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La sentencia penal
I. Requisitos de la sentencia
El CPPMI ha establecido el contenido formal de la sentencia (art. 323), y
algunos de estos criterios son recogidos en el NCPP.
a) La mención del tribunal y la fecha en que se dicta; el nombre y apelli-
do del acusado y los demás datos que sirvan para determinar su iden-
tidad personal; cuando se ejerza la acción civil, el nombre y apellido
del actor civil y, en su caso, del tercero civilmente demandado.
b) La enunciación de los hechos y circunstancias que hayan sido obje-
to de la acusación o de su ampliación, y del auto de apertura del jui-
cio; los daños cuya reparación reclama el autor civil y su pretensión
reparatoria.
c) El voto de los jueces, con la exposición concisa de sus fundamentos
de hecho y de derecho.
d) La determinación precisa y circunstanciada del hecho que el tribunal
estime acreditado.
e) La parte resolutiva, con mención de las disposiciones legales aplicadas
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Por otro lado, se debe examinar si el hecho propuesto por el acusado para
refutar la imputación fiscal está probado, y si tiene mérito para refutar o por lo
menos poner en duda la imputación del Ministerio Público.
La firma del juez o jueces. La firma del juez o jueces si son colegiados,
que es obligatorio porque con este acto formal se da fe de quienes decidieron
el caso. En jurisprudencia superior tenemos la emitida por la Sala de Apela-
ciones de Trujillo, Exp. N° 028-2008 del 9 de mayo de 2008 que dice que la
expedición de la sentencia siempre debe ser por escrito, con la debida funda-
mentación y firmada por el juez o el colegiado sin perjuicio de que se registre
en el acta o en el audio de la audiencia(287) (art. 394).
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V. Redacción de la sentencia
Una vez que ha terminado la deliberación del juez o el colegiado la sen-
tencia la redactará juez o el director del debate. La formalidad es que los pá-
rrafos se expresarán en orden numérico correlativo y referente a cada cuestión
relevante. Se permite emplear números en la mención de normas legales y ju-
risprudencia, y también notas al pie de página para la cita de doctrina, biblio-
grafía, datos jurisprudenciales y temas adicionales que sirvan para ampliar los
conceptos o argumentos utilizados en la motivación. Las formas deben obser-
varse rigurosamente como se exige en el Exp. N° 26-2008-Sala Superior Tru-
jillo 22 de abril de 2008 que respecto de la sentencia apelada se dijo: “(…) al
revisar el presente proceso no encontramos una sentencia que cumpla mínima-
mente las formalidades de ley, pues en el acta se indica que se va a dar lectura
a la sentencia, procediéndose a transcribir la misma, sin que realmente exista
una sentencia escrita que lleve la firma del juez del caso, hecho que constitu-
ye una vulneración al contenido esencial de los derechos y garantías previstos
por la constitución (…)”(288).
(288) En: Gaceta Penal & Procesal Penal. Tomo 11. Editado por Gaceta Jurídica, Lima, mayo de 2010, p. 311.
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¿Cómo preparar una buena defensa? ¿Qué medios de pruebas eficaces hay
que presentar? Esto no se puede hacer si el procesado está desaparecido, por
lo que en este contexto la legislación colombiana e italiana tienen un modelo
en el que la defensa esta disminuida, siendo incompatible con tratados de de-
rechos humanos. Aquí si se está a lo más cercano de la condena en ausencia.
En el modelo procesal peruano de 1940 a lo largo de su existencia en con-
cordancia con las cartas constitucionales proscribía la condena en ausencia.
García Rada comentando la Constitución de 1979 decía que el inciso 10 del
artículo 233 prohibía la condena en ausencia, que se expresa en el derecho de
todo procesado a no ser condenado sin ser oído en juicio(289). Ser oído, implica
que el procesado tiene derecho a la defensa, a refutar la acusación fiscal, a pre-
sentar pruebas, lo que vacía de contenido a la figura de condena en ausencia.
En el caso peruano, de la ejecutoria suprema comentada, se infiere que cuan-
do el procesado ha participado en el juicio, presentado sus medios de prueba,
se ha defendido, ha sido asesorado por un abogado, y ha realizado su defensa
material, sus derechos han sido debidamente garantizados. Si no asiste a la di-
ligencia de lectura de sentencia y esta se da, con la representación por un abo-
gado, no hay condena en ausencia. La lectura de sentencia sin su presencia, es
un acto de notificación de la decisión con sus efectos correspondientes. Si hay
condena lo que le corresponde realizar a un imputado, es presentar recurso im-
pugnatorio. Si está ausente y se encuentra su abogado defensor, o el de oficio,
estos en tutela de sus derechos pueden presentar la apelación. La única afecta-
ción al debido proceso es que el tribunal le impida la interposición del recurso.
La condena en ausencia y la jurisprudencia constitucional
La comunicación de la decisión en audiencia sin la presencia del acusa-
do, no constituye pues en estricto una condena en ausencia. Para reforzar esta
conclusión tenemos la STC Exp. Nº 003-2005-PI/TC del 9 de agosto de 2006
en la demanda de inconstitucionalidad interpuesta por 5186 ciudadanos, con-
vocados por el Movimiento Popular de Control Constitucional, y representa-
dos por Walter Humala, contra los Decretos Legislativos Nºs 921, 922, 923,
924, 925, 926 y 927.
En el tópico que nos interesa, tenemos que los demandantes señalaron que
el artículo 12.9.c. del Decreto Legislativo Nº 922 violaba el artículo 139.12 de
la Ley Fundamental, ya que posibilitaba que la Sala Penal leyera una sentencia
(289) GARCÍA RADA, Domingo. El juzgamiento en ausencia y la nueva constitución. (Editor José Hurtado
Pozo) <http://perso.unifr.ch/derechopenal/assets/files/obrasjuridicas/oj_20080609_08.pdf >. p. 7. [Fecha
de consulta: 12 de abril de 2014].
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condenatoria sin presencia del acusado, cuando este había incurrido en un com-
portamiento inadecuado y había sido desalojado. El artículo 139.12 de la Cons-
titución reconoce, como principio y derecho de la función jurisdiccional “El
principio de no ser condenado en ausencia”.
El TC toma una posición clara respecto de la condena en ausencia de la
siguiente forma:
“165. La prohibición de que se pueda condenar in absentia es una ga-
rantía típica del derecho al debido proceso penal. Es el corolario de
una serie de garantías vinculadas con el derecho de defensa que tie-
ne todo acusado en un proceso penal. Como ha expresado el Tribu-
nal Europeo de Derechos Humanos, si un acusado tiene el derecho a
defenderse por sí mismo, a interrogar o hacer interrogar a testigos, a
hacerse asistir gratuitamente por un intérprete si no comprende o no
habla la lengua empleada en la audiencia, el ejercicio de esos dere-
chos ‘(...) no se concibe apenas sin su presencia’ [Sentencia del 12 de
febrero de 1985, Caso Colozza c/. Italia, párrafo 27; Sentencia del 1
de marzo de 2006, Caso Sejdovic c/.Italia, párrafo 81]”.
El TC se planteó como interrogante ¿La prohibición de condena en ausen-
cia se extiende a la realización de todo el proceso penal o solo al acto pro-
cesal de lectura de sentencia condenatoria? El Tribunal considera que debía
dar respuesta en los términos que lo hace el ordinal “d” del artículo 14.3 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, según el cual, “durante el
proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad,
a las siguientes garantías mínimas: (...) d) A hallarse presente en el proceso y
a defenderse personalmente o ser asistida por un defensor de su elección (...)”.
Derecho a estar presente en el proceso y defenderse personalmente
o ser asistido por un defensor
El TC en la sentencia establece el contenido de este derecho de la siguien-
te forma:
“167. De esta forma, el derecho en mención garantiza, en su faz ne-
gativa, que un acusado no pueda ser condenado sin que antes no se le
permita conocer y refutar las acusaciones que pesan en su contra, así
como que no sea excluido del proceso en forma arbitraria. En su faz
positiva, el derecho a no ser condenado en ausencia impone a las au-
toridades judiciales el deber de hacer conocer la existencia del proce-
so así como el de citar al acusado a cuanto acto procesal sea necesa-
ria su presencia física”.
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Entrando al examen del artículo 12.9.c. Del Dec. Leg. Nº 922 que faculta
a la Sala Penal, a dictar una sentencia condenatoria sin contar con la presen-
cia del acusado, cuando en el acto procesal de lectura de sentencia este incu-
rra en una falta de carácter grave el TC dice lo siguiente:
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VII. Congruencia
La correlación entre la imputación y fallo debe ser respetada rigurosamen-
te en la sentencia. Si la enunciación del hecho no es correcta puede sancionar-
se con la nulidad. La correlación es estricta por cuanto se trata de establecer el
tema fáctico sobre el cual corresponde decidir. Su alteración llevaría a violar
el derecho de defensa si se tiene en cuenta que una variación implicaría some-
ter a juzgamiento una conducta sobre la cual no ha recaído acusación, y por
ello no sometida a debate a lo menos legalmente(290). La falta de correlación es
una forma de violar el derecho de los sujetos procesales. Esta regla general se
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asume en el artículo 397.1 que dice que la sentencia no podrá tener por acre-
ditados hechos u otras circunstancias que los descritos en la acusación y, en su
caso, en la acusación ampliatoria. La excepción es si se pueden acreditar he-
chos que favorezcan al imputado.
Otra regla es que en la sentencia no se podrá modificar la calificación ju-
rídica del hecho objeto de la acusación o su ampliatoria, es decir, la aplicación
de la determinación alternativa, siempre que haya cumplido con el trámite pro-
cesal para esta figura, que está prevista en el artículo 374.1(291).
El juez no podrá aplicar pena más grave que la requerida por el fiscal, sal-
vo que se solicite una por debajo del mínimo legal sin causa justificada de ate-
nuación. Esto hay que tamizarlo correctamente porque siendo el fiscal el de-
fensor de la legalidad, debe justificar la pena que solicita.
En el Acuerdo Plenario N° 4-2009/CJ-116 que trató sobre la determina-
ción de la pena y concurso real del 13 de noviembre de 2009 desarrolló un
criterio en el décimo sexto considerando. ¿El juez está vinculado a los lími-
tes de la pena solicitada por el fiscal o al principio de legalidad? Es obliga-
ción de la fiscalía solicitar la pena en los artículos 225 y 273 del Código de
Procedimientos Penales de 1940 y 349.1, 387.1 del NCPP. El Pleno de jueces
supremos dice que el tribunal no tiene una vinculación absoluta con el pedi-
do de pena, reconociendo que los dos Códigos presentan algunas diferencias
entre sí. El artículo 285-A inciso 4 del Código de Procedimientos Penales es-
tablece que es posible que el tribunal aplique una sanción más grave que la
solicitada por el fiscal, aunque está obligado a una motivación más sólida. El
artículo 397.3 del NCPP al contrario, fija como regla que el tribunal no pue-
de aplicar una pena más grave que la requerida por el fiscal, siendo la excep-
ción que el fiscal solicite una por debajo del mínimo legal sin causa justifi-
cada de atenuación.
El Acuerdo Plenario establece que la individualización de la pena es ta-
rea de los tribunales, ya que está esencialmente unida a la función de juzgar,
y siempre deben hacerlo dentro del marco legal, con independencia de la po-
sición de la acusación. La petición de pena no integra el objeto del proceso
(291) Si en el curso del juicio, antes de la culminación de la actividad probatoria, el Juez Penal observa la
posibilidad de una calificación jurídica de los hechos objeto del debate que no ha sido considerada
por el Ministerio Público, deberá advertir al fiscal y al imputado sobre esa posibilidad. Las partes se
pronunciarán expresamente sobre la tesis planteada por el Juez Penal y, en su caso, propondrán la prueba
necesaria que corresponda. Si alguna de las partes anuncia que no está preparada para pronunciarse
sobre ella, el Juez Penal suspenderá el juicio hasta por cinco días, para dar oportunidad a que exponga
lo conveniente.
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penal ni define el principio acusatorio, aunque, desde luego pero desde la con-
cepción asumida por el NCPP tiene incidencia en el principio de contradicción
y la garantía de defensa procesal, pues, fija los términos del debate al señalar
un tope máximo a la pena a imponer en el caso concreto y expresa un límite a
las funciones encomendadas tanto al Ministerio Público como al Poder Judi-
cial dentro de la organización del Estado. Cita el Pleno para sustentar esta po-
sición a Colmenero Menéndez De Luarca, Miguel: “La iniciativa del Tribunal
en las decisiones y pronunciamientos de la sentencia penal”. En: Revista del
Poder Judicial. Edición CGPJ, Madrid, Iberius, 2004, p. 30.
El NCPP impide imponer una pena concreta superior a la instada por el
Ministerio Público. Ello presupone, desde luego, que la pena solicitada sea la
legalmente prevista, respete el marco penal adecuado al tipo legal y a las de-
más circunstancias modificativas de la responsabilidad.
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X. Sentencia absolutoria
El CPPMI establece que (art. 325) la sentencia absolutoria se entenderá li-
bre en todos los casos. Ordenará cuando corresponda, la libertad del acusado
y la cesación de las restricciones impuestas provisionalmente, la aplicación de
medidas de seguridad y corrección y resolverá sobre las costas.
La absolución implica que el imputado queda liberado de los cargos y las
medidas cautelares que se aplicaron contra él, tanto reales como personales,
aun cuando la sentencia no sea firme. La motivación como exigencia del de-
bido proceso debe destacar lo siguiente:
- La existencia o no del hecho imputado.
- Razones por las cuales el hecho no constituye delito.
- De ser el caso, la declaración de que el acusado no ha intervenido en
su perpetración.
- Que los medios probatorios no son suficientes para establecer su
culpabilidad.
- Que subsiste una duda sobre la misma.
- Que está probada una causal que lo exime de responsabilidad penal
(art. 398.1 del NCPP).
(292) Jurisprudencia Sistematizada de la Corte Suprema Perú. Editado por Comisión Europea. Jusper, Poder
Judicial, 2008, edición digital.
(293) Ídem.
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(294) 327. Acción Civil del CPPMI dice que cuando se haya ejercido la acción civil y la pretensión se haya
mantenido hasta la sentencia, se a ella condenatoria o absolutoria, resolver expresamente sobre la
cuestión, fijando la forma de reponer las cosas al estado anterior o, si fuera el caso, la indemnización
correspondiente.
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2. Consideraciones de la sentencia
El TC establece en la parte considerativa que el derecho de defensa reco-
nocido en el inciso 14 del artículo 139 de la Constitución, garantiza que los
justiciables en la protección de sus derechos no queden en situación de inde-
fensión. El contenido esencial queda afectado cuando en el seno de un proce-
so judicial cualquiera de las partes resulta impedida por concretos actos de los
órganos de judiciales de ejercer los medios necesarios, suficientes y eficaces
para defender sus derechos e intereses legítimos(296) (este criterio también se
sostiene en la STC Exp. Nº 1230-2002-HC/TC).
El TC precisa que el principio de congruencia o correlación entre lo acu-
sado y lo condenado constituye un límite a la potestad de resolver por parte
del órgano jurisdiccional, toda vez que garantiza que la calificación jurídica
realizada en el marco de un proceso penal (tomando en cuenta lo señalado por
el Ministerio Público, en virtud de su competencia postulatoria) sea respetada
al momento de emitirse la sentencia. Asimismo que el juez se encuentra pre-
munido de la facultad para poder apartarse de los términos de la acusación fis-
cal, en tanto respete los hechos que son objeto de acusación, sin que cambie
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el bien jurídico tutelado por el delito acusado, así como el derecho de defen-
sa y el principio contradictorio(297). (STC Exp. Nº 2179-2006 PHC/TC y STC
Exp. Nº 0406-2006 PHC/TC).
En la STC Exp. Nº 2955-2010 el TC estableció que el juzgador penal pue-
de dar al hecho imputado una distinta definición jurídica, sin que ello compor-
te per se la tutela de diferente bien jurídico que no sea el protegido por el ilícito
imputado, pues la definición jurídica al hecho imputado por un tipo penal que
tutele otro bien jurídico, en principio, implicaría la variación de la estrategia de
la defensa que en ciertos casos puede comportar la indefensión del procesado(298).
El accionante cuestionó que en la acusación fiscal se le sindicara como au-
tor de tráfico de drogas; pero en la sentencia de fecha 17 de julio de 2007(299) se
le consideró como partícipe, cómplice secundario respecto de los mismos he-
chos y del mismo delito. Frente a esta observación el TC concluyó que al no
existir variación de en los hechos imputados al procesado ni en el bien jurídico
tutelado, salud pública, la modificación de autor a cómplice no perjudicó su de-
recho a la defensa por lo que desestimó la acción de garantía en este extremo.
Análisis
En esta sentencia se hace alusión al principio de correlación entre acusa-
ción y fallo, el que debe respetarse escrupulosamente para no afectar el derecho
a la defensa. El TC tuvo la oportunidad de pronunciarse respecto del principio
en la STC Exp. N° 1231-2002-HC/TC-Ann Vallie Lynelle. En ese caso se cues-
tionó que la sentencia de la jurisdicción ordinaria se aumentó la pena privativa
de la libertad, considerando el tipo penal fijado en el inciso 7) del artículo 297
del Código Penal, respecto del cual no fue acusada y contra el que, por tanto,
no pudo ejercer su derecho de defensa. Frente a esto, el TC expresó en su fun-
damento que “(...) el tribunal de alzada no puede pronunciarse fuera de los tér-
minos de la acusación sin afectar con ello los derechos de defensa y al debido
proceso. Al no conocer la calificación del hecho, previamente se atenta contra
dos cosas: la congruencia entre la acusación fiscal y el ejercicio a la defensa”.
El profesor Julio Maier reconoce para el caso argentino, que los tribuna-
les pueden fallar adjudicando al hecho acusado una calificación jurídica dis-
tinta al amparo del iura novit curia. Sin embargo, un brusco cambio en la
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sido interpuesto solo por el sentenciado, según el caso: variar el grado de con-
sumación del delito (de tentativa a delito consumado), variar el grado de par-
ticipación (por ejemplo de cómplice secundario a cómplice primario o instiga-
dor o autor), variar la pena de principal a accesoria o viceversa, e integrar el fa-
llo disponiendo el tratamiento terapéutico a que se refiere el artículo 178-A del
Código Penal. Por otro lado, el Tribunal de Revisión no puede integrar el fallo
recurrido e imponer una pena omitida aun cuando la ley penal la establezca”.
Esta regla permite, que al pronunciarse el tribunal del recurso de impug-
nación en el supuesto de haberlo interpuesto solo el sentenciado, realice varia-
ciones que no afecten la situación del impugnante porque se estaría ante una
reforma peyorativa que está prohibida. Esto no sucede cuando la parte que
presentó el recurso impugnatorio es el Ministerio Público, como ha sido en
el caso de Alberto Rosendo Oré Yzarra. La Corte Suprema estaba habilitada
para modificar de cómplice secundario a autor y además en aumentar la pena
en coherencia como la nueva calidad del sentenciado en la medida que al au-
tor se le impone un mayor reproche penal. Si solo hubiese apelado el senten-
ciado, la Corte Suprema podría haber realizado la modificación de cómplice a
autor, pero no hubiese podido elevar la pena.
La Corte Suprema ya ha tenido pronunciamientos en esta misma línea
como en el R.N. N° 4627-2009(302)-Lima, del 2 de julio de 2010 que determi-
nó que la variación del título de participación delictiva de cómplice primario
a coautor, no vulnera el principio de interdicción de la reforma peyorativa por-
que fue el Fiscal quien impugnó el fallo, además que en su acusación calificó
la intervención como autoría; de otro lado, tampoco se afecta el principio acu-
satorio pues no se alteran, en lo esencial, los hechos conformados.
(302) La Jurisprudencia Penal de la Corte Suprema 2007-2011. Editado por GIZ, Lima, 2013, p. 164.
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(303) Cita el Pleno para sustentar esta posición a COLMENERO MENÉNDEZ DE LUARCA, Miguel. “La
iniciativa del Tribunal en las decisiones y pronunciamientos de la sentencia penal”. En: Revista del
Poder Judicial. Edición CGPJ, Madrid, Iberius, 2004, p. 30.
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