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CRIMINOLÓGICA.
SERGIO CALDERÓN LUNA.
POLITICA CRIMINAL.
LA NUEVA CRIMINOLOGÍA:
Los delincuentes históricos se han hecho celebres; sus víctimas han sido
condenadas al anonimato. Como vemos, por el contrario, la victima del hecho
delictivo, no inspira más que lastima.
LA VICTIMOLOGIA.
Las víctimas son una realidad que no podemos ignorar y, ante la cual no podemos
cerrar los ojos: la encuesta internacional sobre victimización en los países en vías
de desarrollo concluye que la mayoría de delitos no se denuncia, y se detecta que
en el estudio de victimización y percepción de la seguridad pública realizada por
México Unido contra la Delincuencia la cifra negra, a escala nacional, se situó en
80%, esto es, la mayoría de las víctimas son desconocidas y, por lo tanto,
ignoradas por los sistemas jurídicos formales.
Por lo contrario, la víctima del hecho delictivo, no inspiran más que lastima. Son
los débiles en la lucha por la supervivencia y poseen el rol de perdedores que no
fascina a casi nadie. Suele generarse un desplazamiento culpabilizante, una
extendida tendencia a degradar a las víctimas por parte de los espectadores del
denominado criminal. Incluso, comenta Hamilton que cuando menor
responsabilidad tienen la persona ofendida, menos simpatía despierten la
sociedad, la cualquier tiende a buscar la cualquier manera alguna razón que
justifique el hecho.
Los delincuentes históricos se han hecho celebres, en tanto sus víctimas han sido
condenadas al anonimato.
Sin embargo, la realidad contrasta con el anterior párrafo. Dentro del fenómeno
criminal, resulta desolador que no existan datos estadísticos, que no serían nada
difíciles de conseguir en los expedientes de detenidos, procesados y
sentenciados, para comprobar de manera fehaciente si las ideas de ilustres
juristas para reducir la criminalidad son buenas o, por el contrario, no non otras
cosas que utopías.
Por cuanto al autor consta, en la España de 1900, pocos años poco después de
que concepción era analfabeta. En fecha tan reciente como 1970, seguía
habiendo un España con un 9% de personas que no sabían leer y escribir.
Es muy cierto, que la educación si puede ayudar para la distribución del ingreso,
ya que el salario que se recibirá por un trabajo calificado, ya sea técnico o
profesional, representara un nivel superior de ingresos, con lo que se disminuyen
las diferencias entre clases sociales y por lo tanto el inconformismo de las clases
menos favorecidas, que al representar una gran proporción dentro del total de la
población se convierten en un caldo de cultivo para la formación y crecimiento de
grupos delictivos, sin que ello quiera decir que entre los pobres se fomenta la
delincuencia, aunque si es una condicionante sustantiva tanto a la falta de acceso
a fuentes de empleo, como el resentimiento de estas mismas clases sociales
bajas, por lo cual no se demerita la notable influencia en el crecimiento de la
delincuencia.
Si bien es cierto que el trabajo no es deshonra, también es cierto que una persona
pase cinco años, o más, de su vida, preparándose para terminar haciendo un
trabajo que requiere más esfuerzo físico que intelectual. Lo anterior viene que la
mayoría de los profesionales se encuentran desempleados y seguidamente se les
escucha decir “es que no hay trabajo”, pero como va haber trabajo si una
proporción de los egresados de las universidades espera salir y conseguir un
empleo en lugar de crearlo.
LA ECONOMÍA Y LA CRIMINALIDAD.
Los antecedentes más lejanos del interés de los economistas por el crimen son los
esfuerzos que hacia los finales de la década de los setenta que hicieron unos de
los macroeconomistas para tratar de medir la magnitud del narcotráfico. Esfuerzos
en las mismas líneas que han seguido haciendo hasta la fecha.
Vale la pena destacar, dentro de este conjunto de trabajos, las grandes diferencias
en cuanto al tamaño que se ha estimado para esta actividad, también es
recurrente en ellos la falta de un tratamiento integral de la industria, más allá de
los efectos de las variables macroeconómicas. Esta por último el hecho de que,
con contadas excepciones, los economistas siempre han tratado de minimizar la
magnitud del fenómeno.
De acuerdo con lo que se rumora con las fortunas del narcotráfico o con los
ingresos estimados para los grupos delincuenciales en el país, habría sufrido un
retroceso en materia de distribución. La última anotación sobre el impacto
distributivo de la violencia es que los mayores efectos negativos se están dando
sobre los segmentos más pobres de la población.
Como gran laguna dentro de los ejercicios orientados a estimar el fenómeno que
se destaca por el abismo existente entre la preocupación que suscita y los
esfuerzos por medirlo.
Otro gran componente del impacto del crimen tiene que ver con la forma como
afecta la asignación de recursos. Dentro de esta categoría, un rubro importante lo
constituyen los gastos que se hacen para prevenirlo, aliviarlo o controlarlo. El
análisis sistemático de la evolución del gasto militar y el de la rama judicial es
todavía incipiente. Los trabajos en este campo son análisis clásicos de
presupuesto, que buscan detectar tendencias y relaciones con ciertas variables
agregadas.
Acerca de la efectividad de este gasto, los avances logrados en el país no van
mucho más allá de haber logrado que analistas externos discutan sus niveles con
las entidades que demandan los recursos. En este campo son análisis clásicos de
presupuesto, que buscan detectar tendencias y relaciones con ciertas con ciertas
variables agregadas.
Otra dimensión del impacto del crimen y la violencia sobre la eficiencia tiene que
ver con la destrucción o depreciación del capital humano. La violencia ha tenido un
considerable impacto en la construcción social de la realidad en torno del delito.
Mucha gente hoy en día tiene la idea de desplazarse hacia otras naciones donde
no exista la percepción que por la actividad delictiva aquí se experimenta.
Un capitulo adicional del impacto de la violencia sobre la eficiencia tienen que ver
con la manera como esta afecta las decisiones de inversión en capital humano. La
medición de los efectos sobre la educación y la capacitación, es todavía incipiente.
Extrañamente, no ha sido esta un área que haya interesado a los economistas
laborales o de la educación. Algunos trabajos estadísticos, y diversas historias de
vida o testimonios, surgieron un efecto determinante de las organizaciones
criminales sobre la delincuencia juvenil y sobre la utilización de armas de fuego.
Para todo ello se usan los servicios de los que en otra época se habrían llamado
traidores a la patria, que ahora abundan en casi todo el mundo, porque obran
dentro de su propio país, abierta o secretamente, a favor de la industria o el
comercio transnacionales, o con pretexto de servir a su religión o a su ideología
económica, política o social, entran en luchas internacionales, comprometiendo los
destinos de sus compatriotas y utilizando la ilegalidad de la delincuencia,
hábilmente protegida por funcionarios o por gobiernos extranjeros.
Mucho antes de que las sociedades civiles se construyeran, y que el estado y los
gobiernos se identificasen con la vida de la humanidad, los hombres se reunieron
en sociedad, en pequeños grupos, constituyendo la familia, por lo cual es puesta a
manifestación por la doctrina dominante cuando señala que la familia en todos los
tiempos ha sido y es la verdadera célula de la sociedad y piedra angular de
ordenamiento social.
Sea cual fuere la primera de las formas de convivencia humana es hoy verdad
aceptada por los sociólogos más distinguidos que la naturaleza del hombre
aparece sobre la faz de la tierra, aparece ya en un seno de alguna sociedad por
rudimentaria que quiera suponerse. La existencia del hombre aislado es hoy en el
mundo moderno, una de tantos mitos olvidados por la ciencia.
Es este elemento tan indispensable para la existencia del derecho social, como lo
es de las otras ciencias sociales, y que tiene además dos consecuencias
trascendentales: la primera consiste en que la sociedad distingue al hombre del
animal, y la segunda en que la sociabilidad es indispensable para alcanzar los
fines de la vida huma, fines que al nacer de los pueblos emprenden fatigosa
marcha a través de las edades, por alcanzar un puesto preferente en el gran
concierto de la sociabilidad humana, fines que se van adquiriendo.
Para decir que la finalidad de la política criminal univoca, debemos hacer una
puntualización: Hasta un pasado no muy lejano, aquella se entendió de manera
constante como la finalidad de controlar la criminalidad, es decir, el número de
infracciones delictivas.
A partir del desarrollo de estudios victimologicos, y en particular por la
preocupación acerca de las necesidades de la víctima, de su ámbito social, y de la
propia sociedad, el campo de acción de la política criminal se extiende también
hacia el control de las consecuencias del crimen, además de su prevención. Es
decir, las actuales prevén, sobre todo, el uso de instrumentos no penales, en
particular conciliatorios (la mediación en sus diversas formas) y restitutivos.
El sistema penal protege, más que a las victimas reales y potenciales, a la validez
de las normas. Todas estas características definen al sistema de justicia criminal
como un sistema de respuesta simbólica, lo que significa que la respuesta
simbólica deba desvalorizarse como una respuesta sin influencia.
Ahora bien piénsese en los aspectos más avanzados de la nueva prevención las
políticas integradas que se están experimentando en proyectos comunes
regionales de seguridad urbana, que pueden ofrecer una respuesta novedosa a la
cuestión criminal; una respuesta que no solo produzca una política multiagencial,
alternativa a la política criminal misma. De esta forma, es posible restituirá la
propuesta punitiva el espacio residual, el papel fragmentario que le pertenece, de
acuerdo con los principios constitucionales del estado democrático de derecho, sin
descuidar la tutela de alguna de las necesidades reales de los ciudadanos.