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La 

lengua escrita constituye una variedad de la lengua.1 La comunicación


escrita se establece a distancia, utiliza el código gráfico y es diferida, es decir, no
hay simultaneidad de emisión y recepción.1En la escritura, la información de los
elementos prosódicos, contextuales y no verbales es sugerida por medio
de signos de interrogación y exclamación, recursos tipográficos
(subrayado, mayúsculas, letra negrita, letra cursiva) y explicaciones verbales que
permiten interpretar adecuadamente el mensaje. Según los estudios de lingüística
textual o de gramática del discurso, cuando hablamos o escribimos construimos
textos, y para hacerlo, tenemos que dominar varias habilidades como: identificar la
información relevante de la irrelevante, identificar el objetivo de aquello sobre lo
que vamos a hablar o escribir, organizar el contenido en un orden cronológico y
comprensible, escoger las palabras adecuadas, construir las frases entre sí,
construir un párrafo, etc. Las reglas fonéticas y ortográficas, morfosintácticas y
léxicas son sólo una parte del conocimiento del conjunto de conocimiento que
maneja un usuario de la lengua. Los conocimientos que posee un escritor para
poder producir enunciados coherentes, organizados, y con una intencionalidad
clara pueden clasificarse en los siguientes aspectos:
adecuación: saber escoger la variedad (dialectal o estándar) y el registro (general
o específico, formal o informal, objetivo o subjetivo).

1. coherencia: seleccionar la información relevante y poder


estructurarla.
2. cohesión: saber conectar las distintas frases que forman un texto
(pronominalizaciones, puntuación, conjunciones, etc)
3. corrección gramatical: conocer las reglas fonéticas y ortográficas,
morfosintácticas y léxicas de la lengua que permiten construir
oraciones aceptables y gramaticales.
4. disposición en el espacio: saber cómo debe presentarse un escrito
(convenciones para cada clase de texto, según su intención y
formato).
5. estar atento a las diferencias contextuales entre la oralidad y la
escritura.
6. en la escritura hay que saber distinguir aquellos contenidos escritos
para ser leídos o escritos para ser dichos. Cada uno de los
subcanales requiere el uso de recursos y estrategias comunicativas
propios.

¿QUÉ ES LEER?
Leer es un acto de pensamiento que implica una intensa movilización cognitiva
para interpretar y construir el sentido de la lectura, en una permanente interacción
entre el lector y el texto, que requiere, también, la intervención de la afectividad y
las relaciones sociales. Leer no es, entonces, un simple proceso de decodificación
de un conjunto de signos; no es una tarea mecánica, leer es comprender: el
sentido del mensaje, quién escribe, para quién escribe, para qué lo hace, qué
quiere comunicar... Enseñar a leer es más que enseñar el código lingüístico y sus
mecanismos de articulación, lo más importante es entender el lenguaje escrito
como otra forma de expresarse, otra forma de “decir” las ideas, de manifestar lo
que se quiere. Aprender a leer es llegar a comprender que la lectura transmite
mensajes. Muchas veces creemos que los niños tienen que aprender primero la
parte mecánica para llegar después a la interpretación de mensajes, sin embargo,
esto no es así. Los niños están en capacidad de comprender lo que leen desde
que inician su aprendizaje, valiéndose de muchos medios que podemos
enseñarles a utilizar, como por ejemplo: leer las imágenes, reconocer la silueta
textual (presentación externa del texto: carta, receta, instructivo), reconocer la
intencionalidad por la situación de comunicación (si llegó una carta, si leemos para
estudiar o para entretenernos, recibir una circular o un volante de publicidad). Por
ello, es preferible evitar el empleo de métodos que enfatizan el desarrollo gradual
de destrezas independientes como vocales, sílabas aisladas, palabras sueltas y
que dejan para el final la comprensión de lo que se lee, porque así se pierden
valiosas oportunidades de aprender y valorar la principal finalidad de la lectura que
es la de comprender mensajes. Los niños, desde el principio de su aprendizaje,
deben descubrir lo importante que es saber leer porque les permite comunicarse
con otros, recibir e interpretar mensajes, sentir la lectura como fuente importante
de placer y entretenimiento. Permite apreciar que el lenguaje escrito es la forma
como perdura en el tiempo el lenguaje oral. Con el tiempo, los niños aprenderán
también a valorar la lectura como fuente de información y como medio que les
ayuda a mejorar sus habilidades lingüísticas.

¿QUÉ ES ESCRIBIR?
Todo escrito cumple una función social porque se escribe, principalmente, para
comunicar algo a alguien. Quien escribe lo hace para expresar sus vivencias, sus
angustias, sus sueños, sus deseos; para solicitar algo que le interesa, para
informar, para conservar sus ideas en el tiempo; para disfrutar por el placer de
hacerlo; pero lo escribe porque percibe que lo que comunica puede ser valorado
por los demás. Escribir no es, tampoco, una tarea mecánica de codificación, no es
suficiente conocer los signos y saber construir con ellos combinaciones. La
escritura debe entenderse, desde que se aprende, como un recurso de
comunicación que permite representar el lenguaje oral para transmitir mensajes. El
niño que aprende a escribir debe percibir primero que a cada expresión del
lenguaje oral le corresponde una representación gráfica, así a cada fonema le
corresponde una grafía pero, también, existen otros signos o símbolos que se
utilizan en esta representación, como: las tildes que representan la fuerza con que
se pronuncian algunos fonemas, los signos de interrogación y exclamación que
representan determinadas entonaciones que usamos al hablar, las comas y
puntos que representan las pausas, los espacios en blanco entre palabras que
representan el final de un término y el inicio de otro... Ir enseñando esto de
manera integral y no de manera aislada, mostrarlo en textos completos, usarlos
desde el inicio en la producción de textos, ayuda a que el niño entienda la
escritura como el sistema que registra el habla y que, tal como ocurre con el
lenguaje oral, el lenguaje escrito sirve para comunicar lo que se quiere decir.  Lo
más importante, entonces, en el aprendizaje inicial de la escritura no es aprender
las “letras” sino aprender el sentido (comunicar) y el mecanismo (representar) del
lenguaje escrito; junto con ello se va aprendiendo el trazo de las grafías y su
mecanismo de articulación, pero siempre partiendo de un contexto significativo
que tiene que ser un mensaje. Otro aspecto importante, que debe darse
simultáneamente, es el de producir mensajes (no sólo copiar textos o escribir
textos dictados) ya que la producción de textos desarrolla el pensamiento y la
capacidad comunicativa. El niño debe, desde el principio, tratar de traducir ideas y
pensamientos propios al lenguaje escrito, usando todos los recursos disponibles a
su alcance (imágenes, grafías conocidas, grafismos propios) hasta que esté en
capacidad de ir reemplazando sus símbolos por los convencionales. En este
proceso de creación irá perfeccionando su escritura, pues será necesario revisar y
mejorar lo escrito para hacerlo comprensible al destinatario. Llegar a ser buen
escritor resulta tanto o más difícil que ser buen lector, porque la habilidad de
producir un texto exige práctica continua y constante. Requiere leer y escribir
mucho, en un proceso continuo de reflexión que facilita el desarrollo progresivo del
manejo de la lengua, esto fortalece la habilidad comunicativa.  Escribir es la
habilidad de producir textos, con autonomía, para comunicar mensajes a otros.
Requiere intensa actividad cognitiva en situaciones de comunicación real.

¿Cuáles son las funciones del lenguaje?


Las funciones del lenguaje son
seis:referencial, emotiva (expresiva), apelativa (conativa), metalingüística, po
ética (estética) o racional. Las distintas funciones lingüísticas se fijan en
función de las distintas relaciones que se establecen entre los distintos
elementos clásicos de la comunicación. Conocer los elementos de la
comunicación es el paso previo a hablar de las funciones del lenguaje pues, si
no los conocemos, no podemos entender la relación que existe entre ellos.

¿Qué son las funciones del lenguaje? Tipos y ejemplos


Las funciones lingüísticas, como decíamos, son las distintas relaciones que se
establecen entre los distintos elementos comunicativos. Entramos a comentar
los distintos tipos y clases de funciones del lenguaje y presentamos algunos
ejemplos.

Función referencial o informativa del lenguaje


La función referencial o informativa es quizás la más sencilla de entender y las
más frecuente en nuestra vida diaria. Esta función lingüística pone en relación
los distintos elementos comunicativos: Contexto y el mensaje. Decimos que la
función es referencial cuando cuando el mensaje y el contexto coinciden con el
mensaje que el emisor ha emitido al receptor. En otras palabras, la realidad
coincide con el mensaje que se ha dicho.
Ejemplos de función referencial:
Son las tres de la tarde.
Está lloviendo en la calle.
Esa abuela se ha caído y se ha abierto una brecha en la cabeza.
Si nos fijamos, los distintos enunciados coinciden y son comprobables a simple
vista. Es decir, el mensaje que se ha enviado coincide con la realidad (contexto)
al que se hace referencia porque: Hace sol, el suelo está mojado y la abuela
sangra.
Función expresiva o emotiva del lenguaje
La función expresiva del lenguaje tiene como objeto principal el emisor del
mensaje. La expresión del emisor al emitir el mensaje nos deja ver cierto estado
de ánimo o emoción. La emoción o expresión del sujeto que emite el mensaje
(emisor) también lo podemos ver en los gestos de este cuando emite el
mensaje.
La característica principal de la función expresiva del lenguaje es la subjetividad.
El sujeto que emite el mensaje nos expresa desde su estado de ánimo una
información: está contento, está triste, está dolido… Por ello, solemos utilizar la
primera persona aunque no es necesario.
Ejemplo de la función expresiva
¡Qué bonito es vivir entre amigos!
¡Qué contento estoy!
¡Mierda, ya me han vuelto a llamar!
Nótese en cada ejemplo la relación que existe entre el estado de ánimo que
existe en el emisor con el mensaje que se emite. Precisamente, esto es la
función expresiva del lenguaje.

Función apelativa o conativa del lenguaje


La función apelativa o conativa del lenguaje pone su acento en el receptor. Tal y
como indica su nombre, apelar significa «dirigirse dialécticamente a alguien» y
es en este «alguien» en quien recae la fuerza del mensaje y de quien se trata de
motivar una reacción.
La función apelativa o conativa (inicio) utiliza distintos recursos lingüísticos para
que el emisor establezca una conexión con el receptor: vocativos, imperativos,
interrogaciones… Su finalidad, como hemos ido diciendo, es provocar una
reacción en receptor.
Ejemplos de la función apelativa
¡Pásame el mando!
Está un poco oscuro, ¿no? (Enciende la luz).
Pepe, ¿Estás cansado?
En cada uno de los ejemplos expuestos, se espera una acción o reacción del
receptor. Se espera del receptor una respuesta.

Función poética del lenguaje


La función poética del lenguaje centra su atención en la forma o estética misma
del mensaje. Es la forma y la elegancia con la que el propio mensaje se emite y
se presenta ante el receptor.
Suele acompañarse de algunos recursos lingüísticos, literarios y, a veces, de
arcaísmos o similares. La función poética busca el «decoro» en el mensaje para
que atraiga la atención por sí mismo.
Ejemplos de la función poética
Tanto monta, monta tanto. Isabel como Fernando.
A caballo regalado no le mires el dentado.
Casa Zabala, la que al vender, regala.
Función fática del lenguaje
La función fática o relacional del lenguaje es aquella que pone en relación
ininterrumpida al emisor y receptor. Es una función —casi herramienta— de
comunicación que nos permite comprobar que el canal de comunicación sigue
abierto y que el mensaje llega desde el emisor al receptor.
No ofrece ningún contenido ni información relevante para el mensaje pero sí
para el emisor. Su propósito es mantener, cerrar o abrir el canal de
comunicación.
Ejemplo de la función fática del lenguaje
Ok, bien, si…si,…
De acuerdo, perfecto, naturalmente…

Función metalingüística del lenguaje


La función metalingüística es, como la propia palabra indica, una función que
se utiliza para hablar del propio mensaje en sí. Esta función pone su acento en
el código, es decir, la lengua que se emplea en la propia comunicación.
Esta función está pensada especialmente para la docencia y el material
didáctico. Se incluyen definiciones y el estudio mismo de las palabras.
Ejemplos de la función metalingüística
Pedro tiene 5 letras.
«Bonito» es un artículo.

El uso social y el uso escolar de la lengua escrita


 La lengua escrita es objeto de una construcción activa por parte de los niños y de
las niñas, tanto en relación con la representación del sistema de escritura como
con la organización del contenido y la forma en que se estructura el texto escrito.
Así como los niños y las niñas construyen su lengua oral en su interacción con el
medio, también se apropian de la lengua escrita a partir de su interacción con un
ambiente "alfabetizado", rico en materiales escritos, y con adultos que leen y
escriben. El Nivel Inicial debe posibilitar este encuentro con la escritura, en
situaciones de significatividad personal y social, incentivando la curiosidad del niño
y la niña por la lengua escrita. 

Fuera de la institución escolar, la lengua escrita es utilizada para cumplir funciones


específicas: comunicación a distancia, registro de lo que se desea recordar,
organización de la información, reflexión acerca de las propias ideas y vivencias. 

Por ejemplo: 
 Cuando vamos al automercado hacemos una lista de las cosas que
necesitamos para recordarlas luego, en el momento de realizar la compra.
  El aficionado al deporte colecciona recortes para recordar la trayectoria de
su equipo favorito.
 El adolescente registra en su diario sus preocupaciones más íntimas. entre
otras. 
 Si esperamos que los alumnos se apropien de ese objeto de conocimiento que es
la lengua escrita, debemos presentarla en la escuela tal como es fuera de ella, sin
deformaciones que la conviertan en un mero “objeto escolar”. Es por eso que el
rescate de la función social de la lengua escrita es uno de los principios que deben
guiar el diseño y la conducción de las actividades realizadas en la escuela.

 El alumno, por el principio relacionado con la función social de la lengua escrita,
debe tener las oportunidades de acceso a todo tipo de material escrito: cuentos,
periódicos, revistas, cancioneros, libros informativos no escolares, libros con
instrucciones para la realización de juegos y trabajos manuales, recetarios de
cocina, poesías, adivinanzas, cartas, y cualquier otro material significativo. 
Reflexiones acerca de la lengua escritade código sustitutivo a código adaptativo
La mayor parte de los lingüistas ha considerado tradicionalmente la escritura como
un código de tipo sustitutivo. Sin embargo, la evolución moderna de la lingüística
ha abierto un panorama favorable al reconocimiento de su autonomía y la
equiparación con la lengua oral; aunque todavía no se ha profundizado
suficientemente en sus capacidades adaptativas y su funcionamiento complejo.
Los pocos trabajos que existen en esa dirección (v.g. Changizi y Shimojo 2005;
Lock y Gers 2012) no se fundamentan en los enfoques lingüísticos y
psicolingüísticos que abordan el fenómeno de la escritura. Por otra parte, la
lingüística cognitiva y evolucionista parece mantener un cierto silencio escéptico
sobre esta cuestión. En este trabajo pretendemos abrir una vía para abordar su
estudio teórico como un sistema adaptativo dotado de un funcionamiento complejo
semiautónomo -en conjunción con la lengua oral- a partir de los conocimientos que
la lingüística actual posee sobre el fenómeno de la escritura.
 Autores: José Henrique Pérez Rodríguez
 Localización: RAEL: revista electrónica de lingüística aplicada, ISSN 1885-
9089, Vol. 13, Nº. 1, 2014, págs. 157-194
 Idioma: español


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