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Biografía
Desde niño demostraba una afinación por el arte, la primera pintura conocida del
artista es de cuando tenía seis años, titulada Paisaje cerca de Figueras. Fue gracias a una
familia de artistas (los Pichot) amiga de sus padres que Dalí descubrió el impresionismo a la
edad de doce años. Por los consejos de Ramon Pichot, su padre lo envió a clases de Pintura.
Estudió en la Real Academia de artes San Fernando de Madrid. Desde un inicio llamó
mucho la atención por su estilo y carácter estrafalario, al igual que por sus pinturas; fue
expulsado de la academia próximo a presentar exámenes finales, pues afirmaba que no había
nadie que pudiera examinarlo. Posterior a esto, viaja por primera vez a París donde conoce a
Pablo Picasso, reconocido artista e ídolo de Dalí. Es en París donde nace su surrealismo, entra
a formar parte del grupo de surrealistas encabezado por André Breton y cerca de 1929 conoce
a Elena Ivaovna Diakonova “Gala Dalí” con quien contrae matrimonio.
En 1931 pinta uno de sus cuadros más famosos, La persistencia de la memoria, que al
presentarse en exposiciones junto con otras de sus obras, causó gran asombro entre los
espectadores.
Es en 1938 que Salvador Dalí conoce a Freud, gracias a su amigo Stefan Zweig, a
quien presenta un escrito de su autoría del método paranoico-crítico. Para Dalí el
psicoanálisis, que surgía con Freud, fue importante para su obra, pues lo llevó a interesarse y
profundizar sobre la psique y los sueños, generalmente hacía referencia a los “principios
freudianos” cuando explicaba los fundamentos en los cuales descansaban sus bases creativas.
Dalí nos da un vistazo de cómo vivió su encuentro con Freud en su biografía de 1942
La vida secreta de Salvador Dalí, después de tres intentos de hacerlo en sus viajes a Viena:
Mis tres viajes a Viena fueron exactamente como tres gotas de agua, faltas de reflejos que las
hicieran brillar. En cada uno de estos viajes hice exactamente lo mismo: por la mañana, iba a
ver el Vermeer de la colección Czernin, y a la tarde, no iba a visitar a Freud, porque
invariablemente me decían que estaba fuera de la ciudad por motivos de salud. [...] De pronto
vi una fotografía del profesor Freud en la primera página de un periódico que alguien estaba
leyendo junto a mí. Inmediatamente me hice traer un ejemplar y leí que el desterrado Freud
acababa de llegar a París. No nos habíamos repuesto del efecto de esta noticia cuando lance
un grito. ¡En aquel mismo instante había descubierto el secreto morfológico de Freud! ¡El
cráneo de Freud es un caracol! Su cerebro tiene forma de una espiral - ¡que hay que sacar con
una aguja! Este descubrimiento influyó mucho en el dibujo de su retrato que hice más
adelante del natural, un año antes de su muerte. (p. 25- 26).
No fue sino hasta julio de 1938 cuando gracias a la ayuda del escritor autriaco Stefan
Zweig, se logra organizar una reunión entre ellos:
[...] Debía verme con Freud, finalmente, en Londres. Me acompañaban el escritor Stefan
Zweig y el poeta Edward James. Mientras cruzaba el patio del anciano profesor vi una
bicicleta apoyada en la pared y sobre la silla, atada con un cordel, había una roja bolsa de
goma, de las que se llenan de agua caliente, que parecía llena, y sobre la bolsa ¡se paseaba un
caracol! [...] Contrariamente a mis esperanzas, hablamos poco, pero nos devorábamos
mutuamente con la vista. Freud sabía poco de mí, fuera de mi pintura, que admiraba, pero de
pronto sentí el antojo de aparecer a sus ojos como una especie de dandy del "intelectualismo
universal". Supe más adelante que el efecto producido fue exactamente lo contrario [...].
Antes de partir quería darle una revista donde figuraba un artículo mío sobre la paranoia.
Abrí, pues, la revista, en la página de mi texto, y le rogué que lo leyera si tenía tiempo para
ello. Freud continuó mirándome fijamente sin prestar la menor atención a mi revista. Tratando
de interesarle, explíquele que no se trataba de una diversión surrealista, sino que era realmente
un artículo ambiciosamente científico y repetí el título, señalando al mismo tiempo con el
dedo. Ante su imperturbable indiferencia, mi voz se hizo involuntariamente más aguda y más
insistente. Entonces, sin dejar de mirarme con una fijeza en que parecía convergir su ser
entero, Freud exclamó, dirigiéndose a Stefan Zweig: "nunca vi ejemplo más completo de
español- ¡qué fanático!" (p 27).
El encuentro le produjo gran malestar al artista, debido a que para él, Freud
interactuaba con Zweig como si no hubiese nadie más en la sala. Sin embargo, el día después
de su encuentro, Freud le envia una carta a Zweig diciendo:
Realmente tengo razón para agradecerle por la introducción que me trajo el visitante de ayer.
Porque hasta entonces me inclinaba a considerar a los surrealistas, quienes aparentemente me
han elegido como su santo patrón, como absolutos (digamos 95 por ciento, como el alcohol)
excéntricos. El joven español, sin embargo, con sus ojos cándidos fanáticos y su indiscutible
dominio técnico, me ha hecho reconsiderar mi opinión. Sería en efecto muy interesante para
investigar analíticamente cómo una imagen como esta llegó a ser pintada. Desde el punto de
vista crítico aún podría sostenerse que la noción de arte desafía expansión, siempre y cuando
la proporción cuantitativa de material inconsciente y tratamiento preconsciente no permanece
dentro de los límites definidos. En cualquier caso se trata de graves problemas psicológicos.
Salvador Dalí no solo se limitó a la pintura sino que se incluyó en distintos proyectos,
que aumentaron su popularidad de excéntrico siendo uno de los pioneros de la holografía
artística. En 1974 abre un museo en Figueras, que aún continúa en funcionamiento. Muere a
causa de un paro cardíaco en 1989, en el mismo lugar donde creció, acmpañado por un gran
historial artístico y considerado un genio, asi como uno de los artistas españoles más
universales.
Es este juego perceptivo de dobles imágenes e ilusiones ópticas el origen del método
de Dalí en el cual las obsesiones, fobias y paranoias salían a flote y creaban imágenes
desordenadas y delirantes que permitían desahogar el inconsciente de forma directa y crítica
volviéndolas de esta forma, conscientes. Por tal motivo es que Dalí se interesaba en esa
relación de ideas que aparentemente no están vinculadas entre sí, pero que nuestro cerebro
lograba ligar automáticamente. Para llevar a cabo su propuesta es necesario invocar un estado
paranoico, desbocar el contenido inconsciente a través de un medio en particular, como puede
ser la pintura o la escritura, y lograr así deformar la realidad que es una expresión del yo, para
más adelante interpretar los elementos que conforman la obra. De este modo el arte prioriza
y toma como su objeto la subjetividad sin encacillarla o juzgarla de ninguna manera.
La lectura del libro Interpretación de los sueños de Freud, fue un punto clave para la
vida del artista quien desde ese momento tomó como hábito la interpretación de sus propias
obras, por más banales que le parecieran, ya que él consideraba necesario el llegar a
entenderse mejor.
Lo más interesante de este método consiste en que el espectador interpretará la obra
de una forma totalmente distinta a la del artista, puesto que cada uno de nosotros tiene una
visión del mundo particular y que está guiada por nuestras experiencias de vida. Así, el artista
crea un contraste entre la realidad tal como se ve y la manera en que su paranoia quiere que el
mundo sea. Por esto es que Dalí decía: “Lo que vemos en las cosas no está en las cosas, sino
en el fondo de nuestra alma”.
Para los surrealistas la psicología ofrecía una ventana de exploración del ser que
podría expresarse a partir de la producción artística, especialmente en la producción de textos
partiendo de la premisa del psicoanálisis donde no hay restricción alguna para lo que se
deseara escribir, y que incluso las ideas más absurdas podrían ser clave a la hora de conectar
ideas aparentemente disímiles entre sí.
En la década de los 30 ́ s, el artista y teórico francés André Breton postuló la “Crisis
fundamental del objeto” en la que éste no es un elemento externo y ajeno al sujeto sino que es
una extensión del yo subjetivo. Esta postura se relaciona ampliamente con el concepto de
sincronicidad que más tarde sería desarrollado por Carl Jung en 1952. La propuesta de este
último dice que hay una simultaneidad de acontecimientos causales y significativos en el
orden psíquico y físico; es decir, se nos presenta un sueño, una premonición, un
presentimiento o imagen arquetípica que encuentra en la realidad un par tangible, haciéndolo
de esta forma una experiencia ampliamente simbólica y emocional para quien lo vive.
Asimismo, Breton elogió el método desarrollado por Dalí llamándolo un instrumento de vital
importancia que podía ser usado de igual forma para la poesía, el cine o la escultura.
Surrealismo y Lacan
Jaques Lacan leyó un artículo publicado por Dalí en la revista Le Surreéalisme au
Service de la Révolucion llamado “El burro podrido” (1930), donde se anticipa lo que más
adelante se bautizaría como su método paranoico-crítico. Así, ambos se conocen y frecuentan
durante mucho tiempo. La importancia de la obra de Dalí para Lacan, radica en que su trabajo
era una pieza clave en su teorización sobre la paranoia, principalmente porque el pintor
estaba dispuesto a cuestionar y desprestigiar la realidad tal como se presenta en los sentidos y
reconstruirla por medio de sus ideas. La paranoia era vista por Dalí como una actividad capaz
de abrir una brecha entre la realidad y ser usada como una herramienta para la creatividad.
Algunas pinturas
Dalí estaba muy interesado en la paranoia, cuestión que queda evidenciada en varias
de sus pinturas. El uso del método le permitía a Dalí crear obras ambiguas que podían tener
distintas interpretaciones; el pintor sabía que el cerebro tiene la capacidad de percibir
vínculos en las cosas que racionalmente no se vinculan, a eso le denominó como una
asociación e interpretación de los fenómenos delirantes, dentro de su método
paranoico-crítico.
El gran masturbador (1929), vemos a una mujer emerger de un éxtasis sexual, quien
hará una felación. “La pintura presenta un saltamontes y un enjambre de hormigas, a las que
Dalí se refirió como un motivo que representa su ansiedad sexual” (González, 2019). La
cabeza de roca apareció en otras de sus obras y se convirtió en símbolo de sus
interpretaciones paranoicas y críticas de su mundo único.
Cisnes que reflejan elefantes (1937), es uno de los mejores ejemplos del período
paranoico-crítico de Dalí, vemos una imagen doble en la pintura que evoca ese “método
espontáneo de comprensión irracional del pintor basado en la asociación crítica interpretativa
de los fenómenos delirantes” (Gonzáles, 2019). Con este representa alucinaciones, formas e
ilusiones visuales, este fue su tema principal durante toda la década de los años treinta.
Bibliografía
Temas de Psicoanálisis.
https://www.temasdepsicoanalisis.org/2012/06/19/una-mirada-daliniana-sobre-
lapsicosis/
https://www.ttamayo.com/2019/07/el-metodo-paranoico-critico-de-dali/
Ibarz, V., & Villegas, M. (s. f.). El método paranoico-crítico de Salvador Dalí.
https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2383311.pdf
https://lab.rtve.es/revelando-a-dali/metodo-paranoico-critico
Vista de Paranoia y creación. Un lazo antiguo entre Lacan y Dalí. (s. f.). Edu.ar.
http://perspectivas.mdp.edu.ar/revista/index.php/pep/article/view/13/10
http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2011-804X2017
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