatía por los otros miembros del equipo de Jonás. Eso solo la
atraería aún más, y ella ya estaba teniendo dificultades para decidir si quedarse o no. Sabía que
no debería. Ya se estaba permitiendo acercarse demasiado a Jonás. Queriendo estar con él
cuando era pura locura. Forzó una sonrisa en su rostro para que coincidiera con la del chico
surfista, aunque sabía que él estaba mintiendo sobre su amigo Kyle. Él no estaba siendo lento.
Estaba tratando de maniobrar para asegurarse de que tenía un tiro claro en caso de que lo
necesitaran.
—Mucho gusto. — Mentiroso, mentiroso. — Tu buen amigo Kyle tiene un rifle sobre mí
ahora. Este bien, llamare a mis soldados.
Eso fue un poco malvado de su parte, pero le gustaba ver la conmoción en los ojos de
Jonás y el sentimiento de alarma que recorrió su cuerpo.
Usó la red de micelio, llegando al lobo alfa.
— Tengo necesidad de tus ojos y oídos. De tu nariz. ¿Está cerca la manada?
El aullido de respuesta llegó de inmediato, muy cerca, casi encima de ellos. El sonido era
espeluznante, la llamada para cazar. No fue una mera invocación de la manada, sino la llamada
del alfa que ya estaba sobre su presa.
Oh, querido. Sospecho que Kyle podría estar rodeado. Ella batió sus pestañas hacia Jonás.
—Eso no tiene gracia, Camellia, — siseó Jonás. — Tiene un rifle. Si se siente amenazado,
¿qué es lo que tú crees que va a hacer?
La sonrisa abandonó el rostro de Jeff.
— ¿Quién está siendo amenazado? ¿Kyle? — Estaba claro que se acercó al hombre
ausente. — Él asegura que está bien.
—Creías que los lobos realmente se delatarían. Son fantasmas en el bosque, Jonás. Llama
a tu hombre y yo llamaré a mis lobos.
—Jeff, llama a Kyle ahora, — ordenó Jonás. — Camellia no es un peligro para ninguno de
nosotros.
—Puedo ver eso por las diez mil armas que tiene, — Jeff dijo, su voz goteando sarcasmo.
—En mi defensa, me gustaría señalar que Jonás tiene unas pocas armas, al igual que tú,
— dijo Camellia, señalando la chaqueta y el cinturón de Jonás. — Ni siquiera voy a hablar de las
que hay en sus botas, o en las tuyas, para el caso.
Un búho voló a unos pocos pies de su cabeza con suaves y lentos aleteos a cierta distancia
de ellos. Se posó sobre un tronco de árbol roto dentro de la arboleda donde Camellia y Jonás
estaban juntos. Inmediatamente el gran búho gris se perdió en la niebla y oscuridad del bosque.
Fue sólo durante ese breve momento que el rapaz se hizo visible, y luego se había ido, como si
nunca hubiera estado.
— Supongo que tiene razón, señora, — estuvo de acuerdo Jeff. — Llamaré a Kyle, pero no
estaré contento si se pierde en esta niebla o algo le sucede.
—Él es un Caminante Fantasma, — Camelia punteo fuera. — Él no se perderá.
—Aunque tu pequeño rastro alternativo ha estado enviando a los Caminantes Fantasmas
en diferente dirección desde hace algún tiempo, ¿no es así? — Jonás pidió.
Camelia se encogió de hombros.
— Supongo. Pero solo porque había un rastro real allí. El sendero real se había bifurcado.
Fue bastante fácil redirigir, hacer que pareciera como si el rastro solo fuera en una dirección, no
en dos.
—Luego incrustaste un sistema de advertencia para mantener alejados a los extraviados,
— Jeff dijo.
—En caso de que Whitney enviara a alguien detrás de mí, sí, — admitió. — Eso fue
bastante fácil también. Ya tenía el sistema en su lugar, un sistema de alerta establecido para mí,
una forma de enviar a los excursionistas o a cualquier otra persona lejos de mi casa, así que sólo
incruste un temor, y luego, si continuaban, una leve enfermedad. Si alguien persistía más allá de
cierto punto, el dolor de cabeza y la enfermedad se volverían más severos.
—Obviamente, algunas personas serán más susceptibles que otras, — dijo Jeff. — Kyle
está entrando. Asegúrate de que este a salvo, — él reitero.
Camelia podía sentir las más mínimas vibraciones a lo largo de la red de micelio, indicando
alguien se acercaba. Él caminó con pasos deliberados, claramente tratando de hacerle saber que
venía. Jeff evidentemente, le había advertido que hiciera un poco ruido porque estaba segura de
que él no era el tipo de hombre que delatara su presencia.
Déjenlo pasar, ella instruyo a los lobos.
La temperatura cambió sutilmente, y la brisa barrió una vez más, aliviando la niebla para
que pareciera ser solo un velo delgado de color gris lavanda.
— Entrando, — gritó Kyle.
Camellia le dio la espalda por completo a Jonás para ver cómo se acercaba Kyle. Sabía
que tanto Gris como Azul estaban encaramados en un árbol muerto a sólo a pocos metros de
distancia, cuidándola. Volarían hacia cualquiera con garras mortales y viciosos picos ganchudos.
Los lobos estaban cerca y vendrían a ayudarla. Ella repaso los objetivos en su mente, practicando,
pasando por cada movimiento hasta que supo cómo haría cada muerte para poder correr en caso
de que fuera necesario.
El mayor problema era ella tendría que matar a Jonás primero. Los Lobos o las lechuzas no
llegarían a él a tiempo. Ella sería la responsable de esa tarea. Ella sería la que tendría que cortarle
la garganta o apuñalarlo a través del corazón o dispararle. Se giró, empujando su frente contra el
pecho de Jonás una última vez antes de alejarse completamente de él.
—Cariño, ¿crees que, conectados como estamos, no sé qué estás pensando?
Detestaba la forma en que su voz era tan suave. Estaba pasando por el acto de matarlo en
su mente, repitiéndolo una y otra vez después de haberlo besado, y él podía usar esa voz, mirarla
con tanta comprensión en sus ojos. Instintivamente, supo que él no miraba a nadie más de esa
manera.
—No me disculparé por quien soy o incluso por lo que soy, Jonás, — dijo levantando la
barbilla. — A diferencia de ti, he aceptado lo que Whitney me hizo. Lo admito, no soy tan agresiva
como tú, puedo ver que tienes que pelear con tu naturaleza a cada minuto, y eso apesta. No
quisiera ser tú. No te juzgo, ni te condeno como tú mismo lo haces. Sé que se siente, aunque solo
sea de una manera pequeña, tener un instinto depredador ardiendo a lo largo mis nervios,
exigiéndome cazar presas cuando huyen de mí. Conejos, ratones, campañoles, he tenido que
encontrar un lugar sereno y pacífico para ir cuando puedo sentir que esa necesidad crece en mí.
Tener que lidiar con eso cada minuto sería un infierno. Pero lucharé para mantenerme libre, y haré
lo que sea necesario para serlo. Whitney nunca me atrapará o a un hijo mío para experimentar.
Tampoco conseguirá una de mis creaciones vegetales.
Los otros la escucharon. Podía decir que tenían una audición mejorada, al igual que tanto
ella como Jonás lo hicieron. Los dos hombres intercambiaron una larga mirada.
— ¿Por qué pensarías que te entregaríamos a Whitney? — le preguntó el hombre que se
acercaba. — Soy Kyle Forbes, por cierto. Lo que sea que estos dos bromistas hayan dicho sobre
mi es probablemente exagerado o no cierto. Soy sobre todo un buen tipo. Lo que sea que hayas
hecho para crear esta red de defensa, por cierto, es sensacional.
Él le dio una sonrisa torcida que genuinamente iluminó sus brillantes ojos azules. Él parecía
tener alrededor de seis pies de altura o un poco menos, con una constitución mediana, pero ella
podía ver por la forma en que se movía y los músculos ondeando debajo de su ropa que su
constitución era engañosa. El hombre era fuerte. Su corto y oscuro cabello se derramaba sobre su
frente, haciendo que sus ojos azules parecieran incluso más azules.
—Soy médico y traté de averiguar qué me hacía sentir tan mal, pero no pude, Jeff no
estaba tan enfermo, aunque le dolía la cabeza. No pude averiguar por qué no estaba tan enfermo
como yo, y Jonás no estaba enfermo en absoluto. ¿Me vas a iluminar? Realmente necesito
saberlo. Si no me lo dices, podría enloquecer simplemente repitiendo esa mierda en mi cabeza.
A pesar de las circunstancias, Camellia se echó a reír.
— Tú podrías ya estar un poco loco. — Ella tomó a paso hacia él, pero Jonás alargo la
mano y la agarró de la muñeca, anclándola a él, sosteniéndola en la seguridad de los árboles justo
al borde del claro.
Levantó la vista hacia sus rasgos fijos. Sintió la más mínima de las advertencias
moviéndose de su sistema nervioso al de ella, sin embargo, aparte de esa extraña y vaga
amenaza moviéndose hacia ellos, todavía a mucha distancia, no pudo encontrar cualquier peligro
dirigido a ella.
—Responde a la primera pregunta de Kyle, — sugirió Jeff. — ¿Por qué pensarías que
tendríamos algo que ver con Peter Whitney después de lo que nos hizo? No sólo nos arruinó por
completo y nos traicionó, sino que nos preparó para ser exterminados porque no éramos sus
soldados perfectos. Somos una vergüenza para él.
—Les emparejó con sus mujeres. Y emparejó a Lily, la única mujer que todavía llama su
hija, con un miembro de su unidad. Tengo que decir que eso no suena como si él los quisiera a
todos muertos, — respondió ella, haciendo todo lo posible para mantener el sarcasmo fuera de su
voz.
Jeff arqueó una ceja y la miró con los ojos entrecerrados.
— Tienes que saber que piensa que Ryland es inferior al intelecto de Lily y quiere dejarla
viuda. Le gustaría emparejarla con otra persona. Ahora que él posee sus equipos casi perfectos y
lindos, también le gustaría deshacerse de la vergüenza de sus errores, en especial el equipo Uno.
— ¿Tienes pruebas de eso? Me escapé hace algún tiempo, — Camelia admitió. — No he
oído mucho después de que me fui. No me atreví a tratar de contactar a alguien. Era demasiado
peligroso.
— ¿Me creerías? — Jeff la desafío.
¿Lo haría ella? Podía escuchar mentiras. La Middlesmint Red podía escuchar mentiras. La
Red se había protegido a sí misma durante siglos.
— Depende de si me dices o no la verdad. Pruébame y verás.
—Whitney quiere a su hijo y le gustaría emparejar a Lily con otra persona. Whitney ha
hecho tres intentos anteriores para adquirir a su hijo, y sabemos de al menos dos intentos que ha
hecho para emparejar a Lily con uno de sus súper soldados. Y sí, encontramos pruebas de que
Whitney ha estado tratando de enviar a Ryland y también al resto de nosotros en misiones
suicidas.
Camellia le dio vueltas a eso en su mente. Eso sería como Whitney. Él no mataría a los
soldados directamente. Eran sus creaciones, y él querría que incluso sus muertes fueran útiles. Él
los pondría en altas situaciones peligrosas para ponerlos a prueba. A ver si daban la talla. Él
querría que tuvieran éxito y, sin embargo, también querría que fracasaran, por lo que podría seguir
adelante con su agenda.
Por eso es importante que aprendas a crear la niebla y a usar la red de micelio cuando la
necesites.
Una de las muchas razones, Jonás dijo.
La acercó más a él. Como siempre con ella, a pesar de su evidente fuerza, él era amable,
apenas tirando, pero ejercía suficiente presión sobre ella para obligarla a dar un par de pasos para
cubrir la distancia entre ellos. Inmediatamente, su brazo le rodeó la cintura, bloqueándola de
espaldas a él. Esa sensación de chisporroteo ahora familiar comenzó a lo largo de sus
terminaciones nerviosas y se movió a sus venas, encendiendo una quemadura lenta que se
extendió por todo su cuerpo. Él hundió la barbilla en la parte superior de su cabeza y la frotó para
que mechones de su cabello oscuro se mezclaran con su rastrojo rubio, conectándolos juntos.
Tanto Kyle como Jeff notaron la forma en que Jonás la abrazo cerca de él, Jeff con una
leve sonrisa, Kyle con un ascenso de su ceja.
— Mi mayor temor es que Whitney envíe a alguien por mí, — Camellia respondió a la
pregunta planteada en primer lugar. — Y lo hará. No hay duda de que lo hará. He hecho todo lo
posible para mantenerme delante de él y mantener un sistema de advertencia en todo momento
para tener la capacidad para correr. Estoy preparada para pelear si necesito hacerlo. Subestima a
las mujeres. Lo admitiré, cuento solo un poco con eso. Jonás me ha advertido que puede
rastrearme a través del tatuaje en mi tobillo. Tendré que encontrar una manera de evitar que eso
suceda, y lo haré.
— ¿Hay alguna razón para que no quieras unirte a nosotros? — preguntó Kyle.
Ella se encogió de hombros, habiendo anticipado esa pregunta y preparado su respuesta.
Una cosa era revelar sus verdaderas razones a Jonás, pero no quería hablar de Marigold con
nadie más.
—Llevo tanto tiempo sola que me siento incómoda en compañía de la gente. Tampoco
quiero arriesgarme a que alguien me dé órdenes o realice más experimentos en mí.
Kyle frunció el ceño y luego sacudido con su mentón a Jonás
— Honestamente ¿crees que el hombre de pie detrás de ti permitiría que alguien realice
experimentos contigo?
Camelia vaciló. Sabía que estos hombres podían escuchar mentiras. Jonás estaba
completamente conectado a ella. Aun así, ella no confiaba completamente en nadie.
— Lo acabo de conocer. Está claro que Whitney nos emparejo, pero aun así acabo de
conocer a Jonás. Quiero pasar tiempo conociéndolo antes de tomar decisiones que cambiarán
nuestras vidas. Espero que él quiera lo mismo. — Ella no se atrevió a mirarlo.
—Necesito saber cómo me enfermaste tanto, — dijo Kyle antes de que Jeff o Jonás
pudieran decir cualquier cosa. — Realmente lo hago. Y por qué soy el único que reaccionó a lo
que hiciste.
Ella no sabía cómo responderle sin contarle demasiado sobre ella y la red clandestina. Tal
vez no importaba tanto. Este era el equipo de Jonás después de todo, y realmente no creía que
presentaran un peligro para ella.
Todo estaba pasando muy rápido, pero la conexión entre Jonás y ella era muy fuerte, era
como si ellos hubieran estado juntos por años y ella lo conociera íntimamente. Sabía que había
partes de él que aún no podía ver, así como él no podía ver todo de ella, pero la transparencia
total estaba cerca si continuaban pasando tiempo juntos. Y no había forma de ocultar su
verdadero carácter. Puede que sea un depredador natural, convertido en una máquina de matar
agresiva y dominante cuando era necesario, pero sus rasgos protectores brillaron.
—Hubo una razón real por la que vinimos a buscarlos. — Jonás intervino antes de que
tuviera la oportunidad de decidir cuánto revelar sobre sí misma antes de sentirse cómoda. — La
amenaza que sentí, Camellia también la siente. Y ahora ha pasado de un sentimiento vago a una
amenaza definitiva, lo que significa que se están acercando. Ambos pensamos que sería buena
idea ir a encontrarlos en lugar de esperar a que ellos lleguen.
Jeff, el surfista sonriente con los mortales ojos azules, asintió.
— Todavía no la siento, Jonás, pero nunca te has equivocado. Tendremos que avisar a
Rye. Por si acaso. No querría ser tomado prisionero o hundirme en un resplandor de gloria y que
nadie supiera por dónde empezar a buscar.
Camellia giró la cabeza para poder mirar a Jonás.
— ¿Estás enviando un mensaje a tu oficial al mando?
¿A Ryland? Si. Tenemos que hacerle saber que hay una amenaza real para los otros, y que
vamos a comprobarlo e interceptarlo si es necesario. Jeff y Kyle vendrán con nosotros. Dejaremos
señales a nuestro equipo para que puedan rastrearnos en caso de que no regresemos en unos
días.
Jonás envió seguridad deslizándose a lo largo de sus terminaciones nerviosas, una caricia
suave y acariciante que sintió hasta los dedos de los pies. Camelia suspiró. Iba a ganar muchas
discusiones con ese movimiento.
—Bien, movámonos entonces. No me gusta dar vueltas durante el día. Y no dejes huellas.
Si vas a dejar algo para tu equipo lo encuentre, hazme un favor y espera hasta que estés de
vuelta al camino principal, y déjalo allí. No los apuntes en dirección a mi casa.
—Ya escuchaste a la dama. No dejes nada para que lo encuentren nuestros rastreadores
hasta que estemos fuera del territorio de camelia, — Jonás ordeno.
Camellia se alejó de Jonás e inmediatamente comenzó a caminar de regreso a través de
los árboles, evitando un rastro de ciervos y el sendero débil que conducía a una ruta de
senderismo. Había un riachuelo estrecho que bajaba de la montaña a unos cuatrocientos metros
de los árboles dispersos, y se dirigió hacia allí, sin mirar sobre su hombro para ver si los hombres
la seguían. Una vez que llego al arroyo, comenzó a seguir esa estrecha cinta de regreso a la
montaña.
El arroyo se ampliaba en algunos lugares y en algunos no parecía más que fango oscuro,
barro pantanoso en otros, pero serpenteaba dentro y fuera de las rocas, trepando hacia arriba,
hacia los árboles y la maleza dispersos. Había una cubierta menos densa, más cantos rodados y
rocas, a esta altitud. Jonás se había movido a la posición de liderazgo y Jeff estaba cerrando la
marcha mientras caminaron en silencio durante el resto de la noche.
Camelia encontró fascinante que ella no pudiera escuchar a ninguno de ellos respirar o
pisar ramas o escombros mientras se movían en fila india. Cada poca milla, uno de los hombres
se agachaba y dejaba un par de piedras ordenadas de cierta manera. Estaba claro para ella que
estaban acostumbrados a moverse a través de terreno accidentado juntos a un ritmo rápido.
Cuando empezaba a despuntar el alba, Jonás hizo un alto. Nadie hizo un sonido.
Se quedó muy quieta, llamando a la red subterránea, buscando amenazas y escuchando
cualquier parloteo que los árboles, la maleza, los lobos o los búhos pudieran haber pasado al
sistema de raíces para dárselo.
Jonás, unas millas más adelante, se encuentran varios hombres, justo al otro lado de la
elevación.
Yo también los siento, reconoció, todo negocios. Voy a hacer un puente e incluir a Jeff y
Kyle para que puedan escuchar. ¿Te parece bien? Todavía tendremos nuestra propia manera
individual de conectarnos.
Era muy consciente de que podía conectarse con él a solas si lo necesitaba, por lo que no
estaba demasiado preocupada, y sabría si él estaba hablando con ellos a solas.
Eso sería lo mejor. Entonces no habrá relevo ni posibilidad de hablar en voz alta. Si los
hombres adelante son soldados de Whitney, podrían estar mejorados, lo que podría incluir una
audición mejorada.
Jonás pasó la información a los otros dos hombres.
Podemos agacharnos aquí donde tenemos más cobertura o continuamos sobre esa cresta
para interceptar. Si continuamos, tenemos poca cobertura, y no sabemos en qué nos estamos
metiendo. Sugiero que los tres se queden aquí y me dejen explorar y echar un vistazo.
Déjame enviar una de las lechuzas. Gris o Azul pueden decirnos a cuántos nos
enfrentamos, Camelia dijo. Ellos los vigilarán y nos enviarán cualquier información.
Podía sentir la vacilación de Jonás y sabía que él preferiría observar a quienquiera que
emitiera esa sensación de amenaza. A medida que se acercaban al grupo, el sentimiento había
pasado de la vaguedad a la certeza. No había duda en la mente de Camellia de que
quienesquiera que fueran estas personas, habían venido con la idea de dañar a alguien.
Camelia, dijo Kyle, con un poco de desgana en su voz, ¿tienes acceso a los ojos reales de
tu búho cuándo está lejos de ti?
Ella frunció el ceño y volvió toda su atención al hombre, realmente mirándolo. Se sintió
incómodo haciéndole la pregunta, y ella se dio cuenta por la reacción de Jonás y Jeff que ninguno
de los dos sabía a dónde estaba yendo con eso.
Ella sacudió su cabeza.
No sé a qué te refieres exactamente. Los búhos trabajan independientemente de mí. No
tengo forma de acceder a su visión. Si estoy en el campo, puedo usar mi visión mejorada, si eso
es lo que quieres decir.
Kyle negó con la cabeza. No. Soy capaz de atarme a un animal o un rapaz y utilizo su
visión para ver lo que ellos ven. Es muy agotador y rara vez lo hago, especialmente en una
situación de combate, porque pondría en peligro a quienes me rodean.
Jonás y Jeff se miraron el uno al otro. Jeff levanto su ceja y se encogió de hombros.
¿Le molestara a Gris? ¿O le hará daño?
Kyle volvió a negar con la cabeza.
Hago todo lo posible para convertirme en parte del animal en espíritu. Sé que suena cursi,
pero no sé cómo más explicar eso.
Camellia estaba acostumbrada a consultar con la Middlemist Red. La planta había vivido
una vida larga y visto muchas cosas inusuales que los humanos no entendían o creían. Red se
había salvado cuando se hizo evidente que las personas temían lo que las de su especie podían
hacer y habían querido erradicarlas. Red había desaparecido entonces completamente, pero dejo
atrás un misterio que no se había resuelto por siglos. Muchos adivinaron las razones por las que la
Middlemist Red había desaparecido, cuando una vez la planta había crecido libremente, pero
nadie lo supo en realidad.
La Red se había salvado de nuevo cuándo se lanzaron bombas, específicamente a la
ubicación de la planta, una vez más desapareciendo en los escombros solamente para aparecer
décadas después. Los humanos se consideraban a sí mismos como los primeros en la jerarquía,
con los animales quizás en segundo lugar. Nadie considero que las plantas pudieran tener
inteligencia. Nadie considerado que pudieran comunicarse, tener armas, venenos, tener sus
propios “soldados”. Si alguien sospechaba que tal cosa era posible, querrían acabar con la "reina",
tal como lo habían intentado hacer siglos antes.
Camellia nunca permitiría que lo que había descubierto de la Middlemist Red cayera en
manos de alguien más. Esa era otra razón por la que nunca podría vivir con el equipo de Jonás.
Eso sería demasiado peligroso para Red. El problema era que Jonás también tenía Red corriendo
por sus venas. Esas mismas propiedades. Esas mismas y exactas habilidades. Tantas. No
exploradas. Desconocidas.
¿Es posible lo qué Kyle sugiere? No quiero a Gris herido o aterrado.
Ella hizo la pregunta solo a través de la red de la Middlemist Red, sabiendo que Jonás
sentiría eso cantando a lo largo de sus terminaciones nerviosas. Él oiría y vería las imágenes en
su mente, y él sabría que ella no le estaba preguntando. Eso no se podía evitar.
La respuesta llegó en forma de vibraciones, una afinación exacta de notas hermosas. Un
goteo de químicos dentro de su torrente sanguíneo que se encendió como mil velas. Esas mismas
notas y químicos también se encendieron en Jonás. Sus ojos se encontraron con los de ella,
llenos de preguntas que ella no podía responder. O no lo haría. Al menos tenía un respiro hasta
que estuvieran solos.
¿Kyle es un buen hombre? ¿Estás seguro de que no le hará daño a Gris?
Ella prefería arriesgar su propia vida que a sus lechuzas. Los búhos habían elegido
seguirla, pero ella se sentía responsable por ellos. Ellos eran familia para ella, tal como lo eran los
lobos y la Middlemist Red. Ella los protegería, como Jonás protegería a su familia.
Hubo un breve silencio, y de nuevo hubo esa afinación de notas precisas, hermosas en
forma de vibraciones se esparcieron por sus cuerpos como una sinfonía. Los productos químicos
florecieron en una luz caliente, brillante y ardiente.
¿Qué necesitas que haga, Kyle? ¿Cuándo lo envíe tengo que llamarlo primero?
Era difícil mirar a Jonás cuando sabía que ella le ocultaba secretos. No solo pequeños
secretos, grandes. No era como si se hubieran enamorado profundamente el uno del otro.
Estaban conectados en muchos niveles, sí. Ella aceptó eso. Ella sabía que él estaba solo y
encontró paz en su compañía. Ella calmo el salvajismo en él, y estaba agradecida de haberlo
hecho. La conclusión era que no se habían conocido como personas normales, no habían tenido
tiempo de conocerse y enamorarse lentamente.
La suya fue una reacción química explosiva. No había duda sobre eso. También tenían una
fuerte atracción conectiva, no solo porque eran ambos tan completamente solos de muchas
maneras, sino porque eran capaces de hablar entre ellos y "verse" uno al otro. Sabía que Jonás
era mucho más tolerante con su emparejamiento porque había visto funcionar a otras parejas. Él
quería tener alguien propio. Ella nunca lo había creído posible y no había visto emparejamientos
en acción. El único emparejamiento que había presenciado, el de Ken y Mari, le pareció una
terrible traición, y solo porque Marigold no había ido a buscarla cuando sabía que Camellia la
estaba esperando en el invernadero cuando todas las chicas habían escapado. Mari había elegido
a Ken sobre Camellia hasta el punto de que ella ni siquiera había llevado a Camellia con ellos.
Ellos volvieron a su problema de confianza. Dudaba que alguna vez pudiera superarlo lo
suficiente como para aceptar a otro ser humano en su vida. Incluso Jonás. Quizás especialmente
a Jonás. Y, sin embargo, podría tener su corazón cuando nadie más podría volver a acercarse a
él.
Llama a la lechuza que está cerca de nosotros y déjame ver si me acepta, dijo Kyle. Si no,
me haré cargo de uno de los salvajes. Me gusta la tuya porque es imposible para ver cuando él no
quiere ser visto.
Estaba especialmente orgullosa de que Kyle no hubiera sido capaz de detectar a Gris,
incluso aunque él había sentido la presencia del búho, cuando gris había volado lentamente y en
silencio más allá de ellos para posarse en un escollo del bosque.
Son muy buenos para permanecer ocultos. Lo estoy llamando para que se acerque ahora.
Ella lo hizo, usando la red de micelio, sabiendo que ambos búhos estaban esperando que
se pusiera en contacto con ellos en caso de necesidad.
El macho parecía mucho más grande de lo que realmente era debido al hecho de que era
alto y su plumaje era muy esponjoso. Gris estaba moteado con manchas marrones y blancas,
rayas y barras en las alas y el cuerpo, y tenía manchas blancas entre los ojos y en la barbilla. Su
pico era amarillo, y tenía un disco facial grande, pero sin mechones en las orejas. Camelia
pensaba que Gris era bastante guapo.
La lechuza se posó en la rama rota del árbol más cercano a ellos, donde Camelia lo dirigió.
No estaba en lo más mínimo sorprendida de que Azul siguiera a su compañero desde la distancia,
lista para protegerlo en caso de necesidad.
Camellia acarició al búho a través de la red de micelio y le hizo saber que Kyle era su
amigo y aliado, y que él quería compartir su visión para ver al enemigo que venía a herirla. Que, si
Gris se oponía, ella le pediría a Kyle que usase un búho diferente.
Las alas de Gris se levantaron y cayeron con agitación solo una vez. Sus plumas se veían
erizadas y ella tuvo que ocultar una sonrisa. Definitivamente lo había irritado con la sugerencia de
que Kyle usara un búho diferente.
Haz lo tuyo, Kyle, pero mantente conectado con nosotros si puedes. Ella quería asegurarse
de que el búho estuviera seguro en todo momento.

CAPÍTULO 8

Jonás estaba asombrado de la cantidad de información que se podía transmitir cuando uno
hablaba telepáticamente en lugar de en voz alta. Siempre lo había sido. Esa era una de las
razones por las que los miembros del equipo se habían vuelto tan unidos. Aprendieron mucho
sobre las verdaderas personalidades de cada uno. No podías ocultar quién eras cuando hablabas
telepáticamente. Tu mente estaba abierta y otros podían verte.
Conocía a Kyle Forbes desde hacía bastantes años. Jonás sabía que él era un médico
compasivo y afectuoso, un anestesiólogo, alguien capaz de coger una vena en un paciente
cuando nadie más podía encontrarla. Tenía muchas mejoras, la mayoría de las cuales no hablaba.
Se quedaba callado la mayor parte del tiempo, pero siempre llevaba su parte de la carga de
trabajo.
Jonás sabía que Kyle tenía demonios; todos lo hacían. Era enormemente fuerte, y esa
fuerza tenía que venir de alguna parte. Era un genio con los explosivos, desarmando y armando
bombas más rápido que alguien que Jonás hubiera visto. Tenía talento para encontrar bombas,
sabiendo instintivamente dónde estaban. Como Jonás tenía el sistema de alerta temprana y nadie
lo cuestionaba, nadie le había preguntado a Kyle cómo sabía dónde se localizaban los explosivos,
pero siempre le creyeron.
Ni una sola vez Kyle había mencionado que podía acceder a la vista de un animal. O la de
un pájaro. Era genial, pero también un poco extraño. Jonás permaneció muy inmóvil, agazapado
en la hierba, de espaldas a Camellia, esperando mientras Kyle pareció conectar en silencio con el
gran búho gris. Jeff merodeo a lo largo de su camino trasero, asegurándose de que nadie se les
acercara por detrás, aunque Jonás estaba bastante seguro de que Camellia tenía a sus lobos
cuidando sus espaldas.
La lechuza se elevó de repente en el cielo, usando esos lentos y suaves latidos de sus alas,
mirando a todo el mundo como si se moviera tranquilamente a pocos metros del suelo, buscando
comida. Entonces el pájaro se elevó en el aire, no mucho, manteniendo la altitud más baja pero
ahora volando hacia la cresta.
Jonás inmediatamente sintió que Camellia se concentraba en la red que corría bajo tierra.
Trató de descifrar lo que estaba haciendo. Sabía que los hongos sobre la tierra eran la fruta, y que
debajo estaban las raíces extendiéndose de árbol en árbol, una gran red muy parecida a una red
de datos. Intento verlo de esa manera. ¿Qué mensaje estaba enviando, o tratando de enviar?
¿Qué estás haciendo? ¿Cómo puedo ayudar?
No quería que ella lo dejara fuera. Sabía que ella estaba tratando de hacer eso,
aprovechando la oportunidad para alejarse. Para volver a hacer las cosas por su cuenta. Había
decidido que no podían tener un futuro juntos. Ella no confiaba en su instantánea conexión. Él
tampoco debería. La diferencia era que a él no le importaba directamente si Whitney le había
tendido algún tipo de trampa. Le creyó a Camellia y podía burlar al hombre si se quedaban juntos.
Ella lo miró por encima del hombro. Sus ojos azules lo golpearon de nuevo. Esos ojos en
tonos de joyas que eran tan azules que parecían un sorprendente color real.
Me estoy conectando con la red de micelio y pidiéndole que aumente la temperatura del
suelo en uno o dos grados. Hay compost en el suelo por encima y por debajo, por lo que es
bastante fácil de hacer. Una vez que haya un cambio de temperatura incluso en un grado o dos,
puedo traer niebla. Pronto amanecerá. No quiero que los búhos sean vistos. Cazan temprano en
las mañanas, por lo que no sería raro que alguien los viera, excepto que este no es su territorio
habitual.
Ella pensó que estaba parloteando demasiado, que Jonás no necesitaba la explicación
completa. Era culpa y desviación. Conectado con ella de la forma en que estaba, Jonás encontró
sus pensamientos demasiado fáciles de descifrar. Ella no quería sentirse culpable, pero lo hacía.
Ella no se consideraba su pareja, a pesar de que él le había dejado claro que era suya. Aun así,
aunque ella no podía decirlo en voz alta, Camellia creía que, si Ryland le ordenaba llevarla, Jonás
le obedecería.
Los pensamientos negativos no nos van a ayudar, Camellia. Ahora mismo, estamos juntos
en esto. Tenemos que centrarnos en el enemigo. Dime cómo subir la temperatura.
No iba a entrar en una discusión con ella. Tenía todo el derecho a desconfiar. La verdad era
que no sabía qué haría si Ryland le diera algún tipo de orden. Sabía que no era un hombre que se
ausentara sin permiso, no sin una buena razón, y si ella huía, la única manera de ir con ella sería
haciendo precisamente eso.
No eres tú quien está subiendo la temperatura exactamente. El sistema de raíces se
extiende por debajo de la tierra todo el camino desde nosotros sobre la cima de la montaña, por el
desfiladero, por la cresta y por dónde están. Tienes que sentirlo, Jonás. No solo el sistema de
alerta. Solo lo estás escuchando por esa razón. Hay un millón de otras cosas que puedes
aprovechar si te permites ser sensible.
Camellia había podido crear niebla y neblina varias veces. Él la había visto hacerlo. Si
pudiera hacer lo mismo por su equipo cuando necesitaban escapar, sería una ventaja, pero si
podía hacer aún más, quería aprenderlo todo.
Hubo un breve momento en que Jonás luchó por dejar de lado su ego. Camellia había
estado usando la red de micelio durante tanto tiempo que era una segunda naturaleza para ella.
Le costaba creer que las plantas pudieran comunicarse tan efectivamente como los humanos, solo
que de una manera diferente. Tomó un esfuerzo considerable por su parte recordar las muchas
cosas que había leído sobre cómo funcionaba la red subterránea.
Los hombres tienen dificultades con la palabra "sensible".
Se aseguró de enviar un toque de humor con sus palabras para que sonara a lo largo de
sus terminaciones nerviosas cuándo sintió que su movimiento tentativo se unía a ella en la red de
micelio. No quería que ella se alejara. Él siguió su ejemplo, confiando en que ella sabía lo que
estaba haciendo.
Los dos encerrados juntos dentro del sistema de raíces, se quemaron más, esparciendo el
calor hacia afuera como los rayos del sol. Los materiales ricos en carbono reaccionaron con los
materiales ricos en nitrógeno. Podía sentir los nutrientes extendiéndose rápidamente por el
bosque, la comunicación moviéndose de árbol a árbol, de arbusto a arbusto, de planta a planta.
Con ello, la temperatura del suelo comenzó a aumentar muy sutilmente. No en grandes grados.
No necesitaban grandes aumentos. No necesitaban que la temperatura subiera rápido. El suelo
llevó el ligero cambio en la temperatura del suelo sobre la cresta lejos de ellos.
Frente a Jonás, Kyle dejó caer su cabeza dentro sus manos, los dedos presionando sus
sienes. Se veía tan miserable que casi saco a Jonás de la red. Se quedó porque había aprendido
disciplina a lo largo de los años, capaz de mantener su atención dividida cuando tenía que
mantener sus mejoras bajo control, pero mantuvo su mirada fija en Kyle. Claramente, usar los ojos
del búho le estaba pasando factura.
Gris pasó por encima del área de descanso, informó Kyle. Ellos no están acampando, pero
están descansando. He contado ocho de ellos.
Están en comunicación con otros. Todos hombres. Gris ahora está en una percha a un
centenar de pies de ellos.
Jonás podía oír la tensión en su voz. Había gotas de sudor rodando por la cara de Kyle.
Sintió, más que vio, que Camelia giraba la cabeza, luego movía su cuerpo para poder mirar a Kyle
también. El sintió su inquietud.
Definitivamente son exploradores que se dirigen hacia el complejo, buscando adquirir la
mayor cantidad de información posible para enviar a las tropas que los siguen. Las tropas parecen
estar cuatro días detrás. Posiblemente cinco.
El vientre de Jonás se anudó. Sus ojos se encontraron con los de Jeff. Esto no era bueno.
¿Tropas? ¿Qué significaba eso? Necesitaban saber quién los había enviado. Ellos iban a tener
que detener a estos hombres e interrogar al menos a uno de ellos. ¿Dónde exactamente estaban
las tropas? ¿Por qué no los habían sido vistos ni el Equipo Uno o el dos? Cuatro o cinco días
podrían estar a tantas millas de distancia que incluso él no podía sentirlos venir.
El líder es un hombre bajo con cabello oscuro. Lleva ropa de senderismo. Buenas botas.
Camisa oscura de cuadros y buena chaqueta. Viajan ligeros, pero tienen el equipo apropiado para
cualquier clima. Ellos saben que podrían encontrar cualquier cosa en esta época del año y a esta
altitud. Eso es evidente.
La voz de Kyle se estaba volviendo más tensa. Su piel tenía un tinte azulado, como si no
estuviera recibiendo suficiente oxígeno.
Red, si a Kyle lo tocan o se le dan nutrientes, ¿eso lo dañaría o lo molestaría?
Camellia planteó la pregunta y Jonás supo que ni Jeff ni Kyle podían oírla. ¿Estaba
hablando con el Middlemist Red? ¿La planta? ¿La que había bajado sus ramas y barrido las flores
a lo largo de su rostro cada vez que pensaba que quería tocarla? ¿Habló con la planta? Había
estado sola durante mucho tiempo. Ella admitió que hablaba con ellas. Pero ¿Esperaba
respuestas?
Un zumbido bajo como una serie de hermosas notas claras pareció vibrar a lo largo de sus
nervios, y luego hubo una explosión espectacular de calor y luz extendiéndose a través de sus
cuerpos.
Algunos hongos tienen propiedades curativas, Jonás. Puedo ayudar a Kyle.
Hubo una mera vacilación, y Jonás supo al instante que Camellia casi había dicho algo
más, algo de mucha importancia. Se había detenido, pensando que cubrió su desfase moviendo
su cuerpo. Se puso de rodillas para llamar la atención de Kyle.
Kyle, me acerco a ti. Puedo ayudarte a sentirte mejor. Solo mantén tu enfoque en los ojos
de gris y deja que me enfoque en ayudarte.
Jonás la observó de cerca. Si podía usar hongos o el sistema de raíces de micelio para
sanar, entonces necesitaba aprender cómo hacerlo. Si había otra forma en que ella estuviera
ayudando, una forma que no estaba dispuesta a compartir con él, tenía que haber una razón para
su reticencia. Mantuvo su mente abierta a la de ella y permaneció lo más atrincherado posible en
la red subterránea. Esta vez, dejo de mirar a Kyle y mantuvo su mirada fija por completo en
Camellia, necesitando ver y sentir cada cosa que ella hacía.
Se acercó a Kyle con cuidado, casi como lo haría con un animal salvaje. No levantó la vista,
pero mantuvo sus manos sobre su rostro. La luz ya estaba rayando el cielo, y Jonás sospechaba
que incluso esa pequeña cantidad de luz hería los ojos de Kyle. Lo que estaba haciendo era
desconocido hasta donde Jonás sabía. Cómo Kyle había descubierto que era capaz de hacer tal
cosa estaba más allá de Jonás.
Jonás se encontró fascinado con Camellia. Ella no confiaba en él, ni en Kyle ni en Jeff.
Claramente, ella tenía secretos que temía compartir con él. Lo más probable es que esos secretos
tuvieran que ver con las mejoras que Whitney les había dado a ambas. Tenía la sensación de que
la Camellia roja de Middlesmit también se había utilizada como una mejora en ambos. Eso
explicaría la forma extraña en que la planta había actuado con tanta conciencia.
Camellia definitivamente consideró prudente revelar lo menos posible sobre sus mejoras,
pero tenía tanta compasión por Kyle que se arriesgó a revelarle más a Jonás para ayudar a un
compañero soldado. Eso solo atrajo más a Jonás hacia ella.
Es posible que tenga todos los rasgos dominantes inculcados y mejorados en él, pero
también tenía algunos otros, y los buscó en sus amigos y familiares. Había ciertas características
que sabía que necesitaría en una pareja si alguna vez encontraba una. Era demasiado alfa,
demasiado agresivo. Necesitaría una mujer que no solo fuera capaz de soportar ese lado de él
sino también suavizar sus bordes más duros. Era muy inteligente y necesitaba alguien igual.
Necesitaba una compañera que se uniera a él para guiar a sus hijos, nutrirlos, enseñarles.
A pesar de toda una vida llena de aventuras de una noche, una vez que Jonás se
estableciera en una relación, exigiría la monogamia absoluta y daría lo mismo a cambio. La lealtad
era demasiado grande para que él se conformara con menos. Eso también significaba que una
vez que eligiera una pareja, se aparearía de por vida.
Camellia poseía todos los rasgos que buscaba en una pareja.
Había estado dispuesta a sacrificarse por las otras mujeres con las que había crecido.
Habían formado una familia, y ella había sido extremadamente leal a aquellos dentro de esa
manada, tanto que estaba dispuesta a morir por ellos. Eso significaba que era capaz de formar
fuertes lazos emocionales. Jonás sabía que ella no amaría superficialmente, o por aparentar. Una
vez que ella le diera el corazón a alguien, se rendiría por completo. Y mediante esa entrega, se
volvería absolutamente vulnerable a los que amaba. Esa era parte de la razón por la que lucho tan
duro, para protegerse de los apegos emocionales. Porque la abrirían de nuevo a la posibilidad de
una traición.
El líder y otro, presumiblemente su segundo al mando, han caminado una distancia lejos de
los demás y se han acercado al tocón roto de árbol donde está posado Gris. La niebla es mucho
más densa aquí. Dudo que puedan verlo. Él no ha movido ni una pluma.
El dolor en la voz de Kyle era tan claro que Jeff le dijo a Jonás que era hora de traerlo de
vuelta. Jonás hizo señas de esperar un par de minutos más, para permitir que Camellia viera si
podía ayudar a Kyle. Jeff inmediatamente dirigió su atención a Camellia también.
Se había deslizado detrás de Kyle, sus manos fueron primero a su cuello y luego se
deslizaron hasta sus sienes. Las yemas de sus dedos presionaron a ambos lados de su cuero
cabelludo. Ella no masajeó sus sienes tanto como simplemente presionó profundo.
Están hablando de Daniel y de si deberían intentar ir por él o esperar a las tropas. Creen
que sería más seguro extraerlo y a su madre antes de que comience la guerra. Ya que el plan es
acabar con todos, menos a Daniel y Lily, estos pendejos creen que lo mejor es raptar a Lily y
Daniel antes de que todos los demás lleguen aquí.
Jonás y Jeff una vez más intercambiaron una larga mirada de asombro. Todavía no podían
hacer retroceder a Kyle. Tenían que obtener tanta información como fuera posible. ¿Quién
enviaría un Ejército para matar tanto al equipo uno como al dos, incluidas las mujeres y
posiblemente niños en el Equipo Dos? No sería Whitney. Nunca arriesgaría a los bebés que tanto
deseaba para sus experimentos. Eso realmente no tenía sentido. Jonás esperaba que Camellia
pudiera ayudar a Kyle antes de que se agotara.
Volviendo a mirarla, Jonás evaluó todo lo que sentía su cuerpo. Había calor definido a lo
largo de sus terminaciones nerviosas. Cuando se concentró en el flujo del mismo, en realidad
podía rastrear el calor que se extendía desde una ubicación central como si fuera una red propia.
Incluso las almohadillas de sus dedos se pusieron más calientes, no incómodas, simplemente
captando su atención, como si él debiera estar haciendo algo con ellas.
Sintió que podía extender esa red dentro de él y hacer conexiones a su alrededor si lo
intentaba, pero no estaba seguro de cómo. Había tantos enchufes, tantos cables chisporroteando
con energía y vida dentro de él. Solo tenía que saber cómo hacer esa última conexión con Kyle o
Jeff o Camelia.
Decidieron intentarlo con Daniel y Lily. Planean juntar información sobre el otro complejo y
explotar cualquier debilidad en sus defensas.
A pesar de que Kyle había estado usando la visión de la lechuza durante más tiempo,
parecía que el dolor estuviera disminuyendo.
Jonás mantuvo su mirada fija en el rostro de Camellia. Su expresión era suave. Parecía
perfectamente serena agachada detrás de Kyle, sus manos gentiles sobre su cráneo, los dedos
presionados en sus sienes para aliviar el dolor que evidentemente estaba experimentando.
Exteriormente, era imposible decir que ella estaba haciendo algo fuera de lo común, pero dentro
de su cuerpo, donde sus terminaciones nerviosas parecían estar conectadas, lo sentía todo.
De repente se dio cuenta de que estaba buscando en el lugar equivocado. La respuesta al
misterio de lo que estaba haciendo estaba dentro de su mente. Esa mente encantadora, aguda y
cuidadosamente guardada que actualmente estaba completamente abierta para él.
Entró despacio, suavemente, con cuidado de no molestarla. La actividad y la energía en su
cerebro era asombrosa. Era como si cada célula estuviera iluminada y trabajando horas extras.
Podía ver las neuronas diseminadas como arterias, estrellas al rojo vivo que se extendían en
todas direcciones, destellando y parpadeando, encendiéndose y apagándose, tan brillantes que
casi dolían.
Jonás respiró hondo y se obligó a relajarse. Necesitaba conectarse por completo con ella,
aprovechar incluso uno de esos caminos candentes. Él lo hizo, utilizando ese mismo enfoque
suave, deslizando sus neuronas chispeantes contra las de ellas. Inmediatamente, sintió una
sincronización instantánea en su propio cerebro.
Se dio cuenta de los latidos de su corazón. El ritmo constante. Fuerte. Poderoso. Más
poderoso de lo que debería haber sido, se dio cuenta. No solo estaba escuchando los latidos del
corazón de Camelia. El tamborileo estaba muy arraigado, como si la red de micelio también se
hubiera unido a ellos, trayendo consigo cada árbol y arbusto en el bosque. Los productos químicos
gotearon por sus venas. A través de ella. Drenando de sus neuronas y propagándose a través de
sus cuerpos para salir por sus poros. De hecho, realmente sintió pequeñas gotas de sudor,
pequeñas gotas liberadas en el suelo donde fueron absorbidas. La mayoría corrió a la punta de
sus dedos.
Desvió la mirada hacia las manos de Camellia, hacia las yemas de sus dedos donde ella
las presionó en las sienes de Kyle. Una pequeña gota de lo que parecía sudor resbaló de debajo
de uno de los dedos de Camellia para deslizarse por un lado de la cara de Kyle. Fuera lo que
fuera que se movía por sus venas, ella lo estaba compartiendo con Kyle.
Jonás trató de recordar cómo funcionaba el sistema de micelio para brindar nutrición a los
árboles que lo necesitaban. Era consciente de que el sistema de raíces subterránea aseguraba la
salud del bosque, proporcionando un medio de comunicación. Sabía que los árboles podían
advertir a otros árboles de enfermedades o infestaciones a través de la red subterránea. Esos
mensajes de advertencia podrían incitar a los otros árboles en el bosque a cambiar su bioquímica,
a aumentar los niveles de toxinas y repelentes en sus tejidos para disuadir a las plagas o producir
compuestos en el aire que podrían atraer a los enemigos naturales de una plaga en particular. Los
árboles también podrían reaccionar a los mensajes de otras formas.
El sistema de micelio subterráneo proporcionaba nutrientes a los árboles de varias maneras
diferentes, atravesando sus raíces o sobre ellas. Los árboles moribundos podrían pasar recursos
como nitrógeno y fósforo a los árboles vecinos y sanos, brindándoles recursos adicionales para
combatir cualquier brote de enfermedad.
De alguna manera, la sustancia química que Camellia le estaba pasando a Kyle era un
remedio curativo o un analgésico. Jonás no tenía forma de examinar directamente la naturaleza
del compuesto, pero sabía que se movía a través de su propio sistema y salía por sus poros. Eso
significaba que, como Camelia, tenía la capacidad de producir ese químico en particular. ¿Cómo?
Incluso al examinar la mente de Camellia, no podía ver el cómo. Podía ver la energía que ella
usaba. Podía ver la forma en que recurría a las neuronas de su cuerpo para distribuir la energía a
través de sus venas y músculos. Simplemente no podía ver de dónde procedía el agente curativo
que le entregaba a Kyle.
El líder y su segundo al mando están definitivamente mejorados. La voz de Kyle irrumpió en
los pensamientos de Jonás y devolvió su atención al problema de la amenaza. El segundo al
mando se llama Dex. Simplemente se puso vertical unos diez metros y se agarró de una rama,
arrastrándose hacia el árbol. Él está mirando para ver hacia adelante. Lo hizo fácilmente. Está
vestido como el líder, chaqueta azul y verde. Paquete ligero como el líder.
Kyle sonaba mucho más fuerte. El dolor había desaparecido de su voz, y levantó la cabeza,
apartando las manos de las sienes.
El líder se llama Crawley. Uno de sus hombres, rubio, bajito, de anchos hombros y brazos
anormalmente largos, simplemente se acercó a él y le dijo que no le gustaba la niebla. Están
teniendo una discusión sobre eso ahora.
Jonás inmediatamente se volvió hacia Camellia.
¿Serán capaces de averiguar que no es niebla normal?
Camelia negó con la cabeza.
No, porque es real. La temperatura del suelo es solo un grado o dos más alta en algunos
puntos. Ellos no serán capaces de averiguar la razón de eso.
Kyle sonrió. Eso es exactamente de lo que están hablando ahora. El rubio, Crawley lo llamo
Mott, le dijo a Crawley que había algo extraño en el suelo, tal vez algún tipo de punto geológico
caliente que hacía que la temperatura fuera más alta que en otros lugares.
Camelia le dedicó una sonrisa de respuesta a Kyle.
Eso es bueno. Si necesitamos la cubierta de la niebla, no tendremos que preocuparnos de
que sospechen cuando la generemos. No lo considerarán extraño ya que han decidido qué podría
estar causándolo.
Crawley está preparando su equipo arriba, Jonás. Pronto vendrán hacia nosotros, informó
Kyle.
Te necesito en forma para pelear, Kyle. ¿Cuánto tiempo de recuperación necesitas?
preguntó Jonás.
Me siento bien ahora. Antes estaba muy enfermo y el dolor era increíble. Cualquiera que
sea la terapia de puntos de presión que Camellia usó realmente ayudó. Voy a tener que
aprenderla.
Jonás dejó pasar el comentario de Kyle sin comentarios. Ahora no era el momento de
discutir lo que Camellia había hecho realmente para aliviar el dolor de Kyle.
Regresaremos a la montaña y encontraremos un lugar donde podamos emboscarlos.
Tengo que avisar a Ryland para que nuestras familias estén listas para un ataque total. Jonás era
el telépata más fuerte. Sería capaz de proyectar lo más lejos. Camellia, si combinas tu fuerza con
la mía, creo que podemos duplicar la distancia. No tendré que usar ningún equipo que pueda
correr el riesgo de alertar al enemigo.
Camellia asintió. Estaban todos de pie, listos para salir. Jonás observó a Kyle atentamente
en busca de cualquier señal de posibles problemas. No parecía haber ninguno. Se había alejado
de Gris, pero estaba listo para volver a conectarse cuando lo necesitara.
No podemos arriesgarnos a dejar huellas. Si están mejorados, podrían detectar nuestro
rastro si dejamos uno, Advirtió Jeff.
Me aseguraré de que no dejemos ninguna evidencia de nuestro paso por el suelo, Camelia
se ofreció.
Jonás se dio cuenta de que era otro gran activo la red subterránea podría proporcionar a su
equipo una vez que supiera cómo usarla. No habría evidencia de huellas u hojas removidas de los
arbustos.
Por ahora, dejó que Camellia se asegurara de que su pequeño grupo no dejara vegetación
aplastada mientras corrían por el angosto sendero de caza de regreso por la ladera empinada de
la montaña, entrando y saliendo de las rocas y los árboles. Marcó un ritmo brutal, pero no se
arriesgaría. Tenía que advertir a Ryland y prepararse para lidiar con los ocho exploradores
mejorados.
Camelia, ¿has subido hasta aquí antes?
Si
¿Conoces el camino más rápido para bajar de la montaña hasta nuestro complejo? Si lo
haces, muévete a la posición de liderazgo y toma el relevo, Jonás instruyo.
Camellia lo hizo sin dudarlo. Permaneció en el mismo rumbo durante otra milla y luego se
desvió del sendero, moviéndose rápidamente hacia una sección de bosque denso con maleza
densa y sin sendero despejado. Debería haber sido imposible ocultar el hecho de que habían
pasado por ese camino, pero cuándo Jonás miró sobre su hombro, la maleza se cerró detrás de
ellos como si nunca hubiera sido perturbado.
Hay un barranco más adelante. Es un salto de unos diez metros. ¿Pueden todos ustedes
hacer eso? Camellia ni siquiera detuvo su ritmo.
No hay problema, Jonás contesto por todos ellos.
Corrió al mismo ritmo devorador de suelo que él había establecido originalmente, y cuando
la brecha se avecinaba, se lanzó. Los tres hombres la siguieron, despejando la distancia con
facilidad. Ya estaba corriendo por una pendiente rocosa empinada, árboles a cada lado de ella,
una cinta de agua brillando tenuemente con el sol de la mañana mientras caía por la ladera de la
montaña.
Cinco millas más tarde, de repente tomó un giro abrupto, y ellos estuvieron de vuelta en un
estrecho sendero de ciervos. Jonás estaba casi seguro de haber reconocido el área donde ellos
estaban. Había subido por el mismo sendero con Jeff y Kyle antes de toparse con las defensas de
Camelia. Ella había recortado millas de su camino.
Deberíamos poder llegar a Ryland desde aquí. Podemos detenernos en ese pequeño prado
que esta justo por delante, le dijo Jonás. Kyle, mientras advertimos a Rye, acércate de nuevo e
intenta conectarte con Gris. A ver si puedes averiguar dónde están exactamente. Trata de obtener
una idea de sus habilidades.
No hay problema, Kyle acordó.
El prado era muy pequeño, de verdad pequeño para calificar como a prado, pero había una
abertura entre los árboles y los cuatro se hundieron en la alta hierba. Jeff inmediatamente
retrocedió para cubrir su rastro mientras Kyle se acercaba a la lechuza.
Jonás le tendió la mano a Camellia. Ella vaciló antes de permitirle cerrar sus dedos
alrededor de los de ella. Su mano se sentía muy pequeña y delicada junto a la de él, mucho más
grande y callosa. Muy suavemente, pasó su pulgar por el interior de su muñeca, sobre su pulso,
mirando fijamente su piel durante mucho tiempo antes de que él levantara su mirada hacia la de
ella.
Tenía unos ojos increíblemente azules. Cuidadosos ahora. Él no la culpó. Él lo haría si
estuviera en su lugar. Respiró hondo y lo dejó salir. No se había dado cuenta de la magnitud de la
amenaza a la que se enfrentarían. O la magnitud de los dones que ambos poseían.
Ryland va a hacer muchas preguntas, Camellia, y tendré que responderlas. Voy a hacer
todo lo posible para dejarte fuera de esto tanto como sea posible. Lo importante en este momento
es hacerle saber que viene un ejército para acabar con los equipos uno y dos. Ahora es el
momento de tomar una decisión.
Miró a Kyle y luego hacia el bosque donde Jeff había desaparecido. Podrías salir limpia
ahora mismo, cariño, antes de que todo el infierno se desate.
Sus ojos azules se abrieron con sorpresa.
Él asintió con la cabeza.
Lo digo en serio. Esto se va a poner feo. Más allá de eso, no me había dado cuenta del
grado de habilidades que tienes.
Los dos las tenemos, Jonás.
El asintió. Me doy cuenta de eso, pero no tengo idea de cómo acceder a ellas de la manera
que tú lo haces. Si Whitney se entera, o diablos, el gobierno, podrías estar en serios problemas.
Nadie puede averiguarlo. Te quiero conmigo. Lo hago, Camelia. Él llevó sus nudillos a su boca y
los frotó a lo largo de sus labios. Al mismo tiempo, necesitas estar a salvo. Creo que mi equipo te
protegerá, pero tú y yo sabemos que suceden cosas. Mira lo que ha pasado con Daniel y Lily. Hay
una fuga en alguna parte. Todavía tengo que rastrear eso para que Daniel, Lily e incluso Jeff estén
seguros si tengo razón sobre lo que pienso que Jeff y Lily están haciendo.
Se sentaron en silencio por unos momentos. Jonás era consciente de los primeros rayos
del sol de la mañana jugando a través del brillo de su cabello oscuro para que pareciera tan
brillante. Los pájaros cantaban y revoloteaban de rama en rama en constante movimiento. En
realidad, era una hermosa mañana, no una en la que él alguna vez hubiera pensado que estaría
perdiendo lo único que sabía que necesitaba en su vida para que valiera la pena.
Creo que aguantaré contigo, Jonás, al menos hasta que termine la amenaza. Luego
nosotros podemos tomarnos el tiempo para ver si somos incluso compatibles.
Jonás todavía tenía la mano de ella presionada contra sus labios. No se dio cuenta de que
el aire estaba atrapado en sus pulmones, y que no había tomado aliento en mucho tiempo. La
presión en su pecho era tremenda. Apenas comprendió lo que ella había dicho. Él se encontró
mirándola como un idiota.
¿Camellia? El ardor en sus pulmones aumentó.
Respira, Jonás.
La suave diversión que llenaba su mente estaba teñida de algo que no pudo identificar,
pero supo que era bueno. Todavía.
Por mucho que pueda querer esto, tú conmigo, no es seguro para ti. Las cosas que puedes
hacer, Camelia, son únicas y muy valiosas, y puedo decir que hay mucho más.
Sabía que había más. Sabía que, si una persona descubría lo que no debería, nunca la
dejarían sola. Nunca. Por mucho que la deseara para él mismo, no quería arriesgarla.
La conclusión es esta, Jonás. No sé con certeza si Marigold me traicionó o no esa noche
cuando traté de escapar. Sé que no me habló de su hermana gemela, y sé que ella me dejó atrás
cuando todos escaparon, pero sigue siendo mi familia. Eso significa que ella es mía para proteger.
Lily es parte de mi familia también. No voy a correr cuando están en peligro. Simplemente no
puedo hacer eso. No estoy construida de esa manera.
Su respuesta no fue una sorpresa. Era leal, y estaba dispuesta a sacrificarse por aquellos a
quienes amaba. No importaba que Marigold la hubiera lastimado más allá de lo razonable o que
no hubiera visto a Lily o Mari en un par de años. Eran importantes para ella y los defendería con
su vida.
Jonás presionado sus labios en sus nudillos y luego mordió la suave piel con sus dientes.
Me estoy acercando a Rye ahora. Dame tanta energía como puedas. Él está a una buena
distancia. Le diré desde el principio que me estás ayudando a sostener el puente y que puedes
escuchar cada palabra que decimos. Lo más probable es que Ryland tenga a Kaden, uno de
nuestros telépatas más poderosos, haciendo lo mismo por su parte.
Jonás no esperó, sino que se acercó a Ryland.
Rye. Todos estamos en problemas. Tengo a una de las hermanas perdidas de Lily
conmigo, ayudándome a conectarme contigo a la distancia. No tengo mucho tiempo. Necesitas los
detalles.
La respuesta tardó en formarse, pero varios segundos después, su energía psíquica se
disparó cuando dos mentes remotas establecieron contacto con él. Ryland y Kaden juntos. Eran
fuertes cuando torcieron el camino juntos, pero la distancia era larga, y tomó tiempo seguir el
rastro hasta él a través de esa distancia.
¿Todos están bien?
Si. Camelia está conmigo. Jeff está vigilando nuestro rastro. Kyle, en este momento, está
vigilando a ocho exploradores encargados de secuestrar a Daniel y Lily. Una fuerza mucho mayor
viene detrás de ellos para acabar con el resto de nuestro equipo y el Equipo Dos. Están
mejorados, al menos los ocho exploradores lo están. Todavía no hemos visto las tropas a las que
informan. Por lo que entendemos la fuerza principal está todavía de cuatro a cinco días. Los
enviaron por delante para adquirir a Lily y a Daniel para que no se lastimen accidentalmente en la
batalla. Quienes quiera que sean estos tipos, no parecen saber mucho sobre el Equipo Dos o sus
niños, solo nuestro equipo.
Hubo un largo silencio mientras presumiblemente Ryland y Kaden hablaban sobre la
información de Jonás.
Tenemos una fuga. La voz de Kaden era severa.
Lo hacemos, Jonás confirmo, igual de sombrío.
¿No hay estimación del tamaño del ejército que viene hacia nosotros? Ryland pidió.
No en este momento, pero esperamos capturar un par de exploradores vivos, Jonás dijo.
Por eso no tengo mucho tiempo. Los vamos a emboscar y obtener la mayor cantidad de
información posible de ellos. Dudo que Whitney enviara un ejército detrás de nosotros, pero nunca
se sabe.
Nuevamente, hubo un largo silencio mientras Kaden y Ryland hablaban sobre lo que Jonás
pudo darles.
Podemos enviar un par de hombres más, Jonás Si estos soldados están mejorados, solo
estarán ustedes tres.
Cuatro con Camelia. Ella vale su peso en oro, corrigió Jonás. Ha estado con nosotros hasta
ahora y tiene la intención de hacerlo hasta el final. Dice que Lily es familia. Y que ella protege su
familia.
Tienes que estar seguro de ella, Kaden le advirtió.
Estoy tan seguro de ella como tú lo estás de Tansy.
Jonás sintió que Camellia le clavaba los dedos en el muslo, y volvió a centrar su atención
en ella. ¿Qué es?
Tansy. Ella susurró el nombre en su mente. La recuerdo. Éramos muy pequeñas en ese
entonces. No podía tener más de cinco años cuando Whitney se la llevo. Dijo que él le encontró
un hogar con buenos padres. ¿Es eso cierto? ¿Tuvo buenos padres? ¿Una buena vida?
Jonás mantuvo la posesión de su mano y extendió la mano libre para tocar su rostro
suavemente. En ese momento, no importaba que un ejército estuviera llegando a los dos equipos.
Ella merecía saber acerca de otra de sus hermanas perdidas.
¿Kaden? incitó. Kaden está casado con Tansy, Camellia. Él lo sabría mejor que nadie.
Tuvo una buena infancia, pero fue traicionada por su padre. Eso la lastimó mucho. Le
encantará ponerse al día contigo. Gracias por querer ayuda defenderla.
Jonás estaba muy agradecido de que Kaden se tomara el tiempo de darle a Camellia esa
breve explicación.
No envíes a nadie a ayudarnos, Rye. Si algo sale mal, necesitarás a todos allí. Asegúrese
de que el Equipo Dos, esté preparado para sacar a todos. Deberías mover a Daniel y Lily. Haz que
los Norton saquen a sus hijos.
No pueden. Déjame corregir eso. Briony y sus mellizos pueden irse. Sus hijos son cinco
meses menores que Daniel. Chicos sanos. Briony está saludable. Marigold tuvo grandes
problemas con su embarazo y parto. Sus hijos solo tienen unos meses. Creo que pueden viajar,
pero ella tiene una infección. Por lo que entiendo, sería peligroso moverla. Si tuviéramos que
hacerlo, podríamos, pero tal vez tengamos que resistir, Ryland dijo.
No había duda de que el Equipo Uno apoyaría al Equipo Dos. Si se dividían para enviar a
algunos de los hombres con mujeres y niños lejos de los complejos, los otros se quedarían atrás.
Jonás sintió las chispas energizantes correr por sus venas y viajar a través de las neuronas para
esparcir calor y conciencia por todo su cuerpo. Ahora sabía lo que era. Su mujer aprobando a sus
compañeros de equipo. De él. Reconociendo su lealtad mutua.
Kyle de repente volvió a su cabeza.
Esos exploradores están en movimiento, subiendo por el sendero principal, hacia la cima de
la cresta. Están corriendo silenciosamente. Gris voló bajo y nadie se dio cuenta, aunque el que
llamaban Mott giró su cabeza por un momento, por lo que podría haber captado el movimiento.
Aunque, tal vez no, porque en ese momento todavía estaban en la niebla. Están fuera de eso
ahora.
¿Se quedaron en el sendero principal? preguntó Camelia. ¿Alguno de ellos pareció
sospechoso cuándo cruzo nuestro rastro? Limpié nuestras huellas en el suelo y a través de la
maleza e hice lo mejor que pude con el olor, pero el aire sigue siendo el más difícil de manipular
para mí.
Kyle asintió con la cabeza. Están en el camino principal. Ninguno de ellos noto ninguna
huella, y dos en particular parecen estar mirando, aunque en general creo, no porque crean que
alguien los estaba mirando. Ellos tienen un "olfateador." Siempre está probando el aire. Están
llegando al barranco. Es profundo, pero no muy ancho. No como el desfiladero que saltamos. En
su mayoría roca. Hay un gran árbol caído, y se detuvieron para maniobrarlo y colocarlo en
posición para usarlo como puente.
Jonás transmitió la información a Ryland y Kaden. No podían escuchar Kyle, y Jonás no
necesariamente quería tratar de explicar cómo estaba Kyle obteniendo la información.
Nuevamente, hubo ese breve silencio antes de que Ryland hablara.
¿Estos hombres están mejorados, y no saltaron el barranco? ¿Qué ancho tiene el
barranco?
Dieciséis pies, Jonás transmitió. El segundo al mando salto diez metros en vertical. Kyle lo
vio hacerlo.
Cuando soltaron el tronco del árbol, se rompió en pedazos y cayó al barranco. Crawley
acaba de bajar al barranco. Ni siquiera intentó saltarlo o encontrar otro puente, dijo Kyle. Los otros
lo han seguido hacia abajo. La pendiente pronunciada no los ha disuadido ni los ha frenado
mucho.
¿Reconoces a alguno de los soldados? Kaden pregunto.
Jonás le transmitió la pregunta a Kyle, quien respondió negativamente. A ninguno de ellos,
Kaden. Pero tenemos que irnos. Necesitamos encontrar un lugar para interceptarlos. Una vez que
tengamos más información, se la enviaremos, pero prepárense para la guerra. Si decides que es
demasiado peligroso despedir a Daniel y a Lily, guárdalos en algún lado seguro.
Mantén vivo al equipo, Jonás, Ryland ordeno.
Siempre.

CAPÍTULO 9

El sol de la mañana brillaba a través del dosel del bosque, lanzando rayos para resaltar la
densa niebla que se extendía por el suelo en nubes de color gris lavanda. La niebla se deslizó por
el suelo del bosque, cubriendo apenas la vegetación en algunos lugares y en otros elevándose
para formar gruesos bancos de niebla a través de los cuales era imposible ver.
Crawley miró a los hombres que corrían detrás de él. Este lado de la montaña era
empinado con barrancos y maleza espesa, casi impenetrable en algunos lugares. Seguían un
rastro de animales que apenas se distinguía. El ataque fue orquestado a propósito desde este
lado de la montaña porque sería inesperado. Sus hombres eran estoicos como esperaba, incluso
en la desagradable e inesperada niebla del infierno.
El camino se desvió ligeramente y volvió a mirar su GPS. Había estudiado los mapas que le
habían dado y esto no se sentía bien. Mantuvo las instrucciones en su cabeza con facilidad.
Nunca se perdía, ni en desiertos ni en selvas. El GPS no tenía sentido. El sendero continuó
serpenteando a través de una arboleda y luego estuvo al aire libre por un momento. Se sintió un
poco mejor al respecto. Cuando sacó los mapas en su mente, recordó un pequeño claro. Nada era
igual en el suelo.
Dex se acercó para unirse a él, igualando su ritmo para que corrieran uno al lado del otro.
— Algo anda mal, Crawley. Realmente apagado. Creo que deberíamos parar de nuevo y
dejar que Hound y Bear hagan lo suyo. Tenemos tiempo.
Crawley negó con la cabeza.
— Recibí noticias de Shaker. Están lanzando las tropas antes de lo que pensábamos.
Estarán aquí en cuatro días, y todavía no tenemos información sobre cualquiera de las dos
fortalezas. Shaker dice que se la consiga. Sabes lo que significa. Cuatro días no es mucho tiempo.
Tenemos para sacar a Lily y su hijo de la línea de fuego. Solo escápate y mira, como nos
ordenaron en la otra fortaleza, y sal de aquí.
Crawley sabía que sonaba sombrío, pero se sentía así. Inicialmente, había estado seguro
de que podrían entrar y salir de ambas fortalezas, sin problema. Vigilar las fortalezas, organizar
algún tipo de distracción para que pudieran aparecer y atrapar a Lily y a su hijo, además de matar
a algunos objetivos fáciles y desaparecer. Pero esa confianza inicial se había evaporado, y su
opinión de esta misión haba dado un giro completo de ciento ochenta grados. Una inexplicable
sensación de temor se había apoderado de él. Al igual que de Dex, tenía el mal presentimiento de
que algo andaba mal; simplemente no sabía que era.
Salieron del pequeño claro y de vuelta al estrecho y tortuoso sendero que atravesaba los
árboles. El rastro del sendero era entonces estrecho, eso forzó a Dex a colocarse detrás de
Crawley. La maldita niebla estaba rodando como si estuviera hirviendo el caldero de una bruja,
cayendo una y otra vez como olas en el mar. No había viento. Ni siquiera una brisa para mover la
niebla oscura teñida de lavanda de alrededor.
Tal vez Dex tenía razón. Necesitaba asegurarse de que se movieran la dirección correcta.
Sería fácil perderse. El mapa en su cabeza decía que había mucha más piedra en esta elevación
y menos árboles. ¿Se había desviado del rumbo? Crawley empezaba a dudar de sí mismo de
nuevo. Él miró su muñeca y el GPS, tratando de determinar dónde estaban. No podía ver
claramente la esfera de su reloj. La niebla había penetrado en el frente, lo que era virtualmente
imposible.
Parpadeó varias veces en un intento de aclarar su visión, luego se limpió el reloj en su
muslo, ralentizando el ritmo. Realmente se estaba desorientando. Se secó los ojos para aclararlos
también. Mirando por encima del hombro a sus hombres, podía ver que estaban teniendo tantos
problemas o más que él. Lance, uno de sus rastreadores, se tambaleó y casi se cae. Si el otro
rastreador, Dwayne, no lo hubiera agarrado del brazo para estabilizarlo, habría caído.
—Encontraremos un lugar para detenernos donde la niebla esté en su punto más bajo y
haya espacio para que todos se sienten. Los rastreadores pueden adelante a nosotros y ver si
pueden descubrir cualquier peligro. Si no pueden, Snake, será tu turno. A él no le gustó la idea de
poner a Snake en el campo. Snake acababa con las cosas de forma permanente. No habría
prisioneros a los que interrogar si se encontraban con alguien, pero era mejor proteger a sus
hombres que encontrarse con un problema.
Siguió por el sendero angosto, pero continuó a un ritmo mucho más lento, entrando y
saliendo de los árboles cada vez más dispersos, agradecido de ver el terreno más rocoso que
había estado esperando. Una cinta de agua brillaba plateada y azul a su derecha, entrando y
saliendo de los árboles también. Él recordó ese pequeño arroyo, y la satisfacción alivió algo de la
tensión en él.
Eventualmente, el sendero de caza se ensanchó lo suficiente como para parecerse más a
la ruta de senderismo original que había visto en el mapa. No es que muchos excursionistas
hayan subido de esta manera. Por eso habían elegido este punto de entrada. Incluso los
Caminantes Fantasmas parecían haberse olvidado de estar alertas en el escarpado bosque a
kilómetros de distancia por encima de ellos.
Eso hizo que Crawley soltara un resoplido de desprecio. Él estaba harto de escuchar sobre
estos Caminantes Fantasmas y lo peligrosos que eran. El ataque contra ellos tuvo que planearse
con tanto cuidado porque estaban mejorados. Bueno, gran cosa, él también. Sus hombres
también. Había escuchado del primer equipo, con el que estaban Lily y su hijo, no eran más que
jodidos. El segundo equipo podría darles más problemas, pero ellos también tenían problemas.
El camino se ensanchó aún más, lo suficiente para decirle que definitivamente estaba de
vuelta en el camino principal.
Desafortunadamente, la niebla continuó rodando a lo largo del suelo, serpenteando
alrededor de los árboles y pequeñas rocas, ardiendo sobre su piel y luego retrocediendo para
mostrar las vides en los árboles y rocas extrañamente suaves. El sol brillaba sobre las rocas de
modo que brillaban con venas de lo que se parecía mucho al oro. La zona era rica en minerales y,
según algunos, minas de oro. Crawley no tenía idea de cuán cierto era eso, pero no le importaría
tropezar con una de ellas.
Crawley redujo el ritmo aún más para poder mirar una de las rocas más grandes. Trató de
no hacer más que mirar, para que ninguno de los otros pudiera ver lo que estaba haciendo. Si la
roca realmente contenía una veta de oro, el regresaría y la extraería. Sería millonario con eso
solo. Él no quería detenerse donde cualquiera de los otros en su equipo pudiera detectar las vetas
brillantes en la roca.
—Esto se ve bien, Crawley, — Dex dijo. — Podemos enviar a los rastreadores, para ver si
pueden captar algún olor.
—Creo que hay un lugar más adelante, Dex, — dijo Crawley sin hacer una pausa — Un
poco más de espacio para que todos descansen mientras Hound y Bear salen.
Dex no protestó, y Crawley rodeó dos árboles y se encontró con un trío de rocas bastante
significativas a cada lado de él. El sendero las atravesaba. La niebla rodaba por el suelo y trepaba
por los lados de las rocas, lo que dificultaba ver sus formas. Captó destellos de ellas. Las rocas
eran más altas que anchas y se extendían hacia arriba como grueso dedos apuntando hacia el
cielo.
Crawley se sintió inquieto, una especie de temor anudándole el estómago, pero el sol
brillaba sobre la roca del medio a su izquierda, justo cuando la niebla gris lavanda se disipaba.
Una vez más, vio un color brillante que deslumbró sus ojos. Él giró la cabeza para mirar a su
derecha al trío de rocas que estaban allí como guardianes de una puerta. La veta de oro corría a
lo largo de dos de los dedos. Su corazón latía con fuerza. No necesitaría trabajar para un imbécil
superior que lo envió a luchar contra los rechazados. Tendría suficiente dinero para comprar su
propio ejército de soldados y guardaespaldas.
Se apresuró a través de los altos arco de rocas, guiando a sus hombres para que no
notaran las gruesas vetas de oro que corrían a lo largo de las piedras. Había árboles que cubrían
las rocas muy grandes, el dosel elevado por encima de ellos. El sol brillaba a través de las ramas
y las vides colgando de ellas. Solo había visto enredaderas como esa en las selvas tropicales.
Ellas eran como serpientes, algunas verdes y otras con bandas.
El sendero no se ensanchó como esperaba, permaneció más o menos igual. Dex podría
haber corrido junto a él, pero habría sido un ajuste apretado. Ellos estaban en una especie de
pasillo. Definitivamente no recordaba esto en el mapa en su cabeza.
Crawley redujo la velocidad a un paso, de repente preocupado de que se hubiera salido del
sendero principal de nuevo. No entendía cómo seguía desviándose del rumbo. Él era el mejor en
direcciones, su cerebro siempre lo mantenía exactamente donde quería estar. Se sentía muy
desorientado. No recordaba las rocas en absoluto, y tropezó un poco, las gotas de niebla en su
piel comenzaron a arder.
— ¿Qué carajo?
Se limpió la piel expuesta. ¿Qué demonios fue eso? ¿Algún tipo de niebla tipo lluvia ácida?
Volvió a mirar a sus hombres. Como él, estaban tratando de cubrir su piel expuesta. La niebla
creaba una sensación extraña en su piel. No había ampollas, ni marcas de quemaduras, nada que
indicara de alguna manera que había una quemadura real, sólo la impresión de una.
—Es posible que quieras detenerte donde estás y levantar las manos sobre tu cabeza.
La voz salió de la niebla. Era imposible saber de dónde venía. El sonido parecía rodar con
la niebla gris lavanda que ahora les llegaba hasta el cuello.
—Snake, caza — ordenó Crawley.
Niebla o no, no importaría. Su asesino número uno encontraría a su enemigo y se desharía
de él en tiempo récord. Una vez dada la orden, Snake era implacable en su persecución. Él podía
matar en segundos.
Sus hombres iban espalda con espalda. No podían ver a su enemigo, incluso con su visión
mejorada, no a través de la espesa niebla que continuaba girando en gigante ondas como si
estuviera viva. Crawley de repente se dio cuenta de que tampoco había sonido. Tenía un oído
excelente. Debería haber oído respirar. Aves. Reptiles escabulléndose en la vegetación bajo sus
pies.
Debido a que el silencio era tan intenso, cuando el gruñido medio ahogado atravesó la
niebla, ese ahogo, sonó especialmente escalofriante y siniestro. Dedos de miedo se arrastraron
por la columna vertebral de Crawley.
— ¿Qué fue eso? — preguntó Dex.
—No sé. — Pero Crawley temía saberlo, aunque no lo pudiera creer posible. Nadie podía
llegar a Snake. Él era demasiado rápido, también letal. Cuando golpeaba, era como un rayo. La
toxina que inyectaba paralizaba a su víctima tan rápido que no tenían tiempo de tomar represalias.
Él levantó su voz sólo encima un susurro. — ¿Hound? ¿Bear? ¿Qué están obteniendo?
Los dos miembros de su tripulación eran conocidos como “olfateadores”. Su sentido del
olfato era tan agudo que podían descubrir cualquier cosa o persona a kilómetros de distancia. Él y
sus hombres habían llegado a depender de sus habilidades en situaciones difíciles como esta. En
ningún momento dejo de mirar a su alrededor con su visión mejorada, utilizando todo en él para
penetrar las bandas de niebla ondulante.
—Nada, Crawley. — Hubo arrepentimiento e incluso vergüenza en la respuesta de Hound.
— No puedo oler nada en absoluto.
—Yo tampoco puedo, — agregó Bear. — Esta niebla tiene capas que parecen confundir mi
capacidad de oler cualquier cosa.
Crawley maldito bajo su respiración.
— ¿Dex? ¿Puedes ver a través de esta mierda? Porque yo no puedo.
El odiaba admitir eso, pero era la verdad.
La voz incorpórea salió de nuevo de la niebla ondulante.
— Suelten sus armas. No hay necesidad de que alguien más salga lastimado. Cualquier
signo de agresión generará represalias.
—Mott, da la vuelta y cubre a Dex desde el otro lado. Fuego de cobertura, — Crawley
ordenó. — ¿Dex?
De inmediato, los demás dispararon sus armas automáticas en todas direcciones. Dex se
puso vertical, saltando por encima de la extraña niebla, girando en círculos, su arma escupiendo
fuego mientras se esforzaba por encontrar un objetivo con su visión mejorada. Aterrizo en una
superficie rocosa en cuclillas. En el momento en que lo hizo algo se apretó alrededor de su cuello.
Levantó una mano, curvándose sus dedos en la banda.
El corazón de Dex saltó. Él sintió escamas, como si una serpiente hubiera caído de uno de
los árboles y se hubiera enrollado alrededor de su cuello. Cada movimiento de su cuerpo apretaba
los resortes. Con esfuerzo, no entro en pánico, agarro la banda con sus dedos y tiro con fuerza
para tener espacio para respirar, excepto que no funciono. Dejo caer su arma y cogió su cuchillo.
Ya estaba jadeando por aire, asfixiándose, puntos negros comenzaban a temblar frente a sus
ojos.
Levantando la hoja, trató de cortar el cuerpo de la serpiente a medida que se enrollaba aún
más. Su brazo se sentía demasiado pesado. El cuerpo de la serpiente se sentía como un grueso
trozo de madera. Sintió que su brazo caía a su lado. Su vista fallo. Sus pulmones ardían por falta
de aire. Trató de llamar a Crawley, incluso usar la telepatía, pero no podía recordar cómo.
Entonces sus rodillas golpearon la roca y todo simplemente se desvaneció.
— ¿Dex? — Crawley gritó.
—Él se ha ido, — Hound dijo. — Ellos lo tienen.
Crawley se dio cuenta de que Mott no se había registrado.
— Mott, ¿estás con nosotros? Grita ahora.
Hubo un silencio absoluto y el corazón de Crawley se hundió. No necesitaba que los demás
le dijeran que el cuerpo de Mott estaba en algún lugar de esa perturbadora niebla.
—Bajen sus armas.
La orden llegó otra vez, en un tono bajo y paciente.
Crawley juró otra vez bajo su respiración. La niebla era espesa. Si no podían ver a su
enemigo, era muy probable que sus enemigos no pudieran verlos a ellos.
Vamos a bajar las armas y, cuando lo hagamos, nos tiramos al suelo y nos movemos hacia
atrás en completo silencio. Tenemos que salir de estas rocas.
— Estamos bajando nuestras armas, — Crawley acordó.
Se quitó la correa de alrededor del cuello y se agachó para colocar el rifle automático en el
suelo frente a él, al igual que el resto de sus hombres. A su señal, se fueron sobre sus vientres,
permitiendo que la niebla se cerrara sobre sus cabezas y girara alrededor de sus cuerpos mientras
comenzaban a gatear tan rápido como podían, atreviéndose a retroceder hacia la abertura entre
las rocas para el sendero abierto.
Dwayne de repente gruñó, el sonido fuerte en la silenciosa niebla. Lance hizo un ruido
similar, mucho más gutural. Frente a Crawley, Hound y Bear dejaron de moverse abruptamente.
¿Qué demonios? Sigan adelante.
Lance no se mueve. Lo empujé y no responde. Creo que está muerto, Dijo Hound. Creo
que Dwayne también lo está.
Crawley espero un momento para ver si Lance o Dwayne cuestionarían la declaración de
Hound. Ninguno de los dos se movió o habló. Ese terror en el estómago de Crawley se había
convertido en verdadero miedo. ¿Quiénes carajos eran estos hijos de puta, y cómo estaban
matando a sus hombres con tanta facilidad? Estaba mejorado. Sus hombres estaban mejorados.
Nada de esto tenía ningún sentido.
Tenemos una mejor oportunidad si permitimos que nos tomen prisioneros. Tal como están
las cosas, no puedo decir a lo que nos enfrentamos. Si no nos matan directamente, podemos
evaluar a lo que nos enfrentamos y luego golpearlos con fuerza, Crawley decidió. No se resistan
de ninguna manera. Claramente están jugando para vivir.
—Vamos a ponernos de pie y rendirnos, — dijo Crawley. — Quedamos tres vivos. —
Mantuvo la amargura de su voz.
Los hombres no sólo habían sido su responsabilidad, sino también sus amigos. Él no era
alguien que perseguía el oro. Su mente estaba normalmente clara, pero había sido atrapado en
una especie de alucinación alimentada por la niebla, estaba seguro. Ahora podía pensar de nuevo.
Mientras se levantaba, notó que la niebla ya no tenía un tinte lavanda. Todavía rodaba y giraba,
pero parecía normal y se estaba adelgazando un poco.
—Sal de las rocas y asegúrate de dejar tus armas y todos los dispositivos de comunicación
en el suelo. Si te atrapamos con una pistola o cuchillo o cualquier medio de comunicación con
Shaker o a cualquier otra persona, no van a sobrevivir.
Esa voz, como siempre, no cambió de tono. Era baja, tranquila, paciente y reflexiva.
Crawley sabía que el bastardo quería decir cada palabra.
—Desháganse de todo lo que tienen sobre ustedes, — ordenó en voz alta. Recuerden que
son unas armas. No saben que están mejorados o que han tenido entrenamiento extensivo.
Quería asegurarles a sus hombres que estarían bien. No estaba seguro de lo que decía,
pero era su líder y quería mantener a sus hombres afilados, alertas y lo suficiente confiados para
aprovechar cualquier oportunidad que se les presentara.
Él arrojo sus armas, su reloj, cada dispositivo que él tenía y observo como Bear y Hound
hicieron lo mismo. Ellos bloquearon sus dedos detrás de sus cabezas y caminaron fuera del
corredor de rocas, pisando con cuidado alrededor de los cuerpos de Lance y Dwayne. Los miró
rápidamente mientras pasaba. Ambos parecían estar cubiertos de hilos blancos y marrones de
algún tipo.
¿Qué mierda era eso? Quería examinar el arma o lo que fuera que los había matado
mucho más cerca, pero la niebla, aunque mucho más fina, se interpuso entre ellos, y tuvo que
seguir caminando.
¿Vieron sus cuerpos? preguntó a sus hombres.
Eché un vistazo, dijo Bear. Parecía una toxina de acción rápida de algún tipo. Dwayne tenía
espuma alrededor de la boca y ampollas en la piel donde esa planta lo tocó.
¿Había sido una planta? Crawley frunció el ceño, tratando de digerir eso. ¿Cómo una
planta venenosa brotó del suelo y cubrió a dos de sus hombres matándolos? No había plantas
mortales que hicieran ese tipo de cosas, al menos no en el Bosque Nacional Lolo.
Una vez fuera de las rocas, Crawley se encontró parpadeando bajo la luz de la mañana,
libre de niebla. Miró a su alrededor. El sendero era un poco más ancho de lo que parecía y
conducía a las rocas. Había más rocas de las que recordaba y menos árboles, como debería
haber sido a esta altitud. Todavía, arbustos y árboles, el bosque comenzando a emerger,
encontrándose con las rocas.
Un hombre salió a cierta distancia de ellos. Hizo un gesto hacia algunas rocas planas al aire
libre.
— Siéntate, Crawley, — invitó. — Soy Jonás. Hound y Bear, tomen asiento al lado de él.
Crawley hizo una mueca. No le gustaba el hecho de que Jonás los conociera a todos por su
nombre. Obedecieron, aunque un poco lentamente, caminando de mala gana hasta las mismas
rocas expuestas. Tomaron asiento como se les ordenó, los tres buscando en el terreno cualquier
planta inusual que pudiera atacarlos repentinamente.
Siento que tengo un objetivo pintado entre mis ojos, Bear dijo.
El mío está en mi nuca, Hound dijo.
Crawley sintió el objetivo en el área de su corazón. Echó un vistazo a su alrededor usando
su visión mejorada, observando los árboles en la distancia. Él estaba seguro de que alguien tenía
un rifle de francotirador en ellos.
— ¿Quién eres, Jonás? ¿Qué quieres de nosotros?
Se aseguró de mantener su voz igual de tranquila. Igual de pareja.
Jonás lo miró con ojos inusualmente coloreados.
— ¿Recuerdas el Equipo de Caminantes Fantasmas inadaptados? ¿El realmente jodido?
¿El que viniste a espiar para que Shaker pueda traer a sus hombres y acabar con todos nosotros?
Soy uno de ellos.
Esa noticia fue como un puñetazo en el estómago. Era lo último que Crawley había
previsto. Todos los datos sobre el Equipo Uno de los Caminantes Fantasmas decían que apenas
eran capaces de funcionar. Una fuente impecable había cobrado un alto precio por esa
información; al menos, eso era lo que le había dicho el jefe de Crawley. Tenía el profundo
sentimiento de que la llamada fuente impecable no sabía de lo que estaba hablando.
—Ya veo.
Crawley no se comprometió. Él no quería dar demasiado. Claramente, Jonás o un miembro
de su equipo los había estado observando y escuchando antes de la emboscada. No podía negar
sus intenciones, pero necesitaba descubrir cuánto sabia Jonás.
Jonás asintió.
— Solo para que lo sepas, no los necesito a los tres. Lo mejor sería que respondieras a mis
preguntas. Sé que estás aquí para recolectar información sobre ambos equipos y enviársela a
Shaker y sus tropas. También se supone que debes llevarte a Lily y a su hijo para sacarlos de la
línea de fuego. ¿Quién te envió exactamente? Antes de que me respondas, Crawley, quiero que
sepas que puedo escuchar mentiras. Si me mientes, Bear va morir.
—Mierda, Crawley, — dijo Bear. — No hay razón para no decírselo. Él no está
fanfarroneando.
Crawley evaluó la distancia entre Jonás y él mismo. Él era rápido. Muy rápido. Ellos
estaban al aire libre, y él podía cruzar ese claro y estar sobre el hombre en un instante. Si ponía
sus manos sobre Jonás, no tenía ninguna duda de que podría matarlo. Aun así, parecía que
podría haber más de un francotirador apuntándoles con un arma. Si ese fuera el caso, Bear sería
asesinado de todos modos. Posiblemente Hound. Él también lo sería. Todo sería por nada más
que la satisfacción de ver morir a Jonás.
Crawley suspiró.
— Trabajo para seguridad en una empresa llamada FreeAbrEnds. Mucha gente se refiere a
la empresa como FAE.
Crawley podía decir que Jonás sabía exactamente sobre qué institución estaba hablando.
En cierto modo, hubo cierta satisfacción de que sus jefes no fueran tan anónimos como pensaban.
Sabía que se consideraban a sí mismos muy superiores y con derecho porque tenían suficiente
dinero para comprar todo el planeta.
Les importaba un carajo quién pareciera liderar un país, porque eran el poder real que
dirigía casi todos los países del mundo. Ellos comenzaban guerras. Las terminaban. Crearon la
crisis del petróleo. Jugaban a ser dioses y brindaban entre si mientras lo hacían. Crawley
trabajaba para ellos porque era mejor estar del lado de los poderosos que ser aplastado por ellos.
Había visto los resultados de ser aplastado una y otra vez.
— ¿Por qué quieren a Lily y a su hijo? — preguntó Jonás.
Crawley reprimido su sonrisa afectada. Entonces, el Señor sábelo todo no sabía tanto como
pretendía.
— Whitney es parte de su círculo íntimo, pero es también un gran patriota y no siempre
coopera con sus planes. Lily es su vulnerabilidad. Él la considera la única capaz de ocupar su
lugar. Ella esta mejorada y también su esposo, Ryland, el padre del niño. Hasta ahora, Whitney no
tiene ni idea de lo que Daniel, el muchacho, es capaz que hacer.
—El consorcio quiere a Lily y a Daniel, principalmente para traer Whitney en línea. Eso es
lo que estás diciendo.
Crawley asintió con la cabeza.
— También tiene curiosidad por saber qué es lo que el niño puede hacer en realidad, si es
que hace algo en especial, pero realmente quieren que Whitney haga lo que le dicen cada vez, no
solo cuando le dé la gana.
— ¿Y el propósito detrás de acabar con los equipos Uno y Dos? — preguntó Jonás.
Crawley estudió los tonos de voz. Eso sonó más suave que nunca. Suave. No había nada
de suave en el hombre. Su rostro era duro, de ángulos ásperos y planos. Sus ojos eran diferentes,
recordándole a Crawley mirar los ojos de un gran gato depredador. Jonás no parecía parpadear.
Se limitó a mirarlo con una concentración demente que hizo que Crawley se sintiera incómodo
como lo haría sentir Snake. La serpiente era venenosa. ¿Qué diablos era Jonás?
—Honestamente, no lo sé, — dijo Crawley, agradecido de no saberlo. Tenía la sensación
de que Jonás realmente podía escuchar mentiras.
El viento se desplazó un poco, lo suficiente para llevar aromas a sus dos olfateadores.
Crawley se relajó, algo de la tensión se alivió de él.
¿Pueden decir dónde están los francotiradores? ¿Pueden determinar con precisión sus
ubicaciones?
Ambos hombres inhalaron sin parecer hacerlo.
Crawley intento verse inofensivo.
— ¿Te importa si bajamos nuestras manos? Hemos eliminado todas las armas.
—Antes de que bajen sus manos, quiero que cada uno de ustedes me diga que dejaron
todas sus armas y todos los equipos de comunicación detrás en el corredor de rocas, comenzando
con Crawley, luego Bear, y luego Honud.
Crawley fingió suspirar para dar tiempo a sus hombres de olfatear los francotiradores.
— Dejé todas mis armas y todos los dispositivos de comunicación atrás en el corredor de
roca.
Cuando Jonás indicó que podía bajar las manos, lo hizo. Bear siguió su ejemplo y luego
Honud. Crawley estaba agradecido de que ellos siguieran sus órdenes a la carta. Ni uno recibió un
disparo.
Ni siquiera puedo oler a Jonás y esta frente a nosotros. No tengo idea de lo que podría
estar interfiriendo con mi sentido del olfato. No sabemos con certeza que no está solo, Crawley,
pero él podría estarlo.
¿De verdad quieres correr ese riesgo, Hound?
— ¿Qué planeas hacer con nosotros? — Crawley preguntó.
—Entregarlo a mi Capitán, el líder de mi equipo, y dejar que él lo resuelva.
Es un largo camino montaña abajo, Crawley dijo con alivio.
Cooperen.
—Ryland podría no estar muy feliz de que vengas a secuestrar a su esposa e hijo y
proporcionar la información para asesinar a su equipo. — Jonás les indico que se pusieran de pie.
—Puedes caminar por el sendero. Aparentemente, ya conoces el camino. Si te desvías del camino
por alguna razón sin antes indicarme el motivo, será el último paso que des.
¿Qué opinas, Crawley? Él va a caminar detrás de nosotros. No he visto a nadie más, ni los
he olido, dijo Hound.
Vamos ir montaña abajo. Es hacia donde nosotros queríamos ir de todos modos.
Podría tener parte de su equipo subiendo a su encuentro, Bear advirtió.
Pensé en eso. Creo que es demasiado arrogante para ello. Nos quiere llevar a su equipo y
presumir que nos atrapó.
Crawley se levantó, tomándose su tiempo, guiando el camino por el sendero que bajaba de
la montaña. Bear y Hound lo siguieron. No había más niebla extraña. De vez en cuando
vislumbraba un arroyo plateado serpenteando montaña abajo. El terreno se volvió menos rocoso y
más boscoso, mientras caían otros mil pies.
Las lagartijas y los roedores se apartaron de su camino, perturbando la vegetación en el
suelo. El viento se levantó en el dosel y ocasionalmente sopló a través de los árboles donde las
arboledas estaban más abiertas. Los pájaros cantaban entre sí y volaban de una rama a otra. Las
ardillas corrían arriba y abajo de las ramas de los árboles, parloteando sin parar.
Jonás no hizo ningún sonido mientras caminaba. Ninguno. Era como un maldito fantasma.
Crawley todavía sentía la ominosa sensación de tener un objetivo pintado en la frente de su pecho
justo sobre su corazón. Un escalofrío le recorrió la espalda. Él quería mirar hacia atrás y ver dónde
estaba Jonás, pero en lugar de eso, tomó el ritmo, tratando de superar los nervios que no podía
quitarse del todo.
¿Ustedes dos no sienten que tienen a un francotirador observándolos?
Bear respondió primero. No tiene ningún sentido, Crawley. Hemos cubierto el camino con
bastante rapidez, pero sí, todavía está allí. El francotirador tendría que estar moviéndose con
nosotros.
Lo mismo aquí, dijo Hound. He mirado por encima del hombro un par de veces porque ese
tipo no hace ni un sonido. Pensé por un minuto que podría habernos dejado, pero él está justo
detrás de nosotros. Mantiene su distancia. Sin armas a la vista. Él piensa que está a salvo de
nosotros.
Sigan caminando. Tenemos un montón de tiempo. No puede estar en la mejor forma, no
como nosotros. Podría haber tendido una dulce emboscada, pero ese primer equipo de
Caminantes Fantasmas era considerado defectuoso por alguna razón, Crawley les dijo.
Cuanto más pensaba en ello, más seguro estaba de que era verdad. La gente para la que
trabajaba era brillante y no cometían muchos errores. Compraban información todo el tiempo y
pagaban elevados precios por ella. Aquellos a quienes pagaban sabían que, si la cagaban, no
obtendrían una segunda oportunidad. El consorcio enviaría a alguien, ocurriría un accidente y
todos sabrían que no debían intentar engañarlos de nuevo.
Lo más probable es que este Jonás se quedara sin aliento mucho antes que Crawley o sus
hombres lo hicieran. Sólo tenían que esperar su momento. Aumentó su ritmo sólo un poco más.
No quería que Jonás protestara, pero lo suficiente como para desgastarlo más rápido. También
estaba cada vez más convencido de que Jonás estaba solo. Si había otros miembros del equipo,
como el francotirador que seguían imaginando, uno de los olfateadores ya lo habría olido. Uno de
los pájaros habría reaccionado. Un sonido los habría delatado. Nadie era tan bueno en el bosque.
¿Quién sabe? Tal vez hacer que las personas sientan que tienen un objetivo en sus
espaldas fue una de las mejoras de Jonás.
Crawley buscó sus mapas internos. Habían hecho su camino al menos otros dos mil pies
por lo menos montaña abajo. El sol había subido más alto. Los árboles estaban mucho más cerca
ahora, y el sendero era estrecho, no más que un camino de ciervos, obligándolos a caminar en fila
india a través de la maleza más densa.
Está más cerca, Crawley, informó Hound. A una distancia sorprendente. Puedo tomarlo. Sé
que puedo. Sólo necesito un poco de distracción.
Crawley no cometió el error de mirar por encima del hombro, aunque quería. No tenía idea
de lo cerca que estaba realmente Jonás. Hound, no te arriesgues. Él podría estar tendiéndote una
trampa.
No lo creo. Vamos cuesta abajo y tú estás marcando el ritmo. Está viajando a una mayor
tasa de velocidad. No creo que sea tan consciente todavía, pero lo será pronto. Es ahora o Nunca.
Crawley lo pensó. Si pudieran matar a Jonás, tendrían una oportunidad de completar al
menos la parte de exploración de su misión. Si corrieran con suerte, incluso podrían agarrar a Lily
y a su hijo.
Está bien, estuvo de acuerdo, aunque a regañadientes. Preferiría matar al gran bastardo él
mismo, pero preferiría que alguien lo hiciera a nadie.
Bear, necesito que tropieces con el siguiente obstáculo en nuestro camino. No importa lo
que sea, haz que parezca real. Tampoco tienes que caer. Solo tambaléate por un minuto para
llamar su atención. Yo haré el resto, Hound instruyo.
En eso, Bear confirmo.
Árbol caído, no grande, solo una cosita pequeña que fácilmente podríamos pasar por
encima, Crawley informó cuando se acercó a él. Ese terrible pavor estaba de vuelta, dedos del
miedo recorriendo su columna vertebral.
Bear levantó la vista hacia el dosel sobre él y se golpeó la parte superior del pie con el
delgado árbol joven que había sido arrancado de raíz. Pareció tropezar, lanzando hacia adelante a
Crawley, que ya estaba a cierta distancia, aparentemente ajeno al compañero de equipo detrás de
él. Bear se tambaleó y casi se va abajo, brazos extendidos en un esfuerzo para mantener su
equilibrio.
Hound giró, se agachó y despegó del suelo con los talones de sus pies, y abalanzándose
sobre Jonás. Solo que Jonás estaba allí. De alguna manera, había desaparecido, como si se
hubiera convertido en parte del tronco de un árbol, solo para emerger repentinamente de él y
cerrar un puño grande y sorprendentemente fuerte alrededor de la garganta de Hound. Algo
afilado y terrible atravesó la carne de Hound hasta su artería.
Hound nunca había sentido nada parecido a la fuerza de ese golpe o la ferocidad de la
empuñadura, como si un animal salvaje lo tuviera agarrado por el cuello. Miró a los ojos de un
leopardo despiadado, no los de un hombre. Los ojos eran amarillos, enfocados totalmente en él,
una fuerza primitiva de la naturaleza, inteligente y astuto. Entre la rápida pérdida de sangre, el
agarre intimidante de Jonás, y la implacabilidad en esos ojos crueles y despiadados que lo
miraban fijamente, Hound no pudo reunir ni la voluntad ni la fuerza para contraatacar.
Bear se dio la vuelta para ver a Hound sostenido en el aire, con los pies a medio pie del
suelo, la sangre brotando de su cuello. Se quedó allí, mirando en estado de shock al hombre que
lo estaba matando. Maldiciendo, Bear se puso a toda velocidad, usando su genética animal
mejorada.
No, retírate. Siéntate en el suelo. No participes, Crawley ordeno. Bear, retírate.
Bear estaba en completo modo de ataque, la bestia en él viendo en rojo. Dejo que la ira
brotara y lo consumiera, llenándolo con la pura fuerza mejorada, la adrenalina y la agresión del
oso polar. Nada pudo evitar que el hombre insignificante matara a su amigo. Nada. Estuvo sobre
Jonás rápido. La distancia era corta, y podía correr hasta veinticinco millas por hora si lo
necesitaba por un breve periodo de tiempo.
Jonás dejó caer el cuerpo de Hound como si no fuera más que basura y se dio la vuelta
para encarar a Bear, su comportamiento cambió por completo. Donde antes había un leopardo, su
piel incluso apareciendo adquirir un camuflado moteado similar al de un leopardo, ahora parecía
más grande, su piel más oscura, sus ojos despiadados. No importaba. Un golpe de Bear partiría a
ese hijo de puta por la mitad. Un golpe de su puño. Eso era todo lo que tomaría. Bear rugió su
desafío.
Para asombro de Bear, Jonás respondió su desafío con un rugido propio, sonando tanto
como un oso pardo que casi detuvo a Bear en medio de la carrera. Los dos chocaron juntos, sus
cuerpos chocaron uno contra el otro, los puños volaban mientras ellos forcejeaban como dos
grandes osos en una lucha por el dominio.
Bear esperaba romper huesos con su enorme fuerza. Había roto la columna vertebral de
los hombres con un puñetazo que atravesaba un cuerpo, pero no le dio ni un solo golpe a Jonás.
El hombre era demasiado rápido, anormalmente rápido, incluso para un mejorado. Cuando Jonás
estrelló uno de sus puños contra las costillas de Bear, sintió que sus huesos se derrumbaban
como palos, dejándolo sin aliento.
Los dos hombres se rodearon uno al otro, cada uno evaluando al otro. Bear siempre había
terminado sus peleas rápido con cualquier oponente. Ganaba con su pura fuerza bruta. Jonás
nunca le dio una oportunidad. Nunca le quitó los ojos de encima. Él parecía ser un luchador
experimentado, con cicatrices de batalla y más que dispuesto para matar. Él no estaba enojado, él
fue metódico. Calculador.
Sométete. Maldita sea, Bear, te va a matar.
Crawley nunca había usado ese tono de desesperación. Siempre había tenido completa
confianza en la enorme fuerza de Bear. Bear supo instintivamente que su bestia nunca se
sometería, ni este enemigo lo aceptaría o confiaría en eso. Los tres ya habían traicionado su
palabra.
Me matará de todos modos. No hicimos lo que dijo.
Bear supo por solo esa admisión que le estaba diciendo a Crawley que no podía ganar.
Hubo un breve silencio.
Maniobra al hijo de puta más cerca de mí. Tienes que ser inteligente al respecto, Bear. Usa
tu cerebro. No dejes que la bestia se haga cargo. Estamos en esto juntos. No dejaré que te tenga.
Creo que está solo. Hasta el momento, nadie ha aparecido para ayudarlo.
Bear no creía que Jonás necesitara mucha ayuda. Se acercó poco a poco y Jonás no
retrocedió como lo haría cualquier otro luchador. Él se deslizo hacia un lado, reflejando el juego de
pies de Bear. Fue entonces cuando Bear se dio cuenta de que el bosque a su alrededor se había
quedado completamente en silencio.
¿Oíste eso, Crawley? Sin pájaros. Sin roedores. O reptiles. Todo en los el bosque le tiene
miedo.
O te tienen miedo, Bear, Crawley se apresuró a decir.
Bear lo sabía mejor porque, por primera vez desde que había sido mejorado, él estaba
asustado. Podría admitirlo en secreto. Estaba frente a una máquina de matar. Frío. Calculador.
Astuto. Muy inteligente, entrenado y muy experimentado. No solo estaba asustado; estaba
aterrorizado. Tenía que pasar a la ofensiva antes de que no pudiera pensar, solo reaccionar. Ese
sería un muy mal lugar para estar.
Volvió a embestir su enemigo otra vez, y Jonás no le dio cuartel, acercándose a él cara a
cara, como fueran más osos que hombres. Ellos lanzaron golpes, la fuerza detrás de cada golpe
individual era enorme. No se atrevió a recibir un golpe de uno de los enormes puños de Jonás, no
cuando el hombre podía golpear con la fuerza de un tren de carga. Lo máximo que podía hacer
era tratar de seguir el consejo de Crawley. Tal vez, entre los dos, tuvieran la oportunidad de llevar
el bastardo abajo.
No fue fácil esquivar los golpes, y Bear era un peleador experimentado. El tiempo se hizo
más lento, aunque sabía que solo habían pasado unos segundos. Él esquivo, zigzagueo y siguió
tratando de utilizar su tamaño superior para hacer que Jonás retrocediera hacia Crawley paso a
paso. Solo un pequeño paso. Quizás dos. Se sentía desesperado. Jonás era rápido como un
relámpago, fingía de un lado y luego golpeaba de otro.
La patada salió de la nada. El golpe fue salvaje porque Bear no se lo esperaba. Estaba
concentrando en esos puños con esa velocidad borrosa y poder suficiente para partirlo en dos.
Jonás no necesitaba sus manos cuando tenía una patada como esa, mucho, mucho más brutal
que cualquier cosa que su puño pudiera haber entregado, y no había duda de que el puño le
habría rotó la columna. Bear sintió que los huesos se rompían. Un pulmón colapsó
instantáneamente mientras el otro empezó a desmoronarse lentamente. Cada órgano de su
cuerpo se convirtió en gelatina, células desgarradas por esa patada discordante y viciosa que lo
destruyó.
Jonás dio un paso atrás y se quedó mirándolo con ojos fríos como el hielo, y
completamente distantes. Un rifle disparó un tiro de advertencia y luego otro. Cuando Bear se
derrumbó, cayendo lentamente de rodillas, trató de encontrar a Crawley, enviando una pequeña
oración para que a hombre no le hubieran disparado tratando de llegar a él. Todo había sucedido
muy rápido.
Crawley se quedó congelado a varios metros de distancia, con las manos entrelazadas
detrás de la cabeza, y una mirada afligida en su rostro. Bear cayó hacia adelante, su ojos, nariz y
boca repentinamente enterradas en una gruesa capa de hojas y tierra. Sonó atenuado. Retrocedió
por completo. El mundo se volvió negro.

CAPÍTULO 10

Jonás caminó penosamente por el camino, permitiendo que Jeff y Kyle se quedaran entre
Crawley y él mientras continuaban bajando la montaña hacia sus hogares. Estaba conectado con
Camelia por tres vías: a través de la pareja de Whitney, la red subterránea de micelio, que era
muy poderosa y les permitía compartir sentimientos con mucha facilidad, y otra red, una aún más
poderosa. Sospechaba que era la Camelia roja de Middlemist.
Trató de descifrar cómo funcionaría eso. Esas terminaciones nerviosas. La vio trabajar en
Kyle y quitarle el dolor. Él había pensado que era el micelio corriendo bajo tierra y a través de
ellos, pero sabía que era mucho más. Estaban unidos a nivel molecular, a través de terminaciones
nerviosas e incluso en sus cerebros.
Deliberadamente no se había desconectado de ninguna de las dos redes que los
conectaban cuando se convirtió en su verdadero yo. Decírselo a Camellia era diferente a mostrarle
los efectos de los diversos ADN de animales depredadores y reptiles con los que Whitney había
pensado que sería una buena idea juntarlo. Whitney había mezclado y combinado esos rasgos
violentos hasta que tuvo el macho más agresivo que posiblemente se le ocurrió. Había mejorado
deliberadamente esa personalidad ya dominante en algo contra lo que Jonas tenía que luchar día
y noche.
La verdad era que Jonas tenía miedo de enfrentarse a Camellia. Casi le había dicho que se
fuera mientras pudiera cuando contactaron a Ryland por primera vez. Cuando ella había sido lo
suficientemente valiente como para quedarse, él le había mostrado su peor versión
deliberadamente. ¿Por qué había hecho eso? Él la deseaba. Cuanto más tiempo estaba con ella,
más sabía que ella era la adecuada para él. Entonces, ¿qué estaba haciendo alejándola
deliberadamente de él? Sabía que ella tendría que saber lo peor, pero no inmediatamente.
La testosterona elevada en él de tantas mezclas de depredadores mantuvo constantemente
la rabia en sus ojos y la necesidad de violencia atravesando su cuerpo. Los caminos desde su
cerebro a sus nervios propagaban la demanda como si no estuviera en juego su vida, sino la vida
de sus compañeros de equipo y la vida de Camellia. Su mente daba vueltas una y otra vez,
decidida a decirle que eliminara la última amenaza, la que él sabía que era la peor.
Crawley estaba escondiendo algo. Había venido allí para llevarse a Lily y a Daniel. Habría
enviado información a sus tropas para permitirles asesinar a todos los demás hombres, mujeres y
niños en los dos recintos. Y ahí estaba Camelia. Ella estaba cerca. La hermosa Camellia con sus
trampas mortales. Si Crawley descubría que Camellia había tendido las trampas para él y sus
hombres haría cualquier cosa para tomar represalias contra ella.
Jonas conocía a hombres como Crawley. Nunca se detenían una vez trazaban un plan de
acción. Podría fingir que estaba cooperando, pero estaba pensando en una manera de vengar a
sus amigos. Al igual que Jonas, se sentía responsable de ellos. Esa amenaza tenía que ser
eliminada, sin importar lo que Ryland y Kaden hubieran ordenado.
Los gruñidos amenazantes retumbaron en su pecho, pero los contuvo. Quería que Crawley
le diera cualquier excusa para desafiarlo. Al mismo tiempo, mantuvo una distancia entre él y sus
compañeros de equipo, sabiendo por experiencia que incluso sus amigos podrían desencadenar
la terrible necesidad de violencia rugiendo en su sistema. Si no lo necesitaran para ayudar a
mantener un ojo vigilante sobre Crawley, habría corrido arriba y abajo por los senderos de la
montaña para tratar de quemar algo de la horrible necesidad de matar.
Cada neurona de su cuerpo se sentía inflamada, empujada en la dirección equivocada
como si su sangre se hubiera invertido y se hubiera extendido por su cuerpo como una
enfermedad en lugar de algo bueno. Ahora que había probado lo bueno que se sentía con
Camellia, la adrenalina y la hostilidad de los depredadores en su sistema parecían mucho peor. La
inflamación desencadenó más necesidad de violencia, una reacción que comenzó en su cerebro,
al menos eso pensó.
Había estudiado la agresión en animales para ver si podía combatirla mejor, pero hasta
ahora, nada funcionó excepto mantenerse alejado de los demás. Corriendo. Haciendo ejercicio
físico. Luchando. Pero cuando peleaba, eso solo alimentaba su nivel de agresión, y no podía
controlarlo. Tenía que canalizar las terribles rabias combinadas con astucia en otra salida para
evitar dañar a alguien. Dejaría a su equipo y se iría a explorar por su cuenta. Esa fue siempre la
elección más segura.
Jonas la sintió primero, un movimiento a lo largo de esas células con forma de estrellas, las
neuronas que se esparcían para enviar mensajes a lo largo de cada vía. Ella acarició las
terminaciones nerviosas inflamadas, colocándolas en la dirección correcta con un toque delicado.
Su aliento siseó fuera de sus pulmones, un largo y lento arder de conciencia. Ahora, la furia
feroz y violenta en él se mezcló con otros químicos mucho más potentes, eso se sumó a su
hiperalerta. Vio cada detalle de Crawley mientras se movió delante de ellos. Estaba muy lejos, con
Jeff y Kyle entre ellos, corriendo interferencia, pero no importaba.
Jonas observó con los ojos de un águila, notando la forma fluida en que Crawley se movía.
No estaba en lo más mínimo derrotado. Estaba pensando cada minuto, haciendo un balance de su
entorno, evaluando a Jeff, el hombre más cercano a él, tratando de parecer como si no lo
estuviera haciendo. Jonas prestó atención a las manos de Crawley, la forma en que sus brazos se
balanceaban libres y sueltos mientras caminaba, pero sus manos cerradas en puños, y luego abrió
los dedos, extendiéndolos ampliamente, flexionándolos. Parecía mantener el mismo ritmo, pero lo
aumentaba solo un poco cada pocas millas. Jonas sabía lo que estaba haciendo. Él pensaba que
porque eran los primeros hombres con los que Whitney había experimentado, eso significaba que
estarían fuera de forma.
Nadie entendía bien que al usar el término “jodido”, la frase no significaba que los soldados
del Equipo Uno no fueran tan inteligentes o no tuvieran el mismo entrenamiento. Significaba que
Whitney aún no sabía lo que estaba haciendo. Dejó cerebros abiertos, sin filtros. Les dio
demasiado animal y rasgos de reptil sin darse cuenta de lo que sucedería, poniendo todo junto,
creyendo que más era mejor. Había mejorado sus habilidades físicas, así como las psíquicas sin
decirles lo que había en ellos o lo que podían esperar, dejándolos descubrir, con el tiempo, lo que
saldría. Como no tenían ni idea, no estaban preparados cuando un rasgo se manifestaba
abruptamente.
Jonas había aprendido con el tiempo a volverse hacia adentro cuando había algo nuevo.
Examinaría lo que estaba pasando y trataría de controlarlo antes de que escapara. En este
momento, el toque de Camellia en las neuronas de su cuerpo produjo una multitud de sensaciones
en él. El impulso de reclamarla era abrumador, pero al mismo tiempo, ese movimiento acariciante
comenzó a calmar, una por una, esas células que iban en la dirección opuesta, volviendo a fluir
correctamente.
Crawley aumentó el ritmo un poco más, y esta vez, dio un paso fuera del camino,
corrigiéndose rápidamente, pero no antes de haber torcido las hojas de varios arbustos al pasar.
La segunda vez que sucedió, rompió una pequeña ramita para que colgara junto con las hojas
magulladas. Detrás de él, las hojas y las frágiles ramas del arbusto volvieron a brotar lentamente.
Crawley no vio eso al principio. No hasta su tercer paso en falso, volvió su mirada hacia atrás con
satisfacción mirando el rastro.
Se detuvo abruptamente, inclinándose, con las manos en las rodillas, como si estuviera
tomando aire, sus ojos en el arbusto reparado. Levantó la mirada hacia Jeff, luego hacia Kyle,
finalmente hacia Jonás, mientras evaluaba la distancia, preguntándose cuáles eran sus
posibilidades.
Jonas podía oler la ira y el miedo. La necesidad de atacar. La adrenalina subió de nuevo.
Jonas quería que Crawley se arriesgara. El hombre no lo hizo, en cambio, se enderezó lentamente
y dio una mirada sospechosa a su alrededor.
—Sigue caminando, — ordenó Jeff, su tono aburrido.
— ¿Quién más está con nosotros? — Crawley preguntó. — Porque alguien más lo está.
Quizás más de uno.
— ¿Importa? — Jeff respondió. — Muévete.
Crawley maldijo por lo bajo y se dio la vuelta para empezar a bajar por la montaña. Esta
vez, no caminó rápido. Jonas sabía que estaba calculando la distancia y esperando poder
aguantar hasta el anochecer.
Dile que acelere el paso, Jeff.
—Muévete, Crawley. Estabas más que feliz de establecer un ritmo rápido antes y ahora
estas tratando de retasarnos. — Ordenó Jeff.
Crawley volvió a mirar a Jonas. Parecía saber quién estaba dando las órdenes, y estaba a
punto de perder el control. El no discutió, pero hizo lo que Jeff le indicó.
Jonas luchó por sacudirse la necesidad de atacar al hombre, siempre le costaba demasiado
tiempo calmarse con la mezcla de rasgos de los depredadores humanos y animales. No ayudó
que Crawley continuara disparando sus instintos por su agresión hacia ellos y su determinación de
escapar y matarlos. Era eso o que Camellia estaba demasiado cerca del hombre.
— ¿Jonás?
La voz de ella fue suficiente para calmar cualquier terminación nerviosa, o prenderle fuego.
Camellia aparecer entre los últimos restos de la niebla, luciendo hermosa. Su cabello era oscuro,
de un castaño profundo, ahora que el sol brillaba sobre él. Podía ver un tono rojizo moviéndose a
través del brillo brillante. Ignorando a los demás, fue directamente a su lado.
Al ver a Crawley mirándola, Jonas apenas pudo contener un gruñido de desafío y la oleada
de agresión que lo acompañaba. Quería abalanzarse sobre al prisionero y golpearlo por solo
atreverse a mirarla.
—Pensé que acordamos que permanecerías oculta.
Él hablo con ella, negándose a apartar la mirada de Crawley, a pesar de que el hombre era
lo suficientemente inteligente como para saber que estaba en peligro.
Jeff y Kyle también sintieron la creciente tensión. Kyle siguió caminando sin reconocer que
podría haber un problema. Jeff lanzó a Jonas un rápido vistazo evaluándolo con la mirada por
encima del hombro, pero no disminuyó la velocidad.
Jonás respiró hondo. Se necesita tiempo para que la... adrenalina descienda. Hasta que lo
haga, puedo ser inestable, me siento especialmente protector contigo, Camelia. Puedo ser
peligroso en este estado.
Su palma rozó su brazo y luego se deslizó hasta su mano. Quizás tú lo seas, Jonas, pero
no para mí. Hablaba con absoluta confianza.
Su toque envió pequeñas chispas saltando a lo largo de sus terminaciones nerviosas y
extendiéndose por su cuerpo. Casi se apartó de ella. Se sentía como un animal salvaje,
acorralado, gruñendo y reaccionando con dientes y garras, y sin embargo queriendo mantenerla
cerca de él, al mismo tiempo que necesitaba empujarla lejos para salvarla, o para salvarse a sí
mismo. Para salvar lo poco que quedaba de su honor.
No sabes nada sobre mí, Camellia. Él debería apartarla, o al menos soltar su mano, pero
en cambio, cerró sus dedos alrededor de los suyos.
¿Qué te hace pensar que no puedo ver dentro de ti como tú lo haces conmigo, Jonás?
Estamos conectados juntos por las redes, por nuestras vías neuronales. Podría ser imposible no
verte de una manera que otros no pueden.
No puedes ver las cosas que he hecho.
O que tuviste que hacer, corrigió suavemente. Tal vez no, pero puedo ver quién eres, así
como puedes ver quién soy. ¿Estás cambiando de opinión sobre lo que quieres? Si es así, tienes
que decirlo ahora, Jonas, estoy arriesgándome mucho contigo. Arriesgándolo todo.
Ella lo hacía. No tenía motivos para creer en él. Él no le había dado ni una razón para
confiar en él. Él le había dado la oportunidad de irse, pero ella se quedó. Quería que ella se
quedara por él. No por Marigold, o Lily. Él era egoísta. Quería que ella se quedara con él y, sin
embargo, estaba tratando de alejarla.
No quiero que te vayas, Camelia, no quiero. Simplemente no confío en lo que soy, ya no. Si
realmente puedes ver dentro de mí, puedes ver qué jodido desastre soy. Apenas puedo
controlarme en ciertas situaciones, nunca quiero ponerte en peligro, y eso podría pasar.
Ella rió suavemente, un sonido que misteriosamente aclaró más la profunda agresión en él.
No estaba seguro de cómo lo hizo, pero esas notas claras bailaron a lo largo de sus terminaciones
nerviosas, brillando en sintonía con su humor. Él podría ver las notas resonando en las neuronas
de ella tal y como resonaban en las de él.
Jonás, piénsalo un momento. ¿De qué estoy hecha? ¿Qué hago y que puedo hacer? Para
ser una verdadera sociedad, ambos tenemos que aportar algo de igual valor, ¿no? Cuando fuimos
superados en número por estos soldados mejorados, yo podía colocar las trampas y tú podías
derribarlos. Eso significaba que ambos contribuíamos con algo de igual valor.
Ella tenía razón. Ella había puesto las mejores trampas, su niebla ondulante era
extraordinaria, especialmente en la forma en que podía plantar sugerencias sutiles que se
aprovechaban de los incautos.
Tenemos una sociedad continua en el campo, Jonas. Claramente, podemos usar nuestra
red para ayudar a nuestros soldados en una batalla, podemos construir un puente de
comunicación y ayudar a ejecutar las operaciones. Podemos ayudar en la curación. Podemos
desarrollar armas utilizando materiales vegetales tóxicos.
No había considerado la capacidad de comunicarse no solo con su equipo sino con todos
los equipos si necesitaban hacerlo. Ella tenía razón. Ellos podrían hacerlo utilizando la red de
micelio. En cuanto al desarrollo de armas, tendría que hablar con ella sobre eso.
Una relación personal es aún más una sociedad, Jonas. Tenemos que ser compatibles,
Whitney puede ser un completo idiota, pero también era un genio. Tenía que haber sabido que
tenías cierta personalidad cuando te mejoró, de la misma manera que él sabía que yo la tenía. La
idea era que dos personas trabajaran bien juntas, compensando las deficiencias del otro, por así
decirlo.
Eso era cierto. El plan original de Whitney había sido exactamente ese, antes de que él
decidiese abandonar esa idea y decidiera que iba a producir súper seres. Después de eso, no le
importaron las parejas, él solo quería los bebés. Sin embargo, al principio había creado parejas
que pensaba que trabajarían bien juntas.
El ritmo de Crawley era un trote devorador de suelo. Estaban cubriendo la distancia en un
buen tiempo, el hombre tenía piernas largas, y estaba haciendo buen uso de su capacidad de
moverse. El ritmo no pareció molestar a Camellia con su paso más corto. Siguió el ritmo sin
siquiera respirar con dificultad. Entonces, aparte de ser compatibles en el campo y la química
física obvia entre ellos, ¿Qué le aportaba ella a él, y él a ella en el departamento de relaciones?
Camellia había creado lo que equivalía a una selva tropical a gran altura, donde debería
haber nieve. Era un pedacito de paraíso. Cuando Jonas había entrado, esperaba que el enemigo
estuviera allí. Él debería haberse enroscado como una serpiente, listo para atacar. En cambio,
había sentido paz y serenidad, como nunca antes la había experimentado. Ella le había traído eso.
De la misma forma en que ella había llegado a él, tan confiada cuando él era una bestia
gruñona y brutal, lista para desgarrar a cualquiera en su camino, arreglándoselas para encontrar
una manera de calmarlo cuando nada ni nadie más podría haberlo hecho. ¿Podría ella estar en lo
cierto?
¿Era posible que Camellia tuviera la clave para domar la violenta mezcla genética animal y
reptil en él? No podía concebir nada que hiciera eso, sin embargo, en poco tiempo había logrado
que esas neuronas dejaran de moverse en la dirección equivocada.
Observándolas a través de sus ojos, pudo ver que era como si un río fluyera en dirección
opuesta a la que debía ir. Con suaves caricias, había persuadido a la marea para que se revirtiera.
En un corto periodo de tiempo, la adrenalina se estaba diluyendo y él podría sentirse en calma.
Nos estamos acercando al complejo, Jonás. La voz de Jeff sobresaltó a Jonas,
interrumpiendo su introspección. Jeff usó el camino que incluía a Kyle y a Camelia. Era ahora o
nunca para Camellia. ¿Si ella entra con nosotros, tienen ustedes dos un plan por si Ryland se
pone insistente sobre ella? Él podría. Va a estar muy molesto de que alguien venga detrás de Lily
y Daniel. Kyle y yo lo hablamos. Respaldaremos tu decisión. Camellia no es una amenaza para
Lily o Daniel, pero tal vez Ryland no lo vea de esa manera. O puede sentir la necesidad de hablar
con el General Ranier sobre ella y sus habilidades, eso no sería bueno en nuestra opinión, Jonás.
Jonas no pudo evitar notar el afecto que brotaba de Jeff y Kyle. Ellos eran buenos hombres.
Buenos amigos. Siempre lo habían respaldado, sin importar cómo de mal las cosas se habían
puesto para él, y se habían puesto muy mal.
Camelia se acercó un poco más a él. Él se dio cuenta de que ella no era consciente de que
lo hizo, o de la pequeña reacción química positiva que tuvo Jeff, al admitir que él y Kyle habían
discutido la eventualidad de las reacciones de Ryland cuando ella los acompañara al complejo.
Cada rasgo protector se había intensificado diez veces.
Sin embargo, no sentía que fuera a despegarse de él. Ella trotaba a su lado, con la cabeza
erguida, determinación en su mente.
Planeo tirarte a ti y a Lily debajo del autobús para desviar su atención de Camellia, dijo
Jonas sinceramente. Eso es después de patearte el trasero por ser un idiota. Iba a hacerlo sin
nadie alrededor para ahorrarte la humillación, pero luego nos encontramos con estos bromistas.
Hubo un pequeño silencio. Podía sentir la creciente alarma de Jeff y la perplejidad de Kyle.
¿Qué ha hecho ahora, Jonas? Será mejor que confieses, Jeff, dijo Kyle. Lo averiguaré
eventualmente. Si tengo que remendarte después de una de las palizas de Jonás, debería saber
por qué te está pateando el trasero.
De nuevo, hubo un silencio. Jonás mantuvo su mirada fija en Crawley, el hombre estaba
haciendo su movimiento de mierda otra vez, saliéndose del camino para golpear un arbusto, con
la esperanza de dejar evidencia de su paso. Camellia simplemente reparó el daño a la planta,
enviando los nutrientes necesarios por delante de ella. Ella lo hizo como si estuviera en piloto
automático. Crawley seguía mirando por encima de su hombro, tratando de atrapar a uno de ellos
en el acto. De vez en cuando, su mirada caía sobre ella. Fue breve, pero a Jonás no le gustó la
especulación allí antes de que el hombre volviera la cabeza y renovara sus esfuerzos para
acelerar su ritmo.
Jonás sabía que no había manera de que Crawley supiera que Camellia había sido la que
reparó los daños a las plantas, pero ciertamente se preguntaba si ella era la que lo había hecho.
Si Crawley estuviera de alguna manera conectado con Whitney, el hombre iba a tener que morir,
sin importar lo que Ryland dijera. Jonás no se atrevería a dejarlo con vida. Ese era el problema de
tomar prisioneros. Siempre existía la posibilidad de que pudieran escapar o decir algo a alguien.
Whitney tenía suficiente dinero para comprar un país, así que no tenía problema en sobornar a la
gente.
Sabes que hay un traidor en el recinto, Jeff. Alguien es consciente de las habilidades de
Daniel.
No lo sabemos, negó Jeff. Crawley podría haber sido enviado aquí para secuestrarlo y
descubrir cuáles son sus habilidades.
Quienquiera que esté detrás de esto tiene un espía en nuestro complejo, ellos conocen sus
habilidades, reiteró Jonás.
Eso no es posible, negó Kyle. Las únicas personas que alguna vez ven lo que Daniel puede
hacer son miembros de nuestro equipo. Nadie más, no cometemos esa clase de errores, y Daniel
tampoco. Él sabe hacerlo mejor que eso, él podrá ser un niño pequeño, pero es muy inteligente. Él
no presume, y nunca muestra lo que puede hacer, ni siquiera si vamos a visitar a los Norton y sus
hijos.
Hubo otro largo silencio. Jonas esperó a ver si Jeff le confesaba algo a Kyle, no lo hizo.
Jonas realmente no esperaba que lo hiciera. Él suspiró. ¿Ryland lo sabe o Lily le guarda secretos?
Maldita sea, Jonás. No estamos haciendo esto. No podemos hacer esto.
La dura negación estalló en sus mentes.
Jonas corrió un cuarto de milla montaña abajo antes de responder. Estaban en un territorio
muy familiar ahora. Sabía que los ojos estaban puestos en ellos.
Yo no fui el idiota que accedió a hacerlo, Jeff. Ese fuiste tú. Y tú sabes que alguien más lo
sabe. Si yo lo descubrí, alguien más lo ha hecho. Ese alguien es un traidor. Tenemos que
detenerlo antes de que entreguen a Daniel y Lily a manos enemigas. O a ti. Al principio pensé que
este imbécil y sus hombres venían por ti. Podría haber otro equipo, por lo que sé, viniendo por ti.
No estarás de acuerdo con este tipo de mierda sin hablarlo con nosotros.
Todos sintieron a Jeff suspirar.
Hablar de las cosas significa que no es un secreto, Jonás.
¿Es un secreto para nuestro comandante? Jonás repuso, necesitaba saber en cuántos
problemas se iba a meter Jeff.
No sé. Supuse que Lily se lo diría. Daniel es su hijo, nunca se me ocurrió que lo haría a sus
espaldas, pero nunca estuvo con nosotros. Yo todavía pensaba que lo sabía. Ahora que estás
preguntándome sobre ello, estoy poco preocupado.
¿Alguno de ustedes quiere informarme? inquirió Kyle. Nos estamos acercando y no quiero
que me tomen por sorpresa si realmente vas a hablar con Ryland sobre algo que tiene que ver con
Jeff.
No tengo elección. Jonas sintió que no. Jeff, tienes que hablar con él. Ambos lo haremos.
Sabes que hay un traidor. Alguien se acercó para hacer que todo esto sucediera.
Camellia no dijo nada en absoluto, pero Jonas la sintió moverse en su mente. Suavemente.
Ella no se sentía invasiva en absoluto sino como si ella perteneciera. Eso fue un poco
desconcertante. Tenía cosas que no necesariamente quería compartir con ella todavía. Sabía que
lo haría. Solo necesitaba encontrar una manera de poner los hechos en contexto. Él no se inmutó
ante su silenciosa inspección porque no quería que ella se desconectara de él como lo había
hecho antes. Cambió a su camino privado. Dime lo que estás buscando Camelia.
¿Qué es lo que hizo Jeff? Puedo decir que estás muy molesto. Mucho más de lo que él se
da cuenta, o incluso de lo que tú crees. Estás preocupado por su seguridad.
Jeff es un caminante de sueños. Hablamos de ese talento en particular. Si Lily decidió usar
el talento de Jeff para almacenar su información sobre Daniel en archivos en los sueños de Jeff y
alguien se enteró, podría ser asesinado en el sueño y los archivos tomados.
Ella no respondió de inmediato. Ella lo pensó de la forma en que lo hacía todo. Mirándolo
cuidadosamente desde todos los ángulos.
Sería muy poco probable que alguien tropiece con el sueño de Jeff. Como las posibilidades
serían tan insignificantes, no valdría la pena ni siquiera pensarlo, tienes razón en que un traidor
tendría que saberlo. Entonces, ¿cómo lo sabrían? ¿Si tan solo Lily y Jeff estuvieran al tanto de los
datos almacenados en sus sueños, quién tendría la oportunidad de descubrir esa información?
Tendría que empezar con el descubrimiento.
A Jonás le encantaba la forma en que funcionaba la mente de Camellia. Ella siempre iba
directa al corazón del problema. ¿Quién tendría esa oportunidad? Jeff no se lo había dicho a
ninguno de sus compañeros de equipo. Incluso si alguien hubiera intentado plantar un dispositivo
de escucha, las habitaciones se barrían en busca de ellos varias veces al día. Habían aprendido
esa lección cuando Sam, un compañero Caminante Fantasma, conoció a su esposa, Azami.
Crawley comenzó a reducir la velocidad. Los edificios estaban a la vista. Jeff se movió
detrás de él, pero se mantuvo a una distancia segura.
—Tienes dos rifles apuntados hacia ti, Crawley, — dijo. — No querrás empezar a
comportarte como un estúpido a estas alturas. El comité de bienvenida ha hecho todo esto por ti.

*****
La "sala de guerra" era grande, dado que albergaba la larga mesa donde podía sentarse
todo el equipo, así como dos mesas más pequeñas donde a menudo construían sus modelos de
sitios enemigos. Jonás, Camellia, Jeff y Kyle se enfrentaron a Ryland Miller y Kaden Montague.
Kaden era el segundo al mando del equipo. De los dos hombres, Kaden era definitivamente el
más formidable. Ryland era el diplomático; Kaden hacia el trabajo rápidamente si la diplomacia
fallaba.
—Crawley está asegurado. Fue desarmado y registrado como tú sugeriste. Tenía todo tipo
de armas y demás dispositivos para llamar a casa, de los que pudieras imaginarte. Empleamos
bloqueadores para asegurarnos de que no pudiera ser rastreado, — confirmo Kaden.
A Jonás no le gustó la forma en que Ryland permaneció en silencio, su mirada fija en
Camelia. Tampoco estaba encantado de que Lily no estuviera presente. Esa no era una buena
señal. Sabía que ella habría querido ver a Camellia después de todo el tiempo que estuvieron
separadas. Había hecho que el trabajo de su vida fuera encontrar a todas las chicas con las que
se había criado.
—Está realzado, — dijo Jonás, aunque estaba seguro de que nadie necesitaba ese
recordatorio. — Dejamos algunos cadáveres en la montaña, tendrán que ser recuperados. Sus
hombres también estaban realzados.
Kaden asintió.
— ¿Cuántos vienen por nosotros?
Jonás negó con la cabeza.
— No tengo esa información. Es por eso que Crawley sigue vivo. Subí a la montaña, sin
tener idea de con que me había topado, pero sentí una amenaza. Estos hombres estaban detrás
de Lily y Daniel, me puse a pensar sobre eso y por qué estarían apuntando específicamente a
Daniel y Lily cuando hemos sido tan cuidadosos de mantener a Daniel en secreto.
—Whitney siempre la ha querido de vuelta, — dijo Ryland, hablando por primera vez, su
tono desdeñoso. — Todo el mundo sabe que piensa que no soy lo suficiente bueno para ella.
—Whitney no envió a estos hombres y no saben nada de nada sobre los Norton. Whitney
sabe sobre los Norton y sus gemelos. Él nunca correría el riesgo de ponerlos en peligro. Estos
hombres fueron enviados por alguien más. Alguien se infiltró en este complejo y adquirió la
información sobre Daniel. No tenían el mismo acceso al Equipo Dos y a los mellizos Norton. No
escucharon nada extraordinario sobre ellos ni tampoco vieron alguna cosa. No se dio ninguna
orden para salvarlos, a menos que hubiera una oportunidad antes de que comenzara la matanza.
Las tropas que vienen son para acabar con todos los que quedan detrás.
Hubo un silencio consternado.
— ¿Incluso las mujeres? — preguntó Kaden.
Jonás asintió.
Ryland buscó la confirmación de Jeff y Kyle como si no pudiera creer lo que estaba
escuchando. Ambos asintieron también.
—Eso no tiene ningún sentido, — declaró Ryland. Se puso de pie, toda energía fluyendo, y
caminó por la habitación hasta la ventana. — ¿Por qué alguien querría acabar con ambos equipos
y asesinar a las mujeres también? ¿Quién haría eso?
—Crawley dice que trabaja para un conglomerado bancario.
Ryland se dio la vuelta.
— ¿Un Conglomerado bancario? ¿Cómo en Jacob Abrams? Siempre ha sido uno de los
mayores seguidores de Whitney. Él está financiando a Whitney, le permitió continuar con sus
experimentos, le dio refugio por todo el mundo. ¿Por qué de repente se volvería contra él?
Jonás no tenía una respuesta para eso.
— Jacob Abrams encabeza el conglomerado. Sé poco. Sé que quiere a Daniel y Lily. Es
posible, e incluso probable, que quiera mantener a Whitney a raya. Whitney es más patriota que
Abrams, y no siempre coopera, al menos eso fue lo poco que obtuve de Crawley. La conclusión es
que Abrams tiene más dinero incluso que Whitney, y compró a alguien para que viniera aquí.
Alguien en quien confiamos. Alguien que es capaz de acercarse a Lily.
Ryland se apoyó contra la pared y cruzó los brazos sobre el pecho nivelando su mirada
hacia Jonás. Ryland Miller tenía ojos gris acero, y cuando él los volvía hacia cualquiera con su
mirada penetrante, se sentía como si cortara directamente al corazón.
—Háblame, Jonás.
—Creo que alguien descubrió que Lily almacenó los archivos que creó sobre las
habilidades de Daniel en un sueño que creó con Jeff.
Ryland se quedó muy quieto, un depredador despiadado en la habitación con ellos. Su
mirada cambió de Jonás a Jeff.
— Tengo la habilidad de caminar en sueños. ¿Por qué confiaría mi esposa en Jeff en lugar
de en mí, Jonás?
Ese tono era tan bajo que apenas se escuchó. Todo animal depredador, el instinto de
Jonás reaccionó a ese peligro, su propia agresividad respondiendo para coincidir con la creciente
amenaza de Ryland.
Inmediatamente las chispas atravesaron su cuerpo, las neuronas se alteraron,
extendiéndose, una vez más invirtiendo el flujo natural hasta que la necesidad de una respuesta
violenta estalló a través de él.
Camellia deslizó su mano en la de él, su pulgar deslizándose sobre el interior de su palma,
esa delicada caricia a lo largo de esas mismas terminaciones nerviosas dentro de su cuerpo. Él
dejó que ella tomara la iniciativa para calmarlo, a pesar de que movió su cuerpo para que él
pudiera cubrir ligeramente el cuerpo más pequeño de ella, no le gusto estar sentado mientras
Ryland estaba de pie, dándole a su comandante la ventaja en una pelea.
—Me imagino que habrás prohibido cualquier documentación de las capacidades psíquicas
o físicas de su hijo. Digo eso porque eso sería lo que yo haría bajo estas circunstancias, —
respondió Jonás honestamente.
Él sabía que esto no iba a ser fácil. Ryland adoraba a Lily. Si ella realmente hubiera
documentado las habilidades de Daniel sin el consentimiento de su esposo, se desataría un
infierno. Todos ellos sabían eso.
— ¿Jeff?
El tono de Ryland era suave, pero no había nada suave en la forma en que su cuerpo muy
musculoso se posicionó cuando se volvió para mirar al hombre más joven.
Kaden se puso de pie, un fluir de su cuerpo alto y fuertemente musculoso. Él se movió
casualmente, colocando parcialmente su cuerpo entre el líder de su equipo y los que estaban
sentados a la mesa. Jonás aprovechó para levantarse también, estirándose, como si hubiera
estado sentado por mucho tiempo. Tiró de la mano de Camellia, llevándola con él, casi poniéndola
en una esquina para que ella estuviera protegida por tres lados, con él parado frente a ella.
— ¿Jeff? — Ryland dijo de nuevo. — Es la última vez que te pregunto.
—Lily vino a mí hace unos meses, Cap, — dijo Jeff. — No se me ocurrió pensar que no
estabas al tanto de lo que estábamos haciendo, no iba a cuestionarla. Ella es Lily.
— ¿Qué fue exactamente lo que estaban haciendo ustedes dos? —demandó Ryland.
Jeff no dudó en dar un informe.
— Una vez a la semana nos reuníamos en un estado de sueño. Ella dictaría sus notas
sobre Daniel y las archivaría en su oficina en el sueño. Me aseguraría de que estuvieran a salvo
en el sueño. Entonces nosotros regresábamos.
— ¿Quién protegió sus cuerpos mientras estaban en el estado de sueño?
—Estábamos encerrados juntos en la sala de psiquiatría. Ambos teníamos mensajes para
enviarse a un contacto si no volvíamos en media hora. Lily tenía uno que iría a ti, y yo tenía uno
que iría a Jonás, nunca nos topamos con problemas, ni sentí que era probable que lo hiciéramos.
—Te estabas arriesgando con la vida de Lily.
—Estaba siguiendo la directiva de Lily, que pensé que era tu directiva, — Jeff se corrigió.
—En todas esas semanas o meses, nunca me preguntaste ni una vez, — Ryland señaló.
Esa fue la falla en el razonamiento de Jeff. Jonás lo sabía. Kyle lo sabía. Camellia también
lo sabía. Jonás sintió que tanto Kyle como Camellia contenían el aliento. Esperando.
Jeff suspiró.
— Después de unas semanas me di cuenta de que era posible que no estuvieras al
corriente, Cap. Le pregunté a Lily varias veces, pero ella se negó a darme una respuesta
definitiva. Cuando le dije que me incomodaba continuar y que no podía hacerlo sin hablar contigo,
me recordó… — se interrumpió, sacudiendo la cabeza, claramente dudando en decirle a Ryland lo
que había dicho su esposa.
Los ojos grises de Ryland parecieron arder a través de Jeff hasta el punto de que Jonás
tomó dos pasos en la dirección de Jeff. Cuando lo hizo, Ryland levantó la mano.
— No te muevas.
Jonás se detuvo.
— Lo siento, Cap. No me di cuenta de que estaba interfiriendo.
Ryland siguió mirando a Jeff, claramente esperando que continuara.
—Lily me recordó que me salvó la vida cuando tuve una hemorragia cerebral por el
derrame que paralizó el lado derecho de mi cuerpo. Ella señaló que fue la que no se había dado
por vencida conmigo y que trabajaba conmigo todos los días y encontraba a las personas
adecuadas para ayudarme.
—Mi esposa te hizo sentir culpable por no querer ocultarme algo importante sobre mi hijo
fuera de mi conocimiento, a pesar de que sabías que no quería que se hiciera, — declaró Ryland.
Su tono volvió a ser un suave y amenazante sonido depredador.
Una vez más, los instintos depredadores y protectores de Jonás estaban disparados. Sabía
que esto no estaba llegando a ninguna parte. Ryland estaba furioso con Lily y Jeff, y Jonás no
podía culparlo. La conclusión era que todavía tenían un traidor que descubrir.
El suspiro de Kaden fue deliberadamente demasiado fuerte.
— Parece que Jeff estaba atrapado entre la espada y la pared. Entre la lealtad a ti y a Lily.
Todos nos sentimos leales a los dos. Si somos leales a uno, estamos siendo leales a ambos. No
puedo imaginarme en esa posición.
—Quienquiera que haya sido pagado para traicionar a su equipo tenía que ser alguien que
solo tenía acceso a este equipo, Jonás, — dijo Camellia, usando un tono muy suave y
especulativo. — La persona tenía que conocer muy bien a Jeff y también a Lily, tenía que saber
sus movimientos en casa. Sabes que no es un miembro de tu equipo, pero tiene que ser alguien
que esté cerca de Jeff y Lily. Alguien en quien ambos confíen.
Hablaba como si estuviera pensando en voz alta. Jonás sabía que ella estaba desviando la
atención de Ryland de Jeff, tal como lo había hecho Kaden, pero no tenía por qué gustarle. Ryland
inmediatamente giró esos ojos de acero hacia ella. Camelia no lo miró ni pareció darse cuenta.
Ella frunció el ceño, sus pequeños dientes mordían su labio inferior, largas pestañas velando sus
ojos azules.
— Tiene que haber alguien, Jeff.
La mirada de Ryland se movió de Camellia a Jeff. Jeff empujó su silla hacia atrás y se
estiro. En otro tiempo, había sido un surfista campeón. Todavía se movía con esa gracia y
equilibrio a pesar del derrame cerebral que había sufrido, dejándolo con una ligera debilidad en su
lado derecho incluso después de toda la dura terapia que había realizado. Trabajaba duro,
entrenaba aún más duro, decidido a ser un activo para su equipo y que nunca los retrasase.
Empezó a pasearse, su cabello desteñido por el sol cayendo alrededor de su rostro mientras iba
de un extremo de la habitación a la otra.
—Todavía estoy en terapia por mis piernas y mi brazo, — dijo en voz alta para sí mismo
más que para el resto. — Lily entra para supervisar lo que Lydia está haciendo la mayor parte del
tiempo.
Ryland levantó la mirada hacia Kyle y asintió con la cabeza. Kyle usó su teléfono para
enviar un mensaje de texto a alguien. Jonás apostaría su último dólar a que era a Flame, la
esposa de Gator. Raúl “Gator” Fontenot era miembro de su equipo e Iris “Flame” Johnson, ahora
Fontenot, sabía manejar una computadora, si ella te estuviera persiguiendo con su teclado, no
había lugar dónde esconderse.
—Ella es la asistente de Brandon Adams, — continuó Jeff, murmurando por lo bajo. — Soy
un gran caso de estudio, por mi cerebro, ya sabes.
— ¿Qué significa eso? — Kaden interrumpió antes de que Ryland pudiera hacerlo.
Jeff le frunció el ceño, no le gustaba que se inmiscuyera en su tren de pensamientos.
—Brandon Adams fue el neurocirujano que me salvó la vida, él es un buen amigo de Lily.
Ha hecho un seguimiento para asegurarse de que no sigo teniendo problemas, como tuve en el
pasado antes de que Lily me enseñara a desarrollar los escudos.
—No están ellos haciendo un estudio sobre ti para presentarlo en alguna revista médica,
¿verdad? — espetó Ryland. — Voy a estrangular a esa mujer.
—No que yo sepa, — dijo Jeff. — Pero ahora que lo mencionas, mejor lo pregunto. Él envía
a su asistente, Lydia Fenamore, para supervisar mis terapias, porque existen múltiples terapias
para las lesiones cerebrales, ella en realidad estudió biología molecular y celular, así como
biología cerebral en el MIT antes decidir que estaba realmente interesada en el funcionamiento del
cerebro y se cambió a otra universidad.
Ryland movió su mirada una vez más hacia Kyle.
Ella es el topo, dijo Camellia. Sin duda, ella va a ser la elegida, el banquero le pagó para
averiguar todo lo que pudiera. Es inteligente, está con él a menudo, está interesada en las cosas
que él es. Ella construyó una relación mucho antes de que ella lo traicionara.
¿Por qué ella?
Camelia se quedó en silencio por un momento. Su mirada azul se encontró con la de él.
Había dolor allí.
Sé lo que se siente. A qué sabe. Él sabe que es ella. Cuando dijo su nombre, estaba allí.
Ella hizo algo para delatarse. No se dio cuenta hasta este momento, pero lo sabe. Duele. En el
fondo. La verdad duele. También le hará daño a Lily.
Lily había lastimado a Ryland. Realmente lo lastimó. De alguna manera, lo que había hecho
fue una traición. Jonás envolvió su brazo alrededor de la cintura de Camellia y la atrajo a su lado.
La traición parecía estar a su alrededor. ¿Cómo iba a persuadirla de que las relaciones eran
buenas? ¿Qué en la familia realmente cada uno cubría las espaldas del otro? Por el momento, no
le estaban dando los mejores ejemplos.

CAPÍTULO 11

— ¿Realmente no tienes ningún deseo de ver a Marigold Norton? — preguntó Kaden,


dándole a Camellia una botella de agua mientras caminaban por el pasillo hacia el comedor. —
Hubiera pensado que ella sería la primera persona a la que querrías ver.
Camellia le envió una pequeña sonrisa. Reconocía un interrogatorio suave cuando lo
escuchaba. Kaden estaba haciendo todo lo posible para sonar amistoso, pero no importaba cómo
dijera las cosas, seguía haciendo preguntas directas. Kyle siguió el paso a su lado, negándose a
que lo revisara un médico. Afirmó que no necesitaba uno.
Ryland había insistido en que Jonás lo acompañara a interrogar a Crawley. No querría estar
en el lugar de Crawley cuando Ryland y Jonás lo confrontaran.
—No, estoy bastante contenta de quedarme aquí con Jonás por el momento. Llevo
veinticuatro horas despierta y necesito descansar. Cuando regrese, dijo que iríamos a su casa a
dormir un poco. Estaré muy agradecida de hacer eso.
—Él no dijo cómo se conocieron ustedes dos.
—Hubiera pensado que eso era obvio.
Le envió a Kaden otra pequeña sonrisa cuando abrió la puerta del comedor para ella. Miró
a Kyle. Extendió la mano por encima de su cabeza y sostuvo la puerta después de que Kaden la
abriera.
El comedor tenía varias mesas y sillas instaladas. Un mostrador de buffet con calentadores
de comida separaba la cocina del comedor. La ventana de paso baja que se extendía a lo largo
del buffet facilitó que el cocinero llenara los calentadores cuando se preparaba la comida. A la
izquierda de los calentadores había platos y utensilios. A la derecha había contenedores para
colocar los platos sucios.
—Kyle. Te vas y vuelves con una mujer hermosa, — gritó un hombre alto de cabello rojizo
desde donde estaba sentado en una de las mesas. Sacudió la cabeza. — Sólo tú harías algo así.
—Ian McGillicuddy, esta es Camellia Mist, la mujer de Jonás, — dijo Kyle. — Te aviso
desde el principio, él está apostando su reclamo y va en serio con ella.
Ian levantó una ceja.
— Cuando ese hombre decide hacer un movimiento, no pierde el tiempo. Encantado de
conocerla, señora.
Él medio se levantó de su asiento para hacerle una pequeña reverencia.
De cerca, Camellia pudo ver que era extremadamente alto y que tenía pecas que no lo
hacían parecer juvenil, aunque deberían haberlo hecho. Sus ojos esmeraldas eran preciosos. Se
movieron sobre ella, no con el interés de un hombre, sino con la especulación y el juicio, como si
se estuviera preguntando si ella era lo suficientemente buena para su amigo. A ella le gustaba
bastante por esa evaluación.
— Por favor, llámame Camellia.
El hombre sentado a su lado se puso de pie, deslizando su silla hacia atrás.
— Soy Tucker Addison, Camellia. Es bueno conocer a la dama que logró conquistar a
Jonás.
Tucker Addison era un hombre muy imponente con la piel de bronce oscuro, ojos negros,
cabello recortado estilo militar y músculos tensos que se ondulaban debajo de su camiseta
ajustada cuando se movía. A pesar de ser un hombre gigante, tenía una sonrisa amable.
—No estoy segura de poder afirmar que lo conquisté, — negó Camellia. — Pero trabajamos
bastante bien juntos. El hombre puede derribar al enemigo rápidamente.
Había una mujer en la habitación. Tenía el cabello largo y de un color inusual, plateado y
dorado. Sus ojos eran azules, pero tenían un brillo plateado. Llevaba vaqueros descoloridos, una
camiseta azul y guantes finos. Camellia la encontró vagamente familiar, como si debiera
conocerla. Rara vez olvidaba a alguien, y buscó en su memoria para encontrar una foto de la
mujer.
Kaden guió a Camellia lejos de los hombres y hacia la mesa donde esperaba la mujer.
Camellia, por alguna razón, sintió una advertencia en la mano de Kyle en su espalda.
¿Qué es? Habían establecido su propia conexión. No le preocupaba que Kaden pudiera
escucharlos, aunque podía decir que era excepcionalmente bueno en telepatía.
Antes de que Kyle pudiera responder, ya estaban en la mesa y la mujer se puso de pie, con
una sonrisa genuina, de bienvenida.
— Camellia, esta es mi esposa, Tansy, — dijo Kaden. — Estaba contigo cuando era niña,
pero Whitney la dio en adopción cuando tenía cinco años.
Camelia inmediatamente sacó a relucir el recuerdo de aquella niña, con su mata de pelo
blanco y su incapacidad para ser tocada o para tocar a alguien sin graves repercusiones. Parecía
feliz y saludable.
Ten mucho cuidado, Camellia, advirtió Kyle. Tansy tiene la capacidad de leer los secretos
de las personas que toca o de cualquier cosa que hayas tocado.
Camellia le sonrió, una sonrisa genuina de felicidad.
— Es tan bueno saber que estás viva y bien. Me encantaría saber cómo Kaden y tú os
encontrasteis.
Se hundió en la silla frente a Tansy, al otro lado de la mesa, muy consciente de que, si
comía algo, tocar los cubiertos la dejaría vulnerable.
Kaden la miró con el ceño fruncido y luego a Kyle, quien se sentó junto a Camellia.
— ¿Están ustedes dos hablando? En realidad, no siento la energía como lo haría si los
Caminantes Fantasmas estuvieran hablando en un camino privado… — Se interrumpió
abruptamente.
Camellia quería saber qué le había avisado. Nunca había tenido a nadie consciente cuando
se comunicaba telepáticamente con otro. Si lo hacía en una situación de batalla, necesitaba saber
que podía comunicarse con su equipo de soldados sin ser detectada en todo momento. Si Kaden
estaba al tanto de las conversaciones privadas entre Kyle y ella, entonces tenía que solucionar el
problema.
— ¿Que estás sintiendo? — Ella no tenía que empujar la curiosidad en su voz.
—Ninguno de ustedes respondió la pregunta, — dijo Kaden.
Kyle frunció el ceño.
— ¿Qué está pasando, Kaden? Pensé que íbamos a traer a Camellia aquí para conocer a
Tansy y tomar algo de comer. Ninguno de los dos ha comido nada en todo el día. Ambos estamos
cansados y hambrientos, y yo estoy drenado. Utilicé mi visión mejorada durante períodos
prolongados y, si no fuera por Camellia, no creo que hubiera logrado bajar de la montaña.
Tansy se inclinó hacia su marido cuando él le puso la mano en el muslo debajo de la mesa.
— ¿Te sientes mejor ahora, Kyle?
—Ni siquiera tengo dolor de cabeza, Tansy, — admitió Kyle.
Tansy le dedicó una sonrisa a Camellia.
— ¿Tienes habilidades curativas?
— Algunas. No soy buena en eso. No he tenido entrenamiento. Me gustaría aprender más.
Incursione un poco en el uso de plantas, y estoy mejorando en su uso. Sé un poco sobre los
puntos de presión. Simplemente no tengo suficiente experiencia y puede ser frustrante. Veo a
alguien sufriendo y quiero ayudarlo, pero no estoy segura de cómo, — admitió Camellia. — A
veces es algo natural, pero a menudo me siento impotente.
Tansy asintió.
— Sé cómo se puede sentir eso, al menos solía hacerlo. Ahora tengo muchos más
recursos. Tú también lo harás, ahora que estás aquí con nosotros. Descubrí que hacer preguntas
o simplemente leer libros me ayuda. Hay tantos de nosotros aquí que hemos experimentado cosas
similares. Afuera en el mundo, nuestros problemas son muy raros, pero aquí, en este ambiente
cerrado, muchos de nosotros sufrimos el mismo tipo de complicaciones. Podemos hablar sobre los
problemas y, por lo general, encontrar una manera de resolverlos.
Camellia no tuvo el valor para decirle que no se había decidido si iba a vivir allí con Jonás.
Con suerte, Jonás querría vivir separado de los demás. Con ella. En su pequeño jardín del
paraíso. Ellos sabrían si lo necesitaban.
Sabía que la esperanza era una quimera. Era soldado y tenía que entrenar con su equipo.
Tendría que irse en un momento dado. No querría estar tan lejos de sus compañeros Caminantes
Fantasmas. No estaba segura, después de estar sola durante tanto tiempo, de poder estar
rodeada de tanta gente día tras día. Ya sentía como si apenas pudiera respirar.
—Sería bueno aprender a mejorar mis habilidades cuando sé que puedo hacerlo mejor. He
estado trabajando en el cultivo de plantas que ayudan en la curación. Soy buena con las plantas,
agregó Camellia. — Siempre han sido una pasión para mí.
—Me encanta la fotografía, — confesó Tansy. — Cuando Kaden tiene tiempo para ir
conmigo, voy a varios lugares y trato de fotografiar la vida silvestre. Me encantan especialmente
los pumas, y he conseguido algunas fotos geniales de ellos.
—Está siendo modesta, — dijo Kaden. —Ella es una reconocida fotógrafa. Algunas de sus
fotos se muestran en galerías. Otras han sido publicadas en la revista Nacional Geographic.
Se llevó los dedos enguantados a su boca y, en el último momento, le dio la vuelta a la
palma para poder besar la piel desnuda de su muñeca. Evidentemente, su toque no molestó a
Tansy.
—Voy a servirme comida, — anunció Kyle. — Ven conmigo, Camellia. Debes estar
hambrienta.
Se puso de pie y puso una mano en el respaldo de su silla para sacarla. Camellia también
se levantó. Realmente quería saber cómo sabía Kaden que hablaban telepáticamente. Era
importante si ella iba a ayudarlos en la batalla que se avecinaba. Deslizó su mano en el hueco del
brazo de Kyle mientras cruzaban la habitación juntos para llegar al buffet.
— ¿Cómo lo supo?
—Kaden es un hijo de puta aterrador, — dijo Kyle. Nunca lo subestimes. Nunca. Puede ser
encantador cuando quiere serlo, pero puedes apostar a que Ryland y Kaden quieren saber de
dónde vienes y por qué Jonás te ha aceptado tan rápido. Jonás no acepta a nadie. Demonios, no
ha aceptado a la mitad del Equipo Dos, y los conocemos desde hace varios años.
Camelia se rió.
— Jonás no es tan malo.
Kyle tomó un plato de la pila y se lo entregó.
— Él es exactamente así de malo. Peor. Y Kaden está a su altura. El resto de nosotros nos
vemos normales en comparación con ellos. Jonás lucha contra sus demonios todo el tiempo.
Todos lo sabemos y respetamos eso de él. Es leal a nosotros y a nuestras familias, y nos
protegería con su vida. De repente, estás en la mezcla. Ha dejado en claro que debes ser acogida
y aceptada por todos nosotros y que también estás bajo su protección. Eso no es algo que él haga
o que nos tomemos a la ligera.
Camellia miró la variedad de alimentos, la mayoría de los cuales nunca había comido.
Tomó ensalada y un poco de lo que parecían papas con queso.
Kyle levantó una ceja hacia ella.
— ¿Eso es todo lo que vas a comer?
—Ni siquiera sé qué es la mitad de esto. — Ella susurró su confesión. — Nunca he estado
cerca de tanta comida, Kyle. No me avergüences.
—No lo haré. Pero te lo estás perdiendo.
—Probaré los postres, — ofreció.
Él río.
— Probablemente estés guardando tu apetito para los postres.
Ella pensó que había exagerado la cantidad de comida, pero no quería que pareciera que
no iba a comer lo que les dieron a todos. Volvió a sentarse frente a Tansy, notando que Tansy
también estaba comiendo ensalada.
—Kaden me dice que alguien ha enviado tropas para acabar con nosotros, — dijo Tansy.
Parecía tan natural que Camellia casi se ahoga con el agua que estaba bebiendo. Ella
asintió cuando pudo hablar.
— Eso es lo que Kyle escuchó hablar a Crawley con otra persona. Pensé que tal vez los
equipos enviarían lejos a las mujeres y los niños.
—Había dos planes al respecto, — dijo Kaden. — En primer lugar, a algunos de nosotros
nos preocupa que quienquiera que esté conspirando contra nosotros esté esperando ese
movimiento y esté listo para ello. Y, en segundo lugar, no es seguro mover a Marigold en este
momento. Ha estado mal de salud desde que quedó embarazada, y solo ha empeorado desde
que dio a luz.
El corazón de Camellia se apretó hasta el punto del dolor. Ella presionó su mano contra su
pecho. Marigold podría no haberle dicho que tenía una gemela. Ella podría haber cometido
cualquier cantidad de pecados, pero habían sido hermanas durante muchos años, siempre
cuidándose las espaldas la una a la otra.
— ¿Exactamente qué tipo de mala salud?
Los ojos azules de Kaden se oscurecieron casi a negro.
— Ella sangra internamente, creo. Lily tendría que explicárselo. No creo que coagule
correctamente. Algo llamado enfermedad de Von Willebrand. En cualquier caso, moverla en este
momento sacudiéndola por la carretera cuando es un desastre podría causarle una hemorragia.
Probablemente no lo estoy explicando bien. No soy médico, pero ella no está en muy buenas
condiciones y no lo ha estado durante mucho tiempo, por lo que entiendo.
Camellia giró la cabeza casi acusadoramente para mirar a Kyle.
— ¿Tiene razón sobre Mari?
Kyle asintió.
— Sí. Su gemela, Briony, no tiene la misma enfermedad, por lo que nadie lo consideró. No
tiene antecedentes familiares y no es genético. Nuestros mejores médicos aquí han ideado una
teoría, pero eso es todo. Marigold recibió el Zenith original que Whitney desarrolló cuando salió a
una misión.
Camellia sabía todo sobre esa misión. A Marigold se le había dado Zenith cuando fue con
su antigua unidad para tratar de hablar con Violet y el senador Ed Freeman para ver si ayudarían
a las mujeres a escapar del programa de reproducción de Whitney.
—Nadie en el Equipo Dos sabía que le habían dado Zenith hasta que estuvo en su sistema
durante demasiado tiempo y se estaba desangrando. Ella se estrelló por completo. Lily y Ken le
salvaron la vida, pero afectó a su cuerpo. Ha luchado desde entonces, y su embarazo empeoró las
cosas. Ha tenido numerosas transfusiones desde entonces. Cuando los médicos discutieron su
caso, consideramos los efectos secundarios a largo plazo de Zenith, pero nadie pensó en que
adquiriera la enfermedad de von Willebrand.
— ¿Qué es exactamente?
—Es básicamente la falta de una proteína necesaria para la coagulación. Eso es simplificar
las cosas, pero así entiendes la esencia, — respondió Kyle. — A veces, alguien con cáncer, lupus
o una enfermedad autoinmune puede adquirir la enfermedad de von Willebrand, pero, por regla
general, se hereda. Es por eso que no lo atrapamos a pesar de que las señales estaban allí.
— ¿Qué se puede hacer por ella? — preguntó Camellia.
Kyle miró al otro lado de la mesa a Kaden, quien se inclinó hacia ellos y asintió. Kyle se
encogió de hombros.
—Los otros equipos tienen un par de buenos curanderos y médicos. Tenemos la esperanza
de que puedan encontrar una forma de ayudarla. Ken y Jack han pedido que alguien venga lo
antes posible. Esta enfermedad en particular no es curable, pero hay maneras de ayudarla a vivir
con ella. Su problema es grave y muy complicado. Creemos que la forma en que se desarrolló y
se presenta es el resultado de la interacción de su cuerpo con el Zenith.
El torrente sanguíneo de Camellia se sentía como si estuviera en llamas. La súbita
avalancha de antioxidantes que se precipitaron a través de su sistema, extendiéndose a sus
células, rompiendo cada neurona y buscando sus poros, una salida, la sacudió. Forzó el aire a
través de sus pulmones. Mantuvo la cabeza baja para evitar que los demás en la mesa vieran el
cambio que se avecinaba en su rostro. En sus ojos. Todo su cuerpo comenzó a temblar y no pudo
evitarlo.
—Tendré que salir por unos minutos, Kyle.
No estaba segura de poder llegar a la salida. Ella estaba así de inestable.
Su cuerpo se sentía separado de ella, luchando contra su voluntad, desesperado por llegar
a alguien en peligro. No había examinado a Marigold, pero instintivamente lo sabía. Red lo sabía.
La parte de ella que era Red lo sabía. Si salía y se conectaba con el micelio que se esparcía bajo
tierra, posiblemente le diría aún más sobre el estado de Marigold, y necesitaba saberlo.
Necesitaba saber más de lo que necesitaba respirar de nuevo.
Sintió una suave agitación en su mente. Jonás se movió a través del caos, las corrientes
retorcidas y urgentes de su impulso sanador exigiendo que encontrara a Marigold de inmediato. Le
resultó sorprendente que Jonás, que se había desconectado por completo de ella para que no
sintiera ninguna parte del interrogatorio de su prisionero en caso de que se resistiera al
interrogarlo, pudiera deslizarse tan fácilmente en su mente. Más aún, que la encontrara cuando
estaba tan desorientada. ¿Cómo había sabido que ella lo necesitaba?
Necesito salir adonde pueda respirar. ¿Dónde estás?
Todavía estoy con Crawley. ¿Kyle está contigo? Puedo enviar a Jeff.
Kyle la estaba ayudando a ponerse de pie, su mano debajo de su codo, luego su brazo
deslizándose alrededor de su cintura.
En el momento en que dejemos esta mesa, advirtió Kyle, Tansy se quitará los guantes y
tratará de leer todo lo que pueda saber sobre ti.
Camellia apenas podía concentrarse en Kaden cuando Kyle dio la advertencia. Quería ver
su reacción cuando estuvieran usando la telepatía. Sus ojos ya estaban viendo a través de la
visión de un sanador. Fue difícil distinguirlo. Le dolían las manos, las yemas de los dedos se
sentían húmedas. Sabía que los extremadamente potentes antioxidantes que Marigold necesitaba
corrían por su torrente sanguíneo, desesperada por que le entregara el regalo tan necesario a un
"miembro de la familia".
No te preocupes, Kyle.
Ella trató de tranquilizarlo, pero su mente estaba enfocada en sanar, no en salvarse a sí
misma. Era difícil saber qué camino estaba usando para hablar con él.
Kaden se levantó al instante.
— ¿Qué ocurre? Kyle, quiero saber qué le pasa.
La pregunta no venía de un amigo. Esa era una demanda de un oficial.
— Ella necesita salir, — dijo Kyle. — No sé qué le está pasando. — Su voz resonaba con
honestidad porque era la verdad.
Camelia, respira hondo por mí. Hazlo ahora.
El brazo de Kyle era una banda alrededor de su cintura. Kaden se acercó al otro lado de
ella para acompañarla a la puerta que llevaba a un jardín protegido por tres lados por el edificio.
Tansy se quedó atrás. Camellia escuchó claramente la orden de Jonás y trató de obedecerlo.
Algo está realmente mal, Jonás. Mi reacción nunca ha sido tan fuerte. No sé si es porque la
condición de Marigold es muy mala, pero, aun así, ella está muy lejos de mí, y la distancia por sí
sola debería protegerme. Sabía que sonaba desesperada. Se sentía desesperada. Los químicos
en su cuerpo no amainaban; se estaban volviendo más gruesos, más fuertes, furiosos a través de
ella, exigiendo que usara sus habilidades, sus destrezas y a Red para sanar donde otros no
podían.
Estuvieron unidas durante más de veinte años, señaló Jonás con calma. Haz lo que te digo,
cariño, solo respira.
Camellia se sintió mareada, sus ojos pasaron de una visión clara a una luz cálida, casi
estroboscópica. Mantuvo la cabeza gacha y luchó por aspirar aire a sus ardientes pulmones.
Jonás, Ella susurró su nombre como un talismán. Alcanzándolo. Tratando de entender lo que le
estaba pasando. Había tenido instancias de necesidad de curar algo, o a alguien, pero nunca un
impulso tan abrumador y angustioso. Cada célula de su cuerpo se sintió transformada, cargada
con armas para acabar con el enemigo.
Incapaz de procesar lo que estaba haciendo en tiempo real, tropezó justo antes de llegar a
la puerta. Kaden envolvió su brazo alrededor de su cintura para ayudar a Kyle a levantarla incluso
mientras abría la puerta con un fuerte brazo. En el momento en que ese brazo sólido rodeó por
completo su espalda, se dio cuenta de lo que estaba mal, lo que había estado mal todo el tiempo.
No sentía a Marigold, estaba demasiado lejos.
Es Kaden, Jonás. Algo está mal con él. Realmente mal.
Afortunadamente, estaban afuera y el aire fresco golpeó su rostro. Se quitó los zapatos y
dejó que los dedos de sus pies se hundieran en la hierba, presionó las plantas de sus pies
también, permitiendo que la cubierta del suelo la calmara. De inmediato, se conectó con el micelio
que corría debajo de la tierra. Se dejó caer al suelo, y los dos hombres la dejaron, bajando a su
lado.
— Tienes que decirme qué está pasando, Camellia, dijo Kyle. — He enviado a buscar a
Jonás.
Se tragó su primera respuesta y luego señaló a Kaden con un movimiento de su mano.
Todavía no podía ver bien. Las palmas de sus manos estaban húmedas.
—No sé qué significa eso, — dijo Kyle.
—Está enfermo, — siseó justo cuando Jonás le advirtió que no respondiera.
No miró a ninguno de los hombres mientras se mecía de un lado a otro, enterrando las
palmas de las manos en la hierba, clavando los dedos en el suelo para devolver la mayor cantidad
de nutrientes posible. No quería desperdiciar el regalo que daba vida.
Hubo un corto silencio. El viento sopló aire fresco a través de su cabello y tocó las gotas de
sudor que se formaban en su frente.
Voy a ti, dijo Jonás. Había determinación en su voz.
Se dio cuenta de que no había terminado de interrogar a Crawley y que Ryland y
quienquiera que estuviera con él protestaron por su decisión, pero él se fue de todos modos y se
dirigió hacia ella.
—Kyle, vuelve adentro, — ordenó Kaden. — Puedes esperar con mi esposa.
—Tengo órdenes de quedarme con Camellia. Si la dejo por alguna razón, Jonás me
arrancará el corazón. Le di mi palabra de que estaría a salvo conmigo.
—Te estoy dando una orden directa, — dijo Kaden. — Eso no te da otra opción, así que
Jonás no te arrancara el corazón. Te doy mi palabra, ella está a salvo conmigo. Vete.
Lo siento, Camellia, no tengo otra opción aquí, no sin desafiar directamente la orden de un
oficial al mando. Kaden me supera. Por lo general, no usamos el rango el uno contra el otro, así
que habla en serio.
—Si ustedes dos tienen algo que decir, pueden incluirme en la conversación, — espetó
Kaden.
Camellia hizo todo lo posible por concentrarse en Kaden, pero no podía verlo más que
como alguien que necesitaba curarse.
Tengo esto, aseguró Jonás. Sé lo que estás buscando.
Está bien, Kyle, vete. Jonás está cerca. Deliberadamente, usó la comunicación telepática
una vez más para darle a Jonás la oportunidad de descubrir cómo Kaden se dio cuenta de que
estaban hablando cuando no debería haber ningún aumento de energía.
Jonás estaba cerca. Podía sentirlo moviéndose rápidamente hacia ella. Había llegado a
confiar en sí misma, pero se sentía bien saber que cuando estaba desorientada y rodeada de
extraños, podía contar con Jonás. Era un fuerte muro de energía, una fuerza propia.
Kyle asintió y, después de mirar a Kaden con el ceño fruncido, volvió al comedor, dejándola
sola con el extraño con cicatrices de batalla.
—No podemos quedarnos aquí al aire libre cuando hablo contigo, — dijo Kaden. —
Tenemos que estar en un lugar privado.
—No la toques, — dijo Jonás, acercándose a zancadas hacia ellos desde el frente del
jardín en forma de U. — Harás que los síntomas empeoren, Kaden.
Dos figuras borrosas siguieron a Jonás, pero Camellia no trató de distinguirlas. Cerró los
ojos y hundió la cara en su hombro cuando él la levantó. Todo en él era familiar, demasiado
bienvenido. No lo cuestionó entonces, no cuando lo necesitaba.
—Sígueme. — Kaden sonaba conciso. Abrupto. Nada feliz de ver a Jonás. — No me di
cuenta de que esto se iba a convertir en un circo, Ryland. Mi salud es privada.
—Lo que Camellia sabe, yo lo sé, — dijo Jonás. — No tuve tiempo de informarles a ninguno
de ustedes sobre cómo funciona eso entre nosotros. Tiene que ver con nuestra conexión y la
forma en que Whitney nos emparejó. No es su culpa ni la mía.
¿Es ella una cirujana psíquica? Ryland preguntó. Sería un milagro para nosotros tener uno.
Incluso un sanador psíquico sería un milagro, y aceptaríamos eso.
Camellia notó que Ryland hablaba telepáticamente, por lo que no había forma de que
alguien pudiera escucharlos. Dirigió la pregunta a Jonás, pero la incluyó en la conversación junto
con Kaden y el otro hombre que los seguía.
Estaba sorprendida por la feroz oleada de energía reactiva que corría por las venas de
Jonás. Cada rasgo animal agresivo había vuelto a la vida. Ella sintió que la adrenalina caliente
mezclada con testosterona se extendía como un reguero de pólvora por su cuerpo.
¿Te atreves a preguntarme eso, justo en este momento, Tansy, que solo fingió darle la
bienvenida y actuar como si quisiera ser su amiga, está examinando sus cubiertos para descubrir
todo lo que pueda sobre ella? Eso es una traición, por cierto. Porque seguro como la mierda que
no es una bienvenida o eso es amistad.
Ahora estaban en otro edificio, caminando por un pasillo. Camellia mantuvo la cara
enterrada en el hombro de Jonás. Su rabia llenó el pasillo y los tres hombres que los
acompañaban tuvieron que sentirla. Podía sentir su inquietud. Su creciente culpa.
Jonás, no podíamos simplemente aceptar a un extraño entre nosotros con tanto en juego.
No sabíamos nada de ella, dijo Ryland.
Lo que me estás diciendo es que mi palabra no es suficiente. Te dije que estaba conectado
con ella, y ya me había asegurado de que estaba a salvo antes de correr el riesgo de traerla aquí.
Jeff y Kyle también lo hicieron. Está claro que tampoco confías en mí, a pesar de todo lo que he
hecho por este equipo. Si no fuera porque yo percibí una advertencia que nadie más sintió, no
hubiéramos sabido que estos hombres estaban en camino.
Jonás, cálmate, dijo Ryland. Habrías exigido que tuviéramos aún más cuidado con
cualquier extraño que viniera entre nosotros bajo cualquier circunstancia, y lo sabes. Estás
teniendo una reacción depredadora. Entiendo completamente que quieras protegerla, pero
tenemos que proteger a cada una de las personas aquí.
Camellia sintió que Jonás respiraba hondo. Ella no sintió un revés en los químicos
salvajemente agresivos y los impulsos eléctricos corriendo a través de su sistema. Jonás abrió de
una patada la puerta de una habitación mientras Kaden giraba el pomo y retrocedía. Puso a
Camellia de pie a la derecha de la puerta contra la pared, su cuerpo más grande la protegía de los
demás. En el momento en que la puerta se cerró, habló en voz alta.
— ¿Qué es lo que te gustaría saber, Kaden?
Había puro desafío en su voz.
Camelia captó la indirecta. Estos hombres ya no estaban tratando con ella ni con su
compañero de equipo, el hombre bajo su mando. Estaban tratando con Jonás, el depredador
extremadamente peligroso. Estaba segura de que podía calmarlo, pero no estaba del todo segura
de querer hacerlo. En cierto modo, lo encontraba magnífico. Nadie la había defendido antes.
Incluso bajo esas circunstancias, la sensación era estimulante.
— ¿Cómo supo ella que estaba enfermo? — preguntó Kaden.
—Te sentabas a la mesa con ella en un ambiente cerrado. Los escuchó a todos ustedes
hablar sobre Mari y pensó que estaba reaccionando a lo que estaba escuchando, pero la
sanadora en ella estaba reaccionando a lo que sea que esté mal con contigo. Le pusiste el brazo
alrededor y ella realmente reaccionó. Cualquiera que sea tu problema, tiene que ser una amenaza
inmediata para ti, o ella no habría tenido una reacción tan severa.
Camellia apoyó la frente en la espalda de Jonás y respiró hondo en un esfuerzo por hacer
retroceder al sanador. Ahora que había un poco de distancia entre Kaden y ella, tenía un respiro.
Las neuronas de Jonás rompiéndose y corriendo con acalorada agresión ayudaron a empujar la
terrible necesidad más abajo para que pudiera pensar de nuevo.
— ¿Quieres que te eche un vistazo, Kaden? — preguntó Camelia. —No es como si fuera
un gran sanador dotado. Ojalá pudiera decir que lo soy. Solo sé que necesito intentarlo cuando
estoy cerca de ti. No quise decir nada que no debería saberse.
Se sentía mal por hacer una escena.
—Sería interesante ver qué crees que se puede hacer, — coincidió Kaden. — Si es que hay
algo que se pueda hacer.
— ¿Te quitarías la camisa y te acostarías en el catre? Supongo que vinimos aquí con ese
propósito. Jonás, vas a tener que moverte para que pueda verlo.
Camellia presionó sus costillas en un esfuerzo por hacer que Jonás diera un paso adelante
para poder rodearlo.
—Dime qué quieres que haga para ayudarte.
—Ve al otro lado del catre y mantente conectado conmigo. Me imagino que cuando lo toque
de nuevo, la necesidad de curarlo me golpeará tan fuerte como antes. Quiero compartir eso
contigo para poder resolver lo que hay que hacer.
Ella era todo negocio, moviéndose a la posición del lado derecho de Kaden, ignorando la
expresión escéptica en su rostro.
Miró por encima del hombro a Ryland. Él se había acercado detrás de ella para mirar.
El otro hombre se colocó del lado de Jonás. Él le dedicó una sonrisa sexy.
— Raúl Fontenot, señora. En su mayoría, me llaman Gator por aquí.
Camellia volvió a centrar su atención en Kaden. Yacía en el catre, con los ojos fijos en su
rostro, como si pudiera ver a través de ella. Ella ignoró a todos los demás en la habitación, respiró
profundamente y colocó las yemas de sus dedos muy suavemente sobre la piel desnuda de su
muñeca justo sobre su pulso. La sacudida fue fuerte, golpeándola como un puño. Aceptó el golpe,
sobre todo porque lo había estado esperando esta vez.
No luchó contra la inundación instantánea de nutrientes y antioxidantes de Red, con todas
las armas que proporcionó para combatir la infección, mientras que Camellia se ocupó de la herida
supurante en el cuerpo de Kaden. Camellia siguió el delgado rastro amarillo que invadió su
sistema de regreso a la fuente. Los sonidos en la habitación retrocedieron hasta convertirse en un
borrón distante. Solo podía escuchar los latidos del corazón de Kaden combinados con los de
Jonás y los de ella. Los tres se establecieron en un ritmo más constante.
— ¿Puedes verlo, Jonás? — ella murmuró en voz alta. — Metal. Una bala inusual con una
cavidad muy pequeña incrustada en ella, empujada contra su columna vertebral. Puedes ver la
posición original, pero cambió recientemente. Parece que lo que sea que se colocó en esa cavidad
se está escapando. Veo rastros del veneno. ¿Puedes ver esas gotas? Se están moviendo a través
de todo su cuerpo.
— ¿Los diminutos puntos naranjas?
Ella asintió.
— Son muy, muy pequeños. Tenemos que limpiar esas gotas primero. Es imperativo
conseguirlas todas. Están en su torrente sanguíneo, piense en el envenenamiento de la sangre,
pero incluso con antibióticos intravenosos, no vas a detener ese ataque. Esto es una especie de
guerra química.
— ¿Cómo limpias las gotas, Camellia? — preguntó Jonás.
Ella no respondió, pero se lo mostró, usando neuronas en forma de estrellas como
transporte para enviar un ejército a la batalla. Ella era rápida, la capitana de muchos barcos,
dirigía a cada uno de ellos como si estuvieran en guerra, girando y peleando, explotando dentro de
las venas y llegando a las gotas desde todas las direcciones.
— Cariño, nunca había visto algo así. Eres un jodido milagro, — susurró Jonás, sonando
asombrado.
Camellia apenas registró su voz.
— Tú también puedes aprender esto. — No estaba pensando cuando lo dijo, ya no era
consciente de que no estaban solos en la habitación, sino que se concentraba en asegurarse de
descubrir hasta la última gota de veneno en el sistema de Kaden. — No se puede dejar nada
atrás, murmuró en voz alta. — Mi visión se está volviendo borrosa. Jonás, revisa las venas,
estudia todos los órganos, especialmente el corazón y los pulmones, y luego mira su cerebro.
Necesito mirar el posicionamiento de la bala.
Alguien le secó los ojos y pudo ver de nuevo. Parpadeó rápidamente y volvió hacia la bala.
— Esto está en un mal ángulo. No se puede dejar así. — Ella se mordió el labio. — Este no
es un buen lugar, Jonás. A menos que se la quiten, no podrá caminar por mucho más tiempo, seis
meses como máximo. Pero tratar de sacárselo podría paralizarlo con la misma facilidad.
— ¿Puedes hacer algo al respecto? — preguntó Jonás.
Camellia estudió la posición de la bala desde todos los ángulos.
—Esta apretado. Puedo intentar insertar unas gotas de líquido para ver si eso la hace flotar
hasta donde pueda alcanzarla, pero solo lo intentaré si Kaden quiere que lo haga. Es tu decisión,
Kaden, pero tienes que decidirte rápido. Estoy cansada.
Ella lo estaba. No tenía idea de cuánto tiempo le había llevado luchar contra los químicos
que se habían liberado en el sistema de Kaden, pero ya podía sentir que su cuerpo quería
apagarse.
—Tal como están las cosas, necesitaré un poco de descanso antes de intentarlo. — Tenía
que sentarse pronto o se iba a caer de bruces.
—Estoy hablando con Tansy al respecto. Me gustaría que lo intentaras. No puedo creer que
hayas sacado el veneno de mi sistema. Puedo sentir que se ha ido. Ella está en camino y le
gustaría estar conmigo si te parece bien. — Dijo Kadem
Camelia se encogió de hombros. No sabía quién estaba en la habitación una vez que
comenzaba a trabajar con alguien. La sanadora en ella bloqueaba a todos los demás en su mayor
parte.
— ¿Estás seguro, Kaden? — Ryland preguntó. — Si algo sale mal, no hay vuelta atrás.
— Estoy seguro. Su toque se siente delicado, pero cuando está trabajando dentro de mí, es
una potencia, Rye. Sé que no queda nada del químico. Los médicos dijeron que estaría muerto en
unos pocos días, un par de semanas como máximo, por el veneno. Que, si eso no me alcanzaba,
la bala lo haría. Todavía lo hará, a menos que un cirujano psíquico llegue a tiempo. Con una
guerra en curso, dudo que eso vaya a suceder.
—Jonás, me voy a sentar un rato. ¿Has terminado de buscar?
—Si cariño. Estoy contigo.
Fue Ryland quien envolvió su brazo alrededor de su cintura y ayudó a Camellia a sentarse
en una silla justo cuando la puerta se abrió y entró Tansy, seguida por una mujer de estatura
promedio con el cabello color sable y ojos azul oscuro.
Tansy fue directamente al catre para tomar la mano de Kaden. La mujer miró alrededor de
la habitación con el ceño ligeramente fruncido, y luego su mirada volvió a aterrizar en Ryland y
Camellia.
— ¿Ryland? ¿Qué está pasando aquí?

CAPÍTULO 12

Jonás se giró al oír esa voz femenina. Antes de que pudiera preguntar cuantos más se
unirían a ellos, Ryland levantó la vista con un ligero ceño fruncido en su rostro.
—Lily, ¿qué estás haciendo aquí? ¿Tansy? ¿Kaden no dejó en claro que esta era una
reunión cerrada?
Jonás nunca había escuchado a Ryland hablarle a su esposa con esa voz en particular.
Nunca. Frío como el hielo. No sonaba como un marido. Sonaba como un oficial al mando, y un
muy cabreado, además.
—Rye. — Lily no solo parecía, sino que estaba herida. — Seguí a Tansy. No es su culpa.
Claramente, algo está sucediendo con Kaden y tenía miedo por ella. Él es mi paciente. ¿Quién es
esta mujer? ¿Qué está haciendo ella aquí?
—Se te informará cuando lo considere oportuno, — dijo Ryland. —Ahora mismo, necesitas
irte.
— ¿Cuándo te parezca oportuno informarme? ¿Con mi propio paciente? — Lily vertió
indignación en su voz.
Jonás pudo ver que estaba genuinamente sorprendida por la respuesta de Ryland. Ella
miró alrededor de la habitación, observándolos a todos, su mirada descansando en Camellia, que
se veía pálida y desgastada. Ryland se puso de pie, luciendo amenazante, llenando la habitación
con coraje.
—Sí, Lily, este es un asunto militar. Al igual que los soldados subiendo por la montaña para
secuestrarte a ti y a Daniel y acabar con el resto de nuestro equipo y el Equipo Dos. ¿Quieres
saber por qué vienen? ¿Por qué lo vendrían?
Jonás hizo una mueca. La voz de Ryland era muy baja, nunca una buena señal con él.
Podía infundir más furia en su tono de lo que cualquiera podría alzando su voz. Él la acechó a
través de la habitación, luciendo tan amenazante que Lily en realidad se alejó de él.
—Porque decidiste que no tenías que escuchar a tu esposo y que podías hacer lo que
quisieras con nuestro hijo. Así que ahora tengo un prisionero que tengo que interrogar. ¿Tienes
alguna idea de lo que eso significa? ¿Cuándo se interroga rápidamente a un preso? ¿Uno que se
niega a entregar la información que necesitamos rápidamente? Quizá debería hacerte observar.
El corazón de Jonás casi dejó de latir. Nunca había visto a Ryland así. Nunca. Habían
perdido hombres. Los habían cazado. Habían estado atrapados en jaulas con hombres
drogándolos, llevándolos a hospitales y asesinando a miembros de su equipo, y, aun así, Jonás
nunca había visto a Ryland así. No sabía si intervenir o no. Podía sentir el shock absoluto de los
otros hombres en la habitación también.
Él siente absolutamente traicionado por ella. No puede concebir lo que ella ha hecho y las
consecuencias para todos ustedes, observó Camelia. O las consecuencias para su relación.
Jonás sintió su comprensión de lo que estaba sintiendo Ryland. Ella conocía la traición
íntimamente. Una vez que se rompía la confianza, ¿cómo se recuperaba? Jonás miró a su oficial
al mando. Lo conocía desde hacía años. Él lo siguió porque creía en él. Había pocos hombres
mejores que Ryland Miller.
Ryland era un hombre sencillo en el sentido de que era completamente leal cuando se
trataba de aquellos a los que amaba, tal como lo era Jonás. Jonás no tenía idea de lo que haría si
Camellia hubiera ido a sus espaldas cuando ambos acordaron una forma de mantener a su hijo a
salvo y ella hiciera todo lo contrario. ¿Retorcerle el cuello?
—No creo que te guste la forma en que obtenemos información, Lily, pero en este
momento, tu opinión no me importa mucho de una manera u otra. En cuanto a esta mujer, está
haciendo todo lo posible para salvar a Kaden porque no tengo tiempo para esperar a un cirujano
psíquico porque hay un ejército en camino para acabar con nosotros.
Lily sacudió su cabeza.
— Eso no puede ser cierto.
— Te aseguro que todo es verdad, — dijo Ryland. — Especialmente la parte en la que
traicionó a su marido.
La voz de Ryland había bajado aún más. Sus ojos se habían ido casi a plata pura, fijos en
su esposa.
Jonás se movió para estar en una mejor posición para interceptar por si acaso. Gator hizo
lo mismo. Ryland los ignoro a ambos.
Lily puso una mano defensivamente en su garganta.
— Ryland, no, no es así.
—Es exactamente así. No hay forma de darle un giro a esto, Lily. Nosotros tuvimos una
discusión, ambos estuvimos de acuerdo y fuiste a mis espaldas de todos modos. Pensaste que
podrías ser más astuta que todos, pero no lo hiciste. Había un traidor plantado en nuestra casa.
Su buena amiga, la asistente del Doctor Adams, Lidia Fenamore, recibió un pago para construir su
confianza y observar todo lo que pudiera, incluido el mapeo de que partes del cerebro de Jeff
estaban activas y cuándo.
Lily siguió negando con la cabeza.
—Pensaste que usarías a Jeff en lugar de a mí porque pensaste que yo nunca estaría de
acuerdo con lo que estabas haciendo. Fuiste a mis espaldas, y pusiste en peligro a nuestro hijo y
a todos los hombres, mujeres y niños de este equipo, como, a los del Equipo Dos, a través de tu
propia imprudencia. Has llegado a ser tan arrogante, pensando que estás por encima de todos los
demás con tu enorme coeficiente intelectual ¿A quién te recuerda eso, Lily?
Ella se estremeció visiblemente, como si él la hubiera golpeado. Tansy jadeó. Jonás quería
levantar su mano y detener a Ryland. Había algunas cosas que no se podían recuperar. Dar a
entender que Lily era como Whitney podía ser una de ellas. Lily estaba tan blanca como una hoja.
—No tengo tiempo para discutir esto contigo ahora. — Ryland era despiadado. — Tienes
que irte. Kaden ha optado por permitir que Camellia intente quitar la bala. Ella ya logró eliminar
todo el veneno de su cuerpo.
La mirada de Lily saltó a Camelia.
— ¿Eres un sanador?
Ryland la tomó del brazo. — Tienes que irte ahora, o haré que Gator te escolte a tu
habitación y te encierre, Lily. Si crees que estoy bromeando de alguna manera, piensa otra vez.
No solo pusiste en riesgo a todo nuestro equipo y a sus familias, sino al Equipo Dos y sus familias
también. Tengo muy poco tiempo para armar un plan de batalla. Ni siquiera sé a cuantos me
enfrento. Este no es uno de los ataques experimentales de los súper soldados de Whitney para
ver qué pueden hacer. Es una guerra total.
La condujo hasta la puerta, ignorando las lágrimas en sus ojos. Lily salió y Ryland cerró la
puerta. Jonás le entregó a Camellia una botella de agua. Él no sabía que decir. Aparentemente,
nadie más lo hacía tampoco. Hubo un largo silencio. Ryland se paseaba de un lado a otro como
un animal salvaje en los pequeños confines de la habitación. Jonás no se había dado cuenta de
que la habitación era tan pequeña hasta que Ryland comenzó actuar como un tigre enjaulado.
Gator caminó hasta el fondo de la habitación, sus ojos se encontraron los de Jonás en las
sombras. Allí había dolor. Jonás también lo sintió. Nadie quería ver a Ryland y Lily en desacuerdo,
especialmente ahora, cuando todo se estaba yendo rápidamente al infierno.
— ¿De verdad crees que puedes sacar la bala, Camellia? — preguntó Tansy, su voz baja,
incluso en el silencio de la habitación.
Camellia apoyó la cabeza contra la pared y tomó un sorbo de agua.
— Esta en un lugar muy difícil. Puedo ver por qué el médico se mostró reacio a intentar la
cirugía. Creo que podría ser posible sacarla flotando de allí. Una vez que lo haga, tendría que
romperla en pedazos lo suficientemente pequeños para que su cuerpo se deshaga de ellos. O
encontrar una manera de sacar la bala por completo. Eso podría ser posible también. No lo sabré
hasta que lo estudie.
— ¿Eres un cirujano psíquico? — Kaden pregunto sin rodeos.
—Ni siquiera sé qué es eso exactamente, — admitió Camellia. — Sé cuándo estoy cerca de
alguien enfermo, siento que tengo que ayudarlo. No tenía la capacidad cuando estaba en los
laboratorios con Whitney. Puede que sólo se estuviera desarrollando, pero no era fuerte, no como
ahora. No tenía idea de que se había puesto tan fuerte. He estado tanto tiempo sola, evitando a la
gente para que no pudiera rastrearme, que realmente no he tenido mucha experiencia curando
humanos. Animales, sí. Humanos, no.
—Kaden — Tansy susurró, su voz era una protesta.
—No voy a esperar la muerte, Tansy.
—Si esperamos, tienes tiempo para que un cirujano psíquico consiga llegar aquí.
—Ya no, Se avecina una batalla, ¿o lo has olvidado? Confió en ella, cariño. Ella se deshizo
del veneno en mi cuándo nadie más pudo hacerlo, — dijo Kaden.
—No pude leer nada en los cubiertos, Kaden, — susurró Tansy.
—Nada en absoluto. Eso no tiene sentido y no me gusta.
Jonás escuchó. Todos escucharon. Intercambió una sonrisa con Camellia.
¿Cómo lograste eso?
Tú tampoco dejas huellas dactilares o impresiones detrás, ¿verdad? ella contraataco.
Tuvo cuidado de no hacerlo; por eso no lo hizo. No dejó huellas. Él llevaba guantes finos
para no dejar huellas dactilares. Se miró las manos. Sus manos eran ásperas. Cicatrizadas. A
diferencia de las de Camellia, su cuerpo era un mapa de caminos, y eso incluía sus palmas. Él
miró más de cerca, volteando sus manos. ¿Había una película delgada sobre su piel? ¿Estoy casi
allí? Apenas perceptible. Era invisible al humano ojo. Lo miró con su visión de pájaro. Sus palmas
y las yemas de los dedos parecían brillantes, definitivamente cubiertas de una película muy
delgada.
Jonás froto sus manos en sus muslos. Nunca había notado ese fenómeno antes. Cuando
miró el material a lo largo de su muslo, era seco. Sus palmas todavía parecían brillantes. ¿Qué
es? ¿Es esto algo de la red de micelio que no conozco?
Camellia le sonrió y tomó otro sorbo de agua. Ella sacudió la cabeza lentamente.
Siempre te ves molesto cuando descubres los tremendos regalos que te han dado, Jonás.
Él levantó una ceja hacia ella. ¿Yo? Sabía que lo hacía. Esto era algo nuevo. Algo bueno,
pero otro algo nuevo.
Sabes que lo haces. Estoy realmente cansada. Terminemos con esto.
Podemos hablar cuando estemos solos.
—Nosotros todavía tenemos que hablar con Crawley, — Jonás dijo para recordarle que
todavía tenía que terminar de interrogar al prisionero después de que terminaron con Kaden.
Camellia, ¿estás lista para probar esto?
Ella asintió y tomó su mano.
— No te preocupes, Tansy. Si no pensara que se puede hacer, ni siquiera lo intentaría. No
quiero ser yo quien le provoque algún daño.
Evitó mirar a Tansy. Jonás sabía por qué. Podría decir que ella entendía por qué Tansy se
sentó frente a ella en la mesa, sonriendo y ofreciéndole amistad mientras todo el tiempo planeaba
descubrir todos los secretos que Camellia tenía. Eso dolía tanto si Camellia quería admitirlo como
si no. El solo quería coger a su mujer y sacarla de allí. El dolor de Ryland era crudo e implacable,
y estaba sangrando en todos ellos, incluida la tristeza que invadía la habitación.
Jonás apretó su mano alrededor de la de Camellia. Ya podía sentir su conexión. Se sentía
como si incluso compartieran la misma sangre corriendo a través de sus venas. Caliente. Viva.
Miró hacia abajo, a la parte superior de su cabeza. Todo ese cabello sedoso. Grueso. Salvaje.
Entonces Camelia. Ella inclino su cabeza hacia atrás para que sus ojos se reunieran con los suyos
por un momento, y él pudo ver la travesura allí. Esa mirada era solo para él, y su corazón se
apretó.
A pesar de la tensión en la habitación, él le sonrió.
— Lo tienes.
—Nosotros lo tenemos, — ella corrigió.
Tomaron posiciones a ambos lados del catre de Kaden. Jonás eligió el lado que Tansy
estaba ocupando actualmente. Todavía conservaba la posesión de la mano de su esposo, pero
Jonás la obligó a moverse más abajo hacia sus caderas. Ryland se paró junto a la cabeza de
Kaden, con una mano en su hombro, más, Jonás pensó, para estabilizarse a sí mismo que a
Kaden. Gator se paró al lado de Camellia para ayudarla si lo necesitaba. Tenía una botella de
agua cerca, así como un paño.
Camellia puso su palma sobre la piel desnuda de las costillas de Kaden, y esta vez, Jonás
hizo lo mismo. No estaba preparado para la ráfaga de calor que pareció generarse no solo de
Camellia sino también desde dentro de él. Esos miles de millones de neuronas en forma de
estrella dentro de él que parecían naves estelares se extendieron fuera, inundando su sistema con
químicos de rápido movimiento que se rompieron y destellaron en rojo, llenándolo con energía y
vitalidad.
Estaba acostumbrado a que sus patrones de visión cambiaran de animal a pájaro y a
humano, pero ahora, su visión se estaba transformando en algo más, algo que nunca había
experimentado antes. Casi quitó sus manos de Kaden. Estaba tan estrechamente relacionado con
Camellia que podía ver lo mismo liquido rojo brillante moviéndose en sus venas, ver la misma
visión cambiada en su mirada. Ella lo acepto tranquilamente, tan fácilmente, que él exhaló su
resistencia instintiva y dejo que el cambio tomara el control.
Eso fue lo más difícil para él, ceder el control. Era, por necesidad, la persona más
controlada que había. Tenía que serlo. Y sabía que, de no haber sido por Camelia, se habría
apartado.
Ella se mantuvo firme, su mirada fija en el cuerpo de Kaden, y cuando él hizo lo mismo, se
encontró mirando más allá de la carne justo dentro de los órganos. Esta vez, sin embargo, no fue
a través de los ojos de ella sino a través de los propios.
—La bala está girada en un ángulo muy extraño, Kaden, — dijo Camellia en voz baja. —
Está alojada de lado y ligeramente inclinada. Parte de ella está incrustada bajo el órgano, donde
es imposible de ver. Esa es la parte difícil. No sé si esa parte está triturada o intacta. Voy a
empujar un poco de antibiótico líquido natural alrededor de la bala y ver si puedo aflojarla y sacarla
flotando de allí muy suavemente. Tienes que avisarme si algo te duele o cambia la forma en que
te sientes de cualquier manera.
Jonás quería ver su rostro, la concentración allí, tanto como él quería ver el procedimiento.
Ella era magnífica. Locamente así. Ella tenía el control del fluido que se movía a través de cada
vena. Cada sinapsis. Viniendo desde cada dirección. Desde ella. Desde él. Como las compuertas
de una represa. Todo moviéndose dentro de Kaden. Nutrientes. Vitaminas. Antioxidantes. Los
antibióticos naturales del cuerpo.
¿Cómo están siendo entregados los fluidos?
Nuestras manos. Las yemas de tus dedos. Las mías. Necesito concentrarme.
— ¿Qué le estás diciendo? — preguntó Kaden.
— Eres muy sensible al más mínimo aumento en energía, — Camelia observo. — Necesito
concentrarme; eso es lo que le estaba diciendo.
Hubo un pequeño mordisco en su voz que advirtió a todos en la habitación que
retrocedieran y la dejaran en paz mientras trabajaba.
Gator se acercó con la tela, distrayendo a Jonás para que mirara hacia arriba, parpadeando
para aclarar su visión. Diminutas gotas de lo que parecían ser sudor salpicaban su frente. Jonás
no estaba seguro de que fuera sudor. El sanador en ella era fuerte, y llamo a varios elementos en
la sangre que manipulo. Ella conservó su mirada en la bala, maniobrando el líquido alrededor en
un esfuerzo de hacerla flotar con extraordinaria delicadeza.
De hecho, la bala se elevó minuciosamente, y Jonás se quedó sin respiración. Ella
comenzó a moverla gradualmente, casi imperceptiblemente, de un lado a otro. El movimiento tan
sutil que, al principio, Jonás no estaba seguro de que realmente estuviera haciendo algo más que
esperar a ver si la bala dañada respondía al fluido.
Se quedó mirando el proyectil, deseando que se moviera, de modo que cuando pareció
moverse un poco, estuvo seguro de que se estaba imaginando cosas. Más fluido goteó alrededor
de la cavidad abierta, inclinándola hacia arriba solo un poco. El fluido se filtró debajo del órgano
donde la bala estaba escondida.
Kaden no emitió ningún sonido, ni cambio de posición, pero la mirada de Camellia saltó a
su rostro.
— Háblame, Kaden. ¿Dolió? — su voz era baja. Tranquila. Firme.
Jonás sintió la pequeña oleada de adrenalina vertida en su sistema, desmintiendo ese tono
relajante.
—No. Pero sentí algo, casi como un rasguño. No me dolió. Fue un poco incómodo porque
fue inesperado. Se está moviendo, ¿no?
—No quiero que te muevas, — dijo Camellia. — La punta sigue incrustada donde no puedo
llegar a ella. Estoy tratando de resolverlo. Estás siendo muy paciente conmigo.
¿Cuánto tiempo había pasado? Jonás no lo sabía. No parecía mucho tiempo, pero cuando
se obligó a mirar a los demás en la habitación a través de su propia visión, se dio cuenta de que
Camellia había estado trabajando pacientemente para mover la bala durante más de una hora.
Estaba pálida. Balanceándose sobre sus pies. Tenía una mirada de absoluta determinación en su
rostro.
—Se movió, — Kaden dijo con decisión. — ¿Puedes sacarla?
La suave risa de Camellia alivió un poco la tensión en la habitación y relajo los nudos en la
espalda de Jonás.
— No funciona así.
La sonrisa se desvaneció de sus labios, y una mirada de absoluta concentración se
apodero de su expresión de nuevo mientras su mirada se posaba en el cuerpo de Kaden. Jonás
siguió la trayectoria de sus ojos. Podía ver el fluido alrededor de la bala haciéndose un poco más
grueso, de modo que el metal parecía flotar hacia arriba. Una vez más, se movió suavemente,
apenas, como un pequeño balanceo de un lado de otro. Cada quinto movimiento más o menos,
habría un suave tirón en la bala, y luego el ir y venir comenzaría de nuevo.
Cuando Camellia había comenzado, la bala había estado oculta en su mayor parte por el
hígado, pero Jonás estaba seguro de que podía ver mucho más de eso ahora.
—Camelia. — Respiró su nombre con asombro. — Está retrocediendo.
Ella no respondió, no lo miró, pero una sonrisa breve y triunfal coqueteó en su boca.
— Shh. No me distraigas. Tengo para ir lento.
Más líquido rodeó la bala, levantándola para que pareciera flotar, pero todavía estaba
anclada. Solo la punta, Jonás estaba seguro. Al igual que Kaden, él quería liberarla. Simplemente
no había manera de hacerlo. Dos veces más, ella pacientemente hizo el movimiento de balancín
de un lado a otro y tiró, y de repente, la bala se deslizó libremente en el líquido y flotó a la derecha
en uno de los muchos tubos largos que corrían hacia el corazón de Kaden.
El propio corazón de Jonás saltó, y él juró, inconsciente él lo hizo en voz alta.
Evidentemente, Camellia había anticipado el arco de la bala porque cuando cayó en el torrente
sanguíneo de rápido movimiento, estaba lista su nave estelar alimentada con neuronas, atrapando
tranquilamente el proyectil con los anticuerpos de Kaden. Con más que sus propios anticuerpos.
Con diminutos grumos de misiles rojos que Jonás no pude identificar pero que fueron muy
eficaces. Cada misil golpeo el objetivo como si estuviera jugando un videojuego. La bala se hizo
añicos una y otra vez, hasta que se rompió en pedazos tan pequeños que ya no podía dispararle
con misiles.
¿Middlemint Red? Jonás no pudo evitar preguntar.
Camellia no respondió, pero pasó de volar las piezas a usar otro líquido. Este era de un
rosa distintivo, muy parecido al color de la flor de la Middlemis Red. Se disparó a través de las
venas y arterias de Kaden, superando lo que quedaba de la bala. El líquido se hizo más lento.
Gelificado. Se sentó allí devorando esos pedacitos hasta que no quedó nada, ni siquiera motas.
—Pon tus manos directamente sobre ese lugar justo debajo de su corazón, Jonás, — le
instruyó Camelia.
Parecía completamente cansada. Jonás hizo lo que le pidió, moviendo sus manos desde
las costillas de Kaden hasta donde sabía que el gel había consumido las piezas de la bala. El
calor se extendió por sus venas. A través de Camelia. A través de las venas y arterias de Kaden.
El gel se licuó y se movió a través del sistema de Kaden, donde fue absorbido por sus tejidos,
disipándose hasta que no quedo nada, sin dejar rastro.
Camellia dejó escapar el aliento lentamente y se hundió.
— Creo que estas libre de esa bala, Kaden. Hazme un favor y que no te vuelvan a disparar
en ningún momento pronto.
Gator la atrapó antes de que ella cayera al piso.
— No te estrelles con nosotros, mujer. Siéntate.
Camelia simplemente se sentó en el suelo.
— Creo que he terminado por esta noche.
Ella lo miró. Jonás quería recogerla y llevarla a su casa. Él no podía estar en dos lugares al
mismo tiempo, y ahora todos sabían que ella podía curar. La idea despertó sus instintos agresivos
y quiso gruñir. Donde había un traidor, podría haber otro.
— ¿Cómo te sientes, Kaden? — Pregunto Tansy.
—Bien. Muy bien. Ni siquiera se siente como si hubiera tenido algo malo conmigo. —
Kaden se incorporó y miró a Camellia. — Realmente lo hiciste. Quitaste el veneno y te deshiciste
de la bala.
Tansy puso una mano en su hombro para contenerlo.
— Espera un minuto antes de que empieces a moverte, Kaden. — Miró ansiosa a Camellia.
— ¿Es seguro para él simplemente levantarse y comenzar a hacer todo lo que hizo antes?
¿Podría el metal alojarse en otro lugar?
Jonás respondió por Camellia.
— Se fue. Esta disuelto. Él está perfectamente bien. Es como si esa bala nunca hubiera
estado allí en primer lugar. Todo el daño que los químicos le hicieron a su cuerpo fue reparado.
Se pasó una mano por el pelo y se inclinó hacia ella.
— ¿Estás lista para tomar un poco de aire fresco antes de encontrar un lugar para que
duermas?
—Por curiosidad, — dijo Ryland, — No tienes una pequeña cantidad de ese veneno que
tenía en esa cavidad rota, ¿verdad? ¿O sabes qué había dentro o qué era? A Kaden le dispararon
cuando nos enviaron al campo ese primer año después de que Whitney nos mejoró. Era una de
varias misiones que habíamos realizado, y todos nosotros estábamos luchando. Kaden fue uno de
los más estables de todos de nosotros, y él es un ancla que extrae toda la energía psíquica para
que los demás puedan actuar. Si vuelven a usar el mismo veneno, me gustaría estar preparado.
—Lo siento, no tengo idea de lo que fue, — dijo Camellia. — Podría ser capaz para
averiguar el compuesto con un poco más de tiempo si eso ayuda.
— ¿Crees que puedes ser capaz de averiguar el compuesto con un poco de tiempo? — él
hizo eco. Sus ojos reunieron con los de Jonás sobre su cabeza. — Ella es de verdad increíble,
¿no es así?
¿Cómo, Camelia?
No sé. No tengo idea de lo que eso era. Y dije que podría ser capaz de averiguarlo. Podría
necesitar ayuda. Estoy muy cansada, Jonás.
Jonás no pudo evitar la sonrisa.
— Ella lo es. Vamos nena.
El tiró de su mano hasta que estuvo de pie, balanceándose un poco hasta que él la
estabilizó con su brazo alrededor de su cintura.
—Gracias, Camelia, — Kaden dijo. — Salvaste mi vida. No lo olvidaré.
—Es un tipo de compulsión, — Camelia explico cuando Jonás abrió la puerta y salió al
pasillo con ella.
Ryland, Gator, Kaden y Tansy los siguieron. Lily estaba sentada en el piso al otro lado de la
puerta, con las rodillas levantadas. Ella se veía completamente devastada.
— Ryland...
Ryland la ignoró, caminando por el pasillo, regreso al interior del complejo. Por encima del
hombro, le lanzó una orden a Jonás. — Espero que te unas a mí, Jonás. — No esperó a escuchar
la respuesta de Jonás. Gator fue con Ryland, igualando los pasos rápidos y enojados de su
comandante.
Kyle esperó, de espaldas a la pared, a poca distancia de Lily.
— ¿Supongo que todo está bien con Kaden?
Jonás asintió con la cabeza.
— Gracias por quedarte, Kyle. Te lo agradezco. Kaden está bien.
— Creo que me quedaré aquí unos minutos, — dijo Camellia. — Ve a hacer lo que
necesites, y Kyle puede llevarme a tu casa cuando esté lista para ir.
Jonás estudió la compasión en su rostro y luego miró la miseria en la de Lily.
No creo que haya una manera para reparar esto ahora mismo, cariño. Ellos deben
resolverlo.
Sé que lo harán.
Jonás se dio cuenta de que no iba a llegar a ninguna parte discutiendo con ella. Él rozó un
beso a lo largo de su frente y siguió a Ryland y Gator por el pasillo.
Camellia vio a Jonás, su salvavidas, irse. Ella se quedó allí un momento, preguntándose
qué estaba haciendo. No había visto a Lily desde que era una niña. Dudaba que Lily siquiera la
recordara. Lily, sin duda, estaba avergonzada de que Camellia, una virtual desconocida, hubiera
escuchado de lo que Ryland la había acusado. Aun así, Camelia no pudo forzarse a alejarse.
Detrás de ella, Kaden y Tansy hablaban en voz baja, las manos de Kaden se movían sobre
las de Tansy para tranquilizarla. Ahora que Kaden estaba realmente de pie y demostrándole a su
esposa que estaba realmente bien, ella estaba llorando suavemente, y él estaba consolándola.
Camelia miró a Kyle. Él miró su teléfono, leyendo el mensaje de texto allí y sacudiendo la cabeza.
Tomando una respiración profunda, Camellia se acercó a Lily.
— ¿Te importaría si me siento contigo por unos minutos? Nosotras no hemos sido
presentadas formalmente. Mi nombre es Camellia Mist, y en realidad me crie contigo durante
algunos años cuando éramos niñas.
Lily se quitó las manos de la cara brevemente, levantando los ojos empapados de lágrimas,
llenos de completa desolación hacia Camellia. Ella asintió con la cabeza levemente antes de bajar
la mirada y apoyar la frente en las rodillas.
Camellia aceptó la invitación y se deslizó hacia abajo, sentándose a su lado, con las rodillas
hacia arriba y de espaldas a la pared. El simple gesto de solidaridad trajo recuerdos de su infancia
cuando a las niñas se les permitía pasar unos pocos minutos preciosos juntas. A Whitney no le
gustaba que se reunieran demasiado tiempo porque pensaba que ellas conspiraban contra él. No
lo habían hecho al principio, no hasta que se dieron cuenta de que él era el que causaba todo su
dolor.
Cuando se les permitía estar juntas, se sentaban con la espalda hacia la pared, frente a las
ventanas y rejillas de ventilación, prestando atención a las cámaras para ver si el ojo rojo estaba
encendido, diciéndoles que estaban siendo grabadas. Ellas mantenían las rodillas levantadas y
hablaban en voz baja, tapándose la boca. Con frecuencia, se sentaban cerca, con los muslos
tocándose sólo para tener algún tipo de contacto humano. La mayoría de ellas querían estar cerca
de Lily, Flame o Camellia. Las tres eran poderosas anclas y extraían la energía psíquica,
permitiendo que las otras tuvieran un respiro del dolor constante que experimentaban sin los filtros
a su cerebro.
—Ryland es un buen hombre, — dijo Lily. — El mejor. No tienes idea de lo buen hombre
que es y lo duro que ha trabajado para salvar a sus hombres. — ella levantó su cabeza y se limpió
las lágrimas. — No peleamos. Simplemente no lo hacemos. Él es tan bueno conmigo. Con todos.
Piensa en todos antes que en sí mismo. — Ella bajo la cabeza de nuevo. — Nunca pensé cómo
se vería esto desde su punto de vista. Ni una vez. ¿Qué tan egoísta de mi parte es eso?
Camellia quería consolar a Lily. Ella era una guerrera feroz, pero también había un lado
profundamente compasivo de ella que siempre había estado ahí. Ella estaba impulsada a arreglar
las cosas, corregirlas, para que las personas a su alrededor no sufrieran. Al mismo tiempo, sus
más fuerte simpatías, en este caso en especial, estaban con Ryland. Lily había ido a sus
espaldas, no al revés.
Reprimiendo sus instintos para calmar y consolar, Camellia permaneció silencio. Lily
necesitaba hablar y Camellia necesitaba entender. No había duda de que Lily amaba ferozmente a
Ryland, entonces, ¿cómo pudo haberlo traicionado de la forma en que lo hizo?
Camellia sabía que siempre había más de un lado en una historia. Quizás Lily podría arrojar
luz sobre su razonamiento y hacer que Camellia entendiera sus acciones. Porque quizás esa
comprensión le permitiría a Camelia perdonar a Marigold. Ella deseaba desesperadamente poder
perdonar la traición de Marigold, y, sin embargo, el dolor era tan profundo, la ruptura de la
confianza tan devastadora, que ni siquiera podía enfrentar la idea de hablar con ella. Ahora sabía
que Marigold tenía una enfermedad que amenazaba su vida, y no había forma de que Camellia
pudiera mantenerse alejada si podía ayudarla. Eso no significaba que pudiera perdonarla.
—Me senté aquí todo el tiempo que estuviste curando a Kaden, tratando de defender mis
acciones, tratando de estar enojada con Rye por no considerar todo lo que hemos pasado, todas
las veces que hemos compartido, y darme un respiro. Pero entonces me di cuenta de que ninguno
de esos buenos momentos se compara con la violación de confianza. Considera lo que hice como
una traición a nuestro matrimonio. De todo lo que somos juntos. He estado sentada aquí,
imaginando cómo me sentiría si estuviera en su lugar, si él fuera el que fue a mis espaldas a otra
persona e hizo exactamente lo que ambos acordamos no hacer.
Se llevó una mano temblorosa a la boca para ahogar un sollozo. Sus ojos brevemente se
encontraron con los de Camellia antes de que ella bajara sus pestañas puntiagudas y húmedas
para cubrir su dolor.
— No quise decirlo de esa manera, pero eso es lo que hice. Ahora se avecina una guerra, y
todos los que amo podrían morir. He puesto en peligro no solo a nuestro equipo y sus familias,
sino también a todo el Equipo Dos. No veo cómo Ryland puede perdonarme. No solo puse en
peligro a nuestros equipos. Destruí lo más importante en el mundo para mí: mi matrimonio con
Ryland. Mi familia.
Camellia escuchó los sollozos desgarradores, la compulsión de consolar en ella casi
abrumadora. Era solo que ella no sabía cómo hacerlo. Ella dudo en tocar a Lily, no sólo porque
ellas eran esencialmente extrañas, sino porque, a excepción de Jonás, Camellia no había tocado
realmente a otro ser humano en años.
— ¿Por qué lo hiciste Lily? — ella finalmente pregunto. — Parece tan fuera de lugar en ti ir
en contra cualquier cosa que tú y tu esposo decidieron juntos.
Lily lloró durante un par de minutos más, pero luchó por controlar su llanto.
— Sé que Ryland piensa que lo hice porque soy científica y quería tener un registro de
cualquier cosa que Daniel pudiera hacer porque es diferente. Todos probablemente pensarán eso.
Camellia tuvo que admitir que lo pensó. Era una conclusión lógica. Lily era una científica. La
información era extremadamente importante para ella.
Lily se frotó la mejilla de un lado a otro sobre sus rodillas encogidas.
— Daniel es mi primer hijo. Él podría ser mi único hijo por lo que sé. Quería todas esas
cosas que toda madre tiene con su primer hijo. Todas las fotografías preciadas y videos de sus
primicias. Los primeros pasos. Sus primeras palabras. Que come y que no. Eso era importante
para mí. He intentado decírselo a Ryland, pero él no entiende la diferencia entre los primeros
pasos y nuestro hijo fuera Daniel.
Los ojos de Lily se volvieron líquidos de nuevo.
— Solo porque él es diferente, no significa que no quiera que esos momentos especiales
sean grabados o recordados, escritos o fotografiados. No es justo que, como madre, no los tenga
como cualquier otra madre. No recordaré cada pequeño detalle cuando esté más vieja. Quiero
álbumes para mirarlos cuándo tenga setenta u ochenta. Quiero verlos con su futura esposa. No
registré nada científico. No diré que no fue tentador, pero se lo prometí a Ryland. Solo quería lo
que todas las demás madres tenían.
Camellia encontró eso desgarrador.
Lily agitó su mano en el aire.
— Escúchame. Sigo defendiéndome y mi posición.
—Te pregunté por qué lo hiciste y me disté tu respuesta, — dijo Camellia. Estaba un poco
sorprendida de poder entender por qué Lily había decidido hacer lo que hizo. — Pero, y solo estoy
preguntando, si Ryland es un Caminante de los sueños, ¿por qué no insististe en que te
escuchara y te dejara grabarlo todo con él? No habría habido posibilidad de que alguien lo supiera
si solo fueran ustedes dos.
—Discutimos sobre la seguridad de Daniel, y al final, estuve de acuerdo con él.
Completamente. Lo hice. Lo que dijo Ryland tenía sentido para mí al principio. Pero entonces
hubo tantos momentos queridos que sabía que nunca podría volver a ver. Yo saqué el tema y Rye
se enojó conmigo. Dijo que no estaba poniendo en peligro a nuestro hijo, que no era un
experimento científico. Seguí tratando de explicárselo y él simplemente no me escuchaba. Él me
comparo con Whitney. Eso realmente dolió. Estaba siendo madre, no científica. Así que fui a Jeff.
Camellia se dio cuenta de que Lily se acercó a Jeff cuando se sintió herida por la acusación
irreflexiva de Ryland, lo único que le dijo que la había herido profundamente. En lugar de
confrontar a su esposo como debería haberlo hecho, se guardó esa herida para sí misma y eligió
un curso de acción del que no podía retractarse.
Camellia presionado sus labios juntos. Ella no era la mejor en comunicación. Apenas sabía
cómo comportarse con la gente. Si Lily y Ryland, quienes claramente se amaban, podían llegar a
este punto, tan separados, que una traición de esta magnitud pudiera tener lugar, ¿qué
oportunidad podría ella tener con Jonás? Ambos tenían tantos problemas.
Por otro lado, ella y Jonás compartían conexiones que nadie más tenía. Tenían el
emparejamiento obvio que Whitney había establecido, justo como el que claramente había
establecido entre Lily y Ryland. Eso había funcionado durante mucho tiempo para la otra pareja.
Sin embargo, además de eso, Camellia y Jonás tenían la red de micelio subterráneo. Podían
comunicarse fácilmente, sentir lo que el otro sentía y conocer los pensamientos del otro. También
sabrían lo que el otro necesitaba en cuanto a salud mental y física. Lo más importante, ellos
estaban conectados a través de la Middlemist Red.
La Middlemist Red era inherentemente sensible. Ella vivía en los dos. De acuerdo, la dosis
que Whitney había puesto en Camellia era mucho más fuerte que lo que él había puesto en Jonás,
pero Red corría por las venas de ambos. La conexión entre ellos era extremadamente fuerte
porque Red era muy poderosa. La planta tenía la habilidad de esconderse, lo que les dio esa
habilidad. Jonás la había usado a menudo. Simplemente no se había dado cuenta de por qué
podía desaparecer en las sombras, la neblina y la niebla, no más de lo que él había comprendido
que su sistema de alerta temprana provenía del micelio que corría debajo de la tierra.
—Ryland nunca me perdonara, y no puedo culparlo, — Lily dijo. — Y si alguien muere, no
podré perdonarme a mí misma. He considerado dejar a Daniel aquí y subir a la montaña para
encontrar este ejército que viene hacia nosotros y entregarme a ellos. Tal vez darían la vuelta y
estarían satisfechos solo conmigo.
—Tú sabes mejor que eso, — Camellia dijo, la alarma extendiéndose a través de ella. Lily
no solo sonaba desesperada; ella también se sentía así. Ella estaba dispuesta a hacer cualquier
cosa cuando se sentía tan desesperanzada y culpable. — El hombre al que Ryland y Jonás están
interrogando fue enviado para secuestrarte a ti y a Daniel. Los que vienen por la montaña no están
aquí por ti o tu hijo. Planean matar a todos los que encuentren aquí y en el otro recinto. Eso
incluye a las mujeres y niños.
La respiración de Lily se aceleró audiblemente.
— Marigold no se puede mover. Podríamos intentarlo, pero si vuelve a tener una
hemorragia, podría matarla. Hemos intentado todo tipo de medicamentos, y nada ha funcionado
hasta ahora. El camino no es fácil y transportarla en avión está fuera de discusión. —Ella pasó las
manos temblorosas a través de su cabello y miro con desesperación a Camelia. — ¿Por qué
querrían estos hombres matarnos a todos para empezar? Seguramente Whitney no lo ordenó.
—No, no parece que lo hiciera. Algún conglomerado bancario quiere obligar a Whitney a
cumplir sus órdenes. Es demasiado patriota para ellos. Según Jonás, estas personas creen que
Whitney cooperará con ellos si te tienen a ti y a Daniel.
—Están equivocados. Nunca vendería a su país. Él está completamente loco de muchas
maneras, Camellia. Él cree que debería poder ir a cualquier país, incluyendo los Estados Unidos, y
tomar niñas que él afirma que nadie quiere. Él las compra, así que, en su mente, él las posee.
Para él, esas niñas no valen nada hasta que les dé grandeza y propósito al experimentar con
ellas.
— ¿Por qué gran parte del mundo piensa que las mujeres son en su mayoría inútiles? —
preguntó Camellia, sintiéndose repentinamente tan cansada que solo quería deslizarse por la
pared e ir a dormir.
—No he sido capaz de descifrar eso, — dijo Lily. — No cuando tantas mujeres han hecho
contribuciones tan asombrosas al mundo. Por supuesto, en lo que respecta a Peter Whitney, la
única contribución valiosa que una mujer puede hacer es lo que el considere necesario. — Había
amargura en su voz. Ella miró en Camelia. — Le creí durante años, ya sabes. Mirando hacia atrás,
te recuerdo a ti y a Flame advirtiéndome que estaba mintiéndonos a todas. No sé cómo se las
arregló para mantenerme tan ciega a las diferencias en cómo las trató a todas en comparación
conmigo.
—A veces es muy difícil enfrentar la verdad.
Una parte de Camellia siempre supo que Marigold no decía la verdad sobre la noche del
desastroso intento de fuga de Camellia, pero ella se había negado a reconocer sus sospechas.
Amaba a Marigold como una hermana, y se había aferrado desesperadamente a ese vínculo
familiar. Era mucho más fácil mentirse a sí misma que considerar la horrible posibilidad de que
Marigold no la amara de la forma en que ella la amaba. O que Marigold no sentía la misma lealtad
hacia ella.
Lily asintió.
— Debería haberle hecho entender a Ryland lo importante que era para mí capturar los
recuerdos de nuestro hijo mientras crecía. Cosas que no tienen nada que ver con la ciencia. No
debí dejar que sus palabras me lastimaran hasta el punto de tratar de herirlo a él. Eso es lo que
era, lo estaba atacando por su negativa a escucharme y por las cosas horribles de las que me
acusó, y luego dejé que llegara demasiado lejos. Tenía miedo de decirle lo que había hecho.
— Sabes que tienes que tener esta conversación con él, Lily, — Camelia dijo tan
suavemente como pudo. — Él está enojado en este momento, y está herido, pero los dos tienen
que hablar con el otro. Tienes que hacer eso por tu hijo y por ustedes dos. Si le dices la verdad,
todo lo que me dijiste, todavía puede estar enojado por un tiempo, pero te perdonará. Si él es todo
lo que dijiste que es, entonces él te perdonará.
Camellia esperaba que lo que dijo fuera verdad. Ella se estaba desvaneciendo rápido.
Realmente rápido.
— Yo lo siento, Lily, pero estoy demasiado cansada. Necesito encontrar un lugar para
dormir. Y a pesar de las circunstancias, fue muy bueno verte. Espero que nos volvamos a
encontrar alguna vez.
Ella no tenía idea de lo que planeaba hacer o donde se quedaría, por lo que no se iba a
comprometer.
Miró a Kyle, quien inmediatamente se acercó para ayudarla a levantarse del piso. Solo
entonces se dio cuenta de que Kaden y Tansy estaban cerca, probablemente esperando para
asegurarse de que Lily fuera atendida. Camelia estaba demasiado cansada para hacer mucho
más que levantar una mano en un saludo antes de seguir a Kyle por el pasillo y a través del
laberinto que conducía al estacionamiento exterior.

CAPÍTULO 13

Jonás tenía una cabaña en expansión en las afueras del complejo fortificado que los
miembros del equipo uno, habían construido juntos. Cada uno de los hombres tenía su propia
casa, principalmente porque requerían tiempo a solas, pero el edificio principal en el centro era
fácil de defender. Las casas tenían rutas de escape que conducían al edifico fortificado, así como
a las carreteras, los bosques circundantes, los vehículos y todas las formas de transporte.
La cabaña de Jonás tenía un piso y medio con techos extremadamente altos. Cada registro
fue escrito meticulosamente para encajar en su lugar con otro. Eso no fue una empresa pequeña.
Kyle le dijo que todos habían ayudado. Habían usado madera que se secó naturalmente. El
bosque era viejo y los árboles aguantarían hasta cinco años después de morir. Jonás tenía
afinidad por los árboles del bosque, y él parecía ser capaz de encontrar los troncos adecuados
para la cabaña. Al usar madera seca naturalmente, hizo que la cabaña fuera robusta y
extremadamente estable. No había humedad para secarla, por lo que la madera podría
encogerse, causando problemas estructurales. Kyle le explicó el proceso mientras le daba un
recorrido rápido por la casa.
No cabía duda de que Jonás vivía allí. Su presencia impregnaba cada habitación. Había
fuerza masculina en todas partes. El piso de losa estaba cortado en grandes piezas, mientras que
la chimenea desde el piso al techo estaba hecha de piezas de losa más pequeñas. Enormes
ventanas en todas partes, lo que proporcionó asombrosos puntos de vista de las montañas y los
bosques, trayendo el exterior al interior. Los baños eran modernos, y todo estaba muy limpio.
Dado el esfuerzo constante de Jonás por mantener la calma y el control, el orden inmaculado y
bien ordenado de su casa no la sorprendió.
Después de ducharse, lavarse el cabello y ponerse ropa limpia de su mochila, Camellia
salió a la enorme terraza. Estaba cubierta por un techo grueso que daría sombra a los ocupantes
del sol de la mañana. Un salón muy grande, lo suficientemente grande como para ser una cama,
se extendía tentadoramente a lo largo la pared.
—Estoy durmiendo aquí, Kyle. Sólo dile eso.
Kyle la saludo y salió al porche.
—Gracias, — gritó ella detrás de él.
Honestamente, no sabía si él se quedaría hasta que volviera Jonás, pero no importaba. Ella
estaba cansada. Kyle podía hacer lo que tuviera que hacer.
Camellia se acurrucó en el amplio salón, escuchando el sonido del viento en los árboles,
con los pies descalzos. Si fuera necesario, ella podría saltar sobre la barandilla y enterrar las
plantas de sus pies en el suelo y escuchar lo que la tierra tenía que decirle. Gris y Azul estaban
cerca, cada uno en lo alto de un tocón roto justo en el interior del bosque. Le dio consuelo saber
que estaban cerca.
Varios pequeños arbustos cerca de la entrada de la casa extendieron sus ramas
tentadoramente hacia ella. Reconoció esas hojas. Todavía no había flores en ellas, pero reconoció
los arbustos al instante. Jonás no la había plantado, pero la Middlemist Red estaba cerca de él,
cuidándolo. Él simplemente no lo sabía todavía. Se quedó dormida, sonriendo ante la idea de que
había tantas cosas que Jonás aún no sabía. Y ellas eran cosas buenas.
Se despertó un tiempo después para encontrarlo sonriéndole. Él parecía cansado, las
líneas en su rostro abiertas profundamente. Por regla general, Red era antienvejecimiento, y a
pesar de los muchos tipos de animales y reptiles con los que Jonás tenía que lidiar, la planta lo
mantuvo con un aspecto más joven. Camellia ahuecó el costado de su rostro suavemente.
—Esta fue una noche dura para ti, ¿no?
Él se encogió de hombros y se sentó en el sofá, empujándola mientras se inclinaba para
quitarse las botas.
— Solo otra noche. Me vendría bien dormir un poco. ¿Por qué no estás adentro?
—Me gusta la noche. — Se giró para sentarse y esperó a que él se acostara y pusiera la
cabeza en su regazo. Ella podía sentir el furioso dolor de cabeza golpeando en su cráneo. Ella
masajeó sus sienes. — ¿Cuánto tiempo tenemos tener antes de que tengamos que irnos?
— ¿Como lo supiste?
Ella le dedicó una leve sonrisa.
— Sabía que solo teníamos un par de días de todos modos antes de que el conglomerado
enviara su ejército. No van a estar contentos de que hayamos eliminado sus exploradores, por lo
que probablemente adelantaran su línea de tiempo. Por supuesto que tendremos que volver a
salir.
Cerró los ojos.
— No tienes que irte, Camelia. Podría ser más seguro si te quedas aquí. O si vas al jardín y
tejes tus ilusiones.
—Tal vez, — reflexionó ella. — Y tal vez ya tuvimos esta discusión, Jonás. Ve a dormir. Si
vamos a volver al camino pronto, necesitas estar fresco.
Él tomó su mano y llevó su palma a su boca, presionando un beso en el centro.
— Tenemos un día más o menos, más tiempo del que originalmente pensé que tendríamos,
pero Ryland quiere que eliminemos a sus líderes, que aparentemente son los únicos miembros
mejorados de su ejército.
—Eso tiene sentido, pero no puedes hacerlo esta noche. Solo descansa por ahora. Lo
necesitas.
—Te das cuenta de que me estoy enamorando de ti.
—Aún no has visto mi lado malo.
Él abrió sus ojos y la miró.
— ¿Tienes un lado malo?
Camellia se mordió el labio inferior y asintió lentamente.
— Sí, Jonás. Lo siento mucho, pero lo hago. Desearía ser esa mujer dulce y compasiva que
tú imaginas en tu cabeza, pero no lo soy.
Él no se rio de ella, y ella estaba agradecida. Quería que él supiera la verdad sobre ella. Sí,
podía ser muy compasiva y empática, pero también tenía otras características en ella. Así como
Whitney había mejorado a Jonás, él la había mejorado a ella. Ella ya era una combatiente.
—Cuando escuché sobre Marigold y su enfermedad, pensé lo mismo que tú, que el
sanador en mí necesitaba ayudarla, pero yo estaba reaccionando a la enfermedad de Kaden, no a
la de ella.
Ella hizo la confesión con un poco de prisa. Quería sacárselo para que él pudiera ir a
dormir. Sus dedos continuaron masajeando su cuero cabelludo a través de su espeso cabello. Sus
ojos se cerraron de nuevo, dándole una buena vista de sus largas y gruesas pestañas, pestañas
que ningún hombre debería tener sin que ellas lo hicieran lucir algo femenino. Eso simplemente no
sucedió con Jonás. Él tenía una dureza implacable en su rostro que lo hacía parecer demasiado
rudo para ser otra cosa menos lo que era, un depredador peligroso.
— ¿Cómo te hace pensar eso que tienes un lado malo?
Esa suave nota somnolienta junto con su gruñido áspero pateó su ritmo cardíaco a toda
marcha y envió las hormonas femeninas furiosas. Ella hizo todo lo posible para contrarrestar.
Ambos estaban exhaustos, y ella sabía que, si se comprometía con él físicamente, trataría de
mantener su relación enfocada en el sexo para no tener que dejarlo entrar más profundamente. O
tal vez sería todo lo contrario. Ella no lo sabía. Solo sabía que Jonás ya estaba superando muchas
de sus defensas, y la idea de volverse completamente vulnerable a él era aterradora si pensaba
demasiado en ello.
Con un pequeño suspiro, apoyó la cabeza contra el respaldo del sillón y cerró los ojos
mientras continuaba masajeando su cuero cabelludo. Su cabello era espeso y suave, casi como la
piel de un animal. Ella sabía que su cabello probablemente crecía salvaje debido a las mejoras
que Whitney le había hecho.
El sofá era cómodo, construido para un hombre grande y más ancho que la mayoría de los
sillones. El sonido del viento soplando a través de los árboles junto con el olor de Jonás que la
rodeaba, hizo que Camellia se sintiera segura de una manera que no había sentido en mucho
tiempo. No es que ella no se hubiera sentido a salvo con la Middlemist Red y la red de micelio
subterránea, así como con sus centinelas, los búhos y lobos. Era la camaradería de tener a otro
ser humano cerca de ella, conectado a ella. Había echado de menos que la tocaran. Había
olvidado como se sentía eso, la experiencia táctil. Ella no podía tener suficiente de solo tener sus
dedos en el espeso cabello de Jonás. Frotándole el cuero cabelludo. Aliviando el dolor que ella
sabía estaba allí. Le gustaba poder hacer eso por él.

*****
Jonás levanto la mano y pasó el dedo por el brazo desnudo de Camelia. No pensó que
alguna vez superara lo suave que su piel era. Él nunca tendría suficiente de tocarla. No abrió los
ojos, solo la inhaló y la llevó a sus pulmones. Le encantaba la forma en que ella olía. Tan sutil para
él, esa tenue fragancia era afrodisíaca. Pero más que eso, olía como en casa.
Había belleza en Camelia que ella no veía en sí misma. Whitney le había dicho lo inútil que
era. La única persona en la que creía, la única persona a la que se había atrevido a amar como
familia, la había traicionado. Eso la hizo sentir como si ella no fuera nada. Algo descartable, tal
como Whitney le había dicho que ella era. Jonás lo sabía mejor. Camelia era... extraordinaria. Un
milagro.
No tenía idea de cómo había tenido la suerte de tener alguna oportunidad con ella, pero
estaba decidido a proceder con cuidado, eligiendo su camino como si estuviera caminando a
través de un campo de minas, porque él conocía su valor. Él no iba a correr el riesgo de perderla.
Le había dado la oportunidad de alejarse de él dos veces. Él había hecho eso por ella. Había una
parte de él que era bien consciente de cómo podría ser tratada cuando llegaran al complejo. Él no
quería eso para ella.
Ella se había quedado. Ella lo había elegido a él. Eso significaba que él necesitaba darle
siempre lo mejor de sí.
—Jonás, — Camelia murmuró su nombre suavemente. Casi un gemido. — Detente, No soy
tan maravillosa. Mírame. Al verdadero yo. No me pongas en un pedestal. Necesito ser una
persona real para ti, no una santa a la que no pueda estar a la altura.
Sus dedos hicieron magia en su cuero cabelludo y en su mente, ayudando a alejar el
trabajo de la noche. Los interrogatorios fueron brutales, especialmente con alguien como Crawley.
Había sido arrogante, decidido a resistir. Tan seguro de que él era mejor que todos ellos. Más
inteligente. Por eso posiblemente no podrían romperlo.
Primero, Jeff podía meterse en la cabeza de cualquiera. Eso fue feo allí mismo. Jonás
podía quebrantar físicamente a cualquiera, y eso era lo peor que podía. Luego estaba Gator con
su sonido que atravesaba un cuerpo y convertía las entrañas en papilla, literalmente. Ponga los
tres juntos y Crawley les dijo todo lo que sabía. Nada de eso había sido bueno, pero sabían a lo
que se enfrentaban. Jonás iba a tener que vivir con lo que habían hecho para tratar de salvar sus
familias, y no le resultaría fácil.
—No quiero un santo, Camelia. Estoy tan lejos de ser un santo que no es divertido. Un
santo no podría estar en la misma habitación conmigo.
Habían tenido esta discusión antes. Sabía que era importante para ella, o no seguiría
mencionándolo. Él no iba a descartar sus preocupaciones, aunque sabía que no eran válidas. Él la
veía. El problema era que ella no se veía a sí misma como realmente era. Eso fue cierto para
mucha gente. Quizás incluso para él. Trató de enfocarse en sí mismo y ser realista, pero siempre
era posible que no acertara.
—Mira lo que tengo en mente. Mírame, Jonás. No quiero tener que decírtelo. No esta noche
cuando es tan hermosa.
Su voz tembló un poco, pero sus dedos se mantuvieron firmes, sin vacilar. No necesitaba
hacerle su confesión en voz alta. Él vio, en su mente, lo que ella consideraba su peor vergüenza.
Ella la compartió con él. Ella no quería que él fuera a ella, que la aceptara como pareja, sin darse
cuenta de que ella guardaba rencores y podía ser despiadada.
Jonás quería sonreír. Implacable. Su pequeña Camelia se creía despiadada. Podía serlo
cuando lo necesitaba, y eso era algo bueno. Ella defendería a sus hijos. Su casa. A sí misma. Ella
no tenía miedo de ir detrás de un enemigo. Ella no se contraería de dolor o discutiría cuándo él
hiciera lo que necesitaba ser hecho. Iría a la batalla con él y crearía las mejores ilusiones y nunca
vacilaría cuando matara dentro de esas ilusiones. Así que sí, él supuso que podría llamarse a sí
misma despiadada si quisiera. Esas cosas podrían ganarle ese título en el libro de alguien. No en
el suyo. Pero en el de alguien.
Buscó más para ver lo que ella realmente estaba tratando de mostrarle sobre sí misma,
aunque estaba bastante seguro de que ya lo sabía. Esta confesión era sobre Marigold. Acerca de
la traición.
Camelia estaba exhausta después de quedarse despierta toda la noche, corriendo,
trotando, corriendo más, para llevar al prisionero al complejo. Luego había curado a Kaden. Eso
había tomado más horas. No le quedaba nada y necesitaba dormir desesperadamente. Y en lugar
de ocuparse de sus propias necesidades, ella había ido directamente a Lily, una mujer que
realmente no conocía y de la que no debería haber preocupado. Pero a ella le había importado. Le
importaba lo suficiente como para sentarse con ella y dejarla hablar.
No había condenado a Lily por sus acciones como lo habría hecho la mayoría de la gente.
Lily había llevado a los Caminantes Fantasmas al borde de una guerra. Había puesto en peligro su
matrimonio. Había arriesgado a su hijo. Había esa palabra fea: "traición." Camelia lo sabía todo y,
sin embargo, se había sentado con Lily en el suelo de un pasillo y escuchado su versión de las
cosas he intentado consolarla.
—Jonás.
Camelia gimió su nombre y tiró de su cabello.
Él tenía mucho pelo, así que ella cogió un puñado. Sin embargo, ella no lo lastimó. Era
demasiado consciente de que le dolía la cabeza, de que le habían clavado puntas afiladas
profundamente en su cerebro, y su sangre rugía y retumbaba en sus oídos. Había estado
arrancando esos pinchos uno por uno con su firme masaje.
Se rió en voz baja porque Camellia era ruda cuando era necesario, pero ella no era en
absoluto lo que pensaba que era.
—Estoy llegando allí, cariño. Dame una oportunidad. No puedo evitarlo si haces
principalmente cosas buenas.
Él por casualidad atrapó su puño, forzando sus dedos a abrirse y llevo su mano a su boca.
Había planeado sólo besar sus nudillos, pero él era muy oral. Él era leopardo. Lobo. Un montón de
otras cosas que exigían que él metiera cada uno de sus dedos dentro su boca y utilizara su lengua
para memorizar la forma y textura de sus delicados dígitos. Las almohadillas de sus dedos, la
forma de cada dedo, su pulgar, sus nudillos. Piel como satén. ¿Dónde estaban los callos que
debería tener? Sintió fuerza en sus manos cada vez que ella lo tocaba, pero justo en ese
momento, sus dedos se sentían finos frágiles, como si pudiera romper cada hueso en dos con un
rápido mordisco.
De mala gana, volvió a su primera idea y planto un beso en cada nudillo antes de
devolverle su mano. Sus dedos se posaron en su cuero cabelludo, presionando profundo.
Moviéndose hacia sus sienes, bajando hasta la nuca, siguiendo el peor de los nudos.
—Estás haciendo que mi cabeza se sienta mejor. Gracias, Camelia. No puedo decir cuánto
te lo agradezco.
Nadie había hecho eso por él antes. Él no podía recordar sentirte como si tuviera un hogar
una vez que él había perdido sus padres.
—Sigue mirando, Jonás. Necesitas verme.
Fue allí, cuando estaba sentada en el suelo junto a Lily, hablando con ella sobre Ryland y
dándose cuenta de que había una gran ruptura de confianza. Lily tenía sus razones. Estaba herida
por algo que Ryland le dijo. Lily quería ser madre, no científica. En su mente, de alguna manera
invento la excusa de que su decisión tenía sentido y que estaba bien cuando no lo estaba. Aun
así, Jonás vio dentro de Camellia. Quería que Ryland perdonara a Lily. Sintió que todo lo que
había ocurrido en su relación debería contar más que una mala elección.
Su Camelia era blanda por dentro cuando ella pensaba que era dura. Ella había tratado de
desarrollar un caparazón duro alrededor de esa suavidad para protegerse porque el dolor de la
traición había sido horrible. Ella no quería pasar por eso tipo de dolor emocional nunca más. No
vio que se estaba protegiendo a sí misma, solo vio que no quería mirar a Marigold, ella no quería ir
a verla.
Camellia lo tomó como si se negara a curar a Marigold porque no podía perdonar su
traición. Jonás lo sabía mejor. Si su mujer pusiera los ojos en Marigold, su determinación se
derrumbaría inmediatamente. Sabía que lo haría. El vio dentro de ella, donde era vulnerable. Abrió
los ojos y la miró. Ella lo estaba observando, esperando su juicio. Ella realmente no se veía a sí
misma en absoluto.
En el momento en que sus ojos se encontraron, su cuerpo reaccionó. No era solo su polla;
su corazón se volvió loco, una extraña sensación salvaje que era casi dolorosa. Se sentía como si
el órgano real simplemente se derritiera, se disolviera allí mismo en su pecho. Su tripa dio un salto
mortal. Ella fue marcada profundamente, estampada directamente en sus huesos. Dentro su
corazón. Era la sensación más extraña, emocionante y aterradora a la vez.
—Nunca tienes que preocuparte, Camellia. No cuando estás conmigo. Veo dentro de ti.
Justo en ese dulce lugar donde eres tan malditamente suave. Alguien quiere hacerte daño,
tendrán que venir a través de mí.
Tuvo que cerrar los ojos porque el sentimiento que tenía por ella era demasiado intenso,
demasiado abrumador.
—Mi padre amaba a mi madre y a mí. Realmente nos amaba —él murmuró.
No supo por qué se lo dijo. Tal vez porque el viento soplaba tan suavemente a través de su
rostro, sintiéndose como una caricia. O porque sus dedos todavía estaban masajeando cuando
debería haber estado demasiado cansada para hacer el esfuerzo. Él extendió la mano y la agarró
por la muñeca, llevando sus manos entrelazadas a su corazón.
—Crecí en el circo. ¿Te dije eso? No era un gran circo, pero todos tenían mucho talento.
Nosotros éramos una enorme familia.
—Eso suena increíble, Jonás. El sueño secreto de todo niño. ¿Es ahí donde obtuviste tu
increíble equilibrio y reflejos?
—Sí. Mis padres comenzaron a trabajar conmigo cuando yo era un niño pequeño.
Teníamos un acto de cuerda floja, así como un acto de lanzamiento de cuchillos. Asimismo, una
combinación de los dos.
—Peligroso.
—Lo hubiera sido si no supiéramos lo que estábamos haciendo, pero practicábamos día y
noche. Nunca tomamos riesgos innecesarios. Mi padre era un gran creyente del trabajo duro y en
nunca presumir. Entonces trabajábamos duro y no nos exhibíamos. Era el cabeza de familia y
nosotros seguíamos su ejemplo. Si él decía algo, eso era ley, no porque él gobernara con mano
de hierro sino porque se ganó nuestro respeto.
La mano libre de Camelia estaba de vuelta en su cabello, alisándolo desde su frente con
pequeñas caricias que se sentían increíblemente como verdadero cariño. Él podría acostumbrarse
a esto. Los dos. Tenerla cerca mientras él se quedaba dormido.
—Apuesto a que te verías muy lindo con un leotardo. ¿El tuyo era reluciente y con
lentejuelas?
La nota burlona le habría conseguido una represalia de naturaleza sexual en cualquier otro
momento, pero él iba lento con ella. Dándole tiempo a acostumbrarse a su relación. No estaba
seguro de cuánto tiempo más podía darle, pero ella estaba a salvo durante los próximos quince
minutos al menos.
—Me veo muy bien en un leotardo. Especialmente del tipo brillante.
—Apuesto a que sí. Al menos las damas pensarían eso.
Lo hicieron. No iba a admitir eso ante ella o a mentir sobre eso tampoco. Él se encontró
sonriendo.
— Conseguiré uno solo para ti. Debe haber una de las vigas sobre las que puedo caminar
para mostrarte el acto.
— ¿Todavía lo recuerdas?
—Observé a mis padres prácticamente desde que nací y luego participe alrededor de los
tres años en adelante de una forma u otra. Si, cariño, Lo recuerdo. Práctico con cuchillos a diario.
Es a hábito.
—Eso es porque tienes sed de sangre, no porque quieras huir y unirte al circo otra vez.
Ella se rió, el sonido melódico, sumándose a la música hecha por el susurro de las hojas en
los árboles.
Él frotó la yema de su pulgar de un lado a otro a través de la parte posterior de su mano.
Tenía una mano grande, mucho más grande que la de ella, y se las arregló para cubrir mucho de
su piel.
— Rara vez peleaban. No a menudo. Eran apasionados y siempre estaban juntos, siempre
tocándose y besándose. Él de repente simplemente la balanceaba en el aire, y ella se reía y yo
me reía. Solía llevarme sobre sus hombros Me decía que cuando él fuera un anciano, yo estaría a
cargo de él.
—Eso suena encantador, Jonás.
—Lo era. Fui afortunado. No puedo recordar a mi padre golpeándome, y él era un hombre
realmente protector. Protección fuera de serie. Podía enojarse y ponerse violento muy rápido con
los extraños si se metían con cualquiera de nuestra gente. Si alguna vez había algún tipo de
pelea, en el momento en que aparecía en escena, todo terminaba. Nadie quería luchar contra él.
Él frotado sus dedos sobre su pecho. Sobre su corazón.
—Eso es algo de los que Whitney vio en mí. Lo que realzo en mí. El rasgo protector. El
rasgo violento.
— ¿Qué pasó con tus padres, Jonás? ¿Dónde están?
Sabía que ella preguntaría y que él se lo diría. El no esperaba que le doliera tanto como lo
hizo. Era un hombre adulto. Se había distanciado de eso hace mucho tiempo, y aún ahora, sólo
pensar en eso, ponerlo en palabras para ella, traer las imágenes de vuelta a su mente, dolía como
el infierno. Dolía de la forma en que lo había hecho en los días y semanas después de haberlos
perdido.
—Todos nos ayudábamos unos a otros. Así era. Uno de los camiones grandes se había
averiado, y mi papá y yo estábamos tratando de ayudar a reparar el motor, estábamos a cierta
distancia de donde los demás se habían detenido. Mamá había estacionado nuestra caravana a
una media milla de nosotros en un poco de sombra. Estaba caliente como el infierno. Alguien nos
había dicho que había un riachuelo con un pozo para nadar lo suficiente grande para refrescarnos.
Algunos de los niños caminaban entre los árboles sólo más allá de la caravana de mamá
buscando el riachuelo.
Su estómago se apretó con fuerza. Todavía podía escuchar los gritos de su madre. Primero
hubo un silencio roto ocasionalmente por la voz de su padre pidiendo una herramienta. Luego los
gritos de puro terror, de agonía. Jonás nunca olvidaría ese sonido mientras viviera. A veces se
despertaba oyendo esos gritos haciendo eco en cualquier habitación en la que se encontrara.
—Ella gritó. Mi madre. Ella gritó como si el mundo se estuviera acabando. Mi padre echó a
correr tan rápido que no pude seguirle el paso. Recuerdo haber visto los pájaros despegar de las
ramas de los árboles, sobresaltados por el sonido de ella gritando. Entonces los niños estaban
gritando, los que habían ido buscando el riachuelo para nadar. Había tanto ruido viniendo hacia mí
desde todas las direcciones. Los adultos corrían desde los otros autos y plataformas hacia nuestra
casa rodante.
La mano de Camellia se había quedado muy quieta, pero estaba enterrada en su cabello.
Él podía sentirla temblar, como si supiera lo que estaba a punto de decirle. Su boca se había
secado. Le dolía la garganta. Se sentía crudo. Sus ojos ardían con lágrimas sin derramar.
— Cariño, — susurró en voz baja. — Estoy aquí contigo. — Sus dedos se arrastraron
brevemente sobre su rostro. Tan gentil. Casi tiernos. Era nada menos que una caricia. — No estás
solo.
—Llegué allí, pero no vi a nadie. Ni a mi padre ni a mi madre. Pero entonces la caravana se
sacudió. Escuché un gruñido. Luego otro. Un sollozo, no de mi madre, sino de un hombre. Abrí la
puerta de la casa rodante. Había sangre por todas partes. Empapando el suelo. En las paredes,
las cortinas. Salpicada por todas las sillas y por los mostradores. Incluso pude ver salpicaduras en
las ventanas. La mesa estaba destrozada por la mitad, y los asientos a su alrededor estaban
aplastados.
Al principio sus manos estaban quietas, luego la que estaba en su cabello, alisó hacia atrás
las hebras desde su frente muy suavemente, casi tiernamente Su respiración se atascó en su
garganta.
— ¿Tu madre?
—Pude ver parte de su cuerpo desnudo cubierto de sangre debajo de la mesa de comedor
destrozada. Mi padre se había vuelto loco. Golpeó a su agresor hasta matarlo con sus puños. El
hombre todavía tenía una pistola en una mano y un cuchillo en la otra, pero mi padre lo hizo trizas.
Era como una bestia salvaje, y nadie podía domarlo, ni siquiera yo. Estaba tan loco de dolor que
cuando traté de entrar en la casa rodante para ir a mamá, se volvió contra mí. Los demás me
sacaron. Entonces los policías estaban allí.
Su cara se sentía húmeda. Usó el borde de su mano para frotarse la cara y limpiarla, luego
puso su mano en su boca, chupando la parte carnosa donde lo había arrastrado sobre su pómulo.
—Para ser justos, los policías no sabían quién mató a mi madre. Todos estábamos gritando
a la vez. Los niños estaban llorando. Los animales estaban rugiendo y aullando. El calor era
insoportable. Mi papá tenía la pistola y el cuchillo, y había sangre por todas partes. Iba de un lado
a otro como una bestia salvaje, y luego iba hacia mi madre y la levantaba en sus brazos.
—Qué terrible para todos ustedes.
Camellia estaba llorando, llorando por él y sus padres. Su mujer suave. Él la conocía.
Conocía el interior de ella.
—Los policías le ordenaron que dejara las armas y que saliera con sus manos arriba. Él no
lo haría. Él no la dejaría. Realmente creo que estaba loco en ese momento, incapaz de escuchar
nada de lo que ninguno de nosotros dijo. Traté de llegar a él, pero la policía y mi familia del circo
no me dejaban acercarme a la casa rodante. Él de repente se volvió hacia ellos, el arma en la
mano. Sé que él no les habría disparado, pero abrieron fuego y él cayó. Los perdí a ambos ese
día. Se arrastró hacia ella. Tenía un brazo alrededor de su cintura y su cabeza sobre su corazón
cuando entraron. La habían apuñalado más de cuarenta veces.
— ¿Saben quién era el hombre y por qué la mató?
Jonás encontró su mano alisando sus sienes y acariciando su cabello, algo con lo que
quería dormir por el resto de su vida.
—Más tarde, los niños le dijeron a la policía que una de las niñas, Betsy, tenía ocho años,
estaba siendo arrastrada por su cabello a través de los árboles desde la piscina hacia un coche.
Mamá los interceptó y liberó a Betsy. Ella le dijo que corriera. Betsy corrió, pero vio que el hombre
apuntaba con un arma a mamá. Acompañó a mamá a la casa rodante. Betsy corrió a buscar a sus
padres, pero estaban a una buena distancia. Ellos fueron los que llamaron a la policía.
Camellia estuvo en silencio durante mucho tiempo.
— Lo siento mucho, Jonás. Tu madre fue una heroína, salvando a esa niña.
—Sí, lo fue. Hizo lo correcto y consiguió que la mataran. Mi padre se apresuró a salvarla y
lo mató. Los perdí a ambos porque hicieron lo correcto. Actuaron heroicamente.
— ¿Hubieras querido que actuaran diferente?
Él suspiró.
— No.
—Eres como ellos, Jonás. Subirías a la montaña y te enfrentarías al ejército para evitar que
vinieran aquí para llevarse a Lily y Daniel. Ese es el tipo de hombre que eres, porque vienes de
ellos.
—Tengo pesadillas, — él confeso — Incluso ahora.
—Ese es el tipo de trauma que se queda contigo. Lo bueno es que también tienes muchos
recuerdos maravillosos que el hombre horrible nunca puede tomar de ti.
—Se las arregló para eclipsar los buenos recuerdos durante mucho tiempo. — Frotó su
pulgar a lo largo de sus nudillos. — Todavía lo hace, — admitió.
—Entonces tendremos que convertirlo en una prioridad para asegurarnos de que no lo
haga. Te pediré que me digas algo que hiciste con tus padres tan a menudo como pueda. No tuve
padres, así que tendrás que compartir los tuyos conmigo. De esa manera, llegaré a conocerlos.
Le gustó cómo sonaba eso. Si llegaba a conocer a sus padres, podría contarles historias a
sus hijos. Él quería que sus padres estuvieran vivos para sus hijos. Tenía fotografías y videos
almacenados. Tantos recuerdos del circo. Tantos recuerdos felices. Pensó en eso y en lo que Lily
le había dicho a Camelia. Kyle le había dado la esencia de la conversación, y él la había
reproducido, mirando en la mente de Camellia a través de su conexión, de camino a casa. Había
juzgado a Lily con dureza y, sin embargo, quería esas mismas cosas para sus hijos, las fotografías
y videos que mantendrían vivos a sus padres para ellos.
—Eso suena justo, cariño.
Se permitió quedarse dormido, sintiéndose más feliz y más en paz de lo que había estado
desde que sus padres murieron. Camellia podría no darse cuenta todavía, pero su declaración
significaba que había decidido quedarse con él.
CAPÍTULO 14

Jonás levantó a Camellia en sus brazos, gustándole la forma en que se amoldó a su


cuerpo, sus brazos deslizándose alrededor de su cuello. Cerrando la puerta principal de una
patada detrás de él, atravesó su casa directamente al dormitorio principal.
Había tenido dos sueños eróticos durante el breve tiempo que habían estado en la terraza.
Dos. Rara vez tenía un solo sueño por la noche, y mucho menos dos. Pero aparentemente
Camellia lo encendía, ya sea que estuviera despierto o no.
Ambos ensueños lo habían arrancado del sueño, su cuerpo en llamas, un deseo doloroso,
pesado y brutal que había convertido su polla en acero absoluto. Nunca había estado tan lleno o
tan duro. La cremallera de sus jeans era lo único que frenaba la bestia rugiente, y sabía que ese
segundo sueño sería su muerte si no tomaba el control de la situación.
Se había deslizado dentro de la casa y se había duchado, haciéndolo breve, el calor del
agua golpeando su piel para que sintiera cada gota chisporroteando a través de sus huesos. Fue
una reacción extraña, una vez más, una que nunca había tenido antes. Se encontró a si mismo
empuñando su polla, desesperado por el alivio, pero rápidamente se hizo evidente, que no estaba
obteniendo nada de esa manera. Frustrado, y tan duro que era doloroso, regresó al dormitorio
donde su mujer estaba cerca de la cama.
—Hueles bien. — Camellia frotó su cara en su cuello como un gato. — Tuve sueños contigo
anoche.
Encerrado detrás de su cremallera rígida, su pene latía y se sacudía, los latidos de su
corazón golpeando a través de la sangre que ya forzaba la mezclilla a un bulto desesperado.
— ¿Qué tipo de sueños? — Su voz estaba tan ronca que él apenas la reconoció. Bajando
sus pies descalzos al suelo, atrapó el dobladillo de su camisa. — Brazos arriba.
Ella obedeció sin dudarlo.
Jonás arrastró la camisa por su cabeza, apretó el material en su puño y lo arrojó a la
esquina de la habitación. Su respiración quedó atrapada en su garganta mientras la miraba. Sabía
que tenía curvas debajo de la ropa, sus pechos eran hermosos para él. Asombrosos. Redondos y
sobresalientes, sus pezones tensos a la perfección.
—Mujer, eres lo más sexy que he visto en mi vida.
Dobló su cabeza y tomó su seno izquierdo en su boca mientras sus manos bajaban a la
cintura de sus calzas. Solo quería probar para ver cómo reaccionaba ella a su posesión.
Sus brazos acunaron su cabeza, todo su cuerpo temblando. Atrapó su pezón suavemente
entre sus dientes, lo mordió por un breve momento y luego chupó el aguijón antes de echar la
cabeza hacia atrás para prestarle atención a sus calzas. Se le puso la piel de gallina. Le gustaba
que sus endorfinas respondieran tan rápido a su toque.
—Necesito deshacerme de estos. Quítatelos de encima.
Su respiración se había vuelto irregular y asintió.
— El material se siente como si casi estuviera quemándome la piel.
Conocía el sentimiento. Así se había sentido el agua de la ducha cuando lo tocó. Estaba
tan desesperado por ella. El impulso de estar con ella lo consumía todo.
— Cuéntame sobre tus sueños, exigió de nuevo mientras bajaba las mallas por sus
caderas.
Se agachó mientras bajaba la tela a lo largo de sus piernas hasta los tobillos. Camellia
colocó una mano sobre su hombro y levantó una pierna para que pudiera tirar hasta que liberara la
tela. Cuando su pie tocó el suelo, ella levantó la otra pierna mientras él la sujetaba. Antes de que
pudiera volver a poner el pie en el piso, él atrapó su pierna detrás de la rodilla y se la pasó por
encima del hombro.
—Jonás.
Su nombre solamente. Un gemido jadeante, entrecortado.
— ¿Qué soñaste, Camelia? ¿Estaba mi polla estirando tus labios? ¿El peso de ella en tu
lengua? ¿Luchaste para tomar todo de mí en tu bonita boca? ¿Fue eso lo que soñaste?
Pasó su lengua por el interior de su muslo desde su rodilla hasta su abertura caliente y
llorosa. Su olor era embriagador. Había soñado dándose un festín con ella. Devorándola hasta
que gritara su nombre, hasta que nunca pensara en dejarlo.
—Sí.
Ella susurró su respuesta, con una mano en el puño de su cabello, la otra palma anclándola
a la pared para mantenerse erguida.
Él arrastró su lengua por el otro muslo, justo hasta el borde de esa hendidura, saboreándola
esta vez, esas gotas picantes que causaron un calor abrasador los atravesara a ambos.
— ¿Estabas arrodillada frente a mí? ¿Tenías tu ropa puesta?
Él no esperó su respuesta. La embriagadora fragancia de ella lo estaba volviendo loco,
llamándolo. Él atrapó su trasero en sus manos y la atrajo hacia él, levantando su cabeza para
hundir su lengua profundamente para recoger su especia.
Se escapó un gemido bajo y agudo. El fuego chisporroteó a través de sus venas; chispas
se arquearon sobre su piel y bajaron por su columna. Su sabor alimentó la necesidad brutal en él
de reclamarla.
Dímelo. Quiero saber exactamente lo que soñaste.
Su hambre creció con cada gota que él consumía. Él quería devorarla. Ella corcoveó contra
su boca, y él transfirió su agarre a su cadera, apretándola para mantenerla en su lugar, y usó su
otra mano para explorar.
No puedo hablar. No puedo pensar.
Muéstrame.
Ella empujó la visión en su mente de ella arrodillada frente a él, totalmente desnuda, con las
rodillas abiertas para que pudiera ver la evidencia de su deseo por él brillando entre sus piernas.
Sus pezones estaban erectos, sus pechos pesados y redondos. Tenía el cuerpo de una mujer,
femenina y seductora. Su caja torácica era estrecha, enfatizando la redondez de sus caderas
curvas. Los rizos diminutos que cubrían su montículo eran del mismo color castaño oscuro
brillante que su abundante cabello.
Sus manos eran pequeñas, pero cuando acariciaron el interior de sus muslos, dejaron
descargas eléctricas corriendo por sus venas, encendiendo cada terminación nerviosa en su
cuerpo. El aliento abandonó su cuerpo cuando ella ahuecó sus bolas y luego se inclinó hacia
adelante para lamer su eje.
Camellia dejó escapar un pequeño sollozo y colocó ambas palmas de las manos contra la
pared, sus caderas se sacudieron sin poder hacer nada cuando él la devoró.
— Jonás, por favor.
Él podía sentirla enroscándose más y más fuerte.
Tienes que estar lista, cariño.
Estoy Lista. Estoy muy lista. No puedo esperar.
En su mente, su boca envolvió la cabeza de su polla y su visión fue borrosa. Él estaba más
que listo también. Nunca hubiera pensado que era posible perder el control, especialmente
cuando ella no lo estaba tocando, pero temía que pudiera pasar. Él se echó hacia atrás, limpió su
mandíbula a lo largo del interior de su muslo.
Jonas la levantó fácilmente en sus brazos. Toda esa piel satinada moviéndose contra su
piel. Más caliente que el infierno. Más suave que el terciopelo. No tenía idea de lo que había
hecho para merecerla. Él plantó una rodilla en la cama y la acostó justo en el medio de ella.
Quitarse los vaqueros era imperativo. Su pene había sufrido bastante, tan lleno y dolorido,
enjaulado detrás del material hasta que se sintió frotado en carne viva.
—Apúrate.
Cubrió su cuerpo, ese cuerpo suave y femenino que era todo curvas y se sentía como el
cielo debajo de él. Su intención era ir despacio, pero fue imposible. Su cuerpo estaba demasiado
tenso, demasiado caliente. Tratando de abrirse paso hacia el interior era tanto el cielo como el
infierno. Ella clavo sus uñas en sus hombros y luego atrapo sus caderas.
Jonás levantó una de sus rodillas y guio su pierna alrededor de su cadera.
— Relájate, Camellia. Estás más que lista para mí. Tú quieres esto.
—Lo hago. Yo te quiero. Nos Quiero. Lo he hecho desde el momento en que te vi por
primera vez.
Su respiración llego en jadeos irregulares. Ella froto su palma a lo largo de su caja torácica
como si quisiera calmarlos a ambos, pero no hubo alivio para ninguno de los dos, no cuándo él
estaba usando presión constante para encontrar su camino dentro de su calor apretado y sedoso.
Ella estaba más allá de todas las expectativas que había imaginado. Cuando finalmente
pudo enterrarse completamente dentro de ella, cuando estaban usando la misma piel,
compartiendo sus cuerpos, apenas podía respirar. El fuego lo atravesó, a través de ella, a través
de sus venas. Las terminaciones nerviosas se iluminaron. Salieron cohetes.
Él tuvo cuidado con los dos primeros orgasmos que le dio, pero luego Jonás comenzó a
moverse sin inhibición, olvidándose de preocuparse por el control. Dejándose tomarla de la
manera que necesitaba, duro y rápido, su cuerpo un frenesí de brutales caricias. La fricción envió
ondas de fuego por su columna vertebral, corriendo por sus muslos, centrándose en su ingle. No
quería que la sensación terminara nunca.
Él atrapó sus caderas, los dedos mordiendo profundamente, y la condujo hacia todo ese
calor abrasador. Sintió el cuerpo de ella enroscándose alrededor del suyo. Mordiendo con saña. El
cielo y el infierno. Entonces ella estaba gritando su nombre mientras su cuerpo apretaba
brutalmente el suyo, estrangulando su polla, ordeñando cuerdas de semilla de él. Él se vació en
ella con fuertes y feroces sacudidas de su polla hasta que no quedó nada, y se derrumbó sobre
ella, enterrando su rostro en su cuello, luchando solo por respirar.
Jonás no tenía idea de cuánto tiempo permaneció allí antes de poder besarla detrás de la
oreja y alejarse de ella para no asfixiarla.
— ¿Puedes respirar?
—Creo que sí.
—Dame un minuto y traeré una toallita y un vaso de agua. No creo que pueda moverme
todavía.
Ella se rió suavemente.
— Creo que nos agotaste a los dos. ¿Quién sabía que sería así entre nosotros?
—Yo lo sabía. — Él lo sabía. Volvió la cabeza. — Y tú deberías haberlo sabido también.
Esa pequeña risa suya vino de nuevo, lanzándolo a la acción. Rodo fuera de la cama y
busco el agua y una toallita cálida, entregándole el vaso a ella, pero manejando el deber de la
toallita él mismo, lo que la hizo reír de nuevo. Le encantaba esa risa. Se quedó en la cama
después de beber el agua, con sólo la sábana sobre ella. Personalmente, no vio la necesidad de
eso, así que se la quitó.
— ¿Eres consciente de que las plantas que tienes creciendo justo en tu porche delantero
son camelias muy raras? — preguntó, volviendo la cabeza para mirarlo.
Parecía saciada acostada boca abajo, las pestañas a media asta, los rasgos suaves. Jonás
deslizó su mano posesivamente desde su nuca bajando por su columna hasta la curva de su
trasero. Sabía que nunca daría por sentado que ella estuviera en su cama.
Sacudió su cabeza. No era que él dudara de ella. Ella obviamente conocía sus plantas,
pero a pesar de que él solamente tenía un conocimiento muy básico sobre las camelias, y sabía
que había una gran variedad, su casa estaba a gran altitud, y cada invierno, había nieve con la
que lidiar.
—Todavía no he hecho ningún paisajismo. Así que no debería haber nada creciendo cerca
de la casa. Los inviernos son duros y necesito estudiar realmente qué plantas prosperarán a esta
altura. También quiero asegurarme de tener protección alrededor de la casa: cobertura del suelo,
pero nada que impida ver desde las ventanas.
—Sin embargo, tienes bastantes arbustos creciendo, y ellos son camelias raras. Pensé que
las habías plantado. — Ella volvió la cara a la almohada — Me está dando hambre. ¿Tiene
comestibles aquí, o siempre comes en el complejo principal?
—Guardo comestibles aquí. Tengo un pequeño invernadero en la parte de atrás, me gustan
los vegetales frescos. Ian se burla de mí todo el tiempo, pero asalta mi invernadero.
Ella se volvió para mirarlo.
— ¿Se burla de ti por cultivar vegetales?
—Principalmente porque puse el invernadero antes de que la casa estuviera finalizada. Y
dormí en él un par de veces.
Su ceja se levantó.
Él río.
— Vale, bastantes veces. El invernadero era el lugar más cálido que tenía en ese momento,
y había comida adentro. Ian se dio cuenta después de un tiempo. Tiene una habilidad genial de
ver a través de las paredes, por lo que siempre sabía cuándo estaban maduros los tomates o
listos los pepinos. Cerré mi invernadero en múltiples ocasiones. Maldita sea si mi mejor producto
no fue robado de todos modos. Puse cámaras allí, no le dije a nadie, principalmente porque
sospeché que él era el culpable. Él es grande también. Lo has visto. Es no como si pudiera
ocultarse fácilmente.
Camellia extendió la mano y suavemente le pasó el dedo por la cara. Esa pequeña caricia
fue ligera. Normalmente evitaba que alguien lo tocara, siempre sintiéndose como un gato al que le
frotan el pelaje de la manera equivocada, pero con ella, era lo opuesto. Se las arregló para hacerlo
sentir cuidado con sólo un simple roce de su dedo.
— ¿La cámara lo capto?
Su mano se apartó.
Jonás se resistió a capturar su muñeca y llevar sus dedos a su rostro. No quería parecer
obsesionado con ella, aunque temía que fuera demasiado tarde.
— No exactamente. La cámara estaba enfocada en la puerta. La puerta nunca se abrió.
Más tarde me di cuenta de que la posición de la cámara fue un gran error, pero me tomó mucho
tiempo entender el hecho de que Ian podría tener secretos más grandes de lo que cualquiera de
nosotros sabía. No sé por qué, ya que todos los tenemos. ¿Por qué no debería él tenerlos? Es
sólo que él siempre parece tan tranquilo.
— ¿Él? No me pareció tranquilo, — objetó Camellia. Ella se dio la vuelta, se sentó y miró
alrededor del dormitorio. — ¿Dónde tiraste mi ropa?
— ¿Necesitas ropa?
—Me opongo a cocinar sin ella y tengo hambre, pero sigue hablando sobre Ian y el
invernadero. ¿Realmente fue Ian quien te robo tus productos?
—No me gusta la idea de que te cubras, — desaprobó Jonás. Sin embargo, de inmediato,
recogió su camisa de donde él la había tirado a la esquina. — Puedo conseguirte una de mis
camisetas, Camellia. Debí haber tenido más cuidado con tu ropa. Esto está arrugado. Podemos
colgarla en la ducha y el vapor se encargará de eso.
—Gracias, eso suena bien. — Tomó la sudadera y la camiseta limpia que él sacó de uno de
los cajones empotrados. — Vuelve con Ian y el invernadero. Me tienes intrigada.
—Él ama especialmente las bayas frescas. Las siembro en un extremo del invernadero. Él
siempre está yendo tras las bayas.
Jonás se puso los vaqueros y se volvió para verla deslizarse fuera de la cama. Ella se
movía con gracia fluida, las curvas de su cuerpo tan sexys debajo de su delgada camiseta. No
había forma de ocultar sus pechos o caderas incluso con su gran camiseta. Podía ser larga, pero
se aferraba a su muy femenina forma. Él le tendió la mano.
Cuando era niño, había observado a su padre constantemente poner su brazo alrededor de
su madre. Alrededor de su cintura. Pasando su brazo alrededor de sus hombros. Acercarse por
detrás y cerrar ambos brazos alrededor de ella, alto, justo debajo de sus senos. Él sostuvo su
mano en cada oportunidad que tuvo. Él se inclinaría para un beso. A veces, el beso sería solo un
roce de sus labios. Otras veces la besaba de verdad, tirando de ella con fuerza contra su cuerpo.
El bailaba con ella en su cocina. Por la fogata. Después de practicar su acto juntos.
A Jonás le había encantado verlos juntos. Nunca había sido como los demás niños,
encontrando la forma en que sus padres estaban juntos "asqueroso". Tal vez fue porque su padre
le había enseñado que expresar su amor por su madre era una buena cosa. Saludable y correcto.
Su padre era abierto acerca de amar a su madre y de amarlo a él. Siempre le decía a Jonás que el
lado físico del amor era tan importante como lo emocional, y que no descuidara a su mujer. Que le
mostrara que era amada en todos los sentidos.
Jonás nunca había sentido la necesidad de estar tocando continuamente a una mujer.
Nunca quiso despertarse junto a una o irse a dormir junto a una, hasta ahora. Ahora, todo era
diferente. Él no quería a Camelia fuera de su visión. Por primera vez, él verdaderamente entendía
por qué su padre siempre quería tocar a su madre, por qué quería estar con ella. No se trataba de
controlarla o poseerla. Se trataba de amarla y sentirse impulsado a mantenerla a salvo.
— ¿Dime que Ian no robó tus bayas? Eso es un poco sacrílego.
Su mujer se estaba riendo con su risa contagiosa, tan claramente que no consideró los
pecados de Ian demasiado sacrílegos.
—Él las robó, — confirmó Jonás. — Cada vez que las bayas maduraban, él lo sabía porque
podía mirar a través de las paredes y verlas. Él ni una vez entró por la puerta. Eventualmente,
vislumbré algo moviéndome en el invernadero y me di cuenta de que tenía la cámara en el lugar
equivocado, y agregué una segunda sobre las bayas.
A Jonás le encantaban los espacios abiertos de su casa, los techos altos y las hileras de
ventanas. Una vez fuera del dormitorio principal, una habitación fluía directamente a la siguiente.
La cocina era grande para que pudiera moverse cuando él estaba en ella.
Le gustaba cocinar para sus amigos. Ese era otro rasgo que había obtenido de su familia
de circo. A menudo habían comido juntos. Tanto su madre como su padre habían preparado
comidas, y estaba claro que ellos lo habían disfrutado. Ellos siempre incluían a Jonás cuando
preparaban, cocinaban o asaban a la parrilla. Debido a que sus padres lo hacían divertido,
siempre había percibido que cocinar era agradable. Era una de las pocas cosas que encontraba
relajantes. Whitney le había quitado eso, pero aún podía cocinar para un par de sus amigos a la
vez, y lo aprovechaba al máximo.
Empezó a sacar sus sartenes y tazones para hacer tortillas.
— Vi a Ian atravesar la pared. En realidad, vino a través de ella. Fue como algo salido de
una película. Pude ver que le pasó factura. No fue fácil y tuvo que pasar sin ropa. Un brazo
parecía estar muy retorcido y deforme. Se sentó en el suelo durante casi una hora, temblando.
Fue estúpido de su parte hacerlo sin que alguien lo vigilara.
Sabía que su tono era perfecto. Nada de ansiedad. Su expresión era la misma,
completamente inexpresiva. Ilegible. Con cualquier otra persona, estaría funcionado, pero
Camellia estaba tan conectada con él que vio dentro de su cabeza. Sabía que Ian lo había
aterrorizado con lo que estaba haciendo.
— ¿Lo confrontaste?
Jonás abrió la puerta del refrigerador para no tener que mirarla.
— Fue lo primero que pensé. Después de superar mi conmoción inicial, me di cuenta de
que él era como el resto de nosotros. Estaba practicando en lo que él consideraba un lugar seguro
sin nadie alrededor para perfeccionar una nueva habilidad que había descubierto. No quería que
nadie lo supiera hasta que pudiera controlarla. —Saco los ingredientes necesarios para las tortillas
— Puedes elegir lo que quieras en la tuya, y lo combinaré.
—Pero era muy peligroso, Jonás.
El asintió.
— Si. Tomé precauciones. Me propuse tratar de seguir sus movimientos más de cerca. De
esa manera, sabría si estaba de camino aquí. También puse una alarma silenciosa para saber
cuándo estaba probando sus habilidades si lo extrañaba antes de que llegara aquí. Cuando me
iba por unos días, no estaba demasiado preocupado porque estaríamos unos cuantos hombres
menos, y él tendría demasiadas asignaciones para aprovechar la oportunidad de entrar al
invernadero.
Camellia inclinó la cabeza para mirarlo.
— Siempre piensas lo peor de ti mismo, pero el sólo hecho de que hayas sido tan
cuidadoso con los sentimientos de Ian y le hayas dado espacio para practicar sus habilidades en
un ambiente relativamente seguro mientras lo cuidabas muestra qué clase de hombre eres.
—Como he decidido que quiero que siempre me veas como heroico y maravilloso, voy a
dejar que pienses eso. — Él le envío una rápida sonrisa. — Aunque si estoy siendo estrictamente
veraz contigo, mi comportamiento cae bajo mi necesidad de proteger a mi familia, que es lo que
Ian es para mí.
Ella observo mientras él cortaba los vegetales, el cuchillo destellaba rápidamente mientras
hacia un trabajo rápido con la variedad que ella le había indicado que le gustaba.
—Realmente eres rápido con esa cosa. — Parecía fascinada. — Apenas puedo ver la hoja.
Levantó el cuchillo e indicó el objetivo en la pared al otro lado de la habitación.
— A veces me distraigo.
Camellia cruzó la habitación para mirar al objetivo.
— Um, Jonás, me parece que nunca golpeas en ningún lugar que no sea el centro exacto.
—Esa es la idea.
—Eso no es divertido. De hecho, diría que es demasiado fácil si siempre estás golpeando el
mismo lugar. La memoria muscular y todo ese tipo de cosas.
Había un toque de desafío en su voz.
Levantó la vista de donde estaba poniendo los huevos en una sartén para tortillas.
— ¿Qué significa eso?
Sus ojos brillaban con picardía, y su vientre reaccionó, haciendo un fuerte apretón y luego
una larga caída. Ella llegó a él cada vez.
Ella se encogió de hombros.
— Solo que parece que podría ser fácil dar exactamente en el mismo lugar, en el objetivo si
siempre estás apuntando hacia él cada vez que estás en la cocina. Esa tortilla se ve deliciosa.
—Estás cambiando el tema a propósito.
Su risa era tentadora mientras se acercaba a la bahía de ventanas y miraba hacia afuera.
— También tienes más arbustos aquí, Jonás. Están creciendo justo debajo de la ventana.
Él miró por la ventana y frunció el ceño. Nunca había plantado ningún árbol, ni flores, ni
arbustos. Quería el suelo limpio para poder ver los enemigos viniendo hacia él. Pero ella estaba
en lo correcto, había plantas creciendo justo afuera del banco de ventanas de la cocina. Tampoco
eran pequeñas. Parecía que habían estado creciendo por algún tiempo.
Empujó su tortilla en un plato y volteó la suya, que se estaba cocinando en un sartén
aparte.
— Creo que tal vez alguien en el equipo, muy probablemente Ian, está haciéndome una
broma. Estuve aquí antes de irme a la montaña hace solo unos días, mirando fuera de esas
mismas ventanas, y no había arbustos. Si los había, apenas se asomaban a través del suelo, ni
siquiera lo suficiente como para que me diera cuenta de ellos.
—Mmm. Debe ser eso. — Camelia recogió su plato y cubiertos y se sentó a la mesa.
Mientras él terminaba de cocinar su tortilla, ella miró por la ventana a las hojas brillantes. Una
pequeña sonrisa curvó los bordes de su boca. — Son hermosas, ¿verdad? Mira todos los brotes
en ellos.
Él le gruñó. Había perfeccionado el gruñido, gracias a los animales que Whitney consideró
oportuno incluir en sus mejoras. Se alegró de ver que se le erizaba la piel. Ella levantó la barbilla
hacia él, y sus ojos mostraron su risa, pero no pudo ocultar su respuesta a su agresión. A ella le
gustó.
Dejó su plato sobre la mesa y se sentó frente a ella.
— ¿Por qué creo que sabes mucho más de lo que me estás diciendo?
Su ceja se elevó.
— ¿Por qué pensarías que sabría sobre el paisaje en tu propiedad cuando nunca he estado
aquí antes?
Ahí estaba otra vez esa sonrisita enigmática, la que le decía que ella sabía exactamente de
lo que estaba hablando. A ella le gustaba burlarse de él, y a él le gustaba que bromeara un poco
demasiado.
Camelia dio su primer bocado a la tortilla.
— Mmm. Esto está realmente bueno.
—Uno de mis muchos talentos.
Él sonrió y tomó su propio bocado grande. El queso, sabroso y salado se derritió en su
lengua, recordándole cuánto tiempo había pasado desde que había comido. Se metió en su
comida y no se detuvo hasta que su plato estaba limpio.
Recostándose en su silla, miró a Camellia al otro lado de la mesa.
— Es la hora de darme un resumen de lo que hiciste por Kaden, Camellia. Eso no era lo
mismo que un sanador psíquico, al menos no según las explicaciones que siempre he escuchado.
Tú usaste el mismo método para curarlo que usaste cuando ayudaste a Kyle cuando estaba
utilizando los ojos del búho para espiar a Crawley y sus hombres, ¿no?
Ella asintió lentamente, terminando su tortilla. Empujó el plato vacío hacia el centro de la
mesa y bebió un sorbo de agua antes de hundirse de vuelta en la silla.
— No tengo un talento de sanación psíquica como Ryland esperaba que lo hiciera. O tú
para el caso. Así no es cómo funciona mi don. Tú también tienes un poco de talento, Jonás.
Simplemente no lo has descubierto o desarrollado todavía. ¿No lo sentiste cuando estabas
conectado conmigo cuando estaba trabajando en Kaden?
—Sí. — No había cómo negarlo. Él lo hizo. — Pero cualquier don que tengo es nada
comparado con el tuyo. Incluso si trabajara en ello día y noche, nunca me acercaría a tu
capacidad. Es posible, ya que Whitney nos emparejó, que mi talento sea más un sistema de
apoyo para el tuyo.
Sus cejas se unieron en ese pequeño ceño fruncido que encontró demasiado adorable.
Adorable. ¿Qué clase de palabra era esa para un hombre como él? Sin embargo, se adaptaba a
esa mirada, y a ella. Podía derretirlo muy fácilmente. Sus pestañas oscuras revolotearon, bajaron,
cubriendo sus ojos azules, y luego se levantaron para que él se encontrara ahogándose allí.
Pequeños dientes blancos mordieron un lado de su labio inferior por un momento.
—Esa es una posibilidad que nunca había considerado, Jonás. ¿Estás seguro que tu don
de curación no es el mismo? Tal vez solo necesites practicar más.
—Piénsalo, cariño. Sé que estabas atrapada en lo que estabas haciendo, pero ¿sentiste
como si realmente pudiera haber salvado a Kaden sin ti?
Más fruncir el ceño y morderse el labio. Las largas pestañas velaron sus ojos mientras
repetía la sesión de sanación en su mente. Jonás estaba allí con ella, pero él conservó su
distancia. Estaba fascinado con la manera que ella recordaba cada detalle. Pudo ver más
claramente cómo los diversos elementos en la sangre se habían apresurado a defender a Kaden.
Ella les había ordenado a las defensas naturales del cuerpo de Kaden hacerlo, pero también usó
otras. ¿De dónde las había conseguido? Ella no las había fabricado de la nada.
—Estás usando habilidades que te ha dado la Middlemist Red, supuso. — Las propiedades
que ella posee. Whitney siempre sospecho que poseía muchos más beneficios que los aceites
para el cuidado de la piel o el antienvejecimiento. ¿Ella te da la habilidad de crear la niebla y las
ilusiones en ella?
Camelia asintió con la cabeza.
— Sí.
—Ella es la razón por la que podemos escondernos en la niebla.
—Absolutamente.
Jonás tamborileó con los dedos sobre la mesa.
— ¿Sabes por qué la Middlemist Red desapareció de repente cuando solía ser tan
abundante en China?
De nuevo, Camellia asintió lentamente.
— Las plantas se comunican entre sí, y Red es extremadamente avanzada. Ella usa la red
del micelio para alcanzar árboles y plantas por millas, no para apoderarse del mundo, como
algunos llegaron a sospechar, sino para asegurar la salud de las plantas. Los humanos
empezaron a sospechar y ella se enteró de una conspiración para quemar las camelias. Para
evitar eso, hizo que todas desaparecieran.
— ¿Cómo?
—Ella las llevó bajo tierra. Tal como lo hizo en Inglaterra cuando las bombas nazis volaron
las ventanas del invernadero y dejaron entrar el aire helado. Se llevó todas las camelias raras bajo
tierra con ella, donde podrían permanecer más calientes y sobrevivir.
Jonás se recostó en su silla y miró a su mujer.
— Esa es una planta aterradora, Camelia. Puedo ver por qué la gente le temería. ¿Crees
que Whitney tenía alguna idea de a qué se enfrentaba en realidad?
—De ninguna manera. No le gusta nadie más inteligente que él. ¿Te imaginas si él pensara
que una planta era más inteligente que él? Seguro que no se hubiera hecho arriesgado a poner a
Red en nuestro ADN.
— ¿Qué crees que estaba esperando? — preguntó Jonás. — ¿Antienvejecimiento?
—Creo que él creía que ella podría tener algunas propiedades curativas, pero nada tan
avanzado como ella lo hace. Él pudo haber sospechado que ella tenía alguna capacidad de
comunicarse también, pero no tenía idea de sus verdaderas habilidades. Él tenía teorías, pero las
cambiaba todo el tiempo. Quería saber cómo sobrevivió cuando otras plantas se extinguieron.
— ¿La longevidad entonces?
Camelia se encogió de hombros.
— A Whitney le gustaba mucho experimentar con cualquier cosa que pensara que podía
ayudar a sus soldados a sobrevivir cuando el enemigo no podía. Él puso la Middlemist Red en mí
cuando era muy joven. Cuando no pasó nada, él me opero por segunda vez cuando tenía
alrededor de diez años. Recuerdo estar muy enferma. Después de eso, me miró como si fuera un
insecto bajo un microscopio. Él me llevaba a su oficina una vez a la semana y al invernadero, o
como él se refería a él, el invernáculo, al menos una vez a la semana. Creo que pensó que la
planta reaccionaría ante mí o yo reaccionaría ante la planta.
— ¿No sentiste nada?
—Sentí su poder acumulado. Ella no siente rabia como nosotros. Ella siente repugnancia.
— ¿Qué hace ella cuando siente esta repugnancia?
Jonás no pudo evitar la cautela arrastrándose en su voz. Estaba acostumbrado a estar en
la cima de la cadena alimenticia. Pero ahora, tenía la sensación de que no estaba tan alto como
antes se imaginó.
Camellia se puso de pie y se estiró, levantando los brazos por encima de la cabeza antes
de alcanzar su plato para llevarlo al fregadero. Sospechaba que ella estaba comprando tiempo
antes de responderle. Él sabría si ella le mintiera o incluso se desviará.
— ¿Camellia?
Ella se volvió hacia él, apoyándose en el fregadero.
— Te acabo de decir lo que ella hizo cuando estaba asqueada. No estabas escuchando, o
no querías escuchar. Tú también lo haces. Yo también. Ambos tenemos la Middlemist Red en
nosotros. Yo podría tener más de ella, pero tienes mucha más agresión natural en ti que yo. Ella te
permite aprovechar eso cuando reúnes energía.
Jonás empujó su silla hacia atrás y se alejó de ella. Lo dijo suavemente, casi con
delicadeza, como si una planta reuniendo energía no significara nada, pero lo hacía, y ambos lo
sabían.
La Middlemist Red era un arma. Puro y simple. Mantuvo su respiración bajo control
mientras paseaba, tratando de evitar que sus pensamientos fueran a lugares donde Camellia
estaría molesta con él por ir.
Ella observo su agitado movimiento con un leve fruncimiento del ceño en su rostro.
— Cariño, ¿por qué pensarías que esto es diferente a que tú o yo estemos disgustados con
una persona malvada que hace cosas malas y reacciona a ello? Tú aceptas que un leopardo tome
represalias en contra de algo o alguien que lo caza. O eso lo hace una manada de lobos. Utiliza
las fortalezas de esos animales. Tú admiras la inteligencia astuta de ellos. ¿Por qué te es mucho
más difícil aceptar que la Red reaccione ante la maldad de Whitney?
Jonás tuvo que pensar en eso. ¿Por qué era mucho más molesto? Él miró por la ventana
de la cocina a las plantas que no habían estado allí antes. Podrían bloquear efectivamente su vista
si se acercaba un enemigo. Incluso cuando él lo pensó, las ramas se abrieron para mostrarle una
vista clara y sin obstrucciones. Sólo como la planta había reaccionado a sus pensamientos cuando
había estado en el jardín de Camellia, las que estaban afuera de su cocina reaccionaron a los
suyos. ¿Cómo era eso posible?
—Puedo entender cómo Whitney logró insertar ADN animal en nosotros, Camelia, ¿pero
una planta? No sé. No soy un experto en ciencias como un par de los otros. Algo de eso, como la
red de comunicaciones, puedo entenderlo, incluso en algún nivel pequeño. Entiendo lo de la
curación tal vez porque puedo visualizarla. Pero la forma en que reaccionan las plantas cuando
estoy pensando... — Se apagó, sacudiendo su cabeza.
—Estamos conectados con ellas. — Ella suspiró y empujó ambas manos a través de su
cabello. — Cuándo escapé por primera vez, no quería que Whitney pudiera llevarme de regreso a
su laboratorio. Jamás. No iba a entrar en su programa de cría. Ningún hijo mío iba a tener que
pasar por lo que yo pasé. Mi hijo no iba a crecer como soldado como él quería que lo hiciera. Y
ninguna hija mía iba a ser utilizada para sus propósitos. Lo sabía, más tarde o más temprano, él
me encontraría. Eso era inevitable. Me mudé a menudo para ganar tiempo, pero también para
poder volverme más fuerte.
Había algo en su voz que le advirtió. Jonás dejo de moverse y se quedó muy quieto, casi
desapareciendo en la pared detrás de él. Mantuvo su mirada fija en su expresivo rostro. Había
tanta pasión allí. Entonces mucha determinación. Su mujer Camelia. Poco conocía Whitney al
guerrero que había creado. El hombre había estado tan seguro de que las mujeres eran inferiores.
Todo el tiempo tuvo evidencia de lo contrario, pero se negó a verla porque él estaba muy seguro
de sus creencias preconcebidas.
—Siempre me gustó la jardinería. Siempre. También me encantaba la ecología y la
botánica. Estudió micología. Encontré todas las asignaturas fascinantes. No tuve idea de por qué,
y todas las otras chicas pensaban que estaba un poco loca. Me seguían preguntando cómo que
me iba a beneficiar eso. No tenía sentido para ellas, porque sobresalía en el rastreo y uso de casi
cualquier tipo de arma. El punto que estoy haciendo es este: todos esos estudios me sirvieron
cuando me encontré sola y necesitaba descubrir cómo iba a derrotar a Whitney cuándo enviara un
equipo de sus súper soldados contra mí.
—No estoy seguro de qué es la micología, pero ¿cómo te ayudaron los estudios de
botánica, jardinería y ecología a planear un escape de los soldados de Whitney?
—La micología es el estudio de los hongos. Las diversas propiedades, genéticas y
bioquímicas, y los usos para curar o comer. O, todo lo contrario, el peligro de toxicidad o incluso
de muerte. La botánica es el estudio de las plantas. La ecología es más o menos lo que parece,
las relaciones entre los organismos vivos.
Ella le estaba diciendo algo allí mismo, y eso era muy importante. Ella lo miró de una
manera que le decía que su pequeña Camelia era tan letal como parecía. La amaba aún más por
eso.
— ¿Me estás diciendo que desarrollaste tu propio ejército de plantas?
—No es exactamente un ejército. Hay plantas en todo el mundo que poseen todo tipo de
formas para protegerse o contraatacar a sus enemigos, ya sean insectos, mamíferos, reptil o
humano. Pero no, no utilicé ninguno de aquellos porque no los tenía a mi disposición, ni hubiera
tenido el tiempo necesario para mutarlos. En cambio, decidí desarrollar armas.
Jonás cruzo sus brazos sobre su pecho. Ella era bastante pequeña en comparación con su
estructura más grande, pero no era menos peligrosa. Todo el mundo, él incluido, la había
subestimado.
— Eres realmente asombrosa, Camellia. Sigue hablando. ¿Qué desarrollaste exactamente
y cómo?
—Algunos tipos de hongos ya son tóxicos, pero tardan un poco en funcionar y tienen que
ser ingeridos en la mayoría de los casos para que el sujeto realmente muera. Eso no me iba a
ayudar en una pelea. Tuve que imaginar que Whitney enviaría un equipo de cinco hombres detrás
de mí. Eso si tenía suerte. Así que tuve que planear enfrentarme a un mínimo de diez de sus
soldados mejorados. Tenía que asegurarme de que bajarían rápido y que se quedarían abajo.
Empujar un hongo tóxico por sus gargantas no iba a funcionar.
Jonás se encontró sonriendo ante la imagen que ella empujó en su mente. Él podía verla
saltando en el aire, envolviendo sus piernas alrededor de la cintura de un sorprendido soldado
mientras empujaba un hongo en su boca.
—El único hombre cuya cintura vas a envolver con tus piernas soy yo.
Ella rodó sus hermosos ojos.
— Debería haber sabido que esa sería tu reacción. Se supone que debes reír, no gruñir.
Suenas como un oso.
— Tengo oso en mí, — reconoció.
—Me di cuenta de eso.
Él sonrió y luego dirigió la conversación de nuevo al tema.
— Dime que desarrollaste.
—Necesitaba un hongo mucho más toxico, uno que los matara sólo al inhalar sus esporas.
Solo que no podría tener esporas que terminarían creando más hongos que pudieran matar gente
inocente. Eso era un problema bastante difícil de resolver. Lo que sea que desarrollara nunca
podría reproducirse. Una vez que se usara, incluso las piezas más pequeñas tenían que
disolverse para que no quedaran rastros. Si, por alguna razón, el cuerpo de un súper soldado
derribado fuera llevado de regreso a Whitney, no podía permitirme que supiera qué mató a ese
soldado.
Jonás la admiro incluso más.
— ¿Resolviste el problema?
—Después de mucho trabajo. Red me ayudó. Al menos, tener un poco de las propiedades
de Red en mí me ayudo. Eso y mi habilidad para usar los sistemas de comunicación de Red y la
red subterránea.
—Me estás diciendo que tienes armas letales que podemos usar contra este ejército que
viene para ayudar a igualar las probabilidades.
—Exactamente. Si podemos tenderles trampas, podemos detenerlos antes de que lleguen
al recinto, Jonás. Las armas ayudarán. Puedo diseñarlas para ti, y puedes decidir si quieres hablar
con Ryland sobre ellas o no.
—Eso es generoso de tu parte, Camellia, cuando sabes lo peligroso que esto podría ser. Si
se corriera la voz acerca de tus talentos, podría estar en un mundo de dolor.
—No creo que Ryland o tu equipo quieran que alguien sepa sobre mí. — Camellia dijo.
Jonás estuvo de acuerdo con ella. Tampoco era un hombre con el que muchos se cruzaran,
y él hizo saber que no quería que nadie hablara de ella. Kaden también lo había dejado claro. El
equipo uno necesitaba un sanador. Kaden esperaba convencer a Camellia de que se quedase.
Camellia tomo su plato y lo llevo al fregadero.
— La tortilla estuvo deliciosa. Realmente eres un buen cocinero. Podría quedarme por la
comida.
—Di la verdad, te quedas por el sexo.
El color se apresuró debajo de su piel, pero Camelia no aparto la mirada de él.
— Bueno, sí, supongo que tengo que admitir que tienes alguna habilidad allí también.
— ¿Alguna habilidad? — repitió, derramando advertencia en su voz.
—Dios mío, ¿eso es lo que dije?
—Supongo que voy a tener que enseñarte la diferencia entre algunas habilidades y
habilidades maestras. Como eres novata, tu ignorancia sobre el tema puede pasarse por alto. Nos
ocuparemos de esas lecciones aquí muy pronto.
Ella asintió.
—Creo que eso es algo bueno. No me gustaría cometer ningún error. Aunque quería hablar
contigo sobre tus habilidades con el cuchillo. Es para tu seguridad. Es importante. Podríamos
hacerlo interesante haciendo pequeñas apuestas por el resultado.
Sus ojos se encontraron con los de él, y definitivamente había una luz sensual y burlona
allí.
— ¿Qué tienes en mente? Y ten en cuenta que crecí lanzando cuchillos en el circo.
Ella asintió solemnemente.
— He tomado eso en consideración, pero te gusta para dar en el centro del blanco. No
vamos a hacer eso. Tendremos otros puntos en el objetivo para que los demás los golpeen. Creo
que eso es justo. Sin dinero, por cierto. La apuesta tiene que ser más inventiva que eso.
Jonás consideró la mirada en sus ojos.
— Si gano, puedo tenerte en mi misericordia por el tiempo que yo quiera por el resto del
día. Me gusta jugar, cariño, y puedo seguir haciéndolo durante horas.
— Ya veo. — Se frotó el labio inferior. — Eso suena... interesante. Si gano, tienes que
enseñarme cómo hacerte una buena mamada. Del tipo alucinante. A la luz de lo que acabas de
decir, podría tomarme un poco de tiempo antes de entenderlo.
Jonás gimió y presionó sus dedos en las esquinas de sus ojos. Nunca había lanzado un
juego en su vida. Gane o pierda, supuso que de cualquier manera iba a salir victorioso, pero su
apuesta sonaba muy prometedora. Aun así, él no podía hacer trampa. Eso simplemente no estaba
en él.
—Creo que tienes un poco del demonio de Tasmania en ti, Camelia Mist, — acusó.
Ella se rió.
— ¿Eso crees?

CAPÍTULO 15

Jonás se despertó en alerta, su sistema de advertencia se encendió. El sol ya había subido


al cielo, diciéndole que era media mañana. Camelia estaba de lado, y él estaba acurrucado
protectoramente alrededor de ella, su brazo envuelto posesivamente alrededor de su cintura.
—Despierta cariño. Estamos a punto de tener compañía. Tienes tiempo suficiente para
lavar tu rostro. — Él se sentó e inmediatamente tiró de ella hacia él, mirando por el largo banco de
ventanas. No había tirado de las pantallas de privacidad, y podía ver el bosque.
Un gran búho gris se elevó a tres metros del suelo, y paso volando en silencio con suaves y
lentos aleteos. Jonás se detuvo en la puerta del baño, observando su avance hacia el bosque
antes de seguir a Camellia al interior.
No hubo movimiento desperdiciado en nada de lo que hizo Camellia. No pudo evitar
admirar la forma fluida en que se movía y se encontró sonriendo mientras ella luchó por trenzar su
cabello. La masa salvaje se negó a ser domesticada sin importar cuan duro ella intento reunir las
sedosas hebras y enroscarlas juntas.
Dio un paso detrás de ella y tomó la caída oscura de ondas y rizos y lo trenzó para ella, su
mirada sobre la de ella en el espejo.
— Creo que nuestra compañía son miembros del Equipo Dos, cariño. Ni siquiera hemos
tenido nuestro café todavía. ¿Quieres ir a la cocina y hacer eso para nosotros mientras hablo con
ellos primero?
Los chismes viajaban rápido, especialmente cuando se trataba de algo tan grande como un
sanador entre ellos.
Los equipos tres y cuatro tenían médicos y curanderos psíquicos. Los equipos uno y dos no
tenían un sanador psíquico y lo necesitaban desesperadamente. Él había dejado en claro que
nadie debía hablar sobre Camelia. Ryland había dejado eso en claro. Estaba seguro de que
Kaden también lo había decretado. Jeff, Kyle y Gator habían estado de acuerdo con ellos. Tansy
también.
Maldición.
No había duda en su mente que Tansy era la que había parloteado.
—Necesitas un mejor sentido del humor.
Su voz era muy suave. Ella inclinó su cuerpo contra el de él después de que él ató el
pequeño lazo al final de su trenza.
—Tengo sentido del humor.
—Necesitas uno mejor. O tal vez estas todo gruñón y malhumorado esta mañana porque
no dormiste mucho. Tuvimos un gran día ayer y una muy buena noche juntos. No vamos a dejar
que estropeen eso.
Envolvió sus brazos alrededor de su cintura y frotó su barbilla sobre su cabeza.
— Todas esas cosas podrían ser ciertas, pero no estoy admitiendo ninguna de ellas. ¿Te lo
advirtió el búho? ¿Es por eso que ya estás tan preparada?
—Él te previno también. Sólo que tu no estabas escuchando.
El rastro de diversión en su voz y la travesura bailando en su s ojos envió calor corriendo
por sus venas y la felicidad se extendió a través de él.
— Escuche. Creo que le gustas más tú que yo. Ni siquiera me miró.
Su risa burbujeó, tal como él sabía que lo haría. No pudo evitarlo. Se inclinó y probó la
tentación de esa piel suave en el lado de su cuello justo debajo del lóbulo de su oreja. Le
encantaba la forma en que ella olía. La fragancia era tan sutil. Había que estar muy cerca para
atraparla. Sus labios vagaron hasta su oído, y luego sus dientes atraparon su lóbulo y tiraron. Se
le corto la respiración, pero no se apartó. Sus ojos se encontraron con los de él en el espejo,
oscurecidos por el deseo, con algo más que no había esperado ver nunca en una mujer.
La conexión entre ellos se estaba volviendo más fuerte, profundizándose en algo mucho
más intenso de lo que nunca pensó posible. El ardor de la lujuria física era más fuerte que nunca.
—Están aquí, Camellia. ¿Qué es lo que quieres hacer?
Jonás le dio un beso en el cuello, justo sobre su pulso.
Ella levantó la barbilla.
— Vamos a ver qué quieren, pero prefiero hablar con ellos afuera, en el porche. Siempre
me siento más segura al aire libre.
Él se sentía de la misma manera. Ellos salieron, y él cerró la pantalla detrás de él. Por
primera vez, él sintió una pequeña onda de malestar moverse a través de ella. Él reconoció a Jack
Norton y su esposa, Briony. Con ellos estaba el líder del Equipo Dos, Logan Maxwell. Jack era uno
de esos hombres que nunca querrías que fueran detrás de ti. Simplemente no tenía ninguna
parada en él, nunca. Y Jack estaba dispuesto a recibir órdenes de Logan, entonces, ¿qué decía
eso sobre él?
Jonás alcanzo la mano de Camellia, la suya más grande envolvió completamente la suya.
El infierno lo qué cualquiera de ellos pensara. Él no iba a dejar que ella enfrentara esto sola.
—Jack, Logan, Briony. — Él dijo sus nombres inmediatamente para que su mujer supiera
con quien estaba tratando. — Que bueno verlos. Nosotros estábamos durmiendo y no he tenido
tiempo para hacer café, así que no puedo ofrecer mucho en cuanto a refrigerios. —
Deliberadamente, él miró en su reloj. — Íbamos a volver al campo pronto. Nadie nos avisó de que
vendrían a vernos.
Eso no fue nada sutil. Él no quiso que fuera así. Siempre le daba al Equipo Dos la cortesía
de dejarlos saber que iría a verlos antes de que él apareciera. Había una regla tácita entre los
equipos de que se avisarían mutuamente si estaban de visita. Así, los hombres que llegaban a su
territorio no encenderían sus alarmas. El Equipo Dos las habrían puesto en marcha, y sus
hombres ya lo habrían sabido, incluso antes que Jonás.
Kyle y Jeff estarían en camino, pero no serían los únicos. Conocía a Nicolas Trevane, un
francotirador altamente condecorado que nunca fallaba su objetivo, estaba en algún lugar
observándolos en este momento. Si Jonás lo necesitaba, él podría señalar su ubicación. Nico no
era el único que cubría su espalda. Ian McGillicuddy también estaría sentado en los árboles o
acostado en algún lugar no muy lejos de ellos, completamente invisible, con el rifle firme como una
roca. Jonás sabía que sus hermanos lo tenían cubierto.
Me dijiste que Ryland enviaría a Lily y Daniel para que los cuidara el Equipo Dos y, sin
embargo, desconfías mucho de ellos. De hecho, tu equipo planea que todas las mujeres vayan allí
para que estos hombres las cuiden. Ahora estás prácticamente listo para derribarlos cuándo ellos
no han hecho ninguna otra cosa que querer hablar. Eso no tiene ningún sentido, Jonás.
— Intenté enviar mensajes de texto, — dijo Jack suavemente. — Sabes lo irregular que es
nuestro sistema.
Jonás hizo un gesto con la mano hacia las sillas esparcidas por la terraza.
— Tenemos algo de tiempo. Esta es Camellia Mist, mi mujer. — Hizo el reclamo
deliberadamente, haciéndoles saber que estarían tratando con él. — Cariño, Jack Norton, su
esposa, Briony, y el líder del Equipo Dos, Logan Maxwell.
Camellia tenía razón. Los dos equipos siempre habían sido amistosos. Más que amigos.
Habían contado el uno con el otro. ¿Por qué de repente se sentía tan protector? ¿Era solo por
Camellia? ¿O el otro equipo había hecho algo para activar su radar?
Camellia se acercó a Jonás, justo debajo de su hombro, metiéndose contra su costado
como si ella perteneciera allí. Les dio a los visitantes una pequeña sonrisa, la que no llegaba a sus
ojos cautelosos.
— Encantada de conocerlos.
La voz era un susurro suave, su tono tan suspicaz como la mirada en sus ojos.
¿Son tus amigos o enemigos, Jonás? no sé cómo se supone que debo actuar.
Fue con Jonás al salón de nuevo y se sentó a su lado, su muslo apretado contra el de él,
manteniendo su mirada alejada de Briony concentrándose en Logan. Jonás estaba tan sintonizado
con ella que sintió que la conexión fluía de sus venas a las de ella, un color purpura intenso que se
encendía como chispas a lo largo de los bordes del flujo. No estaba seguro de lo que eso
significaba, pero sabía que se trataba de su estado de ánimo.
Él capto destellos de inquietud. Al borde de la ira, cuidadosamente controlada. Captó
destellos de una superficie rosa en medio del púrpura mientras fluía a través de sus venas y se
extendía a través de las vías neurales y las células por todo el cuerpo. Ese rosa brillante era todo
Camellia. El corazón y el alma de ella a pesar de la inquietud y la ira. Él mantuvo la posesión de
su mano, su pulgar frotando suavemente a lo largo de su muñeca interior.
— ¿Qué podemos hacer por ti, Logan?
Jonás decidió que bien podría ir directo al punto. Mantener la conversación centrada en el
comandante del Equipo Dos y actuar como si pensara que su visita era un asunto oficial, lo que
haría que fuera un poco más difícil para ellos hacer su pedido.
Logan miró brevemente en Jack y luego a Camelia.
— Tansy le dijo a Briony lo que tu mujer hizo por Kaden. Tanto Jack como yo hablamos con
Kaden. Diré, Camellia, que Kaden se mostró reacio a hablar sobre eso y no estaba contento con
su esposa por contarle a Briony. Dijo que lo que pasó fue una cosa privada entre ustedes dos, y
que hasta que le dieras permiso para hablar conmigo, él no se sentía con derecho a confirmar o
negar nada de lo que decía Tansy. De hecho, ella estaba completamente jodida por decir algo en
absoluto.
Un largo silencio siguió a la declaración de Logan. Jonás levantó una ceja.
— No estoy seguro de lo que quieres. Eso no nos dice nada más que Tansy es una maldita
chismosa. Primero le falta al respeto a Camellia y luego tiene las pelotas de chismear sobre ella.
Briony levantó la cabeza.
— No, Jonás. Tansy está tratando de salvar la vida de mi hermana. — Miró directamente a
Camellia con lágrimas en los ojos. — Sé que algo terrible pasó entre tú y Marigold. Ella me dijo
que, aunque pudieras ayudarla, no vendrías. Que lo que ella hizo fue imperdonable. Tal vez lo
sea. Tal vez lo que hizo fue tan terrible que nadie pudo perdonarla. Pero ella tiene dos hermosos
hijos y un esposo que la necesitan. La necesito. Te lo ruego, no importa lo que te haya hecho, si
puedes ayudarla, por favor hazlo.
Jonás mantuvo su mirada fija en Logan.
— Sabes que esto es una mierda, ¿verdad? Que los dejes venir aquí y poner a Camellia en
esta posición. Es chantaje por donde se lo mire. Chantaje emocional. Si ella no va contigo, se verá
como la peor persona sobre la faz de la tierra. Si lo hace y no puede ayudar a Mari más que los
médicos y especialistas que has traído para tratarla y que no han podido hacerlo, pueden acusarla
de no intentarlo realmente porque le guarda rencor. Buena configuración. Pero no va a funcionar
porque no voy a permitir que la atrapes así.
Su furia estaba aumentando a tal punto que las neuronas de la nave estelar se estaban
invirtiendo y bordeando con un purpura más oscuro, propagándose como un virus a través de sus
venas a las de ella.
—La maldita Tansy no sabe nada sobre Camellia. Todos ustedes pueden hablar con
Ryland si quieren información.
Jonás no te enfades.
La presencia de Camellia en su mente era como aire fresco moviéndose a través de él,
soplando algo de su furia. Esas sustancias químicas de color púrpura oscuro que corrían en la
dirección opuesta junto con las cargas eléctricas chispeando a lo largo de los brazos largos que
salían de las neuronas se calmaron un poco por el flujo de una sola vena de color rosa rojizo.
Desde algún lado en la distancia, un lobo aulló y otro contesto. Logan elevo una ceja.
— ¿Amigos tuyos, Jonás?
—En realidad, — respondió Camellia antes de que Jonás pudiera hacerlo, — son mis
amigos.
Jack Norton se inclinó hacia ella, pero él conservó su mirada cautelosa en Jonás.
— Briony puede haber hecho su declaración completamente equivocada, Jonás, pero
¿realmente crees que vinimos aquí con la intención de tenderle una trampa a tu mujer? Tú sabes
como soy. Conoces a Logan. ¿De verdad crees que haríamos algo así? — Su voz era baja. Muy
tranquila. — No soy un hombre que anda explicándose, pero entiendo la necesidad de proteger a
tu mujer.
Volvió la cabeza y por primera vez apartó deliberadamente la mirada de Jonás. Fue un
movimiento que lo hizo vulnerable al ataque, y ambos lo sabían.
—Camellia, lo siento si nuestra venida aquí te molestó o lastimó de alguna manera. No
sabemos qué pasó entre tú y Marigold. Nosotros ni siquiera sabemos lo que ocurrió entre tú y
Kaden Montague. Nuestros equipos han estado desesperados por encontrar un sanador, no solo
para Mari, sino para todos nosotros. Te lo diré sin rodeos, soy el peor portavoz que nuestro equipo
podría enviarte, pero Briony necesitaba venir aquí. Ella está desesperada y no pude decirle que
no, aunque sentí no era la mejor idea para ninguno de los dos.
Los dedos de Camellia se apretaron en los de Jonás.
— No pretendo ser una sanadora psíquica, no de la manera que les escuche a todos
ustedes describir, incluido Jonás. Briony, si le preguntas a tu hermana, ella te dirá que no podría
haber curado ni un corte cuando éramos niñas. Lamentablemente, no tengo ese tipo de talento.
Desearía hacerlo.
— Pero ayudaste a Kaden, — insistió Logan.
Camellia inclinó la cabeza. Sus dedos dentro de la mano de Jonás se curvaron en un puño
apretado.
— Su problema era muy específico.
— Su problema era potencialmente mortal y lo habría matado, — dijo Logan. — ¿Podrías al
menos echarle un vistazo a Mari por nosotros y decirnos si crees que puedes ayudarla? Ella tiene
un trastorno de coagulación que es extremo. Creemos que fue provocado por demasiada
exposición al Zenith de primera generación. Si no puedes ayudarla, no es diferente a todos los
médicos que han evaluado su condición hasta ahora.
Depende de ti, Camelia. Puedo sacarte de esto. Diles que lo harás cuando volvamos de
subir a la montaña. No te comprometas en absoluto. Dime que quieres hacer.
Jonás espero. Odiaba que la hubieran puesto en esta posición. Él se sintió como si casi
desde el primer momento en que se conocieron, él la hubiera puesto en una situación precaria tras
otra.
No me has puesto en ninguna situación en la que no escoger estar, Jonás.
Él supo el momento en que ella tomo su decisión de ir al otro complejo. El sedoso líquido
rosa brillante corrió por sus venas, calmando el púrpura oscuro y tornando los bordes ondulados
hacia atrás de manera que el fluido fluyó en la dirección en la que estaba destinado, aliviando la
tensión de su cuerpo.
Camelia suspiró.
— No sé cuánto tiempo tengo o si realmente puedo ayudar, pero no hará daño echarle un
vistazo.
Prefiero que estés conmigo, pero si tienes que salir ahora, me pondré al día.
Como el infierno que voy a dejarte.
— Podemos subir a la montaña más tarde si es necesario, Camellia. Sé que eres tan rápida
como yo. Hagamos esto si vamos a hacerlo.
Briony tuvo un pequeño hipo cuando su esposo y Logan se pusieron de pie
inmediatamente, claramente no queriendo darle tiempo a Camellia o a Jonás para retractarse de
su decisión.
No siento ninguna animosidad o peligro viniendo de esta gente, Jonás. Ellos no sienten
nada más que amistad hacia ti.
Jonás le envió a Kyle una mirada que significaba que sería mejor que tomara la decisión
correcta.
— ¿Vienes?
Kyle asintió.
— Jeff y yo trajimos un camión. Habitación para ti y Camellia. Nosotros podemos seguir a
Logan, pero tenemos que movernos. No queremos retrasarnos demasiado.
Jonás lo siguió por las escaleras, indicándole a Nicolas e Ian que estaban bien y que
estaban yendo con el Equipo Dos de buena gana.
—Cariño, realmente no tenías que hacer esto, — dijo Jonás mientras viajaban por el
sendero pedregoso. Las carreteras nunca resistían por mucho tiempo. Cada invierno, la nieve
destrozó cada camino que habían creado, por lo que habría baches y agujeros hasta que ellos los
arreglaran.
—Ella tiene hijos. — Camelia apoyó la cabeza en el hombro de Jonás y cerró los ojos.
Jonás estaba bien con eso.
— Camellia mencionó un muy buen punto. Nuestro equipo está dispuesto a enviar a
nuestras mujeres y niños al Equipo Dos para que los protejan por nosotros, y sin embargo
estamos actuando como si fueran el enemigo. Tenemos francotiradores sobre ellos, y cada vez
que estoy cerca de ellos, quiero destrozarlos.
Kyle golpeó el volante y miró a Jeff.
— Sí, ella tiene un punto. No puedo evitar ponerme un poco tenso alrededor ellos también,
pero no tengo ninguna idea de por qué o cuándo empezó a suceder.
—Tengo que estar de acuerdo, — dijo Jeff. — Es extraño actuar como si confiáramos en
ellos, pero no confiar realmente. Que yo sepa, no han hecho nada para ganarse nuestra
desconfianza.
Jonás deslizó la palma de su mano sobre el muslo de Camellia.
—Y esta cosa con Ryland y Lily. Rye le dijo cosas a Lily que uno de nosotros podría decir
porque somos idiotas con las mujeres, pero Ryland no lo es. No solo la comparó con Whitney una
vez, sino que lo hizo dos veces.
Kyle y Jeff jadearon.
— De ninguna manera, — protestó Jeff. — De ninguna manera él hizo eso.
—Algo no está bien, — Jonás concluyó.
Camelia conservó sus ojos cerrados.
— Alguien ha encontrado una manera de abrir una brecha entre todos. No tengo idea de
cómo, pero tu equipo parece estar infectado por eso. El equipo Dos no lo está.
Se hizo silencio en el camión. Jonás suspiró primero.
— Ryland está planeando trasladar a nuestras familias al recinto del Equipo Dos por
seguridad. Las tropas que vienen hacia nosotros no están mejoradas. Son mercenarios
contratados por el conglomerado. Solamente los líderes lo están. Ya que mi mujer probablemente
tiene razón sobre sus sospechas, y es posible que se haya hecho algo para tratar de enfrentarnos
los unos a los otros, voy a enviar un mensaje de texto a Ryland sobre la posibilidad y sugeriré de
la mejor manera posible que la situación entre él y Lily puede haberse desarrollado debido a esto
mismo.
Jeff tomo una respiración.
— Podría hacer que te maten, hermano.
—Podrías repensar esa última parte, — Kyle agrego.
—Rye quería una fuerza de avanzada para acabar con los líderes mejorados antes que las
tropas llegaran al complejo. — Jonás se encogió de hombros, tratando de sonar casual como
envió de un texto. — Es posible que nunca consiga la oportunidad de gritarme.
— ¿Por fuerza de avanzada, te refieres a ti, Kyle, Jeff y a mí? — Camelia preguntó con una
leve sonrisa.
—Un par de otros podrían venir con nosotros, — Jonás acordó.
— Entonces nos enfrentaremos a la fuerza más grande con ambos equipos.
—Eso requerirá algo de coordinación en el campo de batalla, — Kyle dijo. — La señal es
irregular en el mejor de los casos en la montaña. Tú lo sabes, Jonás. No importa qué tan bien
trabajemos en equipo, simplemente no siempre obtenemos lo que queremos. No todos son
telepáticos en ambos equipos. Crear puentes para todos requiere tremenda energía, y a veces
eso falla.
— Jonás y yo podemos manejar la comunicación para todos, — dijo Camellia sin abrir los
ojos.
¿Podemos? ¿Para todo el mundo? ¿Incluso el Equipo Dos?
Iba a tener que sentar a su mujer y averiguar exactamente lo que podían hacer.
Claramente, se estaba perdiendo la aplicación de grandes habilidades. ¿Todos ellos?
Su suave risa burbujeó. Llegando a él. Llegando a Kyle y a Jeff también. Ambos hombres la
miraron. Kyle casi se sale del camino.
— ¿Cómo puedes hacer eso? — preguntó Jeff. — No estoy dudando de ti, Camelia. No
dudaría de ti si me dijeras que puedes caminar sobre el agua. No puedes, ¿verdad?
—No lo he intentado. Nunca se me ocurrió que podría hundirme.
La diversión impregnaba su voz, invitando a todos a compartir su risa.
Jonás noto que el calor florecía entre ellos. Alegría extendiéndose Cuándo él no había
conocido la alegría desde que sus padres habían fallecido. En medio de un lío, Camellia todavía
encontraba una manera de compartir el humor. El estado de ánimo en el camión se aligeró
considerablemente. Se dio cuenta varias veces, cuando las mejoras casi incontrolables lo habían
superado, lo que solía llevarle horas de aislamiento para reprimir, ella lo había manejado con
aparente facilidad. Esa realización lo puso serio.
Había mucho que amar de Camellia. Jonás era como su padre, un hombre intensamente
apasionado que se entregaría por completo a una mujer. Él sería leal y ferozmente protector de
ella y su familia. Whitney había amplificado esos rasgos de entonces mucho más, mejorándolos
hasta el punto de rozar la obsesión. Si su padre hubiera estado tan fuera de control que no se
había detenido a pensar en el hijo que lo necesitaría después de la pérdida de su madre, ¿qué
haría Jonás si perdiera a Camellia bajo circunstancias similares? En el pasado, él ya había
probado que podía ser un monstruo.
Detente. La calidez de Camellia se deslizó en su mente. La especie que Whitney hizo parte
de ti no es del todo mala. Tienen rasgos maravillosos, Jonás, y tú nunca piensas en los buenos
rasgos.
Jonás coloco su mano sobre la suya y presiono su palma dentro del músculo de su muslo.
Solo había estado pensando en cómo Camellia no se veía a sí misma como era, persistiendo en
creer que era muy dura e implacable, sin embargo, iban de camino a ver a Marigold, la mujer que
más daño le había hecho en el mundo.
Jonás sabía sin lugar a dudas que Camellia la ayudaría si podía. Sabía que iría en su
ayuda tarde o temprano. Él había querido ahorrarle a Camellia el dolor de ver a Mari, pero sabía
que no podía. Camellia iría porque Marigold estaba sufriendo y la necesitaba. Él vio esa lealtad y
compasión en ella tan claramente, pero ella no lo hacía. ¿Estaba ella viendo algo en él que él no
veía?
Cerró sus dedos alrededor de los de ella, enjaulando su mano, deseando haber tenido más
tiempo para estar a solas. Necesitaba revelarle todo. Contra más tiempo estaban juntos y cuanto
más conocía su carácter, más seguro estaba que estaban destinados a estar juntos y que lo
habían estado incluso antes que Whitney los emparejara. Antes.
Después. Oyó su risa ahogada. Al principio pensó que era en voz alta, pero luego se dio
cuenta de que ella se había reído sólo por él. En su mente.
Tú no tienes todos los hechos.
Simplemente empujar la declaración en su mente sonaba melodramático. Ella inclino su
cabeza arriba, sus ojos se encontraron con los de él. Todo ese azul intenso mirándolo. La risa se
desvaneció, y estaba mirando algo completamente diferente. Otra emoción que nunca había visto
en los ojos de una mujer cuando lo miraba. Su estómago se hundió. Ella tenía la habilidad de
arrancarle el corazón.
—Vamos a la casa ahora, Jonás, — Kyle anuncio.
Jonás se llevó la mano a la boca y le besó los nudillos.
— Larga caída, cariño, — murmuró, concediendo. Si el amor fuera una batalla, él habría
perdido esa guerra antes de que hubiera comenzado.
Su mirada se suavizo incluso más. Él no tuvo que explicarle nada. Ella lo entendía
probablemente mejor de lo que él se entendía a sí mismo.
Kyle dio la vuelta y estaciono la camioneta, con el morro afuera, detrás de la camioneta e
Jack Norton, asegurándose de tener suficiente espacio para salir rápidamente. Jonás no hizo
ningún movimiento para salir del asiento trasero con Camelia, hasta que ambos, Jeff y Kyle
estaban afuera y esperándolos.
—Quédate cerca de mí, Camelia. No dejes que te desvíen por ninguna razón, — advirtió
mientras la ayudaba a bajar del vehículo.
—Pensé que confiaban los unos en los otros. Acabamos de hablar de esto. Dijiste que
siempre han sido tus amigos, Jonás —le recordó.
Jonás le pasó brazo por el cuello y se inclinó para poner sus labios en su oído.
— Nosotros lo somos. Lo dije, — él corrigió.
— Hasta esto. No quiero que ninguno de ellos hable de ti, ni lo que puedes hacer a alguna
persona por encima de ellos. Me gusta Logan, pero no sé qué tan independiente elige ser de su
comandante. Yo no quiero tomar riegos contigo.
Camelia asintió.
— Lo entiendo, Jonás. Tendré mucho cuidado.
Comenzaron a subir los escalones de la casa donde Logan, Jack y Briony esperaban.
Marigold te traicionó una vez, Camellia. Tienes que esperar que lo haga de nuevo. Lo que
ella recuerde o pueda entender sobre lo que hiciste para ayudarla, se lo contará a su equipo.
Jonás la vio parpadear rápidamente, esas pestañas oscuras que eran muy ligeras, largas y
curvadas hacia arriba en los extremos. Odiaba recordárselo, pero sabía que en el momento en
que viera a Marigold en un estado vulnerable, ese punto blando dentro de ella entraría en acción,
y haría todo lo posible para ayudarla. Él necesitaba que ella fuera cautelosa mientras lo hacía.
Logan se hizo a un lado para permitirles ir a través de la puerta.
Jack y Briony abrieron el camino.
Jeff entró primero.
Ken está en la casa, pero nadie más. Ni siquiera los niños.
Ken es el marido de Marigold, le recordó Jonás a Camellia. Ellos siguieron a Jeff, con Kyle
detrás de ellos.
Marigold estaba sentada en una cama muy grande, su mirada chocolate oscuro fija en la
puerta. Tenía el cabello platinado y dorado como su hermana, Briony. Estaba corto, mientras que
antes lo había usado más largo. Su cara era más delgada, su piel pálida, casi gris. Ella siempre
había sido una soldado confiada, dirigiendo misiones cuando tenía doce años. Ahora, parecía
cualquier cosa menos confiada.
Jonás sabía todo sobre ella. Se había propuesto saber después de las cosas que Camellia
le dijo. Le había pedido a Gator que Flame, la esposa de Gator y una mujer talentosa en la
computadora, reuniera todo lo que pudiera de Marigold y se lo enviara a su teléfono tan pronto
como fuera posible. Había leído cada palabra. La mujer era una soldado, sin duda, aunque ahora
no lo pareciera.
Marigold tenía fama de ser una excelente francotiradora. Pero en ese momento, le
temblaban las manos y retorcía los dedos hasta que Ken Norton, que estaba sentado en el borde
de la cama, puso su mano grande sobre las de ella para cubrir el movimiento ansioso. Mari podía
controlar la maquinaria telepáticamente, por lo que era fuerte mentalmente. Parecía al borde de
las lágrimas, una mujer desgastada por meses, si no, años de lucha.
—Ella vino, Mari, — dijo Briony en voz baja. — Con suerte, puede ayudarte. Solo va a
echar un vistazo y ver.
—Cami. — Marigold respiró su apodo más que lo pronunció. — Nunca pensé que vendrías
después de lo que hice.
Camellia agitó la mano como si descartara el pasado. Ella caminó rápidamente al otro lado
de la habitación, extendiendo su mano hacia Ken.
— Soy Camellia Mist. Nos perdimos conocernos hace unos años atrás. Gracias por lo que
hiciste. Sacarnos de ese lugar infernal. Ciertamente espero poder ayudar. Déjame darle una
mirada. Tendré que ponerte las manos encima, Mari. Jonás también tendrá que hacerlo. ¿Te
duele que te toquen?
Había moretones por toda la piel de Marigold. Marigold no había apartado los ojos de
Camellia. Ella sacudió su cabeza.
— No importa. Haz cualquier cosa que tengas que hacer. Ya ni siquiera puedo sostener a
mis bebés, Cami. No puedo abrazarlos cuando lloran. No puedo alimentarlos. — Las lágrimas
brotaron. — Prometí que no lloraría si venias. No quiero presionarte. Nadie me ha podido ayudar.
Si este es mi castigo por lo que le pasó a Ivy...
—Basta, Mari, — dijo Camellia con decisión. — Whitney es el responsable de lo que
sucedió con Ivy. No tú. Ni yo. Whitney.
Jonás sabía que la caída larga se alargaba. Él la amaba. No había vuelta atrás. Amar a
alguien se basaba en quiénes eran. Su carácter. Los rasgos que los hacían quienes eran.
Admiraba y respetaba a Camellia Mist cuanto más tiempo pasaba con ella, no solo en su mente,
donde podía ver cómo pensaba, sino por la forma en que se conducía a sí misma y la forma en
que trataba a otras personas.
—Han probado todas las terapias disponibles para la enfermedad de von Willebrand, —
Ken ofreció voluntariamente. —Ninguna de ellas ha funcionado. La diagnosticaron con VWD tipo
3, dijeron que era rara y que no podían curarlo. — Empujó una mano a través de su cabello. —
Lily se ha quedado con nosotros, haciendo todo lo que podía. Ella fue la que envió un mensaje a
los otros equipos, pidiendo que enviaran uno de sus curanderos. Cuando Tansy llamó a Briony y
le dijo que había una posibilidad de que pudieras ser capaz de ayudarnos, lo agarramos con
ambas manos.
Camelia asintió como si entendiera.
— No lo sabré hasta que vea lo que está pasando. Por favor, no creas que soy un hacedor
de milagros, porque no lo soy. Jonás, tendrás que pararte al otro lado de la cama. ¿Kyle?
necesitaré una botella de agua y una tela de alguno tipo. Jeff, puede que necesites lo mismo para
Jonás. El resto de ustedes, esto podría llevar algo de tiempo si puedo ayudar. Si no puedo,
debería saber bastante rápido.
Jack reunió las cosas que ella pidió y se las dio a Kyle y a Jeff. Camellia respiró hondo y
miró a Jonás al otro lado de la cama. Por primera vez, se dio cuenta de que ella no había mirado
realmente los ojos de Marigold.
¿Estás bien, bebé?
No seas amable conmigo. No puedo desmoronarme. Esto es mucho más difícil de lo que
esperaba. Parece como si estuviera a las puertas de la muerte. Es malo, Jonás. Lo que sea que
esté pasando dentro de su cuerpo, es malo. Todo este tiempo, he estado a solo unas millas de
distancia, guardando resentimiento, y ella ha estado muriendo lentamente, pulgada por pulgada.
Apretó los dientes. Estaba avergonzada y sintiéndose culpable, no herida y enojado con
Marigold. Debería haber sabido que esa sería su reacción cuando Mari estaba muy enferma.
Camellia tenía ese enorme punto débil que necesitaba proteger.
Estoy mirando a la muerte, ambos lo hacemos. Tenía tanto que decirle. Si hubiera dejado ir
el dolor y hubiera bajado de la montaña, habría sido capaz para hablar con ella. Decirle cosas.
Decirle que la amo. Que nada más importa realmente.
Ella hizo que le doliera el corazón. Ella también lo hizo sentir tan malditamente orgulloso.
Está bien, cariño, acabemos con esto. Ella no va a morir. Toma un respiro y veamos qué
hizo Whitney con su droga basura.
Deliberadamente, el trajo su némesis para estabilizarla.
Camellia cuadró los hombros y asintió hacia él.
— Está bien, Mari, ¿Por qué no te acuestas y te pones cómoda? Ambos descansaremos
nuestras manos muy suavemente en tus brazos. Con suerte eso no te dolerá.
Ken se puso de pie para ayudar a su esposa a acostarse. Él fue muy gentil, pero era obvio,
que incluso con sus manos tocándola alrededor de su cintura, moviéndola hacia abajo a lo largo
del colchón con cuidado, todavía le dolía. Era estoica, mirando a los ojos de Ken y haciendo todo
lo posible para sonreírle, pero había dolor grabado en su rostro, lo supiera o no. El amor absoluto
estaba en el rostro cicatrizado de Ken, tanto amor que solo verlo hizo que Jonás sintiera que se
había entrometido en algo profundamente íntimo. Rápidamente desvió la mirada y fijó su mirada
en Camellia.
Esperaba por Dios que Camellia pudiera ayudar a Marigold. Porque si ella no podía, no
había duda en su mente de que Mari iba a morir. Ken era bien consciente de eso. Jack y Briony lo
sabían también. Al igual que Logan y probablemente todos en el Equipo Dos. No era de extrañar
que Briony hubiera hecho su súplica apasionada. Camellia era su última oportunidad. Tansy había
llamado Briony a pesar de la directiva de Kaden de no hacerlo porque sabía que Marigold estaba
moribunda.
Jonás ya no estaba seguro de si las cosas eran blancas o negras. Las líneas estaban
borrosas. Cada una de las mujeres había hecho cosas que ninguna de ellas habría elegido hacer
porque iba en contra de lo que los hombres consideraban correcto. Las mujeres tomaban sus
decisiones parcialmente basadas en la compasión. Diablos, tal vez totalmente basadas en la
compasión.
Jonás. Te necesito conmigo.
La suave llamada de Camellia atrajo toda su atención hacia ella. Ella estaba asustada de lo
que iba a encontrar. Él asintió con la cabeza, y Camelia coloco las palmas muy suavemente sobre
la piel de Marigold. Jonás no necesitaba poner sus manos sobre la mujer. La reacción del cuerpo
de Camellia fue tan fuerte que sintió la explosión de productos químicos estallando a través de
ella. Un millón de neuronas reaccionaron a lo que sentía como un archienemigo mientras
conectaba el cuerpo de Mari con el suyo a través de las almohadillas de sus dedos y los poros de
su piel. La sacudida fue tan fuerte que se tambaleó, su cuerpo incapaz de soportar la cantidad de
adrenalina y armas que estaban reuniéndose para luchar contra la guerra molecular que tenía
lugar en el cuerpo de Mari. Ya el cuerpo de Camellia estaba formando los antioxidantes y las
proteínas necesarias de las que Marigold carecía en sus células para proporcionar una
coagulación normal.
Kyle la agarró por la cintura y se paró detrás de ella, permitiéndole apoyarse en él. Briony
jadeó y se tapó la boca. Al lado de Jonás, Jeff hizo un gesto con la mano hacia la puerta,
indicándole claramente a Briony que se fuera, que saliera de la habitación si no podía estar
callada. Camellia requería cada pedacito de concentración que posiblemente podría reunir. No
podía haber distracciones. Jack puso sus brazos alrededor de Briony para estabilizarla y se apoyó
contra la pared. Solo entonces Jonás puso sus manos sobre su paciente.
Estaba más preparado para lo que vio después de la sacudida que sintió cuándo Camellia
se conectó con Mari. Su visión cambió dramáticamente, al igual que lo hacía cuando llamaba los
ojos de un águila o un lobo. Esta vez, su visión de sanador fue más aguda que con Kaden. El calor
seguía siendo candente y plateado cuando miró el cuerpo de Mari, pero supuso que eso le
permitiría penetrar a través de la piel para ver los órganos en el interior.
Sus manos no poseían la sensibilidad superficial de las de Camellia, pero los poros de las
yemas de los dedos y las palmas derramaron un líquido transparente en los poros de Mari, y en el
momento en que eso sucedió, su venas y arterias, ya conectados con Camellia, estaban unidas a
las de Marigold, había sangre en todas las partes en las que no debería haber. Sus órganos
internos goteaban sangre como grifos con fugas.
Jonás se maravilló de la vasta red de neuronas en forma de estrella que pulsaban con
energía e información por todo su cuerpo. Había tantas de ellas, galaxias de ellas.
En algún lugar alrededor de ochenta y seis mil millones, murmuró Camellia distraídamente.
Sus ojos eran de plata pura, el azul se había ido. Busque algo que parezca apagado en color. No
estaría en su sangre. Se esconderá en su medula ósea, donde se produce la sangre.
Todo parecía apagado en color para él. ¿Su médula ósea? ¿De qué demonios Camellia
estaba hablando? Dirigió su peculiar visión a la medula de Marigold para inspeccionarla, aunque
nunca había mirado la medula ósea de nadie. Él no era médico. No tenía aspiraciones de ser
médico.
Piensa en la médula ósea como una fábrica, Jonás. Necesitamos glóbulos rojos, glóbulos
blancos, plaquetas y plasma. La médula ósea es donde se produce. Algo anda mal con las
plaquetas de Marigold, con el proceso de coagulación. Si desarrolló la enfermedad de Von
Willebrand a partir de utilizar el Zenit, entonces el daño tendría que estar en la medula ósea.
Ella estaba reflexionando en voz alta, como lo hacía. Bueno, no en voz alta, solo para él,
pero estaba hablando consigo misma realmente, descifrando, tratando de averiguar qué estaba
mal. Él permaneció en silencio, permitiéndole utilizarlo como caja de resonancia. Él no pudo
ayudarla, pero comenzó a escanear la médula ósea con la esperanza de ver algo que pudiera
tener un color extraño. No tenía muchas esperanzas de lograrlo, considerando que todo le parecía
extraño, pero siguió buscando, decidido a tratar de ser de alguna ayuda.
Jonás, mira este lío. Es como si un ejército la estuviera atacando. U hubiera estallado una
bomba. Esto no es cáncer. Es una reacción al Zenit. Puedes ver dónde empieza, y luego
simplemente crece.
— ¿De dónde obtiene su nutrición para crecer hasta este punto? —ella definitivamente
estaba hablando para sí misma, sin darse cuenta de que era un discurso en voz alta. — ¿Qué te
alimenta?
Jonás miró hacia su audiencia y negó con la cabeza rápidamente, advirtiéndoles que no
hablaran o se movieran. Camellia estaba al borde de un descubrimiento. Él lo sintió. Había un
chisporroteo peculiar a lo largo de sus venas, como un cosquilleo en el aire antes de que cayera
un rayo. Marigold no movió ni un músculo, pero él sabía que ella también era consciente de que
Camellia estaba en la cúspide de un trascendental descubrimiento.
— Eso no importa en este momento, Camellia, ¿verdad? — Camelia se reprendió a sí
misma, todavía hablando en voz alta. — Tenemos que encontrar la fuente. Está aquí, en algún
lado.
Luego volvió a su interior, volviendo esa mirada plateada hacia la masa de células rojas de
aspecto esponjoso en el centro de los huesos de Mari, inspeccionándolas con cuidado, buscando
si podía vislumbrar el daño que el Zenith había dejado atrás.
Marigold siempre tuvo un sistema inmunológico fuerte en el pasado, Jonás. La enfermedad
de Von willebrand es causada por una deficiencia en el factor Von willebrand, que es una proteína
grande hecha de múltiples subunidades.
Jonás estaba asombrado por la forma en que funcionaba su mente. Ella lo estaba
descifrando, juntando las piezas del rompecabezas a un ritmo rápido cuando él habría vuelto al
paso uno. Sin embargo, sintió la necesidad de ayudarla. También podía ver las chispas en los
bordes de las neuronas de Mari, como si esas naves estelares fueron acelerando sus motores,
entusiastas por unirse a la pelea por la vida de Marigold.
—El VWF es necesario para unirse al factor de coagulación ocho en la sangre. Eso es lo
que lo protege de ser descompuesto. Tienes que tener eso. También es necesario para ayudar a
que las plaquetas se unan al interior de los vasos sanguíneos lesionados. — Camellia frunció el
ceño cuando ella miraba fijamente el cuerpo de Mary.
No hay ataduras que pueda ver.
Exactamente. Tiene poco o casi nada de VWF para unirse al factor de coagulación ocho,
que ella necesita desesperadamente. Está sangrando en sus articulaciones, su estómago, en
todas partes, porque no puede formar un coágulo.
A Jonás no le gustó cómo sonaba eso. O su tono. Camelia sonaba cansada ya y
desanimada. Cuando miró a Marigold, encontró su condición abrumadora, y él no la conocía. No
podía imaginar cómo debía ser para Camellia cuando la mujer significaba algo para ella.
Cariño, mírame. Ahora mismo. Mírame. Mírame, nada más. Ni a Mari, solo a mí.
Camellia levantó de mala gana su mirada hacia la de él. Sus ojos eran de plata pura debajo
de esas largas pestañas oscuras.
Una pequeña sección a la vez. Solo una pieza. No intentes mirarla como un todo. Estás
dejando que el hecho de que la conoces te afecte. Estoy aquí contigo. Puedes hacerlo. Derramó
confianza absoluta en su voz porque, a pesar del desorden que era el interior de Marigold, él creía
en las habilidades de Camellia.
Su lengua tocó su labio superior, y luego le dio una leve sonrisa y asintió con la cabeza.
Una vez más, ella volvió su atención hacia la medula ósea de Mari.
Todo correcto. Tenemos esto Red, tenemos mucho trabajo por hacer.
Una vez más, Jonás quiso hacer preguntas, pero se mantuvo en silencio. Whitney
ciertamente debe haberle dado a Camellia una buena dosis de la planta. Sabía que también tenía
que tener algo de la planta en él para poder conectarse con ella en un nivel tan molecular, pero no
era nada comparado con lo que Camelia tenía. Era extraordinaria en lo que estaba haciendo.
Primero se concentró en la médula ósea de la columna. Ella tenía ese pequeño ceño
fruncido en su rostro, y comenzó por apuntar de inmediato a una diminuta célula que apenas
había notado entre todas las otras células. Era de un color verde putrefacto, y parecía estar unida
a casi todas las células que podía ver. Él pensó que pertenecía porque había muchas de ellas.
Nidos de ellas.
¿Qué es eso?
Creo que el Zenit dejo esto atrás y se está multiplicando.
Él sabía que ella no le estaba prestando atención. Camelia estaba totalmente consumida
por lo que estaba haciendo. Ahora que sabía que esas células verdes no deberían estar allí, las
estudió. Parecían ser una especie invasora, muy diminutas, una sanguijuela adhiriéndose para
alimentarse. Ella tomó fuera los nidos primero, destruyéndolos con pulsos eléctricos enviados
desde las naves estelares, las neuronas con los brazos extendidos se regaron por todo el cuerpo
de Marigold.
Yo puedo ayudar con eso. Jonás la había visto manejar las neuronas antes.
Puede que no fuera bueno en gran parte de la curación, pero había jugado videojuegos, y
podía disparar descargas eléctricas en los objetivos más grandes y eliminarlos. Los objetivos más
grandes eran diminutos, pero no como las células individuales, unidas a las irregulares que Mari
obviamente necesitaba. No iba a correr el riesgo de destruirlas. Se las dejaría a Camelia para que
refinara sus habilidades superiores.
Eso nos ahorrará tiempo.
Ella no le preguntó si pensaba que realmente podía destruir las células sin dañar a
Marigold. Ella actuó como si estuviera segura de que él podría ayudarla. Ella ni siquiera miró para
ver lo que estaba haciendo cuando comenzó a ir tras las células individuales unidas a las células
de aspecto irregular.
¿Qué son esas?
Este es un linfocito, el más redondo que parece tener múltiples células adentro es un
neutrófilo, y el tercero que tiene forma de frijol es un monocito. Básicamente, son glóbulos blancos
y son necesarios en el sistema inmunológico. Combaten bacterias, virus, hongos, cualquier cosa
invasora en nuestros sistemas. Esta cosa con sanguijuelas está cortando toda ayuda al sistema
de Mari antes de que ella tenga la oportunidad de incluso tratar de luchar contra ella.
Jonás se concentró en destruir los nidos de células verdes que intentaban esconderse entre
los campos de células rojas, blancas y amarillas. Los nidos eran tan diminutos que realmente tuvo
que buscarlos. Aprendió a mirar con ese velo de plata que era tan extraño para él. No podía
pensar en nada más que enviar pulsos eléctricos a lo largo de la espiga larga de la neurona y
hacia la sinapsis. Él podía ver el salto proporcionado por Red aumentando el pulso a medida que
saltaba a la siguiente neurona y chisporroteaba por el brazo extendido saltando de sinapsis a
neurona hasta que guio su misil directamente hacia el centro del putrefacto nido verde. No tenía
idea del paso del tiempo, su completa concentración en los pulsos eléctricos y la avalancha de
productos químicos que luchaban por salvar a Marigold.
—Su temperatura va a comenzar a elevarse, — informó Camellia a los otros en su voz
distante. — Van a necesitar estar preparados para bajarla. Ese es su cuerpo tratando de luchar de
nuevo.
Hubo movimiento en la habitación a su alrededor, pero Jonás no levantó la vista de su
trabajo, ahora decidido a descubrir cada uno de los campamentos enemigos. Que era cómo él
miraba a esos nidos adjuntándose a los glóbulos rojos y blancos o a las plaquetas, ya que eran
asesinos furtivos, atacando al amparo de la oscuridad. Él y su mujer los encontrarían y los
destruirían. Cada uno. Pero como estaba descubriendo él mismo, el esfuerzo tomaba tremenda
energía.
Camellia se tambaleó hacia atrás y se habría derrumbado en el suelo si Kyle no la hubiese
cogido. Él la ayudó a sentarse, entregándole la botella de agua. Ella la tomó con manos
temblorosas y se la acercó a la boca. Algo de agua se derramó, y Kyle la ayudó a sostenerlo.
Hubo un silencio mientras limpiaba lo que parecían ser gotas de sudor de su rostro.
Jonás se sentó en el piso, su espalda contra el muro, sus ojos en su mujer, tan tembloroso
como ella estaba.
— Tenemos un largo camino que recorrer ¿no? — pregunto suavemente.
Ella asintió y echó la cabeza hacia atrás, cerrando los ojos con cansancio.
— Tenemos que entrar en cada parte de la médula ósea que produce las células
sanguíneas activas. Esta materia es terriblemente invasiva y algo la está alimentando. Se
reproduce muy rápido.
— ¿Qué es? — preguntó Logan. — ¿Tenía razón Lily? ¿Sucedió esto por exposición
prolongada al Zenith?
Camelia suspiró.
— No lo sé con certeza. Intentaré conseguirle una muestra de con lo que ha estado lidiando
Mari. Ella podría ser capaz de decirlo por eso, pero por ahora, sólo quiero dormir por unos
minutos.
Jonás deseó estar sentado a su lado.
— La médula ósea de Marigold está comprometida, — explicó para que Camellia no tuviera
que hacer el esfuerzo. Hay una especie de sustancia verde que ataca sus glóbulos sanos. Lo que
significa que tenemos que revisar toda su médula, cada hueso. Hasta ahora, solo hemos logrado
despejar la columna.
Jack y Briony se miraron, ambos frunciendo el ceño.
— ¿Cómo tiene sentido eso? Le revisaron su médula ósea, — Jack dijo. — Regresaron y
nos dijeron que ella tenía un problema de coagulación, pero nadie dijo que tuviera algún tipo de
células extraterrestres en su médula.
—No sé qué decirte, Jack, — dijo Jonás. Le dolían los brazos como si hubiera peleado una
batalla sosteniendo un cañón. Era extraño sentirse tan completamente desgastado cuando en
realidad no había usado la fuerza física. — La invasión fue muy real y bastante enorme. — Cerró
los ojos también, levantando la botella de agua que Jeff le había llevado a la boca. — Te diré que
me pareció que esas cosas verdes se escondían. Tal vez no pudieron verlas.
¿Cosa verde? La voz de Camellia se deslizó en su mente. Amable. Bromista. Tan científico
de tu parte.
Eres buena para mí. Porque todo lo que quería hacer era sonreír.
Levantó la mano, los dedos presionando contra sus labios para ocultar su sonrisa, pero
cuando levantó esas largas pestañas y lo miró, sus ojos se mantuvieron llenos de risa.
Lo sé. Ella estaba bromeando con él. Esa larga caída se estaba haciendo más larga.
Cayendo más profundo. Estaba en esto por un largo tiempo. Todo el camino.
Whitney nos emparejó. Luego nos dosificó a ambos con la Middlemist y para colmo, agrego
la red subterránea, el hongo.
Um, primero, ella prefiere que la llamen Red. Y ella siempre es la primera. Ella tiene un
poco de ego por una buena razón. Nunca pongas encima la red subterránea de ella. Podría
provocarte un cortocircuito por un tiempo. Y sí, también nos emparejó.
Estamos conectados de tres maneras. Él dijo eso con gran satisfacción.
Supongo que podrías decir eso, aunque no sé por qué estás hinchando tu pecho y
poniéndome todo macho al respecto.
Eso significa que no puedes escapar. Y que podre encontrarte en cualquier lugar.
Ella se quedó en silencio durante mucho tiempo, pero sus ojos, azul plateado vagaron
sobre su rostro con cuidado, examinando cada pulgada de eso.
No espero que me des una razón para huir. Los otros en tu equipo tal vez. Los que están
por encima de ti en rango, pero nunca tú.
Él aprecio la tranquila confianza en su voz. Miró su reloj. Ya había pasado el tiempo en que
deberían haber comenzado a subir la montaña para interceptar al ejército que venía hacia ellos.
No puedo hacer esto con éxito sin ti. Esta vez había un indicio de pánico en su voz.
Puedes, pero no tienes que hacerlo. Me quedo contigo. No es que este ejército vaya a
llegar aquí antes de que lleguemos a ellos. Vertió honestidad en su tono.
—Jonás, está empezando a tener fiebre, — dijo Ken.
—Eso era de esperar, — admitió Jonás. — Camellia te advirtió que podría suceder.
Continúa refrescándola con un paño frío y hielo. Kyle está aquí, puede aconsejarte si empieza a
subir demasiado alto.
Briony se retorció las manos.
— ¿Crees que puedes detener esto? ¿Al menos mantenerla con vida?
Jonás no estaba seguro de que la forma en que Mari había estado viviendo valiera la pena.
Él no querría vivir sus días sufriendo como lo había hecho Marigold. Si no podían detener lo que
estaba pasando con ella, entonces ¿cuál era el punto de mantenerla viva? No le hizo esa pregunta
a Briony. Supuso que ella no le daría la bienvenida.
—No lo sé, Briony. Si se puede hacer, Camellia lo hará, pero no es una tarea fácil. De
hecho, es francamente desalentador. Sea lo que sea esta basura, parece como una invasión
alienígena. Si el resto de sus huesos están como su columna vertebral, no veo cómo quienquiera
que haya leído el escáner de médula ósea podría haberlo pasado por alto. Había cientos de nidos
de estas cosas. De acuerdo, los que sacamos eran pequeños, pero había muchos. Prácticamente
todas las células tenían una de las pequeñas sanguijuelas invasores adjunta a ellas. De todos
modos, sacarlas sin perjudicar las células no es poca cosa. Lleva tiempo, y no sabemos qué tan
rápido estas cosas pueden reproducirse exactamente. También es agotador.
—Y tienes que estar en otro lado, — Logan dijo. — Después, ¿podemos llevarte a la cima
de la montaña en helicóptero? ¿Ayudaría eso a ahorrar tiempo?
Jonás lo consideró.
— Depende de dónde estén sus exploradores. Tan pronto como terminemos aquí, Logan,
limpiaremos, comeremos y descansaremos mientras averiguo que tan avanzados están los
exploradores, y luego veremos si podemos salirnos con la nuestra en un paseo en helicóptero.
Logan asintió.
— Suena bien para mí.
Los ojos de Camellia estaban muy abiertos, mirando a los de Jonás.
— Hagámoslo entonces, Jonás.
Kyle se puso de pie y extendió una mano para ayudarla a levantarse.
— Esta vez, conéctame para que sepa lo que estás haciendo.
Ella inclino su cabeza hacia atrás para mirarlo.
— Lo tienes.
— Estoy totalmente a favor de eso, — dijo Jeff.
Ella asintió.
A Jonás le gustaba que ella aceptara a sus amigos, los que él consideraba familia.

CAPÍTULO 16

— ¿Estás dispuesta a esto, Cami? — preguntó Kyle, dándole un codazo. — Creo que
deberías utilizar la niebla azul, con matices púrpuras. Hazlo realmente espeluznante. La noche
está comenzando a establecerse. ¿Puedes agregar luces parpadeantes, como luciérnagas solo
que más grandes?
— ¿Luciérnagas? — Jeff soltó un resoplido de burla. — No tienes imaginación, Kyle.
Dragones, Camelia. Piensa en grande, me gustan los dragones. Dragones escupe fuego. Los
dragones no tienen que ser grandes, solo el concepto de ellos, viniendo de la niebla y lloviendo
fuego sobre los bastardos. Me gustaría eso. — le sonrió Kyle y cruzó los brazos sobre su pecho
fornido.
Eran como dos niños pequeños tratando de superarse el uno al otro.
— Ustedes dos. Se supone que solo debo esparcir una niebla a través de la montaña
lentamente, sin atrapar a alguien en ella. Los exploradores pueden atravesar las líneas ahora
mismo. Vamos tras los líderes. Eso significa que tenemos que colarnos en sus filas. El banco de
niebla ayudará con eso.
—No, nosotros, — dijo Jonás con decisión. — Te vas a quedar aquí, Camellia. Estás
dirigiendo todo desde nuestro puesto de mando aquí mismo.
Ella hizo una mueca a sus espaldas.
— Ciertamente puedes sonar mandón cuando quieres. No dijiste nada sobre dejarme atrás
cuando hablamos de nuestra asociación.
Jonás elevo una ceja.
— Estoy seguro de que lo hice.
Sonaba demasiado inocente, tanto, que Jeff y Kyle estallaron en risa. Camellia no sonrió;
ella solo siguió mirándolo. Ella se negó a dejarse encantar por él. No importaba lo duro y fuerte
que se veía sentado en su porche en su jardín. O que, rodeado por Camelias rojas de Middlemist
en flor, se las arreglara para parecer más resistente que nunca, lo que lo hacía más atractivo. Su
actitud mandona ciertamente no lo hacía atractivo.
Jonás se encogió de hombros.
— Te necesito aquí, cariño. Este es el puesto de mando perfecto.
—Entonces te quedas aquí, yo iré con Kyle y Jeff y encontraré a los líderes de estos
soldados. Gris y Azul me responden mejor. Puedo entender su lenguaje peculiar. Estoy
acostumbrada a la forma en que se comunican. Lo mismo con los lobos.
No apartó la mirada de Jonás, ni siquiera cuando escuchó a Jeff dar un pequeño resoplido
de pura burla. Ella lo iba a patear fuerte en las espinillas a la primera oportunidad que tuviera. ¿De
qué lado estaba él, de todos modos?
—Hermoso lugar el que tienes aquí, Camellia, — dijo Kyle.
Estaba empezando a comprender que él era el pacificador. Él era sutil al respecto, pero
querían que se llevaran bien. Él además no quería que ella fuera con ellos, no si sabía que ella
estaría más segura allí mismo, en el jardín.
—Camelia, no tiene sentido que vayas. —Jonás usó su voz más gentil cuando ella estaba
segura de que solo quería ordenarle que se quedara atrás. —Puedo entender que quieras
establecer un puesto de mando cuando vamos a tener que enfrentarnos a un ejército, Jonás, pero
no ahora cuando os estáis escabullendo tras las líneas enemigas y necesitáis mi ayuda para
cubriros a todos. Esconderme en el jardín no tiene sentido, y lo sabes. Solo estás tratando de
mantenerme a salvo.
Camelia sabía que él no podía negarlo. Ella compartía su mente la mayor parte del tiempo.
Era virtualmente imposible para él esconder su motivación de ella.
Jonás suspiró.
— Me estás matando, Camelia. Los exploradores avanzados están al frente de las tropas.
Tenemos que permitirles pasar por delante de nosotros. Si no lo hacemos, los líderes estarán aún
más alerta de lo que ya están. Perdieron a los exploradores mejorados que enviaron a secuestrar
a Lily y Daniel. Lo que significa que tendremos enemigos delante y detrás de nosotros.
Dio un paso más cerca de él, viendo su verdadero miedo por ella en sus ojos. Sintiéndolo
en su mente. Todo lo que podía escuchar en ese momento eran los gritos de su madre. Corrió y
corrió para llegar a ella, tal como lo había hecho en sus pesadillas, una y otra vez a lo largo de los
años, y nunca logró llegar a tiempo.
Le enmarcó la cara con las manos.
— No puedo perderte, Camellia. No puedo.
Su voz estaba cruda por la emoción. No parecía importarle que Kyle y Jeff lo escucharan o
pudieran ver el amor absoluto que estaba tan claramente tallado en su expresión.
El corazón de Camellia se apretó con fuerza en su pecho. Estaba poniendo sus emociones
ahí afuera para que ella las viera. Para que sus amigos las vieran. Ella siempre fue tan cerrada.
Siempre temerosa de volver a lastimarse y, sin embargo, Jonás, que había sufrido tanto como ella,
estaba tan dispuesto a exponerse de nuevo.
Ella rozó sus labios con las yemas de los dedos, tratando de encontrar las palabras
adecuadas para hacerle comprender.
— Somos mucho más fuertes cuando estamos juntos, Jonás. No estás pensando con
claridad. Si me escondes en algún lugar que crees seguro, todo lo que vas a hacer es cuestionarte
a ti mismo. Sabes que lo harás. Vas a pensar que deberías haberme mantenido contigo.
Ella pudo ver que no era suficiente para convencerlo. En su mente eligió una imagen de
vides retorciéndose para fortalecerse. Las raíces de los árboles conectadas bajo tierra y formando
un sistema fuerte casi imposible de derrotar.
Cariño, susurró en voz baja, solo para él. Necesitamos estar juntos. Nosotros dos. Tal como
estábamos cuando curamos a Kaden y Marigold.
Jonás empujó su frente contra la de ella con un suave gemido de derrota. Sus manos se
deslizaron hacia sus brazos, los dedos se apretaron allí.
— ¿Que voy a hacer contigo, Camelia?
Sigue creyendo en nosotros dos.
Ella no podía decirlo en voz alta de la manera que ella quería. No con Kyle y Jeff justo ahí.
Quizás nunca. Ella levantó su mirada hacia la de él, queriendo que él viera lo que había en su
corazón. Ella ya lo amaba. No podía admitirlo ante él. Apenas podía admitírselo a sí misma. Ni
siquiera lo había compartido con Red, aunque estaba segura de que Red lo sabía.
Yo puedo hacer eso, susurró en su mente.
— ¿Ustedes dos terminaron con su argumento? — preguntó Jeff. —Porque fue realmente
patético en lo que respecta a los argumentos. Jonás, me decepcionas. Se supone que eres todo
un alfa rudo. Ella pestañea un par de veces, y tú simplemente caes a sus pies. ¿Qué clase de
ejemplo eres?
Kyle asintió solemnemente.
— Normalmente, no le prestó atención a Jeff. Él básicamente es un lunático. En este caso,
tengo que estar de acuerdo con él, Jonás. Incluso si al final ibas a ceder, deberías haber
aguantado un poco más.
Las ramas de la camelia roja de Middlemist se estremecieron y crujieron alrededor. Una
rama detrás de Jeff se echó hacia atrás y luego se precipitó hacia adelante como si un fuerte
viento lo empujara directamente a la parte posterior de su cabeza, donde las flores lo abofetearon.
Kyle recibió el mismo golpe de las flores de color rosa brillante. Los pétalos surcaron el aire,
volando a su alrededor.
—Qué demonios, — Jeff dijo, golpeando la rama. Fue demasiado rápida, volviendo a su
lugar y ondeando en la brisa tan inocentemente como siempre. Él observo el imponente arbusto
con sospecha. — ¿Qué fue eso exactamente, Camelia? ¿Le pusiste algún tipo de hechizo a esa
planta? ¿Algún maleficio? Las ilusiones no te golpean en la espalda.
—No seas tan bebé, Jeff, — respondió ella, soltando un pequeño resoplido de desdén. —
Estoy seguro de que el viento sopló un poco. ¿No lo sentiste? ¿Cómo pude haber causado que
las ramas se movieran así? Estaba... er... ocupada con otras cosas mucho más importantes.
— ¿Cómo qué? — Jeff exigió.
— Mirando los hermosos ojos de Jonás. ¿No crees que posee los ojos más hermosos del
mundo entero?
Vertió ensoñación en su tono. Fue realmente difícil no reírse cuando Jeff y Kyle
intercambiaron una mirada de disgusto.
—Saca tu cabeza fuera de tu... — Jeff empezó, luego se detuvo abruptamente cuándo
Jonás hizo un solo sonido de gruñido. — Fuera de las nubes, — corrigió Jeff. — ¿Estás
monitoreando cuando esos exploradores se están acercando? Tenemos que alertar nuestros
hermanos en el campo.
— Necesitamos saber si los exploradores que avanzan están mejorados, — dijo Jonás
poniéndose serio instantáneamente ahora que estaban hablando de su misión. — Crawley dijo
que solo los líderes del batallón estaban mejorados. Afirmó que no sabía sobre los exploradores, y
ninguna cantidad de preguntas cambió su respuesta.
Camellia se congelo, con una mano en el rostro de Jonás.
— Acabas de usar la palabra “batallón.” Eso implica de lejos un diferente número que
“tropas” Jonás. ¿Cuándo ibas a decirme que te enfrentabas a cien o doscientos hombres en lugar
de diez a veinte hombres? A lo sumo, pensé que cuarenta.
Jonás se miró las manos y luego volvió a mirarla a la cara.
— No se me ocurrió que esta gente enviaría un batallón tras nosotros, Camelia. Ni una vez
pensé eso. Dije “tropas” porque pensé que serían “tropas”. Consideré el mismo número que tú. Es
posible que hayas sacado esos números, justo fuera de mi cabeza. Cuando interrogamos a
Crawley, descubrimos que nos enfrentábamos a al menos un centenar de hombres, posiblemente
dos centenares, todos mercenarios contratados por Abrams y sus amigos banqueros. Abrams es
multimillonario. Tiene tanto mucho dinero que está enfermo. Él y sus amigos, todos ellos fueron a
la escuela con Whitney, formaron un conglomerado juntos. Probablemente sean uno de los más
influyentes conglomerados en el mundo. Ellos compran y venden gobiernos. Derriban presidentes.
Lo digo en el verdadero sentido de la palabra. A estas alturas, tienen tal sentido de derecho, que
piensan que son imparables.
—Ellos suenan peor que el crimen organizado, — Camelia dijo.
—Eso es porque los son, — Kyle acordó.
Jeff asintió.
— Estas personas no tienen problema en contratar asesinos a sueldo o enviar soldados en
misiones para ser asesinados si se ajusta a su agenda. Intercambiarían vidas en un santiamén,
aniquilarían pueblos enteros o incluso una ciudad de personas para lograr su objetivo. Lo han
hecho antes. Lo volverán a hacer.
—Enviar un batallón para asesinar a cada hombre, mujer y niño del equipo uno y el equipo
dos no es absolutamente nada para ellos. Quieren librar al mundo de todos los Caminantes
Fantasmas considerados defectuosos y, al mismo tiempo, enseñar a Whitney una lección. Con Lily
y Daniel en su posesión, tendrán algo para mantenerlo en línea, — dijo Jonás.
—Seguro que no conocen a Whitney si ellos creen eso, — Camelia dijo.
—Y tampoco entienden a los Caminantes Fantasmas, — dijo Jonás. — Porque estos
idiotas no tienen lealtad, no la entienden. Ellos piensan que porque los equipos tres y cuatro no
tienen fallas en la forma en que las tenemos, no les importará lo que nos pasa. No podrían estar
más equivocados. Si el conglomerado logra eliminarnos, los equipos tres y cuatro los cazaran
hasta los confines de la tierra. Una vez que eres el objetivo de un Caminante Fantasma, no
termina hasta que estás muerto.
—Lo que Whitney, el conglomerado o los otros Caminantes Fantasmas van a hacer no es
los punto, Jonás. — Ella frunció el ceño hacia él. — La conclusión es que tú, Kyle y Jeff estaban
planeando a sabiendas, solo ustedes tres, colarse en el campo enemigo, encontrar solos a los
líderes mejorados del batallón y matarlos delante de las narices de cientos de hombres armados.
¿Y quieres que me quede aquí, escondida, demasiado lejos para ayudarlos de la mejor manera en
que puedo, mientras ustedes tres que ponen en ese tipo de peligro?
Camellia no pudo evitar sentirse un poco indignada. Ella quería empujar a Jonás fuera del
porche.
Los imponentes arbustos alrededor de su casa susurraron y se estremecieron en respuesta
a sus emociones, sus ramas temblando. Al principio el estremecimiento no fue más que un ligero
escalofrío, pero el movimiento aumentó en fuerza a medida que se volvió más agitada. Se alejó de
Jonás y de los otros dos Caminantes Fantasmas, bajando del porche para caminar de un lado a
otro por el pequeño sendero entre las plantas. Las ramas se sumergieron de modo que las flores
le rozaron la cara y el cabello como para tranquilizarla, o calmarla, pero ella no prestó atención.
—Cariño, tranquilízate por un minuto y sólo escúchame, — Jonás dijo.
Ella levantó la mano sin mirarlo.
— No es un buen momento para que hables conmigo. Te escuché. Eso fue antes de darme
cuenta de que te estabas poniendo en peligro deliberadamente. Unas pocas tropas, está bien,
sabía que podrías manejarlo, pero esto ni siquiera es razonable, y lo sabes. Todos ustedes lo
saben. En este momento, si alguno de ustedes me habla, lo voy a golpear tan fuerte con una
descarga eléctrica que va a pensar que está sentado en una silla eléctrica, entonces no me hables
hasta que me calme.
Los tres hombres se miraron. Jeff alzó una ceja hacia Jonás.
— ¿Puede ella realmente hacer eso, hermano? Porque si ella puede, será mejor que lo
pienses dos veces sobre casarte con esa mujer. Ella tiene un temperamento desagradable, y tú
eres tan malo como pareces. Esa combinación te va a meter en más problemas de los que
posiblemente puedas manejar.
Kyle se acercó y bajo la voz.
— De verdad me gusta mucho, Jonás. Y estaba seguro de que ella era tu pareja. Tienes
que tener a alguien que pueda manejarte. Nunca pensé que había una mujer viva que pudiera
hacerlo, pero tengo que estar de acuerdo con Jeff. Camellia no solo puede manejarte, sino que
creo ella puede seriamente patearte el trasero. ¿Tienes alguna idea de lo que es ella es capaz de
hacer?
—Ella es capaz de escucharte, eso lo sé, — aseguró Jonás. — Así que, si no quieres ser
pateado, deja de actuar como un loco. Me gusta mi mujer luchadora. Ella tiene todo el derecho de
estar molesta conmigo. Debería haber aclarado con cuántos soldados podríamos toparnos.
Crawley nos dijo eso y no se lo dije. Le dije que seríamos compañeros, y eso significa mantenerla
informada.
—La estabas protegiendo. Tenemos derecho a proteger a nuestras mujeres, — Jeff
decreto, elevando su voz al rango normal y mirando la parte posterior de la cabeza de Camellia.
En el momento en que las palabras terminaron de salir de su boca, ella levantó una mano
sobre su cabeza, los dedos colocados en el signo clásico, haciéndole una mueca. En el mismo
momento, sólo brevemente, las luciérnagas danzaron en la noche, encendiendo pequeñas
lucecitas alrededor del cuerpo de Jeff. Parecía que nunca aterrizaban sobre él, pero hizo una
mueca y luego saltó de un lado y luego al otro.
—Cállate, pequeño monstruo.
Camellia se dio la vuelta lentamente, luciendo muy inocente, demasiado inocente.
— ¿Te diriges a mí, Jeff? ¿De qué me acusas?
—Sabes muy bien lo que hiciste.
—Aparte de querer patear a Jonás, lo cual no he hecho, — respondió ella en voz piadosa,
— No tengo idea de lo que estás hablando.
Kyle se echó a reír.
— No vas a ganar esto. Ninguno de nosotros lo haremos. — Levantó las manos en señal
de rendición. — No tenía idea de que había un batallón tampoco hasta que Crawley lo dejó
escapar en el interrogatorio. Todos somos culpables de querer protegerte, Camelia. Quizás
“querer” no es la palabra adecuada. “Necesidad” podría ser mejor.
Ella inclinó la barbilla hacia él.
— Porque necesitas un sanador para los equipos.
Kyle parecía realmente desconcertado.
— ¿Un sanador para los equipos? — repitió, sonando tan desconcertado como parecía. —
No, cariño. Porque eres tú.
Jeff asintió.
— No quiero perderte más de lo que lo hace Jonás. Él podría pensar que eres el amor de
su vida, pero sabemos que lo eres.
— ¿A pesar de que puedo patearle el trasero?
A Jonás le encantó la diversión en su voz. Esa era su Camellia, sus estados de ánimo
volubles. Apasionados. Un minuto de mal genio, al siguiente, carcajada total, podía sentirlo.
—Él con frecuencia necesita que le pateen el culo, — Jeff acepto.
La protesta de Jonás se perdió antes de que pudiera expresarla. Camelia estalló riendo, el
sonido contagioso. Hermoso.
Imposible de resistir.
Un lobo aulló en la distancia. Un búho chilló como si perdiera a su presa. Ese era su
sistema de advertencia, y todos se pusieron serios en un instante. Era hora de que la niebla
empezara a rodar por la montaña. Tendrían que dejar la seguridad del jardín. Jonás realmente
odiaba llevar a Camellia con él, pero al mismo tiempo, sabía que era lo correcto. Si no lo hacía, su
atención estaría dividida. No dejaría de preocuparse por haber tomado una mala decisión.
Ella envolvió su mano alrededor la rama más gruesa del arbusto más grande de camelia
roja de Middlemist y se quedó allí por un largo momento, con la cabeza encorvada. Jonás fue
hacia ella, ambas manos encajando a cada lado de las de ella, enjaulándola adentro, abriendo su
mente a la de ella.
De inmediato, sintió la expansión del alcance de Camellia a través del bosque. No se limitó
al jardín y las plantas allí. Ella había aprovechado los árboles y la maleza, las flores y los arbustos,
helechos, los hongos e incluso el musgo. Todas esas plantas estaban conectadas a través de la
red subterránea y la gobernante de ellas, Red.
Camelia era muy receptiva y aceptada. Nada en la red del bosque cuestionó su presencia
porque no era una amenaza para ellos. Jonás enterró su mente en la suya. Una vez conectado a
ella, sus propiedades compartidas con la Middlemist Red permitieron que las neuronas en sus
cuerpos se sincronizaran para que él pudiera ver la forma en que los nutrientes pasaban de ella a
él y de él a ella, compartidas para que todas sus terminaciones nerviosas se iluminaran a medida
que se desarrollaba el proceso.
La energía líquida de Camellia era de un interesante tono rosado profundo, no rojo sino de
un rosa brillante, mientras que el suyo era de un púrpura oscuro. Los dos distintos arroyos de
nutrientes fluían juntos, en la dirección adecuada porque por primera vez, él no estaba furioso. Se
movían juntos en armonía, extendiéndose más allá del cuerpo humano para encontrar las venas
del micelio debajo de la tierra.
Necesito calor de la superficie para enfriar rápidamente y lograr un cien por ciento de
humedad. El cielo está despejado esta noche, y hay poco o nada de viento. Red tendrá que hacer
que las plantas ayuden con ello. No puedo hacerlo. Tienen que ser ellas.
Jonás permaneció en silencio. Camellia confiaba en que recibiría ayuda de las plantas.
Eran su ejército. Ella le había hablado de las armas que había desarrollado. Debería haber hecho
más preguntas. Le había asaltado la idea de las floras como seres inteligentes capaces de
protegerse a sí mismas. Él no había imaginado que una planta pudiera ser tan capaz de sentir
emociones tal como furia, traición o sentimiento lealtad, lo cual Red tenía claramente en
abundancia para con Camelia.
Camellia inclinó su cuerpo contra el de él, levantando la cara hacia él. No dudo. Jonás tomó
su boca, su lengua saboreó la de ella y luego empujó profundo, buscando el fuego entre ellos. Se
elevó rápido y caliente, una abrasadora quemadura que se negaba a arder, pero saltó a las llamas
inmediatamente. Ambos soltaron la rama que sostenían y envolvieron sus brazos alrededor del
otro. Jonás tiro de ella, apretándola contra su cuerpo mientras la besaba.
Ella encajaba muy fácilmente con él. Él inhaló, llevándola a sus pulmones mientras
levantaba su cabeza. Encontró eso tan interesante como la mayoría de las veces. Era imposible
captar su olor, sobre todo porque tenía un olfato muy agudo. A veces exudaba una fragancia sutil,
pero no cuando estaba a punto de salir al campo. Cuando llegaba el momento de la batalla, su
olor desaparecía completamente, como ahora.
No puedo sentir tu olor. ¿Esta Red protegiéndote?
Ella asintió lentamente, sus ojos azules mirándolo.
Ese es una de las muchas cosas que nos ayudan a desaparecer. Tampoco puedes ser
rastreado a través del olor. ¿No te has dado cuenta?
Su equipo le había dicho que incluso aquellos con agudos sentidos del olfato no podían
detectarlo a veces. Sí, se lo había preguntado, pero ciertamente no había sospechad que una
planta lo protegía.
Los cuatro salieron del jardín juntos. Mientras lo hacían, Jonás se aseguró de retirar todas
las huellas que podrían dirigir a los exploradores de Abrams al jardín de Camellia. Mientras lo
hacía, la hierba y la tierra se alzaron detrás donde caminaban. Pequeños zarcillos de niebla
comenzaron a elevarse a lo largo del sendero, serpenteando entre los árboles.
Un lobo aulló, este sonando un poco más cerca que antes. En algún lado en la distancia,
otro respondió a la llamada y luego un tercero. Paso un buen tiempo. Un cuarto aulló. Una vez que
llegaron al sendero principal, Camellia y los tres Caminantes Fantasmas comenzaron a correr en
fila india, Jonás al frente, Jeff en la retaguardia. Los cuatro esperaron casi cinco minutos mientras
corrían por si acaso los centinelas tenían más información para entregar.
Querrás que los hombres de Logan sepan que hay cuatro exploradores que se dirigen
hacia ellos. Tres juntos, aunque dispersos. El cuarto se está quedando atrás, Camelia reporto a
los otros. Están corriendo. Estaban corriendo. Están a una hora de nosotros.
Eso los sitúa a dos horas de los hombres de logan, Jeff calculo.
Jonás era muy consciente de que solo tenían una hora para escabullirte entre los
exploradores enemigos. Intentó no darse cuenta de que la niebla no estaba ni de cerca en lo que
tenía que ser. La oscuridad había caído, pero había suficiente luna para revelar cualquier huella
en el suelo a un explorador mejorado. Era solo cuestión de tiempo antes de que pudieran ver
cosas que los equipos no querían que vieran. Jonás no estaba preocupado por Kyle, Jeff,
Camellia o él mismo, pero no conocía las capacidades de los dos hombres que el Equipo Dos
habían enviado para evitar el avance de los exploradores enemigos alcanzando el complejo.
Había conocido a los dos hombres, por supuesto. Antonio Martínez era un hombre que
tendía a permanecer en las sombras, al igual que Jonás. Rara vez lo notabas, si es que lo hacías.
Nadie hablaba de él o llamaba atención sobre él.
Espera. ¿Quién? La voz de Camellia era pura acusación. Su carrera vaciló y se salió del
camino, deteniéndose, ambas manos en sus muslos, la cabeza gacha. ¿Antonio Martínez?
En el momento en que dejó de moverse, todos se congelaron. Jonás no pudo evitar el
destello de dolor ante su primer sentimiento de traición. Él detuvo él mismo para no reaccionar.
Por supuesto, su mente iría allí primero. Antonio había sido guardia en uno de los laboratorios en
los que ella había estado encarcelada. Había estado allí con Kane Cannon, miembro del Equipo
Tres. Ambos hombres habían sido asignados cuando Whitney aún gozaba de buena reputación
con varios agentes influyentes en Washington.
— ¿Lo conoces? — Kyle pregunto.
—Él era a Guardia en una de las instalaciones donde estuve prisionera. — Camellia
mantuvo la cabeza gacha como si estuviera tratando de recuperar el aliento al correr.
Jonás sabía que no tenía ningún problema para respirar. Ella estaba aclarando su mente,
dejando de lado la primera conclusión a la que su cerebro había saltado instintivamente, que era
que Jonás la había traicionado y posiblemente la estaba vendiendo a Whitney o al gobierno. Ella
lo conocía. Creía en él. Ella estaba en su mente. Jonás mantuvo la boca cerrada y sus
pensamientos acorralados sin piedad. Tenía que dejar que ella lo solucionara, incluso si el tiempo
que le llevó hacerlo se sintió lento para él. Ella luchó con la confianza. No podía culparla por eso.
Él había crecido en un ambiente cariñoso. Su corazón no había estado abollado ni marcado
por una traición tras otra. Sólo ver la forma en que su equipo había manejado su llegada le dio una
pequeña idea de lo que había sido toda su vida. Ella estaba acostumbrada. Había estado
esperando traición y desconfianza, y ella había tenido razón. Había pensado que su apoyo a ella
sería suficiente, pero no lo había sido. Eso lo había conmocionado. Había sido un insulto. Trato de
no permitir que su reacción al nombre de Antonio se sintiera insultante para él.
Finalmente, Camellia levantó la cabeza, sus ojos era tan intensamente azules que parecían
como dos acianos magullados presionados contra su cara.
— Lo siento, cariño. Por minuto, en todo en lo que pude pensar fue en los campos de
tortura de Whitney. En las instalaciones que cuidaba Antonio, Whitney estaba realizando todo tipo
de experimentos. Él nos torturó con el pretexto de saber qué rompería a un soldado. Él siguió
insertando más y más materiales genéticos horribles en nosotros. Al mismo tiempo, nos decía que
estaba mejorando nuestras habilidades psíquicas. Algunas de las chicas ya estaban muy por
encima de su capacidad para arreglárselas sin filtros.
—Antonio no te estaba protegiendo, — recordó Jonás con la mayor delicadeza posible. —
Fue enviado allí para proteger el complejo, al igual que otros guardias. Ellos no tenían idea de lo
que estaba haciendo Whitney.
Se frotó las sienes, como si tuviera el principio de un dolor de cabeza.
— Quizás no al principio, pero hubiera sido imposible ignorar los gritos de agonía
provenientes de su laboratorio. No estaba insonorizado. Ese fue uno de los mayores problemas de
Whitney. Finalmente, exigió que en cualquier lugar donde trabajara, tuviera la mejor seguridad con
sus propios soldados, cuidadosamente seleccionados y que todo estuviera insonorizado.
—Eso fue porque tres soldados testificaron en contra él ante un comité en Washington.
Kane Cañón del Equipo Tres. Malichai Fortunes del Equipo cuatro Y Antonio Martínez del Equipo
Dos. Los tres hombres fueron atacados después de eso. Enviados horas después a misiones
suicidas, con frecuencia solos. Si los líderes de sus equipos no les hubieran enviado respaldo sin
que nadie lo supiera, todos tres habrían muerto. Ellos arriesgaron sus carreras y sus vidas para
tratar para salvar a mujeres como tú y obtener que Whitney fuera detenido y llevado a juicio.
—Debí haberte preguntado, — concedió Camellia.
Jonás le rodeó los hombros con el brazo y la apretó contra su pecho. Él se preguntó cómo
harían Ryland y Lily para reparar sus problemas cuando la confianza se había roto entre ellos. La
confianza era tan frágil. Camellia lo estaba intentando. Podía sentirla haciendo todos los esfuerzos
posibles, pero era tan difícil para superar su pasado. Y los dos podían compartir la mente del otro.
Eso debería haber hecho más fácil confiar el uno en el otro.
—Lo comprendo, cariño. ¿Estás bien ahora? — Odiaba apresurarla, pero podía sentir el
peligro acercándose con cada paso que daba. — Tenemos que movernos.
Los dedos de niebla se elevaban desde el suelo, de un color más oscuro que antes.
Tomando un tono violáceo. En lugar de esos dedos moviéndose a través de los árboles, la niebla
apareció como masas oscuras que giraban, creciendo en tamaño, los hilos se coagulaban juntos
como si estuvieran magnetizados hasta que se convirtieron en un banco de nubes rodantes. La
niebla se extendió y corrió por el suelo, baja y tan densa que los árboles parecían surgir de la
niebla sin anclarse a la tierra.
Camellia inclinó la cabeza para rozar un beso a lo largo de la parte inferior de la mandíbula
de Jonás.
— Vamos. Estoy bien. En realidad. ¿Quién es el otro hombre enviado por el Equipo Dos?
Jonás volvió a tomar la delantera, marcando un ritmo más rápido a pesar de que la niebla
borraba el rastro. Usó su conexión con el micelio debajo de sus pies para mantenerlos en el
camino correcto, compartiendo su visualización con los demás cuando el corría. La conexión
telepática de Camellia con todos ellos era tan fuerte que Jonás no tenía que pensar en eso. Él le
permitió hacer la mayor parte del trabajo pesado de compartir sus mentes para que pudiera
mantenerlos en el buen camino.
La niebla se estaba volviendo más espesa y oscura, arremolinándose como en calderos. Él
no debería haberse preocupado de que el "clima" no cubriera a los hombres de Logan al acecho
de los exploradores. Sus órdenes eran seguir a los exploradores y luego tomarlos una vez que
Jonás y su equipo hubieran matado a los líderes mejorados del batallón que venía hacia ellos.
El segundo hombre es Trace Aikens. Como Antonio, parece desaparecer en las sombras
cuando no quieren ser vistos. Tiene un hermano, Todd, también en el Equipo Dos. Trace es un
hombre letal, por lo que entiendo. E increíblemente rápido. Me imagino que la razón por la que
Antonio y Trace fueron enviados solos para manejar a los exploradores avanzados fue porque
Logan pensó que no necesitarían ayuda. Al igual que nosotros, Whitney considera al Equipo Dos
defectuoso, aunque no tan severamente como nosotros. Jonás quería que Camellia supiera que
Whitney no tenía en mayor estima al segundo equipo que a su equipo.
Abrams cree que ninguno de nuestros equipos vale mucho, agregó Kyle en sus
pensamientos. Whitney perdería la cabeza si supiera que el consorcio de Abrams contrato
mercenarios para matar a los bebés de los Norton. Los ha dejado estrictamente solos, creyendo
Jack y Ken los criarían para ser el tipo de Caminantes Fantasmas que el país necesita.
Claramente, Whitney no ha compartido información con Abrams, sobre los bebes gemelos de los
Norton.
Pero entonces, contribuyó Jeff, Abrams no es un patriota. Él es todo sobre el poder. Apoyó
el genio de Whitney porque todo lo que hizo Whitney se convirtió en oro. A Abrams no le importa si
lo que hizo Whitney es legal o no. No le importo si experimento con niños o puso mujeres en
programas de reproducción. A él especialmente no le importaba si Whitney estaba creando bebés
en placas de Petri y empalmando ADN no humano en su código genético solo para ver qué
sucedía.
Jonás continúo la narrativa sobre Abrams.
No sé qué tan ciertos son los rumores, pero el equipo cuatro supuestamente eliminó un
virus muy caliente que había borrado una aldea remota entera en Indonesia. Ese virus fue
desarrollado por hombres que trabajaron para Whitney. Esos hombres tomaron el virus, y se lo
vendieron a alguien que les había estado pagando todo el tiempo por información. Esas personas
fueron rastreadas hasta lo que creemos es parte de la coalición de Abrams.
Seguir el rastro a través de los árboles establecido en su mente por la red de micelio fue
fácil. Parecía casi como si unas luces LED estuvieran iluminando su camino. No tuvo que usar sus
ojos. El sistema de guía estaba tan completamente integrado a través de su mente y cuerpo, pero
podía ver claramente el camino trazado frente a él, hasta cada rama, roca suelta y parche de
terreno irregular que yacía en su camino.
Le tomó tiempo notar que el camino se allanaba mientras corría. En un momento se
sumergió significativamente justo adelante, y luego se puso recto cuando él corrió sobre él.
Cuando Jeff, que cerraba la retaguardia, lo cruzó, el suelo una vez más se sumergió.
¿Estás viendo lo que yo estoy viendo, Camelia? Se aseguró de preguntarle en su vía de
comunicación privada. Había algunas cosas que no creía que fueran bueno compartir con Jeff y
Kyle, no es que no confiara en ellos, pero al igual que en el caso con Lily y Jeff, los secretos
tenían una manera de salirse del armario.
El micelio está tratando de ayudarnos, Jonás. Saben que estamos en una situación difícil.
Red se está comunicando con la red.
Eso no lo sorprendió. Ella le había dicho que Red iba a ayudar. La niebla fue subiendo
gradualmente a mayores alturas. Parecía y se sentía muy real, elevándose hacia arriba en masas
agitadas, el banco tan largo y grueso, mezclándose con lo que parecían ser nubes cargadas de
lluvia potencial.
Ellos subieron rápidamente a una elevación más alta, y el pesado bosque comenzó a
aclararse. Azul, el gran búho gris de Camelia, se levantó de un obstáculo, y se deslizo a ras del
suelo justo en frente de Jonás, bloqueándolo efectivamente de continuar a lo largo del sendero. Se
detuvo al instante y les indicó a los demás que se fundieran en la niebla. Los exploradores
delanteros estaban llegando.
Camellia, tienes que avisar a Antonio y a Trace que falta alrededor de una hora, Jonás dijo.
Ellos estarán en el camino principal en este punto, pero eso no significa que ellos se adhieran a él.
Si se salen de eso, lo sabrás, ¿verdad?
Si. Esperare para advertirles. Hasta que nosotros sepamos si estos hombres están
mejorados.
Jonás permaneció erguido, congelado en su lugar, escondido en la niebla de color púrpura
oscuro. Kyle estaba a unos metros de él, tendido boca abajo en la vegetación, con los ojos fijos en
el sendero. Jeff se había subido a un árbol. La niebla aún no lo había cubierto del todo, pero de
alguna manera, las nubes lo alcanzaron. Jonás estaba seguro que ese extraño fenómeno era obra
de Camellia. Ella manipulaba el clima hasta cierto punto, utilizando a la Middlemist Red. La propia
Camelia no estaba a la vista. Como Jonás, ella simplemente podía desaparecer, incluso de él. No
estaba seguro de si estar impresionado o molesto por eso. Decidió dejarse impresionar.
El primer explorar apareció en el camino cinco minutos después de la advertencia de Azul.
Era un hombre bajo y fornido con un ritmo natural y fácil que le dijo a Jonás que él estaba
definitivamente mejorado. Volteaba la cabeza de un lado mientras trotaba, y solo de vez en
cuando mirando miraba hacia el sendero a través de la niebla. Eso también le dijo a Jonás que
podía ver a través de la niebla densa y turbulenta, algo que pocos podrían hacer.
Un explorador llegando a través de los árboles a la derecha del explorador principal,
Camellia informo. El líder obviamente está tratando de dirigirlo, pero no puede ver el suelo, por lo
que él está en el camino y este está fuera de él. Hay un montón de palabrotas sonando. Había
diversión en su voz.
—Déjate de gilipolleces, Simón, — gruñó el del bosque. — Dame el camino y toma esta
ruta. Sigo tropezando con rocas y árboles caídos que no viste. Me voy a romper el cuello.
—Te romperé el cuello, Jarvis, si sigues hablando. ¿Tienes alguna idea de hasta dónde
llega el sonido por la noche? — preguntó Simón.
—Jarvis tiene razón, — se oyó una voz a unos cien metros de Jonás. — Esto apesta.
Jonás había olido el sudor del tercer hombre. Exudaba un olor a veneno quemado. Si
continuaba su curso, podría simplemente pasar justo por encima de Kyle. Jonás no permitiría que
eso sucediera.
No se quedará en ese rumbo, dijo Camellia con total confianza. Tendrá que moverse
alrededor de muchos tocones y rocas. Sin embargo, no hay dragones, Jeff, lo siento. No esta vez.
Los creare para ti cuando pueda salir impune.
Una vez más, había un poco de risa en su mente que compartió con los demás,
convirtiendo una situación tensa en una que pudieran encontrar divertida.
—Deja de ser un llorón, Craig, — dijo Simón, pero redujo la velocidad justo cuando Craig
tropezó con una piedra grande.
Craig se agarró la parte delantera de la espinilla y se detuvo.
— Simón, ¿hay alguien alrededor nuestro? ¿Puedes verlos? ¿Los hueles? Porque si no
hay nadie cerca, haríamos mucho mejor tiempo si todos nosotros corriéramos por el camino.
Cuando nos acerquemos al complejo, podemos extendernos de nuevo.
—Tiene sentido, — estuvo de acuerdo Jarvis.
—A Shaker no le gustará, — Simón dijo. — El dio órdenes estrictas.
—Si, bueno, Shaker no está aquí, ¿verdad? — Craig exigió — ¿Quién le va a decir? Aquí
no hay nadie más que nosotros tres.
—Parker viene detrás de nosotros, — Simón advirtió.
—Cierto, pero él no puede leer huellas en esta sopa de guisantes. Él no podrá ver ni su
propia mano frente a su cara.
Ya, sin el consentimiento de Simón, los otros dos exploradores estaban haciendo todo lo
posible para abrirse camino a través de la densa niebla hasta el sendero principal. Camelia no se
los puso fácil, y la red bajo tierra la ayudo, lanzando continuamente obstáculos para que los dos
hombres se chocaran o tropezaran para hacer que las amenazas en la niebla parecieran muy
reales. Una vez que los exploradores de avanzada regresaron al sendero principal y corrieron
detrás de Simón, los dejó solos.
Jonás y los demás esperaron al cuarto hombre, Parker, el explorador de respaldo. Shaker
había aprendido la lección después de perder su primer equipo de exploración. Él no estaba
arriesgándose con los demás. Shaker estaba acostumbrado a estar mejorado y a trabajar con
soldados que estuvieran mejorados. Siempre tenían la ventaja. Los mercenarios que Abrams
había contratado podrían ser considerados los mejores por muchos, pero Shaker no lo creería así.
Necesitaba información para sentirse seguro trayendo lo que él consideraba hombres ordinarios
contra dos equipos de soldados mejorados. Quería saber a cuántos se enfrentaba. Jonás podría
entender eso.
Parker llegó a toda velocidad cinco minutos después, demostrando que, al igual que Simón,
él podía ver a través de la niebla, aunque él no hizo ninguna búsqueda su alrededor de la forma
en que lo había hecho Simón. Mantuvo la mirada fija en el camino.
Él tiene más problemas para ver que Simón, Jeff adivino.
Está buscando huellas, respondió Jonás. No está preocupado por alguien esperándolo para
saltar sobre él. Se imagina que, si eso fuera a suceder, habría pasado con los demás. Está
mirando para ver quién más ha estado aquí. Jonás de repente estaba muy agradecido por Red y
el micelio por cubrir sus pistas tan minuciosamente. Dile a Antonio y a Trace que, en mi opinión,
Parker es el más letal de todos, Camellia.
Que nadie se mueva todavía, advirtió Camellia. Parker está fuera de la vista, pero está
desacelerando su ritmo. Creo que va a dar marcha atrás.
Jonás se puso rígido. ¿Por qué haría él eso?
No hay forma posible de que haya encontrado huellas, Jonás. Él no puede olernos o
vernos. A ninguno de nosotros, ella seguro. Es más probable que él opere de esa manera.
Jonás sabía todo acerca de ser cuidadoso. A menudo retrocedía y luego lo hacía una
segunda y tercera vez, especialmente si estaba inquieto. Parker estaba mejorado. No necesitaba
oler o ver a un enemigo. A veces era una reacción visceral diciéndole que estaba en problemas.
Parker emergió a través de la niebla, caminando lento, esta vez mirando a la izquierda y luego a la
derecha. Arriba en los árboles y luego abajo a lo largo del suelo. Se detuvo varias veces, su puño
alrededor de su arma, claramente escuchando.
Estuvo a punto de chocar con Gris, quien de repente agitó sus alas y se alejó planeando,
sobresaltando a Parker más de lo que parecía haber sobresaltado a la lechuza. Finalmente, el
hombre dio media vuelta y corrió por el sendero de nuevo. Esperaron en silencio.
Camelia se acercó a Antonio y Trace, dándoles la poca información que tenían sobre los
cuatro exploradores y el tiempo aproximado en que estarían pasando por su ubicación.
¿Serán capaces de maniobrar adecuadamente en la niebla? ella les pregunto.
Sí, no hay problema, ellos respondieron.
Sólo deja que Red los monitoree, y si necesitan ayuda, ella puede dejártelo saber, Jonás
decidió. Tenemos que continuar con nuestra tarea y acabar con el ejército privado de Abrams.
CAPÍTULO 17

La brisa fresca tocó el rostro de Camellia y le alborotó el cabello, ayudándola a respirar


cuando vio la extensión del ejército que Jacob Abrams había enviado para exterminar a los
Caminantes Fantasmas. Sus dedos se deslizaron hasta sus labios y se presionaron allí mientras
miraba hacia abajo desde su punto de vista y estudiaba la loca escena a continuación. Parecía
surrealista. Puede que Jonás, Kyle y Jeff pensaran que no era gran cosa, pero que tantos
hombres se reunieran en un lugar dispuestos a asesinar hombres, mujeres e incluso bebés fue
sólo demasiado para ella.
Una parte de Camelia quería comenzar una batalla con ellos allí mismo. Enviar la niebla
con gotas ardientes en ella. Incrustar ilusiones que los volvieran unos contra otros. Poner en juego
sus armas basadas en plantas. Si hubiera estado sola, podría haber estado tan abrumada por la
emoción que lo habría hecho, pero tenía que considerar la seguridad de Jonás, Jeff y Kyle.
Las nubes cubrieron la luna por el momento, y ella había logrado mantener la niebla
rodando por el valle para que cuando el ejército comenzara su ascenso y se encontraran con más
niebla, fuera creíble. Mover tantos hombres con sigilo no fue fácil. No querían usar vehículos.
Tenían apoyo aéreo. Helicópteros, dos de ellos. Podía ver que los helicópteros estaban bien
armados, así como el ejército estaba bien abastecido.
Shaker había dejado claro que los helicópteros se quedarían atrás hasta que él los llamara.
Estaba moviendo el ejército lentamente para no cansarlos o alertar a cualquiera en los complejos.
Había ordenado a los mercenarios que se quedaran bien atrás. Esos hombres estaban más abajo
en la montaña, en las arboledas más espesas de árboles, la mayoría recuperando sueño.
En ese momento, Shaker se inclinó sobre una pequeña mesa con otros seis, todos
observando un mapa, mostrando claramente en adonde quería que cada de los otros
comandantes llevara sus tropas. Camellia pensó que eso era algo bueno. Eso significaba que
dividirían este grupo masivo en más pequeños, más unidades manejables, lo que significaba que
los dos equipos de Caminantes Fantasmas tenían una mejor oportunidad de acabar con ellos
antes de que llegaran a los complejos.
Tanto Azul como Gris están en su lugar. Encontraron lugares naturales de descanso que no
levantaran sospechas si alguien los ve. No es que fuera probable que alguien lo hiciera. La niebla
que había creado era más delgada y de un color más gris azulado; colgaba ahora por todo el valle.
Los búhos se confundieron perfectamente con la niebla en los árboles, era extremadamente difícil
detectarlos, incluso aunque eran pájaros muy grandes.
Kyle hizo su movimiento para conectarse con Gris. El búho se había posicionado a si
mismo desde donde pudiera supervisar la mesa de Shaker. Estaba encima, cerca, escondido en
una pequeña arboleda cerca del borde del pequeño claro. El gancho era más alto de lo que Gris
normalmente se habría posado, pero le dio una buena vista de lo que los siete hombres estaban
haciendo mientras exponían su plan de ataque. Eso significaba que Kyle podía ver todo lo que
necesitaba.
A Camellia no le gustaba el hecho de estar tan lejos de Kyle. Él estaría desorientado y
tendría una migraña, como mínimo, después de usar los ojos de la lechuza para ver lo que
estaban haciendo los hombres. Ella nunca había intentado curar a cualquier persona a esa
distancia.
No tengo ninguna duda de que puedes hacerlo, susurró Jonás, un roce amoroso
acariciándola a través de su mente.
Puedes hacer cualquier cosa, Jeff hizo eco.
¿Shaker les resulta familiar a alguno de ustedes? preguntó Jonás. Kyle, de verdad,
concéntrate en su rostro y luego en el hombre a su derecha. Ellos tienen las mismas
características. Altura similar, incluso manierismos. ¿Qué piensas?
Camellia nunca había visto a ninguno de los hombres antes, y esperó el veredicto. Tanto
Jeff como Kyle se tomaron su tiempo estudiando los dos hombres, comparando sus
características.
Definitivamente podrían estar relacionados, confirmó Jeff. Y tienes razón, me parecen algo
familiares, como si los hubiera visto en algún lado, pero no recuerdo donde.
¿Quizás entrenamos con ellos? ¿O fuimos en una misión juntos? Kyle aventuro
No me olvido de las misiones. Pudo haber sido en un entrenamiento, antes de convertirnos
en Caminantes Fantasmas.
Jonás se sintió frustrado para Camellia, aunque su tono no lo demostró. Él estaba
recibiendo algún tipo de mal presentimiento del líder de estos hombres.
Sabemos que están aquí para matarlos a todos, Jonás, le recordó amablemente. Él está
enviando su ejército para asesinar a todos los hombres, mujeres y niños, incluso a los bebés. Por
supuesto que se sentiría mal de alguna manera contigo. Me parece que va quedarse aquí atrás, a
salvo en su puesto de mando, mientras todos los demás toman los riesgos.
Camellia vertió su desprecio en su mente incluso mientras continuaba construyendo la
densa niebla en el valle. Shaker tenía a sus mercenarios descansando a cuatro mil pies. Todavía
tenían otros cinco mil para escalar, pasar por encima de la cumbre y bajar por poco cuatro mil pies
para alcanzar su destino.
Probablemente mantendrá uno de los helicópteros para asegurarse de que tiene un escape
rápido también, ella añadió. Si se las arregla en mi niebla.
Jonas negó mentalmente con la cabeza.
Desearía estar de acuerdo con tu evaluación de él, cariño. Shaker no se siente de esa
manera para mí. Él puede parecer arrogante y demasiado seguro, pero nosotros probablemente le
parezcamos igual a otros soldados.
Camelia permaneció en silencio. Jonás había sido soldado durante mucho tiempo y tenía
mucha experiencia. Otros confiaban en él. Ni Kyle ni Jeff interrumpieron su tren de pensamiento
tampoco.
¿No te parece todo esto excesivo? ¿Por qué Abrams se arriesgaría a enviar un ejército
como este contra los Caminantes Fantasmas solo para poner a Whitney en línea? Abrams hace
todo lo que puede para permanecer en segundo plano, ¿verdad? el no querría que alguien supiera
sobre él y el resto de sus pequeñas cucarachas que gobiernan el mundo.
Camellia tuvo que admitir que no solo pensaba que era excesivo, sino que era estúpido.
Abrams no había llegado tan lejos siendo un hombre estúpido.
Si dos equipos completos de Caminantes Fantasmas y sus familias son asesinados, incluso
niños, ese el tipo de noticias que es difícil de mantener oculta. Es obligatorio que salga a la
superficie. ¿Crees que el general se va a quedar callado? Porque yo no lo creo. Sam Johnson es
su hijo y miembro de nuestro equipo. Adoptado o no, ama a Sam.
Si Sam es asesinado, el general llevará esto a la cima y seguirá gritando hasta que alguien
pague.
Tienes algo ahí, Jonás, estuvo de acuerdo Jeff. ¿Qué pasa con Azami, la esposa de Sam?
Azami es propietaria de comunicaciones Samurai junto a sus dos hermanos. Si ella muere con
Sam, eso sería noticia mundial. Si ella no lo hace, seguirá siendo noticia mundial porque ella se
asegurará de que así sea. Abrams no tendría ni un lugar para esconderse.
Jonás se quedó en silencio por otro momento.
¿Ves por qué nada de esto está cuadrándome? ¿Por qué Abrams haría esto a una escala
tan masiva? Tenía un espía en el lugar que podría haber usado para vigilarnos y enviarle
información durante el tiempo que fuera necesario. Incluso si quisiera secuestrar a Lily y a Daniel
para mantener a Whitney en fila, había otras formas de hacerlo. Ryland y Lily van a la ciudad.
Daniel va al patio e incluso al bosque. ¿Por qué ir tras el equipo Dos?
Camellia tuvo que admitir que Jonás tenía razón.
Tal vez Abrams piensa que esto no puede ser rastreado hasta él.
Él no puede pensar que Whitney lo dejaría salirse con la suya. Incluso si permaneciera en
silencio por Lily y Daniel, pero él encontraría una manera para enviar esa información a la prensa
solo para vengarse de Abrams. Whitney es vengativo. Jonás se mantuvo firme. Abrams lo conoce
desde hace años. Él sabría eso.
Camellia había estudiado a Whitney durante años. Jonás ciertamente tenía razón sobre su
personalidad. No dudaría en vengarse de Abrams saliendo a la prensa y a todos los funcionarios
de la Casa Blanca. Él también haría que ciertos hermanos de Azami supieran exactamente quién
tendría la culpa. Tenía que estar de acuerdo con Jonás, esta no era una sabia decisión por parte
de Abrams, entonces ¿que lo habría impulsado a tomarla?
Kyle, veamos que traman, Jonás ordeno.
Kyle se concentró en el mapa sobre la mesa para que todos pudieran ver la forma en que
Shaker había dividido las tropas para que se acercaran a los complejos desde varios lados. Indicó
que dos de las unidades debían bordear la base de la montaña y entrar por el oriente. Tendrían
que hacer el doble de tiempo para ponerse en posición lo suficiente rápido como para ser
eficaces, y Shaker exigió que fueran efectivos.
El líder mejorado de las tropas se llamaba Lowell. Tenía el más rápido de los mercenarios y
creía que podía llegar a la fortaleza del Equipo Uno desde la pendiente oriental. Él tenía treinta y
tres hombres bajo su mando. Todos eran rápidos corredores y escaladores. Él parecía tener fe en
sus hombres, a diferencia de Shaker.
Pops, como se referían al más antiguo de los comandantes mejorado, aunque no
aparentaba más de treinta, debía llevar el segundo grupo de soldados alrededor de la base de la
montaña hacia el oeste con la misma velocidad. Él también tenía treinta y tres hombres bajo su
mando. Ellos también eran considerados corredores rápidos, particularmente cuesta arriba. Asintió
cuando Shaker le preguntó si sus hombres podrían llegar a la fortaleza del Equipo Uno a tiempo
para ayudar a los demás a derrotar los Caminantes Fantasmas.
Camelia intento mantenerse enfocada en Shaker, pero Jonás se movía cuidadosamente en
la niebla. Sabía que estaba escondido, pero podía ver un brillo de vez en cuando. Le preocupaba
que, si ella podía verlo, los demás en la mesa pudieran mirar hacia arriba con su visión mejorada y
echar un vistazo rápido. El objetivo de Jonás era el helicóptero más alejado del grupo de
comandantes mejorados. El helicóptero estaba equipado con numerosas armas. El piloto y su
copiloto no estaban a la vista.
Jonás se deslizó al otro lado del helicóptero donde Camellia no podía verlo, pero aún podía
sentirlo a través de su conexión subterránea. Luego ella no pudo. Él había subido dentro del
helicóptero. Su corazón pareció latir directamente en su garganta.
¿Qué vas a hacer?
Ella hizo todo lo posible para mantener la inquietud de su voz y verter confianza dentro su
mente de la manera en que él siempre lo hizo con ella.
Tratar las armas con un pequeño baño de ácido especial, que preparo un amigo mío. Luego
saldré y trataré la pala del rotor principal y la placa oscilante del mismo.
¿La pala del rotor? Iba a salir del helicóptero adonde cualquiera de los comandantes
mejorados podría mirar hacia arriba y verlo. Tal vez ella realmente tendría un ataque al corazón.
La diversión de Jonás hizo eco tanto en la de Kyle y en la de Jeff.
Ríanse, muchachos, dijo, pero su atención se desvió hacia la mesa, donde uno de los
comandantes mejorados se había desplazado inquietamente, mirando hacia la arboleda y luego
hacia el bosque más espeso.
Uno de ellos está definitivamente sintiendo nuestra presencia. Él no sabe de dónde viene la
amenaza, pero sabe que hay una cerca. ¿Kyle?
Shaker se refirió a él como Gorman. Nadie se mueve hasta que deja de estar paranoico.
Camellia hundió los pies en el suelo, logrando una conexión aún más firme con el micelio
debajo del suelo. Estaba muy extendida, yendo de árbol en árbol, arbusto a arbusto, un conducto
de comunicación que subía la montaña todo el camino a lo largo del sendero para decirle
exactamente dónde están los exploradores delanteros de Shaker.
De repente, Gorman levantó la cara hacia el cielo y emitió un pitido tartamudo que fue
respondido desde el interior del bosque. Gris dejó escapar una llamada primaria muy distintiva,
una que declaraba en términos inequívocos que estaba proclamando el territorio como suyo, y él
defendería a su compañera y nido de todas las demás aves rapaces.
Kyle, cállate. Sepárate ahora, Camelia ordeno. Gris va a atacar.
Gris estaba ya en el aire, volando derecho hacia el gran búho que salía de una rama de un
árbol en el bosque. Los dos combatientes se encontraron en el aire, Gris cortando brutalmente el
pecho y los ojos del raptor con sus garras curvas y afiladas como navajas y su pico ganchudo. Era
un luchador experimentado y se lanzó bajo y rápido, como un misil buscador de calor. Una
formidable ave de rapiña, Gris no se detuvo por más de un momento para volverse y volver a su
enemigo. El búho se había atrevido a entrar en su territorio, posiblemente para reclamar a su
dama o matar a los mochuelos que Gris pudiera tener.
Gorman gritó y se derrumbó, una mano cubriendo sus ojos y la otra su pecho. La sangre
goteaba de entre sus dedos, no se había retirado lo suficientemente rápido.
—Mierda, Gorman, ¿quieres que le dispare a esa cosa?
Otro de los comandantes mejorados pregunto mientras los demás miraban conmocionados.
Camellia no estaba segura de poder devolverle la llamada a Gray, estaba en plena defensa
de su territorio y modo familiar. Su instinto depredador lo tomado por completo.
—No, solo está defendiendo su nido, Lewis. Es lo que hacen. Míralo. Él es el más genial. Si
lo hubiera visto, lo habría elegido, pero estaba tan quieto que no lo vi, hasta que realmente se
movió, no sabía que estaba cerca.
Había verdadera admiración en la voz de Gorman.
Camelia se dio cuenta de que no se le había ocurrido que alguien había usado una lechuza
para observarlos. Mantuvo su mano sobre sus ojos, asomándose a través de sus dedos. Ella
sabía, que estando dentro del cuerpo de la lechuza, usando sus ojos cuando Gray la golpeó,
Gorman había resultado herido. Tuvo suerte de que la lechuza no le hubiera arrancado los ojos. Si
él hubiera sido más lento, ciertamente podría haberlos perdido.
¿Cómo puede Gris reclamar este territorio como suyo? Él acaba de llegar. Y habla en serio,
dijo Jeff.
Azul esta con él, señalo Camellia. Es instintivo el protegerla.
— ¿Vas a ser capaz de ver? — preguntó Shaker. — Necesito que puedas ser capaz de
cumplir tus órdenes.
Él podría haber sonado molesto, pero estaba flotando sobre Gorman, chasqueando los
dedos y señalando hacia una bolsa de lona.
El hombre que habían identificado como Lowell corrió hacia ella y regresó con un botiquín
de primeros auxilios. Fue Shaker quien con mucha delicadeza atendió las heridas de Gorman.
—Sí, Shaker, — dijo Gorman. — Puedo cumplir órdenes. — tomó la compresa fría de su
comandante y la presionó contra sus ojos. — Ese búho es malditamente hermoso.
Todos ellos se giraron para observar a los rapaces que luchaban a ras del suelo, a pocos
metros de ellos. A veces parecían perderse en la niebla, pero luego se separaban, caían al suelo
silbando su desafío y una vez más trababan picos o garras, generalmente Gris como el agresor.
—Volvamos a eso, caballeros, — dijo Shaker, volviéndose hacia la mesa con
arrepentimiento evidente.
Voy a acceder a Azul, Kyle dijo. Nosotros necesitamos ver qué están haciendo.
Ella no es feliz y quiere unirse a su pareja. Camelia calmó el búho hembra. Déjame hablar
con ella primero, Kyle. Ella sabe que Gris te ha ayudado antes.
Le tomó un momento obtener la cooperación de la hembra.
Afortunadamente, Gris había inmovilizado al gran búho cornudo, y las dos aves rapaces
chasqueaban los picos con furia, las alas abiertas, Gris cubriendo su adversario, haciendo casi
imposible mirar hacia otro lado. Lo que le dio a Camelia el tiempo necesario para convencer a Azul
de que dejase que Kyle usara su visión para leer el mapa y enviar la información a todos.
Lo hará, Kyle, pero es reacia. Ella quiere vigilar a Gris en caso de que él necesite ayuda. Le
prometí que la alertaría si lo hacía. Si te indico que te quites, hazlo rápido.
Lo haré.
Kyle se hizo cargo de la visión del búho hembra y escucho rápidamente, antes de que
pudiera cambiar de opinión.
—Lewis, vas a llevar a tus hombres directamente por el sendero y golpear al Equipo en el
complejo uno. Se dice que no han tenido tiempo de establecerse todavía. Golpéalos fuerte y
elimínalos a todos. Sin prisioneros. Mátalos a todos, — Shaker ordeno. — Deberías tener muy
pocos problemas. Los hombres que enviamos adelante deberían ablandarlos, si no matar a unos
cuantos. No hay muchos de ellos. Diez como máximo. Nuestros números los abrumarán. Algunos
no operan bien en condiciones caóticas.
Me gustaría saber dónde escucho esa mierda, Jeff dijo.
Aparentemente, somos conocidos por todo el mundo, Kyle respondió.
Jonás estaba saliendo del segundo helicóptero, con las botas en el suelo después de estar
encima de él y aplicar el ácido a la pala del rotor principal y el plato oscilante. Camellia estaba
agradecida de que él estuviera en el suelo, donde ella podría monitorearlo mejor. Si lo veían, Red
y la red clandestina la ayudarían a protegerlo, contaba con eso. Se dijo a sí misma que si lo
estaba buscando y no podía verlo, sus enemigos tampoco, pero su ansiedad era alta.
La lechuza agitó sus alas, señalando su estado de ánimo y llamando la atención de los
siete hombres reunidos alrededor de la mesa. Gorman se quitó la compresa fría y se asomó a la
densa niebla azul grisácea, localizando a la hembra sentada encima del enganche.
—Esa es la razón por la que el hombre se molestó tanto. Su compañera está allí. Él no está
nada contento con otro hombre en cualquier lugar cerca de ella.
Azul llamó a Camellia, sacudiendo la cabeza, tratando de desalojar a Kyle. Ella volvió la
cabeza en dirección a Camellia, mirando hacia las rocas y árboles por encima de ellos en lugar de
a la pelea que los dos búhos machos llevaban a cabo.
Kyle, sal ahora mismo. Ella no puede manejar el estrés de tantas cosas sucediendo a la
vez. Jonás está fuera de su vista. Ella cree que estoy en peligro. Su compañero está peleando.
Sal de ahí.
Kyle hizo lo que ella dijo, retirándose. Camellia evaluó su estado. Él había estado utilizando
la visión y el oído del raptor el tiempo suficiente para haber dañado algo. Podía dirigir su atención
a Azul. El búho la llamó repetidamente como lo haría con un mochuelo en peligro. Eso solo
aumentó la ferocidad de Gris.
Camelia envió mensajes calmantes a Azul, tratando de conectarse con ella sin hacer una
llamada verbal que un mochuelo joven podría hacer. Para su consternación, la cabeza de Azul
siguió bajando y extendió sus alas en el aire, en una clásica conducta de amenaza/agresión,
repiqueteando con su pico. Sus ojos estaban definitivamente buscando en la niebla para encontrar
a Camelia, mientras giraba su cabeza de un lado a otro.
Camelia, Shaker y sus hombres se están dando cuenta de que algo anda mal, advirtió
Jonás.
Camellia volvió su atención al claro. Shaker y los demás mostraban los mismos signos de
inquietud que Gorman había mostrado más temprano. Era posible que su radar se hubiera
disparado primero, pero ahora todos estaban mirando alrededor, lanzando miradas cautelosas y
prolongadas hacia el bosque y luego el punto de vista de Camellia.
Los dos búhos continuaron dando vueltas en el suelo a solo unos pocos metros de ellos. A
la mayoría de la gente le habría fascinado presenciar un combate real entre dos búhos machos,
pero los siete hombres se alejaron de la mesa, incluso Gorman con su compresa fría y, mirando
hacia afuera, comenzando a buscar activamente a cualquier persona que pudiera estar
observándolos.
La repentina oleada de energía psíquica fue extremadamente fuerte, tanto que Gris, que
había inmovilizado al otro búho y estaba utilizando su malvado pico sin piedad, se separó. En el
momento en que Gris cedió, el búho perdedor tomó al aire para retirarse. Gris se sacudió,
extendió sus alas y dejó escapar su desafío para cualquier otro intruso.
Azul dejó su posición en el obstáculo y voló bajo por el suelo sobre el vencedor y luego se
elevó unos pocos pies, trepando para evitar a los hombres y la mesa, aunque voló directamente
sobre ellos. Los hombres volvieron la cabeza hacia seguir su progreso mientras se abría paso en
la niebla azul grisácea con su vuelo lento y fácil. Su compañero la siguió hasta que ambos
desaparecieron.
Azul transmitió el mapa lo mejor que pudo a Camellia, incrustando las líneas y gráficos
dentro su mente. Gris hizo lo mismo. Él era mucho más experto en eso, acostumbrado a trabajar
con ella. No trato de descifrar lo que le habían dado los dos búhos fantasmas; ella haría eso más
tarde. Ella les envió sus gracias y los instó a adentrarse más en el bosque, donde los hombres no
pudieran verlos de nuevo.
Camellia dirigió su atención a los siete hombres. Ella no tenía los detalles de donde los dos
últimos comandantes estaban llevando sus tropas, pero no importaba. Podría estar en el mapa
que le habían proporcionado las lechuzas. Justo en el momento, temía que sus hijos estuvieran en
problemas.
Captó una señal con la mano que pasaba de Shaker al hombre al que llamaban Luis. Lewis
asintió y comenzó a moverse en dirección a los árboles. Su trayectoria lo llevaría a varios metros
del árbol donde estaba sentado Jeff. Ella había cubierto a Jeff simplemente haciéndolo parecer
parte del árbol, pero eso no significaba que uno o más de los hombres mejorados no pudieran ver
más allá de su espejismo.
Maldiciendo por lo bajo, vio que Shaker le daba un leve movimiento de su cabeza a uno de
los hombres anónimos. Este era el que le preocupaba. Se movió como si realmente pudiera
manejarse solo, no es como si todos ellos no parecieran capaces. Era solo que este hombre en
particular parecía fluir sobre el suelo. Cuando volvió la cabeza para inspeccionar su entorno, él era
el único que había mirado hacia las rocas donde ella estaba oculta. Él solamente había mirado
dos veces, pero eso la inquieto. Era demasiado consciente.
Mientras Shaker enrollaba el mapa, rodeó la mesa. No salió corriendo ni trotando hacia el
interior del bosque; él caminó con propósito, utilizando un andar suave y fácil, casi como un
animal.
—Ángel, — llamó Shaker.
El hombre que caminaba con ese andar suave se detuvo y se volvió a medias para mirar
hacia atrás.
— ¿Sabes adonde estás llevando a tus hombres?
Ángel asintió. Se volvió hacia el bosque sin decir una palabra, pero miró hacia arriba,
directamente hacia ella, donde estaba escondida entre la niebla. Por alguna razón, eso alarmó a
Camellia. La mirada en su rostro... ¿Astuta? ¿Como un animal?
Jeff, hagas lo que hagas, no te muevas. Voy a construir una ilusión en la niebla. No
engañará a estos hombres, pero con suerte los distraerá. El que se llama Gorman y el otro
llamado Lewis están sobre ti. Todavía no tengo ni idea de cómo saben que estamos aquí.
No te preocupes, cariño, Jeff dijo, tan tranquilo como siempre. Los estoy viendo.
Cinco de los seis comandantes mejorados despegaron por direcciones diferentes. Podía
verlos en la niebla, y la red subterránea le dijo dónde estaban, pero no tenía idea de lo que
estaban haciendo o cómo sabían que alguien los estaba observando. Aumentó el espesor de la
niebla lentamente, sin agregarla toda a la vez, sino llevándola al valle en incrementos para que no
se notara la acumulación.
La niebla oculto a sus niños efectivamente, pero también oculto a los comandantes
mejorados. Ahora confiaba únicamente en la red subterránea para decirle donde estaban todos.
Dos de los comandantes estaban corriendo en el bosque, uno venía directamente hacia ella, otro
daba vueltas detrás de ella. Dos se dirigían sigilosamente hacia la arboleda en la que estaba Jeff.
Shaker se mantuvo en el pequeño claro con otro hombre, al que nadie había identificado hasta el
momento. Él era el que Jonás pensó que se parecía a Shaker. Otros dos dieron la vuelta detrás de
los helicópteros. Nada de eso era bueno.
Un cosquilleo de conciencia se deslizó por su espina dorsal. El llamado Ángel estaba cerca
de ella. Lo olió, los leves rastros de jabón y sudor. Ella e tomó su tiempo separando los varios
aromas. Ahí era mucho más en él que humano, al igual que había mucho más en Jonás. Era una
mezcla de varios reptiles y mamíferos, tal como lo era Jonás. Whitney participó en la creación de
estos hombres para Abrams. Abrams los usaba para su propia protección privada.
No pueden tener mucha experiencia en el campo real, Jonás. Ellos tienen que ser la
seguridad privada de Abrams.
Eso explicaría su arrogancia. No se habían topado con nadie más que fuese mejorado.
Entonces, ¿qué les avisó? ¿Qué sistema de alerta poseían Gorman y Ángel que les permitió saber
o al menos adivinar que alguien los espiaba? ¿Whitney le había dado a uno de ellos la capacidad
de acceder a la red subterránea? Red la habría alertado si hubiera esa conexión allí.
Si envió toda su fuerza de seguridad mejorada aquí para deshacerse de nosotros y los
matamos, dudo que Whitney se sienta inclinado a reemplazarlos. Te digo, cariño, algo no está
bien aquí.
Los otros dos hombres, Pops y Lowell, estaban cerca de Jonás. Jonás estaba
perfectamente inmóvil, inmerso en medio de la niebla, imposible de ver cuando formaba parte de
las gotas. Aun así, porque los soldados mejorados estaban tan cerca de él, el corazón de Camellia
latía en sus oídos, un ritmo constante y rítmico.
Ralentiza tu corazón, bebé, Jonás aconsejo.
Es imposible que escuchen mi corazón. Camelia estaba segura de que Red amortiguo el
sonido. Estaba oculta en la niebla, imposible de encontrar por Ángel. Sin olor. No había forma de
que su visión mejorada la viera. Entonces, ¿por qué estaba tan cerca?
¿Crees que la red subterránea lo conecta con nosotros? Aventuro ella. Mírate. Pops y
Lowell van alrededor del helicóptero, Pops a tu derecha. El otro a la izquierda.
Estoy en ello.
Su corazón dio un vuelco de nuevo. Si te mueves, sabrán dónde estás. Shaker puede ser el
jefe, pero es Ángel quien dirige a todos en este momento. Él está conectado a la red subterránea.
Sé que lo está. No puede sentir a Jeff porque Jeff no está tocando el suelo. Pero él está en el
árbol y el árbol es parte de la red.
El silencio se encontró con su declaración. Era muy consciente de que Jonás sabría lo que
eso significaba. Si Ángel estaba conectado a la red de micelio, entonces Whitney muy bien podría
haber ido un paso más allá y emparejar al hombre con ella. Eso explicaría por qué se había fijado
en su presencia.
Ella estaba dirigiendo a los demás. ¿Habría sentido su presencia a través de ella? Ella no lo
creía así. Eso no tenía sentido. Algo más estaba pasando. Todos ellos estaban en peligro hasta
que se dieron cuenta que era. Ella no quería que Jonás reaccionara de forma exagerada. Ella
deseaba que él pensara con calma, que no permitiera que los animales en su código genético se
hicieran cargo de la forma en que lo hizo Gris en el momento en que vio a un rival en su territorio
reclamado.
Eso la detuvo en seco. ¿Era algo con lo que contaban Whitney o Abrams? ¿Esto era una
trampa planeada de antemano por si Jonás estaba liderando un equipo en contra de ellos? Incluso
eso no tenía sentido. ¿Cómo podrían contar con que Camellia y Jonás se encontraran? Su
cerebro trabajó a muy rápida velocidad, calculando todas las posibilidades y descartándolas con la
misma rapidez. Ellos no podían. A no ser que...
Ese maldito Whitney y su regalo para todas ustedes, el tatuaje en tu tobillo. Jonás llenó los
espacios en blanco por ella. No nos dimos cuenta inmediatamente y no pudimos comenzar a
interferir con su capacidad para rastrear a cada uno de ustedes. Pero él fue sofisticado en la forma
en que colocó sus dispositivos de rastreo en cada una. Ellos no son iguales.
Camelia tomó una profunda respiración y se permitió aprovechar completamente a Red.
Red era consciente de los seis comandantes mejorados y de Shaker, así como de sus
movimientos en la niebla. Ella no confirmó que Ángel estaba en la red de micelio. De hecho,
rechazó la idea. Camelia había estado estudiándolo y la forma en que la estaba acechando a
través de la niebla.
Todavía sería demasiada coincidencia. No podían confiar en que nos encontráramos,
Jonás Esto es algo totalmente diferente. Todos están cambiando de posición. Adivinando donde
estás, pero ellos saben que estás allí. No han alertado a nadie más. Ni a las tropas, ni incluso a
los pilotos del helicóptero. ¿No piensas que eso es extraño?
Enviaron antes a los pilotos del helicóptero con las tropas, dijo Jonás.
Camellia consideró lo que eso significaba, dándole vueltas a la información una y otra vez
en su mente. No tenía sentido que Shaker diera esa orden a menos que no quisiera que los
mercenarios vieran lo que estaban haciendo los hombres mejorados. ¿Qué tramaba Shaker que
no quería que vieran todos esos hombres?
Levantó el mapa que las dos lechuzas le habían metido en la cabeza. Debido a que Kyle ya
había usado la visión y el oído de Gris más de una vez, el búho sabía cómo ensamblar las líneas y
las cuadrículas. Azul había seguido el ejemplo de su compañero. Habían tomado una instantánea
del mapa desde varios ángulos mientras volaban por encima y se lo enviaban. A Camelia le
pareció que Shaker estaba enviando a los seis comandantes y sus tropas a la fortaleza del Equipo
Uno para un golpe duro desde todas las direcciones, incluido el aire. No había enviado ni a un solo
hombre hacia el Equipo Dos. Al menos no ahora. No cabía duda de que su intención era
finalmente eliminarlos a todos. El equipo Dos no se salvaría.
La brisa sopló a través de la niebla, creando un movimiento sutil, demostrando ser una
distracción. La niebla gris azulada se arremolinó un poco, donde antes había estado inmóvil,
simplemente colgando densa e impenetrable. Ahora había un ligero sonido, como una nota
musical en el extremo inferior de la escala, que se sumó a la sensación ominosa de la niebla.
Utilizo todos los recursos muy reales disponibles para construir ilusiones y hacerlas más
convincentes. A menudo, la gente pasaba por alto los sonidos en la niebla. El sonido podía
amortiguarse o distorsionarse, y con frecuencia era la causa de una sensación de miedo.
Encontró que era difícil permanecer absolutamente quieta. Los músculos se acalambraron.
Quería frotarse los brazos temblorosos. En este momento, Ángel tenía la ventaja. Él podía
moverse a voluntad mientras ella tenía que permanecer congelada en su lugar. No sabía
exactamente dónde estaba ella, pero en el momento en que aliviara su peso de un lado a otro,
podría verla. Averiguar lo que estaba pasando hacía difícil controlar su corazón y sus pulmones.
Tenía que trabajar en la disciplina. Jonás, Jeff y Kyle tenían mucha experiencia por todas las
misiones que realizaban. Ella había estado viviendo sola durante mucho tiempo, no había
practicado tanto como ella debería.
De ninguna manera esto se trata de mí. No vinieron aquí sabiendo de mí, y si lo hicieron,
fue en el último minuto. Esto se trata del Equipo Uno y Ryland, Lily y Daniel. Ni siquiera estoy
segura de que se trate de Abrams y Whitney teniendo problemas. ¿Tu equipo le hizo algo a
Abrams?
Jonás tendría que considerar su especulación. Jeff y Kyle también lo hicieron. Era una
pregunta justa. Habían llevado a cabo incontables misiones, la mayoría operaciones encubiertas.
Por eso se llamaban Caminantes Fantasmas. Nadie sabía a cerca de ellos. Eran enviados a hacer
un trabajo cuando nadie más podía hacerlo.
Sinceramente, no puedo pensar en nada, pero eso no significa que no podamos haberlo
hecho, Jonás finalmente dijo. ¿Jeff? ¿Kyle?
Hemos cabreado a casi todo el mundo en algún momento, pero siempre estábamos bajo
órdenes, Jonás. Si Abrams estuviera enojado, uno pensaría que se desquitaría con quien nos
envió, aventuró Kyle.
Tengo que estar de acuerdo con eso, agregó Jeff. Incluso si Abrams tuviera su mano negra
en todas las operaciones sucias que nos enviaron a detener, estábamos tapando el agujero en la
presa, por así decirlo.
Ángel cambió de posición, buscándola activamente, moviéndose de un lado al otro en una
cuadrícula. Tenía una presencia poderosa, muy parecida a la de Jonás. No tuvo dudas de que
tenía el código genético de varios depredadores, y estaba usándolos para tratar de obtener su
olor. Tenía toda la confianza de que Red la enmascararía de él, pero justo cuando él estaba
buscando su ubicación, los otros estaban conduciendo una búsqueda muy exhaustiva de Jonás,
Jeff y Kyle.
Lewis estuvo a punto de pisarme, susurró Kyle en sus mentes. Estaba husmeando justo
debajo del árbol donde está Jeff, y dio la vuelta. Ahora se cruce en un patrón de cuadrícula con
Gorman.
Es de Gorman de quien de verdad tienes que cuidarte, le recordó Camellia. Tiene un radar
incorporado, incluso más que los demás.
Jonás, Jeff dijo, vamos a matarlos y acabemos con esto.
¿Y Camelia? Ángel está ahí arriba con ella. No tenemos toda la información que
necesitamos sobre por qué estos bastardos vienen hacia nosotros. Abrams simplemente enviaría
otro ejército. ¿Qué pasa contigo?
Escucha, Jonás, Camelia respondió suavemente. En la niebla. Escucha.
Todos se quedaron muy callados. Estaba esa nota musical muy baja, una repetición
integrada a la brisa, casi como una ola que va, y viene. Ya estaban acostumbrados a la niebla,
acostumbrados a las ilusiones de Camellia. Cuando habrían dicho algo, ella los detuvo con un leve
siseo en sus mentes.
Quédense quietos. Sigan escuchando. Eso no es la brisa. Es una voz.
Camellia podía escuchar la más suave de las voces. Al principio no se había dado cuenta
de que era otra cosa que esa nota baja que se balanceaba en la brisa. Apagado. Solo parte de la
realidad de la niebla que colgaba en el claro y atravesaba el bosque.
Tiene experiencia. Él sabe exactamente lo que está haciendo. Él está sentando las bases
en este momento que hace frío y nuestros músculos están acalambrados. Tenemos que
movernos. Nuestros cuerpos no pueden soportar estar tan quietos. Siempre he sido capaz de
estar quieta durante horas, pero de repente no puedo. Queremos atacarlos.
Todavía no puedo entender lo que dice, pero él es que bueno.
Si él es tan bueno, ¿cómo es que no puedes comprender lo que dice? Kyle pregunto.
Lo repite una y otra vez, explicó Camellia. El mismo diálogo y se te mete en la cabeza.
Eventualmente harás lo que dice. Ya estoy sintiendo la necesidad de moverme. Ángel está cerca
de mí. Él sabe que estoy aquí. En el momento en que me mueva, él me verá. Jeff sólo empujo
para atacarlos. Él está trabajando en nosotros.
Jonás suspiró. ¿Cuál, Camellia, puedes decirlo?
Creo que es Shaker. Apenas puedo verlo. La niebla es tan espesa ahora, y no se mueve,
así que incluso con una visión mejorada, no puedo ver sus labios, solo se siente como él para mí.
Le resulto difícil monitorear los dos hombres moviéndose alrededor de los helicópteros.
Entraban y salían de ellos, buscando a Jonás. Trató de no entrar en pánico, sabiendo que la voz
estaba trabajando en sus nervios. Ella tenía que confiar en Red para mantener a Jonás a salvo.
Jonás, ¿qué tipo de misiones realizaste que podrían haber llamado la atención sobre tu
equipo? preguntó, porque necesitaba la distracción de pensar en algo además de Ángel
acechándola a ella y a esos hombres tan cercanos a Jonás.
Principalmente, desbaratamos operaciones de drogas, tráfico de armas y operaciones de
contrabando.
Jonás sonaba estable. Tranquilo. Camellia estaba segura de que Shaker sabía que Jonás
tenía todo tipo de animales depredadores en su código genético, y eventualmente comenzaría a
empujar desafíos en su mente con el fin de hacer que Jonás reaccionara. Jonás era
extremadamente protector. Eso estaba en su expediente. Si Whitney sabía eso sobre él y eso era
lo más probable, habría compartido esa información con Abrams. ¿O no lo habría hecho?
Aunque Abrams tenía suficiente dinero para comprar información, hackear computadoras y
comprar espías. Probablemente sabía más sobre los Caminantes Fantasmas que Whitney por
ahora.
¿Crees que Abrams está involucrado en todas esas cosas? Él es un banquero
internacional. Y un multimillonario. ¿Por qué necesitaría involucrarse en algo ilegal?
Poder, respondió Jonás al instante. Él lo necesita, al igual que los otros con los que formó
su sociedad. Gobiernan el mundo, y eso incluye al inframundo. Nadie hace nada sin su
consentimiento. Supongo que se supone que eso nos incluye a nosotros.
Si es así, él habría sido el último detrás de tus órdenes, Jonás. Habrías estado haciendo lo
que él quería que hicieran.
Estaban de vuelta al punto de partida. Un ejército de este tamaño no tenía sentido. La idea
de acabar con dos equipos de Caminantes Fantasmas, no tenía sentido. Nada de eso lo hizo.

CAPÍTULO 18

—Camellia, creo que ambos sabemos que es hora de terminar con la mierda. Tienes frio, y
necesitas moverte antes de que tu cuerpo comience a tener calambres. No hay necesidad de
permanecer bloqueada en tu posición. Solo quiero hablar contigo, — dijo Ángel.
El corazón de Camellia saltó y luego comenzó a latir con fuerza. Ángel acababa de quitarse
los guantes. Ella podría responder o no.
No. La voz de Jonás era pura orden.
¿Qué más hay que hacer? Él sabe que estoy aquí. Él no sabe que tú estás. Están
adivinando sobre ti. Puedo lanzar mi voz, mezclarla en la niebla. Es posible que pueda averiguar
porque están de verdad aquí.
No iba a dejar que Jonás le dijera qué hacer. Ella no estaba bajo su mando, y al final, tenía
que hacer lo que pensara que era mejor. Él estaba tratando de protegerla. Eso era todo en lo que
estaba pensando. No podían permanecer en un enfrentamiento para siempre. Shaker era
consciente de ello. Jonás iba a tener que empezar a cazar en la niebla o salir de allí.
Jonás juró.
Los cazaré hasta los confines de la tierra si te pasa algo. Será mejor que no te ponga una
mano encima.
Confió en que no tendrá la oportunidad, Jonás.
—Camelia, no hay necesidad de tenerme miedo.
La voz de ángel era suave, puro terciopelo. Ella jugó a lo largo de sus terminaciones
nerviosas. Si ella lo sentía, Jonás también podría hacerlo. Esta podría ser una situación muy
peligrosa. No había duda en su mente de que Whitney los había emparejado. Jonás tendría que
confiar en ella para manejar la situación.
Lanzó su voz al bosque, muy lejos del árbol donde Jeff estaba.
—No te tengo miedo, sólo me sorprende un poco que estés dispuesto a matar mujeres y
niños que no te han hecho daño. Para mí, Whitney era el monstruo supremo. Nunca considere
que alguien con quien experimentó, de la forma en que lo hizo conmigo, pudiera ser un monstruo,
pero claramente, eso no es cierto.
Vertió desprecio y disgusto en su voz porque sentía ambos. Quería que todos lo sintieran.
Hacerles saber lo que alguien con quien habían experimentado y mejorado, pensaba de ellos. Lo
más probable es que su opinión no significara nada para ellos, pero la obtendrían de todos modos.
Ángel guardo silencio, y ella supo que se estaba comunicando con sus hermanos. Ella lo
estaba mirando directamente. Al igual que Jonás, pudo mantener su expresión facial
completamente en blanco, pero sus ojos le dijeron que no le había gustado su evaluación de él.
—Puedo ver por qué pensarías eso, pero no conoces la historia completa, ¿o sí? — Emitir
un juicio sin saber que todo está mal.
Ella se quedó muy quieta. Todavía la miraba fijamente. Tuvo mucho cuidado de enviar su
voz al mismo lugar: el interior del bosque.
— Hay ciertas líneas que no se deben traspasar, Ángel. Los terroristas las cruzan. Cuando
decidiste cruzar esas líneas, te pusiste al mismo nivel. Ahí no hay una excusa.
La red de micelio la alerto de que había movimiento en el bosque. Uno de los hombres se
movía rápidamente hacia el interior.
Gorman está corriendo por un camino de ciervos, informó Jeff.
Tengo una imagen de él.
No te muevas. No hagas ningún movimiento, Camelia advirtió. Están buscándome. Quiero
ver lo que este hombre tiene que decir por sí mismo. No hay excusa para ese comportamiento y él
lo sabe. Puedo sentir su incomodidad e incluso la culpa.
No le preguntó a Jonás si podía, eso sería como echarle sal a la herida. El hecho de que
pudiera sentir las emociones de Ángel solo lo haría peor para Jonás. Ella se abstuvo de enviarle
caricias relajantes, en cambio lo trato con toda la confianza de que él creería que ella era su
compañera.
—Nuevamente, puedo ver por qué pensarías eso, — concedió Ángel. — Sal a la
intemperie. No voy a hacerte daño.
— ¿Por qué iba a creerte cuando viniste aquí con el propósito expreso de matar bebes?
¿De matar mujeres que no te hicieron daño? no lo hicieron, ¿verdad? Tu líder acaba de enviar a
uno de tus hombres a perseguir mi voz dentro del bosque para encontrarme. No lo hará. Sabes
que no lo hará, pero, aun así, tenía que mirar.
Esta vez ella arrojó su voz a una parte diferente de la niebla, una más cerca de Shaker, en
el lado opuesto del claro, lejos de donde estaba Kyle acostado muy quieto.
—Puedo entender por qué no confías en mí, pero no eres parte de este equipo, a menos
que te hayas conectado con Jonás.
Había acusación en la voz de Ángel.
Ella permaneció en silencio por unos momentos.
— ¿Por qué pensarías que tengo algo que ver con algún miembro de un equipo de
Caminantes Fantasmas? — Ella vertió genuino desconcierto en su voz. Sabía que Shaker sería el
que analizara su tono. ¿Por qué deberían pensar eso de ella? Eso, en realidad, no tenía sentido.
—Estaba considerando marcharme antes de que Whitney enviara sus soldados detrás de mí
cuando pareció que se estaba desatando el infierno. Normalmente, no me involucraría, pero no
voy a quedarme de brazos cruzados y ver cómo matan a niños inocentes para proteger mi
libertad.
Todo eso era la estricta verdad, y Shaker escuchó eso en su voz.
—Francamente, te estaba espiando para ver lo que podría hacer para sabotearte.
—Las lechuzas son tuyas, — dijo Ángel.
Así fue como me encontró. Azul me delató con certeza. Gorman estuvo inquieto desde el
principio, y cuando Azul se molestó tanto, Ángel y Gorman supieron que alguien estaba aquí. Azul
me miró directamente, Camellia dijo.
—Sí, me acompañan a todos lados. Gris es muy firme, pero Azul puede enfadarse. La
lucha por el territorio la inquieto, especialmente cuando todos ustedes estaban aquí, y ella sabía
que yo estaba... preocupada. — Deliberadamente, ella vaciló antes de describir su propio estado
de mente. — Claramente, la estaba afectando.
Esta vez, nadie corrió para tratar de llegar a ella, pero los dos hombres que se habían
abierto paso alrededor de los helicópteros cayeron al suelo boca abajo. Uno, ella creía que era
Pops, usó sus manos para impulsarse fácilmente sobre las hojas y ramitas sin hacer más ruido
que un lagarto. No podía verlo mucho en la densa niebla, pero la red subterránea mapeo su
progreso para ella. Sus mejoras le permitían viajar rápidamente sin sonar como un humano
moviéndose.
Tienen que tener algo más que los dirija, dijo Kyle. Gorman estaba a punto de usar la visión
del búho, pero ¿supongamos que alguien más está usando el oído o el sentido del olfato de un
animal?
Camellia no había pensado en eso.
Jonás, ¿es eso posible? ¿Tienes alguien en tu equipo que use animales o reptiles así?
Nada más y nada menos que como lo hizo Kyle. Ni siquiera he oído un rumor al respecto,
admitió Jonás.
—Whitney te emparejo con Jonás Harper. ¿Estás al tanto de los emparejamientos?
Camellia tuvo la sensación de que esa pregunta suave y tranquila era una trampa.
— Sí. Él caminaba por el sendero con otros dos hombres. Sentí un tremendo tirón hacia él
de inmediato y supe que Whitney tenía que habernos emparejado. Fue un momento muy
aterrador.
Tuvo cuidado de ceñirse estrictamente a la verdad. Su primera reunión había sido
aterradora.
—Tiene habilidades en la montaña. Necesite todo mi esfuerzo para asegurarme de que no
pudiera encontrarme. — Ella había estado oculta en la niebla, como ella lo estaba ahora. — Al
mismo tiempo que me di cuenta de él, él se dio cuenta de mí. No esperaba encontrarme con
alguien con quien estuviera emparejada.
—Es un monstruo más allá de lo que puedas imaginar, Camellia. — Ángel dijo. Se apoyó
contra un gran tronco de árbol caído. — Sé que estás en algún lugar aquí arriba. Te pueden
buscar todo lo que quieran abajo, pero estás aquí. Te siento cerca de mí. ¿Quieres saber por qué?
Porque Whitney nos emparejó. Nosotros nos pertenecemos. Puedo cuidar de ti. Darte todo lo que
quieras. Una familia. Siempre quisiste una familia. Estudié todo sobre ti.
—Tú no sabes nada sobre mí. Nunca, bajo ninguna circunstancia, volvería a Whitney, ni me
pondría en las manos de alguien que matara niños. Quiero hijos más que nada. Que un hombre
venga aquí despiadadamente con la idea de asesinar a inocentes me enferma.
—No vine aquí por esa razón, — él negó.
—Ángel, — advirtió Shaker. — Déjala mostrarse antes de que decidas darle información.
— ¿Por qué haría eso cuando tienes toda la ventaja? — Camellia pregunto. — Sois siete y
todo un ejército de mercenarios. Soy una persona y un par de rapaces. La única ventaja que tengo
es quedarme oculta de ustedes.
Ella conservó su voz viniendo desde el otro lado del pequeño claro cerca de él, muy
consciente de Pops deslizándose sobre su vientre, tratando de concentrarse en el sonido.
—Te voy a decir la verdad sobre Jonás Harper y Ryland Miller, Camelia, — dijo Ángel. —
La verdad sobre por qué estamos aquí.
Camellia escuchó el tono de honestidad en su voz, pero lo más importante, sintió la
repentina retirada de Jonás. No se apartó por completo de ella, pero se retiró.
Camellia. Jonás susurró su nombre en su mente. Dándole una caricia tan íntima, que le dio
la vuelta al corazón. Algo estaba terriblemente mal. Ella lo sintió en su creciente tensión.
¿Sabes lo que me va a decir?
Debería habértelo dicho yo mismo. Iba a decírtelo yo mismo. Yo estaba esperando... Él se
separó y prodigó otra caricia dentro de su mente.
¿Cuándo? ¿Cuándo me ibas a decir?
No sé, respondió con sinceridad. Cuando me amaras tanto, que no me dejarías sin importar
cuan feo y vil descubrieras que era.
Su estómago cayó. Ella no podía quedarse quieta. Ella simplemente no pudo. Incluso Red,
no podía salvarla si lo que fuera que Ángel le iba a decir era tan malo.
— ¿Por qué estás aquí, Ángel? Dime tu excusa para matar niños.
—Te digo que no estamos aquí para matar niños, — Ángel repitió.
—Te creería, excepto que los búhos tienen un oído excelente. Shaker dio la orden de matar
a todos menos a Lily y Daniel, ¿No es así, Shaker? Realmente no hay forma de evitar eso.
Ángel juró bajo su respiración.
— Jonás Harper asesino al hermano de Shaker y Tusker, Oliver. Les dijeron a todos que
murió en las jaulas, asesinado por los enemigos de Whitney, pero no fue así como sucedió. Nadie
habla de él ahora.
Sin duda Tusker era el hombre desconocido que se parecía tanto a Shaker. Tenía que ser
el, quien podía usar el oído y el sentido del olfato de un animal. Tal vez ambos. Tusker era otro
nombre usado para "elefante", y los elefantes tenían un excepcional sentido del olfato. Ella envió
la más mínima brisa hacia el prado, lo suficiente para mover la niebla alrededor de los dos
hombres. Se pararon espalda contra espalda. Los ojos de Shaker escanearon las rocas y los
árboles repetidamente, cubriendo a Ángel. Su hermano observaba los helicópteros, todavía
inquietos porque algo estaba cerca de ellos, invisible en la densa niebla.
Jeff y Kyle tuvieron una reacción instantánea a su declaración. Como Jonás, hubo un retiro
parcial de ella. Pasaron de la comunicación telepática de cuatro personas que estaban usando a
una de tres personas, dejándola fuera.
No había duda de que Ángel había dicho al menos una verdad parcial. Su voz sonó con
honestidad Por mucho que no quisiera, Camellia tuvo que aceptar que él creía lo que estaba
diciéndole.
Jonás, ¿quién es Oliver?
Su pregunta fue recibida con silencio. Ella no dijo nada. Ella fue paciente. Dos podrían jugar
el mismo juego si fuera necesario. Finalmente, Jonás suspiró, prodigó otra caricia en su mente.
Ella no quería caricias. Ella quería respuestas.
Él está muerto, Camellia.
Eso no me dice nada.
Nuevamente, Jonás permaneció en silencio.
—Harper y Oliver eran mejores amigos, como hermanos. Fueron al campo de
entrenamiento juntos. Entrenaron juntos. Pasaron por el entrenamiento de los Rangers del Ejército
juntos. Luego aplicaron y fueron aceptados dentro del programa de los Caminantes Fantasmas.
Ambos fueron mejorados con prácticamente el mismo material genético.
—No puedes saber eso.
No puede, ¿verdad? Ella pregunto a Jonás ¿Lo fue él? ¿Estaba Oliver mejorado de la
misma manera que tú?
La respuesta de Jonás fue breve.
Si.
—Él habló con sus hermanos cuando las cosas empezaron a ir mal. Él estaba preocupado
sobre Jonás. Preocupado por sí mismo. Preocupado de que alguien estuviera tratando de matar al
equipo completo. Él tenía un fuerte instinto protector, —Ángel continuo. Cruzó los brazos sobre el
pecho y mirándola fijamente. — También puedes dejarme verte. Te juro que, si no quieres venir
conmigo, te dejaré ir.
—Esa es tu palabra y no la de los otros.
—Nosotros hablamos los unos por los otros. Estamos juntos en esto, — Ángel insistió. —
No puedes quedarte quieta tanto tiempo. Tienes que confiar en alguien.
¿No es extraño, Jonás? Eso es exactamente lo que me dijiste. Tengo que confiar en
alguien. Sin embargo, estamos justo en medio de un campamento enemigo, rodeados por ellos, y
tú, Jeff y Kyle entraron en su grupo, dejándome fuera. ¿Fue para que pudieras aclarar tu historia?
eso no se siente como confianza. Eso se siente como una traición.
Camelia, no. No puedo ir a ti. No puedo moverme. No, a menos que decidamos tratar de
matarlos a todos aquí. Ángel está contigo, así que eso podría ser que esperemos hasta que
retroceda.
Soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma. Lo he estado haciendo por un largo
tiempo.
—Dejé de confiar en alguien, la noche en que me traicionaron y Whitney mató a Ivy porque
intenté escapar. Sólo di lo que tengas que decir, — ella le dijo a Ángel.
Los hombres cercanos a Jonás, Kyle y Jeff podrían haber parecido como si estuvieran
buscándola, pero no creía que fueran realmente serios al respecto. Al igual que Ángel, creían que
estaba justo donde estaba. ¿Cómo? ¿Que la había delatado fuera de Azul? Azul podría haberle
dado a Ángel su dirección, pero no su ubicación exacta.
Kyle y Jeff están preocupados por lo que pensarás de mí si escuchas el relato de Ángel
antes de que yo tenga la oportunidad de decirte lo qué sucedió, Jonás dijo. Debería habértelo
dicho, Camellia, pero este tipo de cosas no son algo que le dices de primero a alguien que estás
tratando de conseguir que se enamore de ti.
Tusker observó los helicópteros, creyendo que alguien estaba cerca de ellos. Lewis y
Gorman estaban en el bosque, sabiendo, sabiendo, que alguien estaba allí. Casi habían pisado a
Kyle. No fueron los búhos. Gris se lo hubiera dicho. Lowell y Pops estaban ahora en alerta
máxima. Camellia tenía que averiguar que estaban usando para encontrarlos. Si Ángel sabía que
no estaba sola, no estaba comprando su historia en absoluto. Él tenía que saber que Jonás estaba
con ella. Aun así, él creía lo que le estaba diciendo.
—Al principio, cuando ellos descubrieron que sus diversas mejoras no eran sólo psíquicas,
trabajaron juntos para desarrollarlas. Descubrieron que eran inusualmente rápidos. Enormemente
fuertes. Los dos compartieron información. Tenían competencias amistosas, enfrentando sus
habilidades entre sí con el fin de desarrollar sus habilidades para las misiones.
Hasta ahora, todo le parecía sensato. Mientras Ángel contaba su historia, buscó en la
niebla algo que pudiera haberla delatado a ella y a los demás con Tusker. Estaba segura de que
era él quien se comunicaba con una criatura. Si podría encontrar una manera de conectarse con él
sin su conocimiento, podría ser capaz de averiguarlo y detener la comunicación. De esa manera,
él no podría cazarlos. En este momento, sin importar lo que hicieran, los hombres de Shaker
podrían tener la ventaja.
¿Vas a decir algo, Jonás?
¿Qué hay que decir, Camelia? Hasta ahora, está haciendo un buen trabajo al contar cómo
fue.
Él no estaba allí. Tú sí. Escuchar la historia no es lo mismo que ir a través de ella. Descubrir
cada cambio genético por separado con el que tienes que lidiar, aprender a usarlo y a controlarlo.
Camellia esperó a que Jonás dijera algo, pero no lo hizo. El permitió que Ángel contara su
versión. Jonás podía ser terriblemente terco, y en este momento, él estaba eligiendo estar en su
peor momento. No estaba segura de por qué. Kyle y Jeff permanecieron en segundo plano,
ninguno de los dos se sumó a la conversación, solo escuchando a Ángel darle los detalles.
Apartó la mirada de Ángel y la posó con firmeza en Tusker. Su espalda estaba hacia ella.
Parecía estar mirando hacia los helicópteros, pero de vez en cuando y levantaba un poco la
cabeza y miraba hacia los árboles. Ella siguió su mirada hacia arriba. Había un poco de niebla en
las ramas de los árboles más altos, y podía ver el aleteo ocasional de las hojas cuando la brisa
pasaba a través. Los insectos se perseguían unos a otros en el cielo. Había muy poco movimiento
que no fuera uno o dos lagartos trepando por el tronco de un árbol.
—Algo comenzó a suceder con su amistad con el tiempo. Fue sutil al principio.
Las palabras de Ángel fueron lo suficiente siniestras como para atraer su atención hacia él.
Su máscara de calma comenzó a desaparecer, para ser reemplazada por profundas líneas
talladas con coraje.
— Jonás puede ser muy celoso y controlador. Le gusta ser el centro de atención. El que
está a cargo. Oliver pasó de ser su mejor amigo a un rival. A Jonás no le gustaba que a veces
Oliver lo superara o que destacará de alguna manera en una misión. Hubo peleas preocupantes.
Jonás comenzó a actuar de manera y a hablar con Oliver sobre cómo otros sin mejoras no valían
mucho, y ¿por qué deberían arriesgar sus vidas por ellos?
El Jonás que ella conocía podía ser celoso; tal vez cuando era el comandante podría
hacerte pensar que era controlador. Definitivamente, prefirió ser el hombre a cargo, pero no
parecía gustarle ser el centro de atención. Ella no pudo verlo reclamando que otros sin mejoras
fueron menos importantes o valiosos. Era un hombre protector y ella no podía verlo ignorando a
los que no estaban mejorados.
Camellia esperó en silencio, pero Jonás no se defendió. Jeff o Kyle no saltaron en su
defensa tampoco.
—Sigue.
Ella no se molestó en lanzar su voz. Ella habló directamente con Ángel, pero permaneció
escondida en la niebla.
Una vez más, volvió su atención hacia abajo, a Tusker, estudiándolo cuidadosamente.
Volvió la cabeza para mirar por encima del hombro hacia ella. Cuando lo hizo, hubo un aleteo de
alas en los árboles, y los murciélagos giraron y se sumergieron, corriendo para conseguir insectos,
especialmente polillas nocturnas, desde el cielo.
Ecolocalización. Ella respiro la palabra dentro la mente de los tres hombres. Nosotros no
podemos oírlo, incluso con nuestra audición superior. Pero él puede. Tusker. Él debe tener un
oído tremendo. Muy agudo. Así fue como se dio cuenta de nosotros. O más bien cree que está al
tanto de nosotros. Jeff está tan quieto en el árbol que a los murciélagos les parece parte del árbol.
Kyle parece parte del suelo. No pueden localizar a Jonás.
—Te voy a dar la versión corta, Camelia, — Ángel dijo, su voz más dura de lo que había
sido. — El Equipo Uno fue enviado a una misión. Yo no estaba allí, pero por lo que entendemos,
fue un infierno.
— ¿De dónde obtuviste tu información si no estaban allí? — ella interrumpió, mirando a los
murciélagos. Gris. Azul. Les necesito ahora. No quería que las lechuzas mataran a los
murciélagos, simplemente que los alejaran como si estuvieran demasiado cerca de un nido.
— Una fuente muy, muy confiable. De alguien que estuvo ahí, — Ángel le aseguró.
Una vez más, su voz sonó con tanta honestidad que atrajo toda su atención de vuelta a él.
Inmediatamente, él capto la atención de Jonás también.
Si lo que dice es cierto, alguien nos traicionó, dijo Kyle. Alguien en nuestro equipo.
Su corazón se hundió De repente se sintió cansada y deseo estar en cualquier lugar menos
donde estaba. Ella había pedido acompañarlos. Jonás le había dado la oportunidad de quedarse
en su hermoso jardín donde estaba a salvo y protegida. Ella no habría conocido a estos hombres,
y no habría escuchado lo que Ángel tenía que decir. Ella no se sentiría herida. Su dolor. Jonás
estaba herido. ¿Era la vida sólo una serie de traiciones? ¿Uno detrás de otro? ¿No había lealtad
real?
Ese parece ser el nombre del juego en todas partes, ¿no es así? —Camelia dijo. —
Realmente no se puede confiar en nadie, ¿verdad?
Eso no es necesariamente cierto, cariño, dijo Jonás. Escuchémoslo. Y no perdamos de
vista por qué están aquí. Incluso si hice todo mal y asesiné a su hermano de la forma en que
creen que lo hice, todavía no les da una razón para acabar con hombres, mujeres y niños que no
tuvieron nada que ver con eso.
Era la primera vez que decía algo que podía ser una refutación a la versión de la historia
que Ángel le estaba diciendo.
No voy a olvidar por qué estos hombres están aquí.
Ella no lo haría. La idea de que hubieran decidido tan cruelmente que los gemelos de
Marigold podían ser asesinados junto con Mari y su hermana gemela y sus sobrinos la
enfermaron. ¿Qué estaba mal con ellos? No importaba lo encantador que Ángel pensara que era,
ella siempre mantendría ese propósito en primer lugar en su mente. No había perdón para eso.
—Mientras se realizaba la misión, varios de los miembros del equipo resultaron heridos.
Estaban en un valle rodeados de intensos disparos con el enemigo encima de ellos.
Podía oler la pólvora y escuchar los pesados proyectiles golpeando todo alrededor de ellos.
Jeff y Kyle, así como Jonás, retrocedieron en el tiempo, recordando los momentos tensos cuando
todos pensaron que no lo lograrían.
Nico llegó a un terreno más alto y nos dio fuego de cobertura, no estoy seguro de que
alguno de nosotros hubiera sobrevivido sin él, añadió Jonás. Fue caótico con tantos heridos y el
enemigo rodeándonos.
—El enemigo los tenía inmovilizados. Oliver decidió huir. Él pensó que podía ir a través de
las líneas enemigas y obtener ayuda para todos. Se estaban quedando sin munición y
necesitaban desesperadamente suministros médicos. Fue al oficial al mando, Ryland Miller, y le
dijo su plan. Si lo conseguía, todos se salvarían. Si no lo lograba sólo él sufriría las
Consecuencias. Él era extremadamente rápido. Su francotirador podía ayudarlo a pasar.
Hasta ahora, tiene razón, Jonás le informo.
Podrían tener acceso al informe, dijo Jeff. Ryland presenta un informe al general cada vez
que regresamos de una misión. Alguien podría haber hackeado los archivos del general.
Es una posibilidad, Jonás acordó.
Tengo calambres en mi pierna, Jeff dijo.
No te muevas, espetó Jonás, la orden clara. El que está en el claro definitivamente está
dirigiendo a todo el mundo, y tiene sus oídos sobre ti. Nadie te va a matar hoy, Jeff.
Eso hizo que la mirada de Camellia volviera a los murciélagos.
Gris, Azul, sáquenlos de aquí. Persíganlos lejos.
—Oliver fue un héroe ese día. Rompió las líneas enemigas y consiguió avisar a sus
superiores que su equipo necesitaba ayuda. Jonás no pudo soportar que recibiera la atención de
todos. Era demasiado para él. Cuando Oliver se coló con su equipo, allí en el valle, decidido
ayudar a sacar a los heridos, Jonás lo ataco. Todo el equipo al completo lo presencio, incluso
Miller.
Camellia sintió el rechazo instantáneo de los tres hombres que compartían la comunicación
telepática con ella.
Eso es mierda, Kyle susurró. Esa no es la manera en que eso sucedió.
Escúchalo, dijo Jonás. Claramente, él cree lo que le está diciendo.
Camellia repitió la última frase para sí misma. Claramente, él cree lo que él le está diciendo.
Jonás se había distanciado de ella, casi como si estar cerca de ella le doliera. Ella no se acercó a
él a lo largo de las líneas familiares de conexión. Todavía estaban allí, todavía intactas, pero ella
no probó su fuerza.
En ese momento, la relación de Camellia con él se sintió frágil. Ella no sabía nada sobre las
relaciones. Ella podía admitir eso. Él sabía mucho más que ella. Si pensaba que alejarse de ella
cuando necesitaba que ellos se mantuvieran fuertes y juntos era el curso de acción correcto, que
así fuera.
Necesitaba aferrarse a algo, y eso iba a tener que ser su propio poder. Los rasgos de
carácter en los que había llegado a confiar. Era fuerte cuándo necesitaba serlo. Podía usar casi
cualquier arma de manera experta. Ella tenía armas que nadie conocía, ni siquiera Jonás. Habían
hablado de ellas, pero realmente no estaba al tanto de lo que podían hacer.
Independientemente de lo que cualquiera de estos hombres dijera o hiciera, las decisiones
a las que llegaran, no permitirían que les hicieran daño a Mari y a sus bebés, a Briony y a sus
gemelos, a Lily y el joven Daniel, o cualquier otra madre e hijo que pudiera estar en el recinto por
encima de ellos.
—No te detengas allí, Ángel, — ella susurró.
—Whitney puso tanto material genético de animales agresivos tanto en Jonás como en
Oliver. No sólo de mamíferos, sino también de reptiles. Los dos estaban alzados más allá de lo
creíble. Se enfrentaron como animales, Jonás rugiendo un desafío que se podía escuchar el todo
el Valle. No había armas. Sin cuchillos. Se enfrentaron el uno al otro con las manos desnudas.
Con los nudillos desnudos. Golpeando el cuerpo del otro. La forma en que se golpearon debería
haber roto huesos, pero ninguno cayó. La sangre corría por sus pechos y cuellos mientras daban
vueltas uno al otro, rugiendo como animales.
En lo alto, los búhos gritaron un desafío y se lanzaron sobre los murciélagos canosos,
persiguiéndolos a través del cielo nocturno. Gris sonaba tan salvaje que Camellia casi saltó de su
piel. Lo había oído innumerables veces.
Todos pudieron escuchar el jadeo telepático de Jeff. Al principio ella lo atribuyo a las
lechuzas que ahuyentan implacablemente a los murciélagos de la pequeña arboleda, pero su
protesta siguió rápidamente los talones del comentario de ángel.
—Jonás se volvió loco. Atacó a los heridos, rasgando vendajes abiertos y desgarrando sus
heridas Él se alimentó de la sangre como si fuera un Lobo y luego aulló para que su manada se
uniera a él.
—Ángel... — ella protestó.
Otra vez, Jeff hizo una suave protesta telepática, mientras Jonás y Kyle se mantuvieron en
silencio. Sabía que el relato de Ángel no podía ser preciso, pero la Middlemist Red estaba
evaluando su voz con ella, y Red afirmo que lo que dijo era estrictamente la verdad. Jeff y Kyle no
pudieron hacer nada más que escuchar la voz de Angel y evaluarla ellos mismos, pero Jonás
sentiría lo que sentía Camelia. Él sabía que Red estaba haciendo la misma evaluación que ella.
La tensión y la hostilidad, así como el dolor, en Shaker y Tusker eran palpables. Las
emociones de los otros hombres alimentaron la necesidad de violencia en la oscuridad de la
niebla, por lo que los colores cambiaron ligeramente de gris azulado a un tono más oscuro de gris
violáceo. ¿O era Jonás quien alimentaba la niebla? Camelia sintió el familiar flujo entre Jonás y
ella, las neuronas de repente inundando su cuerpo con químicos cargados de adrenalina.
Jonás estaba enojado; no había duda al respecto. Ella también lo estaría si ella escuchara
a alguien decir esas cosas sobre ella. La mayoría de la gente nunca creería que una historia como
esa podría ser real, pero ella había visto los experimentos de Whitney cuándo habían salido
terriblemente mal. Había visto a sus soldados enloquecer, echando espuma por la boca,
bramando, tirándose a las cercas eléctricas y recibiendo una lluvia de balas antes de caer.
—No me lo estoy inventando, Camellia. Un testigo que estaba allí contó la historia. Te lo
juro. Jonás mató al hermano de Shaker y Tusker. Mi amigo.
La voz de Ángel se quebró, y presionó la palma de su mano contra su frente por un breve
momento antes de que él levantara la cabeza y la mirara de nuevo. Él habría estado mirando a los
ojos si ella le hubiera permitido verla realmente.
—Oliver, tan herido y maltratado como estaba, trató de detenerlo, pero Jonás era
demasiado fuerte. Se pelearon de nuevo. Jonás lo desgarró miembro a miembro. ¿Tienes idea de
lo fuerte que tienes que ser para arrancarle los brazos a alguien? ¿Para romper los huesos tanto
que puedas girar el brazo en la otra dirección? Él lo aplasto. Lo pisoteo hasta que sus huesos
estuvieron aplastados en su cuerpo.
—Eso no pudo haber pasado. — Ella susurró la negación.
—Pregúntale a Ryland Miller. Él estaba ahí. Todo el equipo estaba allí. Ninguno trató de
detenerlo. Todos tenían armas. Podrían haberle disparado, pero no lo hicieron. Ni uno de ellos
puso una bala en su cabeza. Ni siquiera lo intentaron.
Eso es no qué sucedió, Jeff protesto. Eso fue una pesadilla. Una pesadilla persistente.
¿Cómo podía este hombre saber acerca de una pesadilla que tuve? Dios mío, Jonás, esto es
culpa mía.
Camellia sintió su intención o, más que probablemente, la red clandestina y Red lo hicieron,
ya que Jeff tenía un brazo envuelto de forma segura alrededor de la rama sobre la que estaba
estirado.
No te atrevas a moverte, Jeff, espetó ella. Nos vas a regalar a todos. Esto no depende de ti
más que de cualquier otra persona.
Es mi pesadilla. Hay más. Es tan fea que no pude sacarla de mi cabeza. La tuve durante
meses. Tenía miedo de ir a dormir por la noche.
Había tanto dolor en la voz de Jeff que Camellia cerro sus ojos con ganas de llorar. Quería
llorar por todos ellos, Shaker, Tusker, Ángel incluido.
Esto depende de mí, Jeff, no de ti. Yo soy el que lo mató. Jonás lo dijo en voz baja,
Camellia casi se perdió la confesión.
—Es difícil matar a un Caminante Fantasma, — continuó Ángel. —No solo morimos como
todos piensan que deberíamos. Oliver sufrió y Jonás quería que lo hiciera. Le rompió la yugular.
Es un animal, Camellia. Una bomba de tiempo. Ellos lo protegen porque es útil para ellos. Y si lo
retienen después de lo que hizo, hay que preguntarse cuantas otras bombas de tiempo hay en ese
equipo. ¿Tienes alguna idea de los estragos que podría causar en la población principal? O el
resto de nosotros para el caso.
Camelia tomó varias respiraciones profundas y tranquilizadoras, tratando de clasificar todo
lo que había aprendido y lo que aún necesitaban saber. ¿Cuánto tiempo tenían antes de que
Shaker diera la orden de atacar? Sabían que Gorman y Lewis habían cambiado de posición. Los
cambios fueron sutiles, pero la red subterránea le había enviado sus ubicaciones. Ella estaba
preocupada por Jonás. No sabía qué tramaban Pops o Lowell, o Shaker y su hermano.
— ¿Le llevaste todo esto a Abrams, y fue tan comprensivo que envió un ejército? Es un
hombre que quiere esconderse en las sombras, Ángel. Definitivamente se cree superior. A ti. A mí.
Probablemente a Whitney. ¿Por qué aceptaría enviar mercenarios para ayudarte a acabar con el
equipo de Ryland Miller, incluso si quisiera a Lily y Daniel?
—Abrams es como cualquier otro imbécil con derecho, Camellia, — dijo Ángel, su voz llena
con desprecio. — Él se cree superior. Él da órdenes, y todo el mundo lo obedece ciegamente. Él
ni siquiera mira su equipo de seguridad. Están por debajo de él, aunque se espera que tomen una
bala por él. No se le ocurre que alguno de nosotros consideraría volverse contra él. O que
tomaríamos su mierda por una razón.
— ¿Una razón? Vivía sola, renunciando a mi necesidad de tener una familia para no tener
que aguantar la mierda de nadie nunca más. ¿Cuál sería tu razón cuando tienes tanto poder,
Ángel? ¿Especialmente todos ustedes juntos?
Tuvo cuidado de mantener su tono curioso. Ella tenía curiosidad. Incluso estaba poco
conmocionada. Ángel parecía inteligente. ¿Por qué seguiría a Abrams cuando no necesitaba
hacerlo?
—Abrams tiene dinero y poder. No solo eso, Camelia, sino que pertenece a un pequeño
consorcio que prácticamente gobierna al mundo. Ellos participan en la influencia de los mercados
mundiales. Pueden derrumbar gobiernos, todo tras bambalinas, por supuesto. Si controlamos a
Abrams, tenemos el control de eso.
El estómago de Camellia hizo una duro voltereta. La voz de Shaker.
Ángel asintió.
— Shaker toma mucha mierda de algunos de los otros. Mantenemos nuestro círculo
cerrado para que no se sepa que Shaker controla a Abrams. Solo usa su habilidad cuando es de
nuestro interés. Nosotros movemos las piezas en el tablero, asegurándonos de que los
Caminantes Fantasmas estén protegidos cuando se hubieran dejado completamente abiertos. Esa
clase de cosas. Intentamos cerrar algunos de los peores experimentos de Whitney. Abrams
estaba tan enojado con Whitney, que ni siquiera se dio cuenta de que él era el que estaba detrás
de las órdenes. — Había diversión en la voz de Ángel. —Shaker persuadió a Abrams para que te
enviara aquí con los mercenarios. ¿Por qué dejarías todo eso por venganza? Sabes que, al venir
aquí, lo perderías todo. Nunca podrías volver atrás.
—Jonás asesinó a Oliver y no hicieron nada, — espetó Shaker, por primera vez hablando
directamente con ella. — Sabía que Oliver era inestable. Cuando escuché que murió, acepté su
muerte, pero luego llegó este informe, y fue repugnante para mí que todo un equipo traiciono su
confianza. Su mejor amigo traicionó su confianza. Soy su hermano ¿Iba a hacer lo mismo? No en
tu vida.
—Entiendo lo que estás diciendo. Lo hago. Si creyera este informe en lugar de hablar con
Ryland Miller y hacerle preguntas, entonces podría estar en busca de venganza...
—Justicia, — Shaker dijo. — Eso no es lo mismo.
—Venganza si estás dispuesto a asesinar a inocentes, Shaker, — Camellia señaló — ¿Qué
tiene que ver matar niños con lo que crees que le sucedió a tu hermano? No entiendo eso en
absoluto.
—Ryland Miller tiene que sufrir.
—Sin embargo, él estará muerto y su esposa e hijo vivos, — dijo Camellia. — ¿Y qué pasa
con el equipo dos? No tuvieron nada que ver con eso, ¿por qué incluirlos?
—Nos van a dar caza, — respondió Ángel. — Tienes que estar con nosotros, Camellia.
Esta es tu oportunidad. No puedes querer estar con él, sabiendo lo que hizo. Jonás Harper es un
monstruo.
—Estás actuando en base a un informe que no tiene sentido. Esos son hombres de honor,
y sin embargo ninguno de ellos se comportó honorablemente, según la historia acabas de decir.
Antes de que todos ustedes desperdicien sus vidas así, ¿no deberían investigar qué sucedió un
poco más? ¿No se lo deben a ustedes mismos? — Camelia se sintió como si estuviera suplicando
por todas sus vidas. Por su honor también. — Ángel, tú y Shaker parecen buenos hombres. Tú
tienes que saber que esto no es lo correcto. Al menos tómate un poco más de tiempo y asegúrate
de tener razón.
Jeff gimió otra vez.
¿Cómo pudieron haberse enterado de mi pesadilla? No hablé con la psiquiatra al respecto.
Ni siquiera hablé con Lily sobre eso, ni siquiera cuando ella me preguntó.
Recuerdo cuándo no dormías, Kyle dijo. Te pregunte sobre eso.
Nosotros hablamos, Jonás dijo. Me dijiste que estabas teniendo pesadillas y de qué se
trataban. No tienes ninguna razón para sentir que algo de esto es tu culpa.
Tú salvaste mi vida ese día, Jonás. Él era tu amigo. Lo amabas como un hermano. Si no
hubieras estado allí, estaría muerto. Yo fui quien te obligó a tomar una decisión. La voz de Jeff
estaba llena de dolor y arrepentimiento.
Camellia encontró todo el intercambio desgarrador. Se dio cuenta, en parte, por qué Jonás
no le había explicado más con los dos hombres tan cerca. La explicación era muy personal para
Jeff. Se culpaba a sí mismo. Él se estaba culpando a sí mismo, aún más ahora. Ella supuso que
era la naturaleza humana asumir la culpa por cosas que eran imposibles de controlar.
Nadie me obligó a tomar una decisión, Jeff, dijo Jonás rotundamente. Yo nunca fui forzado
a hacer alguna cosa en mi vida. Mis elecciones son mías, y me mantengo en ellas, incluso si
pueden ser difíciles de hacer.
Estuve allí ese día, dijo Kyle. Todos lo estábamos. Oliver habría matado a muchos de
nosotros antes de que terminara. Estaba loco. Si hay alguien a quien culpar, es a Whitney.
—Tienes que elegir de qué lado estás, Camellia, — siseó Ángel, su voz era un hilo de
sonido, como si lo escondiera de los de abajo. — Escoge ahora.
Se les acabo el tiempo. No habría más negociaciones, ni búsqueda de información. Shaker
iba a hacer su movida contra Jonás

CAPÍTULO 19

Camellia no podía ayudar a Jonás. Ella no sabía exactamente dónde estaba en la densa
niebla. Como ella, él era capaz de desaparecer dentro de ella. Pops y Lowell, los dos hombres que
lo perseguían, se habían subido a uno de los helicópteros. Tenía una vaga impresión de cada uno
de ellos a través de las gotas de niebla, pero no podía distraerse tratando de averiguar lo que
estaban haciendo. Jeff, arriba en el árbol, y Kyle, acostado en el bosque piso, estaban en mayor
riesgo.
Van a atacar, advirtió a los demás y dirigió su atención de nuevo a Ángel. Quería poder
concentrarse por completo en Jeff y Kyle y no preocuparse de si Ángel la atacaría en el momento
en que le diera la espalda.
Llamó la red de micelio, acercando sus armas a la superficie. Los hongos comenzaron a
abrirse paso por el suelo del bosque, apartando la tierra y las hojas. La vegetación podrida dio
paso a cabezas brillantes y tenuemente bronceadas. Varios conos ennegrecidos se abrieron paso
entre las hojas para asentarse entre las rocas y los troncos caídos. Pequeñas setas brotaron de
los troncos de los árboles vivos, así como en los que habían caído años atrás.
—No hagas esto, Ángel, — suplicó Camellia.
Ella dejó que la niebla flotara a su alrededor. Dejó que le echase un vistazo. Se sentó en
una roca aplanada, con una mano plantada firmemente para darle la capacidad de impulsarse.
—O estás con nosotros o contra nosotros, Camellia, — reiteró. — La lealtad lo es todo. —
Le apuntó con un arma. — Haz tu elección.
—Claramente, hiciste la tuya.
El tirón en sus tobillos fue extremadamente fuerte, llevándolo al suelo y destruyendo su
puntería al mismo tiempo. Sus piernas se enredaron completamente en gruesas fibras hechas de
polímeros naturales creadas a partir de los hongos corriendo debajo del suelo. Las largas cuerdas
de material fibroso apretaron los lazos envueltos alrededor de sus tobillos y piernas, mientras más
y más serpientes salían del suelo como los brazos de un pulpo. Intentó rodar y, al mismo tiempo,
le hizo varios disparos apresurados.
Camellia empujó la roca cuando Ángel se estrelló contra el suelo. Saltó al lado opuesto de
la roca mientras hojas, ramitas e incluso ramas se elevaban por al aire alrededor del gran hombre
mientras las fibrosas cuerdas lo tumbaban. Continuó disparándole con su arma, las balas rozaron
la roca justo encima de su cabeza y a ambos lados de ella, levantando tierra y escombros y
cortando astillas de roca.
Gris salió de la niebla, una furia feroz sin piedad, garras de color marrón oscuro, con puntas
negras, afiladas como navajas, cortando primero los ojos de Ángel y luego apuñalándolo en la
parte posterior de su cabeza para perforar profundamente. Antes de que Ángel pudiera levantar el
brazo para empujar el arma hacia el pájaro que gruñía, Azul estaba sobre él, arrancando el arma
de su mano y luego rasguñando sus ojos.
Camellia hizo todo lo posible para ahogar el sonido de Ángel gritando en agonía. Ella le
había dado su oportunidad
— ¿Ángel? — Shaker gritó. — Camellia, te voy a matar.
Ella ignoró su amenaza. ¿Se suponía que no debía defenderse? ¿Dejar que Ángel le
disparase? Estos hombres estaban locos al pensar que podían matar gente y que nadie intentaría
contraatacar.
No podía pensar en Shaker y sus amenazas, o en Jonás y quién podría estar detrás de él.
Kyle estaba en peligro inmediato. En el momento en que Ángel la atacó, debió de haber sido por
orden de Shaker. Ya no tenían los murciélagos para revelar ubicaciones en la densa niebla, pero
los hombres de Shaker sabían que estaban allí.
Ante la advertencia de Camellia, Kyle rodó, lo único que le salvó la vida. Gorman sacó una
lanza de la vaina que tenía en la espalda y lo apuñaló con saña. En lugar de atravesar
directamente su garganta, pasó por su hombro y lo anclo como un insecto en la tierra. Volutas de
niebla gris violáceo se enroscaron entre Kyle y Gorman mientras la sangre brotaba alrededor de la
herida, florecía en la chaqueta de Kyle y luego se filtraba al suelo debajo de él.
Kyle se quedó inmóvil mientras Gorman se agachaba muy lentamente a su lado.
— No irás a ninguna parte, Caminante Fantasma. Voy a abrirte el vientre y veré si tienes las
tripas tan amarillas como creo. — Gorman sacó un cuchillo de su bota y lo levantó para que Kyle
lo viera. — Ojalá tu buen amigo Ryland estuviera aquí para presenciar esto. Tal vez debería tomar
un video y enviárselo.
— Si, quizás deberías, — Kyle le dijo. — Eres un tipo tan recto.
No podía moverse con la lanza clavada en su hombro, sujetándolo en su lugar.
Jeff puso un rifle en su hombro y apretó el gatillo, intentando matar a Gorman antes de que
pudiera acabar con Kyle. Jeff recibió un fuerte golpe por detrás, que lo derribo de la rama y lo dejo
caer diez metros al suelo del bosque. Aterrizó en cuclillas, y se giró para ver que Lewis, estaba a
solo unos metros de él, sonriendo como un mono.
Kyle, voltea la cabeza, cierra la boca y aguanta la respiración. Camellia dio la orden. No
respires hasta que te diga lo contrario. Morirás si lo haces.
Quiero mirarlo directamente a los ojos cuando me mate.
No te va a matar si haces lo que te digo ahora mismo. No puede entrar ningún polvo en tus
ojos, nariz o boca. Ahora, Kyle.
Hazlo, Kyle. Jonás espetó la orden.
Con visible desgana, Kyle cerró los ojos y se alejó de Gorman. En el momento en que lo
hizo, fibras blancas brotaron del suelo para envolverse alrededor de su cabeza, cubriendo sus
ojos, nariz y boca. Al mismo tiempo, conos negros estallaron de la tierra, impulsándose derecho al
rostro de Gorman. Los misiles dieron en sus objetivos con precisión, cada ojo, su nariz, su boca.
Los conos explotaron, estallando y abriéndose. Una nube de polvo fino se esparció por todas
partes, cubriendo la cara de Gorman de modo que tenía una máscara de polvo negro que cubría
su piel y cuero cabelludo.
Gorman abrió más su boca para gritar, pero el polvo penetro más profundo y obstruyo más,
impidiendo que el aire se moviera en cualquiera dirección. La espuma burbujeó alrededor de sus
labios mientras se volvían de un azul oscuro bajo el polvo. No hubo tos, ningún sonido, aparte de
un estrangulamiento ahogado, y luego se desplomó en el suelo, con el cuchillo aún en la mano.
Todo su cuerpo se puso rígido. El polvo comenzó a disolverse en la niebla húmeda como si nunca
hubiera existido.
Necesito respirar pronto, Camelia, Kyle dijo. ¿Qué diablos está pasando?
Los hilos fibrosos ya se estaban quitando de la cara de Kyle.
Necesitas retirar esta maldita lanza.
— ¡Gorman! — Shaker gritó. — Lewis, ¿qué está pasando con Gorman?
—No sé, no puedo verlo, — Lewis contesto.
Shaker llamo a Gorman por segunda vez y luego juró continuamente.
La niebla rodó y se agitó cuando la brisa se convirtió en ráfagas de viento. Cada vez que
las ráfagas de aire se abrían paso a través de la niebla, las gotas de color púrpura oscuro giraban,
produciendo un rugido bajo e hinchado como la ola en un océano que se retira y regresa con cada
ráfaga.
No mires hacia Gorman cuándo inhales, Camelia advirtió a Kyle.
En mi camino hacia ti, Jeff tranquilizó a Kyle. Lewis está entre nosotros, tratando de
mirarme fijamente, pensando que es un gorila de espalda plateada o algo así. Iré a ayudarte tan
pronto como me ocupe de este bobo aquí.
Tengo una lanza a través de mi hombro. No puedo moverme.
Todos sabían que Kyle estaba en agonía. Podían sentirlo a través de su conexión
compartida con él. Camellia no quería pensar en Jonás intentando alcanzar a Kyle con Pops,
Lowell, Shaker y Tusker cazándolo también. Ella sabía dónde estaban.
La red subterránea la mantuvo informada de la posición de todos.
En este momento, Pops se deslizaba sobre su vientre, deslizándose sobre la vegetación del
suelo como un lagarto o, más probablemente dado su tamaño, como un dragón de Komodo.
Había dado una vuelta completa para regresar hacia los helicópteros, pero estaba a cierta
distancia de ellos, moviéndose hacia el borde del claro dónde Tusker estaba de pie frente a los
helicópteros. Lowell se bajó del helicóptero en el que había estado parado y dio la vuelta, llegando
exactamente al mismo lugar.
El corazón de Camellia cayó. Para ella, se parecían a un paquete de Lobos dando vueltas a
su presa, listos para destrozarla. Jonás, creo que están sobre ti. Sal de allí. Él tenía que ver lo que
ella estaba viendo. Él era parte de la red subterránea. ¿Por qué no se movía?
Ella comenzó a levantarse para ir hacia él.
¡Quédate abajo! Shaker está contigo, Camelia, Jonás estalló.
La bala golpeó la roca justo por encima de su cabeza, astillando fragmentos de granito.
Había sumergido su rostro y tapado sus oídos, pero el sonido fue ensordecedor. Las astillas
salpicaron el dorso de sus manos y brazos. Dos se le clavaron en el cuero cabelludo, cerca de su
frente, y la sangre corrió de inmediato en pequeños riachuelos.
Maldita sea, Camellia. No te muevas.
Nunca antes había escuchado a Jonás usar esa voz en particular, pero la congeló en su
lugar. No tenía intención de moverse, no con Shaker siendo tan preciso con su arma y su
intención. Ella no lo culpó. Ella había matado a Ángel. Técnicamente, también había matado a
Gorman, aunque Shaker no tenía forma de saber que había sido ella quien realmente lo había
matado.
No te preocupes de que Shaker esté sobre mí, Jonás, no con todos ellos convergiendo
sobre ti.
Eso fue lo mejor que pudo hacer. Ella no podía levantar la cabeza, ni levantarse y ayudar,
pero ella no estaba escondida detrás de una roca esperando que el equipo de Shaker matara a
Jonás, Kyle y Jeff si podía hacer alguna cosa para ayudar.
Se dio la vuelta y se arrastró sobre su vientre, limpiándose la sangre que corría por su cara,
dependiendo de la red subterránea para evitar que cualquier follaje se moviera mientras se
arrastraba fuera del refugio de las rocas para buscar otro lugar. Cuando eligió su punto de
vigilancia para empezar, exploro otras dos áreas, descartándolas por no ser ideales. No
necesitaba un ideal ahora, solamente un lugar donde ella pudiera ver que estaba sucediendo y
saber si ella podría o no ayudar al equipo de abajo, uniéndose a ellos o quedándose donde
estaba.
El dolor de Kyle los sacudió a todos. Agarró la lanza con ambas manos y su corazón
comenzó a latir con alarma.
Eres un maldito doctor, Kyle, declaró Jonás. Déjala hasta que uno de nosotros llegue a ti.
Podría estar evitando que te desangres.
No puedo soportarlo, Jonás. Tiene que salir. Si me acuesto aquí, me usarán como para
atraerlos a ustedes dos. No permitiré eso.
Camelia respiró hondo.
Es Shaker, Kyle. Está enterrando su voz en la niebla otra vez. Casi me levanto por su
culpa. Estás tratando de quitar la lanza por su culpa. Es posible que pueda encontrar una manera
de tapar el agujero y cualquier daño que haya hecho desde aquí. Tienes que darme unos minutos
para llegar a un lugar seguro. No hagas nada hasta que pueda ayudarte.
Maldita sea, Camellia, no puedo preocuparme por ti y matar a estos bastardos al mismo
tiempo, dijo Jonás. Quédate quieta.
Camelia no respondió. Supervisó la red subterránea mientras se movía en la densa niebla
hacia su destino, una depresión escondida en una pequeña arboleda rodeada de varias rocas
grandes. La depresión estaba a la derecha del más pequeño de los árboles entre dos de las rocas.
En cuanto a refugio, no era el mejor, pero podría esconderse en la niebla si no se movía.
Me quedaré aquí, Jonás, por ahora. Si puedo ayudar a Kyle, lo haré, para que pueda
moverse. De esa manera, Shaker no puede utilizarlo como cebo. Intento sonar tranquila. Estoy en
mi ubicación de segunda elección, entonces Shaker no sabrá en donde estoy.
Detestaba que Jonás estuviera rodeado de Shaker, Tusker, Pops y Lowell. No importaba
que Shaker estuviera actualmente enfocado en tratar de disparar le a ella. Sospechaba que él era
un multitarea, y si lo era, su hermano también tenía que ser lo. También sintió la gran culpa de
Jonás. Había amado a Oliver. Fuera lo que fuera que había pasado, todavía tenía que aceptarlo.
Le preocupaba que pudiera dudar en matar a los hermanos de Oliver, incluso en defensa propia.
Lewis se movió, sus botas deliberadamente pisoteando la vegetación mientras caminaba.
Se acercó Jeff. Hojas y ramitas se rompieron y crujieron bajo su peso. Comenzó a balancearse
ligeramente, su cuerpo parecía desintegrarse y re-materializarse en la niebla.
Aquellos conectados con Jeff pudieron ver a Lewis y su fascinante efecto. Camellia sintió
que su corazón daba un vuelco. Había algo mal. La voz de Shaker continuó tejiendo su hechizo
sobre ellos. Pops se deslizó más cerca de donde algunos de los murciélagos de Tusker habían
regresado y encontró a Jonás con su ecolocalización. Lowell había comenzado un movimiento
extraño, alejándose de Jonás en el último momento, lo que debería haberla hecho feliz, pero que,
en cambio, inquietó tanto a Camellia que quería dejar su nueva ubicación y correr abajo para
ayudar.
De repente, Jeff se lanzó hacia el cielo justo cuando Lewis se abalanzaba sobre él. La hoja
de aspecto perverso que había estado oculta contra la muñeca de Lewis cortó hacia arriba, hacia
el vientre de Jeff, pero no lo alcanzó por completo. Jeff cortó con su propio cuchillo mientras
bajaba por detrás de Lewis, la hoja hizo un corte profundo, justo a través de la yugular. Jeff siguió
adelante, alejándose de Lewis, dirigiéndose hacia Kyle a lo largo de un estrecho sendero de
ciervos.
Mantén tus ojos en él, Camelia, Jeff advirtió.
Lo tengo, dijo Camelia.
Esperaba que Lewis cayera, pero no lo hizo. Coloco una mano sobre su cuello, la sangre
brotando de entre sus dedos. Girando la cabeza hacia Shaker, dejó escapar un grito extraño que
fue ahogado en la niebla. Shaker se volvió hacia él, y mientras lo hacía, ella pudo ver el absoluto
dolor en su rostro. Shaker envió un único sonido a la niebla. La nota coincidía con ese mismo
sonido.
Camellia analizó la forma en que la nota musical se retorcía y se movía en la niebla
mientras se precipitaba hacia Lewis. El sonido podía hacer muchas cosas, incluso matar. Shaker
no mataba con su voz. Podía persuadir con ella. ¿Qué más podía hacer? ¿Era siquiera posible
reparar una herida con sonido? Lo dudaba, al menos no el tipo de herida mortal que sangraba
rápidamente y que Lewis tenía. Lewis ya se había puesto de rodillas. Ese dolor en la cara de
Shaker había contado la historia. Él sabía que era una causa perdida, pero estaba dispuesto a
intentarlo.
—Shaker, — susurró Camelia a la niebla, — toma a tus hermanos y vete a casa. Esto está
mal. Todo está mal. No hay necesidad de más muertes.
—Me pondré en contacto contigo lo suficientemente pronto, — susurró Shaker.
No tenía sentido intentar hablar con él. Estaba tan seguro de que Jonás había asesinado a
su hermano y que Ryland y el resto del Equipo Uno lo había encubierto. Por qué harían eso no
tenía sentido, pero entonces, lo que estaba haciendo Shaker tampoco tenía sentido.
Contacta a los hombres del Equipo Dos y diles que es una oportunidad. Que acaben con
los exploradores mejorados, Jonás ordeno a Camelia. Tenía la esperanza de que Shaker
detuviera la llamada, pero él no nos va a escuchar. Tenemos que detenerlos antes de que lleguen
al complejo.
Camellia aprovecho la red subterránea y envió la luz verde al Equipo Dos, que estaban
esperando para eliminar a los cuatro exploradores mejorados. Ella les deseó buena suerte y luego
dirigió su atención a Lowell, quien se había alejado de donde pensaba que había estado Jonás.
Jonás, se está moviendo hacia Kyle y Jeff.
Estoy sobre él. Jonás sonado completamente seguro.
No entendía cómo podía estar tan seguro de sí mismo. Shaker podría no ser capaz de
desaparecer en la niebla, pero al igual que ellos, podría usarla, y él era experto en usarla. Tusker
podía escuchar un susurro de sonido. No había forma de esconder los movimientos de Jeff. A Jeff
no le importaba si lo escuchaban. Quería que supieran que iba a proteger a Kyle.
Camellia volvió su atención a la herida de Kyle. La red de micelio empujo cerca de la
superficie, permitiendo a Red traer una de las enredaderas en flor justo sobre el hombro de Kyle
donde había entrado la lanza. Pétalos de una flor se presionaron alrededor de la hoja.
Quédate muy quieto y no intentes apartarte, aunque te duela más, Kyle. Camelia no lo hizo
ver cómo pudo herir más.
Pops se estaba acercando. En la espesa niebla, no había forma de que Jeff o Kyle lo
vieran, pero ella se aseguró, a través de su conexión con ellos, de proporcionar la ubicación
exacta de Pop. Se acercaba por detrás de la cabeza de Kyle, describiendo un amplio circulo de
modo que había ingresado en el bosque y estaba fuera del claro. A diferencia de Lewis, no emitía
ningún sonido. Él era más como un lagarto gigante, en casa sobre su vientre, con las garras
agarrando el suelo y moviéndose tan rápido sobre una superficie como si estuviera corriendo en
sus dos pies. Pops era un desconocido, y eso era un poco aterrador. Ella tendría que confiar en
Jonás y Jeff para mantenerlo alejado de Kyle mientras ella intentaba evitar que Kyle de
desangrase.
Camellia empujó todo fuera de su mente excepto la terrible y penetrante herida en el
hombro de Kyle. El suministro de sangre a las extremidades superiores se transportaba en la
arteria subclavia, que empezaba cerca del corazón y viajaba por debajo del hueso de la clavícula.
A partir de ahí, se ramificaba en varios vasos más pequeños y luego continuó como la arteria
axilar.
Gorman sabía exactamente lo que estaba haciendo cuando descargo esa lanza con tanta
fuerza sobre Kyle, o tuvo una suerte increíble cuando Kyle rodo. La lanza había atravesado el
hombro y salido por la axila. La punta estaba enterrada al menos una pulgada de profundidad en
el suelo. En el momento en que vio que la hoja había atravesado su axila, Camellia supo, al igual
que Kyle, que la situación era mala.
Siguió el camino de la hoja a medida que atravesaba la piel y el músculo, las venas y
finalmente, la arteria axilar. Se mordió un lado de su labio inferior con fuerza. Nunca había
intentado una tarea tan difícil desde la distancia.

*****

Ponte en ello, dijo Jonás. Puedes hacerlo. Él sabía que Camelia podía.
Jonás tenía plena fe en Camellia. Ella los había reunido a todos con la red subterránea,
extendiendo la comunicación a Jeff y Kyle. En este momento, tendría que bloquearla de su mente
porque las cosas que tendría que hacer para proteger a su hermano Caminante Fantasma eran
las cosas que podrían ser abominables para ella. Tendría que recurrir a esos rasgos con que
Whitney lo mejor para que todos sobrevivieran. Entendió que Shaker era mucho más peligroso de
lo que alguno de ellos se había dado cuenta.
Shaker había penetrado el Equipo Uno. Había socavado la confianza que tenían el uno en
el otro usando el espía que Abrams había colocado entre ellos. A Jonás le había tomado tiempo
averiguar cómo se las había arreglado Shaker para hacerlo, pero Camellia le había dado la idea.
La voz de Shaker se había vuelto más seductora con el tiempo. Era un influenciador lento, pero
había tenido un par de años para planificar su venganza, y había aprovechado al máximo cada
minuto.
Shaker estaba usando su voz ahora, tratando de evitar que Jeff se apresurara a ayudar a
Kyle. Tratando de persuadir a Kyle para que sacara la lanza de su cuerpo. Intentando que
Camellia se levantase y caminara hacia él. Lo único que no estaba haciendo era trabajar en que
Jonás se mostrara. Shaker y su hermano Tusker tenían algo muy especial planeado para el
hombre que estaban seguros había asesinado a su hermano Oliver.
Pops casi había alcanzado a Kyle, su cabeza se movía de un lado a otro, mantenida baja,
los ojos fijos en él. Caminaba sobre manos y pies, con el cuerpo levantado del suelo. Se
balanceaba de un lado a otro mientras caminaba. Como un lagarto. Un lagarto gigante.
Es venenoso, un dragón de Komodo, Jeff, advirtió Jonás. Va por la cabeza de Kyle. No
puedes darte el lujo de dejar que le hunda el diente a alguno de los dos. Los komodos tienen un
mordisco poderoso y su veneno eventualmente te hará desangrarte.
Kyle no puede moverse, Jeff argumentó.
Por eso estoy aquí, Jonás dijo.
Estaba arriesgando su relación con Camelia, pero ella podía aceptarlo como era, o no.
Nunca se libraría de lo que Whitney le había hecho. Él siempre sería ese hombre, el que
necesitaba proteger a aquellos que consideraba familiares o demasiado débiles para protegerse a
sí mismos. Eso era parte de quién y qué era él. Una cosa era hablar de eso, otra ser testigo de
ello.
Los hermanos de Oliver lo conocían, lo habían conocido durante años, y, sin embargo, no
se habían acercado a él para preguntarle qué había sucedido después de la muerte de su
hermano. Ni una sola vez. Se habían unido al programa de Caminantes Fantasmas después de
Oliver y Jonás. Oliver había tratado de disuadirlos, pero ninguno de sus hermanos lo escucho.
Estaban intrigados con sus habilidades e ignoraron el costo que tuvo en su cordura.
Aparentemente, ambos habían logrado, a través de Whitney, salir del programa para que
pudieran ser contratados como parte de la seguridad privada de Abrams. Los horarios menos
exigentes de las fuerzas de seguridad privada claramente les habían dejado mucho de tiempo
para planear su venganza cuando decidieron que Jonás y el equipo uno eran culpables de
asesinar a Oliver. Habían cambiado su apariencia lo suficiente para que Jonás no los reconociera
inmediatamente. Cada paso había sido planeado cuidadosamente, incluido el plan para asesinar a
los miembros del Equipo Uno y sus familias.
La furia brotó como un volcán y, con ella, una fuerza superior a la de cualquier humano.
Shaker y Tusker habían sacrificado buenos hombres. Todos aquellos soldados mejorados que
habían enviado por adelantado para secuestrar a Lily y Daniel, lo que obligó a Jonás y a los
demás a matarlos. Los exploradores de avanzada que el Equipo Dos tendría que matar. Crawley y
su equipo, cuyo único pecado fue ser leal a los hombres equivocados. Ángel, que les había creído
tan absolutamente. Saber que Gorman, Lewis y Ángel estaban muertos no había detenido a
Shaker. Él todavía no se retiraría.
Jonás estaba al tanto de que Camellia le había dicho a Jeff que se acercara a la izquierda
de Kyle para que lo agarrara mejor con ambas manos, de modo que, cuando ella se lo dijera, él
pudiera sacar la lanza hacia arriba en incrementos. Sería insoportable para Kyle. Antes de que
Jeff comenzara a extraer la lanza, Red goteó otro líquido en las venas de Kyle para contrarrestar
el dolor. La vida de Kyle estaba en sus manos. Jonás era todo acerca de la muerte.
Jonás encontró su habilidad para curar tanto fascinante como irónica. El don curativo de
Camelia en particular. ¿Por qué ese bastardo de Whitney decidió emparejar a Camellia, una mujer
que era todo sobre la vida, con Jonás, que era todo sobre la muerte?
Pops de repente se abalanzó hacia Kyle, acercándose a él en un ataque explosivo, mucho
parecido al dragón de Komodo. Mientras se dirigía hacia la cabeza de Kyle, abrió mucho la boca,
tanto que su mandíbula parecía desquiciada, exponiendo dos filas de dientes aserrados. El
veneno goteó entre los dientes, diciéndole a Jonás que el hombre mordería y desgarraría,
permitiendo que cantidades masivas de veneno se infiltraran en la herida. Si el veneno de Pops
era similar al del dragón de Komodo, contendría más de seiscientas toxinas y evitaría la
coagulación. Pops no necesitaría dar un mordisco mortal, solo gotear veneno en las heridas
abiertas y sentarse y esperar a que las toxinas hicieran efecto.
Jonás intercepto el ataque, saliendo de la niebla, arrancando una rama gruesa de un árbol
mientras pasaba corriendo. La rama era verde, nada frágil. La balanceó con una precisión mortal,
hundiendo la pesada rama en la boca abierta de Pops y rompiendo tantos dientes aserrados como
fue posible, luego usándola como un ariete, empujo la rama por su garganta hasta que unos
buenos dos pies de madera ensangrentada atravesaron un lado de su cuello. Pops murió
instantáneamente, sus ojos amplios, en conmoción y pánico, y su cuerpo se derrumbó hasta
donde la rama se lo permitió.
Instantáneamente, Jonás se fue otra vez, desapareciendo dentro de la niebla, moviéndose
lentamente con las gotas, dando vueltas alrededor de Kyle, hasta donde Jeff estaba agachado
junto a él, haciendo todo lo posible por seguir las instrucciones de Camellia.
Jonás se estaba volviendo experto en leer la red subterránea ahora que sabía que era eso.
Tusker y Shaker habían cambiado posiciones, utilizando la densa niebla que los cubría para
moverse encubiertamente. Shaker ya no estaba en el claro. Había desaparecido así de rápido, sin
ningún indicio de su movimiento telegrafiado a través de la red de micelio, lo que significaba que
no estaba tocando el suelo.
Tusker estaba cerca de Jeff y Kyle. Una amenaza para ellos. Tusker debería tener sabido
mejor. Deberían haberlo sabido mejor. Pero claro, Jonás sabía que volverían a atacar a Kyle. Él
era el cebo después de todo. Kyle sabía que lo usarían para traer a Jeff, Jonás y posiblemente a
Camellia directamente a Shaker y sus hombres. No tendrían que buscar en la niebla. Ellos sabrían
bien dónde mirar.
Ahora estaba empezando a conocer a Shaker. Todo esto se trataba de él. Sus mejoras. Su
ego. Su astuta inteligencia. Shaker había sido mejorado antes de que mataran a su hermano.
Oliver había tratado de disuadirlo. Oliver había insistido en que sus hermanos no se sometieran a
las mejoras psíquicas o físicas. Había estado extremadamente molesto cuando se enteró de que
habían seguido adelante con sus planes.
—Quieres que sea yo quien haya matado a Oliver para dejarte libre, Shaker. Sabes que
eras como él. Como yo. No puedes controlarlo, ¿verdad? ¿La testosterona rugiendo en tu cuerpo,
exigiendo desafiar a cualquier otro hombre que no haga exactamente lo que dices? Tienes que ser
el alfa, y será mejor que todos hagan lo que tú les digas.
Susurró en la niebla, dispersando el hilo de sonido en esas gotitas para que no revelaran su
ubicación. Él y Shaker estaban jugando al gato y al ratón, y Jonás se negaba a ser el ratón.
Shaker estaba a punto de descubrir qué era un verdadero alfa.
Jonás había aprendido con el tiempo a través de prueba y error, tantos errores, que el
camino del lobo alfa era el más efectivo para él. El intentó seguir ese ejemplo, de no golpearse el
pecho, gruñendo y exigiendo. Cuando la ira se volvía demasiado, se alejaba de todos los que
amaba hasta que estuviera bajo control.
— ¿Siempre necesitaste ser alfa? ¿Obligar a todos los que te rodeaban a hacer lo que
decías? Sé que lo hiciste con tus hermanos. Las habilidades de Oliver te pusieron celoso,
¿verdad, Shaker? Las querías para ti. Pensaste que él no podía manejarlas porque era débil.
Él siguió proyectando el susurro dentro de la niebla, sin perder de vista a Tusker.
Tusker se movía con sigilo, y la amortiguaba cualquier sonido que pudiera haber hecho.
Jonás no necesitaba escucharlo ni verlo, no con la red subterránea manteniéndolo rastreado con
tanta seguridad como cualquier satélite GPS podría haberlo hecho. Tusker se abrió paso a través
del cadáver de Pops, deteniéndose por un momento y luego arrastrándose para acercarse a Jeff
desde atrás.
Sus movimientos, ahora que Jonás podía realmente ver a Tusker en lugar de monitorear su
progreso a través de la red subterránea, le recordó a un elefante toro. Jonás catalogo
instantáneamente todo lo que sabía sobre el animal y la forma en que se comportaba al atacar.
Era uno de los animales más peligrosos y agresivos del mundo cuando estaban irritados.
Con la cabeza gacha, los ojos fijos en su objetivo, todo el comportamiento de Tusker había
cambiado por completo. Parecía más grande y mucho más letal. Era un hombre guapo, como
Oliver lo había sido, pero sus características faciales estaban algo distorsionadas. Examinándolo
de cerca, Jonás pudo ver una gruesa mancha de piel más oscura en su frente que era
preocupante porque no tenía sentido. Un parche grueso y similar se había formado en sus mejillas
y a lo largo de su mandíbula. Jonás nunca había visto tal distorsión, como si esos parches
estuvieran todavía creciendo y cubriendo todo el cuerpo de Tusker, como una armadura.
Eso lo detuvo en seco. ¿Era eso? ¿Era una armadura? Solo tenía segundos para que su
cerebro analizara y descubriera exactamente lo que estaba cubriendo el rostro de Tusker y más
probable su cuerpo bajo su ropa, ropa que de repente se veía demasiado ajustada en algunos
lugares, como si estuviera usando un chaleco de policía.
Las piezas del rompecabezas comenzaban a encajar, piezas que Jonás no tuvo tiempo de
conectar, no con Tusker cargando repentinamente contra la espalda de Jeff cuando Jeff tiro de la
lanza en el hombro de Kyle. Jonás salto sobre Kyle y Jeff, las puntas de ambos pies golpearon a
Tusker precisamente en los ojos, haciéndolo retroceder y lejos de su objetivo previsto.
Jonás era enormemente fuerte, y había puesto no solo su peso corporal detrás del golpe
sino cada parte de su fuerza mejorada. Él sacudió a Tusker, lo hizo retroceder, pero Tusker no
cayó. Lo que hizo fue lanzar un desafío, rabia y dolor, todo al mismo tiempo. Jonás había
apuntado a los ojos del hombre porque ese era ahora el único lugar en la cara de Tusker que no
estaba protegido por los gruesos parches de piel endurecida, como una armadura. Jonás estaba
seguro de que la armadura protegía a Tusker de sentir mucho dolor, probablemente incluso
bloqueaba o desviaba cualquier bala que golpeara donde crecieron esos parches gruesos.
Manteniendo su cuerpo entre Tusker y sus dos compañeros Caminantes Fantasmas, Jonás
estudió a su oponente, buscando cualquier área de vulnerabilidad. Jonás tenía velocidad y tenía
fuerza. Podría ser más animal que hombre cuando combatieran, todos esos rasgos depredadores
corriendo para atacar a cualquiera que se atreviera a amenazar a los que él llamaba familia, pero
también tenía cerebro y su padre le había enseñado que, por encima de todo, su cerebro era su
mejor arma.
Tusker se abalanzó sobre él, hundiendo los tacones de sus botas en el suelo mientras
corría, sus ojos tomaron un brillo rojo incluso cuando comenzaron a hincharse de manera
alarmante.
El hombre no tuvo mucho tiempo antes de que perder su visión.
Jonás había practicado tantas veces con sus cuchillos arrojadizos que se habían convertido
prácticamente en una parte de su cuerpo, como sus brazos, sus manos, sus dedos. Sacó los
cuchillos fácilmente de los bucles de su cinturón donde estaban planos contra su cuerpo, y los
lanzó por el aire, uno tras otro. Las hojas volaron como hermosas alas centelleantes, cobrando
vida propia. Letales. Mortales. Asertivas.
Las seis hojas encontraron sus objetivos. Los dos ojos. La garganta. La ingle. El interior del
muslo derecho de Tusker. Su axila izquierda. Tusker siguió adelante durante dos más pasos,
abriéndose camino entre la vegetación del bosque, y luego cayó de rodillas, trompeteando una
nota lastimera en la niebla antes de caer de bruces entre las hojas.
Jonás quería rugir de rabia. Por un momento, todo lo que pudo ver fue una banda de calor,
y todo lo que podía sentir era ese terrible autodesprecio que lo consumía. Tanta matanza sin
sentido. Cada muerte se sentía como un asesinato.
Por el amor de Dios, Tusker era hermano de Oliver. ¿Por qué Shaker no intervino o trató de
ayudar a Tusker? De hecho, ¿por qué no había intentado ayudar a Lewis o a alguno de sus
hombres? Más piezas del rompecabezas estaban empezando a encajar en su lugar. La bilis subió,
y con ella, esa furia púrpura oscura que amenazaba con consumirlo.
De hecho, podía ver realmente ver la forma en que la sustancia química cargada de
adrenalina se apresuraba a través de su sistema, las neuronas alimentaban sus venas, tomando
el neurotransmisor toxico y esparciéndolo rápidamente a través de él. El químico se movió en la
manera opuesta a la que debería, alterando las células y los nervios para empujar en la dirección
equivocada para que la sangre fluyera caliente y rápido, arremolinándose en un caos volcánico
caliente.
A través del purpura oscuro, se deslizo una sola vibración de color rojo brillante, el pulso
eléctrico interrumpió la forma en que el flujo químico se apresuró, invirtiéndolo, calmando las
terminaciones nerviosas erizadas hasta que esa ira caliente e impactante fue controlable. Una
parte de él quería envolver sus brazos alrededor de Camellia, enterrar su rostro en su cabello
sedoso y solo agradecer al universo por ella. Otra parte quería enfurecer al universo porque tenía
que experimentar lo peor de él, verlo tan fuera de control que necesitaba sacarlo de una furia
asesina.
El suelo tembló y luego se sacudió tan fuerte que las hojas en los árboles se estremecieron.
Jeff se tambaleó y luego se sentó abruptamente en el suelo, la lanza ensangrentada salió del
hombro de Kyle y ahora yacía en la vegetación junto a ellos. Jonás echó un rápido vistazo a la
herida de Kyle. La sangre no brotaba. Goteando si, chorreando no. Lo tomó como una buena
señal. Lo que sea que Camellia estaba haciendo para reparar el daño desde el interior parecía
estar funcionando.
Jeff se giró y miro hacia el exterior, lejos de Kyle, preparándose para defenderlo.
Quédate con él, ordenó Jonás. Soy el que Shaker quiere.
Shaker lo estaba llamando. La red clandestina le dijo que Shaker se movía en una dirección
circular hacia Camellia, al menos donde él creía que estaba Camellia. Se había movido, pero no
estaba tan lejos de donde ella había estado Estaba agradecido de que ella hubiera cambiado de
posición a pesar de sus órdenes. Incluso si Shaker no pudiese determinar con precisión exacta la
ubicación de Camellia en la niebla en ese momento, Jonás no se arriesgaría. Shaker tenía
extraordinarias mejoras, y algunas de ellas parecían estar directamente relacionadas con el clima.
Jonás se movió para interceptarlo, calculando la distancia a medida que avanzaba. Él se
dio cuenta de que, si se movía lentamente, Shaker no podía percibir ninguna actividad en la
niebla, pero si se aceleraba, Shaker se daba cuenta al instante. La perturbación, no en el suelo
sino entre las gotas, le decía al hombre exactamente dónde estaba Jonás. Jonás volvió y se alejó
de donde había estado para darse a sí mismo otro punto de partida.
Puedo deshacerme de él removiendo las gotas aquí en varios lugares, dijo Camellia. Si no
te acercas a él en línea directa, no debería ser capaz de detectar exactamente dónde estás.
A Jonás no le gustaba que Camellia tuviera que hacer algo que pudiera de alguna manera
ponerla en peligro. ¿Quién sabía que tipo de mejoras tenía Shaker?
No seas un idiota arrogante, Jonás. Somos compañeros, ¿recuerdas?
Camelia no sonaba en lo más mínimo relajada en ese momento.
Ella sonaba más como si necesitara consuelo.
Es una buena idea, estuvo de acuerdo, recurriendo a sus recuerdos de estudiar a los lobos.
A menudo trató de aplicar los rasgos del alfa a su propia vida. El alfa podía ser agresivo y salvaje
cuándo era necesario, pero también era protector y tierno. No gobernaba la manada a través de la
intimidación, sino que poseía una tranquila auto confianza y seguridad en sí mismo. Él siempre
predico con el ejemplo.
Con toda la agresión de los otros animales y reptiles en él, Jonás había elegido
deliberadamente estudiar y modelar su comportamiento y control después del lobo, admirando el
comportamiento. Había nacido con muchas de las mismas características, y Whitney las había
mejorado. Él era leal. Protector. Fiel. Cariñoso.
La niebla se balanceaba y se bamboleaba a pesar de que había muy poco viento. Jonás
reconoció la mano de Camellia en medio del alboroto. No dudó, deslizándose rápidamente, lo más
ligero que pudo a través de la niebla, primero en una dirección angular y luego moviéndose más
en forma circular, pero siempre haciendo su camino hacia Shaker.
Camellia no estaba perturbando las gotas al azar. También estableció rutas hacia Shaker
desde múltiples direcciones, haciendo imposible que el hombre determinara de dónde venía
Jonás. Todo lo que sabía era que Jonás se acercaba y que debería estar listo para el ataque.
Jonás olio a Shaker antes de él pudiera ver él a través de las ondulantes cortinas gris
purpura de la niebla. El hermano de Oliver estaba encorvado mientras avanzaba sigilosamente por
un camino de ciervos, más allá de las rocas donde Camellia se había ocultado. Justo en las rocas,
yacía el cuerpo de Ángel, su rostro desgarrado por las lechuzas, sus pies y piernas todavía
envueltos en hilos fibrosos. Su arma yacía en el suelo a pocos centímetros de su mano. Shaker se
agacho allí por unos minutos, estudiando el suelo, claramente tratando de averiguar qué sucedió.
Luego centró su atención en seguir a Camellia.
Jonás no se movió. No hubo ningún susurro de sonido para alertarlo, pero Shaker se dio la
vuelta de repente, disparando su arma en un patrón de cobertura. Lo único que salvó a Jonás
fueron los lazos fibrosos que se engancharon en sus tobillos desde el suelo y tiraron de él hacia
abajo. Rodó hacia Shaker, no alejándose, su cuchillo más familiar en la mano. Esto no era un
cuchillo arrojadizo, sino uno que su padre había tenido antes que él. Una hoja hecha para ser
utilizada en combate cuerpo a cuerpo, para la defensa propia, o para matar.
Se acercó rápidamente a Shaker, insertando sus piernas entre las de Shaker mientras
continuaba rodando, golpeando a su adversario contra el suelo en un derribo de tijera. Lo hizo
duro y malo. En el momento en que Shaker golpeó el suelo, las fibras estallaron, enroscándose
alrededor del arma del hombre, envolviendo el metal rápido, una y otra vez, y tirando de él,
arrancándolo del puño de Shaker. Simultáneamente, cuando rodó y tiró a Shaker al suelo, Jonás
se le subió encima, uno mano alcanzando la muñeca de Shaker que había sostenido el arma, la
otra apuñalando tres veces con el cuchillo. Cada puñalada fue profunda. Jonás no tenía la
intención de permitir que Shaker se levantara, no cuando estaba tan cerca de Camellia.
Él quería respuestas, pero no las quería a expensas de arriesgar a la persona que más
importaba en su mundo.

CAPÍTULO 20
Jonás se agachó junto a Shaker, mirando al hermano mayor de Oliver. Este era el hombre
al que Oliver más había admirado. Todavía no estaba muerto, pero pronto lo estaría. Jonás había
matado a los tres hermanos Borders. Acabo con toda la familia. ¿Para qué? Una vez más, esa
furia volcánica en el brotó de toda esa testosterona que no pudo controlar.
La agresión y la hostilidad aumentaron tan rápido, una locura brutal que lo dejó queriendo
destripar a Shaker por ponerlo en tal posición. Quería cazar a Whitney, hacer que el trabajo de su
vida fuera encontrar al médico y desgarrarlo miembro por miembro, tal como Jeff soñó que él
había hecho con Oliver.
Y luego Camelia estaba allí. Una cálida y tranquila presencia de color Rosa Middlemist
dentro de él, extendiendo la calma a través de él, cuerpo y alma, nervio por nervio, célula por
célula. ¿Cómo se las arregló para calmar las muchas bestias en él tan fácilmente, cuándo él no
había tenido éxito incluso después años de meditación y práctica? No entendía cómo lo hizo, pero,
ahora especialmente, estaba agradecido. Solo tenía una ventana muy corta para obtener
información de Shaker, si es que el hombre le hablaba.
—Me conoces, sabes que nunca asesinaría a Oliver de esa manera, sin importar las
circunstancias. Me habría vuelto contra un ejército antes de haberme vuelto contra él. Él era un
desastre. Él era el que mataba a gente inocente. No pudo detenerse. Los miembros de nuestro
equipo resultaron heridos, algunos en mal estado. Lo saqué de ellos y sí, le di una paliza, pero me
detuve, Shaker. Él era Oliver. Él era mi mejor amigo. Me rogó que lo matara. No pude hacer eso.
Simplemente no pude, sin importar cuanto me suplicara. Al final, fue tras los demás y peleó
conmigo, sin dejarme otra elección. No tienes que creerme, pero así es cómo sucedió.
Jonás apretó con fuerza sus palpitantes sienes. Cuanto más se enfurecían sus rasgos
agresivos, más martillaba su cráneo después, hasta que su cerebro se sentía hinchado y
demasiado grande para su cabeza. Detestaba pensar en cómo Oliver murió y, sin embargo, rara
vez dormía, porque si lo hacía, tenía pesadillas en las que mataba Oliver, reviviendo ese día una y
otra vez. Entonces Jeff había venido a él con pesadillas, y a veces los dos se habían transformado
juntos, haciendo que le fuera imposible cerrar los ojos por mucho tiempo.
—Diablos, Jonás, ¿importa? — Shaker susurró. — Él está muerto. Whitney nos mató a
todos.
¿Qué significaba eso? Jonás quería aplastar su puño en la cara de Shaker. Infierno sí,
importaba cómo murió Oliver. Él quería que Shaker admitiera que entendía que Oliver no había
sido asesinado. Al mirar a Shaker, se dio cuenta de que tenía su rostro distorsionado, y el pecho
demasiado grueso. No se había apresurado a subir por la montaña para llegar a Camellia ni había
tratado de salvar a Tusker o Lewis.
No llevaba zapatos en los pies. Parecían garras, los dedos de los pies enroscados, las uñas
gruesas y afiladas. No eran garras como las de un raptor o las garras de un gato. Shaker había
quedado atrapado en algún punto intermedio, su cuerpo luchaba por ser todo y no tenía éxito en
ninguna de ellas. Definitivamente había algo extraño en la forma de su cabeza.
¿Camelia? ¿Puedes verlo? Está acostado de espaldas en el suelo. ¿Puedes sentirlo?
¿Dime qué le pasa, además de lo que le he hecho?
Hubo un pequeño y revelador silencio. Sí, ella lo sabía. Él sintió su dolor. Su compasión. Su
mujer. Demasiado buena para su mundo de violencia y criaturas retorcidas y jodidas que creó
Whitney.
Soy una de esas criaturas, Jonás, recordó Camellia. Persistes en pensar en mí como una
especie de ángel.
Eso es porque para mí, lo eres. ¿Qué le hizo Whitney?
Lo que pidió. Quería ser más fuerte que tú. Que Oliver. Él quería ser el mejor de los
mejores. Sus órganos internos son un desastre. Todo está mal emparejado. Su corazón, sus
pulmones. Nada encaja bien en su cuerpo, Jonás. Debe haber dolido solo respirar. Su cerebro
también es demasiado grande para su cráneo.
—Shaker, ¿por qué harías esto? — Jonás quería llorar por él. Por todos ellos. Todos se
habían ofrecido como voluntarios. Jonás pensó que sería útil. Que sería capaz de proteger a otros
soldados. Que haría algo bueno con su vida. — ¿Por qué enviarías a tus hombres a una misión
suicida virtual? Nada de esto tiene algún sentido para mí. Eres uno de los hombres más
inteligentes que conozco. ¿Cómo se llegó a esto?
Habló en voz baja con una voz suave y convincente.
Necesitaba saber. Si Shaker no pudo resolverlo y salir del otro lado, junto con Oliver y
Tusker, con todos esos mismos rasgos agresivos, ¿cómo diablos podría alguna vez confiar en sí
mismo con Camellia? Era valiente, compasiva y demasiado buena para un hombre como él, y eso
sin las mejoras que Whitney le había encasillado. ¿Por qué Shaker decidió hacer algo tan estúpido
cuando vio cómo Whitney había destrozado las vidas de Oliver y de Jonás?
¿Te detendrás? Salvaste la vida de Jeff. Y salvaste la vida de Kyle. ¿Por qué no piensas en
eso en vez de lo negativo?
Ella no sonaba compasiva o comprensiva. Su mujer sonaba exasperada. Incluso en medio
de lo que podría decirse que era uno de sus peores momentos, con su cuerpo todavía tratando de
superar la agresión, ella logró que él la amara aún más.
Shaker negó con la cabeza débilmente.
— No puedes dejarlos vivir, Jonás. Depende de ti ahora.
Jonás se frotó la frente. Su cabeza estaba latiendo, gritándole. Tusker se estaba muriendo,
¿no? Estaba bastante seguro de que Tusker no había sido el único. Lo más probable es que
Shaker también supiera que se estaba muriendo.
—Sí. — La admisión fue baja. Sorda. — Él no tenía mucho tiempo. Nosotros sabíamos que
no teníamos mucho tiempo. Ninguno de nosotros debería haber estado vivo. — Shaker no abrió
los ojos. — Abominaciones. Todos nosotros. Ya lo sabes, Jonás. Y ninguno de nosotros debería
tener hijos. Ellos lo saben mejor. Lily, Ryland. Tú. Todos de ustedes lo saben mejor. Tiene que ser
detenido.
Jonás presionó sus dedos en sus palpitantes sienes. ¿Cuántas veces esos exactos
pensamientos habían pasado por su propia cabeza? No era como si pudiera condenar a Shaker
por pensar lo que había considerado tantas veces.
—Planeaste poner a todos, unos contra otros. Esperando que nos matáramos todos. —
Jonás hizo una declaración. — De alguna manera, te las arreglaste para plantar tu voz en nuestro
equipo, ¿no?
—Era la única manera.
—No ibas a mantener con vida a Lily y Daniel.
—No, ellos también iban a tener que morir. — Hubo arrepentimiento en la voz de Shaker.
Tosió. Pequeñas burbujas de sangre se formaron alrededor de sus labios. — Nunca quise matar
niños o mujeres, Jonás, pero Whitney no nos dejó elección. Sabes que tengo razón. Tienes que
saber que todos somos monstruos, y eventualmente nos vamos a volver contra la población.
—Llama a los mercenarios, Shaker. Sé que tienes una manera de detenerlos. No tienen
ninguna posibilidad contra dos equipos de Caminantes Fantasmas. Serán masacrados. Mándalos
lejos ahora y consideraré lo que estás diciendo. No es como si nunca hubiera pensado de la
misma manera.
—Mi reloj. Debajo. Sube el botón. Envía a prueba de fallos para cada capitán. Se llevarán a
los hombres y se irán. Se les dijo las posibilidades. El dinero sería transferido a sus cuentas.
Shaker jadeaba con tanta fuerza que era casi imposible para Jonás evaluar si estaba o no
diciendo la verdad.
¿Camelia?
Creo que lo es. Rojo dice que sí.
Jonás se arriesgó. ¿Qué más había que hacer? Se movió con cuidado. Incluso en su
estado actual, Shaker podría ser muy peligroso. Jeff se había acercado al otro lado de Shaker,
manteniéndose a una respetuosa distancia, pero listo para respaldar a Jonás. Sorprendentemente,
Kyle también estaba en movimiento. Jonás lo sabía a través de su conexión con el subsuelo.
Siéntate, Kyle. ¿Quieres arruinar lo que diablos hizo Camellia para curarte? Estoy
demasiado ocupado para realizar algún tipo de boca a boca, ordeno mientras quitaba el reloj de la
muñeca de Shaker y activaba el botón de seguridad.
Cuando tu mujer decide curar a alguien, Jonás, hace un minucioso trabajo.
Por un momento, pensó en pedirle que tratara de curar a Shaker para que no tuviera que
cargar con la responsabilidad de haber asesinado a los tres hermanos Borders. Sintió que
Camellia se quedó muy quieta en su mente. Conteniendo la respiración. Él se preguntó qué haría
ella si se lo pidiera. Sabía que eso no sería justo ni para ella ni para Shaker.
— ¿Cómo conseguiste que tu voz llegara al complejo, Shaker?
El hombre volvió a toser.
— Lydia es nuestra prima. Iba a dejar pasar la muerte de Oliver, pero luego se enteró de
cómo lo asesinaste. Nos dijo que Miller no hizo nada. Que todo el equipo no hizo nada por
salvarlo. Entonces supe que todos ustedes estaban tan jodidos como Tusker y yo. Tenía que
destruirlos a todos.
— ¿Y el equipo dos?
—No pude hacerla entrar sin importar lo mucho que lo intenté, incluso como una terapeuta
registrada. — Shaker abrió los ojos y miró directamente a los de Jonás. — Tienes que deshacerte
de ellos, Jonás. Sé que será difícil, pero Whitney convirtió a todos en ese primer experimento en
asesinos. Sabes que lo hizo. Yo no pude hacerlo, pero tú puedes. Eres lo suficientemente fuerte.
Ellos confían en ti. Vuelve con tu equipo y mátalos a todos. Límpialos. Si tienes la oportunidad,
haz lo mismo con el equipo Dos.
Jonás miro fijamente dentro de los ojos de Shaker. Ya parecían estar nublándose. Este
hombre había llevado a todo su equipo de dieciocho hombres a morir, porque una prima había
informado de un sueño, sin darse cuenta de que era un sueño. Ninguno lo había comprobado. Ni
Lydia, que se suponía que era una profesional, pero estaba tomando dinero de Abrams para
venderle información. Ni Shaker, que al menos debería haber investigado antes de decidir
asesinar hombres, mujeres y niños.
Jonás suspiró y asintió.
— Haré todo lo posible para hacer las cosas bien.
Eso dijo nada y todo. Esperaba que le diera paz a Shaker mientras se escabullía.
*****

Jonás le tendió la mano a Camelia en el camino hacia el jardín. Jeff y Kyle continuaron por
el sendero que conducía al complejo debajo de ellos.
— No me has dicho ni una palabra en todo el tiempo que hemos estado caminando de
regreso, cariño —señaló. — Le pedí a Jeff y Kyle que siguieran sin nosotros para que podamos
tener un día más o menos a solas antes de que tenga que informar a Ryland. Fingir que no estás
herida o que no estás pensando en retirarte y correr a la primera oportunidad que tengas no va a
solucionar nada.
Camellia se quedó mirando su mano durante mucho tiempo. Él no se movió. El solo se
quedó allí, ofreciéndosela, esperando. Levantó las pestañas, esas largas pestañas como plumas
que ayudaron a ocultar lo que estaba pensando y sintiendo de él. Pero ya no tanto. Se estaba
volviendo experto en leerla a través de su conexión.
Jonás sabía que siempre necesitaría esa ayuda adicional. Camellia había aprendido a
interiorizar mucho. Había vivido sola durante mucho tiempo, aprendiendo a confiar solo en ella
misma. De niña, adolescente y mujer joven, había aprendido a no confiar fácilmente. Su relación,
tan breve como el tiempo les había dado, había sido puesta a prueba. Mantuvo su mirada fija en la
de ella. Su mano hacia ella, deseando que la tomara.
Camellia apretó los labios y luego se mordió el costado del labio inferior. Muy lentamente,
con gran desgana, puso su mano en la de él. En el instante en que ella lo hizo, él cerró sus dedos
alrededor de los de ella, bloqueando su mano más pequeña dentro de la de él. Él no era tonto. No
se estaba arriesgando con la única mujer que significaba el mundo para él.
—Gracias, bebé, — Jonás dijo suavemente.
Continuó caminando por el camino sinuoso hasta que estuvieron en los árboles más
espesos del bosque tropical antes de él hablara otra vez. Le gustaba simplemente caminar con
ella. Que solo fueran ellos dos otra vez. Los pájaros estaban en movimiento constante. Los
lagartos se deslizaban bajo la vegetación del suelo del bosque, anunciando su presencia con
ruidos susurrantes. Las flores exóticas trepaban por los troncos de los árboles, despidiendo olores
fragantes. Las ranas arborícolas en varios tonos de verde, azul y rojo los miraban con ojos
grandes y curiosos mientras hacían su camino a la casa de Camelia.
Escondida en la arboleda de altas camelias rojas de Middlemist, incluso el porche de la
casita de Camellia era difícil de ver, pero Jonás sabía exactamente donde estaba localizada, y él
fue ese camino. Él caminó lentamente a través de los árboles y arbustos, dejando que la belleza y
la paz del jardín se hundieran en su sistema. Esta era la casa de Camellia. Esto era lo que ella era
esencialmente en su esencia. Hermosa. En completa armonía con la naturaleza. Ella no se
enfurecía contra su destino. Ella solo fue con lo que sea que el destino le tiró.
— Debería haberte hablado de Oliver, Camellia, — dijo. — Inmediatamente. Debería
haberlo hecho en lugar de posponerlo. No fue porque no pensé que lo entenderías. No fue justo
que te lanzaran una bola curva de la manera en que lo hicieron, y no pude explicarte nada. Quería
mirarte cara a cara cuando te lo explicara, o al menos estar a solas contigo, no tratar de
defenderme en la mitad de la historia que Ángel estaba diciéndote sobre la pesadilla de Jeff.
Él la condujo infaliblemente a través de la selva tropical de plantas. Cuando lo hizo, las
flores a su alrededor se sumergieron y se estiraron para alcanzarla, algunas tocaron su cara o sus
muñecas o antebrazos cuando pasaban. Se dio cuenta de que estaban tratando de cuidar las
astillas de roca incrustadas en su cuero cabelludo y brazos. La red clandestina había enviado un
mensaje de que Camellia había resultado herida, y ya la comunidad se acercaba para darle lo que
ella necesitaba para sanar.
Trató de recordar todas las veces que había sido herido en las diversas misiones en que él
había estado. Tantos países, tantos ambientes. No había pensado en las plantas tocándolo.
Recordó una vez cuando había estado acostado boca abajo en un mar de dolor, disparado
al infierno, pensando que no lo lograría, desmayándose dos veces. La primera vez que se
despertó, había enredaderas enredadas a su alrededor. Había estado semiconsciente y pensó
que uno de los Caminantes Fantasmas lo había encontrado y lo cubrió. Estaba en territorio
enemigo y el entrenamiento se había hecho cargo. No había hecha ni un sonido, incluso cuando
se deslizo de vuelta a abajo.
Se despertó por segunda vez, mucho más consciente. Sabía dónde estaba y que él estaba
solo. Pensó que había sido él mismo quien se envolvió con las enredaderas y construyo una
persiana. No había ni una sola gota de sangre en las hojas o la tierra para regalarlo. Cuando el
enemigo se acercó a su persiana, no había pistas que los llevaran a donde yacía en el suelo,
cubierto por las enredaderas. Mirando hacia atrás, él se dio cuenta de que había algunas flores
colocadas exactamente sobre la peor de sus heridas.
Jonás compartió sus recuerdos con Camellia.
— Todo el tiempo, tuve ayuda y no lo sabía.
Camellia asintió mientras subían las escaleras hacia el porche. La Middlemist Red
bordeaba ambos lados, y la planta los saludó a ambos sacudiendo sus ramas y corriendo sus
flores a lo largo de sus brazos.
Camelia sonrió.
— Es bueno estar en casa, Red.
Jonás miró a su alrededor.
— Me gusta aquí. También amo mi hogar. Podríamos tener que dividir nuestro tiempo entre
ambos lugares. Tendríamos mucha más privacidad aquí. ¿Qué opinas?
Ella lo miró con sus ojos azules. Esperaba cualquier cosa menos lo que él vio. Diversión.
Debería haberlo sabido. Camelia manejaba el humor hasta en los peores momentos. Él apreciaba
ese rasgo en ella. Lo necesitaría con él.
—Creo que necesitaremos ambos lugares. Uno no será suficiente. Necesitaré un retiro y tú
también. — Ella lo llevó a una de las sillas en su porche. — Siéntate, Jonás. También podemos
terminar con esto. ¿Quieres algo para tomar?
Sacudió la cabeza.
— ¿Sobre? ¿Con eso te refieres a Oliver Borders? No hay una forma de superar a Oliver
Borders. No para mí.
—Escuché lo que le dijiste a Shaker. Al final, creo que él sabía que le decías la verdad. Que
Oliver quería que lo mataras. Que él necesitaba que lo hicieras.
Jonás apartó la cara de ella. No se sentó, sino que caminó hacia uno de los postes de
apoyo del porche y lo rodeó con un brazo, mirando hacia el hermoso paraíso que su mujer había
creado. La escena borrosa, pero no se secó los ojos. No hubiera importado. Oliver. Su nombre
estaba tatuado en su cuerpo justo debajo del credo de los Caminantes Fantasmas. Directo donde
estaban las cosas que más le importaban.
—Oliver y yo nos sentíamos como si nos estuviéramos volviendo locos. No era solo Oliver
quien luchaba por el control a cada minuto. No estaba solo en eso. Nuestras cabezas se estaban
partiendo, golpeando hasta que queríamos gritar. Nuestros cuerpos se sentían como si estuvieran
siendo desgarrados. Nosotros sentíamos la necesidad de pelear por todo y con todo el mundo.
Todo se sentía como un desafío. Toda esa testosterona rugiendo en nuestros sistemas. Nosotros
salíamos juntos y tratábamos de resolverlo, tratábamos de encontrar un balance.
Empujó su frente con fuerza contra la madera. Camelia corrió su mano suavemente por su
espalda, apenas allí, pero la sintió como una marca profunda. Él no sabía si la merecía, no cuando
Oliver estaba muerto, no cuando él no lo había logrado.
—Es imposible decirle a alguien más como es, pelear cada minuto del día por la cordura,
por el control. Cómo era en aquellos primeros días. Las primeras semanas y meses cuando
ambos nos esforzamos tanto. Incluso ahora. Todavía me da miedo que me pueda pasar lo mismo.
—No tienes que decírmelo, Jonás. Puedes mostrármelo.
—Nunca querría que pensaras menos de él. Era un buen hombre. — Su voz sonaba ronca
para sus propios oídos. Se aclaró la garganta. — No es como si yo era intachable, Camelia. Tuve
problemas, al igual que Oliver. Durante las situaciones de combate, fue especialmente difícil
desactivar los diversos temperamentos que se nos pedía que usáramos. Todos los nuestros
venían con un alto precio. A veces, ese precio era una rabia cegadora, y tendríamos que alejarnos
de nuestra propia gente. El costo de usar lo que teníamos para proteger a nuestro equipo y
arriesgar sus vidas en nuestras propias manos no valía la pena para ninguno de nosotros, pero no
fue siempre nuestra decisión.
Camellia apoyó la mejilla contra la parte baja de su espalda y envolvió un brazo alrededor
de su cintura, pero ella permaneció en silencio, permitiéndole hablar a su manera. Dejó que la
historia se desarrollara en su mente para que ella pudiera ver lo difícil que había sido para Oliver y
para él en esos primeros días y lo mucho que los dos habían tratado de controlar mejor las
mejoras que Whitney se había creído tan inteligente por otorgarles.
Quería que ella viera la amistad entre ellos y cómo compartían información. Cómo
trabajaban como equipo, luchando a través de las dolorosas revelaciones que aprendieron sobre
los diversos rasgos animales que ahora poseían. Estudiaron juntos a cada animal o reptil, los
buenos atributos útiles que podría extraer y desarrollar, fortalecer, y los que podrían conducir a
agresión y disensión en sus equipos. Discutían formas de suprimir o librarse de las características
que suponían un peligro para su equipo.
No importa cuánto lo intentaron, las tendencias violentas se apoderaron de ambos. A
veces, la agresión era útil, como cuando estaban en misiones, teniendo que romper las líneas
enemigas o defender su equipo, pero luego no podían simplemente guardar todo cuando
terminaban la misión. A Oliver le resultaba cada vez más difícil controlarse. Rompía cosas en su
habitación, rompía vallas, iba a bares y se metía en peleas. Más de una vez, Jonás tuvo que evitar
que matara a civiles y soldados regulares.
—La última misión con Oliver fue mala. Sabíamos que estábamos perdidos. Caminamos
directo a una emboscada. Le advertí a Ryland que no podíamos pasar por el paso, pero los
hombres que se suponía que debíamos sacar estaban en ese valle, y la única manera de entrar
era a través de un paso angosto. Había rocas empinadas que se elevaban a ambos lados. Sentí el
peligro. En realidad, podía probarlo en mi boca.
—La red subterránea te decía que te quedaras atrás.
Él asintió y se estiró para tomar su brazo y llevarla a su lado. Atrapándola contra él con un
brazo, acarició su cabello sedoso con su mano libre. Él necesitaba tocarla, escuchar su corazón
latir cerca de él. Escuchó el zumbido de las abejas, el zumbido constante de los insectos y el
susurro de las lagartijas y pequeños roedores en la vegetación seca del suelo. El brillante sonido
del agua, mientras corría sobre una serie de rocas y caía en un estanque poco profundo, trajo una
sensación de armonía al jardín.
Jonás trató de centrarse en las flores y Camellia. No quería recordar ese valle, ni ese día y
noche de sangre y violencia que terminó con la pérdida de su mejor amigo.
—No es que Ryland no me creyera. Fue que no pudimos encontrar otra forma de entrar.
Estábamos preparados para una emboscada. Oliver y yo entramos primero. Estaba nublado, pero
todavía relativamente despejado, lo que no nos dio a ninguno de nosotros algo con lo que
pudiéramos trabajar. Me quedé en las sombras de la roca tanto como pude. Oliver hizo lo mismo.
—Jonás envolvió su cabello alrededor de sus nudillos, la seda atrapada dentro de su puño. —
Éramos buenos mezclándonos con nuestros alrededores, y podíamos subir la roca rápido si era
necesario. Eliminé a siete de sus asesinos, pero no fue suficiente.
La culpa lo agobiaba. Presionada en sus hombros, en su pecho, golpeando a través de su
cráneo como lo hacía cada vez que pensaba en esa época.
— La mitad del equipo cayó en una lluvia de balas, heridos, en el momento en que entraron
en la boca del valle. Debería haber sabido dónde estaban todos los enemigos. Ellos estaban muy
por encima de nosotros, y no teníamos sus ubicaciones.
—Jonás, estás asumiendo demasiado. Sabes que lo haces. ¿Cómo podrías saber dónde
estaba cada hombre al acecho? eso ni siquiera es lógico.
—Era mi trabajo.
—Tenías un compañero. ¿Dónde estaba Oliver? ¿Qué estaba haciendo mientras tú
estaban eliminando a los que estaban al acecho para matar a tus compañeros de equipo?
Jonás se sintió incómodo. Este era siempre el momento en el que vacilaba al dar el
informe. No puso esa mierda en el papel, ni tampoco hablo con un psiquiatra al respecto. Nunca
iba a traicionar a Oliver de esa manera. Ryland y los demás lo sabían porque llevaban pequeñas
grabadoras. Él había destruido todas las versiones que tenía excepto una. Ryland había insistido
en mantenerla para proteger a Jonás. A Jonás le importaba un carajo la protección, pero si la
reputación de Oliver y su legado. En lo que respecta a Jonás, Oliver se había ganado su estatus
de héroe en los otros cientos de misiones que había llevado a cabo.
—Estaba teniendo problemas, Camellia. A veces los dolores de cabeza eran muy graves,
haciendo imposible pensar bien.
Se tocó la sien donde su cabeza se sentía como si se hubiera encogido varios tamaños y
su cerebro estuviera tratando de estallar a través de su cráneo.
— ¿Como es para ti ahora mismo? — ella incito suavemente.
Odiaba admitir que tenía migraña, pero esa era la verdad. Había tenido una desde que
había comenzado a buscar a Shaker y a su equipo. Él sabía desde el comienzo que acumularía
muertes. No quería que su mujer lo viera bajo esa luz. No ahora. Jamás.
—Es bastante malo esta vez.
Instantáneamente, Camellia alzó sus esbeltos brazos, deslizando sus palmas por su pecho,
sus manos subiendo por su cuello, su toque delicado mientras sus dedos se movían sobre su
mandíbula. Su toque fue ligero, pero fue como si una carga eléctrica se hubiera precipitado a
través de todo su sistema, provocando que cada terminación nerviosa cobrara vida. La sangre
tronaba en sus oídos, corriendo y retrocediendo como una marea interminable, golpeando a través
de sus sienes para aumentar la creciente presión en su cráneo.
Los dedos de Camellia se deslizaron sobre sus sienes, apenas se sentían, un roce tenue
como el ala de una mariposa, dejando atrás la necesidad de más. El rastro de su toque lo llevó
directo a su cabello. Las yemas de sus dedos se asentaron allí, enterradas profundamente y
comenzó un ritmo lento, una danza bamboleante como el suave despertar de una mariposa.
Bombeo de alas para secarlas después de emerger de la crisálida. Cada toque en su cuero
cabelludo traía alivio a los latidos de su cerebro.
Se dio cuenta de las naves estelares, esas neuronas con los brazos extendidos,
conectándose entre sí a través de sinapsis para que los productos químicos pudieran fluir a cada
parte de su cuerpo, señales químicas o eléctricas o ambas. Camellia envió un químico rosa-rojo
brillante que fluyó por sus venas, llevándolo a su cerebro. Después del químico, una serie de
cargas eléctricas le siguieron, brillantes y encendiéndose cuando ellos se apresuraron a su
cerebro. Las pequeñas explosiones deberían haber empeorado la migraña, pero en cambio
parecían eliminarla por completo.
Por primera vez en toda la noche y la mayor parte del día, pudo tomar una bocanada de
aire. Dejó caer la barbilla sobre su cabeza.
— No sé cómo te las arreglas para hacer lo que haces, Camellia, pero nunca me digas que
no eres mi ángel.
Su risa fue amortiguada contra su pecho.
— Algún día voy a estar realmente molesta contigo, y verás que no soy un ángel.
—Voy a esperar por ese día. Mientras tanto, seguiré pensando en ti como mi ángel
personal.
Suspiró, decidido a terminar de hablarle de Oliver para que ninguna vez tuvieran que
mencionar ese día de nuevo. Dio un paso atrás en el medio del porche, tirando de su mano hasta
que ambos estuvieron de pie donde la camelia Middlemist Red, tenía las ramas más gruesas y
largas. Las flores eran espectaculares. Red se inclinó hacia ellos, las ramas se movían en forma
circular como si los enormes arbustos y árboles pudieran rodearlos.
—Oliver entró en crisis en el peor momento posible. Lo había estado vigilando de cerca
porque había estado preocupado por meses. Supe en el momento en que eliminé al primer
asesino y vi la pelea y olí la sangre que estaba en problemas con él. La batalla fue demasiado y lo
llevó sobre el límite.
Antes de que pudiera llevarse una mano a su tripa turbulenta, la palma de ella ya estaba
allí, presionando sobre el lugar exacto donde siempre se acumulaba el pozo de ira, esperando que
la agresión se desbordara. Ahora se había ido, respondiendo a su toque.
—Estabas tratando de mantenerlo tranquilo. Tratando de apartarlo de los hombres
moribundos. Tratando de razonar con él. — Ella vio Correcto dentro su mente.
El asintió. Oliver había entrado en un ataque de locura, echando espuma por la boca,
queriendo pintar su cuerpo en la sangre del enemigo. Parecía estar en algún tipo de furia, pero se
negó a cazar, lo que obligó a Jonás a tomar la iniciativa. Jonás ya no podía confiar en Oliver a su
espalda. Oliver se había vuelto astuto y salvaje con él, no era algo completamente nuevo, Jonás a
menudo tenía esos rasgos saltando a la vanguardia, pero no tanto. Oliver estaba fuera, de una
manera que Jonás instintivamente sabía que era peligroso para él.
Oliver miró a Jonás como si fuera un enemigo. Oliver se negó a hacer una sola muerte,
pero tan pronto como Jonás lo hizo, Oliver corrió hacia el cuerpo y lo profano de una manera que
Jonás encontró reprochable. Nauseabundo. Se encontró atrapado entre la necesidad de advertir
Ryland sobre el comportamiento de Oliver y la necesidad de proteger a su amigo. Al final, le envió
un código a Ryland y le envió una breve grabación. Si Oliver lograba matar a Jonás, haría falta
más de un Caminantes Fantasmas para destruirlo. Ellos necesitarían saber con qué estaban
tratando.
Mostrar la locura enfermiza de Oliver a Ryland, significaba mostrársela a Kaden también, se
había sentido como una de las mayores traiciones de su vida. ¿Jonás todavía estaba sentado en
la oscuridad pensando si había sido necesario o no realmente enviar esa grabación a Ryland o si
una advertencia hubiera sido suficiente? Sabía que Ryland había guardado la grabación para
protegerlo a pesar de que varias veces le había pedido a Ryland que la destruyera.
Jonás había logrado eliminar a siete de los enemigos mientras seguía la pista de Oliver,
pero se había distraído y no había subido tan alto como él debería haberlo hecho. Cuando Ryland
le indicó al equipo que pasara por el paso, Oliver debería haber continuado subiendo hacia arriba
con Jonás, asegurándose de que no hubiera más francotiradores o unidades ocultas. Oliver no
siguió el protocolo. En cambio, se fue al suelo, moviéndose sigilosamente hacia los Caminantes
Fantasmas que venían por el paso.
Jonás había tenido demasiado miedo de que Oliver se volviera contra su equipo. Había
dejado de explorar hacia adelante para ir detrás de Oliver. Los cañones que tenían encima
alcanzaron al equipo cuando el último hombre salió de las rocas del estrecho paso. La mitad cayó
con heridas. La otra mitad arrastró a los heridos para cubrirlos y devolver el fuego.
Oliver se volvió loco, lo que empeoro mucho, mucho las cosas. No había manera de
proteger a todo el mundo de él, y en el momento en que los miembros del equipo resultaron
heridos, actuó como si fueran enemigos sobre los que caer y desgarrar, tal como lo había hecho
con los asesinos que Jonás había tratado de eliminar más temprano.
—No tuve elección, Camellia, te lo juro. Estaban indefensos, algunos en mal estado, los
otros tratando de disparar a los francotiradores que nos inmovilizaban y cubriendo a los heridos
con sus propios cuerpos o trabajando para detener las hemorragias para mantener con vida a los
heridos. Saqué a Oliver de Jeff. Kyle estaba tratando de cubrirlo. Jeff estaba gravemente herido y
Kyle estaba haciendo todo lo posible para evitar que se desangrase. Oliver pateó a Kyle en las
costillas y la cabeza, y luego lo arrojó a la intemperie donde los francotiradores que estaban
encima de nosotros podrían dispararle.
Camellia jadeó, viendo las imágenes en su mente, la forma en que todo sucedió tan rápido
y las decisiones en una fracción de segundo que había tenido que tomar. Jonás usó su velocidad
y fuerza para salvar a Kyle. Corriendo tan rápido que no era nada más que un borrón, alcanzó a
Kyle, se dio cuenta al instante de que tenía las costillas rotas y simplemente lo cargó, tratando de
protegerlo con su cuerpo mientras corría de regreso al refugio limitado de las rocas. Nicolás
Trévane e Ian McGillicuddy, sus francotiradores, dieron ellos fuego de cobertura.
Ryland luchó contra Oliver en un esfuerzo por evitar que matara a Jeff. Oliver había
desgarrado la herida de Jeff, tratando de abrirla más, riéndose alegremente, gritando que
arrancaría el corazón de Jeff y se lo comería. El sonaba maníaco. Oliver era anormalmente fuerte,
casi aplastando a Ryland a pesar de las mejoras de Ryland. Fue solo la poderosa patada frontal
que Jonás lanzo al muslo de Oliver, dándole una pierna muerta, lo que lo forzó a girar su atención
a Jonás.
Dejó caer a Ryland y se giró con una sonrisa cruel y distorsionada en su rostro.
— Jonás. Realmente creen que pueden detenernos. Podemos matarlos a todos. Vamos a
tomarlos juntos.
—Oliver, juramos proteger a estos hombres. Son nuestros amigos. Nuestros compañeros
de equipo. Estamos rodeados por el enemigo. En este momento, necesitamos concentrarnos en
matarlos, no en pelear entre nosotros.
Jonás hizo lo que pudo para rodear a Oliver, para poner su cuerpo entre su equipo y su
mejor amigo.
—Debiluchos, míralos. Nadie puede llevarnos.
Oliver gritó y luego salió corriendo a la intemperie, exponiéndose él mismo a los
francotiradores encima de nosotros, sobre las rocas. Se dispararon múltiples tiros. Saltó en el aire,
dándole al enemigo el dedo y riendo con deleite. Ninguna bala lo tocó. Él rasgo su camisa de su
cuerpo, tirándola abajo y declarándose él mismo invencible.
Caminó lentamente de regreso para pararse detrás de la delgada pared de rocas y fulminó
con la mirada a Jonás.
— O estás conmigo o contra mí. Voy a matarlos a todos. A todo el mundo. O son dignos de
vivir o no. Quédate conmigo, hermano.
—Sabes que no puedo hacer eso, Oliver.
—Entonces vas a morir. Aquí mismo. Ahora mismo.
Camellia hizo una mueca al ver el rostro retorcido y el gruñido de Oliver, una máscara
ahora, tan distorsionada, con la boca echando espuma y burbujeando hasta formar largos hilos de
saliva que colgaban hacia abajo en cualquiera lado de su mandíbula. La pelea fue feroz y brutal,
una terrible pelea salvaje, más animal que humana, dos depredadores letales en una lucha a
muerte. Ella nunca había visto algo así, y ella nunca quería verla otra vez. Jonás sabía que él no
debería compartir las imágenes con ella, sus recuerdos íntimos de ese brutal asesinato, pero
quería que ella entendiera sus temores por su futuro.
Jonás enterró la cara en su cuello.
— ¿Ves lo que temo por ti? ¿Por los hijos que podamos tener juntos, Camellia? Nunca
quiero perder a los que amo. Primero fue Oliver y luego sus hermanos. Cualquier brebaje que
Whitney les puso, lo puso en mí.
El apretó sus brazos alrededor de ella, sosteniéndola contra él. Lo último que quería hacer
era renunciar a ella, pero ¿qué más podía hacer si iba a protegerla?
—Jonás, mírame.
Su voz. Ese tono suave y gentil que lo envolvía en seda y paz. En todo lo bueno que el
mundo podía darle. Esa era Camelia. Whitney no logró convertirla en algo oscuro o terrible. Ella
era el milagro personal de Jonás. Levantó la cabeza y la miró, a esos ojos que sostenían tantos
secretos.
Su respiración quedó atrapada en su garganta por lo que vio allí. Sus pulmones ardían. Su
corazón dolía, retumbando en su pecho. Las largas pestañas de Camellia enmarcaron sus ojos
azules, ventanas al alma decían algunos. Y si esa era la verdad, él estaba mirando el amor. La
maldita cosa real. Crudo. Honesto. Un regalo más allá de cualquier precio. Después de lo que
acababa de presenciar, no tenía sentido, y eso significaba mucho más.
Sus dos manos enmarcaron su rostro, su toque delicado, como las alas de una mariposa.
Tan gentiles, pero las sintió como una marca.
—Te veo, Jonás. Todo de ti. Dentro de ti. Tu corazón y tu alma. Quién y lo que eres. Lo
bueno y lo malo. Todo. No puedes ocultar nada de mí, no con la Middlemist Red conectándonos.
No puedo esconder cualquier cosa de ti. Entonces escúchame cuándo te digo que sería imposible
que te conviertas en un asesino a sangre fría o que cayeras en la locura. Estás siempre en control.
Siempre. Te he observado de cerca. Elaboras estrategias. Utilizas tu cerebro. Tú no matas sin
pensar o fácilmente. Te arrepientes por cada vida que tienes que tomar. Crees que no tienes
compasión, pero es esa fuente de compasión en ti lo que te hace daño todo el tiempo. Al principio,
en tus recuerdos de Oliver, todo lo que podía ver era la batalla porque, sí, parecía brutal y viciosa,
pero luego me di cuenta de que estabas haciendo tu mejor esfuerzo por dominarlo, no matarlo.
Solo te defendiste, bloqueando sus golpes y tratando de aterrizar aquellos que no le harían
realmente daño.
—Camelia...
Él quería protestar, pero ella estaba en lo correcto. Él había hecho eso, pero era Oliver.
Habría hecho todo lo posible para salvarlo.
Oliver sabía lo que estaba haciendo. Al final, Oliver no le había dado elección, en un
momento se acercó, cuchillo en mano, agarro a Jonás y le susurro que Jonás tenía que matarlo.
Nadie más podría hacerlo y tenía que ser hecho. Era la única manera de salvarlo. Él le había
dicho: Si me amas, Jonás, hazlo. Mátame ahora antes de que mate a alguien a quien amo. Eso
casi lo rompió.
El pulgar de Camellia rozó su mejilla mojada, esa caricia deslizante que puso su corazón
patas arriba.
— Estoy enamorada de ti, y quiero pasar el resto de mi vida contigo. No tengo el menor
miedo. Solo tengo que saber que estás dispuesto a arriesgarlo todo para estar conmigo porque
me amas mucho.
Jonás miro fijamente su cara vuelta hacia arriba. Él no podía imaginar amarla más. La
emoción fue abrumadora. Arriesgar su vida era una cosa. Arriesgando la de ella era otra por
completo.
—Jonás, tienes que confiar en alguien.
—Confiaba en Oliver y él confiaba en mí. Lo defraudé, Camellia. Yo podría hacer lo mismo
contigo.
Su padre no había salvado a su madre, y él no había sido capaz de salvar su padre o a
Oliver.
—Pero no lo decepcionaste, — señalo Camelia. — Salvaste a Oliver. Encontraste la fuerza
para hacer lo que había que hacer. En cuanto a tu padre, él hizo su elección, y esa fue ir con tu
madre. Jonás, tienes que hacer la elección. Tienes que decidir si vale la pena el riesgo. Creo en
nosotros. O lo haces o no lo haces. Pero tienes que estar todo adentro. Todo el camino.
Ahí estaba. Su mujer. Haciendo sus demandas. Camelia no era una violeta encogida. Ella
era magnífica. Y ella era suya. La conexión entre ellos era tan real como las emociones que tenía
por ella. Nada era nunca en blanco y negro, como él quería que fuera el mundo. Los problemas
siempre venían en varios tonos, dependiendo del ángulo visto. Quería pasar el resto de su vida
mirando el mundo a través de los ángulos que hacia Camellia.
Él tomó su barbilla y la levantó hacia él.
— Te estoy eligiendo a ti. Te quiero, Camelia. Ya lo sabes. Si eres lo suficientemente
valiente como para enfrentarme, entonces lucharé por nosotros por el resto de nuestras vidas.
Llevó su boca a la de ella e instantáneamente encendió un fuego. Las brasas tenían que
estado ardiendo todo el tiempo, porque en el momento en que sus labios se separaron, fue como
si él hubiera tocado un cartucho de dinamita con una cerilla. Ambos se incendiaron.
Él agarró el dobladillo de su camisa.
— Brazos arriba, Camelia. Esto tiene que irse.
Ella lo obedeció, con los brazos en el aire, sus ojos en los de él. Él arrastró su camiseta por
su cabeza y la arrojó sobre la silla más cercana. Deslizó sus brazos alrededor de ella para
encontrar el cierre de su sujetador.
—Podríamos entrar, Jonás. Tengo una cama, — dijo ella.
Su voz era velada, incluso un poco irregular, pero tenía ese borde de humor que él amaba.
Su sostén se deslizó en su mano, y él lo arrojó sobre la silla, soltando sus pechos al aire
libre. Ella era tan hermosa para él.
—Aquí afuera, cariño. Déjame tenerte aquí, donde pueda respirar.
Lo último que quería hacer era estar dentro de cuatro paredes. Él la quería en sus brazos
abiertos, rodeados por la fragancia de las flores exóticas con la brisa fresca soplando sobre sus
cuerpos.
—Puedes tener lo que quieras, — le aseguró, dejando caer las manos en su chaleco.
Ella se lo quitó rápido, y él logró seguirlo con su camisa mientras ella estaba haciendo
frente a sus botas y pantalones. Hizo lo mismo mirando a su mujer, Jonás se preguntó por qué las
mujeres tenían necesidad de tanta ropa. Camelia ciertamente no lo hizo. En lo que a él se refería,
ella tenía la perfecta forma femenina.
La risa de Camellia brotó, más sentida que escuchada.
— Tú solo sigue pensando eso, Jonás. — Sus brazos se deslizaron alrededor de su cuello
otra vez, y ella inclinó su cara por su beso. — En serio, puedes pasar por alto todas mis
imperfecciones y seré feliz.
Ella no tenía ningún defecto que él pudiera ver. Las imperfecciones solamente la hacían
mucho más perfecta. Él besó su camino desde la perfección de su boca hasta su testarudo
mentón, bajo por su garganta, hasta el lujo de sus pechos. Él podía pasar toda su vida dándose un
festín con sus senos. Ella arqueo su espalda, dándole mejor acceso, al mismo tiempo sus manos
ahuecaban su pesado saco y luego agarraba su adolorido eje con su ajustado puño, apretando y
bombeando hasta que pensó que podría volverse loco si no la tenía pronto.
Jonás la levanto, y ella inmediatamente envolvió sus piernas alrededor de sus estrechas
caderas para colocarse sobre la amplia, y muy sensible cabeza de su polla. Atrapándola por sus
caderas, él se elevó hacia arriba mientras dejaba caer su peso sobre él, empujándola hacia él. Ella
estaba muy caliente. Resbalosa. Una vaina de seda ardiente rodeándolo, la fricción increíble.
La brisa fresca abanico sus cuerpos y sus pequeños gritos solo se sumaron al calor que los
consumía de adentro hacia afuera. No sabía cuánto tiempo pasó hundiendo su cuerpo en el de
ella. Él la empujó contra la columna en un momento, y cuando eso se volvió demasiado loco,
encontró el salón, y casi se derrumbaron en el suelo del porche. A ninguno le importaba. Al final,
se aferraron el uno al otro, luchando por respirar, con los cuerpos abrasadores, salpicados de
pequeñas gotas de sudor que la brisa secó en su piel antes de que lograran entrar para darse una
ducha y un baño más largo, más suave pero no menos satisfactorio.

CAPÍTULO 21

—No puedo creer lo que hiciste por mí, Cami, — Marigold dijo. — Pude sostener a mis hijos
por mi cuenta, sin ninguna ayuda. No diré que no estuviera débil, pero lo logré, gracias a ti. Lily
vino esta mañana y me reviso a fondo. No más sangrado interno en absoluto. Ella tomó muestras
de sangre y me pidió que te reiterara lo agradecida que estaba de que lograras salvar algo del
veneno del Zenith o lo que sea a lo que mi cuerpo estaba reaccionando.
Sus palabras cayeron una encima de la otra, demasiado rápido. Camelia no sabía que
pensar. La Marigold que recordaba nunca habló así de rápido en ninguna situación. Ella pensaba
todo cuidadosamente. Su esposo entrelazó sus dedos con los de ella y tiró de su mano con fuerza
a su pecho. Sus extraños ojos grises se movieron sobre Camellia, y su rostro se arrugó en una
lenta y genuina sonrisa.
—Te debemos mucho. Gracias. Nadie sabe cómo te las arreglaste para hacer lo que hizo,
pero todos los médicos profesionales que intentaron tratar la condición de mi esposa creían que
no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir. Puede que no lo hayan dicho en voz alta, pero
sabíamos lo que querían decir.
Ken Norton llevo los dedos de Marigold a sus labios y los beso casi con reverencia. Una
vez había sido un hombre extremadamente guapo, pero había sido torturado, cortado con
precisión y habilidad, hasta que su rostro era un mosaico de cicatrices. Esos cortes precisos
parecían deslizarse por su cara hasta su cuello y hombros. Por lo que podía ver de sus brazos
también los tenía.
—Estoy muy agradecida de haber podido ayudar, — les aseguró Camellia, vertiendo
sinceridad dentro su voz. — Tus niños son hermosos, Mari, y ellos definitivamente te necesitan. —
Se hundió en la silla de cuero frente a la amplia chimenea de piedra. — Esta habitación es
increíble, Ken. Me dijeron que tú y tu hermano construyeron esta casa ustedes mismos.
Ken asintió.
— Lo hicimos. Nos gustaba tener un lugar a donde ir donde no hubiera nadie alrededor. —
Él le guiñó un ojo. — Ahora estamos invadidos por la gente. Hace que Jack se dispare. Se
enfurruña porque ya no puede poner sus trampas. Solía ponerlas por todas partes y luego ponía
señales para asustar a los excursionistas, no es que tengamos alguno viniendo por aquí.
Camelia se rió. Era imposible no hacerlo, especialmente porque Jack miró fijamente a su
hermano y Briony asintió con la cabeza.
—No mires a Ken de esa manera, — lo reprendió Briony, luego volvió toda su atención a
Camelia. — Jack realmente hacia eso. Había trampas por todas partes. Cuando vine aquí por
primera vez para decirle que estaba embarazada y que los hombres de Whitney estaban tratando
se atraparme, ellos ya habían matado a uno de los hombres con los que trabajaba en el circo y
habían hecho varios intentos de secuestrarme. Estaba aterrada de que mataran a una de mis
hermanas y luego me forzaran a abortar a mi bebé. Jack era un hombre muy aterrador en ese
entonces.
Jack dio un falso gemido.
— Yo todavía soy aterrador, bebé.
Briony puso los ojos en blanco.
— Es un poco difícil dar miedo cuando eres tan bueno para cambiar pañales y puede citar
páginas de libros sobre cómo ser el mejor padre.
Cuando la risa se apagó, Marigold se puso de pie con mucha cautela, como si todavía
estuviera muy débil. Había perdido una cantidad considerable de peso. Tanto Ken como Briony se
levantaron con la intención de ayudarla, pero ella sacudió su cabeza y los despidió a ambos con
una pequeña sonrisa.
—Necesito hacer esto por mi cuenta. — Caminó hacia la enorme chimenea y le dio la
espalda, apoyándose en la roca gris y azul, sus ojos se encontraron con los de Camelia.
El corazón de Camellia cayó y luego comenzó a acelerarse. Ella no quería hacer esto.
Prefería dejar que el pasado se quedara en el pasado. Prefería no saber nunca el motivo de la
traición de Marigold. Cuando Mari había estado tan cerca de la muerte, se le había ocurrido que la
ruptura entre ellas no importaba. Tal vez ellas no volverían a estar tan cerca como lo habían
estado, pero ver a su amiga una vez vital tan demacrada y gris había hecho que Camellia fuera
consciente de cuan frágil era la vida. Ella no quería vivirla con remordimientos.
Podía vivir con una amistad superficial. No tenía que estar muy unida para estar feliz por
Marigold. Ella tenía a Jonás. Posiblemente a Jeff y a Kyle. Bueno. Definitivamente a Jeff y a Kyle.
Se habían deslizado bajo el radar cuando ella no estaba mirando, y ella ya los cuidaba como si
fueran sus hermanos. Nunca había tenido hermanos y le gustaba la idea.
Pero ella no quería hacer esto con Marigold. Ella casi saltó para correr. Debió parecer presa
del pánico porque Jonás se acercó y tomó su mano, entrelazando sus dedos con los de ella y
tirando de su mano hasta que estaba apretada contra su pecho, justo sobre su corazón.
Justo aquí, cariño.
Ella va a hablar justo de esa noche, cuando le dispararon a Ivy. Sé que lo va a hacer.
Respira profundo. Estoy aquí mismo.
—Necesito decirte lo qué sucedió entre nosotros, Camelia. Nunca fue justo para ti. Odiaba
eso. Lo odiaba mucho, — comenzó Marigold.
Camelia negó con la cabeza.
— Realmente no es necesario. Fue hace mucho tiempo, Mari. Estoy feliz por ti. Feliz de que
hayas encontrado a Ken y a su gemelo. Que tengas hijos.
Ella quería que se detuviera.
Por favor, deja que se detenga.
Ella no puede. Claramente, ella ha necesitado decírtelo durante mucho, mucho tiempo.
Marigold respiró hondo y volvió a despedir a Ken.
— Sé que lo que hice tuvo que sentirse como una traición para ti. Fue traición. Te amaba
como a una hermana, todavía lo hago. Eso nunca se detuvo. Crecimos juntas. Compartimos todo
lo que Whitney nos lanzó, y la mayor parte fue feo. Sobrevivimos gracias a la otra. Sobreviví a su
locura gracias a ti. Eso significa que Briony también. Me la quitó, y me dijo que mientras yo hiciera
lo que quisiera ella podía vivir una vida normal con una familia amorosa. Si no lo hacía, la haría
sufrir antes de matarla.
Marigold agarro con firmeza la repisa de piedra. Parecía como si pudiera estar temblando,
pero ella rechazo sentarse. Permaneció frente a Camellia, haciendo su confesión delante de los
demás.
—Él se deleitó en mostrarme fotografías y luego videos de sus hombres apuntándola con
rifles de francotirador. A veces solo sería un láser en la parte posterior de su cabeza. Me llamaría
a su oficina, laboratorio o invernadero y simplemente me mostraría lo que fuera que tuviera y
sonreiría con esa sonrisa burlona. Dijo que, si alguna vez le contaba a alguien, a ti especialmente,
y él se enteraba, la mataría.
Camellia miró a Briony y vio lágrimas en sus ojos. Jack cambio de posición lo suficiente
para poder envolver su brazo alrededor de ella, atrayéndola hacia él, bloqueando parcialmente su
rostro de los demás en la habitación.
—Él sabía que tramábamos planes de escape a menudo, y me dijo que, si alguna de
nosotras alguna vez se escapaba, le dispararían. No sé cómo se enteró de que alguien estaba
planeando un escape, pero me mostró un video de Briony nadando en una piscina. Había un láser
fijo en ella en numerosas ocasiones. Me dijo que sería mejor que averiguara quien y se lo
informara a los guardias o a él inmediatamente. Si alguien faltaba, Briony moriría.
Por un momento ella presionó dedos temblorosos en su boca.
— Desee mil veces tener el coraje de hablarte de ella. Si hubiera sido mi vida lo que
amenazó, lo habría hecho. Si no hubiera estado amenazando a Briony, nunca te hubiera
entregado. Estaba tan asustada por ella. Pasé toda mi vida protegiendo a Briony, y seguí
haciéndolo. Entonces te atraparon porque te entregue, y Whitney hizo que sus guardias ejecutaran
a Ivy como castigo. Nunca me voy a perdonar. Lo qué sucedió fue mi culpa y de nadie más.
¿Por qué no había considerado que Whitney haría algo tan atroz como chantajear
emocionalmente a Marigold toda su vida para que siempre se sintiera culpable sin importar qué
elección hubiera hecho? Tenía que haber tomado a su gemela a una edad muy temprana, o
Camellia la habría recordado. Su corazón dolía por Marigold y Briony también.
Ella no pudo evitarlo. Ella fue a Marigold y estiró ambos brazos hacia arriba, con las palmas
hacia afuera, como lo habían hecho desde que eran niñas. Mari tomó sus manos
automáticamente. Se miraron fijamente a los ojos.
No pudo doblegarnos, Mari. Te resististe y yo también. Juramos que él no nos rompería.
¿Lo recuerdas? Nos hicimos una promesa la una a la otra de que saldríamos adelante, y lo
hicimos.
Marigold asintió con la cabeza, lágrimas corriendo por su rostro.
— Lo hicimos, ¿no?
Camelia también asintió.
— Sí. Y no sabemos si Ivy de verdad murió.
Marigold asintió con la cabeza otra vez. Me he preguntado yo misma si ella está viva.
Pensé que simplemente no quería sentirme culpable.
Honestamente, no creo que esté muerta. Pero si lo está, no fue tu culpa o mía. Fue de
Whitney. Su muerte está en él.
—Realmente lo siento por todo, Camelia, — Marigold dijo en voz alta, sus dedos cerrados
alrededor de los de Camellia.
—No hay necesidad de hacerlo. Yo habría hecho exactamente lo mismo. Al menos vivimos
cerca y tendremos tiempo para ponernos al día. Tú necesitas descanso.
— ¿Pero volverás? — Había un tirón en la voz de Marigold.
—Sí, por supuesto.
Camelia la habría abrazado, pero Mari estaba todavía muy frágil, y ella no quería
magullarla.

*****

—Lydia, — Lily saludo. — Cómo me alegro de verte. ¿Cómo has estado?


—Bien. Todo ha estado bien, Lily. Ha sido un buen momento para mí. He estado viendo a
alguien. Realmente nunca pensé que encontraría a alguien de quien realmente me enamoraría,
pero él es un médico en el centro de investigación donde trabaja el Dr. Adams.
Lily caminó junto a Lydia Fenamore por el largo pasillo hasta la habitación donde Lydia
hacia la mayor parte del trabajo de terapia para cada de los Caminantes Fantasmas.
— ¿Es un neurocirujano?
—Sí, un hombre brillante. El Dr. Adams piensa muy bien de él, Lydia dijo efusivamente.
Lily abrió la puerta y la empujó.
— Brandon Adams ha sido mi amigo desde hace mucho tiempo, Lydia. Cuando las cosas
se pusieron mal para nosotros aquí, él fue la primera persona en la que pensé para ayudarnos, y
lo logró. Por regla general, Brandon es un gran juez de carácter. Que yo sepa, solo es se equivocó
una o dos veces. ¿Qué piensa Jacob Abrams de tu nuevo hombre?
Lydia se puso rígida, deteniéndose justo en la puerta. Se volvió hacia Lily, y se humedeció
la boca repentinamente seca con su lengua varias veces. Su mirada saltó del rostro de Lily para
mirar por encima del hombro hacia donde Jonás y Gator estaban recostados contra la pared
opuesta. Dentro de la habitación, Ryland y Kaden esperaban.
— ¿Qué está pasando Lily? — Lydia susurró.
—Dímelo tú, Lydia, — preguntó Lily. — No, no lo hagas. Tomare eso de vuelta. Díselo a
ellos. Sabrán si mientes y no serán amables al respecto. No me quedaré, porque los métodos que
utilizan para extraer la verdad de las personas que nos traicionan no son exactamente aprobados
por la población en general. Te sugiero que les digas lo que quieren saber, aunque ellos ya saben
la mayor parte.
Dio media vuelta y caminó por el pasillo sin mirar atrás.
Jonás pensó que parecía una reina incluso con su ligera cojera. Él le hizo un gesto a Lydia
para que pasara al interior de la habitación insonorizada.
—Aquí no nos molestarán. Puedes gritar todo lo que quieras, y no molestaras a ninguna de
las mujeres o a Daniel, — Jonás invitó, su tono suave.
Lydia jadeó y sacudió la cabeza, pero cuando él se acercó por detrás, entro porque no le
dio otra opción. Jonás ingreso a la habitación. Gator lo siguió y cerró la puerta. Las ventanas
estaban oscuras con el propósito de que los que estuvieran adentro tuvieran total privacidad.
—Ninguno de ustedes me asusta, — ella declaro, obviamente aterrorizada pero decidida a
ir al ataque primero. — Fue tan fácil socavarlos a todos ustedes. Se supone que deben tener este
vínculo estrecho, pero en realidad no es así, ¿verdad? Ryland, tú y tu esposa ni siquiera pueden
mirarse, ella te engañó con tu hijo, ¿no? Fue en contra de tus órdenes y grabó las cosas que tu
hijo puede hacer de todos modos, — se burló.
Ryland le sonrió.
— Claramente, no pudiste acceder a sus registros. Si lo hubieras hecho, habrías
encontrado todas las cosas que las nuevas madres quieren conservar. Sus primeros pasos, sus
primeras palabras. Fotografías. Pequeños videos de momentos divertidos de los tres. Daniel
bailando, o más bien meneándose. Nada que cualquier otra madre no quisiera guardar. En cuanto
a Lily y a mí, peleamos como cualquier pareja, Lydia y luego lo hablamos y nos reconciliamos.
Confío en ella y ella confía en mí, así que lo trabajamos juntos.
La sonrisa burlona se desvaneció del rostro de Lydia.
—Y si crees que causaste una ruptura entre los dos equipos, no lo hiciste, — Jonás agrego.
— En el momento en que Camellia cuestiono por qué confiábamos en ellos tanto por un lado y por
el otro parecíamos desconfiados, todos juntamos nuestras cabezas y nos dimos cuenta de que
algo andaba muy mal. El equipo dos nunca sintió la ruptura de la confianza, solo el Equipo Uno,
así que supimos de inmediato que habíamos sido comprometidos. Sólo teníamos que averiguar
cómo. Eras la elección lógica.
Ryland la miró de arriba abajo y luego negó con la cabeza.
— Eres responsable de la muerte de muchos hombres, Lydia. ¿Y para qué? Dinero.
Querías el dinero de Abrams. Espero que te haya valido la pena.
Levantó la barbilla, luciendo desafiante y sin molestarse en fingir que no sabía para qué
estaban allí.
— Yo no mato gente, ese es tu departamento.
—Tú no hiciste el asesinato real, pero eres la que negoció el contrato. Lo sacaste por el
dinero, — continuó Ryland. — Eso te hace culpable como el infierno, Lydia. Todos esos buenos
hombres que murieron por ninguna razón. Oliver no fue asesinado. Lo que descubriste e
informaste tan rápidamente sin investigar más fue una pesadilla persistente que tuvo uno de los
hombres. Había discutido la pesadilla conmigo y con Jonás. Trajimos a alguien en quien
pensamos que se podía confiar para ayudar.
Lydia levantó la barbilla.
— Puedes mentir todo lo que quieras, Ryland, pero eso no fue una pesadilla. Fue
demasiado vívido.
—Lydia, — dijo Jonás. — Sabes anatomía. Eres muy consciente del cuerpo humano. Una
vez que grabaste lo que se dijo, ¿realmente escuchaste la grabación de nuevo antes que les
dijeras a Shaker y a Tusker que yo había asesinado a Oliver? No creo que la hayas escuchado
dos veces.
— ¿Por qué querría revivir el asesinato de mi primo? Fue asesinado de una manera vil y
brutal. No quiero volver a escuchar algo así. Dejé que mi primo mayor decidiera como quería
proceder.
Ella era desafiante, su beligerancia mostrándose en cada línea de su cuerpo.
—Sería imposible que alguien sobreviviera a que le arrancaran los brazos del cuerpo y, sin
embargo, en esa pesadilla, Jeff afirmó que lo hizo. La pérdida de sangre lo haría imposible, incluso
para un Caminante Fantasma mejorado por Whitney, — señaló Ryland. — Pero como vas a
insistir en tener razón, voy a mostrarte pruebas de lo que realmente sucedió.
La cabeza de Jonás se levantó de golpe.
— Ryland. — Eso era lo último que esperaba. Sabía que había pruebas de su inocencia,
pero eso también significaba pruebas de la culpa de Oliver. Él no quería eso. — Me importa un
carajo lo que ella crea sobre mí.
—Ella necesita saber que es responsable de la muerte de todos esos buenos hombres. Si
hubieran llegado hasta aquí y matado a mujeres y niños, ella también habría sido responsable de
esos asesinatos.
Lydia volvió a levantar la barbilla.
— Niños que resultarían como él.
Ella hizo un gesto hacia Jonás, burlándose.
Ryland señaló la gran pantalla.
— Las cámaras corporales son necesarias cuando vamos en misiones Esta es la grabación
real de lo que sucedió. Ahí están los múltiples puntos de vista del registro porque cada hombre
llevaba su propia cámara.
Él no espero por su respuesta, él simplemente empezó la grabación. Jonás miró hacia otro
lado. Afortunadamente, Ryland no reprodujo ningún audio. Lo visual sería lo suficientemente malo.
Ya había revivido este momento con Camellia, no necesitaba hacerlo de nuevo. Jonás le dio la
espalda a la pantalla y sacó su teléfono para enviarle un mensaje de texto a su mujer.
¿Qué estás haciendo ahora?
Trabajando en la huerta con Lily, Daniel y Azami.
No sabía que Azami estaba aquí. ¿Cuándo llego?
Se corrió la voz de que se avecinaban problemas, así que volvió a casa y trajo a sus dos
hermanos con ella. Son muy intimidantes.
Estoy acostumbrado a ellos, pero supongo que pueden serlo. Jonás la conocía y había algo
que ella no le estaba diciendo. ¿Qué es cariño?
Sólo especulación. Flame, la esposa de Gator, dijo que ella cree que Ivy no está muerta.
Tanto Marigold como yo siempre hemos tenido el sentimiento de que Whitney nos engañó.
Entramos en la habitación e incluso aunque había mucha sangre, no había ningún cuerpo, y no
tuvieron tiempo de deshacerse de él. Sabíamos todos los lugares a donde la llevarían si ella
hubiera muerto. Ella no estaba en ninguno de ellos. ¿Crees que la mantuvo viva en otro lugar?
Jonás no sabía cómo responder a eso. Él no quería darle falsas esperanzas. Por otro lado,
era exactamente el tipo de cosas que Whitney podía hacer.
Lydia comenzó a sollozar.
— Apágalo. No quiero ver más.
—Qué pena, Lydia. Todos tuvimos, no solo que verlo, tuvimos que experimentarlo. Jonás
tuvo que soportarlo. Ese era Oliver, su mejor amigo. Tú convertiste esto en otra pesadilla para
todos nosotros.
Ryland era implacable, despiadado como solamente Ryland podía serlo cuando se trataba
de proteger a su equipo.
Lo siento, cariño. Si, pienso que él muy bien pudo haber hecho precisamente eso.
Lily dijo que la van a buscar. ¿Piensas que hay una posibilidad de que haya escapado?
Tú la conocías mejor que nadie. ¿Qué piensas?
Jonás esperó. Impaciente de estar con ella. No quería estar en esta habitación ni un minuto
más. Lydia apestaba a traición. Necesitaba estar afuera, donde pudiera respirar. Con Camelia.
Fuera en el Aire libre. Con las plantas.
Si ella está viva, todo es posible. Sal de ahí, Jonás. Deja que los demás se encarguen de
Lydia. La van a entregar al general y la acusarán de traición. Ella no puede caminar en sueños o
habría accedido a los archivos. Solo supuso que Lily y Jeff estaban utilizando su capacidad en
función a su actividad cerebral.
Eso tenía sentido.
— Rye, me voy. Te lo dejo. Estoy recogiendo a mi mujer y nos dirigimos a la casa. Si nos
necesitas para alguna cosa, estaremos allí.
—Gracias por todo, Jonás.
Jonás asintió y se fue. En el momento en que cerró la puerta y estuvo en el pasillo, se dio
cuenta de que tenía a alguien a quien acudir. Él no estaba solo.
Se quedó afuera, a la luz del sol, escuchando el sonido de la voz de Camellia mientras
hablaba con las otras mujeres y el niño. Ella estaba de rodillas, ambas manos en la tierra. Se veía
feliz y tan hermosa que lo dejo sin aliento. Luego levantó la vista y su expresión se suavizó con
amor.
Allí estaba Camelia, esperando por él. Ella le trajo equilibrio Risa. Paz. Aceptación.
Te amo, Camelia Mist.
Ella sonrió y para él fue como si saliera el sol. Sabía que siempre sería así.
FIN

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