Está en la página 1de 17

LAS 10 ETAPAS EN LA ELABORACIÓN DEL VINO BLANCO

El proceso de elaboración del vino blanco se establece por etapas. El proceso es el siguiente:

1. Despalillado. El despalillado de la uva, consiste en separar mecánicamente, mediante una


máquina, las uvas de los rabillos, raspón o escobajo u otras partes herbáceas del racimo -como
hojas- que puedan venir en las cajas de vendimia. También se conoce con el nombres de
desgranado o derraspado de la uva. En los vinos blancos esta etapa es opcional porque el
escobajo facilita el trabajo de la prensa.

2. Estrujado. Se extrae el máximo jugo posible sin que se aplasten los elementos sólidos
(rabillos, pieles y pepitas) para evitar malos gustos. El jugo que sale primero se llama mosto
lágrima, yema o flor, con bajo contenido en polifenoles, al no sufrir contacto con las pieles.

3. Maceración. Es una etapa opcional ya que muchos blancos no se someten a maceración


para hacerlos más frescos y ligeros. En esta etapa el jugo o mosto extraído tras el estrujado
permanece unas horas en contacto con la pulpa y pieles para conseguir más cuerpo y aromas.

4. Prensado. La mezcla de pulpa, pieles, pepitas y rabillos se prensa para extraer el máximo
mosto posible limpio de sustancias. Para limpiar el mosto de sustancias también se pueden
realizar trasiegos: cambiar el mosto de recipiente dejando los restos sólidos en el fondo.

5. Fermentación alcohólica. Aquí el mosto se transforma en vino de manera natural. Se


introduce todo el jugo obtenido tras el prensado en cubas (habitualmente de acero inox), se
añaden levaduras y se deja fermentar a temperaturas de entre 18 y 20°C durante unas tres
semanas. Algunos vinos blancos se fermentan en barricas de roble, lo que les aporta más
cuerpo, aroma y grado alcohólico.

6. Fermentación maloláctica. Algunos vinos blancos con crianza o fermentación en barrica


pueden realizar esta etapa, aunque la mayor parte de vinos blancos la omiten porque suprime
la necesaria acidez y carácter frutal de los blancos. En esta etapa se añaden bacterias que
transforman el ácido málico del vino en ácido láctico, mucho más suave.
7. Maduración. El vino blanco joven no se embotella de inmediato. La maduración suele
hacerse en cubas de acero inoxidable. Algunos vinos blancos se dejan en contacto con los
residuos de la fermentación, son los denominados "sobre lías". El tiempo de esta crianza oscila
desde unos pocos días hasta algunos meses, en función del vino que desea elaborar la bodega.

8. Crianza en barrica. Cuando el vino va a madurar durante un largo periodo, puede pasar
varios meses en barrica de roble, lo que le confiere un aroma y un cuerpo determinados.

9. Estabilización, filtrado y envasado. Se somete el vino a bajas temperaturas para disminuir la


concentración de bitartratos potásicos y que no se formen estas sales en la botella. A
continuación, se filtra (existen diversos mecanismos) y finalmente se embotella.

10. Crianza en botella. Tras ser embotellado el vino se deja madurar algunos días, semanas o
meses en bodega hasta que esté listo para salir al mercado.

Tabla 1. Composición del racimo de uva en % peso fresco1

Raspones

3a6%

Agua 78-80

Osas 0,5-1,5
Ácidos orgánicos 0,5-1,6

pH 4-4,5

Taninos 2-7

Minerales 2-2,5

Compuestos nitrogenados 1-1,5

Baya

94 a 97 %

Piel

7% a 12%

media 9,6 %

Agua 78-80

Ácidos orgánicos 0,8-1,6

Taninos 0,4-3

Antocianos 0-0,5

Compuestos nitrogenados 1,5-2

Minerales 1,5-2

Ceras 1-2

Sustancias aromáticas -

Pepitas

0%a6%

media 4,4 %

Agua 25-45

Compuestos glucídicos 34-36

Taninos 4-10

Compuestos nitrogenados 4-6,5

Minerales 2-4

Lípidos 13-20

Pulpa

83 % a 91 % Ver composición del mosto de uva

Tabla 1. Composición del racimo de uva en % peso fresco1


Raspones

3a6%

Agua 78-80

Osas 0,5-1,5

Ácidos orgánicos 0,5-1,6

pH 4-4,5

Taninos 2-7

Minerales 2-2,5

Compuestos nitrogenados 1-1,5

Baya

94 a 97 %

Piel

7% a 12%

media 9,6 %

Agua 78-80

Ácidos orgánicos 0,8-1,6

Taninos 0,4-3

Antocianos 0-0,5

Compuestos nitrogenados 1,5-2

Minerales 1,5-2

Ceras 1-2

Sustancias aromáticas -

Pepitas

0%a6%

media 4,4 %

Agua 25-45

Compuestos glucídicos 34-36

Taninos 4-10

Compuestos nitrogenados 4-6,5

Minerales 2-4

Lípidos 13-20
Pulpa

83 % a 91 % Ver composición del mosto de uva

Proceso de elaboración del vino blanco


Vendimia despalillado y estrujado de los racimos

Una vez recogida la cosecha en el tiempo óptimo de maduración de las uvas, que vendrá
definido por el tipo de variedad o de variedades, los racimos se llevan hasta la bodega para
proceder al despalillado y al estrujado. En el despalillado se separan las uvas del raspón y se
retiran otras partes vegetales de la vid. A continuación, se lleva a cabo el estrujado de las bayas
de uva con el fin de extraer todo el mosto posible. Este paso debe llevarse a cabo con especial
cuidado, ya que un estrujado demasiado intenso puede derivar en la rotura de tejidos de
pieles y pepitas, lo que influiría negativamente en el sabor del mosto.

Maceración, prensado y trasiegos

En el caso de los vinos blancos, la maceración del mosto con los hollejos de la uva se reduce a
tan solo unas horas, a diferencia del caso de la elaboración de vinos tintos. En muchas
ocasiones, se puede llegar incluso a prescindir de esta etapa de maceración, si lo que se
pretende es producir vinos blancos especialmente ligeros. Seguidamente, se procede al
prensado de la mezcla de mosto, pieles y pulpa y demás partes sólidas de la uva, para obtener
el mosto que se someterá a fermentación. En caso de que sea necesario, en algunas bodegas
se realizan trasiegos para terminar de eliminar las posibles partículas en suspensión que
puedan quedar y reducir la turbidez del mosto.

Fermentación

La fermentación es la etapa donde sucede la magia del proceso de vinificación y donde el


mosto se transforma en vino. El mosto obtenido en los pasos anteriores se lleva a los depósitos
o cubas de fermentación, donde a temperatura controlada, las levaduras van transformando
los azúcares del vino en etanol y CO2. Este proceso suele durar desde varios días hasta
semanas, en función del tipo de vino a elaborar y de la concentración final de azúcares y
alcohol que quiera obtener el equipo enológico.

En algunos vinos blancos, tras la fermentación alcohólica se lleva a cabo una segunda
fermentación de tipo maloláctica. En esta segunda fermentación el ácido málico presenta
naturalmente el el vino se transforma en ácido láctico. En este proceso el vino pierde acidez,
por lo que generalmente se reserva esta fermentación maloláctica, más común en la
elaboración de vinos tintos, tan solo para la elaboración de blancos de guarda, de cara a añadir
complejidad aromática a estos vinos durante la crianza.

Maduración y crianza del vino blanco

La crianza de los vinos blancos no es tan común como en el caso de los tintos, sin embargo en
el caso de algunos blancos de especial calidad se opta por darles un paso por barricas de
madera de roble para permitir una mayor evolución del vino y obtener así aromas terciarios
más complejos. Antes, la mayoría de los vinos blancos son sometidos a un proceso de
maduración en el que estos se dejan reposar en depósitos de acero inoxidable para permitir
que sus características organolépticas evolucionen y se armonicen. En ocasiones, se lleva a
cabo una maduración sobre lías de estos vinos blancos, es decir, junto con parte de los
residuos sólidos procedentes de la etapa de fermentación, lo que permite una mayor
transferencia de características de estas partes de la uva hasta el producto final.

Filtrado, embotellado y guarda de los vinos blancos

Tras el paso por la maduración y la posible crianza en barricas, los vinos blancos son sometidos
a una fase de estabilización y filtrado para terminar de ser depurados. Después se embotellan
y se dejan evolucionar un tiempo en la misma botella — un tiempo que puede ir desde unos
pocos días hasta varios meses— pasado el cual estarán listos para su comercialización y
consumo.

El resultado de todo el esfuerzo y el trabajo llevado a cabo en la elaboración de los vinos


blancos de mayor calidad da como resultado auténticas joyas como nuestro vino Diamante
Verdejo Blanco. En este caso, elaboramos este monovarietal con uvas 100 % Verdejo, que son
fundamentales para definir la personalidad de este vino fresco, elegante y de reflejos
verdosos. Durante toda la elaboración de este vino controlamos la temperatura para
mantenerla suficientemente baja. Con lo que conseguimos que todos los procesos naturales
que intervienen en la vinificación sucedan de forma lenta y en condiciones óptimas. Dejamos
macerar el mosto con los hollejos para permitir la transferencia aromática y pasamos después
a fermentar en frío, a 14 °C durante 21 días. Así, obtenemos un vino fresco, con el punto
exacto de acidez e intensidad que creemos que debe tener un blanco Verdejo. Un vino
aromáticamente herbáceo y exótico, que en boca se muestra elegante, estructurado, graso y
persistente. Perfecto para disfrutar con aperitivos, pescados, platos de pasta, arroces y carnes
blancas.

Proceso de elaboración del vino rosado


En el caso de la elaboración de los vinos rosados, el proceso es básicamente el mismo que en
los blancos, pero sí que existen unas pequeñas diferencias que resultan determinantes a la
hora de definir las características de estos vinos, y más concretamente, el color que los define.
Unas peculiaridades que hacen que su elaboración sea algo más compleja.

Veamos cómo es el proceso de elaboración de los vinos tintos paso por paso.

Vendimia despalillado y estrujado de los racimos para elaborar vinos rosados

La principal diferencia en este aspecto respecto a la elaboración de vinos blancos, es que en el


caso de los rosados, las uvas seleccionadas para la elaboración deben ser de variedades tintas
en al menos un 50 %. Así, los vinos rosados podrán ser elaborados con una mezcla de uvas
blancas y tintas, o incluso ser producidos totalmente a partir de variedades tintas. El
despalillado y estrujado transcurren de manera análoga respecto a otras elaboraciones,
separando las partes sólidas de los racimos para obtener el mosto de las uvas.

Maceración, prensado y trasiegos

Es en este paso de la maceración en donde encontramos las claves que definirán los
principales elementos de la personalidad de los vinos rosados. En este caso, los tiempos de
permanencia del mosto con los hollejos son más elevados y, al incluirse uvas de variedades
tintas dentro de los depósitos de fermentación, los pigmentos propios de la piel de estas —
principalmente las antocianinas— se transfieren parcialmente al mosto. Además de color, este
mayor tiempo de contacto del mosto con las partes sólidas de la uva, aportarán al vino rosado
un punto más de cuerpo, estructura y carácter tánico.

Fermentación del vino rosado

El proceso de fermentación del vino rosado es, ya sí, prácticamente el mismo que el del vino
blanco. Se produce, una vez más, a temperatura controlada y en función del tipo de vino que
se pretenda conseguir, se permitirá que las levaduras consuman mayor o menor cantidad del
azúcar presente de forma natural en las uvas y en su mosto. Este tipo de fermentación se
realiza ya sin los hollejos y permite preservar los aromas frutales y florales de las uvas, los
llamados aromas primarios del vino una vez en el momento de la cata. En este caso, la
fermentación maloláctica se hace aún más excepcional que en el caso de los blancos.
Maduración y crianza del vino rosado

Al igual que sucede con los vinos blancos, los vinos rosados se dejan reposar durante un
tiempo para que sus propiedades evolucionen positivamente y estos se estabilicen. En
ocasiones excepcionales, los vinos rosados pueden ser sometidos a un cierto periodo de
crianza en barrica, generalmente de pocos meses, de cara a aportar complejidad aromática al
producto final.

Filtrado, embotellado y guarda de los vinos rosados

El proceso posterior de filtrado, embotellado y guarda de los vinos rosados es el equivalente a


aquel de blancos y tintos. A partir de aquí y en función del tipo de vino rosado a elaborar, este
se guardará en botella en la bodega durante el tiempo oportuno antes de ser distribuido para
su comercialización. Tiempo durante el que se acabarán de afinar sus cualidades
organolépticas: su color, sabor, textura y, sobre todo, su aroma. Aunque generalmente la
mayoría de vinos rosados que se producen se elaboran como vinos jóvenes.

Nuestra particular propuesta de vino rosado la encarna nuestro Bordón Rosado, un rosado
seco, fresco y sabroso, elaborado a partir de uvas de las variedades Garnacha, Viura y
Tempranillo, que encarna alguna de las cualidades de los mejores vinos de Rioja en forma de
un vino rosado de aroma intenso a frutas con recuerdos de frambuesas y cítricos. Para
elaborarlo, permitimos el contacto del mosto con los hollejos de la uva durante la
fermentación, por un tiempo de 12 horas. Así, el Bordón Rosado adquiere su sugerente color:
un tono “piel de cebolla” con reflejos anaranjados, brillante y vivo. Un vino rosado fresco,
amplio y de gusto persistente. Ideal para tomar con entremeses, aperitivos, ensaladas y platos
de carnes blancas.

Vino blanco
El vino blanco se elabora casi siempre con uva blanca, aunque no tiene porque ser siempre así,
existen algunos blancos y champagne francés elaborados con uvas tintas.

El proceso completo de elaboración requiere de una serie de pasos que veremos a


continuación.

En cualquier caso, la elaboración del vino depende de las técnicas y el modo de hacer de cada
bodega en particular, pudiendo ir desde las más mecanizadas y con mayores controles a las
más tradicionales y artesanales donde el factor humano es el menor posible.

Por último indicar que la elaboración de los blancos es uno de los procedimientos más
complejos y minuciosos que existe en la producción de vino.

Estrujado y despalillado
Tras la vendimia, la uva pasa desde las tolvas de recepción a las máquinas de despalillado
(máquina que separa la uva del raspón) y estrujado. El despalillado es un procedimiento
opcional, puesto que existen muchos vinos que se estrujan con raspón. Al primer mosto
obtenido por gravedad sin necesidad de realizar ningún tipo de presión mecánica se lo
denomina mosto yema, flor o lágrima, es el mosto más valorado y de primera calidad que
puede mezclarse con el del primer estrujado o no. El estrujado es la operación que presiona de
forma controlada la fruta pero sin romper las pepitas y escobajos. La pasta obtenida del primer
estrujado puede volver a estrujarse sucesivamente para obtener vinos de segunda calidad.
Finalmente, la pasta final completamente estrujada, denominada hollejo o bagazo, se usa para
su destilación y elaboración de orujos y licores.

Maceración

Consistente en dejar en contacto la piel de la uva con el mosto durante un número variable de
horas y con una temperatura baja (maceración en frío), se consigue que las sustancias
aromáticas de calidad, contenidas en el hollejo, pasen al mosto. El frío es para evitar el inicio
de la fermentación. Esta operación es relativamente costosa, solo se suele realizar en blancos
donde se quiere obtener la máxima calidad.

Escurrido

Esta fase es opcional y algunas bodegas la realizan tras el desfangado. El objetivo es obtener
un mosto de máxima calidad. Se hace por simple gravedad, caída del mosto, sin tener que
realizar ninguna acción mecánica enérgica sobre las uvas, si acaso un ligero paso por
escurridores especiales.

Desfangado

Una vez macerado y escurrido el vino se realiza la separación de los fangos, es decir separamos
el vino de los restos de hollejos, pepitas, herbáceos, tierra y cualquier partícula que pueda
contener el vino. El proceso se realiza dejando reposar el vino durante algunas horas para que
las partículas en suspensión se depositen en el fondo. Es habitual que este proceso se realice
simultáneamente a la maceración, manteniendo la cadena de frío para evitar la fermentación.
Con la maceración y desfangado se consigue limpiar el vino de sustancias y malos sabores.

Fermentación

La fermentacion es la gran transformación de zumo a vino. Se produce cuando una serie de


levaduras naturales (hongos) se comen el azúcar que contiene el mosto, liberando alcohol y
anhídrido carbónico (gas). La fermentación en los vinos blanco suele realizarse, en la mayor
parte de las bodegas, en cubas de acero inoxidable de gran tamaño, no obstante es posible
realizar este mismo proceso en barril de madera, obteniendo un vino con matices diferentes.

El control humano en la fermentación se realiza en la selección de las levaduras usadas y en el


control de tiempo de la fermentación, es decir, la cantidad de azúcar que quedará en el vino, y
por tanto si se tratará de un vino seco (menos de 5gr. por litro), semiseco (entre 15-30 gr. por
litro) o dulce (más de 50gr. por litro). Para obtener vinos dulces o semisecos, hay que detener
el proceso de fermentación, que se puede hacer mediante procedimientos químicos,
añadiendo anhídrido sulfuroso (sulfitos) o bien mediante procedimientos manuales o físicos,
enfriando el líquido en el momento en que el contenido de azúcar es el deseado.

Otras manipulaciones realizadas por el hombre para obtener diferentes tipos de vino son la
chaptalización y la acidulación. La chaptalización o aumento de grado alcohólico del vino, que
recibe su nombre a Jean Antoine Chaptal, ministro Francés Napoleónico que popularizó la
técnica, consiste en añadir azúcar durante la fermentación para que la levaduras liberen mayor
etílico y el vino consiga una mayor graduación. Por otro lado la acidulación, sería el
procedimiento de añadir mayor ácido tartárico al vino antes de la fermentación. En las
regiones cálidas el aumento de acidez se realiza añadiendo ácido cítrico tras la fermentación.

Durante la fermentación la manipulación humana más habitual es el control de la temperatura


(18ºC-20ºC), regulada normalmente mediante refrigeración de la cuba, evitando las bajadas
bruscas que podrían detener el proceso. La fase final de la fermentación es la denominada
fermentación maloláctica, el ácido málico pasa a ácido láctico, dando una mayor suavidad, esta
fermentación es más acentuada en el caso de los vinos que se someten a crianza. Una vez
realizada la fermentación, algunos vinos blancos se dejan algún tiempo sobre sus “lías” (heces,
desechos o restos sólidos de la fermentación producidos por los hongos) para aumentar su
sabor.

Trasiego

Se realice o no la maceración sobre lías del vino, el siguiente paso son uno o varios trasiegos,
que consiste en el paso del vino de un recipiente a otro para dejar los restos sólidos en el
anterior. Lo habitual es someter al vino a un par de trasiegos entre noviembre y enero, pues
las bajas temperaturas de estas fechas protegen mejor al vino de contaminaciones de
microorganismos.

Clarificación y estabilización

Finalmente se lleva a cabo la clarificación mediante sustancias proteínicas (clara de huevo,


frecuentemente) que a modo de velo, arrastran al fondo las últimas sustancias en suspensión
que puedan quedar en el vino tras el trasiego. En algunos casos este procedimiento se realiza
mediante el filtrado, pasando el vino por un elemento poroso o membrana con el mismo
objetivo. Tras este paso ya se puede proceder al embotellado del vino.

¿Cómo es el proceso de elaboración del vino tinto?

Resultado de imagen de elaboración del vino tinto

Cuál es el proceso de elaboración del vino tinto

Vendimia.
Despalillado o maceración carbónica.

Estrujado.

Maceración y fermentación.

Prensado.

Fermentación maloláctica.

Crianza.

Embotellado y almacenaje.

Cómo se elabora el vino tinto

Existen muchos factores en la elaboración del vino tinto que producen su variación de sabor.
Esto se debe a la gran cantidad de procedimientos existentes para elaborarlo, que depende de
las técnicas que cada enólogo seleccione.

Sin embargo, hay un punto en común del cual parte toda elaboración: la vendimia. Si quieres
saber más sobre cada paso en su desarrollo quédate con nosotros para descubrir cómo se hace
el vino tinto.

Quizás te interese:

Beneficios y propiedades del vino tinto

Variedades de uvas españolas

Vendimia

La recogida de la uva se realiza en el punto adecuado de maduración del fruto, siendo vital
para el resultado final del vino. La cosecha en España normalmente se da entre septiembre y
octubre, momento en el que la vendimia es la protagonista.

Algo a tener en cuenta durante esta etapa es el nivel de azúcar presente en las uvas. Este
factor determina el nivel de alcohol y la fermentación en las fases posteriores de procesado del
vino.

Despalillado o maceración carbónica

Tras la cosecha y la selección de los racimos más idóneos, la elaboración del vino
generalmente presenta dos procesos diferentes: la maceración carbónica y el despalillado.
Maceración carbónica: uso del racimo entero en el proceso, elaborando vinos más jóvenes y
afrutados. Sus componentes hacen que este tipo de método sea poco estable para los largos
periodos de envejecimiento.

Despalillado: se separan las uvas del resto del racimo. Esta selección evita añadir sabores más
amargos por la presencia de ramas, hojas u otros restos. Un método que suele ir orientado
para la obtención de vinos más envejecidos y con un sabor más complejo.

Este último método es el más utilizado en la vinificación de muchas bodegas, por ello, nos
centraremos más en él.

Estrujado

Después del despalillado, se pasan las uvas, ya desgranadas, por una máquina estrujadora. De
este modo, se busca romper la piel de la fruta, que recibe el nombre de hollejo, llegando hasta
el mosto que se encuentra en el interior.

Como hemos comentado anteriormente, durante el desgranado de los racimos se evita coger
restos silvestres para no contribuir a un sabor más amargo. Por eso, es importante durante el
estrujado no exceder la fuerza empleada, para no romper las semillas del fruto, que también
aportan ese amargor.

Maceración y fermentación

La fase de maceración es muy importante, ya que de ella surgen las características propias del
vino: color, estructura, textura… Todo ello es posible por el contacto del mosto con los
hollejos, que gracias a la presencia natural de la levadura en las pieles, propicia el proceso de
fermentación.

En realidad, se llama fermentación alcohólica. Se denomina de esta manera porque durante


esta fase el azúcar de la fruta se transforma en alcohol etílico. Su duración varía según el tipo
de vino, pero regularmente oscila entre los 10 y 14 días, controlando las temperaturas, que no
deben sobrepasar los 29ºC.

Prensado

Al finalizar la maceración y la fermentación se produce el llamado descube. Es decir, el cambio


del líquido a otro recipiente donde se finaliza la fermentación más lentamente, obteniendo así
el resultado esperado.

Después de este procedimiento se realiza el prensado, que ejerce fuertes presiones mecánicas
sobre la materia. Se consigue así un vino rico en aromas y taninos: el vino de prensa.
El vino de prensa y el procedente del descube no se mezclan, sino que cada uno de ellos se
utiliza para la elaboración de otros productos derivados.

Fermentación maloláctica

Para adaptar el carácter ácido del vino al paladar se somete a otro proceso de fermentación: la
fermentación maloláctica. Entre 15 y 21 días la fermentación ocasionará que el ácido málico,
presente en el vino con el ácido tartárico y el cítrico, se convierta en ácido láctico.

Crianza

El vino resultante se deposita en barricas de roble. Durante el proceso de crianza, las


propiedades del vino adquieren nuevos cambios, dependiendo de la procedencia y del previo
uso de la madera. Algo que se suele notar en los aromas, identificando diferentes grados de
tostado o deliciosas variables por el tratamiento que ha recibido la madera.

Además, durante esta parte del proceso se aplicarán dos procedimientos para limpiarlo: el
trasiego y la clarificación.

Trasiego: el líquido se cambia varias veces de depósito tras la fermentación maloláctica. ¿Cuál
es el objetivo? Extraer las materias sólidas acumuladas y airear el vino, evitando así posibles
contaminaciones.

Clarificación: se trata de eliminar las impurezas presentes en esta bebida a partir del arrastre
de las sustancias orgánicas, llegando a realizar una filtración del vino en caso de ser necesario.

Estas técnicas son perfectas en temperaturas bajas, ya que el frío favorece el proceso de
aclarado del vino.

Embotellado y almacenaje

En el embotellado el vino se estabiliza, encontrando los aromas y propiedades propias de cada


elaboración. En sí, el producto final, ya sea por un almacenaje en botella o en barrica, variará
según el tiempo de crianza. Así, es posible obtener diferentes resultados de los que disfrutar:
vino de crianza, reserva o gran reserva.

Siempre hay que tener en cuenta que todo resultado cambia dependiendo de las técnicas
empleadas, cada una, con su toque personal. Es por ello que las decisiones del experto son
fundamentales durante todo el proceso, que debe supervisar cada paso de la elaboración, la
conservación y el embotellado del vino.

Si deseas saber más sobre la elaboración del vino tinto… Te invitamos a la bodega Dehesa de
Luna: un lugar rodeado de naturaleza donde nacen algunos de los mejores vinos de España:
ecológicos, intensos, únicos… ¡Un placer para cuerpo y alma!
Ventas de vinos mas efecivas

Vender un producto en esta era marcada por la digitalización poco tiene que ver con la forma
en la que se hacía en el pasado. Ni siquiera en el proceso de venta de un producto tan clásico
como el vino. Internet y sobre todo el uso de redes sociales han cambiado las reglas del
marketing. Por lo que ahora es clave que las bodegas o incluso los distribuidores se enfoquen
en técnicas especiales para aumentar sus ventas.

El marketing para vino va más allá de crear un plan para captar clientes a través de redes
sociales, email marketing o marketing de contenidos, por ejemplo. El enomarketing también se
caracteriza por la aplicación de ciertas estrategias offline que ayudan a las empresas a llegar de
forma más efectiva a los consumidores. Por lo tanto, si quieres vender más vino, deberás
prestar atención a estas técnicas.

Identifica las necesidades de los consumidores y satisfácelas

Todo producto debe poder satisfacer las necesidades de los consumidores para tener éxito.
Pero cuando se trata de vinos, esto es mucho más complejo. Es vital entender que el vino es
más que una bebida. Por ello, si bien el contenido es importante, es decir, si es ligero,
espumoso o potente, también lo es el hecho de que sea un buen regalo, se vea bien en la
mesa, no sea muy costoso, etc.

Cada consumidor tiene necesidades distintas. Por esta razón, debes saber identificar la de tu
público objetivo para así satisfacerlos. Debes saber que si un consumidor le toca elegir entre
dos marcas de vino, este no escogerá la mejor desde el punto de vista enológico, sino que
elegirá la que le ofrezca una mayor satisfacción global.

Hacerlo accesible

Otra de las técnicas que te ayudarán a vender más vino es hacer de la venta del producto algo
accesible. Y no hablamos precisamente de que sea asequible monetariamente, sino de que
sean fáciles de comprar. Para ello es fundamental que se reduzcan las asimetrías de
comercialización entre el comprador y el vino.

Si se facilita la comercialización del producto, se puede maximizar la satisfacción del


consumidor. Además, es importante recordar que los consumidores de vino no son expertos
sumiller ni tampoco enólogos. Si bien algunos de ellos suelen conocer un poco de vinos,
siempre es importante tener en cuenta su grado de conocimiento de la bebida.

Atento a la imagen

La calidad del vino no lo es todo. La imagen también cuenta y mucho. Debes tener en cuenta
que la marca, la etiqueta, el envase, el embalaje, la bodega, la denominación de origen y hasta
el corcho son las primeras cosas que percibe el consumidor. Por ello, debes estar atento a la
imagen del vino. De esto dependerá una buena parte de las ventas. El sabor lo percibirán más
tarde pero la imagen puede ser clave para mejorar la percepción de calidad del vino.

Crear contenido de valor

Finalmente, no se puede dejar de lado las estrategias que funcionan en todos los sectores. Se
trata de la creación de contenido de valor, ya sea en blogs, páginas web e incluso en redes
sociales. Al publicar contenido útil para las personas no solo se consigue promocionar la marca
y captar nuevos clientes sino que es una excelente oportunidad para propagar la cultura del
vino, algo que a largo plazo favorecerá a tu negocio.

Si aplicas algunas de estas técnicas relacionadas con marketing, podrás ir aumentando tus
ventas poco a poco. La idea es acercar el vino al consumidor de una forma sutil pero práctica.

El desarrollo de estrategias de ventas, depende en gran medida de la anticipación que se haga


para atender las necesidades y apetencias de los clientes del restaurante. A través de un
proceso de análisis e investigación de mercado, segmentación del mismo y técnicas de
mercadeo, se puede identificar un “sector del mercado”, el cual es básicamente un cierto tipo
de cliente con necesidades y deseos específicos . El análisis de este mercado, va a dirigir sus
estrategias básicas de ventas.

Una estrategia que se puede seguir sin el análisis del mercado, es la de implementar una
estrategia de selección y entrenamiento del personal de servicio la cual añada gestiones de
ventas al entrenamiento de servicio. Un buen personal de servicio “toma” el pedido, un buen
personal de ventas “vende” el pedido.

Una de las mejores estrategias de ventas aplicadas a un restaurantes es la de “ventas


sugestivas” , la cual significa que el acercamiento de ventas al clientes a través de una
pregunta o frase, debe ser enfocada hacia evitar un “no” como respuesta y obtener, en cambio
un “si”. Por ejemplo: En vez de preguntar “¿Les gustaría pedir una botella de vino con su
comida?”, se debe decir “Para acompañar su comida de esta noche les puedo recomendar una
botella de Petit Verdot de Bodegas Pomar, que combina perfectamente con su comida y la
tenemos a un precio especial”.

Otra manera efectiva de realizar ventas sugestivas es la de sugerir a los clientes, favoritos
personales: “Yo probé el fin de semana el Carmenere del restaurante y es excelente,
seguramente a ustedes les va a encantar?. O también se puede usar: “Acabo de servir un
Chardonnay a la mesa de la esquina con el pescado que pidieron, estoy seguro que ustedes lo
pueden disfrutar tambien”.
Es recomendable usar las variedades y marcas de los vinos para las ventas sugestivas. Los
empleados de servicio deben tener la oportunidad de probar los vinos del restaurante, ya que
el conocer el Menú es parte integral de las ventas sugestivas.

Advertisements

REPORT THIS ADPRIVACY

Buenas técnicas de ventas, significan buen servicio en general. Nunca se deben apurar a los
clientes. Los pedidos se deben tomar y servir con prontitud, pero nunca se debe dar la
impresión a los clientes que se deben apurar e irse del restaurante. El cliente nunca debe
perseguir al mesonero para ser atendido, este debe estar pendiente en las rondas de cómo
están las copas de los comensales y si es el momento apropiado para rellenarlas. Las
sugerencias deben ser hechas con sinceridad y conocimiento. El cliente nunca debe ser
presionado para comprar. Evite preguntas negativas como “¿Desea algo mas?. Las buenas
técnicas de ventas implican asistencia y persuasión y no técnicas de ventas de presión.

Conocimiento y Sustitución de Productos: Un completo conocimiento de los productos y


servicios ofrecidos por el restaurante, le da una base sólida sobre la cual se pueden crear
ventas sugestivas. Cuando el mesonero se encuentra con una situación en la cual no puede
suministrar una marca en particular, pedida por un cliente, tiene entonces la oportunidad de
mostrar sus habilidades como vendedor. El mesonero, debe estar en capacidad de ofrecer un
sustituto adecuado que complazca al cliente. Pero el mesonero debe saber de lo que está
hablando, sino tiene un sustituto adecuado, especialmente si se está solicitando un vino rojo
envejecido de una marca en particular, se debe tener la honestidad de decir “no” como la
mejor opción.

La Regla de Oro a recordar: “El vino no se vende solo en el restaurante…”

También podría gustarte