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Trastornos de ansiedad Emily iba de excursión con su perro cuando otro can la atacó y la mordió
en la muñeca. Estaba aterrada. La herida se infectó gravemente y le dolía mucho; requería
tratamiento médico. En otra ocasión, su hermana Marian, caminaba por el campo cuando tres
grandes y feroces perros la persiguieron. Uno comenzó a tirar de sus pantalones. El dueño de los
animales escuchó la conmoción e intervino antes de que resultara lastimada. Marian desarrolló
miedo por los perros, pero Emily, quien sufrió heridas, no lo hizo. (Mineka y Zinbarg, 2006, p. 10)
LA ANSIEDAD:
Fobias sociales: En cualquier situación social, sentía miedo. Me ponía ansioso incluso
antes de dejar la casa, y esta sensación aumentaba al acercarme a la clase de la
universidad, la fiesta o lo que fuera. Cuando entraba a un cuarto lleno de gente me
sonrojaba y sentía que los ojos de todos se dirigían a mí. Me avergonzaba estar solo en
una esquina, pero no podía pensar en algo que decir... Era humillante... No podía esperar
para salir. (National Institute of Mental Health [Instituto Nacional de Salud Mental]
[NIMH], 2007a, p. 9
Una fobia social es un miedo intenso y excesivo de ser analizado en una o más
situaciones o en actos sociales. Algunas personas se sienten literalmente enfermas de
miedo cuando llevan a cabo actividades como comer en público, hacer fila en una
taquilla o caminar en un centro comercial. Los miedos más comunes que se han
observado en la fobia social incluyen hablar en público y conocer gente nueva (American
Psychiatric Association, 2000a). Los individuos con ansiedad social alta tienden a percibir
como negativas las emociones de otras personas hacia ellos (Winton, Clark y Edelmann,
1995), dedicarse a la autoobservación y el monitoreo negativo, y están atentos a
cualquier indicio de “amenazas” como señales de desaprobación o crítica (Harvey, Clark,
Ehlers y Rapee, 2000; Mogg, Philippot y Bradley, 2004). Las personas con fobias sociales,
igual que aquellas con otras fobias, en general se dan cuenta de que su conducta y
miedos son irracionales, pero este entendimiento no reduce la angustia que sienten.
Fobias específicas Una fobia específica es un miedo extremo a un objeto (como
serpientes) o situación (como estar en un lugar cerrado) específicos.
1. Animales (como arañas o serpientes).
2. Ambiental (como terremotos, truenos, agua).
3. Sangre-inyecciones-daño.
4. Situacional (incluye miedo a viajar en automóviles, aviones y elevadores o miedo a las
alturas, túneles y puentes).
5. Otros (evitación fóbica de situaciones que puedan llevar a la asfixia, el vómito o a
contraer una enfermedad).
Tratamiento de las fobias - Para todos los trastornos de ansiedad, primero es importante
descartar las posibles causas médicas o físicas de los síntomas de ansiedad como hiper o
hipotiroidismo, epilepsia del lóbulo temporal, asma, arritmias cardiacas, efectos de estimulantes
(por ejemplo, ingesta excesiva de cafeína) o abstinencia del alcohol (Katon, 2006). Las fobias
sociales y específicas se han tratado con éxito con los métodos conductuales y la medicación. En
algunos estudios, se han combinado los dos tipos de tratamientos, a pesar de que los resultados
de la combinación se han mezclado. Por ejemplo, se trató a individuos con fobia social
generalizada con terapia cognitivo conductual (TCC) o fluoxetina, o ambos, TCC y medicación. Los
resultados indicaron que ambos tratamientos eran igualmente eficaces y que la combinación no
produjo mejora en el resultado (Davidson et al., 2004).
Tratamientos bioquímicos. - Los tratamientos bioquímicos se recomiendan en base a la
perspectiva de que los trastornos de ansiedad implican anormalidades neurobiológicas que
pueden normalizarse con medicación. Se piensa que los neurotransmisores que se han
identificado de manera más común y que intervienen en las reacciones de ansiedad son la
norepinefrina, la serotonina y la dopamina. En general, los antidepresivos pueden ayudar no sólo
a reducir el miedo extremo sino también la depresión que a menudo acompaña a los trastornos
de ansiedad. Al tratar las fobias, numerosos medicamentos parecen ser eficaces. Para la fobia
social, las benzodiazepinas (una clase de ansiolítico) y los inhibidores selectivos de la recaptación
de serotonina (ISRS,) han mostrado “evi dencia preliminar de eficacia”, y las benzodiazepinas se
han usado con algún éxito al tratar fobias específicas, también (Lader y Bond, 1998). Como sucede
con casi todos los medicamentos, puede haber efectos secundarios o negativos. Las
benzodiazepinas pueden producir dependencia, síntomas de abstinencia y reacciones paradójicas
como aumento del habla, movimiento excesivo e incluso hostilidad e ira (Mancuso, Tanzi y Gabay,
2004). Además, los síntomas suelen repetirse si el paciente deja de consumir el medicamento
(Sundel y Sundel, 1998).
Tratamientos conductuales Las fobias también se han tratado exitosamente con una variedad de
enfoques conductuales. Éstos incluyen: Terapia de exposición: introducir gradualmente al
individuo a la situación u objeto temido hasta que el miedo se disipe. Desensibilización
sistemática: similar a la exposición, pero con una respuesta adicional, como la relajación, para
combatir la ansiedad. Reestructuración cognitiva: identificar pensamientos irracionales o que
provoquen ansiedad asociados con la fobia y cambiarlos. Terapia de modelamiento: demostración
de las interacciones exitosas de otra persona con el objeto o situación temidos. Casi todos los
tratamientos conductuales combinan varias técnicas.
b) Trastorno de angustia y agorafobia
A los 38 años, Eve Robinson, de Oakland, estaba segura de que se volvía loca. Una tarde,
mientras conducía por la autopista, de pronto se dio cuenta de que no podía tragar. Por el pánico,
se orilló para calmarse y lentamente regresó a casa, jurando no utilizar la autopista otra vez.
Pocos meses después, su corazón empezó a latir muy fuerte conforme abordaba un avión para
regresar a casa después de la boda de su hermana, en Los Ángeles. Convencida de que iba a
morir, rogó al aeromozo que la sacara y cuando éste se negó ella le apretó el cuello con sus
manos… Eve pronto tocó fondo cuando se encontró tan miedosa de tener más crisis que fue
incapaz de dejar su casa por cuatro meses. (Cash, 1998, p. 34)