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4.

EL COMPLEJO
TUTEI.AR

INTRODUCCIÓN

A de fines del siglo XIX aparece una nueva serie de profesio-


nes: las asistentes sociales, los educadores especializados, los
animadores. Todos ellos se reúnen bajo una misma bandera:
el trabajo social. En la actualidad, estos oficios están en plena
expansión. Bastante marginal a principios de ese siglo, poco
a poco el trabajador sociat va tomando ellugar del maestro en
la misión civilizadora del cuerpo social, y los sondeos revelan
que también heredó su prestigio. Si bien los trabajadores
sociales aún no son tan numerosos como los maestros, sus
efectivos se incrementan a gran velocidad. En los últimos
diez años, su número llegó a duplicarse, y superaron los
ochenta mil efectivos. Sin duda alguna su unidad, su homo-
geneidad institucional, es menor que la del cuerpo de maes-
tros. No están vinculados con una sola institución, sino que
por el contrario se insertan como un apéndice en los aparatos
preexistentes: judicial, asistencial, educativo. Pese a estar
diseminados por múltiples espacios de inscripción, está n
unificados gracias a su ámbito de intervención, el cual abarca
los contornos de las clases "menos favorecidas". En el interior
de esas capas sociales, apuntan a un objetivo privilegiado, 11
saber, la patología de la infancia en su aspecto doble: 111
infancia en peligro, aquella que no gozó del beneficio de t odm-1
los cuidados de la crianza y de la educación deseables, y 111
infancia peligrosa, la de la delincuencia. Toda la novedad d1 1 l
trabajo social, toda su modernidad está ahí: en ese incrcmt•11
to de la atención dedicada a los problemas de la infanci11, "''
el consec;:uente cuestionamiento de las antiguas actitudpr1 rl1 1
'I, 1
n•presión o de caridad, y en la promoción de un cuidado sin duda hay un modelo originario, el judicial, y todo11 1011
ed11cativo sin fronteras, más orientado a la comprensión que demás no son sino copias envolventes. La sustituci6u 111· 111
a ln sanción judicial, y dirigido a reemplazar la buena con- judicial por lo educativo también puede leerse como 111111
ciencia de la caridad por la búsqueda de técnicas eficaces. extensión de lo judicial, como el refinamiento de sus proced1
Así es como las instituciones de reeducación dan cuenta de mientas, como una ramificación infinita de sus poderes.
su trabajo y describen las etapas de su progreso. La lectura Entre estas dos versiones del proceso de desarrollo del
de las revistas especializadas, las publicaciones de los cen- trabajo social, nos hemos acostumbrado a asistir desde hace
tros de investigación sobre educación vigilada, poco nos dicen casi diez años a una serie de disputas resueltas con argumen-
del funcionamiento del trabajo social, pero en ellas puede tos bien catalogados y réplicas bien aceitadas. Debates fun-
descubrirse la manera en que se concibe su extensión. En damentales, sin duda, pero finalmente estériles, pues ¿cómo
,primer término, figuran siempre las cifras sobre delincuen- no percibir que para producirse deben permanecer prudente-
cia las estadísticas de los delitos de menores. Sobre ese mente en un nivel de abstracción que les resta gran parte de
pri:.rier estrato, se inclina el saber criminológico, y detecta en su atractivo? Si por ejemplo plantean el problema de la
el pasado de los menores delincuentes, en la organización de su familia, el rigor formal de ambas posiciones se vuelve insos-
familia, los signos que tienen en común, las invariantes ~e tenible y su oposición, gratuita. ¿Cómo seguir sosteniendo
su situación , los síntomas de sus malas acciones. A partu- que la prevención no tiene relación alguna con el ejercicio de
de ahí, puede esbozar el retrato tipo del futuro delincuente Y un poder represivo, cuando en verdad está acreditada judi-
del predelincuente, ese niño que corre el riesgo de llegar a ser cialmente para penetrar en el san tuario familiar, cuando
peligroso. En torno a él, habrá de instaurarse entonces una tiene el poder de movilizar a tal efecto la fuerza policial? Pero,
infraestructura de prevención, destinada a desencadenar asimismo, ¿cómo denunciar la inflación de los procedimien-
una acción educativa que pueda oportunamente mantenerlo tos de control y de prevención sin por ello legitimar otra
al margen del delito. Objeto de intervención, será a un mismo arbitrariedad, a menudo infinitamente más peligrosa: la de
tiempo, y a su vez, objeto de saber. Se estudiará minuciosa- la familia, que al resguardo de sus cuatro paredes puede
mente el clima familiar, el contexto social que hace que tal o maltratar a sus hijos, pe1judicar gravemente su porvenir?
cual niño se convierta en un niño "de riesgo". El repertorio de Para salir de estos debates académicos, no queda otra
esos indicios permite abarcar todas las formas de inadapta- posibilidad que la de cambiar de pregunta. Dejar de pregun-
ción, para construir un segundo círculo de prevención. El tarse: ¿qué es el trabajo social? ¿Una estocada a la brutalidad
trabajo social parte de una voluntad de reducir el recurso a de las sanciones judiciales centrales, mediante intervencio-
lo judicial y a lo penal, y se funda en un saber psiquiátrico, nes locales, a través de la suavidad de las técnicas educati-
sociológico y psicoanalítico orientado a anticipar el drama, el vas? ¿O bien entraña el desarrollo descontrolado de un apa-
accionar policial, y a sustituir el brazo secular de la ley por la rato estatal que, con el pretexto de prevenir, extendería su
mano abierta del educador. Y, de etapa en etapa, este proceso poder sobre los ciudadanos hasta en s u vida privada, y mar-
-lamentablernente frenado por la in ercia de las ment¡:¡.lidades caría con un hierro d·iscreto pero no menos estigmatizante a
represivas, pero felizmente guiado por las luces del saber- menores que ni siquiera han cometido un delito? Se trata, por
idealmente culminaría con una supresión de toda SE\nción el contrario, de interrogar al trabajo social en su quehacer,
estigmatizante en provecho de un examen atento de los casos considerar el régimen de sus transformaciones en su vínculo
indi vidua les. El saber disolvería el p.oder represivo al abrir un con la designación de sus objetivos concretos; dejar de consi-
cam ino para una educación liberadora. Pero bien podría derar la relación poder-saber según una concepción mágica
decirse lo contrario, y muchos no se privaron de hacerlo, que no puede imaginar entre ambos términos sino relaciones
incluye ndo a ciertos trabajadores sociales. Este encadena- de contaminación o desnaturalización: esas generosas cien-
miento de intervenciones, unas a partir de otras, hace que cias humanas que con sus opiniones conducirían a una cuasi-
todas ell as procedan originalmente de una misma definición . desaparición de la opresión del hombre en provecho de una
judicia l. En ese saber criminológico en forma de muñeca rusa, administración racional de las cosas; ese abominable poder
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l. Un desplazamient~ en el contenido
que desviaría los saberes en provecho propio, y anularía la de la cosa juzgada
pureza de las intenciones en provecho de una dominación
ciega y extensiva. En suma, procurar comprender el efecto Más ·que un lugar destinado a deliberaciones y juicios públi-
socialmente decisivo del trabajo social a partir de la articula- cos el tribunal de menores evoca la reunión de un consejo de
ción estratégica de las tres instancias que lo componen: lo ad~inistración en una empresa de producción y gestión de la
judicial, lo psiquiátrico y lo educativo. infancia inadaptada.
Desde la perspectiva del legislador, esa modulación de la
l. ¿Cuál es el lugar de lo judicial en el desarrollo de estas teatralidad del aparato judicial só_lo estaría destinada a
prácticas de control social? disminuir la distancia que separa a los menores del juez y
2. ¿Para qué sirve la psiquiatría entre la escena judicial y facilitar el entendimiento con los padres en la toma de deci-
las prácticas educativas? siones. Piadosa representación, en el nuevo lenguaje de la
3. ¿Qué política de la familia pone en marcha lo educativo? concertación, de· motivos mucho menos "democráticos". Al
respecto, cabe remitirse a lo que decían los fund~dor~s
mismos de los primeros tribunales de menores, BenJamm
A. LA ESCENA Lindsay, que fue el primer juez de menores de Chicago en e~
año 1899, y sus equivalentes franceses, Albanel y Henn
Introduzcámonos en la sala de un tribunal de menores. A Rollet. En primer lugar, el objetivo era luchar contra la
primera vista, no percibiremos ninguna diferencia notable excitación que producía en los niños el carácter público de su
con un tribunal ordinario. Un estrado en cuyo centro preside comparecencia. "La falta de público tiene excelentes resulta-
el juez, rodeado de sus dos asesores; luego, a su izquierda, el dos, pues su presencia en el tribunal lleva al niño a enorgu-
procurador, y a su derecha, el escribano. Delante de ese llecerse del interés qve suscita y a envanecerse al ver su
estrado, una serie de bancos concéntricos. En primer lugar, nombre en los periódicos" 1• Contra la emoción popular que las
el banco de los acusados, a menudo muy largo debido a la condenas de niños podían despertar. Contra la actitud de los
frecuencia de las comparecencias grupales de menores. In- padres que, o bien no se presentaban para evi~ar que, el
mediatamente detrás, el de los padres de los acusados; luego, oprobio de una condena recayera sobr e ellos, o bien ve_man
algo apartado, el de los educadores y algunos asientos para el para arrancar al niño de las r edes del aparato al precio de
público. El mismo aparato, podría pensarse, pero miniaturi- patéticos relatos de miseria y sufrimientos. En suma,_ ~abía
zado. Justicia "familiar": el acceso está prohibido al público, que matar al Gavroche -al niño vergüen za de la fam1ha, al
con excepción de aquellas personas que tienen un r econocido niño orgullo d'el pueblo- obligando a la familia a comparecer
interés por los problemas de la infancia, previa autorización con él y eliminando al pueblo.2
del juez. Por lo demás, la exigüidad de la sala genera una Pero sólo al pueblo, no a las personas de bien: desde los
relativa impresión de intimidad. Justicia de las ·familias: su años 1860 una cámara del tribunal de la Seine se especializó
presencia en el lugar está prevista. En suma, un dispositivo en los juicios de menores y, además de algunos curiosos, se
escénico que no difiere demasiado de aquel que suele utilizar- vieron llegar personas de calidad en busca de una ocas~ó_n
se para los adultos, pero con dimensiones más reducidas en interesante. Cuando un niño aún no muy marcado por el v1c10
función de la edad de quienes comparecen, y un carácter más estaba por ser enviado a un correccional de menores, a falta
·discreto en función de las personas interesadas. Sin embar- -..
1 Henri Rolle t, prefacio a Ch loé Owings, Le tribu.nalpour enfants, 1922.
go, hay que verlo en funcionamiento para descubrir detrás de 2 Sobre dicha transfor mación, véase: Henri J oly, L'enfance coupable,
esta -apariencia intangible una serie de desplazamientos combat contre le crime, 1892; H. Rollet, Les en/'ants _en prii;on, 1892;
fundam entales de la práctica judicial. Edouard Juhliet "Tribunaux spéciaux pour enfanls aux Etats-Unis", 1914;
E . Huguenin, Les tribunaux pour enfants, 193?; De Casabianca, Les
tribunaux pour enfants en ltalie, 1912; Albanel , Etude statistrque sur les
en.fants en justice, 1897.
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de una familia que reclamara por él, podía verse a una de estas artículos deportivos. Eso en cuanto a la honorabilidad. En
figuras respetables proponer amablemente al tribunal hacerse cuanto al interés por los problemas de la infancia, excepto los
cargo del niño. La instauración del moderno tribunal de numerosos casos en que las profesiones mencionadas lo
menores aún reserva cuidadosamente un lugar para estos requieren, lo acredita la pertenencia al consejo de adminis-
preciosos personajes. Más aún: lo organiza haciendo de ellos tración de tal o cual organismo público o privado encargado
colaboradores institucionales del juez. de la juventud.
En una primera etapa, aún pueden encontrarse en la sala En la sala, los educadores: representémoslos jóvenes,
observadores atentos y discretos, autorizados en virtud del sobriamente vestidos y con barba. En tanto emanación de las
poder delegado por tal o cual organización filantrópica. Una instancias tutelares en la vida de los jóvenes, los educadores
vez que el juez interrogó al niño y evocó todas las informacio- tienen que estar cerca de los menores en cuanto a la edad,
nes disponibles sobre él, los miembros de las sociedades pero ser asimismo buenos conductores de la graved_ad de sus
entregan su tarjeta personal al juez en aquellos casos en que mandantes. El uso casi sistemático de la barba sirve para
desean quedarse con el niño. El resto es encerrado en las introducir cierto hieratismo en esos rostros jóvenes que
casas del Estado. Este aspecto del mercado de esclavos fue todavía pueden traicionar reacciones espontáneas. Su tarea
desapareciendo con motivo de la polarización del género consiste en iniciar a los jóvenes en la vida, ponerlos a tra-
filantrópico en dos categorías: las instancias tutelares, pre- . bajar, enseñarles la disciplina colectiva, inducirtos a confiar
sentes del otro lado del estrado, y los agentes de ejecución de en los responsables. En el tribunal, dan cuenta del combate
los organismos de tutela, que los reemplazan en la sala y que han librado contra tas fugas del adolescente. Ellos pue-
vienen a dar cuenta de sus mandantes. den ser la causa de que un menor comparezca ante el
Debemos la inscripción de notables en el aparato judicial tribunal: consecuencia de un informe de libertad vigilada,
al fascismo musoliniano y a la legislación de Pétain. Primera señalamiento de una fuga, solicitud de un establecimiento de
versión: los benemerito, definidos en el código musoliniano · pasar su internación de un registro civil al registro penal,
como "ciudadanos que brindaron ayuda en materia de asis- más intimidante: ante un cliente excesivamente rebelde, un
tencia y versados en las ciencias biológicas, psiquiátricas, establecimiento que dispone de él a título de "protección de la
antropología criminal, o ciencias pedagógicas, animados por infancia", conforme a la ley de 1958, puede sugerir pasarlo a
el noble sentimiento del deber que constituye uno de los fun- la ley de 1945, ley penal relativa a la infancia delincue~:e; en
damentos del fascismo y del buen funcionamiento de los tri- vez de estar en posición coercitiva respecto del nmo, el
bunales de menores".3 La fórmula es aplicada en Francia a establecimiento t ambién se convierte en la forma de escapar
principios de' los años cuarenta, y aún perdura sobre la base a una coerción más poderosa: la cárcel. Y nunca falta un
de los mismos principios. Se trata de "civiles" voluntarios, pecadillo para operar ese desplazamiento de lo asis_tencial a
propuestos por el juez de menores al ministerio para su lo judicial. Por otra parte, el educador está ahí para informar
habilitación. Los criterios son la honorabilidad y el interés sobre el estado de la disponibilidad de los medios de interna-
manifestado por los problemas de la infancia:_Por ejemplo, ción e intervención sobre un niño cuando este cae por primera
entre los catorce asesores del tribunal de menores de Valen- vez en manos de la justicia.
ciennes, figuran el director de una empresa de transportes, Inserta en esa doble red de tutores sociales y técnicos, la
un agente de seguros, tres profesores de bachillerato, una ex familia aparece como colonizada. Ya no hay dos instan~~as
abogada, la esposa de un director general, un procurador, un enfrentadas: la familia y el aparato, sino, en torno al nmo,
empresario de la construcción, el director del centro de , una serie de círculos concéntricos: el círculo familiar, el
orientación escolar y profesional, un ingeniero, un jubilado círculo de técnicos, el círculo de tutores sociales. Resultado
de la Cruz Roja, u n inspector de academia, un comerciante de paradójico de la li_b eralización de la fami~i~, de la emergen~ia
de un der echo del niño, de un nuevo eqmhbno de las relac10-
3
Pierre de Casabianca, Gu idea l'usage des rapporteu rs et délégués pres nes hombre-mujer: cuanto más se proclaman esos derechos,
lPs tribunaux, 1934. más se estrecha en torno de la familia pobre la tenaza de un
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poder tutelar. El patriarcalismo familiar no es destruido sino
al precio de un patriarcado de Estado. Como prueba, la contra los calabozos, los golpes y la explotación del trabajo de
ausencia muy frecuente del padre. ¿Porque está ocupado en los menores. El año 1909 fue asimismo aquel en que se decidió
su trabajo? Sin duda, pero hay más, pues, cuando está la creación de cursos e internados de perfeccionamiento (los
presente, nueve de cada diez veces, se queda callado y cede la futuros IMP), 4 anexos de la escuela primaria obligatoria adon-
palabra a su esposa. Da la sensación de que su presencia t an de esta podrá derivar a los inestables, a los débiles mentales,
sólo se debe a la insistencia de esta última, o bien al hábito a los perversos y a los reivindicativos. En ese mismo período,
adquirido de plegarse a las convocatorias, pero sin duda no se esbozan las formas modernas de intervención médica
con la esperanza de tener un papel. Porque, para él, no había sobre el medio. El antiguo mercado de la infancia estaba
papel posible. Su función simbólica de autoridad ha sido organizado en torno a técnicas conventuales y militares,
acaparada por el juez; su función práctica la ha tomado el conectado con la autoridad familiar y religiosa, policial y
educador. Queda la madre, cuyo papel no es asfixiado, sino judicial. El nuevo mercado busca sus mét odos en el ámbito de
por el contrario preservado, solicitado. Con la condición de la medicina, de la psiquiatría, de la pedagogía: procura
que se sitúe en algún lugar entre la súplica y la dignidad aprovisionarse más directamente por sus propio medios, la
deferente. Es el lugar del "abogado natural" ante el poder selección escolar, la prospección por los trabajadores socia-
tutelar encarnado en los jueces. En suma, una disposición ·les. Ahora bien, más que una lucha entre dos sistemas, lo que
que recuerda las más antiguas reglas patriarcales, con la sola se opera aquí es una verdadera metamorfosis, flevada a cabo
diferencia de que el padre ha sido reemplazado por el juez y mediante reajustes acrobáticos, pero en última instancia sin
los parientes por los mentores sociales y técnicos. El tribunal demasiado dolor. La familia Bonjean5 poseía numerosas
de· menores: una forma visible del Estado-familia, de la casas que h abían sido escenario de esas famosas revueltas;
soci~dad tutelar. para evitar esos episodios, las convirtieron en pensionados
Consejo de administración "familiar" de un ámbito de la para jóvenes ciegos. La Congregación de Notre-Dame de la
infancia ampliado por la pérdida de los límites claros entre el Caridad del Refugio, cuyo convento Saint-Michel dirigía la
orden familiar y el orden judicial: administra al niño tanto en corrección paterna para muchachas desde 1825, compra un
el seno de su familia como en los establecimientos especiali- establecimiento en Chevylle-Larue, que poco a poco llega a
zados. La aparición del tribunal de menores es correlativa de ser el principal centro de observación de las menores delin-
una organización del mercado de la infancia. Las colonias cuentes. Está animado por eminentes psiquiatras y psicólo-
correccionales de Estado, donde la justicia int ernaba a los gos, entre los cuales figuran el doctor Le Moal. Las famosas
niños delincuentes, y las "casas paternas", donde la familia casas del Buen Pastor, que durante el siglo xrx se mantenían
manda ba encerrar a los menores insumisos, poco a poco son en parte gracias a las dotaciones y en parte gracias al trabajo
reemplazadas por un conjunto unificado de intervenciones de las muchachas cuyas familias depositaban allí cuando no
que van del régimen abierto, es decir, la familia (asistencia podían destinarlas al matrimonio, se pusieron prudentemen-
educativa en medio a bierto,), al medio cerrado, él mismo te al servicio de la nueva política judicial y asistencial, y
reorganizado. La fecha de oficialización de los tribunales de lograron que el Estado las financiara al precio de la jornada
menores es 1912. En el año 1909 había estallado el escándalo pagada por cuidado de men ores en peligro moral. P aralela-
de los presidios para niños, cuyo punto de partida fue el mente se desarrolló un nuevo sector privado de casas discre-
suicidio de un chico detenido en la casa paterna de Mettay. tas, internados educativos, "academias particulares", clíni-
Tras lo cual se produjo una serie de revueltas en las coloni::ls cas privadas, que en su conjunto se caracterizan por una
penitenciarias, que, por las revelaciones a que dieron lugar, fuerte estructura "psi". De ese modo, se amplió el mercado de
ocasionaron persecuciones judiciales contra el personal y los la infancia inadaptada gracias a la irrupción del contingente
directores. Los periódicos y los grupos políticos de izquierda
llevaron adelante una campaña contra esas "casas de alqui- 4
Institutos médico- pedagógicos y también EMPRO (establecimiento médi-
ler" cuya sola utilidad era producir "almas de sublevados)'.. co-profesional).
5 E. Bonjean es autor de un im portante libro sobre el tratamiento de los

102 nii'ios inegulm·es, Enfants revoltés et parents coupables, 1882.


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de "indomables" y de "incapaces", y el de la escuela gracias a personas que sólo llegan a ver su cuerpo y que discurren sobre
la reconversión de los organismos de encierro en un servicio su situación sin que él pueda mirarlos.
de régimen abierto. Se modificaron, asimismo las formas de El principal efecto de esta transformación es anular la
fina1:ciamiento gracias a la nueva relación entre lo público y representación de una justicia equitativa, habitualmente
lo pnvado: el Estado financia más, por lo tanto, controla más, sugerida por la oposición formal entre el procurador y el
por lo tanto, hace subir los precios de las formas de asistencia abogado. Aquí, más allá del hecho de que la intervención de
que pueden evitar ese control. Por último ese mercado se ambos es limitada, no es excepcional escucharlos decir lo
unifica en el momento en que toma como pat~ón de referencia mismo. El procurador está visiblemente limitado por la
a la instancia psiquiátrica, que maravillada descubre en la definición "social" del tribunal de menores. La mayor parte
confusa población del antiguo encierro a sus clientes predi- del tiempo, se contenta con exigir la "aplicación de la ley"
lectos, el aquí y ahora práctico de una teoría psiquiátrica conforme a la fórmula consagrada. El abogado suele se;
radicalmente nueva. requerido de oficio en función de la pobreza de las familias y
de la escasa importancia de los delitos. Pero es su propia
2. Un desplazamiento presencia, de uno y otro, aquello que en el tribunal de
en la forma del juicio menores plantea un problema: a tal punto las fórmulas
clásicas del alegato y de la requisitoria parep:en caducas en
Más que una instancia de decisión judicial, el tribunal de ese contexto. Tomando la palabra después del educador
menores evoca una reunión de síntesis psiquiátrica o una evidenciando un menor conocimiento que este último e~
presentación de enfermos en los buenos tiempos de la Salpé- cuanto a la situación del menor y su familia, el abogado
triere de Charcot. selecciona ciertos elementos de su informe y los dispone
En el desarrollo de una sesión de tribunal clásico la escena conforme a la retórica del alegato: "infancia desdichada ...
se constituye en torno a dos enfrentamientos cruza'dos: el del solicito al tribunal que le dé una oportunidad, puesto que
juez Y el inculpado, el del procurador y el abogado. Los demás nunca la ha tenido ... " o bien: "familia honorable ... nada
actores (testigos, expertos o parte civil) llamados a declarar permite pensar que los hechos que motivan su presencia aquí
ante el tribunal están incluidos en el cuadrilátero dibujado puedan reproducirse ...". En estas condiciones, la contradic-
por esos cuatro protagonistas. De tal modo, el acusado tiene ción entre la defensa y la acusación tiende a cero. Para salir
a~ menos el dominio visual del campo de fuerza en que se de esta posición tan complicada, el abogado se identifica con
discute ~u caso. En un tribunal de menores, sobre un esque- el tribunal, puesto que este último se apropió de la solicitud
ma básico muy similar en apariencia, la emergencia de que en un principio él poseía, y, por poco que el procurador se
nu~vos actores dispuestos de otro modo acaba con ese privi- haya adormecido, le roba su rol, mucho más fácil a fin de
legio~, por ende, modifica la naturaleza de la representación. cuentas. En torno al niño culpable, se genera entonces la
Consid~remos el orden de las intervenciones y las posiciones ronda de los adultos responsables.
respectivas de los actores. En primer lugar, el juez en su El enfrentamiento convencional entre el procurador y el
estrado; en segundo lugar, frente a este último el acusado abogado, sus disputas retóricas, quedan así relegados a un
que lo mira continuamente, puesto que está prohibido dar 1~ segundo plano por una nueva planificación de los discursos,
espalda al tribunal; en tercer lugar, detrás del acusado, su superpuestos esta vez conforme a una jerarquía técnica que
madre Y con menor frecuencia su padre; luego, más atrás, anula toda posibilidad de debate contradictorio.
el educador. Por último, a la derecha y la izquierda del Desajuste entre el discurso del juez y el del niño. La
acus~do, el abogado y ~l sustituto. La escena se amplía y evocación de la infracción no es para el juez sino una ocasión
adquiere una profundidad que escapa a la mirada del para evaluar el carácter del acusado o, más bien, para
acusado. Imagin emos la situación: frente a él está el juez, verificar aquello que ha sido consignado sobre su carácter en
figura _desencarnada por el uso de la toga, que escruta sus el expediente: si niega la infracción , esta negativa se adecua
expres10nes, su postura, su vestimenta. Detrás de él, h'áy al aspecto disimulador de su personalidad revelado en el
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examen psicológico. Esta relación se parece más al vínculo
entre un institutor y un mal alumno o al del psiquiatra con su rio representárselas como insertas unas en otras, conforme
"buen" enfermo -el uno hace al otro, en todos los casos- que a un principio de superposición que obtiene su apoyo decisivo,
al enfrentamiento entre un acusado y sus jueces. E l mismo su tope último, en el tribunal de menores. Por consiguiente,
principio de desajuste se reproduce en las intervenciones de en la cima se encuentra ese tribunal de menores, destinado
los padres y de los educadores. Estos últimos prácticamente a los menores que han cometido delitos (ordenanza de 1945).
no pueden dialogar o interpelarse, puesto que sólo tienen Inmediatamente después, está el juez de menores, es decir,
derecho a dirigirse al j uez, y, por lo demás, no hablan el el mismo que preside e-1 tribunal, pero que reside solo en su
mismo lenguaje, a diferencia del procurador y el abogado. La gabinete para decidir sobre el caso de los menores en riesgo
familia, en principio, está ahí para explicar y (o) defender el (ordenanza de 1958). Un menor es considerado como tal
comportamiento de su progenie, pero es contrariada en su cuando su salud, su seguridad, su moralidad y su educación
papel por la acusación implícita o explícita que pesa sobre están en peligro. En la práctica, esto quiere decir niños
ella: es cuando menos parcialmente su culpa que el niño esté reclutados, no por el procedimiento policial de arresto, sino
ahí. A principios de la sesión, se leen las informaciones por el procedimiento delacional de señalamiento. Una insti-
recabadas por la encuesta social. De ahí el repertorio tan tutriz, un trabajador social, un vecino señalan al juez la
escasamente variado de sus intervenciones: autojustifica- existencia de una familia "de riesgo". Las ;nodalidades de
ción: "Hice lo que pude"; intento de enternecer: escenas de acción posibles para el juez son las mismas que para el
llantos y promesas de un nuevo comienzo; renuncia: "No tribunal de menores, exceptuando las penas. Un escalón más
puedo más, señor presidente, me ha hecho de todo". abajo, se encuentra la ayuda social a la infancia, la antigua
Recapitulemos. El tribunal de menores sólo distribuye Asistencia Pública. Se trata de una enorme administración
selectivamente las penas. En lo fundamental, administra a cuya gestión es básicamente autónoma, pero que está ligada
niños sobre los cuales pesa la amenaza de aplicación de un al juez de menores -por una multiplicidad de vínculos prácti-
castigo. La razón oficial del carácter no público del tribunal cos y jurídicos. Tiene el mismo tipo de actividades que los
es esa voluntad de prevención. Opera una discreta dilución servicios del juez de menores: reclutamiento por señalamien-
de la pena en lugar de concentrarla. La acción preventiva se to o abandono, internación en establecimientos o asistencia
propone cercar el cuerpo delictivo en lugar de estigmatizarlo educativa en régimen abierto. El juez de menores puede
ostentosamente. En el abanico de sanciones de que dispone enviarle menores para su internación y, cuando la Ayuda
el tribunal de menores, la prisión firme constituye en princi- Social a la Infancia quiere tomar una decisión importante,
pio una excepción. Cuando se la administra, suele ser condi- también puede por ejemplo transformar una internación
cional con puesta a prueba o libertad vigilada. La medida temporal en una internación definitiva (si ella estima que lo
educativa radica en esa brecha abierta por el carácter sus- mejor es no restituir el niño a su familia); puede y debe
pensivo de la pena. Ya sea que se la llame "asistencia apoyarse en la autoridad del juez para implementar esa
educativa en régimen abierto", "libertad vigilada", "puesta a decisión. Por último, en la base, está esa vastísima nebulosa
prueba", "colocación en hogar de semi-libertad" o "libertad que es la psiquiatría infantil: Institutos Médico-Pedagógicos,
condicional", siempre es por naturaleza un derivado de la Centros Médico-Psico-Pedagógicos, dispensarios, centros de
cárcel. Hay que ver las dos caras de este origen penal de las orientación infanto-juvenil, etc.; los vínculos con el juez de
medidas educativas, y no sólo una de ellas como suele hacer- menores se vuelven extremadamente tenues en el plano
se. En un sentido, ella le "da una oportunidad" al menor jurídico: una vaga posibilidad de control de la justicia sobre
culpable al condenarlo únicamente a medidas de control. En los establecimientos, pero importante en la práctica: el juez
otro sentido, al borrar la separación entre lo asistencial y lo de menores manda efectuar internaciones y "C\1bre" sus
penal, amplía la órbita de lo judicial a todas las medidas de problemas disciplinarios. Hay, pues, una repercusión de esa
corrección. Para comprender las relaciones recíprocas-entre dilución de la pena en las medidas educativas y asistenciales.
las instituciones relativas a la infancia irregular, es necesa- Por la continuidad que establece entre las diferentes instan-
cias de intervención correctiva sobre los comportamientos,
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los ubica en la órbita del aparatojudicial, genera la posibilidad la cuestión litigiosa ,el delito, el problema de derecho) queda
de una capitalización de la vigilancia que sobrexpone a los desactivada en provecho del comportamiento, de la norma, del
menores interesados a una identificación penal. Ejemplo: la problema de la adaptación, y se convierte en un asunto de
internación en un centro de un niño demasiado vagabundo es especialistas? ¿Quién? Pues bien, precisamente ¡los especialis-
una medida educativa que puede tomarse sin que el menor haya tas! Solo ellos pueden argumentar la necesidad de que un niño
cometido delito alguno; P.ero, si se fuga, con ello comete un delito pase de tal estatuto a tal otro, de sacarlo a su familia o volver a
y se vuelve pasible de persecuciones penales. Otro ejemplo más: colocarlo en ella, de dejarlo en un Instituto Médico-Pedagócico
la acumulación frecuente entre los menores de penas con o enviarlo a un hogar de la infancia, un internado de reeduca-
suspensión de la ejecución, que se vuelven ejecutables a la ción, un hogar para jóvenes trabajadores o a una cárcel. El
primera infracción que puedan cometer al cumplir la mayoría escalonamiento de los servicios sociales de la infancia inadapta-
de edad, es decir, cuando ya no rige la clemencia tutelar. da, conforme a un orden de gravedad, de estigmatización
En rigor, el tribunal de menores no decide en función de los creciente, que puede ir de "la pequeña psiquiatría" a la justicia
delitos, sino que examina individuos. Desmaterialización del penal, es el principal medio de presión de que disponen sob:e las
delito que ubica al menor en un interminable dispositivo de familias. Mandar a un hijo a un Instituto Méd~o-Pedagócico es
instrucción, de juicio perpetuo. Borradura de la línea diviso- pese a todo menos grave que verlo internado en un centro de la
ria entre la instrucción y la decisión. El espíritu de las leyes Asistencia Pública o en un "correccional". Tiene algo de cuidado
(las de 1945 y 1958) sobre la infancia delincuente y pre- médico: ni oprobio ni risita de los vecinos, en fin, no demasiado.
delincuente exige que se tome en consideración, más que la Vale la pena someterse a un poco de psiquiatría de sector. Pero,
materialidad de los hechos reproch ados, el valor sintomático, si se refunfuña, si se resulta ser un "infra-psiquiatrizable",
aquello que revelan en cuanto al temperamento del menor, a l entonces terminará inevitablemente en los hogares de la Ayuda
valor de su medio de origen. La instrucción debe servir no a la Infancia. Ahora'bien, este servicio se ha desarrollado con-
para establecer los hechos, sino como medio para acceder a la siderablemente en los últimos años; es el punto débil de un
personalidad del menor. Es la ocasión para desencadenar sistema correctivo que no deja de crecer. Entonces, para
medidas de observación del niño, en su medio, si se lo deja descargarse del exceso de solicitudes, de compo~amient?s
libre (Observación en Régimen Abierto), en el internado o en indóciles, los servicios sociales pueden, a su vez, denvar hacia
la cárcel. En ese momento, los psicólogos o psiquiatras inter- la justicia de menores.
vienen para examinarlo y ordenan una investigación sobre El tribunal de menores no es una jurisdicción menor para
su familia a través de la gendarmería o de las asistentes menores, sino la piedra de toque de un gigantesco complejo
sociales. Así pues, la verdadera instrucción se convierte en tutelar que abarca además de la predelincuencia (alrededor
una evaluación del menor y de su medio a través de una de 150 mil niños), la Ayuda Social a la Infancia (650 000 niños)
cohorte de especialistas en patología social. Evaluación que y buena parte de la psiquiatría infantil (imposible de poner ~n
se vuelve acción después del juicio. Pero sólo la apelación ha números, pero ciertamente más elevada que la Ayuda social
cambiado. Son los mismos educadores, las mismas asistentes a la infancia). Piedra de toque por la posición de bisagra que
sociales, los mismos psicólogos que, después, visitan a la ocupa entre una instancia retribuidora de delitos (la justicia
familia, intervienen ante el niño, envían al juez informes ordinaria) y un conjunto heterogéneo de instancias distribu-
regulares donde solicitan, en función de sus impresiQries, la tivas de normas; !ajusticia para niños se apoya en la primera
reconducción o la transformación de la medida. La borradura para garantizar y ratificar el trabajo de las se~undas. Por ~1:ª
del delito también tiene su repercusión: el desplazamiento de parte, les confiere una,autoridad, una capacidad de coerc10:1
la forma jurídica de apelación del justiciable al justiciero. La necesaria para su ejercicio. Por otra, filtra productos negati-
posibilidad jurídica de apelación existe para los niños y sus vos del trabajo de normalización. En este sentido, cabe decir
familias, pero pocos son los que recurren a ella. Pues, ¿cqmo que es el aparato judicial el que prod1:1ce a sus delincuei:ites,
protestar contra decisiones que retienen la aplicación de una puesto que aquellos que pasan del registro tutelar ~l registro
pena en sentido estricto? Y ¿quién podría hacerlo, puesto que peña!, y que constituyen una gran parte de los delmcue,n tes
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habilidad de sus respuestas lo convierten en un pequeño
adultos, fueron previamente evaluados como refractarios a la adulto. Los psiquiatras diagnostican inmadurez afectiva,
acción normalizadora. Ese filtro orienta hacia una carrera de pero el hecho de que disponga de la astucia suficiente para
delincuentes a quienes no aceptaron seguir el juego. A par- burlarse de ellos los lleva a concluir que nada queda por hacer
tir del delito ocasional de un niño o de la denuncia -hecha por en ese sentido, que es preciso cambiar de registro y destinarlo
personas bien intencionadas o especialistas profesionales- a la cárcel. Tanto más cuanto que esta vez su comparecencia
del peligro que corre en su familia dada la falta de vigilancia de se debe a delitos graves: robo de auto, manejar sin permiso,
que es objeto, se pone en marcha un procedimiento dé control robo de una importante suma de dinero.
y tutela que lo va conminando a elegir entre un sometimiento Todo habría seguido así y con aparente buena fe si no
a las normas y una orientación difícilmente reversible hacia hubiera habido, una vez no es costumbre, un abogado decidi-
la delincuencia. Lo importante, para el aparato, es la identi- do a defender a Ounadjela. En primer lugar, este abogado va
ficación del individuo, su inflexión hacia una vida "sin histo- . a subrayar más o menos directamente el aspecto "máquina
ria]" o una carrera de delincuente repertoriada, eliminar la registradora" de decisiones ya tomadas por otras instancias,
sorpresa en provecho de la gestión en un registro y otro. propio de las prácticas de vigilancia que caracterizan al
Para ilustrar esta tesis, presentamos a continuación el tribunal de menores, su proceder respecto de la suspensión o
relato del proceso de Ounadjela Boubaker, un menor argelino la atribución de penas. En efecto, ¿cómo se explica -pregunta
de catorce años, que compareció en 1974 ante el tribunal de el abogado ante tribunal-que se renuncie a la elección de una
menores de Lille. En el momento en que su proceso comienza, medida educativa sin deliberación previa? ¿Qué clase de tri-
Ounadjela está detenido en la cárcel de Loos. Llevado por la bunal se pronuncia antes de haber debatido? ¿Qué clase de
gendarmería, le sacan las esposas en la sala y toma asiento tribunal de menores es ese que encierra con total serenidad
en el banco de los acusados delante de sus padres endomin- a un menor de catorce años en una prisión donde en principio
gados. La sesión se abre con un interrogatorio sobre su iden- solo hay condenados a penas largas? ¿Cuál es para él (y para
tidad y la lectura de fragmentos de su expediente social y los demás ... ) el valor formativo de tareas tales como el pegar
psicológico. Esa lectura nos informa que Ounadjela ya ha sido etiquetas o arreglar sillas, en que lo ocuparán en la cárcel? En
objeto de toda una serie de medidas educativas y asistencia- segundo lugar, el abogado pone en cuestión la extraña rela-
les que resultaron ineficaces y sobre todo inaplicables. Seña- ción que el tribunal de menores mantiene con los delitos, esa
lado en un principio por la insuficiencia educativa de su manera suya de tratar como mero síntoma de un entorno
entorno (su madre está divorciada y su hermana ha sido nocivo, o ponerlas de relieve como prueba de una inclinación
objeto de medidas judiciales), obtuvo el beneficio de una irreductible a la delincuencia? En esta ocasión, ¿de qué
asistencia educativa de r égimen abierto. Pero la asistente delitos se trata? ¿Robo de auto? Pero el propietario del
social a cargo nunca pudo mantenerlo bajo control. Un edu- vehículo r econoce haberle prestado las llaves. Hizo la denun-
cador toma el relevo pero tampoco tiene éxito. Colocado por cia a instancias de la policía: le explicaron que el seguro no le
tal motivo en un internado de reeducación, permanece allí reembolsaría los gastos ocasionados por el accidente de
tan sólo tres días. Lo vuelven a atrapar, pero se escapa una Ounadjela a menos que presentara la denuncia. ¿Manejar sin
vez más. Cuando la policía lo detiene, se muestra conciliador permiso? Por supuesto, pero ¿acaso se manda a la cárcel a
y arrepentido; lo vuelven a soltar y, de inmediato, de-sapare- todos los menores que cometen ese delito? Para lograr tal
ce. La primera vez que los psicólogos le hacen pasar un test, cosa, habría que vaciar las cárceles de todos los demás
siendo que sus fugas podían llevarlo a la cár cel, muestra un internos. ¿Robo de una importante suma de dinero? Pero ese
coeficiente intelectual rayano con la debilidad mental. Cuan- dinero pertenecía a su madre, y por lo tanto no hay delito
do es evaluado en el interior de un establecimiento educativo, alguno. Para darle el carácter de delito, el tribunal alega que
revela un QI claramente superior al promedio. Furia del-juez: ha sido robado de la mochila del cuñado de Ounadjela, a quien
"¿Te haces pasar por imbécil o realmente lo eres?". Dadas las la madre había encargado el cuidado de su dinero. Por
condiciones, estima el magistrado, ya no se puede esperar consiguiente, hubo robo, dice el juez, puesto que hubo pene-
nada de él en el plano educativo. Su madurez física precoz, la
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tración en el cuarto donde vivía el cuñado. Mala suerte: no práctica tiende a la indeterminación de las medidas, existe un
hay puerta que separe su cuarto de la sala común de la riesgo incesante de conflicto de competencias, de una reducción
familia, sino tan sólo una simple cortina. Esa cortina ¿estaba de uno a la lógica del otro. La vocación educativa del aparato
o no descorrida? ¡Ah, esas familias magrebíes, con su sentido judicial nació cuando se volvió flagrante que el sistema penal
extensivo de la parentela y esa costumbre de no tener sepa- era inadecuado para encauzar el importante flujo de niños
raciones en las viviendas, son judicialmente intolerables! irregulares, todos esos menores que se escabullían por la
Esta vez, Ounadjela la sacó barata. Pero ¡cómo ha dejado brecha abierta entre el antiguo orden social y el nuevo orden
en evidencia el funcionamiento de la justicia de menores! escolar aprovechando el carácter poco experimentado aún de
Justicia ficticia en el sentido de que no tiene actividad judicial su conexión. Demasiado numerosos para poder sacárselos de
propia, sino que desempeña un papel de relevo, de intercam- encima mediante la cárcel, demasiado despiertos y demasiado
biador entre dos jurisdicciones que disponen de una lógica "salvajes" para ser pasibles de prácticas caritativas, requerian
autónoma: la justicia penal ordinaria y la jurisdicción invisi- otra solución . Otra solución, aun cuando se tratara de la
ble de las instancias normalizadoras agrupadas en un solo educación por ordenjudicial. Sin embargo, por haber obturado
complejo tutelar. Por su cercanía con la justicia penal, el así esa "línea de fuga" que constituían los menores vagabundos,
tribunal de menores aporta su legitimidad a las prácticas de la justicia de menores introdujo otra en el corazón del aparato
vigilancia, sobre ellas extiende la sombra protectora de la ley, judicial: esa educación que para llevarse a cabo tiende a
su facultad virtual de coerción. Por sus vínculos con las disolver la lógica judicial y reduce a una mera función de
prácticas correccionales, puede librarlas de los elementos apoyo el poder que la inspiró. De ahí la necesidad de recurrir
refractarios, gracias a un dispositivo vaciado del carácter a un medio de control de las actividades educativas, la
democrático de las formas jurídicas clásicas: la naturaleza aparición de esa jurisdicción extrajudicial que progresivamente
pública y contradictoria de los debates, la posibilidad efectiva encarnaria la psiquiatría en las zonas aledañas a los tribunales
de apelación. de menores.
Por tal motivo, no es del todo correcto considerar el desa-
rrollo del trabajo social como una expansión del aparato
judicial. Sin duda ese aparato cumple una función de amarra B. EL CÓDIGO
de las diversas formas·de intervención; sin duda le otorga, ya
un poder directo, ya la posibilidad indirecta de servir como Abramos algunos expedientes de niños delincuentes o en
recurso para los casos rebeldes. Sin embargo, en ese proceso, peligro moral. En la multiplicidad de piezas, juicios con sus
¿no sería importante señalar que el aparato central sigue el respectivos análisis jurídicos, informes de asistencia educa-
movimiento pero no lo impulsa? Pues, si bien su autoridad se tiva y consultas médico-psicológicas, tendremos la impresión
extiende así sobre una población infinitamente mayor que la de asistir a una infinita repetición del mismo discurso. Ello
de los delincuentes, se trata de una a utoridad cada vez más puede explicarse por un efecto propiamente burocrático: esos
simbólica. Abarca, en el sentido feudal del término, un documentos suelen copiarse unos de otros. Sin embargo, esa
dominio ampliado de prácticas de control, pero raras veces homogeneidad se debe sobre todo a la reunión de las diversas
las inspira y sólo toma decisiones en relación con ellas. Por observaciones efectuadas sobre el menor y su familia en una
otra parte, tiende a perder en el camino los criterios de sola instancia, a saber: la Consulta de Orientación Educativa
funcionamiento que constituían su propia credibilidad: el (coE). En ella, el resultado de un saber de investigación
debate público y contradictorio, la posibilidad de apelar. Deja inquisitorial (la encuesta social) y el de un saber clasificato-
de ser un dispositivo central de atribución de sanciones y rio, los exámenes méqico-psiquiátricos y los tests psicológi-
pasa a tener el estatuto de pieza adyacente de un dispositivo cos están reunidos en un saber interpretativo, de inspiración
de control cuya lógica se basa en lo judicial al tiempo,que lo psicoanalítica. Saberes heterogéneos situados en una pers-
disuelve progresivamente. Entre el juez, cuyo ejercicio está pectiva común, reunidos en una misma jurisdicción extra-
fundado en la ley, y los servicios sociales educativos, cuya judicial -compuesta por educadores, psicólogos, asistentes
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sociales y médicos psiquiatras y psicoanalistas-que habrá de
elaborar una síntesis y dar una opinión motivada acerca de la sitorial, clásico e interpretativo-, hay aparición y extensión
medida más oportuna para aplicar al menor. progresiva, combinación cada vez más sistemática y autono-
Esa es al menos la impresión que dan en la región parisina mización relativa respecto de su instancia comanditaria: el
y en las grandes ciudades, es decir, ahí donde se han implan- tribunal de menores. En un principio, las asistentes sociales,
tado fuertemente las consultas de orientación educativa, los gendarmes, los psicólogos y los psiquiatras son los agen-
adonde la justicia de menores deriva casi sistemáticamente tes de ejecución directos del juez de menores. Este último
a los niños de su competencia. define y ordena específicamente a sus colaboradores, y lleva
En las provincias "remotas", y aun más cuando se consul- a cabo la síntesis y las conclusiones de sus informes. Las
tan expedientes con quince años de antigüedad, no presentan asistentes sociales son los agentes sistemáticos de su misión
en absoluto el mismo aspecto. La encuesta social y el examen de instrucción, y los psiquiatras evalúan ocasionalmente a
médico-psicológico funcionan en r égimen separado, con mo- los individuos sospechados de ser de la incumbencia de la
dalidades muy diferentes y una fuerte desnivelación en sus medicina antes que de la justicia.
frecuencias. La encuesta social se parece más a un acta de ¿A qué se debe esta transformación? ¿Qué hace variar y
encuesta de la gendarmería que a una sutil puesta en escena evolucionar en un sentido unitario estos diversos modos de
de la historia y de los problemas de una familia, pasible de ser recabar informaciones? ¿Cómo la información sobre la psico-
elaborada por una asistente social moderna. De hecho, sue- logía del niño y el análisis del valor eáucati vo de su medio han
len ser gendarmes los que se encargan de realizar estas podido pasar de una función anexa, mero aditivo de la
encuestas consecutivas a la denuncia de un niño en peligro, instrucción judicial, a una función de relevo obligado, entre
así como los educadores encargados de las Observaciones de la escena judicial y las prácticas de vigilancia que se basan en
Régimen Abierto suelen ser delegados de libertad vigilada, es ella de manera más o menos directa? ¿Cómo pudieron cons-
decir, ex policías, ex militares y, con menor frecuencia, ex tituir así unajllrisdicción semi-autónoma, que transforma lo
profesores. La encuesta social, aun bajo esa forma sumaria, judicial en cámara de registro o de apelación de sus dictáme-
casi siempre aparece en los expedientes, en tanto que el nes?
análisis médico-psicológico se vuelve más excepcional a me-
dida que nos remontamos al período en que se creó el tribunal l. La materia prima, y aun principal, de los expedientes de
de menores. Adquiere entonces un carácter cercano a cual- menores peligrosos o en peligro es provista por la encuesta
quier consulta psiquiátrica en materia judicial ordinaria. Se social, cuya generalización se inicia al mismo tiempo que la
le pide al médico experto: l. proceder a un examen médico- justicia de menores (1912). En efecto, la encuesta comenzó a
psicológico del menor; 2. decir si ese menor presenta trastor- ser una necesidad para las dos operaciones constitutivas del
nos o deficiencias físicas o psíquicas susceptibles de influir su tribunal de menores. Por una parte, la inscripción de las
comportamiento; 3. decir si los trastornos o deficiencias prácticas asistenciales que están bajo la influencia judicial
constatados requieren alguna medida de protección, de sal- requiere el reforzamiento de los medios de acción de la asis-
vaguardia o de reeducación particular, un tratamiento de tencia contra el comportamiento imprevisible y/o interesado
cuidados específicos, o si comportan contraindicaciones pro- de los padres, y por lo tanto exige una codificación de las
fesionales u otras. En síntesis, las mismas preguntas que se condiciones de intervención de la Asistencia Pública y de los
le hacen a un adulto (responsabilidad, afán de separar lo grupos filantrópicos. Por otra parte, la limitación del derecho
médico de lo judicial), excepto que aquella relativa a los de corrección -en el pasado instituido como un derecho de la
adultos sobre la "accesibilidad a la pena" (entiéndase: el ca- patria potestad-, su transferencia al aparato judicial y a los
rácter de intimidación de la cárcel) es reemplazada en el caso notables de la sociedad r equiere la implementación de un
de los menores por una pregunta sobre la pertinencia de procedimiento destinado a verificar las denuncias de los
medidas reeducativas. padres; el objetivo más o menos explícito de este procedi-
Así pues, entre estas tres modalidades de saberes -inqui- miento es invertir la denuncia en una incriminación de sus
capacidades educativas, del valor del medio del ni¡¡p. La
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encuesta social se sitúa, pues, en el punto de confluencia sociales, inaugurada en 1946 y limitada en ese entonces a los
entre la asistencia y la represión. Constituye un procedi- subsidios familiares; más adelante se la extiende al conjunto
miento técnico destinado a borrar las debilidades de ambas. de las prestaciones sociales. Su funcionamiento depende de la
Debilidad de esa limitación de la represión, la cual solo orden del juez de menores en el caso en que la familia acumule
podía intervenir sobre la base de un delito, por ende, dema- deudas o quiera beneficiarse con una vivienda social cuando
siado tarde, o a pedido de los padres, sospechados de arbitra- sus ingresos y su comportamiento presupuestario parecen
riedad. Debilidad también en esa vacilación de la asistencia insuficientes, o incluso en los casos en que se sospecha que el
pública o privada, cuyo margen de maniobra tan reducido marido es un desempleado crónico más o menos voluntario.
oscilaba entre la vergüenza de los padres, que no recurrían a El siglo XlX había producido muchos procedimientos de
ella sino cuando ya era demasiado tarde, y su impudicia, que encuestas sobre la moralidad familiar, entre las cuales cabe
la llevaba a movilizar créditos con fines poco loables. Condi- mencionar la encuesta del barón de Gérando, expuesta en su
ción previa tanto de las medidas de coerción como de las obra Visiteur du pauvre. Pero no había sido utilizada sino de
medidas de ayuda, la encuesta social va a representar ideal- manera restringida para las obras de beneficencia. La en-
mente el medio adecuado para abolir los inconvenientes del cuesta social diseñada a principio del siglo xx fue concebida
carácter represivo de la primera y el carácter caritativo de la · con el mismo espíritu, con la misma preocupación obsesiva
segunda, por su fusión en un mismo proceso, su alianza en por evitar que el encuestador caiga en la trampa de los
una reciprocidad eficaz. procedimientos populares de puesta en escena de la pobreza.
Así pues, la encuesta social opera el cruce de dos líneas de Pero cambia totalmente la posición del encuestador, los
control de la famjjia. A partir de las prácticas asistenciales, puntos de apoyo de que dispone. Gérando soñaba con intro-
este procedimiento se utiliza en toda la extensión de la esfera ducir una técnica nueva al servicio de una antigua forma de
de lo "social". Comienza con obras de protección a la infancia tutela. Innovaba en el método de observación de los pobres,
en peligro. Luego es utilizada para la asistencia de mujeres que ahora penetra en el interior de la economía doméstica en
pobres parturientas, para las familias que solicitan subsidios vez ~e limitarse a los "signos exteriores de pobreza", en la
excepcionales en las oficinas de ayuda social, para las fami- técmca del chantaje por la economía ("controlen sus necesi-
lias pobres en las cuales uno de los padres está desde hace dades si no quieren ser controlados en su nombre"). Pero
tiempo en un establecimiento de cuidados (sanatorio, hospi- Gérando imaginaba que los únicos posibles "visitantes de los
talización psiquiátrica) o de represión (cárcel). Luego, a par- pobres" eran los ricos bien intencionados y, en particular, sus
tir de la vigilancia de los niños delincuentes, puesto que es esposas, a quienes la práctica de la beneficencia podía dar
una condición previa para las medidas de libertad vigilada nuevos bríos, evitar el confinamiento conyugal. Según su
que, como es sabido, constituyen las primeras formas de esquema, la iniciativa de la beneficencia correspondía a los
asistencia educativa en régimen abierto. Por último, la en- individuos privados, a las personas de bien, a las sociedades
cuesta social es necesaria para dirimir casos litigiosos de filantrópicas, que solo podían obtener un apoyo secundario en
atribución de prestaciones sociales (subsidios familiares ins- las estructuras de ayuda pública para la centralización de las
trumentados en 1930 y sistematizados durante la posguerra, informaciones (censos de los verdaderos y de los falsos
seguros sociales, subsidios especiales). A lo cual habría que pobres), el almacenaje de los medios de ayuda material
agregar los recursos a la encuesta social para los procedi- (canastillas, ajuares, alimentos, calefacción) y un financia-
mientos de divorcios y, más o menos oficialmente, para la miento parcial. De hecho, fue así como funcionaron las cosas
atribución de viviendas sociales. Por consiguiente, la encues- durante la mayor parte del siglo XlX. A fines de siglo, la
ta social es el principal instrumento técnico destinado a preeminencia organizativa pasa de lo privado a lo público.
ordenar la nueva logística del trabajo social: la posibilidad de Protegida financieramente por la organización de la asisten-
retirar a los niños del seno familiar o de restituirlos en él, la cia, albergada políticamente por la pantalla de los procedi-
intervención en la familia con fines reeducativos (Acción mientos administrativos, relevada en el terreno por técnicos
Educativa en Medio Abierto), la tutela de las prestaciones remunerados, la filantropía inicia una nueva fase n su
1
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vienen los propietarios, el conserje, los vecinos, los comer-
carrera, menos espectacular pero más serena, puesto q':e ciantes. Puede ser interesante valerse de los testimonios del
ahora se había integrado al cuerpo del Estado. La tecnologia propietario y del conserje, pero deben tomarse "con pinzas".
de encuesta a familias pobres, diseñada por Gérando, puede Si son favorables, también pueden ser confiables; ello signi-
entonces llegar a ser una fórmula extensiva de ~n cont~ol fica que el locatario paga su alquiler y lleva una vida tranqui-
social cuyos agentes serán acreditados por l~s mst_an~ia_s la. En caso contrario, "hay que averiguar las verdaderas
colectivas y se apoyarán en la red administrativa y d1sc1ph- causas de la hostilidad constatada". Los vecinos son menos
nar del Estado. confiables y, entre los proveedores, es preciso "desconfiar del
Esta nueva disposición de la asistencia, sumada a la vendedor de vino, que suele ser locuaz y siempre sospechoso".
infraestructura disciplinaria de la sociedad y las leyes de Segunda regla: el interrogatorio separado y contradictorio.
protección a la infancia (1889 y 189~), ?ermite la generaliz~- "Siempre es preferible que el visitante no convoque a su
ción de una técnica de encuesta al ehmmar todo cuanto poma cliente en su casa, sino que vaya a su domicilio y se presente
límites a su eficacia, y al dar mayor poder al encuestador para de improviso." Este sigue siendo el ABC de todo asistente social,
separar plenamente su traba)o de _la a_~tigua !ó?1ca de l_a quien para hacer su primera visita suele elegir la tarde, pues
reputación en provecho de la mvestigacwn metod1ca Y poli- la madre a menudo esta sola en la casa a esa hora. "El
cial. Sin lo cual, se explica en un texto de 1920, "la encuesta encuestador no debe dejar traslucir que ya posee información,
ya no será dirigida por el encuestador sino por el encuesta- pues esa es una buena medida para evaluar la sinceridad de
do". 6 Texto edificante por la claridad con que expone las esta última; debe inspirar confianza y obtener un máximo de
nuevas reglas de la encuesta social. .. confidencias. Una segunda visita, siempre de improviso, pero
Primera regla: el acercamiento circular a la familia_. ~ntes esta vez de noche, c.u ando el marido y los niños estén presen-
de entrar en contacto con la familia que debe ser vigilada, tes, permitirá confrontar los dichos de la madre con el
asistida o protegida, es preciso recolect_ar in~orma_ci?nes testimonio del padre. Este su ele ser reticente a hablar. La
disponibles en las administraciones de asistencia y vi~lan- mejor manera de incitarlo a ello es utilizar la información
cia. Tras lo cual el encuestador puede concertar un primer proporcionada por su mujer. De tal modo, saldrá vivamente de
encuentro con el maestro. Su testimonio, tanto en la ciudad su reserva para recuperar su papel hegemónico en la casa y
como en el campo, presenta un valor de primer orden; suele procurar ser el principal interlocutor del encuestador."
estar bien informado y ser siempre imparcial. En efecto, dado Tercera regla: la verificación práctica del modo de vida
que ve al niño todos los días, el maestro está ~l tanto de familiar. La conversación con la familia, más allá de lo
cuanto lo concierne, de su salud, de su comportamiento, de la instructiva que pueda resultar, ante todo debe ser agradable
educación que recibe, de los cuidados y la vigilancia de q~e es para el encuestador (y para el encuestado: "es la parte más
objeto. Gracias a él, el encuestador pue~e. hacerse una 1d~a interesante de sus funciones"). Debe "conversar y hacer
exacta de la existencia misma de la fam1ha, pues es comun conversar lo más posible. Estas conversaciones siempre son
que las madres le pidan consejos. También g~acias a él,_pu ede agradables para quien es interrogado". Manifestación de un
obtener información acerca de las ocupac10nes del Jefe de interés, distribución de consejos. En cierto modo, es el precio
familia, en especial conocer el nombre del patrón. El testiII:o- a pagar por la obtención sistemática y sin mucho pesar de las
nio de este último es el siguiente paso. No obstante, es preciso informaciones requeridas. "Mientras conversa y toma algu-
desconfiar un poco de él, pues tiende a presentar a su nas notas, el visitante mira a su alrededor, examina la
empleado de manera favorable no bien se trata de procurarle vivienda, su disposición, su aspecto, las promiscuidades que
beneficios no salariales, por "motivos evidentes". Por el impone, las condiciones de higiene en las cuales viven los
contrario, "el patrón está bien situado para apreGiar la habitantes. Hará el inventario del mobiliario, de los instru-
capacidad, la conciencia, la asiduidad de su personal". Luego mentos o de las ropas que vea en torno de sí." No está mal
6 "L'enquete sociale", Revue philantropique, 1920, p. 363 Y ss. Véase
visto que destape algunas ollas, examine las alacenas, la ropa
asimismo Services auxilia.ires des tribunaux pour enfa.nts, 1931, Y René de cama, y de ser necesario tome algunas fotos elocuentes.
Luaire, Le role de l'initiative privée dans l'Assistance publique, 1934. ¡ 119
•ns
En síntesis, se trata de una técnica que moviliza un mínimo
de coerción para obtener un máximo de informaciones beneficio de una medida educativa (en verdad se trataba
verificadas. Sobre el papel, es la fórmula ideal para abolir la siempre de internarlo en un establecimiento c'orreccional
peligrosa estigmatización de una intervención ostentosa- pero e1:- es~e. caso sin antecedentes penales). Así pues, 1~
mente policial, así como la no menos peligrosa práctica nueva Justicia de menores le quita al juez esa facultad de
caritativa, generadora de hipocresía social, en provecho de de~i~ir sobre la responsabilidad de los menores y se la da al
una administración discreta y sabia. Pero sólo sobre el papel. ~edico. Pero lo hace de manera parcial, puesto que el juez
En los hechos, las cosas no marchan como se esperaba y esto tiene el poder de decidir si es necesario o no proceder a un
se hizo evidente en los años treinta. La encuesta social examen médico. El juez ya no tiene los medios para apreciar
establece un puente entre la administración de la asistencia 1-3or sí mi~mo el discernimiento del que ha dado prueba un
y el aparato judicial, pero más para incriminar a quienes Joven delmcuente, sino que su función ahora consiste en
serán competencia de una u otra que para establecer un dist_i1:guir quien~s requieren un examen médico y quienes no.
circuito continuo y funcional entre ambas. Para la encuesta Posición acrobática que habrá de instaurar una relación de
social, la asistente pone a prueba la receptividad de la familia i1;1tensa cercanía, hecha tanto de disputas sobre la delimita-
a una intervención flexible. Si todo transcurre de manera ción de los respectivos poderes del juez y del médico como de
adecuada, si la familia quiere y pide más, es dirigida a la cplaboración convergente. La situación que resulta de ella
Asistencia Pública, más tarde llamada Ayuda Social a la In- para l~justici~ de menores no es, para hablar con propiedad,
fancia. Si parece reticente, se la remite a la esfera judicial a ~xce~ci_onal. Simplemente constituye el espacio en que van a
título de semicastigo. De ahí en más, cada uno de estos mscnbirse con el máximo de amplitud los efectos de una
circuitos procura conservar su "clientela", protegerla de un redistribución decisiva de las relaciones que precisamente
eventual desplazamiento hacia otros servicios. Las familias dependen de la naturaleza de esa transformación.
pobres no se dejan engañar y, tácticamente, ponen su mejor A~n cuando se trate de adultos, durante el último tercio
cara a los servicios que dispensan la mayor cantidad de del siglo XIX, l?s psiquiatr~s rechazan los términos según los
subsidios e imponen menos instancias de coerción, menor cuales se les pide pronunciarse sobre tal o cual acusado. Decir
proximidad con el aparato judicial. De ahí el crecimiento si un cri!11:inal actuó en estado de demencia les parece ocioso
enorme de los servicios de Ayuda Social a la Infancia (650 mil y ~etafisico. Ser convocados únicamente para los grandes
niños ayudados), claramente desproporcionado con relación ~n~:nes, los casos "monstruosos" que despistan al aparato
a la justicia de menores, que pese a todo también se orienta a Judmal, les pa~ec~- una enojosa limitación a su ejercicio, así
la protección de la infancia. Se trata de un problema capital de como una restnccion de su campo de acción al de los adultos.
ajuste de las administraciones, cuyo equivalente más adelan- Ya no quieren seguir siendo "esa justicia de lo extraordina-
te encontraremos en el ámbito de la psiquiatría infantil. rio" para la cual la justicia nacida de la Revolución los ha
convocado, pero a la que t ambién los ha confinado. Por lo
2. A partir de su constitución, la justicia de menores prevé dem~s, para ellos, no se trata de renunciar a una antigua
en 1912 que la "encuesta social sea completada, si procede, función, smo de extender el alcance de esta última. Deseari
por un examen médico". Es decir que el recurso a la psiquia- poder ocuparse más de los menores que de los mayores más
1
tría está planeado por primera vez en la justicia de m enores de los pequeños delitos que de los grandes crímenes más del
bajo la: forma de un complemento a la instrucción. Desde el diagnóstico de las anomalías y la orientación de los ~ondena-
código Napoleón, la cuestión de la responsabilidad de los dos hacia tal o cual dispositivo de corrección que de la
menores era considerada desde la perspectiva del discerni- grad~ació:1 de la responsabilidad de los acusados. Se propo-
miento del que había dado pruebas el niño al llevar a cabo su nen ir mas allá de esa función menor en lo judicial, en
acto delictivo. Discernimiento cuya apreciación formaba par- provecho de una posición autónoma como animadores de la
te del interrogatorio judicial a cuyo término el juez decidía en profilaxis de la delincuencia, que a sus ojos se ha convertido
un caso atribuir una pena, y en el otro otorgar al niño el en un mero síntoma de anomalía mental al igual que todas
las demás "reacciones antisociales", la f~ga, la mentir¡a, las
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121
tratada, y pasa a constituir un fenómeno siempre latente, q_u o
perversiones sexuales, el suicidio,_ etc. La del~ncuencia ya no requiere un diagnóstico precoz, una intervención profiláct1cu
constituye para ellos el producto siempre posible, y por tanto sobre el' conjunto de las causas que, en el ·cuerpo social,
"excusable", de una pérdida de razón, momentánea o durade- favorecen los mecanismos de degeneración; a saber,· las
ra, sino que es considerada como la manifesta~ión_ de una condiciones de vida miserables, las intoxicaciones, como el
insuficiencia original, de una anomalía conshtutwa, por alcoholismo, a las que están expuestas las poblaciones po-
ende diagnosticable y previsible. Al loco, ese deshered~do de bres. Mucho antes de la actual sectorización, el psiquiatra ya
la razón lo sucede el anormal, ese bastardo de la sociedad. aspira a salir del asilo para convertirse en el operador de una
Despué¡ de aquel que ha perdido algo de manera accidental, obra de regeneración social.
viene aquel que nunca ha tenido "las condiciones físicas y De todos modos, esta salida del psiquiatra de su reserva
morales socialmente necesarias". Desplazamiento del foco de asilar es impuesta por una demanda imperiosa que emana de
interés que permite el pasaje del peritaje psiquiátrico res- los a paratos sociales en plena expansión, c_omo el ejército y la
tringido al peritaje psiquiátrico generalizado. escuela. Al imponer la gratuidad y la obligatoriedad de la es-
La transformación de la posición del psiquiatra y la am- cuela se la llena de una multitud de individuos reticentes o
pliación de su vocación social resultan, por una parte, de la poco ~reparados para la disciplina escolar. Sus manifestaci~-
crítica interna de la psiquiatría y, por otra, de la demanda nes de indisciplina, las ineptitudes declaradas para la adqm-
externa de que es objeto con motivo de la escalada de los sición escolar les plantean problemas insuperables a los
dispositivos disciplinarios que la requieren de un modo dis- maestros. ¿Cuáles deben ser eliminados? ¿Cómo se reconoce
tinto a como lo hacía el aparato judicial. a un idiota, un débil mental, un niño que jamás podrá
Crítica interna. Durante los años sesenta, una parte del adaptarse a la escuela, o bi!,!n que, por el contrario, requerirá
cuerpo psiquiátrico constata que el asilo comienza a parecer- un poco más de tiempo y una atención especial? En 1890, para
se singularmente a aquello mismo que debía reemplaz~r, ~l superar el desasosiego de los docentes, la Dirección de la
antiguo hospital general, ese receptáculo de una gama md1- E scuela Primaria pide ayuda a Bourneville, el alienista de la
ferenciada de individuos enfermos, criminales o indigentes. Salpétriere especializado en el tratamiento de niños anorma-
Surge entonces la sospecha de que "el asilo podría no ser ese les, y le ruega que diseñe un esquema de observaciones para
espacio medicalizado concebido por Pinel y s~_s su~esores. el diagnóstico y la orientación de los inadaptados escolares.
Ahora bien un cambio profundo en la concepc10n misma de El ejército tiene los mismos problemas a causa de la genera-
'enfermedad mental' mina esa concepción de un orden indi- lización de la conscripción y, sobre todo, de la modificación de
sociablemente espacial (extensión en el espacio hospitalario) la táctica militar, que requiere entrenamientos especiales y,
y teórico (las clasificaciones nosográficas)".7 Las teorías de por t anto, un a selección permanente. "Hoy en dí3:, ya 1:1º e~ la
los últimos alienistas funcionaban sobre la base de una exaltación de la ba talla lo que h a de asegurar la v1ctona, smo
sin tomatología. El diagnóstico de locura se establecía a partir el coraje inmóvil y personal que se le exige al último de los
de la descripción de sus manifestaciones, que producía las soldados. En vez de olvidar su r azón en la embriaguez de la
diferentes especies de monomanía. Por consiguiente, la inte- batalla, deber á esperar con estoicismo la muerte en el silen-
ligibilidad estaba en los signos exteriores. A pa rtir de Falret, cio reflexivo de las filas y domar el vértigo de los nervios
Baillargé (1854: La folie adouble forme) y s~bre t_o~o _d~ Mor el gracias al esfuer zo de una implacable voluntad". Texto pre-
(1857: Le traité des dégénérescences), esa mtehgibihdad ya monitorio, dado que fue escrito en 1913.8 Da cuenta de la
no se encuentra en el signo explícito, sino que es subyacente primera fase de una evolución a partir de la cual, por los años
al signo, el cual ya no es sino una etapa aparent~ de una 1880, la psiquiatría comenzó a t ener un lugar cada vez mayor
evolución en curso, previsible para aquel que sepa mterpre- en la medicina militar. Tras haber sido una mera t écnica de
tarlo. De pronto, la enfermedad mental deja de se.r: una gestión de los reclutas, la disciplinarización, ampliada a las
excepción espectacular que debe ser aislada y eventualmente
B G. Haury, Les anormaux et les malades mentaux au régiment, 1913.
7 Robert Cast el, L'ordre psyquiatrique , Minuit, 1977.
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grandes esferas de la vida social, se convierte en la principal Ahora bien, a través del vagabundo, el objetivo último de
superficie de emergencia de locura y anormalidad: tal como esta empresa psiquiátrica es el niño. La universalidad del
proclama Régis, uno de los grandes psiquiatras de fines del valor sintomático del vagabundeo, su facultad para atrave-
siglo xrx, "la exigencia disciplinar se convierte en la piedra sar todas las variedades de la nosografía, procede de la idea
angular de la insuficiencia física general". 9 según la cual los componentes de la actitud vagabunda
Todo el esfuerzo teórico de los psiquiatras de la época arraigan todos, en mayor o menor medida, en la naturaleza
consistiría en sostener conjugándolos, por una parte, los infantil, en su sugestionabilidad, su emotividad, su excesiva
motivos por los cuales quieren salir del asilo, trabajar el imaginación. 11 El vagabundo es interesante en la medida en
cuerpo social, y, por otra, aquellos por los cuales se les pide que despliega al máximo todos los efectos patológicos de las
que intervengan en los aparatos sociales. Dicho de otro modo, debilidades de la infancia cuando no son corregidas o encau-
procurar una fusión entre una patología de Ia raza y una zadas a tiempo. "¿Por qué la voluntad de un niño, aun de los
patología efe la voluntad. Las tres figuras cardinales de la más dotados, suele ser tan vacilante y tan móvil? Ante todo
psiquiatría moderna, la histérica, el débil mental y el perver- porque su cerebro, aún mal organizado, apenas es capaz de
so, se ordenan a partir de esta preocupación. En el ámbito en mant~ner_ en equilibrio dos tendencias opuestas, y no le
que domina la patología de la voluntad, tenemos a la histéri- permite eJercer una gran fuerza de abstracción. Esta debili-
ca, sus fugas, sus mentiras irracionales, sus amnesias parcia- dad de la abstracción es la causa de su incapacidad para
les. En el ámbito en que triunfa la patología de la raza, sustraerse a las fascinaciones. Por consiguiente, cuando el
tenemos al débil mental, ese producto de una involución deseo de vagabundear, nacido de una curiosidad, de una.
biológica. Por último, en el punto de máxima coincidencia a~r~cció!1 o ~e un ~jemplo, se apodera del niño, si no está bajo
entre ambas patologías aparece el perverso, aquel cuya vigilancia, s1 las circunstancias le son favorables, si nada en
voluntad, totalmente invertida con respecto al sentido moral, suma se opone a la realización de su deseo, se lanzará
coincide con el instinto, en su aspecto más "animal". Este fatalmente a la aventura, la cual puede degenerar en un fuga
esfuerzo teórico se lleva a cabo básicamente sobre el persona- completa." 12
je social del vagabundo, que reúne de maravilla las dos Se comprende así el nacimiento de la psiquiatría infantil.
preocupaciones, racial y disciplinaria, de la psiquiatría. El No está ligada desde un principio al descubrimiento de un
vagabundo, ese "degenerado impulsivo", esa encarnación del objeto propio, de una patología mental específicamente in-
atavismo y de la indisciplina reunidos, resulta lo bastante fantil. Su aparición deriva de las nuevas ambiciones de la
interesante para que la psiquiatría lo considere, al igual que psiquiatría general, de la necesidad de hallar un zócalo una
la justicia, una categoría particular. Durante un decenio base donde arraigar bajo la forma de una presíntesis todas
(1890-1900), el vagabundo será considerado el universal de las ~nomal~as y pato_l?gías del adulto, de designar un objeto
la patología mental, el prisma a través del cual se podrán ~os~ble de mter~e~c1on para una práctica que ya no quiere
distribuir todas las categorías de locos y anormales. 10 hm1tarse a admm1strar reclutas, sino que pretende presidir
la inclusión social. El lugar de la psiquiatría infantil se esboza
9 Pitres y Régis, Obsessions et impulsions, 1895. . en el vacío producido por la búsqueda de una convergencia
10 Sobre esta psiquiatrización del vagabundeo a fines del siglo XIX, véase e~itre l?s <:,P~tito~ profilácticos de los psiquiatras y las exigen-
Mari e y Meunier: Les vagabonds, 1908; A. Pagnier, Du vagabondage et des cias disciplinarias de los aparatos sociales.
uagabonds, 1906; e innumerables artículos en revistas penitenciarias, Consideremos el libro oficialmente fundador de la psiquia-
archivos de antropología criminal y anales médico-psicológicos. El que tría infantil en Francia, la obra de Georges Heuyer Enfants
parece haber dado el tono es A. Foville, "Les aliénés migrateurs", Annales
médicopsychologiques, 1895. También existe una literatura paralela del anormaux et délinquantsjuvénils (1914). No es que este libro
vagabundeo con Maupassant (Le vagabond), Richepin (L e cheminot). En el contenga gran cantidad de enunciados nuevos. Es notorio
punto de cruce de ambos discursos, habría que citar el caso Vacher, en el que 11
se ha inspirado el filmLejuge et l'assassin. Sobre la filosofía del magistrado Sobre esta continuidad, véase Jean Hélie, Le vagabondage des mineu-
encargado de este caso puede leerse "Les vagabonds criminels", por Four- rs, 1899.
12
quet: Revue des deux mondes, 1899. Marie y Meunier, ob. cit.

124 - l 125
que retoma trabajos y comentarios dispersos en el campo
psiquiátrico unos treinta años antes de su publicación. Pero verdadero lugar de la enfermedad, y el médico psiquiatra es
los reúne por primera vez en un objetivo táctico que está en el único que puede discriminar en esa patología aquello que
el origen de la posterior expansión de la psiquiatría infantil. depende de la disciplina de aquello que se refiere al trata-
· El objetivo es explícitamente el siguiente: ¿Cómo preseleccio- miento orgánico.
nar y pretratar a los ineptos militares, a los enfermos men-
tales, a los inestables profesionales? ¿Cómo identificar estos El esfuerzo decisivo de esta psiquiatría infantil consiste,
elementos antes de que cometan algún daño? ¿Cómo orien- pues, en un desplazamiento de la categoría jurídica del
tarlos por un camino que los separe de la población normal y discernimiento en provecho de la categoría de educabilidad.
aplicarles un tratamiento que no los alcanzaba sino a poste- De tal modo se da a sí misma los medios teóricos para ejercer
riori? una función de decisión en el aparato de la justicia de
En la práctica, esta táctica fue posible gracias a una menores, donde propone una justicia del comportamiento
operación doble: paralela y competidora de la justicia de los delitos. En un
momento en que la justicia de menores se constituye sobre la
l. La designación de una institución .modelo: la escuela. base de una voluntad de sustituir el castigo por la prevención,
¿Qué vínculo existe, qué denominador común puede descu- la represión por la educación, el psiquiatra aparece junto al
brirse entre los niños del servicio de anormales cíe Bournevi- juez como animado por el mismo proyecto que él, pero
lle en Bicetre, y los niños de la Petite Roquete, encarcelados provisto de una capacidad teórica de estimación de la perti-
por robo, vagabundeo o insumisión a la autoridad paterna? nencia de tal o cual proceso educativo tan sólo equiparable
Respuesta: el comportamiento escolar. A modo de prueba, con la capacidadjurídica deljuez de menores para decretarla.
una serie de fichas de observación sobre niños delincuentes, Entre ambas capacidades, no tardó en generarse la búsqueda
anormales de asilo y otros internos de las escuelas de perfec- de una complementariedad idílica -por ejemplo, entre G.
cionamiento. En las tres categorías, la mezcla, aunque difie- Heuyer, A. Collin y H Rollet- , pero también desconfianza,
ra, comporta siempre los mismos ingredientes: inestabilidad competencia; lo menos que puede decirse es que, en la dis-
y debilidad, perversión. Por consiguiente, la escuela puede cusión sobre la ley de 1912, triunfó la desconfianza. 13 Una
ser considerada "un laboratorio de observación de las tenden- mayoría de magistrados exigió que el examen médico de los
cias antisociales" (Heuyer). niños no fuera sistemático, pues estimaba que de otro modo
2. La atribución del origen de los trastornos a la familia. Si ellos mismos perderían su poder.
se consideran las fichas utilizadas por Heuyer, puede notarse Durante el período de entreguerras, la colaboración entre
dos órdenes de preguntas. Las primeras relativas a la disci- el médico y el juez de.menores se mantuvo muy limitada. Los
plina: ¿quién vigila al niño en la casa? ¿Cuál es la modalidad doctores Collin Alexandre, Orly, Boffas, Paul Boncour y
de vigiláncia, débil o brutal? ¿Iba el niño a la escuela? ¿Cómo Roubinovich multiplican en un primer momento las publica-
era su conducta durante el recreo? Y, luego, otra serie de ciones, exigen que el examen psiquiátrico sea obligatorio
preguntas que abordan cqn sumo detalle las anomalías mor- para todos los niños delincuentes (Heuyer, en 1914, ya veía
fológicas y los antecedentes patológicos de los padres. ¿Cuál en grande y subtitulaba su obra: "Necesidad de un examen
es el estado normal de los padres o tutores? ¿Cuál es el estado psiquiátrico para todos los escolares"). En 1917, Paul Bon-
de salud del padre (alcoholismo, tuberculosis, sífilis, crimina- cour y Roubinovich organizan un servicio de examen médico-
lidad), de la madre (mismos criterios, excepto que "prostitu- psicológico para jóvenes detenidos en la Petite Roquete
ción" reemplaza a "criminalidad"). Las carencias del niño (varones). Se trata de una fórmula transaccional, puesto que
pueden relacionarse alternativamente con dos tipos de ca- allí sólo estaban encerrados los menores objeto de una medi-
rencias familiares: la insuficiencia educativa y la existencia da de corrección paterna. No se tocaba aún la ley penal. En
de anomalías degenerativas. Así pues, la familia, más que el 1919, en Fresne, las niñas detenidas eran sometidas a los
enfermo, más que el niño con problemas, se convierte en el
1
~ Véase André Collin y Henri Rollet, Médecine légale infantile, ,920.
126
127
mismos exámenes. En 1925, gracias a la iniciativa de Henri suele ser el resultado de estos últimos. Entonces, ¿por qué csn
Rollet, de la facultad de medicina de París y del Patronato de psiquiatría experimenta tantas dificultades para armonizar
la infancia y de la adolescencia, nace la clínica de neuropsi- sus actividades con la justicia de menores, siendo que las
quiatría infantil, que luego sería dirigida por Georges Heuyer. animan idénticas intenciones? ¿Qué tiene el psicoanálisis
Destinada en un principio a los niños del patronato, y por que la psiquiatría no tenía, y que le abre de par en par las
tanto fuera de la esfera judicial directa, expande progresiva- puertas en cuyo umbral permanecía desde hacía más de
mente su actividad a niños llevados al lugar por sus propios treinta años?
padres, o a instancias de los maestros de escuela; luego, se A menudo se da como respuesta la clásica resistencia a las
extiende a los niños que le envía el tribunal de menores de ideas nuevas, la reacción ante el descubrimiento del incons-
París. Recién en 1927, esas iniciativas reciben una aproba- ciente de los espíritus cartesianos más ocupados en clasificar
ción oficial, puesto que la cancillería autoriza a título de que en ponerse a la escucha ardua de aquello que podría
ensayo el examen médico-psicológico de los jóvenes deteni- perturbar su confort mental. Esta respuesta no es válida,
dos. En 1932, esta medida se extiende a todos los acusados puesto que el psicoanálisis es tan antiguo como la psiquiatría,
libres que desean someterse al examen. 14 y está última ya creía haber descubierto el inconsciente en la
No obstante, la lectura de las múltiples producciones de raza, esa instancia oculta respecto de la cual observaban
esta clínica de neuropsiquiatría infantil del período de entre- variaciones de la voluntad moral. También suele recurrirse
guerras transmite la sensación de una suerte de estanca- a un argumento más materialista: el interés, la defensa
miento. En torno a Heuyer se reúne toda una escuela de corporativa. Pero tampoco resulta convincente. Por no citar
psiquiatras de la infancia que van a refinar al extremo las sino a uno, el omnipresente Georges Heuyer no perdió ni un
clasificaciones, inventar variedades infinitas de perversos, ápice de su estatus social al reconocer tardíamente los méri-
publicar estadísticas indignantes sobre las tasas de patología tos del psicoanálisis. En 1946 es nombrado profesor de la
mental entre los jóvenes delincuentes (80%). Espectacular primera cátedra de neuropsiquiatría infantil y presidiría los
afirmación de un saber que sin embargo no corresponde a un destinos de la nueva paido-psiquiatría revisada y corregida
poder real. Se les dan algunos cobayos para ocuparlos y por el psicoanálisis; gobernó cómodamente esa sociedad
mantenerlos a distancia. Tan sólo cuando pongan algo de floreciente dando el mando ya a la psiquiatría, ya al psico-
psicoanálisis en su psiquiatría causarán menos temor y se análisis. Comprender el destino social de un saber requiere
dudará menos en recurrir a ellos. localizar las razones de su pertinencia, hallar el vínculo
existente entre sus propiedades discursivas y los problemas
3. A primera vista, no se comprende por qué el psicoanáli- planteados por el funcionamiento de las instituciones. ¿Cuál
sis no se introdujo en el campo de la justicia para menores era, pues, la inadecuación entre el discurso de la psiquiatría
hasta la posguerra. Su nacimiento es contemporáneo del clásica y el desarrollo de la justicia de menores?
~ribunal.de menores, tiende a tratar temas de pedagogía, se Ya hemos visto que esta última implicaba una redistribu-
mtere~a en grado sumo por la organización farnjliar, en ción del mercado de las inadaptaciones. Se terminaron los
síntesis, constituye en teoría el discurso ideal para los prota- presidios para niños, las famosas colonias penitenciarias o
gonistas de una prevención de la inadaptación infantil. En el correccionales, focos de revuelta y objeto de escándalos. Y, si
movimiento general de higienización , la psiquiatría, nacida la administración conser va algunos de ellos, lo hace a título
con Magnan, Heuyer, Dupré y consortes, parecía tener allí su de solución "dura" para los clientes más reticentes. La mayor
lugar natural. En efecto, esa campaña apunta a las taras proporción de menores reside en patronatos privados acepta-
orgánicas de las capas pobres, la tuberculosis, la sífilis, el dos por lajusticia. 15 Estos organismos distribuyen a los niños
alcoholismo. El "pauperismo psíquico", según la bella expre- en establecimientos que se especializan ya en la formación
sión de Heuyer, forma parte de ese haz de males, y de hecho 15 Sobre las sociedades de patronatos, véase principalmente A. Constant,

14
Sobre todos estos esfuerzos, véase el libro de H. Gaillac, Les maisons Les sociétés de patronage, leurs conditions d'existence, leurs moyensd'action
de correction, 1830-1945, Cujas, 1971. 1898. '

128 t 129
profesion~!, y~ ~n el tratamiento físico y moral (desarrollo de
la _e~ucac1?n f~s~ca y de la ideología del scoutismo), ya en lo educación vigilada a partir del gobierno de Pétain y do In
med1c~-ps1cologico (II:~Y P?Co). El peliodo de entreguerras es Liberación, y sobre todo el lugar central que va a ocupar en
u~ periodo de exaltacwn pionera en el misionariado pedagó- ella una psiquiatría enmendada por el psicoanálisis. Esque-
gico. No pa~ab_a un año sin que estallara algún escándalo en máticamente, diremos que la forma extensiva e intensiva de
los est3:blec1mientos para niños que aún tenían una discipli- las prácticas educativas establecidas por los patronatos y los
na es~n~tamente penitenciari~. Condiciones ideales para el delegados benévolos volvió inadecuada la psiquiatría clásica
fl?rec1~mento de patronatos pnvados. Algunas cifras indica- defendida por la clínica de neuropsiquiatría infantil, mien-
ran la importancia de ese abandono de la antigua corrección. tras que el aparato judicial descubría contradictoriamente la
~tes de la ~reación del tribunal de menores, 1a cantidad de utilidad, y aun la necesidad, de recurrir a un especialista
Jovenes enviados a las colonias penitenciarias y correcciona- aliado, a fin de restablecer su dominio sobre las prácticas de
les r~nd3:ba la decena de miles. En 1930, apenas quedan más vigilancia.
de m1_l. S~n el?bargo, el promedio anual de menores entrega- En lo relativo a las prácticas, ¿para qué podía servir la
dos amstituc10nes caritativas aumenta, de 479 en 1919 a 1860 psiquiatría? Para los benévolos delegados a cargo de la vigi-
en 1_925, Y alcanza los 2536 en 1930. Gracias al des-crédito lancia de los niños en sus familias y de la moralización de
creciente de las ~asas penitenciarias en la opinión pública, estas últimas, constituía tanto una limitación como un ins-
co~o consecu~nc1a _d~ las campañas de prensa, gracias asi- trumento. En efecto, ¿qué decía de la familia de un niño con
mismo a la d1spos1c1ón de los magistrados de menores a problemas? O bien esLa última no asumía adecuadamente su
afirmar la singula~dad preventiva de su misión, los patrona- tarea educativa, lo "condicionaba" progresivamente a volver-
tos ca,?tan u~ máximo de niños, todos aquellos que no h an se perverso, en cuyo caso era n ecesario sustraerle de inme-
c?metido delitos 1:flU_Y graves. Luego, los redistribuyen en sus diato el niño; o bien tenía una tara genética (degeneración),
d1vers?s establecimientos en función de sus particularidades sanitaria (tuberculosis) o social (miseria), y entonces era
profes1o~ales'. C?rreccionales o médicas; en función asimismo necesario sacar al niño de su seno y colocarlo en un estable-
de su dispomb1lida_d_ de vacantes, puesto que se trata de cimiento adaptado. La dureza de estos diagnósticos incomo-
mantener la rentabilidad de cada establecimiento mediante daba. Por s upuesto, prestigio de la ciencia obliga, los delega-
el ~porte ~e una cifra mínima de costo diario. Los organismos dos anotaban escrupulosamente las taras familiares. Pues
prw~do~ instaw~an entre sí una sub-contratación oficiosa por siempre podrían servir como un medio de presión eventual.
motw?s indlso~ia_blemente técnicos o financieros. La práctica Sin embargo, un diagnóstico sistemático como el que exigían
de la libertad vigilada habrá de experimentar una evolución los médicos habría prácticamente anulado su acción, ese
paralel~ a las modificaciones de las técnicas de internación. sueño de una moralización pacífica en el seno familiar. Por lo
Entend~da en un pr_incipio como una suerte de aplazamiento demás, el principio del diagnóstico alternativo-enfermo o no
del env10 a la coloma correccional o al patronato, un primer enfermo- podía volverse contra ellos en provecho de las
gi·ado en la escala de penas, esta función de vigilancia será familias que, a falta de trastornos médicos comprobados, ha-
transformada en provecho de una acción más gratificante, brían tenido a disposición un medio para recusar la interven-
para ellos e~ todo caso, de regeneración moral de la familia. ción. Por tal motivo, la clínica de Heuyer se con sagra, a partir
Aunque elegidos y comisionados por el tribunal, los delegados de 1930, a la difícil tarea de fiexibilizar su grilla de análisis;
van a aparecer ~orno emanaciones del interés de los patronatos, se pone a la búsqueda de parámetros manipulables para una
pue~ se ocupara_n de reclutar para estos últimos y no tanto de acción educativa. Y descubre, en primer lugar , el concepto de
aplicar las declsiones de los jueces, de modo que actuarán reacción de oposición en el niño (Heuyer y Dublineau, Reuue
según su "deseo educativo". médico-social de l'enf'ance, 1934). Magnífica síntesis del con-
Este somero cuadro de la evolución de la justicia de dicionamiento pavloviano a la perversidad y del freudiano
menores durante el período de entreguerras era indispensa- complejo de Edipo. Se criticaba el mal ejemplo dado por los
ble para comprender las líneas de reorganización de la padres o se lo imputaba a la patología, cuando no a una tara
congénita. Para resolver el dilema, Heuyer y Dublineau
130
¡ 131
anuncian: más que el ejemplo en sí mismo, lo que cuenta es cuanto a la validez de sus resultados. En el corazón de CHO
el estado del niño en el momento en que recibe ese ejemplo. malentendido está la noción de perversidad.
Unos buenos padres pueden tener hijos rebeldes si estos Lejanamente derivada de la "degeneración moral" según
últimos están celosos de uno de sus hermanos o perturbados Morel el eminente doctor Dupré la entroniza en el firmamen-
por una sorda hostilidad en el clima familiar. Un buen padre to de la nosografía psiquiátrica durante el congreso de alie-
puede "congelar" a su hijo en un estatuto de rebelde si no nistas de lengua francesa de Túnez en 1910. Dupré es un
digiere la necesaria, pero pasajera, oposición del niño en la psiquiatra militar asignado a los batallones disciplinarios
edad en que debe afirmarse. La recepción del ejemplo será coloniales. Tras observar la escoria del ejército en sus bata-
buena o mala, el niño será normal o dará pruebas de indisci- llones disciplinarios africanos, va a elaborar "científicamen-
plina, de sueño, de pereza, robará, intentará suicidarse, te" la definición de "perverso". ¿Qué es, pues, un perverso? Es
según exista o no en el ambiente familiar un clima de celos, un individuo "anemotivo, inafectivo, insincero, inintegra-
una severidad excesiva del padre, etc. Una mínima resisten- ble". Todos ellos son rasgos que caracterizan un "fondo
cia del hijo es normal (complejo de Edipo) pero, si crece, mental" animado por "una disposición al hedonismo exclusi-
quiere decir "que la afectividad personal del niño no vibra en vo con profunda necesidad de la vida 'fiestera', inclinación
consonancia con la del medio". En una segunda etapa viene por las soluciones fáciles, rechazo del esfuerzo inmediato",
el análisis de las perturbaciones en el niño, consecutiva de las "un subversismo ideológico moral con adhesión racionaliza-
disociaciones conyugales. A partir de 1936, florecen, en torno da a la conducta presentada; toda la personalidad está
a Heuyer, artículos y tesis que prueban, basados en estadís- polarizada en la maleficencia; estamos frente a un sistema
ticas, el efecto negativo de las separaciones, de los divorcios, coherente, perfectamente organizado, que da total sa~is.fac-
de las viudeces, y aun de las familias numerosas pobres, ción al 'sujeto"'; "para coronar el todo, una suerte de rigidez
puesto que implican una gestión de los niños casi unilateral- orgullosa con extrema susceptibilidad e interpretación siste-
mente materna. La teoría freudiana de la carencia de imáge- máticamente malintencionada de las intenciones de terce-
nes parentales coincide así con el clásico análisis del medio. ros. No se les puede decir nada y tienen derecho a decirlo
Tan sólo cuando disponen de este apoyo, los psiquiatras todo".
pueden comenzar, en vísperas de la última guerra, una En su tesis sobre los niños anormales (1914), luego en su
enseñanza a los trabajadores sociales y a las damas de obras clínica de n europsiquiatría infantil (1925), Heuyer se propu-
benévolas. so "aplicar" esa definición de "perversidad", pues lo conside-
Para los patronatos y sus establecimientos, la psiquiatría raba de interés para una psiquiatría que buscaba hacerse un
no estaba mucho mejor adaptada. Por supuesto, estos orga- lugar en los aparatos disciplinarios. Si la disciplina más ruda,
nismos tenían un problema de distribución de los menores la de los batallones africanos, no ha podido acabar con la
según las particularidades de cada uno de sus establecimien- irreductibilidad de ciertos individuos, se debe a que puede
tos. A tal efecto, instauran algunos centros de observación existir un fondo mental estructuralmente orientado hacia las
r egionales (en Lyon, en particular), a fin de orgéiinizar la actividades antisociales; se debe a que hay una constitución
distribución de los niños. Estos lugares toman nombres perversa, al igual que las constituciones paranoicas revela-
médicamente ostentosos, pero su finalidad es más evaluar el das por Kraepelin por esa misma época. Entonces el papel del
comportamiento, la docilidad y las aptitudes de un marco psiquiatra profiláctico consistirá en detectar los signos pre-
colectivo y disciplinario que producir un diagnóstico y un coces y anunciadores de esa constitución, la tendencia incoer-
pronóstico médico preciso. Pues, de todos modos, para esta cible al latrocinio, la incurable disposición a la mentira, la
gente animada por un febril entu siasmo educativo, la voca- propensión a hacerse 1~ rata, el gusto por l~s b:url~s ~ruele~.
ción de la psiquiatría por discriminar a priori a los educables Pregunta de rigor que la clínica de neurops1qmatna infantil
de los no educables tenía el efecto de una instancia inhibido- debe plantear frente a cualquier niño: ¿es un perverso? ¿Se
ra de su sacrificio y de su competencia. Introducía, en el fruto trata de una perversidad instintiva (por lo tanto, congénita)?
de esas bellas empresas, el gusano de la duda científica en ¿De una perversidad adquirida (como consecuencia de una
132 I/ 133
enfermedad, de una encefalitis, por ejemplo: en los años pequeños etiquetados como tales, tuve la impresión de que so
veinte, una epidemia de encefalitis proporcionó a Heuyeruna trataba de niños particularmente perturbados y difíciles, y
cantidad considerable de cobayos), de una perversidad pro- no de perversos propiamente dichos. Los sujetos que corres-
ducida por malos tratos (condicionamiento)? Según esta ponden al cuadro clínico clásico de las formas de perversión
escala, cuanto menor fuera la gravedad del mal, tanto mayo- aparecen menos como los representantes de una suerte de
res eran las posibilidades de educación. Pero, lo importante especie humana particular y monstruosa que como las for-
es que el psiquiatra basaba su voluntad de intervención en la mas graves de trastornos de carácter". Así pues, del perverso
figura hegemónica del perverso, por lo tanto en la detección se pasa lentamente al inadaptado. El cuadro es el mismo,
de lo ineducable, en tanto que los j ueces de menores, los pero la etiología cambia: carencias relacionales en las fami-
patronatos y los benévolos postulaban la educabilidad a lias que engendran inmadurez y agresividad. La histérica
priori de todos los menores, a riesgo de sancionar sus fracasos experimenta el mismo destino, y aun el débil mental, que
fina les por el recurso al etiquetado psiquiátrico. Digamos que ahora recibe esa etiqueta con un correctivo etiológico: "débil
los psiquiatras y los educadores tomaban el proceso educati- mental por insuficiencia del medio".
vo en sentido rigurosamente inverso y, por tanto, no podían Lenta disolución de la trinidad maléfica con que se originó
entenderse. ' la psiquiatría infantil: en el centro, el pequeño perverso, esa
A partir del desarrollo de los métodos educativos, la eminencia gris del mal, que, por un lado, seduce de la
apertura del abanico de dispositivos de acogida y de trata- pequeña histérica y la arrastra a la fuga y, por otro, empuja
miento, y la organización de la acción educativa en régimen al joven débil mental a cometer actos antisociales aprove-
abierto, la noción de perverso así entendida poco a poco cae chando su docilidad y el carácter primario de sus instintos.
en descrédito. En 1950, la revista Rééducation se propone Ya no se los designará por su confluencia en los senderos
hacer un balance del recurso a esta clasificación en la práctica escarpados de la aventura contra las reglas del Bien, sino por
de magistrados, educadores y psicólogos. Dirige un cuestio- su extravío en el oscuro dédalo de los trastornos relacionales.
nario detallado a los miembros más notables de estas profe- ¿Inauguración de una nueva edad de oro de la pedagogía,
siones: ¿El médico debe utilizar el término "perverso" en su guiada esta vez por las luces de una ciencia de lo invisible, y
diagnóstico? ¿El juez debe renunciar a tomar una medida ya no por los decretos de un saber que sólo quería inscribir en
educativa en presencia de un "perverso" para dictar una los cuerpos los estigmas de sus diagnósticos? En ese mismo
medida penal o de defensa social? ¿El educador debe conside- número de la revista Rééducation, figuran dos textos cuya
rarlo como un sujeto ineducable, y posicionarse en su contra comparación posterior permitirá medir el alcance y los lími-
atrincherándose en una desconfianza sistemática? En las tes de la introducción del psicoanálisis en el campo de la
respuestas, se registra una cifra bastante importante aún de reeducación. Dos textos marginales en este contexto, ya lo
irreductibles partidarios del etiquetado "perverso". Sin em- veremos, puesto que uno de ellos es de Fernand Deligny, y el
bargo, el tono general lo dan los educadores: "La noción de otro ha sido construido a partir de fragmentos de un opúsculo
perversidad solo debe ser utilizada en la práctica con ~trema poco conocido de Jean Genet titulado L 'enfant criminel.
prudencia. Aplasta al niño y ya se ha probado que a menudo Deligny responde para recusar la cuestión: "Ya no leo las
se comete un error en el diagnóstico. Desalienta al educador, revistas ni los libros que debaten esa clase de problemas. [... ]
sume su espíritu en la confusión. Cuesta imaginar que esos Conocí y frecuenté a un médico, psiquiatra experimentado,
jóvenes, al término de su residencia, puedan tener el valor de que, en el servicio de niños que dirigía, detectaba perversos
enfrentarse con un perverso instintivo si les son confiados por todas partes, y tantas huellas de sus perversiones como
con el pronóstico desesperanzado que implica clásicamente vidrios rotos, tostadas _robadas y baños tapados hallara. [... ]
esa noción". En nombre de los psicoanalistas también, nue- El médico que lo sucedió era, por el contrario, intransigente
vos aliados de los educadores, Juliette Favez-Boutonnier respecto de varios puntos de doctrina, entre los cuales figu-
declara: "En tanto psicoanalista, tiendo a no admitir la noción raba el siguiente: nada de perversos. No quería ver ningún
de perversidad constitutiva, y siempre que trabajé con niños perverso. Quería, para sí, la camisa blanca limpia cncla
1 1:tr,
134
mañana y ningún perverso en su servicio.[. .. ] En ese estable- consistencia de su personalidad mediante la importancia de la
cimiento, todo ocurría, en suma, como si el 'perverso' fuera un sanción que lo atañe. Sea como fuere, ambos dejan traslucir
mito psiquiátrico cuya piel, o más bien cuya envoltura estu- el temor que obsesiona al aparato judicial en su voluntad de
viera hecha con ese tejido particularmente impermeable y reformar y sustituir la coerción por la educación. Pues ¿cómo
extensible que segrega toda discusión sobre las definiciones no temer que, una vez liberado de sus murallas, ese aparato
y cuya presión interna (por ende, la ampliación, la enverga- que ya no opone su violencia a quienes lo desafían, que ya no
dura de presencia) estuviera alimentada por todos los subpro- los reconoce, genere como contrapartida una exacerbación de
ductos destilados generosamente por las atmósferas concen- la violencia de estos últimos? ¿Cómo no temer que, sin
tracionarias". coerción, la relación educativa desarrolle como sola r egla del
J ean Genét acaba de salir de la cárcel gracias a la interven- juego la seducción mutua y sin fin entre aquellos que solo
ción de Sartre. La radio lo invita a participar d e un programa desean una aventura contra las reglas del bien y aquellos que
para exponer su concepción de la infancia criminal. Acepta no quieren sino el bien de los primeros; el educador que es
con la condición de poder llevar al programa el interrogatorio cada vez menos educador a fin de seducir a un ser que, por el
de un psiquiatra oficial. Exigencia rechazada, y,se conforma contrario, existirá tanto más a sus ojos cuanto más despliegue
con publicar el texto de su alocución en un pequeño folleto del los oropeles de su audacia? En esa instancia, interviene el
cual un delegado de la Protección de la Infancia, Henri psicoanálisis como principio rector de una posible flexibiliza-
J oubrel, habría de extraer algunos elementos bajo el título de ción del castigo, de ese aflojamiento controlado de la vigilancia.
"Jean Genét, perverso, y que se jacta de serlo ... ": "El joven Sin duda alguna, el psicoanálisis no es el único discurso
criminal·exige que su castigo sea impiadoso. El niño confiesa requerido en este proceso, pero es a todas luces el más eficaz.
con una suerte de vergüenza que acaba de ser absuelto o que Revela la fisura, la falta que estaría detrás del exceso del
se lo ha condenado a una pena leve. Anhela rigor. En su fuero delincuente, desplazando su r esultado del acto hacia la palabra.
interno, alimenta el sueño de que su pena será un infierno El delincuente será interesante en la medida en que se haga
terrible. [... ] El niño criminal es aquel que ha forzado una escuchar, y ya no cuando se haga el sordo a los imperativos
puerta que daba a un lugar prohibido. Desea que esa puerta del orden. Por otra parte, el psicoanálisis retiene
se abra sobre el paisaje más bello del mundo; exige que el constantemente al educador del lado correcto de ese juego de
presidio que ha merecido sea feroz. Digno, en suma, del seducción que va a emprender con el delincuente controlando
esfuerzo que ha hecho para conquistarlo. [... ] Desde hace sus inversiones libidinales y sus identificaciones. Este es el
algunos años, algunos hombres de buena voluntad procuran nuevo paisaje de la educación vigilada. Una dilución progresiva
suavizar todo esto. [... ] Semejante empresa de corrupción no de las estructuras espaciales de corrección impulsada por un
me conmueve mucho, pues[ .. .] aquello que conduce al crimen deseo educativo que se pretende sin trabas, pero que sólo
es el sentimiento romántico, la proyección de sí mismo en la llega a ser tal cosa mediante una sustitución de la coerción de
más peligrosa de las vidas.[ ...] No saben adónde aventurarse, los cuerpos por el control de las relaciones. Por lo demás, en
pero siempre lo hacen fuera de casa. Y me pregunto sl ustedes el horizonte extremo de ese proceso, ahí donde el "medio" se
no los persiguen también por despecho, porque los despre- vuelve tan abierto que ya nada puede controlarse, ahí donde
cian y abandonan ... ". el educador frecuenta al delincuente sin balizas ni protecciones,
Dos textos muy próximos sin duda por el humor y la ironía reaparece el cordón policial que persigue indistintamente a
que manifiestan con respecto a los bienpensantes del univer- ambas partes de este oscuro diálogo. Obsérvese la violencia
so correccional, pero en cuyo contenido cada cual hallará con de las disputas entre el aparato policial y los educadores de
placer o displacer el señalamiento de un malentendido fun- población en situación de calle, quienes invocan el secreto
damental inscripto en el corazón de la pretensión educativa. profesional para no practicar la delación que se espera de
En este caso, un cruce entre el deseo del educador que ellos.
procura despegarse de toda referencia al castigo para resul- Misma pertinencia del psicoanálisis en la temible cuestión
1 '
tarle más agradable al delincuente, quien a su vez prueba la del vínculo entre la justicia de menores y la enorme adminis-
'
136 l 137
tración de la Ayuda Social a la Infancia. En 1973, el diputado dictorias que mantienen con la población de los casos sociales,
Dupont-Fauville publica un informe: Pour une réforme de es necesario poner su trabajo bajo control psiquiátrico y
l'Aide sociale a l'enfance, en gran medida realizado por una psicoanalítico. De tal modo, desaparecerán las elecciones
comisión animada por el doctor Soulé, psicoanalista. ¿Cómo caprichosas en las internaciones, las prácticas de someti-
disimular el enojoso incremento de los efectivos de la Ayuda miento de las familias a la influencia de la asistencia. Por
Social a la Infancia?¿ Cómo imponer una racionalidad técnica último, en tercer lugar, y como consecuencia de lo anterior: es
al funcionamiento de un aparato cuyo crecimiento es produc- necesario revalorizar al juez de menores a los ojos de los
to de una connivencia tácita entre asistentes y familias que trabajadores sociales, mostrarles que este último, en virtud
se complacen mutuamente amparados en el mito de la protec- de la solemnidad de sus funciones, puede tener sobre las
ción? Protección de las familias por parte de la Ayuda Social familias un "efecto más estructurante que traumático".
a la Infancia, que las retiene bajo su influencia para evitarles Aún falta el último punt o conflictivo, engendrado por el
la intervención judicial. Protección de los niños contra las desarrollo de las prácticas de prevención: la distribución de
familias, entregándolos a una nodriza o a un establecimiento. los menores en los diferentes centros, la asunción de ese
No es sorprendente, se exclama el doctor Soulé, que con problema de orientación por los patronatos y sus mecanismos
semejantes procedimientos la Ayuda social se vuelva tan de subcontratación, que se sustraen al control del juez. Era
pletórica. Con esas asistentes sociales que se creen San necesario volver a tomar el control de ese sistema de selección
Vicente de Paul no bien ven a un niño de familia pobre, o una sin entrar en conflicto directo con los patronatos, esos aliados
dama de caridad cada vez que tratan con familias necesita- indispensables de los técnicos de prevención, sin los cuales la
d~s. Persistente vicio caritativo, generador de un goce indi- justicia de menores ni siquiera hubiera sido concebible. La
vidual pero perturbador, acelerador incluso, de las heridas psiquiatría constitucionalista no podía servir para tal fin,
sociales. Esta actitud revela la sombra de las costumbres puesto que también ella procuraba quedarse con una porción
clientelísticas contra las cuales los siglos xvm y XIX ya han del dominio del juez de menores, reclamar su parte, parale-
combatido duramente. (Evidentemente, el psicoanálisis no se lamente a la de los patronatos, para dejarle al juez la porción
expresa del todo en estos términos, pero traducimos fielmente mínima de los delincuentes patentados. Tripartición genera-
el espíritu de su intervención.) ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo dora de conflicto, de sospechas, de usurpaciones mutuas, de
contrarrestar ese turbio juego de las familias y los servicios aberraciones institucionales. En esa ausencia de coordina-
sociales? En primer lugar, es necesario poner fin a esa ción entre servicios vecinos, la historia ha probado sobrada-
libertad que se arrogan las familias de abandonar a sus hijos mente que aquel que dominaba el juego era, paradójicamen-
pequeños cuando les resultan demasiado costosos; abandono te, el sujeto a tratar y no la institución tratante. Gracias a su
que aprovecha abusivamente de la disponibilidad de la Ayuda enmienda psicoanalítica, la psiquiatría provee al juez el
Social a la Infancia, de la excesiva fibra adoptiva de los medio para reunir en un solo haz y bajo su control jurídico las
servicios sociales. Por consiguiente, sustituir las interm1cio- diferentes categorías de niños delincuentes, asistidos o anor-
nes apresuradas por formas de tratamiento de régimen males. De ello da cuenta la génesis del concepto de "inadap-
abierto, es decir, en el seno familiar, en vez de permitir que tación infantil". Hasta la última guerra, las obras sobre la
estas últimas se desentiendan de toda responsabilidad. De- observación de los niños con problemas siempre utilizaban la
jar a los niños en el seno familiar, pero controlar la educación etiqueta de "anormales" (último registro, el de Nobécourt y
que se les brinda. Más tarde, cuando sean adolescentes, la Bretonneix: Les enfants et lesjeunes gens anormaux , 1939).
internación en hogares de jóvenes trabajadores, por ejemplo, En 1943, el psicoanalista Lagache, cofundador de la psiquia-
puede resultar oportuna, pues permite una rápida socializa- tría de sector Le Guillant, y por supuesto Georges Heuyer,
ción y evita que la familia vuelva a constituirse como un establecen la clasificación de los "niños irregulares". "Irregu-
bloque orgánico y autárquico. En segundo lugar, para luchar lar", esta palabra gusta porque no es demasiado m édica, si
contra la ambivalencia de los trabajadores sociales, para bien conserva la idea de anomalías transpuestas a un plano
separarlos de las r edes de implicaciones afectivas y contra- más bien moral. En ese contexto pétainista, era conveniente.
1 139
138
Lo central de la clasificación será: l. los enfermos mentales homogénea que establece diferentes niveles de comuni~ación
y orgánicos graves, dependientes del hospital psiquiátrico, 2. entre el comportamiento de los padres, el valor educativo de
los deficientes intelectuales derivados, según su gravedad, al una familia, las características morales de los niños y sus
hospital psiquiátrico, a los institutos médico-pedagógicos o a problemas pedagógicos. Basta de juicio moral, de apreciación
los institutos médico-profesionales, 3. l.os que presentan jurídica, de etiquetas psiquiátricas, o más bien sí, per? como
trastornos de carácter, distribuidos en los internados de recordatorio vinculados con un continuum interpretativo que
reeducación y los patronatos, 4. los inadaptados escolar es, no incrimin~ nada en particular y todo en general. Matriz
enviados a los centros médico-psico-pedagógicos, 5. los niños densa que teje una considerable cantidad de vínculos entre
que padecen deficiencias en su medio. No obstante, en 1956, elementos en apariencia menores, los ubica en una entrada
el término "inadaptación infantil" reemplaza oficialmente al del circuito patogenético y deduce a la salida la indicación de
término "niños irregulares". Esta evolución corresponde al una inmadurez o de una agresividad merecedora de una
avance del psicoanálisis en los aparatos d~ tutela. ¿Por qué? intervención de tal o cual orden. Y las familias pobres no
Porque el psicoanálisis traía una grilla de análisis que permi- tienen conocimiento de esta matriz, puesto que toma a contra-
tía sobre-codificar, fundir en un mismo molde, categorú¡s de pelo sus experiencias cotidianas de la asistencia, de 1~ repre-
niños que eran competencia tanto de lo judicial (niño delin- sión, de la medicina, y las pone bajo su dependencia en el
cuente) como de lo asistencial (niñez desdichada y abandona- campo del complejo tutelar, cuyas fronteras internas se bo-
da). La utilización de una codificación única, de una etiología rran y cuya frontera externa se vuelve inasible.
homogénea, proporciona al juez un instrumento decisivo De tal modo, a través del psicoanálisis, el psiquiatra deja de
para la aprehensión a todo nivel de los niños con problemas. ser rival del juez y se convierte en su aliado más indispensa-
En los centros de observación, en las consultas de orienta- ble· el relevo necesario para controlar por medio de un código
ción educativa, que florecen después de la guerra sobre la base ho~ogéneo la infinita deriva de las prácticas de prevención.
de ese concepto unificador de "inadaptación", se observa una Proporciona a la acción educativa una técnica de intervención
transformación consecuente de dos modalidades primigenias que limita la imprevisibilidad del voluntariado y los avatares
de saber sobre los niños: la encuesta social y la encuesta del "deseo educativo". Pone a su disposición un selector
psicológica. La encuestadora social debe tener mayor iniciati- flexible para la distribución de los menores y la elección de las
va de redacción, para poder dar cuenta de la "dinámica" de la medidas a tomar. Controla la autonomía de los patronatos,
familia, de sus "posibilidades" de evolución, y, por ende, ya no supera además las abruptas barreras entre lo asistencial, lo
debe limitarse a una mera constatación de la moralidad médico y lo penal. Es la culminación de un movimiento por el
presupuestaria, conyugal y educativa. La conversación deja cual el psiquiatra deja su papel menor y excepcional c~mo
de ser esa gratificación mediante la cual se obtiene informa- último recurso frente a los casos difíciles y pasa a ser msp1ra-
ción; pasa a ser la parte principal del trabajo: escuchar, hacer dor declarado de las más ínfimas decisiones judiciales. El
hablar a las personas, iluminar las zonas oscuras de los papel simbólico del juez de menores adquiere relevancia en el
conflictos que dan origen al malestar que repercute en el niño. momento mismo en que disminuye su injerencia en los meca-
Por consiguiente, se opera un borramiento de las categorías nismos de decisión efectiva. Pasa a ser el simulacro ostensible
jurídicas que limitaban la encuesta a una mera estimación de de una jurisdicción que ahora también se apoya en los espe-
la moralidad familiar. Las indicaciones del tipo "falsa pareja" cialistas de lo invisible
(concubinato) o "pareja normal" (legítima) son reemplazadas
por indicaciones tales como "familia en situación de riesgo".
En la encuesta médico-psicológica, los exámenes médicos, las -c. LAS PRÁCTICAS
descripciones físicas, los tests, pierden importancia en prove-
cho de interpretaciones correctivas de esas "apariencias" En la última etapa de este largo viaje por el complejo tutelar,
mediante una explicación familiar de sus manifestaciones. describiremos su trabajo efectivo, sus prácticas cotidianas,
Confluencia de ambos tipos de saberes, aparición de una grilla sus maniobras ordinarias. Resultado final, puesto que para
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realizar esta d~scripción nos_ propusimos realizar un progresi-
vo ~esplazamiento de la mirada, desde la luminosa escena la primacía de lo jurídico o de lo psiquiátrico. El análisis del
oficial donde se toman las decisiones hacia la penumbra de las modo de constitución del código ha revelado un avance des-
moradas donde esas decisiones se ejercen. En primer lugar, igual de la infraestructura "psi" en los tribunales de menores.
procuramos comprender cómo se articulaban el poder judicial En la región del norte, los servicios "psi" son mucho menos
Y el saber psiquiátrico, siempre intentado escapar a las fáciles
importantes (sobre todo en Valenciennes) que en Bobigny,
representaciones del desarrollo de los aparatos de Estado en donde el recurso al examen médico-psicológico es casi siste-
términos de excrescencia indefinida o de humanización aun mático. Lo cual también corresponde a un fuerte desnivel
mayor, representaciones todas que permiten denunciar o entre los regímenes industriales (antigua industria en el
encomiar, pero nunca comprender. Ya hemos visto, en el Norte, yacimientos de hulla y textiles; industria más reciente,
desarrollo de las prácticas educativas, el elemento en torno personal más móvil en la región parisina) y también entre las
del cual ~raban las dos instancias psiquiátrica y judicial. Ya formas de encuadramiento social (el Norte es la tierra original
hemos vISto cómo la expansión las actividades correctivas del paternalismo). Procedimos a un examen sistemático de los
fuera del campo cerrado de la institución penal o del hospital expedientes sobre infancia en riesgo (ley 1958 que autoriza al
psiquiátrico "redimensionaba" las posiciones del psiquiatra juez de menores a intervenir cada vez que la salud, la seguri-
con respecto a lo judicial; cómo el poder de decisión pasaba de dad, la moralidad y la educación de un menor esté comprome-
tida). El objetivo era reconstituir en cada lugar la política de
~se_ m?d~,, progres_iva~ente, de una jurisdicción penal a una
Junsdiccion extraJudicial, pues la primera ya no servía sino la familia puesta en juego por los servicios sociales. A tal
como garante_y d~r~vativo. Pero, precisamente, ¿a qué corres- efecto, era necesario reconstituir previamente los objetivos de
ponde, en el eJercic10 de estas prácticas correctivas, la necesi- esos servicios, alcanzar las singularidades socio-culturales
~ad de tal desplazamiento? Vemos claramente en qué sentido apuntadas a través de las especificaciones jurídicas, médicas
impul~ar?? e~ta nueva organización estratégica de lo judicial o morales del caso; era necesario recomponer los efectos
y lo psiqmatnco por la creciente imposibilidad de lojudicial de logrados a través de la sucesión de medidas implementadas·
controlar a esos nuevos técnicos, pero aún no vemos por qué en síntesis, decodificar todo cuanto estuviera codificado. '
~sa~ ~rácticas y~ no pudieron ser controladas por el solo poder En primer lugar, consignaremos los resultados de la re-
Judicial. Los primeros educadores y las primeras asistentes gión norte.
~aciales son iI?-pulsado~ por el poder judicial, que les dice:
Hay una cantidad considerable de niños mal cuidados que se En la literatura de expedientes, bajo un sutil barniz psicoló-
sustraen a toda autoridad. No queremos ni podemos mandar- gico, aflora un vocabulario más denso, más rico en notaciones
los a la cárcel. Vayan, vean qué sucede sobre el terreno. Hagan económico-morales, que permite identificar los principales
todo lo necesario para que los padres cumplan con su deber. polos de la vida social sobre los que se focaliza la acción de los
servicios. Para presentarlos, utilizaremos el vocabulario ca-
No podrán rechazarlos, puesto que acabamos de hacer votar
racterístico de los servicios sociales: "familia inestructura-
una se~ie de leyes de protección de la infancia que los autori- ·
zan a impon_erse a la autoridad paterna. Les damos, pues, das", "familias normalmente constituidas pero rechazantes o
sobreprotectores", "familias carenciadas". No es que los ser-
poder par~ ~J~;cer su autoridad y, en consecuencia, imponer-
vicios sociales procedan a este tipo de clasificación. Deonto-
se a la f~1!1iha . Ahora ~~bemos tratar de comprender por qué
esa politica de la familia expresamente judicial llegó a ser logía obliga, para ellos solo existen casos particulares. Pero si
asunto de las instancias psiquiátricas. enumeramos las características de las familias que reciben
A continuación, proponemos la reseña rápida de una exten- esta clase de apelaciones, es fácil reconstituir los objetivos
sociales de los servicios según esas tres grandes constelacio-
sa encuesta realizada por los servicios sociales de los tribuna-
nes y apreciar las diferentes tácticas que implementan en
les de m~?ores ~~ la regió_n del norte (Lille y Valenciennes) y
d_e la region pansma (Bobigny). Ambas regiones fueron selec- cada caso.
c10nadas a propósito, para apreciar las variaciones ligadas a
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1.Las familias inestructuradas: La pérdida del trabajo del marido o sus ausencias inmoti-
conversión o destrucción vadas pueden acarrear la supresión de los subsidios familia-
res. En ese caso, la asistente social, tras visitar a la familia,
Son aquellas familias cuyos rasgos dominantes (a los ojos de manda un informe al juez de menores. En segundo lugar,
los servicios del tribunal, por supuesto) son: la inestabilidad viene la policía y la intendencia. La primera interviene
profesional, la inmoralidad, la suciedad. Ejemplo, la familia cuando se la convoca para poner fin a borracheras o a escenas
D. El padre, de treinta años, es camionero. Cambia a menudo familiares demasiado ruidosas; la segunda, para reprimir a
de empleador, suele estar ausente del hogar por su trabajo, las familias de marginales (los chatarreros, las familias
colecciona multas y acciones judiciales (ultrajes al pudor con vagabundas instaladas en un baldío) que perturban la paz del
menores que hacían dedo, etc.). La madre, sin profesión, vive municipio. Por último, la escuela y los vecinos cierran la lista:
en una vieja granja con su padre alcohólico y sordo, sus cuatro ausentismo escolar y cartas anónimas del estilo: "Me tomo el
hijos muy sucios, pues no hay agua corriente en la casa. atrevimiento de escribirle para informarle que alguien debe
Suelen,recibir jóvenes de paso, con los cuales "bailan en el intervenir en casa de los x, pues allí suceden cosas raras".
patio al ritmo de un transistor y se entregan a actos incalifi- Segunda etapa: el juez de menores, para establecer la
cables". La hija mayor está embarazada por obra de un 'joven credibilidad de estas informaciones, ordena una encuesta a
ocioso". Para completar el cuadro de la familia inestructura- los gendarmes o a los servicios sociales para saber si se
da, es preciso imaginar a su alrededor un cortejo por momen- justifica la intervención del servicio de protección a la infan-
tos mucho menos divertido. El padre T. pasa sus noches cia. La respuesta casi siempre es afirmativa, y suele apoyarse
disparando contra los post es de luz con una carabina, y sus en cuadros familiares cuyas constantes principales son: pere-
días en la cama con su mujer etílica y la cuñada débil mental, za del hombre, ligereza de costumbres de la madre, suciedad
mientras que sus hijos, desde los doce años, se inician en el y desnutrición de los niños, pese a su "buena salud aparente".
robo y en el vino tinto. O bien V, que persiste en frecuentar En los informes, hay pasajes subrayados por el redactor o por
las orillas del Sena con su caña de pescar, en vez de ir a la el juez, que parecerían estar en el origen de la decisión
fábrica, poniendo así en peligro la salud, la moralidad y la tomada. A continuación, presentamos una muestra de esos
educación de sus hijos; y luego, en desorden, todos aquellos enunciados subrayados, extraídos· de cinco expedientes se-
que no ven o ya no ven las ventajas de una vida de labor, leccionados al azar:
aquellos que ya no tienen trabajo, y aquellos que no tienen - "Madre ligera que frecuenta los bares y deja a sus hijos
apuro por encontrar uno; las mujeres que frecuentan a los al cuidado del concubino ... padre apático, indolente, displi-
norafricanos; aquellos que beben porque es costumbre en el cente ... En cierta circunstancia, la menor tenía en su poder
Norte, y aquellos que beben para olvidar que beben. En un folleto de un género muy especial, titulado: La tarifa del
síntesis, esa franja de la clase obrera en la que la mala amor. Me han informado que una vez, en su habitación, la
conducta se alía al fatalismo, mil veces descrita por los , muchacha se puso en una posición que dejaba a la vista casi
moralistas y los higienistas, sobre todo durante el siglo XIX y toda su anatomía."
en especial en esa región donde tarda más en desaparecer que - "Madre linfática, desvergonzada, que a veces se embo-
en otras partes. rracha con su amante. El concubino tendería a vivir a sus
En el origen de una intervención tutelar, siempre encon- expensas ... Las dos hijas (de siete y catorce años) asistieron
tramos el procedimiento de la denuncia, es decir, la notifica- en una oportunidad a una escena sexual de la pareja, y
óón al juez de menores de la existencia de una situación relatan lo que han visto a otros niños."
crítica en tal o cual familia por parte de instancias que - "La madre frecuenta asiduamente a los obreros de las
pueden ser públicas o privadas. En el caso de esta categoría obras en construcción ... El padre bebe regularmente ... Las
de familia, las denuncias proceden en la mitad de los casos de hijas mayores vagabundean."
otros servicios sociales: las asistentes sociales de las cajas - "La madre bebe mientras su concubino trabaja ... En
de subsidios familiares o las asistentes sociales del sector. ocasiones, abandona a sus hijos para irse con sus amantes."
144 t 145
- "Hogar d1:scuidado. La madre no parece estar del todo en que, ~n buen día, se propone mostrar que no es ninguna tonta.
sus cabales ... El es muy irregular en el trabajo ... El subsidio Y asi, todo vuelve a empezar.
familiar fue suprimido; ante semejante apatía, parece indispen- En términos formales, estas intervenciones sobre las fami-
sable internar a sus hijos en la Ayuda Social a la Infancia." lias inestructuradas adquieren, pues, el carácter de un cuer-
Tercera etapa: la asistencia se hace cargo de los niños. El po a cuerpo decisivo entre los servicios y los asistidos. Estos
promedio de tiempo de la tutela de esos niños es muy extenso: últim_os, para recuperar a sus hijos, producen todos los signos
ocho años, con un máximo de catorce. Sobre ellos se concentra exteriores de moralidad que se espera de ellos: cura de
toda la batería de medidas de que dispone el tribunal de desintoxicación, limpieza de la casa los días de visita de la
menores, la asistencia educativa de régimen abierto, la tutela asistente social, mudanza a un nuevo departamento (a riesgo
con prestaciones sociales, las internaciones. No es fácil asig- de no poder pagarlo, pero lo esencial es mostrar su voluntad
nar un plazo exacto a esta clase de tutela. Las intervenciones de cooperación), y sobre todo miles de cartas que dan cuenta
a menudo solo terminan cuando los niños ya son mayores, de un total arrepentimiento, de la firme determinación de
están casados o trabajando, y pueden volver a empezar, vivir como se debe. Pero ¿cómo pueden la asistente social o el
cuando ellos mismos procreen. De todos modos, al cabo dé educador asegurarse de la veracida~ de estos dichos y confiar
algunos años, se constata una sensible modificación de la en ellos? En r~lación c?n estas profesiones de fe que a
situación de las familias, que las orienta ya hacia la promoción n_i~nudo no s_on smo astucias de un día, se practica la restitu-
controlada, ya hacia la destrucción pura y simple. La promo- c10n de los mños a cuenta gotas, se hace durar la tutela. Aun
ción controlada puede consistir en facilidades para obtener cuando no representen sino un tercio de los expedientes son
una vivienda con acceso a la propiedad, que condicionan un estas familias inestructuradas las que absorben la m~yor
cuidado de las compañías, la regularización en el trabajo del parte de las energías de los servicios sociales. Constituyen su
marido. Las mejoras pueden no ser sino ficticias; por eso, los blanco :predilecto, como bien lo señala el alto porcentaje de
servicios sociales siempre están vigilando a las familias por denuncias procedentes de los servicios sociales mismos. ¿Por
medio de la tutela. En el otro polo, la destrucción resulta de la qué? Si1: du~a ~ causa de la naturaleza del supuesto peligro,
internación sistemática de los niños no bien se tienen los me~cla irresistible de inmoralidad y falta de higiene, sexo y
resultados de la encuesta social. Pero la destrucción también suc1~dad, que re:p:esentan para ellos el terreno ideal para
puede venir después de años de tutela. En un primer momen- realizar su vocac10n doblemente moral y médica. De ahí ese
to, la familia C. recibió una asistencia educativa de régimen intervencionismo incesante que por momentos promueve a
abie1to, porque la madre no se ocupaba adecuadamente de su menudo d~~truye y siempre_reemplaza la autarquía, la d~s-
hogar, pero luego se descubrió que el padre practicaba la preocupac10n y la truculencia por la dependencia.
ausencia inmotivada al trabajo, lo cual ponía en riesgo la ob-
tención del subsidio familiar, y por lo tanto ponía en riesgo a . 2. Las familias normalmente constituidas
los niüos. Por aüadidura, el padre abandona definitivamente • pero rechazantes o sobreprotectoras:
su trabajo, bebe y le cierra la puerta en la cara a la asistente culpabilización y designación de chivos emisarios
social. Supresión del subsidio familiar, retiro de los niños del
seno familiar, conflicto entre los padres, separación. A largo Esta extraña apelación corresponde de hecho a una "cliniza-
plazo, en esas familias, se perfila una tendencia: el alejamien- ción" de las condiciones de vida más difundidas en la clase
to del padre. Las parejas jóvenes e inmaduras, que descuidan obrera. En todos los casos en que funciona esa incriminación
más de lo conveniente a su8 hijos, suelen separarse. La mujer el cuadro es el siguiente. Una familia obrera numerosa e~
regresa a casa de los padres con sus hijos, que entonces le una vivienda moderna pero estrecha. Para poder ocuparse de
son restituidos, y trabaja. En términos generales, la mujer los más jóvenes, la madre expulsa a los mayores. Es lo que se
simula re¡:hazar al marido, lo cual le da derecho a la ayuda llama u:11a madre "d~sbordada". Al regresar del trabajo, el
social a la infancia, además de la certeza de recibir el subsidio padre pide que lo deJen tranquilo y enciende la tele o lee el
familiar. El marido vuelve a espaldas de la asistente social, diario en vez de brindar cuidados educativos a sus hijos. Es
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lo que se llama un padre "poco disponible". La vida en la calle es el peligro. Si ustedes no se ocupan de ellos, nosotros nos
constituye, pues, una buena parte del marco de existencia de encargaremos de hacerlo, nosotros r einyectaremos a sus hijos
los menores, con todas las consecuencias que esto acarrea en en los dispositivos disciplinarios. Con la sola diferencia de que
cuanto a las "malas compañías" y la exposición al control a la lista de estos dispositivos añadiremos los hogares de
policial. Entonces, si los padres se anticipan al arresto poli- jóvenes trabajadores, los hogares de acción educativa, los
cial de sus hijos y previenen a una asistente social, se dirá que internados de reeducación y la cárcel".
son padres "rechazantes"; si los encubren por considerar que
sus callejeos no son tan graves, y mucho menos culpa de ellos, 3. Las familias carenciadas:
se dirá que esos padres son "sobr eprotectores". ayuda social
Las denuncias provienen én partes más o menos igua les de
la familia o de la policía y los servicios sociales. Por lo general, Llamemos así a las familias en que el padre o la madre, o bien
las cartas de los padres procuran conciliar un pedido de ambos, han muertos o son víctimas de una incapacidad de-
fortalecimiento de su autoridad con un discurso que no . cisiva. Por ejemplo, la familia B., el padre, setenta años, con
parezca una denuncia: "Tengo el honor de solicitar su inter- una silicosis avanzada, la madre desaparecida desde hace
vención para uno de mis hijos que tiene diecisiete años y se diez años, expulsada por el marido. Vive con sus tres hijos (de
niega a obedecerme. Pese a su ánimo y bondad, sale con diecinueve, dieciséis y once años) en una casita que pertenece
desconocidos hasta muy tarde en la noche. Aunque lo pongo a las hulleras nacionales, cuya propiedad le corresponde
en penitencia durante la semana, y aun el domingo, ence- hasta su muerte inminente, y nada obliga a las hulleras a
rrándolo en su cuarto, o le escondo la ropa, algunas veces dejarle esa casa a los hijos. Es la categoría de los tullidos, de
logra escapar". Semejante pedido casi nunca es rechazado por los mutilados en el trabajo o en la cárcel. En el Norte, con la
el tribunal de menores, pero matizando bastante el estilo de mina y la severidad de la Corte penal de Douai, son muchos
la respuesta. Los padres le piden al juez que cause en sus hijos los que están en esa situación. Encabezando esta categoría,
un temor saludable, que muestre estar del lado de los padres, figuran las discapacidades del padre por enfermedad profe-
que el niño debe obedecerles. Ahora bien, en lugar de la sional, reconocidas o no. Silicosis, asma, bronquitis crónica,
amonestación deseada, el juez de menores, teniendo en tres de cada cinco casos en Valenciennes, uno de cada tres
cuenta la encuesta social, se inclina por una asistencia casos en Lille, donde las hulleras nacionales emplean menos
educativa que no tiene en absoluto el mismo sentido, puesto personas, entre las cuales el porcentaje de árabes es muy
que pone al adolescente bajo la influencia del complejo alto. El cuadro es casi siempre el mismo: a partir de los
tutelar, induce su alejamiento de la autoridad de la familia cincuenta años, el hombre declina seriamente y sus activida-
hacia una autoridad social, lo dirige lentamente hacia un . des se reducen. Si no muere, su impotencia y el carácter
hogar de jóvenes trabajadores o algo similar, todo ello para , irrisorio de su pensión por invalidez no tardan en producir un
evitar que contamine a sus hermanos, para que los padres conflicto con la esposa, que suele ser mucho más joven, sobre
puedan dedicarse a los más jóvenes. todo en el caso de las familias magrebíes (hasta veinte y
Con las familias "normales", la táctica es, pues, muy dife- treinta años de diferencia). Entonces, o bien conservó bastan-
rente de aquella que se observa en las familias inestructura- tes fuerzas para echarla, o bien él es quien se hace echar, y su
das. El objetivo entonces era convertir o destruir. Ahora se horizonte es algún cuartito en un café-hotel árabe. En el caso
trata de garantizar la función de la crianza y poner en juego en que la diferencia de edad es menor, la invalidez no es una
una función disciplinaria antes que fortalecer una posición de causa particular de ruptura. Simplemente se invierten los
autoridad. Todo sucede como si el aparato tutelar transmitie- roles: el hombre se queda en la casa y se ocupa de los niños;
ra a las familias populares el siguiente discurso: "Envíen a sus la mujer trabaja como empleada doméstica fuera del hogar.
hijos a la escuela, a l centro de enseñanza técnica, en calidad Escasos ingresos que no le impiden a la familia vivir al ritmo
de aprendices, a la fábrica, al ejército; vigilen sus compañías, de las sucesivas evaluaciones de la tasa de invalidez ni
su empleo del tiempo, sus desplazamientos. La vacuidad, ese entrar en la triste cohorte de los "asistidos". Por orde~ de
l
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importancia decreciente, la segunda causa de carencia es la aprobación de la Dirección de Asuntos Sanitarios y Sociales,
muerte prematura de uno de los pa~res, coi: la consecuente o la madre se hace notar, en el acto le sacan al niño. Si el o los
situación dramática que trae apa reJada segun se trate de la niños son más grandes, la situación es aun peor: son muy mal
madre o del padre. Finalmente, la última secció11::,los p_ad~~s vistas las complicidades madre-hija donde la relación ha
ausentes por causa de detención penal o internac1on psiqma- perdido la distancia pedagógica necesaria. Se dejan llevar
trica. Aquí se trata sobre todo de casos pe11:~le~, Y las conse- mutuamente, y reciben bajo el techo familiar a los "novios" de
cuencias de las ausencias por motivos psiqmatncos deben ser la pequeña, a menudo fugados de la educación vigilada. De
administradas de manera autónoma por la dirección de la hecho, la madre alienta a su hija a casar se. Su sueño es que
Acción Social. la pareja trabaje y la albergue para que se ocupe de los nietos;
En los casos de protección a la infancia, el origen ~e-la de ahí toda una serie de maniobras maternas que no cesan de
intervención judicial se reparte asimismo entre las fam1h_as irritar a los servicios sociales.
mismas y los servicios sociales. La mediocridad de las pens10- 3. Cuando sólo queda el padre, sobre todo si está disminui-
nes por invalidez, la muerte ~e. uno de lo_s. padres o la do por invalidez, las posibilidades de internación aumentan a
separación, empujan a los sobrevivient~s a solicitar la Ayu~a dos tercios, a causa de sus magros ingresos. Los varones
Social a la Infancia, ya para obtener dmero -es el caso mas tienden a dejar el domicilio para buscar fortuna en otra parte,
frecuente-, ya para deshacerse de una_b?ca in~til. En cuanto los más jóvenes padecen una "falta de vigilancia". Todos son
a las denuncias realizadas por los servic10s sociales, resultan internados, pero se deja salir a una de las hijas "anormalmen-
de una vigilancia previa de la familia efectua~a_ por las te apegada a su padre", que se fuga para estar con él, hasta que
;,sistentes del sector o de las cajas de ayudas familiares. el juez capitula. Cuando ninguno de los niños es t apa de los
En cuanto a las medidas, la tendencia general es _la diarios, aprovechan el inevitable pedido de ayuda financiera
internación parcial o total de los niños, no sin algu na Asis- del padre para ordenar una Asistencia Educativa en Régimen
tencia Educativa en Régimen Abierto y otras tu_t~las. A Abierto destinada a preparar la internación de los niños tras
continuación, presentamos un cuadro de las probab_1hdades, su muerte.
por orden creciente, de internación conforl?e a las diferentes 4. Última etapa: aquella en que el padre y la madre están
configuraciones posibles de los datos prop10s de esta catego- práctica o moralmente fuera de juego; padre en la cárcel,
ría de familias: madre débil mental, padre fallecido, madre presa, etc. Inter-
nación a como dé lugar y sin grandes posibilidades de retorno.
1 Madre sola con muchos hijos pequeños. Gastada por los Desde el fondo de sus cárceles, los padres envían misivas al
embarazos, abs~rbi da por los críos, queda prácticame~te juez para que tal o cual mujer, a la que dicen querer tomar por
descartada la posibilidad de que pueda ent regarse a una vida · esposa, pueda t ener derecho a visitar a los niños, cuya verdade-
de perdición o tener un concubina, si~I?pre sospecho~o de,, ra madre ha desaparecido. O bien para quejarse de que la
desviar a su favor el dinero de los subs1d10s. Por lo demas, la nodriza de la Ayuda Social no respeta los derechos de visita. En
internación de ocho o diez niños es imposible. Para esta clase general, el juez demora el asunto, tras informarse sobre el
de mujeres, los servicios sociales desplie~a:11 una energía estado de los niños. En esta categoría, cabe destacar la frecuen-
máxima con el objeto de brindarles una v1v1enda nueva, o cia de madres que son ex pupilas de la Ayuda a la Infancia o
facilitarle los trámites administrativos, escolares u otros. antiguas pensionistas del Buen Pastor. En este nivel, la margi-
Una mínima tutela para las prestaciones sociales se impone, nalidad se capitaliza, por el estrechamiento del horizonte social
pese a todo, en los casos de mujeres árab~_s. . ., que conjuga a los fracasados y redobla la vigilancia. Este es el
2. Cuando la madre vive con uno o dos hiJos, la situac10!1 es material, invariable y-garantizado, del servicio social.
mucho más difícil. Los subsidios familiares no le permiten
vivir; si el niño es muy pequeño, ella debe trab~ja~ Y, por lo En esta región del norte, el complejo tutelar aún está
tanto los entrega a una nodriza. Lo cual la deJa libre para sólidamente asentado en los carriles de la filantropía del siglo
lleva; una vida irregular. Si la nodriza no cuenta con la XIX. Tiene su mismo objetivo estratégico de destrucción de los
1
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agregados populares orgánicos, esos islotes de autarquía ahí donde no participa de lo económico ni es econom1ca.
económica, esas complicidades en el cabaret y el "libertinaje"; También es el medio para poner en juego la obtención del
la misma preocupación por promover una familia popular acceso a la vivienda, al trabajo, y un medio de promoción para
donde los miembros dependan unos de otros y converjan en la legalización de las uniones, la conformidad de la edu cación.
una función de vigilancia mutua; la misma preocupación por En este sentido, lo jurídico es una pura categoría de la
brindar asistencia global a la población, resultado de esa economía política del siglo xrx.
gestión despiadadamente económica de los individuos cu~ndo
el sistema familiar ya no alcanza para contenerlos. La tripar- El primer rasgo que llama la atención en la comparación
tición de los objetivos sociales del tribunal de menores corres- entre la región del norte y la región parisina es la atenuación
ponde de manera bastante elocuente a ese proceso de creación de pesado folklore de esa gendarmería de las familias que
de la familia obrera mediante su vinculación con antiguas acabamos de describir.
formas de vida (familias inestructuradas), su disciplinariza- Si hacemos una lista del os problemas planteados respecto
ción (familias normales) y la restricción de sus objetivos a "la de la fuente de las intervenciones judiciales, apenas encon-
mera reproducción y crianza de los niños (familias carencia- traremos un tercio de los casos que manifiesten la triparti-
das). El clima de filantropía paternalista se profundiza aun ción que hemos podido establecer en la región norte. Sobre un
más en el plano de las actitudes de la población frente a los total de cincuenta expedientes, tan sólo dieciocho se originan
servicios sociales. En un país donde, hasta no hace mucho en una denuncia de vecinos preocupados por el estado de
tiempo, todas las viviendas (las hulleras nacionales aún abandono de un niño durante el día. Las asistentes sociales
poseen doscientas mil viviendas), pero también las iglesias y del sector señalan al juez aquellos niños cuyos padres han
las escuelas, pertenecían a los patrones; donde los médicos fallecido o bien solicitan a lguna medida de tutela para fami-
que hacían las visitas también eran remunerados por los lias endeudadas y con riesgo de ser expulsadas porque el
patrones (el médico era llamado "el espía"), es bastante lógico padre, enfermo, ya no puede trabajar; le envían asimismo los
que las poblaciones estén acostumbradas a una suerte de hijos de familias emigradas que deambulan por las calles.
asistencia total. La huella de ese paternalismo aún puede Las asistentes sociales escolares señalan los casos de abusen-
hallarse en la composición de los consejos de administración tismo y las sospechas de desnutrición. Tan sólo en este
de los organismos privados o públicos dependientes del tribu- primer lote de casos volvemos a hallar el aspecto de morali-
nal de menores, donde tampoco es raro que figuren los zación directa y de gestión autoritaria de las familias que
descendientes directos del patronato caritativo del siglo XIX, hemos visto funcionar en el Norte, y ciertamente con menos
gran constructor de orfanatos y de escuelas de aprendizaje, éxito. La resistencia de las familias a esta clase de autoridad
esos depósitos de mano de obra dócil. · es muy clara. No bien sale de la cárcel, el padre va a buscar
El modo de funcionamiento de estos servicios sociales aún autoritariamente a su hija a casa de la nodriza de la Ayuda
conserva los dos principios básicos de esa filantropía: l. la Social a la Infancia, para colocarla en casa de otra que él sí
inserción en la economía en nombre de la moral: la lucha conoce. Otro padre alienta a sus hijos a fugarse del estable-
contra la autarquía familiar en nombre de la indisciplina de cimiento donde han sido internados para que se reúnan con
las costumbres, la creación del "pequeño trabajador infatiga- él en algún punto de la frontera entre los dos municipios,
ble" contra la familia inestructurada; 2. la gestión moral de donde rechaza enojado ambos servicios sociales. Las familias
los individuos en nombre de la economía: se trata de la argelinas apelan al cónsul de su país para que detenga las
técnica de extracción de los individuos del seno familiar, e-n internaciones, etcétera.
especial de los niños, en nombre de su seguridad, cuando el La gran mayoría de.los expedientes concierne únicamente
costo de mantenimiento de una familia se vuelve demasiado a problemas de dislocación familiar: padres que internan a
alto. En esta doble proyección de lo moral sobre lo económico, sus hijos en la Ayuda Social a la Infancia después de una
la instancia jurídica ocupa un lugar decisivo. Es el instru- separación; menores que huyen de su medio familiar , deteni-
mento necesario para contrarrestar la autoridad familiar , dos por la policía o que por propia voluntad se dirigen al juez
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de menores para ser internados en un ~ogar o solicitan encuesta social sobre la madre o el padre, a través de los
autorización para residir en casa de amigos; padres que servicios sociales del tribunal de menores.
solicitan la internación de sus hijos porque ya no los soportan. 2. En segundo lugar, se registran diez casos de niños
En síntesis, todas las formas posibles de fragilización_ de la fugados de casa de sus padres y detenidos por la policía, o bien
vida familiar asociadas con una utilización sin compleJos de que por propia voluntad se dirigen al juez de menores para
los servicios sociales. Con más detalle, el cuadro es el siguien- lograr modificar su situación: ser colocados en casa de un tío,
te: de una hermana mayor, o internados en un establecimiento
cualquiera. Los menores que solicitan directamente la ayuda
l. En primer lugar, diez casos de internación solicitad~ por del juez son seis: tres varones que se dirigen al juez para
uno de los padres tras una separación. Por lo general, a_l irse, comunicarle que ya no soportan los excesos de autoridad de
el padre lleva a los niños a la Ayuda Socia~a la Infancia, .º;ª su padre o de su madre; todos ellos son amparados, excepto
cualquier otro hogar, que en el acto los den~~ esta. Tam~ien uno, cuya rebelión el juez consideró demasiado "intelectual";
están las parejas que se separan y se reconcilia~ _alternatI"'.a- tres muchachas cuyos conflictos son más precisos: una de ella
mente, y que en cada ocasión internan a sus hiJos; s~ regi?- dice haber sido violada por el concubina de su madre, la otra
tran casos aún más raros, por ejemplo, el de una muJer mas acusa al padre de darle inyecciones intramusculares antes de
o menos catalogada como enferma mental, que vive_ en un masturbarse delante de ella, y la última declara que el
hotel con su concubino desde hace años, y que va derivando concubina la perseguía alternativamente con golpes y pro-
a sus hijos a la Ayuda Social a la Infancia a medida que nacen puestas indecentes, tras haber hallado un diario íntimo en el
(no se trata de un problema económico, puesto que el concu- que ella consignaba escrupulosamente su vida sexual; los
bino, jefe de un equipo de seguridad, g~na 30~0 francos otros cuatro menores detenidos por la policía con motivo de
mensuales). A todo ello, se suman las pareJas que mternan a sus respectivas fugas dicen haber abandonado la casa fami-
sus hijos en asistencia temporaria en la Ayuda Social a la liar a causa de un desacuerdo con el padre o el padrastro.
Infancia, para poder irse de vacaciones. . ., 3. En los últimos ocho casos, son los padres quienes
Por lo general, los padres que proceden a una mternacion señalan a la policía o al juez la fuga de sus hijos o, con menor
después de separase desean que sólo sea temporal. P~ro las frecuencia, su mala conducta escolar. Por ejemplo, ese padre
cosas se complican debido a la política de la Ayud~ S_ocial ~ !ª que solicita la internación de su hijo en un Instituto Provin-
Infancia. Para comprender la actitud de esta admmistrac10n cial de Enseñanza Secundaria por haber sido expulsado del
es preciso recordar que debe gestionar tres clases de listas: l. CES con motivo de su indisciplina. O bien esa hermana mayor
la de los padres que abandonan a sus hijos temporal~ente, y que se preocupa al ver a su hermana menor deambular de bar
son muy numerosos, o duraderamente, en menor can~1dad; 2. · en bar. Y, luego, cuando en una familia uno de los hijos (por
la de las nodrizas acreditadas a cuya casa, pago mediante, la lo general, el mayor) ha sido internado, los demás quieren
Ayuda Social a la Infancia envía a los n~ñ_os "aco~dos tempo- hacer lo mismo y la mejor manera de conseguirlo es la fuga.
ralmente"· 3. la más larga, la de las fam1has, un bien en todos Ya se trate de la mayor resistencia de las familias a las
los aspect~s, que quieren adoptar un niño. Es fácil adivinar decisiones impuestas, o bien de la malversación a gran escala
que la tentación de la ASE es qu~ 1;1n máximo de_ n_i?os pase de que esas familias hacen de los servicios de asistencia y
la primera lista a la tercera u tihzando. su pos1c10n de. ~oder represión, todo indica que ha fracasado la antigua fórmula
sobre la segunda. Por ejemplo, se considera qu~ ~n nmo ha jurídica, económica y moral de la intervención en las familias
sido abandonado por sus padres cuando estos ultimos no lo populares. Ese sistema funcionaba en la medida en que el
han visitado o no le han escrito durante un año. Abandono acceso a una profesión, la obtención de una vivienda y de
que la ASE puede favorecer enviando al niño a un l~g~~ muy prestaciones sociales dependieran de una vida familiar es-
alejado o sugiriéndole al juez de menores una restnccion que tricta. La normalización podía apoyarse en lo jurídico siem-
desaliente el derecho a las visitas. Y, por lo demás, antes de pre que este último permitiera distinguir a una población
ceder al niño, dispone de un último recurso: proceder a una asentada de una población marginal. Pero el apa_rl'._to jurídico
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.."'' , , . . . . . . -tJ'" /e>~,
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ya nq puede intervenir con la misma firmeza en aquellas
familias en que las nuevas condiciones de trabajo y vivienda,
así como la exigencia de movilidad (distancia a menudo
considerable entre el lugar de trabajo y la vivienda), animan
de fuerzas centrífugas y destructivas (altísimas tasas de de-
presión y suicidios). Al ya no estar ligado a condiciones de vi-
da precisas, ya no tiene el mismo poder de imposición. De ahí
la escalada de resistencias. Al proponerse absorber todos los
productos de esa dislocación, los servicios sociales se vieron
obligados a desdrruuatizar su utilización. De ahí la malversación
de que son objeto.
Se comprende la pertinencia del psicologismo en este
terreno, su capacidad para relegar lo jurídico en la coordina-
ción de las actividades normalizadoras. En efecto, permite: l.
desarticular los comportamientos de resistencia de las fami-
lias ante las internaciones impuestas en nombre de la nece- ·
saria socialización de los adolescentes; 2. conjurar las líneas
de fuga que constituyen la irresponsabilización de los padres
respecto de sus hijos pequeños, en nombre de la necesidad de
educación familiar; 3. instaurar un nuevo sistema para
instrumentar a la familia mediante las prácticas de norma-
lización. Al perder su utilidad, el antiguo corte que lo jU:ñdico
establecía entre "familias legítimas" y "familias ilegítimas"
es reemplazado por el doble registro del contrato y la tutela.
Son pasibles de tutela todas aquellas familias productoras de
demandas tales como pedidos de internación y de ayuda
financiera. Bajo este régimen, la familia ya no existe como
instancia autónoma. La gestión tutelar de las familias consis-
te en reducir su horizonte a la mera reproducción vigilada y
a la extracción automática del seno familiar de aquellos
menores "pasibles de ser socializados". A tal efecto, el psi-
quiatra-psicoanalista controla el ejercicio del trabajo social;
no interviene directamente, puesto que el pedido de las
familias es monopolizado por preocupaciones materiales, y
también porque la tutela en cierta medida implica coerción
directa. Sin embargo, simultáneamente designa el umbral a
partir del cual la familia puede funcionar como instancia
contractual. A partir de ese momento, la familia será capaz
tanto de autonomía financiera como de una demanda exclu-
sivamente psicológica. Sin ensuciarse las manos, a través de
los trabajadores sociales, el psicoanalista baliza el umbral a
partir del cual su reino se vuelve posible.

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