Reconocidas especialistas de la didáctica de la práctica del lenguaje, de nuestro
país, (Marta Torres-Mirta Castelo y Delia Lerner), sostienen un enfoque constructivo de la enseñanza de la lectura y la escritura. Y consideran que leer, se aprende leyendo y escribir, se aprende escribiendo. Y que la relación entre las letras con los sonidos se descubre leyendo y escribiendo. Si en la relación entre la oralidad y la escritura se aprende en el marco de la formación de lectura y escritura. Todas las experiencias de aula desarrollado por la didáctica de las prácticas de lectura y escritura y el particular referido a la tradición inicial están vinculadas con una preocupación política y educativa, y además está embarcado en una posición epistemológica. Y, por un lado, nace de esta preocupación que algunos ya van fracaso de escolar, en realidad se han tendido como un fracaso de la escuela, pues los chicos no logran apropiarse de lenguaje y escrito. Y, además, si estás sostenido por una profunda convicción de que todos los chicos son un producto de conocimiento, construyen conocimiento y laboran ideas, hipótesis a cerca de sus escritos con los que interactúan. Entonces, para que todos los chicos lleguen a ser ciudadanos en la cultura escrita, es imprescindible acercar la enseñanza para la realización. Esto quiere decir que la situación en didácticas se plantea en el modo que los chicos tengan la oportunidad de poner en el juego su propio modo de producir conocimiento y que las intervenciones de enseñanza establezcan un diálogo con las ideas, las conceptualizaciones infantiles en lugar de separarse de ella o ignorarlas ¿Qué situaciones proponemos a los niños para enseñarles a leer y a escribir? A lo largo de las distintas investigaciones didácticas, y experiencia de aulas se han sistematizado cuatro situaciones, didácticas fundamentales. Los niños leen a través del maestro o también llamar a la lectura de través del maestro y los niños leen por sí mismos. Los niños escriben por sí mismo y los niños escriben a través del maestro o dictado a través del maestro. Estas situaciones se diferencian por los contenidos de enseñanza y sus propósitos. En las situaciones donde los chicos leen o escriben a través del maestro, los contenidos se encargan de los quehaceres en las prácticas del lector y escritor y focalizan en el lenguaje que se escribe. Y en las situaciones en que los niños leen escriben por sí mismo el foco está puesto puntualmente en el sistema de escritura. Lo importante de estas cuatro situaciones es que tienen que convivir en el aula, que los chicos tengan las oportunidades de escribir por sí mismo, de dictarle la maestra, escuchar leer a la maestra y de leer por sí mismo, porque como decíamos, lo que estamos enseñando y lo que están aprendiendo es distinto. Es decir, son situaciones que en la planificación se van alternando, se van combinando, a lo largo toda la escolaridad. Lectura por sí mismos ... La enseñanza de la lectura depende de la concepción que tenemos sobre el proceso de la lectura. Algunas personas, creen que leer es leer el texto de la primera letra a la última Identificando una por una de esas letras, armando silabas, hasta arma a la palabra, armar oraciones, en cambio, desde otro enfoque, es una costura diferente, si vamos allá del proceso perceptual, es un proceso complejo, es el proceso lingüístico cognitivo, cuyos objetivos, es la construcción de un significado. Por eso, desde la didáctica, la práctica del lenguaje leer es comprender. Las primeras experiencias serán de lectura del maestro de un de un adulto. Para esto, es importante generar muchas situaciones de encuentro, los chicos con los materiales de lectura y otros lectores. Propiciar después situaciones de lectura por sí mismo. En las situaciones de lectura por sí mismo, se emplean distintas estrategias. Los niños pueden poner en juego estrategias de anticipación de lo que creen que está escrito y luego verificar, corroborar o rechazar esas hipótesis. Es Inter juego en anticipación, verificación, rechazo de lo que piensan o creen que está escrito, son estrategias que también realizan los adultos, porque si no sería una sobrecarga cognitiva, estar mirando letra por letra y decir el sonido construir el sentido de esa palabra. Y es un proceso complejo, porque hay que coordinar distintas informaciones. Aprender a leer, se aprende leyendo, pero con condiciones. Una de esas condiciones es proveer un contexto, que puede ser verbal, que puede ser material, el soporte gráfico, también el lingüístico, porque eso se necesita para que los chicos pongan en juego estrategias. Además, es necesario también que los chicos dispongan de ciertos conocimientos para abordar de texto, justamente para alejarlos de la idea de adivinación, O decodificación. Hay que saber el género, el autor, la temática, sino los largamos solos al mundo de las letras. El recorrido didáctico va desde la máxima contextualización didáctica hacia una descontextualización creciente, porque lo que nosotros buscamos, que los chicos lean con autonomía. Cuando los chicos leen por sí mismo, enfrentan distintitos desafíos lectores. Donde dice algo que se sabe que está escrito, ¿cuál es cuál entre un conjunto de escrituras conocidas, pero no memorizadas? ¿Cómo dice lo que ya se sabe que dice? ¿Qué dirá en un texto que no se conoce en Antemano? Para que los chicos puedan resolver estos problemas, hay diferentes situaciones propicias. Por ejemplo, comenzar por los textos que se saben de memoria, aunque no se sabe de memoria, pero se sabe de su contenido. Si son situaciones de los chicos, conocen de qué se trata el texto y además como está presentado. Por eso, las más propicias es la lectura de canciones, la lectura de coplas, las adivinanzas, lecturas sean de texto que se saben muy bien, hasta que se sepan de memoria. Porque ya hay un contexto oral que te asegura que el texto sea más previsible. O sea, los chicos saben que acá dice Cucú, saben que dice Cantaba la Rana, el tema es que yo sé, lo tengo que corresponder con lo que está escrito, ¿Dónde está escrito? eso que yo ya sé, qué dice, eso lo hace previsible al texto. La escritura por sí mismos La escuela también tenía una tradición de que primero tenían que conocer las letras como condición para aprender a escribir. Durante mucho tiempo se pensó de esa manera que, para aprender a escribir textos completos, primero hay que aprender a la manera secuenciada, sonido y su grafía. Hoy superamos esa idea, los chicos, aunque no tengan una escritura convencional, pueden escribir texto de variable extensión. Por lo tanto, no es necesario que primero conozcan todas las letras como condición para escribir. Aprender a escribir no se trata del conocimiento que se aprende porque alguien te transmite explícitamente una letra y otra letra. Si no que los chicos aprenden a escribir, escribiendo y lo hacen en el marco de situaciones que sean prácticas sociales, como por ejemplo escribir su nombre o lo lista para acordarse de algo y con sentido para ellos. Es decir que desde el principio de la escolaridad los niños están autorizados a escribir por sí mismos en propuestas de escrituras que como condición tengan la interacción con otros. Hay textos propicios para aprender a escribir por si bien, por el general son textos breves y hay desafíos que los chicos o problemas de escritura que resuelven con las letras, ¿cuántas poner, para que diga, cuál es poner y en qué orden. ¿Por qué las listas? Porque la lista es un texto donde se numeran una serie de palabras o frases, una debajo de la otra, espaciadas, son todos de un mismo campo semántico, y permite reflexionar sobre el sistema porque los chicos ahí ponen en juego sus conceptualizaciones acerca del sistema. Además, un texto de circulación social, la gente hace listas, no solamente de copras. El marco de la lectura de texto literaria aparece la lista de personajes, la propuesta de que los niños aprendan a escribir, escribiendo, no se dan el vacío, sino se dan en el marco de otras situaciones como secuencias o proyectos. Y acá otra vez, cobre a valor la planificación, Como en la planificación nosotros vemos propuestas didácticas que incluyen varias de estas situaciones fundamentales que decíamos. Mientras la maestra está leyendo cuentos de brujas, otro día le propone la escritura de listas de estas mascotas de la bruja. Es decir, para que los chicos tengan oportunidad de escribir por sí mismo, habíamos dicho que una condición es que ellos puedan desplegar sus ideas y puedan confrontar con sus compañeros. Cuando comparte la escritura con los compañeros, en el marco de una producción colaborativa y cooperativa, hace posible que los chicos pongan en común conocimientos que en una pareja en un trio, algunos no tienen. Además, los obliga a dar explicaciones, a compartir argumentos, analizar, pedir información, evaluar más detenidamente, y eso hace que la tarea sea mucho más productiva que se le hicieran individualmente. Y siempre va a ser superior, en resultado, la producción que se hicieran solitos. Un aula de UP se convierte necesariamente en un ambiente alfabetizador. No es decorar, donde cobran importancia las intervenciones del maestro, porque las maestras, lo que va a hacer es enseñar a consultar y recurrir a ese ambiente alfabetizador, a esas fuentes que son escrituras seguras. Y son seguras ya que brindan una información que le sirve para producir nuevas escrituras o también interpretar las que están viviendo. Tienen que estar a disposición de los chicos, hay que consultarla con frecuencia. También va variando ese ambiente, de escrituras que ya se usaron, ya se conocen de memoria, la vamos renovando con otras nuevas. ¿Qué ponemos en ese ambiente alfabetizador? los nombres de los niños, los días de la semana, calendario de los cumpleaños meses y también otras palabras que surgen de secuencias y proyectos. Por ejemplo, tenemos carteles con objetos de las brujas y su nombre se va a convertir en una fuente de información para futuras escrituras. Ya conocen que ahí dice y se va armando con un banco de datos vinculado con los textos que estoy leyendo con los chicos. A los que van a recurrir también, como recurren a los nombres propios, como recurren a los días de la semana. A veces ese banco de datos puede estar como panel en el aula, o a veces en el cuaderno en un sobrecito.