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I.
↓
En otras palabras…
No es posible calificar como delito una conducta ni imponer una pena sin la
existencia de una ley que señale expresamente el hecho respectivo y,
además, el castigo asociado a su comisión.
Contiene doble referencia: al delito y a la pena. No hay delito sin ley, no hay
pena sin ley.
EJ 1.
Ley A establece que “X” conducta constituye un hecho punible, pero omite
consagrar la pena que se asocia a su ejecución o bien manda a que se le
impongan las que se instituirán en un texto legal futuro, destinado a regular
materias conexas a aquella.
↳ quien cometa la conducta descrita no puede ser sancionado, ya que
infringe el principio “nulla poene sine lege”. Lo mismo ocurre en el caso de que
se sancione con “la pena que el juez determine”.
penas sin que la conducta que sanciona esté expresamente descrita en ella”
(nullum crimen sine lege).
*Se reitera la primera disposición en el art 18. del C.P y ambas en el 1º, inc
primero, del mismo cuerpo legal.
II.
Sólo puede ser fuente del derecho penal una ley propiamente tal. (ley en
sentido del art.1 del C.C)
Decretos con fuerza de ley: manifestación del Poder Ejecutivo que, en virtud
de una delegación de facultad realizada por el Legislativo, regulan materias
propias de una ley.
III.
IV.
Ej. Casos de normas que sancionan delitos tales como los cambiarios,
tributarios y otros semejantes.
Se supondría que las únicas leyes en blanco problemáticas son las propias,
debido a que las impropias, vendrían siendo una simple aplicación de técnicas
legislativas sin gran trascendencia práctica. → Para Cury, esto es incorrecto.
Para el autor, la mayor parte de los problemas generados por leyes en blanco
se presentan cuando el complemento se encuentra abandonado tanto a una
norma del mismo rango como a una instancia legislativa de jerarquía inferior.
También puede ponerse en duda que en las leyes en blanco impropias el nulla
poena esté a salvo, en especial si la disposición complementaria se encuentra
en una norma extrapenal, ya que podría derivar a la utilización de analogía,
cosa que pone en peligro el principio de reserva legal.
Para una parte de la literatura el problema con las leyes penales en blanco es
más aparente que real, puesto que la ley en blanco se remite al precepto
complementario y el contenido de éste si incorpora a ella, integrándose y
adquiriendo el mismo rango y calidad. Por lo que serían sólo una excepción
“aparente” a su vigencia.
El principio de reserva tiene por objeto asegurar que los ciudadanos sepan,
con precisión y claridad cuáles son las condiciones cuya ejecución a omisión,
trae aparejada la imposición de una pena. Para esto, la ley debe proporcionar
los antecedentes de lo que es mandado o prohibido.
El inc. octavo del Nº3 del art 19 de la C.P.R de 1980 pareciera vedar la
posibilidad de consagrar una ley penal en blanco: “ninguna ley podrá
establecer penas sin que la conducta que se sanciona esté expresamente
descrita en ella” lo que sugiere de que está prohibida la remisión a otras
disposiciones, sobre todo si son de jerarquía inferior. Para Cury, no se excluye
la posibilidad de una ley en blanco, sino que tan sólo la limita, subrayando el
principio de tipicidad.
↳
1) El género de disposiciones sólo es aceptable cuando reúne
características capaces de asegurar al ciudadano el conocimiento de
los mandatos y prohibiciones protegidos por una pena penal.
227-236.
La ley penal dispone sólo para lo futuro y no puede jamás tener efecto
retroactivo.
De acuerdo con el art. 18 inc.segundo, tercero y cuarto del C.P “si después de
cometido el delito y antes de que se pronuncie sentencia de término, se
promulgare otra ley que exima tal hecho de toda pena o le aplique una
menos rigurosa, deberá arreglarse a ella su juzgamiento”.
Si la ley aludida se promulga “después de ejecutoriada la sentencia, sea que
se haya cumplido o no la condena impuesta, el Tribunal de primera instancia
que hubiere pronunciado dicha sentencia deberá modificarla, de oficio o a
petición de parte y con consulta a la Corte de Apelaciones respectiva”
Pero en el inc. final se advierte que la aplicación del artículo “no modificará
las consecuencias de la sentencia primitiva en lo que diga relación con las
indemnizaciones pagadas o cumplidad o las inhabilidades”
Puede ocurrir, por ejemplo, que la ley antigua contemple un marco penal
cuyo extremo superior es más alto que el conminado por la nueva, pero que
sea más bajo el extremo inferior.
Por ejemplo, cuando la ley que amenaza penas aparentemente más
benévolas introduce al mismo tiempo agravantes no consideradas por la otra,
cuando las penas establecidas por ambas leyes son de distinta naturaleza.
En la mayor parte de los casos, bastará con que el juez decida teniendo en
cuenta la totalidad de los factores que intervienen en el caso concreto y son
relevantes para la determinación de la pena en conformidad a cada una de
las leyes en conflicto.
EJ. Para un sujeto de escasos recursos y poca instrucción, puede ser más
beneficioso ir a presidio por dos años que ser expulsado del país por el mismo
lapso.
El art. 18 del C.P sólo exige, para la aplicación de la ley más favorable, que
esta haya sido promulgada. Por lo que no importa que su vigencia se
encuentre diferida.
Cuando con sujeción a la nueva ley es posible imponer al reo una pena igual a
la que se estableció en la “sentencia de término”, pero también,
facultativamente, una más benigna, el juez no está obligado a efectuar la
modificación de oficio; pero tendrá cuando menos que revisar el fallo si así lo
solicita la parte.
Dos limitaciones:
f) La ley intermedia.
g) La ley temporal.
Aquella que es dictada para para que rija durante un período de tiempo
predeterminado en ella misma o mientras subsisten unas circunstancias que
son las que determinan su promulgación. Concluido el término de vigencia,
recobra imperio la legislación común, para la cual el hecho respectivo puede
ser impune o estar sometido a una sanción más benigna. El problema
consiste, pues, en decidir si también en estos casos debe aplicarse la
disposición del art. 18 inc. segundo y tercero C.P.
Cuando se dicta una ley penal en blanco que favorece al reo, debe ser
aplicada retroactivamente. Lo mismo sucede si se modifica la norma
complementaria de una ley en blanco impropia. En cambio, las disposiciones
complementarias de leyes en blanco propias se han confiado a una instancia
legislativa de inferior jerarquía, precisamente porque se refiere a materias
cuya regulación debe variar cada cierto tiempo, por lo que tampoco es
aplicable la regla de retroactividad en caso de ser más favorable al reo.