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Membrana Plasmática
Todas las células están rodeadas por la membrana plasmática, que define el límite de la
célula y separa su contenido interno del medio externo. Debido a que actúa como una
barrera selectiva al paso de las moléculas, la membrana plasmática determina la
composición del citoplasma. Puede decirse que esto define la identidad de la célula, por
lo que la membrana plasmática es una de las estructuras más importantes de la
evolución celular.
La membrana plasmática de las células actuales es una delgada capa de entre 6 a 10 nm
de espesor que se compone tanto de lípidos como de proteínas. Su estructura básica es
la bicapa fosfolipídica, que es impermeable a la mayoría de las moléculas hidrosolubles.
Por lo tanto, el paso de iones y de la mayor parte de las moléculas biológicas a través de
la membrana plasmática es mediado por proteínas, que son las responsables del tráfico
selectivo de las moléculas tanto al interior como al exterior celular. Otras proteínas de la
membrana plasmática controlan las interacciones entre las células de los organismos
multicelulares y actúan como sensores a través de los cuales la célula recibe señales del
medio. Por lo tanto la membrana plasmática se ocupa tanto de aislar al citoplasma como
de mediar las interacciones entre la célula y su medio.
Al estar por debajo del límite de resolución del microscopio óptico, la membrana
plasmática se observa mediante microscopía electrónica. Puede verse como una
estructura trilaminar, con un centro claro y dos capas densas por encima y por debajo.
Bicapa lipídica
Las membranas plasmáticas de las células animales contienen cuatro fosfolípidos
principales: fosfatidilcolina, fosfatidiletanolamina, fosfatidilserina y esfingomielina.
Juntos constituyen más de la mitad de los lípidos en la mayoría de las membranas. Estos
fosfolípidos se distribuyen de manera asimétrica entre las dos mitades de la bicapa de la
membrana. La capa externa de la
membrana plasmática está compuesta
principalmente por fosfatidilcolina y
esfingomielina, mientras que la
fosfatidilserina y fosfatidiletanolamina
son los fosfolípidos predominantes de
la capa interna. Un quinto fosfolípido,
el fosfatidilinositol, se encuentra
también localizado en la capa interna
de la membrana plasmática. Aunque
este último es un componente
minoritario, desempeña un papel
importante en la señalización celular.
Los grupos de la cabeza tanto de la
fosfatidilserina como del fosfatidilinositol están cargados negativamente, por lo que su
presencia predominante en la capa interna da lugar a una carga neta negativa en la
cara citosólica de la membrana plasmática.
La asimetría de los lípidos es importante desde el punto de vista funcional,
especialmente para transformar las señales extracelulares en señales intracelulares.
Muchas proteínas citosólicas se unen a un grupo de cabeza de un lípido determinado
en la cara citosólica de la bicapa lipídica. Los animales aprovechan la asimetría de los
fosfolípidos de sus membranas para distinguir entre células vivas y muertas. Cuando las
células animales sufren apoptosis (una forma de muerte celular programada), la
fosfatidilserina que por lo general está confinada en la cara citosólica de la bicapa, se
transloca rápidamente a la monocapa extracelular. La fosfatidilserina expuesta en la
superficie celular señaliza a las células vecinas, como los macrofagos, a fagocitar y
digerir a la célula muerta.
Además de los fosfolípidos, las membranas plasmáticas de las células animales
contienen glicolípidos y colesterol. los glicolípidos se encuentran exclusivamente en la
capa externa de la membrana plasmática, con sus residuos hidrocarbonados expuestos
a la superficie celular. Son componentes relativamente minoritarios. El colesterol, por el
contrario, es un componente mayoritario de las membranas de las células animales.
Hay dos características generales de la bicapa que resultan críticas para la función de la
membrana:
- La estructura de los fosfolípidos es la responsable de la actuación de las
membranas como barreras entre dos compartimentos acuosos. Debido a que el
interior de la bicapa fosfolípidos está ocupado por cadenas de ácidos grasos
hidrofóbicas, la membrana es impermeable a moléculas hidrosolubles.
- Las bicapas de los fosfolípidos que se encuentran en la naturaleza son fluidos
viscosos, no sólidos. Los ácidos grasos de la mayor parte de los fosfolípidos
naturales tienen uno o más enlaces dobles, que introducen codos en las cadenas
hidrocarbonadas y dificultan su
empaquetamiento. Por lo tanto, las largas
cadenas hidrocarbonadas de los ácidos
grasos se mueven libremente en el interior de
la membrana, por lo que la misma es ligera y
flexible. Además, tanto los fosfolípidos como
las proteínas son libres de difundir
lateralmente dentro de la membrana.
Debido a su estructura en anillo rígido, el colesterol
desempeña un papel característico en la
estructura de la membrana. El colesterol no forma
una membrana por sí mismo, pero se inserta
dentro de la bicapa de fosfolípidos con sus grupos
polares hidroxilo próximos a las cabezas de los fosfolípidos. Dependiendo de la
temperatura, el colesterol tiene efectos diferentes sobre la fluidez de la membrana. A
temperaturas altas, el colesterol interfiere con el movimiento de las cadenas de ácidos
grasos de los fosfolípidos, lo que disminuye la fluidez de la parte externa de la membrana
y reduce su permeabilidad a las moléculas pequeñas; también esto impide la
desestructuración del sistema membranoso. A bajas temperaturas, el colesterol tiene el
efecto opuesto: al interferir con las interacciones entre las cadenas de los ácidos grasos,
el colesterol protege a las membranas de congelarse y mantiene la fluidez de la
membrana. Aunque no está presente en bacterias, el colesterol es un componente
esencial de las membranas plasmáticas de las células animales. Las células vegetales
también carecen de colesterol, pero contienen unos compuestos relacionados, los
esteroles, que llevan a cabo una función similar.
Se piensa que no todos los lípidos se difunden libremente por la membrana plasmática.
Parece que determinados dominios de membrana están enriquecidos en colesterol y
esfingolípidos (esfingomielina y glicolípidos). Estos grupos de esfingolípidos y colesterol
se cree que forman “balsas” que se mueven lateralmente dentro de la membrana
plasmática y que pueden asociarse con proteínas de membrana específicas. Aunque
todavía no se comprende la función de las balsas lipídicas, puede que desempeñen un
papel importante en procesos como la señalización celular y la toma de moléculas
extracelulares por endocitosis.
Proteínas de membrana
Las proteínas son las responsables de realizar las funciones específicas de las
membranas. La mayor parte de las mismas está compuesta por aproximadamente un
50% de lípidos y un 50% de proteínas en peso, mientras que glicolípidos y glicoproteínas
entre un 5 y 10% de la masa de la membrana. Como las proteínas son mucho más
grandes que los lípidos se corresponde casi una proteína por cada 50 o 100 lípidos. Las
proteínas de membrana son muy variables en cuanto a su estructura y a la manera en la
que se asocian con la bicapa lipídica, lo cual refleja la variedad de sus funciones
En 1972, Singer y Nicolson propusieron el modelo de mosaico fluido de la estructura de la
membrana, en el que las membranas se consideran fluidos bidimensionales en los que
las proteínas se insertan dentro de las bicapas lipídicas. Singer y Nicolson distinguieron
dos clases de proteínas asociadas a la membrana:
- Proteínas integrales o intrínsecas: estas proteínas tienen partes que se insertan
dentro de la bicapa lipídica o no. Muchas de ellas son proteínas transmembrana (1,
2 y 3), es decir, que atraviesan la bicapa lipídica con partes expuestas a ambos
lados de la membrana. Pueden atravesar la bicapa en forma de una sola hélice 𝞪
(1), en forma de varias hélices 𝞪 (2), o en forma de una lámina ꞵ enrollada (barril ꞵ).
Como sus vecinas lipídicas, estas proteínas son anfifílicas, ya que tienen regiones
hidrofóbicas y regiones hidrofílicas. Las regiones hidrofóbicas se sitúan en el
interior de la membrana y se relacionan con las colas hidrofóbicas de las
moléculas lipídicas. Las regiones hidrofílicas se hallan expuestas al medio acuoso
de ambos lados de la membrana. Otras proteínas integrales se localizan por
completo en el citosol y se asocian con la monocapa citosólica de la bicapa
mediante una hélice 𝞪 anfifílica expuesta en la superficie de la proteína (4), o bien a
través de una o más cadenas lipídicas (ácidos grasos o grupos prenilo) a las que
se unen covalentemente (5). También existen proteínas completamente expuestas
en la superficie celular externa, ancladas a la bicapa por medio de una unión vía
un oligosacárido a un fosfatidil-inositol en la capa no citosólica de la membrana,
denominado anclaje GPI (6). A diferencia de las proteínas periféricas, las proteínas
integrales solamente pueden ser liberadas mediante tratamientos que rompan la
bicapa fosfolipídica. En otras palabras, sólo pueden ser disociadas mediante
agentes (detergentes) que alteren las interacciones hidrofóbicas que mantienen
unidas las partes proteicas que se insertan en la bicapa.
- Comentario: aunque la mayoría de las proteínas transmembrana atraviesan
la membrana mediante regiones de hélice 𝞪, existe una excepción bien
conocida que son las porinas (una clase de proteínas que forman canales
en las membranas externas de algunas bacterias). Muchas bacterias
incluyendo la E. coli tienen una gran permeabilidad a los iones y las
pequeñas moléculas polares, que se debe a las porinas, ya que forman
canales acuosos abiertos a través de la membrana externa. El análisis
estructural muestra que las porinas atraviesan la membrana en forma de
barriles ꞵ. Algunas están presentes en forma de monómeros, mientras que
otras se asocian formando multímeros estables. Las proteínas en barril ꞵ
son abundantes en la membrana mitocondrial externa, en cloroplastos y en
muchas especies de bacterias. Las hélices 𝞪 pueden deslizarse unas sobre
otras, permitiendo cambios conformacionales de la proteína que pueden
abrir y cerrar canales iónicos, transportar solutos o transducir señales
extracelulares a señales intracelulares. Por el contrario, en las proteínas con
estructura de barril ꞵ cada una de las hebras ꞵ está unida rígidamente a las
vecinas mediante enlaces de hidrógeno, haciendo improbables los cambios
conformacionales del barril.
- Proteínas periféricas o extrínsecas: son aquellas que no se insertan en el interior
hidrofóbico de la bicapa lipídica. En lugar de esto, se asocian indirectamente a
una u otra cara de la membrana a través de interacciones no covalentes con otras
proteínas de membrana (7 y 8). Estas interacciones frecuentemente implican
enlaces iónicos que se ven afectados por el pH extremo o la alta salinidad. Muchas
de las proteínas de este tipo pueden ser liberadas de la membrana mediante
procedimientos de extracción suaves, como la exposición a soluciones de muy alta
o baja fuerza iónica o de un pH extremo, que interfieren con las interacciones
proteicas pero mantienen intacta la bicapa lipídica.
Movilidad de las proteínas de la membrana
Las proteínas de la membrana y los fosfolípidos no pueden saltar hacia adelante y hacia
atrás entre las capas interna y externa de la membrana a una velocidad apreciable. Sin
embargo, debido a que se insertan en una bicapa lipídica fluida, tanto las proteínas
como los lípidos son capaces de difundirse lateralmente a través de la misma. Esto se
demostró en un experimento de Frye y Edidin en 1970, el cual apoyó al modelo de
mosaico fluido. El experimento consistió en fusionar células humanas con células de
ratón en un cultivo para obtener células híbridas. Luego se analizaría la distribución de
las proteínas en las membranas de las células híbridas.
Inmediatamente luego de fusionarse, las proteínas de humano y
de ratón se localizaron en mitades diferentes de las células
híbridas. Pero luego de un periodo de incubación, las proteínas
se encontraban totalmente mezcladas sobre la superficie celular,
lo que indicaba que se movían libremente a través de la
membrana plasmática.
Sin embargo, no todas las proteínas son capaces de difundir
libremente por la membrana. En algunos casos, la movilidad de
las proteínas de membrana se encuentra restringida por su
asociación con el citoesqueleto. En otros casos, la movilidad de
las proteínas de membrana puede estar restringida por su
asociación con otras proteínas de membrana, con proteínas de
la superficie de células adyacentes, o con la matriz extracelular.
Muchas células confinan sus proteínas de membrana en
regiones específicas de la bicapa lipídica continua. En células
epiteliales, como las que revisten el intestino, ciertas enzimas de
la membrana plasmática y algunas proteínas de transporte solo se encuentran en la
cara apical de las células (dominio apical) mientras que otras proteínas se hallan
confinadas en las caras basal y lateral (dominio basolateral). A menudo esta distribución
asimétrica de las proteínas es esencial para la función del epitelio. Para mantener estas
funciones diferenciadas, la movilidad de las proteínas de la membrana plasmática debe
estar restringida a los dominios pertinentes de la superficie celular. Esto tiene lugar por
un mecanismo que implica la formación de uniones estrechas entre las células
adyacentes del epitelio. Estas uniones no solo sellan el espacio entre las células sino que
también sirven como barreras para el movimiento de los lípidos y proteínas de
membrana. Como resultado, las proteínas son capaces de difundir tanto dentro del
dominio apical como del basolateral pero no son capaces de cruzar de un dominio a
otro.
Una célula también puede generar dominios de membrana sin utilizar uniones
intercelulares. El espermatozoide de los mamíferos, por ejemplo, es una célula aislada
que presenta varias zonas estructural y funcionalmente distintas delimitadas por una
membrana plasmática continua. Al observar un espermatozoide con microscopía de
fluorescencia, se puede constatar que la membrana plasmática presenta al menos tres
dominios diferentes. Algunas de las moléculas de la membrana son capaces de difundir
libremente dentro de los límites de su propio dominio. Se desconoce la naturaleza
molecular de las “vallas” que impiden a las moléculas salir de su dominio. Muchas otras
células tienen vallas similares en las membranas que confinan la difusión de las
proteínas de membrana a ciertos dominios de membrana. Por ejemplo, en la membrana
de células nerviosas se distingue un dominio que comprende el soma celular y las
dendritas, y otro que corresponde al axón.
La composición lipídica también puede perturbar la libre difusión de las proteínas de
membrana. La esfingomielina y los glicolípidos tienden a agruparse en pequeñas zonas
semi sólidas denominadas balsas lipídicas, que también están enriquecidas en
colesterol debido a la afinidad de empaquetamiento del colesterol y los esfingolípidos.
Las balsas también están enriquecidas en proteínas ancladas a GPI, y diversas proteínas
que se encuentran en la bicapa que entran y salen de las balsas. La presencia transitoria
de estas proteínas en las balsas permite la agrupación necesaria para procesos como la
endocitosis y la señalización mediada por receptores. Algunas balsas están
estabilizadas por interacciones con el citoesqueleto a través de proteínas periféricas de
membrana.
Glicocalix
Las porciones extracelulares de las proteínas de la membrana plasmática generalmente
se encuentran glicosiladas. Del mismo modo, las fracciones hidrocarbonadas de los
glicolípidos se exponen en la cara externa de la membrana plasmática. Como
consecuencia, la superficie de la célula está cubierta de un manto de carbohidratos
conocido como el glicocalix, constituido por los oligosacáridos de los glicolípidos y de
las glicoproteínas transmembrana.
Una de las funciones del glicocalix es
proteger la superficie celular. Además, los
oligosacáridos del glicocalix sirven como
marcadores de varios tipos de
interacciones célula-célula. Por ejemplo, la
adhesión de los glóbulos blancos
sanguíneos a las células endoteliales que
limitan los vasos sanguíneos. Por lo tanto,
los oligosacáridos expuestos en la
superficie celular proporcionan un conjunto
de marcadores que ayudan a identificar los
distintos tipos de células de los organismos
pluricelulares.
Canales iónicos
Las proteínas de canal mejor caracterizadas son los canales iónicos, que intervienen en
el tránsito de los iones a través de la membrana plasmática. Aunque los canales iónicos
están presentes en las membranas de todas las células, han sido especialmente
estudiados en el nervio y en el músculo, donde su apertura y cierre regulados son los
responsables de la transmisión de las señales eléctricas.
La mayoría de los canales de la membrana plasmática de las células animales y
vegetales que conectan el citosol con el exterior de la célula deben constituir
necesariamente estos poros estrechos y muy selectivos que se puedan abrir y cerrar con
rapidez. Respecto a la eficiencia de transporte, los canales iónicos tienen ventaja sobre
los transportadores, ya que a través de cada canal abierto pueden pasar hasta 100
millones de iones por segundo (cerca de mil veces más rápido que la del transporte
mediado por proteínas transportadoras). Pero a diferencia de los transportadores, los
canales no pueden acoplarse a fuentes de energía para realizar transportes activos. Por
lo tanto, la función de los canales iónicos es la de permitir que algunos iones
inorgánicos, sobre todo, sodio, potasio, calcio y cloro, difundan rápidamente a favor de
sus gradientes electroquímicos a través de la bicapa lipídica. La capacidad de controlar
los flujos iónicos a través de estos canales es esencial para muchas funciones celulares.
Dos propiedades importantes que diferencian los canales iónicos de los simples poros
acuosos son:
1. Presentan selectividad iónica, permitiendo que algunos iones inorgánicos puedan
pasar, pero otros no. Esto sugiere que sus poros deben ser lo bastante estrechos
como para forzar que los iones entren en contacto con las paredes del canal de
modo que sólo los iones del tamaño y carga apropiados puedan pasar. Además,
los iones que deben ser transportados tienen que deshacerse de la mayoría o de
todas las moléculas de agua asociadas para pasar, a menudo en fila, a través de la
parte más estrecha del canal, lo que se conoce como el filtro de selectividad. Esto
limita su velocidad de paso, así, cuando aumenta la concentración de un ion, el
flujo de este ion a través del canal aumenta proporcionalmente hasta que se
alcanzan los niveles de saturación, momento en que se llega a la velocidad
máxima de transporte.
2. Los canales iónicos no están abiertos de forma continua. En lugar de ello tienen
puertas, que les permiten abrirse brevemente y volver a cerrarse de nuevo.
Además, bajo una prolongada estimulación (química o eléctrica), la mayoría de
canales pasan a un estado cerrado “inactivado”, en el que son insensibles a
posteriores aperturas hasta que el estímulo ha desaparecido. En la mayoría de los
casos, la puerta se abre en respuesta a un estímulo específico. Los principales
estímulos que causan esta apertura son cambios en el voltaje a través de la
membrana (canales regulados por voltaje), una deformación o estrés mecánico
(canales regulados mecánicamente: suelen tener extensiones citoplasmáticas que
unen el canal al citoesqueleto) o la unión de un ligando (canales regulados por
ligando). El ligando puede ser tanto un mediador extracelular o un mediador
intracelular, como un ion o un nucleótido.
Potencial de membrana
Cuando existe una diferencia de cargas eléctricas a ambos lados de una membrana, se
establece un potencial de membrana. Estas diferencias pueden deberse tanto a un
bombeo electrogénico activo (plantas y hongos generalmente), como a un flujo pasivo de
iones (células animales). La diferencia de potencial transmembrana es de
aproximadamente 70 mV.
La bomba de sodio/potasio facilita el mantenimiento del balance osmótico a ambos
lados de la membrana de la célula animal al mantener muy baja la concentración
intracelular de sodio. Dado que hay muy poco sodio en el interior de la célula, para
contrarrestar las cargas negativas el potasio realiza un papel equilibrador al ser
bombeado activamente al interior de la célula.
Transportadores acoplados
Los transportadores acoplados acoplan el transporte en contra del gradiente de un
soluto con el transporte a favor del gradiente de otro. Algunos transportadores actúan
como transportadores acoplados, en los que la transferencia de un soluto depende
estrictamente del transporte de otro. El transporte acoplado supone la transferencia
simultánea de un segundo soluto en la misma dirección, realizado por los simportadores
o la transferencia de un
segundo soluto en sentido
contrario, como es el caso de
los antiportadores.
El estrecho acoplamiento entre
la transferencia de los dos
solutos permite que estos
transportadores acoplados
utilicen la energía almacenada
en el gradiente electroquímico
de un soluto, típicamente un
ion, para transportar el otro. De
esta manera, la energía libre
liberada durante el
desplazamiento del ion
inorgánico a favor de su
gradiente electroquímico se utiliza como fuerza impulsora para bombear otros solutos
en contra de sus gradientes electroquímicos. Este principio funciona en ambas
direcciones; algunos transportadores acoplados actúan como simportadores y otros
como antiportadores. En la membrana plasmática de las células animales, el ion
cotransportado cuyo gradiente electroquímico proporciona la fuente impulsadora suele
ser el sodio (Na+). El Na+ que entra en la célula durante el transporte es posteriormente
bombeado al exterior mediante una bomba de sodio impulsada por ATP, situada en la
membrana plasmática, la cual al mantener el gradiente de Na+, impulsa indirectamente el
transporte de otras moléculas que se cotransportan con el Na+. Por lo tanto, el gradiente
de Na+ que establece la bomba de sodio/potasio proporciona una fuente de energía
que se emplea con frecuencia para alimentar el transporte activo de azúcares,
aminoácidos e iones en las células de mamíferos. Cada simportador dirigido por Na+ es
específico para el transporte de un pequeño grupo de azúcares o de aminoácidos
relacionados entre sí. En estos sistemas, el soluto y el Na+ se unen a diferentes lugares de
la proteína transportadora; el Na+ tiende a entrar en la célula a favor de su gradiente
electroquímico por lo que, en cierto sentido, “arrastra” el azúcar o el aminoácido hacia el
interior de la célula. Cuanto mayor sea el gradiente electroquímico de Na+, mayor será la
velocidad de entrada del soluto a la célula; por el contrario, si la concentración de Na+ en
el fluido extracelular se reduce, el transporte del soluto disminuye.
En bacterias, levaduras y muchas organelas delimitadas por membranas de las células
animales, la mayoría de los sistemas de transporte activo impulsados por gradientes
iónicos dependen del gradiente de H+ y no del de Na+, lo cual refleja la predominancia en
estas membranas de las bombas de H+ y la ausencia de bombas de Na+.
En la imagen podemos ver que el transportador oscila entre dos estados alternos, A y B.
En el estado A, la proteína está abierta hacia el espacio extracelular mientras que en el
estado B está abierta hacia el citosol. Las uniones de Na+ y de glucosa son cooperativas,
es decir, la unión de cualquiera de los ligandos induce un cambio conformacional que
incrementa la afinidad de la proteína por el otro ligando. Como la concentración de Na+
es mucho mayor en el espacio extracelular que en el citosol, la glucosa tiene más
probabilidades de unirse al transportador en el estado A. De esta manera, tanto el Na+
como la glucosa entrarán en la célula, mediante una transición A—>B, mucho más
frecuentemente de lo que saldrán de ella. El resultado global es el transporte neto del
sodio como de la glucosa al interior de la célula. Cabe resaltar que dado que la unión es
cooperativa, la ausencia de uno de los ligandos impide que el otro se pueda unir al
transportador. Así, el transportador sólo puede sufrir el cambio conformacional entre los
dos estados si tiene unidos ambos solutos o ninguno.
Por ejemplo, las células epiteliales del intestino y del riñón contienen varios
simportadores a través de la membrana plasmática que son impulsados por el gradiente
de Na+. El transporte transcelular de la glucosa a través del intestino depende de la
distribución no uniforme de los transportadores en la membrana plasmática de la célula.
El proceso que se muestra permite el transporte de glucosa desde el lumen intestinal
hasta el fluido extracelular (de donde pasa a la sangre). La glucosa es bombeada al
interior de la célula a través del dominio
apical de la membrana gracias a un
simportador de glucosa impulsado por
el sodio. La glucosa sale de la célula a
favor de su gradiente de concentración
mediante un desplazamiento pasivo
mediado por un transportador de
glucosa diferente presente en los
dominios basolaterales de la membrana.
El gradiente de sodio que impulsa el
simportador de glucosa se mantiene
gracias a la bomba de sodio/potasio
que se encuentra en los dominios
basolaterales de la membrana, que
mantiene muy baja la concentración
intracelular de sodio. Las células
adyacentes están conectadas por
uniones estrechas impermeables, que
tienen una doble función en el proceso
de transporte en cuestión: evitan que
los solutos crucen el epitelio entre las células, lo que permite mantener un gradiente de
concentración de glucosa a través de la capa de células, y también actúan como
barreras de difusión de las proteínas de membrana, lo que permite confinar las
diferentes proteínas transportadores en sus respectivos dominios de membrana.
En muchas de estas células epiteliales, la superficie de la membrana plasmática es
notablemente elevada gracias a la formación de miles de microvellosidades, que se
proyectan de la superficie apical de cada célula. Estas microvellosidades pueden
aumentar el área total de absorción de una célula más de 25 veces e incrementar así en
gran medida su capacidad de transporte.
ATPasas H+ clase V
Todas las ATPasas clase V transportan solamente iones H+. Estas bombas protonicas,
presentes en las membranas de los lisosomas, endosomas y vacuolas de los vegetales,
funcionan para acidificar la luz de estas organelas. El mantenimiento del gradiente
protonico de unas 100 veces o mas entre la luz del lisosoma (pH ~4.5-5) y en el citosol (~7.2)
depende de la ATPasa clase V y, asi, de la produccion de ATP en la celula.
Por si solas, las bombas protonicas impulsadas por ATP no pueden acidificar la luz de
una organela (el espacio extracelular) porque estas bombas son electrogenicas, es decir,
se produce un movimiento neto de carga electrica durante el transporte. El bombeo de
solo unos pocos protones genera una acumulacion de iones H+ cargados positivamente
en la cara exoplasmatica de la membrana de la organela. Por cada H+ bombeado, un ion
negativo será “dejado atras” en la cara citosolica, lo que provocara alli la acumulacion de
iones cargados negativamente. Estos iones con cargas opuestas se atraen en las caras
opuestas de la membrana generando un potencial electrico. De este modo, la membrana
del lisosoma almacena cargas opuestas en lados opuestos de la membrana.
A medida que se bombean mas protones y se acumula un exceso de cargas positivas en
la cara exoplasmatica, la energia necesaria para mover protones adicionales en contra
de este gradiente de potencial electrico creciente aumenta notablemente y evita el
bombeo de protones adicionales mucho antes de que se establezca un gradiente de
concentracion transmembrana de H+ significativo. De hecho esta es la manera en la que
las bombas H+ de la clase P generan un potencial negativo en el citosol a traves de las
membranas plasmaticas de los vegetales y las levaduras.
Bomba de Ca2+
El transporte activo de Ca2+ a traves de la membrana plasmatica es dirigido por una
bomba de Ca2+ que esta relacionada estructuralmente con la bomba de sodio/potasio, y
que tambien es impulsada por la hidrolisis de ATP. La bomba de Ca2+ transporta Ca2+
fuera de la celula, por lo que las concentraciones intracelulares de Ca2+ son
extremadamente bajas: aproximadamente 0.1 µM respecto de la concentracion
extracelular de casi 1 mM. Esta concentracion intracelular de Ca2+ tan baja hace que la
celula sea sensible a pequeños incrementeos en el nivel de Ca2+ intracelular. Este
incremento transitorio del Ca2+ intracelular desempeña un papel importante en la
señalizacion celular.
En las membranas plasmaticas de bacterias, levaduras y celulas vegetales, las
responsables del transporte activo de H+ fuera de la celula son unas bombas ionicas
similares. Ademas, el H+ es bombeado de forma activa hacia afuera en las celulas que
recibe el estomago, produciendo la acidez de los fluidos gastricos.
Transporte en masa
Las proteinas trannsportadoras y de canal descritas, transportan moleculas pequeñas a
traves de la bicapa fosfolípidos. Las celulas eucariotas tambien son capaces de captar
macromoleculas y particulas del medio circundante por un proceso distinto llamado
endocitosis. En la endocitosis el material que se va a introducir es rodeado por una
porcion de la membrana plasmatica que luego se invagina para formar una vesicula que
contiene el material ingerido. El termino “endocitosis” incluye tanto la ingestion de
particulas grandes (como bacterias), como la entrada de fluidos o macromoleculas en
pequeñas vesiculas. La primera de estas actividades se conoce como fagocitosis (accion
celular de comer) y la otra como pinocitosis (accion celular de beber).
Fagocitosis
Durante la fagocitosis las celulas engullen particulas grandes como bacterias, desechos
celulares, o incluso celulas intactas. La union de la particula a unos receptores sobre la
superficie de la celula fagocitica dispara la extension de seudopodos (un movimiento de
la superficie celular basado en la actina). Los seudopodos acaban rodeando a la
particula y sus membranas se funden para formar una gran
vesicula intracelular (>0.25µm de diametro) llamada fagosoma.
Los fagosomas entonces se fusionan con los lisosomas,
dando lugar a los fagolisosomas en los que el material
ingerido se digiere por la accion de las hidrolasas acidas
lisosomales. Durante la maduracion del fagolisosoma, alguna
de las proteinas de membrana internalizadas se reciclan a la
membrana plasmatica.
La ingestion por fagocitosis de particulas grandes
desempeña papeles distintos en los diferentes tipos de
celulas. Muchas amebas emplean la fagocitosis para capturar
particulas alimenticias, como bacterias u otros protozoos. En
los animales pluricelulares, los papeles principales de la
fagocitosis son proporcionar una defensa contra
microorganismos invasores y eliminar celulas viejas o
dañadas del cuerpo. En los mamiferos, la fagocitosis es la
funcion principal de dos tipos de globulos blancos
sanguineos, macrofagos y neutrofilos. Ambos desempeñan un
papel critico en los sistemas de defensa del organismo.
Pinocitosis
A diferencia de la fagocitosis, que desempeña solamente
papeles especializados, la pinocitosis es un proceso común
entre las células eucariotas. La forma mejor caracterizada
de este proceso es la endocitosis mediada por receptor, que
proporciona un mecanismo para la entrada selectiva de macromoleculas especificas. En
primer lugar, las moleculas que se van a introducir se unen a receptores especificos de la
superficie celular. Estas depresiones se invaginan a partir de la membrana para formar
pequeñas vesículas revestidas con clatrina que contienen los receptores y sus
macromoléculas unidas (ligandos). A continuación, estas vesículas se fusionan con
endosomas tempranos, y su contenido se distribuye bien para
transportarse a los lisosomas o bien para reciclarse a la
membrana plasmática.
La endocitosis mediada por receptor es una actividad
característica de la membrana citoplasmática de las células
eucariotas. Se han encontrado más de 20 receptores diferentes
que se introducen de forma selectiva por esta ruta. Tambien se
incorpora fluido extracelular a las vesiculas revestidas segun se
invaginan desde la membrana plasmatica, por lo que la
endocitosis mediada por receptor provoca la entrada no
selectiva del fluido extracelular y de sus contenidos
(endocitosis en fase fluida), ademas de la introduccion de
macromoleculas especificas.
Varios estudios indican que las células también poseen vías de
endosimbiosis independientes de clatrina. Una ruta de
endocitosis independiente de clatrina implica la entrada de
moleculas en pequeñas invaginaciones de la membrana
plasmatica denominadas caveolas. Además, unas vesiculas
grandes pueden intervenir en la entrada de fluidos en un
proceso conocido como macropinocitosis. Por lo tanto, mientras que la endocitosis
dependiente de clatrina proporciona claramente una ruta principal para la entrada
tanto de fluidos como de macromoleculas especificas, las celulas tambien pueden
utilizar varios mecanismos posibles independientes de la clatrina.
CUESTIONARIO
2.
a. Explique qué diferencias estructurales y de composición encuentra en la
superficie celular de bacterias y arquibacterias.
4.
a. Explique por qué la membrana plasmática y las membranas intracelulares
son fluidas.
5.
a. Retomando lo aprendido en la semana anterior de cursado, fundamente
qué herramientas de biología celular de las estudiadas, pueden emplearse
para el estudio de la estructura de membranas.
6.
a. Relacione los conceptos de micela, bicapa y liposoma con el que habría
sido el inicio de la vida en la Tierra y la aparición de los primeros seres
vivos, y responda por qué los seres vivos emplean estructuras similares a
liposomas.
7.
a. Explique por qué los carbohidratos de la membrana plasmática están
únicamente en su cara exoplásmica y de qué manera se asocian a la
membrana.
8.
a. Teniendo en cuenta la composición de la membrana plasmática respecto
de membranas intracelulares de las células eucariotas, qué relación
encuentra con organelas involucradas en la “Teoría endosimbiótica”.