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Texto es la unidad lingüística comunicativa fundamental, producto de la actividad verbal humana, que posee

siempre carácter social; está caracterizado por su cierre semántico, así como por su coherencia profunda y
superficial, debido a la intención (comunicativa) del hablante de crear un texto íntegro y a su estructuración
mediante conjuntos de reglas: las propias del nivel textual y las del sistema de la lengua. (Enrique bernandez)

se refiere al texto como unidad lingüística comunicativa fundamental. Esto es, el texto es una unidad, un todo, en el
que se integran unidades menores (frases, oraciones, sintagmas, palabras, fonemas) que funcionan estrechamente
relacionadas entre sí y que ayudan a configurar el texto como tal, ya que se trata de un producto lingüístico, es
decir, que se produce con los signos y reglas propios de un lengua determinada, sea de forma oral o escrita; es
comunicativa, ya que el texto siempre se produce dentro de un acto de comunicación entre 2 o más hablantes; y es
fundamental, porque es la base de la comunicación; toda comunicación se entabla con textos diversos según las
necesidades de los hablantes. Cuando nos comunicamos no lo hacemos mediante frases, palabras u oraciones, sino
por medio de textos.

se señala que el texto es producto de la actividad verbal humana, ya que solo los hombres con su facultad del
lenguaje pueden utilizar textos para comunicarse. Si bien el hombre puede valerse de códigos no lingüísticos
(imágenes, señales, sonidos...), la plenitud de su pensamiento solo puede ser comunicado por medio del habla.

posee carácter social, pues la comunicación se produce siempre en sociedad, exige la presencia de otro con quien
desea comunicarse. Todo texto se dirige siempre a un receptor, conocido o supuesto, único o múltiple, etc. Además,
el texto va ligado siempre al contexto en el que se ha producido, lo cual es determinante muchas veces para su
correcta interpretación.

El texto posee cierre semántico, esto es, tiene sentido completo. El texto debe bastar para comunicar lo que se
quiera. Por ejemplo, si alguien desea saludar de manera informal y rápida a otra persona, bastará con que diga
“¡Hola!” para cumplir con esa intención y para transmitir a cabalidad su mensaje en esas circunstancias.

Asimismo, la coherencia profunda y superficial del texto se logra por la relación entre las partes que componen el
texto, de modo que no haya entre ellas contradicciones o imprecisiones que distorsionen o impidan la
comunicación del mensaje. Además, el texto cobra sentido en cuanto se ajusta a la lógica del pensamiento humano
y no contraviene el conocimiento del mundo. Por ejemplo, decir que el caballo blanco de San Martín es negro sería
incoherente, ilógico, pues no puede ser blanco y negro a la vez; o afirmar que la capital del Perú es Piura sería ir
contra lo que se sabe respecto de la división geopolítica del Perú

Todo texto parte de una intención comunicativa del hablante de crear un texto íntegro; es decir, que en la
comunicación partimos a priori de que el emisor si entabla una comunicación, lo hace guiado por algún motivo o
alguna razón y que brindará la información que haga falta para lograr tal fin. No obstante, según las circunstancias,
el emisor podría esconder su intención, maquillarla y será tarea del receptor poder llegar a ella o hacer de cuenta
que no ha descubierto la intención real del emisor, con lo que la comunicación sería fallida.

El texto, por último, se estructura en torno a dos tipos de reglas: las del nivel textual y las del sistema de la lengua
en que se produce (español, inglés, francés...). Así, no basta con saber escribir bien en un idioma, o sea, saber las
letras, formar palabras, oraciones, pronunciar bien los sonidos, no cometer faltas ortográficas o fallos de redacción;
todo ese conocimiento es preciso, pero no es suficiente. Cuántas veces nos habremos enfrentado al hecho de que, a
pesar de ser hablantes nativos, que conocen y dominan su lengua, nos has costado escribir un texto porque no
sabemos cómo hacerlo: la primera vez que se nos pidió hacer un resumen, una reseña o una solicitud o una
declaración jurada o hacer un brindis en una fiesta. En estas situaciones, lo que nos faltaba era el modelo que
teníamos que seguir para poder hacerlo, un modelo del que, a lo mejor carecíamos y que impedía realizar el texto.
Por tanto, para poder producir ese texto, tendremos que recurrir a la ayuda de otros, de fuentes que nos indiquen
qué modelo seguir para, por imitación, poder producir el texto propio. Cuando se aprende una lengua, no se
aprender, pues, solo su gramática o su fonética, se aprende también los distintos tipos de textos que rigen la vida en
esa comunidad. El alumno universitario, por ejemplo, tendrá que aprender a comunicarse con tipos de textos
propios de su ámbito académico: el examen oral o escrito, la exposición, el trabajo, la presentación audiovisual, la
solicitud, el reclamo..., que, conforme vaya avanzando en su vida académica, irá dominando y lo mismo hará
cuando se enfrente a su vida profesional y, en general, en todos los ámbitos de su vida.

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